El Creacionista #22

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N ú m e ro 2 2 . Ag t o . 2 0 2 0

ISSN: 2683-2283

EL CREACIONISTA Rev i s t a l i t e ra r i a d i g i t a l

Poética - ALEQS GARRIGÓZ . Narrativa - RUBÉN ÁVILA. ensayo literario - GERARDO GLEZ. filosofía - carlos ryuten.


ELCREACIONISTA, año 1. No. 22, Agto. 2020, es una publicación electrónica mensual, editada por Alma A. C. Carbajal Guzmán, calle 42 Poniente , Tel. (222) 9455332, Puebla, Puebla, México, https://issuu.com/elcreacionistarevista/docs/el_creacionista, elcreacionista_@hotmail.com. Editor responsable: Alma A. C. Carbajal Guzmán. Reserva de Derechos: En trámite. ISSN: 2683-2283. Autor. Responsable de la última actualización de este Número, EL CREACIONISTA, Alma A. C. Carbajal Guzmán. Fecha de última modificación, 3 Diciembre 2020. El contenido y las opiniones expresadas por los autores no necesariamente ref lejan la postura del editor de la publicación, citando invariablemente la fuente sin alteración del contenido y dando los créditos autorales. El propósito de esta publicación es contribuir a la divulgación efectiva de las nuevas incursiones de la literatura y escritores contemporáneos de México y de otros países de habla hispana. Queda prohibida la reproducción total o parcial de los contenidos o imágenes de la publicación sin previa autorización del autor y editora Alma A. C. Carbajal Guzmán.

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Las opiniones expresadas por los autores no necesariamente reflejan la postura del editor de la publicación. Queda estrictamente prohibida la reproducción total o parcial de los contenidos e imágenes de la publicación sin previa autorización de El Creacionista. Al igual que licenciado bajo una Creative Commons AtribuciónNoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional que permite a otros compartir el trabajo con un reconocimiento de la autoría. Portada: ("Pájaros de vida y muerte. Óleo sobre tela" © Carlos Larracilla). 2020.

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Si buscas compartir de forma literaria o artística puedes mandarnos un correo y estaremos gustosos de sumar tu trabajo a nuestra versión digital, así como en nuestro sitio web Ante todo queremos que artistas e inquietos literarios, busquen crear, imaginar y que se dejen llevar por todo aquello que las letras pueden ofrecer. El Creacionista extiende esta invitación a todas las artes. Si buscan otro espacio para darse a conocer y compartir información no dejen de escribirnos a: elcreacionista_@hotmail.com No aparentes, tienes mucho por escribir. Coordinador Editorial Responsable: Alma A.C. Carbajal Guzmán

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NOTA DEL EDITOR

Luego de la muerte de la sustancia, de que la sombra pasa inadvertida sobre nuestras cabezas, aún después de todo lo vivido, a través de la experiencia del cuerpo y el espíritu, la creación está por venir. El testimonio como un enigma jamás abierto entre las páginas de los grandes de la literatura, es la luz para la interpretación que el lector realiza mediante la emoción de lo creado. El autor deja pistas, pequeñas señales de su existencia, para no ser olvidado, la escritura todavía palpita, respira y vive cuando sobre los labios del lector se esboza una sonrisa, una expresión de sorpresa o asombro. diferentes

Muchos formas

escritores de

la

se

han

realidad

despedido una

de

realidad

caleidoscópica, múltiple – pero todos han dejado tras de sí, la indeleble huella que desde la significación de la propia emocionalidad, sigue presente, aunque pasen muchos siglos y sea a través de los ojos de algún curioso amante de la sabiduría, que esta vuelva a la vida. ALMA A. C. CARBAJAL GUZMÁN.

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CONTENIDO: NOTA DEL EDITOR P5

SOLILOQUIO DE UN POETA Aleqs Garrigóz. P7

EL SUICIDA Y EL PERRO Rubén Ávila. P 10

MARINERO DE LAS LETRAS Gerardo González. P 15

LIBERTAD DESDE LA LECTURA Carlos Ruyten. P 17

MICROFICTION DROPS P 23

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SOLILOQUIO DE UN POETA ROMÁNTICO Aleqs Garrigóz. Porque desde el principio cargamos un destino como lápida, la cción se nos mezcla en la sustancia, tiñéndonos las hebras con el color de la sangre enfermiza. Nuestros días en la historia son como una ligera llovizna, como cuando la brisa arriba a la estepa desolada. Somos amigos del girasol y del crepúsculo. Caminamos inermes a la hora de los tardíos placeres. Bebemos solos. Y la melancolía de ser es en nuestras venas honda y permanente como los congelados mares. Rosas, cortinas, palomas, ventanas, sepulcros, horizontes donde la lividez vierte sus encantos, jardines gloriosos donde los pájaros mueren, fuentes, salones que son vacíos como la vida, nos circulan lo mismo que carruseles en la mente.

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Conocemos el encanto en la distancia, el sabor de las lágrimas, la textura de las cartas antiguas, el olor de las habitaciones viejas. Amamos la tibieza del hogar, la magia de los otoños cayentes, la somnolencia de la nieve. Y somos tanto cómplices de los amantes feraces y de su entrega indócil y plena como de la belleza que muere. Tiene el fruto de nuestros sobrios esfuerzos un encanto innegable, ligeramente amargo, que recuerda los vino seductores y transitorios. (¿Compañero, como responderé a tu asentada certeza de que es el miedo a la vida lo que nos mantiene tan vivos?) Más que el teatro de nuestras subsistencias, deberá ser la obra nuestra acotación ante el hombre.

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En algunos, el ímpetu arde como un sol cercano; la esta los sonsaca con su olor a licor y sexo mezclados: su paso en la existencia es igual que una orgía sin término. Otros -los que lloramos aparentemente por nada, los enamorados de la lluvia en la ventanaandamos caminos poco fecundos y, prensados en la mano de la nostalgia, terminamos aprendiendo el suicidio. Pues -se sabe- en nuestro pequeño círculo, de algún modo o de otro, se muere joven.

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EL SUICIDA Y EL PERRO Rubén Ávila Sonó el despertador a las nueve en punto, igual que el día anterior. Esa era la hora que habituaba levantarse para ir al trabajo. Pero este día es diferente. Al girar la cabeza para detener el estridente ruidillo del despertador, Jim observó su precaria situación. Encima de la sala sólo se distinguían botellas de licor, envases de cerveza, colillas de cigarro y algunos empaques de comida destrozados. Hacía más de un mes que Jim no salía de su casa más que para comprar alcohol y cigarros, de vez en cuando comida. Jim revisó su billetera y descubrió, tal como esperaba, que ya no tenía dinero, ni familia, ni trabajo. En realidad, no tenía nada. Nada. Después de unos tragos y unos cuantos cigarros, Jim se encontraba desesperado, no sabía qué hacer. Su vida había llegado a un punto crítico. Por su mente pasaban muchos pensamientos; robar, tal vez asaltar personas, incluso matar a sueldo. Pero Jim estaba consciente de que no tenía la valentía para cometer tales fechorías. Mientras más se hundía en el alcohol, y en sus pensamientos, se esclareció la solución. Una solución impensable para cualquiera de nosotros. Suicidarse. Esa es la vía. La salida. Jim había tocado fondo.

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<<Tal vez no tenga huevos para meterme con la vida de otra persona, pero la mía es otra cosa>> pensó Jim y tomó una determinación. Las razones que lo llevaron a tomar esta decisión ya no importaban. A nal de cuentas, la decisión estaba tomada. Conocía muchos métodos para quitarse la vida, unos inaccesibles, económicamente hablando, y otros muy crueles. Jim seguía siendo muy cobarde para esto. Tirado en el suelo en un rincón del baño, tomó un rastrillo para afeitar y le retiró la navaja. Inhaló profundamente y con un corte rápido y certero, desgarró las venas de su brazo izquierdo. Luchó durante algunos segundos para no perder la compostura. Pero un instante antes de perderla totalmente, cortó su brazo derecho con un movimiento torpe de la zurda. Pasado esto, vino la calma, la tranquilidad. Una dolorosa espera. Mientras la sangre tibia uía por sus brazos, escuchó un ruido que provenía de la habitación contigua. Dirigiendo su mirada, con un movimiento lento, hacia la puerta del baño, Jim vio cómo por esta, entraba su pequeño amigo, el cual casi había olvidado. Un perro de raza pequeña, blanco y con las orejas negras. El perro se detuvo en frente de Jim, sólo observando. Su mirada tierna, noble y con tonos de tristeza, provocó a Jim mucha vergüenza. Como si el perro tuviera lástima de él. Al cabo de unos segundos de mirarse jamente, Jim comenzó a perder la cordura. De pronto se veía a sí mismo en el perro. Él era el perro, y al mismo tiempo, él era el tipo que se desangraba en el suelo.

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De alguna manera Jim tenía consciencia de sus ahora, dos partes. Cada una independiente de la otra, mas sin embargo unidas a algo inexplicable. En cuanto Jim se hubo dado cuenta de esto, inició la más extraña conversación de su decadente vida. — ¿En serio vas a continuar con esto? —dijo Jim perro. No hubo respuesta por parte de Jim. En cambio, él sólo observaba la gura que estaba delante suyo. <<Esto es ridículo>> pensó. La imagen que observaba era algo confusa, mas sin embargo, logró identi car que se trataba de él mismo, algo así como verse en un espejo con un malhecho disfraz de perro. — ¿Qué es lo que quieres? —preguntó al n. — Mira, sólo deja de sangrar un momento, así tendremos oportunidad de platicar antes que mueras. —repuso Jim perro. Justo antes de decir algo acerca de la imposibilidad de lo que le estaba pidiendo, vio como la sangre que brotaba de sus venas disminuyó su ujo hasta detenerse por completo. Jim miró al perro con una sonrisa nerviosa, y dijo. — ¿Cómo chingados hiciste eso? —a lo que el perro respondió. — Yo no hice nada, yo sólo soy un perro, eso lo hiciste tú. Y los dos soltaron estruendosas carcajadas. Luego callaron, hubo un largo silencio, hasta que Jim perro dijo al n. — Que chingón se siente cuando puedes controlar tu vida ¿no es así? Desde cómo te vistes, qué comer, qué beber y hasta cómo morir. —Jim retiró su mirada del perro con un gesto de enfado y con voz baja dijo. — Tú no sabes nada. —Jim perro no dijo nada, sólo esperó a que Jim continuara. — Tú lo has dicho — continuó—, eres sólo un perro. Tú no sabes nada de la vida, tú sólo te dedicas a comer y a dormir.

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El perro sonrió y dijo. — No necesito más. Nunca has pensado que esa es la razón de tus problemas, que quieres más de lo que necesitas para vivir. — Tú no puedes juzgarme —respondió Jim eufórico—. La vida es más que eso. — ¿Qué más? — El arte, el amor, esas cosas. —repuso Jim con enfado en la voz. — ¿Y para qué son esas cosas? — ¡Ya lo ves! No puedes comparar a un perro con un humano. —a rmó Jim con tono triunfal. Jim perro llevó su mirada hacia otro lugar. Luego de unos segundos dijo. — Yo no creo que seamos muy diferentes. —y como ordenando sus pensamientos, continuó—. Si yo pudiera hacer lo que tú haces, sería igual o más mierda que tú. Pero el punto no es ese. El punto es que si el amor o el arte, o todas esas cosas, te llevaron a hacer esto, no sé por qué las buscaste desde el principio. Sólo digo, porqué vivir en torno a algo que te llevará al sufrimiento a nal de cuentas. — No sé. —dijo Jim. Antes de continuar, se percató de que no sentía dolor en las heridas de sus brazos. Miró al rededor suyo, y notó también que no había ningún ruido. Era como si todo el mundo se hubiese detenido. Entonces entendió que ese era el último momento de su vida, y que lo estaba pasando platicando con un perro.

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— No siempre fue así. —su actitud cambió—. Hubo un tiempo en que todo fue tan chingón. Tan bonito. Pero todo eso ya se fue. Ya no puedo hacerlo regresar. Sorprendido, Jim perro preguntó. — ¿Qué tan chingón fue? — Fue hermoso, —respondió Jim con un suspiro—. Lo más chingón que he vivido. Pero la cagué. No se puede remediar. Ahora estoy solo, y así es como la vida termina, cuando ya no puedes hacer nada más. — Pero estamos de acuerdo cuando decimos que la vida puede ser hermosa ¿O no? — Sí, pero en mi caso ya no. — ¿Porqué? — Porque ya no puedo recuperar lo que perdí. — Vendrán otras cosas. — No será lo mismo. — Eso es lo mejor de todo. — ¿Por qué me dices todo esto? — preguntó Jim muy irritado. Jim perro bajó la mirada y con voz baja dijo. — Yo soy tú. Yo sólo digo lo que tú ya sabes, y lo que quieres escuchar. No te suicides. No lo hagas. Estas palabras resonaron en la cabeza de Jim mientras perdía la consciencia. El perrito blanco de las orejas negras se acercó caminando, le lamió varias veces la cara y se recostó a un lado de él.

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Marinero de las letras Gerardo Glez. Una palabra llega tras de otra, a veces sin sentido, a veces formando oraciones que se transforman en versos o párrafos que luego terminan por convertirse en cuentos y poemas, por ahora nada de novelas. Llegan, pasan, van y vienen. La lluvia de palabras nunca termina, al llegar a un punto, que podría parecerse a ser el punto nal, el párrafo carece a veces del sentido que uno en verdad quería darle. Se borra y empieza de nuevo. Y no solo son las lluvias de palabras sin sentido lo que atormenta el alma a escribir, también los ruidos, los quejidos de la gente, las peticiones, el vibrar del celular; ideas de otros proyectos, pendientes de trabajo, problemas familiares, problemas personales, falta de pila en el ordenador, cansancio y ganas de dormir. Pero aun así las palabras siguen uyendo. Como si fueran un río incansable que no cesa de transitar en todos los rincones de nuestro cuerpo.

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El parpadeo intermitente de la marca del procesador de textos a veces se vuelve algo torturante, una pausa obligada para poder pescar las palabras correctas de nuestro río. Y no solo es el río y la lluvia, también están los pensamientos; a veces arrojados y perversos, sucios o resplandecientes, nos atormentan pensando si cada palabra que imaginamos no es un pensamiento sucio y pecaminoso, o todo lo contrario. Si a veces la imaginación y la inspiración se presentan en forma de río y lluvia, los pensamientos podrían ser un inmenso mar donde podemos encontrar monstruos marinos o hermosas sirenas que jamás serán nuestras.

Podríamos ser un barco que navega a través de corrientes en medio de una lluvia dentro de un mar inmensamente enorme cuyo n es tan conocido como lo es el tamaño del universo; por eso es fácil perderse, borrar todo lo escrito y volver a empezar, cerrar bruscamente el portátil por la falta de inspiración o la abrumadora lluvia de ideas que invade nuestra cabeza o a veces solo quedarse viendo el tintineo de esa pequeña línea vertical, saber que cada pausa suya de un segundo es un preciado segundo donde un torbellino de ideas debe de formarse y dominarse, donde podremos montar y ser un jinete de tormentas. O en el peor de los casos, un jinete de barril.

Si, un jinete de barril, ese término me gusta y espero que al señor Tolkien no le moleste que lo tome prestado. Un jinete de barril, un intento de escritor, un marinero de letras.

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LLIBERTAD DESDE LA LECTURA CARLOS RYUTEN Siempre que pensamos en nuestra libertad, debemos tener presente la relación que guarda está con la intersubjetividad. Esto quiere decir, a grandes rasgos, que necesitamos reconocer que nosotros fuimos construidos por medio de la cultura que nos precede, y, en este sentido, debemos tomar en cuenta los procesos sociales que emanan de esta misma cultura, a saber: la familia, las amistades, los medios de comunicación, y, por supuesto, los libros. Comenzare hablando sobre la libertad, la cual, en el sentido mas amplio de la palabra, ha sido tergiversado su signi cado y su interpretación. En nuestra actualidad, se entiende por libertad el derecho de hacer o ir a donde me plazca, sin tener en cuenta a mi prójimo y mucho menos a la sociedad. Esto, en el fondo, es producto mani esto de un sistema capitalista del cual emerge la gura del individuo, quien intenta escindirse de la sociedad sin saber que tan solo esta reproduciendo lo que se espera de él, en pocas palabras, se ha caído en un hiper individualismo y en un nihilismo producto de la falta de consciencia, lo que deriva en un escaso interés por él “otro” y una absoluta ignorancia en la intersubjetividad.

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CARLOS RYUTEN

Entonces, la libertad debe entenderse como la responsabilidad tomada a partir de mi elección y de aquello a lo que he renunciado, ciertamente soy libre de elegir, pero elegir también signi ca renunciar. En esto consiste realmente la libertad, y únicamente podemos acceder a las mejores elecciones, si tenemos un panorama amplio de nuestro devenir existencial. Es aquí donde se hace patente la relación entre libertad y lectura, pues, es evidente que nuestro panorama cultural, por mas amplio que se piense tener, siempre podrá ser enriquecido con la lectura de los grandes autores, así como de la losofía y las ciencias. De esta forma, nuestra libertad se ensancha y da paso a la tolerancia y a crear puentes de comprensión hacia los otros, porque nos recuerda que no vivimos en un mundo cerrado o individual, nos presenta un panorama abierto que puede “mostrarnos” la intersubjetividad en la que vivimos.

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CARLOS RYUTEN

El ser humano se desarrolla en un medio social, del cual es producto, y, por lo tanto, se mani esta en él. Esta manifestación, más allá de darse en un mero existir -es decir, en la mera reproducción de una vida carente de sentido, pues solo se limita a realizar los actos que se le exigen como un miembro productivo de la sociedad, y estoy pensando en terminar un grado de estudios, trabajar, casarse, tener hijos, contraer deudas como hipotecas, entre otras, lo cual no esta mal, si estos actos se dieran desde una intencionalidad del sujeto, y no únicamente como un proceso de representación y apariencia en busca de darle sentido a la existencia- es la confrontación hacia el otro. Esta confrontación no es una lucha como podría pensarse, en realidad, es reconocer la propia existencia en el otro, y, al mismo tiempo, reconocer la existencia del otro. De este reconocimiento debemos pensar, que no se da en un marco de consciencia de “simismo”, mas bien, son los otros los que nos reconocen primero y nos enseñan la cultura a la que pertenecemos, así, nuestra consciencia es construida no desde un “yo”, si no, desde los “otros”. Este proceso intersubjetivo, nos muestra claramente como estamos conectados con nuestros prójimos, pero también nos permite comprender la forma del pensamiento de lugares en los que no hemos estado, ya sean espacios reales, imaginarios u oníricos.

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Por lo tanto, es aquí donde se encuentra la relación entre la intersubjetividad y la lectura. La lectura nos puede mostrar el espacio personal del pensamiento de mis semejantes, a la vez que me acerca a la comprensión de otras culturas. Bien es cierto que esto se puede dar, de manera análoga, viajando, sin embargo, el proceso de abstracción necesario enriquece nuestra visión de mundo y nos proyecta a elaborar pensamientos, juicios y disertaciones que, si bien es cierto no necesariamente pueden romper nuestros prejuicios, opiniones y doxas, se vuelven en condición de posibilidad para quebrantar las cadenas que también nos impone la cultura, construyéndonos en un mejor sujeto y creando un sentido distinto que el de la alienación a la que nos somete el sistema.

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Así, la lectura es un arma que nos promete liberarnos de los viejos esquemas de existencia, contraponiéndose a los valores establecidos, así como a las ideas dominantes, se vuelve en la punta de lanza para lograr nuestra emancipación de la enajenación social. Sin embargo, debemos comprender que también puede ser un arma de doble, ya que puede ser utilizado en nuestra contra. Y con esto me remito de manera especí ca, a la literatura (si acaso se puede llamar así) imperante en nuestra época. Estoy pensando en los libros de autoayuda, de toda la parafernalia consumista encontrada en la mayoría de bestsellers, y, todos esos textos escritos con la intención de engatusar con sus falacias dulzonas y léxico simple a las personas. Todos estos libros, han sido creados no con la intención real de transmitir un “algo” literario, más bien, únicamente están determinados a vender la mayor cantidad posible, donde la importancia radica no en el contenido, mas bien, en las ganancias.

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Para concluir, podemos decir que la lectura es un arma indispensable para nuestra época, que debemos tomar consciencia que un libro tiene “valor” solamente en la condición del mensaje que intenta transmitir, y no en el numero de ventas que promete en su ganancia económica. Los libros, son una puerta que nos lleva a explorar la potencialidad creadora de los autores, guardando siempre el secreto de la intimidad del yo en las líneas, pues todo texto puede ser interpretado de mil formas, pero ninguna llevara al pensamiento especi co y concreto, y mucho menos a la intencionalidad que el autor tenia al momento de escribir. Por lo tanto, existe un mundo desconocido en la literatura, un arte que va más allá de interpretación y que mani esta el encubrimiento de nuestra alma en un objeto. Es, como diría Zizek, la paralaje, pues a la vez que nos muestra el pensamiento de un autor y nos revela sus posibilidades, también nos esconde su alma. Baste recordar el bellísimo escrito “La amistad” de Blanchot, donde nos muestra cómo, Max Brod, oculta al verdadero Kafka publicando sus escritos después de la muerte del autor de “El proceso” y “La metamorfosis”, y con ello, manteniendo al verdadero Kafka. Entonces, los libros, y por lo tanto los libros, son mas de una posibilidad de romper con las condiciones que se nos establecen, incluso, aunque muchas veces no nos percatemos de las historias detrás del libro. En hora buena por la lectura. 22


MICROFICTION DROPS

Renacimiento He caído, pero no he muerto. Soy un hombre, pero no he muerto. El miedo de la tierra in amó mis pulmones, la angustia aceleró mi corazón; en el paraíso perdido sigo viendo sombras del pasado, dilemas sin una sola señal. Baje de los cielos, subi de los in ernos, ahora me siento a la diestra de la nada entre carne y huesos. La felicidad no es un medio, es una droga que impide la locura permanente.

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Queda estrictamente prohibida la reproducción total o parcial de los contenidos e imágenes de la publicación sin previa autorización de Alma A. A. C. Carbajal Guzmán. El Creacionista ©. Al igual que licenciado bajo una Creative Commons AtribuciónNoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional que permite a otros compartir el trabajo con un reconocimiento de la autoría. .2020.


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