Cuaderno Cofrade El Capirote 2020

Tertulia Cofrade de BAEZA Cuaderno Cofrade nº 17 - Año 2020 EDITA: Asociación Cultural Tertulia Cofrade “El Capirote”. Baeza (Jaén) SEDE SOCIAL: C/ San Juan de Ávila, 7. 23440 BAEZA (Jaén) Registro General de Asociaciones, sección 1ª, número 3141. C.I.F.: G-23570278 E-MAIL: tertulia.elcapirote@gmail.com FACEBOOK: El Capirote Tertulia Cofrade DIRECTOR: Damián Cruz Martínez EQUIPO DE REDACCIÓN: Sebastián Cabrera Checa Ventura Salazar García IMPRESIÓN: Publimax Impresores - Baeza - Tel. 953 74 41 41

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Sumario 3 PORTADA. “Ángelus de Media Noche”. Julio A. Hidalgo Rodríguez 6 EDITORIAL. La Redacción 14 EL ARTÍCULO. “V Centenario del Nacimiento de Gaspar Becerra”. Pedro Narváez Moreno 21 CAPIROTAZOS Y OVACIONES. El Capirote 28 LA MÚSICA EN LA SEMANA SANTA. “El Director de Banda en la Calle”. Amadora Mercado Pérez 31 POESÍA DE LA PASIÓN. “450 Aniversario del Nacimiento de Alonso de Bonilla”. Juan Cruz Cruz 52 LA REBOTICA. “Entrevista a D. Manuel Cruz Cruz”. El Capirote 58 EFEMÉRIDES. “Celebrar la Fe”. José García Checa 63 PREMIOS DE SEMANA SANTA 2019. El Capirote 68 CRUZ DE GUÍA. “La Piedad Popular, Tesoro de Nuestra Iglesia”. Andrés Aldarias Martos 71 EL CARTEL DE EL CAPIROTE PARA LA SEMANA SANTA 2020. El Capirote 97 ESENCIAS COFRADES. “Las Velas de Cera y los Cirios”. Sebastián Cabrera Checa 99 LAS GLORIAS. “Carteles de Glorias de El Capirote”. Pedro Narváez Moreno 102 LA TRABAJADERA. “2020, Una chicotá muy dura”. Manuel D. Lozano Guerra 105 CUADERNO DE OPINIÓN. “La Cruz. De oriente a occidente, de ayer a hoy”. Mª Cruz García Torralbo 115 LA PASIÓN SEGÚN… “La Semana Santa de Loja, decana de la provincia de Granada”. Ramón S. Pérez Collados 121 NECROLÓGICA. “Juan Tomás Cejudo Lorite”. El Capirote 124 NUESTRA MEMORIA EN IMÁGENES. “La Exposición de Enseres de la ACB en la Cuaresma de Baeza de 1985”. Damián Cruz Martínez 133 COLABORACIONES. “La Semana Santa de Baeza como reclamo turístico”.

Pópulo Servicios Turísticos 135 ARTE Y ARTISTAS DE LA PASIÓN. “Cristo en la Cruz”. Francisco Cruz Ruiz 140 IMAGINERÍA E IMAGINEROS. “D. Joaquín Cubillo Torres, autor del Monumento al Sagrado Corazón de Jesús en la lonja de la Iglesia Parroquial de San Pablo (Baeza)”. Carlos J. Mejías Garrido 146 NUESTROS ACTOS. El Capirote 155 ESTRAORDINARIOS. “Procesión Extraordinaria del Jubileo Avilista. El Santísimo Cristo de la Misericordia de Baeza”. Ventura Salazar García 160 CONTRAPORTADA. “Agranda la puerta Padre”. Julio A. Hidalgo Rodríguez

La Portada por Julio A. Hidalgo Rodríguez Fotografía de Portada de Antonio J. García Cruz ÁNGELUS DE MEDIA NOCHE En casa empezaba la Semana Santa cuando llegaban las ocho de la tarde del Domingo de Ramos y, desde la esquina de Morral, empezábamos a escuchar el estruendo melódico y uniforme de la banda de tambores de la Oración del Huerto que, por la cuestezuela, empezaba a descolgarse calle abajo. Esa Calle del Rojo, esa perspectiva azulada de aleros y voladuras de tejados dorados por el último sol de poniente; y la torre de San Andrés al fondo, como un ente inerte pero constante, un personaje más de la obra, presente siempre en todos los más placebos recuerdos pueriles.

Un año más, en su decimoséptima edición, la Asociación Cultural “Tertulia Cofrade El Capirote” edita su cuaderno cofrade para esta Semana Santa venidera de 2020; y por segundo año consecutivo se me confiere la responsabilidad de abrirlo y de cerrarlo comentando su portada y su contraportada; cosa que agradezco enormemente a su Equipo de Redacción, por la estima que me demuestran y la confianza que ponen en mí, otra vez, al solicitarme tal encargo, por la estima que me demuestra y la confianza que pone en mí, otra vez, al solicitarme tal encargo.

Eran casi las 11 de la noche del pasado 14 de abril de 2019 cuando el paso de misterio de la Cofradía de la Sagrada Oración de Nuestro Señor Jesucristo en el Huerto de los Olivos se aproximaba, entre un bullicio expectante y entusiasmado, al final de la Calle San Pablo después de pasar por la carrera oficial. Desde la rotonda de Aliatares, sobrecogido por esa configuración de luz, sonido, aplausos e incienso humeante que se elevaba formando, en el negro de la noche, formas caprichosas, y muy emocionado porque era un trocito de mi barrio lo que en ese momento deleitaba a tanta gente allí congregada, hacía algunas fotografías, y junto a mí ―y le recuerdo perfectamente― Antonio J. García, baezano conocido por todos y aficionado a la fotografía, tomaba con su cámara esta instantánea maravillosa que es un resumen perfecto, y para mí algo nostálgico, de lo que fue el último Domingo de Ramos vivido en Baeza.

Aquellas manos entrelazadas que se me acercaban, las de siempre, con pasos danzantes, e inesperadamente, y por momentos, impetuosos, manos que casi me invitaban a un rezo íntimo; o el ángel, ese ángel, antaño confortador, mensajero ineludible de una nueva no tan grata como la del pasaje de María en su Anunciación, nueva que a Cristo ofrecía un cáliz en el que recoger su propia sangre; y la rojez de un huerto de olivos sembrado de claveles

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carmesíes, entre cirios tintados de azul marino… azul y rojo, en memoria de aquellos frailes calzados de la Santísima Trinidad… Era un ángelus de media noche, el de la primera luna de primavera, prólogo de la Pasión, ángelus de San Andrés en el corazón de Baeza.

Manos que öran calladas rezan desde San Andrés, ante un olivo, Moisés, como zarzas avivadas.

Cordero de las cañadas, que llegas, así, rezando, que vienes, a Dios, buscando, reza, llora, pide, clama, que tu olivo, en una rama, al cielo te lleva orando.

Y orando en cada mecida, cada rezo por San Pablo, hace, de olivo, un retablo, hace, del rezo, salida.

De azul marino, teñida,

de tu plegaria, la cera; de tu sien cae la primera lágrima que de escarlata, en tres espigas de plata, abre nueva primavera.

De un rezar ya franciscano, ángelus de media noche, hace en tu cáliz, derroche, la alta voz de tu artesano.

Orar de Dios en lo humano, tu huerto en calle Pintada, que tu höra señalada ya va buscando el Real.

Escrito está tu misal en una torre dorada.

Recuerdo ver en casa algunas túnicas de la cofradía, de mis primos; y, en la visera interior del coche, mi madre siempre llevaba una estampa del Señor de la Oración en el Huerto. La recuerdo, ya con los filos doblados, algo deteriorada y agrietada por la parte inferior, pero allí puesta… más que puesta, dispuesta, siempre con nosotros. Cuarenta años después sigue presente en casa. Y la tarde del Domingo de Ramos de mi infancia era la empanada de Vigilia del horno de “Dieguete” y bajar corriendo la calle Cubillo a coger un hueco para ver pasar a la Oración del Huerto. Toni, Pedro y yo jugábamos a contar penitentes, que bajaban por cientos, y a tirarles tímidamente de la borla blanca que pendía por el reverso del caperuz. Eran otros tiempos. Hasta que, de repente, asomaba sobre la fachada de cal de la casa de Paco Parrilla la sombra grisácea de un olivo movido por el viento y que danzaba al son de la música; y tras el letrero del horno de Morral, dos manos orantes reflejadas en el bisel del cristal de un farol torneado en madera. Era el momento. Ya era Semana Santa.

Ya vienen rezando, de acera a acera, con luz del ocaso, y “entrenudadas”, y de blanca cal, paredes colmadas, de sombra y sueño, sus manos de cera.

Cimbrea el olivo la verde espera, con dorso de plata; ya son pasadas las horas del año tan esperadas, la Calle del Rojo más verdadera…

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Dorada la piedra, bendita esquina, por donde aparece, tras un letrero, y en ramas de olivo, reza y camina; en ramas de olivo, con tanto esmero, en ramas de olivo al Padre se inclina, en tarde que es noche del costalero.

Una imagen de Cristo en oración, espejo de la devoción y piedad popular de nuestros padres; una imagen de tiempos lejanos venida a nuestros días, testigo de miradas y de rezos pasados, algo enigmática, casi desapercibida, pero que llegado el tiempo de primavera ha vuelto, año tras año, a invitar al rezo y a la contemplación. Tal vez, y según lo aprecio, sea la imagen de Cristo, de cuantas tenemos en Baeza, más íntima, más espiritual, más introspectiva. Pudo ser en el año de 1627, establecida la Cofradía del Santísimo Cristo de la Salud —ya conocida entonces por el vulgo como la de “La Sangre”, que contaba con veinticuatro años de vida— en el convento de Padres Trinitarios calzados de El Ejido de la ciudad, cuando ésta solicita al escultor ubetense Pedro de Zayas la factura de una imagen de cristo orando para darle culto. Imagen que bien podría ser ésta, cosa de la que estoy convencido, que hubiera sobrevivido y llegado a nuestros días con algunas transformaciones estéticas, de momentos distintos en su historia, que incluso en el siglo XVIII la pudieron acercar a la estética de la escultura levantina del mismísimo Salzillo. Pedro de Zayas, un escultor un tanto enigmático del que se sabe no demasiado, estará presente en la zona hasta 1639 cuando se le ubica en Málaga capital, lugar en el que encontraron trabajo otros escultores jiennenses como el cazorleño Luis Ortiz de Vargas, que seis años antes había iniciado el tallado de la sillería del coro de la catedral. Años después, hacia 1658, Málaga se convertiría en un foco importante de imaginería religiosa al establecer allí su taller el paradigmático Pedro de Mena. Para esa fecha, nuestro ubetense Pedro de Zayas llevaba fallecido ya nueve años, habiendo dejado en la ciudad obras que se le atribuyen como el tan querido Cristo de Ánimas de Ciegos de la Iglesia de San Juan. En Úbeda, antes de su ida a Málaga, habría hecho trabajos para la decoración interior de la Sacra Capilla del Salvador. Su nieto, Miguel de Zayas, se formaría como escultor allí mismo en la ciudad de Málaga, adonde desarrolló su oficio y dejó su obra y, éste sí, trabajando en el taller de Pedro de Mena.

Sea como sea, en esta edición, este cuaderno cofrade abre sus páginas con una imagen que, además de ser herencia de lo mejor de la escultura andaluza del siglo XVII, es heredad y legado de una honda devoción de barrio a Cristo orando en el huerto de Getsemaní, asumiendo su destino redentor, y que en la tarde-noche de cada Domingo de Ramos en Baeza, al abrigo del ángel y de su olivo, es un “ángelus de media noche” por las calles de nuestra ciudad.

Y así quiero ser la tierra del huerto, que en tus rodillas, cubra lágrimas, semillas, para el perdón del que yerra.

O el mismo rezo que encierra aquel rezar de tus manos; altos rezos tan arcanos que son entre Tú y el cielo.

Sólo quiero ser tu suelo; a cambio sé tú mis manos.

Foto: Antonio J. García

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Editorial Queridos y estimados lectores de este XVII Cuaderno Cofrade de la Asociación Cultural Tertulia Cofrade “El Capirote” de la ciudad de Baeza. Los acontecimientos que se ciernen sobre nuestro País y el resto del mundo, provocados por la pandemia declarada por la OMS a causa del virus COVID-19, más conocido popularmente como “coronavirus”, condicionan la redacción de este editorial. Pocos días antes del cierre de edición, el Equipo de Redacción ha decidido reescribir este texto, inicialmente pensado para tratar aspectos como las importantes efemérides sobre San Juan de Ávila, Gaspar Becerra o Alonso de Bonilla (de estas dos últimas incluimos dos excepcionales artículos), amén de otros temas que preocupan a los cofrades y a los cristianos en general. La idea inicial era abundar en nuestra exigencia a las autoridades nacionales e internacionales para que hagan todo lo que esté en su mano y así evitar la persecución y las muertes de cristianos por todo el mundo (también de este trascendental asunto incluimos un magnífico artículo en “Cuaderno de Opinión”). Dos temas más queríamos tratar en este editorial: por un lado, la protección de nuestros templos, nuestras capillas, nuestras imágenes y enseres, nuestras casas de hermandad, que deben dejar de ser objeto de actos vandálicos, robos o atentados contra la fe; por otro, el cuidado, mantenimiento y restauración del rico patrimonio religioso y cofrade. “El Capirote” se ha venido esforzando especialmente durante el presente año en esta segunda vertiente, sobre la que ya hemos organizado una conferencia y la presentación de un libro, que creemos deben poseer y seguir quienes tengan a su cargo responsabilidades en esta materia. El libro que mencionamos, titulado: “GUÍA BÁSICA PARA LA CONSERVACIÓN DEL PATRIMONIO COFRADE. Consejos elementales de conservación preventiva, mantenimiento, cuidado y almacenamiento de bienes y enseres”, del que es autora la restauradora Carmen Bermúdez Sánchez, se puede adquirir en nuestro patrocinador Marquetería Cózar, de Baeza.

Sin embargo, algunos de estos aspectos aguardarán hasta el año próximo para ser tratados con mayor profundidad, ya que la crisis del coronavirus lo acapara todo y queremos aprovechar para dejar constancia en nuestras páginas de cuanto a fecha de hoy se ha decidido y el enorme alcance que tienen esas decisiones para nuestras cofradías y hermandades y, en general, para la celebración de la Semana Santa y muy posiblemente también para parte de las Glorias. De las Glorias precisamente incluimos, a partir de este número, una nueva sección, que en esta ocasión trata sobe los carteles que hasta hoy ha

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editado nuestra Tertulia para su conmemoración. Una sección que deseamos que sea fija en esta publicación y que se amplíe en años sucesivos.

Pues bien, “El Capirote” comenzaba la Cuaresma de 2020 con ilusión renovada y con un gran trabajo por delante. La Junta Directiva de la asociación había tomado hace meses la decisión de adelantar el Pregón del Costalero al primer sábado de Cuaresma, y así se llevó a cabo el mismo el pasado sábado día 29 de febrero. El día 26, Miércoles de Ceniza, presentábamos públicamente el Cartel digital de Cuaresma para este año. Esta iniciativa fue instituida en el año 2014 y en la presente edición el cartel ha sido realizado por el fotógrafo Cristóbal Tornero Cruz. El cartel, que adjuntamos a este Editorial, muestra una escena típica de la Cuaresma baezana, en la que se instalan magníficos altares de cultos. Para el montaje del Triduo de la Congregación de la Santa Vera Cruz, celebrado ese mismo primer fin de semana de Cuaresma, se trasladaba la imagen de Jesús Nazareno desde el emplazamiento natural en su capilla. Ese momento en el que los hermanos realizan el traslado del Cristo de la Vera Cruz es captado con la maestría a la que nos tiene acostumbrados Cristóbal, dejando una instantánea claramente representativa de este tiempo de preparación para la llegada de la conmemoración de la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor.

Se iniciaba magníficamente la siempre extraordinaria Cuaresma de Baeza, con los actos de “El Capirote” y magníficos cultos en varias hermandades, además del acto de presentación de los actos del 75 Aniversario de la realización de la imagen del Nazareno de la Vera Cruz; pero no imaginábamos en aquellos momentos que, pocos días después, la

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crisis sanitaria se iba a hacer global e iba a acabar en cascada, e inevitablemente, con la Cuaresma y la Semana Santa.

Comenzaron a suprimirse de inicio los besamanos y besapiés, que, a lo sumo, se mantuvieron en un principio como actos presenciales de oración ante las sagradas imágenes, pero evitando el contacto con ellas. Aún había esperanza de que el virus no afectase de manera tan contundente a la población y que las fechas de la crisis no alcanzasen más allá. No ha sido así. A 17 de marzo, fecha de redacción de este editorial, se han suspendiFoto: Narváez Fotógrafo do todos los actos y cultos previstos por nuestras hermandades, los ensayos de costaleros y bandas, conciertos, pregones, exaltaciones, conferencias, etc.

Los desfiles penitenciales de la Semana Santa han sido suspendidos y todos los cultos de la propia Semana Santa quedarán a lo sumo con presencia en las televisiones, radios o redes sociales, ya que los templos han cerrado también sus puertas.

No se suprime la Semana Santa, en esto hemos sido todos muy claros. La conmemoración de la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor tan solo cambia de aspecto; se pide a todos los cristianos que la vivan en la intimidad, en oración y unión con todos los ciudadanos.

El Gobierno de España ha declarado el Estado de Alerta, ante una crisis sanitaria que se empezaba a ir de las manos, y ha confinado a los españoles en sus domicilios con la excepción de una lógica movilidad para adquirir medicamentos, alimentos o productos de primera necesidad. Se ha mandado el cierre de todos los establecimientos de hostelería y tiendas que no estén relacionadas con estas necesidades básicas, al igual que de numerosas industrias y todos los organismos oficiales salvo el Parlamento, que queda exclusivamente para control al Gobierno y gestión de la crisis.

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Para constancia histórica de los hechos, reproducimos aquí las notas oficiales emitidas públicamente por la Agrupación Arciprestal de Cofradías de Baeza y el Obispado: “COMUNICADO OFICIAL DE LA AGRUPACIÓN ARCIPRESTAL DE COFRADÍAS Y HERMANDADES DE BAEZA: En relación con la alerta sanitaria por coronavirus (COVID-19), habiendo recibido las advertencias y recomendaciones oportunas, la Comisión Permanente de la Agrupación Arciprestal de Cofradías y Hermandades de Baeza, con el Visto Bueno del Obispado de Jaén, Consiliario de esta Agrupación de Cofradías y Excmo. Ayuntamiento, así como el apoyo personal de la Sra. Alcaldesa de la Ciudad hacia la decisión tomada, ha decidido *SUSPENDER LA CELEBRACIÓN DE DESFILES PROCESIONALES PARA LA SEMANA SANTA DE 2020* Esta decisión se ha tomado tras consultar con las autoridades competentes que nos han recomendado la adopción de esta medida.

Con este comunicado ponemos fin a la incertidumbre existente entre los ciudadanos y adoptando las medidas recomendadas por la Conferencia Episcopal Española.

Entendemos que es una medida dolorosa pero no se puede poner en juego la salud de las personas.

Pedimos disculpas por las consecuencias negativas que puedan suponer la suspensión de los desfiles procesionales pero entendemos que deben primar la obligación moral y el interés general.

Os animamos a rezar y elevar nuestra oración a la Santísima Virgen en sus distintas advocaciones, para que dé salud a los enfermos e interceda por todos ante el Padre.

Pronto entonaremos nuestro himno, cantando una vez más juntos: Volveremos con brío creciente, a luchar por tu antiguo esplendor y reharemos tu fama ¡oh Baeza! al servicio de España y de Dios.

Forjadores de la Patria Chica, despleguemos ardor sin igual para hacer que Baeza perviva ¡Ciudad noble, gentil e inmortal!

Baeza y Cuaresma de 2020.”

Del mismo modo, el 14 de marzo del presente se expresaba la Diócesis de Jaén al respecto: “La Diócesis de Jaén ha determinado, después de decretarse por el Consejo de Ministros del Gobierno de España el Estado de Alarma, debido a la pandemia provocada por el COVID-19, cerrar todos los

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Templos de la Diócesis, a partir de este lunes, 16 de marzo. Con esta decisión responsable, el Obispo de Jaén, Don Amadeo Rodríguez Magro, pretende eliminar el riesgo de contagio de muchos fieles de edad avanzada que acuden de manera diaria a Misa.

Junto a esta decisión, la Diócesis ha suspendido, también, los desfiles procesionales de todas las localidades de la provincia para esta Semana Santa.

1. Desde este lunes, 16 de marzo, se cerrarán al público todos los templos de la Diócesis de Jaén, quedando, de este modo, suprimidas, todas las celebraciones comunitarias de la Santa Misa, en todas las iglesias y oratorios. Esta medida se mantendrá hasta que las autoridades sanitarias determinen que el nivel de contagio y peligrosidad del Coronavirus ha descendido para no poner, así, en peligro a los fieles y sacerdotes que acuden a los templos.

2. Se recuerda que el Obispo de Jaén ha dispensado a los fieles del precepto dominical y festivo.

Y se anima a seguir las celebraciones eucarísticas a través de los Medios de Comunicación y las Redes Sociales de la Diócesis de Jaén.

3. Los sacerdotes celebrarán en privado la Eucaristía o con la pequeña asistencia de las comunidades religiosas, siempre guardando la distancia que establecen las normas higiénicas para evitar contagios.

Estas Misas se aplicarán por los fallecidos y los enfermos.

4. Para el caso concreto de los funerales, estos pueden celebrarse con un responso o breve celebración de la Palabra, posponiéndose las Misas Exequiales hasta que pase esta situación de emergencia y siempre manteniendo las normas de separación entre los asistentes.

5. Los sacerdotes de la Diócesis de Jaén deberán permanecer siempre disponibles para atender las necesidades espirituales de los fieles que lo requieran, ofreciendo el consuelo de la fe y la esperanza del Evangelio.

6. Del mismo modo, y siempre pensando en la prevención de la sociedad ante el virus COVID-19, se suspenden los desfiles procesionales de Semana Santa 2020, en todas las localidades de la Diócesis. A la vez que se anima a los fieles a vivir con devoción, y desde la profundidad del misterio de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo, estos días que dan sentido a nuestra fe.

7. Se mantienen el resto de las medidas y recomendaciones realizadas con anterioridad por esta Diócesis para evitar la propagación y el contagio del Coronavirus.

8. Por último, el Obispo de Jaén reitera a los fieles la necesidad de incrementar la oración durante estos días de Cuaresma. Pide que los diocesanos, eleven oraciones y súplicas a Dios, con la intercesión de la Virgen María, en su advocación de la Cabeza, patrona de la Diócesis, para que se supere, lo antes posible, esta situación de pandemia. Del mismo modo, pide oraciones por los enfermos, los fallecidos y por todo el personal sanitario que cada día pone en peligro su vida por salvar la de muchos”.

Como podemos ver, es evidente que la situación es de alarma general y que las medidas alcanzan a todos los estamentos del País.

A fecha de hoy, el equipo de redacción de este Cuaderno y la Junta Directiva de “El Capirote” mantienen la incertidumbre ante los dos próximos actos y publicaciones que debíamos organizar y editar. A buen seguro que este Cuaderno Cofrade no podrá presentarse en acto público, lo cual estaba previsto, como siempre, para los días inmediatamente anteriores a la

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Semana Santa. No nos preocupa tanto el no poder realizar este acto como la imposibilidad de distribuir, de la forma acostumbrada, los ejemplares impresos a nuestros socios, patrocinadores y lectores. La Directiva, sin embargo, ha decidido que al menos se haga pública la versión digital de la publicación lo antes posible, dejando la distribución de los ejemplares impresos para irlos entregando conforme las normas de la pandemia lo permitan.

El otro evento programado y en el que estábamos trabajando ―y que a fecha de hoy ha quedado suspendido― es la segunda edición del Concierto-Recital “De las Tinieblas a la Gloria”, previsto para el Sábado Santo próximo en colaboración con el Grupo Coral “Juglares” y con poesías en esta ocasión de José Gómez Garrido. La fecha y la imposibilidad de la propia coral de poder llevar a cabo los correspondientes ensayos, amén de otros impedimentos, hacen que debamos retrasar el evento al año 2021.

Desde “El Capirote” queremos sumarnos y apoyar una preciosa iniciativa lanzada por la Cofradía Patronal de María Santísima del Alcázar y San Andrés Apóstol. En la mañana del pasado domingo día 15, con el siguiente mensaje, la Hermandad animaba a todos los baezanos a colocar en sus balcones, como hacemos el 15 de agosto, colgaduras con la imagen de la Virgen. Este es el mensaje: “Baezanos: Como en tantas épocas difíciles de nuestra historia, nuestra Madre del Alcázar vela y cuida por todos y cada uno de los baezanos. Ella es nuestra fortaleza y vela por todos los hijos de esta tierra.

En tiempos de pandemias y epidemias, la Virgen del Alcázar salió a nuestras calles en rogativas, intercediendo ante Dios por sus hijos de Baeza.

En nuestro tiempo, saquemos nuestras colgaduras de la Virgen del Alcázar, Excelsa Patrona de Baeza, a nuestros balcones y fachadas. Llenemos Baeza de amor a María, pidiéndole que proteja a nuestros hogares y a todos los hijos de Baeza.

Santa María del Alcázar, Ruega por Baeza.”

Finalmente, nos hacemos eco de otra iniciativa más que pretende unir los corazones cristianos en un grito de oración por las víctimas, plasmado en el tañer de los bronces de nuestros campanarios. La iniciativa de la Conferencia Episcopal Española es la siguiente: “«A vosotros, amados de Dios, gracia y paz de parte de nuestro Señor Jesucristo» (Rom. 1, 7) En estos días de singular y dolorosa experiencia ciudadana y eclesial, a la que nos ha llevado la pandemia del coronavirus, la Iglesia Católica está llamada a ofrecer sus recursos en favor de los afectados así como la presencia del Señor que salva, animando a todos los cristianos a interceder ante la Madre de Dios, que nos ampara y escucha nuestra oración.

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Foto: Manuel Higueras Cruz

Por ello, invitamos a todas las Diócesis que lo consideren oportuno a que a la hora del Ángelus suenen las campanas de nuestros templos para invitar a orar a quienes permanecen en casa y hacer llegar, a quienes sirven y trabajan, la ayuda del Señor y el agradecimiento de la Iglesia.

Así, proponemos que a las 12 del medio día suenen las campanas para mostrar nuestro agradecimiento y fraterna solidaridad y orar: – Por los enfermos contagiados por el virus, por sus familiares, por quienes están en cuarentena y por otros enfermos que ven afectada su atención por la prioridad de atajar la pandemia.

– Por los trabajadores de todos los Centros y Servicios Sanitarios.

– Por los Equipos de Emergencias, por los de Protección Civil y por las Fuerzas de Seguridad del Estado – Por los Equipos de Pastoral de la Salud y por los voluntarios – Por las personas de riesgo: niños, mayores y enfermos crónicos.

– Por los padres, madres, abuelos y educadores.

– Por los que están viviendo esta situación de emergencia en soledad.

– Por quienes carecen de hogar o de lo imprescindible para vivir.

– Por las diversas autoridades públicas.

– Por los sacerdotes, los monasterios de vida contemplativa y la vida consagrada, que con su oración y entrega siguen dando esperanza a todos los ciudadanos.

Y proponemos que, como conclusión del Ángelus, digamos juntos estos días y a esa hora la oración del Papa Francisco:

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¡Oh María, Tú resplandeces siempre en nuestro camino como signo de salvación y esperanza.

Nosotros nos encomendamos a Ti, salud de los enfermos, que ante la Cruz fuiste asociada al dolor de Jesús manteniendo firme tu fe.

Tú, Salvación de todos los pueblos, sabes lo que necesitamos y estamos seguros de que proveerás para que, como en Caná de Galilea, pueda regresar la alegría y la fiesta después de este momento de prueba.

Ayúdanos, Madre del Divino Amor, a conformarnos a la voluntad del Padre y a hacer lo que nos dirá Jesús, que ha tomado sobre sí nuestros sufrimientos. Y ha tomado sobre sí nuestros dolores para llevarnos, a través de la Cruz, al gozo de la Resurrección.

Amén!

Bajo tu protección, buscamos refugio, Santa Madre de Dios. No desprecies las súplicas de los que estamos en la prueba y líbranos de todo peligro, ¡oh Virgen gloriosa y bendita! ¡Qué el Señor os bendiga, os guarde y os conceda la paz!”

Con estos ruegos despedimos el Editorial, pidiendo a la Santísima Virgen del Alcázar que nos proteja y que acompañe a las almas de los fallecidos hasta el Padre Eterno.

Con el sentimiento de todos los cofrades y nuestra profunda solidaridad en este trance, queremos mostrar nuestro apoyo a todas las personas ―de todos los ámbitos, humanos, laborales y profesionales― que están luchando contra esta pandemia e intentando, con su esfuerzo y hasta poniendo en riesgo sus propias vidas, paliar los efectos de este virus y salvar así las vidas de sus conciudadanos.

A todos nuestros lectores, les deseamos que disfruten de esta nueva edición del Cuaderno Cofrade y que esperen con nosotros una nueva Semana Santa ―plena de fervor, de piedad y de fe― para 2021, y que ahora vivan también con intensidad, y aprovechando todos los medios que el siglo XXI nos ofrece, la Semana Santa de 2020 y sus Glorias.

Dios está con nosotros.

La Redacción

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El Artículo por Pedro Narváez Moreno V CENTENARIO DEL NACIMIENTO DE GASPAR BECERRA Habitar en una ciudad como Baeza, que goza de una historia tan densa, hace que todos los años estemos inmersos en efemérides que nos recuerdan aniversarios de acontecimientos o personas que, bien nacieron, bien pasaron por nuestra tierra, dejando en ella una huella indeleble.

Cuando seguimos inmersos en el Año Jubilar Avilista, concedido con motivo del 450 aniversario de la muerte de San Juan de Ávila, 125 de su beatificación y 50 de su canonización, y el 450 Aniversario del nacimiento de otro ilustre baezano, el poeta y platero Alonso de Bonilla, nos disponemos a celebrar el V Centenario del nacimiento de Gaspar Becerra. Aún estamos recibiendo los frutos de este año desde que el Presidente de la Conferencia Episcopal, el Cardenal Ricardo Blázquez, abriera la puerta Santa de la Catedral de Baeza; a través de multitud de peregrinaciones, encabezadas muchas de ellas por los Obispos de diferentes Diócesis; a través de todos los Encuentros Diocesanos realizados este año en nuestra ciudad, como el Eucarístico, el de Adolescentes, el de Jóvenes, el del Clero, el de Cofradías y Hermandades; a través de la Peregrinación y Bendición de tricornios de Guardias Civiles de la Academia de Baeza; a través del Encuentro de Catequistas de España, el de Obispos andaluces, el de Seminaristas del sur de España; a través del Congreso organizado en septiembre por la Universidad de Jaén, en Baeza; a través del Congreso Internacional organizado por la Diócesis de Jaén, en febrero, también

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en nuestra ciudad, inaugurado por el Cardenal Stella y que contó con 14 prelados de toda España y 250 sacerdotes, siendo el Cardenal José Tolentino el encargado de inaugurar la segunda jornada y llevando a cabo la clausura Monseñor Rino Fisichella; a través de la próxima Vigilia Diocesana de Espigas del 30 de mayo, que coincidirá con la Clausura del Año Jubilar Avilista.

La repercusión y frutos de esta conmemoración son incalculables.

Con ello somos más conscientes de que, sin equivocación alguna y coincidiendo con muchos historiadores, San Juan de Ávila se puede considerar como el personaje más importante que ha pasado por Baeza, escribiendo en nuestra ciudad líneas de oro de la espiritualidad europea del siglo XVI y dejando en ella elementos que aún en el siglo XXI podemos palpar.

Cartel: Narváez Fotógrafo

En este año 2020, junto a dicho Año Jubilar Avilista, celebraremos, como ya hemos dicho y como se nos anunció en FITUR, el V Centenario del nacimiento de un baezano universal; se trata del artista multidisciplinar, del célebre escultor y pintor manierista Gaspar Becerra (Baeza, 1520-Madrid, 1568).

Su padre fue el pintor baezano Antón Becerra, quién pintaría el retablo mayor de la Parroquia de Santa Cruz, del que se conservan, en el museo de la Catedral, las tablas de San Pedro y San Pablo. Dentro de su familia destacarían otros artistas como Francisco Becerra, Juan Becerra y Pedro Becerra. Junto a este ambiente familiar eminentemente artístico, Gaspar Becerra se encontraría, en sus primeros años de vida, con una Baeza notable desde los puntos de vista económico, urbano y cultural, donde coincidirían grandes personalidades del arte, de la literatura y del pensamiento. Sin ir más lejos, en 1539 San Juan de Ávila se convertirá en el alma de la universidad baezana. También sería coetáneo del discípulo de Ávila, Diego Pérez de Valdivia. Seguro que no fue ajeno nuestro artista a esta importante escuela avilista. Creció de manera paralela a la construcción de edificios como las Casas Consistoriales Altas, la Audiencia y Escribanías, el Pósito o a las obras de la cabecera de la Catedral. También es destacable, entre otras muchas construcciones e intervenciones, la fundación en 1538 de la Capilla Funeraria de los Benavides, obra maestra de Andrés de Vandelvira. Fue testigo del desplazamiento de la población desde

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Cristo Yacente de Gaspar Becerra. Monasterio de las Descalzas Reales de Madrid.

la ciudad intramuros a los arrabales de El Salvador, San Pablo y San Andrés, así como hacia el Ejido... Como podemos comprobar, el ambiente familiar y el entorno en el que creció Gaspar Becerra influirían sin duda alguna en su percepción de lo artístico. En aquellos años no sería consciente aún de que se convertiría en una personalidad imprescindible, sin la que es imposible entender lo que significó la historia de nuestras formas artísticas desde mediados del siglo XVI. Con 24 años de edad se encontraba ya en Roma, formándose como pintor al lado del más inmediato circulo de Miguel Ángel, con artistas de la talla de Giorgio Vasari, Volterra o Mazzoni. Fue fundamental la influencia que recibió del arte italiano, que él transmitió al ámbito hispano a su regresó a España en 1557; de modo más específico, a la Corte, tras conseguir el apoyo de Felipe II, que lo nombró pintor real en 1563. En apenas 10 años ―pues fallecería en Madrid en 1568― fue capaz de revolucionar el lenguaje formal, de crear una escuela que se prolongó en el tiempo y que se extendió por toda la geografía peninsular, dando lugar al movimiento que se ha denominado Romanismo.

Su obra no es abundante y la fortuna ha sido adversa con su conservación, pero es trascendental, tras sus trabajos en Italia, el encargo del retablo de la Catedral de Astorga en mayo de 1558, al igual que los programas decorativos encargados a Becerra para el Alcázar de Madrid ―no conservados― y el Palacio del Pardo; dos residencias reales donde palpamos la implantación del modelo italiano y apreciamos cómo pintura y escultura se funden y complementan. También es destacable el encargo hecho por Doña Juana de Austria, hermana de Felipe II, del retablo para la iglesia de las Descalzas de Madrid, desaparecido en un incendio en 1862.

Al publicarse este artículo en esta revista cofrade, creo imprescindible hacer mención a una de las escasas esculturas de bulto redondo que se conservan de este escultor baezano, cuyo estilo influiría en grandes maestros de la escultura. Se trata del Cristo Yacente del Monasterio de las Descalzas Reales de Madrid, que aparece con la cabeza recostada sobre un almohadón. Se trata de una imagen procesional que sirve también como Custodia para exponer al Santísimo en el interior del costado derecho, a cuyo efecto se practicó una cavidad recubierta de bronces dorados y grabados a manera de Sagrario. Todos los Viernes Santos, después de los Oficios, el claustro del Monasterio de las Descalzas Reales celebra una procesión con el Cristo Yacente de Becerra, que es llevado a varas (sin

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Primitiva imagen de Virgen de la Soledad de Gaspar Becerra del Convento de la Victoria de Madrid, destruida en 1936

Virgen de la Soledad de Gaspar Becerra. Église de la Chapelle en Bruselas. Foto: Narváez Fotógrafo

urna) en medio de un silencio sepulcral, solo interrumpido por los motetes entonados por las monjas, compuestos por Tomás Luis de Victoria para esta procesión. Se trata de la única procesión en el mundo en la que sale un Cristo muerto y vivo a la vez, gracias a un privilegio papal de tiempo inmemorial, por el que en el costado de la imagen se coloca un viril con el Santísimo Sacramento; se utilizan ricas ropas litúrgicas y se cuelgan en el claustro tapices del Patrimonio Nacional. Estos tapices representan el tema de La Apoteosis Eucarística y fueron producidos en los telares flamencos de Raes y Geubels. El diseñador de estos tapices fue Rubens, que los ideó por encargo de la infanta Isabel Clara Eugenia, hija de Felipe II. Otra imagen que quiero destacar, y que está atribuida a Gaspar Becerra, es la de Nuestra Señora de la Soledad de Bruselas, obra que tuve la oportunidad de visitar y fotografiar (instantánea que aporto en este artículo). Esta imagen es, probablemente, la más antigua de las conservadas, aunque se vio afectada por un fuego hace unos años y tuvo que ser objeto de restauración a cargo del Institut Royal du Patrimoine Artistique de Bélgica. Cuando los archiduques Alberto e Isabel Clara Eugenia fueron a los Países Bajos, en 1598, la archiduquesa, hija de Felipe II e Isabel de Valois, trajo consigo una imagen de Nuestra Señora de la Soledad, que regaló a los frailes dominicos para veneración en su iglesia conventual de Bruselas. No obstante, no podemos afirmar que la tarea de traer dicha

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imagen fuera única y exclusivamente a causa de la devoción de la hija de Isabel de Valois; también Fernando de Austria, gobernador de los Países Bajos españoles, vivió en Bruselas y le tenía gran devoción a Nuestra Señora de la Soledad. Tras el avance de las tropas revolucionarias francesas, en 1794 la imagen pasó del convento de los dominicos a la Église de la Chapelle, también en Bruselas, donde hoy se encuentra ―en una capilla lateral― junto a la bandera española.

La devoción a la Virgen bajo la advocación de la Soledad fue una de las devociones marianas más propagadas por los mínimos españoles. El principal origen se halla en el convento de la Victoria de Madrid. La reina Isabel de Valois había traído de Francia un cuadro de la Virgen que impresionó mucho al mínimo fray Diego de Valbuena, confesor de la Virgen de la Soledad de Alonso Cano. Catedral de Granada.

Condesa de Ureña, camarera de la Foto: Narváez Fotógrafo Reina. A instancias del religioso, la Reina encargó al artista Gaspar Becerra que tallase una imagen con el lienzo como modelo. La leyenda y la historia se entremezclan en las narraciones sobre la elaboración de tal imagen. Se cuenta que, tras dos intentos fallidos, Becerra acabó esculpiendo, después de encomendarse a las oraciones de los frailes, una imagen de vestir lograda a partir de un tronco medio quemado y siguiendo una revelación teñida en sueños. La Condesa viuda de Ureña dona uno de sus propios trajes de luto para vestir la imagen de la Soledad. Tal fue el impacto de esta nueva iconografía que pronto se extendió a las Dolorosas de toda la península y los territorios conquistados por España. Gracias a ello puede encontrarse aún hoy una larga muestra de estas imágenes de la Virgen, vestidas como una viuda castellana noble de la corte de Felipe II; no sólo dentro de nuestras fronteras, sino en diversas capitales europeas y americanas que pertenecieron a la corona española. Tal es el caso de la Soledad de Bruselas, que fue bendecida en 1565. En 1567 se fundó la Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad de Madrid, de cuya actividad benéfica se originó la Inclusa de Madrid. Los artistas granadinos pudieron tener acceso a la imagen a través de la versión pictórica ideada por Alonso Cano. Consta que esta obra pictórica, perteneciente a la etapa más productiva de Cano en la Corte, fue realizada a instancias del consejero real Flores Manzano. Se desconoce cómo llegó finalmente la obra a Granada, antes de pasar a ocupar un testero de la capilla de San Miguel de la Catedral. Sánchez Sarabia ponderaba el primor con que el artista había reproducido no solo la escultura, sino el adorno de su

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capilla, “imitando todo al natural, con tal excelencia científica, que es maravilla de el Arte”.

En este año 2020 hay previstos diversos eventos que supondrán el encuentro con este baezano universal a través de una magnífica EXPOSICIÓN que se desarrollará en Astorga, entre los meses de agosto-octubre, y en Baeza, durante los meses de octubre-diciembre. Esta exposición estará dividida en dos aspectos: a) Gaspar Becerra, universal en las Artes. La semblanza del artista con reseña biográfica, sus colaboraciones más importantes y las pocas imágenes de sus obras perdidas de las que se conservan vestigios. b) Gaspar Becerra, estandarte y modelo. Un recorrido a través del retablo mayor de la Catedral de Astorga, acompañado de piezas originales que se conservan en la propia catedral y otros lugares de la diócesis. Una muestra de cómo su obra se convirtió en modelo en la Diócesis y en el resto de España.

También se llevará a cabo un doble Congreso Internacional sobre Gaspar Becerra, en el V Centenario de su nacimiento: Baeza-Astorga 2020. En Astorga está previsto realizarse en septiembre, bajo el lema: “La obra española de Gaspar Becerra: Configuración y Difusión”; en Baeza, en el mes de noviembre, se dedicará a: “Gaspar Becerra: el Artista y su Entorno”. Estos congresos ―unidos a publicaciones, aplicación móvil, scape room y un monumento-homenaje― completarán esta celebración que, sin duda alguna, ayudará al conocimiento y puesta en valor de este importante artista baezano.

Tabla de San Pedro de Antón Becerra. Catedral de Baeza.

Foto: Narváez Fotógrafo

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BIBLIOGRAFÍA: -Bermejo Herreros, Antonio: Recuerdos Españoles en Flandes. Visión libros, 2007.

-Cabaco, Sergio: “La iconografía de Cristo Yacente en la Escultura Sacra”. La Hornacina.

-Capel Margarito, Manuel: Gaspar Becerra o el miguel angelito español. Colección: Arte y artistas jiennenses. 1998.

-Chicharro Chamorro, José Luis: “Baeza en los tiempos de Gaspar Becerra”. Catálogo exposición homenaje Gaspar Becerra. Excmo. Ayuntamiento de Baeza y Club Unesco Baeza, 2008.

-Cruz Cabrera, José Policarpo: Patrimonio Arquitectónico y Urbano en Baeza (S. XVIXVIII). Universidad de Granada, Asociación Cultural Baezana, 1999.

-Fernández Merino, Eduardo: La Virgen de luto: Indumentaria de las dolorosas castellanas.

Visión Net Editorial, 2014.

-Fray Martín de Porres: Nuestra Señora de la Soledad de la Victoria: la Virgen enlutada. 2019.

-Galera Andreu, Pedro A.: “Nuestro gran Becerra”. Catálogo exposición homenaje Gaspar Becerra. Excmo. Ayuntamiento de Baeza y Club Unesco Baeza, 2008.

-Monasterio de las Descalzas Reales, Mirador de Madrid.

-Norbert Ubarri, Miguel: “La Cofradia de pasión de la Virgen de la Soledad de Amberes: la contribución española al proyecto pastoral de una diócesis en Flandes”. Religiosidad popular: Cofradías de penitencia. San Lorenzo del Escorial, 2017.

-Nuestra Señora de la Soledad. Estudios Mínimos, Minimospedia.

-Rodriguez Domingo, José Manuel: “La Virgen Dolorosa en el Arte Granadino”.

Catálogo “Iuxta Crucemos”: Arte iconografía de la Pasión de Cristo en la Granada Moderna (SS. XVI-XVIII). Diputación de Granada, 2015.

-Rodríguez-Moñino Soriano, Rafael y José Policarpo Cruz Cabrera: “Catálogo de los artistas de Baeza o foráneos que en la ciudad trabajaron y en ella dejaron parte de sus obras (siglosXV-XIX)”. Boletín del Instituto de Estudios Gienenses, 1997.

-Semana Santa de Madrid: Cristo Yacente. Descalzas Reales, Archidiócesis de Madrid, 2019.

-Tornero Gámez, Antonio: “Gaspar Becerra, baezano, genio del Renacimiento”. Catálogo exposición homenaje Gaspar Becerra. Excmo. Ayuntamiento de Baeza y Club Unesco Baeza, 2008.

-V Centenario Gaspar Becerra: Universal en las Artes. Ayuntamiento de Astorga y Baeza, 2020.

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Capirotazos y Ovaciones NOTA DE LA REDACCIÓN: El contenido de esta sección es resumen de lo expresado públicamente por los asistentes a la reunión celebrada el 1 de mayo de 2019. El Capirote no se identifica necesariamente con estas opiniones.

A las 17:00 horas del día uno de mayo de 2019, en la que todavía por entonces era la sede social de El Capirote, en la Calle San Francisco, nº 22, fueron convocados todos los socios y público interesado a la tertulia monográfica destinada a ofrecer un balance de la Semana Santa de dicho año. Se trataba de un día festivo, pero, al mismo tiempo, se daba la circunstancia de que caía en miércoles, lo cual es algo inusual para este tipo de eventos. Lo que ocurre es que esa fecha coincidía con el vigésimo primer aniversario de la fundación de nuestra Asociación, y la Junta Directiva estimó apropiado establecer por esa vía un vínculo simbólico con aquella tertulia fundacional de 1998. La sesión fue moderada por el Secretario, Sebastián Cabrera Checa, toda vez que el Presidente, Damián Cruz Martínez, no pudo hacer acto de presencia por motivos personales.

Como de costumbre, fueron varias horas de diálogo franco y constructivo entre todos los asistentes, enraizado en un amor incondicional a nuestras más acendradas tradiciones religiosas.

Entre los muchos aspectos positivos a los que se aludió durante la reunión, consignaremos a continuación los que, a nuestro juicio, recibieron de manera más amplia y consensuada la correspondiente “OVACIÓN”. En primer lugar, y con carácter general, se emitió una entrañable felicitación a todas las cofradías de Baeza, por el meritorio trabajo que realizan cada año, a pesar de las dificultades inherentes a la prolongada crisis económica que sufrimos desde hace tiempo. Se valoran las muchas mejoras y logros estéticos que han fraguado recientemente. Todos los cofrades de Baeza deben, pues, sentirse legítimamente orgullosos. Es verdad que, debido a los avatares del clima, fue una Semana Santa atípica, con numerosos contratiempos, pero lo importante es que se afrontaron con plena solvencia. En este sentido, se transmitió también una efusiva felicitación a la Agrupación Arciprestal de Cofradías y a la Policía Municipal, por la eficaz labor de coordinación a la hora de gestionar las diversas incidencias y la habilitación de itinerarios alternativos. En cuanto a los eventuales fallos, que se consignarán en el epígrafe dedicado a capirotazos, fueron considerados como de escasa relevancia, y no desmerecen la solidez de conjunto.

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También se valoró favorablemente al numeroso público que hizo acto de presencia junto a las procesiones, pues, en líneas generales, mostró un comportamiento adecuado, mucho mejor que el observado en años precedentes.

Por lo que se refiere ya a las cofradías concretas, los elogios se dirigieron en primer lugar hacia las que en 2019 ofrecieron novedades de más calado. Cabe citar aquí a la Expiración, que, con la incorporación al paso de la imagen de Nuestra Señora de la Merced, engrandece el patrimonio devocional de la ciudad y recupera una advocación mariana muy querida, la última de las Dolorosas desaparecidas durante la Guerra Civil. También recibió aplausos la Cofradía del Santísimo Cristo de la Yedra, por la espectacular salida desde las Ruinas del antiguo Convento de San Francisco. Se valora como un gran acierto este nuevo punto de arranque para su proceFoto: Javier Ruiz Olivera sión y el adelanto de la hora de salida. También forma parte de este grupo la Cofradía del Santo Entierro, que ha recuperado como sede la iglesia del hasta hace poco tiempo Convento de Carmelitas Descalzas de la Encarnación y ha estrenado la transformación del paso anterior de la Virgen, para ser portado por costaleros al estilo tradicional baezano y con ambas imágenes juntas, el Cristo Yacente y la Virgen de los Dolores del Sepulcro. Muchos contertulios coincidieron en que la salida y el encierro en su templo fueron memorables. Tampoco pasaron inadvertidas otras muchas innovaciones de este año, entre las que entresacamos aquí, sin ánimo de exhaustividad, la profunda reforma de la imagen de María Santísima de Gracia y Esperanza (Caída), el nuevo manto de Nuestra Señora de las Lágrimas (Columna), el techo de palio de Nuestra Señora de la Trinidad (Rescate), la saya bordada de María Santísima en su Quinta Angustia (Descendimiento), el aura de la Virgen de las Angustias y, finalmente, las potencias del Cristo de la Misericordia y el nuevo relicario de San Juan de Ávila (Escuelas).

En cuanto a la seriedad y decoro de las procesiones, merecieron un consenso favorable la Vera+Cruz, la Expiración, la Columna, la Caída, la Santa Cena, el Descendimiento, la Yedra y la Buena Muerte. Todo ello se traslució, lógicamente, en las votaciones que

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efectuaron los socios con vistas a la elección del premio al mejor desfile procesional de 2019, que finalmente fue otorgado, en competida pugna, a la Vera+Cruz. La Cofradía del Niño fue objeto también de aprobación por el emotivo traslado y el buen ambiente que reinó durante su procesión, plenamente acorde con su condición de hermandad de Gloria.

En cuanto a las cofradías afectadas más directamente por la lluvia, fueron elogiadas en particular la Sangre y la Fervorosa, que mejoraron claramente respecto de otros años y que no perdieron la compostura pese a que la lluvia arreció en la parte final de su recorrido. Se alabó la decisión del Resucitado de acortar su itinerario, de manera prudente y oportuna. “El Paso”, pese a sus controvertidas peculiaridades, también ofreció una procesión digna a juicio de muchos contertulios. Por último, hubo una emocionada ovaFoto: Juan Miguel Salido ción a las cofradías que finalmente no pudieron hacer estación de penitencia por culpa del mal tiempo, con una referencia especialmente cariñosa a las Angustias, que por segundo año consecutivo ha debido quedarse en su templo.

Otros detalles adicionales fueron también mencionados en diversas intervenciones.

Por ejemplo, se aludió reiteradamente a los acertados acompañamientos musicales de algunas cofradías, con mención expresa a la recuperación de un toque antiguo de caja por parte de la banda de tambores del Calvario. Recibió unánime aplauso la bellísima y vistosa palma que portaba el párroco de San Pablo, Don Manuel Peláez, en la procesión de “La Borriquilla”. Por último, decir que la tertulia también tuvo palabras favorables para muchos de los actos y cultos desarrollados durante la Cuaresma o de modo adicional a la Semana Santa. Sobre este particular, no faltaron los parabienes a la exposición de bordados que organizó la Asociación Capitel en el Ayuntamiento, la cual es fruto de la magnífica labor que lleva a cabo el taller de bordado auspiciado por la Columna; una iniciativa de largo aliento que sin duda refuerza los vínculos cofrades. Asimismo, la actividad promovida por El Capirote en la tarde del Sábado Santo, “De las Tinieblas a la Gloria”, recibió elogios más que entusiastas.

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Antes de pasar al apartado de “Capirotazos”, haremos referencia a las cuestiones que, con jerga taurina, solemos etiquetar como “división de opiniones”, testimonio tangible del carácter plural de nuestra tertulia.

Por ejemplo, la Cofradía del Santo Entierro generó bastante controversia. El nuevo trono y la ubicación de María Santísima junto al Cristo Yacente no ha gustado a todos, y hubo voces a favor de devolver a la titular mariana a su paso de palio. Frente a eso, otros contertulios estimaron que ese nuevo formato como paso de misterio, en un único trono, está plenamente justificado dadas las circunstancias de la cofradía y las dimensiones de la puerta de la iglesia de la Encarnación. Se criticó asimismo que los representantes de las cofradías que acompañan como parte del cortejo oficial se vieran obligados a permanecer en el exterior del templo en los momenFoto: Manuel Higueras Cruz tos previos a la procesión, a lo cual se replicó que las reducidas dimensiones de la iglesia hacen materialmente imposible su presencia en el interior. Como alternativa, hubo quien planteó la posibilidad de que dicha parte del cortejo se congregase en las Ruinas de San Francisco, para dirigirse desde allí, con el debido orden, hacia la Encarnación, o bien que se les haga una recepción en la Puerta de Toledo. Por otro lado, la inclusión de mantones hebreos en el trono de la Borriquilla fue estimada como una buena decisión, pero mal ejecutada, pues habrían sido preferibles otros con colores más vivos. Incluiremos asimismo en este apartado la estación penitencial de las Escuelas; aunque mantuvo su seriedad y buen hacer característico, en la tertulia se advirtió que quedó muy deslucida por el viento y el frío, nada achacable pues a la propia hermandad. Se planteó una vez más la conveniencia de que adelante su hora de salida, especialmente teniendo en cuenta la gran presencia de infancia cofrade con la que cuenta. En cuanto a la imagen de Nuestra Señora de la Merced, nadie niega que su primera salida procesional fue uno de los grandes acontecimientos de la Semana Santa de 2019, pero hubo críticas a la forma en que iba vestida y, sobre todo, a su ubi-

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cación en el paso. A ello se respondió indicando que la actual estructura del trono no permite de momento otras opciones, so pena de poner en riesgo la estabilidad de la talla del Crucificado.

Ahora bien, si hubo un acontecimiento que no dejó indiferente a nadie y que suscitó una enorme polémica fue el acaecido en la tarde del Viernes Santo, que el gracejo popular bautizó de inmediato como el juego de tronos. Para los lectores no avisados, diremos que nos referimos al momento en el que las Hermandades del Descendimiento y La Expiración se encontraron frente a frente en la calle de las Barreras, al intentar, acuciados por el riesgo de lluvia, volver a su sede por el camino más corto.

Finalmente, optaron por cruzarse en los estrechos márgenes de la calzada y seguir cada una su Foto: Juan Pablo Mola camino en sentido opuesto. La repercusión mediática de este hecho se vio multiplicada por la circunstancia de haber sido retransmitido en directo por la cadena de televisión pública andaluza. Pues bien, muchos lo percibieron como un episodio singular y muy emocionante, en el que había que valorar el ejemplar comportamiento de ambos guiones y, sobre todo, la fraternal solidaridad entre las respectivas cuadrillas de costaleros. En cambio, otros asistentes estimaron que, más allá de que se resolviera de manera razonablemente satisfactoria, fue un trance muy comprometido motivado por la improvisación ante la falta de un plan de contingencia; algo que convendría evitar en el futuro. Además, indirectamente afectó a las Angustias, que vio mermadas sus opciones de salir a la calle. Quizá podríamos conciliar ambas posturas recordando el sabio refrán que reza: “Dios escribe recto con renglones torcidos”.

Pasamos ya, sin más transición, a hacernos eco de las cuestiones que, a juicio de los asistentes a la tertulia, debían ser merecedoras de sonoros “CAPIROTAZOS”. Aunque no tenga más que un valor simbólico, un año más el capirotazo más contundente y unánime se dirigió a las inclemencias meteorológicas, que, particularmente el Jueves y

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el Viernes Santo, deslucieron muchas de las procesiones e impidieron la salida de otras.

Como suele ser común en esas fechas de primavera, las precipitaciones no fueron abundantes, pero sí totalmente inoportunas. Además, incluso las cofradías que no se vieron afectadas por la lluvia debieron afrontar unas condiciones nada gratas de frío y viento.

Fue objeto de severas críticas la decisión de la Caída de no pasar por tribuna, con el consiguiente perjuicio para la Agrupación de Cofradías y para el público que había pagado un puesto en la carrera oficial. Se alegó que eso venía motivado por la necesidad de acortar el recorrido ante la amenaza de lluvia, pero a eso se respondió que, en tal caso, fue una grave incoherencia que posteriormente el paso de palio se demorara meciéndose al son de diversas marchas en la Plaza de Santa María, interfiriendo además en la procesión de la Yedra. Se insistió en que, ante esas eventualidades meteorológicas, hay que adoptar el paso adecuado y prescindir de alardes superfluos. En esta línea, también se criticó a la Expiración, que finalmente se mojó debido a su falta de celeridad a la hora de regresar a San Pablo. Se valoró negativamente “el baile” del trono del Señor del Rescate en el interior de los Descalzos, al son de la marcha Mi Amargura; a juicio de algunos contertulios, gestos de tal naturaleza son extemporáneos una vez que se toma la decisión de no salir a la calle.

Otro motivo de queja fue la lentitud exasperante que, por desgracia, lastra muchos de los desfiles procesionales baezanos. La Oración del Huerto fue la hermandad más aludida en este apartado negativo, seguida por la Borriquilla, que calculó mal el nuevo recorrido y tuvo que parar en exceso para ajustarse al horario de paso por tribuna. A mayor abundamiento, en no pocas ocasiones todo eso provoca largos cortes que deslucen por completo la estación de penitencia, especialmente cuando el paso de palio se retrasa y queda completamente aislado. Eso le ocurrió al menos al Calvario y a la Oración en el Huerto.

Varias voces expresaron su preocupación por la disminución de los guiones de varias cofradías respecto de los ofrecidos en años anteriores. Es verdad que las condiciones meteorológicas pudieron incidir en ello y que un menor número de nazarenos o penitentes favorece normalmente el orden y el decoro de la procesión, pero, en cualquier caso, no deja de ser un dato que invita a la reflexión, pues puede ser indicio de una tendencia a la baja que podría ser preocupante de cara al futuro.

Se aludió reiteradamente a la cuadrilla de Nuestra Señora de la Paz (de la Santa Cena), advirtiendo que, tras la adopción del costal sevillano, su paso ha perdido elegancia y resulta poco fluido. Se conjeturó que tal vez la estructura del trono no sea la adecuada para esa nueva forma de portar el paso, o bien que sea preciso ampliar la cuadrilla con más hermanos costaleros.

No todas las novedades introducidas este año fueron del agrado de nuestros contertulios. La más criticada fue la modificación del trono del Calvario, con la implantación de unos nuevos faroles que, según se indicó, carecen de valor y rompen la idiosincrasia esté-

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tica del paso. En el mismo orden de cosas, se reprobó que los tronos de la Sangre y la Vera+Cruz sigan manteniendo los focos de iluminación eléctrica.

En cuanto a los aspectos negativos de los eventos colaterales, las críticas se concentraron en el Vía Crucis del Viernes de Dolores, que se vio lastrado por un recorrido excesivamente largo, por calles inapropiadas y con un excesivo desorden. Además, la decisión de combinar las catorce estaciones tradicionales con las introducidas en época moderna por Juan Pablo II desorientó por completo a los fieles congregados y no invitó, sino más bien al contrario, a la devoción.

Por no extendernos más, cerraremos con los capirotazos genéricos a todos aquellos detalles que afean un desfile procesional o menoscaban su decoro: calzado inapropiado, carritos de niños Foto: Carlos Arcos Cruz en lugares inoportunos del guion, túnicas cortas o desaliñadas, ciriales y enseres portados sin el debido cuidado, algunos exornos florales deslucidos, etcétera. Se insiste en que las vocalías competentes de las distintas hermandades estén al tanto de todo ello y fomenten una verdadera formación cofrade para erradicarlos definitivamente de nuestra Semana Mayor.

Hasta aquí el balance de la Semana Santa de 2019, según la tertulia monográfica de “El Capirote”. La Junta Directiva de la asociación agradece a los asistentes su vívida participación, la expresión sincera de sus opiniones y su deseo de hacer cada día mejor la conmemoración pública en Baeza de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo.

El Capirote

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La Música en la Semana Santa por Amadora Mercado Pérez

Directora de la Sdad. Fca. Ntra. Sra. de la Oliva de Salteras EL DIRECTOR DE BANDA EN LA CALLE En la pasada Semana Santa, pasé de ser un músico que había estado más de diez años detrás de un palio tocando su clarinete a ponerme al frente de una de las bandas más prestigiosas en el mundo cofrade: la Oliva de Salteras. Desde mi experiencia y ahora como “directora de banda en la calle” me gustaría acercaros este tema para que así se conozca la labor que llevamos a cabo los directores en este entorno.

Procesionando ya con la banda desde junio de 2018, y estrenando la Semana Santa el Sábado de Pasión en Valencina de la Concepción con la Hermandad Sacramental y de la Vera+Cruz, recuerdo un Domingo de Ramos repleto de ilusión, ganas, incógnitas, responsabilidad... Inolvidable el momento en el que me encontré con mis compañeros y recibí, como sorpresa, una ramita de olivo que me colocaron y llevé con el mayor orgullo del mundo en la solapa de mi chaqueta. Anécdotas aparte, ya entraba en juego mi papel como directora: era el momento de afinar y poner todos los instrumentos a punto. El proceso de afinación en el inicio debe ser lo más exacto posible, pero también es indispensable revisarlo y mantenerlo durante todo el recorrido.

Aquel toque de himno que anunciaba el comienzo de la salida procesional de la Hermandad de la Estrella ya me exigía tomar otra decisión: en qué momento exacto debía sonar el Himno Nacional de España. No os creáis que es algo extremadamente fácil, puesto que, dependiendo de la hermandad, del paso, de las características arquitectónicas del templo, entre otras, se debe comenzar en un momento u otro, o de una u otra manera.

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Los primeros pasos, las primeras marchas, ya me pedían determinar el momento en el que pedir a bombo y platos que marcaran la marcha, es decir, que, a través de dos golpes de bombo más uno de platos, pongan en alerta al músico y den paso a los tambores para marcar el corte de aro. El andar de cada paso, las características de cada “chicotá” Foto: Manuel Higueras Cruz o incluso las condiciones meteorológicas hacen que la marcha suene justo cuando levanta el paso (lo que nosotros llamamos “a la mano”) como, por ejemplo, El Consuelo de tus ojos en San Juan de Dios con la Hermandad del Stmo. Cristo de la Sed; el marcar y corte de aro a la primera, más o menos tambor, o cortar la marcha Consolación antes de que acabe debido a la previsión de lluvia que amenazaba ese Miércoles Santo justo antes de entrar en la Catedral.

A pesar de llevar el repertorio previamente pactado con la hermandad, todo este tipo de factores también influyen a la hora de suprimir una marcha porque no se adecúa al lugar previsto, meter otra porque la anterior se ha quedado corta o realizar cualquier otra modificación en el repertorio inicial. Para ello, los directores contamos con la ayuda de un diputado de banda que suele acompañarnos toda la procesión y es con quien concretamos este tipo de cambios.

Otro tipo de determinaciones a tener en cuenta llega en las “revirás”, el instante en el que el paso se encuentra girando en una curva y hay que prever si girará completamente antes de que acabe la marcha o, por el contrario, hay que ir Da capo o “subir arriba”, es decir, comenzar la marcha desde el inicio. Puesto que no existe contacto directo con los capataces, es un momento muy tenso porque se debe prestar muchísima atención al paso de los costaleros y, sobre todo, por tener que anticiparse a los hechos que ocurrirán para tomar una decisión u otra. A la entrada de la Hermandad del Museo se tuvo que repetir Virgen de las Aguas para que el palio de María Stma. de las Aguas se colocara para entrar en su templo.

Hablando de tensión, es imposible no acordarse del recorrido de la Carrera Oficial, el momento en el que más ojos te observan y cualquier decisión o fallo tiene una importancia aún mayor. Algo que caracteriza el recorrido de la Campana es el enlace de marchas, es decir, tocar varias marchas seguidas sin parar. Para ello es fundamental la coordinación y complicidad de los músicos, con las que unos cambian el papel antes de que acabe la marcha y los demás lo hacen una vez empezada la siguiente. En este caso, el director

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“simplemente” tiene que estar certero a la hora de decir las marchas con la suficiente antelación para que dé tiempo a prepararlas todas y asegurarse de que todos los músicos han entendido el orden. Aquí podemos poner de ejemplo, durante el paso por la Campana de la Hermandad del Dulce Nombre, el enlace de las marchas Virgen del Dulce Nombre de Pedro Morales y Procesión de Semana Santa en Sevilla de Pascual Marquina.

Todos los aspectos hasta aquí leídos son responsabilidad del director e indispensables para un buen desarrollo de nuestro trabajo en la calle y, por supuesto, tienen que ver con la música; aunque no le afecten de manera directa, sí lo hacen en su forma, pero no tanto en su contenido, como los elementos que comento a continuación.

Como debería ser obvio, para el entendimiento del buen trabajo de un director llegan las cuestiones puramente musicales. No creáis que por estar en la calle o no tener una formación habitual de concierto, estos aspectos se descuidan. Hablamos de equilibrio (consensuando previamente la plantilla), matices o articulaciones (aspectos que, además de controlar con respecto a la fidelidad de la partitura, variarán según condiciones externas, como por ejemplo andar por una avenida grande o una calle estrecha; un ejemplo de ello, La Sagrada Lanzada, Memoria Eterna o Mors Domini en la Calle Cuna con la Archicofradía Sacramental de Pasión), afinación, calidad del sonido, tempi o, entre otras, el fraseo (la expresividad para mí es uno de los componentes más valiosos; el no olvidarse de hacer música, de disfrutar y de hacer disfrutar).

Para terminar con este artículo, cabe mencionar los temas extramusicales como el buen uso del uniforme, el orden de las filas, los tiempos de descanso del músico o la buena conducta. Pero la guinda a este pastel se la lleva la labor psicológica ejercida, no solo durante esta Semana, sino durante todo el proceso de preparación de nuestra Semana Santa que comienza con las actuaciones de Cuaresma. Nunca debemos olvidar que estamos tratando con personas que dan todo lo que tienen para hacernos disfrutar y regocijarnos en la música estos días de celebración. La inteligencia emocional, el cariño, el respeto, la sensibilidad, el ánimo, la compresión o el amor que debemos profesarle a este grupo de personas debe ser nuestro principal objetivo con el fin de realizar una estación de penitencia lo más excelente posible, tanto musical como personalmente, por lo que es toda una satisfacción acabar con la Hermandad de la Trinidad repletos de orgullo, amor y compañerismo después de una Semana Grande vivida con tanto trabajo e intensidad.

Como podéis observar, estos son algunos aspectos de los que se tiene que ocupar el director de banda en la calle; pero, si no fuese por la magnífica labor del músico, no tendrían sentido ninguno. Así, como directora de esta familia que es la Oliva de Salteras, también tengo que llevar por bandera la frase que nos define: “La verdadera fuerza de un músico de la Oliva reside en el compañero que tiene a su lado…”

Gracias por tanto.

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La Poesía de la Pasión por Juan Cruz Cruz 450 Aniversario del Nacimiento de Alonso de Bonilla PROPÓSITO Este Cuaderno Cofrade se propone celebrar los 450 años del nacimiento de Alonso de Bonilla, un poeta baezano que durante un corto período del siglo XVII fue bien acogido entre la clase culta, aunque pronto quedó aislado, entre los grandes poetas, como Góngora, Lope de Vega o Calderón de la Barca.

Tímidamente, algunas publicaciones de Jaén volvieron a nombrarlo, pero con escaso convencimiento; aunque sí fue citado durante el siglo XVIII en algunos diccionarios de autores ilustres. Quizás hasta finales del siglo XX no se volvió a recordar merecidamente el valor de su poesía: en este noble quehacer intervinieron la portorriqueña Inés López Sanabria (†2007), el baezano Dámaso Chicharro y, sin otra razón mayor, el que suscribe.

Ahora bien, celebrar no es sólo debatir públicamente una idea interesante. Más profundamente, tiene que ver con la memoria familiar y social; ahora, es intentar que el poeta baezano Alonso de Bonilla se despierte en muchos corazones, y eso por los motivos poéticos y religiosos de la Semana Santa.

El marco histórico de Bonilla 1. En su Laurel de Apolo, Lope de Vega dedica a Bonilla un elogio que es la mejor invitación para trenzar una pequeña semblanza de nuestro ilustre poeta.

No se olvidó Baeza de llamar a Bonilla Octava del Parnaso Maravilla, honrando su cabeza los laureles sagrados a las divinas Musas dedicados1.

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Lope de Vega y Carpio, El Laurel de Apolo, Madrid, 1630, fol. 20v.

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Y en El jardín de Lope lo menciona encendidamente diciendo: “Y a Bonilla Andaluz celeste Genio”2. Incluso dos de las obras de nuestro autor llevaban un prólogo aprobatorio de Lope de Vega, quien lo llama poeta cristiano; y lo dice por los centenares de poemas que dedicó a los misterios cristianos, siendo su centro especial Cristo y la Virgen3.

Alonso de Bonilla nació en Baeza hacia el año 1570, siendo a la sazón rey de España Felipe II. En una década anterior había nacido Lope de Vega; y tres décadas antes Miguel de Cervantes.

Con su oficio de platero y la buena herencia que recibiera, Bonilla vivió holgadamente en Baeza.

Próximo a su nacimiento, había muerto el fundador de la Universidad de Baeza, el Maestro Juan de Ávila (1569), así como el ilustre pintor y escultor baezano, Gaspar Becerra.

Baeza, un pueblo agrícola y ganadero, gozaba por entonces de una aceptable economía. El ambiente multicolor de la vida cotidiana fue recogido varias veces por Alonso dentro de sus poemas, dándole cauce a sus metáforas4.

Varias parroquias había entonces con vida propia: la del Sagrario Catedralicio; la de Santa María del Alcázar, en el cerro que hoy lleva ese nombre; la de San Miguel; la de San Pedro, frente al hoy desguazado convento de Santa Catalina; la de San Juan; la de Santa Cruz, cuya iglesia conocemos restaurada; la de San Gil, en la cuesta que hoy lleva ese nombre; la de San Pablo; la de El Salvador; la de San Vicente, en la calle de este nombre; la de San Andrés; y la de San Marcos, en el Ejido. Además, se fundaron nuevos conventos, como los de Carmelitas, Jesuitas, Franciscanas de Santa Catalina y Trinitarios Descalzos. Al doblar su adolescencia había en Baeza nada menos que 37 iglesias para unos 25.000 habitantes.

Ya tenía Baeza por entonces aproximadamente la configuración arquitectónica que hoy presentan sus barrios más antiguos, pues existían, además de los monumentos de las iglesias mencionadas, el Palacio municipal, flamantemente estrenado una década antes de nacer Bonilla, y la Casa del Pópulo, entre otros. También durante su infancia se comenzó a construir la nueva e inacabada iglesia de El Salvador, la fábrica moderna de la Catedral y la nueva Universidad.

Había llegado Bonilla a su uso de razón cuando el pie reformador de San Juan de la Cruz pisó tierras baezanas e instituyó el Colegio de San Basilio, en la que hoy se conoce 2 Lope de Vega y Carpio, La Filomena, Madrid, 1621, fol. 154.

3 Más información en: Juan Cruz Cruz, Alonso de Bonilla, Peregrinos pensamientos (1614) y otros poe-mas (16151617) Eunsa, 2004, 538 págs. Introducción: “Muerte que ensueña la vida: Desciframiento de Bonilla” (pags. 11-69).

4 He aquí relación de sus obras más importantes: Peregrinos pensamientos, de mysterios divinos, en varios versos y glosas dificultosas (Baeza, Pedro de la Cuesta, 1614). Glosas a la inmaculada y pura Concep-ción de la siempre Virgen María.

(Baeza, Pedro de la Cuesta, 1615). Letras y romances nuevos al Santísimo Nacimiento de Jesús (Baeza y Sevilla, F. De Lyra 1617). Nuevo jardín de flores divinas (Baeza, Pedro de la Cues-ta, 1617). Nombres y atributos de la impecable siempre Virgen María. (Baeza, Pedro de la Cuesta, 1624). Tam-bién: Alonso de Bonilla: 129 poesías autógrafas e inédi-tas. Estudio biográfico y crítico, por Inés María López Sanabria, BEG, 1968. Sin embargo, y a pesar de lo que dice la autora, algunas no son inéditas; ni esa edición es lo suficientemente crítica.

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como calle del Carmen. También por ese tiempo pudo ver a los Padres Trinitarios que volvían con éxito de su embajada ante el rey moro Azán Bajá, trayendo a baezanos que estaban cautivos, entre los que se encontraba Diego de Benavides Peralta, liberado junto a Miguel de Cervantes.

Su primera juventud se desenvolvería, pues, en un clima cívico laborioso y pujante.

El joven Bonilla vio terminada la fachada principal de la Catedral, hundida en 1567, aunque todavía no estaba terminada la fábrica, en la que pusieron su sello arquitectos tan capaces como Andrés de Vandelvira, Juan Bautista de Villalpando, Jerónimo del Prado y Alonso Barba.

Diecisiete años tendría cuando oyó de la Foto: José Miguel Mola fundación de la Archicofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno (el Paso) en el Colegio de San Basilio e Iglesia del Carmen. Además, desde unas décadas antes se habían sucedido fundaciones de Cofradías de Semana Santa: v. gr., Vera-Cruz, en 1540; Santo Entierro, en 1550, María Santísima de las Angustias, en 1551; Virgen de la Cabeza, en 1553; Cristo de la Humildad, en 1563. Y otras más.

También hubo de asimilar el primer síntoma de los reveses que sufriría la monarquía española: la Armada Invencible fue desbaratada (1588), cuando se aprestaba a invadir Inglaterra, nación que animaba la insurrección de los Países Bajos.

Poco tiempo después murió en Baeza el que ha sido reconocido como prototipo de psicólogos, Juan Huarte de San Juan (1591), autor del Examen de Ingenios.

Su propia experiencia vital venía traba-da con quehaceres agrícolas (referidos a cereales, vides y olivos): de ahí saltaba la alegoría, el símbolo, que era inmediatamente sublimado a lo divino. Pareciera que se describe a sí mismo cuando dice: El labrador prudente y poderoso viña costosa y regalada tiene, de cuya posesión gasta y retiene esquilmo fértil de licor precioso.

Esquilmo, o sea, fruto. Y pinta el grave gesto del labrador baezano, aplicando expresiones hoy inusuales, como “pudrirse en berza”, o sea, en algo insignificante.

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Tal vez el labrador a su ganado deja pacer la siembra más costosa, que si al principio va la mies viciosa, suele pudrirse en berza lo sembrado.

O relata la catastrófica situación de una buena cosecha que luego es arrasada o bien por plagas, o bien por sequías, o bien por temporales anegadores. Ya se sabía mucho de cambio climático en Baeza.

Eran señores de un trigo, verde, rojo, fértil, fresco, sin grama de imperfecciones que era un paraíso verlo…

Pero como no hay cosecha sin padecer detrimento, una langosta de engaño, segó los cogollos tiernos…

Saliendo del año estéril, sucedió un tiempo tan seco, que entre más de cinco mil, no vino un año derecho.

Porque si el agua venía, era el temporal tan recio, que no sólo se anegaban los panes, pero los dueños…

2. Sin embargo, Baeza no sólo era un centro laborioso, además de un faro cultural; era también notable escaparate en el uso de galas e invenciones del ornato personal. La ciudad florecía e imaginaba ingeniosas tácticas en modas del vestir y del aliño corporal. Juan Francisco de Villava, otro poeta baezano contemporáneo de Bonilla –y hoy casi olvidado– habla, en sus Empresas, de las “invenciones nuevas de los trajes, las puntas, encajes, volantes y soplillos, que es la salsa de los ojos; y del oído, las zarabandas picarescas y los enredos trágicos y cómicos que cada día se representan”5.

Justo por aquel entonces ya se habrían consolidado las costumbres gastronómicas que todavía perduran en la época de las grandes fiestas litúrgicas del año, como Semana Santa y Noche Buena. En esta última, se aprestaban, como ahora, las amas de casa a elaborar en la cocina unos deliciosos dulces de sartén, espolvoreados con azúcar, llamados “gusanillos” o pestiños, y que Bonilla hace probar, ingenuamente, al mismo Niño Jesús: Pues sois gusanos, carillos6, aprestaos, porque se suena que baja esta Noche Buena Dios a comer gusanillos.

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Empresas espirituales y morales, publicadas en Baeza en 1613, Prólogo, fol. 1, p. 2.

Queridos, refiriéndose a sus paisanos.

Sólo en plena madurez se decidió Bonilla a publicar. En verdad, el tiempo psicológico de Bonilla hubo de ser sosegado y acumulativo; con la lentitud del paciente orfebre que engasta primorosamente las perlas en la alhaja. Era lento en escribir y tardo en publicar. Primeramente concebía el poema y después, con gran esmero y paciencia, lo construía. Nos dice que en uno de sus poemas gastó un año; iba anotando al margen indicaciones literarias, filosóficas, teológicas y populares.

Esta circunspección literaria explica que en algo más de dos años diera dos abultados libros a la imprenta: publicaba cuando sus obras mostraban unitariamente cabal armonía interna y consonancia externa.

Es curioso observar que Bonilla tenía una actitud responsable en la administración de su propio talento. No publicó su obra Foto: Juan Miguel Salido por vanagloria personal, sino por imperativo moral. Dice así: “Por no sepultar el talento, como el mal súbdito, antes imaginando que podría tener Dios depositada en él alguna granjería de almas, o querido emplearlo, haciendo plato universal; pues es de fe, que toda criatura humana ha de dar cuenta del caudal que recibió”.

Barroco y conceptista A la hora de insertar a Bonilla en las corrientes literarias de su época, los expertos no han dudado en asignarlo a los movimientos “manieristas” y “conceptistas”7, cuyos representantes en España (también los hubo en Italia y Francia) se distribuyen por el Barroco.

Bonilla asumió en ese estilo la concisión ingeniosa, buscando composiciones que con precisión, brevedad y agudeza expresaran en un solo pensamiento algo nuclear. Si la concisión debía ser una forma de la viveza de ingenio –tal como éste había sido definido por el baezano Juan Huarte de San Juan en su Examen de Ingenios–, puede decirse que la modulación lacónica funcionó como una idea ejemplar enlos versos de Bonilla, y no sólo en los sonetos.

7 Puede verse un breve, pero penetrante, análisis de la poesía de Bonilla en: Manuel Morales Borrero, La geo-metría mística del alma en la literatura española del Siglo de Oro, Madrid, Fundación Universitaria Españo-la, 1975, pp. 341-347. Y en las provechosas monogra-fías de Dámaso Chicharro, dedicadas a Bonilla.

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En lo referente al “conceptismo” de Bonilla, es preciso indicar que todo ser humano usa conceptos, en el sentido de pensamientos o ideas más o menos perfiladas; y todo proceso literario usa también “conceptos”. Pero, en el caso del “conceptismo”, tales pensamientos muestran “concisión”, “ingenio” y “artificio”. Para Bonilla, el artificio –con sus juegos lingüísticos– ha de tener arte e ingenio habilidoso; aunque él mantiene una tensión que a veces roza con la afectación, buscando siempre conectar una idea grande con una realidad a la vez móvil y noble.

Es claro que ese movimiento tuvo en Gracián (1601-1658), Quevedo (1580-1645) y Calderón (1600-1681) unos grandes e ilustres representantes. Pero también en otros autores que, como el poeta baezano Juan Francisco de Villava, se adentraron en el manierismo alegórico de las empresas8. Bonilla pudo compartir afanes literarios con su coetáneo Villava9.

Asimismo, para Bonilla, lo que el concepto debe decir, aunque esté condicionado por un juego verbal, exige que apariencia y realidad se aproximen mutuamente en esa recreación, hasta que lo real se imponga. El artificio del soporte conceptuoso sirve para manifestar la apremiante y fecunda realidad del asunto religioso relatado.

Desde nuestros gustos actuales podremos quizás sonreir ante expresiones extremadas. Pero ante esos artificios literarios, como dice Orozco, “no podremos quedar indiferentes, sino al contrario, sentir nostalgia de lo que significa la cultura del Barroco”10.

Alonso de Bonilla murió cuando ya frisaba los 73 años de edad (el 18 de mayo de 1642). Firmaron el acta de defunción sus dos hijos: Andrés y Juan. Y fue sepultado en la Iglesia de El Salvador por “los señores de la Universidad”11.

Es preciso indicar a continuación algunos temas significativos en que Bonilla trata poéticamente a Cristo y la Virgen.

Hilo conductor: Analogía dinámica En los numerosos poemas de Alonso de Bonilla anidan personajes normales que reflejan una honda y real humanidad, y cuya libertad lucha contra la necesidad y el destino, siendo sus soluciones siempre teológicas o morales.

Aprovecha cada poema cristológico o mariano para exponer el dinamismo interior que el hombre siente e imagina más allá de su inmediato poder vital.

8 Empresas espirituales y morales, compuestas por Iuan Francisco de Villaua (1545-1619). En Baeça: por Fernando Diaz de Montoya, 1613.

9 Muchos de los sonetos de Bonilla conservan la estruc-tura argumental de la “fábula” de Villava, a la que sigue una “moraleja”.

10 Emilio Orozco, Manierismo y Barroco (Cap. X: La lección del Barroco), Madrid. Ed. Cátedra, 1988.

11 En el Acta de defunción, que se había conservado en la Parroquia de El Salvador.

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Bonilla comparte literariamente con sus contemporáneos barrocos el gusto por la novedad y la sorpresa, por la dificultad vencida. Mas no porque crea, como otros lo hicieran, que nada es estable y, por lo tanto, que todo deba ser interpretado subjetivamente; sino más bien, porque está convencido de que todo es permanente-mente misterioso, de modo que –por ejemplo, la muerte– ha de verse como una cifra de lo arcano.

Ya sólo en Peregrinos Pensamientos Bonilla hace mención diez veces de este enciframiento del mundo, como en esta cuarteta: La sabia abeja de la inmensa altura labra otro enjambre, donde está cifrada la oculta redención, tan recatada, que sólo de sus ojos la asegura.

El hilo conductor del desciframiento que aplica Bonilla es la “semejanza” o “analogía” dinámica; ésta comparece en dos casos específicos, aparte de la semejanza general del mundo con Dios, su creador, pues lo creado se asemeja analógicamente al creador.

Pero las dos específicas son, primero, la semejanza de Cristo con el hombre, en la Encarnación; segundo, la semejanza del hombre con Cristo, en la Comunión12.

La orientación de su proceder literario es, pues, teológica, y da lugar no a una interpretación subjetiva, sino a un desciframiento objetivo. Su tendencia al artificio y al ingenio va impulsada por su convicción de que las cosas del mundo no muestran inmediatamente su sentido: pues tan pronto como se dan a conocer en sus primeros perfiles, fulgura en ellas la vibración de un misterio que las constituye.

Junto al recurso a las asociaciones, en su tarea de desciframiento, Bonilla acude también a los más cotidianos modos de procesos –tanto biológicos como psicológicos–, que irrumpen como materia descriptiva de sus interpretaciones: la cocción del pan, la metamorfosis del gusano de seda, el juego de ajedrez, el labrado del oro, el ascenso del cohete, la forja de espadas, la competición de cañas, el cálculo aritmético, la justa de lanzas, el tiro de barra, el rejoneo, etc. son retratados con tal pormenor que, incluso desde el punto de vista etnológico y cultural, son ya, por sí mismos, documentos de singular valor para entender las costumbres y usos del siglo XVII. Estos procesos y asociaciones se ajustan, como anillo al dedo, a las corrientes estéticas del barroco. Y en todo eso converge el estilo literario de Bonilla.

Creación del hombre por Dios En el primer libro de la Biblia, el Génesis, se nos dice: “Creó Dios al hombre a imagen suya, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó” (Gn 1.27). La creación del hombre viene a ser el “toque personal” que Dios quiso hacer en la creación: un ser a su imagen y semejanza.

12 Bajo el hilo de la “semejanza” o analogía, aplicada en los lances cristológicos, los poemas de Bonilla se inspi-ran en las obras de Fray Luis de Granada, editadas entre 1550 y 1585.

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Esta secuencia asombrosa es simbolizada por el poeta baezano Alonso de Bonilla en magistrales sonetos incluidos en su Nuevo Jardín (1617).

Así como de los niños pequeños decimos que tienen los rasgos, los ojos, el perfil de su padre o de su madre, también el hombre mismo se le parece a Dios: es imagen y semejanza suya. ¿En qué se le parece?

No en la carne, ni en la sangre, pues Dios es inmaterial, sino en el alma espiritual, en la libertad y racionalidad, en la conciencia: Es el alma inmortal, casa excelente de tres potencias nobles adornada, salas donde negocia, y visitada es de su hacedor omnipotente.

Hay un jardín de gracia, cuya fuente es la inocencia en el bautismo dada, tiene un pozo de ciencia vinculada, porque el alma es sustancia inteligente.

El libre arbitrio es patio generoso, la fe la torre, la razón la puerta, le sirven ventanas los sentidos: defiéndela el lebrel noble y celoso de una conciencia tímida y despierta, que, en sintiendo una mosca, da ladridos.

Foto: Juan Miguel Salido

Con esa “semejanza”, el hombre se hallaba capacitado no sólo para hablar y entrar en comunión con su Creador, sino para “dominar” todas las cosas, para “desposeerlas” –en el sentido antiguo de disfrutarlas–, de modo que todas ellas le rindieran parias o tributos.

Y eso no lo hizo Dios por tener el hombre rasgos buenos y bellos. Porque, si el hombre es bueno es porque Dios lo ha amado antes, dándole sus bellidos –sus gracias y hermosuras–.

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Que a la imagen de Dios formado seas dueño de tres potencias inmortales, y de las aves, peces, y animales la tierra, el mar y el aire desposeas, que más que el globo en quien la vista empleas valgas, y que a los brutos ley señales, y que todos los astros celestiales te rindan parias, y su luz poseas: hombre, todo eso es mucho; pero ad-vierte que si tanto te honró el poder inmenso, no ha sido por tus ojos los bellidos: pues Dios te dio esos dones tan subidos con la precisa carga de aquel censo de obedecer su ley hasta la muerte.

Existir como semejanza de Dios significaba tener capacidad de tomar decisiones, de ejercer la libertad. Pero Adán hizo libremente una mala decisión, al rebelarse y desobedecer a Dios, queriendo hacerse Dios.

Con esa mala decisión dañó la imagen divina que llevaba impresa, emitiendo ese daño a todos sus descendientes, o sea, a nosotros (Rom 5.12). En eso estriba la esencia de todo pecado: en desobedecer a Dios.

Dios toma carne humana Pero el Creador no desampara al hombre. Lo sigue amando y lo redime, haciéndose también hombre: y así lo restaura, lo restituye “en la santidad y en la verdad” (Ef 4.24), o sea, lo vuelve a su original semejanza, pero con más fuerza: con la sangre de su propio Hijo, uniéndonos al Verbo, haciéndonos hijos suyos, no mera imagen: “Mirad cuán gran amor nos ha otorgado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; y lo somos” (Juan I, 3.2). Así lo dice Bonilla en otro soneto de su Nuevo jardín: Es Dios causa esencial de quien pendiente la gran máquina está de tierra y cielo, en cuyo ser y original modelo se incluye todo espíritu viviente.

Mas la forma del hombre especialmente a su gusto le vino tan a pelo que le compuso por su amor y celo a imagen de su ser omnipotente.

Pues como Dios es molde peregrino del hombre, y con el golpe del pecado quedó casi deshecha esta figura, hoy para repararle, el ser divino quiso volverlo al molde, y lo ha dejado unido al Verbo de la esencia pura.

Foto: Javier Ruiz Olivera

Si miramos a Cristo, surge con facilidad la pregunta de cuál fue su mayor hazaña: si hacerse hombre o si morir en una cruz. El baezano Bonilla responde de modo sorprendente y radical, bajo el supuesto cierto de que hay mayor distancia entre lo infinito y lo finito que entre el hombre finito y la muerte finita: fue Cristo más divino haciéndose hombre que muriendo en una cruz: Estar Dios hombre de una cruz pendiente por la culpa de Adán roto y deshecho al mundo asombra; porque fue este hecho digno del brazo de su amor valiente.

Pero encarnar el Verbo omnipotente mayor hazaña fue, pues de derecho no pudiera morir si humano hecho no se entregara por la humana gente.

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No niego que el morir fue triunfo raro, pues fue del mundo universal ganancia, y muerte del dragón horrible y fuerte; mas tengo al fin por evidente y claro que hay sin comparación mayor distancia de Dios al hombre, que del hombre a muerte.

La entrada de Cristo en Jerusalén Jesús entra en Jerusalén con cierta pompa y griterío humano. Pero él aceptó ese relumbrón como se acepta el acíbar13: para calmar el dolor y curar rigores.

Marcha el siguiente poema tras el misterio de la transustanciación que habita en Cristo: hombre y Dios verdadero. ¿Qué acíbar hay, que si el rigor se cura con diez tanto de azúcar preparada, no quede convertida y transformada en saludable gusto su amargura? ¿Qué planta agreste desabrida y dura, injerta en otra planta regalada, no queda en el injerto mejorada, con fruta fértil de vital dulzura?

Tú sola, pompa humana, tronco leve, eres mudable, flaca y transitoria, con ser injerta en lo inmutable y fuerte; pues en Dios, con ser Dios, eres tan breve que hoy le das cetro y mando, palma y gloria, mañana oprobio, caña, cruz y muerte.

Judas y la humildad de Cristo

Foto: Manuel Higueras Cruz

La gesta de la Encarnación, que parecería no tener ya paralelo, es superada por otra extraordinaria que puede hacer enmudecer el orden de la creación. Es magnífica la Encarnación de Dios; es grandiosa la Redención del hombre; pero excede todo calificativo el que Cristo, redimiendo y elevando al hombre, se postre de rodillas a los pies de quien le traiciona, Judas, en el lavatorio de la última cena.

Quiero presentar un soneto de Bonilla, que nos ayudará a entrar en el sentido de la humildad.

Este soneto se refiere al lavatorio de Judas. Hay en este soneto una descripción muy bella del momento en que Cristo, tras el lavatorio, atrae hacia su seno los pies de Judas para secarlos.

13 Acíbar: producto vegetal que, machacado, se con-vierte en polvo amargo, difícilmente bebible; aunque se ingería para curar algunas enfermedades.

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Utiliza Bonilla el verbo “ensenar”, que significa guardar, poner algo en el seno. Siempre bajo el aliento del amor de Jesús, Bonilla ve en esa escena la altura de Dios protegiendo la pequeñez de Judas: Hoy del amor la facultad resuena, pues lava ya, por singular maestría, los pies de un alma de virtud vacía, con manos de otra de virtudes llena.

Los tercos miembros la toalla enfrena de aquella desbocada alevosía, y por ver si en el alma jugo había Dios los enjuga y en su seno ensena. ¿Quién vio tan peregrinos altibajos, dos basas de largueza soberana, debajo de columnas de avaricia, y fregando de un torpe la inmundicia las bellas manos de quien todo mana, haciendo el ministerio de estropajos.

Foto: Juan Miguel Salido

Semana Santa es tiempo propicio en Baeza para considerar estas hazañas divinas, tan perfiladas en los pasos procesionales andaluces; y ello debería dar aliento a nuestra pobre naturaleza caída. Porque Él quiere; y porque nosotros podemos.

Si no quiere el enfermo ser curado poco la medicina es de provecho, ni es posible que el médico de hecho fuerce la voluntad del que ha enfermado.

Hoy contra el de gota14 de un pecado el gran médico un baño ha hecho, y no le sirve, aunque en amor deshecho baña los tercos pies de un obstinado.

Debajo de estas plantas ha querido poner sus palmas la deidad perfecta del Redentor divino de las almas: considerad qué bien15 tendrá escondido Dios para el que le sirve y le respeta, si al que le vende trae sobre sus palmas.

Foto: Juan Miguel Salido

Pero hay otro aspecto conmovedor en el Lavatorio. Cuando Cristo acabó de lavar los pies de sus discípulos, incluido Judas, se puso otra vez el manto, volvió a la mesa y les dijo: “¿Comprendéis lo que acabo de hacer con vosotros?... Os he dado ejemplo, para que lo que yo he hecho con vosotros, también vosotros lo hagáis”. Con esas palabras de Jesús queda muy claro que su intención profunda no fue solamente la de redimirnos (que 14 “Mal de gota”: artritis que se caracteriza por ataques intensos de dolor e hinchazón en las articulaciones, a veces en el dedo gordo del pie.

15 O sea, “qué gran bien”.

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eso, redimir, no lo podemos hacer nosotros), sino la de darnos un claro ejemplo magistral de cómo debemos comportarnos los unos con los otros para unirnos a su acto redentor.

Realmente, es difícil que un hombre se subordine a otro mediante un humilde gesto de sumisión y respeto.

Quizás no se ha meditado bien que la humildad consiste primero y principalmente en que el hombre se sujeta y somete a Dios. Cristo enseña, en el acto de lavar los pies a los discípulos, una cosa importante: que cada hombre lleva impresa la imagen de Dios en su propio ser; una imagen que los demás debemos respetar y favorecer.

En estos gestos de Cristo comprobamos que no sólo debemos reverenciar a Dios en sí mismo en las alturas, sino también a lo que hay de Dios en cualquier hombre. Por eso, mediante su gesto de humildad, Él se sometió a sus discípulos y al Bautista, pero por Dios, por la imagen de Dios que ellos significaban.

El hombre no puede gloriarse ni exaltarse hasta el infinito, porque ha de respetar la medida con que Dios le ha medido. Por eso el principio de la soberbia humana es apartarse de Dios, apartarse de lo que Dios quiere de cada hombre, apartarse de lo que Dios tiene pensado para él. Pues Dios piensa a cada uno en concreto, con la especial medida que quiere su amor. Ser humilde es ser como un niño ante Dios.

El verdadero destino del ser humano es entrar en Cristo, “ensenarnos” en Él, pero con la humildad de un niño. Ese entrar es como un desnacer, una vuelta al origen.

La Corona de espinas De tal manera quiere Bonilla enlazar su estilo real con el manierismo y el conceptismo barroco, que compone un soneto, De la corona de espinas, para mostrar que el artificio ha de empapar el contenido divino, como en una ceñida corona de espinas.

La eterna Musa de inmortal sujeto, al recitar su ciencia poderosa, sonó sobre el Sinaí, tan espantosa, que hizo del sonido un gran soneto.

Ciñendo un poco más este concepto, compuso aquella octava milagrosa, de bienaventuranzas, do reposa del bien del justo, el celestial secreto.

Quiso estrecharse más, y así pretende en una redondilla breve y justa ceñir sustancia que a su ingenio cuadre.

Y en vos corona circular se ajusta, redondilla que ciñe y comprehende el gran concepto del eterno Padre.

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Foto: Juan Ledesma

Es la realidad misma la que “hace poesía”, y además en versos rimados. Hay aquí dos planos literarios: el del poema mismo ejecutado, un simple soneto; y el del tema mismo: la disposición que debe mantener la forma –soneto en analogía dinámica– para mimetizar el fondo –sonido, concepto, musa, ingenio, bien celestial–; un bello y agudo artificio que es rebasado en la corona de espinas. He ahí el gusto por el artificio barroco y la búsqueda de imágenes ingeniosas sorprendentes.

Unirse Dios al hombre fue sólo la mitad de su hazaña restauradora; fue más lejos, padeciendo desprecios, flagelos, espinas y heridas crueles.

Ese fue un doble costo en la restauración de la imagen primitiva.

Como cayó por la primer torpeza Adán que fue cabeza de las gentes, cabeza les faltó a sus descendientes que fue llegar a la mayor pobreza.

Rehízo a la mortal naturaleza el Padre universal de los vivientes, dándole al Redentor de los creyentes, que el repararle fue darle cabeza.

Si es la cabeza del linaje humano Cristo, y de esta cabeza los fieles cuelgan sus esperanzas peregrinas, cuelgue las suyas hoy todo Cristiano, que bien podrá: pues hay puntas crueles de dolorosos juncos y de espinas.

Foto: Manuel Higueras Cruz

La poesía conceptista es el vehículo que Bonilla tiene para reflejar un mensaje cristológico. Los conceptos de Bonilla son artificiosos, pero nunca se alejan de lo real.

Las caídas de Cristo con la cruz Formado en el clima universitario baezano, con muchos teólogos conocidos, Bonilla podría recordar que la esencia divina es el centro “real” de las criaturas, en cuanto que todas tienen en ella su idea ejemplar. Pero el hombre, habitante de la tierra, podría abrigar la ilusión de considerase el centro del mundo; un mundo centrado en la tierra podía dar lugar entonces el antropocentrismo, admirablemente descrito por Bonilla en muchos de sus poemas, como en el siguiente soneto, cuyos aparentes protagonistas son, en su actuación, los antiguos cuatro elementos básicos del mundo: tierra, aire, agua y fuego16:

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“De las caídas de Cristo en la Cruz”. Peregrinos Pensamientos.

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Todo elemento, retirado afuera del natural que sigue, está forzado, hasta quedar unido y restaurado a la unión de su cuerpo y de su esfera.

Solicitando el centro que le espera sigue la piedra el natural cuidado; el agua pesa fuera de su estado, siendo en su globo natural ligera.

Llevaba el justo en hombros los pecados, mas iban fuera de su centro mismo, por ser el pecador su centro y gusto.

Y como en centro ajeno iban forzados, solicitando el centro de su abismo, dieron todos en tierra con el justo17.

Foto: Carlos Arcos

Podría decirse que Dios mantuvo continuamente su amor por el hombre, desde el principio. Y tanto, que acabó por tropezar en su mismo amor, cayendo en tierra con la cruz.

Caer el ángel del feliz estado a pena perdurable y afrentosa derechamente fue treta forzosa, puesto que en su soberbia ha tropezado.

Que el hombre en la justicia levantado cayese a ser mortal, fue justa cosa, porque en esta caída dolorosa tropezó en la ambición de su pecado.

Pero que caiga Dios que nunca estuvo ni pudo estar jamás a culpa expuesto, es para mí de confusión abismo: si ya no es, que como amor anduvo siempre delante de sus obras puesto, cayó Dios tropezando en su amor mismo.

Foto: Balta Ruiz

Dos veces misterioso fue el establecimiento divino de la imagen: porque hizo al hombre de una nada primera y porque lo redimió de esa nada segunda que es el pecado.

La Magdalena al pie de la cruz El manierista Bonilla busca, en analogías, el movimiento enigmático; como el que despliega esa hiedra gallarda en que se ha convertido la Magdalena, primero enredada sin brida en la plétora erótica de la vida, después –y por contraste– abrazada penitente al pie de la cruz, según el soneto de Peregrinos pensamientos: 17

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Peregrinos pensamientos.

Foto: Manuel Higueras Cruz

Una yedra que fue yedra viciosa pretendiendo subir un olmo arriba toda enlazada, porque fue lasciva se ciñe al tronco de la planta hermosa.

Ella está fresca asaz, verde y copiosa, y el árbol celestial en quien estriba seco en extremo y, cual menuda criba, abierta su corteza dolorosa. ¡Pero qué maravilla ver que medra ceñida al tronco seco y despojado, triste, marchito y rota la corteza, si la tierna flaqueza de esta yedra al corazón del olmo le ha chupado sustancia, jugo, vida y fortaleza!

El artificio y el juego formal del soneto, su virtuosismo técnico, galopa hacia el último verso, donde se concentra lo deci-sivo: el cambio radical en el movimiento de absorción vital, desde el jugoso olmo hasta el tronco seco; movimiento que la penitente Magdalena expresa definitivamente al pie del árbol de la cruz.

La Virgen, centro de Dios mismo Toda la cosmología antigua y medieval concibe el mundo como un inmenso círculo, en cuyo centro está la tierra, rodeada de diversas esferas con radios cada vez mayores. Por encima de un último círculo de círculos está el Creador: Dios no se inscribe en círculo alguno, ya que es trascendente a todos18.

Dios, al hacerse hombre, y en virtud de la Redención, penetra existencialmente en el centro del círculo, de la tierra. De ese modo, el antropocentrismo, en vez de quedar eliminado, es asumido en la humanidad que Dios ha elegido para entrar en el mundo, en la carne de María. Así, en Peregrinos pensamientos: Es Dios la original circunferencia de todas las esféricas figuras, pues cercos, orbes, círculos y alturas en el centro se incluyen de su esencia.

De este infinito centro de la ciencia salen inmensas líneas de criaturas, centellas vivas de las luces puras de aquella inaccesible omnipotencia.

Virgen, si es Dios el centro y el abismo de donde salen líneas tan extrañas, 18 Cfr. Juan Cruz Cruz, Introducción a la obra de Santo Tomás de Aquino: Comentario sobre “El cielo y el mundo”, Eunsa, Pamplona, 2002.

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y vuestro vientre a Dios incluye dentro, vos sois centro del centro de Dios mismo, y tanto, que al salir de esas entrañas se hizo línea Dios de vuestro centro En este poema, absolutamente fascinante y perfecto, el Cristocentrismo redime la ilusión altanera del hombre. Sólo de esa manera pudo Bonilla –muy lejos de conceptos pitagóricos o neoplatónicos– concebir a Dios como el centro, también “físico” –por la Encarnación–, de un inmenso círculo en que se inscriben todas las criaturas. Y no sólo eso; porque este concepto es transferido simbólicamente y aplicado con magistral tino poético a la Corredentora, la Virgen.

El Cristocentrismo se transforma así, bajo un prisma profundamente encarnativo, en Miriancentrismo; el cual, a juicio de Bonilla, es la única actitud teológica que dignifica al hombre.

Como consecuencia de esa centralidad teológica de María, destacan especialmente en los libros de Bonilla los poemas dedicados a la Inmaculada Concepción de la Virgen.

Certero y decidido defensor de la Inmaculada, ofrece al público –en todos sus libros y en poemas sueltos– una amplia alegoría teológica mariana a través de la transparencia de sus versos, “para manifestar –dice textualmente– cuán naturalizada está, como por de fe, en mi pecho esta soberana verdad”.

Desde ella y en ella se entiende mejor el gran misterio de la entrada y presencia de Dios en el mundo.

En su libro Nombres y atributos de la impecable siempre Virgen María (1624), se explaya en cantar el nombre de María, bajo los atributos de Aurora, Ciudad de Dios, Espejo sin mancha, Templo de Dios, Cielo, Escala Caeli, Puerta del Cielo, Sol, Luna, Estrella del Mar, Torre de David, Paraíso, Huerto cerrado, Lirio, Rosa, Trono, etc. Es como la glosa de una inacabable Letanía mariana, donde las más ex-quisitas flores y piedras preciosas se en-gastan en una loa de requiebros. Por ejemplo, acude al simbolismo de la rosa, en una admirable décima: Abrió sus labios la rosa; y en premio del sí que dio, de ramillete sirvió a la deidad poderosa.

Pues por fundar en su esposa el Espíritu increado belleza de mayor grado: con su mano eterna y franca dentro de una rosa blanca puso un clavel encarnado.

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También como orfebre, como platero, recurre a los metales preciosos y a las piedras valiosas, para hacer de ellas, en magistrales sonetos, símbolos de la Virgen: El frágil vidrio de tu carne humana mezclado con el oro de inocencia, incluye consistencia soberana unida con divina transparencia.

Que la gracia que en ti el Verbo mana dio al oro luz y al vidrio consistencia, por quien ya es cada cual metal precioso, constante, transparente y luminoso.

En fin, entre las muchas poesías que escribió dedicadas a la Virgen, hay una que me conmueve especialmente y que atañe a la Inmaculada. Está recogida en el Manuscrito de López Sanabria. Fue compuesta por Bonilla con ocasión del nefasto hecho de que un hereje quemara en tierras flamencas una imagen de María. Y empieza con un brindis baezano: Aurora cuya belleza dio al sol de la eterna luz: la religión de Baeza os consagra esta rudeza de su ignorante andaluz:

Foto: Antonio J. García

Si cuando el divino ser me quiso dar de hombre esencia conviniera a su potencia árbol quererme hacer, por gran ventura tener, ser el tronco y la madera de vuestra imagen quisiera: porque un hereje por vos, virginal Madre de Dios, en ceniza me volviera.

La Eucaristía Ha quedado dicho que la hazaña encarnativa y redentora tiene un doble giro.

El primero, de venida, consiste en que Dios tomó figura humana y padeció.

El segundo, de vuelta, estriba en que el hombre mismo ha de tomar libremente figura divina. Si mediante la Creación, el hombre es, por su voluntad e inteligencia natural, una imagen sencilla de Dios, mediante la Redención el hombre puede ser una imagen duplicada, potenciada, puesto que es elevado de su estado natural a un estado de gracia

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sobrenatural. Una segunda hazaña divina, cuyo desenlace más asombroso es la ingesta o comunión que hace el hombre de Cristo sacramentado. ¿Por qué no mirar a Cristo en el Santísimo Sacramento como un doctor, como un maestro cumplido, que se deja vislumbrar entre la multitud que se agolpa en la procesión del Corpus, tras la borla blanca de la Hostia Santa?

Era Cristo un Maestro graduado en casos de justicia y de pureza, mas después que en manjar dio su riqueza, le tiene amor de amante doctorado.

Diéronle blanca borla en este grado, divisa celestial de su cabeza, de aquel blanco manjar que es por grandeza cabeza universal de lo criado.

Pero como esta borla blanca y bella cayó sobre la azul que él ya tenía, como maestro de doctrina y celo, dos colores la fe descubre en ella de Maestro y Doctor, pues ve este día, azul y blanco, que es manjar y cielo19.

Cartel El Capirote.

Autor: Floren Fernández

Pero tener fe en la Eucaristía es todavía demasiado poco. Bonilla se daba cuenta de que por momentos olvidamos nuestra condición de hijos y, como contrapartida, la pérdida del origen, el quebranto de la paternidad. El hombre se ha creído muchas veces ser el creador del hombre mismo. Para Bonilla, es claro que, si los padres humanos dan la vida, ellos son también el «símbolo de la trascendencia», el símbolo de Dios en la tierra: y «ser hijo» equivale a tener un padre y un origen. En cambio, cualquier endiosamiento es posible solamente si es Dios mismo, con mayúscula, el que nos eleva y nos hace partícipes de su vida sobrenatural.

Contemplando el Sacramento del Pan, piensa Alonso que, si nuestra vida no se injerta e introduce en Cristo, no es posible el verdadero endiosamiento humano. Y pone las siguientes palabras en labios de Jesús Sacramentado20: Al hombre endiosar me obligo, y aunque asombre este argumento, dando mi carne en sustento sustentaré lo que digo.

No será un Dios absoluto el hombre, mas lo será como un injerto que da en la planta ajena el fruto:

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Soneto: “Del Santísimo Sacramento”. Peregrinos Pensamientos, fol. 44, 1.

Nombres y Atributos, fol. 47, 1.

Porque uniéndolo conmigo mi carne en el Sacramento, dándosela por sustento sustentaré lo que digo.

Ante el recuerdo de esta unión íntima de Dios y el hombre, no es extraño que Alonso de Bonilla se sintiera arrebatado, devorado por ansias de comunión, inflamado por la avidez de unirse a Jesús en el Sacramento. Y compuso uno de sus poemas más conmovedores.

Foto: Laura Cruz Ocaña

¿Hoy se ha hecho Dios comida?

Pues vive Dios verdadero que he de comérmelo entero o me ha de costar la vida.

Pues mandó al hombre ayunar estando en el paraíso, veré con qué intento quiso Dios transformarse en manjar.

Que si Dios hecho comida repara el manjar primero, he de comérmelo entero o me ha de costar la vida.

Que aunque un corazón me pida, no importa, dárselo quiero, que he de comérmelo entero o me ha de costar la vida21.

Además, nos hace recordar Alonso el momento en que Jesucristo, en la última Cena, se injerta a sí mismo, come el pan que Él mismo había consagrado, ¡come de su propia esencia!, o sea, introduce en su propio ser un injerto asombroso de sí mismo. ¿Cómo sería esa comunión de Jesús? ¿Qué efectos maravillosos pudo producir el injerto que Jesús hace de sí mismo derramándose en sus propias venas y en su carne?

Hace entonces Bonilla una sencilla analogía: recordando el especial injerto que el agricultor introduce en el castaño, tomando un brote de sus propias ramas.

Al silvestre castaño, sabiamente, le injertan, porque dé fruto sabroso, uno de los pimpollos, que es forzoso el no injertarle planta diferente.

Era Cristo severo, si clemente, y por quedar más dulce, más piadoso, injertó en sí mismo el sacro Esposo, comiéndose su Carne omnipotente22.

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Nombres y Atributos, fol. 46, 1.

Del soneto: “Sobre Comulgarse Cristo a sí mismo”. Peregrinos Pensamientos, fol. 18, 2.

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¡Cofrades!

En la procesión del Corpus, sabe Alonso de Bonilla que celebramos realmente tres procesiones. Ya lo hemos apuntado. La primera es aquella en que el Verbo, el Hijo de Dios, sale desde la eternidad en procesión desde el Padre: y se encarna. La segunda es aquella en que el Verbo encarnado sale de las entrañas virginales de María haciendo su procesión por el camino del Calvario hasta dejarse clavar en la cruz: para redimirnos.

La tercera es aquella en que la Iglesia sacerdotal hace brotar de los frutos terrenales, del pan y del vino, el Cuerpo y la Sangre de Cristo: por tanto, Cristo sigue su procesión particular hasta quedar clavado, otra vez más, en un diminuto círculo de pan.

El desfile de las Cofradías hacia la fiesta del Corpus es análoga a esa procesión continuada y empeñosa de Cristo hacia el hombre.

Nombres y Atributos de la Impecable siempre Virgen Maria. Alonso de Bonilla. 1624, COLECCIÓN NARVÁEZ OLIVERA

A todos los cofrades que siguen unidos desde la Semana Santa hasta el día del Corpus saluda Bonilla, llamándoles (en Peregrinos pensamientos), granos, sarmientos y luz: Huesos que la medula vinculada en la carne tenéis de un Dios que es vida; granos cuya sustancia está escondida en la inocente espiga coronada; sarmientos verdes, de la vid plantada en tierra virginal y no rompida; centellas de aquel fuego en quien se anida del pecador la salamandra helada: congregación magnífica de estrellas, místico cuerpo del que en Dios se espacia, cielo de escuadras contra el bando ciego; sarmientos, huesos, granos y cente-llas, llegad al convite y os dará la gracia, vid, vida, carne, Dios, espiga y fuego.

Foto: Carlos Arcos

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Nombres y Atributos de la Impecable siempre Virgen Maria. Alonso de Bonilla. 1624, COLECCIÓN NARVÁEZ OLIVERA

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La Rebotica El Capirote entrevista a Manuel Cruz Cruz En una mañana fría de un 29 de febrero de 2020, año bisiesto que solo sucede cada cuatro años, nos adentramos por el barrio histórico de nuestra ciudad para dirigirnos al templo mayor de Baeza, a la Catedral. Allí, previa cita, hemos quedado con una persona que conocemos desde hace tiempo. Un hombre al que desde hace mucho teníamos la intención de traerlo a este espacio de nuestro cuaderno cofrade, para que nos contara un poco de su vida y de sus sentimientos. Y nos recibe dónde trabaja y dedica su jornada laboral como encargado y mantenedor de esta joya arquitectónica. Al calor de una rústica mesa con faldillas y rodeado por las muchas obras de arte que hay en la sacristía catedralicia, comenzamos nuestra entrevista a don Manuel Cruz Cruz, ilustre cofrade de Baeza.

Nace Manuel en Baeza en el año 1959. Hijo de Pedro y Josefa (Pepa, para todos los que la hemos conocido). A sus 61 años de edad, nos relata Manolo que son muchos los recuerdos que se agolpan en su cabeza a lo largo de la andadura de su vida cofrade.

Nos dice que fue su madre la que empezó a vestirlo de penitente en la cofradía del Descendimiento, en la que todavía hoy y por tradición, están inscritos sus hermanos.

Después, animado por algunos compañeros de trabajo y por un amigo especial -excepcional cofrade también-, Bartolomé Berlanga Moreno, se inscribe en el nomenclátor de hermanos de la cofradía de Nuestro Padre Jesús del Rescate, hermandad a la que dedicó su esfuerzo como cofrade y como miembro de su Junta de Gobierno hasta el año 1994.

Luego, pasaría a prestar su ayuda como cofrade en la popular cofradía de la Borriquilla, respaldando a su querido Hermano Mayor, Rodrigo Checa Lechuga, a levantar y a engrandecer a la hermandad del Domingo de Ramos. Entre tanto, entró a formar parte como miembro de la Agrupación de Cofradías, en la que desarrolló una importantísima labor. Por su entrega y dedicación, el Pleno de la máxima institución cofrade de la ciudad, tuvo a bien otorgarle la Medalla de Oro de la Agrupación Arciprestal en el 2007, lo que para él supuso el reconocimiento unánime de todas las cofradías y hermandades hacia su persona. No obstante, lo que más le satisfizo, fue que tuvo la suerte de vivir este momento junto a sus padres. Lo recuerda emocionado, ya que, para ellos, éste reconocimiento fue incluso más importante que para él mismo.

En nuestra animada conversación, le preguntamos a Manolo cómo era la Semana Santa que vivió en su niñez, en su juventud; es decir, la de antes. Nos responde que “era

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una Semana Santa distinta completamente a la de hoy, ya que, en la actualidad, todo se mueve por dinero y antes, debido a la carestía de aquellos tiempos, era la imaginación la que tomaba la iniciativa”. Recuerda con la gran humildad que se trabajaba para que las cosas malas parecieran buenas; sobre todo en lo que atañe a los años comprendidos durante el periodo de los 70 a los 80, en los que -dice- se vivió una época preciosa donde coincidió con mucha gente traFoto: Narváez Fotógrafo bajadora. “Entre todos hicimos una gran revolución y numerosos cambios en la Semana Santa. Todos dimos lo mejor de nosotros mismos para engrandecerla”. Fueron años fantásticos en los que se cambiaron túnicas, se sustituyeron las ruedas por las trabajaderas o las andas, el exorno floral fue decisivo, las flores de plástico por fin se reemplazaron por naturales. Incide en esta cuestión recordando que “algunos, antes, con 20 o 25 docenas de claveles tenían el trono arreglado, y hoy en día ni con quinientas docenas hay bastante”. Otra gran novedad que se consiguió fue que las velas eléctricas dieran paso de nuevo a la tradicional cera. Nos apunta que antes había cosas muy pobres, pero que se ponían de otra forma y con mucho esmero: “algunas cofradías no podían salir por la mañana porque, amparándose en la noche, así escondían los defectos que tenían en su patrimonio. Por eso se cambiaban los horarios, para que luego, con el tiempo, sí lo pudieran hacer con luz del día, o también al contrario”. Asevera que “en Baeza las cosas han sido siempre muy austeras, pero que cada momento hay que vivirlo en su contexto”. Nos recuerda que cuando se pretendió vestir las antiguas imágenes de escayola de la Borriquilla con ropas de tela, fue un modelo a imitar en toda la provincia de Jaén. “Aquello no era fácil de hacer, pero se creó otro concepto que quedó de manifiesto en otros lugares como referente”. “El primer año que se pretendió vestirlas, no se llegó a terminar, porque no conseguíamos darle el toque. La hebrea de la borriquilla con el niño pequeño en brazos, se quedó mucho tiempo en el salón de mi casa porque no dábamos en la tecla. Mi padre, enfadado decía: pero ¿cuándo vais a terminar ya de vestir a la gorda esta y os la lleváis ya de aquí…? Pero no había manera. A base de recortes de tela, que íbamos acoplando como un puzle, pudimos ver un buen resultado que, verdaderamente, después cambió la estética de la cofradía en la calle”.

Opina que la Semana Santa de hoy en Baeza lleva un ritmo muy fuerte, frenético, porque participamos de muchísimas cosas. Reconoce que, si hoy sumáramos el número de hermanos de todas las cofradías y hermandades, quizás salieran más que habitantes censados tiene Baeza, y eso que a todo el mundo no le gusta la Semana Santa. Pero, si preguntáramos a algunos, tardarían menos en decirte las cofradías de que no son

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hermanos de las que realmente lo son. Además, nos confiesa que él no es de todas las cofradías, pero sí de casi todas. Al respecto, nos sorprende cuando nos revela que de las cofradías de las que no era hermano, porque sí lo era su madre, al morir ésta, él se las iba sumando a su nómina particular, por lo que son muy pocas las hermandades que le faltan para tener el completo de las existentes.

Foto: Narváez Fotógrafo

Igualmente, nos expresa que hoy, por desgracia, a cualquier cosa que sale de otros sitios por internet le damos más valor que a lo realmente nuestro. Así mismo, lamenta que en algunos casos hayamos ido abandonando y reemplazando cosas nuestras por darle cabida a otras distintas y foráneas, aunque reconoce que “esto no es que sea del todo malo, pero sí que deberíamos de mantener y

preservar la esencia de lo nuestro”.

Ante la pregunta de quienes han sido los que más le han influido en su particular mundo cofrade, nos responde que fue en su casa donde tuvo una maestra realmente espectacular, su madre. De ella aprendió el esfuerzo y la generosidad para con la Semana Santa. Lo mismo hacía túnicas de penitente, enaguas para las vírgenes, arreglos de mantos y sayas, etc… Mientras tanto, parece ver a su padre, Pedro, allí con toda su gran paciencia, consintiendo lo que allí en su casa vivía a diario. Nos dice también que hubo otra persona de la que aprendió muchísimo, que no fue otro sino su gran amigo Jesús Tenorio Fernández. Él fue el que lo impulsó a trabajar más en serio en este campo, con más conciencia aún. Así, desde el año en que lo llevó a Sevilla para conocer cómo se vivía allí la Semana Santa, Manuel se vino convencido y con la idea clara de que para el año siguiente él iba a trabajar para transformar la Semana Santa de Baeza de aquellos años.

Atestigua que ambos cofrades y amigos, formaron un buen equipo de trabajo en el que aprendió muchas cosas sobre la manera de vestir a las vírgenes, sus rostrillos, colocar sus vestimentas, sus mantos, cómo colocar adecuadamente la cera en las candelerías, cómo trabajar con las flores realizando piñas, haciendo moldurones con ellas, etc.; es decir, un sinfín de cosas que fue poniendo en práctica dándoles, por qué no decirlo, su impronta personal. Pero resalta que todo esto no habría sido posible si no hubiera habido personas

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que lo apoyaron dándole su confianza para desarrollar todo lo aprendido. De ahí que nos cite a personajes como Miguel Tallada, Fernando Lucena, Felipe Moreno, Rodrigo Checa, Juanito Palomares…Ellos fueron los que le dejaron esa libertad creativa para transformar, en la medida de sus posibilidades, lo que hasta ese momento había. De esta manera, introdujo ánforas con armazones de paja que posteriormente evolucionaron a mejor, trabajó con flores distintas para los diversos pasos y tronos de cristos y vírgenes, amén de otras muchas cosas más. Y, todo esto, trabajando mucho más y mejor, porque él tenía muchísimas ganas e ideas nuevas para ponerlas en práctica con esa ilusión que rebosaba a raudales.

Por motivo de su trabajo como florista, Manolo considera que ha ayudado y arreglado en este campo a muchas cofradías, y quiere dejar claro, que, aunque él no ha sido ni bordador, ni costurero ni otras muchas cosas más, sí se define como un “churretero” de todo y para todo. Igualmente, muestra su profundo pesar porque hay una Cofradía a la que, por la ajetreada época que le ha tocado vivir, no ha llegado a poder hacer ningún trabajo: La Santa Cena. Del resto, a casi todas ha prestado su trabajo y su tiempo, para así sacarlas de algún que otro apuro en que se encontraban. Acudían a él porque, o habían hecho alguna trastada, o por ver si les daba alguna idea o solución para llevar a cabo alguno de sus proyectos. De todo esto, se lamenta, hay muchos que ya no se acuerdan por el paso del tiempo, pero a él no se le olvidará nunca.

Cuando le preguntamos sobre cuáles han sido los momentos más íntimos que guarda como hacedor de cosas de la Semana Santa y como cofrade, nos dice que han sido tantas cosas las que ha hecho -vitrinas, diseños de altares, arreglos de palios, mantos, etc.- que no se arrepiente de nada, aunque en algún caso haya metido la pata. Unas salieron bien, otras no, pero le cambia el gesto cuando nos narra que cuando se le pone el bello de punta es cuando ha tenido el gran honor de vestir a alguna imagen. “Ahí existía una íntima conversación entre ambos”. Y eso, según él, “se te queda siempre, siempre, siempre”.

Como vestidor, dice haber sido una persona seria cuando procedía a vestir a la imagen.

No le gustaba que se le hicieran fotos mientras tanto, que hubiera gente alrededor, aún a sabiendas de que, a algunos, esto que hacía no les gustaba. Ahora bien, para él, vestir a una imagen se convertía en un ceremonial personal en el que le gustaba recordar a personas que ya no podían estar entre nosotros. Eran momentos entrañables que le encantaban y, aunque se pusiera nervioso por cómo podría quedar el resultado, se sentía siempre arropado y apoyado por los consejos de su madre, que le decía: “Manolo, tú tranquilo, que verás como todo te sale bien”.

Al consultarle de qué obra o trabajo que ha realizado se sentía más orgulloso, nos contesta sin duda alguna que… “si tuviera que elegir uno de ellos, ese sería el altar de Cultos que se montó cuando se bendijo en 2003 la nueva imagen del Señor de la cofradía de la Borriquilla en la iglesia de San Ignacio”. Ése fue un gran momento. Y, en cuanto a la imagen que más le ha emocionado al vestirla, nos dice que “indiscutiblemente la del Señor del Rescate”. Aún recuerda la primera vez que lo hizo. Incluso comparte con nosotros sus sentimientos diciendo que “he tenido la gran suerte de que tanto el Cristo del Rescate

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como la Virgen de la Trinidad visitaron mi propia casa”. Todo emocionado, añade que hace poco, rebuscando por los cajones, encontró una fotografía que le entusiasmó: “La Virgen de la Trinidad en el salón de mi casa y, junto a ella, mis padres”.

Nos asegura que ha pasado momentos bonitos en las cofradías, pero también muchos muy malos. Ahora, le gustaría no recordarlos, “porque son momentos muy dolorosos, ya que todas las personas tenemos corazón y, viviendo malos momentos, éste se rompe con mucha facilidad”. Con lágrimas en los ojos, nos confiesa que, si pone los buenos momentos y los malos ratos en una balanza, siempre ganan los buenos. Esos son con los que se queda.

Sus mayores amores cofrades son los días del Corpus Christi y el 15 de agosto, festividad de nuestra Patrona. A sus 61 años, y desde los quince días de vida que lo pasaron por su manto, dice no haber fallado nunca a la procesión de la Virgen del Alcázar.

“Poniéndole las flores y vistiéndola más de cuarenta años”, ya que las distintas Juntas de Gobierno siempre han depositado en él su confianza. “incluso ahora que ya no tengo el negocio de la floristería, sigo colaborando con Noni en hacer los centros y los adornos, porque, además de amigos, nos compenetramos y tenemos una forma muy similar de trabajar”. También guarda muchos recuerdos del Corpus Christi. “Con el Santísimo llevo desde el año 1982. Cuando los niños de Baeza le hacían al Señor la ofrenda floral, yo confeccionaba el exorno floral haciendo el trabajo que sabía, aunque también montaba altares y escenarios para el pregón anual”.

También nos cuenta que hubo un antes y un después en su vida cofrade, que fue la Exposición de Dolorosas celebrada en el año 1993 en la capilla de San Juan Evangelista, de la que fue su Director. Indica que, al principio, tuvo muchos problemas, especialmente en lo que concierne a la bendición de María Santísima de la Paz y Caridad, de la Hermandad de la Cena. Luego, todo fue resolviéndose poco a poco. Allí, él le dio espacio a todas las dolorosas de Baeza, pero, al montar el altar de la Virgen de la Trinidad, supo motivar al resto de las cofradías para que aquella exposición luciera de manera brillante.

Esto lo llevó a cabo en colaboración con su gran amigo Luis Granados Cubillo. Ambos movilizaron a todas las cofradías para que sacaran lo mejor que tenían. Fue allí donde aprendieron la gran lección de que, “si todas las cofradías trabajaban juntas por lo mismo, se podrían hacer grandes cosas como esta”. Igualmente pone de manifiesto lo que se ha conseguido últimamente en nuestra ciudad con el Besapiés y el Besamanos Magno, otra prueba más de que la unión hace la fuerza. “Se trabajó mucho, pero eso ha quedado ya para la historia”. Recuerda, como ejemplo, el altar de la Borriquilla, con su adorno de dátiles de las palmeras unidos con alambres. Fue todo un orgullo para él, ya que quedó muy original; como también lo fue el que montó el Santo Entierro en la Encarnación, el del Niño en San Antonio y muchos más, por lo que no tiene más que sentirse muy orgulloso de haber trabajado aportando todo lo que ha podido.

Por un momento, Manuel quiere hacer memoria de algunas personas que ya no están con nosotros y que, por méritos propios, habrían sido merecedores, a su juicio, de la Medalla de Oro de la Agrupación Arciprestal de Cofradías. Entre ellos, menciona a Agustín

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Entrega de la Medalla de Oro de la Agrupación de Cofradías a Manuel Cruz. Foto: Narváez Fotógrafo

Jurado y a Vicenta Sánchez; ambos, humildes trabajadores en la sombra de la Semana Santa de Baeza.

Nos participa que sus colores preferidos son el blanco y verde; Su flor más querida el clavel en cualquier tonalidad; Su olor más agradable, el jazmín. Afirma que las marchas de procesión son la banda sonora de su vida y que su principal anhelo, es que hubiera mucha más gente que hiciera muchísimas cosas por sus cofradías.

De la Tertulia cofrade “El Capirote” opina que es una Asociación de cofrades que aman, que viven y que trabajan por su Semana Santa. “Precisamente para el cartel de la Semana Santa de la Tertulia de 2019 vestí a la Virgen de los Dolores del Santo Entierro.

Fue mi última vez después de 18 años siendo su vestidor”.

A Manuel le gustaría saber hacer muchas más cosas de las que hace, como cantar una saeta; pero lo que más le gusta es ser amigo de sus amigos, de los de verdad, de los que ha ido conociendo a través de este mundo maravilloso de la Semana Santa. “Eso ha sido muy bonito. Si bien ha habido muchos amigos de paso, otros, los buenos, siempre están ahí. No necesitas verlos a menudo, no necesitas estar de copas con ellos, pero, cuando los necesitas, ahí están siempre”.

Pues, querido Manolo, en nosotros, los miembros de la Tertulia Cofrade “El Capirote”, tendrás a esos amigos que siempre están. Por eso, queremos que sepas que era de justicia hacerte esta entrevista que hoy te hemos llevado a cabo; para que otros que no te hayan conocido, sepan de la pasta de que están hechos los grandes cofrades de Baeza.

Muchas gracias por abrirnos tu grandísimo corazón, amigo y cofrade.

El Capirote

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Efemérides Por José García Checa CELEBRAR LA FE Querido lector: Una primavera más llega el Cuaderno Cofrade de la Tertulia Cofrade “El Capirote” y, con él, la sección de efemérides, en la cual recogemos todos los aniversarios y acontecimientos merecedores de recuerdo en la iglesia de Baeza y en nuestras diferentes Cofradías y Hermandades. Antes de adentrarnos más en los mismos, me gustaría compartir una reflexión sobre la celebración de efemérides y aniversarios, pues, con tristeza, se escuchan por parte de algunos cofrades comentarios despectivos hacía las corporaciones que, con cariño y esfuerzo, preparan una serie de cultos y actos extraordinarios, con el fin de dar mayor gloria a Dios, a sus titulares y, en definitiva, a la fe de Baeza. ¿Es necesario sentar cátedra asegurando que ya está bien de “actitos”? El cofrade de salón que no quiera ir, que se quede en su casa; es más, creo que las juntas de gobierno se lo agradecerán. Por favor, dejen que las Cofradías y Hermandades saquen a Dios a la calle; no pongan palos en las ruedas, no cansen a los que están noche tras noche programando actos y cultos con la mayor de las ilusiones. Dejen que se recuerde nuestra historia, que nos enriquezcamos del testimonio de nuestros mayores, que se revuelvan legajos y que nuestro corazón se inunde de cultos que jamás se podrán borrar de los callejones de la memoria.

Menudos “actitos” estamos viviendo año tras año. ¿O es que la difusión de los carteles que se editan para anunciar dichas efemérides tienen la repercusión que tienen porque “ea”? Nuestros cofrades dan lo mejor de sí, para que la gran familia cofrade de nues-

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tra ciudad pueda disfrutar de cultos y actos llenos de solemnidad, calidad y buen hacer. Así que, querido cofrade de salón, te pido que respetes el trabajo de nuestras corporaciones, te invito a que salgas tú también a compartir la fe de Baeza y que entre todos seamos capaces de poner el mensaje de Cristo en mitad de nuestras calles; no solo un día al año, sino siempre que tengamos la oportunidad de anunciar el mensaje del mejor de los nacidos.

Desde el pasado 10 de mayo de 2019, nuestra ciudad viene conmemorando con gran gozo, junto a nuestra iglesia diocesana de Jaén, el Año Jubilar Avilista, que, como bien sabéis, se está celebrando con motivo del 450 Aniversario de la muerte del Doctor de la Iglesia San Juan de Ávila, el 125 Aniversario de su Beatificación y el 50 Aniversario de su Canonización.

Grandes cultos y actos se están desarrollando mes tras mes, destacando la Cartel: Tornero Fotógrafos gran cantidad de peregrinos, llegados desde diferentes lugares de la geografía, que están ganando en la S.I. Catedral o en la Iglesia de San Juan Evangelista el Jubileo Avilista.

Mención aparte merecen los congresos, peregrinaciones y encuentros puestos en marcha desde el obispado de Jaén. Cómo olvidar aquel jubileo de adolescentes en el mes de septiembre, donde el sol acarició el rostro del Señor de la Misericordia de la Madre de Dios, la Asamblea de Obispos de Andalucía con la Santa Misa abierta a toda la ciudad en el templo mayor o el Congreso Internacional Avilista, que puso a Baeza y a San Juan de Ávila en el centro de todas las miradas.

Aún tienes tiempo, querido lector, de poder ganar el jubileo en cualquiera de los dos templos, de realizar la ruta avilista por las calles de la ciudad y, por supuesto, de vivir en primera persona la gran clausura del año jubilar, prevista para la madrugada del 30 al 31 de mayo. Sin lugar a dudas, histórica será la próxima Vigilia de Espigas, fiesta eucarística por excelencia, donde Jesús Sacramentado recorrerá el corazón monumental de la ciudad, que se inundará de juncia, romero, altares y fachadas engalanadas, haciendo así de ella un gran altar eucarístico.

En su decidida apuesta por la cultura, nuestra Tertulia Cofrade “El Capirote” es una de las principales abanderadas en el presente año de celebrar el 450 aniversario de uno de nuestros baezanos más ilustres, como lo es nuestro poeta Alonso de Bonilla y Garzón.

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Su obra, una auténtica delicia para los sentidos, merece ser puesta en valor y conocida por todos. “El poeta cristiano”, como Lope de Vega lo llamara, también formó parte de nuestras Cofradías, siendo miembro de la Junta de Gobierno de “La Sangre de Cristo” y, movido por su devoción a Cristo crucificado, también cofrade del Cristo de la Yedra. Platero de profesión y embriagado del carácter inmaculista de nuestra ciudad, compuso las Glosas a la Inmaculada Concepción de Nuestra Señora, entre una amplísima producción que siempre estuvo motivada por la presencia de Dios.

Importante también será la celebración del V Centenario del nacimiento de nuestro pintor y escultor más universal: Gaspar Becerra. De manera conjunta entre los ayuntamientos de nuestra ciudad y de Astorga, se están programando una serie de actividades culturales que se desarrollarán a lo largo de todo el año y que, en el ámbito cofrade, a buen seguro nos dejará algún momento de hermandad entre las corCartel: Fernando Curiel Palomares poraciones de Nuestra Señora de la Soledad de Baeza y de Astorga. Verdaderamente, nuestro ilustre baezano fue un innovador en la representación de Nuestra Señora, no siendo, a buen seguro, consciente de la gran proyección devocional y estética que tendría para el mundo cofrade su imagen de Nuestra Señora de la Soledad y su influencia en el arte de vestir a María.

En las páginas de este Cuaderno de 2020 encontramos dos excelentes artículos que tratan estas dos importantes efemérides, de la mano del Catedrático Juan Cruz Cruz y nuestro compañero Pedro Narváez Moreno.

El pasado mes de octubre, la Cofradía del Santísimo Cristo del Descendimiento y María Santísima de la Quinta Angustia, “Las Tres Marías”, dio el pistoletazo de salida al 125 Aniversario de la Reorganización de la corporación de la tarde del Viernes Santo, basándose en la fecha de 1895, que se encuentra reflejada en las últimas y recientes constituciones estatutarias aprobadas por la Diócesis, por más que existan datos de dicha reorganización desde 1893. En el pasado día de San Francisco de Asís, se celebró en la Parroquia de San Pablo Apóstol la función principal de estatutos y de apertura de este 125 aniversario, siendo presentado a continuación, en el salón de actos de la casa de hermandad, el cartel anunciador y logotipo de este aniversario. El logotipo es obra del hermano D. Pedro Antonio Cruz Mayenco, quien, con su obra, acerca a los presentes a la efeméride que se celebra, reconociéndose así, visualmente, que se trata de la Cofradía de “Las Tres Marías” con tan solo mirar el mismo. El cartel anunciador es obra del hermano D. Fernando J. Curiel Palomares, quien reflejó en dicha obra sus vivencias personales en

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esta Cofradía, así como las imágenes titulares que en este siglo y cuarto de historia han centrado la devoción de los hermanos de “las Tres Marías”.

A lo largo del año se celebrarán diferentes cultos extraordinarios y actos formativos para conmemorar dicha efeméride, destacando la celebración en Baeza del Congreso Nacional de Cofradías y Hermandades del Descendimiento.

Para el recuerdo quedará sin duda también el Vía Crucis que presidirá el Santísimo Cristo del Descendimiento el próximo Viernes de Dolores, donde recorrerá el corazón monumental de la ciudad y se vivirán estampas únicas como el rezo de las estaciones en los dos templos jubilares.

El magnífico cartel de la sevillana Nuria Barrera anunció, allá por el mes de noviembre, la apertura de 75 Aniversario Fundacional de la Cofradía Sacramental de María Santísima en sus Siete Dolores y Mayor Traspaso, “La Fervorosa”, como devocionalmente se la conoce en nuestra tierra. La celebración de este aniversario traerá Cartel: Nuria Barrera estampas de otras épocas, como el Rosario de la Aurora previsto para el mes de mayo ―cuando la dolorosa se reencuentre con las calles de su barrio― o el culmen de su estación de penitencia del Jueves Santo en la noche, en la S. I. Catedral de Baeza, en lugar de en su sede canónica de Santa Mª del Alcázar y San Andrés.

Esta imagen es capaz de llegar a cualquier corazón, pues María siempre es fuente de inspiración, como inspiró a los poetas y rapsodas que piropearon a la Estrella del Jueves Santo en uno de los actos de este aniversario, donde se estrenó la marcha “Fervorosa, Madre nuestra”, obra de nuestro compañero en “El Capirote” D. Sebastián Cabrera Checa. Una triunfal marcha que, cuando suene tras la Fervorosa de Baeza, nos recordará este año de júbilo en torno a María.

También, a lo largo del presente año, habrá un recuerdo para los fundadores que un día iniciaron este sueño y, cómo no, para los jóvenes, al ser ésta la corporación promotora en el presente curso de retomar y organizar el Encuentro Local de Jóvenes Cofrades.

Año tras año, estamos celebrando el aniversario de la llegada a Baeza de algunas de las imágenes que el escultor Amadeo Ruiz Olmos dejó en nuestra ciudad, celebrándose en el presente 2020 el 75 Aniversario de la llegada a Baeza del Santísimo Cristo de la Vera Cruz. Para celebrar dicha efeméride, la Cofradía ha editado un cartel conmemorativo, obra de sus hermanos cofrades D. Cristóbal y D. Antonio Tornero Cruz, en el cual aparecen dos imágenes del nazareno de la madrugada del Viernes Santo, que sintetizan su

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pasado y su presente. Durante el acto de presentación, que tenía lugar el primer viernes de cuaresma, Julián Ramírez, Hermano Mayor de la Cofradía, anunció los actos que se celebrarán a lo largo del año, como son: un ciclo de conferencias, la proyección de un audiovisual sobre la conmemoración, reforzar la formación de los cofrades, divulgar la vida de la Cofradía, realizar esfuerzos en caridad o reunir a los mayores de la Cofradía con una celebración dedicada para ellos. También en esta línea anunció, para el sábado de pasión, un Besapies Extraordinario, así como la edición de unas litografías de la imagen del Señor de la Vera Cruz, obra del artista Francisco Huete. Sin lugar a dudas, el momento central de esta conmemoración será la próxima madrugada del Viernes Santo, cuando la Banda de Cornetas y Tambores “Dolores del Rosario” acompañe con sus sones al Nazareno de Santa Cruz desde el Ayuntamiento de la ciudad hasta su regreso al templo.

Recordamos a nuestros lectores que este paso suele ir acompañado exclusivamente, desde hace décadas, con música de capilla.

En definitiva, en estas líneas hemos querido recoger los aniversarios y efemérides que tendrán celebración con cultos y actos programados para tal ocasión. Claro que, amén de estos importantes acontecimientos, hay otras fechas señaladas en nuestro calendario de efemérides que queremos invocar. Así, en 2020 se cumple el XX Aniversario de la salida sobre hombros (inicialmente en andas y posteriormente a costaleros tradicionales) de la Virgen de La Esperanza y Caridad de la Hermandad de “La Borriquilla” (2000-2020).

Igualmente, se conmemora el XXX Aniversario desde que la Cofradía de la Humildad recuperase también el esfuerzo humano para portar la imagen del Ecce-Homo ―inicialmente en andas y posteriormente a costaleros tradicionales― (1990-2020). 40 años hace de la Fundación y primera Salida del Cristo de la Misericordia, de la Cofradía de “Las Escuelas”, sobre hombros (1980-2020). Finalmente, se celebra el XXX Aniversario de la realización de la imagen de la Virgen de los Dolores, de la Congregación del Sepulcro (1990-2020), obra del escultor cordobés Miguel Ángel González Jurado.

Transmitimos desde aquí nuestro incondicional apoyo a todas estas hermandades, así como nuestro deseo de éxito. Que todo sea para mayor gloria de Dios Nuestro Señor.

Amén.

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Premios de Semana Santa LOS PREMIOS DE SEMANA SANTA DE “EL CAPIROTE” “OVACIÓN DE GALA. BAEZA 2019” En el año 2004, la Tertulia Cofrade “El Capirote” convocaba por primera vez a sus miembros a la votación de sus primeros Premios de Semana Santa; unos galardones que, bajo el título de “Premios Ovación de Gala”, han venido pretendiendo ser un aliciente y un reconocimiento a lo más destacado de la celebración pasionista baezana. Se establecieron tres categorías: la de Mejor Desfile Procesional, la de Mejor Escuadra de Costaleros u Horquilleros y la de Mejor Detalle o Acontecimiento de la Semana Santa.

En estos 15 años, hemos visto cómo nuestra Semana Santa ha seguido creciendo y engrandeciéndose nuestros rituales de culto interno y público, así como nuestro patrimonio material e inmaterial. La semana Santa de Baeza ha mantenido un ritmo imparable y todas nuestras congregaciones pasionistas buscan con tesón y ahínco conseguir que sean sus señas de identidad el mensaje de fe y evangelización, sus deseos de fraternidad y el cuidado y mantenimiento de su creciente patrimonio. Todo esto se ha visto reflejado en nuestros modestos premios, por lo que cada vez es más complicado decidir qué destaca de entre la ingente cantidad de logros que nos demuestran cada día y cada año los cofrades de nuestra querida Baeza.

En la Semana Santa de 2019 se han notado las ausencias de las hermandades que, por causa de la climatología adversa, no pudieron realizar su desfile penitencial, como también el hecho de que algunas tuvieran que recortar sus itinerarios o adoptar otras medidas propias de esos momentos de nerviosismo e incertidumbre. Aun así, podemos decir sin miedo a equivocarnos que la Semana Santa ha vuelto a ser excepcional, y ha venido precedida de una Cuaresma igualmente importante.

Como siempre, los socios de “El Capirote” fueron convocados a participar en la votación de nuestros premios al mismo tiempo que se celebraba en nuestra sede, y por el grupo de Whatsapp de socios, la reunión de Balance de la Semana Santa 2019. El plazo de votación finalizó el 23 de junio, coincidiendo también, como es costumbre, con el día de Corpus Christi.

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Del recuento de los votos emitidos resultaron los siguientes ganadores: Premio “Ovación de Gala” al Mejor Desfile Procesional de la Semana Santa de Baeza de 2019 a la Cofradía de la Santa Vera Cruz, Nuestro Padre Jesús Nazareno, María Santísima de la Aurora y San Juan Evangelista.

La hermandad de La Madrugada de Baeza pone en la calle hasta cuatro pasos de diferentes estructuras y formas; desde la Santa Vera Cruz, portada en andas por hermanos horquilleros, pasando por el gran paso del Nazareno de la Vera Cruz, a hombros de costaleros tradicionales y con música de capilla, las pequeñas andas del Lignum Crucis, portadas bajo palio y a paso de horquilla Foto: Laura Cruz Ocaña y, finalmente, el magnífico paso de la Virgen de la Aurora acompañada por San Juan, que es portado por sus costaleros tradicionales y va acompañado por banda de música. Toda esta diversidad de formas y ritmos complica mucho la organización de un desfile procesional pleno de sentido, con insignias adecuadas y compuesto por penitentes portando cruces en las filas. Lograr que el cortejo camine fluido y congregado es harto difícil, pero los hermanos de la Vera Cruz llevan siglos de veneración en nuestra Ciudad y muchos años de experiencia en la actual composición de su original procesión.

Que una sola Congregación aporte a la madrugada tal variedad es algo realmente excepcional. Nuestros socios han estimado con sus votaciones que en 2019 su desfile penitencial ha sido el más destacado de cuantos se han llevado a cabo en Baeza.

Nuestro profundo reconocimiento y nuestra felicitación a todos los hermanos y Junta de Gobierno de la Cofradía, horquilleros, costaleros y capataces, acólitos, componentes de la banda de tambores y demás miembros del cortejo, por el ingente esfuerzo realizado.

Que todo sea para mayor gloria de Dios y su Bendita Madre la Virgen María.

Premio “Ovación de Gala” a la Mejor Escuadra de Costaleros u Horquilleros de la Semana Santa de 2019 a la cuadrilla de costaleros tradicionales del paso de palio de María Santísima de la Amargura, de la Cofradía del Calvario.

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Volvemos a redundar, como cada año, en que este es generalmente el premio más competido de los tres que establece nuestra asociación. Es esto muestra del gran nivel que alcanzan los costaleros y horquilleros que portan, de diferentes formas, los pasos de nuestra Semana Mayor: portadores en andas al estilo malagueño, costaleros de costal y costaleros tradicionales, cargando desde el interior sobre ambos hombros.

Foto: Juan Miguel Salido

Una orfebrería de primer nivel, un palio negro de cajón, una salida difícil desde la Iglesia de Santa Cruz, música seria y caminar pausado y medido. La Virgen de la Amargura del Calvario es una de las últimas imágenes de Baeza en ser portada por costaleros a la manera tradicional, lo que ocurrió en el año 2014. Desde el principio, la Junta de Gobierno, su cuerpo de capataces y contraguías y sus costaleros tuvieron muy claro lo que buscaban: la sobriedad y un estilo serio y propio. A fe nuestra que lo han logrado y, cada año, lo perfeccionan hasta provocar el silencio y la admiración de los fieles.

2019 ha vuelto a ser un año excepcional en el comportamiento, el denuedo y la generosidad de los costaleros de Baeza. Para una ciudad de apenas 15.000 habitantes, con casi 30 pasos portados por hermanos, es cada año un enorme reto lograr completar sus cuadrillas. Se trata sin duda del mayor reto para nuestra Semana Santa, y rezamos por que los jóvenes asuman el compromiso penitencial y devocional que conlleva ser los pies de Jesús y de la Virgen María, y que mantengan vivo el impulso que los mayores han venido realizando en estas décadas desde que se comenzó a recuperar el esfuerzo humano bajo los tronos y pasos.

Los socios de “El Capirote” han estimado con sus votaciones que, de entre todos los pasos de nuestra Semana Mayor, ha destacado el de María Santísima de la Amargura del Calvario. Queremos mostrar nuestro profundo agradecimiento y felicitación a todos sus costaleros, al igual que al cuerpo de capataces y contraguías, por su generoso sacrificio, y animarlos a seguir en esta senda de piedad y devoción para mayor gloria de Dios Nuestro Señor y su Madre la Virgen María.

Todo nuestro apoyo, nuestro ánimo y nuestra gratitud a todos los costaleros y horquilleros de Baeza. ¡Que Dios os lo premie!

El tercero de nuestros premios es el que cada año dedicamos a destacar el Mejor Detalle o Acontecimiento de la Semana Santa. Es este posiblemente el galardón que

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más claramente refleja el enorme trabajo que anualmente desarrollan nuestras cofradías. Explica su contenido no sólo el desarrollo de efemérides destacadas, sino también la gran cantidad y calidad de detalles que llenan de sentido espiritual y ritual nuestras estaciones de penitencia. Como dijo Balzac: “Dios está en los detalles”; sin duda, algunos de ellos alcanzan por mériFoto: Juan Miguel Salido tos propios la categoría de verdaderos acontecimientos, dignos de figurar en las páginas de nuestra historia.

En 2019 este tipo de acontecimientos ha sido excepcionalmente numeroso. Todos ellos dotados de gran calado e importancia, por lo que hay que felicitar efusivamente a quienes los han hecho posibles.

Como venimos haciendo en esta sección a lo largo de las últimas ediciones, no nos resistimos a dejar constancia de los que consideramos de mayor relevancia, los cuales igualmente podrían haber sido merecedores de este reconocimiento. Así, por ejemplo, mencionaremos la salida procesional de la Cofradía del Santo Entierro desde La Encarnación, recuperando los costaleros tradicionales; el nuevo techo de palio bordado del trono de María Stma. de la Trinidad; el nuevo manto bordado de salida de Nuestra Señora de Las Lágrimas y su nueva candelería de cola; el ejemplar comportamiento de las Hermandades de La Expiración y el Descendimiento en su forzado cruce en Las Barreras por causa de la amenaza de lluvia; las nuevas potencias para el Cristo de la Misericordia y el nuevo relicario de San Juan de Ávila en la Cofradía de Las Escuelas; la nueva saya bordada de María Stma. en su Quinta Angustia; la nueva Aura de la piedad de Las Angustias; el nuevo horario, la salida desde las Ruinas de San Francisco y los nuevos candelabros del Cristo de La Yedra; la nueva candelería de cola del paso de palio de María Stma. de los Dolores del Rosario; los nuevos faroles del paso, la cruz alzada y las nuevas dalmáticas en la cofradía del Calvario; los nuevos estrenos de peana, rosarios y varales, así como los cambios en la vestimenta de la Virgen del Rosario en sus Misterios Dolorosos; el guion de cera completa en los nazarenos de la Hermandad de la Santa Cena; la reforma de la imagen de María Stma. de Gracia y Esperanza; las primeras pinturas de las cartelas del paso de la Virgen de la Aurora, los nuevos bordados de la túnica del Cirineo y el aura repujada de la imagen de San Juan Evangelista en la Vera Cruz; finalmente, el nuevo banderín bordado en la Cofradía de la Virgen de la Cabeza y el Niño.

Sin menoscabo de todo lo anteriormente dicho, uno de estos acontecimientos destaca por encima de todos los demás. Cuando en 1936 es pasto de las llamas una gran

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cantidad del patrimonio artístico y religioso de Baeza, una de las obras destruidas es la imagen de la Virgen de los Dolores de la Cofradía de la Expiración. Fueron numerosas las imágenes sagradas perdidas. Afortunadamente, todas ―excepto esta Dolorosa, el misterio del Lavatorio y algunas imágenes de San Juan― se fueron recuperando paulatinamente tras la Guerra Civil.

La reposición al culto de la última imagen de la Virgen que fue destruida en el sinsentido de aquella contienda fratricida se convierte, pues, en un acontecimiento de enorme calado devocional e histórico.

La Virgen de la Merced y Piedad, advocación con la que se conocerá a partir de ahora a la antigua Virgen Foto: Narváez Fotógrafo de los Dolores de la Cofradía de la Expiración, es ya una realidad. Baeza la acogió en el pasado mes de septiembre de 2019 y la recibió con los brazos y el corazón abiertos de par en par.

La obra es, además, una singular imagen con las manos entrelazadas en actitud de profunda oración y tristeza. Desde el principio, la Hermandad pensó en ella para poder ser procesionada tanto de forma exenta, en un paso independiente, como acompañando a la imagen del crucificado titular en su paso, como así ocurrió el pasado Viernes Santo.

Los socios de “El Capirote” no podían dejar de considerar este acontecimiento como el más destacado de la Semana Santa de 2019 y, así, la Recuperación y primera salida procesional de la Virgen de la Merced y Piedad logró el Premio al Mejor Acontecimiento del presente año.

Nuestra felicitación por este gran logro por parte de la Cofradía de la Expiración y nuestro deseo de que la presencia de la imagen de la Virgen de la Merced llene los corazones de los hermanos de esta antigua Congregación. Que la veneración a sus titulares se vea reforzada y recrecida para lograr el camino de la salvación.

Nuestra Enhorabuena a todos y cada uno de los cofrades de Baeza y a todas las entidades y organismos que hacen posible cada año la excepcional Semana Santa de nuestra Ciudad.

El Capirote

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Cruz de Guía por el Rvdo. Sr. D. Andrés Aldarias Martos LA PIEDAD POPULAR, TESORO DE NUESTRA IGLESIA Queridos tertulianos y seguidores de este Cuaderno que la Tertulia Cofrade “El Capirote” edita cada año. Cuando ya estaba próxima la Cuaresma recibía la invitación de escribir unas líneas, para, como sacerdote, dirigirme a todos los cofrades que leen esta publicación.

Cuando me paraba a reflexionar sobre el tema que iba a tratar, me venían a la cabeza varias cuestiones. Finalmente me decanté por el que ya habéis podido leer en el título: “La piedad popular, tesoro de nuestra Iglesia”. Como cristiano y cofrade, he experimentado siempre la gran riqueza que supone la piedad popular en nuestra realidad eclesial y, cómo no, de una manera más destacada en nuestra ciudad de Baeza, en la que contamos con numerosas hermandades, cofradías, grupos parroquiales y una vasta y diversa manifestación de piedad popular. Pero permitidme que os hable desde estas líneas como sacerdote y os exponga humildemente una reflexión acerca de todo ello.

Según el Magisterio, la piedad popular es una realidad viva en la Iglesia y de la Iglesia.

Su fuente se encuentra en la presencia continua y activa del Espíritu de Dios en el organismo eclesial; su punto de referencia es el misterio de Cristo Salvador; su objetivo es la gloria de Dios y la salvación de los hombres; su ocasión histórica es el “feliz encuentro entre la obra de evangelización y la cultura”. Por eso, el Magisterio ha expresado muchas veces su estima por la piedad popular y sus manifestaciones; ha llamado la atención a los que la ignoran, la descuidan o la desprecian, para que tengan una actitud más positiva ante ella y consideren sus valores. No ha dudado, finalmente, en presentarla como “un verdadero tesoro del pueblo de Dios” .

La piedad popular pretende dirigir su atención al misterio del Hijo de Dios que, por amor a los hombres, se ha hecho niño, hermano nuestro, naciendo pobre de una Mujer humilde y pobre; y muestra, al mismo tiempo, una viva sensibilidad al misterio de la Pasión y Muerte de Cristo. De ahí que valoremos la importancia de las cofradías y hermandades, las cuales son expresión del acto de amor más grande que hayamos podido ver: que el mismo Dios, nuestro Señor, se ha hecho hombre para que por su muerte y resurrección alcancemos la salvación. Son, como se les ha dicho en numerosas ocasiones,

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una expresión catequética que cruza el umbral de la iglesia para salir a la calle y mostrar nuestra fe.

Toda esta expresión es buena y hay que valorarla y fomentarla, pero la piedad popular no solamente es esto. Las cofradías y hermandades no son solamente de un día de Semana Santa, sino que deben de ser un trabajo diario durante todo el año. La labor de éstas se centra en tres pilares básicos: culto, formación y caridad; en este orden.

En primer lugar, el culto debe ser el centro y el eje vertebrador de toda acción, ya que, si no existe un contacto profundo con lo divino, con Jesucristo, todo lo demás quedará vacío. Es verdad que son muchos los cultos que organizan nuestras cofradías y hermandades: misas, triduos, quinarios, novenas, adoración al Santísimo, el Santo Triduo Pascual…

Pero, ¿cuántos hermanos acuden a ellos?

Foto: Juan Ledesma No sirva esto como una crítica, sino como una llamada de atención a no perder de vista que, si no vivimos la fe, si no somos verdaderos cristianos, si no tenemos ese encuentro con el Señor, no podremos ser verdaderos cofrades, ya que nos faltará lo esencial. Aquí entra en juego el trabajo de las juntas de gobierno por fomentar esta participación en el culto de la cofradía; un culto que no sea simplemente la belleza de un altar de cultos ―que es importante, ya que la belleza nos conduce a Dios―, sino que sea un culto que llene de verdad nuestra vida y nos transforme el corazón.

La formación es el talón de Aquiles de toda hermandad. Muchas veces nos conformamos con una pequeña charla, con alguna conferencia o, en los peores casos, con nada. Pero la formación debe de ser un ámbito esencial, ya que, si no conocemos en lo que creemos, no podremos vivir en profundidad nuestra fe. Lo principal, por tanto, será tener un buen equipo dentro de la Vocalía de Formación. Tal y como nos lo recuerda el Catecismo y la Constitución Dogmática Lumen Gentium: «El Señor Jesús comenzó su Iglesia con el anuncio de la Buena Noticia, es decir, de la llegada del Reino de Dios prometido desde hacía siglos en las Escrituras». La Iglesia es el Pueblo de Dios, en el cual las cofradías, como asociación pública, han de fortalecer la comunión eclesial con una «clara adhesión a la Fe católica y al Magisterio de la Iglesia que la interpreta y proclama», además de estar en «comunión con el Obispo Diocesano en cuanto al principio y fundamento visible de la unidad en su Iglesia particular». Por todo ello, los cofrades tene-

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mos la misión de transmitir la doctrina cristiana en nombre de la Iglesia, y realizar actividades de apostolado con seguridad y confianza, para defender nuestra Fe y dar a conocer «La Alegría del Evangelio» que el Papa Francisco nos invita en esta exhortación apostólica, en la cual nos impulsa a una transformación misionera de la Iglesia. Una Iglesia en salida, que tiene un referente en las Cofradías y Hermandades de la Semana Santa que, con sus salidas procesionales y estaciones de penitencia, dan testimonio público de la profesión de fe, recordando que Jesús, con su cruz a cuestas, cargó con nuestros pecados y nos libró de ellos para ser partícipes de la vida eterna.

Por último, la caridad. Y digo bien, por último; y no porque sea la menos importante, sino porque, si no somos capaces de vivir en profundidad nuestra fe teniendo una participación activa en el culto y no tenemos una buena Foto: Baltasar Ruiz formación, no podremos vivir y hacer una auténtica caridad. La misión de las hermandades no es sólo dar, sino que alguien reciba de modo eficaz, ayudándolo, no sólo a atender sus necesidades inmediatas, sino a que pueda resolver definitivamente su situación. Eso supone animar a las Vocalías de Caridad a trabajar codo con codo con Cáritas y a tener un conocimiento amplio de la situación a la que se enfrenta. Para ello también es importante contar con un amplio apartado, dentro de los presupuestos, para este fin. No hagamos como los ricos del templo que echaban en el arca lo que les sobraba, sino que tengamos la actitud de aquella viuda que echó todo lo que tenía para vivir. Como decía santa Teresa de Calcuta, la verdadera caridad es la que “duele”, la que implica quitarme yo para dárselo al otro.

Culto, formación y caridad. ¿Fácil? Por supuesto que no. ¿Posible? Con la ayuda del Señor y el trabajo diario, sí. Os animo, por tanto, queridos hermanos cofrades, a que no olvidemos nunca cual es nuestra identidad cristiana y cofrade, y que la expresemos sin tapujos y miedos, dando siempre un testimonio firme en nuestra sociedad.

Recibid mi bendición y contad con mi oración y disposición para colaborar en lo que me sea posible.

Un fraternal saludo a todos.

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El Cartel 2020 PRESENTACIÓN DEL CARTEL DE “EL CAPIROTE” PARA LA SEMANA SANTA DE 2020 INTRODUCCIÓN Como ya es tradición, la Tertulia Cofrade “El Capirote” volvía a ser una de las primeras entidades en presentar públicamente su CARTEL para anunciar la Semana Santa de Baeza, dando con ello inicio a un nuevo curso cofrade. El cartel correspondiente al año 2020 es el vigésimo segundo que edita nuestra Asociación Cultural con este propósito. Al igual que en ocasiones anteriores, el acto público destinado a tal fin fue convocado en fechas próximas a la festividad de la Inmaculada Concepción de Nuestra Señora, por ser una devoción muy arraigada en nuestra tierra que, además, ostenta el Patronazgo de España y del Arma de Infantería. Más concretamente, la cita quedó fijada para el viernes, 6 de diciembre de 2019, a las 20:30 horas; día propicio por un doble motivo. En el plano civil, Foto: Damián Cruz tiene carácter festivo en calidad de Día de la Constitución; en la esfera religiosa, la Iglesia Católica conmemora a San Pedro Pascual, Obispo mártir de la Diócesis de Jaén profundamente ligado a Baeza, en cuya Catedral se custodian presumiblemente sus reliquias.

Contamos para ello con un emplazamiento inmejorable, que ya acogió este evento en 2019: el salón de actos del Patio de Empresas sito en la Calle de Cipriano Alhambra, número 18. Al igual que hicimos el año pasado, transmitimos desde aquí nuestro

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más sincero agradecimiento al Excelentísimo Ayuntamiento de Baeza por todas las facilidades prestadas, así como al público asistente, que prácticamente llenó el aforo.

Damián Cruz Martínez, Presidente de la Tertulia, condujo el acto.

Tras los saludos de rigor, Damián Cruz explicó los objetivos que perseguía este nuevo cartel, que no son otros que anunciar la celebración pasionista de Baeza y poner en valor las imágenes a través de las cuales se canaliza y transmite. En esta ocasión, en que el protagonista es el Nazareno de la Cofradía de la Vera Cruz, en compañía de Simón de Cirene, se quiere también realizar un alegato en favor de La Madrugada del Viernes Santo, uno de los momentos cumbres de la Semana Santa que, en los últimos tiempos, está siendo cuestionado en muchos lugares por diversas causas. Por suerte, en Baeza esta hermosa tradición se Foto: Juan Miguel Salido mantiene firme y con buena salud gracias al buen hacer de esta Cofradía de la Santa Vera Cruz. Continuó su breve introducción con una dedicatoria del cartel a los cristianos perseguidos en todo el mundo, incluida España. A continuación, siguió una emotiva invocación a María Santísima en su Inmaculada Concepción. Es habitual que “El Capirote” manifieste así el deseo de ofrecer su cartel anual a Nuestra Santa Madre Sin Mancha. A tal efecto, Damián recitó unas bellísimas espinelas compuestas expresamente para la ocasión por nuestro colaborador y amigo Julio Hidalgo. Por su incuestionable calidad poética, las reproducimos íntegramente a continuación: Bella, que entre las más bellas guardas, de Dios, el redil; azucena en manto añil, del pecado, sin las huellas.

Virgen entre las doncellas, escogida y preservada, que al Cielo fuiste llevada para hacerte copia de él; y allí la mano de Aquél te concibió Inmaculada.

Alta mujer, letanía de todas las gracias llena;

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Foto: Damián Cruz

aurora que, tan serena, diste luz al nuevo día.

Hizo Dios su Ave María, contra el mal, hizo cruzada; sabiéndote enamorada y habiéndote reservado, para azotar al pecado te concibió Inmaculada.

Espejo del paraíso donde el orbe se renueva; nueva Venus, nueva Eva, fue Dios en ti tan conciso.

De este blanco tan preciso quedaste pura, estofada; de tu linaje elevada, que del árbol de Jessé, lo afirmo porque lo sé, floreciste Inmaculada.

Cartel: Antonio J. García

Seguidamente, el Hermano Mayor de la Vera Cruz, Don Julián Ramírez, el presentador, el Reverendo Don Luis María Salazar, y el autor de la fotografía, Don Antonio Jesús García, descubrían el cartel ante el público asistente, que respondió con claros gestos aprobatorios y una efusiva ovación.

Conforme a una práctica seguida en cuadernos anteriores, organizaremos este artículo en tres partes. Primeramente, describiremos el grupo escultórico que protagoniza el cartel, con especial atención a su contexto devocional, histórico y artístico. Seguidamente, haremos referencia tanto a la instantánea como al autor de la misma. Por último, aludiremos a la persona que asumió la semblanza del cartel y extractaremos sus palabras de presentación.

LA OBRA El cartel de la Asociación Cultural Tertulia Cofrade “El Capirote” para la Semana Santa de 2020 tiene como motivo el paso cristífero de la Ilustre y Venerable Cofradía de la Vera-Cruz, compuesto por la imagen de Jesús Nazareno y, tras él, Simón de Cirene, que lo ayuda a cargar con la cruz. Es la segunda vez que esta Hermandad protagoniza un cartel de “El Capirote”. El primero de ellos apareció en 2004, pero hay que hacer notar que en aquella ocasión los protagonistas fueron María Santísima de la Aurora y San Juan Evangelista, los Santos titulares que incorporó la Cofradía en la década de los ochenta.

Se basaba en una impactante instantánea de exterior tomada por Cristóbal Tornero Cruz durante la estación de penitencia de la madrugada del Viernes Santo, antes de que el sol apuntase en el horizonte. De entre las tinieblas, emergían la Madre Afligida y el Discípulo Amado a la luz de los candelabros y la candelería del trono procesional. Tras María,

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podía verse la Cruz del Calvario tocada por un sudario blanco y, al fondo ―también bellamente iluminada― la parte superior de la torre de la Catedral. Este segundo cartel ofrece un formato muy diferente, y no solo por tomar como punto de partida el paso de Cristo. De acuerdo con la línea que “El Capirote” adoptó en 2012, este cartel cuenta con una composición ad hoc en el interior de un templo, cuidadosamente planificada y bajo unas condiciones controladas de luz y exposición. Estos últimos carteles normalmente responden a una idea de algún miembro de la Junta Directiva. Tras valorar las distintas posibilidades, se selecciona la que se estima más adecuada en ese momento, así como al fotógrafo encargado de llevarla a cabo. Se persigue con ello captar de manera más vívida la esencia de las imágenes, tanto en su vertiente artística como catequética.

El cartel de 2020 muestra a Jesús Nazareno y al Cirineo de cuerpo entero, en el interior del templo de Santa Cruz. Se encuentran ya instalados en el paso, pero todavía sin el exorno floral ni otros aderezos propios de la salida procesional. Son contemplados desde un plano elevado, casi cenital, ligeramente escorado a su derecha. La única luz de la escena procede de las velas instaladas en los cuatro candelabros arbóreos del trono, que centellean cual luceros orbitando alrededor del Rey de Reyes, a fin de alumbrarlo tenuemente. La sobria arquitectura de Santa Cruz queda en penumbra, aunque resultan claramente visibles los fustes lisos de las dos columnas que flanquean el paso, la encalada pared del lado del evangelio ―coronada por una aspillera de sillería― y el arranque de un arco.

Teniendo en cuenta que la Cofradía del Santísimo Cristo de la Yedra y María Santísima del Rosel no tenía inicialmente un carisma penitencial, cabe afirmar que la de la Santa Vera Cruz es la decana de las congregaciones pasionistas de Baeza. Suele situarse su fundación en el año 1540, según lo indicado en las Ordenanzas de 1552, si bien hay quien piensa que podría ser mucho más antigua, a tenor de ciertos indicios. Sea como fuere, lo que parece indudable es que inició su andadura en el cenobio de San Francisco, regentado en la calle homónima por los Frailes Menores. Allí mantuvo su sede canónica hasta que diversas circunstancias adversas ―los efectos de un terremoto, la ocupación francesa y la desamortización de Mendizábal, con la consiguiente exclaustración― provocaron el deterioro y posterior ruina de dicho convento. Por tal motivo, la cofradía se vio obligada a trasladarse a Santa Cruz, que, por aquel entonces, todavía ostentaba el rango de parroquia. Hay constancia documental de su ubicación en ese templo al menos desde 1865, y, salvo breves intervalos, así ha continuado hasta nuestros días.

La advocación de Vera Cruz no alude a ningún momento concreto de la Pasión, por lo que las cofradías con esta denominación pueden tener imágenes devocionales muy diferentes entre sí. En realidad, hace referencia al culto a la Verdadera Cruz donde Cristo fue crucificado, y las congregaciones correspondientes suelen estar vinculadas, al menos en origen, a la presencia de alguna reliquia del Lignum Crucis. Se trata de una devoción de profunda raigambre franciscana, toda vez que es la orden mendicante fundada por el Santo de Asís la que secularmente custodia los enclaves de los Santos Lugares que se encuentran bajo jurisdicción de la Iglesia Católica. La cofradía baezana no es una excepción por lo que se refiere a la filiación franciscana, aunque es una incógnita si veneró un

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Lignum Crucis, que, en cualquier caso, no habría llegado a nuestros días. Por fortuna, en fechas recientes se ha incorporado para su culto devocional el repertorio de reliquias que, según la tradición, fue traído desde Italia por el Capitán Cristóbal Lechuga (¿15571622?), cuya pieza más emblemática es precisamente un Lignum Crucis de considerable tamaño. A su valor religioso se une la excepcional calidad artística del relicario que protege la colección, el cual es una pieza maestra de la orfebrería barroca. Se sabe que dicho relicario formaba parte del mobiliario de la capilla mortuoria que este afamado artillero mandó construir en Santa Cruz, y allí permaneció hasta su traslado, en el siglo XIX, a la Santa Iglesia Catedral.

Cuando la Vera Cruz estaba asentada en el convento de los Frailes Menores, procesionaba una imagen de San Francisco de Asís, la Santa Cruz, un Nazareno y un Crucificado flanqueado por los dos ladrones, con la advocación de Cristo de las Gracias. El cortejo actual también cuenta con cuatro pasos, aunque se advierten importantes diferencias. Se conservaba con un paso de Jesús Nazareno y otro con la alegoría de la Santa Cruz, a los que hay que añadir el ya mencionado relicario de Cristóbal Lechuga y dos nuevos titulares: María Santísima de la Aurora y San Juan, que procesionan juntos de acuerdo con el modelo iconográfico de Sacra Conversación. En cambio, no queda memoria visible de San Francisco, cuya titularidad quedó posiblemente preterida tras la exclaustración.

En cuanto al Cristo de las Gracias, graves desavenencias internas entre finales del siglo XIX y comienzos del XX provocaron una escisión de facto en el seno de la cofradía, a raíz de la cual esa imagen ―bajo la advocación de La Lanzada, que mantuvo hasta su destrucción en 1936― pasó a ser Titular de una nueva corporación, que es la que actualmente, tras ser reorganizada en 1962, se conoce como El Calvario. Pese a todo, ambas cofradías comparten la misma sede canónica y hasta 1989 conformaron un único cortejo procesional.

La hermandad de la Vera Cruz perdió sus imágenes y casi todos sus enseres durante la Guerra Civil, por lo que su reorganización tuvo que partir prácticamente de cero.

Ciertamente, el daño patrimonial y devocional fue muy grave, pero, desde un punto de vista estrictamente artístico, hay que admitir que las piezas desaparecidas merecían escaso interés. La figura de Cristo no era la primitiva del siglo XVI, sino otra de finales del siglo XIX. Al parecer, la primera se perdió en 1882, cuando fue llevada a Barcelona para su restauración. El artista en cuestión optó por reemplazar la cabeza de la imagen antigua en lugar de restaurarla, incurriendo con ello en una mala praxis, cuando no en un flagrante fraude. En cuanto al Cirineo, fue adquirido en 1930 en los talleres Burillo de Valencia.

Tras la contienda, se entablaron contactos con varios imagineros, con vistas a la recuperación del misterio. El encargo recayó sobre Amadeo Ruiz Olmos, escultor valenciano afincado en Córdoba, quien hizo entrega del Nazareno en marzo de 1945, pocos días antes de iniciarse la Semana Mayor de ese año, en la que hizo su primera salida procesional. En 2020 se cumple, pues, el septuagésimo quinto aniversario de la llegada a Baeza de la actual imagen del Cristo de la Vera Cruz. Se trata de una talla completa, aunque concebida para vestir, por lo que el cuidado de los detalles se concentra en la cabeza y las manos. Sin duda es una de una de las mejores piezas salidas de la gubia de Ruiz Olmos, que, gracias a ella, se hizo acreedor del Premio Nacional de Escultura. Constituye una

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inmejorable síntesis de sus cualidades artísticas: expresión serena, modelado clasicista y esmerado, policromía suave, con escasa profusión de sangre y predominio de tonos pálidos. El éxito de esta imagen le abrió las puertas a otros muchos contratos en Baeza, incluido el de la talla del Cirineo, que desde 1948 compone con el Nazareno un conjunto escultórico primordial para nuestra ciudad.

EL AUTOR Y EL CARTEL El cartel de “El Capirote” para 2020 tiene como base una instantánea de la que es autor Don Antonio Jesús García Cruz. No es la primera vez que una fotografía suya es utilizada para tal propósito, pues ya fue el responsable del cartel correspondiente a 2016, dedicado al paso de misterio de La Santa Cena. Si bien Antonio Jesús García no se dedica profesionalmente a la fotografía, lo cierto es que cuenta ya con una dilatada experiencia que le permite gozar de una merecida consideración incluso entre reputados especialistas. Así lo atestiguan las distinciones y reconocimientos que ya ha cosechado.

Sin ir más lejos, baste recordar que, de manera consecutiva, tres carteles oficiales de la Semana de Baeza (2015, 2016 y 2017) llevan su firma, al haber obtenido el primer premio en los respectivos certámenes Foto: Antonio J. García convocados por la Agrupación Arciprestal de Cofradías; hecho verdaderamente insólito al tratarse de un fotógrafo meramente aficionado.

Antonio Jesús García Cruz nació en Baeza en la primavera de 1979. Tras completar los estudios de Bachillerato en su ciudad natal, cursó la Licenciatura de Filología Inglesa en la Universidad de Jaén, con brillantes resultados. Como tantos españoles de su generación, ha tenido que buscar en otras tierras un trabajo acorde con su cualificación. Por

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eso, desde hace varios años reside en Berlín, donde ejerce como profesor de idiomas.

Está casado y es padre de dos hijas y un hijo. Pese a la distancia, su amor a Baeza y a su Semana Mayor sigue incólume, por lo que no pierde ocasión de regresar a su patria chica en esos días para entregarse de lleno a ella, bien como cofrade, bien como testigo a través de su cámara. Aunque mantiene vínculos directos con varias cofradías de pasión, mencionaremos de un modo destacado la del Santísimo Cristo del Calvario y Nuestra Señora de la Amargura, a la que se encuentra muy ligado por razones familiares. En la actualidad forma parte del colectivo “Cristóbal Cruz”, que cada año, desde 2015, lleva a cabo exposiciones fotográficas dedicadas monográficamente a la Semana Santa baezana, de las que han emanado hasta el momento dos volúmenes monográficos. Asimismo, ha colaborado intensamente en BaezaForos y en otros boletines y páginas de internet de similar orientación. Entre ellos se encuentra, como no podía ser menos, el cuaderno cofrade El Capirote, donde regularmente han visto la luz algunas de sus mejores instantáneas.

En condiciones normales, las obligaciones de Antonio Jesús en Alemania le habrían impedido viajar en estas fechas. Ahora bien, supo hacer malabares con su agenda para poder cumplir su firme deseo de estar presente en este acto, tan especial para él. “El Capirote” le expresa desde aquí su más sincero agradecimiento por su impagable esfuerzo.

Tras el descubrimiento del cartel, Antonio Jesús García hizo uso de la palabra para explicar el proceso de elaboración. Inició su alocución con un soneto de Julio Alberto Hidalgo Rodríguez dedicado a la fotografía de inspiración cofrade. Aludió a continuación a San Nicolás de Bari, cuya memoria se celebraba también el 6 de diciembre, y que constituye una festividad de mucha solera en su tierra de adopción, donde es Sankt Nikolaus quien, en la víspera, les lleva regalos a los niños, de manera análoga a como proceden los Reyes Magos en España durante la víspera de la Epifanía.

Posteriormente, recordó el momento en que Damián Cruz, Presidente de la Tertulia, se puso en contacto con él para transmitirle la idea que tenía para este cartel, la cual se inspiraba en una fotografía del Gran Poder de Sevilla. Pese a ser consciente de las considerables dificultades técnicas que entrañaba, o quizá precisamente por eso, decidió asumir el reto y aceptar el encargo. A ello contribuyó también la imagen protagonista. La Cofradía de sus amores, El Calvario, tiene una larga historia en común con la de la Vera Cruz, y realizar este cartel afianzaba en su ánimo esas vivencias cofrades compartidas.

La ejecución de la fotografía se sustanció finalmente en la noche del Martes Santo de 2019, poco después de que el Santísimo Cristo de La Buena Muerte enfilara el camino de regreso hacia San Antonio. Entonces, sobre una escalera de más de cuatro metros de altura, en compañía de algunos miembros de “El Capirote” y de hermanos de la Vera Cruz, pudo hacer diversas tentativas. Pronto comprobó que no era viable reproducir la factura de la instantánea del Gran Poder, con un plano frontal, ya que, en ese caso, El Cirineo quedaría totalmente oculto. Por eso, optó por retrasar la escalera y escorarla a la derecha, hasta disponerla en una perspectiva más acorde a la idiosincrasia del paso que tenía ante su objetivo. Antonio Jesús consignó asimismo las decisiones adoptadas durante el posterior proceso de edición digital, que vinieron motivadas por el deseo de

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optimizar el juego entre los tres elementos compositivos que vertebran esta obra: el misterio representado, la iluminación y el entorno arquitectónico. Por último, quiso dedicar este cartel a los cofrades baezanos en la diáspora, singularizándolos en la persona de su gran amigo José Francisco Garrido Lemus, hermano de la Vera Cruz que lo acompañó en la sesión fotográfica, pero que, por encontrarse trabajando en Irlanda, no pudo asistir a la presentación.

Esta parte del acto se cerró con la proyección de un magnífico vídeo compuesto por fotografías tomadas durante la sesión que sirvió para lograr la imagen definitiva del cartel, mezcladas con otras instantáneas del desfile penitencial de la cofradía de la Vera Cruz durante la pasada madrugada. Las fotos en blanco y negro recorrían los momentos más intensos de la hermandad decana de nuestras penitenciales; todo ello complementado con una extraordinaria banda sonora musical, montada por nuestro querido amigo y excelente músico, productor y compositor, Pachi García Alís.

LA PRESENTACIÓN Tras la intervención de Antonio J. García, el Presidente de “El Capirote” tomaba de nuevo la palabra para dar paso a la persona encargada de presentar y ensalzar los valores del cartel. Damián Cruz señaló que no fue nada fácil decantarse por una persona determinada para dicha labor. Muchos y muy buenos candidatos hay en la Cofradía de la Vera Cruz, sobradamente capacitados para asumir esa gratificante encomienda.

Finalmente, la elección recayó sobre un amigo de muchos años, un compañero bajo las trabajaderas, un pastor de almas, un sacerdote sacrificado, un maestro admiAcceso al video de la Presentación del Cartel rado y alguien que lleva la cruz ―la Santa y El Capirote 2020 Verdadera Cruz― por dentro y por fuera con la fortaleza y la convicción de un siervo de Dios. Ese amigo, que no es otro que el Reverendo Luis María Salazar García, tuvo a bien honrar a “El Capirote” aceptando esa propuesta.

Don Luis María Salazar García es Doctor en Teología por la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma, Profesor de la Facultad de Teología de Granada y del Seminario Diocesano de Jaén. Desde hace un cuarto de siglo desempeña su labor pastoral en nuestra Diócesis, donde ha ocupado diversos puestos y responsabilidades. Actualmente, es el cura párroco de San Félix de Valois en la capital del Santo Reino. Nació en Baeza el 6 de noviembre de 1968, en el seno de una familia de hondas convicciones cristianas. Ya en sus primeros años formó parte de ese grupo de acólitos de la Santa Iglesia Catedral que se gestó bajo el amparo del siempre añorado Don José Melgares, que fue durante décadas su Director Espiritual

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y su modelo a la hora de responder a la llamada vocacional al sacerdocio. Cofrade de la Vera Cruz desde su adolescencia, Don Luis María formó parte de la cuadrilla de hermanos costaleros que recuperó en 1987 el procedimiento tradicional de portar los pasos en Baeza. Se da además la circunstancia de que es primo hermano del autor de la fotografía, con lo que su idoneidad se ve acrecentada, aún más si cabe, gracias a esos lazos Foto: Sebastián Cabrera emocionales. Por otro lado, Don Luis María ya nos hizo el gran regalo de su palabra, de sus sentimientos desnudos, de sus enseñanzas y recuerdos cuando pronunció aquél inolvidable Pregón del Costalero del año 2010. Casi una década después, colabora nuevamente con “El Capirote” para exaltar este cartel que muestra a Jesús bajo la advocación a la que él sirvió cual esforzado cirineo durante las ocasiones en que se puso bajo las trabajaderas.

Ya en el atril, Luis María realizó una semblanza extraordinaria de la obra y del momento pasionista que representa. No faltaron momentos distendidos, al aludir al mono de Semana Santa que sentimos los cofrades que en una ocasión como esta, en vísperas de Navidad, nos reunimos para anunciar la Pasión, pues no somos capaces de esperar al mes de marzo. Pero, más allá de esos detalles, las palabras del orador construyeron una meditación propiciada por el cartel que se ofrecía a la vista de los presentes; una meditación que giró en torno a cuatro ejes: la figura del Cristo de la Vera Cruz, las luces que la iluminan, el templo que la acoge y los observadores que presencian esa estampa.

La imagen de Jesús sirvió para compartir experiencias cofrades de juventud y, sobre todo, para recordarnos la gran enseñanza evangélica: nadie ama más que quien da la vida por los demás. Por eso, ese Cristo que carga con la pesada Cruz, aparentemente vencido y fracasado, es en realidad una carne triunfante, porque no pierde su vida, sino que la entrega por todos nosotros.

Las luces son para Luis María símbolo de los fieles que acompañan a Jesús en su trayecto por la Vía Dolorosa. Porque si bien Él es la luz del mundo, no es menos cierto que durante su Pasión atravesó momentos de intensa oscuridad. “Alumbrar a Jesús” ―expresión popular de mucho arraigo en Jaén― implica acompañarlo en ese tránsito y participar de su destino; no solo para dar testimonio de Fe, sino muy especialmente, como hizo María, para dejar que se haga en nosotros su Voluntad. Solo así, esa luz que brindamos

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nos será devuelta para que nos ilumine Aquél que es luz de luz y Llama de Amor viva, como lo denominó el gran poeta de Fontiveros.

La austeridad del interior de Santa Cruz le sirvió a Luis María para identificarlo con la Iglesia, en su doble vertiente de templo y de asamblea de fieles. No en balde, como muy bien nos comentó, los cristianos de los primeros tiempos carecían de edificios propios; se reunían en casas particulares o, durante las épocas de persecución, en las catacumbas.

Solo posteriormente pudieron contar con inmuebles dedicados específicamente al culto: la domus ecclesiae (‘casa de la iglesia’; es decir, de la ‘asamblea’), de donde viene la costumbre de denominar iglesias a los templos. Ciertamente, la iglesia-templo solo tiene razón de ser si cumple su función al servicio de la iglesia-asamblea, lo cual ocurre cuando su centro es Cristo, representado en el altar. En cierto modo, este cartel simboliza todo eso: el trono remeda el altar donde Cristo se ofrece en sacrificio. Las columnas que lo flanquean pueden entenderse como alusiones a los santos Pedro y Pablo; son estos los dos pilares que sostienen la Iglesia porque no ocultan a Cristo, sino que, antes al contrario, le sirven de marco para mostrarlo en su plenitud.

Finalizó la exaltación con una emotiva referencia a la perspectiva del observador, que aquí se encuentra muy por encima del nivel de la imagen. No deja de ser algo normal en nuestra Semana Santa, donde es habitual apreciar los pasos desde un balcón o una tribuna elevada; pero Luis María puso el énfasis en el valor espiritual de ese hecho. Es una instantánea en la que la figura de Cristo se aprecia empequeñecida, como si Él se hubiera abajado tanto que se hubiera puesto a nuestros pies. Por otro lado, cabría añadir que con ello compartimos la perspectiva de Dios Padre, que es el único que realmente ve a Jesús desde arriba con plena conciencia de su dolor; porque el Dios cristiano es un Dios misericordioso, que se compadece con los que sufren.

En definitiva, fueron unas intensas palabras que por momentos sobrecogieron a los asistentes. Culminaba así el acto de presentación oficial del cartel de “El Capirote” para 2020, en el que los cofrades baezanos nos congregamos al amparo del Santísimo Cristo de la Vera Cruz. Sirvan unas palabras entresacadas de la alocución de Luis María Salazar García como inmejorable colofón para esta modesta crónica: «Porque nuestro Dios es un Dios que ve, un Dios al que no pasan desapercibidos los sufrimientos de su hijo. Un Dios que al contemplar la fidelidad de su hijo Jesús, que nos amó hasta dar la vida, no puede por menos que atender a su oración: “Perdónalos porque no saben lo que hacen” (Lc 23, 34). Y esa oración alcanza el perdón de quienes lo crucificaron y también el perdón de quienes lo crucificamos con nuestros pecados o con nuestra indiferencia. Pecados que la bendita imagen del Cristo de la Vera Cruz carga y casi acaricia con sus manos.

Esa cruz que es su peso y su descanso».

Qué Dios Nuestro Señor, en la Bendita imagen del Santísimo Cristo de la Vera Cruz, ilumine nuestro caminar en este año 2020 que afrontamos con incertidumbre y pesar, en el que esta obra celebra precisamente el 75 Aniversario de su llegada a Baeza para sustituir a la destruida durante la Guerra Civil Española. Amén.

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El Capirote

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La Borriquilla Foto: Narvรกez Fotรณgrafo

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El Rescate Foto: Juan Miguel Salido

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La Expiraciรณn Foto: Juan Miguel Salido

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Las Lรกgrimas Foto: Narvรกez Fotรณgrafo

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El Paso Foto: Narvรกez Fotรณgrafo

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Santa Cena Foto: Antonio J. GarcĂ­a

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El Santo Entierro Foto: Antonio J. GarcĂ­a

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La Columna Foto: Antonio J. GarcĂ­a

Gracia y Esperanza

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Foto: Antonio J. GarcĂ­a

La Fervorosa Foto: Antonio J. GarcĂ­a

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La Sangre Foto: Antonio J. GarcĂ­a

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Buena Muerte Foto: Antonio J. GarcĂ­a

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La CaĂ­da Foto: Javier Ruiz Olivera

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La Trinidad Foto: Carlos Arcos

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Esencias Cofrades por Sebastián Cabrera Checa LAS VELAS DE CERA Y LOS CIRIOS A lo largo de los miles de años de existencia, siempre ha sido un anhelo para el hombre dominar a uno de los llamados Cuatro Elementos: el fuego, en este caso. Su fuerza, su poder, su calor, la magia que destila, la luz que de él se desprende.

Y la historia “Maestra de la Vida” nos revela que fueron los egipcios, valiéndose de ramas embadurnadas con sebo maloliente extraído de bueyes y corderos, o sumergiendo papiros enrollados en cera cosechada por abejas en colmenas, quienes mostraron al mundo la excelencia de las condiciones radiantes y lumínicas de ese fuego, ya domesticado, en forma de vela o luminaria. Estas, con su luz, servían para aproximar al hombre hacia lo insondable, hacia lo eterno. Por eso, lugares sagrados y deidades han sido siempre iluminados, todo ello, vivido en un clima de oscuridad y de silencio propicio a la meditación y al recogimiento del Ser, del Alma y del Espíritu.

Foto: Antonio J. García

La Biblia, libro sagrado para los que en un solo Dios creemos, narra escenas donde se habla de cirios, candelabros y lámparas que arden perennemente hacia el infinito, para honrar con este gesto a lo divino y buscando un camino verdadero que lleve hacia la virtud, hacia la plenitud, hacia la Gloria. Más tarde, tras la venida del Mesías deseado, habría que hacer justa memoria de los primeros cristianos que siguieron su mensaje de salvación, pues, en tiempos de persecuciones infames y cobardes, se vieron obligados a reunirse a la luz de las velas en la clandestina oscuridad de catacumbas escondidas, para celebrar la Fracción del Pan que el mismísimo Hijo de Dios les enseñara el día de su Última Cena.

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Ahora, nosotros los cofrades, continuadores de esta herencia recibida a través de siglos de andadura celebrando los Sagrados Misterios de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo, seguimos prendiendo cirios, velas de cera y hachones en nuestros cultos y manifestaciones públicas de fe, convirtiendo este gesto antiguo en esencia primordial y significativa de nuestra Semana Santa.

Velas y cirios, con tratamientos de modernidad, seguirán siendo manifestación del fuego, y se alzarán como candelas luminosas y esbeltas que marcarán nuestro sendero. Con su figura alargada y cilíndrica revestida de capas de cera natural, y atravesada su alma a modo de espinazo por un pabilo o mecha prendida por su extremo de ese fuego en forma de llama dorada y bailarina, siempre encandilará oscuridades al tiempo que se vaya quemando y derritiendo la cera muy lentamente, para Foto: Juan Miguel Salido dejar el rastro lacrimoso de su efímera existencia. Danzará esa llama con el viento si lo hubiera y desprenderá un dulcísimo efluvio de olor característico de miel que se conjugará con otras fragancias sutiles, como son las de las flores y el incienso. Se nos presentarán como juncales; bien dispuestas y revestidas de colores: el blanco, el azul, el rojo, el morado, el negro, el verde, el tiniebla.

Cada uno estará cargado de múltiples significados. Y resplandecerán como símbolos inequívocos de la pureza, de la penitencia, de la conversión, del luto, de la espera, de la justicia de Dios, de la salud, de la fe, del amor, de la esperanza… Serán antorchas que encandilen por siempre nuestros altares, nuestros hogares, nuestras procesiones penitentes. Servirán para alumbrar la cara y la figura de nuestros cristos peregrinos; para resaltar el bello rostro de nuestras vírgenes llorosas y traspasadas, e incluso las utilizaremos para que den luz llevándolas como ofrenda y recuerdo a las tumbas de nuestros seres más queridos que, por desgracia, ya no podrán cumplir la procesión de nuestros sueños. Y todo esto no será sino la prueba más evidente de nuestra más arraigada creencia y, además, de nuestra enorme ansia de Eternidad.

(Dedicado a todos los hermanos de luz que tienen como mayor orgullo el acompañar alumbrando en las filas a sus imágenes veneradas durante las procesiones de la Semana Santa y a los que pacientemente preparan con esmero las velas en las candelerías para los cultos de la Cuaresma y para los pasos procesionales de la Semana Mayor).

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Las Glorias por Pedro Narváez Moreno CARTELES DE LAS GLORIAS EN BAEZA DE LA TERTULIA COFRADE “EL CAPIROTE” NOTA DE LA REDACCIÓN: Queridos amigos, iniciamos en este Cuaderno de 2020 una nueva sección dedicada al tiempo de Glorias en Baeza. Para esta primera entrega, hemos decidido dejar constancia de una iniciativa que tuvimos desde nuestra asociación, para aportar nuestro punto de vista e intentar engrandecer y difundir las veneraciones y el patrimonio relacionado con este tiempo apasionante de veneración y de fe. En años sucesivos publicaremos en esta sección nuestro cartel de glorias anual e incluiremos artículos diversos sobre el tema que esperamos sean de su agrado. ***** Son tres, ya, los años que esta tertulia cofrade ha elaborado un cartel que anuncia las Glorias en Baeza. La línea que hemos seguido ha sido utilizar como tema central alguna pieza perteneciente al rico patrimonio artístico de nuestra ciudad, para lograr con ello darle difusión y ponerla en valor a través de las diferentes plataformas digitales, tanto locales como provinciales, nacionales y mundiales.

Comenzamos en el año 2017 con uno de los mejores relieves que se conservan en Baeza. Se trata del extraordinario medallón ovalado ―tallado en mármol blanco― de la Virgen de Val de Haro, procedente del extinguido convento de Santa María de Gracia, que muestra la imagen de la Asunción de la Virgen. En un inventario realizado por la Comisión Subalterna de Amortización del Partido de Baeza, realizado al llegar la exclaustración y desamortización en el siglo XIX, se informa de cómo el medallón estaba situado en el altar de la Virgen de la Aurora, a los pies de la imagen de este título. La obra, del siglo XVIII, muestra a la Señora coronada de estrellas, en posición orante y rodeada de cuatro cabezas de querubines alados, todo ello sobre una ráfaga que se alza al fondo. A los pies, un pergamino lleva su nombre impreso. La imagen se encuentra mutilada en sus manos. En la actualidad se conserva en la Iglesia del Salvador de Baeza, donde presidió durante años la cabecera de la Pila Bautismal, siendo trasladada posteriormente a su enclave actual, en una pequeña capilla de la nave de la epístola.

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Pasamos ya a 2018, cuando se celebró el año de Murillo, coincidiendo con el cuatrocientos aniversario de su nacimiento. Al recibir de la tertulia cofrade el encargo del segundo cartel de Glorias, no dudé en centrarme en una obra del pintor Domingo Martínez (16881749). Juan Dovado Fernández lo describe como una de las personalidades artísticas más destacadas del siglo XVIII sevillano. Fue, sin duda alguna, el artista más importante en la pintura de la primera mitad de este siglo. Su estilo oscila entre la escuela sevillana del siglo anterior ―especialmente Murillo, de quien se manifiesta gran admirador― y la influencia francesa que experimentó entre 1729 y 1733, años en los que se instala la corte de Felipe V en Sevilla. Una de las joyas pictóricas de nuestra ciudad es el conjunto de cinco lienzos de este autor que se conservaban originariamente en el convento de la Encarnación.

Permanecen en él dos de ellos, mientras que los otros tres fueron trasladados hace apenas algunos años a la Iglesia de la Concepción. Uno de ellos, “La Asunción”, formó parte de la exposición Murillo y su estela en Sevilla, que tuvo lugar en el convento de Santa Clara de Sevilla desde el 6 de diciembre de 2017 hasta el 8 de abril de 2018.

El lienzo seleccionado para este cartel fue “La Inmaculada”, por coincidir asimismo ese año con la celebración del IV centenario del Voto Inmaculista por parte de la Universidad de Baeza. El lienzo está fechado en 1732 y firmado en la parte posterior. En él aparece la figura de la Virgen María con la luna a sus pies, rodeada de ángeles que portan los atributos marianos usuales de esta iconografía. La Virgen, en plena juventud, cruza las manos ante el pecho y baja la mirada en gesto de profunda humildad, según el texto evangélico (Lc 1: 38).

En esta obra destacan de manera especial los recuerdos murillescos.

Es de gran importancia para Baeza contar con esta excepcional colección de lienzos que enriquece su brillante patrimonio. Además, todos ellos se sitúan en la etapa de plena madurez de Domingo Martínez, de la que, por cierto, se conservan pocas piezas. Por la elevada calidad y maestría de que hace gala en ellas, merecen ser situadas en un primer plano de su producción.

Para el tercer cartel de Glorias, editado por esta tertulia cofrade el pasado año 2019, elegí la tabla que representa la Ascensión de Cristo, perteneciente a la colección de nueve tablas góticas que se conservan en la parroquia de San Andrés y que proceden de la antigua Colegiata de Santa María del Alcázar. La datación de estas tablas debe situarse en el siglo XV, por lo que suelen ser atribuidas al pintor sevillano Francisco Sánchez. Francisco Escolano las describe así: “el dibujo es primoroso; el colorido, muy delicado, adquiere sobre fondo de oro, generalmente, una dulce entonación”.

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El clérigo e historiador Martín de Jimena Jurado, en el Catálogo de los obispos, de las iglesias catedrales de la diócesis de Jaén y anales eclesiásticos de este obispado ―publicado en 1654―, nos narra cómo en 1400 la iglesia del Alcázar fue convertida en Colegial por el obispo de Jaén, Don Rodrigo Fernández de Narváez, por la gran devoción que le tenía a la imagen de Nuestra Señora del Alcázar de Baeza, por lo mucho que era frecuentado este templo por los fieles y, finalmente, por ser la parroquia de sus padres y linaje, donde estaban sepultados. Lo hizo con facultad apostólica instituyendo en ella cuatro dignidades: Tesorero, Chantre, Arcipreste y Vicario, amén de ocho canónigos.

El título de Colegial será trasladado a la Iglesia de San Andrés desde 1764 hasta 1852, año en el que finalmente queda suprimido. En ella permanecerán grandes obras de arte procedentes del traslado de la Colegiata, destacando la imagen de la Virgen del Alcázar y esta colección de tablas góticas con los siguientes motivos: Nacimiento, Adoración de los Reyes, Circuncisión, Presentación, Santa Cena, Prendimiento, Crucifixión, Ascensión y Asunción. Su primer emplazamiento en San Andrés fue alrededor de la ventana del coro, en la pared del fondo de la iglesia, la que se enfrenta con el altar mayor. En la actualidad, se encuentran distribuidas en la Sacristía.

Deseo que estos carteles no solo pongan en valor el magnífico patrimonio que a lo largo de los siglos se ha conservado en nuestra ciudad monumental, sino que además consigan contagiarnos, en tiempo de Glorias, del gozo que la belleza de estas obras trasmite a toda aquella persona que goza de su visión.

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La Trabajadera por Manuel D. Lozano Guerra 2020, UNA CHICOTÁ MUY DURA ¿Que ha sido una Cuaresma diferente? No cabe la menor duda. A estas alturas de Cuaresma todos estamos en nuestras casas encerrados o, como las autoridades lo llaman, en Cuarentena, por Alarma Social; paradojas de la vida: en Cuaresma estamos en Cuarentena.

Para el mundo de la trabajadera o los varales está siendo igual de duro este tránsito por el desierto. Todos tenemos preparados en nuestras casas las fajas, los costales, las zapatillas… y este año así se van a quedar, esperando.

La Cuaresma daba sus primeros pasos y ya comenzaban a escucharse cancelaciones de ensayos en tal sitio o en la cuadrilla de aquella hermandad; comenzaba a airearse el drama de este bicho, el coronavirus COVID-19, difícil de olvidar para todos. Apenas algunas cuadrillas baezanas realizaron uno o un par de ensayos; otras ni siquiera se estrenaron porque todo fue cayendo en cadena. Los grupos del WhatsApp echaban humo: “la suspensión del próximo ensayo”, “ya os avisaremos cuando volvamos a retomar los ensayos”…, hasta que llegó el comunicado que todos esperábamos pero no por ello queríamos tener en nuestro móvil: “se suspenden las procesiones esta Semana Santa”. A causa del mensaje oficial de la Agrupación Arciprestal de HH. y CC. de Baeza ―acertado, dicho sea de paso, y consensuado con el Ayuntamiento y el Obispado―, llegaría en los grupos la desolación.

Todos estamos esperando estos días para reunirnos, para sudar bajo las trabajaderas junto al hermano, el que más y el que menos modifica su vida diaria para centrarla y permitirle acudir al ensayo; algunos hasta hacen cambios de turno para poder estar bajo las parihuelas. Pero este año está siendo diferente, tremendamente diferente; ni en el peor año de lluvia había sido así.

Ahora, pasados unos días de toda esta marabunta de noticias y encerrados en nuestros hogares, nos conectamos a las redes sociales para ver procesiones, conciertos, ensayos… y sin quererlo a más de uno le irá surcando una lágrima mejilla abajo. Muchos pensaréis que es muy exagerado, pero para los costaleros u hombres de trono es muy diferente.

No quiero que se malinterpreten mis palabras; no somos ni mejores ni peores que los

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nazarenos, pero sí tenemos una pizca de diferencia. El nazareno no necesita de una preparación previa, no necesita compaginarse con el que va delante, detrás o al lado. El costalero basa todo en la confianza de toda la cuadrilla; todos vamos a una, todos vamos al son del llamador y de las órdenes que los capataces nos marcan y eso sí nos hace algo diferentes.

Foto: Carlos Arcos Pero ante esta pandemia poco o nada podemos hacer, solo esperar en nuestras casas a que pase lo antes posible y asumir esta penitencia cuaresmal, porque nos quedan días duros aún que aguantar en nuestros hogares. Llegarán los días santos y estaremos encerrados, pero no por ello vamos a dejar de vivirlos como son, Días Santos, y así, todos tendremos la oportunidad de asistir a la Fiesta de las Palmas, al Triduo Santo y por supuesto a la Pascua de Resurrección; porque ante todo somos cristianos católicos y nos debemos a la asistencia a los Cultos. Es más, este año no tendremos excusa diciendo es que salgo de costalero el Jueves Santo en..., o, no me da tiempo a ver las procesiones y asistir a los cultos. Quizás nos venga hasta bien el ver la Semana Santa desde este prisma. Que esta sobriedad y ausencia de procesiones nos haga ver que somos parte de la Iglesia. Y, por supuesto, que el año que viene, el esperado y ansiado 2021, nos haga vivir la Semana Santa de otra forma, y que cuando seamos citados a las primeras igualás y a los ensayos recordemos estos malos momentos y acudamos prestos a la cita con los hermanos.

Siempre se ha dicho que no hay mal que por bien no venga. Seamos optimistas y pensemos, soñemos con esa futura semana pasionista que está por llegar; como yo, dejando libre mi mente, sueño con subir esa calle Imagen un Domingo de los Sueños, disfrutando de una buena banda de música, una increíble cuadrilla de costaleros, el sonido de las bambalinas y de los rosarios golpeando en los varales. Sueño con las voces de ánimo de los capataces hasta llegar al Real de San Andrés y allí romper al son de una marcha, intentando ir dando pasos casi inexistentes, y Pedro pidiendo más paso pero la cuadrilla reteniendo. Es la lucha del capataz con sus costaleros, es el no querer encerrar a la Reina y Madre del Rosario en la antigua colegiata, dura pelea con el palo, con el cuello entumecido pero sin ganas de soltarlo y quitarte el costal.

Esto que he soñado durante todo un año pretendía vivirlo por primera vez este Domingo de Ramos. No ha sido posible, pero mi sueño no se desvanece; al contrario, está muy vivo y continúa y si Dios quiere ―espero que así sea― lo viviré el año que viene y con más fuerzas y ganas, si ello es posible.

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Al igual que yo sueño con esa noche, seguro que tú sueñas con tu mañana, tu propia noche, con tu tarde. Lo único que pretendo es hacerte ver lo bonitos que son nuestros sueños y eso no hay bicho que nos lo quite.

Ya para finalizar quiero hacer un recuerdo final.

Como casi todos los años en nuestro mundo de La Trabajadera, celebramos efemérides, y no por esta situación vamos a dejar de hacerlo, porque este 2020 y en Semana Santa vamos a realizar la chicotá más dura de cuantas hayamos hecho hasta ahora. Pero nosotros, los hombres y mujeres que portamos a nuestras Benditas Imágenes, somos especiales, sabemos que “p’atrás” ni para coger impulso.

Foto: Manuel Higueras Cruz

Por este motivo, lo primero que quiero resaltar en este artículo es mi más profunda felicitación a los hermanos de Las Escuelas, pues fue allá por el año 1980 cuando procesionaba por primera vez el Señor de la Bendita Misericordia a hombros de sus hermanos; cuarenta años de su fundación y cuarenta años de esas antiguas andas. Muchos de los actuales costaleros daban bajo esas andas sus primeras levantadas y sentían sobre ellos el amor infinito de Dios. En 1990 fueron los hermanos de La Humildad los que daban el paso de portar el divino Ecce Homo sobre sus hombros para años más tarde transformar también el estilo de andas a costaleros, y así la portentosa imagen del Señor es paseada las tardes del Jueves Santo por las calles de nuestra ciudad. El mismo caso ocurrió con los hermanos de La Borriquilla, que en el año 2000 decidían portar a María Santísima de la Esperanza y Caridad sobre sus hombros, primeramente en andas, para posteriormente pasar a costaleros.

Desde estas páginas del Cuaderno Cofrade que me brinda la Tertulia, mi más sincera felicitación a los hermanos de estas tres corporaciones; y, por supuesto, tened en cuenta una cosa: este año, haced un nudo en vuestras fajas; porque este año sí que se cuenta, sí hay que tenerlo presente. Yo diría más aún, este año va a ser el más duro.

Ya solo queda comenzar a descontar días e ir moviendo la rueda de nuestros calendarios cofrades. Día a día y sin darnos cuenta comenzaremos la cuenta atrás, y esto será historia, porque, como el que no quiere la cosa, recibiremos la citación para medirnos y ultimar los días de ensayo; volveremos a sacar nuestras fajas, las zapatillas de ensayo.

Pero, mientras llegan esos deseados días, conectémonos y vivamos esta Semana Santa junto a los nuestros, porque se han cancelado las procesiones, pero el motivo principal de ellas sigue vivo y este año más vivo que nunca. ¡Feliz estación de penitencia a todos! Porque este año sí realizamos todos estación de penitencia.

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Cuaderno de Opinión por Mª M Cruz García Torralbo LA CRUZ. DE ORIENTE A OCCIDENTE, DE AYER A HOY La crucifixión no la inventaron los romanos. La copiaron de los cartagineses en las guerras púnicas. Estos, fenicios al fin y al cabo, la habían heredado de los persas, del imperio aqueménida, que la utilizaron a diestro y siniestro cada vez que un territorio a conquistar les hacía oposición. Darío, en una ocasión, mandó crucificar a más de 3000 babilonios, según el historiador griego Heródoto. Los griegos también hicieron uso de este método de pena capital para los piratas apresados. Alejandro Magno la usó a menudo y no tuvo reparos en crucificar a más de 2000 fenicios en un solo día durante la toma de Tiro. También a su amigo Calístenes lo crucificó por objetar contra la implantación en la corte del ceremonial persa. Era la tónica dominante en aquellos tiempos de violencia, y lo sigue siendo en la actualidad1. Lo que sí hicieron los romanos fue extenderla por todo el Imperio y, dado que abarcó el mundo conocido entonces, la crucifixión se empleó en todo el orbe como método de muerte ejemplar. Por eso se crucificaba en las afueras de las ciudades, junto a los caminos, y por eso quedaban los cuerpos colgados a merced de buitres, alimañas y temporales, porque era la mejor arma disuasoria. A cualquiera que viera tan atroz espectáculo se le quitaban las ganas de delinquir.

Los romanos, que utilizaron la crucifixión hasta el 337, lo hicieron con cierta mesura, puesto que sólo se destinaba a los casos de alta traición y sedición. Nunca se empleaba contra ciudadanos romanos; a estos se les aplicaba la decapitación. Cuando la subleva1 Actualmente se utiliza en Arabia Saudita, Sudán del Norte, Emiratos Árabes Unidos y por parte del Daesh.

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ción del esclavo Espartaco, sedición contra el status quo de Roma, fueron crucificados él y sus seguidores. De Roma a Capua estuvieron los más de 6000 cuerpos de los capturados con vida a uno y otro lado del camino avisando a viajeros y caminantes de que la traición se pagaba cara. A los romanos les importaba poco que Jesús se hubiera declarado Hijo de Dios2, blasfemia para los judíos por la que debía morir. Ellos siempre fueron tolerantes con cualquier religión de cualquier territorio que fuera absorbido por el imperio. De hecho, la mayoría de los dioses de su panteón eran herencia de otros países romanizados.

Lo que les fastidió fue que Jesús se declarara Rey de los Judíos3. Por ahí Roma no podía pasar. Como los jefes religiosos judíos lo sabían, presentaron a Jesús ante el procurador romano Poncio Pilatos como culpable del cargo de sedición, porque declararse rey era ir contra Roma. La condena estaba cantada. Aunque sabía que era un hombre inocente y que todo se debía a la inquina de los sacerdotes4, tuvo que ordenar matarlo porque decirse rey en la provincia de Palestina suponía encender la mecha de un polvorín siempre a punto de explotar5. De hecho, en el 70, Tito terminó de una vez por todas con aquel país de díscolos y levantiscos judíos, nunca aplastados y siempre sublevados. Por eso ordenó que lo crucificaran6.

La crucifixión admitía muchas variantes, aunque de lo que se trataba en todos los casos era de exponer colgado en vertical al reo ―fuera hombre o mujer―, completamente desnudo para mayor ignominia, sin punto alguno de sujeción salvo los brazos atados, con lo que la muerte era espantosa, vergonzosa y humillante. Cuando no había suficientes cruces, se realizaba sobre árboles, paredes, etc. La cruz adoptaba diversas formas. De un solo poste en donde se le fijaba ―crux simplex―, en forma de T ―crux conmissa―, en forma de X ―crux decussata― y la que normalmente conocemos como la que se utilizó para clavar a Jesús ―crux inmissa. El poste vertical ―stipes― solía estar ya en sitio fijo en el lugar destinado a estas ejecuciones, y el travesaño ―patibulum― era llevado sobre sus hombros por el reo hasta el lugar de la ejecución7. De ahí viene la expresión morir en el patíbulo, el palo del que colgaba el reo. Los soldados romanos sí que eran especialistas en lo de clavar. De hecho, lo inventaron ellos8. Para disfrute personal de sus propias frustraciones se regodeaban en el sufrimiento del reo y, en casos de sadismo atroz, clavaban las manos y los pies del condenado aun cuando con las ligaduras ya estuviera bien sujeto al madero para ser colgado, costumbre que se extendió con el tiempo. Después les quebraban las rodillas para asegurarse de que morían. A Jesús no hizo falta, había muerto mucho antes, quizás por la debilidad de la sangre perdida en la cruel flagelación. No obstante, se aseguraron atravesándole el tórax con una lanza9.

2 Cf. Mt 2 15; 3 17; 17 5. Mc 1 11; 5 7; 9 7; 14 61. Lc 3 22; 8 28; 9 35; 20 13. Jn 1 14; 5 19; 5 26; 14 13.

3 Cf. Jn 18 33-40.

4 En el Evangelio de Mateo queda claro cómo Jesús los zahería por su hipocresía. Cf. Mt 22 15-37; 23 1-37.

5 De hecho, este fue el motivo de la condena recogido en la tablilla ―titulus crucis― que se clavó en el poste sobre la cabeza de Jesús, en latín, arameo ―el idioma de los judíos en esa época― y griego, las tres lenguas entendibles por todos los ciudadanos del imperio en aquella área.

6 Cf. Mt 27 26; Mt 15 15; Lc 23 24; Jn 19 16.

7 Sobre el stipes se fijaba la tablilla con el motivo de la sentencia si había sitio; si no, se le colgaba al cuello al reo de manera que pudiera ser leído por todo el mundo.

8 En la primera guerra judeorromana, enfurecidos por la resistencia que habían presentado los judíos sublevados, clavaron a las cruces a todo el que cogieron con vida.

9 Jesús ya les había anunciado a los 12 Apóstoles en diversas ocasiones que iba a morir de manera atroz. Cf. Mt 10 16-42; 20 22-23. Mc 9 30-32. Lc 22 15-16. Jn 8 20. 12 27-36.

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Tampoco fueron los romanos los primeros en perseguir a los seguidores de Jesús.

Los, después, llamados cristianos10 fueron perseguidos primeramente por los judíos, los de su propio país. Las enseñanzas de Cristo eran una vergonzosa bofetada a la hipocresía de los jefes religiosos que vivían su fe al pie de la letra, pero alejados diametralmente del sentido y el significado de vivir conforme a esa fe. Jesús tuvo montones de ocasiones que espetárselo a la cara y por ello lo odiaban11. Normal es que se ensañaran con sus seguidores12. Esteban, que acostumbraba a ir al templo a hacer lo que hizo Jesús, enseñar conforme a la verdadera fe, fue apedreado hasta morir, convirtiéndose en el primer mártir de Cristo13. En aquella primitiva comunidad ―ecclesia― judeocristiana o apostólica, sus principales cabezas fueron perseguidas y eliminadas. En los Hechos de los Apóstoles encontramos multitud de citas de los sufrimientos que corrieron por extender la Palabra14; Pedro, Santiago y el converso Pablo fueron perseguidos y encarcelados por los jefes de la sinagoga, para terminar posteriormente muertos por el nombre de Cristo15. El propio Pablo, llamado Saulo antes de convertirse a la nueva fe, fue un implacable fariseo perseguidor de los cristianos, hombres, mujeres y niños. De las más crueles maneras de morir, uno a uno fueron cayendo los apóstoles y prosélitos, a excepción de Juan, que murió con 98 años desterrado en la isla de Patmos16.

Cuando el nuevo movimiento religioso se significó peligroso para el posicionamiento político de Roma, tanto por ir contra la pax romana17 como por tambalear sus bases con las ideas de la igualdad de todos los seres humanos, la libertad, y la adoración exclusiva a Dios, los emperadores, unos más que otros, entablaron políticas de hostigamiento y persecución de los seguidores de la nueva fe. A Roma le importaba poco un nuevo dios al que introducir en su ya superpoblado panteón; lo que no era admisible era que se cuestionara el sistema económico basado en la esclavitud ni la divinidad del emperador y, por tanto, la negativa a adorarlo. Se comenzó por exigir a los cristianos el certificado de lealtad debida ―libellus― al participar en el culto imperial, táctica que se convirtió en la forma de descubrirlos, ya que ocultaban su fe por la animadversión suscitada entre la

10 Interesantísima la aportación del P. Jérémie Djob Le Biem al IV Congreso de la Historia de la Caminería celebrado del 1 al 15 de septiembre de 2019. En ella desmenuza el camino recorrido por los seguidores de Cristo hasta ser reconocidos en todo el mundo por el nombre de cristianos (Cf. www.codice.es).

11 Cf. Jn 11 57.

12 Ya se lo había advertido Jesús. Cf. Mt 5 11; 5 44; 24 9. Lc 6 22. Jn 15 18.

13 Cf. Hec 7 54-60.

14 Arrestan a Pedro y Juan, Hec 4 1-4; arrestan a Pedro y a los demás apóstoles, Hec 5 17-21; azotan a Pedro y demás apóstoles, Hec 5 40; persecución contra la iglesia de Jerusalén, Hec 8 1-3; muerte de Esteban, Hec 6 54-60; muerte de Santiago, Hec 12 1-2; detención de Pedro, Hec 12 3; intento de apedrear a Pablo y Bernabé en Iconio, Hec 14 4-7; apedrean a Pablo en Listra, Hec 14 19; arresto de Pablo y Silas en Filipos, Hec 16 19-24; huida de Tesalónica de Pablo, Hec 17 1-15; sufrimientos en Éfeso, Hec 19; arresto en Jerusalem, Hec 21 27-36; intento de asesinato, Hec 23 12-15.

15 Santiago, hermano mayor de Juan, el amigo de Jesús, fue degollado en Jerusalén.

16 Cf. Ap 1 9.

17 Roma temía a las revueltas locales. Bastante tenía el ejército con defender las fronteras con el mundo bárbaro como para tener que gastar medios y energías en sofocar sublevaciones de sediciosos o rebeldes políticos dentro del imperio. Tanta importancia le daban los romanos a tales sucesos que todos los historiadores recogían en sus escritos la sublevación o revuelta. De este modo, refiriéndonos al caso judío, un foco que daba continuos quebraderos de cabeza a Roma, SUETONIO, en su Vida de los Césares, narra que en tiempos de Claudio tuvo lugar una revuelta provocada por un judío llamado Cristo. En la vida de Nerón cuenta que fueron perseguidos bajo pena de muerte los cristianos, una secta maléfica y perversa. TÁCITO, en sus Anales, también cuenta que Nerón persiguió a los cristianos, nombre que toman de un tal Cristo. Finalmente TERTULIANO, en Apología contra los gentiles, cuenta los delitos que se les imputaban a los cristianos, entre otros muchos el de matar niños y beber su sangre.

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población. Hubo diez grandes persecuciones en el Imperio romano, ya que era considerada religio illicita, es decir, religión prohibida, por lo que la virulencia de la persecución iba en función de la permisividad o diversa sensibilidad de los gobernantes. Una vez decretada, la persecución se extendía por todo el Imperio, pero también en su extensión se veía sujeta al celo de cada gobernador, por lo que había zonas en que la tolerancia era total mientras que en otras se detenía y martirizaba con tesón, dentro del mismo espacio temporal. Por tanto, las vidas de los cristianos estaban en las manos arbitrarias de los gobernadores romanos. De ahí que la persecución de Nerón, producida en circunstancias coyunturales que permitieron al emperador encontrar el chivo expiatorio ante el pueblo del incendio provocado por él mismo, causara decenas de muertes de cristianos en la ciudad de Roma que fueron crucificados en el monte Vaticano18, pero apenas se dejó sentir en el resto del Imperio. Por contra, la de Diocleciano, decretada con carácter general, alcanzó una virulencia exquisita de crueldad en todo el territorio romano, ya que su fin era acabar con el cristianismo. En este sentido, hizo acuñar moneda con la inscripción “Diocleciano acabó con los cristianos”. La persecución de Nerón sirvió para diferenciar claramente la religión cristiana de la judía, lo que favoreció a aquellos ante la persecución que se decretó contra los judíos a consecuencia del levantamiento o rebelión del 70, que originó la destrucción de Jerusalén. Así las cosas, ambas religiones caminaron en la historia perfectamente diferenciadas para lo bueno y para lo malo. El radicalismo de la nueva fe respecto de las demás creencias originó la animadversión de las gentes que acusaban a los cristianos de ateísmo e impiedad, es decir, de no respetar los dioses tradicionales.

Estos sentimientos contrarios a la nueva fe fueron utilizados por los gobernantes como estímulo en sus políticas de persecución para enmascarar problemas sociales y políticos irresolutos19.

Los estragos que causaron las persecuciones de la Tetrarquía20 fueron inmensos, y sólo la sólida organización alcanzada por la iglesia y el ejemplo de los mártires hizo posible su supervivencia. Cuando Constantino21 promulgó el Edicto de Milán22, ampliación del edicto de tolerancia a los cristianos promulgado por Galerio23, no sólo se les devolvieron sus propiedades y se otorgó a los cristianos entidad jurídica en Roma, sino que él 18 Pedro y Pablo cayeron en esta persecución; Pedro fue crucificado y Pablo, por ser ciudadano romano, fue decapitado.

19 Las 10 persecuciones más significativas fueron: Nerón (año 64); Domiciano, una de las más crueles (año 95); Trajano (año 107), continuada por Adriano; Marco Aurelio (año 167); Septimio Severo (año 202); Maximino (año 236); Decio (250); Valeriano (año 258); Aureliano (año 258) y Diocleciano (año 303). En la zona oriental, Juliano el Apóstata (332-363) entabló una cruel persecución que se dejó sentir sobre todo en Asia y África.

20 El gobierno de la Tetrarquía fue creado por Diocleciano con el fin del buen gobierno del inmenso imperio. Los cuatro césares, en igualdad de condiciones, gobernaban cada uno el territorio que se le había encomendado. Diocleciano, Maximiano, Galerio y Constancio Cloro gobernaron sólo diferenciados en la dignidad divina a que se equiparaban; los dos primeros, Augustos, se equiparaban a Júpiter, divinidad suprema, mientras que los segundos, Césares, se equiparaban a Hércules.

21 El tema más debatido de la historia de Constantino es su relación con el cristianismo. La batalla contra Majencio en el puente Milvio, en las afueras de Roma, es uno de los momentos decisivos en la historia del cristianismo. Lactancio y Eusebio de Cesarea atribuyen su victoria al hecho de haber colocado en el estandarte real y en todos los escudos de los soldados el nombre de Cristo visto en una visión.

22 Promulgado en Milán en el 313 por Constantino I el Grade, emperador de Occidente, y Licinio, emperador de Oriente, establecía la total libertad para profesar la religión que se deseara. A partir de ser promulgado, la Iglesia comenzó su expansión.

Hasta ese momento existían unos seis millones de cristianos en el imperio, de los cincuenta millones que lo habitaban. Todos los bienes confiscados les fueron devueltos.

23 Promulgado en Nicomedia el 30 de abril del 311, puso final a las medidas represivas de Diocleciano. Se autoriza a los cristianos a construir iglesias y a reunirse libremente siempre que no alteren el orden público. También se les pide que recen por el emperador y el imperio, quizás en un intento de instrumentalización política del cristianismo.

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mismo se arrogó el poder de intervenir en los problemas de la Iglesia, tratando de poner fin a las divisiones y cismas que se cernían sobre el cristianismo. En el concilio de Arlés24 condenó el donatismo25, aunque la división con el pensamiento africano se pronunció más26. ¿Cómo se llegó, tras siglos de persecución, a esta situación de legalidad de la fe cristiana? Si nos apoyamos en las fuentes, hay que decir que la victoria fue de la Cruz. Según Lactancio, en el contexto de la guerra civil entre Constantino y Majencio, Constantino fue advertido en sueños para que grabase en los escudos el signo celeste de Dios y entablase de ese modo la batalla. Pone en práctica lo que se le había ordenado y, haciendo girar la letra X con su extremidad superior cerrada en círculo27, graba el nombre de Cristo en los escudos. El ejército, protegido con este emblema, toma las armas. El enemigo avanza sin la presencia de su emperador y cruza el puente. Los dos ejércitos chocan frente a frente y se lucha por ambos lados con extrema violencia… el puente se corta a sus espaldas, con lo que al verlo, se recrudece la batalla y el nombre de Dios se extiende sobre las líneas de combate. El ejército de Majencio es presa del pánico… y arrastrado por la masa de los que huían, se precipita al Tíber28. Eusebio, en una primera versión, nos dice que Constantino, después de invocar como aliado en sus oraciones al Dios del cielo y a su Verbo, y aun al mismo Salvador de todos, Jesucristo, avanzó con todo su ejército, buscando alcanzar para los romanos su ancestral libertad… El emperador, aferrado a su alianza con Dios, atacó al ejército del tirano y tras vencerlo con facilidad avanzó hasta cerca de Roma29. Otra versión del mismo Eusebio recoge el hecho milagroso de que mientras el emperador Constantino instaba perseverante en sus ruegos, se le aparece un signo divino del todo maravilloso… En las horas meridianas del sol, cuando ya el sol comienza a declinar, dijo que vio con sus propios ojos, en pleno cielo, superpuesto al sol, un trofeo en forma de cruz, construido a base de luz y al que estaba una inscripción que rezaba “Con éste vence”… Consternado por la naturaleza de la visión, en sueños vio a Cristo, hijo de Dios, con el signo que apareció en el cielo y le ordenaba que una vez se fabricara una imitación del signo observado en el cielo se sirviera de él como bastión en las batallas contra sus enemigos30.

Constantino logró lo que nadie había conseguido, integrar la religión como soporte social de la ideología imperial. El cristianismo había ganado, pero en realidad quien ganó fue el emperador, quien puso a la Iglesia al servicio del poder imperial a costa de la paganización del cristianismo. Eusebio de Cesarea se convirtió en el teólogo del nuevo poder imperial: un Dios, un rey, un imperio, una fe totalmente diferente a como fue concebida por los judeocristianos del siglo I. 24 En el concilio de Arlés en el 314 se dio fuerza legal al sínodo en que se había condenado al donatismo, pero la división en África se acentuó aún más. San Agustín fue pieza clave en la lucha contra los donatistas.

25 El donatismo surgió en Numidia, la actual Argelia, en el siglo IV, como consecuencia de la relajación de las costumbres; hecho que llevó a Donato, obispo de Cartago, a asegurar que sólo los sacerdotes de vida intachable podían administrar los sacramentos y celebrar el misterio eucarístico. Los pecadores debían ser relegados de la iglesia. En realidad, iba contra los que en tiempos de Diocleciano había renegado de la fe, negándoles la facultad de impartir los sacramentos. La Iglesia reafirmó la doctrina de la objetividad de los sacramentos por encima de la entereza moral del ministro.

26 En África, tras las persecuciones, habían surgido dos iglesias antagónicas ―donatistas y la oficial― enfrentadas por la admisión de los lapsi, los cristianos que habían renegado de su fe por miedo al martirio.

27 El Crismón o monograma de Constantino es una abreviatura compuesta por las letras griegas X (ji) y P (ro), o por la P cruzada en su trazo vertical por una barra horizontal, iniciales de Cristo, CRISTOS, en griego; a veces aparece con las letras griegas alfa y omega, significando a Cristo como principio y fin de todo lo creado.

28 LACTANCIO, Sobre la muerte de los perseguidores, 40. Ed. Gredos, Madrid, 1982, págs. 188-192.

29 EUSEBIO, Historia Eclesiástica, IX, 9. BAC. Madrid 1973, págs. 572-575.

30 EUSEBIO, Vida de Constantino, I, Ed. Gredos, Madrid, 1994. Págs. 28-29,

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Pese a la división del Imperio en dos mitades, Oriente y Occidente31, la fe transcurrió por cauces de igualdad, sólo dividida cuando se intentó imponer el poder imperial sobre las enseñanzas del Evangelio32. Con las características propias de la parafernalia imperial en cada parte del imperio reflejada en la liturgia, no obstante, el cristianismo guardaba idéntica realidad dogmática y moral. El arte fue otra cosa. El arte occidental, teñido del pragmatismo característico romano, acuciado siempre por la violencia desencadenada por las invasiones bárbaras, se desarrolló dentro de unos parámetros contaminados del primitivismo que arrastraban los nuevos cristianos bárbaros. Atrás quedaban las expresiones de gran belleza artística que se produjeron por todo el imperio alimentadas sus raíces en el helenismo. La Cruz, ya expuesta sin ambages y sin miedo como en los primeros tiempos, adquirió connotaciones de símbolo, por lo que representa para el cristiano ―sentido inequívoco― patíbulo para los malhechores-fuente de vida y de salvación. La predicación de la cruz no deja de ser locura para los que se pierden. Pero para los que somos salvados es poder de Dios33. Las primeras imágenes cristianas aparecen hacia el año 200 en las catacumbas, cementerios subterráneos en donde los cristianos depositaban los cuerpos de los mártires34. Son de imágenes llamadas signos pictóricos, de contenido sepulcral o funerario, de extremo esquematismo y repertorio muy limitado, lo que las preserva de la confusión. Representaciones alusivas a los sacramentos, acontecimientos bíblicos, hechos de Cristo ―como la resurrección de Lázaro o la multiplicación de los panes y los peces― y alegorías significativas del Redentor, como el Buen Pastor. Representaciones idénticas y repetitivas en catacumbas ―pinturas murales― y en los sarcófagos ―relieves.

Para el siglo III ya está el repertorio claramente definido. Cristo rodeado de los Apóstoles, joven y barbilampiño, es el tema recurrente de los artistas cristianos, y la Cruz se usa frecuentemente con Cristo superpuesto como saliendo de ella, triunfante y glorioso35.

Con la paz de Constantino, el siglo IV se significa con un arte de signo simbólico, a raíz de la creación del monograma de Cristo que colocó sobre el lábaro ―el estandarte real― y los escudos de los soldados. Con este signo simbólico, Constantino rompe con la idolatría, al disociar las imágenes figurativas de la religión y la religión de Cristo, y se convierte en un ejemplo rarísimo de creación de imagen cristiana de la que conocemos el autor, la fecha, el lugar y las circunstancias de su creación. En el siglo V, en tiempos de San Agustín, ya es costumbre entre los cristianos la señal de la Cruz.

El signo y símbolo de la Cruz identifica al cristiano de cualquier tradición, occidental o bizantina u oriental. La Cruz es el centro del universo, pues: Cuando Yo haya sido levantado de la tierra, atraeré a todos a Mí36. Las palabras del Apóstol Pablo explican que 31 Teodosio, emperador romano de origen español. A su muerte en el 395 dividió el imperio entre sus dos hijos: Arcadio, el mayor, para oriente, con la capital en Constantinopla, y Honorio para occidente, con la capital en Roma.

32 El patriarca de Constantinopla, San Ignacio, se negó a dar la comunión a un pariente del emperador porque convivía con su nuera. El emperador destituyó al patriarca y puso en su lugar a Focio, originando un cisma que duró unos años, pero que sentó el precedente para el llamado Cisma de Oriente.

33 Cf. 1 Cor 1 18.

34 Contra la idea generalizada de que las catacumbas se construían para escondite de los cristianos. Los cristianos, en tiempos de persecución, se escondían en casas de parientes y amigos, huían a otras ciudades, se presentaban voluntarios ante el gobernador para obtener el libellum bajo soborno o para confesar su fe abiertamente, o simplemente aguardaban en sus casas a ser detenidos.

35 No es hasta la Edad Media en que se representa a Cristo en su tormento, clavado, vivo o ya muerto.

36 Cf. Jn 12 32.

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la Iglesia haya hecho de ella un objeto de culto muy particular, lo que no debe causar asombro. Pues está escrito: “destruiré la sabiduría de los sabios y anularé la inteligencia de los inteligentes… pues por cuanto no conoció en la sabiduría de Dios el mundo a Dios por la humana sabiduría, plugo a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación. Porque los judíos piden señales, los griegos buscan sabiduría, mientras que nosotros predicamos a Cristo crucificado, escándalo para los judíos, locura para los gentiles”37. La misma forma de cruz de las iglesias antiguas, mantenida en la tradición bizantina pero desaparecida en las iglesias occidentales de nueva construcción, apela a la virtud y fuerza de la acción redentora del signo de la Cruz.

En las iglesias de occidente la Cruz se puede ver algunas veces presidiendo el altar donde se celebra el sacrificio de la Misa, pero ha dejado de presidir en muchas ocasiones el retablo, ocupado por otras imágenes. El interior de las iglesias bizantinas siempre presenta la crucifixión presidiendo el punto más alto del iconostasio38 para que, desde cualquier punto del templo y en cualquier momento, la vista busque y se centre en el Árbol de la vida, de modo que habiendo sido instruidos para adorar la Cruz hecha de un material común, dirijamos nuestra adoración no tanto a la materia sino a Aquel que fue crucificado en ella39, pues Así como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así también es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado en alto40.

La Cruz se halla presente en cualquier evento religioso del cristiano; desde el signo que hace sobre su propio cuerpo al persignarse a la exaltación y veneración en días señalados por la Iglesia Católica; festividades, en algunas ocasiones, similares a las bizantinas.

En la tradición occidental, la Cruz abre camino para el creyente, tanto a nivel personal, Si alguno quiere seguirme, olvídese de sí mismo, tome su cruz y sígame41, como en sentido figurado, abriendo camino en manifestaciones de piedad popular como son las procesiones o el Via Crucis: Te adoramos Cristo y te bendecimos, que por tu santa Cruz redimiste al mundo y a mí pecador, Amén. En las celebraciones de Semana Santa, en el Oficio de Pasión del Viernes Santo se proclama Mirad el Árbol de la Cruz donde estuvo clavada la salvación del mundo. Venid a adorarlo. La tradición bizantina recoge el Tercer Domingo de Cuaresma o Domingo de la Adoración de la Cruz, una fiesta típica griega instituida en recuerdo de la reconquista por el emperador Heraclio de la verdadera Cruz de manos de los persas, sustraída como botín de guerra, restablecida a Constantinopla el 21 de marzo de 631.

La Exaltación de la Santa Cruz, fiesta universal, se celebra el 14 de septiembre entre los bizantinos42, latinos, coptos y sirio-jacobitas, mientras que los sirio-nestorianos la celebran el 11 y los armenios el 17. El primer dato que tenemos de esta festividad de adoración de la Cruz lo aporta el monje Alejandro, anterior al siglo X, en un discurso en 37 1Cor 1 18-23.

38 El iconostasio es una tabla balaustrada que separa la nave ―naos― del presbiterio ―vima―, sobre la que se exponen los iconos según criterios establecidos por la tradición.

39 PASSARELLI, G. Macario Crisocefalo, l`omelia sulla festa dellÒrtodossia e la basilica de S. Giovanni di Filadelfia. Roma, 1980, 169, 41.

40 Cf. Jn 3 14.

41 Cf. Mc 8 24.

42 Esta fecha es cuando se consagró, en el 326, la basílica construida sobre el sitio en que fue hallada la Cruz de Cristo por la emperatriz Helena. Es una de las 12 fiestas más importantes en Grecia.

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el que cuenta que la Emperatriz Helena, madre de Constantino el Grande, aseguraba haber tenido una visión en la que le era ordenado ir a Jerusalén y desenterrar los santos lugares durante tanto tiempo ocultos43. Según la tradición, se encontraron también los tres clavos que la Emperatriz llevó a su hijo Constantino como regalo. El problema radicó en discernir cuál, de las tres cruces halladas, era la de Jesucristo. Se resolvió acercando una mujer enferma a los maderos, resultando curada al instante al tocar uno de ellos. Otras versiones cuentan que la mujer estaba muerta y resucitó al acercarle la verdadera Cruz44.

El Roma, en el siglo VI se veneraba la Cruz el 3 de mayo, fiesta que fue suprimida en la reforma de la liturgia de 1960 por Juan XXIII por el motu proprio Rubricarum instructum, aunque la tradición, en numerosos países latinoamericanos y en España, sigue manteniendo viva la festividad, muy enraizada en la piedad popular de muchas localidades de Córdoba y Granada, ya extendidas por toda la geografía andaluza. Hacia el siglo VII se empezó a proponer a la veneración del pueblo el madero de la Cruz el 14 de septiembre en la Basílica Vaticana. El papa Sergio I (687-701) trasladó un fragmento de la Cruz desde el Vaticano al Letrán. Desde entonces ―dice el Liber Pontificalis―, este fragmento fue besado y adorado por todo el pueblo cristiano en el día de la Exaltación de la Santa Cruz45. Desde esa época la fiesta se distinguió por una procesión que tenía inicio en Santa María la Mayor para ir al Letrán y venerar la Cruz antes de iniciar la Liturgia.

A la Cruz el cristiano le debe adoración, como se ha puesto de manifiesto en incontables ocasiones. Ambrosio, refiriéndose al hecho milagroso del descubrimiento de la Cruz por la emperatriz Helena, dice: No adoró ciertamente el madero, sino Aquel que había sido colgado del madero del patíbulo46. En el Concilio Quinisexto del 692, los padres conciliares prescribieron que se rindiera a la Santa Cruz la adoración a través de nuestro espíritu, nuestra boca y nuestros sentidos47. Andrés de Creta (670-740) dice claramente: Nosotros adoramos la Cruz porque en ella bendecimos al Crucificado48. En el II Concilio de Nicea se estableció rendir una adoración de honor, porque el honor rendido a la imagen pasa al prototipo y aquel que adora a la imagen adora la sustancia de aquello que es allí representado49.

Sólo en la Cruz se muere con los brazos extendidos. Justo era que Cristo muriera de esta forma para atraer hacia sí las cuatro dimensiones del Universo. Gregorio de Nisa 43 Cf. EUSEBIO DE CESAREA, Storia Ecclessiastica, 1, Ciudad Nueva, 2001. Milán, pág. 17.

44 ROMANO EL MELODA, Kontakion, 401. Citado por Gaetano PASSARELLI en Festividades bizantinas. Ed. Libsa.

Madrid, 1982. Romano el Méloda, o San Romano el Melodioso, fue un poeta griego del siglo V, uno de los más grandes himnógrafos bizantinos.

45 Liber Pontificalis, I, 374. El Liber pontificalis o Libro de los papas es una compilación de los hechos de los papas desde San Pedro hasta Esteban V. Fue reeditado en 1892 por el sacerdote francés Louis Duchesne.

46 Opere di San Ambrogio, traducida por G. Coppa, Turín, 1969.

47 Este concilio, conocido también como Concilio trullano o in Trullo, fue convocado en el año 692 por el emperador Justiniano II, hombre muy piadoso que se manifestó totalmente contrario a la herejía maniquea, para complementar los anteriores celebrados en Constantinopla. Tuvo lugar bajo la cúpula del palacio imperial; de ahí el nombre trullo, cúpula. Los representantes romanos no asistieron porque el papa Sergio I no lo reconoció. El emperador se vengó no auxiliando a Roma cuando la invasión longobarda.

48 GREGORIO DE NISA, Omelia sull’Esaltazione della Croce, pág. 97.

49 El II concilio de Nicea se celebró en 787, convocado por Irene, la madre del emperador Constantino VI. Acudieron también los representantes papales y se debatió el problema iconoclasta desatado por el emperador León III el Isáurico, que negaba la legitimidad de las imágenes y su culto. Los cánones conciliares establecieron la diferencia entre el culto debido a Dios, adoración ― latría― y la veneración ―proskinisis― debida a las imágenes. Entre otros muchos cánones, se aprobó la obligación de tener reliquias en todas las iglesias y la prohibición de consagrar iglesia alguna sin reliquias. Se entiende así la adoración propugnada a la Cruz.

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(335-395) nos lanza este interrogante: ¿Quién podría explicar fácilmente con pocas palabras todos los pensamientos que encierra en sí la Cruz, a través de la cual se ha realizado el misterio de la Pasión?50. Y sólo Pablo podría respondernos: Sed capaces de comprender con todos los santos cuál será la amplitud, la longitud, la altura y la profundidad, y conocer el amor de Cristo que supera cualquier conocimiento, para que seáis colmados de toda la plenitud de Dios51.

La Cruz acompaña al cristiano desde que nace hasta que muere52. El concilio de Nicea no significó que para el cristiano terminara su cruz. Antes bien, fue el pistoletazo de salida a la universalidad de la fe cristiana, a su extensión y, a la vez, a su persecución. Los cristianos han sido perseguidos a lo largo de la historia de la Iglesia sin cesar. Por paganos, por creyentes de otras religiones, por otros cristianos más radicales, por liberales, por comunistas, por masones, por satánicos, etc., etc. Para no extendernos en temas que el lector puede encontrar en cualquier libro de historia de la Iglesia, me detendré ligeramente en la persecución de la Cruz desde el siglo XX. Se calcula que más de 45 millones de cristianos han sido asesinados en ese siglo. En Japón se estuvo crucificando cristianos hasta que fue vencido por Estados Unidos en 1945, finalizando la II Guerra Mundial. En 1920, fue crucificado el obispo Joachim sobre las puertas de la catedral de Sebastopol, 50 GREGORIO DE NISA, Omelia I sulla Resurrezione, pág, 46. Homilía del 362.

51 Ef 3 18-19.

52 Magníficas las homilías que declama el sacerdote P. Jérémie Djob Le Biem en este sentido, en las misas que hasta 2019 celebraba a diario en el Monasterio de Santa María Magdalena como capellán. El énfasis con que proclamaba en ellas la fe en Cristo Crucificado, y la aceptación de la Cruz en nuestras vidas, ha servido de revulsivo para nuestras confortables vidas carentes de sentido del sacrificio, incapaces de comprender el misterio de la Pasión de Cristo.

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Ucrania. En Sudán, en 1994 crucificaron a los sacerdotes cristianos que pillaron, y en el 2002 a 88 cristianos. Uno de los puntos más crueles de persecución fue en Vietnam, con más de 130.000 cristianos asesinados. En España, de 1934 a 1939 fueron asesinados más de 10.000 católicos. Por su intensidad en tan corto período ha sido calificada como la mayor persecución de toda la historia del cristianismo. En poco más de un semestre fueron asesinados doce obispos, cuatro mil sacerdotes y más de dos mil religiosos; seglares, ni se sabe, dado el número ingente de cristianos asesinados a causa de su fe.

Ya en este siglo XXI, en 2001 más de 160.000 cristianos fueron asesinados. En Iraq, entre 2003 y 2009, fueron asesinados más de 2000 cristianos. De más de 800.000 cristianos que había en 2003, quedaban en 2010 menos de 450. En la India, se registraron más de 2000 episodios cruentos contra los cristianos. En 2018 casi 4.300 cristianos en Siria e Iraq han sido crucificados, además de los mutilados, castrados y violados53. Según el Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz, de cada 100 personas que mueren violentamente al año, 75 son cristianos. Según la OSCE, Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa, al año mueren asesinados 105.000 cristianos. Adorar la Cruz tiene un precio en el mundo de hoy. Nos escandalizamos cuando leemos y vemos a los romanos echando a los cristianos a las fieras y crucificándolos y permanecemos mudos, con un silencio cómplice auspiciado por los medios de comunicación, al servicio del poder, cuando quieren ocultar cómo son masacrados diariamente miles de cristianos sólo por profesar la fe de Jesucristo. Si el grano de trigo no cae en tierra y no muere, queda solo; pero si muere, da mucho fruto54. Es la fe que tenemos en Jesucristo la que ha mantenido viva a la Iglesia durante los dos mil años de su historia. Contra viento y marea55, a pesar de las persecuciones, de los papados nefastos, de la corrupción del clero, de los enemigos internos, de las injerencias políticas, de las infiltraciones ideológicas, de las deserciones, abandonos, huidas, traiciones de tantos cristianos; la fe en Jesucristo, en su Cruz y Resurrección, en la Palabra, permanecerá inmutable por los siglos de los siglos. Así nos lo aseguró Él56.

53 Datos de la escritora italiana especializada en este tema, Silvana Da Mari. Esta escritora, en las redes sociales, ha levantado una protesta contra el Vicario de Cristo, que en todas las homilías hace referencia a los inmigrantes muertos en la travesía del Mediterráneo ―unos 2000―, llamándolos los nuevos crucificados, sin hacer mención alguna a los cristianos crucificados en realidad, que solo en Siria e Iraq se aproximan en sólo un año a los 5000. Con posterioridad a esta protesta, el Vaticano publicó que el papa lloró cuando se enteró de que algunos cristianos habían sido crucificados.

54 Cf. Jn 12 23.

55 Cf. Mt 8 24.

56 Cf. Mt 16 18.

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La Pasión según.. Loja Ramón S. Pérez Collados

Agrupación de Hermandades y Cofradías de Loja LA SEMANA SANTA DE LOJA, DECANA DE LA PROVINCIA DE GRANADA Son ya más de cinco siglos de tradición los que atesora la Semana Santa de Loja (Granada). Sin lugar a dudas, estamos ante una de las representaciones de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo más singulares, cuando menos, de todo nuestro territorio nacional.

Sería un 29 de mayo del año 1486 cuando las tropas cristianas, encabezadas por los mismísimos Reyes Católicos, tomaron la plaza de Loja. Al instante, Medina Lauxa se convirtió en Loja y, de nuevo, se volvió a la senda del cristianismo que ―debemos recordar― sería iniciado por Roma y recuperado después de casi ocho siglos de ocupación musulmana por Castilla. Muy pronto, incluso estando Granada aún en manos del poder islámico, se dictaron las primeras órdenes en Loja, entre las que destacan la construcción de varios edificios religiosos como ermitas, iglesias o monasterios, algunos de los cuales todavía perduran.

La llegada a Loja ―en los primeros momentos tras la toma― de órdenes religiosas, como es el caso de los Franciscanos, marcó un nuevo camino en cuanto al germen de nuestra Semana Santa se refiere. Los orígenes de las Cofradías de disciplinantes de la Incensarios de la Pescá Vera-Cruz se encuentran en la predicación y doctrina de San Francisco de Asís, quien difundió la penitencia entre los laicos. Estos frailes franciscanos, que tienen su origen allá por los albores del siglo XIII d.C., serían los

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Incensarios Negros

Incensarios Blancos

que promovieran en la segunda mitad del siglo XV d.C. las primeras Cofradías de Loja.

Estas procesionaban en la noche del Jueves Santo con una simple cruz o crucifijo llevado por un sacerdote y cofrades disciplinándose. Eran procesiones serias, austeras y sin lujo ni boato, que salían de sus ermitas, capillas u hospitales y se dirigían a un humilladero a las afueras de la población. Sería la adoración a la Santa Vera Cruz, que recordaba a modo de reliquia a la misma en la que había sido crucificado Jesucristo, la que daría el pistoletazo de salida a la Semana Santa de Loja a comienzos del siglo XVI d.C. Este movimiento socio-religioso pronto caló profundamente entre el pueblo lojeño e hizo que se fundaran las primeras Hermandades y Cofradías. La Semana Santa lojeña fue creada por nuestros antepasados en íntima unión con la autoridad parroquial. Se trata de una verdadera obra de arte con sus geniales detalles y con sus exclusivos y únicos caracteres. En términos artísticos, se puede decir que la celebración fue concebida y programada como una sublime “ópera-oratorio” que aúna la poesía, la danza y la mímica de la primera con lo sagrado, lo religioso y lo dramático de lo segundo.

Tras estas primeras Hermandades y Cofradías, será ya en 1589 cuando se puede mostrar de forma indiscutible, gracias a un primer documento, la existencia de procesiones en Loja y las dificultades de éstas para poder procesionar por algunas calles del Barrio de San Francisco. Este primer germen cofrade se encontraba al amparo de los monasterios existentes por aquel entonces en nuestra ciudad y, gracias a ellos, se formaron las Cofradías gremiales en su inicio, tanto del Jueves como del Viernes Santo. Muchos siglos han pasado ya desde aquel remoto origen de la Semana Santa de Loja, por lo que hoy los lojeños nos debemos sentir muy orgullosos de la herencia recibida en cuanto a nuestra Semana Mayor se refiere. Se han sabido mantener, a lo largo de los siglos, aspectos únicos que nos diferencian del resto.

La Semana Santa de Loja fue declarada en 2003 Fiesta de Interés Turístico de Andalucía. Cabe destacar la presencia de una serie de personajes singulares en la iconografía clásica de la Semana Santa tradicional, los cuales le confieren un valor patrimonial innegable y único. Las distintas procesiones de Loja se acompañan de originales figuras representativas como es el caso de los tambores, horquilleros, incensarios, pediores, el tío puche,

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niños seases o los desaparecidos apóstoles. Cada grupo de los anteriores se prepara durante la cuaresma para poder lucirse de la mejor manera durante la Semana Santa, y es por este motivo por el cual merece la pena acercarse a Loja; no solo en Semana Santa, cuando se observa el resultado final, sino durante el tiempo de ensayos, para poder comprender y contemplar el sabor de una tradición tan ancestral en un ambiente más tranquilo e íntimo.

A continuación, nos centraremos en la que quizás sea la figura más representativa de la Semana Santa de Loja. Esta figura no se puede ver en ningún otro lugar del planeta, por lo que estamos ante una gran muestra de la riqueza antropológica que atesora la celebración de la Semana de Pasión lojeña.

La figura de los INCENSARIOS en la Semana Santa de Loja se envuelve dentro de un halo de misticismo que nos lleva a considerarlos como una leyenda ―como consecuencia de no tener claro su origen y su significación―, siendo la voz del pueblo quien lo ha venido divulgando de generación en generación.

Los Incensarios lo invaden todo, llenan nuestra Semana Santa de olor y anuncian la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo, tiempo de fe para algunos y de tradición para otros. Han sido muchas las tesis, investigaciones y escritos que sobre esta figura se han realizado, pero aún hoy en día seguimos teniendo muchas lagunas en cuanto al origen y significado de esta figura tan querida y admirada de Loja.

Fotografias: Mariano Aguilera Fotógrafo

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La primera reseña de los incensarios de Loja data del año 1765. Se trata de un acta de la desaparecida Cofradía de Nuestro Padre Jesús de la Humildad. En el capítulo de ingresos, los Hermanos Mayores informan de la aportación económica de los incensarios ese año (90 reales de vellón). Otro hecho reseñable es que existe la constancia de que el que fuera Presidente del Gobierno de España durante el reinado de Isabel ll, el lojeño D. Ramón María Narváez y Campos, era un gran seguidor de los incensarios. Nuestro ilustre paisano también es reconocido por su fervor a las imágenes de pasión lojeñas, ya que donó el manto a diversas titulares marianas de nuestra localidad. Finalmente, acabaremos con la información que apareció en el número 1219 del periódico semanal La Ilustración Artística, con fecha 8 de mayo de 1905. En él, la catedrática y escritora gallega doña Emilia Pardo Bazán, tras haber visto a los incensarios de Loja en persona, se refiere ellos con los siguientes términos: “son como una bandada de palomas […] si sólo en Loja puede vérseles declaro que ellos merecen el viaje”.

Los incensarios se agrupan en cuadrillas de ocho integrantes que, en el argot de la Semana Santa de Loja, se denominan corría. Actualmente, los incensarios aparecen en nuestra Semana Mayor exclusivamente entre el Martes y el Viernes Santo, pero, en sus orígenes, solo lo hacían el Jueves y Viernes Santo. Los ocho miembros que componen la corría trabajan por parejas que se dividen en cuatro líneas, denominadas, de más cerca a más lejos del paso, como la primera, la segunda, la tercera y la cuarta. En la primera línea, a la izquierda si nos situamos desde el paso, se encuentra el llamado maestro o señiero, conocido así porque es el máximo responsable de la corría y el encargado de dar las señales correspondientes al resto para que realicen su trabajo de forma coordinada y al unísono.

Cada corría pertenece a una Hermandad o Cofradía, es decir, no existen corrías de incensarios que salgan por cuenta propia a venerar a las imágenes, sino que han obtenido el derecho de incensar a una determinada Hermandad o Cofradía a través de un contrato firmado previamente con la misma. Estos Incensarios no son un elemento fijo dentro del cortejo procesional, sino que en los puntos estipulados en el contrato aparecen para realizar sus denominados movimientos y, a continuación, una vez realizados, desaparecen. Es necesario conocer que los incensarios no sólo están presentes en la calle durante el transcurso de la procesión, sino que, del mismo modo, acuden a los templos para incensar allí a las imágenes y al Santísimo expuesto en el monumento el Jueves y el Viernes Santo.

Los movimientos realizados en los diferentes puntos en los que aparecen se denominan GOLPES; es decir, cuando visiten Loja no van a ver a los incensarios actuar, sino que les van a ver dar un golpe, como se le denomina en el argot lojeño. Cada uno de estos golpes está compuesto, por un lado, de las denominadas sátiras (una especie de saetas primitivas compuestas de cuatro o cinco estrofas que son cantadas de forma alterna por cada uno de los ocho miembros de la corría, pero de forma completamente espontánea y sin un orden establecido) y, por otro lado, de varios movimientos preestablecidos que se realizan en función de lo que la corría tenga delante en ese momento: el monumento, la imagen de Pasión, el estandarte de la Hermandad o la Cruz de Guía...

De sobra sabemos que es una ardua tarea intentar explicar en estas pocas líneas lo que significa la figura del incensario en Loja, ya que lo que hemos expuesto solo es una pe-

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Foto: Mariano Aguilera Fotógrafo

queña y escueta descripción. Ellos ―junto a otros personajes igualmente carismáticos― son algo sin lo que no se entendería la Semana Santa de Loja, que debemos recordar es la decana de la provincia de Granada.

Como hemos dicho anteriormente, en Loja podemos encontrar otras particularidades muy locales y ancestrales. Nos referimos con esto, por ejemplo, a los horquilleros, que es como se conoce en el argot de la Semana Santa de Loja a los que llevan los tronos sobre sus hombros. La forma de llevar los tronos en Loja es la misma que como lo hacían aquellos paisanos nuestros allá por los albores del siglo XVI d.C. En este aspecto, Loja no ha cambiado nada, es decir, los tronos son llevados por estos horquilleros que hacen su trabajo sobre las andas que sobresalen del propio trono. Todos van por el exterior y su ropa sorprende a todo el que la ve por primera vez. Esa vestimenta es otro de los elementos más destacables de la Semana Santa lojeña, ya no solo por el aspecto visual, sino por el ritual tan entrañable que llevan a cabo los horquilleros lojeños en el momento de vestirse para la procesión.

Antes de continuar, debemos hacer un paréntesis para referirnos al elemento capital por el que las Hermandades y Cofradías trabajan durante el año entero. Me refiero a las propias imágenes. Sobre la imaginería lojeña tenemos un antes y un después del inicio de la Guerra Civil, ya que en el comienzo de este conflicto, que dividió a España en dos, la imaginería lojeña se perdió en su totalidad, por lo que desaparecieron tallas de un valor incalculable realizadas por algunos de los mejores imagineros de la prestigiosa escuela granadina. Un claro ejemplo de esto que estamos expresando son tanto la imagen de

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Jesús Preso como la del Nazareno, conocido popularmente como El Abuelo. En cuanto a la segunda etapa, en los años 40 del siglo pasado, las Hermandades y Cofradías lojeñas acometieron la reposición de toda la imaginería; había que seguir procesionado y esto era capital. De nuevo, la escuela granadina sería, de forma mayoritaria, el modelo para estas nuevas imágenes que irían llegando a Loja en los años posteriores. Imagineros como Domingo Sánchez Mesa, con su magnífico Jesús de las Tres Caídas, Nicolás Prados López ―que talló al Santísimo Cristo de los Favores― o Gabriel Martín Simón, que realizaría la Piedad de la Virgen de los Dolores lojeña, son un claro ejemplo de esa nueva imaginería que llegaría para quedarse a nuestra ciudad. Junto a ellos, debemos destacar otros escultores como el Sevillano Castillo Lastrucci, que sería el responsable de recuperar para Loja el tan venerado Jesús Nazareno. Nos podríamos extender más en cuanto a la imaginería lojeña, pero estas líneas solo tratan de dar una pequeña pincelada de su magnífico patrimonio escultórico.

Siglos de historia contempla la celebración de la Semana Santa de esta ciudad, por lo que nos sentimos en la obligación de transmitirla a las nuevas generaciones y de darla a conocer al mundo entero. La Semana Santa de Loja no deja indiferente a ningún visitante que se acerque a conocerla, ya que, en esos días tan grandes para los lojeños, se adentrarán en un mundo que respira por los cuatro costados el aroma de lo añejo, de lo tradicional y de lo ancestral; pero, a su vez, transmite una seriedad que no es entendida por todos la primera vez. Por esto, recomendamos no quedarse en una primera visita a Loja.

Desde el Viernes de Dolores hasta el Viernes Santo, las calles de Loja se convierten en un magnífico escenario donde se representa una de las grandes pasiones del pueblo cristiano. La Semana Santa de Loja tiene mucho que mostrar y seguro que os sorprenderá.

Foto: Mariano Aguilera Fotógrafo

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Necrológica El Pasado 22 de diciembre de 2019 nos dejaba, para ir a la casa del Padre, nuestro querido amigo y compañero en “El Capirote” JUAN TOMÁS CEJUDO LORITE. Tras iniciar y adelantar hasta tres años de la carrera de Geografía e Historia en la Universidad de Granada, Juan Tomás sintió la llamada de Dios.

Así nos lo confesaba en la amplia entrevista que nuestro compañero Nazario Gutiérrez publicaba en la edición del Cuaderno Cofrade de 2014. Ocho años con los padres Dominicos ―con experiencia piadosa en esta orden en Granada, Sevilla o Madrid― otorgaron a nuestro querido compañero unos conocimientos teológicos y una vivencia piadosa y contemplativa que marcaron sin duda su vida posterior. A pesar de no elegir finalmente el camino del sacerdocio, Juan Tomás ha sido una persona profunda y sinceramente religiosa; una persona de fe, con creencias firmes y constantes.

Cofrade desde la cuna en la Hermandad de La Humildad de Nuestro Señor Jesucristo de Baeza, se sintió atraído desde muy niño por la Cofradía del Rescate. Además, fue fundador de la Hermandad de “Las Escuelas” y hermano, entre nuestras penitenciales, de La Caída, La Expiración, La Soledad o la Buena Muerte. Miembro destacado en Juntas de Gobierno de la Cofradía Patronal de Santa María del Alcázar y San Andrés Apóstol, realizó un trabajo extraordinario como guía de numerosos viajes organizados por esta Hermandad; viajes a los que Juan Tomás aportaba su gran conocimiento de arte y de historia, y en los que nunca faltaba un buen culto que llenase el espacio de fe de esos miles de baezanos que participaban en ellos.

Sus amplios conocimientos sobre arte fueron también merecedores de otro de sus grandes logros, como fue el velar con esmero por la integridad y conservación de la arquitectura de los edificios de nuestra ciudad desde su puesto como Delegado de Bellas Artes en el Ayuntamiento de Baeza, cargo que ocupó tras el también recordado D. José Molina Hipólito. Esto dio lugar a que fuera conocido popularmente en Baeza como “El Niño de las Piedras”.

Su trabajo en el seno de diversas Juntas de Gobierno de la entonces Federación de Cofradías, posteriormente Agrupación Arciprestal, marcó toda una época. Presentaba

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Foto: Antonio J. García

todos los eventos organizados por el órgano cofrade baezano, desde el Pregón de la Semana Santa a los conciertos, conferencias, presentaciones de cartelería, y, cómo no, el libro o revista oficial editada por este organismo. Juan Tomás fue redactor de esta publicación durante muchos años, escribiendo textos y artículos, seleccionando fotografías y trabajando con las imprentas en la edición final.

Destacadas en este aspecto cofrade son sus dos intervenciones como comentarista en las retransmisiones emitidas por TVE de la Semana Santa de Baeza: la Procesión General del año 1975 y la doble Procesión Extraordinaria de Jueves y Viernes Santo, en el año 1999. En ese mismo año 1999, Juan Tomás pronunció el Pregón oficial de la Semana Santa de Baeza. En 2003, recibía nuestro querido compañero la Medalla de Oro de la Agrupación de Cofradías por su larga y fructífera vida cofrade. En 2009 recibió también un sentido homenaje de su hermandad de La Humildad. Por no alargar más esta relación, añadiremos simplemente que en 2012 pronunció el Pregón del Costalero organizado por nuestra asociación.

Juan Tomás participaba asiduamente en los recordados Coloquios y Mesas Redondas que sobre diversos temas relacionados con la Semana Santa y nuestras Cofradías organizaba la Asociación Cultural Baezana, entidad de la que era socio y con la que colaboraba en su Cuaderno Literario e Histórico “Desde Baeza”. En 1996 realiza el Prólogo de uno de los libros editados por la propia ACB, y que sería el primer acercamiento editorial de sus autores a la Semana Santa, hablamos del libro “La Escultura de la Pasión de

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Cristo en Baeza”, obra del propio Rodríguez-Moñino, José Policarpo Cruz, Sebastián Cabrera y Damián Cruz. Desde 1998, cuando se funda la Tertulia Cofrade “El Capirote”, ingresa también como socio de pleno derecho, participando y asistiendo a la mayoría de nuestras mesas redondas, tertulias y coloquios, así como a todos los actos organizados por nuestra asociación: pregones, presentaciones, cenas cofrades, etc.

Desde 2004, año en el que se edita el primer Cuaderno Cofrade de “El Capirote”, hasta 2011, Juan Tomás se encargó de redactar los artículos de la Sección denominada “El Museo”. De nuevo, nuestro amigo hizo gala en estos textos de sus enormes conocimientos de arte y de historia, tratando con Juan Tomás en el acto del XX Aniversario de la excepcional erudición y una desTertulia El Capirote 2018. Foto Damián Cruz criptiva elocuente piezas como: la Cruz Procesional del Descendimiento; la Corona Procesional de la Virgen de los Dolores del Rosario, de la Cofradía de la Humildad; la antigua Túnica Bordada del Cristo del Rescate; la Nueva Corona de María Santísima de la Aurora, de la Cofradía de la Vera Cruz; el Manto negro bordado de “La Fervorosa”; la Corona de Plata Antigua de Jesús Nazareno de la Caída; una Corona antigua de plata de “La Fervorosa” y, finalmente, la majestuosa Capa del Señor de la Humildad.

Hemos aprendido mucho al lado de Juan Tomás, incluso cuando las posturas y opiniones eran encontradas. Realizó un trabajo de enorme calado y asumió grandes responsabilidades en años de cambios profundos en nuestra Semana Santa y en nuestra piedad popular.

Se nos ha ido uno de nosotros, un gran cofrade, un compañero en el a veces complicado trabajo que desarrollamos desde nuestra Tertulia. Juan Tomás siempre nos alentó a seguir adelante y siempre vio en nosotros lo mismo que él mantuvo siempre: el espíritu de servicio hacia nuestra Fe, nuestras tradiciones, nuestra historia y BAEZA. Descanse en la Paz del Señor y brille para él la luz perpetua. ¡Siempre en nuestros corazones, querido amigo…!

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Memoria en imágenes por Damián Cruz Martínez LA EXPOSICIÓN DE ENSERES DE LA ACB EN LA CUARESMA DE BAEZA DE 1985 Corría el mes de marzo del año 1985 cuando la Asociación Cultural Baezana (ACB) organizaba la que sería la primera gran Exposición cofrade en Baeza. Para que se hagan una idea de los momentos que vivía por entonces la Semana Santa de Baeza, basta recordar que el ambiente ―muy especialmente entre los jóvenes cofrades― era de un vigor realmente excepcional. De la mano de este impulso irrefrenable, nuestras cofradías comenzaban a despertar de un período de cierto letargo y acomodo que tuvo lugar tras los difíciles años de la postguerra, en los que nuestras corporaciones hubieron de recuperar una gran cantidad de patrimonio perdido para volver a renacer.

Unos pocos años antes, en 1980, un grupo de estos jóvenes había fundado una Cofradía cuya denominación popular oscilaba todavía entre varias opciones: “Los Estudiantes”, el “Vía Crucis de la Juventud” o la “Hermandad de las Escuelas”; en definitiva, nos referimos a la Cofradía del Cristo de la Misericordia. En aquel tiempo, los ambientes cofrades se centraban en dos perfiles diferenciados: los propios de los directivos de nuestras cofradías ―afanados en mantener un buen estatus de cultos y unas más que dignas procesiones― y los de una serie de grupos de jóvenes aglutinados generalmente en torno a las bandas de cornetas y tambores, así como a tertulias abiertas a importantes influencias. Probablemente la principal de ellas fue la que encabezaba el Catedrático del Instituto Santísima Trinidad, Don Rafael Rodríguez-Monino Soriano, en la cual participaban numerosos miembros de la propia ACB, pero distaba de ser la única. De tales reuniones, algo ajenas a las Juntas de Gobierno de las hermandades, surgió la iniciativa de instituir esta nueva cofradía en el seno del propio Instituto y Capilla de la que fuera Antigua Universidad. El Cristo, una imagen del siglo XVI bastante deteriorada, que provenía de la Ermita de la Madre de Dios del Ejido y que, tras pasar por la capilla del cementerio municipal, fue depositada a mediados del siglo XX en la iglesia de nuestro Instituto de Bachillerato. Los jóvenes cofrades estudiantes, apoyados por profesores y por personas de gran relevancia en el movimiento cofrade ―como Juan Tomás Cejudo Lorite―, decidieron restaurar el crucificado y portarlo sobre hombros, descartando de antemano el mecánico sistema de ruedas que había llegado a ser casi general en nuestras corporaciones.

Para ello, utilizaron unas modestas andas cedidas por “El Paso”, la única cofradía baezana que nunca utilizó las ruedas. Por turnos, una gran cantidad de chicos y chicas iban meciendo

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al Señor de La Misericordia mientras rezaban el santo Vía Crucis en la noche del Lunes Santo, ataviados de luto riguroso, sin hábito de estatutos y con una sencilla cruz de madera al cuello. Cada año, más jóvenes ingresaban en las filas de la procesión. El éxito fue rotundo, lo que a la postre iba a convulsionar radicalmente la Semana Santa de Baeza. Dos años más tarde, la primera de las cofradías históricas en secundar esta iniciativa de recuperar el esfuerzo humano bajo nuestras imágenes plantaba en las calles de Baeza a su titular.

Lo hacía también sobre andas, al estilo de Málaga, aún muy lejos de recuperar la tradicional forma de hacerlo en nuestra ciudad. Se trataba de la Cofradía de La Columna, que en 1982 empezó a procesionar su paso de Cristo sobre los hombros de sus hermanos. En ese mismo año, la Cofradía de la Vera Cruz vuelve a procesionar una imagen de dolorosa, incorporándose la Virgen de la Aurora a la penitencial de la madrugada. También en 1982 tuvo lugar la fundación de una nueva cofradía, la de la Buena Muerte, que en su primera salida ―al año siguiente― portó la imagen de un crucificado de serie, cedido por el Convento de San Antonio de Padua, directamente sobre los hombros de sus hermanos, sin mediar paso o parihuela alguna. Por no ampliar más esta relación, añadiremos simplemente que en 1984 la Cofradía de la Sangre transformó su antiguo paso para ser procesionado sobre hombros y la cofradía de la Buena Muerte estrenó su nueva imagen titular.

En el mismo año 1985 se celebraba el 125 Aniversario del Miserere de Baeza.

Como vemos, estos primeros años de la década de los 80 estaban llenos de grandes novedades y profundos cambios. Era el principio de la actual Celebración Pasionista, y la ACB fue un motor imprescindible en estos cambios. Desde la ACB se realizaban coloquios y mesas redondas sobre temas de actualidad cofrade, ahondando en propuestas y soluciones no siempre bienvenidas en el seno de las instituciones, pero que mantenían una simbiosis real con la inquietud de los jóvenes.

En su Cuaderno Literario e Histórico, Desde Bae-

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za, se incluían importantes artículos sobre temática cofrade, muy especialmente desde las vertientes históricas y artísticas, dando a conocer parte de la historia real y documentada de nuestra Semana Santa. En este ambiente de ebullición nació la idea de organizar una gran exposición de enseres cofrades. Apoyados por el presidente de la ACB, gran cofrade y mejor persona, Don José Manjón, y guiados de la mano y bajo la responsabilidad de Don Rafael Rodríguez-Moñino, lo primero fue recabar el apoyo y la colaboración de las Juntas de Gobierno de las hermandades, hasta entonces muy reticentes en ceder sus enseres o documentos fuera del ámbito particular de sus propios cultos o sus archivos. La concesión por parte del Ayuntamiento del excelente Salón de Plenos para montar allí la exposición, el prestigio de Rafael y Pepe, la buena relación de la propia ACB con las hermandades y su reconocido trabajo en pro de la cultura de Baeza vencieron todos los obstáculos. Con enorme ilusión nos pusimos manos a la obra.

El trabajo fue arduo y complicado.

Aunque contamos con mucha colaboración, la mayor responsabilidad recayó en José Policarpo Cruz Cabrera, Sebastián Cabrera, Carlos Megías Garrido y un servidor, Damián Cruz Martínez. Asimismo, contamos con la cooperación de la Escuela de Artes y Oficios Artísticos de Baeza, que nos cedió algunos caballetes y maniquíes.

La idea era poner en valor buena parte del gran patrimonio salvado de la Guerra Civil, así como el que ― gracias al esfuerzo de hermandades, el propio ayuntamiento y el clero― había venido a suplir parte del perdi-

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do en la contienda. La exposición se planteó a partir de tres vertientes principales. La primera estaba dedicada a piezas de bordado poco conocidas o apreciadas, pero que poseen un enorme valor histórico y artístico. Entre esas piezas de bordado se expusieron la túnica recuperada por Don Andrés Trillo tras la Guerra Civil, de la que se desconoce el origen, pero que, finalmente, pasó a formar parte del ajuar de la Cofradía del Rescate de Baeza. Una pieza que no podía faltar era la excepcional Capa del Cristo de la Humildad, bordada en oro fino sobre terciopelo de Lyon en el siglo XIX; pieza muy conocida, pero que impresionó al poder ser contemplada de cerca. La acompañaba la magnífica saya de 1900 de la Virgen de la Amargura de la Hermandad de “El Paso”, con el original y muy poco conocido palio blanco, pintado sobre raso blanco, que portó el paso de esta dolorosa durante algunos años y que ya no se utilizaba. Fue esta pieza una verdadera sorpresa para muchos de nosotros. Presidió la cabecera del salón, flanqueada por los cuatro ángeles que pertenecieron al antiguo paso de urna del Cristo Yacente de la Hermandad del Santo Entierro.

Completaban este apartado de la exposición de bordados de gran valor dos piezas de la Cofradía de la Expiración: el magnífico estandarte de 1910 y una pieza mucho menos conocida para el público ―ya que dejó de utilizarse hacía bastantes años―, el Sudario del Cristo de la Expiración; una obra de 1868 bordada en oro fino y pedrería por las Trinitarias de Villaverde. Estos enseres eran acompañados por otros muchos: estandartes como el antiguo de la Cofradía de “La Borriquilla”, el de la Sagrada Oración en el Huerto, el de la Sangre y el de “La Fervorosa”; la Bandera antigua de la Virgen de la Aurora de la Vera Cruz, el antiguo estandarte, anterior a la Guerra Civil, de “La Lanzada” (hoy Cofradía del Calvario); el guion envuelto en una lanza de la Cofradía de “El Paso” y los gallardetes de Las Angustias

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y La Soledad. Como anécdota, diré que Pepe Policarpo y yo mismo recogimos este último estandarte de un sepelio a cuyo hermano difunto estaba atendiendo la hermandad de la Dolorosa de La Concepción.

La segunda vertiente que queríamos abarcar en esta exposición era, y sigue siendo, de una enorme trascendencia, dada la importancia de las obras expuestas. Nos referimos a los documentos y legajos que forman parte de la historia de nuestras congregaciones penitenciales y, por ende, de la propia ciudad.

Dado el valor intrínseco de algunos de ellos, optamos incluso por mostrar copias de los mismos, a falta del original. De esta forma, al menos, dejábamos clara constancia de su existencia y del lugar donde se encuentran. Entre estos documentos hemos de citar el Libro de Estatutos de la Cofradía de la Vera Cruz, de 1540; el fundacional de la Cofradía de la Expiración, de 1603; el de la Cofradía de La Caída, de 1698; el Libro de Estatutos fundacional de la Hermandad de “La Borriquilla”, de 1958; dos importantes reformas de reglas originales de la cofradía de La Humildad, de fechas 1797 y 1865; los Estatutos reformados de la Hermandad del Rescate, de 1906, y los de la institución como Sociedad Religiosa, de época similar, y el Libro de Reglas reformadas de la Cofradía de La Sangre de Cristo, de 1929.

En cuanto a las copias, figuraban las de los libros de reformas de estatutos de la Cofradía de “El Paso” de los años 1797 (original depositado en la Real Chancillería de Granada) y 1803 (original en el Archivo Histórico Nacional) o la copia histórica, fechada en 1797, de los estatutos de 1540 de la Vera Cruz.

Gran relevancia tenía también la presencia de Libros de Actas y Entradas de Hermanos de fechas tan importantes como 1830, momento de la Reorganización de la Cofradía de la Expiración (este documento se haya hoy en paradero desconocido), o el muy interesante

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de 1899 de la Cofradía del Rescate. A ellos se sumaba el de la Vera Cruz de 1739, el de “El Paso” de 1796, el del Resucitado de 1925 y un largo etcétera.

Toda esta documentación estaba siendo investigada con minuciosidad en estos años por el propio Rodríguez-Moñino y su amplio equipo de colaboradores. Fruto de todo ello sería la publicación de la excepcional monografía Historia Documental de las Cofradías y Hermandades de Penitencia en la Ciudad de Baeza, editada por la ACB en 1987.

No podemos cerrar este apartado documental sin citar también la magnífica colección expuesta de Programas editados sobre la Semana Santa de Baeza desde 1926 hasta el año en curso. A ella se añadían boletines de hermandades como la Vera Cruz ―precursora en este tipo de publicaciones― y revistas como la edición de 1917 de Baeza: Semanario Independiente y las ediciones de 1955 y 1956 de Baeza. Todos estos documentos y materiales gráficos, junto a los anteriormente citados, son fuente histórica de primera magnitud. Gracias a ellos hoy podemos conocer mucho mejor nuestro extraordinario pasado cofrade. Por eso, es de vital importancia conservar y restaurar, si es el caso, estas valiosas piezas, algunas de ellas auténticas obras de arte. Es responsabilidad de las Hermandades su cuidado e incluso su digitalización, para conservar sus contenidos y que puedan difundirse y consultarse con mayor facilidad.

El tercer propósito que decidimos incorporar a esta exposición nos iba a sumir en un complejo y difícil trabajo, ya que se trataba de encontrar y exponer hábitos de estatutos ―es decir, túnicas de nazareno― que nuestras cofradías utilizaron en tiempos pasados. El objetivo perseguido era mostrar su evolución o transformación, no siempre adecuada a la historia y tradición de nuestras hermandades, y comparar diversos estilos y realidades. Recordemos que en aquel tiempo la inmensa mayoría de nuestras penitenciales utilizaban una pieza supuestamente tradicional, como es la llamada capucha; algo que, como se puede comprobar a lo largo de los años y con documentación en la mano, se revela como una afirmación errónea en la mayoría de los casos.

El trabajo de localizar estas túnicas nos hizo contactar con cofrades veteranos de muchas hermandades. Poco a poco, esta “investigación” ―casa por casa, baúl por baúl, armarios y cámaras― fue dando sus frutos. Más aún, cuando no fue posible encontrar un determinado hábito o el que se había logrado estaba incompleto, se realizaron restauraciones o se buscaron las piezas para conseguir el resultado que deseábamos. Los visitantes de la exposición, muchos de ellos conocedores de estos vestigios del pasado, incluso se emocionaban al recordar aquellas semanas santas de su niñez y ver aquellas túnicas de cola, esos capirotes de raso, las capas, las botonaduras, etc.

La estrella de las túnicas expuestas fue sin duda la pieza completa y original de los nazarenos de la Cofradía de “El Lavatorio”: hábito de cola color morado con botonadura, bocamangas, faja y corbatín blancos, capirote de raso morado y gran galleta con el escudo de la hermandad en tonos rojos en el lado izquierdo del pecho. El hecho de ser la única cofradía de penitencia no reorganizada tras la Guerra Civil y la existencia tan sólo de algunas fotografías en blanco y negro no hacía suponer, especialmente a los más jóvenes, el colorido que “El Lavatorio” mostraba en su desfile procesional. Realmente fue todo un acontecimiento poder contemplar este hábito.

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Otra de las túnicas originales que logramos exponer fue la de la Cofradía del Santo Entierro, muy diferente de la que se utilizaba en 1985 y que aún se mantiene. Este hábito, realmente elegante, estaba formado por sotana de lana de color negro, con capa de raso del mismo color y capirote igual pero con el escudo de la hermandad ―la cruz del Santo Sepulcro de Jerusalén, de un rojo intenso― en la baberola.

Singular era también la magnífica túnica de capa de la cofradía de La Columna, con sotana en color morado y botonadura, bocamangas y faja en color blanco, capirote de raso morado y capa blanca. Mostraba muchas similitudes con el hábito del Lavatorio, salvo por la capa, el corbatín y por no ser hábito de cola. La conocida túnica tradicional de la Hermandad de “La Sangre”, también de corbatín, contaba con una preciosa muestra de tamaño de niño: hábito blanco con bocamangas, corbatín y capirote de color negro. Por lo que se refiere a la cofradía del Rescate, ha contado con diversos hábitos según las épocas. El que fue expuesto en esta exposición estaba compuesto por sotana de lana marrón con capirote, bocamangas y capa de color rojo, escapulario o peto hasta la cintura de lana blanca, con la cruz trinitaria descalza en el centro, todo ello ceñido por cordón amarillo.

Otra pieza completamente original fue el hábito de la Cofradía de la Expiración posterior a la Guerra Civil, compuesto por túnica de lana en color blanco crudo, con capirote y bocamangas de raso morado, cordón trenzado en blanco y morado y galleta con el escudo mercedario bordada en color morado. También original era el antiguo hábito ―recuperado posteriormente y utilizado de nuevo en la actualidad― de la Hermandad de “La Borriquilla”, con sotana blanca, capirote, bocamangas, fajín y capa de raso verde. Asimismo, figuraba la túnica de cola de los penitentes de la Cofradía de la Humildad en estameña de color franciscano, con capirote y bocamangas de raso del mismo color, cordón amarillo rematado por madroños y galleta con escudo al pecho.

Pudimos componer algunos hábitos más que se encontraban incompletos. Así ocurrió con el de la Oración en el Huerto, una túnica de estameña de color marrón con bocamangas y capirote de raso morado, ceñida por cordón amarillo de borlas y galleta circular con la cruz de la Trinidad Calzada. También se compuso con diversas piezas el hábito de los penitentes de la Santa Vera Cruz, con el peto corto y ceñido por una cuerda de pita con cinco nudos.

Además, compusimos el hábito anterior a la Guerra Civil de la Cofradía de la Expiración, con sotana y capucha blancas, peto en forma de pico en terciopelo color morado y con escudo de la merced cincelado en plata (pieza original), con un cordón de lana, trenzado en blanco y morado, para ceñir. Ilustramos todo ello con imágenes del catálogo de la Exposición, si bien conviene advertir que en ellas se advierte alguna que otra errata sobre estos hábitos.

Gracias a la generosidad de sus dos hermandades y rebuscar en no pocas cámaras, pudimos sumar a las túnicas las armaduras, prácticamente completas, de los dos cuerpos de soldados romanos que existieron en Baeza: los de las cofradías de la Vera Cruz y la Humildad; todo un lujo poder encontrar estos auténticos testigos históricos de una época aún en el recuerdo de muchos de los que visitaron aquella exposición. Hubo algunos que incluso vistieron en su día tales prendas piadosas. Quién sabe si no servirán de último atavío de sus dueños a la hora de presentarse al Padre.

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Para terminar, hay que decir que tuvimos una enorme fortuna, ya que, al iniciar el montaje de la exposición, vimos que, en unas cajoneras del Salón de Plenos, había una serie de fotografías, impresas a tamaño medio y sobre soporte rígido, que muy posiblemente fueron utilizadas en alguna muestra fotográfica precedente.

Se trataba precisamente de una colección de fotos sobre la Semana Santa de Baeza tomadas por Cristóbal Cruz. La Providencia quiso que gran parte de las piezas expuestas figurasen en estas instantáneas del gran notario fotográfico de la Baeza del segundo tercio del siglo XX, lo que resultó realmente magnífico. Esta importante colección, propiedad del Ayuntamiento de Baeza, se encuentra depositada en el Archivo Histórico Municipal, ya que son materiales de inestimable valor histórico y gran calidad artística.

Hábito de nazareno de la Cofradía de El Lavatorio

En las fotografías que adjuntamos a este artículo, desafortunadamente de muy escasa resolución ―tomé yo mismo la mayoría, y algún compañero, con una cámara pocket analógica de andar por casa― aparecen varias partes de la exposición. Constituyen, literalmente, nuestra memoria en imágenes, pues nos retrotraen a una experiencia imborrable, compartida por todos los que, de una forma u otra, colaboraron para hacer posible esa muestra del arte y la historia cofrade de Baeza. La Exposición estuvo abierta desde el día 17 al 24 de marzo de 1985, en horario de mañana y tarde. Allí estuvimos vigilantes y atentos a la gran cantidad de visitantes que acudieron a la misma. Antes de desmontar la exposición, y como recuerdo para todos, decidimos vestir las túnicas y armaduras y hacernos de esa guisa unas fotografías que hoy forman parte del bagaje de aquel acontecimiento que resultó extraordinario y que contó con una segunda parte; pero esa es otra historia.

Sirva este artículo como agradecimiento y homenaje; en primer lugar a Don José Manjón, Presidente de la ACB, y a Don Rafael Rodríguez-Moñino, verdadero alentador de la iniciativa.

El agradecimiento y el homenaje se hacen extensivos a las hermandades que nos cedieron sus enseres, a los particulares que nos dejaron sus túnicas, y, por supuesto, al Ayuntamiento de Baeza. Sirva también como emocionado recuerdo para todos los que hicimos posible aquel evento; algunos niños aún, todos muy jóvenes, pero ya comprometidos profundamente con la Semana Santa de Baeza, con su cultura y sus tradiciones. En las fotografías que mostramos no están todos, pero aparecen: el hoy querido sacerdote Luis María Salazar, Carlos Megías, José Policarpo Cruz, Nazario Gutiérrez, Antonio Viedma, Diego J. Ruiz Cantos, José María Garrido, José Luis Catena, Juan Cózar, Manuel Casado, Carlos J. Rodríguez y un servidor, amén de Antonio J. Cruz que realizó algunas de las fotos.

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Cartel y Catรกlogo completo de la Exposiciรณn

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Colaboraciones LA SEMANA SANTA DE BAEZA COMO RECLAMO TURÍSTICO Con la llegada de la primavera, la ciudad de Baeza se prepara para convertir sus calles y plazas en un escenario para la celebración de una de sus festividades más arraigadas. La ciudad florece el Domingo de Ramos, se estremece en el silencio del Viernes Santo y resucita otro domingo marcando la distancia que va desde la muerte hasta la vida. Baeza se transforma y celebra la Pasión en medio del fervor popular, entre imágenes de una gran riqueza artística que procesionan por las calles junto a las cálidas luces de los cirios, el colorido de las túnicas de los nazarenos, olor a incienso, la voz quebrada de una saeta y la música de las bandas.

La ciudad se convierte en un gran reclamo turístico durante esta semana, la distinción de Patrimonio Mundial de la Humanidad, aderezada con la riqueza de su Semana Santa y una rica gastronomía, convierte a Baeza en el escaparate perfecto para el turista que decide visitarnos durante estas fechas. Son días intensos, en los que Andalucía en general vibra con una de Foto: Juan Miguel Salido sus celebraciones más emotivas. Nuestra provincia, destino de interior, se posiciona dentro de nuestra comunidad autónoma como un destino de calidad apostando por el binomio formado por Patrimonio Mundial Baeza-Úbeda y por Naturaleza de Parques Naturales. El visitante que estos días se acerca a nosotros tiene claro el destino elegido buscando la riqueza cultural de nuestra ciudad, el descanso de nuestra naturaleza y la variada gastronomía aderezada con nuestro producto de referencia: el AOVE. Desde la declaración de Baeza como Ciudad Patrimonio Mundial, junto con la vecina Úbeda, en el año 2003, hemos visto un incremento de la actividad turística en nuestras ciudades. Hay que matizar que la incorporación en 2014 a la Red de Ciudades Patrimonio

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de España ha incentivado nuestro crecimiento a nivel turístico, participando de forma conjunta con el resto de ciudades Patrimonio Mundial en la difusión y promoción en ferias de carácter nacional e internacional. La Semana Santa baezana se presenta en las mismas como referencia y seña de identidad cultural, un gran atractivo a nivel turístico que hace que la economía de nuestra ciudad se diversifique en todo el sector: restauración, hostelería, actividad turística…, generando riqueza y puestos de trabajo. Indudablemente, a nivel mundial el turismo es uno de los motores económicos en auge y crecimiento.

Baeza no es ajena a este crecimiento y, en los últimos años, dentro de los circuitos culturales de Andalucía, nuestra ciudad está posicionándose como punto de referencia y parada obligada, buscando siempre la excelencia y la calidad; de ahí que en las encuestas de Turismo Andaluz salgamos siempre valorados de forma positiva por el turista que nos visita.

Foto: Juan Miguel Salido

La mezcolanza castellano-andaluza de nuestra Semana Santa también es una fortaleza de diferenciación con el resto de provincias que nos rodean, al igual que la magnífica representación del Miserere cada Martes Santo, obra musical del siglo XIX en cuya ejecución participan activamente nuestros paisanos. Sin ninguna duda, se convierte en otra referencia cultural de nuestra semana grande. No perdamos de vista tampoco que nuestra Semana Santa está declarada de Interés Turístico Nacional, con veintidós cofradías que hacen su estación de penitencia durante la semana, algo que sorprende al visitante a nivel estadístico si la comparamos con otros destinos de interior, similares a Baeza, dentro de la geografía andaluza.

Desde Pópulo Servicios Turísticos, agradecemos al “El Capirote” que haya pensado en nosotros para este artículo de opinión, para aportar nuestro granito de arena y nuestra visión en este Cuaderno. Nosotros, a nivel local, potenciamos en nuestras visitas culturales durante estos días la gran riqueza del vasto patrimonio cofrade que presenta nuestra ciudad y animamos a los turistas a que participen de forma activa en los desfiles procesionales, disfrutando de algo tan nuestro como es la Semana Santa.

PÓPULO SERVICIOS TURÍSTICOS. BAEZA

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Arte y Artistas de la Pasión por Francisco Cruz Ruiz

CRISTO EN LA CRUZ En términos de Arte y, en este caso, hablando de la imaginería procesional que nos rodea en nuestra ciudad, resulta adecuado hacer una comparativa entre imágenes, estilos artísticos o imagineros. El ánimo debe ser capaz de evaluar cada obra artística de forma separada y conjunta al mismo tiempo, ya que los periodos históricos, desde la creación de las primeras tallas procesionales hasta nuestros días, son numerosos. Ello es así a pesar de la fuerte imposición del barroco entre los gustos de la mayor parte de los cofrades. La mirada a las imágenes del pasado nos habla también del conocimiento de nuestros ancestros sobre el mundo; una realidad que era muy dura en lo económico en siglos pasados, pero que se materializaba sobre todo en asperezas sociales difíciles de solventar. Si nos atenemos a una severa realidad de vida, estas tallas, entre las que por fortuna poseemos algunas de los siglos XVI al XVIII en nuestra ciudad de Baeza, también nos retrotraen a un panorama que, aunque raíz de nuestra Semana Santa, es ya algo pasado, inexistente.

Precisamente, una de las más valiosas tallas procesionales que podemos encontrar en Baeza es el Cristo de la Expiración, nacido a la par que su singular cofradía, que era de carácter estamental, pues a ella solo podían acceder miembros de la hidalguía. Merece la pena observar detenidamente esta talla, por los numerosos rasgos que la hacen única en su morfología desde el punto de la anatomía humana. No obstante, nuestro propósito por ahora es un tanto más genérico, ya que pretendemos observar la talla no desde la apreciación de sus cualidades intrínsecas, sino desde la participación amplia de la imagen en su tiempo e iconografía. Será necesario para ello, antes de empezar, despojarse de juicios personales y, tal vez, de autocríticas variadas; consideración válida para el trabajo que nos proponemos y que pretendemos que, con el tiempo, sea participativo con el mundo cofradiero desde diversos ámbitos o instituciones. Valga este breve artículo como un llamamiento a esta iniciativa, en la que la colaboración de cofrades, imagineros y restauradores de arte ha de ser una realidad a la hora de afrontar numerosos proyectos.

Pero no nos desviemos de nuestro cometido. La cofradía mercedaria de la Expiración nace junto a las murallas de Baeza, allá en el año 1603, coincidente en su fecha de creación con la cofradía de la Sangre. Una etapa histórica que ha sido denominada por

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Garrido Lemus como el Segundo Impulso Fundacional en el ámbito cofrade baezano.

Por aproximación cronológica, empecemos este sucinto repaso comparativo precisamente con la talla del cristo de la Sangre; devoción también nacida en el seno de una orden de religiosos, como es, en este caso, la de los Trinitarios Calzados. Su mirada se presenta con gesto dulce, la nariz algo aguileña y la piel blanquecina. A pesar de las transformaciones del tiempo, es un hombre sin sangre en el cuerpo. Parece que toda ha manado por sus profundas llagas, de las que brota a auténticos borbotones. El patetismo de la escena, en el que las rodillas aparecen también rasgadas por las heridas de las caídas, se atempera por la suavidad del modelado y el recurso del pelo natural. En Foto: Antonio J. García toda la imagen predomina la verticalidad, que se corta visualmente de forma contundente con la horizontalidad de los brazos. Es la cabeza, caída sobre su costado, la que nuevamente marca la rigidez de la muerte en la cruz. No existe ninguna documentación con respecto al autor del Cristo de la Sangre. Es coetánea a la talla de la Expiración, imagen atribuida con fundamento a Sebastián de Solís, aunque, del mismo modo, no existe dato documental fehaciente que lo corrobore.

En la talla de la Expiración, el dramatismo de su cuerpo lo observamos en la tensión continua, así como en la arcada que éste forma, desde la cabeza ―con mirada al cielo― a los pies, igualmente tensionados sobre el apoyo ramificado de la cruz. Idéntica tirantez muestran los brazos, paralelos al patibulum. Con dificultad se deja ver la sangre sobre su cuerpo, que es de morena encarnación; apenas en las llagas de palmas y pies, pues su forzada expresión corporal se centra en el rostro alzado, que a través del cuello en sostenida tensión nos lleva a fijarnos en la cabeza. La boca entreabierta continúa con el patetismo, así como sus ojos fijados hacia el infinito, mientras el largo cabello en amplia

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Foto: Juan Miguel Salido

melena hacia el crucero deja ver las orejas, para mostrar toda la expresividad de su perfil.

Quizá sea lo más dulcificado de la talla, aunque no, desde luego, la intención del recurso.

Los dos crucificados nos introducen en el siglo XVII baezano, lleno de campanas de conventos, rogativas y devociones; a su forma va dejándose o, mejor dicho, aletargándose el Renacimiento. En ambas imágenes podemos observar, a nivel compositivo, unos modelos de geometría bastante sencilla, donde priman las rectas horizontal y vertical, a diferencia de otros modelos de tipo cruzado o zigzagueante, atestiguados en pleno Barroco. Así lo hemos notado en la posición cercana de brazos al madero de la cruz. Podríamos decir que su materialización es de tipo arquitectónico más que escultórico. Tanto en el Cristo de la Sangre como en el de la Expiración, la conmoción vivida por el espectador o devoto es fruto de la visión de una obra pensada e ideada desde lo general ―a la que se añaden los detalles característicos de su iconografía― y no al revés, pues no existen aditamentos emocionales ―expresivos o simplemente llamativos― que superen en importancia plástica al propio conjunto unitario de la talla. En definitiva, los vistosos sudarios enredados en fastuosos pliegues, propios del Barroco, no habían llegado aún a comienzos del Siglo XVII. Prima el ideal del hombre-Jesús sufriente que, a través de su corporeidad, nos acerca a Dios. El ideal Barroco, de acercamiento al propio hombre sufriente del mundo terrenal a través del hombre-Dios, no está todavía presente en estas imágenes.

Los anteriores recursos que hemos señalado ―fuertes, expresivos, y marcados―, que prestan connotación a la iconografía de cada uno de los crucificados, no restan valor al ideal compositivo de carácter humanista de cada imagen. Más bien al contrario, lo refuerzan, puesto que debieron de estar presentes en la mente de cada escultor. De esta manera, la anatomía nos manifiesta en los dos casos una marcada idea de belleza plenamente

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al gusto del Renacimiento. No podemos evitar aquí recordar las formas proporcionadas, cerradas y bien dispuestas de algunas obras de Gaspar Becerra. Así pues, en nuestros crucificados las figuras están perfectamente proporcionadas. En ellos, se llega a la belleza a través del estudio minucioso de la anatomía humana y de su disposición física en el caso tan extremo que representa la crucifixión. Nuevamente apreciamos que es el estudio pormenorizado del cuerpo el que es capaz de otorgar a las tallas el valor expresivo de las mismas, a través de la materialización de dicho conocimiento. Será después, ya bien adentrada la época escultórica barroca, cuando dicho estudio no sea suficiente para expresar o conmover, llegándose a la desfiguración anatómica de las extremidades con el fin de conseguir nuevas expresiones de movimiento. Aquí, por el momento, no se observaba nada de dinamismo, ni siquiera en el crucificado vivo. En las dos esculturas consideradas prima el hieratismo, marcado curiosamente por sus cabezas, cuyas miradas son difíciles de ver. Debemos de ser nosotros los que vayamos a cada uno de estos crucificados; no existe todavía la idea barroca del Cristo que va a nuestro encuentro.

El espíritu iconográfico de la Expiración y la Sangre parece ser totalmente complementario, pues lo que pueda dejar de expresar una lo refleja la otra; todo ello gracias a esos pequeños detalles anatómicos, algunos ya bien estudiados en otros artículos de ediciones pasadas de esta revista, por lo cual no incidiremos más en ellos. Dos impresiones bien diferentes podemos extraer tras su examen. Por un lado, la fría sensación de muerte que inunda la imagen viviente de la Expiración; la poca vida que le queda se escapa en un suspiro contenido que apenas dura nada. La energía de la tensión, prácticamente contenida por la fuerte musculatura, no plantea ningún vigor ni movimiento en sí mismo; al contrario, se plantea como ayuda a la contención. Por otro, el Cristo de la Sangre, muerto ya en la cruz, no deja de ser un alarde al vencimiento de la muerte por ella misma. La cabeza inerte sobre el pectoral, con sus mechones naturales de cabello sobre el rostro, no deja que veamos fácilmente la faz de quien ha sucumbido. La muerte se intenta, de alguna forma, ocultar en la cara para incidir en el propio efecto óptico que crea la melena sobre el rostro, prueba de que se trata de un crucificado muerto. Esto nos conduce visualmente a la profunda llaga del costado, que, junto a las de los clavos, es reflejo de la victoria que supondrá después la cruz. De ellas mana sangre viva, símbolo que durante todo el barroco del siglo XVII y buena parte del XVIII será tomado para otras iconografías semejantes de carácter cristológico. Se trata, al fin y al cabo, del tema de Cristo como fuente de la Vida.

Ciertamente, resulta paradójico que un Cristo vivo esté lleno de muerte y un Cristo muerto lo esté de vida, pero quizá no sea tan así. La expresividad de las imágenes debe de trascender a lo estrictamente escultórico. Así se planteaba tanto en el Renacimiento como en el Barroco, estilos artísticos que confluyen en la línea del tiempo de la creación de las cofradías de las que hablamos, con el fin de uno y el surgimiento de otro. Pero, si se trata de trascender a lo humano ―mejor dicho, a lo más puramente terrenal―, no viene mal señalar que ambas imágenes debieron ser encargos en exclusiva para formar sus respectivas cofradías. Las dos lo fueron a través de órdenes religiosas ―los Mercedarios

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Calzados vinculados a la Expiración y los Trinitarios Calzados a la Sangre―, pero sus fieles devotos pertenecerían a estamentos diferenciados. En el caso mercedario, nobles caballeros, herederos de aquellos que se recordaban habían participado en la conquista de la ciudad, cuyos blasones aún se mantienen en portadas de nuestras calles; en el trinitario, por su parte, gentes humildes del arrabal del Ejido, con oficios artesanales, muchos ya desaparecidos. Bien podemos pensar que el Cristo Expirante tendría como función catequética el conmocionar a aquellos nobles que, a pesar de las enfermedades de la época, podían vivir mucho más cómodamente que el resto de la sociedad. A su vez, el Cristo Llagado sería mejor comprendido por trabajadores del vecindario, clases populares y labradores que realizaran sus trillas en aquellas eras cercanas al convento de la Trinidad.

La representación del hilo entre la vida y la muerte, en la cruz de Cristo, tiene diversas miradas; tantas como estilos, épocas o autores, pero tampoco sorprende la calidad de la misma. En términos generales, el atino escultórico sobre la muerte de Cristo puede resultar fascinante. De tal forma, numerosos expirantes retratan el momento exacto con certeza (Baeza, Jaén, Granada, Sevilla, etc.). El sentido de ambigüedad puede ser clave para entender la atención que la imaginaría ha prestado a lo largo del tiempo a este momento final de la Pasión. Sin vida, no hay Muerte; y sin muerte no hay Vida. Cristo en la cruz es las dos cosas. Como lo único terrenal que el escultor puede conocer como hombre es la muerte, ésta juega un papel predominante en la representación crucífera como tal y como acercamiento a la misma Vida.

Foto: Juan Miguel Salido

Foto: Baltasar Ruiz

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Imagineria e imagineros por Carlos J. Mejías Garrido D. JOAQUÍN CUBILLO TORRES, AUTOR DEL MONUMENTO AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS EN LA LONJA DE LA IGLESIA PARROQUIAL DE SAN PABLO (BAEZA) En Baeza existe, en la actualidad, un monumento erigido al Deífico Corazón de Jesús, sucesor de aquel que fue sacrílegamente destruido en los sucesos acaecidos en la madrugada del 4 al 5 de septiembre de 19311. Se trata del que se sitúa en la lonja de la Iglesia Parroquial de San Pablo. Como dato curioso, y a modo de gran relicario de aquel primer Monumento, edificado en 1931, se conservan, cerrando dicha lonja, las verjas que lo rodeaban.

El Monumento que se levanta en la Iglesia de San Pablo fue realizado por D. Joaquín Cubillo Torres en el año 1958, siendo Párroco de esta, y Arcipreste de Baeza, D. José María Muñoz Martínez, como así se indica en la imagen de Jesús. El mismo está formado por un primer cuerpo, flanqueado por dos corderos, como símbolo del Buen Pastor, y que en su día se completaba con un pilar. De este primer cuerpo, se alza una columna, y sobre su capitel, se sitúa la esbelta figura del Sagrado Corazón de Jesús ante la Cruz, como símbolo de redención, todo ello flanqueado, por su parte trasera, de lo que podíamos definir como un tronco de pirámide rectangular rematada por la mencionada Cruz.

Pero ¿quién es D. Joaquín Cubillo Torres? Como nadie es profeta en su tierra, el personaje de D. Joaquín ha pasado inadvertido, al igual que ocurre con otros muchos de los artistas que ha dado esta Tierra.

D. JOAQUÍN CUBILLO TORRES, DE ARTISTA DE LA PIEDRA A MAESTRO DE ESCUELA Estudia bachiller elemental en el Instituto Nacional de Enseñanza Media “Santísima Trinidad”, de nuestra Ciudad2. “…Antiguo alumno de la Escuela de Artes y Oficios Artísticos de 1 “Origen de la Devoción al Sagrado Corazón de Jesús en Baeza, y su evolución histórica (1720-1931)”. Carlos J. Mejías Garrido. Página 97 y siguientes. Parroquia de San Nicolás de Bari.

2 Expediente académico. Curriculum Vitae, realizado por el propio Titular. Archivo de la Escuela de Artes “Gaspar Becerra”.

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Baeza. Fue premiado durante varios cursos en las enseñanzas de talla de piedra, dibujo lineal, modelado y vaciado, siendo sus profesores D. José Gálvez Mata, en modelado y vaciado, D. Ausencio Lacal Pérez, en talla en piedra, y D. José Santigosa Fuentes, en dibujo lineal.

El 19 de diciembre de 1957, fue designado para ocupar interinamente la plaza que actualmente ocupa (no olvidar que está escribiendo de forma autobiográfica su currículum; se refería a la plaza de maestro de taller de talla en piedra. Plaza que ocuparía, de forma interina, por lo menos hasta el año 19653).

En 1958, le fue concedido premio de escultura en la exposición organizada en Jaén, por el Servicio de Extensión Cultural.

Ha trabajado como tallista en piedra con los escultores D. José Gálvez, y D. Francisco Palma Burgos…”4 Posteriormente, abandona la enseñanza artística, y su trabajo como tallista de piedra, para comenzar sus estudios de magisterio. Una vez obtenido el título de maestro, marcha a Madrid, donde ha ejercido la enseñanza durante varios años5.

Los últimos datos de D. Joaquín Cubillo que tenemos son que se encuentra ingresado en una residencia aquejado de una enfermedad.

LA OBRA ARTÍSTICA DE D. JOAQUÍN CUBILLO De joven, en 1955, trabaja en la restauración de la Catedral de Baeza, en concreto en la reconstrucción de la nueva torre6. “…Compartía la enseñanza en la Escuela de Artes, con encargos de trabajos particulares con D. José Gálvez” (director de esta)7. Igualmente trabaja como tallista en piedra con el escultor Francisco Palma Burgos. Con este último, conocemos dos grandes obras en las que colaboró.

La primera de ellas fue la realización del Monumento al Sagrado Corazón de Jesús, en la ciudad de Porcuna. Francisco Palma Burgos dirigió las obras, y realizó una imagen en mármol blanco, de tamaño natural, pulimentado, sobre un pedestal de piedra caliza.

La bendición de este monumento se llevó a cabo en 1956. Presente en este acto estuvo el Arcipreste de Baeza, por entonces el anteriormente mencionado D. José María Muñoz Martínez. Es a raíz de este acontecimiento cuando D. José solicita a Cubillo la realización, de forma similar al de Porcuna, de un Sagrado Corazón para instalarlo en la lonja de la Parroquia de San Pablo8.

3 B.O.E. nº 285. Ministerio de Educación Nacional. “Orden de 2 de noviembre de 1964, por el que se nombran personal docente interino de varías Escuelas de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos”. En dicha orden se indica que se le asigna un sueldo o gratificación de 17.400 pts. anuales.

4 Expediente académico. Curriculum Vitae, realizado por el propio Titular. Archivo de la Escuela de Artes “Gaspar Becerra”.

5 Datos proporcionados por D. Juan Antonio Lechuga Salazar.

6 Datos proporcionados por D. Juan Antonio Lechuga Salazar.

7 Datos proporcionados por D. Juan Antonio Lechuga Salazar.

8 Datos proporcionados por D. Juan Antonio Lechuga Salazar.

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El segundo trabajo, en el que colaboró nuestro escultor, al cargo de D. Francisco Palma Burgos, fue el majestuoso relieve de la Iglesia de San Juan Bautista o Cristo Rey, de las Escuelas Profesionales de la Sagrada Familia de Úbeda. Comenzado en 1951, y concluido en 1957, se muestra en él, “…el reinado y la protección de Cristo por medio de su Sagrado Corazón, a las Escuelas Profesionales…”. Palma Burgos toma como modelo el Cristo que aparece en la fachada principal de la Sacra Capilla del Salvador, en su Transfiguración en el Monte Tabor. “…El relieve costó 150.000 pts., Palma Burgos modeló un boceto monumental que fue trasladado al material definitivo en piedra caliza. El relieve salió del taller que se le ofreció al artista en la Iglesia de Santo Domingo (de Úbeda). En dicho taller, Palma Burgos llegó a contar con casi 50 operarios, quienes posteriormente aprovecharon su enseñanza, siendo hoy artistas consagrados de los que Úbeda sigue beneficiándose (como es el caso de nuestro Artista) …”9 De la obra de D. Joaquín Cubillo en nuestra Ciudad, tenemos el comentado Monumento al Sagrado Corazón de Jesús de la Iglesia de San Pablo, la cabeza y manos de la imagen de San Andrés, que se sitúa en la portada de la Iglesia homónima, destruidas en nuestra Contienda Civil. Como obras menores, tenemos las que se conservan en la Escuela de Artes “Gaspar Becerra”, y que se titulan “Mascarón Griego” (realizado entre 1955-56), y el busto titulado “Marisol Gálvez”.

Fotografía 1.- Vista general del Monumento al Sagrado Corazón de Jesús (Parroquia de San Pablo – Baeza). Carlos J. Mejías Garrido.

9 Internet: “La hornacina, selección Palma Burgos”. Sacado del trabajo “Centenario de Palma Burgos. Relieve del frontis de San Juan Bautista”.

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Fotografías 2 y 3.- Dos detalles del Monumento al Sagrado Corazón de Jesús (Parroquia de San Pablo – Baeza). Carlos J. Mejías Garrido.

Fotografía 4.- Monumento al Sagrado Corazón de Jesús en Porcuna. Porcunadigital.es

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Fotografía 5.- Francisco Palma Burgos, a la izquierda, y a la derecha detalles de la construcción del Monumento donde aparecen los operarios. Porcunadigital.es

Fotografía 6.- Frontis de la Iglesia de San Juan Bautista o Cristo Rey (Escuelas Profesionales de la Sagrada Familia-Úbeda). Internet: “La hornacina, selección Palma Burgos”. Sacado del trabajo “Centenario de Palma Burgos. Relieve del frontis de San Juan Bautista”.

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Fotografía 7.- Palma Burgos con sus discípulos. Foto Fausto Lanciano.

Fotografía 8.- Mascarón Griego.

Escuela de Artes “Gaspar Becerra”.

Fotografía 9.- Marisol Gálvez.

Escuela de Artes “Gaspar Becerra”.

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Nuestros Actos DE LAS TINIEBLAS A LA GLORIA El 20 de abril de 2019, Sábado Santo, tuvo lugar un evento novedoso y de singular relevancia para la Semana Mayor de ese año. Nos referimos al acto que tuvo por título “De las tinieblas a la Gloria”, que nació como una idea seminal de algunos miembros de la Junta Directiva de la Asociación Cultural Tertulia Cofrade “El Capirote” y que finalmente pudo llevarse a cabo gracias a la generosa colaboración del Grupo Coral “Juglares”, de muchos de sus socios, así como de otras personas y entidades. “El Capirote” se siente legítimamente orgulloso de esta iniciativa, pero no pretende arrogarse ningún tipo de exclusividad sobre la misma. Aunque fue concebida para ese momento concreto de la Semana Santa de Baeza, previo a la Vigilia Pascual, entiende que, con las eventuales adaptaciones, es exportable a otras fechas —por ejemplo, a los días de Cuaresma— y a cualquier otro lu- Cartel “De las Tinieblas a la Gloria” Foto: Curro Galiano gar de nuestra geografía. Por ello, anima a las cofradías y congregaciones a que auspicien actos análogos en sus respectivas sedes canónicas o en sus casas de hermandad. ¿En qué consistía tal evento, que concita la presente crónica? Como indicaba el programa de mano que se distribuyó entre los asistentes (que contó también con un correlato digital disponible en internet), De las Tinieblas a la Gloria aspiraba a ser fundamentalmente una “meditación sobre la Soledad de la Virgen ante la muerte de Cristo”. De ahí su

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Foto: Juan Miguel Salido

denominación, que alude tanto a los oficios de tinieblas propios de la liturgia de la Pasión como al Sábado de Gloria, que es como el acervo popular sigue conociendo al Sábado Santo, en tanto que preludio de la Gloriosa Resurrección de Cristo. Bajo tales premisas, cabría asimilarlo a una oración colectiva que llama a los fieles a un encuentro fraterno en torno a un eje primordial: MARÍA. A Ella acudimos los cristianos en esos momentos de aflicción, cuando Cristo yace inerte en el sepulcro. Ella, que sufre una indescriptible Soledad, es la única que puede hacernos compañía; en su inenarrable desconsuelo, es la única capaz de consolarnos. Como modelo sin igual de fe y de esperanza, a ella nos encomendamos para que nos sostenga durante ese día de luto, plagado de dudas y de miedos, y nos guíe hacia la certeza de la Pascua. Por ese motivo, era imprescindible que la cabecera del lugar de encuentro contase con un altar de cultos presidido por una efigie de María bajo la advocación de La Soledad. Manuel Lozano Pozo cedió amablemente a tal fin una bellísima Dolorosa de que dispone para su devoción particular, salida de la gubia del afamado imaginero Antonio Parras. El propio Manuel se encargó de vestirla con todo esmero, con preciosas ropas cedidas por la Hermandad de La Soledad.

Este encuentro cofrade se fundamentó en tres pilares: la cera, la poesía y la música.

La cera fue clave para iluminar la estancia con la necesaria atmósfera de recogimiento.

La poesía fue aportada por Julio Alberto Hidalgo Rodríguez, gran amigo y colaborador habitual de la tertulia, que compuso para la ocasión un bellísimo florilegio de sonetos y espinelas, a modo de piadosas oraciones y súplicas de alabanza y fervor a nuestro Señor Jesucristo y a la Santísima Virgen. El recitado se encomendó a diversos fieles baezanos con una dilatada trayectoria cofrade: Damián Cruz, Gabino Puche, Eva Almansa, José

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Juan García de Lara, Ana Gárate, Paqui Fernández, Sebastián Cabrera, Antonio J. Rodríguez y el propio Julio A. Hidalgo. Por último, la música corrió a cargo del grupo coral “Juglares”, uno de los mejores coros de cámara de la provincia, que, bajo la solvente dirección de Fidel Calderón Cámara, interpretó algunas de las piezas esenciales del repertorio vocal sacro, de autores como Zoltán Kodály, Tomás Luis de Victoria, Wolfgang Amadeus Mozart, etc.

Desde un punto de vista cofrade, las motivaciones son fáciles de percibir. Tradicionalmente, este Sábado Santo ha sido un día de continuidad para los desfiles procesionales, máxima expresión pública de las hermandades de penitencia. Así sigue ocurriendo en muchos lugares. En Baeza, concretamente, este era el día habitual de la procesión de la Cofradía de La Soledad. Lamentablemente, las vigentes disposiciones del Obispado impiden que eso sea posible actualmente en nuestra Diócesis, donde el Sábado Santo es un día de duelo, silencio y templos clausurados; está vedado, pues, a las manifestaciones cultuales. No cuestionamos la validez catequética de tales disposiciones, pero resulta inevitable constatar asimismo que, para el común de la feligresía, eso ha desenfocado el papel que desempeña el Sábado Santo dentro de la Semana de Pasión. Muchos lo perciben simplemente como un paréntesis, un día laborable inserto entre varios días festivos; una jornada para el traslado de imágenes, de tronos y de enseres; para guardar túnicas y fajas hasta la cuaresma del año próximo. Los miembros de “El Capirote” nunca nos hemos sentido conformes con tal estado de cosas, por lo que, desde hace tiempo, hemos estado sopesando posibles opciones conducentes a un cambio de actitud. Finalmente, aprovechando la libertad de acción que nos otorga nuestra condición de asociación cultural de carácter seglar, en 2019 nos animamos a emplazar a todos los cofrades baezanos para reivindicar la naturaleza pasionista originaria del Sábado Santo, cuyo foco no puede ser sino la evocación de Cristo sepultado y de la Soledad de su Santa Madre. Para su difusión se utilizó un cartel inspirado en el que “El Capirote” ya había utilizado para anunciar la Semana Santa de ese año, a partir de una impactante fotografía de Curro Galiano Cabrera en la que aparecen los titulares de la Cofradía del Santo Entierro: Cristo Yacente y María Santísima de los Dolores.

La convocatoria tuvo lugar en la casa solariega sita en la calle Cipriano Alhambra número 18, que hoy día alberga el Patio de Empresas, de titularidad municipal. Por sus características y emplazamiento, se trata de un espacio ideal para las actividades de libre acceso organizadas por “El Capirote”, por lo que no es de extrañar que en los últimos tiempos haya acogido la mayoría de ellas. La intención inicial pasaba por celebrar todo el evento en el propio patio central del edificio. Sin embargo, lo desapacible del clima —con viento racheado y amenaza de lluvia— hizo aconsejable trasladarlo al salón de actos. Desde aquí transmitimos nuestro más sincero agradecimiento al Excelentísimo Ayuntamiento de Baeza y, muy especialmente, a la gerencia del Patio de Empresas, por las facilidades prestadas. La hora fijada para el inicio —las 20:30, con ruego encarecido de puntualidad— venía motivada por el deseo de conciliar dos condicionantes: comenzar el acto tras la puesta de sol, en un entorno dominado por la oscuridad de la noche, y terminarlo con margen suficiente para que los asistentes que así lo deseasen pudieran participar de la celebración de la Vigilia Pascual en alguno de los templos de la localidad.

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Foto: Juan Miguel Salido

La afluencia de público fue más que notable, pues prácticamente llenó el aforo disponible. El asistente que se adentraba en el edificio recibía como primera impresión un lugar en penumbra, solo tenuemente iluminado por cientos de velas distribuidas a lo largo del patio y que, mal que bien, resistían los embates del viento. Una atmósfera similar reinaba en el salón de actos, con velas dispuestas por los pasillos, los vanos de las ventanas y la cabecera. A la hora señalada, el Presidente de la tertulia, Damián Cruz Martínez, tomó la palabra. En primer lugar, transmitió dos ruegos a la audiencia, para salvaguardar el silencio: que apagasen sus teléfonos móviles y que no aplaudiesen hasta la finalización del acto. Prosiguió seguidamente con una breve monición que nos retrotrajo a los misterios rememorados en los días previos; particularmente al momento en que, una vez enterrado ya Nuestro Señor Jesucristo y sellada la losa que cubría la fosa, “María siente el vacío y la desesperanza, el dolor y la pena la embargan”. Sonaron a continuación los emocionantes compases de Veni Emmanuel en las voces del grupo coral “Juglares”. Se sucedieron alternativamente a partir de ahí, a lo largo de algo más de una hora, el canto sacro y los versos de Julio A. Hidalgo en la voz de diversos rapsodas. La secuencia, lejos de ser aleatoria, definía con precisión las etapas que jalonan el tránsito desde las Tinieblas del Sepulcro a la Gloria de la Vida Eterna, en la que Cristo nos precede. El clímax se alcanzó con los sones de Exultate Deo, de Alessandro Scarlatti, tras cuyo vibrante “Aleluya” final se encendieron todas las luces de la sala y el público prorrumpió en una prolongada y entusiasta ovación. Inmediatamente antes, Julio Hidalgo había recitado un soneto y tres espinelas que anticipaban ya el gozo pascual. No nos resistimos a reproducir aquí la última de ellas:

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Foto: Juan Miguel Salido

Si hoy estás penitente, mañana estarás gozosa, no te marchites, mi rosa, espera en calma, paciente.

Que ese corazón doliente que hoy está traspasado, mañana, tan embargado, rebosará de alegría, no llores más, vida mía, que pronto ha resucitado.

Finalizaba así un acto sumamente emotivo, que alimentó de fervor y recogimiento a todos los que tuvimos la suerte de vivirlo en primera persona. El éxito de esta primera edición nos hizo albergar esperanzas de darle continuidad en años sucesivos y convertirlo en una pieza habitual del intenso calendario cofrade baezano. Desgraciadamente, no será así en este aciago 2020, ya que la grave situación de emergencia sanitaria ha obligado a cancelar —al menos durante algunos meses— todas las manifestaciones públicas, tanto profanas como religiosas. Dios nos invita, pues, a que en la Semana Santa de este año hagamos profesión de fe de una manera alternativa, en el recogimiento de nuestros hogares. Apelamos a su Santo Espíritu para que nos dé fuerzas en este amargo trance y nos conceda vida y salud para participar en ediciones venideras, cuando, si Él lo tiene a bien, volveremos a emprender el itinerario de las Tinieblas a la Gloria. Amén.

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CONFERENCIA Y PRESENTACIÓN DE UN LIBRO A CARGO DE DOÑA CARMEN BERMÚDEZ SÁNCHEZ El domingo día 1 de marzo de 2020, a las 12,30 horas, en el Salón de Actos del Patio de Empresas de la ciudad de Baeza, nuestra Tertulia Cofrade “El Capirote” organizó para todos los cofrades de la ciudad, y público en general, la conferencia y presentación del libro titulado: GUÍA BÁSICA PARA LA CONSERVACIÓN DEL PATRIMONIO COFRADE: Consejos elementales de mantenimiento, cuidado y almacenamiento de bienes y enseres, del que es autora la Doctora en Restauración de Escultura y Profesora del Grado en Conservación y Restauración de Obras de Arte en la Universidad de Granada, Dª. Carmen Bermúdez Sánchez.

La restauración y la conservación de los bienes culturales y artísticos en general, y los pertenecientes al patrimonio cofrade en particular, han sido, desde que formábamos parte de la anterior Asociación Cultural Baezana, y con el mismo y redoblado empeño desde la fundación de la Tertulia Cofrade “El Capirote”, uno de los valores que más hemos defendido y promovido.

En Baeza, desafortunadamente, como en casi todos los lugares, no siempre se han seguido criterios de profesionalidad y respeto a la obra original a la hora de intervenir nuestra imaginería y el resto del patrimonio del ajuar cofrade y religioso, como también bastante del gran patrimonio arquitectónico y artístico de los ámbitos públicos y privados. Centrándonos en el patrimonio cofrade, afortunadamente, con el paso de los años, y a base de esfuerzos de difusión y mentalización de los responsables de nuestras Hermandades, los Consejos Artísticos Diocesanos, la Agrupación de Cofradías y los propios restauradores y conservadores —de los que Baeza cuenta con un magnífico elenco en la actualidad—, las últimas intervenciones se han venido realizando con criterios científicos en la mayoría de los casos.

La importancia de la conservación de los enseres de nuestras Cofradías es verdaderamente crucial; mucho más teniendo en cuenta el enorme valor de muchas de nuestras imágenes, amén de otros enseres. Imaginemos bienes como la Custodia de la Santa Iglesia Catedral o los numerosos tesoros que se conservan en nuestras parroquias y templos, por ejemplo. También nuestros pasos, algunos de ellos de gran mérito artístico; objetos de orfebrería y, cómo no, las singulares piezas de bordado. Todo ello forma par-

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te del legado histórico y artístico de nuestra ciudad, y es merecedor de la más cuidada y responsable atención por parte de todos.

La Agrupación Arciprestal de Cofradías de la ciudad, como órgano de administración de nuestras Hermandades, demuestra un gran nivel de implicación en este asunto y ha querido mostrar su apoyo y colaboración a este acto, lo que agradecemos profundamente. Eso deja ver a las claras la Foto: Sebastián Cabrera Checa importancia que para nuestras cofradías tienen, o deben tener, aportaciones como la de doña Carmen Bermúdez, ya que es, sin duda, un libro de cabecera que debe formar parte de nuestras priostías y de todas nuestras Juntas de Gobierno.

El acto se desarrolló con una presentación de nuestro presidente, Damián Cruz, que puso en valor el amplio curriculum de la conferenciante y manifestó las motivaciones de “El Capirote” para auspiciar este evento.

Por su parte, Carmen, en su intervención, incidió sobremanera en la importancia de que las restauraciones sean siempre encargadas a profesionales acreditados y con experiencia, huyendo de artistas que no conozcan los métodos científicos y que puedan caer en la tentación de modificar la obra, haciendo desaparecer su autenticidad y valor originales.

Insistió Carmen en la necesidad de no establecer criterios de valoración apriorísticos de la obra artística. Solo el paso del tiempo y el consenso de los expertos en la materia pueden establecer un canon de referencia para nuestro patrimonio. Lo que hoy nos parece carente de valor puede ser muy apreciado mañana, por lo que debemos ser muy cuidadosos en su preservación y cuidado.

El respeto que exigen las leyes de propiedad intelectual y derechos de autor se planteó como una norma a seguir sin dobleces. La obra de arte no es, sin más, una propiedad a libre disposición de quién la costeó; este ostenta la posesión de la misma, pero eso entraña su obligación de respetar los derechos morales que de ella se derivan. Por eso, según se establece en la ley actualmente en vigor, el poseedor de la obra carece de la potestad de transformarla o destruirla sin permiso del autor o de sus herederos.

Finalmente, Carmen hizo hincapié en la absoluta necesidad de conservar y mantener en el mejor estado posible nuestro patrimonio, marcando como imprescindible la formación del personal a su cargo y los responsables de las instituciones implicadas; todo ello con el fin de evitar daños que pudieran llegar a ser irreparables.

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Como ya anunciamos en el Editorial de este Cuaderno, recomendamos con entusiasmo la lectura del libro presentado en este acto, que contiene la información básica para el mantenimiento y cuidado de este legado que conforma nuestro patrimonio cofrade y religioso.

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CONFERENCIA “LA RELIGIÓN Y LA TAUROMAQUIA”

El sábado 2 de noviembre de 2019 tenía lugar, organizado por nuestra Tertulia, un acto conjunto compuesto por la conferencia titulada “La Religión y la Tauromaquia” y la ceremonia de entrega de los Premios de Semana Santa “Ovación de Gala”, que otorgan cada año los socios de nuestra tertulia.

El Salón de los Espejos, uno de los locales con mayor sabor de los que Baeza dispone, aparecía adornado de forma admirable por los miembros de la Junta Directiva de nuestra Asociación, representantes del equipo de Camareras de la Cofradía del Santísimo Cristo de la Columna y Nuestra Señora de Las Lágrimas, y componentes del Círculo Taurino de Baeza, entidades que colaboraron en el evento e hicieron posible la solemnidad del mismo. Cómo no, agradecer a la Junta Directiva del Casino de Baeza y a su Presidente, D. Antonio Mora, y al Presidente del Círculo Taurino, D. Manuel Calvo, su apoyo y generosidad para con nosotros.

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La Esperanza Macarena recorría la Plaza de España de Sevilla mecida con los sones del pasodoble “Suspiros de España” y su imagen aparecía en la pantalla que ocupaba el centro del escenario, como símbolo de esa relación íntima de muchas cofradías con el mundo del toro. La saya de María Stma. de Las Lágrimas, realizada con un traje de luces donado por el diestro Juan Antonio Ruiz Foto: Juan Miguel Salido “Espartaco”, lucía arropada por reproducciones de cartelería taurina de la Plaza de Toros de Baeza y magníficas pinturas, pequeña muestra de las que atesora nuestro Círculo Taurino. El Cartel que para la Semana Santa de 2019 editó “El Capirote” y que nos acompaña en todos los actos de este año, así como el nuevo repostero que realizase nuestro colaborador Juan López Jiménez, finalizaban la composición de un escenario lleno de simbolismo, en el que no podía faltar la bandera de España.

Tras la presentación del presidente de “El Capirote”, el abogado y periodista taurino José Luis Marín Weil pronunció una extraordinaria y didáctica conferencia en la que quedaba meridianamente clara la enorme relación, desde antiguo, entre la religión y la tauromaquia, excepcionalmente expresada ésta en la fe católica, pero también ocasionalmente en otras religiones; en todas, los toreros y sus cuadrillas solicitan amparo y protección ante la posibilidad de un percance en la lidia e incluso ante la muerte en la plaza. Todo un rosario de insignias y prendas de torear, adornadas con motivos religiosos y cofrades, aparecían en las imágenes comentadas por nuestro conferenciante, que dejaba una y otra vez muy clara la relación de las hermandades y cofradías con los toreros. Puso de relieve cómo la presencia de Dios ha formado siempre parte de la veneración y la tradición en todo aquello que rodea al mundo del toro. La exposición del conferenciante fue salpicada con bellas poesías y anécdotas curiosas que completaron una charla de gran interés por su originalidad y por enseñarnos una parte de la historia de nuestra piedad popular que no por menos conocida es de importancia menor.

Nuestro más sincero reconocimiento a D. José Luis Marín Weil por este regalo que ha entregado a “El Capirote” y al pueblo de Baeza, por el que le quedamos enormemente agradecidos.

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Extraordinarios Por Ventura Salazar García PROCESIÓN EXTRAORDINARIA DEL JUBILEO AVILISTA: EL SANTÍSIMO CRISTO DE LA MISERICORDIA DE BAEZA El 28 de septiembre de 2019, sábado, tuvo lugar en Baeza un evento de primera magnitud que merece ser justamente recordado y apreciado. Nos referimos a la Procesión Extraordinaria que, con motivo del Año Jubilar Avilista concedido por la Santa Sede, permitió ver pasear por las calles de Baeza, a plena luz del día, la venerada imagen del Santísimo Cristo de la Misericordia, titular de la Real Hermandad Penitencial de “Las Escuelas”.

Dicha procesión se inscribía en el marco del VIII Encuentro Diocesano de Adolescentes, programado por el Secretariado de Infancia y Adolescencia de la Diócesis de Jaén en colaboración con diferentes instituciones baezanas. Como no podía ser de otra forma, se aspiraba a que esta edición se vertebrase en torno a las dos importantes circunstancias coincidentes en aquel momento: la Misión promulgada por el Obispo de Jaén, Don Amadeo Rodríguez Magro, y el ya mencionado Año Santo dedicado a San Juan de Ávila, que rememora el 450 aniversario de su fallecimiento, el 125 aniversario de su beatificación y el 50 aniversario de su canonización. El encuentro iba dirigido prioritariamente a todos los jóvenes de entre 12 y 18 años que quisiesen peregrinar a Baeza con el fin de ganar el jubileo y compartir una experiencia de fe y oración, un punto de encuentro con Jesús a través del legado del gran santo evangelizador de Andalucía. El lema elegido fue: “Apóstol del Amor de Dios”, que sin duda constituye un apelativo plenamente ajustado a la figura de San Juan de Ávila. Entre los actos que tuvieron lugar en esa intensa jornada, son de obligada mención la Santa Misa presidida por el Señor Obispo, la adoración al Santísimo Sacramento, el concierto de clausura y, por supuesto, la procesión-peregrinación protagonizada por el Cristo de la Misericordia. La elección de esta imagen venía justificada por sobradas razones. En primer lugar, porque su cofradía incluye a San Juan de Ávila entre sus santos titulares. Además, esta penitencial radica en la iglesia de San Juan Evangelista, capilla de la antigua Universidad —actual Instituto de Bachillerato—, cuyo primer Rector fue precisamente el Maestro Ávila; de ahí le viene precisamente su apelativo popular de “Las Escuelas”. Por último, también hay que tener en cuenta que se percibe en Baeza como la congregación estudiantil por antonomasia y, por ende, con un carisma muy vinculado a la juventud, en plena consonancia con los objetivos del Encuentro Diocesano.

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Foto: Manuel Higueras Cruz

La intención inicial era que la misa, fijada para las seis de la tarde, tuviese lugar en el interior de San Juan Evangelista. Sin embargo, la excepcional acogida que tuvo esta convocatoria superó todas las previsiones y sin duda habría desbordado el aforo del templo, pese a su amplitud. Téngase en cuenta que se inscribieron en el Encuentro casi mil jóvenes y adolescentes, a los que había que añadir párrocos, catequistas, monitores y un largo etcétera. Por tal motivo, se optó acertadamente por llevar a cabo la celebración al aire libre, en la plaza de Santa María, lo cual se vio acompañado por el clima bonancible de ese otoño incipiente. Se usó como presbiterio la estructura efímera que posteriormente serviría de escenario para el grupo musical Hakuna, que por la noche pondría el toque lúdico a tan intensa jornada. Tras la homilía, Don Amadeo Rodríguez Magro llevó a cabo la bendición de una imagen de Santa María Eucarística, preparada la talla para portar en sus manos una custodia para el Santísimo Sacramento —la obra se debe a la gubia del afamado imaginero malagueño Israel Cornejo— y será destinada a estar presente en los encuentros promovidos de ahora en adelante por el Secretariado de Infancia y Adolescencia.

Finalizada la Santa Misa, los cofrades de “Las Escuelas” se encaminaron sin demora al edificio de la antigua Universidad, en cuyo claustro, como cada Lunes Santo, se organizó la procesión. La Hermandad preparó con todo detalle este acontecimiento extraordinario. Se contó con la previa distribución de papeletas de sitio, para disponer anticipadamente el guion. Eso sí, al no estar en tiempo de Pasión, los cofrades dejaron en casa las túnicas, los antifaces, los capirotes y los cíngulos, que quedan reservados para la Semana Santa. Fueron sustituidos por una indumentaria de paisano acorde con la solemnidad de

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Foto: Manuel Higueras Cruz

Foto: Manuel Higueras Cruz

la ocasión, sin más aderezo que la cruz de madera, característica de esta Hermandad, a la altura del pecho. Esta guisa remitía indudablemente a los orígenes de “Las Escuelas”, cuando carecía de hábito de estatutos y los hermanos hacían estación de penitencia vestidos de luto, con esa sobria cruz como única insignia distintiva.

A las siete y media de la tarde se abrió la puerta principal de San Juan Evangelista y empezó a salir el cortejo, encabezado por la bellísima cruz procesional del siglo XVI, pervivencia del otrora rico patrimonio litúrgico de la Universidad beaciense. Seguían los niños acólitos con sus típicos roquetes, un sano contrapunto que ya forma parte de las señas de identidad de esta penitencial. A continuación, los cofrades adultos, organizados en dos filas, con las hachas de cera de color tiniebla ya encendidas. Finalmente, hizo su aparición Cristo Crucificado, representado en el momento en que dirige sus ojos al cielo para pedir a Dios el perdón de los pecadores. Como de costumbre, el trono era portado a la manera tradicional baezana por una ejemplar cuadrilla de costaleros. Los asistentes pudieron así disfrutar de una estampa inédita, que perdurará en la memoria de todos: el Santísimo Cristo de la Misericordia cruzaba las jambas de su templo con el sol todavía en alto, bajo una cálida iluminación natural que resaltaba todavía más si cabe su belleza artística y su insuperable mensaje catequético.

La ausencia de hábito de estatutos o la hora de salida no fueron las únicas novedades reseñables en esta procesión extraordinaria. Conviene aludir también, al menos, a la ubi-

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cación de la reliquia de San Juan de Ávila que custodia esta Hermandad. Mientras que en las estaciones de penitencia ordinarias es portada por un cofrade tocado con humeral, en esta ocasión se prefirió poner el relicario en el frontal de la canastilla del trono. Esta decisión vino motivada por el deseo de visibilizar alegóricamente la idea de que el ejemplo de este Santo Doctor de la Iglesia nos guía en el camino que conduce hacia Cristo, cuya infinita Misericordia redimió al mundo.

Asimismo, y de modo excepcional, se contó con el acompañamiento de la Banda de Música de Baeza, que, bajo la batuta de Don Juan de Dios Robles Lorite, interpretó a lo largo de todo el recorrido una oportuna selección de las mejores marchas de su amplio repertorio cofrade.

En la confluencia de la Cuesta de San Felipe Neri y Foto: Manuel Higueras Cruz la calle de San Juan de Ávila, con las portadas de Santa Cruz y del Palacio de Jabalquinto como testigos, se sumaron al cortejo los cientos de asistentes al encuentro diocesano, a la zaga del trono de Cristo y con la Cruz de la Misión por bandera. A partir de ahí, la procesión, ya completa, enfiló diversas vías del centro de la localidad: Compañía, Barreras, Ancha, etc. El itinerario, especialmente diseñado para este evento, perseguía incorporar a la peregrinación algunos de los más señeros enclaves avilistas que jalonan el trazado urbano de Baeza. También posibilitó escenas muy emotivas, como la amable recepción que brindó la Cofradía del Descendimiento en el umbral de su casa de hermandad, sita en la calle Aguayo. Finalmente, tras pasar por la plaza de Los Leones y el Arco de Villalar, el Santísimo Cristo de la Misericordia enfiló el retorno hacia su templo en torno a las nueve y media, con la penumbra ciñéndose ya sobre los sillares del centenario recinto de la Universidad.

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Foto: Manuel Higueras Cruz

Culminaba así una experiencia de singular calado, digna de figurar en los anales de la ciudad. Una ciudad que se volcó con esta celebración y que, con su proverbial hospitalidad, acogió a la multitud de peregrinos que fueron partícipes de la misma. Nuestra más efusiva felicitación a todas las personas e instituciones que la hicieron posible. Este acontecimiento, al igual que otros que tuvieron lugar por esas fechas y que sería prolijo detallar (pensamos, concretamente, en la salida extraordinaria de María Santísima de la Aurora, de la Cofradía de la Vera+Cruz), supusieron un brillantísimo anticipo de un curso cofrade que nacía con expectativas más que halagüeñas. Luego, como es de sobra conocido, las circunstancias dieron un giro totalmente inesperado. Por eso, en los momentos de tribulación que nos acongojan actualmente, cuando ofrecemos nuestras oraciones por los enfermos y los difuntos de la cruel pandemia que se ha cernido sobre todo el planeta, resulta muy confortador volver la mirada a Jesús Crucificado, que fortaleció nuestra fe durante ese hermoso día otoñal en que bendijo las calles de Baeza. A su infinita Misericordia y a la intercesión del Santo Doctor Juan de Ávila nos encomendamos, con la certeza de que sostendrán al pueblo cristiano en este difícil trance y lo devolverán a la alegría de la Pascua. Amén.

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Contraportada por Julio A. Hidalgo Rodríguez Fotografía de Contraportada: Javier Ruiz Olivera AGRANDA LA PUERTA, PADRE Agranda la puerta, padre, porque no puedo pasar; la hiciste para los niños, yo he crecido a mi pesar.

Si no me agrandas la puerta, achícame, por piedad; vuélveme a la edad bendita en que vivir es soñar.

Como un sueño, irremediablemente caduco, era la infancia para Miguel de Unamuno.

Un sueño de júbilo, de cohetes, de domingo de sol y nubes y pasodobles lo es para la ciudad de Baeza; pero un sueño imperecedero que se renueva, año tras año, con la Resurrección de Cristo. Y no ha sido casual. Abríamos esta edición, especial por la circunstancia inédita de la suspensión de todos los actos y celebraciones públicas de fe en relación con la epidemia global causada por el virus COVID-19, con una imagen de Cristo orando en el huerto de Getsemaní en los momentos previos al inicio de su prendimiento, de su condena, de su pasión y muerte, como un prefacio perfecto del inicio de la Semana Santa; y concluimos, y de qué mejor forma, con la alegría expresada de forma pueril por la Resurrección, por la vuelta a la Vida, por la Victoria sobre la Muerte. Cristo ha vencido a la muerte, y ocupa una nueva vida, una nueva vida de condiciones intactas e inmaculadas, una nueva vida de incorruptibilidad en la que la alegría de la niñez se hace eterna.

Imagen de la mañana del Domingo de Resurrección en Baeza, captada por nuestro amigo y vecino Javier Ruiz Olivera, en el instante en que nuestro Niño Perdido llegaba a su Real Monasterio de San Antonio arrancando sonrisas y apartando las neblinas de la muerte en el sepulcro. Y me resulta no menos curioso cómo el Arte, a menudo, ha representado ese triunfo de la vida eterna sobre la muerte en forma pueril. Muy tiernas y cándidas serán las representaciones artísticas que se hagan acerca de la Asunción de la Virgen María a lo largo del siglo XIV y del siglo XV. En ellas aparece la Santísima Virgen María en su lecho mortal ya difunta, rodeada de los apóstoles de su Hijo, y éste, Jesucristo, junto a ella, de pie y con una niña pequeña en brazos que representa el alma; el alma como ente de inocen-

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cia y de pureza absoluta una vez que ha sido desposeída del peso material y corruptible del cuerpo humano.

Así podemos verlo en la escena de la Dormición de la Virgen del retablo de plata sobredorada y esmaltada que regaló en 1369 Pedro IV de Aragón al Santuario de Santa María de las Salas, hoy en el museo de orfebrería de la Catedral de Huesca; o en el tímpano de la magnífica puerta de Santa María del Amparo de la Catedral de Pamplona, de 1335, en el que aparece igualmente una representación similar.

Ya en el siglo XVI, al inicio de su segunda mitad, en la Merced, arranca la devoción filial a Santa María de la Cabeza en nuestra ciudad, trasladándose siglos después, tras la desamortización de Mendizábal, en 1836, a su casa actual, el Real Monasterio de San Antonio. Y a éste se trasladarán igualFoto: Antonio J. García mente algunos enseres y devociones, víctimas también de la desamortización, procedentes del convento vecino de La Victoria, convento de Mínimos de San Francisco de Paula, sito al final del Ejido; y es entonces cuando a la cofradía filial de la Cabeza se une la devoción a la imagen del Niño Jesús Perdido.

Curiosamente, y a pesar de esta idea, en San Antonio, adonde hoy habita la cofradía, la Reina Isabel había dejado, como obsequio a los frailes franciscanos por su hospitalidad con ella a su regreso de Granada camino de Castilla, una imagen del Niño Jesús que ganó gran popularidad entre las gentes y vecinos de Baeza. Sea como fuere, la mañana y la tarde del Domingo de Resurrección son mañana y tarde de gozo, de devociones ancladas en tiempos muy remotos, y la mañana y la tarde más importantes para este barrio baezano que antaño fue su ejido.

Sabe bien por qué te reza, de antaño da testimonio, la Acera de San Antonio y el Ejido de Baeza.

Oh Virgen de la Cabeza, tú que a buscarlo has salido, mirando por dónde ha ido presta en cada letanía;

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vuelve los brazos, María, que el Niño viene perdido.

Viene perdido en claveles, viene envuelto en la alegría, no le regañes, María, viene subido en donceles.

De su traje, los caireles, que ayer cosieron las monjas, ya viene vuelto en lisonjas de alegres bailes pueriles; que adentro, manos monjiles, lo aguardan en altas lonjas.

Déjalo que corra y dance su juego de lozanía, que lo que ayer lo vestía ya no puede darle alcance.

Hoy es alegre romance, más que un soneto, espinela; hoy renueva su predela con pinturas de la Vida.

No te preocupe su ida, que en su regreso ya vuela.

Foto: Carlos Arcos

Que cada Domingo de Resurrección la Vida vuelva a darnos su mejor lección, como aquella vez, según las Escrituras, cuando contaba con doce años de edad y estando con sus padres, José y María, en Jerusalén para la fiesta de la Pascua judía, Jesús quedó perdido en la ciudad; le encontraron al cabo de tres días en el templo, sentado entre maestros y doctores de la ley mosaica que le escuchaFoto: Manuel Higueras Cruz ban absortos y sorprendidos por su inteligencia: Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Mira, tu padre y yo, angustiados, te andábamos buscando. Y Él les dijo: ¿Y por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en las cosas de mi Padre?

(Lc 2: 48-49).

Feliz Pascua de Resurrección a todos.

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Foto: Tornero Fotรณgafos

Foto: Manuel Higueras Cruz

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Foto: Juan Miguel Salido

Foto: Juan Miguel Salido

Foto: Manuel Higueras Cruz

Foto: Antonio J. GarcĂ­a

Foto: Manuel Higueras Cruz

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