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La hoja de coca y otras yerbas

En los países productores se debería reglamentar la planta de coca como un producto medicinal.

Fabio Martínez

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En la casa de San Antonio, mi abuela, que era de origen indígena, tenía un jardín en el patio donde cultivaba yerbas medicinales como el ajenjo, la manzanilla, la mora, el paico y la ruda. Entre la variedad de yerbas que cultivaba relucía la hoja de coca, que servía para calmar el dolor de muelas.

Todavía queda en mi memoria gustativa el sabor amargo de esta infusión que obraba como un milagro quitándonos el dolor y dándonos energías para seguir viviendo.

Años más tarde, cuando los narcotraficantes mezclaron la hoja de coca con insumos químicos para producir la cocaína, la planta de coca que se cultivaba en los patios de las casas y a lo largo de la ribera del río Cali desapareció como por encanto.

Allí comenzó la confusión que aún existe entre la hoja de coca y la cocaína, y la satanización que ha sufrido la primera.

Desde antes de la llegada de los españoles, los indios consideraron la hoja de coca como sagrada, y la han utilizado como planta medicinal y como nutriente, rica en proteínas, carbohidratos y vitaminas.

Cuando uno viaja a la Sierra Nevada de Santa Marta es común ver ‘mambeando’ a los indios arhuacos hoja de coca mezclada con polvo de conchas de mar.

El antropólogo Wade Davis ha aclarado hasta la saciedad que no se debe confundir la hoja de coca con la cocaína.

En los países productores de coca se debería legalizar y reglamentar la planta de coca como un producto medicinal. Así lo han hecho nuestros ancestros a través de siglos.

Esta comprensión del fenómeno permitiría arrebatarles el monopolio de la coca a los narcotraficantes y potenciaría una economía que hoy se encuentra en pleno desarrollo. hector.f.martinez@correounivalle.edu.co

Esto mismo pasa con la hoja de marihuana. Durante años, los distintos gobiernos la persiguieron, incentivando de esta manera la producción ilegal y clandestina.

Hoy en día se sabe que esta planta también tiene propiedades medicinales, y a nivel recreativo es más suave y presenta menos peligros que el alcohol.

En el mundo, países como Estados Unidos (23 estados), Canadá, México, Uruguay y Holanda ya cuentan con una legislación para el aprovechamiento de la hoja de marihuana con fines medicinales y recreativos.

Colombia, que es uno de los mayores productores de hoja de coca y marihuana en el mundo, debería ponerse a tono y convertir estas dos plantas, que hoy están satanizadas, en verdaderos potenciales de nuestra economía.

En 2016, el Congreso de la República expidió la Ley 1787, en la que “se finalizó el proceso de reglamentación para la fabricación, uso de semillas y cultivo de cannabis para fines medicinales y científicos”.

En esta semana, el Congreso define la suerte de la legalización de la marihuana con fines recreativos.

Según New Frontier Data, en 2021 en el país había 1.5 millones de consumidores de marihuana. Sin contar con los marihuaneros clandestinos.

El año pasado, el comercio de la planta dio ganancias por 16.71 millones de dólares. Se espera que para este año la cifra aumente.

Ojalá el Congreso sea sabio y vote la ley que permita la legalización con fines recreativos. Por supuesto, precedida por una reglamentación adecuada. De lo contrario, los gringos comenzarán a invadirnos con chicles de coca y bombones con sabor a marihuana.

Christian Jorge Torres Ortiz Zermeño Rector

Joel Nino Jr Secretario General

Jorge Martínez Durán Coordinador General de Comunicación Social

Jorge Vega Aguayo Director General de Prensa

José Ferruzca González Director del periódico El Comentario

Yadira Elizabeth Avalos Rojas Coordinadora de edición y diseño

La exposición “+ Amor - Prejuicios”, presentada en el Museo Memoria y Tolerancia con motivo del mes del Orgullo LGBT, invita a abrir las puertas y desprejuiciar la diversidad sexual en un país que lidera los crímenes contra el colectivo.

La muestra consta de una amalgama de puertas de diferentes colores que, al abrirlas, ofrecen respuestas a preguntas como “¿Qué significa género?”, “¿Qué es el sexo biológico?” o “La transexualidad, ¿es una enfermedad?”.

La idea se basa en el libro Que se abra esa puerta. Crónicas y ensayos sobre la diversidad sexual, del escritor mexicano Carlos Monsiváis, formada por textos recopilados tras su muerte por la antropóloga Marta Lamas, que incide en la idea de propulsar cambios a través del conocimiento y la conciencia.

“Ellos proponen activismo, una visión de la diversidad como algo que debe conocerse, entenderse, discutirse, debatirse. Quisimos honrar el título, para que la gente venga a abrir puertas, a enterarse de cosas”, dijo en una entrevista con EFE la directora de exposiciones temporales del museo y curadora de la muestra, Linda Atach.

A través de preguntas incisivas, algunas tan concretas como la de un actor homosexual que no encuentra la manera de que le contemplen también para papeles heterosexuales, la exposición busca despertar la curiosidad de los visitantes y hacerles buscar las respuestas, que se esconden tras las diversas puertas.

“Que la curiosidad le gane al prejuicio, hay que abrirnos a nueva información. Cuando te informas y haces consciencia vas a acabar respetando. Es inherente: el conocimiento genera cambios”, consideró Atach.

La muestra, además, cuenta con diversos textos que reflexionan acerca de la diversidad sexual en México y el resto del Mundo, y señalan tanto los avances como los preocupantes retrocesos.

El país norteamericano, pese a ser uno de los países de la región con legislaciones más avanzadas en materia de derechos LGBT, sigue siendo un lugar de riesgo para las personas que integran el colectivo.

Tanto es así que en lo que va de año es el segundo país latinoamericano, tras Brasil, en cantidad de crímenes de odio hacia la diversidad sexual.

Según el Observatorio Nacional de Crímenes de Odio contra Personas LGBTI+, hubo 62 asesinatos, suicidios o atentados contra miembros del colectivo en 2022, y 22 desaparecieron.

“Por un lado está la legislación y por otro la sociedad, que no lo está incorporando”, denunció la curadora.

Con información e imágenes de EFE

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