Presentación Cartel Bendición de la Virgen de la Merced. Sebastián Cabrera 2018

PRESENTACIÓN DEL CARTEL ANUNCIADOR DE LA SOLEMNE EUCARISTÍA Y BENDICIÓN DE MARÍA SANTÍSIMA DE LA MERCED Y PIEDAD Por Don Sebastián Cabrera Checa Hermano de la Cofradía

Baeza, 24 de agosto de 2018

Dedicatoria: A mi querida Cofradía de la Expiración, para que con la llegada de la nueva imagen de su Virgen Titular, María Santísima de la Merced y Piedad, siga manteniendo nuestro espíritu mercedario por los siglos de los siglos.

Stabat Mater Cántico para los días de Pasión

Estaba al pie de la cruz La Madre más amorosa, Afligida y dolorosa Viendo pendiente a Jesús.

Y su alma contristada Por ver morir a su Hijo Con un dolor tan prolijo, Traspasó una cruel espada.

¡Oh qué triste y afligida En aquella fatal hora Se halló la dulce Señora, Madre de Dios escogida!

Y cuando consideraba Las penas del Hijo amado En el madero clavado, ¡Qué angustia experimentaba!

¿Cuál será el alma inhumana Que no vierta amargo llanto Al ver en suplicio tanto A la Reina Soberana?

Tiene el corazón de acero Quien no pueda enternecerse, Viendo a tal Madre dolerse De la aflicción del Cordero.

Con insufribles dolores Vio a Jesús atormentado, Que cruelmente fue azotado, Por salvar los pecadores.

Vio a su Hijo muy amado Desolado y Moribundo, Para partir de este mundo Dando su espíritu sagrado.

¡Oh Madre, fuente de amor!

Haced, pues os quiero tanto, Que os acompañe en el llanto Y sienta vuestro dolor.

Haced, que en mi pecho fiel Arda en el amor divino De vuestro Hijo peregrino, Y que se complazca en él.

¡Madre de Consolación!

También te suplico hagas Que sus santísimas llagas Me sellen el corazón.

Y ya que por mi pecado Tanto se dignó sufrir, Hacedme también sentir Las penas que le he causado.

Permitid, Virgen querida, Madre de los pecadores, Que llore yo sus dolores Mientras me dure la Vida.

En vuestra aflicción y llanto, Oh dulce Señora mía, Quiero haceros compañía Al pie del madero santo.

No me neguéis, Virgen pura, Que por Cristo yo padezca, Y probar por vos merezca El cáliz de su amargura.

Que la memoria ejercite En su muerte y su pasión, Y con toda devoción Sus santas llagas medite.

Que con ellas traspasado Me vea inundado por su amor, Lleno de pena y dolor, Y por su cruz embriagado.

En él sea yo encendido, Exento de todo vicio, Y en el día que sea mi juicio Por vos, Virgen, defendido.

Haced que en aquél momento Me ampare la santa cruz, Y que Cristo, nuestra luz, Con su gracia me de aliento.

Alcanzadme la victoria En la hora de mi muerte, Y haced que obtenga mi suerte Del Paraíso la gloria.

Amén.

Recordatorio: Este “Stabat Mater” que ahora acabo de recitar, extraído del libro Ancora Celeste, publicado en Baeza en el año 1865 por la Compañía General de Libros, fue con toda probabilidad una de las últimas oraciones o cánticos habituales, que rezaron los hermanos y fieles devotos de nuestra cofradía delante de la sagrada imagen del Santísimo Cristo de la Expiración, de su querida Virgen dolorosa y de su san Juan Evangelista durante la celebración cuaresmal en los cultos del tradicional Septenario anual, y cómo no, también, del “Ejercicio de las Tres Horas” en el último Viernes Santo de 1936, poco antes de que el día 18 de julio de ese fatídico año, diera comienzo la Guerra Civil española.

Desde la proclamación de la II República el día 14 de abril de 1931 y hasta el inicio de la Contienda en julio del 1936, se vivió en España un periodo político muy convulso socialmente en el que para hacernos una idea, se sucedieron hasta un total de 16 gobiernos distintos, lo que prueba el grado de crispación social en esta época pre-bélica.

No fue ajena Baeza a estas circunstancias político-sociales, económicas y morales, produciéndose en la ciudad durante este periodo un buen número de incidentes locales que han sido reflejados por escrito tanto en la prensa local, provincial, nacional, así como en las Actas Municipales de aquellos años; y así, comentaremos que al estallar la guerra, las Fuerzas del Batallón Stalin y del 2º de Pablo Iglesias, pronto se instalaron en el edificio del Seminario Conciliar de San Felipe Neri, para así, poder dominar la zona durante este tiempo de enfrentamientos.

En lo que a nuestra cofradía se refiere, y desde que un grupo de exaltados se encaramaron a la portada de la parroquia de San Pablo para decapitar la imagen de su frontal principal, diremos que éstos tomaron a la fuerza el dicho templo e instalaron en sus naves interiores un garaje y un almacén de coches y carros, y poco a poco, fueron, esos mismos individuos fanáticos y manejados, los que fueron destruyendo y quemando incomprensiblemente casi la totalidad del rico patrimonio que atesoraba el templo en su interior.

Como sabemos, el Cristo de la Expiración, afortunadamente pudo salvarse de esta barbarie iconoclasta, pero por desgracia, la imagen de su Virgen Dolorosa Titular y la del Evangelista san Juan, perecieron ultrajadas y pacto de las llamas, al igual que casi por entero su patrimonio heredado a través de los siglos.

La Historia, que es la “Maestra de la Vida” debe enseñarnos a todos los españoles, a no cometer nunca jamás los absurdos e irreparables errores producidos por unos y otros, y menos aún, siendo hermanos como somos. La reconciliación, la concordia, el perdón y la paz en España, siempre serán necesarios, para que una sociedad libre, democrática y plural como es la nuestra, florezca y perdure a través del tiempo.

Agradecimientos: Dignos miembros de la Agrupación Arciprestal de Cofradías, Hermana Mayor y Cofradía del Santísimo Cristo de la Expiración, Señor de las Necesidades y María Santísima de la Merced y Piedad, Hermanos Mayores y representantes de las distintas cofradías y hermandades de pasión y gloria que hoy nos acompañan, cofrades, amigos, señoras y señores, Buenas noches.

Es para mí un honor, que la Junta de Gobierno de esta mi Cofradía haya contado conmigo para formar parte de la Comisión Delegada de Actos para el Recibimiento y Bendición de la nueva Imagen Titular de nuestra Hermandad, María Santísima de la Merced y Piedad; y además, por tener a bien el ofrecerme la presentación de este Cartel Conmemorativo de la Solemne Eucaristía y Bendición de la que pronto será la Reina de nuestros corazones mercedarios.

Agradecido estoy por tanto, María, por confiar en este humilde hermano de base para colaborar en tan histórico e importante acontecimiento para nuestra Hermandad y para nuestra ciudad.

Quisiera felicitar, cómo no, a don Juan López Jiménez, polifacético artista y vestidor, por el hermoso cartel que ha tenido a bien regalarnos para conmemorar esta festividad tan singular para todos los que nos sentimos baezanos y expiracionistas.

Enhorabuena, Juan, pues una vez más, con este nuevo gesto tuyo, demuestras tu cariño y generosidad para con nosotros y para con Baeza, ciudad en la que te formaste un día como artista y a la que me consta, tienes tanto aprecio y cariño. Como baezano y hermano de la Expiración, no puedo sino agradecerte de todo

corazón todos tus desvelos y tu implicación generosa, por la mucha diligencia que demuestras siempre y en cada momento en que se te requiere, para aportar tu gran sensibilidad cofrade y tu magnífica impronta artística. Mil gracias, amigo.

El Cartel y su significado: A mi entender, el cartel que hoy presentamos en esta escena recreada magistralmente, no puede definir de forma más sobria, elegante y plástica el mensaje que subyace en lo profundo de su significado.

La composición, emerge con la fuerza de un intimismo atrayente al mismo tiempo que sereno. Aparece entre claroscuros de tiniebla como los que en otro tiempo utilizaran grandes maestros pintores como Caravaggio, Valdés Leal o el mismísimo Zurbarán, aunque en esta ocasión, no sea la pintura de pigmento la escogida como técnica, sino la fotografía de una imagen compuesta de forma estática y contemplativa, cargada de tintas densas de colores penitentes, que impactan en las retinas de quien las mira, provocándolos a detenerse y a observar lo que emana y sugiere el mensaje que quiere expresar el cartel.

Sus luces y sus sombras, sus colores: los burdeos, blancos, negros y dorados; su escudo mercedario, que como un corazón prendido en un pecho anhelante, parece latir cual cansino y monótono ritmo de viejo reloj de pared, que quisiera marcar instantes vividos con ansias de un reencuentro deseado.

La imagen discreta de un rosario de madera entrelazado en una mano anónima -que bien pudiera ser cualquiera de las nuestrasmuestra de manera primorosa cómo un mercedario va desgranando con paciencia sus cuentas cargadas de sentidas y

silenciosas oraciones, que quieren elevarse entre el silencio hacia lo verdaderamente eterno.

Para mí, el cartel es una imagen perfecta que proclama a voz en grito el inexorable paso del tiempo y la ausencia prolongada, la oración, el silencio y la Esperanza.

El tiempo y la ausencia, porque desde aquél funesto año de 1936, en el que estalló la Guerra fratricida, los hermanos de la Expiración quedaron huérfanos de Madre, pues perdieron de manera triste y lamentable a su Virgen Dolorosa Titular, que lamentablemente, ardió entre las llamas de la hoguera del odio y del rencor, dejando en todos ellos un espacio vacío y una tristeza difícilmente superables.

Su ausencia produjo pena y dolor, luto y temor. Quizás sea este el lado más oscuro que nos presentan las tonalidades y colores ásperos del cartel.

Pero por fortuna, el tiempo ha ido pasando lentamente, ya que desde esos días de oscuros amaneceres, las jornadas han ido transcurriendo alternadas de gozos y de sombras; en definitiva, lo propio de lo que es el discurrir de la vida misma, si bien, siempre, en las mentes de los cofrades, en nuestras mentes de ahora incluso, es cierto que siempre ha existido un emotivo momento cofrade y pasional, que hemos dedicado para pensar solo en Ella.

En nuestra Reina, Madre y Redentora.

También la oración y el silencio casi se dan la mano en los elementos y colores que configuran la obra. La imagen, en sí misma, transmite silencio y oración. La inmovilidad del penitente mercedario que contemplativo queda extasiado en su parcela íntima de diálogo con el Altísimo, se erige en figura frágil, pero al mismo tiempo poderosa, apreciándose como verdadero protagonista. El contemplarlo, nos excita a meditar y reflexionar:

¿Cuántas oraciones habrán rezado nuestros mayores en este tiempo de humilde espera, discreta y sosegadamente, delante de nuestro Cristo de la Expiración? Yo lo he vivido, los he visto con mis ojos cuando he ido a visitarlo en la penumbra de su capilla de San Pablo desde que era un niño.

La oración siempre es escuchada, ya que es la mejor manera de hablar con Dios. Y Dios, nuestro Señor de la Expiración y de nuestras Necesidades, ha escuchado lo mucho que hemos echado de menos a Nuestra Madre Santísima. Y por eso, ahora nos quiere colmar y bendecir con su Gracia Divina, y nos va a saciar plenamente ofreciéndonos un regalo deslumbrante, a su Madre, que desborda su Merced y su Piedad.

Y por último, el cartel transmite Esperanza. Nuestra Esperanza reflejada y apoyada en la fe inquebrantable que poseemos como cristianos discípulos de Cristo. La Esperanza que nunca hemos perdido a través de este tiempo de incertidumbre mariana, movidos siempre por la ilusión y el deseo de tener a nuestra Virgen otra vez entre nosotros. Esa Esperanza, se manifiesta en nuestro escudo mercedario: el escudo que se alza y se enciende de oro y seda en el cartel, que no es otro, que el que lucimos

orgullosos en nuestro pecho cuando hacemos penitencia la tardenoche de cada Viernes Santo deseado. El santo y seĂąa que por siempre nos ha identificado como mercedarios y peregrinos hacia la eternidad.

Un sueño cumplido: Queridos hermanos cofrades, ya ha pasado el tiempo de la espera.

Y gracias a los componentes de la Banda de Cornetas y Tambores de nuestra cofradía, que han tenido a bien hacer donación de la hechura de la nueva imagen de nuestra Señora de la Merced y Piedad y al artista y joven maestro imaginero, don Antonio J. Parras Ruiz, que está consiguiendo una maravillosa obra de arte, ya pronto la tendremos aquí nuevamente en Baeza con nosotros.

Y la pondremos sobre un altar donde rezarle. Y podremos hablarle de tú a tú y contarle nuestras alegrías y nuestras penas. Y miraremos su rostro hermoso y nacarado para decirle mil veces guapa. Y calmaremos su llanto desconsolado enjugando sus lágrimas divinas de cristal. Y nos cobijaremos bajo su manto amoroso de suave terciopelo. Y besaremos sus preciosas y delicadas manos. Y oleremos su aroma de perfumes y fragancias.

Y le pondremos corona y vestidos de Reina. Y la adornaremos poniendo a su alrededor un romántico jardín repleto de flores frescas. Y compondremos para Ella partituras repletas de lindas melodías escritas en pentagramas sugerentes, que sonarán por nuestras calles para anunciar su presencia liberadora. Y le encenderemos velitas de pura cera en el lampadario de su capilla, para recordar a los que ya no están aquí entre nosotros, porque ahora disfrutan de su eterna belleza allá en el cielo…

¡Ya queda poco para que Ella, con su belleza de Emperatriz llorosa llegue y encienda de amor del bueno nuestras vidas, hermanos!

Pronto, lucirá en Baeza un día luminoso de Merced y de Piedad.

Eso será el día 8 de septiembre de 2018, y además, con su llegada, también festejaremos con júbilo el IV Centenario del Juramento en defensa de la Inmaculada Concepción de la Virgen María que otrora hiciera nuestra ciudad y la Universidad de Baeza; y cómo no, conmemoraremos felices el año en el que se celebra también el VIII Centenario de la Fundación de la Orden de la Merced. Por todo esto, no hay mayor regalo ni mayor alegría para nuestra Cofradía, que poder celebrarlo de manera dichosa y festiva, recibiendo a nuestra Madre y Soberana de la Merced y Piedad, la que sin duda, va a convertirse en la Reina de nuestras almas y de nuestros corazones suplicantes.

¡Bendito sea Dios, porque así ha querido que esto suceda!

Sebastián Cabrera Checa.