El Creacionista #41

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EL CREACIONISTA

Artes, Cultura y Literatura MARZO 2022

ISSN: 2683-2283

OPEN YOUR MIND POESÍA

NARRATIVA

COLUMNA

FILOSOFÍA

CULTURA


EL CREACIONISTA, año 3. No. 41, Marzo 2022, es una publicación electrónica mensual, editada por Alma A. C. Carbajal Guzmán, calle 42 Poniente. Tel. (222) 9455332, Puebla, Puebla, México, https://issuu.com/elcreacionistarevista/docs/el_cr eacionista, elcreacionista_@hotmail.com. Editor responsable: Alma A. C. Carbajal Guzmán. Reserva de Derechos: En trámite. ISSN: 26832283. Autor. Responsable de la última actualización de este Número, EL CREACIONISTA, Alma A. C. Carbajal Guzmán. Fecha de última modificación, 3 Diciembre 2020. El contenido y las opiniones expresadas por los autores no necesariamente reflejan la postura del editor de la publicación, citando invariablemente la fuente sin alteración del contenido y dando los créditos autorales. El propósito de esta publicación es contribuir a la divulgación efectiva de las nuevas incursiones de la literatura y escritores contemporáneos de México y de otros países de habla hispana. Queda prohibida la reproducción total o parcial de los contenidos o imágenes de la publicación sin previa autorización del autor y editora Alma A. C. Carbajal Guzmán.


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Si buscas compartir de forma literaria o artística puedes mandarnos un correo y estaremos gustosos de sumar tu trabajo a nuestra versión digital, así como en nuestro sitio web Ante todo queremos que artistas e inquietos literarios, busquen crear, imaginar y que se dejen llevar por todo aquello que las letras pueden ofrecer. El Creacionista extiende esta invitación a todas las artes. Si buscan otro espacio para darse a conocer y compartir información no dejen de escribirnos a: elcreacionista_@hotmail.com No aparentes, tienes mucho por escribir. Coordinador Editorial Responsable: Alma A.C. Carbajal Guzmán


CONTENIDO Nota del Editor

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LOS ÚLTIMOS DÍAS DEL AÑO SE ESCRIBEN CON PESAR, ALEGRÍA, A VECES CON ALGO DE NOSTALGIA; LAS PALABRAS NO ALCANZARÁN PARA REMITIRNOS A LOS PRÓXIMOS EPISODIOS, DONDE EL DRAMA DE LA VIDA HUMANA SE CONDENSA EN INSTANTES.

Adán Echeverría LA IRA DE LA NOCHE

César Romero

SÁBRAS DEL SUEÑO

Gerardo Glez.

NATASHA

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8 12 13


Aleqs Garrigóz

DIBUJO A LAPÍZ

Lorena Avelar

17 19

PUNTO ESCARLATA: DÍAS DE LUZ

Rodrigo M. Quintero

EL APLAUSO

Karla Hdez. Jiménez

DEVENIR ESPERANZA

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.

21 24


DEL EDITOR Apartamos la mirada cuando las situaciones, imágenes, memorias vienen de repente, nos asaltan con un brío que podrían traducirse como grandes marejadas, donde el destino nos pone a prueba. Notamos las emociones que rápido inundan nuestros sentidos, esa provocación que no pide permiso para entrar, que intentamos detener detrás de una verdad mística, una honestidad inconfundible. ¿Podríamos alguna vez dejarnos llevar? En la creación se recomponen fortalezas, el alivio de un presente exacto y con boleto de regreso al pasado, con la vaga provincia de un futuro, que apenas desaparece una vez que hemos comenzado a conspirar contra él. El ir y venir de la creación literaria es eso precisamente, el flotar lejos de nosotros mismos, observar que emerge de las profundidades y observar con ojos bien abiertos lo que puede contener una magia periférica, donde la imagen, la palabra cuentan una historia lejos de los eslogan, con un alma que se expresa libre más allá del verde mar de las inflexiones cotidianas. Ahí creador, puedes emprender el vuelo, o navegar a tus anchas sin sentir que pierdes el tiempo.

ALMA A. C. CARBAJAL GUZMÁN


LA IRA DE LA NOCHE

ESCRITO POR: ADÁN ECHEVERRÍA

EL CREACIONISTA | PÁGINA 8


EL CREACIONISTA | PÁGINA 9


EL CREACIONISTA | PÁGINA 10


EL CREACIONISTA | PÁGINA 11


SABRÁS DEL SUEÑO ESCRITO POR: CÉSAR ROMERO

SABRÁS DEL SUEÑO mujer espejo, lo sabrás porque eras dispuesta, El mundo se llenaba de otra hora y éramos de una casa perdida la que tal vez perdura sin nosotros. Pero es lo posible. En el sueño nos íbamos a dormir con sabor a ubérrima piel en la lengua Y de mar a mar mi lengua barca.

EL CREACIONISTA | PÁGINA 12

Entonces la caída fue un parpadeo. Lo sabrás porque tengo esto apenas: una habitación blanca, un par de libros acerca del mejor poeta alemán y un cuadro con Dios creando el mundo. La ventana resplandece, tu piel resplandece, el siempre se abre y resplandece, sin que estés del todo afuera.


NATASHA ESCRITO POR: GERARDO GONZÁLEZ

Miro a la calle a través de la ventana. Miro mientras tomo un poco de agua de una de las botellas que en algún tiempo compré y ahora reciclo con agua del garrafón. Frente, hay un edificio viejo, la pintura está un poco descarapelada de la fachada, los marcos de las ventanas se ven un poco oxidados y en los pequeños balcones de cada uno de los departamentos se ven arrumbadas bolsas de basura, macetas y en alguno de ellos hay, inclusive, una bicicleta estática para hacer ejercicio; ya solo el viento es quien la pedalea. Son las 5:18 de la tarde y la luz que se ve ahogando en el atardecer se asoma a través del techo. Dos antenas de televisión de paga compiten en una esquina por la recepción de la señal mientras que 4 viejas antenas aéreas se mantienen moribundas inclinándose centímetro a centímetro en una larga lucha por no terminar en el suelo, como parte de la tubería que cruza en desorden aquellas alturas. Algunos coches cruzan la avenida que nos separa sin percatarse, aunque sea en lo más mínimo, de mi mirada acechadora que más por ocio que por acecho, se clava en cada uno de ellos. EL CREACIONISTA | PÁGINA 13


El aire también se respira aflojerado. Sin lugar a dudas es por el fin de año, se acercan las fiestas. Ya nadie quiere ir a trabajar sino que el principal interés es preparar la casa con adornos chinos, en el mejor de los casos, y comenzar a guisar los platillos típicos de la temporada. Se siente como si los últimos rayos de luz de la tarde fueran los suspiros dramáticos del sol que sabe que mañana volverá a levantarse temprano, para no fallar a su puntual cita de las seis de la mañana. Doy otro trago a la botella. Siento la garganta un poco seca, los labios de igual manera. La nariz me escosa un poco por la contaminación de la ciudad, de la ciudad que es y no de la que era, de esta ciudad con efecto invernadero, muchísimos coches y muchísima contaminación. No pasa ni un minuto desde que tomé el agua y siento aún seca mi garganta.

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Me termino la botella mientras una de las puertas que abre hacia los balcones del viejo edificio de enfrente, exactamente el primero de izquierda a derecha en el segundo piso, se abre bruscamente y una chica sale de ahí. Es una extranjera a la que he bautizado como Natasha, por sus rojos cabellos. Esta ya lleva dos semanas en el edificio, parece que tiene hambre de conocer mi tierra. Gina, quien aposté toda su estancia a que era norteamericana, se había ido hace tan solo 3 semanas, se había ocupado rápido el edificio en esta ocasión pero, a pesar de eso, este año había ido bien el desfile de extranjeras, aunque solo en una ocasión se vio opacada por un hombre. Rolando, un fumador de marihuana que solo estuvo un par de días. El chiste se cuenta solo. Todas salen por ese balcón en algún momento. Podría armar un histórico de las actividades de las visitantes este año pero eso ya sería demasiado, prefiero no tener evidencia. Todo en mi cabeza.

Me gustaría acostarme con Natasha. Me gusta su pelo rojo, su rostro blanco como la nieve y las pequeñas pecas que tiene en su rostro. Esas las vi un lunes por la mañana cuando subimos al mismo camión con destino al metro, pude percatarme más de cerca de todos sus rasgos, ese fue el momento clave para darle tan emblemático nombre.

Suspiro.

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Por las tardes cuando sale al balcón no usa sostén, sus curvas se ven redondeadas por la blusa con la que seguramente se acuesta, no conmigo, sino con su cama. La cual no es suya sino rentada pero, ¿Para que preocuparse por esas pequeñeces? ¿Qué manía tengo con los detalles? Ninguna más que la simple manía de ser escritor. Pero regresemos a Natasha. Tiene la voz dulce, los rasgos delicados, como si terminara en finas puntas de cristal todo su cuerpo. A través de la delgada prenda que se pone por las tardes puedo ver sus pezones remarcándose en la playera, han de ser pequeños pero filosos. Como si fueran un par de aguijones ansiosos a traerte hacia ellos.


Soñaré con ella esta noche, me armaré de valor al día siguiente y la invitaré a salir. Tomaremos unos tequilas, comeremos unos tacos, un poco de cerveza y después tendremos sexo. Ese sería mi plan perfecto. Ella se iría a seguir recorriendo el mundo mientras que yo esperaría a la siguiente, ansioso de descubrir que nombre podría ponerle. Pero llegará el día siguiente y Natasha ya no estará. Se habrá ido. El apartamento nuevamente estará desocupado por la tarde y esto lo sabré porque Natasha no se asomará por el balcón mientras tomo agua y miro a través del frío cristal de mi ventana. No estará fumando tranquilamente, sus pezones no se endurecerán ni levantarán firmemente, aunque sean unos escasos centímetros, su blusa. Ni hoy, ni mañana ni el día siguiente, ni después de aquél día…al final, estaré triste y desmotivado y todo terminará con las imágenes guardadas en mi mente mientras cierro los ojos y el agua resbala durante la ducha. Solo. Por eso clavo mi mirada hoy. Veo con detenimiento cada uno de sus movimientos, grabo cada una de sus curvas, tallo en mi mente su recuerdo. Si mañana no sale, podre saltarme todo el plan e ir directamente a la ducha. Así un día tras otro mientras no haya nada que mirar desde mi ventana. …

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Amanece, una ducha fría para despertar. Tomo el dinero del primer cajón del escritorio, paso a la cocina por un vaso de leche y tomo un paquete de galletas. Bajo las escaleras de los apartamentos y salgo a la calle. Cierro la puerta y me giro para cruzar la calle y tomar el camión. Subo, pago, el camión se arranca y se vuelve a frenar. Me siento en el único par de lugares vacío y después de pagar, Natasha se sienta junto a mí. Mi corazón se acelera.

‘Hola Natasha’, le digo con una sonrisa sincera y un bulto en el pantalón.


RETRATO A LAPÍZ ESCRITO POR: ALEQS GARRIGÓZ

El hombre que amo tiene la cara como un sol de vez en cuando atravesado por la nube de un pensamiento: ¿Qué será de sí cuando no pueda agasajarlo con mis labios, con mi palabra tendida sobre su cuerpo como una red insalvable?

No hay dos como él. Sus miembros, su torso son los de un espécimen ejemplar. Es fuerte como bien me gusta

para correr con celeridad las horas inquietas de la noche, venciendo tormenta y oscuridad con nuestro fuego: mi heroico corcel hasta el amanecer.

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y me hace montarlo


Huele a trabajo. Y a veces a ron: los días de fiesta en que nos amamos mejor y me emborracha su saliva entre risas que sólo paran para besar.

El hombre que amo tiene ojos sinceros. En ellos siento caer más allá del amor y más adentro de su carne. Hasta la unidad.

Su desnudez es regalo de dioses, manjar inagotable. ¿Qué será de mí cuando ya no pueda enamorarlo con mis versos? EL CREACIONISTA | PÁGINA 18


PUNTO ESCARLATA: DÍAS DE LUZ ESCRITO POR: LORENA AVELAR

Amanece perspicaz, un día soleado, con la luz entrando tras las gasas, desde mi habitación escucho el bisbiseo de la ciudad que vive. El corredor del balcón se ilumina, sonríe, se despabila por el nuevo calor, color y horario. La tarde se vuelve eterna y complaciente, con un olor peculiar a flores y jazmines. La sierra sigue nevada y transparente, los amarillos, violetas y anaranjados pintan el ambiente, que recrea mi viveza. Días de luz, rocíos matinales, de aguas saladas, de frutos altivos casi inalcanzables, de colores pintados de belleza. Las ilusiones se desbordan, son tantos días, tantas horas emanando locuras, que encerrarlas no puedo en esta jaula. Abro las puertas para acomodarla en el salón, en la baranda, vuelo libre y risueña, disipada en un firmamento se esperanzas, es el halo de luz que choca en las molduras platino, en los cristales altos de las torres profundas que reclaman, en las azoteas baldías, con los gatos maullando en sus entrañas.

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Luz de día, disipada y brillante como un astro, estas tan cerca que puedo acariciarte, en el rumor de las olas del mar percibo los latidos y en el arroyo silente escucho los delirios. Me pellizca, me gruñe, me grita y se disfraza de sonrisas, me transporta hasta su cielo, cálido, íntimo y celeste.

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Luz, claridad de un sol inoportuno; extraordinario refulgir que nos incluye, semejante a una armonía confusa, el ruido de las hojas y el murmullo, fresco, sonoro y continuado, a cuyo compás, vago y suave, vuelven a ordenarse las ideas y se van moviendo con más lentitud en una danza cadenciosa, que languidece al par de la armonía, hasta que, por último, se aguzan unas tras otras con un Punto escarlata, como esos puntos de luz apenas perceptibles que de pequeños nos entreteníamos en ver morir en las pavesas de un papel quemado indescriptible.


EL APLAUSO ESCRITO POR: RODRIGO MIGUEL QUINTERO.

Este micro relato se publicó como parte del certamen "Sembrando Palabras" en León (España) en el mes de octubre de 2021. El tema del concurso era: La Solidaridad. - ¡Qué pasa si ahora a mí ya no me encuentran! ¡Tengo que seguir! pensó Rodrigo. Se sentó un minuto. El viento olía a mar, calamares, y desesperación. Era mediodía. El calor mataba. El viento se estaba volviendo pesado y muy caliente. Su piel se volvía tirante y le ardía la cara. Por momentos se sofocaba, sintiéndose solo y desorientado. El sol estaba colgando de su cabeza igual que el miedo. Rodrigo tragó saliva y siguió andando.

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- No estoy lejos - se dijo a si mismo - no le quedaba otra que ser valiente. Pronto iba a llegar. ¡Mar del Plata no puede ser tan grande! Había heredado de su madre la tendencia a perderse. Rodrigo no se rendía nunca. Siguió caminando pero el calor era insoportable, la arena ardiendo le quemaba los pies, cada tanto cuando veía una sombrilla vacía se acurrucaba allí para luego seguir.


- ¡Esa sombrilla es mía! - le decían gritando los adultos, lo echaban o lo ignoraban. Rodrigo no podía más. Se sentó a llorar. - Señor, disculpe, me perdí... - dijo llorando el nene. - No llores más, yo te ayudo, vení conmigo, ¿cómo te llamás? preguntó el hombre sonriendo y empezó a aplaudir. - Rodrigo pero me dicen Rodri - contestó. Todos aplaudieron: una señora, su marido, una joven pareja, un grupo de mujeres mayores, un perro alrededor de ellos ladraba por el ruido. Pronto se extendió una enorme cadena de aplausos que retumbaba mar adentro. El eco se escuchaba por todas partes.

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- Rodri, ¿cómo te alejaste tanto? - preguntó sorprendido el buen hombre.


- Persiguiendo una bandeja plástica para hacer castillos de arena contestó Rodrigo. - ¡Tanto lío por una bandeja de plástico!- dijo el hombre riendo. Luego de una hora apareció la madre. - ¡Qué bueno que estás bien! - lo abrazó fuerte. - Hola, buenas tardes, me llamo Alberto, mucho gusto. - Muchas gracias, Alberto. ¿Nos acompaña a cenar?. La abuela dijo: “vayan ustedes. Yo me quedo”.

Traductor, profesor de inglés, poeta y narrador. Vive en Patagonia argentina. Finalista de “Mundo literario 2004”, disertante en “II encuentro de poetas latinoamericanos”, 1° premio municipal por “La máquina de sueños” (novela), premio Honorable Consejo Deliberante (poesía) y mención honorífica del Centro Gallego (guión), entre otros. Seguí su podcast:

“Un

día

en

https://relatosquevan.blogspot.com/

la

farmacia”

y

su

blog:

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Rodrigo Miguel Quintero


TIEMPOS VIOLETAS ESCRITO POR: KARLA HERNÁNDEZ JIMÉNEZ

Durante unos breves instantes, Jules dejó que el monitor se calentara para poder prenderlo. Sus manos se movían ansiosas mientras esperaba por el momento exacto en el que se moverían por el teclado para hablar con… ella. Se habían conocido un par de meses atrás mientras navegaba por su foro preferido de películas, esa mañana de abril había aparecido una chica nueva en la comunidad. Se llamaba Violeta.

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Aunque aquel ya fuera un suceso relevante en un foro como aquel, lo que más llamó la atención de Jules es que los comentarios sobre los claroscuros en las producciones de Wong Kar Wai que ella había escrito para romper el hielo eran en verdad fascinantes. Le escribió con recelo un mensaje privado con sus propios comentarios al respecto. Jules pensó que no obtendría una respuesta. En unos minutos, le llegó una notificación: tenía un mensaje privado.


A

ese

mensaje

le

siguieron

muchos

otros

que

pronto

se

convirtieron en largas conversaciones que algunas veces lo hacían

reís,

llorar,

pero

que

normalmente

lo

llevaban

a

reflexionar el séptimo arte. Cuando se dió cuenta, ya habían intercambiado sus perfiles de IB, la red social más popular en aquellos momentos. No pasaba un día en el que no se saludaran o que él empezara la mañana con alguna de las recomendaciones musicales de su nueva colega. Cuando llegaron los días de confinamiento, apenas sintieron una diferencia en su rutina diaria, incluso un día se pusieron de acuerdo para tener una maratón de películas desde la distancia, mandándose palomitas virtuales.

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Es cierto que ahora estaban atrapados en sus hogares, pero Jules se sentía muy cercano con aquella mujer brillante. Y conforme pasaban los días, cada vez quería estar más cerca de ella. Era como si la falta de su presencia por fin le hubiera calado. Las palabras que se amontonaban en el chat ya no parecían suficientes, quería recibir sus palabras de manera directa, más íntima. Cuando Jules le sugirió acortar las distancias con una videollamada, al principio ella se negó, argumentando que su cámara se había descompuesto y otras tantas excusas que parecían fabricadas en el aire.

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Jules pensó en la posibilidad de que ella lo hubiera engañado todo ese tiempo, que detrás de las letras que admiraba, y de las fotos a las que le había cobrado gran cariño, solamente hubiera alguien que estaba tratando de burlarse de él.


No obstante, esa noche podría oír su voz, y mientras el módem se calentaba, sus manos también lo hicieron al pensar en todo lo que quería decirle a Violeta. Su voz fue mucho mejor de lo que pensó, era una voz deliciosa, como si al oírla fuera transportado a un campo de flores aromáticas, como si tan sólo con escuchar aquella voz pudiera vivir una eterna primavera que se le metía por debajo de la piel. Hablaron durante varias horas. En

definitiva,

estaba

encaminando

sus

sentimientos

a

la

dirección correcta. Mientras apagaba su equipo, Jules se fue a dormir con el corazón más tranquilo mientras empezaba a soñar con su querida Violeta, tratando de imaginarla hablándole con aquella maravillosa voz que lo había seducido durante la tarde. En otro rincón mucho más alejado de la ciudad, Violeta se preguntaba qué iba a hacer ahora. ¡Jamás debió usar las fotos de había querido mostrar su rostro con aquella fea cicatriz que le deformaba el ojo derecho.

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su prima para crear sus cuentas en internet! Simplemente no


Ahora ya era demasiado tarde, y mientras la pandemia perdurara estaría a salvo. Ya pensaría qué hacer si Jules le pedía una cita, pero debía hacerlo pronto antes de que la fuerza de sus propios sentimientos la consumiera.

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Sobre la autora: Nacida en Veracruz, Ver, México. Licenciada en Lingüística y Literatura Hispánica. Lectora por pasión y narradora por convicción, ha publicado un par de relatos en páginas y fanzines nacionales e internacionales, como Página Salmón, Nosotras las wiccas, Los no letrados, Caracola Magazine, Terasa Magazin, Perro negro de la calle, Necroscriptum, El gato descalzo, El cama- león, Poetómanos, Espejo Humeante, Teoría Ómicron, Revista Axioma, Melancolía desenchufada, Especulativas, Lunáticas MX, pero siempre con el deseo de dar a conocer más de su narrativa. Actualmente es directora de la revista Cósmica Fanzine. Correo: karlahernandezjimenez@outlook.com Facebook: https://www.facebook.com/Karla.Hdz.09 Instagram: @KarlaHJ91 Twitter: @karlahernandezji


Escríbenos: WhatsApp: 222 535 5736 resolveremos tus dudas con atención personalizada.

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EL CREACIONISTA

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