El Creacionista #23

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N ú m e ro 2 3 . S e p t . 2 0 2 0

ISSN: 2683-2283

EL CREACIONISTA Rev i s t a l i t e ra r i a d i g i t a l

México de corazón LORENA AVELAR

MIGUEL SANCHÉZ

ALEJANDRO VILLANUEVA

MARTÍN CAMPA M. ENRIQUE R. SORIANO DANIEL HERRERA LALO VÁZQUEZ G. DIANA ALE. ABOYTES. J. CARLOS PÉREZ CASTRO.


ELCREACIONISTA, año 2. No. 23, Septiembre 2020, es una publicación electrónica mensual, editada por Alma A. C. Carbajal Guzmán, calle 42 Poniente , Tel. (222) 9455332, Puebla, Puebla, México, https://issuu.com/elcreacionistarevista/docs/el_creacionista, elcreacionista_@hotmail.com. Editor responsable: Alma A. C. Carbajal Guzmán. Reserva de Derechos: En trámite. ISSN: 2683-2283. Autor. Responsable de la última actualización de este Número, EL CREACIONISTA, Alma A. C. Carbajal Guzmán. Fecha de última modificación, 3 Diciembre 2020. El contenido y las opiniones expresadas por los autores no necesariamente ref lejan la postura del editor de la publicación, citando invariablemente la fuente sin alteración del contenido y dando los créditos autorales. El propósito de esta publicación es contribuir a la divulgación efectiva de las nuevas incursiones de la literatura y escritores contemporáneos de México y de otros países de habla hispana. Queda prohibida la reproducción total o parcial de los contenidos o imágenes de la publicación sin previa autorización del autor y editora Alma A. C. Carbajal Guzmán.

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Las opiniones expresadas por los autores no necesariamente reflejan la postura del editor de la publicación. Queda estrictamente prohibida la reproducción total o parcial de los contenidos e imágenes de la publicación sin previa autorización de El Creacionista. Al igual que licenciado bajo una Creative Commons AtribuciónNoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional que permite a otros compartir el trabajo con un reconocimiento de la autoría. Portada: ("Raíces X". © Mario Navarro R). 2020

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Si buscas compartir de forma literaria o artística puedes mandarnos un correo y estaremos gustosos de sumar tu trabajo a nuestra versión digital, así como en nuestro sitio web Ante todo queremos que artistas e inquietos literarios, busquen crear, imaginar y que se dejen llevar por todo aquello que las letras pueden ofrecer. El Creacionista extiende esta invitación a todas las artes. Si buscan otro espacio para darse a conocer y compartir información no dejen de escribirnos a: elcreacionista_@hotmail.com No aparentes, tienes mucho por escribir. Coordinador Editorial Responsable: Alma A.C. Carbajal Guzmán

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NOTA DEL EDITOR La creatividad es un camino sinuoso lleno de arrebatos, vasto, donde la creación crece desde las pasiones del artista; él tiene la responsabilidad, de darle continuidad y sentido a lo creado. La obra debe contener la esencia particular de las emociones, o momentos – catárticos – donde el autor se hallé en plena iluminación u oscuridad. Sea cual sea la iluminación motivacional, el resultado es humano; lo divino – pensamiento – se entrelaza con las acechanzas de lo tangible de lo terrenal, acercando a las personas a la propia alma del artista.

ALMA A. C. CARBAJAL GUZMÁN.

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CONTENIDO: 5

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NOTA DEL EDITOR

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LORENA AVELAR.

MIGUEL SANCHÉZ MTNEZ.

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L. ALEJANDRO HDEZ. VILLANUEVA

MARTÍN CAMPA MTNEZ.

DANIEL HERRERA

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ENRIQUE R. SORIANO VALENCIA

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LALO VÁZQUEZ G.

DIANA ALE. ABOYTES MARTÍNEZ

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J. CARLOS PÉREZ CASTRO

MICROFICTION DROPS


PUNTO ESCARLATA Lorena Avelar

Mi patria Despierto cada día en otro lugar y otro tiempo, veo la vida pasar añorando distancias, imágenes y recuerdos, porque las llevo en la sangre y en la piel, tatuadas como un emblema de identidad y semejanza. Mi patria está al otro lado del mar, más allá de todas las montañas; la recuerdo como se piensa en algo que es tuyo y te habla, como una vieja amiga a la que extrañas y te guarda los secretos y, despierta la tristeza de los recovecos, con el gemido del tren que avanza por las vías de la memoria. Voy clavada junto a la ventana, solo llevo la mitad del corazón y la nostalgia.

Mi patria es legado y testigo de toda mi infancia, la tierra que guarda las huellas y un centenar de emblemas que atesoro con empeño. Tengo gastadas las puntas de los dedos, están tan gastadas, como la madera de un viejo ataúd que se apura como si temiese perder su brillo y la pureza de su naturaleza y su esencia

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Mientras observo la sierra, que pronto será nieve, pienso en mi tierra natal que está en otro continente; más triste que de costumbre. Las letras son violentas, indómitas y libres, rebeldes y poéticas, son las que me trajeron a Europa. Lo que llevo en el bolsillo no es un pasaporte, es mi historia. Mi patria empieza y termina en las calles, en las canciones que me suenan y son otras. La soledad de sentirse lejos, la presión que sube a la garganta como el agrio sabor del vino en las resacas. Mi patria está en el rezo de mi madre, en la desnudez de doce de la noche, cuando duermo, cuando vivo; en cada verano, otoño, invierno y en cada primavera que florece. Mi patria es una lámina de cielo en otro cielo que con Punto escarlata sello, apenas aclarece.

Lorena Avelar (México, Ciudad de México 1969) es poeta, peri odista y cronista. La variedad temática de Lorena Avelar se manifiesta claramente en sus libros. Mujer de letras, profunda y de poesía audaz. La atmósfera de su creación se inserta en una suerte de realismo, que no desconoce la magia; se distingue porque está aferrada a realidades intensas. Su obra, variada y fecunda, va desde la pasión de Demonios y pecados (1999), la ternura y la gran sensibilidad en El niño de ojos grandes (2002) hasta la brillante sencillez de sus libros de alto vuelo, líricos y geográficos, como El camino (2006) Las voces (2008) y Lejos de casa (2011). 8


Su poesía tiene el efecto de una fuerza natural que hace revivir el destino y los sueños de un continente. Pertenece a la Sociedad General de Escritores de México SOGEM. Su visión intimista nos empuja a la melancolía, a la pérdida y el arrebato, con la dosis exacta de fuerza y abandono; quien busque una respuesta de quién fue o estuvo tras las palabras, hallará en la autora lo más priva do del ser. Galardonada con varios reconocimientos como el primer premio en el Certa men de Poesía de la Juventud Mexicana CREA, Poesía en movimiento por el Partido Revolucionario Institucional PRI y el Premio de Poesía del Centro Poético de España por su obra La noche andante. Ha sido Investigadora y guionista del programa de televisión educativa Onda Libros y del programa de televisión Puedo Escribir de la Cadena EDUSAT de la Unidad de Publicaciones Educat ivas SEP. Autora y coordinadora de los proyectos Audio Libro Interactivo, Cabos sueltos y Saltimbanqui de Lectura en el área Académica de Enciclomedia del Instituto de Comuni cación Educativa ILCE. Fungió como Directora Editorial en la Fundación Hombre y Mundo. Investigadora y Dictaminadora en el área infantil y juvenil en la Dirección de Publicaciones de CONA CULTA. Colaboró como jurado en el certamen de novela juvenil Gran Angular de Alfaguara 2003, en el certamen Biografías de Mujeres 1998 y en el certamen Las narraciones de Niñas y Niños Indígenas 1997-98-99. Tallerista de poesía en la Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil FILIJ y en diferentes ferias nacionales. 9


LA PIEZA DEL SISTEMA QUE NO ENCAJA Miguel Sánchez Martínez. Al despertar vi, a través de la cortina, siluetas que pasaban velozmente por la calle. Las pisadas se mezclaban con murmullos. De pronto se comenzaron a oír sirenas de patrullas y los murmullos se transformaron en gritos de pánico. Me incorporé con rapidez. Me vestí. Mi puerta era golpeada por las personas al pasar, para advertirme que debía darme prisa. Al salir, una multitud abarrotaba la avenida. Corría de norte a sur. Se instaló en mi mente la imagen de la presa, al observar el piso aún humedecido. Recordé la tormenta que castigó la ciudad en la madrugada. Me uní a la migración al sur. Tropecé con una señora que salió de su casa con dos maletas. Ambos fuimos a dar al suelo. —Deja esas maletas, mujer –le dijo su acompañante–. Lo más valioso es nuestra integridad. —Son documentos importantes: certi cados de estudio y….

actas

de

nacimiento,

El hombre la levantó con brusquedad, para enseguida jalarla, obligándola a darse prisa. —Olvida eso. De nada nos servirán esos papeles si nos ahogamos. En esa migración involuntaria me topé con niños, ancianos, mujeres obesas, que detenían la marcha por el cansancio. Pero sus familiares los azuzaban con voces airadas para no hacer pausas. 10


—Olvida eso. De nada nos servirán esos papeles si nos ahogamos. En esa migración involuntaria me topé con niños, ancianos, mujeres obesas, que detenían la marcha por el cansancio. Pero sus familiares los azuzaban con voces airadas para no hacer pausas. A las afueras de la ciudad observamos a unos jóvenes trepados en postes de luz. Miraban hacia el este. —¿Ven algo? –les preguntaba alguien desde el pavimento. —Nada –contestó un chico. —¡Ahí! –señaló otro muchacho, antes de lanzarse al suelo y correr hacia el oeste. Al bajar de los postes, la gente los rodeó. —¿Qué ocurre? —Hay una humareda. —¿Qué dijo? –preguntó una viejecita. —Que lo más probable es que se halla incendiado la petroquímica –le respondió una muchacha con voz fuerte. Nos vimos forzados a cambiar de dirección. 11


Nuestros zapatos se hundían en el lodo al atravesar los plantíos de maíz y sorgo. Herían mis oídos los lloriqueos de niños y bebés que eran cargados en brazos. Caminamos todo el día y hasta muy entrada la tarde. Al sentirnos a salvo por la distancia recorrida, buscamos un lugar apropiado para instalarnos. El pueblo entero quedó disperso entre los cerros. Me hallaba recargado en un pino. Mi boca estaba totalmente seca. El estómago me recordaba que no había probado alimento en todo el día. Cerca de mí estaba una familia de cuatro integrantes. Calentaban café en una fogata. Amablemente me invitaron unos panes. Conversando con ellos me enteré de que el padre de esa familia trabajaba en la petroquímica, cuando ésta fue evacuada. En cuanto le pregunté sobre la explosión o lo que pudo haber provocado el incendio, me miró parpadeando. Le repetí la pregunta y le mencioné que algunos chicos habían visto mucho humo en esa fábrica. Me respondió que era normal. Durante las veinticuatro horas del día, sus decenas de chimeneas lanzan un humo negro. Huele horrible. Sin embargo, habían desalojado la empresa al haber sido informados por Protección Civil, de la existencia de una actividad excesiva en el volcán.

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Miré hacia la derecha y señalé el volcán. Les dije que ahí estábamos más cerca de él que en la misma ciudad. La familia entera se miró entre sí. Agregó la madre: —Es que la gente se venía para acá –lo dijo encogiéndose de hombros. Estaba muy cansado. Esa noche rápidamente me dormí. A la mañana siguiente llegaron los víveres. Camiones cargados con comida en lata, agua embotellada, ropa y calzado, se instalaron en las faldas de los montes. Voluntarios, con casacas naranja, trataban de que la distribución se llevara a cabo de manera ordenada. Formaban a los desplazados. Yo me acerqué a uno de ellos. —¿Qué ocurrió en la ciudad? –le pregunté. —Señor, fórmese, por favor –fue su respuesta. —Yo sólo quiero saber lo que pasó en mi comunidad. La gente a empellones me hizo a un lado para disputarse la comida. —¡Orden! ¡Orden! –pedía el voluntario–. Si no se forman no habrá repartición. —¿Qué sucedió? –mi cuestionamiento se ahogó en una ola de gritos. Toda la mañana estuvieron llegando camiones. Finalmente, decidí formarme delante de uno. Al llegar mi turno externé mi duda. Traté de mostrar la mayor cortesía.

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—¿Me podría decir qué ocurrió? –el voluntario me alargó una bolsa con atunes en lata y galletas–. ¿Cuándo podremos regresar? —Señor, deje pasar a los demás. —Pero, yo sólo quiero saber qué pasó. —Señor, hay más personas con su misma necesidad. Sea consciente. Nuevamente los empujones me obligaron a retirarme. Luego de tomar el desayuno me dediqué a investigar entre los desplazados. A las versiones que ya tenía, se unió la de que hubo una balacera de delincuentes contra policías; otra era de que se presentaron fugas de gas entubado, en varias colonias y la ciudad entera era una bomba en potencia; una última indicaba que del monte bajaron animales feroces y estaban devorando a la gente, los zopilotes igualmente habían enloquecido y dirigían sus ataques hacia los ojos de las personas. Los primeros dos días transcurrieron sin novedad. Pero la expectación y el nerviosismo se habían apoderado del ambiente. El silencio reinaba. Unos se tocaban la barbilla, otros la frente y muchos más se mantenían con las manos cruzadas. Al tercer día, una brisa de optimismo invadió el campo. Algunos jóvenes instalaron columpios en los árboles, para los niños. Los adultos se comenzaron a organizar por profesiones. Los maestros adaptaron cuevas como aulas y se turnaron para dar clases.

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Los arquitectos y albañiles hicieron una petición por escrito al ayuntamiento, lo instaban a donar material para construcción. Por lo pronto, con sábanas, cobijas, cartones y ramas hicieron refugios. Varias personas salían desde la madrugada al pueblo más cercano. Se abastecían de víveres y al retornar formaban un mercado. Los carpinteros utilizaron los árboles para fabricar muebles. Rápidamente el asentamiento tuvo vida laboral y social.

A mí lo que más rabia me daba era ver los rostros de alegría de los niños; las sonrisas dibujadas en las caras de todos, como si nuestra situación fuera favorable. Yo extrañaba mi cama. Me era sumamente desagradable dormir a la intemperie y despertar adolorido por el duro suelo. No entendía la naturalidad con que todos tomaban la catástrofe. Al parecer yo era el único con mal genio. —Quite esa cara de enojo amigo. Disfrute de la vida porque sólo tenemos una –me decían todo el tiempo. Tenía la piel tostada y los nervios desechos, por estar durante tres semanas expuesto a los rayos del sol. No me sentía capaz de sobrevivir un día más. Comíamos tostadas con atún tres veces al día, si nos iba bien, o puras galletas saladas si escaseaba la ayuda. Sólo cuando Dios nos hacía el favor de abrir las compuertas de las nubes, nos bañábamos. Cerca de las diez de la noche me puse de pie y comencé a caminar. Atravesé el perímetro de los refugiados y seguí andando. La excitación que me invadía me ahuyentó el sueño. Pude caminar toda la noche. Cerca de las seis de la mañana me había detenido en la entrada de mi comunidad, para contemplarla. Atento a las calles desiertas, trataba de captar incluso el más leve murmullo que me diera luz sobre la situación actual. 15


Me hallaba paralizado, como si las avenidas estuviesen minadas y corriera el riesgo de volar destrozado, si osaba turbar con mis pisadas la tranquilidad del lugar. De pronto oí el ruido de un motor. Di unos pasos en retirada y me incliné para ocultarme en la maleza. Pasó una camioneta. En una esquina viró hacia el centro de la ciudad. Me sacudí los temores y con paso rme me introduje en el pueblo. Las calles estaban vacías, pero también limpias, no mostraban señal de un abandono prolongado. En una esquina vi a un anciano cruzar la calle. Arrecié la marcha hasta darle alcance. —¡Espere! –le dije–. ¿Por qué huyó tanta gente de aquí? —¿Que huyó gente? No sé a qué se re ere. —¡No puede ser! Nadie sabe nada. ¡Me estoy volviendo loco! –al decirlo me llevé las manos a la cabeza. —Creo que sí. ¡Ja, ja, ja, ja! –después, al ver mi perturbación agregó en tono paternal–. Tranquilícese. ¿Le puedo ayudar en algo? —No, nadie puede. Por días he buscado respuestas, pero éstas no existen. Todo empezó hace como tres semanas, cuando me despertó un alboroto en la calle… Y le conté todo. Al terminar mi narración me miraba a los ojos. Tenía una mano en la barbilla. —¡Aaah! Ya veo. Usted fue de los que decidieron seguir la moda de irse a vivir una temporadita al campo.

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Pero, ¿cuál moda? Yo no quise emigrar, me vi obligado. —Al parecer usted es bastante inocente. ¡Ja, ja, ja! Le diré algunas cosas de interés para que deje de hacer tonterías. Me habló de un poder supremo, el cual decide los comportamientos sociales, mediante la introducción de usos o costumbres que se mantienen en boga durante algún tiempo. —Pero ¿con qué objeto controlan nuestras vidas? –lo dije escéptico. —Bueno, para recibir bene cios económicos y políticos, o para mantener una aparente estabilidad social y para muchas cosas que sólo el Sistema sabe. —¿Y quién es ese poderoso Sistema? —El que en este momento nos observa y escucha. Miré sigilosamente a mi rededor tratando de detectar algún espía. —¡Ja, ja, ja, ja, ja! Vaya que sabe poco de la vida. El viejo me habló de un Sistema, el cual, aunque no lo podamos ver, está al tanto de todos los movimientos de los miembros de la sociedad, con el n de decidir por nosotros. —¡Pamplinas! Yo actúo por voluntad propia –protesté. —Hace un momento me decía que no fue su deseo irse. Se vio obligado.

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Me habló de que el poder oculto no lastima a nadie, ni mucho menos forza a actuar de determinada forma. Pero emplea tácticas como activar las alarmas de toda la ciudad y las sirenas de la policía, con el objetivo de provocar una migración al campo. Éste es sólo un ejemplo de sus muchas tretas. —Los líderes de opinión comenzaron a evacuar el pueblo. La mayoría de los ciudadanos simplemente siguieron la corriente de la muchedumbre, como ocurre todo el tiempo. Les parece más cómodo que pensar por sí mismos. —¡Ya entendí todo! Ahora mismo regresaré a mi casa. Ése es mi deseo. Desde este momento en adelante, haré lo que me plazca o me redunde bene cios. —¡Bien pensado! Y suerte.

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Había dado unos pasos en dirección a mi domicilio, cuando me detuve. —¡Oiga! –le grité al anciano–. ¿Está seguro de que no ha pasado ninguna catástrofe y estaré a salvo en mi hogar? —¡Ja, ja, ja, ja, ja! ¡Vaya tonto! –alcancé a escuchar, mientras el viejo se alejaba hasta perderse de mi vista al doblar en una esquina. Seguí oyendo su risa durante varios minutos. Me taladraba los tímpanos, pese a que me aparté de ahí corriendo sin rumbo jo por las solitarias avenidas.

Miguel Sánchez Martínez. Es autor de la colección de cuentos: El libro de los terrores y de la novela Nahualli. En 2017 obtuvo el premio nacional de poesía infantil con su libro: Llueve confeti en Guanajuato. En 2019 obtuvo el premio nacional de cuento Mariano Azuela con su obra: Día de muertos.

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SOBRE EL CUERPO Y LA LOCURA Luis Alejandro Hernández Villanueva

¿Dónde radicaba mi libertad? ¿Era libre por decir lo que yo quisiera y hacer lo que me diera la gana sin ninguna consecuencia o remordimiento? ¿Eran realmente mis ideas y palabras mías, al igual que mis acciones, o era la de alguien más? Desde infante buscaba imitar a quienes me rebasaban en edad y ellos a su vez imitaban a alguien más ¿pero a quién? De las primeras cosas que recuerdo de niña eran los anuncios televisivos con mujeres, los cuales en ese momento, quien sea que fuera la persona que los miraba, en automático parecía sumida en una especie de hipnosis; yo las miraba y me preguntaba por qué les crecían los pechos y los glúteos de esa manera y si algún día me pasaría lo mismo. Conforme fui creciendo pude notar que los hombres buscaban a las mujeres que se asemejaban a las de la televisión, las chicas podían conseguir lo que quisiesen de aquellos chicos e incluso que hicieran lo que ellas pedían; yo no tenía interés alguno, en ese momento, de que alguien cumpliera mis caprichos, todavía no lograba comprender porque sucedían todas esas cuestiones. iLUSTRACIÓN: Ángel Ulises Pech Rivero

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Mi cuerpo comenzó a cambiar, y a su vez, las miradas por parte de ambos sexos se acentuaban, así como tratos diferentes hacia mí. Tanto amigas como amigos fueron transformando su comportamiento, como si se encontraran extraviados y un impostor ocupara su lugar. Es en esa etapa cuando se hizo más notorio el bombardeo mediático, mis amigas querían aparentar ser esta o aquella famosa, comenzaron a ir a centros comerciales y a comprar ropa que les hiciera parecerse a las guras públicas, muchas veces enalteciendo los atributos físicos que iban creciendo en ellas, que antes con miedo escondían; por su parte, mis amigos intentaban imitar la conducta de los personajes que podían conseguir a la mujer que quisieran. Sentía que era una especie de juego macabro, entre más fueras visto y entre más personas tuvieras bajo tu dominio más puntos ganabas, no importa cómo; al parecer algunos intentaban sobrevivir, a otros simplemente les gustaba, pero ambos seguían las reglas y buscaban el mismo objetivo: el reconocimiento y el poder. Me daba la ligera impresión como si buscaran algo perdido que no lograban encontrar, dejando un hueco, reemplazando aquella falta con lo más inmediato y momentáneo, creando un tonel sin fondo. Yo fui la última en entrar al juego.

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La vida parecía muy fácil para los demás. A veces pensaba que sería mejor si fuera como mis compañeros de la escuela. Siempre me había esforzado y muchas veces no era valorado. Quería ser como ellos: una vida sencilla y placentera, fácil, sin calentarme la cabeza por preocuparme mucho. Pero tampoco quería dañar a alguien, no me veía de esa manera, ¿Pero y si me dañaban a mí? ¿Prefería ser la que lastime o la que lastiman? Me sentía acorralada y confundida, Todos cambiaban, no sabía si hacer lo mismo, no quería sentirme excluida pero me daba miedo en lo que podía llegar a transformarme, o lo que pudiera sentir. Quería encontrar un camino, una dirección hacia dónde ir, un lugar donde pertenecer. También temía que nadie me quisiera, no me sentía segura conmigo misma. El rechazo y lo que me pudieran hacer los otros me aterrorizaba, pero nunca llegue a pensar en lo que yo podría hacerle a los demás, o lo que podría hacerme a mí misma. No sabía que decisión tomar. Me miraba al espejo y a veces no me veía en él, fue como dejar de saberme. Quería gritar, quería llorar, sentía que estaba enloqueciendo en esta búsqueda de mi identidad.

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Uno de mis mejores amigos, Kevin, comenzó a tratarme de forma inusual y su mirada ya no era comprensiva, ahora tenía matices más lasciva; su insistencia en algunas cuestiones llegaron a incomodarme a tal grado que decidí alejarme de él. Pude identi car este cambio a partir de un nuevo grupo de amigos al que él pertenecía. Pero la situación empeoró: su insistencia se transformó en hostigamiento y posteriormente en insultos. Me sentía tan decepcionada y tan sola, ya no tenía en quien con ar, fue entonces cuando conocí a Jessica. Una chica muy extrovertida, carismática y bastante alegre; poseía un cabello castaño y ondulado bastante vivo, así como alborotado. Su vida era simple, no iba más allá de lo que podría pasar el próximo mes, incluso de la próxima semana, todo se reducía a las estas los nes de semana y con cuántos hombres podría estar, sin embargo no era alguien de malas cali caciones y siempre obtenía lo que quería; sobresalía por encima de los demás. Era como si nada ni nadie pudiera transmutarla de ese estadio en el que se encontraba.

– ¿Por qué lloras por un hombre? Ni siquiera te lo cogiste. Deberías sentirte orgullosa de ti misma, mírate al espejo, puedes tener a quien quieras, no vale la pena llorar por alguien, eres hermosa. Escúchame bien, tienes que ver únicamente por ti misma, no por nadie más, si no te cuidas tú, nadie más lo hará. Por mucho tiempo hemos sufrido por los hombres, ahora nos toca a nosotras cambiar nuestra posición en el juego; no sirven para mucho, a veces ni para la cama – Me decía Jessica, de una forma muy convincente, mientras yo me encontraba sumida en la bravura de un mar abismal de sentimientos azotada por el oleaje de la obnubilación.

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– No tengas miedo, puedes vestir como quieras, muéstrale al mundo tus atributos y que caiga arrodillado ante tus pies, nadie puede juzgarte ¿Quién se atrevería a hacerlo? Sólo lo harían por envidia porque desearían ser como tú. Cuando te vean las personas serán como perros haciendo trucos para ti, para tener un poco de tu atención. Además es una forma de amarse y sentirte segura contigo misma – Comentaba Jessica mientras me miraba jamente a los ojos ahogados en lágrimas, debido a mi inseguridad. Logró convencerme, a pesar de que siempre pensé que amarse implicaba conocerse a sí misma, como diría Sócrates; su forma de verme, su sonrisa y su voz me persuadieron despertando en mí una especie de rencor y desprecio hacia los demás. Conocí a Ángel, la única persona que no me miraba de forma lívida, que verdaderamente se detenía a escucharme y me comprendía. Era amable y bondadoso, elegante y sutil con las palabras. Me enamoré de él. Solíamos platicar al atardecer en un parque que se encontraba a unas cuadras de mi casa; el cielo con sus tonos amarillos y anaranjados le daban un matiz al momento de película vieja. Los sentimientos que me provocaba no pueden ser descritos por palabra alguna en ningún idioma. Su mirada me transmitía profunda paz. En los momentos más sombríos el me traía luz y calor, ante cualquier mal quería huir a sus abrazos y escuchar su risa. Nunca pensé que pudiera encontrar sinceridad en alguien. Quería arrojarme al vacío, quería arrojarme hacia él, pero ya era demasiado tarde.

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Me pregunto en qué momento pasamos de la imaginación, la alegría, la fascinación y el preguntarnos por el mundo que nos rodeaba a los antros, el sexo casual, alcohol y drogas para olvidar, para no recordar ni quienes somos porque nos aborrecemos, para evadir afrontar nuestra responsabilidad. Pero como lo disfrutaba: las noches de exceso, ahogados en ciénegas etílicas que te succionan hacia lo profundo, cada vez más hondo, sin forma de salir a ote; fornicar con el chico que yo escogiera, siempre eran los más guapos de diferentes escuelas, el hambre del banquete de la lujuria ¿quién puede resistirse ante las caricias de aquella diosa tan antigua? Pero todo platillo de aquel interminable banquete era insípido y nunca quedaba satisfecha. Así fue cada n de semana. Dejaron de interesarme los temas de la escuela, prefería pensar en la vanidad y la vanagloria. Me entregué a los brazos del nihilismo y del hedonismo.

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Fue en una esta donde el ujo del tiempo se detuvo, donde mi vida se reduciría al arrastre de un maelstorm hacia el abismo. Eran gritos y ruido, música como para no escuchar aunque te gritaran al oído, no podías estar ahí sin entregarte a los mayores excesos. Era en un bar, el dueño era amigo de Jessica, pero la entrada era privada, únicamente para los invitados. Luces y ashes por todos lados, desde el momento en que entré los sentidos me comenzaron a fallar por tantos estímulos, con las sustancias que vendrían después se pondría más complicado. Nos subimos a la barra a bailar para que nos dieran alcohol sin necesidad de poner un solo centavo; era divertido ver a los hombres babeando en ese momento por nosotras, sentía que tenía el control sobre ellos, pero comenzaron a pedir más, querían que nos quitáramos los brasieres pero tuve una sensación de cierta inseguridad en ese momento, como una especie de instinto – Deja de siempre tener miedo ¿por qué no puedes disfrutarlo y ya? Libérate de tus dogmas morales, cuando estés a punto de morirte te vas a arrepentir – dijo Jessica, gritándome al oído. Pensé que tal vez era mi conciencia por estar recordando a Ángel en aquel momento, pero recordé que nadie merecía que me entregará completamente, además tenía la absurda idea de que Ángel podría ser una mentirá todo este tiempo, así que proseguí. Nos comenzaron a dar un cóctel de drogas diluidas en alcohol, al poco rato empecé a sentirme muy excitada. Busqué al hombre más fornido del lugar, lo coloque sobre la mesa de billar y fornique con él como si fuera una especie de animal mientras todos observaban y gritaban; quería más, no tenía autocontrol, estaba demasiado extasiada, tome al individuo que tenía más próximo y sin pensarlo le practique sexo oral, después fue otro más. Cuando hube recuperado un poco de lucidez, momentáneamente, deseaba que todo se detuviera, pero ya se me habían amontonado alrededor mío, no había forma de pararlos, cada quien tomo una parte de mí hasta más de una vez.

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Ahora me encuentro en un callejón, con las medias rotas, el cuerpo lastimado y apunto del colapso debido a la sobredosis de sustancias tóxicas. Las ratas de este callejón me hacen compañía, al parecer son más humanas que las bestias con las que me encontraba hace un rato. Esta amaneciendo y el cielo tiene de nuevo esos tonos anaranjados y amarillos que tanto me gustan y me recuerdan a la películas viejas. De repente escucho como se acerca alguien, tengo miedo pero no puedo moverme… Es Ángel, se acerca, me toma de la mano y luego me abraza, me susurra al oído – no te preocupes, todo estará bien, pronto el dolor cesará – Le respondo que estoy aterrada pero que él me hace sentir segura y en paz con su sonrisa y su mirada tan noble, casi lo confundo con los rayos del sol. Estuve con tantas personas pero hasta este momento me doy cuenta qué es amar. Comienzo a preguntarme: ¿era realmente libre? ¿Dónde radicaba mi libertad? ¿Mi cuerpo era realmente mío? ¿Mis ideas y acciones eran mías o las de alguien más? Siento que no solo la vida se me va de las manos, sino también la cordura, quiero gritar, patalear, llorar, correr, la desesperación me envuelve a tal grado que tengo la fuerza su ciente para tomar un pedazo de vidrio de una botella de cerveza rota y así terminar con este sufrimiento. Ángel nunca se apartó de mi lado y me reconfortó su presencia hasta el último momento, hubiera dado lo que fuera por una tarde más a su lado y un beso sincero suyo. Por otro parte, mi sangre sirvió para que las ratas se dieran un tibio baño. 27


LOS POETAS DEL VIENTO Martín Campa Martínez.

Son sembradores de vigilias y palabras. Sombras que andan por el orbe con sus ámpulas de luna. Ecos que aturden como el grito de la pólvora. Labios para acongojados verbos. Son mezquites o semillas grandes. Potros heridos corriendo en la madrugada. Baúles para guardar huracanes y suspiros. Lobos errantes, ya sin luna. Corazones excelsos como los tulipanes. Lágrimas para confortar a los llagados. Mares donde se ahogan los ángeles.

Martín Campa Martínez - Poetry

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Son misteriosos como el oro de la existencia. Cómodas sillas a donde viene a sentarse la historia. Lápices para escribir el mágico destello de los sustantivos. Cazadores en busca de veranos. Veloces ruedas que sacan chispas como la vida. Son la cura contra el invierno que nos espanta y nos desarma y se esmera en sepultarnos. Inmensidad que abraza muelles. Frutas que saben mejor que la alegría. Amuletos usados para erradicar la soledad. Vino que satisface a los abandonados. Cabañas donde las más jóvenes olvidan la luz de sus pupilas. Son contundentes despedidas. Almas anegadas con la extraordinaria redondez de Dios. Aromas para estremecer al mundo. Lenguas que dan fe de soles extraños. Torres donde se enamoran los despistados.

Martín Campa Martínez - Poetry

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Son recónditas migajas de pasión. Fértiles hijos de la oscuridad. Leones: encarnación de los tornados. Ebrios corazones de maguey. Letras de fuerzas descomunales. Dedos repletos de luciérnagas. Gargantas que siempre están reinventándose.

Martín Campa Martínez - Poetry

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IN MEMORIAM UNO Hoy las letras se nos caen solas, mientras la tarde (muchacha de sonrisa in nita) pareciera seguir hipnotizada oyendo las pláticas de los hombres. El mundo se ha llenado de luces y música de tristes acordes. La lluvia vino a recórdarmelo: ya no estás aquí, y un ligero golpe en la memoria avisa que sigues doliéndonos. Dueles como el soñador que hoy no tiene qué comer y al día siguiente tampoco. Dueles como esa congoja que aroma las salas de espera en los hospitales. Dueles en las pocas fotografías que conservo de ti. Dueles en los pasillos de tu estudio, en tus hijos, en tu canciones preferidas, en los ojos de quienes no te conocieron, en las espléndidas hojas del recuerdo. Dueles en la piel de tus ancestros. Dueles como esa ultima plática que le obsequiaste a tu esposa. Dueles como debe doler la eternidad. Martín Campa Martínez - Poetry

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DOS La palabra es un artilugio que uso para que no duela tu ausencia. Ahora soy un hombre que cincela tu recuerdo con el destello de algún ángel. Quisiera tenerte frente a mí para que escucharas lo que sigo escribiendo en mis constantes locuras. Le grito a mi musa, como tú me enseñaste: Abrázame fuerte hasta que le hagas una hendidura a mi esqueleto. Estremece mis recónditas metáforas. ¿O acaso el amor no tiene huesos?

TRES Sobre mí ha caído la sentencia del silencio. Los enemigos de mis letras vienen a patear mi historia. Tú me dijiste que ser poeta no sería una tarea fácil. Y más cuando la humedad crece como los versos que un día perdiste y ahora circulan, se esconden, despellejan su tinta sobre los libros de tu estudio donde bebias café mientras tu voz era sombra recién abierta, rosa empapada de sol. Martín Campa Martínez - Poetry

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CUATRO Hoy volví a viajar a Machigua. Busco el aroma que es tu fantasma. Tu recóndita palabra estremecida donde la ciudad grita desnuda, hambrienta como sus hijos. Los grillos que hablan el dialecto de la llovizna y los tordos. Los itinerarios de tu sed. La sencillez de los nopales y la incomparable rugosidad del mezquite. El puente donde las pupilas enverdecen y se unen los labios, enamorados. El bosque donde las muchachas recargan la seda de sus muslos. Volví de cuenta nueva a caminar por estas calles buscando mitigar el dolor de tu partida. Volví para sanarle a mi alma sus incesantes dolencias. Volví por si no recordabas que el amor, al romperse, solo es una sombra descarrilada.

Martín Campa Martínez - Poetry

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CINCO El viento pasa con sus pies polvosos arrastrando la noticia de un próximo aguacero. Es tiempo de partir antes de que la noche deshoje tus historias que huelen a nostalgia. Vete y déjame el corazón repleto de buenos recuerdos. Vete, hermano, pues ya viene la lluvia latigueando a la tarde.

Martín Campa Martínez - Poetry

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FILOSOFÍA ACTIVA

CLASES SOBRE FILOSOFÍA A PARTIR DE CONCEPTOS CULTURALES. HORARIO: DE 19:00 A 20:00 HRS, DE LUNES A JUEVES. COSTOS: $75 POR SESIÓN O $150 POR TODA LA SEMANA. INFORMES: JUAN CARLOS PÉREZ CASTRO: ryuten9@gmail.com


GEL REDUCTIVO Daniel Herrera. Doña Martha, mi madre, una anciana derrotada pero feliz, no se levantaba muy a menudo de su sillón. No era por su dolor de pierna, ni porque ya no le respondiera el equilibrio como antes. En realidad, Doña Martha, mi madre, no se levantaba porque no tenía mucho sentido hacerlo. En lugar de esforzarse por cualquier cosa, prefería recostarse frente a la televisión a ver lo que fuera. Recuerdo que cuando ambos éramos más jóvenes ella odiaba los programas de Televisa, ahora ya no le hace gestos a la telenovela nocturna. Entonces, Doña Martha, mi madre solamente estaba en su sillón, frente a la tele, preguntándose: ¿Qué me falta por hacer? ¿Habré ya tomado la medicina? ¿Qué cómo sé todo eso? Pues porque llevo 38 años viviendo con mi madre, por eso lo sé. ¿Quién carajos va a saber más que yo? Sé más sobre ella que ella misma. Y quién lo dude se puede sentar en una estaca. Estamos viendo la tele y Doña Martha se ha puesto un dedo en el cachete. Eso hace cada vez que piensa lo que le falta por hacer. Es más, estoy seguro que se va a levantar, va a mover su gordo cuerpo. Ahí está: parándose en medio de pesados bu dos de su puerco sillón. Va a pasar por enfrente de mí. Pasa.

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Y no me preguntes, no me preguntes, no me preguntes, no me preguntes... —Mijito ¿sabes dónde dejé las pastillas? Mierda, ya me preguntó, y yo qué voy a saber dónde guarda sus jodidas pastillas. Ella cree que lo sé todo. En realidad, sí sé dónde guarda su pastillero rosa de tapa blanca. Sé que está en el segundo cajón del lado derecho en la cocina, pero no le voy a decir. Como no le respondo sigue de largo, no se ofende, ya no. La primera vez que le hice esto tenía 16 años, me dio una cachetada y gritó enfurecida que nadie la iba a tratar como criada. Me dejó de pegar a los 20, desde entonces se ha acostumbrado a mi silencio. Es mejor que mi otra opción. Esa otra opción es darle unos golpes. Unas cuantas bofetadas, las mismas que me dio durante cuatro años, regresárselas todas de una sola vez. Pero pienso en la noticia que leí en el periódico. La nota era triste y al mismo tiempo graciosa. Hablaba de un hombre, un tipo que golpeó a su abuela, le dio con el puño cerrado. También le dio unas patadas. La vieja estaba hecha de cuero porque aguantó todo. Así que el tipo agarró el bastóY es que detesto como camina, ese murmullo que anuncia el arrastre de sus pantu as por toda la casa. También odio como cocina, siempre lo odié. ¿Por qué no sabe cocinar como la mujer que aparece en este momento en la televisión? Creo que anuncia algo, pero no puedo escucharlo porque mi madre, Doña Martha, siempre le baja al volumen de los anuncios. Tendría que estirar la mano hacia el control remoto. Eso también lo odio, odio que le baje al volumen a la TV durante los anuncios.

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Y es que detesto como camina, ese murmullo que anuncia el arrastre de sus pantu as por toda la casa. También odio como cocina, siempre lo odié. ¿Por qué no sabe cocinar como la mujer que aparece en este momento en la televisión? Creo que anuncia algo, pero no puedo escucharlo porque mi madre, Doña Martha, siempre le baja al volumen de los anuncios. Tendría que estirar la mano hacia el control remoto. Eso también lo odio, odio que le baje al volumen a la TV durante los anuncios.

Además, detesto que todas las mañanas se truene los huesos de las manos. Lo hace durante el desayuno y es algo muy desagradable. Aborrezco que cuando va a prender alguna luz, alce la mano quince metros antes de llegar al apagador. ¿Por qué alza la mano? ¿Acaso se le va ir el botón? ¿Se le va a mover justo cuando lo oprima? Eso también lo detesto. Otra cosa que odio es el olor de sus manos. Huelen a Suavitel. No sé por qué apestan así, hace 25 años que ella no lava ni una sola prenda. Pero así huelen y a veces tiene la pésima costumbre de hacerme cariños en la barba. Me deja el olor por media hora.

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Llego a la conclusión de que no aguanto a mi madre. ¿Para qué diablos pienso en pegarle? Lo mejor que podría hacer es matarla. Podría ahorcarla o ponerle una almohada en la cara cuando esté durmiendo o cambiar sus pastillas por veneno. Pero antes de hacer eso quiero saber de qué está hablando la mujer de enormes tetas de la pantalla. La mujer, quien, por cierto, se llama Isabel, anuncia un gel reductivo. Dice que si te untas esa cosa en el vientre perderás hasta tres kilos en una semana. Si lo combinas con ejercicio y una buena dieta podrías perder hasta 10 kilos. Bien, por tres kilos es su ciente. Ahora aparece el teléfono a donde debo llamar. Vuelve aparecer Isabel con sus tetas altaneras. Pienso un poco, volteo a ver mi vientre, tomo el teléfono y marco al número, pido un bote, no, dos, uno para mamá. Cuelgo después de dar el número de la tarjeta de mamá. Doña Martha pasa frente a Isabel quien observa alelada como este gel reductivo si funciona. Mamá se acomoda a un lado mío. Que adelgace y luego la mato. Me siento bien. Sonrío.

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DESMENTIDO Enrique R. Soriano Valencia El número de reporteros era muy nutrido. No obstante, todos estaban en condiciones de ver sin di cultad el lugar donde se ubicaría el convocante de la conferencia de prensa en el escenario. Los periodistas murmuraban en voz baja cuando –acorde con la hora señalada– hizo su aparición quien los había citado. Algunos empezaron a aplaudir, pero la mayoría no los siguió. Sin protocolo o presentación, el recién entrado inclinó la cabeza en señal de saludo y tomó asiento en un sillón ubicado en el escenario. Acomodó su túnica, respiró lentamente, echó para atrás los largos cabellos, mostró a la audiencia unos dados que traía en la mano y los arrojó a una mesilla de centro ubicada frente a su asiento. Los dados rodaron ante la mirada atenta del convocantes, así como extrañada y expectante de los reporteros. Por n, los pequeños cubos mostraron un resultado. Todo estaba en silencio. El personaje del escenario asintió muy leve con la cabeza, presionó un poco los labios y levantó sin prisa la mano derecha con el dedo índice extendido. De súbito, en el escenario apareció una imagen tridimensional del Universo, como las animaciones que Neil de Grasse Tyson muestra en su versión de Cosmos. Esta vez los reporteros la veían directamente ante ellos. Una exclamación de asombro se escuchó 40


Los asistentes entonces vieron estallar un sistema solar y varios planetas desaparecer. La escena era tan vívida y de una calidad como en ninguna producción se había visto. Todos sabían que con De Grass era una animación de posproducción, pero ahora aquí lo veían en vivo, en tiempo real. De nuevo hubo quien pretendió aplaudir. Algunos reporteros consideraron esa la noticia: una nueva era para la tecnología cinematográ ca se estrenaba. Mientras tanto, en el escenario, no obstante el barullo de la audiencia, quien citó a conferencia de prensa no retiró la mirada de los dados. La animación corría. Unos instantes después, sin expresión alguna, en silencio y con la secuencia del estallido aún en progreso, el personaje se levantó para dejar el escenario. Un reportero gritó: ―¡Señor! ¡Unos minutos, por favor! El convocante giró para prestar atención al reportero. ―Disculpe mi atrevimiento ‒continuó el periodista‒, pero no logro entender que nos citara solo para ver esta novedosa tecnología.

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La expresión de quien llamara a conferencia de prensa fue de desilusión. Entonces, con voz potente y resonante, que llenó de forma intensa el lugar dijo: ―He llegado al límite, ya no soporto a tantos líderes en apariencia iluminados. En sus redes sociales con obstinada frecuencia, todos los días publican frases de mi supuesto comportamiento y forma de pensar… ¡pero a nadie consta! La mayoría da por ciertos pensamientos escritos por ustedes mismos… ¡que me atribuyen! En realidad así lo quieren creer. No es a mí a quien siguen… ¡Van detrás de quien halaga sus oídos! ¡Siguen a sus líderes, a los que dicen que yo hablo como ellos! Vean, vean por ustedes mismos: Yo sí juego a los dados.

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QUIERO Lalo Vázquez G. Quiero escribirle al sol. pero todo el mundo lo hace. Decirle algo a la luna. pero ya le han dicho todo. Quisiera resaltar la belleza del mar, el azul del cielo y su complicidad pero yá todos lo saben. Quisiera escribir algo sobre ti tan tierno, tan bello tan íntimo pero eso lo guardo para mí.

Lalo Vázquez G. Poetry

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LEER Y ESCRIBIR A muchos les gusta escribir pero no les gusta leer. A muchos les gusta leer pero no les gusta escribir. Escribir, todo mundo escribe Escribir bien, pocos lo hacen Muchos creen que ser poeta es rimar o leer poemas llorando es ser poeta o aquel que grita fuerte es el mejor El original poeta, no se hace Nace Es don. Un don, que debes compartir Incomoda al que se hace Da envidia Siempre lo tacharan de malo de loco de soñador Y él, seguirá siempre con la luna de almohada Y su cobija de nubes para soñar amaneceres >>

Lalo Vázquez G. Poetry

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El poeta escribe de un hilo Lo que el corazón le dicte en ese preciso momento No importa la hora ni el lugar Escribe lo que le viene a la mente Ni le quita, ni le pone se frena dónde debe ser dónde el alma le indique dónde el cerebro lo pida dónde la pluma llegué dónde se ponga el punto y ya no lo deje pasar Hasta ahí.

Lalo Vázquez G. Poetry

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BOHEMIO ¿Que lo mataron? no, nada de eso. Lo acabaron sus desidias sus miedos, sus angustias. Solo él, sabia bien lo que tenía casi a nadie le platicaba ni la familia sabía de sus males, de sus dolores. Él un día me confío de unos males que sufría le dolían mucho los pies y calambres en la espalda. Lo atormentaba un zumbido en la cabeza y la poca visión de sus ojos pero más le preocupaban las reumas de sus manos. Y aún así tocaba su guitarra y cantaba con sentimiento te hacía llorar y te hacía reír. Era un buen bohemio. >>

Lalo Vázquez G. Poetry

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Caminaba muy derecho cómo si tuviera prisa saludando a todo mundo siempre con una sonrisa. Las rodillas le tronaban decía él como maracas pero nunca faltó al templo a hincarse y persignarse. Le dolía su corazón amo a una mujer ajena ella también lo quería mucho. Él no quiso ser su amante. Muchas veces yo lo ví llorando en las jardineras enjugándose la lágrimas para que nadie lo viera. Nunca consultó un doctor por más mal que se sintiera. Las enfermedades no existen el cerebro es quien las crea. >>

Lalo Vázquez G. Poetry

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Su gran gusto fueron las letras y más gusto su familia. Quería tanto la vida que tenía miedo morirse. Todo se complicó los males se le juntaron cómo nunca les hizo caso ellos mismos lo destruyeron. ¿Qué lo mataron? no, nada de eso. Lo acabaron sus desidias sus miedos, sus angustias y el amor.

Autor: Lalo Vázquez G.

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SETENTA VECES SIETE Diana Alejandra Aboytes Martínez Se despide la tarde con su crepúsculo vago. La luz ltra el tiempo como un sueño. Ya se pierde en la arbolada el último canto de las aves... Somos efímera existencia destinada al mundo invisible del no ser. Debemos amarnos con la violencia de saber que mañana ya no estaremos. Hagamos el amor todos los días setenta veces siete antes del exilio.

Diana Alejandra Aboytes Martínez. Poetry

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Biografia del Autor: Diana Alejandra Aboytes Martínez. Originaria de la ciudad de Celaya, Guanajuato. Narradora y poeta. Desde 2011 miembro activo del Taller Literario Diezmo de Palabras de la misma ciudad. Ha participado en concursos literarios nacionales e internacionales donde quedo seleccionada y apareció en antologías. Por citar algunas: Letras con Arte, Diversidad Literaria, -ambas de España-. Y en foro el Tintero de manera electrónica. En el año 2017, fue seleccionada para participar en el Seminario de Letras Guanajuatenses, sección cuento. Desde el 2012 hasta la fecha ha sido seleccionada con cuento y poesía para conjuntar varios libros en antología. De entre lo más reciente, su participación en el concurso, Escritura desde el encierro, convocado por Los otros libros, de Guanajuato capital. Donde fue seleccionada con cuento.

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BESO NO NACIDO Te nombro y vienes a mis brazos como sombra en el ensueño. Un beso no nacido languidece en el borde de mis labios. Y es del cuerpo la tortura en la distancia de ese sentirnos cerca de ese sabernos dentro.

FRUTA HUMEDA Esta tarde pensé en tus ojos en la calidez que ofrece tu boca en el perfume de tu jardín fruta húmeda de la mañana... Soñé despierta el sol declinó y vi cruzar una luz por mi ventana: tenía tu mismo nombre.

Diana Alejandra Aboytes Martínez. Poetry

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EL ARTE COMO POSIBILIDAD HACIA EL MUNDO-OTRO Y EL CRECIMIENTO INTIMO Juan Carlos Pérez Castro. Abstract: Cuando pensamos en el arte, casi siempre nos viene a la mente la manera en que manifestamos nuestro sentir y pensar de manera externa, como extimidad, donde la relación de las formas, colores, sonidos, palabras, en n, aquello que mani esta el objeto y a la obra artística, se dan como una manera de comunicar el excedente de sentido estético en la obra artística. El arte, al ser un medio de manifestar nuestro yo interno, implica una toma de consciencia social y personal. Por una parte, la extimidad, a saber, la capacidad de salir de nosotros mismos para referirnos hacia el mundo nos permite mostrar la visión que tenemos de nuestro mundo y de como aspiramos a construirlo; por otra parte, el nivel de consciencia social nos remite a pensar en las acciones que realizamos y la manera en que estas in uyen en nuestro entorno, de tal manera que implican una ética ante la responsabilidad de cada uno de nosotros. Este sentido de una ética-de-sí mani esta la posibilidad del arte para crear un mundo-otro, es decir, un mundo distinto que pueda cambiar de manera profunda nuestra sociedad.

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When we think of art, we almost always come to mind the way we manifest our feeling and thinking externally, as an intimacy, where the relationship of shapes, colors, sounds, words, in short, what manifests the object and artistic work, are given as a way of communicating the surplus of aesthetic meaning in the artistic work. Art, being a means of manifesting our inner self, implies a social and personal awareness. On the one hand, extimity, namely the ability to leave ourselves to refer to the world allows us to show the vision we have of our world and how we aspire to build it; on the other hand, the level of social awareness reminds us to think about the actions we perform and how they in uence our environment, in such a way that they imply an ethic to the responsibility of each of us. This sense of an ethics-of-yes manifests the possibility of art to create a world-another, that is, a di erent world that can profoundly change our society. Palabras clave/Key words: Arte, estética, ética, hermenéutica, intimidad, extimidad, alteridad/ Art, aesthetics, ethics, hermeneutics, intimacy, extimity, alterity.

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INTRODUCCIÓN

El arte es una manifestación humana para dar cuenta por su comprensión de mundo. Por supuesto, la categoría mundo será utilizada en el presente ensayo en su doble acepción: por una parte, entendemos por mundo la relación que compartimos de manera categórica con los otros seres sociales y con nuestra naturaleza, así, nuestro mundo es el conjunto de relaciones vivenciales que son determinadas desde condiciones electrónicas (virtuales), artísticas, económicas, laborales, entre otras; por otro lado, el termino mundo, para Heidegger, signi ca la condición de apertura hacia las posibilidades, de tal manera que en el sentido estético es la condición de posibilidad a un sinnúmero de interpretaciones que, para el autor alemán (Heidegger), signi can un excedente de sentido. A partir del excedente de sentido, entonces, podemos pensar que el arte nos permite comprender los sucesos de nuestro tiempo para crearnos una nueva posición ante nuestra sociedad, y la apertura que nos posibilite tener una “toma de sentido” para con gurarnos en una mejor sociedad, lo que será conocido como “mundo-otro”.

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Así, lo que consideraremos a partir de este punto es la siguiente pregunta ¿el arte puede ayudarnos a crear una nueva visión de mundo en nuestra actualidad? ¿Sera que tenemos que replantearnos el arte de nuestra época, si acaso se le puede llamar de esa manera, para volver a un fundamento del arte que de cuenta por la realidad social y que no se agote en un discurso presupuestado en otorgar sentido a algo que carece de el como es el caso del arte conceptual? Por supuesto, ambas preguntas nos permitirán esbozar lo que será considerado como la tesis central del presente escrito que es el regreso a la función social del arte como re ejo-espejo de un mundo interno ético que sea la posibilidad de crear un “mundo-otro”. El arte como re ejo-espejo de la sociedad. Cuando consideramos a la sociedad actual y su relación con el arte, debemos pensar si, en efecto, existe una denuncia sobre los horrores que acontecen en nuestros tiempos -pensemos, a manera de ejemplo, en las guerras, el hambre, los feminicidios o las enfermedades que sufrimos-. Aquello que comprendemos por re ejo-espejo, es lo que G. Lukács mani esta como un sentido que evidencia lo que ocurre en la sociedad.

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Si bien es cierto que Lukács esta pensando en una necesidad de visualizar los problemas y los excesos que se dan en la sociedad dese el capitalismo, y como este modelo económico (el capitalismo) ha creado una desigualdad en el componente de la sociedad en las dos clases sociales principales, que son lo proletarios y los capitalistas o burgueses por medio del arte, también es cierto que el mismo autor (Lukács) explica que el arte no solo es un factor de denuncia social, sino que, a la vez, puede ser una condición que permita crear una educación sobre la realidad existencial en la que se desenvuelve el ser humano. Esta especie de pedagogía artística permite al receptor captar la realidad desde una perspectiva distinta, pues ya no se encontrará coaccionado a un saber designado desde los aparatos de poder, como ocurre con la escuela, si no que ahora tendrá la posibilidad de implicar una interpretación que no esta sesgada por un agente hegemónico de poder, aunque esto ultimo se tocara como un punto aparte más adelante.

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Entonces, si este re ejo-espejo de la sociedad mani esta una construcción por parte del artista para dar cuenta por “su” realidad, lo que ocurre en el receptor es una experiencia estética como primera manera de acceso a una realidad compartida. Y es el primer modo por que la experiencia estética no es la comprensión de las claves hermenéuticas y de sentido en la obra, más bien es un acercarse a la obra de manera espontánea, sin prejuicios y con la clara intención de crear una comunión con la obra. En este sentido, podemos decir que la experiencia estética antecede a toda posible interpretación, pues es un “seratrapado” por la obra, con lo cual se determina la posibilidad de comprensión universal del arte. El arte como pedagogía de liberación y toma de concienciade-sí y conciencia social. Veíamos, supra, que el arte puede contener una pedagogía que permita una toma de conciencia distinta a la que ofrecen los sistemas escolares. M. Foucault nos va a mencionar que el sentido concreto de la escuela no es el de dotar de pensamiento autónomo a las personas, pues, en realidad, su n ultimo es el de coaccionar a los sujetos encasillándolos a roles especí cos en la sociedad.

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Entonces, la escuela es dispositivo de poder coacciona la existencia del sujeto, otorgándole un supuesto saber especi co, y en cuyas condiciones cerradas se encuentra la imposibilidad por buscar algo distinto. Por supuesto, seria un gran error por nuestra parte el totalizar esta situación, sabemos que muchas personas deciden pensar de manera distinta y salir de su zona de confort. Sin embargo, el arte, al exigirnos una acción interpretativa de la obra, se vuelve en apertura de mundo, es decir, una posibilidad para poder pensar de manera distinta a la cotidianidad, y de esta manera emanciparse de la información cerrada. Ahora bien, si el arte permite comprender algo que se nos presenta como desconocido, nos exige buscar claves hermenéuticas que doten de comprensión a la obra. Esta hermenéutica o decodi cación de la obra nos permite pensar de manera más profunda al arte, así, la relación de comprensión que se presenta en este aspecto se vuelve totalmente necesaria ya que profundiza en las posibilidades de la obra buscando los símbolos de comprensión y, a su vez, dota de sentido las experiencias vivenciales de cada persona.

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Conclusiones. El arte es una de las posibilidades existenciales más abiertas a cambiar la visión que tenemos de nuestro mundo. La primera pregunta que formulamos en la introducción tiene por respuesta que, en efecto, el arte nos ayuda a crear una nueva visión que permita la reestructuración de valores y normas éticas con la intención de dotar de sentido y profundidad a nuestra experiencia vital.

Sin embargo, debemos tomar en cuenta que lo denominado actualmente como arte conceptual rompe con esta situación. En primer lugar por que carece de sentido artístico y estético. Es, en todo caso, una acción sometida a un objeto con la intención de generar ganancias por medio de la creación de un producto al cual solo pueden acceder ciertas elites económicas. En segundo lugar, por que no re eja nada de la realidad. Podríamos suponer que existe cierto re ejo-espejo en cuanto a la venta de productos “basura”, y que esta forma artística realiza una mofa a esa cuestión. Pero esto no sucede así. La intención de esta forma artística es la de ser validada como una forma de arte verdadera, sin embargo ¿Cómo puede otorgarse seriedad a una acción artística que necesita de la validación de otros y no de sí misma para ser considerada como una obra de arte?

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Lo anterior, por supuesto, responde a la segunda pregunta de manera indirecta, a saber: es necesario reestructurar y reconstruir lo que entendemos por arte, y entender las categorías estéticas que determine la posibilidad de comprender el arte. La importancia real de estos dos aspectos -la reestructuración del concepto arte y la comprensión de las categorías estéticas- reside en que podamos regresar a un sentido artístico que de cuenta por nuestra realidad, que denuncie las arbitrariedades y atrocidades que ocurren en nuestra actualidad. El arte, como “sentido-mundo” nos permite la apertura a la creación de un mundo distinto, de la posibilidad de crear una realidad donde nosotros, como sujetos, optemos por buscar -haciendo un ejercicio pleno de nuestra libertadnuestro telos conformado en la alteridad del otro. La alteridad, que es el reconocimiento del otro-yo que no soy yo, nos permite encararnos ante un mundo enajenado y alienado con la intención de construir una sociedad distinta, en la que la individualidad pase a un segundo plano y se pueda construir un puente de comprensión hacia el otro, que es la de nición de “mundo-otro”.

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MICROFICTION DROPS

Solo faltaban dos minutos para terminar lo que había comenzado con una guerra entre la luz y la oscuridad; solo dos minutos en los que abundaron los abrazos amargos; solo dos minutos que trazaron guerras de inconsciente a inconsciente. Mi reloj avanzaba desde la computadora, pero nadie podría prevenir lo que vendría. La claridad más absurda e in nita nos inundó a todos; cuando todos creímos que la oscuridad era la entidad siniestra de nuestras pesadillas, la luz - ridículamente - nos volvió ciegos y nuestro único refugio - la privacidad - quedo expuesto para ser vendido al mejor postor.

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EL C EACIONISTA

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Queda estrictamente prohibida la reproducción total o parcial de los contenidos e imágenes de la publicación sin previa autorización de Alma A. A. C. Carbajal Guzmán. El Creacionista ©. Al igual que licenciado bajo una Creative Commons AtribuciónNoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional que permite a otros compartir el trabajo con 19 un reconocimiento de la autoría. .2020.


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