Cultura elCaribe, Sábado 22 de Septiembre de 2018
elcaribe.com.do
La tragedia de 1969 que se llevó dos amigos
El universo fotográfico de Angelita Casals
Kenya Roque: directa y profunda
Zona Retro refresca la historia de los amigos Luis Mauricio Bogaert y Rubén Lara Romero, que en medio de tragos terminaron ahogados en sangre p.7
Lilian Carrasco retrata la exposición de Casals en el salón Paul Giudicelli de Casa de Teatro, y comenta cómo la artista nos traslada tierra adentro. p.11
De cómo una publicista se fue descubriendo en el arte de escribir, para compartir sus poesías en lo que devino en su primer libro. p.12
josé mercader 666mercader@gmail.com
…Cupido mira con su cristal Qué locura… Tirarle piedra, por montón A la luna. La melodía salvaje con inventos y con boche Borracha de Palo Viejo Paseaba quieto en su coche…
L
Lula: más cigarrillos, pero sin lluvia De cómo el mundo gira según los vientos de Norteamérica
Las primaveras son verdes desde los árboles, pero en los países con mucho petróleo les dieron banderas con el mismo color a los “re-verdes” que quisieran quitar a los “dictadores” de Irak, Libia, Siria, Irán o Venezuela, o sea, donde las primaveras eran naranja. Marruecos es un gran productor de naranjas, pero nunca se ha dicho que haya un dictador, porque su Casa Blanca es para blancos. En Cuba la primavera ha sido roja desde 1959, y como aquel cuento, de tanto tirarle piedra para tumbarla y no poder, la declararon verde. Ya la molestan menos a pesar de las marchas blancas con banderas verdes que parecen billetes de los que inspiraron a Frank Almánzar para su obra, donde se ve a Washington disparando con un Smith & Wesson. Desde el Oeste se ha querido controlar todo a la fuerza, aunque se haya tenido que hacer uso de “la democracia”. Un sistema muy bueno para el país que lo escoja. Es el sistema del mundo Marlboro que encarrila el rebaño y luego, detrás de la empalizada, el vaquero lo contempla fumando un cigarrillo con aire de macho dominante. Desde sus misas cinematográficas, se durmió a más de uno con sus pasajes bíblicos de vaqueros y héroes victoriosos de guerras mundiales en las que nunca participaron. Cuando se habla de soberanía, se entiende respeto a las culturas. ¡Qué bueno sería que se comieran sus biftecks de toro con papa y “sus aguas negras” y nos dejaran comer nuestro mangú con morir-soñando! ¿Por qué no dejan que los demás se beban sus tisanas calientes y se dejen gobernar por esos tiranos que le garantizan la paz. Si la tradición los ha envuelto en trapos desde Matusalén, que se los quiten cuando ellos crean que ya hay que ponerse corbata. Pero que sean ellos, no Lawrence, ni Marco Polo, y menos Rumsfeld ni Bush, ni el general Colin Powell… el del potecito químico de destrucción masiva. l