El Creacionista #28

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EL CREACIONISTA

Artes, Cultura y Literatura FBRERO 2021

M. MAGAZINE

OPEN YOUR EYES POESÍA NARRATIVA COLUMNA FILOSOFÍA CULTURA


EL CREACIONISTA, año 2. No. 28, Febrero 2021, es una publicación electrónica mensual, editada por Alma A. C. Carbajal Guzmán, calle 42 Poniente. Tel. (222) 9455332, Puebla, Puebla, México, https://issuu.com/elcreacionistarevista/docs/el_cr eacionista, elcreacionista_@hotmail.com. Editor responsable: Alma A. C. Carbajal Guzmán. Reserva de Derechos: En trámite. ISSN: 26832283. Autor. Responsable de la última actualización de este Número, EL CREACIONISTA, Alma A. C. Carbajal Guzmán. Fecha de última modificación, 3 Diciembre 2020. El contenido y las opiniones expresadas por los autores no necesariamente reflejan la postura del editor de la publicación, citando invariablemente la fuente sin alteración del contenido y dando los créditos autorales. El propósito de esta publicación es contribuir a la divulgación efectiva de las nuevas incursiones de la literatura y escritores contemporáneos de México y de otros países de habla hispana. Queda prohibida la reproducción total o parcial de los contenidos o imágenes de la publicación sin previa autorización del autor y editora Alma A. C. Carbajal Guzmán.


Las opiniones expresadas por los autores no necesariamente reflejan la postura del editor de la publicación. Queda estrictamente prohibida la reproducción total o parcial de los contenidos e imágenes de la publicación sin previa autorización de El Creacionista. Al igual que licenciado bajo una Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional que permite a otros compartir el trabajo con un reconocimiento de la autoría. Portada: "Culpa". (© Horacio Cordero Mortigan). 1995.


Si buscas compartir de forma literaria o artística puedes mandarnos un correo y estaremos gustosos de sumar tu trabajo a nuestra versión digital, así como en nuestro sitio web Ante todo queremos que artistas e inquietos literarios, busquen crear, imaginar y que se dejen llevar por todo aquello que las letras pueden ofrecer. El Creacionista extiende esta invitación a todas las artes. Si buscan otro espacio para darse a conocer y compartir información no dejen de escribirnos a: elcreacionista_@hotmail.com No aparentes, tienes mucho por escribir. Coordinador Editorial Responsable: Alma A.C. Carbajal Guzmán


CONTENIDO Nota del Editor

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LA CREACIÓN TAL VEZ ESTA ESTACIONADA ENTRE LA MASCARILLA, LA RUTINA DEL GEL, LAS COSTUMBRES PANDÉMICAS NOS ABSORBEN LENTAMENTE.

Lalo Vázquez

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CLARO QUE LAS RECUERDO, COMO NO RECORDARLAS SI HAN SIDO LOS AMORES DE MI VIDA. CON CADA UNA DE ELLAS EN SU TIEMPO, TUVE MOMENTOS MUY AGRADABLES.

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J.R. Spinoza

OTRA VEZ ME HE LEVANTADO A ORINAR. ES BASTANTE MOLESTO TENER QUE SALIR DE LA CAMA EN LA MADRUGADA SÓLO PORQUE MI VEJIGA NO PUEDE PASAR MÁS DE TRES HORAS SIN QUERER VACIARSE..

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Lorena Avelar

PUNTO ESCARLATA: EL LLANTO DE LOS MUERTOS

LA CIUDAD LLORA EN SILENCIO POR SUS DÍAS TORTUOSOS, POR LOS ACTOS INDECENTES, POR SU ENTRAÑA VIL Y SUS TRANCES PECAMINOSOS.,

Fabiola Morales G.

POESÍA: LIGUIJARROS DE LUZ LENGUA OJOS MANOS

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MI ADIVINANZA ESTÁ SENTADA A LA ORILLA DE TODOS LOS TIEMPOS ESPERANDO SER CONTESTADA.

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César Romero

BLADIMIR MAYAKOVSKY

SE MATÓ PARA HUIR DE LA MEMORIA, O ESO NOS RESISTIMOS A CREER. PARA UN HOMBRE CON UNA PRODIGIOSA CAPACIDAD DE RETENCIÓN.


Carla Brunni

QUERIDO LOBO:

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TODO VA BIEN POR AQUÍ, ADMIRO LA NATURALEZA DEL FOLLAJE DE LAS MENTIRAS Y LA INHIBICIÓN DE LAS PROMESAS QUE SE ROMPEN CADA QUE EL VIENTO BARROCO SUCUMBE NATO COMO CUANDO COMENZÓ LA GUERRA CON FRANCIA.

Juan Carlos Pérez Castro

EL DOLOR DE NUESTROS TIEMPOS

CUANDO VOLVEMOS NUESTRA MIRADA AL MUNDO REAL, Y SE NOS MANIFIESTA UNA PROFUNDA HERIDA POR LOS ACONTECIMIENTOS DE NUESTROS TIEMPOS, ENTENDEMOS LA NECESIDAD POR DAR CUENTA SOBRE LA MANERA EN QUE AFRONTAMOS EL VERTIGINOSO SENTIDO DE NUESTRA ÉPOCA, UNA ÉPOCA ROTA

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DEL EDITOR Al inicio del año algunos nos sentimos extranjeros en nuestro propio país, en nuestro hogar; creemos que tal vez la vida ha pasado a un plano que desconocemos; la creación tal vez esta estacionada entre la mascarilla, la rutina del gel, las costumbres pandémicas nos absorben lentamente. Sin embargo quiero retarlos a decantar ese mundo interior, esa fabula donde rebosamos de una “normalidad” abrumadora, en el relato de las mañanas pasadas, ahí donde el aire se respira y a todo pulmón podemos sentir la expresión más exquisita de los sentidos, al saborear la existencia sin percatarnos de nuestro destino. Artista plástico, escritor, columnista, músico, amante de las letras, creador,

no permitan que la

imaginación agonice y respiren por ella, y por nosotros que nos sentimos vivos gracias al arte.

ALMA A. C. CARBAJAL GUZMÁN


MIS AMORES ESCRITO POR LALO VÁZQUEZ.

Claro que las recuerdo, como no recordarlas si han sido los amores de mi vida. Con cada una de ellas en su tiempo, tuve momentos muy agradables. ¡Ah! Como olvidar a la primera que tuve. Era yo un niño inexperto, no tenía la menor idea siquiera de ellas, de que hacer, de cómo agarrarla, aunque no supiera nada, por instinto la agarre, quedando más mal que bien, la quise mucho, yo creo fue mi primer amor, por cierto no recuerdo que fue de ella, lo que si recuerdo es que fue una buena experiencia. Un tiempo después tuve una de México, era grandota y muy bonita su belleza me impactaba, tenía la parte de abajo más ancha que las demás, yo seguía muy joven e inexperto, pero ya después de la experiencia pasada ya tenía un poquito más de confianza en tocarla, aunque sin buenos resultados y así

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paso algún tiempo hasta que apareció una de Estados Unidos muy bonita, negra hasta brillaba de lo negro que estaba y también grandota de abajo, y acinturada porque tenía el cuerpo delgadito. Con ella si me desquite porque la toque mucho más que a las otras dos anteriores pero igual que a las demás tampoco supe que fue de ella.


No había pasado mucho tiempo cuando en un viaje a Quiroga un pequeño pueblo de Michoacán me traje una chiquita pero bien formadita y muy fácil de tocar pues por lo mismo comodita. Me descuide, por ahí le gusto a alguien y me la volaron.

Y así me hice de una nueva que ya tengo veinte años con ella,

después

una

más

reciente

también

de

cuerpo

chiquito pero muy comodito, ella conmigo tiene tal vez diez años. Hasta que por ultimo llegaron unas escolares que son mi últimos amores; la primera llego hace seis meses y la última cuatro meses y todas ellas han sido mis grandes amores yo creo tal vez más que las mujeres,

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ahora tengo cuatro en mi casa, adoro mis guitarras.


EL PADRE ESCRITO POR LALO VÁZQUEZ.

¡Lo hubiera hecho Madre! ¡Lo hubiera hecho de todos modos! si no hubiera sido con usted, seria con otra persona. Pero no se culpe usted Madre, hasta cierto punto soy yo el culpable por insistirle tanto. El cuerpo es débil, a veces uno no puede contenerse. La humanidad piensa que si uno es sacerdote no tiene derecho a hacerlo

y

hacerlo

hasta

llenarse

es

peor

todavía.

Realmente no podríamos llamarlo pecado porque no lo cometemos regularmente, usted y yo sabemos bien que es solamente de repente. Pienso que no es tan malo disfrutar de este bello placer de la vida, además no sería tan grave nuestra condena, en el remoto caso de ser condenados. ¡Madre!, tres no es pecado, es simplemente un número de buena suerte, recuerde usted que no somos

los

únicos

que

lo

hacemos

dentro

de

este

convento, hoy me tocó a mí convencerla, pero en unos días seguramente será usted la que quiera convencerme,

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por eso es mejor relajarse y disfrutar el momento y así los

dos

quedaremos

muy

satisfechos,

usted

seguirá

siendo la misma monja y yo el mismo padre. Mas pecado seria quedarnos con las ganas y desaprovechar esta oportunidad que nos brinda Dios; ande madre, sin remordimiento, cómase su hamburguesa.


PREDESTINACIÓN ESCRITO POR FABIOLA MORALES G

Guijarros de luz lengua ojos manos Mi adivinanza está sentada a la orilla de todos los tiempos esperando ser contestada. La predestinación es un juego que al universo le gusta practicar con el azar. Soy piedra de luz bajo estas gotas infinitas ojos manos lengua

Mi adivinanza está incluida en tu juego.

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MARIPOSAS

FABIOLA MORALES G

Extiendo mi cuerpo desnudo a tu lado, desparramo mis pechos blancos como luz amarilla sobre la mesa de la noche. Las estrellas impávidas vuelan en tu cama somnolienta de fuegos breves, miro con indiferencia luces ciegas de las paredes. Abrazada a ti soy mariposa lámpara. Soy una gata tendida, a tu lado reposando contengo rostros de EL CREACIONISTA | PÁGINA 12

herida y manceba luna.


Pinto ansias en tus sueños, y vuelan sobre ti teñidas mariposas de somnolientos deseos. Se posan mis pezones tibios. sobre tu silencio. Y mientras tú sueñas un húmedo árbol de auroras se encienden los cuerpos como mariposas amarillas sobre nocturnos anhelos.

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INFECCIÓN

FABIOLA MORALES G

Odio la lentitud de la tarde entre mis manos, el olor de nostalgias impregnadas en cada esquina del tiempo, odio besar el cuello a la noche y acariciar las manos al día, la seducción de convocar a la eternidad de un cuerpo húmedo por la mañana, la sepultura de la cama fría. [ Infección ] la soledad que mengua, la obra cotidiana del llanto, las uñas mordidas y los no te amo.

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Odio esa parte del amor que me infecta cada día aquí en el alma, en las manos y en cada una de mis vacías hojas; odio cada círculo mortal de promesas diáfanas que matan, las mariposas en penumbra hundidas en la longitud del amor.


La ciudad está confusa bajo todas mis ansias y odio que en ella tú me olvides, para que escribas la palabra felicidad sin mi corazón tintero. Odio la llaga impregnada en mis sabanas, llamarte con la palma abierta de mi mano. Odio tu palabra en mi lengua y mi deseo en tu cuerpo. Odio simple y llano odio. Estoy infectado.

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EL ENCIERRO ESCRITO POR J. R. SPINOZA

“La vitalidad se revela no solamente en la capacidad de persistir sino en la de volver a empezar”. Francis Scott Fitzgerald.

Otra vez me he levantado a orinar. Es bastante molesto tener que salir de la cama en la madrugada sólo porque mi vejiga no puede pasar más de tres horas sin querer vaciarse. Me duelen las rodillas y la espalda. Escucho el chorro de pipi chocar con el agua del inodoro. Se siente bien. Es extraño el vello púbico de los viejos. Tan blanco que parece artificial. Lo rasuraría de no ser porque temo cortarme. La piel está muy arrugada ahí abajo…bueno, en todas partes. Camino hacia el sillón y enciendo la luz de la sala. He perdido el sueño. Tomo el libro que dejé en la mesita: El curioso caso de Benjamin Button. Se trata de una persona que nace como un anciano y se va haciendo joven conforme pasa el tiempo. Ojalá yo también me hiciera joven. Sólo debo aguantar, en unas semanas más volveré a mi cuerpo. Espero.

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“Cuando Benjamín cumplió los dieciocho estaba tan derecho como un hombre de cincuenta; tenía más pelo, gris oscuro; su paso era firme, su voz había perdido el temblor cascado: ahora era más baja, la voz de un saludable barítono. Así que su padre lo mandó a Connecticut para que hiciera el examen de ingreso a la Universidad de Yale”.


He estado leyendo mucho estas últimas semanas. En parte porque me siento cansado casi todo el día, en parte porque mi celular continúa perdido y el abuelo destruyó mi laptop sin querer cuando comenzó todo esto. «Si tan solo Pamela respondiera mis mensajes». Mi error fue llamarle cuando me lo pidió. Apenas escuchó mi voz, me tachó de degenerado. Ahora ha bloqueado el número de papá. Quisiera salir, así podría verla. «¡Qué tonterías piensas Raúl! Si te viera con este aspecto, seguro te golpearía, o te denunciaría como un viejito rabo verde». Dejo el libro a un lado. Me paro frente al espejo de la sala. El reflejo me devuelve la imagen de un anciano encorvado, gordo, con un espeso bigote canoso y el cabello ralo y alborotado. Aunque si cierro los ojos un momento y los abro, puedo ver por unafracción de segundo al muchacho que fui hace poco. Con mi cabello negro y mi piel joven. Alto, delgado y sin joroba. Nunca me di cuenta de lo mucho que me gustaba mi cuerpo. Un día antes de cambiar también me estaba viendo en el espejo. Había tomado un poco de gel para peinarme con la mano. Acompañaría al abuelo al bazar, a cambio el me prestaría su auto el fin de semana, tenía pensado invitar a Pamela a salir el domingo. Esa salida, por supuesto, nunca ocurriría.

El bazar Sobek era un sitio muy concurrido. Se ponía una vez al mes en la ciudad y casi siempre está lleno, en su mayoría, por ancianos. Ignoro porque los ancianos gustan tanto de las antigüedades, a mí me gusta todo nuevo. Mientras el abuelo hablaba con sus amigas, yo mensajeaba con Pamela. Le mandé una foto de mi pene, me la había tomado en el baño antes de salir, lo había sacudido hasta dejarlo erecto y había tomado la fotografía en un ángulo que lo hacía verse más grande de lo que era. Ella me respondió el mensaje con una berenjena y una carita babeando. Le verle las tetas. Ella me contestó que pronto me enviaría una. Stickers de besos y corazones.

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escribí que no era justo que sólo yo enviase fotos. Estaba ansioso por


—¿Quieres dejar ese aparato? —era el abuelo. Traía en las manos una figura de metal, del tamaño de un garrafón de agua —cárgala por mí. En el momento en que me la entregó, sentí un escalofrío, como si electricidad recorriera todo mi cuerpo. El pareció sentirlo también. Miré la figura, se trataba de un cocodrilo, estaba erguido, en dos pies y usaba uno de esos tocados que portan los faraones en los jeroglíficos. Tenía los brazos cruzados y sujetaba una especie de bastones en las manos. Pesaba mucho. —Vamos a pagarlo —dijo el abuelo después de un par de minutos de silencio. Caminamos hasta la caja registradora que era atendida por una muchacha como de mi edad, con el cabello purpura, un piercing en la nariz y algunos jeroglíficos tatuados en los brazos. —Son cinco mil pesos.—¡Qué! Ni que me estuvieran vendiendo la pirámide de Kefrén. —Este Tótem tiene más de cuatro mil años de antigüedad. —¿Cree que nací ayer? Si fuera cierto, debería estar en un museo.

El abuelo hizo tanto coraje que regresamos a casa con las manos vacías. Al llegar, mamá nos informó de la pandemia y que se podría el país en cuarentena. Ya había vivido la epidemia de influenza hace diez años, pero

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estaba vez la gente parecía más alarmada, la situación era tan seria que cerraron las escuelas y todos los negocios que no eran indispensables. Aun así, estaba decidido a salir con Pamela. Nos pusimos de acuerdo para vernos el día siguiente. El cine estaba cerrado, así que le propuse ir a comer. Pero no pasó.


La mañana del domingo me desperté en la habitación del abuelo. Cuando me lastimé la espalda al tratar de levantarme, supe que algo no estaba bien. Me miré las manos. Estaban hinchadas y llenas de arrugas. Busqué mi celular, pero sólo encontré el del abuelo, un aparato pequeño de color azul fosforescente, con cámara de cuatro megapíxeles e infrarrojo. Entonces corrí a la sala a toda prisa, sólo para descubrir el horror ante el espejo. Justo la imagen que observo ahora. Estoy seguro que esto lo ha hecho el tótem. Cuando hablé con el abuelo, —quien parece muy feliz de estar en mi cuerpo— me dijo que podíamos comprarlo. Buscamos el sitio del Bazar, cuya sede está en Monterrey e hicimos la compra. Pero a causa de la pandemia, no me será entregado hasta terminar la cuarenta.

—Debemos ser pacientes —dijo el abuelo con mi voz. Es raro escucharte a ti mismo, sobre todo cuando no estás de acuerdo con lo que sale de tu boca. Aunque en su defensa, pareció asustarse mucho con este cambio de cuerpo también. Porque al despertar piso mi laptop haciéndola pedazos. En parte es culpa de mi mala costumbre de dejarla en la cama. Pamela debe estar muy enojada conmigo, tarde me llegó la idea de pedirle al abuelo que hablase con ella, quizá si se me hubiese ocurrido el domingo pude haber controlado mejor la situación. Ella debe estar furiosa, y nuestras llamadas suelen durar horas, simplemente no podría estar diciéndole al abuelo que decir, ni soportaría que el abuelo escuchara su forma de hablarme cachondo. El mes y medio que tenemos de novios redonda, sus ojos cafés, sus labios gruesos. Tengo que encontrar la manera de disculparme y mantener viva la relación en lo que recupero mi cuerpo. Debo distraer la mente.

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hemos tenido sexo por teléfono seis veces. Pienso en ella, en su carita


Tomo el libro de nuevo. Y me siento a leer. Después de treinta páginas, el sueño comienza a volver. Camino a mi habitación, más bien, la habitación del abuelo, donde estoy obligado a dormir. Odio todo acerca de este encierro, no sólo estoy atrapado en el cuerpo del abuelo, gracias a la pandemia, tampoco puedo salir de casa. Escucho ruidos. Vienen de mi cuarto, mi verdadero cuarto. Abro la puerta y descubro a Pamela con los pechos desnudos, rebotando; montada sobre quien debería ser yo. Es la primera vez que le veo los senos, tiene los pezones cafés y parecen un par de hot-cakes. La escucho gemir, pero se detiene en seco al verme. Lanza un gritito. Y se tapa con las sábanas.

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—¡Raul! Dile a tu abuelo que se vaya.


PUNTO ESCARLATA: EL LLANTO DE LOS MUERTOS ESCRITO POR LORENA AVELAR. A la memoria de Orso Arreola

La ciudad llora en silencio por sus días tortuosos, por los actos indecentes, por su entraña vil y sus trances pecaminosos. Aunque se vuelve luciérnaga en días infecundos y su voz se apaga y, los cuerpos brillantes o tímidos sacan los ojos a la luz de un candil de manifiestos solemnes. Los cuervos sueñan rescates rojizos, olvidos de estiércol, senderos por donde la verdad deja sus arañazos antiguos. Las aves negras esperan desde las ramas, vuelan sobre los cementerios, olfatean la carne que los complazca sin importar la sangre, el dolor o la añoranza. Poco importan los ojos de lamento, poco importa el historial inconsciente o, que se ciegue el aire y que los tactos vayan quedando en recipientes de cristal sin brillo, poco importa la palabra; muy poco importa que ya solo perduren los humores y los lamentos: la gente no deja de morir, porque es menester partir al vacío, vestirlo de ausencia y de duelo.

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El llanto de los muertos nos reprime, nos deja inertes sin ánimo y quietos en las manecillas del reloj sin que se pare el tiempo. El miedo se apodera de la noche y el cemento se vuelve negro o gris taciturno. Cuando la fuerza se tambalea, el grito se yergue. Cuando el final se vislumbra, el alacrán amenaza con el veneno. Cuando el hueco se evidencia, el discurso se enerva. Espero que desde arriba llegue la señal, el Punto escarlata, la razón y el consuelo.


BLADIMIR MAYAKOVSKY ESCRITO POR CÉSAR ROMERO.

Se mató para huir de la memoria, o eso nos resistimos a creer. Para un hombre con una prodigiosa capacidad de retención. Suponga usted cincuenta o sesenta líneas de poesía, puestas primero allí, una por una en el orden después conocido, más allá de la hoja y la estilográfica, recítelas a una mujer y note su asombro: de veras pensó todo el poema antes de escribirlo? Imagínese la desproporción, la majestuosidad, las estrellas, esa tierra fría y vieja. Luego, indígnese por la practicidad que mueve a los hombres y arrellánese sobre las líneas de unos miles de dólares en habitaciones demasiado pequeñas para su estatura, lejos del hielo y muy cerca de la mesa de billar. Le propongo el silencio, una sola lengua para habitar, una barca para un tripulante. ¡Camarada! Y la

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mirada incrédula de quienes pretenden conocerlo. Corre lejos de Rusia


CÉSAR ROMERO.

Una vez, te citaste con una mujer a la que conocías solo por Messenger, o al menos la mejor parte, fuiste por la calle principal y allí estaba con "lo que no te había mencionado”, lo extra. Luego de unas seis cervezas, muy caras en un bar que ya no existe, ella te concedió dormir lejos de su apartamento y ofreció hospedarte en la casa del estudiante.

Sendos Grafitis de Lenin, Marx y Trotsky en uno de los muros de la sala, los muebles y las paredes con la mugre acumulada de los meses, hediondez y desorden. Se llamaban "camaradas" los unos a los otros. Ella ofreció mostrarte la biblioteca y era un librero viejo con títulos decrépitos que preferiste no revisar. Luego te llevó a la habitación de los camaradas que allí vivían y trato de meter su lengua en tu boca, pero la disuadiste con Dónde está el baño y Dónde me voy a quedar, en eso entró uno de ellos y contestó a las interrogantes: si quieres tiende ese colchón y usa una de las cobijas de las camas. Bueno luego veo. Al rato la fogata y la conversación acerca de las peripecias del día. Los camaradas habían estado en una marcha de maestros. A la hora de los porrazos con la policía a uno de ellos le tiraron una macana en los pies que él alcanzó a librar de un salto. Los resultados, un maestro desaparecido y unos diez heridos. En eso estaban cuando ella se despidió y se fue, quizá pensando en una noche sin sexo y en una cita arruinada por tu frivolidad.

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Llegó la hora de ir a dormir y preguntaron si te darían la solidaridad de quedarte una noche en su casa y todos votaron que sí. Al subir las escaleras leíste una parte del reglamento y una línea decía: Prohibido tener relaciones sexuales dentro de las instalaciones. Así debía ser la Unión Soviética, llena de reglas, hedionda. Gracias al gran escape que puede ser la muerte. Dieron las 6: 30 de la mañana, seguro de que ya había amanecido saliste de puntillas de aquel lugar esperando que nadie lo hubiera notado.


CARTA A UN MUERTO ESCRITO POR CARLA BRUNNI.

Puebla, México 2021 Querido Lobo: Todo va bien por aquí, admiro la naturaleza del follaje de las mentiras y la inhibición de las promesas que se rompen cada que el viento barroco sucumbe nato como cuando comenzó la guerra con Francia. Ventilo la habitación y cloramos el hogar y apoyo al desprendimiento de dolores paganos y prófugos pero retenidos en recuerdos que se ventilan en cada sorbetera de café por las mañanas. Giro en 360 grados en pavimento que mi memoria ya tiene encandilada secretos de candados de tierra mojada. La catedral sigue intacta, vacía y con olor a piedra, como en 1575 y las escuelas;

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empolvadas, gritan por las noches cuando todos ya hemos dormido. El aire cala y suda como la presión de la inercia vivida, y se viene el miedo como granos de trigo tumbados en un gallinero. Las luciérnagas se vuelven templos de alegría humana que remanecen en lirios sin llanto, como avellanas de campo tangentes y sobrias.


El humo corre cual ciudad efímera, y las avenidas siguen luidas por las mismas llantas de los mismos carros. “La juventud es el futuro“ ahora es literal y únicamente. No hay experiencia viva presente. La vida proclama héroe al ministerio de la astucia comprometida con el talento interno. No todos son héroes, ni todos ven vida. Es el camino que nos cubre el rostro y limita el afecto para prohibirnos sonrisas y ojos nublados. Somos el futuro que aun respira el polen de quien nos pique. Somos espectadores en la majestuosa sala de la gran obra. Los lunares son dóciles viajeros al cuerpo reflejado en el manantial del saber, cúspide del triangulo necesario para enaltecer el porvenir.

mismo entorno. Todo está bien. Hoy hubo pollo con sopa de fideos. Hoy pensé en ti.

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La tierra se mueve y con ella nosotros fértiles gusanos de corazón perteneciente al


EL DOLOR DE NUESTROS TIEMPOS

ESCRITO POR: JUAN CARLOS PÉREZ CASTRO

Cuando volvemos nuestra mirada al mundo real, y se nos manifiesta una profunda herida por los acontecimientos de nuestros tiempos, entendemos la necesidad por dar cuenta sobre la manera en que afrontamos el vertiginoso sentido de nuestra época, una época rota, quebrantada por la pandemia, el aislamiento, así como la muerte y enfermedad que nos acechan. Por supuesto, pensar en nuestros tiempos se convierte en un reto tremendo, ya que significa encontrar un sentido desde la desolación y el dolor que se nos aparecen siempre presentes, pero, también debemos buscar un sustrato que no se muestra, “extraer” aquello que no se pronuncia y que, a pesar de ello, se encuentra profundamente enraizado en nuestra realidad compartida. La negativa de una alteridad verdadera.


JUAN CARLOS PÉREZ CASTRO

El termino alteridad hace referencia a la comprensión, atención y reconocimiento de aquello que se me presenta como profundamente ajeno, en una extrañeza que nos invita a conocerla sin alterarla, sin imponer nuestros juicios y prejuicios y que nos abre a la posibilidad de crear un puente de comprensión hacia el otro, extranjero de mi seidad pero en profunda relación con mi yo. Así, la necesidad de entender el sufrimiento ajeno nos permite crear una condición social otra, a saber: la posibilidad de reconocer el tremendo esfuerzo por existir de alguien más, que se me presenta como desconocido, pero no necesariamente como enemigo.

El otro es la posibilidad fáctica de reconocer mi existencia y la intersubjetividad que se me abre como posibilidad en la persona vecina, la alteridad, entonces, reconoce estas diferencias exigiendo un respeto mutuo, considerando la dimensión de lo distinto como posibilidad de apertura a un conocimiento distinto del que se enmarca en mi experiencia vital. En todo caso, la alteridad es la forma de reconocer que somos seres en sociedad, y que solamente por medio de este reconocimiento es como podemos construir un mundo humano más adecuado.

Sin embargo, nuestros tiempos, profundamente egoístas y determinados por un hedonismo sin proporciones, impide la comprensión de lo absolutamente otro, con lo reducidos a un mero concepto de orden económico en la dinámica del ejercicio turístico. Nos abrimos a lo diferente solo como aproximación de apropiación de eso que no nos constituye, intentando integrar estas distinciones a nuestra dimensión identitaria precisamente por carecer de ella. De esta manera, eliminamos la otredad para apropiarnos de ella, con lo cual impedimos que se realice una relación horizontal y reproducimos el poder al eliminar lo distinto.

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cual observamos que los ideales de multiculturalidad y pluriculturalidad quedan


JUAN CARLOS PÉREZ CASTRO

La identidad como experiencia de nuestra vacuidad.

La identidad, se nos ha dicho, es aquello que constituye la esencia de quienes somos realmente, y este proceso, por norma general, se construye durante la infancia y la adolescencia. Sin embargo, esto debe considerarse como algo incorrecto, debido a que la identidad puede ser mutable y cambiante debido a que no somos seres con un “telos” predeterminado. El ser humano, al encontrarse en constante construcción de sí-mismo, no tiene, de suyo, una identidad inmutable, si no que esta se va erigiendo

y

ejerciendo

mediante

las

acciones,

pensamientos,

sentimientos,

experiencias y racionalidades que nos acontecen. El ser humano, al ser una construcción constante, no esta prefigurado en un ideal o sentido único, a saber, contiene en su interior el germen del cambio que le permite adaptarse, comprender y actuar conforme los sucesos de orden existencial se le presentan.

Sin embargo, esta época se nos presenta con una profunda vacuidad, tanto de sentido como de fundamentos e identidad, lo que nos lleva a buscar llenar este vacío por cualquier medio posible, aun mas si entendemos que el sino de nuestros días se encuentra enraizado en un consumismo que busca ocultar la oquedad existencial en

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la que vivimos. Se nos exige realizar una extimidad por medio de las redes sociales, aceptar categóricamente un mundo determinado y preconfigurado en la dinámica capitalista de consumo y cosificación de lo otro al reducirlo a un mero objeto mercantil. Olvidamos nuestra responsabilidad con el otro y el reconocimiento de estas alteridades

para

histerizar

nuestro

deseo

de

atención

y

de

búsqueda

reconocimiento, el egoísmo es el signo con el que se ha inscrito nuestro tiempo.

por


JUAN CARLOS PÉREZ CASTRO

Posibilidad de apertura.

Como una conclusión sobre la breve exposición del dolor de nuestra época, pensando, por supuesto, en que esto es solo una apertura para reflexionar este problema, debemos considerar que existen posibilidades de cambiar esta estructura social. Por supuesto, la más próxima es reconocer que las diferencias enriquecen nuestra sociedad y cultura, y que la dialéctica nos permite construir puentes de comprensión hacia el otro.

Debemos

considerar

salir

de

nuestro

campo

egoico

para

arrojarnos

a

lo

absolutamente otro, con la intención de comprender lo que se me representa como distinto y entablar relaciones más humanas. Despojarnos de nuestro egoísmo es un acto sumamente difícil, pero que representa una de las pocas posibilidades que tenemos para cambiar los sinos, signos y símbolos tan profundamente enfermos de nuestros tiempos. Comprender que la importancia que otorgamos a nuestra existencia no se constriñe a nuestra experiencia individual, más bien, se construye por medio de la relación de alteridad y reconocimiento de quienes comparten la existencia con nosotros. El otro ser humano no es un enemigo al cual se tenga que someter, es un ser que se nos presenta en una dimensión de acompañamiento en el transcurso de nuestro vivir y eso representa un compromiso existencial tremendo. Al final, si deseo

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mi libertad, debo desear y construir, también, la libertad de mis semejantes.


EL CREACIONISTA

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