Cuaderno El Capirote 2017. Baeza (Jaén)

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Tertulia Cofrade de BAEZA Cuaderno Cofrade nº 14 - AÑO 2017

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EDITA: Asociación Cultural Tertulia Cofrade “El Capirote”. Baeza (Jaén) SEDE SOCIAL: C/ San Francisco nº 22 – 2º Izda.

Registro General de Asociaciones, sección 1ª, número 3141.

C.I.F.: G-23570278 E-MAIL: tertulia.elcapirote@gmail.com FACEBOOK: El Capirote Tertulia Cofrade DIRECTOR: Damián Cruz Martínez EQUIPO DE REDACCIÓN: Sebastián Cabrera Checa Ventura Salazar García IMPRESIÓN: Publimax Impresores - Baeza - Tel. 953 74 41 41

PORTADA:

Fotografía: Antonio J. García Cruz La fotografía que sirve de portada al Cuaderno de El Capirote de 2017, es una imagen llena de noche y de silencio. El Señor de la Vera y Santa Cruz. Sencilla túnica cubre el cuerpo maltratado del Señor en una noche única en la que el Hijo de Dios camina entre el trágico sonido del “miserere” y el rumor de cientos de maderos que lo intentan imitar. Treinta primaveras se cumplen desde que renacieran bajo sus plantas los costaleros de Baeza. Treinta años de penitencia, de amor y de sacrificio entregados al Nazareno de la Madrugada y a Baeza.

CONTRAPORTADA: Fotografía: Narváez Fotógrafo ¡Misericordia y piedad Señor! Rumores se escuchan en la noche fría y callada de Lunes Santo en la Capilla de la Universidad baezana.

Palabras y oraciones de santos, aún resuenan entre las arquerías de mediopunto del viejo claustro. Verdad y piedad en la luz cálida de la cera. Penitencia y perdón en el luto de los negros capirotes. Incienso y silencio que se mezclan en delicioso deleite para macerar un ambiente de solemnidad y amor verdaderos. Concepción Inmaculada, Madre que nos aguarda, guía y luz imperecedera de los cristianos.

Foto: Francisco J. Salido

Foto: Juan Miguel Salido

“EL CAPIROTE”

Sumario 3 EDITORIAL 5 BALANCE DE LA SEMANA SANTA DE 2016: “Capirotazo y Ovaciones” 10 EL ARTÍCULO: Por Pedro Narváez Moreno 17 LA SEMANA SANTA EN LA RED: Por Manuel D. Lozano Guerra 23 POESÍA DE LA PASIÓN: Por Juan Cruz Cruz 25 LA MÚSICA EN LA SEMANA SANTA: Por Guillermo Martínez Arana 29 LA TRABAJADERA: Por Alejandro Mora Raya 34 CRUZ DE GUÍA: Por Jesús Manuel Monforte Vidarte 38 EL ARTÍCULO (II): Por Damián Cruz Martínez 65 EL CARTEL DE EL CAPIROTE 72 ARTE Y ARTISTAS DE LA PASIÓN: Por Francisco Cruz Ruiz 77 CUADERNO DE OPINIÓN: Por Pablo Jesús Lorite Cruz 84 EFEMÉRIDES: Por José García Checa 88 EL ARCHIVO: Por Sebastián Cabrera Checa 96 LA PASIÓN SEGÚN: Por Francisco Ruiz Jiménez 101 LA RELIQUIA: Por Ventura Salazar García

Narváez Fotógrafo

108 ESENCIAS COFRADES: Por Sebastián Cabrera Checa 110 Nuestra Memoria en imágenes: Por Fernando Viedma Puche y Damián Cruz Martínez 116 PREMIOS DE SEMANA SANTA “Ovación de Gala” de la Tertulia Cofrade “El Capirote” 123 Colaboraciones: Por Carlos José Megías Garrido

Foto: Daniel Chamorro

Editorial

Resuenan todavía los ecos del Año de la Misericordia que la Iglesia nos regaló recientemente con motivo del quincuagésimo aniversario de la clausura del Concilio Vaticano II. Un Año Jubilar que sirvió de llamada de atención a los cristianos de todo el mundo para que pongan su confianza en Jesús misericordioso, único y verdadero Salvador del mundo. Gracias a ello, los creyentes de Baeza tuvimos oportunidad de proclamar nuestra Fe en ocasiones tan emotivas como el Magno Besapiés que tuvo lugar en diversos templos de la localidad durante el día 12 de noviembre de 2016. Desde aquí felicitamos a la Agrupación Arciprestal de Cofradías por el acierto de la convocatoria y por su exitosa puesta en práctica. Hace falta ahora que las semillas jubilares se truequen en frutos de conversión, porque la Misericordia divina no es solo cosa de un año, sino que ha de ser el faro que nos guíe e ilumine durante toda nuestra vida.

También 2017 es un Año Santo para la Iglesia Católica, y por partida doble. Como se explica con detalle en el artículo dedicado al Lignum Crucis de Santo Toribio de Liébana, dos santuarios españoles que custodian reliquias de la Pasión de Cristo celebran actualmente sus respectivos Jubileos in perpetuum: el propio Santo Toribio y Caravaca de la Cruz. En definitiva, se trata de una oportunidad más para revitalizar la experiencia cristiana y profundizar en el misterio de la Redención.

En el seno de nuestra Diócesis, hace algunos meses vivimos un acontecimiento de indiscutible relevancia, que no podemos pasar por alto: cumplida la edad reglamentaria de jubilación, Don Ramón del Hoyo López ha cedido el testigo como Obispo de Jaén a Don Amadeo Rodríguez Magro, anteriormente Prelado de Plasencia. El nombramiento oficial de este último se hizo con fecha de 9 de abril de 2016, y su toma de posesión tuvo lugar el 28 de mayo. Pocos días después, el 5 de junio (coincidiendo con la Octava del Corpus Christi), Don Amadeo ofició por primera vez como Mitrado en la Catedral de Baeza, en un magno evento que fue cuidado hasta el más mínimo detalle por la feligresía local. Desde aquí transmitimos nuestros más sinceros y efusivos parabienes a la nueva cabeza eclesiástica del Santo Reino, al igual que deseamos a Don Ramón todo lo mejor en su ya iniciada etapa como Obispo Emérito.

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Los hechos aquí reseñados ponen de relieve, en definitiva, que la Iglesia a la que pertenecemos se encuentra en un momento de plena vitalidad y dinamismo. Se trata de una Iglesia militante que afronta con valentía los retos del presente y camina esperanzada hacia el futuro. Esto último requiere al mismo tiempo preservar, con no menos decisión, lo que nos viene del pasado y que permite anclarnos en una tradición que arranca, en última instancia, del propio Jesucristo. La celebración pública de la Semana Santa, en concreto, es fruto de un legado histórico del que nos sentimos legítimamente orgullosos y que conviene cultivar en todas sus dimensiones: artística, cultural, identitaria, etc.; pero, por encima de todo, en su condición de manifestación de Fe, donde los valores catequéticos y devocionales resultan prioritarios sobre cualesquiera otros. Eso es lo que ha de movernos como cofrades si aspiramos a vivir una vez más la Semana Mayor con auténtica coherencia y autenticidad.

Han pasado ya más de ochenta años desde el inicio de la guerra fratricida que asoló nuestro país; teóricamente, un tiempo más que suficiente para restañar las heridas y cimentar una definitiva reconciliación. Lamentablemente, no faltan voces que, movidas por odios atávicos, desempolvan viejos fantasmas y apuestan por un revanchismo estéril que eternice las desavenencias. Probablemente no son muchas, pero se hacen oír en nuestros días con inusual virulencia, especialmente cuando se trata de atacar a la Iglesia Católica y todo lo que ella representa en nuestro contexto social. Los creyentes haríamos mal en caer en tales provocaciones y entrar en una confrontación que no nos reportaría más que sinsabores, amén de apartarnos de las enseñanzas de Jesús. Ahora bien, eso no implica que tengamos que replegarnos temerosamente en un silencio vergonzante. Antes al contrario, con la fuerza de la razón debemos defender nuestras convicciones y reivindicar nuestra historia, que también está plagada de momentos sumamente dolorosos. No hace falta aludir siquiera a los miles de mártires que, sin responsabilidad militar o política de ningún tipo, fueron asesinados simplemente por hacer profesión de su Fe. Basta con evocar los irremediables efectos de los múltiples actos vandálicos que, de una forma tan atroz como injustificada, se cebaron en los bienes muebles e inmuebles de titularidad eclesiástica. Desapareció así para siempre un patrimonio de incalculable valor histórico y artístico; un patrimonio que, al fin y a la postre, habrían merecido heredar y conocer las generaciones posteriores, de cualquier credo y condición.

Desde su fundación, El Capirote ha tenido entre sus prioridades conocer y valorar la historia eclesiástica de Baeza, con un especial interés por los testimonios y los vestigios de aquel acervo que, desgraciadamente, no ha llegado hasta nuestros días. Dan buena prueba de ello los cuadernos publicados en años anteriores y, quizá de un modo mucho más acusado, el que ahora tiene el lector entre sus manos. No podía ser de otro modo, pues la concordia y la fraternidad por la que abogamos, en sintonía con la Doctrina de la Iglesia, solo es posible si se funda sobre la verdad de los hechos. En el conocimiento (y en el reconocimiento) consecuente de nuestro pasado reside la clave para comprender el presente y construir el futuro.

El Equipo de Redacción

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Foto: Francisco J. Salido

Balance de La Semana Santa de 2016

“Capirotazos y Ovaciones”

NOTA DE LA REDACCIÓN: El contenido de esta sección es resumen de lo expresado públicamente por los asistentes a la reunión celebrada el 23 de abril de 2016 y el foro de nuestra página de Facebook. El Capirote no se identifica necesariamente con estas opiniones.

Conforme a una costumbre que arranca desde su fundación, “El Capirote” convocó un año más a los cofrades baezanos a participar en una tertulia dedicada monográficamente a analizar con detalle lo acontecido durante la Semana Mayor. El encuentro tuvo lugar el sábado, 23 de abril, en la sede de la Asociación, sita en la calle de San Francisco, con asistencia de un público entusiasta que debatió con entera libertad durante varias horas desde las cinco de la tarde. La sesión fue moderada por el Secretario de “El Capirote”, Sebastián Cabrera. Además de la tertulia presencial, ha de hacerse alusión a la convocatoria que nuestra Asociación realizó en el mismo sentido a través de su perfil en Facebook durante todo el fin de semana. Se trata de una iniciativa que nació en 2013 y que desde entonces ha pasado a formar parte, de pleno derecho, de los balances que sobre la Semana Santa baezana patrocina nuestra Asociación. Así fue también en 2016, si bien debemos reconocer que esta edición quedó algo deslucida por culpa de ciertos imponderables técnicos, que, pese a todo, no empañaron la relevancia de las intervenciones.

Sería del todo imposible reunir aquí la totalidad de opiniones y apreciaciones que se vertieron por ambas vías, pero reseñaremos al menos las que estimamos como representativas del sentir mayoritario, sin que ello suponga menoscabo para los juicios que, por motivos de espacio, han quedado fuera de esta crónica. Pasamos pues, sin más preámbulos, a resumir el balance de la Semana Santa de 2016.

En el debate salieron a relucir tanto aspectos dignos de encomio (“Ovaciones”) como otros que, a juicio de los participantes, eran merecedores de crítica (“Capirotazos”). De todos modos, cabe advertir que este año las apreciaciones positivas superaron ampliamente a las negativas. No podía ser de otro modo. El clima favorable del que, en líneas generales, gozamos durante la Semana Mayor, favoreció el buen hacer de las Hermandades de Pasión.

A eso hay que añadir el interés creciente que ponen todos los protagonistas (desde las au-

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toridades civiles y eclesiásticas hasta el último de los penitentes o costaleros, pasando por la Agrupación de Cofradías, Juntas de Gobierno, etc.) en mejorar paulatinamente los cultos y manifestaciones públicas de fe que tienen lugar durante tan intensos días. El sentir general, prácticamente unánime, es que la Semana Santa de Baeza pasa por un momento de esplendor inimaginable hace apenas unas décadas. Ahora bien, lejos de ser un motivo para la autocomplacencia, esta circunstancia ha de servir de acicate para consolidar lo ya alcanzado y, en la medida de lo posible, seguir avanzando con vistas a conseguir metas más altas en el futuro.

Muchas cuestiones fueron valoradas favorablemente, y se hicieron merecedoras por tanto de la correspondiente “OVACIÓN”. Entre las Cofradías felicitadas explícitamente por el éxito de su estación de penitencia merecen ser citadas La Borriquilla, La Santa Cena, La Oración del Huerto, Las Escuelas, La Caída, El Rescate, La Humildad, La Vera Cruz y El Descendimiento. Incluso La Virgen de la Cabeza fue objeto de elogios por los avances en el cuidado de su procesión; algo perfectamente compatible con el carisma festivo y popular de esta Hermandad. Por más que hubiera luego matizaciones en cuestiones concretas, lo cierto es que tales Cofradías recibieron muchos encomios, lo cual quedó reflejado también en las votaciones de los socios a los premios anuales que convoca nuestra Asociación.

En cuanto a los detalles o acontecimientos que tuvieron lugar durante la Semana Santa, se advirtió que, aunque en términos comparativos resultaron menos abundantes o llamativos que los acaecidos en años anteriores, algunos de ellos han de contar con todos los parabienes. Se aplaudió especialmente la nueva apariencia del Señor del Huerto, con manos abiertas y túnica blanca, los detalles de orfebrería en el renovado paso de la Santa Cena, la bendición de Nuestro Señor de “El Paso” a su paso por las Hermanas Filipenses, la decoración de la Carrera Oficial (a cargo de la Agrupación Arciprestal de Cofradías), los adornos dentro y fuera del templo de San Ignacio (sede de “La Borriquilla”) para el Domingo de Ramos, etc. Fue bien acogida la decisión del Cabildo catedralicio de cerrar la lonja de acceso al Templo Mayor, lo que evitó eventuales faltas de decoro y problemas incluso de seguridad ante su puerta durante la entrada y salida de pasos. Mención aparte requiere el nuevo hábito de estatutos, blanco y con cola, de la Cofradía de La Humildad.

El año anterior ya hizo una aparición preliminar, pero ha sido en 2016 cuando ha pasado a formar parte del cortejo procesional en sentido estricto. Pues bien, si en el balance de 2015 advertimos que esta cuestión había suscitado un encendido debate con división de opiniones, obligado resulta reconocer que ahora dominaron claramente los pronunciamientos propicios, de donde se desprende que, para el sentir mayoritario, la Cofradía ha adoptado una decisión arriesgada, pero finalmente exitosa, además de acorde a su propia historia.

Al margen de los desfiles procesionales propiamente dichos, hubo otras vertientes de la actividad cofrade que, en mayor o menor medida, fueron objeto de atención por parte de varios participantes en la tertulia. Así, al igual que en años precedentes, fue ovacionado todo el elenco de actos culturales y devocionales celebrados a lo largo de la Cuaresma, así como la mayor parte de los altares de culto de las Hermandades. El Excelentísimo Ayuntamiento de Baeza fue alabado por su implicación directa, que queda de manifiesto en el impagable trabajo de la Policía Municipal, las retransmisiones vía satélite, etc. Igualmente, la cobertura informativa y difusora de Canal 9 La Loma se consideró adecuada. Tanto el Cuaderno Cofrade “El Capirote” como el Programa Oficial de Semana Santa recibieron

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Foto: Juan Miguel Salido

palabras de elogio tanto por la calidad de sus contenidos como por la cuidada presentación, que están a la altura de cualquiera de las publicaciones de primer nivel en su ramo. A ello hay que añadir el apoyo a varios boletines editados por hermandades particulares, cuyo empaque, cada vez más digno, contribuye al prestigio de la Pasión según Baeza. Finalmente, no podemos dejar pasar la ovación otorgada al acto del Pregón oficial de Semana Santa, que tuvo lugar en el Teatro Montemar el día 12 de marzo, a cargo de Don Francisco Herrera Cruz.

Antes de adentrarnos en el apartado de “CAPIROTAZOS”, es obligado aludir a ciertos puntos que suscitaron opiniones encontradas, dentro de la libertad de expresión propia de esta tertulia.

En buena medida responden a circunstancias que ya fueron objeto de atención en años precedentes.

Tal es el caso de los nuevos itinerarios de algunas cofradías, como la Columna. A decir de algunos, pasan por calles poco agraciadas que no aportan nada de valor y más bien deslucen el paso de las imágenes titulares. Tampoco son nuevas las alusiones al Santo Vía Crucis del Viernes de Dolores. Sin menoscabo de sus indudables méritos, también se advierten en él diversas inadecuaciones. Este año se insistió particularmente en el hecho de que los textos empleados para la meditación resultan más bien largos y, en todo caso, muestran una abierta desproporción entre unas estaciones y otras. También hay que incluir en este apartado las referencias a las cofradías que se encierran en la Catedral. Ciertos tertulianos estiman que se trata de un anacronismo heredado de una época ya superada, por lo que todas las hermandades deberían terminar el recorrido en su propio templo. En cambio, otros llaman la atención sobre ciertos condicionantes de peso que impelen a las hermandades a mantener esa práctica. Así sucede, por ejemplo, con La Caída, cuyo regreso a la iglesia de Santa María Magdalena entraría en conflicto con la preparación del Altar del Jueves Santo por parte de la Comunidad de Agustinas Recoletas. Por último, señalaremos en este espacio al coro a capella que acompaña al

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Foto: Daniel Chamorro

Cristo de la Buena Muerte. Si bien se trata de un formato musical bien acogido que ya se encuentra consolidado, esta vez hubo voces críticas a propósito del repertorio elegido y la calidad de su ejecución.

Pasamos ya al análisis de las cuestiones que recibieron una valoración negativa en forma de “Capirotazo”. Algunas de ellas son recurrentes en nuestra tertulia, como las quejas acerca de la lentitud de ciertos desfiles, el excesivo tiempo consumido en algunas salidas de los templos, las habituales censuras a la estación penitencial de “El Paso”, sobre las que no merece la pena insistir, etc. Los desfiles del Santo Entierro y Las Angustias fueron percibidos como desangelados, pues a la escasez de participantes en el cortejo hubo que añadir problemas de uniformidad y organización. En cualquier caso, conviene precisar que las críticas a las procesiones de este año fueron pocas, amén de ponderadas y constructivas.

Como ya hemos advertido al comienzo de esta crónica, los asistentes a la tertulia prefirieron poner el acento en los aspectos positivos, que a la postre resultaban más relevantes de cara a una evaluación global. Por otro lado, todos los asistentes eran conscientes de que todas las Hermandades están haciendo esfuerzos por dignificar la que sin duda es su manifestación devocional más genuina. De hecho, cabe pensar que algunas de las aportaciones de la tertulia han encontrado eco entre las cofradías aludidas. Es lo que ocurre, sin ir más lejos, con la recomendación de sustituir los tronos demasiado grandes por otros más ajustados a las cuadrillas disponibles, con vistas a optimizar esfuerzos y recursos. Nos consta que El Santo Entierro ha introducido para la Semana Santa de 2017 importantes novedades que, aunque no coinciden exactamente con esa idea, persiguen en última instancia un objetivo análogo.

Los capirotazos más sonoros no fueron dirigidos hacia las Cofradías en sentido estricto, sino hacia otros detalles colaterales. Así, se apeló a la responsabilidad de los hermanos, para que cuiden sus túnicas y las vistan apropiadamente, lleven calzado acorde, no abandonen la comitiva antes de que se encierren los titulares en el templo… Fueron duramente reprobados los costaleros y portadores que se empeñan en ir descalzos, generando

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Foto: Juan Miguel Salido

con ello un perjuicio estético y funcional que incide sobre toda la cuadrilla. Al igual que ocurriera el año pasado, el sector hostelero baezano recibió severas críticas, que ahora se centraron fundamentalmente en aquellos establecimientos que auspiciaron inoportunos bullicios callejeros (calificados en la tertulia como “macrobotellones”) durante los días de mayor actividad cofrade. Se hacen votos para que la Agrupación Arciprestal de Cofradías y la asociación ABISC entablen conversaciones con vistas a alcanzar un acuerdo en esta materia.

Algunos detalles más que fueron comentados y que resumimos aquí fueron: Se esperaba con dudas el cambio de los pasos de la Santa Cena a costal, algo que muchos vieron innecesario habida cuenta de la calidad demostrada por sus dos cuadrillas sobre dos hombros. Desafortunadamente los resultados estuvieron muy por debajo de lo esperado, especialmente en el palio. También fue puesto en tela de juicio una vez más el parón que sufre la Hermandad en su saludo a la del Calvario en Santa Cruz.

La tardanza en sus respectivas salidas de “Las Escuelas”, Buena Muerte, “Sangre” y “Fervorosa” sigue siendo un punto de discrepancia que divide a los cofrades. La salida en este año 2017 de la Hermandad de La Yedra a horas igual de tardías se sumará a unas recogidas que agotan hasta a los más “capillitas” y que ayudan a acumular un cansancio general que se hace sentir en los últimos días de la Semana Mayor.

No fueron muy favorables las opiniones sobre los cirios de parafina de la Hermandad de la Humildad en los nazarenos con el nuevo hábito. Se sigue insistiendo en que algunas penitenciales como “La Sangre” o El Calvario mejorarían su impronta procesional recuperando los capirotes, tradicionales por otra parte en la primera de ellas hasta la salida del Cristo en andas. Tampoco fueron bien aceptados los seis candelabros que quedaron como resto de la candelería que se suprimió en el paso de la Virgen de la Aurora en su nueva concepción estética.

En cuanto a algunas opiniones más sobre los itinerarios, se comentó el desorden de la Hermandad de La Columna por uno de los lugares más artísticos de su recorrido, el Pasaje del Cardenal Benavides; y se incide como en años anteriores en que las Cofradías de la tarde del Viernes Santo deberían pasar juntas la Carrera Oficial.

Finalmente, nos hacemos eco de ciertos defectos que se vienen observando en la manera de andar del paso de La Soledad, especialmente tras su decisión de procesionar con música. Los costaleros deberían encontrar la forma de acompasar su marcha con las interpretaciones de la banda. Eso les llevaría a acelerar su caminar como hacen otros palios, o, incluso, decidir ralentizar su marcha e ir a lo que se conoce como paso de horquilla, algo que es sobradamente conocido en Baeza. Tampoco se entendió muy bien la colocación de algunos nazarenos tras el paso de la Virgen.

Con esto, cerramos el balance a la Semana Santa de 2016, al que no se puede negar que ofrece un retrato amplio y muy completo de unos días verdaderamente apasionantes. “El Capirote” agradece a los asistentes su participación, la expresión sincera de sus opiniones y su deseo de hacer cada día mejor la conmemoración pública en Baeza de la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor y reitera que este artículo, y las tertulias de las que deriva, solamente pretenden lograr críticas constructivas que nos ayuden a todos a mejorar para mayor Gloria de Dios Nuestro Señor.

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por Pedro Narváez Moreno

Vicehermano Mayor de la Cofradía del Stmo. Cristo de la Yedra y Ntra. Sra. del Rosel EL SANTÍSIMO CRISTO DE LA YEDRA, A TRAVÉS DE LOS HISTORIADORES E IMÁGENES DIBUJADAS E IMPRESAS. DESDE EL SIGLO XVI HASTA EL XVIII

Como es costumbre, la Asociación Cofrade “El Capirote”, en la revista que edita cada Semana Santa, se hace partícipe de todos los acontecimientos importantes y novedosos de nuestra Semana Mayor. Es por ello que, al encargarme una aportación a esta publicación, le propuse hacer un escrito sobre el Stmo. Cristo de La Yedra. Este año la Real, Antigua e Ilustre Archicofradía del Stmo. Cristo de la Yedra, Ntra. Sra. del Rosel y el Doctor de la Iglesia Universal San Juan de Ávila lo recordará como un año histórico, pues va a volver a realizar su Estación de Penitencia, como antaño, el Miércoles Santo. Así aparece reflejado en sus antiguos Estatutos1, en el capítulo 10º: “Acordamos y tenemos por bien que, si los hermanos cofrades acordaren de salir el Miércoles Sancto, salgan del convento de Nuestra Señora del Carmen y anden siete iglesias, las más acomodadas sucessivamente, guardando el capítulo nueve, donde se declara la manera en que han de salir, y vaya todo el convento acompañando y cantando con la insignia desta santa cofradía”. Se desarrollará lo más fiel posible a los antiguos estatutos.

Estos nos describen minuciosamente su estación de penitencia, túnica, orden, recorrido…

Si en Baeza nos centramos en la imagen que más devoción ha experimentado a lo largo de los siglos, sin duda alguna tendríamos que hacerlo en la imagen del Stmo. Cristo de la Yedra; no en vano, es el titular de la más antigua Cofradía de la Ciudad. Son muchos los historiadores que a partir del siglo XVI nos hablan de la gran devoción que siempre tuvo Los pasajes de textos antiguos reproducidos en este artículo han sido adaptados de acuerdo con las convenciones filológicas al uso: se han desarrollado las abreviaturas, se han modernizado la ortografía, la acentuación y la puntuación, etc. Únicamente se han mantenido ciertas peculiaridades gramaticales propias de la época (entretenióse), así como aquellas pautas ortográficas que denotan rasgos fónicos distintivos en la lengua del momento: Sancto, sucessivamente, desta, donzellas, dixo, Baeça, etc.

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Estatutos de la Cofradia 1592 (Archivo de la Cofradía)

El Artículo

el Cristo de la Yedra. Son muchas las imágenes, bien dibujadas, grabadas o fotografiadas, que han llegado hasta nuestros días y tienen como motivo nuestro Crucificado. He aunado las diferentes referencias de historiadores e imágenes que existen sobre el Cristo de la Yedra desde el siglo XVI hasta el XVIII, dejando para otro artículo las que datan desde principios del siglo XIX. Son tantas que denota la gran importancia que siempre tuvo esta advocación.

Argote de Molina, en Nobleza de Andalucía (1588), en el Libro Segundo, capítulo 186, nos narra cómo en un valle encima de Rus y en término de Baeza hay una ermita que llaman de la Yedra, por estar todas las paredes y cercados de ella cubiertos de yedra. De ella dice que está dedicada a Santa Olalla (es decir, Eulalia) de Barcelona, y que hay allí un Santo Crucifijo antiguo de excelente escultura: “Fue esta Santa Imagen muy celebrada en este año de mil y cuatrocientos y onze, por un milagro que hizo en doña María de Mendoça, mujer de Día2 Sánchez de Benavides, Caudillo Mayor del Obispado de Jaén. La cual, estando tullida de todo el cuerpo, por consejo de don Rodrigo de Narváez, Obispo de Jaén, y de Hierónimo Martínez, Canónigo de Sancta María del Alcáçar de Úbeda, fue llevada en andas a esta hermita, a tener novenas. Y en el fin dellas, en presencia del Obispo don Rodrigo y de muchos caballeros, escuderos, dueñas y donzellas nobles que la acompañaron, se halló buena y sana de su enfermedad, anduvo sin lesión alguna. Ilustró esta hermita el Obispo don Rodrigo con una honrada Cofradía, y compró las tierras que tiene en su circuito”.

La primera imagen que conocemos del Cristo de la Yedra la encontramos en sus propios Estatutos de 1592 (renovación de otros anteriores), donde dos dibujos a sanguina de los titulares, de muy buena factura, desviados de sus verdaderos retratos y fieles a las tendencias artísticas imperantes en el momento, ilustran su articulado. Así, José Domínguez Cubero lo define como modelo de tres clavos sobre cruz plana, INRI en cartela rectangular de extremos abiertos y liados, con cuñas en la base y la simbólica calavera de Adán a los pies; el cuerpo se desvía del estiramiento tradicional para mostrar un aplomo y disposición asimétrica que hace flexionar fuertemente las rodillas y estirar los brazos en verticalidad, lo que traduce una corpulencia agitada en sinuosidades, con acusado vencimiento de cabeza y melena colgante a tono con la parte posterior del ajustado perizoma, anudado a la izquierda pero sin restar visibilidad al des-

Estatutos de la Cofradia 1592 (Archivo de la Cofradía)

Hipocorístico de Diego, de uso común en la Edad Media.

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nudo perfil lateral. Todo muy de acuerdo a un modelo que se generalizó, de indudable efecto manierista y usado desde Alonso Berruguete y otros estetas de la segunda mitad de la centuria, entre los que se cuenta Juan Correa de Vivar.

Gaspar Salcedo de Aguirre, en Relación de algunas cosas insignes que tiene este Reino y Obispado de Jaén (1614), en el tratado Tercero, trata sobre la antigüedad del enclave del Santuario de la Yedra y la aparición milagrosa de la imagen de Ntra. Sra. del Rosel al hijo del alcalde moro de Rus, que era ciego. De una manera milagrosa, la Virgen le restableció la vista, pidiéndole que pusiese con decente devoción una imagen que encontraría enterrada en aquel lugar, del cual brotó un manantial de agua que aún subsiste y que quedó situado a los pies del altar del primitivo Santuario. Este autor define la talla del Cristo de la Yedra como una de las imágenes de más devoción que se halla en España: “Es de estatura natural de un hombre bien proporcionado, está tan bien acabado, tan devoto y lastimoso que a juizio de todas las personas graves y discretas que le ven es una pieça de más devoción que se halla en España. En la escultura está desnudo, pero por la honestidad tiene cubierta la cintura y lomos con un paño postizo de seda; la cabellera también es postiza, y cae devotíssimamente sobre el rostro. Tiene las manos, pies y piernas hinchadas, y todo el cuerpo acardenalado, y la sangre que procede de manos, pies y costado tan bien representada que parece más ser obra natural que de artificio. Finalmente, toda la figura es tal que ninguna persona la mira sin ser provocado a gran devoción, a mucha lástima y aun horror, que haze erizar los cabellos de quien le mira: ha mucho tiempo que está en aquella hermita, que serán casi dozientos años de que hay memoria cierta, y aunque dizen cosas diferentes de su principio, de su autor y de su escultura, ninguna hay cierta ni auténtica, de manera que se deba escribir y afirmar con el fundamento que en casos semejantes se requiere”.

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Salcedo de Aguirre Fascímil ( Colección Narváez Olivera )

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Nos relata cómo las ciudades y pueblos circundantes reciben grandes beneficios y favores en sus necesidades públicas y particulares acudiendo al amparo de este Santo Crucificado. También nos recuerda los datos aportados por Argote de Molina sobre la fundación de la Cofradía. En esta obra encontramos el primer grabado xilográfico que se conoce del Stmo. Cristo de la Yedra. Es en el siglo XIII cuando aparecen en Europa los primeros grabadores. La mayoría eran orfebres y plateros que realizaban grabados sobre metal. Pero es en el siglo XV, con la llegada de las técnicas de fabricación del papel, cuando el grabado en relieve o xilografía adquiere mayor importancia.

La xilografía (del griego xilon = madera y grafo = pintura, dibujo) es un grabado sobre madera. Es una técnica de impresión en relieve que utiliza una matriz de

madera, que es cortada empleando gubias o cuchillas para la incisión. Posteriormente, con el predominio de la ideología medieval cristiana, a partir de finales del siglo XIV y principios del XV, es cuando se destina toda forma de producción artística al servicio de la Iglesia y su religión. El grabado del crucificado que aparece en esta obra, al igual que el dibujo que aparece en los estatutos, atiende más a la estética manierista del momento de su impresión que a la realidad de la talla que representa.

Bartolomé Jiménez Patón, en Historia de la antigua y continuada nobleza de la ciudad de Jaén (1628), coincide con los datos aportados por Argote de Molina. En el capítulo 40 anota lo siguiente: “La hermita de Nuestra Señora del Val y Cristo de la Yedra es Priorato, aunque no es pila sino dotación de un Obispo. Esta casa es de mucha devoción, donde Nuestro Señor ha obrado muchos milagros de que hay testimonios, y el primero que se divulgó fue en el año 1411.

Obró en doña María de Mendoça (como ya se dixo) mujer de Día Sanchez de Benavides, Caudillo Mayor deste Reino y Obispado de Jaén, sanándola de tullida y dexándola muy entera de sus fuerças.

Acudió a esta devoción por consejo del valeroso Obispo de Jaén Don Rodrigo de Narváez y de Gerónimo Martínez, Canónigo de Santa María del Alcázar. Esta hermita está en un valle encima de Rus, término de Baeça. Antiguamente se llamó Santa Olaya de Barcelona, por otro nombre Nuestra Señora del Val, porque hay una imagen de la Virgen de mucha devoción, y esta hermita está en el valle. De la Yedra se dixo porque las paredes de la hermita antiguas estaban cubiertas della. Hoy está muy acrecentada la fábrica con una casa muy insigne, y una Cofradía muy célebre”.

Luis Muñoz, en Vida y Virtudes del Venerable Varón el P. Maestro Juan de Ávila (1635), en el libro tercero, capítulo XV, cuando trata de la devoción que tuvo al Santísimo Sacramento del altar, y particularmente en la Misa, narra: “Lo grato que eran a Dios sus sacrificios lo da a entender este sucesso. Contaban los Doctores y Maestros antiguos de las escuelas de Baeza, discípulos del Padre Maestro Ávila, que tenía devoción de ir un día en la semana a dezir missa a una hermita algo distante del lugar donde moraba. Yendo un día fatigado se le puso al lado Cristo Nuestro Señor en traje de peregrino. Preguntándole dónde iba, respondió que a dezir missa, mas que iba tan cansado que entendía no poder llegar a la hermita, ni dezirla. Animóle el peregrino que perseverasse en el camino, y que no le faltaría buen premio. Replicó el siervo de Dios que no podía, porque estaba fatigado. Entonces descubrió el pecho el peregrino, y mostrando la llaga del costado y sus heridas, dixo: ¿Cuando a mí me pusieron desta manera no estaba yo más fatigado? Y diziendo esto desapareció, y él prosiguió su camino”.

Francisco Rus Puerta, en un manuscrito de 1647 conservado en la Biblioteca Nacional (Obispos de Jaén y segunda parte de la Historia Eclesiástica del Reino y del Obispado de Jaén), en el apartado dedicado al siglo XV, capítulo 2, nos dice lo siguiente: “El origen de esta Santa Imagen, según parece por memoriales antiguos , fue assí. Vino con San Vicente Ferrer a Baeça un clérigo valenciano algo deudo suyo. Quédanse en esta ciudad, y tuvo su casa cerca del sitio donde después se labró la suntuosa capilla del Convento de San Francisco. Era Sacerdote muy siervo de Dios. Entretenióse en pintar. La casa tenía llena de pinturas de los Pasos de la Passión de Cristo Señor y Dios Nuestro, de que era muy devoto. Trató de entallar un Santo Cristo. Hízolo, y salió tan devoto como se ha referido. Teníalo en su Oratorio con grande veneración, donde acudía muy de ordinario a tener sus ratos de oración. Era el Santo Clérigo pobre. Curaba de algunas enfermedades a persuasión de personas que a él venían. Sobre que por envidia de los médicos, y a petición suya, se

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le hizo causa. Viéndose afligido y perseguido, acudía a su Santo Crucifijo a consolarse en su aflicción.

Gastaba grande parte de la noche en oración. Oíanle sus vecinos a deshora llorar y suspirar. Es fama que una noche en oración oyó una voz que le dixo: dispón de tu alma, que yo te daré el premio de tu Fe y buena obra. El buen Sacerdote se preparó como para morir. Hizo testamento y en él ordenó que ese Crucifijo lo entregassen a la Cofradía de la Vera Cruz de San Francisco; que si algo le quisiessen dar de limosna se lo dixessen de missas. Otra noche oyeron los vecinos una música muy suave de voces, que con grande melodía cantaban: Gloria Patri, & Filio, & Spiritui Sancto. Un muchacho, que al buen Sacerdote servía, salió a la calle turbado, dando voces, diciendo que se quemaba su casa. Acudieron los vecinos, y entre ellos uno que se llamaba Juan de Santisteban, y hallaron al siervo de Dios de rodillas, difunto, delante del Santo Crucifijo, las manos juntas y cruzados los dedos. Sintieron en el aposento y casa una fragancia y olor muy diferente de los naturales. Enterróse al Siervo de Dios con grande concurso de gente que a la fama acudió. El Crucifijo Santo se puso en la Capilla de la Vera Cruz. Dieron Treinta Reales por la hechura, de que es fama haberse hecho escritura. De allí se llevó luego a la Ermita de la Yedra, donde començó a resplandecer con milagros y maravillas”. Nos narra a continuación el milagro experimentado por María de Mendoza en 1411 que consignó en su día Argote de Molina. Continúa narrando cómo la Ciudad de Baeza, con las limosnas recogidas por sus vecinos y las propias de la ciudad, construyó un suntuoso templo arrimado a la antigua ermita, que se terminó en 1603. También continúa escribiéndonos sobre la aparición milagrosa de la Virgen del Rosel, narrada anteriormente por Salcedo de Aguirre.

Francisco de Vilches, en Santos y Santuarios del Obispado de Jaén y Baeza (1653), en el capítulo 57, nos narra cómo fue el Padre Maestro Juan de Ávila autor de la devoción que tanto florecía al Santo Cristo de la Yedra: “Venérase este milagroso Crucifixo en una Iglesia suntuosa, que a media legua de la ciudad çanjó Baeza a sus expensas, sin admitir subsidio de muchos lugares comarcanos que lo ofrecieron voluntariamente en nuestros días. El rostro del Santo Cristo está tan dolorido que apenas hay quien le mire sin verter muchas lágrimas. Quebranta su aspecto el coraçón más duro, ni se dexa ver de propósito, el cuerpo todo acardenalado, los braços y piernas como hinchadas, y aun exulceradas. Parece más obra natural que de arte. Toda la figura representa bien lo figurado, y a juizio de los que tienen voto, es la más bien acabada de las que se conoce en el orbe Cristiano”. A esta devotísima Imagen le tenía tanta devoción el Doctor de la Iglesia Universal San Juan de Ávila que hacía el trayecto a pie, y la mayoría de las veces solo para meditar los misterios de la Cruz y Pasión. Recibía tanto bien cuando decía misa en el Altar del Santo Cristo que Dios le pago y alentó a esta devoción apareciéndosele una vez. Fue así: “Haziendo un viernes esta su estación se fatigó mucho en el camino, paróse a deliberar si podría proseguir y dezir missa cuando, de improviso se halló assistido de Cristo Nuestro bien en hábito de peregrino, el cual le preguntó dónde iba.

A dezir missa, respondió el Padre Ávila, mas hállome tan cansado que dudo si podré llegar a una Iglesia que está no lexos de aquí. Animóle el peregrino con el premio de la buena obra, y afose errando el Padre ser impossible dezir aquel día missa por la mucha fatiga en que se hallaba; descubrió su pecho el peregrino, y en él una llaga, y otras dos en las manos, y añadió estas palabras: y cuando a mí me pusieron desta suerte, ¿estaría fatigado? Admiróse el venerable Padre, mas no se turbó con la presencia del Soberano peregrino, y quedó tan alentado que pudo con facilidad proseguir el camino, dezir missa con el espacio y devoción que se dexa entender, y vuelta a Baeça. Deste día fue tanto el afecto que cobró al Santo Crucifixo y su Iglesia de la Yedra que frecuentó su devoción más a menudo, y tomó cuidado della, con licencia del Prelado , y lo vinculó en sus discípulos, Rector y Claustro de la Universidad (que por ellos ha corrido la provisión deste Priorato), advirtiéndoles del favor que

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Nuestro Señor le Había hecho, para que ellos continuassen y exhortassen a la estación santa”. Termina exponiendo cómo el venerable Padre consiguió su pretensión, siendo la iglesia de la Yedra uno de los Santuarios más célebres de España, frecuentado por toda la comarca con visitas, novenas y enriquecido de ornamentos preciosos, ricas lámparas y otros dones de estima que muchos Señores y Grandes del Reino, en cumplimiento de sus votos, han enviado de diferentes partes. Sin olvidar la liberalidad de la Reina Margarita con este templo y reliquias, siendo sus dones testimonio de ello.

Martín Jimena Jurado, en Catálogo de los Obispos de las Iglesias Catedrales de la Diócesis de Jaén y Anales Eclesiásticos de este Obispado (1654), al tratar del Obispo Don Rodrigo Fernández de Narváez, conjuga todos los datos aportados por Argote de Molina, Salcedo de Aguirre y Rus Puerta. Aporta otro grabado del crucificado. El grabado sigue las líneas de las imágenes anteriores: imagen de Cristo que sigue modelo de tres clavos sobre cruz plana, INRI en cartela, con cuñas en la base y que se aleja de las características de la imagen que representa.

Fernando Alonso Escudero de la Torre, en Historia de los Célebres Santuarios del Adelantamiento de Cazorla (1669), en el Capítulo Nueve, dedicado a la milagrosa imagen del Santo Cristo de Villacarrillo, Ximena Jurado (Colección Narváez Olivera) trata de cómo fue traído a esta villa, quién fue su artífice, origen de su templo, sus reedificaciones y otras noticias que lo hacen célebre. Nos narra cómo, según se puede ver en escritores antiguos, en papeles de gran crédito y en la tradición, el origen de este santo Cristo de Villacarrillo lo encontramos en 1411 cuando el valenciano San Vicente Ferrer vino acompañado de un sacerdote, deudo suyo de gran virtud, a la misión de esta tierra, quedándose a vivir en Baeza. El sacerdote era ingenioso en el arte de la pintura y escultura, valiéndose de un aprendiz, Bernabé, que era natural de Villacarrillo. Éste solicitó a su maestro una imagen de Cristo Crucificado para la ermita de la Vera Cruz de su ciudad , dio gusto a su discípulo poniéndose a la obra con mucho cuidado y, una vez finalizada, fue trasladada de Baeza a Villacarrillo con gran participación y devoción. A eso añade: “El devoto escultor, que no quisiera haber enajenado prenda tan maravillosa (dize el Maestro Villalba, Prior de Jabalquinto en la Historia que escribió de los Santuarios del Obispado de Jaén, de quien hemos tomado la mayor parte de esta relación) se puso a labrar otra para su consuelo, que hoy resplandece con muchos milagros en una Iglesia, media legua de Baeza, con el título de Santo Cristo de la Yedra. Y porque se vea cuán santamente vivió y acabó sus días este Sacerdote, referiré lo que de él dixo el Maestro Rus en la segunda parte de la Historia de Jaén, y dio a la estampa Don Martín de Ximena en sus Anales, que uno y otro lo tomaron del

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Maestro Villalba: obra que deseamos ver impressa y que entre otras noticias le debió mi buena dicha al erudito Don Pedro de Roxas, Conde de Mora, donde se refiere esto con tan menudas circunstancias que bien muestran ser hijas naturales de la verdad. Dize pues: Que este venturoso Artífice tuvo sus casas cerca del sitio donde después se labró la Capilla suntuosa de San Francisco en Baeza”. Continúa con un texto que ya aparece transcrito en Francisco Rus Puerta.

Francisco de Torres, en Historia de Baeza (1677), obra manuscrita que se encuentra en la Biblioteca Británica, en su libro segundo, capítulo I, al tratar la descripción de Baeza, nos dice: “Los que suben del Andaluçía y Reino de Granada la juzgan por tierra seca, pero llegando a las vistas del norte se desengañan, pues sus laderas todas están llenas de huertas y caseríos con caudalosos manantiales de aguas saludables, cristalinas, con que se fecundan los árboles frutales y hortaliças, que de aquellos y de éstas los hay de todos géneros, en especial en el Valle, donde está el çélebre santuario del milagrosíssimo Santo Cristo de la Yedra, que assí lo llaman por causa del sitio, que abunda della”. En el libro segundo, capítulo XII, al describir las Ermitas de Baeza, trata la del Santo Cristo de la Yedra. Comienza anticipando algunas noticias de la villa de Rus, tras lo cual continúa: “assí los naturales de estos pueblos, luego que reçibieron la luz del Evangelio, derribaron el ídolo y consagraron el templo a Santa Olalla. Pruébase porque se ve en la iglessia viexa, que hoy sirve de habitaçión, la imagen de Santa Olalla, y por lo inmemorial que la imagen lo da a entender, como también se llamó Nuestra Señora del Rosel, dándole a la imagen de Nuestra Señora, que se conserva y se conoçe ser su hechura antiquíssima […]. Después, habiéndose apareçido Nuestra Señora, le llamaron del Rosel. Hoy se intitula del Santo Cristo de la Yedra, por la imagen devotíssima y milagrosíssima de Cristo Crucificado de talla, que se guarda en él […].

El templo que hoy tiene es majestuoso y adornada la capilla mayor, donde se guarda con muchas lámparas de plata, y colgados innumerables votos de los milagros que ha obrado; sírvese su altar con ornamentos ricos de oro y seda, muy frecuentado de los fieles por la devoçión que le tienen es el priorato rural, la imagen de Nuestra Señora de las apareçidas. Quien quisiera saber por extenso lo tocado a este santuario, lea los autores que han escrito dél”.

Martín Ruiz de Mesa, en Vida y Obras del Venerable Maestro Juan de Ávila (1674), en el capítulo XV, cuando trata de la devoción que tuvo al Santísimo Sacramento del altar y particularmente en la Misa, nos vuelve a narrar, con los mismos términos que usó el licenciado Luis de Muñoz en 1635, la aparición de Cristo en forma de peregrino cuando se desplazaba a decir misa a la Ermita de la Yedra.

Bernardo de Espinalt, en Atlante Español (1775), describe la provincia de Jaén en los tomos XII y XIII. Es al tratar la villa de Rus cuando indica: “A extramuros está el Santuario del Santísimo Cristo de la Yedra, construido en terreno delicioso por el adorno de alamedas y huertas de árboles frutales que le circuyen, con diez casas inmediatas que aparentan una pequeña Población”.

Como se puede comprobar, esta devoción no pasa desapercibida para ninguno de los historiadores que son columna vertebral para la historia de la provincia de Jaén, desde el siglo XVI al XVIII. Este año, las calles de Baeza volverán a ser bendecidas por esta milagrosa imagen, y toda la ciudad recibirá el consuelo que desde hace más de 600 años tantas y tantas generaciones han recibido al acercarse a ella.

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Virgen de La Estrella. Foto: Bartolomé Chinchilla

La Semana Santa en la red

por Manuel D. Lozano Guerra

LA COFRADÍA DE LA ESTRELLA DE SEVILLA EN LAS REDES SOCIALES Hace años comenzábamos esta sección para llevar a los cofrades baezanos todo lo que había en ese mundo virtual que es internet. Por entonces nos limitábamos a visitar páginas web de portales de información, páginas oficiales de hermandades, foros… Sin darnos cuenta, fuimos pasando a los blogs, esos cuadernos de bitácora en los que se han ido convirtiendo algunas webs.

Cada año que pasaba veíamos que el anterior estaba “desfasado”, que algo nuevo había surgido y que era lo que en esos momentos estaba pegando fuerte. Allí nos fuimos para traer lo más novedoso que había, para que tú, cofrade, estuvieras al tanto de todo y supieras qué opinaban los desarrolladores de esos movimientos.

Luego llegaron las tabletas y los teléfonos inteligentes, que trajeron una auténtica revolución para cada uno de nosotros. Comenzaron a surgir aplicaciones para hablar sustituyendo a los foros, aplicaciones para ver fotografías, vídeos… Así hasta llegar a ver desde nuestro terminal móvil cualquier programa de televisión en cualquier momento y lugar. Solo necesitaríamos un móvil y conexión de datos. Como siempre nosotros estábamos allí, entrevistando a periodistas para que nos contasen sus sensaciones, sus sentimientos, sus inquietudes cofrades y también profesionales.

Creo que este año hemos ido al máximo, al acercarnos a un grupo de cofrades que han renovado todo lo concerniente a la comunicación cofrade; a unos cofrades que son un ejemplo entre el colectivo de informadores cofrades, no solo de su ciudad, sino en toda la comunidad pasionista; a unos cofrades, en definitiva, que han llevado a su hermandad a cualquier rincón del planeta con su arduo trabajo y el amor a sus Sagrados Titulares. Me estoy refiriendo a los responsables de las redes sociales (en adelante RRSS) de la Hermandad de La Estrella, del barrio de Triana en la Ciudad de Sevilla.

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En esta ocasión, la elección ha estado motivada por la amplitud, las garantías y las calidades que las comunicaciones de la hermandad trianera nos ofrecen día a día. Cabe destacar que fue la primera que utilizó el servicio de WhatsApp para comunicarse con sus hermanos, en cuya lista de distribución estoy incluido. Hoy es casi cotidiana esta manera de informar.

En Baeza también tenemos ya claras muestras del uso que, directa o indirectamente, se hace de dicha herramienta digital para comunicar las noticias a los hermanos.

Conviene precisar que se trata de la primera vez que esta entrevista se realiza de forma directa y presencial. La misma ha sido grabada en la Casa de Hermandad de la Institución y, más en concreto, en las dependencias de la secretaría, justo una hora y media antes de que sean trasladadas las Sagradas Imágenes de la Capilla hasta la iglesia parroquial de Santa Ana, donde celebran sus cultos. Por ello, expreso aquí mi agradecimiento tanto a Víctor como a Mari Carmen, por permitir robarles un poco de su tiempo para realizar dicha grabación.

- En primer lugar y a modo de presentación para los cofrades baezanos, me gustaría que vosotros mismos os presentéis ante ellos y nos digáis quiénes son las personas que están detrás de las Redes Sociales (RR.SS.) de la Hermandad de La Estrella.

Los dos encargados de las RRSS somos María del Carmen Martín y Víctor Castaño, secretario de la Hermandad y de las RRSS. En días como hoy, en el traslado de la Nuestros Titulares a Santa Ana, hay hermanos que nos ayudan.

Dicho esto, me gustaría tener con vosotros una pequeña conversación sobre vuestro día a día: tareas, devociones...

- Por mencionar algunos de vuestros canales, podemos encontrar a la Hermandad en Facebook, Twitter, RSS Button, Instagram, YouTube, Pinterest, WhatsApp. ¿Me dejo alguna?

Spnatchat, Telegram; la cuestión es llegar a todos los hermanos, si hay una red social específica de comunicación, hay que estar en una continua y constante evolución y, sobre todo, en constante renovación para estar a la última, porque si nos quedamos anquilosados en un punto, implica que esto te va a adelantar automáticamente.

- La dedicación a la actualización de los contenidos, suponemos, es sacada del tiempo de ocio o el dedicado a la familia.

Sale de salir con los amigos, descanso en casa, horas de sueño; en definitiva, del tiempo libre y de ocio. No es una cuestión que sea remunerada como sí lo son otros aspectos de la Hermandad, como pueden ser los proveedores de cera o flores. En este caso, el que provee de la información a los miembros no está pagado, lo hacemos con sumo gusto, con mucha satisfacción. En definitiva, sale de quitarte del tiempo libre para dedicárselo a la Hermandad.

- Como miembro de vuestra comunidad de las RRSS, lo que más me llamó la atención fue el seguimiento que realizasteis, el pasado Domingo de Ramos, a la estación de penitencia en la S.I.M.P.C. de Sevilla.

Llevamos varios años que el Domingo Ramos no estamos callados, no silenciamos las RRSS. Por poner un símil, es como el caso de un equipo de fútbol. La persona que lleva las RRSS del equipo lleva

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toda la semana diciendo: “el domingo jugamos, el domingo jugamos”. Y llega el domingo y se queda callada.

Entonces, a los seguidores que no pueden ver el partido en directo o por la televisión se les queda un mal sabor de boca.

La Hermandad debe aprovechar estos medios de comunicación y de evangelización en el día más importante de la cofradía, aunque el día más importante sea el día de la ”Función Principal” y, por supuesto, el día con mayor repercusión mediática de la corporación. Por eso empezamos a funcionar con las RRSS, pues entendimos que el Domingo de Ramos no es un día que debe permanecer en silencio; un día aparte del resto de los días.

Encontramos a Mari Carmen, que por entonces no pertenecía a la junta de gobierno y por cuestiones familiares no podía realizar la estación de penitencia. Así, comenzó dedicándose primero a la salida para después dedicarse ella a todo el Domingo de Ramos.

- ¿Qué supuso para vosotros esto?

Cristo de las Penas. Foto: Bartolomé Chinchilla

Ese día detectamos que se dispararon las conexiones, subieron bastante los impactos. Es, como te he dicho, el día más importante. Hay que saber también explotar eso, porque el seguidor que has enganchado ese día va a ser un seguidor fiel; lo vas a enganchar para todo el año.

En definitiva, es una forma más de llevar la cofradía a todos, independientemente de dónde se conecten para vernos.

Estamos pendientes de ampliar el equipo de colaboradores para ese día y así poder dar más información en más partes del recorrido. Mientras tanto, queremos seguir manteniendo esta información para que todo el que lo desee pueda ver a la cofradía en tiempo real y, por supuesto, que sea la cofradía la que le tenga informado.

- Hablando de la web, he observado que es una página muy trabajada, completa, con gran cantidad de contenidos, boletines, entrevistas y, sobre todo, la actualidad de la corporación. ¿Se le podría añadir algo más, dar una vuelta más de tuerca?

Como uno de los medios más de las RRSS, en la web estamos en constante crecimiento. Cierto que hoy en día las páginas web van más hacia la simplificación. Vivi-

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mos en una sociedad de lo inmediato y de lo directo. La gente no se para a leer más allá de dos líneas.

Eso nos hace ir a lo directo y esencial.

Lo que sí tenemos en ella es el trabajo de muchos años de recopilación de información, de contenidos que no sólo no queremos perder, sino que, en la medida de lo posible, nos gustaría ampliar. Además, cada cierto tiempo renovamos los diseños de la página, sobre todo para que vayan en línea con los nuevos dispositivos. No es lo mismo ver una página web en un ordenador de sobremesa, en un portátil, en una tableta o en un teléfono móvil. Vamos avanzando en ese sentido. Por lo tanto, también queremos ir tocando un poco el diseño y renovando un poco la página, pero siempre desde la perspectiva de ir sumando; nunca que esa renovación reste.

- Hablemos de la financiación de la página; subvenciones, ayudas… ¿o no hay más cera, en este caso nunca mejor dicho, que la que arde y la Hermandad se hace cargo de los gastos?

Esto sale totalmente de los gastos de la Hermandad. Tenemos en la web una pequeña contribución de colaboradores, pero más que nada porque son hermanos y querían colaborar mucho con nosotros. Nosotros también queríamos darles un poco de apoyo, sobre todo en estos momentos tan difíciles que corren para los empresarios.

Dentro de los presupuestos anuales de la Hermandad, igual que se paga cera también se paga la web, ya que es un medio más de comunicación de la misma. Está asumido dicho coste.

- Podemos observar que todo gira alrededor de la red. Hablemos un poco de ello. Las corporaciones, poco a poco, van integrando sus servicios dentro de la misma, e incluso ya es frecuente que la solicitud de la papeleta de sitio se pueda realizar por este medio.

Sobre el uso y provecho de Internet para las cofradías, ¿nos podéis indicar si hay más ventajas que inconvenientes y si se le podría sacar más provecho a la misma?

Podremos sacarle mucho más de lo que lo hacemos. Nosotros llevamos ya varios años con un sistema de reserva on-line de la papeleta de sitio. Ahora hemos dado una vuelta de tuerca más, no ya solo a la reserva, sino que ya se puede abonar la limosna y solo tiene el hermano que recoger aquí (Casa de Hermandad) la papeleta de sitio ya hecha. Esa vuelta de tuerca nos ha supuesto un cambio en nuestra intranet que ha afectado a la forma de gestionar la hermandad, con sus pros y sus contras; pero estamos seguros de que con el paso del tiempo le vamos a sacar mucho partido. Este año nos vamos a quedar en lo básico, pero poco a poco tendremos más novedades.

Pero yo creo que sí, las Hermandades pueden sacarle mucho más partido de lo que le estamos sacando ahora a la red. Estamos seguros de que son muchísimas más las ventajas que los inconvenientes. Los que hablan de los inconvenientes, básicamente, se basan en la crítica en las RRSS y, en ese sentido, tenemos una teoría: la crítica va a existir siempre. Si se realiza en un bar en el que tú no estás, ahí se queda la crítica, pero, si se hace en cualquier portal en donde tú tienes posibilidad de leer o incluso contestar, en primer lugar te enteras de la crítica y, si estás haciendo algo mal, lo intentas mejorar. Si ves que la crítica no tiene ningún sentido, puedes rebatirla. Sin embargo, si no estás en el debate, no vas a poder hacerlo. Es decir, las críticas van a existir en las redes, pero, si no estás, no vas a poder tener la posibilidad de contestarlas. Por eso creo que es también positivo que existan críticas y que estemos en las redes para escucharlas.

- Estamos hablando del mundo cofrade, pero éste está regido por personas ¿Os han puesto muchas zancadillas en el transcurrir por esta “carrera oficial” tanto en la Sevilla cofrade como en la civil?

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Como todo, hay gente que entiende las cosas que se hacen y hay gente que no está receptiva a que la hermandad se desarrolle en ese sentido. Nosotros sí hemos tenido que escuchar críticas por nuestra labor en las RRSS, pero, afortunadamente, son más las satisfacciones y son más los bienes que creemos que hacemos. Como todo, se puede poner en una balanza y ver de lo bueno y de lo malo con qué te quedas.

- Dentro de la estructura de la Junta de Gobierno, desconozco si vuestras RR.SS. dependen de un diputado en concreto, o por el contrario realizáis estas labores además de otras dentro de la Junta.

No hay una vocalía específica para este cometido, ni un responsable específico que se encargue solo de la comunicación. Es la Junta de Gobierno la que encarga a uno de los miembros de la misma que realice esta misión. Tradicionalmente ha sido una tarea de la Secretaría. Además, esta persona es la que dirige todo lo relacionado con la comunicación; es decir, publicaciones, boletines, hojas informativas…

- ¿Y cómo describiríais vuestra Hermandad durante el día a día, y en ese “Domingo de Sueños” que es el Domingo de Ramos, para que así nosotros nos hagamos mínimamente idea?

Es complicado definirlo en pocas palabras. Enlazando con el tema de las RRSS, tanto éstas, en la traslación del mundo virtual al mundo real, como en lo que trasciende del Domingo de Ramos, al igual que en la imagen de la Cofradía de todo el año, creo que con mucho trabajo. No solo de su Junta de Gobierno, sino de todos los hermanos implicados en los distintos grupos. Se está consiguiendo que sea una hermandad alegre; alegre en el sentido de que la gente quiere participar en la vida de la hermandad, está contenta dentro de la Institución y desarrolla sus labores en los distintos grupos de trabajo. Ven qué les aporta la Hermandad y qué pueden ellos aportar a la Hermandad.

A aquellos que nos dicen: “estáis todo el día en Internet”, yo los invito a que vayan a la Casa y vean toda la actividad que hay. Como en estos momentos, que estamos a una hora del traslado a Santa Ana de nuestros Titulares, o como ayer, cuando una reunión de un grupo se retrasó diez minutos y estropeó todo el día, porque estaban todos los salones cogidos: reuniones cronometradas, grupos de catequesis, grupo de escolanía, de coro, acólitos, costaleros, de los diputados… Es decir, es una auténtica locura y todo eso se traslada a las RRSS. Igual que el Domingo de Ramos, somos una cofradía alegre que, allí donde vamos, gracias sobre todo a la fuerza devocional de Nuestras Sagradas Imágenes, conseguimos arrastrar y captar gente. Pues igual es durante el resto del año con la vida que desarrollamos.

- La Semana Santa de Baeza la componen veintidós cofradías. No sabemos si tenéis conocimiento de la misma o es una gran desconocida para vosotros. De ser así, os invitamos a que acudáis a Baeza en cualquier época del año y estaremos encantados de mostraros sus entresijos. Pero, en caso de que la conozcáis, qué destacarías de lo que conocéis de la Semana Santa de nuestra ciudad.

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No hemos tenido la oportunidad, pero me imagino que con las veintidós cofradías que tenéis y conociendo la ciudad que tenéis, con ese impresionante marco, tendréis una Semana Santa bastante atractiva. A raíz de esta entrevista que nos estáis realizando y los cuadernos cofrades que nos habéis traído, lo cual os agradezco, habéis creado en nosotros una sensación de buscar en las RRSS todo lo que de ella haya, que seguro que habrá mucho y bueno, e intentaremos mostrarlo en nuestra casa a los diferentes grupos.

Reitero mi agradecimiento a los responsables de las RRSS de la Hermandad de La Estrella, pues en estos momentos mis dos interlocutores han sido convocados a Cabildo urgente para decidir si se procede o no al traslado de los Titulares, debido a las amenazas de lluvia que existen en este momento. Por ese motivo, esta entrevista se ha visto acortada en el tiempo, quedando en el tintero algunas preguntas y, sobre todo, la agradable y amena conversación mantenida con ellos. Mil gracias, Mari Carmen y Víctor.

Animando a todas nuestras cofradías a utilizar los medios a su alcance en beneficio de todos y para aquellos cofrades interesados, adjuntamos los enlaces Web en los que puede seguir la intensa vida de una gran Hermandad como es esta de Nuestro Padre Jesús de las Penas y María Santísima de la Estrella de Sevilla: Web: http://www.hermandad-estrella.org/ Twitter: https://twitter.com/hdadlaestrella Facebook: https://www.facebook.com/pages/Hermandad-de-La-Estrella-Triana/145551442181076 Instagram: http://instagram.com/hdadestrella/ Pinterest: http://hermandad-estrella.org/galerias-fotograficas-anteriores/quinario-2016-del-16-al20-de-febrero Snapchat: hdadlaestrella RSS: http://www.hermandad-estrella.org/index.php/component/fpss/ module/88?format=feed&type=rss YouTube: http://www.youtube.com/laestrellaTv Maps: https://maps.google.es/maps?q=Hermandad+de+la+Estrella,+Calle+San+Jacinto,+ Sevilla&hl=es&ll=37.385452,-6.004779&spn=0.010383,0.021136&sll=37.333351,4.576501&sspn=5.318651,10.821533&oq=hermandad+de+la+es&t=m&z=16&iwloc=A

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Foto: Antonio J. García

Poesía de la Pasión

por Juan Cruz Cruz

Profesor Honorario de la Universidad de Navarra LA MAGDALENA ABRAZADA AL PIE DE LA CRUZ La figura histórica de María Magdalena ha sido descrita muchas veces como una pecadora que, después de su conversión, viviría paralizada mentalmente por su repulsivo recuerdo de lujuria, obsesionada por el peso de su pasado inmoral, utilizando látigos para castigarse, piedras para lastimarse, durmiendo en un lecho de abrojos…

Otra cosa describe el soneto del baezano Alonso de Bonilla, entresacado de sus Peregrinos pensamientos: refiere que María Magdalena, tras recibir el perdón, sorbió en la sangre de Cristo crucificado “sustancia, jugo, vida y fortaleza”, o sea, la gracia divina. Estos versos tienen un calado ascético y antropológico excepcional.

Una yedra, que fue yedra viciosa, pretendiendo subir un olmo arriba toda enlazada, porque fue lasciva, se ciñe al tronco de la planta hermosa.

Ella está fresca asaz, verde y copiosa; y el árbol celestial, en quien estriba, seco en extremo y, cual menuda criba, abierta su corteza dolorosa. ¡Pero qué maravilla ver que medra ceñida al tronco seco y despojado, triste, marchito y rota la corteza: si la tierna flaqueza de esta yedra al corazón del olmo le ha chupado sustancia, jugo, vida y fortaleza!

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(Alonso de Bonilla, Peregrinos pensamientos, Baeza, 1614) No oculta Bonilla que la Magdalena fue “yedra viciosa”; pero ensalza su

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arrepentimiento como triunfo de su esperanza y de su amor. Lo que en su conversión perdió la Magdalena fue el gusto del pecado, de los placeres, hasta el punto de no pensar luego en ello, de no acordarse. Es cierto que la Magdalena no podía dejar de saber lo que había sido antes de conocer a Cristo. Pero el sentido de este recuerdo quedó transformado en su corazón.

Magdalena había renunciado profundamente a su vida anterior. Su conversión significó la conmoción y transformación de sus tendencias dominantes, una reorganización completa de sus valores personales. Toda su vida tomó un sentido esencial diferente. Ya es otra su memoria, cuya constitución interna responde al fuerte recuerdo de Cristo que le habló y comprendió, invadiendo toda su vida.

Ahora se reconoce muy diferente de lo que había sido. Ahora -abrazada a la Cruz y junto a la Madre de Jesús- una memoria de valores superiores cura el recuerdo de sus vicios anteriores. Le repugna recordar lo que antes fue falso e inmoral. Su experiencia vital -y esto es lo decisivo- se reorganiza con nuevos valores, para el presente y para el futuro. No desaparecen por completo sus tristes recuerdos, pero ahora sólo está entregada a la gozosa memoria del amor del Maestro que la había perdonado. Y eso le bastó para ser ella misma y quedar liberada de su pasado.

Foto: Antonio J. García

Este es el olvido más admirable y rotundo que podemos experimentar en el sacramento del perdón.

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Foto: Javier Ruiz Olivera

La música en la Semana Santa por Guillermo Martínez Arana CELO POR LO NUESTRO Director Musical de la Sociedad Filarmónica Ntra. Sra. del Carmen de Salteras La cultura de hoy es heredera inequívoca de lo que nuestros antepasados han ido viviendo y, por tanto, creando. Por su parte, el tiempo ha hecho que llegue hasta nosotros todo ello tamizado por filtros e intereses varios. A nadie se le olvida el dicho según el cual “el tiempo pone a cada cosa o a cada quién en su sitio”, y aquel otro de que “la historia la escriben los vencedores”. Sea como fuere, el legado cultural del que gozamos hoy en día es fruto de nuestra historia.

La historia de las gentes del sur, en concreto, está vinculada por una parte a las tradiciones religiosas, aquellas que la iglesia cristiana en nuestro caso ha ido inculcando a través de la doctrina católica, y los pueblos, por otra, asumiéndolas como suyas. Yendo un poco más hacia lo particular, el nacimiento y desarrollo de las hermandades como grupos de fe en torno a unas imágenes de culto, en prácticamente todas las poblaciones de Andalucía, ha propiciado un entramado de “funcionalidades” alrededor de las propias hermandades; unas en el seno de las mismas, como pueden ser los diferentes roles de los órganos de las Juntas de Gobierno y los hermanos de las cofradías con especiales cometidos para con las imágenes y el culto; otras externas, como actividades satélite, pero que contribuyen al propósito de la religiosidad popular. Es el caso de la imaginería, la orfebrería, la cerería, la sastrería y la música. Siendo músico desde siempre, voy a orientar mi foco a esta actividad por la que tengo celo, tanto en la parte en que se relaciona con las hermandades como en la más pura: la música como elemento cultural esencial para el ser humano a lo largo de toda su historia y de su ciclo vital.

El origen de las bandas de música y su vinculación con la vida cultural de los pueblos en España nos permite saber que la base de la inmensa mayoría de las bandas de música, casi como las conocemos hoy en día, fueron los militares y los músicos de algunas incipientes

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bandas municipales. Aquellos músicos militares, ya retirados, regresaban a sus pueblos donde, en muchos casos, comenzaron a ganarse la vida formando bandas de música y, cómo no, llevando al terreno musical todo lo militar, esto es, las composiciones, la vestimenta, etc.

A nadie se le escapa que los uniformes de las bandas de música, así como las de cornetas o agrupaciones musicales, han tenido y tienen un aspecto militaroide en su mayor parte.

En este sentido, y siempre desde mi punto de vista, en lo tocante al patrimonio musical de las hermandades, creo que han ido teniendo con el tiempo una suerte decreciente, salvo afortunadas excepciones. Me explico: los compositores que se programan hoy en día como “vacas sagradas” de las procesiones y conciertos de música procesional, por el perfil profesional que tenían en su tiempo, poseían una alta cualificación musical que les era requerida para los puestos que ocupaban como directores de bandas tanto militares como civiles. Eso hizo que sus composiciones tuvieran una calidad técnica, a priori, elevada. Hoy en día, la calidad general en las composiciones que llegan a programarse en los repertorios de las hermandades, salvo las composiciones de los autores sugeridos anteriormente, es bastante mejorable.

Hace poco más de un año que llegué a la dirección musical de una de las bandas de música con más solera de la Semana Santa de Sevilla: la Sociedad Filarmónica Ntra. Sra. del Carmen de Salteras; este nombramiento me ha dado la oportunidad de vivir el hecho musical cofrade algo más de cerca que en mis experiencias anteriores como director en otras bandas.

Desde esta banda, como también desde mi trabajo como saxofonista de la Banda Sinfónica Municipal de Sevilla, puedo vivir de cerca el ambiente cofrade, en concreto de Sevilla capital. En este maravilloso mundo de la música también tengo la oportunidad de conocer a gentes de todo tipo y de toda condición profesional por lo que no me faltan amigos músicos, directores y compositores.

Todo este preámbulo sobre el origen de la formación de las bandas, la suerte en el patrimonio musical de las hermandades y mi contextualización personal, llevan a ir presentando las conclusiones sobre el asunto que me ha motivado a escribir este texto.

Mi experiencia personal y mis esfuerzos profesionales no han hecho más que evidenciar que el celo por la música debe estar en los propios músicos. Sin la defensa propia de la profesión y su papel en la sociedad por parte de los que la realizamos, nadie va a romper una lanza por los músicos, nadie conoce tan bien como nosotros mismos nuestra profesión y lo que ella necesita.

Dos palabras que me vienen a la mente para que cobre sentido todo esto que estoy intentando plasmar sobre el papel son responsabilidad y amor, o viceversa. Los músicos deberíamos tener amor a la profesión y actuar con responsabilidad en lo que a ella se refiere, o tener responsabilidad por la profesión que desempeñamos y actuar con amor hacia ella. La mezcla de las dos es lo que yo llamo el equilibrio perfecto para esta profesión, como quizás también para otras.

En el contexto cofrade, ya que este es el marco en el que se encuadra el artículo, somos los propios músicos los que deberíamos estar encargados de velar por lo nuestro, para que

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la cultura musical que pretendemos dejar en herencia a las futuras generaciones sea merecedora de una defensa posterior sin ninguna fisura. Voy a exponer lo que desde mi posición estoy haciendo porque, aunque no pretendo ser ejemplo de nada, sí que comparto mi experiencia por creer que es un camino posible y plausible al tema que nos ocupa.

Desde la Sociedad Filarmónica Ntra. Sra. del Carmen de Salteras estamos actuando con respeto hacia el repertorio cofrade, buscando que todas las piezas sean originales y no copias manipuladas, como lamentablemente ocurre a veces. Sabemos de músicos que realizan de manera bienintencionada copias digitales de marchas para que se vean mejor al estar editadas, pero esas partituras presentan fallos al no estar contrastadas debidamente con el original. Es una lástima que tanto esfuerzo, al final, implique que haya que volver a la búsqueda del material original. Un mayor celo en la realización de copias editadas y revisadas podría hacer que todo el mundo tuviera materiales aptos para ser interpretados. Llegados a este punto, la pregunta sería: ¿y quién hace ese trabajo? La respuesta es sencilla a mi modo de ver y desde donde me sitúo: las Bandas Municipales de ciudades como Sevilla, Málaga, Granada, Huelva, Almería o Jaén. Seguro que en sus archivos hay documentación suficiente para ello.

Otro cantar son los medios necesarios, tanto técnicos como humanos, pero eso da para otro artículo en defensa de las entidades municipales asfixiadas por la ley estatal que racionaliza (disminuye) los servicios públicos y otras tantas razones que podríamos esgrimir

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para conseguir este propósito. Sea como fuere, el repertorio que debemos defender es aquel que es original, tanto por ser copia fiel como por respetar la organología o su estructura formal.

Otra labor que hemos puesto en marcha, desde el Carmen de Salteras, ha sido la celebración de cursos de composición. Es cierto que aquí me adentro en un camino de opiniones diversas, pero voy a relatar mi experiencia y mi punto de vista. A la banda le llega mucho repertorio de todos sitios y en algunas ocasiones hay que corregir a los compositores. Por hacer una comparación, es como si un arquitecto envía un plano con errores, pero pretende construir una casa que quede bien cuando se termine, por supuesto. Esta situación nos ha motivado para emplear esta fórmula con la que elevar el nivel formativo de los compositores.

Ponemos a su disposición conocimiento del repertorio, así como otra información útil para su trabajo artesano, que sirva para que las obras que se entreguen tengan una mínima base técnica (voces por instrumento, tesituras correctas, articulaciones, matices, estructura, etc.) y hacer ver a los compositores, a su vez, que la tarea de composición requiere más que una gran inspiración.

De cara a las hermandades a las que se acompaña, es necesario que los músicos hagamos valer nuestra voz especializada. La tendencia última de las hermandades es darte un itinerario con todo marcado y donde el papel de la banda, de su director o de su comisión artística, se ha perdido y la aportación de los músicos ya no tiene cabida. Por mi experiencia, los cofrades están abiertos a otras propuestas musicales. Quizás es cuestión de ser proactivos desde las bandas de música y demás formaciones musicales, con el fin de hacer atractivas otras propuestas musicales encuadradas en el ámbito cofrade, si se quiere.

También debemos motivar a las hermandades para que tengan un patrimonio rico musicalmente, que inviertan en calidad musical igual que invierten en el resto de aspectos materiales que realzan los sagrados titulares, objeto de la devoción de los hermanos y del pueblo.

A ninguna hermandad se le ocurriría vestir a la Virgen, ni tan siquiera una vez, con un vestido de ganchillo que regaló una vecina con una devoción inmensa. A ninguna hermandad se le ocurriría colocarle a una imagen una corona de goma EVA que un adolescente cofrade pensó como el mayor de los tesoros para la imagen de su devoción. Puede resultar chocante y hasta lesivo a la imaginación de los lectores estos supuestos, pero tales situaciones SÍ ocurren con la música, por desgracia. Una banda de calidad media, con una música mediocre o mala a los ojos/oídos de los que la escuchen, resultará ser una peor banda. Una banda de la misma calidad, con una música bien hecha, se la considerará mejor banda, porque el compositor conocía sus mimbres y los resaltó. Esto, sin duda, no pasa desapercibido para nadie.

En definitiva, la valoración del hecho musical en todos los estamentos, pero en concreto en el ámbito cofrade, debe partir de los propios músicos, haciendo conocedores a todo el mundo de lo que podemos aportar como especialistas. Cada vez más, especialmente ante todo aquel amante de la música en puestos decisivos en las hermandades, debemos hacer labor pedagógica acerca de este mundo, tan cercano y al mismo tiempo tan desconocido.

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Amemos nuestra profesión y actuemos con responsabilidad. Nos jugamos mucho.

La Trabajadera

por Alejandro Mora Raya Costalero

BENDITO TRABAJO

Con la mirada puesta en la primavera, a pesar de lo tarde que cae este año la Cuaresma, llega el momento de las esperadas noches de ensayos y las posteriores tertulias cofrades.

Se comenta cómo ha resultado el ensayo, la dificultad de aquella calle, lo complicado de la salida, el cable que no quitan, la nueva banda que trae tal o cual hermandad, las nuevas incorporaciones que han llegado a la cuadrilla, los que este año ya no salen… y finalmente llega la pregunta: ¿cómo estamos de gente este año? Y es que, aunque algunas cuadrillas comenzaban sus ensayos ya en enero, otras en cambio pasan las convocatorias y a duras penas, cuando finalice la Cuaresma, habrán hecho algún ensayo llevando el trono desde la casa de Hermandad a la Iglesia.

Desde hace un tiempo se habla de una supuesta etapa de dificultad para completar las cuadrillas de costaleros (hablar de relevos es un privilegio al alcance de muy pocas en Baeza). Caso aparte son los tronos llevados por horquilleros. Las grandes andas que tenemos necesitan un número mucho más elevado de componentes y las convocatorias de ensayos, debido a la gran cantidad de personas que se citan, son mucho más complicadas.

Hay opiniones, evidentemente, para todos los gustos, y puede parecer extraño que cuando se ha conseguido que la práctica totalidad de las hermandades vayan a hombros en Baeza, salen incluso nuevos pasos y se crean nuevas cuadrillas de hermanos costaleros en hermandades sin precedentes, por otro lado hablemos de la dificultad de algunas cuadrillas para completarse.

Quizá mantener en el tiempo el nivel de exigencia, calidad y cantidad que tenemos actualmente sea muy complicado. Por otro lado, la población de Baeza es la que es y puede

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Foto: Javier Ruiz Olivera

que haya llegado el momento de redimensionar nuestras procesiones en general y nuestros tronos en particular. No podemos negar esta realidad y conformarnos con esperar a que en los próximos ensayos comparezca más personal; ni tampoco resignarnos a tirar de teléfono con compromisos familiares o de amigos a última hora… y el año que viene ya veremos.

Y llegados al extremo, si no hay más remedio, preparar el chasis e inflar las ruedas, que tampoco pasaría nada… pero, pudiendo evitarlo, que nadie nos diga en un futuro que no lo hemos intentado.

Lo cierto es que las Juntas de Gobierno de nuestras Hermandades y los responsables de los costaleros en ellas no han caído en el conformismo ni en la desidia y ya se está trabajando para no llegar a ese punto. De un tiempo a esta parte son cada vez más las charlas dedicadas a los costaleros, a mejorar la técnica, la forma de andar, mejorar el calzado, las convivencias para hacer hermandad y se les procura involucrar en la vida de la corporación durante todo el año. Se están aligerando las parihuelas y los tronos, readaptando otros, incorporando formas de “moda” para cargar los pasos como es el costal… Se está trabajando y seguro que todavía se puede seguir avanzando para mejorar.

Una labor muy importante que ya se ha iniciado es la de adaptar los tronos y aligerar sus pesos. Muchas son ya las hermandades que han cambiado las pesadas parihuelas de hierro heredadas de sus tronos a ruedas por otras de aluminio o madera. Además de aligerar la carga también se les dota a los pasos de una mayor amplitud en su interior, lo que permite a los costaleros trabajar mucho mejor y más cómodos. Las trabajaderas también se han reformado para que los costaleros carguen mucho mejor, o incluso para que entre mayor número de personas bajo los tronos y así repartir más la carga. Varias son también las Hermandades que han modificado sus preciosos pero enormes tronos a horquilleros, que necesitaban casi un centenar de personas para portarlos, por otros a costaleros en los que

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el número de personas se reduce a menos de la mitad. Caso singular es el de la Cofradía del Santo Sepulcro, que hace escasas semanas aprobaba que procesionará las imágenes de Cristo Yacente y Ntra. Sra. de los Dolores en un mismo trono, lo que conformará un singular paso de misterio inédito en nuestra ciudad que sin duda será un revulsivo para la Cofradía y una de las grandes novedades de esta Semana Santa.

Foto: Francisco J. Salido

Por otra parte, debemos involucrar a los costaleros en la vida interna de las cofradías durante todo el año. Esto se puede generalizar a todos los hermanos y debe ser una de las principales ocupaciones de las Juntas de Gobierno. Ante la ausencia de valores en esta sociedad, las cofradías corren el peligro de llenarse por fuera y vaciarse por dentro.

Las Cofradías no pueden convertirse en una manifestación folclórica o turística más. Las cuadrillas de costaleros, como parte integrada en las Hermandades, deben ser un grupo donde las personas se unan en lazos de fraternidad y convivencia para vivir unidas la fe y para apoyarnos los unos a los otros. Para dar culto público a Dios y para asistir al hermano con dificultades o al enfermo, conocer sus necesidades, saber quién lo está pasando mal. La salida procesional será la culminación de la labor de todo un año.

El número de ensayos de las cuadrillas no puede ser excesivo, y si a esto le unimos que la mayoría de los costaleros en Baeza saca más de un trono, tiene el costalero dos opciones: o bien no asiste a los ensayos y cunde el desánimo entre los que acuden una convocatoria tras otra y se vuelven a casa sin ensayar, o el pobre se mata de lunes a domingo ensayando durante dos meses. Bien es cierto que si se reduce el número de ensayos debe ser para que los costaleros se comprometan a asistir a los que se realicen. Menos cantidad con más intensidad, pero también más compromiso, implicación y seriedad por parte de todos.

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Foto: Francisco J. Salido

Otro factor sobre el que también se puede trabajar es que ralentizamos nuestros pasos por las calles de Baeza hasta casi el hastío. Lo hacemos conscientemente y con una intolerable actitud que, sin darnos cuenta, está haciendo que nuestros cortejos se vean afectados sensiblemente.

Y, puestos a comparar… Tan amantes que somos, especialmente en lo costalero, de emular lo que sucede en Sevilla, podemos traernos de allí las siguientes cifras: la Cofradía del Gran Poder, con 2.110 nazarenos y más de 2.300 personas en total en el cortejo, tiene concedidos 70 minutos de paso por carrera oficial. No se puede entender cómo Baeza concede hasta 60 minutos en algunos casos para que transiten menos de una cuarta parte de nazarenos que en Sevilla por la pequeña carrera oficial que tenemos. No hay más que ver una comparativa del promedio de todas las hermandades de una ciudad y otra. ¿Creemos que nuestros costaleros no se van a cansar con ese parsimonioso pasito corto o en ese eterno “baile” cada vez que la banda anuncia marcha, sea la calle que sea? ¿Pensamos que nuestros penitentes no se van a aburrir ante paradas insoportables, aderezadas con el frío que entrada la noche en Baeza puede tornarse insoportable? Y qué me dicen de las personas que se disponen a contemplar una procesión a pie quieto en la acera, ¿acaso no es normal que después de esperar pacientemente algunas veces más de una hora se marchen a mitad del cortejo?

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En nuestra misma ciudad, porque no hay que irse mucho más lejos, los tronos a costaleros hace no muchos años realizaban recorridos más largos en mucho menos tiempo.

Poco a poco las hermandades han ido recortando sus itinerarios, ¡pero manteniendo prácticamente los mismos horarios! Antes se podía ver una procesión dos o tres veces y ahora verla más de una vez no hay espalda ni paciencia que la aguante.

Atraer a los jóvenes y conseguir el relevo generacional será el futuro de nuestras cuadrillas. Ardua tarea; una cosa es la teoría y otra la práctica. En medio de una sociedad laicista, por no decir casi anticlerical, hemos de ser conscientes de por dónde nos movemos. La enseñanza religiosa ya no es obligatoria. Nos encontramos con niños y jóvenes que desconocen lo más básico de nuestra Fe. Se hace por tanto necesaria una nueva evangelización.

Salir de la comodidad del conformismo a la búsqueda de esos jóvenes en sus ambientes sociales, educativos, culturales y recreativos para llevarles el mensaje de esperanza, alegría y amor del Evangelio. Las cuadrillas de costaleros pueden ser un atrayente a los jóvenes para iniciarse en la Fe y debemos saber aprovecharlo.

La creación de un centro de rehabilitación del costalero en nuestra ciudad puede ser algo también muy interesante para cuidar la salud y dolencias físicas de los costaleros, antes, durante y después de la Semana Santa.

Como vemos, muchas cosas se han hecho y se están haciendo, pero también hay mucho por hacer. Evidentemente, aquí sólo se han expuesto muy por encima algunas, y cada uno de nosotros tendrá sus opiniones y sus posibles soluciones a las diferentes dificultades que existen y a las nuevas que día a día se plantean.

Reflexionemos, aprovechemos este enorme privilegio que Cristo y su Santísima Madre nos han ofrecido de disfrutar de este “bendito trabajo” que los costaleros tenemos la oportunidad de realizar. Seamos constantes, coherentes y comprometidos, para, de esta manera, dar testimonio de Fe y saber transmitir este legado a generaciones venideras.

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Foto: Juan Miguel Salido

Cruz de guía

por Jesús Manuel Monforte Vidarte Párrovo del Santuario de La Yedra

Un año más nos disponemos a procesionar junto a las imágenes de Jesucristo en su pasión, muerte y resurrección, pero no lo hacemos como un recuerdo de lo que pasó, sino de la memoria que celebra el acontecimiento salvador. Jesús padece y muere en la cruz para resucitar. Jesús está vivo, para nosotros Jesús es el Resucitado, el que después de la muerte resucitó y sigue siendo tan humano, hoy como entonces; de ahí que nuestros mayores nos lo representaran como le vemos ahora en nuestros pasos procesionales, porque al Jesús Nazareno que contemplamos y acompañamos, no es el de la Semana de Pasión, es el que ha resucitado. Por eso su corona de espinas es una corona de victoria y entre sus espinas está trenzado el laurel sobre su frente, que nos recuerda su triunfo y su victoria sobre el pecado y sobre la muerte. Sus ricas vestiduras nos hablan de su realeza, de aquel que está sentado en la majestad de Dios y que ha sido constituido Mediador, Sumo Sacerdote, el que intercede ante Dios cada día por cada uno de nosotros liberándonos del mal y del pecado. El mismo Jesús que se hace presente cuando se transforma el pan en su Cuerpo y el vino en su Sangre. El que está en el Sagrario. Recordamos que seguimos al Resucitado.

Por eso cada Semana Santa, nos vestimos con nuestras túnicas y hábitos para hacer declaración de esto que creemos, y en la soledad del momento, recordamos a quienes nos enseñaron a seguir a Jesús, y rezamos “juntos andemos, Señor; por donde fuereis tengo de ir, por donde pasareis, tengo de pasar” (Santa Teresa de Jesús). Y en fila, caminamos orando y revisando nuestras vidas, a la luz de un cirio, al son de una campana, pedimos poder enmendar el error, saber callar palabras hirientes, aprovechar cada día la posibilidad de hacer el bien que de nosotros depende, suplicamos que no se nos pasen las oportunidades; a los sones de tambores o de marchas procesionales, recibimos la dulzura del Jesús que, si somos costaleros o portadores, con el peso del paso de misterio o de palio, nos ayuda a deshacer las durezas de nuestro corazón, y nos ayuda a cargar con las responsabilidades de nuestras vidas, de los compromisos asumidos y de las elecciones para convertirnos en los mejores seres humanos que este mundo necesita.

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Aprendemos de Jesús, con su ejemplo y con el de su Santísima Madre la Virgen María, embargados por la esperanza y, siempre, por la alegría de ser sus discípulos. Porque también Jesús pasa por nuestras calles, pasa a nuestro lado y nos transforma, tocándonos en lo más profundo de nuestro ser. En nuestro bautismo nos hizo hijos de Dios, hermanos suyos. Anunciadores de cómo Jesús nos hace elegir, entre todo lo que podemos hacer en la vida, aquello que nos sirve para amar más y mejor al que nos tiene a su lado. Y cada año es un recordar como Jesús pasa a nuestro lado y, dice nuestro nombre y, nos mira, con la misma dulzura que nos mira siempre y, nuestra vida se libera del peso de nuestras cargas, preocupaciones y dolencias. Caminando con nosotros, porque Él quita de nosotros la carga que nos impide respirar cuando nos desanimamos y nos desesperanzamos, ya no porque los demás no sean como deberían de ser, sino porque cada día tampoco nosotros somos como podemos ser o nos gustaría ser. El único que se nos acerca, el único que nos tiende su mano, el único que nos abraza para ponernos sobre sus hombros, es Jesús; que nos comprende. Y nos convence del amor al que hemos sido predestinados por Dios. Para que no nos contentemos con menos en la vida, para que nos preocupemos y nos ocupemos cada día, de con nuestro amor, hacer única y maravillosa la vida de los que nos rodean.

Por eso nosotros, hoy nos alegramos de ser los hermanos de Jesús, no se puede tener un nombre más hermoso. Y ser hermano de Jesús significa que él me ha llamado para ser hermano de muchos más, Jesús no es egoísta y entonces quiere compartirnos con los demás; es lo que significa ser cofrade: hermano juntamente con; alguien que se desvive y se multiplica para que lo que yo tengo a nadie le falte, para que como yo trabajo y lucho para que no me falte ni el trabajo, ni el sustento, ni el salario, ni la sanidad, ni la educación, me comprometo para que tampoco a nadie le falte.

Ser cofrade con Jesús significa descubrir la posibilidad que tenemos a diario, de transformarnos en ese amor que cambia la vida de los que están a nuestro lado; como la vida de Jesús cambia la nuestra, así en presente, porque Él actualiza en cada sacramento que realizamos aquella tarde de Viernes Santo y la misma mañana de Domingo de Pascua, su muerte y su resurrección nos alcanzan cada día. Para no poder tener queja ni excusa para decir que no podemos seguir adelante, y al lado de su bendita imagen, nosotros sabemos que Él carga con todo nuestro peso. Convirtiéndose Jesús para nosotros en lo que su nombre significa, Dios es quien nos salva porque como nos ama, jamás nos tratará como merecemos si no según el amor que necesitamos; y ojalá nuestra necesidad de su amor sea tan grande que solo podamos acudir a él para verla satisfecha. Por eso, como san Pablo recordaba a los primeros cristianos, debemos decir, en este mundo en el que nos separan muchas cosas, en las que nos diferenciamos y en las que nos queremos significar de los demás, que nos signifiquemos por ser de Cristo, yo soy de Jesús, yo sigo al Nazareno, y creo en que está resucitado. Y en mi vida, en lo que hago y como lo hago, se transfigurará la muerte y la resurrección de Jesús que me hagan ser ese amor que tanto necesitan de mí.

Así seremos capaces de tender nuestras manos y poder cargar con cada uno de nuestros semejantes convirtiéndonos en sus pies, en sus manos, para ser el amor y acogerles en su soledad, indefensión, pobreza, dolor. Siendo los costaleros del Cristo vivo.

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Foto: Juan Miguel Salido

Foto: Javier Ruiz Olivera

La CaĂ­da

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por Damián Cruz Martínez

LAS HUELLAS DE LA GUERRA CIVIL EN BAEZA (1936-1939) LA CAPILLA DE SAN JUAN EVANGELISTA

Iniciamos con este artículo lo que pretendemos sea una serie de ellos en los que recuperar parte de la historia de la destrucción, y también del salvamento, de obras artísticas y religiosas acaecida en Baeza durante la Guerra Civil Española. Han sido muy escasos los trabajos que se han elaborado con el fin de poner negro sobre blanco los trágicos y tristes sucesos que dieron al traste con siglos de esfuerzos; esfuerzos que dotaron a nuestra Ciudad de un rico patrimonio artístico y cultural que, de la noche a la mañana, se vio mermado víctima del odio y de la ignorancia.

Los motivos de que no se hayan publicado más textos sobre este asunto vienen explicados por varios motivos. El primero reside en la idea de que no se deberían remover ciertos hechos, intentando lograr con ello olvidarlos y pasar página; respondería a aquello que se ha dado en llamar “la transición”, aplicada en este caso a nuestra ciudad, nuestras gentes y nuestro patrimonio. El segundo motivo sería la reticencia de las personas que vivieron en primera persona estos acontecimientos a relatarlos, por temor a ser etiquetados. Desgraciadamente, los años han ido pasando y con ellos se nos han ido perdiendo estos testimonios sin los cuales se hace muy difícil completar la historia. Esto es así, y se trata del tercer motivo, debido a que también nos encontramos con una gran falta de soportes documentales, fotográficos, etc. Aún existe un cuarto motivo para la falta de difusión de esta parte de nuestra historia, que no sería otro sino la falta de publicaciones y de promotores que admitan tales tipos de textos.

No nos gusta emplear eso que se ha dado en llamar “Memoria Histórica”, frase tan mal utilizada y tergiversada para enmascarar la historia real. Es la palabra “Historia”, sin más, la que se nos antoja usar, a pesar de asumir que, ante la falta de documentos fiables y testimonios veraces, a buen seguro que no seremos nosotros quienes podamos cerrar totalmente esta parcela tan lúgubre y tan olvidada. Se dice, parafraseando una famosa frase de Santayana, que quienes no conocen y aprenden de su historia están destinados a repetirla.

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Pila de Jaspe de la Sacristía de la Capilla. F. Galiano

El Artículo (II)

En estos tiempos que corren en nuestro país no son pocas las veces que a uno se le viene a la mente que esto no es del todo imposible.

Centraremos este artículo en tres obras pertenecientes originariamente a la Capilla de San Juan Evangelista; es decir, la Capilla de la Antigua Universidad o Capilla de Las Escuelas, como se la denomina popularmente, y que han llegado hasta nosotros parcialmente destruidas. Una de ellas, casi desconoCasa del Arco, hoy propiedad del Restaurante “La Góndola” cida, es la imagen de Cristo a la Columna que preside actualmente el salón alto del Restaurante “La Góndola”. Otra, esta sí sobradamente conocida, es la imagen orante de D. Pedro Fernández de Córdoba que preside la capilla-sepulcro del canónigo en la nave del evangelio del templo citado de Las Escuelas. La tercera, de la que hasta ahora solo un escaso grupo de personas tenían noticias, vendría dada por los restos de un crucificado de tamaño natural que asimismo se encontraba en las dependencias de la Capilla en 1936.

Hay sobrada constancia del patrimonio baezano perdido durante la Contienda, al menos el más destacado. Así, fueron destruidos templos enteros como Santa Cruz o la misma Capilla de Las Escuelas, donde desaparecieron para siempre los retablos mayores y de las capillas, imágenes, numerosos lienzos, piezas de orfebrería y todo tipo de enseres de culto.

En Santa Cruz, por ceñirnos a los estrictamente cofrade, fueron destrozadas las imágenes y resto de enseres allí depositados de las Cofradías de la Vera Cruz y La Lanzada.

Algo similar ocurrió en San Pablo, donde igualmente fueron destruidos el gran altar mayor y los retablos de las capillas, las imágenes del San Juan y la Virgen de la Cofradía de la Expiración y muy posiblemente las imágenes de la Cofradía de “El Paso”, salvo su titular. Se salvaron, pues, las imágenes del Cristo de la Expiración y la del Nazareno de “El Paso”, que fueron depositadas en la Catedral hasta que fueron solicitadas en 1937 por la Junta de Incautación de Bienes Artísticos, como figura en las actas capitulares del Ayuntamiento de esta fecha. Fueron salvados igualmente el magnífico San José del siglo XVIII y, parece ser, también la antigua imagen de Las Angustias, aunque de esta última nada más se supo hasta hoy.

Se destruyeron también, en todo o en parte, las iglesias de La Concepción, de la que se salvaron la imagen y el retablo de la Virgen de la Soledad; el templo de San Ignacio y la Iglesia del Convento de la Magdalena, poniéndose a salvo también, afortunadamente, la extraordinaria imagen del Cristo de la Caída. Asimismo, fueron grandes las pérdidas en la parroquia del Salvador, donde se malograron las imágenes de las Cofradías de la Columna y de El Lavatorio con todos sus enseres y pasos, además de otras obras de valor. Se salvaron del asalto tan sólo la imagen del Cristo de la Humildad y algunas otras pequeñas como la Inmaculada del retablo de los espejitos.

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De los retablos mayores anteriores a la Guerra Civil tan sólo se libraron del destrozo el de la iglesia del Convento de la Encarnación, uno de los templos que sufrió menos aten-

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tados, el de la Catedral y el de Santa María del Alcázar y San Andrés. En el Templo Mayor también se perdieron gran número de retablos y una buena parte del coro. Asimismo, fue incautada la Magna Custodia procesional, que milagrosamente fue recuperada tras la Guerra.

En San Andrés parece que fueron destruidos algunos retablos menores. Se salvaron de la quema las imágenes de la Oración en el Huerto, el Cristo de la Salud, el Resucitado y “La Fervorosa”. Igualmente se salvaron el retablo mayor con las imágenes de Sebastián de Solís y la efigie de la Stma.

Virgen del Alcázar, Patrona de Baeza. El templo de los Descalzos que en los años anteriores a la Contienda había sido remozado y mantenido a expensas de las Cofradías del Rescate y La Trinidad, sufrió igualmente las iras de los milicianos y fue prácticamente destruido, incluyendo las imágenes de la Cofradía del Rescate, de la que sólo se salvó su modesto paso procesional por encontrarse, al parecer, en otro lugar.

Algunos pasos o tronos más que pudieron Retablo de Los Descalzos después de 1936. ser salvados y hemos podido conocer hasta Foto Cristóbal recientes fechas fueron los de “El Paso” o el Cristo de “La Sangre”. Hoy ninguno de ellos se utiliza, aunque sí se conserva, desmontado en parte, el magnífico del Nazareno.

Como veremos en futuros artículos y dejamos ya constancia inicial en este, algunos retablos quedaron en muy mal estado pero no fueron destruidos totalmente. Claro ejemplo fue el del templo de los Descalzos, cuyas fotografías acompañamos, y que no se recuperó debido a una pésima gestión en la restauración de estos inmuebles tras la Contienda. Otros templos tuvieron más suerte, como el de La Magdalena, cuyo retablo destruido fue sustituido por uno de similares e incluso superiores virtudes artísticas como podemos también comprobar en las fotografías que adjuntamos.

Volviendo a la Capilla de la Universidad, hemos repasado un extraordinario texto de nuestro maestro, el catedrático y académico de la historia Rafael Rodríguez-Moñino Soriano, quien en la Introducción del Estudio “EL ARCHIVO DE LA ANTIGUA UNIVERSIDAD DE BAEZA. Los Manuscritos y las Bulas”, editado en 1989 por la entonces Universidad “Antonio Machado” de Baeza, componía lo que viene a ser una breve historia de la fundación de la Universidad de Baeza.

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Como es conocido, nuestra Universidad es fundada en un primer momento tras la notable y generosa iniciativa de su primer promotor y mecenas, D. Rodrigo López, en 1538, sustentada dicha fundación bajo la bula del Papa Paulo III: “Altitudo Divinae Providentiae”.

En 1574 es de vital importancia la intervención del canónigo D. Pedro Fernández de Córdoba, que obtiene nuevos terrenos para el traslado de aquellas primeras “Escuelas”, y se comienza la construcción de un nuevo y gran edificio que iba a contar con capilla propia.

Para este templo universitario funda la Obra Pía de la Capilla, que se llamaría de San Juan Evangelista, el 19 de junio de dicho año de 1574. Dicha Obra Pía constaba de 10 capellanías y un número determinado de colegiales. Utiliza Fernández de Córdoba para tan magna obra su propio patrimonio y el heredado de su tío el Arcediano de Campos. Más aún, en una copia de 1659 de este documento de la obra pía, en su parte última, se dice por el canónigo: “tengo hechos ornamentos... y cosas necesarias” para la capilla (adquiridas por él o heredadas de su tío): ornamentos sagrados, algunos en plata; un lienzo de San Gregorio; una imagen de San Jerónimo, dos crucifijos, uno grande y otro pequeño; una imagen de Cristo a la columna, otra de Nuestra Señora, etc. Objetos destinados a ennoblecer el nuevo templo (imaginamos que seguirá existiendo la copia de este documento en la carpeta que se encontraba en 1989 en la Dirección del Instituto Santísima Trinidad).

Transcribe a continuación Rafael muy detalladamente el acta del suntuoso traslado que se realizó desde la anterior sede universitaria a este nuevo edificio, de la que aconsejamos atenta lectura por su curiosidad y valor histórico.

De lo comentado hasta ahora ya podemos sacar una importante conclusión a la que llega también Rafael en su estudio: el “crucifijo grande” que Fernández de Córdoba donase a la Capilla de San Juan Evangelista no es otro que el que fue destruido en 1936 y del que mostramos los restos que nos han llegado y que fueron rescatados de una pérdida irremediable en 1986 como veremos más adelante. Asimismo, se menciona ya un Cristo a la Columna, aunque, como veremos también, no es éste el que se salvó en el 36, aún con grandes destrozos, y se conserva en “La Góndola”.

Volveremos al crucifijo más tarde, pero centremos ahora nuestra atención en la imagen del Cristo a la Columna.

A principios del siglo XVII se adquieren numerosos ornamentos para la Capilla (paños de altar, purificadores, casullas, tablas para manteles, etc.). Figura también la adquisición, por 30 reales, de un cuadro de un Cristo a la Columna y una imagen de él para poner en el altar pequeño de la Capilla del Claustro, por estar al parecer “indecente” la anterior imagen.

Efectivamente, alrededor de 1616, se adquiere esta nueva imagen para sustituir a la anterior donada por el fundador. Se trata de una imagen de barro cocido y policromada.

Han desaparecido de ella la columna y parte de los brazos y las manos, y se encuentra en la actualidad encalada. No es de cuerpo entero, ocupando su modelado desde el sudario hasta la cabeza, y tiene una peana que parece haber encajado en una base mayor posiblemente de la capilla donde estaba situada. Sus trazas pertenecen a la imaginería del siglo XVII y los restos de policromía que se pueden apreciar nos dan una idea de que era imagen de excelente mo-

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Cruz Parroquial de la Capilla de la Universidad. Foto: F. Galiano

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Cristo a la Columna de la Capilla de la Universidad.

Narváez Fotógrafo

delado e impronta artística. Ojala en un futuro se le pudiese retirar la capa de cal que la oculta y se nos mostrase, aun mutilada, en todo su esplendor. La historia de esta imagen la conocimos de manos de sus anteriores “propietarios”. La familia vivía en la pequeña casa aledaña al Arco del Barbudo, en la parte alta de la Cuesta de Las Escuelas, frente a la Puerta lateral del templo de la Universidad. Nos contaban sus familiares que durante la destrucción del templo fue abandonada la escultura en la calle y que la pudieron resguardar en el interior de la casa. La cal, al parecer, se le puso para que no llamase la atención y pasase miméticamente desapercibida en la pequeña habitación donde nosotros la vimos por vez primera, o bien en los encalados muros de alguno de los patios de la vivienda. Al fallecer los dueños de la casa, sus herederos la vendieron siendo adquirida por el Restaurante “La Góndola” para utilizarla como salida de emergencia y construir el salón anteriormente mencionado. La imagen seguía allí y hoy, como hemos dicho, preside dicho salón.

De ser cierta esta historia, cierto fue el riesgo que corrieron las personas que se aventuraron a rescatar la imagen de entre los escombros del desastre, y cierto también el riesgo de conservarla durante los años de la Guerra. Sirva este modesto texto como homenaje y como agradecimiento por este hecho a quienes salvaron de la destrucción total esta obra que hoy es un valioso legado, testimonio de la brutalidad y ensañamiento que se vivieron en nuestra tierra durante la guerra fratricida.

Como hemos dicho, Pedro Fernández de Córdoba promueve y financia en gran parte esta segunda fundación universitaria y es fácil entender que decidiera que sus restos mortales descansasen en la Capilla construida fruto de su voluntad y empeño. Y así es. En la primera capilla del lado del Evangelio, junto al presbiterio, se encuentra su sepulcro. Ignoramos si tras la restauración del templo después de la Contienda se conservó el enterramiento. Sí se conserva al menos la magnífica imagen orante del Canónigo que labrase en 1590 el escultor Juan Vera. La imagen es de mármol blanco y la capilla tuvo en algunas épocas una reja de madera, como reza en un inventario que reseñamos más adelante y un zócalo de madera cubría muy posiblemente gran parte del perímetro del templo, según se observa en las dos fotografías que adjuntamos del estado del sepulcro anteriores a su mutilación.

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Como vemos, ni siquiera esta obra se salvó de la barbarie. En 1936 fue decapitada y destrozadas sus manos.

También desaparecieron las imágenes que ocupaban las hornacinas de la propia capilla, que podemos observar en estas misma fotografías.

Y nosotros nos preguntamos: ¿Acaso no merecería el bueno de Fernández de Córdoba que se restaurase tan bella efigie? Son suficientes Enrique Romero de Torres 1913 Foto de la Red. los documentos gráficos (fotografías, lienzos, etc.) que Archivo Instituto de Estudios Gienenses de la escultura y del propio canónigo se conservan y que podrían servir de base para recuperar la obra, haciéndolo claro está con criterios profesionales y de acuerdo a las normas más estrictas de restauración escultórica. Creemos sinceramente que sería sin duda alguna un acontecimiento de mérito su recuperación.

Prosigamos analizando el texto de Rodríguez-Moñino y veamos la relación con estas tres obras, vestigio de unos hechos que jamás deben repetirse.

Entresacamos ahora, para aquellos que no tengan acceso al libro de Rafael, algunas referencias a obras artísticas que sí se pudieron salvar y que hoy podemos disfrutar, concretamente en el Paraninfo de la actual Instituto “Santísima Trinidad”. Así, en 1749, el pintor Alonso Marías cobra 30 reales “por cuenta de pintar las dos tarjetas para los dos lienzos grandes del Teatro [así era denominado entonces el Paraninfo] y el adorno del cuadro de Nuestra Señora” (se trata de un lienzo de la Virgen de la Concepción que no se conserva).

Estos dos lienzos son casi con toda seguridad los que se encuentran en los laterales del Paraninfo, que muestran escenas sobre San Juan de Ávila y que diversos estudios atribuyen a Pérez de Valdivia o Rodrigo López. Continúa Rafael relatando sobre el tema y se refiere a un pago a José el Romano, de 150 reales, “a cuenta del oro y dorar dos tarjetas nuevas que se están haciendo para el teatro” y otro pago al carpintero Pedro Muñoz que cobra 24 reales por realizar dos marcos para estas pinturas.

Igualmente, en la Sacristía existe aún una pila de agua bendita de la que adjuntamos fotografía, a la que se hace referencia en 1761 cuando se pagan 53 reales a Juan de Morales “por una pilica de agua bendita de jaspe que ha hecho y puesto en la Sacristía”.

Afrontamos la parte final de este artículo, dedicada a los restos del crucificado que donase al templo de la Universidad baezana D. Pedro Fernández de Córdoba.

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Desde la aparición de estos restos en 1986, como veremos, se barajaron diversas posibilidades.

Dada la falta de datos que teníamos del desaparecido retablo mayor de San Juan Evangelista, no podíamos saber si esta imagen podía haber coronado quizás dicha obra, o se encontraba en alguna otra de las capillas de la iglesia. Incluso se valoró la opción de que fuesen los restos del desaparecido Cristo de las Sepulcro Fdez. Cordoba. (estado actual)Foto Antonio J. García Gracias, de la cercana Hermandad de La Lanzada de Santa Cruz, algo que también hemos podido descartar comparando los restos con fotografías de aquella bella y malograda imagen. Rafael localiza definitivamente su ubicación en sus investigaciones, ya que en otro de los inventarios analizados, del siglo XVIII, (Inventario de las Alhajas y efectos de la Capilla de San Juan Evangelista) se menciona al crucifijo: “de talla con su cruz, como de dos varas, colocado sobre el vestuario”. Podemos imaginar que este “vestuario” no es sino una de las partes de la Sacristía o incluso una pequeña habitación de la misma que se encuentra al fondo. El tamaño de “dos varas” (alrededor de 1,70m.) concuerda con el tamaño que podemos comprobar a través de los restos, por lo que quedan pocas dudas de que nos referimos a la misma imagen y no a alguna más que también existía pero de mucho menor tamaño.

Sea como fuere, la talla se encontraba aún documentada en 1816, antes de la extinción en 1824 de la Universidad como tal. En este año de 1816 se elabora un nuevo inventario al que hace mención Rafael en su obra, y que figura como “Legajo número 9”. Dicho inventario fue realizado por el capellán de la iglesia D. Bartolomé Macario Hidalgo. Dice Rodríguez-Moñino: «Abundantísima es la ropa con que contaba para los cultos religiosos, como ternos, dalmáticas, casullas, capas, etc. En plata hay un copón nuevo y tres cálices y “una cruz grande de metal labrada que sirve para la cruz parroquial”».

Hacemos un inciso en la descripción del inventario para centrar nuestra atención en esta última entrada, que se refiere a otra de las joyas que se pudieron salvar de la tragedia, no sabemos cómo, y que no es otra que la Cruz Parroquial que, gracias a la Cofradía de “Las Escuelas”, se ha recuperado para el culto y procesiona también delante del paso del Cristo de la Misericordia la noche del Lunes Santo. Publicamos en este artículo fotografías de los excepcionales relieves situados en la base de esta cruz, una obra de orfebrería notable, del siglo XVI, necesitada de una buena restauración-consolidación. Extrañamente, en ninguno de los legajos ni inventarios aparece la extraordinaria custodia perteneciente también a la capilla y que, asimismo salvada en 1936 (ignoramos también cómo o por quién), se encuentra hoy depositada en el Museo de la Santa Iglesia Catedral, junto a otros numerosos enseres de culto de la propia Iglesia de San Juan Evangelista.

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Proseguimos con el inventario en el que constan también cruces de madera, candeleros, atriles, sillas, “una baranda de madera que está delante de la capilla del fundador”…

También se hace mención en este inventario a la existencia de “un órgano grande con su caja dorada…, cuadros, espejos, breviarios, misales, etc.

En una de las entradas se vuelve a hacer mención a “un Cristo de cuerpo entero”, en clara referencia al citado crucifijo que nos ocupa.

Retrato de Fernández de Córdoba.

Narváez Fotógrafo

Como ya se ha mencionado de pasada, en el año 1986, con aprobación y apoyo de la Dirección del Instituto “Santísima Trinidad”, y dirigidos por el propio Rodríguez-Moñino, un grupo de jóvenes pertenecientes a la Asociación Cultural Baezana, entre los que yo mismo me encontraba, dedicamos varias semanas del verano a intentar rescatar parte de las obras de arte de la Capilla que se encontraban abandonadas y amontonadas, algunas semidestruidas, en la Sacristía, el coro y otras dependencias del edificio.

Tras la restauración posterior a la Guerra de la parte arquitectónica del templo y su consolidación, y dada la ausencia de la inmensa mayoría de los enseres de culto, retablos, pinturas, etc. (unos, salvajemente destruidos; otros, perdidos o trasladados), la iglesia no era sino una nave vacía y sin posibilidad de ejercerse en ella el uso cultual para el que fue concebida. La idea de nuestro grupo era intentar rescatar todo lo posible y colocar las obras que pudiesen ser expuestas, recuperando mínimamente su impronta religiosa. El trabajo fue duro, pero ilusionante. Los días pasaban restaurando molduras, limpiando lienzos, candelabros, bancos, etc. Enumera Rodríguez-Moñino en su estudio los enseres que fueron colocados en el templo. Transcribimos aquí el texto literal: «Entre las pinturas y objetos rescatados hay que destacar los siguientes: - Dos cuadros de gran tamaño de la Dolorosa, sobre el modelo de la Soledad de Gaspar Becerra del convento de la Victoria de Madrid, ya desaparecido. Ambos probablemente del siglo XVIII. - Dos lienzos de San Pedro y San Andrés, pertenecientes tal vez a un apostolado. Pinturas bien conservadas; copias excelentes del siglo XVII. - Un cuadro de la impresión de las llagas de San Francisco. Discreta pintura con aire tenebrista.

- Dos medallones barrocos con escenas bíblicas de similar estilo al anterior. (Estos dos medallones se encuentran actualmente en el Paraninfo) - Un gran retrato, de figura completa, del canónigo don Pedro Fernández de Córdoba, máximo patrono de los edificios de la antigua Universidad. Muy bien conservado, puede pertenecer al siglo XVII. - Piezas de un antiguo retablo de madera, policromado, de estilo barroco, y con los escudos, en dos fragmentos, de Fernández de Córdoba. Colocados cerca de la estatua orante en mármol del citado

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Resto del sudario estofado del crucifijo de la Capilla destruído en 1936. Foto: Antonio J. García.

canónigo. Esta estatua lleva la siguiente inscripción: “Joanes Vera sculptor et pictor. 1590”.

- Una cruz procesional, de bronce dorado, de principios del XVI y con peana barroca del siglo XVII. - Un sagrario barroco, en madera policromada, con interior de panes de oro.

- Una lámpara de bronce con inscripción: “Capellán Mayor Joaquín Vela de Almazán. 1854”.

- Templete de factura barroca de grandes dimensiones.

- Varios libros corales situados sobre

Finaliza Rafael este apartado de obras recuperadas con una mención especial a la Custodia anteriormente mencionada, una obra extraordinaria de 1695.

Los restos del crucificado que exponemos en este artículo fueron hallados por nosotros en una de las cajoneras cerradas de la Sacristía. Nuestra sorpresa fue enorme y lo primero que hicimos fue intentar reunir algunos de los numerosos trozos que podían encajarse. Así lo hicimos y se encolaron de forma que se pudiese contemplar lo mejor posible la obra escultórica. La idea inicial era intentar exponer estos restos, lo que, como vamos a ver, no fue posible ni aconsejable.

Se trata, como hemos venido diciendo, de la imagen del siglo XVI que donase don Pedro Fernández de Córdoba; una obra acorde con la época, con perfecta anatomía y buena policromía.

Se aprecia que el sudario estaba policromado y estofado con pan de oro. En las manos, se hallan extendidos los dedos índice y corazón, lo cual era muy del gusto de la época.

Se muestran bien a las claras los golpes contundentes con objetos romos que destrozaron la imagen con gran ensañamiento y, como podemos contemplar, sólo se conservan los dos brazos y parte de las piernas.

La reforma ornamental del templo que se hiciera en 1986 se conservó escasos años y, tras el cambio de Dirección del Instituto y la llegada a la misma de personas de ideas llamémoslas “progresistas”, se reconvirtió de nuevo la capilla y desaparecieron buena parte de los enseres recuperados. Volvía San Juan Evangelista a sufrir la ignorancia y el radicalismo que la destrozase casi por completo en 1936. Algunas de las obras volvieron a amontonarse y abandonarse; otras fueron directamente desahuciadas y tiradas a los escombros. Ese era el

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Nombre del autor del sepulcro de Fernández de Córdoba. Foto: Antonio J. García

arcones de madera pulimentada, casullas, cálices, etc.

- Una tablilla barroca, bien conservada, de San Juan Bautista (ha sido colocada en el despacho del Director del Instituto).»

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S. Francisco Cruz Escuelas. F. Galiano

Magdalena Cruz Escuelas. F. Galiano San Juanito Cruz Escuelas. F. Galiano

San Jerónimo Cruz Escuelas. F. Galiano

destino reservado a los restos del crucifijo de Fernández de Córdoba, los cuales, afortunadamente, fueron nuevamente rescatados in extremis. Hoy se encuentran a salvo.

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No imaginamos qué manos recogerían estos restos tras la Guerra Civil, resguardándolos en la Sacristía, ni con qué motivo lo hizo. Pero, gracias a su iniciativa y valentía, las nuevas generaciones pueden apreciar cómo el ser humano es capaz de destruirse a sí mismo; cómo el radicalismo, alimentado por la ignorancia y el odio, puede acabar con siglos de historia, de arte y de cultura; y todo para nada…

Sirva este artículo como homenaje a todas las personas que, arriesgando su propio bienestar y algo más, pusieron a salvo las obras de arte que han llegado hasta nosotros. Obras que son un legado de todos y que todos debemos preservar y proteger; un legado que no puede servir de pretexto para la utilización política y partidaria de nadie.

Desde las páginas de este Cuaderno nos ponemos a disposición de cualquier persona que tenga información sobre los acontecimientos de aquellos tristes y lamentables años, de cómo se salvaron algunas de nuestras valiosas imágenes y de cómo otras desaparecieron para siempre. No intentamos sino rescatar del letargo una parte de nuestra historia que nosotros y las nuevas generaciones tenemos derecho a conocer en todas sus vertientes, incluso en las que no son agradables ni políticamente correctas.

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Foto: Antonio J. GarcĂ­a

El Calvario Foto: Francisco J. Salido

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La Columna Foto: Francisco J. Salido

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La Yedra

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Narvรกez Fotรณgrafo

El Descendimiento Foto: Javier Ruiz Olivera

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Dolores del Rosario

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Foto: Isabel & Pedro FotografĂ­a

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Lignum Crucis Foto: Francisco J. Salido

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Las Escuelas

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Foto: Juan Miguel Salido

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La Expiraciรณn Narvรกez Fotรณgrafo

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La Sangre Foto: José Juan García de Lara

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Gracia y Esperanza

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Foto: Juan Miguel Salido

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La Borriquilla Foto: Juan Miguel Salido

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El Rescate Foto: Javier Ruiz Olivera

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La Soledad Foto: Antonio J. GarcĂ­a

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El Cartel de El Capirote INTRODUCCIÓN

Foto: Isabel & Pedro Fotografía

Con la presentación de su cartel anunciador de la Semana Santa baezana de 2017, la Tertulia Cofrade “El Capirote” marcó el inicio de sus actividades dentro del presente curso cofrade. Lo habitual es que el acto público destinado a tal fin tenga lugar en torno a la celebración de la Inmaculada Concepción de Nuestra Señora. Así ocurrió en esta edición, pues la convocatoria se fijó para el día siguiente a tan magna festividad; es decir, el viernes 9 de diciembre de 2016, a las 20:30 horas. El evento aunó tanto la presentación del cartel de 2017 como la entrega de los premios Ovación de Gala, en sus tres modalidades, correspondientes a la Semana Santa anterior. Tuvimos la suerte de contar con un emplazamiento inmejorable, al que El Capirote accedía por primera vez: el Aula de Cultura “Maestro Juan de Ávila”, sita en la planta baja del Palacio Municipal, cuyo aforo fue completado por el público asistente. Transmitimos desde aquí nuestro más sincero agradecimiento al Excelentísimo Ayuntamiento de Baeza por todas las facilidades prestadas. Damián Cruz Martínez, Presidente de la Tertulia, abrió el acto con los saludos de rigor, a los que siguió una emotiva invocación inmaculista, para la que hizo uso de unos versos del poeta baezano Alonso de Bonilla, que reproducimos aquí:

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Y si el infinito dios otro dios hacer pudiera a vos este grado os diera pues quizo nacer de vos.

Que aunque a dios no sois igual, sois a dios la más unida, porque fuisteis concebida sin pecado original.

Nuestra heredera malicia jamás os pudo heredar, porque sois casa y solar del mismo sol de justicia. Él hiere en vuestro cristal y su resplandor da vida por vos que sois concebida sin pecado original.

Intentó en su entendimiento dios la humana redención, y para tal intención a vos os hizo de intento.

Que aunque es dios vida esencial, vos por gracia nos dais vida, porque fuisteis concebida sin pecado original.

Si acaso fuerais vos de nuestra culpa heredera, tacha el infierno pusiera en la humanidad de dios.

Y este inconveniente tal quitó el que os hizo escogida con haceros concebida sin pecado original.

Como en vos hay tal ventaja, no hay paja de culpa en vos, que echa a rodar cielos dios por quítame allá esas pajas.

Y si a Luzbel por sitial no quiso el autor de vida ¿cómo querrá madre unida al pecado original?

Sois nave donde la esencia infinita ha navegado, sin tormenta de pecado ni tormento de conciencia.

La gracia os dio el temporal y de Dios fuisteis regida sin borrasca que os impida de pecado original.

Si es dios en todo perfecto y es la misma proporción no en cualquier concepción ha de encarnar su concepto.

Que es Dios puro y, siendo tal, escoge carne escogida de una Virgen concebida sin pecado original.

Con ello, “El Capirote” manifiesta una vez más el deseo de ofrecer su cartel de Semana Santa, como modesto tributo filial, a Nuestra Santa Madre Inmaculada, rogando al mismo tiempo su amparo y protección.

Como ya hicimos en los Cuadernos Cofrades publicados durante los últimos años, organizaremos el resto del artículo en tres partes. Primeramente, describiremos el grupo escultórico que protagoniza el cartel, con especial atención a su contexto devocional y artístico. Seguidamente, haremos referencia tanto a la instantánea fotográfica como al autor de la misma. Finalmente, aludiremos a la persona que asumió la semblanza del cartel y extractaremos sus palabras de presentación.

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LA OBRA El cartel de la Asociación Cultural Tertulia Cofrade “El Capirote” para la Semana Santa de 2017 tiene como motivo la imagen de Jesús Crucificado que desde hace más de tres décadas es titular de la Cofradía del Santísimo Cristo de la Buena Muerte. Esta Hermandad nunca antes había protagonizado un cartel de “El Capirote”, por lo que la Directiva de la Asociación entendió que había llegado el momento de subsanar tal circunstancia sin más dilación. Por ello, diseñó un cartel especialmente pensado para esta imponente talla, la cual aparece aislada sobre fondo oscuro, sin ningún elemento adicional que complemente la escena o distraiga la atención. Se aspira así a realzar sus cualidades artísticas y mover a devoción a los fieles que la contemplen tanto en la versión impresa como en la digital.

El actual Hermano Mayor de la Cofradía, Don Juan Luis Guarido, fue el encargado de descubrir el cartel y mostrarlo en primicia al público asistente.

La Buena Muerte es una de las cofradías penitenciales más recientes de las que jalonan la Semana Santa de nuestra ciudad, y al mismo tiempo de las más dinámicas. Su fundación se fecha el 18 de diciembre de 1982, cuando un grupo de devotos se reunieron en el domicilio particular de Don Ramón Escavias de Carvajal Acuña para constituir una hermandad penitencial centrada en la figura de Cristo crucificado. Se trata, sin duda, de un episodio de gran relevancia dentro del resurgir cofradiero que se vivió durante las últimas dos décadas del siglo XX. En esa reunión fundacional se adoptaron ya varios acuerdos que han marcado en buena medida la impronta posterior de la corporación. La más importante fue la de adoptar para su titular el nombre de “Santísimo Cristo de la Buena Muerte”, advocación común a muchos crucificados repartidos por toda España, pero que resultaba inédita hasta entonces en Baeza. También fueron decisiones de alcance, entre otras, el que la congregación haría estación de penitencia en la noche del Martes Santo y que portaría a su titular en posición de decúbito supino, directamente sobre los hombros de los cofrades, sin mediar ningún tipo de trono o parihuela. Esta última circunstancia constituye tal vez su singularidad más reconocible dentro del contexto pasionista baezano, y le ha permitido, por ejemplo, incluir en su recorrido ciertas calles intramuros que, por estrechas y tortuosas, están vedadas al resto de hermandades. ¡Cómo no mencionar al respecto su conmovedor paso por la Barbacana y por el entorno de la Catedral!

En sus primeros momentos, la Buena Muerte debió afrontar los retos propios de una cofradía incipiente, fundada prácticamente desde cero. Con gran esfuerzo y diligencia consiguió disponer en tiempo récord de un número suficiente de hábitos de estatutos como para organizar un digno guion de nazarenos con vistas a su primer recorrido en la Semana Santa de 1983.

Como titular utilizó en aquel momento una modesta imagen seriada propiedad del Monasterio de San Antonio, donde, tras ciertos avatares, quedó instituida oficialmente la Hermandad. Era evidente que se trataba de una solución provisional y que urgía adquirir una representación de Cristo acorde con la significación histórica y artística de Baeza. Consciente de ello, la Junta Directiva constituyente se inclinó finalmente por hacer el encargo a Miguel Ángel Pérez Fernández, a la sazón joven promesa de la imaginería sevillana, muy vinculado ya por entonces a varias penitenciales hispalenses, como Los Javieres, Los Gitanos y La Resurrección. La nueva talla llegó a tiempo para la estación de penitencia del Martes Santo de 1984.

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Juan Miguel Salido en el acto de la Presentación. Foto: Javier Ruiz Olivera

La escultura del Santísimo Cristo de la Buena Muerte muestra a Jesús clavado en una cruz arbórea. Se le ve ya exangüe, con la llaga del costado abierta y los primeros indicios de la rigidez post mortem. Pérez Fernández se enfrentaba al reto de producir una imagen destinada a procesionar en una posición infrecuente y a poca distancia de los espectadores. Teniendo en cuenta esos condicionantes, su gubia produjo una pieza arraigada en la estética neobarroca imperante en el arte pasionista contemporáneo, pero, a la vez, audaz e innovadora. Esto último se pone de relieve especialmente en el modelado, que dota a la talla de una musculatura sumamente marcada, que no dudamos en calificar de hercúlea.

A ello se añade un paño de pureza prominente, con profusos pliegues que transmiten idéntica sensación de energía y solidez. En definitiva, una obra original que suscitó opiniones encontradas en el momento de su llegada a nuestra ciudad. Hoy día, sin embargo, se encuentra plenamente integrada en el repertorio devocional baezano, donde ocupa por derecho propio una posición señalada.

EL AUTOR Y EL CARTEL El cartel de “El Capirote” para 2017 tiene como base una instantánea de la que es autor Juan Miguel Salido Salido. Se trata de la primera vez que una fotografía suya es utilizada para tal propósito, con lo que suma su nombre al dilatado elenco de artistas que han dejado constancia de su buen hacer y han prestigiado la labor cultural de nuestra Tertulia en pro de la cartelería pasionista baezana.

Si bien Juanmi Salido no se dedica profesionalmente a la fotografía, lo cierto es que cuenta ya con una dilatada experiencia que le permite gozar de una merecida consideración incluso entre reputados especialistas. Nacido en Baeza en 1965, desde joven ha vivido apasionadamente la Semana Santa de su localidad, bien como cofrade (particularmente en el seno de la Hermandad de La Columna), bien como testigo a través de su cámara. Su primer reconocimiento fotográfico le llegó en 1993, cuando recibió un accésit en el con-

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Foto: Javier Ruiz Olivera

curso Cristóbal Cruz que convocaba por entonces la extinta Asociación Cultural Baezana, precursora de la actual Tertulia Cofrade “El Capirote”. Luego han seguido varios más. En 2012 ingresó en la Asociación fotográfica de Úbeda (AFU) y, en el concurso interno que se hace anualmente dentro de dicha Asociación, titulado “Kamarucha”, obtuvo el segundo premio. En ese mismo año, en el concurso celebrado por la Asociación Cultural “Amor y Paz”, ganó igualmente el segundo premio. Ha participado en exposiciones organizadas por la mencionada asociación, destacando la que fue montada en la sala “Gaspar Becerra” del antiguo Cuartel de Sementales de Baeza, en 2015, con motivo del Año Internacional de la Luz. En la edición de 2016 del concurso que organiza la Cofradía de “La Sangre de Cristo” ha obtenido el premio al mejor detalle de la cofradía. Asimismo, obtuvo ese mismo año el segundo premio en el Concurso de Fotografía Cofrade organizado por “La Fervorosa”. En cualquier caso, más allá de todas estas distinciones, lo que conviene subrayar de Juanmi en su faceta de fotógrafo es el entusiasmo con el que vive esta afición, su inquebrantable voluntad de seguir aprendiendo y la generosidad con la que colabora con las instituciones culturales que lo requieren. Nuestra tertulia, de cuya directiva es miembro, puede dar fe de ello, pues en el cuaderno cofrade El Capirote ha difundido asiduamente no pocas de sus mejores instantáneas.

Tras el descubrimiento del cartel, Juanmi Salido hizo uso de la palabra para explicar el proceso de elaboración. Quedó de manifiesto que fue un encargo expreso que le hizo el Presidente de “El Capirote”, Damián Cruz, durante la noche del Miércoles Santo de 2016.

El momento elegido para su ejecución llegó pocos días después: el 26 de marzo de ese año, Sábado de Gloria, tras la Vigilia Pascual, en la iglesia del baezano Monasterio de Franciscanas Clarisas de San Antonio de Padua, sede devocional de la Cofradía (por más que, a efectos canónicos, su sede oficial sea la Parroquia de San Pablo, en cuya collación se sitúa el convento). Allí se encontraba su titular, ubicado ya en el espacio que habitualmente ocupa en el lado del Evangelio. Se buscaba una visión de frente en la que la cabeza inclinada de Cristo actuase como núcleo de la estampa, con un complejo juego de claroscuros y una perspectiva ligeramente cenital a modo de sutil remembranza del Cristo de San Juan de la

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José García en el acto de la Presentación. Foto: Javier Ruiz Olivera.

Cruz. De hecho, Juanmi aludió explícitamente en su intervención a este famoso cuadro de Dalí, en el que buscó inspiración. Pese a la aparente simplicidad de la composición, la misma entrañaba no pocas dificultades. Para ajustarse al diseño pretendido, hubo que acomodar varios focos de luz en diversos puntos del templo y colocar una prominente escalera de mano frente al Crucificado. Posteriormente, el tratamiento digital y la técnica del revelado completaron el proceso e hicieron posible el resultado final que contemplábamos en ese momento.

Juanmi Salido no olvidó expresar su agradecimiento a todas las personas que hicieron posible que esta grata experiencia pudiera completarse de manera satisfactoria; en especial a Damián Cruz, Presidente de “El Capirote”, a la Junta Directiva de la Cofradía de la Buena Muerte, a su amigo Fernando Morillo, miembro de la AFU, que lo asesoró sabiamente, y, cómo no, a las Madres Clarisas Franciscanas del Monasterio de San Antonio, cuyo amable trato y plena disponibilidad resultaron verdaderamente impagables.

LA PRESENTACIÓN La presentación de este cartel corrió a cargo de Don José García Checa. Tanto la Junta Directiva de “El Capirote” como la de la Cofradía del Santísimo Cristo de la Buena Muerte coincidieron en que era la persona idónea para ello. Pese a su juventud, José García Checa cuenta ya en su haber con una dilatada trayectoria. Nació en Baeza el 11 de junio de 1990, en el seno de una conocida familia de gran tradición cofrade y belenista. Comienza sus estudios en el colegio público Antonio Machado, para continuar en el instituto Andrés de Vandelvira. En la actualidad es técnico auxiliar administrativo, técnico superior en guía, asistencias e información turística y técnico superior en dirección de alojamientos turísticos, campos todos ellos en los que continúa formándose. Desde su nacimiento es hermano de la Real Archicofradía de Santa María del Alcázar y San Andrés Apóstol, la Cofradía del Rescate y la de la Virgen de la Cabeza y el Niño Jesús. Con el paso de los años ha ido ingresando en otras muchas: la Santa Cena, las Escuelas, el Calvario, el Descendimiento, la Virgen del Car-

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men, la de Ánimas de la Yedra… y, ¡por supuesto!, la Buena Muerte. Debe añadirse, además, su condición de miembro de la Tertulia Cofrade “El Capirote”. En el año 2012 pronunció el pregón de Navidad de la ciudad de Baeza, organizado por la Hermandad del Calvario, y en Febrero de 2014 fue el encargado de la exaltación eucarística de apertura del III Centenario de la Magna Custodia Procesional de Baeza. Una de sus vertientes más conocidas es la televisiva, ya que lleva más de seis temporadas dirigiendo y presentando el programa de temática cofrade “La trabajadera” en el Canal 9 La Loma TV. Como se ve, todos ellos son méritos más que sobrados para asumir la semblanza del cartel que nos había congregado.

La intervención de José García Checa se inició con una poética invocación a la primavera, estación en la que tuvo lugar la Pasión y Muerte de Jesucristo, y que, por tanto, va ligada indisolublemente a su entrega amorosa por nuestros pecados. Posteriormente, tras los saludos y agradecimientos de rigor, señaló que este cartel es mucho más que una mera imagen; constituye, ante todo, un anuncio de la mayor solemnidad anual para todo cristiano y, a la vez, un testigo del mensaje de Cristo a su pueblo fiel. Recordó posteriormente las vivencias que experimenta como nazareno anónimo, cada noche de Martes Santo, dentro del guion de la Buena Muerte. Aludió así de modo especial al silencio, como componente imprescindible para meditar sobre la Pasión de Cristo; un silencio roto solo ocasionalmente por una saeta, por el doblar del bombo en señal de luto, por el bisbiseo de una oración susurrada por un penitente de rostro cubierto… Un silencio, en fin, acorde con el momento pasionista rememorado por esta Hermandad, así como con la espiritualidad franciscana que alberga el Monasterio de San Antonio.

En suma, fue una exaltación muy emotiva por su hondo calado espiritual, sin necesidad de hacer uso de superfluos alardes verbales. Culminaba así el acto la presentación oficial del cartel de “El Capirote” para 2017, en el que los cofrades baezanos nos congregamos al amparo del Santísimo Cristo de la Buena Muerte, modelo y guía de Santidad. Sirvan las palabras finales de la alocución de José García Checa como inmejorable colofón para esta modesta crónica: “Aquí te vemos, ¡oh Cristo!, suspendido de una cruz que es columna entre el cielo y la tierra; y en tus brazos abiertos al mundo brilla el amor de Dios, tu costado es fuente de consuelo y tu Buena Muerte salvación del mundo. Él murió por nosotros, atrevámonos a vivir para Él”. Amén.

El Capirote

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Foto: Francisco J. Salido

Arte y Artístas de la Pasión

por Francisco Cruz Ruiz

ALGUNOS APUNTES SOBRE VEXILOLOGÍA COFRADIERA Escribimos este artículo acerca de algunas de las insignias más conocidas por todos en el ámbito cofrade. Nos referimos a las banderas; una parte del arte y el ritual cofrades cuyo origen está estrechamente ligado al propio de cada una de las hermandades que existen en nuestra ciudad. Es nuestra intención marcar un punto de atención sobre el cuidado que los cofrades deben prestar a la esfera vexilológica dentro de sus corporaciones como parte interesante y rica, de contenido histórico y en muchas ocasiones también artístico.

La Vexilología es la ciencia que estudia las banderas en todos sus términos y complejidad. Para ello nos centraremos en aquellas de carácter corporativo y penitencial, dejando al margen otro tipo de banderas, como son las marianas u otras insignias de las cuales podemos encontrar ejemplos entre nuestras cofradías penitenciales. Con el fin de que resulte más cómodo este acercamiento al lector, señalaremos algunos ejemplos de nuestra localidad, para lo cual aparecerá simplemente el nombre popular de nuestras cofradías entre corchetes, a tenor de aquellos aspectos que se vayan tratando. Debido a la amplitud del tema, esta breve ejemplificación no tiene carácter totalizador con respecto a la veintena de cofradías penitenciales, ni en su esfera de aplicación positiva o temporal; pero, sin duda, aligerará la lectura con el recuerdo de buenos momentos.

Pues bien, al hablar del término corporativo, hemos de referirnos a la representación e identificación de la propia cofradía, como ente con personalidad jurídica propia, única y exclusivamente, y no a los Titulares o imágenes de devoción. Así como tampoco a elementos de carácter conmemorativo o histórico en sentido estricto. De esta manera, podemos identificar una amplia gama de banderas atendiendo al origen, forma y función para la que han surgido: - Corporativa. Se trata de una bandera que podemos encontrar tanto abierta [Sangre], mostrando el paño pendiente del mástil, como cerrada, es decir, recogiéndose mediante un cordón [Paso, Vera Cruz…].

- Banderines. Derivación de la anterior, cuya función es complementaria, pudiendo servir de escolta a otros enseres procesionales. Igualmente, permite recalcar de forma plástica

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Foto: Isabel & Pedro Fotografía

determinados valores o conceptos religiosos [Vía Crucis, Vida de María – Humildad; Corazón Traspasado – Fervorosa; Siete Palabras – Expiración; Emblema – Resucitado].

- Bacalá. Su origen es más actual, siendo derivación de la bandera abierta, que para exhibición completa de su valor heráldico ha sido recogida en su parte frontal. Suele incorporar la heráldica completa de la institución [Borriquilla]; aunque también hay ejemplos que llevan un emblema [Santa Cena].

- Penitencial. Igualmente su origen se halla en el primer tipo. Se distingue de aquella en que acentúa claramente el carácter que le da nombre sobre otros valores históricos o corporativos. Suele componerse de forma bicolor con una cruz atravesando todo el paño [Buena Muerte]. En cualquier caso podemos encontrarlas tanto de forma abierta como cerrada.

- Estandarte. Se trata de un tipo de bandera que además de la vara consta de travesaño horizontal para soporte del paño.

Ejemplo muy habitual en nuestra ciudad [Buena Muerte; Expiración]. Al igual que la llamada bacalá, puede sostener el escudo heráldico [Escuelas] o bien el emblema corporativo [Calvario].

De este modo debemos destacar tanto la multiplicación de diseños como también la adecuación a su utilidad que permite la ciencia vexilológica.

En relación a esta virtud pode-

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mos señalar dos puntos dentro del panorama baezano: - Es posible la coexistencia entre diversos modelos dentro de una misma cofradía. Se amplía de ese modo, por tanto, la riqueza material y cultural de nuestra ciudad [Oración; Angustias]. No obstante, nosotros nos decantaremos por el seguimiento de unas pautas que, sin mermar esta riqueza, esclarezcan el valor simbólico de tales elementos.

- Encontramos actualmente hermandades en Baeza sin ninguna insignia corporativa procesional de las referidas [Humildad, Soledad].

Es importante recordar que en Baeza se suele denominar como gallardete, además de forma indistinta, a cualesquiera de estos elementos vexilológicos [Paso, Santo Entierro], por la habitual forma cortada en picos tanto de banderas como de estandartes de travesaño y vara, que alargan el paño por los extremos desde la parte central. También es frecuente el término guion, precisamente por su función de encaminar a todo el cortejo. Debemos señalar que esta palabra también se utiliza para nombrar otras insignias de menor formato y con travesaño no cruzado, cuya función es realzar o conmemorar aspectos devocionales o grupos internos de la hermandad [Juventud – Vera Cruz]. No nos olvidamos del término pendón, como suele denominarse de forma histórica a las banderas baezanas tras la creación de las primeras cofradías [San Isidoro, Vera Cruz]. Finalmente, aunque su uso no sea habitual entre los baezanos, no nos resistimos a recordar otra voz, como es confalón, generalizada en otras zonas geográficas españolas. Otro tanto ocurre con lábaro, término éste que designa a la bandera recortada de forma estilizada a lo largo del mástil.

Así pues, existe una gran variedad léxica para nombrar lo que es un mismo objeto en nuestro ámbito cofradiero, lo cual puede generar a priori cierta confusión. Formas, usos y el paso del tiempo han creado tradiciones específicas dentro de la geografía local, lo que otorga sin duda alguna mayor carácter a nuestras cofradías.

Por otro lado, en cuanto a su colocación en el cortejo procesional, podemos extraer una breve síntesis tanto del origen de la propia pieza, como de su composición e interés simbólico: - Uso de guion. Es decir, tienen una clara utilidad para marcar el recorrido y dirección de la cofradía en su estación penitencial [Angustias].

- Faceta representativa de la corporación. Convierte esta insignia en una de las de mayor alcance simbólico, precisamente por su valor totalitario con respecto a otras banderas, como por ejemplo las devocionales (cristíferas, marianas, etc.).

- Parte identificativa. Gracias a su forma, tamaño y elementos representativos como emblema o escudo, podemos identificar la cofradía a la que pertenece [Caída; Rescate].

- Parte histórica de la cofradía. Igualmente aportan un componente de carácter histórico, rico tanto como expresión de la antigüedad de la cofradía como de su evolución a través del tiempo [Cardenal Benavides – Vera Cruz].

Es importante señalar que, en cabecera, solo debe ir superada por otra insignia de máxima representación religiosa cristiana, como es la Cruz de Guía; aunque ciertamente la aparición de ésta en las cofradías es posterior, generalizándose su uso a partir del último periodo barroco sevillano del siglo XVIII. Aun así, la Cruz de Guía la supera por su excelso valor cristiano, acompañándose de faroles.

En definitiva, proponemos una serie de puntos para homogeneizar el componente simbólico a la hora de la utilización de las banderas corporativas de acuerdo a su función, origen vexilológico y a la tradición más genuina de nuestras cofradías, que permita, al

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cofrade y al asistente como espectador del desfile procesional, una lectura lo más correcta y amplia posible acerca del contenido histórico y representativo en cada una de nuestras hermandades: - En primer lugar, mantenimiento del tipo de bandera (abierta o cerrada) acorde a la utilización de otras anteriores en aquellas cofradías que no son de reciente creación, y de las que haya vestigio o recuerdo de otras anteriores [Caída; Descendimiento].

- En el caso anterior, mantenimiento de tejidos o esmaltes acordes con la tradición de cada hermandad [Calvario].

- Colocación de la bandera en la vanguardia del primer tramo, lo más cercana a la Cruz de Guía. Se recupera de esta forma el valor histórico de guion o de cabecera del desfile [Escuelas].

- Apostamos por la utilización del emblema tradicional propio de cada corporación para el caso de las banderas abiertas o cerradas [Vera-Cruz; Paso]. De forma gené- Foto: Juan Miguel Salido rica ha sido así utilizado en nuestra Semana Santa, reservando la representación heráldica completa para los estandartes de origen más moderno, ya sean de vara y travesaño o bien de tipo bacalá [Fervorosa]. Estos permiten tanto la perfecta muestra del escudo como una conservación más fáciles, teniendo en cuenta que suelen ir bordados.

- En caso de existir dos insignias corporativas, preferimos que aquella que ostente el emblema vaya por delante de la que muestre el escudo heráldico. Puede así hacerse una lectura emblemática desde el origen de la corporación y germen de ésta hasta su configuración actual, representada en la evolución histórica y devocional mostrada en la composición heráldica. A este respecto, nos inclinamos por el adelantamiento de la bandera corporativa frente al estandarte de vara y travesaño, si ambos portan el elemento emblemático de la cofradía [Angustias].

- A tenor del punto anterior, participación de los estandartes heráldicos lo más en avanzada posible, y por delante de los estandartes cristíferos, típicos de Baeza. Ello permite contemplar una evolución en el desfile procesional desde el aspecto estrictamente corporativo al principio hasta el desarrollo de otros elementos puramente religiosos o litúrgicos conforme nos acercamos a la Imagen Titular.

- Renovación emblemática [Angustias] y heráldica [Caída; Calvario] que refleje de la forma más correcta posible los parámetros que esta ciencia histórica marca para la representación del origen, evolución y marco devocional de cada cofradía, así como, por ejemplo, otras vinculaciones históricas o la sede canónica.

-Minimizar lo máximo posible la presencia de escritura, así como de números en el haz del paño, en especial cuando se trate de recalcar la pertenencia a determinada hermandad o su fundación [Escuelas]. Consideramos estos aspectos innecesarios por incoherentes, salvo que aludan a fechas de especial motivo conmemorativo o bien a la necesaria distinción en participaciones fuera del ámbito local, como ocurre por ejemplo en las cofradías letíficas del Rocío o de la Virgen de la Cabeza.

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Foto: Francisco J. Salido

- Localización en exclusiva de insignias de carácter mariano en el tramo de la Virgen [Vera Cruz]. Creemos incoherente el emplazamiento de banderas corporativas tras el paso del Señor dentro de una misma cofradía, ya que en el caso baezano no existen causas históricas que aleguen tal motivo [Columna], como bien podría ser una fusión de dos entidades en principio independientes.

- No creemos estrictamente necesario el acompañamiento mediante varas o cetros de aquella bandera que ocupe el puesto de apertura (tras la Cruz de Guía, como ya se ha comentado) del desfile procesional, pues el fin primordial de ésta ha sido, a través del tiempo, el de constituirse en enseña que pueda ser seguida por los miembros de la hermandad en su caminar. Añadimos que estas varas o cetros han tenido su origen en el aspecto meramente organizativo del desfile, añadiéndosele con el discurrir del tiempo funciones representativas mediante la incorporación de elementos emblemáticos (Cruz, Ave-María, etc.) o más recientemente heráldicos. En caso contrario, apostamos por la compañía de cetros que contemplen un alto valor heráldico o emblemático, desechando otros cuya significación pueda restar contenido específico en referencia a la cofradía de la que se trate, tales como anagramas de Jesús o de María. Sin embargo, pensamos totalmente oportuna la utilización de cetros cuando se trate de ciertos acompañamientos especiales en otros desfiles procesionales ajenos a la propia cofradía, como es el caso de la procesión del Corpus Christi. En este caso, las cofradías penitenciales no son entes organizadores, sino colaboradores y participantes junto a otras instituciones. Por tanto, se refuerza así el aspecto de entidad independiente dentro del ámbito cofrade local.

Finalizaremos este artículo insistiendo tanto en la necesidad del cuidado de la parte histórico-simbólica que deben ofrecer nuestras hermandades a sus propias raíces y valores religiosos y culturales como en la amplia variedad de posibilidades que ofrece la vexilología adaptada al mundo cofrade. Desde sus orígenes hasta nuestros días muestra un interesante elenco de elementos que se enriquece y adapta continuamente a las nuevas necesidades que aparecen en el ámbito de la Semana Santa.

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Cuaderno de Opinión por Pablo Jesús Lorite Cruz Doctor en Historia del Arte

UNA SEMANA SANTA PARA UNA CIUDAD EPISCOPAL: BAEZA Desde la dirección de esta preciosa revista nos invitan a dar una pequeña opinión sobre Baeza y su Semana Santa. Pensando sobre qué podíamos trasmitir brevemente, se nos vino a la memoria que este año entra a formar parte de la nómina de hermandades de la ciudad la del Cristo de la Yedra, cuyo actual titular realizara Amadeo Ruiz Olmos para la vecina pedanía, tan unida a la vida del núcleo como si un barrio más de él fuera.

No deja de ser una de las hermandades más antiguas de la ciudad, si bien, por la complejidad caprichosa de la historia, había perdido su procesión. Con ella, Baeza pasa a tener 21 cofradías de pasión en la calle, sin contar la del Niño Jesús, por sus peculiaridades de gloria. Ello nos lleva a un total de 33 pasos, en aumento para futuros años con nuevas dolorosas (caso de las Escuelas). 19 tienen Jaén y Úbeda, pero con una ampliación en base a fundaciones muy contemporáneas, frente a una Baeza que tuvo su último establecimiento canónico con la Santa Cena en el episcopado de Santiago García Aracil, y a las que hay que sumar su mayor población.

La pregunta es, ¿cómo es posible que la ciudad más pequeña de la diócesis primigenia sea la que más hermandades tiene? Pensemos que la vecina Linares sólo tiene 13 asentadas en 5 parroquias de las 10 collaciones en que se divide actualmente la ciudad minera. Andújar 12 y es una ciudad que se divide en 7 parroquias seculares (Baeza al presente sólo en 3). 4 parroquias tiene Alcalá La Real, pero no vamos a entrar en su compleja Semana Santa desarrollada junto a la de Priego de Córdoba en su condición de abadía quasi episcopal vere nullius. 11 tiene Martos repartidas en sus 5 collaciones, ciudad también diferente por ser un priorato de la Orden de Calatrava.

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Foto: Floren Fernández

La respuesta a la peculiaridad baezana es muy sencilla. Baeza es una sede episcopal a la que hay que añadir una muy amplia variedad de comunidades religiosas regulares que la convierten en –como muy bien definía García Torralbo en su tesis doctoral– una ciudad conventual; en realidad, un paradigma de esta clase de poblaciones con una forma de vida religiosa que ordena el espacio urbano y que se desarrollan en la Edad Moderna.

Sólo hay que plantearse que en el siglo XVII Baeza tiene su catedral con su obispo (en muchas ocasiones preocupado por su templo catedralicio como ocurrió con el cardenal Baltasar Moscoso de Sandoval), su tercio de canónigos residentes y su seminario, al que se le añade una universidad fundada por un protonotario apostólico (Rodrigo López) como bien queda marcado en la repetida heráldica de sus muros, acompañado de una familia de nuevos clérigos en donde, por ejemplo, nos encontramos con un abad de Foncebadón (Pedro López), que era una de las principales dignidades de la diócesis de Astorga, o un arcediano de la famosa Tierra de Campos, otra principal dignidad, en este caso de una de las diócesis más amplias de Castilla como era la de Palencia (Rodrigo Pérez de Molina).

Dispone también de una antigua colegiata de las que recae la presidencia en un tesorero que muchas veces tendría la condición de protonotario apostólico y, por tanto, en más de una ocasión sería mitrado; 10 collaciones que, si tenemos en cuenta la población, conllevaría a ser un pueblo bastante limpio en lo que a cementerios parroquiales y fosas en suelo sagrado se refiere.

Por último, debemos de juzgar Baeza con una amplia visión hacia el clero regular con la presencia de trinitarios, trinitarios calzados, mercedarios, carmelitas descalzos, carmelitas descalzas, jesuitas, dominicos, dominicas, franciscanos, claras (varias comunidades), agustinas... (en torno a unos 14 conventos en total). En resumen, una auténtica capital religiosa en el centro de lo que actualmente conocemos como provincia de Jaén.

Hay que imaginar lo que a nivel litúrgico todo esto conllevaba; nada más que en el caso de la Eucaristía tenemos que barajar varios ritos entre los que habría que destacar el Vetus Ordo Romano de San Pío V, unido a otros menores como el dominicano en los conventos de la Orden de Predicadores o esa variante del mozárabe que se daba en nuestra diócesis de modo común llamada de Jaén, cuando su nombre más correcto sería de Baeza-Jaén en casos similares a Calahorra-Santo Domingo de la Calzada, Teruel-Albarracín, Cádiz-Ceuta, Braganza-Miranda de Duero, Beauvais-Noyón-Senlis... (como podemos observar, una excepción la baezana en el nombre oficial que traspasa incluso fronteras).

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El último error de esta nomenclatura viene del pontificado de Pablo VI cuando, en cuestión de menos de un año (entre 1969 y 1970), alguien tomó todas las diócesis visigodas españolas y las repartió entre los obispos que en aquellos momentos eran ordenados auxiliares sin tenerse en cuenta en la Santa Sede las diócesis que en realidad eran titulares como Tucci (Martos) de aquellas que no lo eran.

Así, en 1970 apareció un obispo de Beatia frente al de Baeza-Jaén al mismo tiempo que nos encontramos con otro de Acci frente al de Guadix, de Iliberri en contraposición al arzobispo de Granada o de Egara, no eliminándose cuando San Juan Pablo II elevó Terrasa de nuevo a ciudad episcopal, manteniendo la ciudad de Egara en su interior. Nulo conocimiento debió tener el inminente futuro arzobispo de Valladolid (Félix Romero Mengíbar) en aquel momento sentado en la sede de Baeza-Jaén, cuando un arzobispo sentado en la cátedra de Cracovia llamado Karol Wojtyla estaba ordenando a un auxiliar de su archidiócesis llamado Albin Malysiak como obispo de Beatia. Tampoco el futuro Papa santo debió de pensar que aquel título dado a su auxiliar, y que él debía de conocer por realizar su tesis doctoral sobre la figura de San Juan de la Cruz, no estaba vacante, como sí se dio cuenta el arzobispo giennense Justo Mullor García (nuncio de Estonia) en 1994 cuando ostentaba el título de arzobispo de Emérita Augusta, siendo cambiado por el de Bolsena al ser nombrado su vecino granadino Antonio Montero Moreno como primer arzobispo de Mérida-Badajoz.

Nada más que pensando en la catedral de Baeza y en la colegiata de Santa María del Alcázar nos podemos imaginar la riqueza del rezo del salterio por los cabildos desde sus sillerías corales, o la entonación de los órganos que en el templo catedralicio tenían la peculiaridad de ser dos por un curioso pleito surgido en el siglo XVIII entre poderosos canónigos (Joaquín María de Peñalver y los Rubín de Ceballos); ejemplo de la importancia de un cabildo catedral que funcionaba como el de cualquier otro lugar y que, por supuesto, tenía en cuenta todas las variantes que el misal y el breviario indicaban para el tiempo de pasión (entendamos el Domingo de Ramos, las dos liturgias del Jueves Santo, los oficios del Viernes Santo, la Vigilia Pascual y el desarrollo de toda la jornada del Domingo de Resurrección). Todo ello sin olvidar la colegiata que, al igual que la ubetense, se comportaba como calco de ambas catedrales.

En estos días de actividad tan intensa como una catequesis plástica llena de caridad (no se puede negar que una hermandad en la calle conseguía un importante ingreso para ellos y su convento) participaban los hermanos de las diferentes cofradías que, a lo largo de su vida, habían ahorrado para tener un digno entierro en el que, al menos, se perpetuara su memoria dentro de la hermandad y participaran, tras su muerte, de los cultos que ésta mantuviera y a los que habían asistido en vida. Las pasionales, que son las que nos centran en estas líneas, junto a sus principales funciones religiosas destacaban en su sacramental, su salida a la calle en estas jornadas de Semana Santa, ordenadas en torno al rezo de las horas de estas jornadas tan especiales.

Ya deja claro el cardenal Baltasar Moscoso de Sandoval en su sínodo que las procesiones deben de salir a la calle con un fin, ir a un lugar determinado en Jaén, Baeza y Úbeda;

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además, debían de ser acompañadas por las cruces parroquiales si éstas salían de conventos, como era la mayoría de los casos.

Aquí es donde aparece la Baeza conventual que nos ha legado su Semana Santa; un amplio número de cofradías que provienen de la manera de entender y, sobre todo, de vivir la religión católica por parte de los seglares unidos a las enseñanzas de una determinada orden religiosa. No olvidemos que el pertenecer a una hermandad conventual no era sólo el tener un “seguro funerario”, en la mayoría de las ocasiones matrimonial (esa era la función del libro de difuntos), sino que conllevaba unas leves reglas de vida unidas a la idiosincrasia de cada orden religiosa. Es obvio que no era lo mismo pertenecer a una hermandad emanada de los mercedarios que a una proveniente de los franciscanos, con pastorales en ciertos puntos muy diferentes, a las que muchas Foto: José Juan García de Lara veces se unían la pertenencia a confraternidades ampliadas en muchas ciudades, como si de una sola hermandad se tratase (caso de la Vera Cruz), con sus respectivas indulgencias, tan importantes en una sociedad en donde la muerte era un familiar más que acechaba en el momento menos esperado, sin respetar las leyes naturales del envejecimiento.

Hoy Baeza, como la mayoría de las ciudades, no es precisamente conventual. Aun así, mantener activas en pleno siglo XXI tres clausuras femeninas (dos de claras y una de agustinas) es algo muy extraño, que denota un pasado conventual muy rico que ha sobrevivido en algo que muchas veces nos pasa desapercibido, sus cofradías. Puede que los mercedarios o trinitarios ya no estén en Baeza, ni siquiera se conserven en pie los edificios y templos que albergaron su comunidad, pero sí ha quedado ese reducto que son sus transformadas hermandades, en muchas ocasiones divididas en varias por la independencia de escuadras de la escuadra madre, ya que las hermandades conventuales de la Edad Moderna no contaban sólo con un paso, sino con varios; cada uno tenía su propia contabilidad, aunque existían unas reglas y bolsa común que emanaba de la escuadra predilecta, en donde estaban los principales cargos que, curiosamente, han quedado incluso en el vocabulario de una cofradía baezana como es la Vera Cruz, caso de los términos prioste o fabricano, por ejemplo.

Así, a nivel tangible, podemos observar cómo de los trinitarios emanan las cofradías de La Sangre y la Oración en el Huerto; de los trinitarios descalzos el Rescate; de los carmelitas descalzos la Caída; de los Mercedarios la Expiración, el Paso (aunque naciera en los carmelitas descalzos); de los franciscanos la Vera Cruz, el Calvario, la Humildad (aunque se iniciara en la Trinidad calzada); de los dominicos el Santo Entierro; parece ser que las Angustias en los mínimos, de los servitas seglares los Dolores (hoy conocida como la Fervorosa). De hecho, es curioso cómo con un cierto

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orden cada una de ellas terminaron agrupadas en una determinada parroquia. Así, todas las trinitarias en San Andrés, las mercedarias en San Pablo y El Salvador, las franciscanas en la Santa Cruz y El Salvador; la servita nunca se movió.

Con estos datos al presente podemos observar que el porcentaje de cofradías que provienen de conventos de la Edad Moderna en Baeza es de un 57 %, si bien el total es más alto porque no sólo son reductos. De las más jóvenes, el “nuevo” Descendimiento y la Buena Muerte se fundan en el convento de claras de San Antonio, y la Borriquita en las Hijas de la Caridad. También debemos de sumar la Soledad, por estar bajo la custodia de los carmelitas descalzos, lo que nos llevaría a un porcentaje que se dispara a más de un 76 %.

Menos de un 24 % corresponderían a cofradías que provienen del clero secular, entre las que encontramos el extraño caso de la Columna, junto al Cristo de la Yedra, con el que encabezábamos. Cena, Escuelas y Resucitado son las que también podemos considerar de una naturaleza secular.

En este sentido, son las órdenes religiosas las que desarrollaron la primigenia Semana Santa de Baeza que, de una manera muy completa, ha llegado a nuestros días, además eligiendo a grandes maestros tallistas de la Edad Moderna que legaron grandes obras como el genial Pablo de Rojas, los Mora o Sebastián de Solís, que son los nombres que despuntan en una colección de imaginería en donde el anonimato de la escuela giennense que aúna influencias granadinas y cordobesas no se puede negar en imágenes como el Nazareno de El Paso, la Soledad, la Fervorosa o el Cristo de las Escuelas.

Una colección de imaginería muy singular, sobre todo cuando, tras la contienda civil, pese a la pérdida de algunas obras, es cierto que nos encontramos con la ampliación de gubias de peso en aquellos años como fue Amadeo Ruiz Olmos y Juan Luis Vassallo Parodi. Desde aquí al presente ya maduro de Luis Álvarez Duarte y a las nuevas gubias que se están empezando a coleccionar en Baeza, como es el caso de Dubé Herdugo e Israel Cornejo, entre otros. En resumen, una impresionante colección en crecimiento que es una auténtica lección de historia del arte celosamente guardada en la ciudad de Baeza, para su culto y expresión popular mediante su Semana Santa.

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El Resucitado

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Narvรกez Fotรณgrafo

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El Paso

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Foto: Isabel & Pedro Fotografía

Efemérides

por José García Checa I CENTENARIO DE LA APARICIÓN DE LA VIRGEN DE FÁTIMA “Una señora vestida toda de blanco, más brillante que el sol, irradiando una luz más clara e intensa que un vaso de cristal lleno de agua cristalina, atravesado por los rayos de sol más ardiente” (Juan Clá Díaz. Fátima: Mi Inmaculado corazón triunfará).

A tres humildes pastores, Nuestra Señora del Rosario se apareció ahora hace cien años en Fátima. Fue un domingo 13 de mayo, cuando una señora «más brillante que el sol» se apareció en Cova da Iria. Desde entonces, y generación tras generación, esta devoción sencilla a Nuestra Señora de Fátima, como es conocida popularmente, se ha extendido por todo el mundo, siendo el Santuario de Nuestra Señora lugar de peregrinación donde anualmente se desplazan millones de fieles devotos. En nuestra ciudad, según narran nuestros mayores, durante muchos años la Virgen de Fátima visitaba las casas de los baezanos durante el mes de mayo. Diariamente se rezaban el Santo Rosario y “las flores” ante sus plantas, siendo la imagen trasladada al término de los rezos a otra casa, donde pasaría 24 horas en un altar sencillo, que era levantado primorosamente con mucho cariño por el vecindario, con lo mejor de cada casa.

Aunque algunas de nuestras tradiciones y costumbres han pasado a los callejones de la memoria, convendría resaltar que aún queda un recuerdo de aquellas visitas marianas, pues muchos de ustedes recibirán en su domicilio periódicamente una hornacina con la imagen de Nuestra Señora del Rosario de Fátima, la cual, durante un día, estará presente en el hogar. Es María modelo para todas las familias cristianas de Baeza; en todas ellas ocupa un lugar especial. Por ello, desde la Tertulia Cofrade “El Capirote” no queríamos dejar pasar esta oportunidad, para animar a las familias cofrades para que sean transmisoras del amor de María, y que propaguen a las generaciones venideras esta bella tradición. Que nunca se cierre en esta bendita tierra una puerta a María Santísima, que no cesen nuestras costumbres y que en cada hogar se mantenga encendida una llama de amor a la Virgen mientras se reza el Santo Rosario, tal y como nos pidió la Virgen en Fátima.

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Nuestro Obispo emérito, D. Ramón del Hoyo López, tuvo a bien aprobar las reglas del Apostolado de Fátima de nuestra ciudad, siendo el primero en constituirse en nuestra Diócesis bajo el impulso del recordado canónico D. Juan Párraga Barranco, quien trabajó junto con un grupo de fieles para fomentar más aún esta devoción en Baeza. Actualmente, este Apostolado se reúne los primeros sábados de cada mes en el Convento de Santa María Magdalena, donde celebran sus cultos en torno a María Santísima del Rosario de Fátima, imagen que se venera en el sepulcro de la Venerable Sierva de Dios Sor Mónica toda de Jesús. En este centenario celebrarán diversos cultos extraordinarios, centrándose los mismos en torno al día 13 de Mayo. Esperemos que entonces podamos volver a ver a Nuestra Señora de Fátima en un rosario vespertino por la collación del barrio Foto: Javier Ruiz Olivera de la Magdalena, como antaño, acompañados por los cantos populares que se alzan en las voces de los baezanos, siempre como piropos cariñosos a María.

XXV Aniversario de la finalización del Misterio de la Santa Cena Ya en el ámbito cofrade, vamos a repasar las efemérides que este año celebraremos. Para ello, empezaremos con la más joven de nuestras Cofradías penitenciales, la Santa Cena, la cual vería ahora hace 25 años culminado el proyecto por el cual habían trabajado incansablemente, y que no era otro que el de la finalización del apostolado del Santísimo Cristo del Amor en su Santa Cena, con el cual quedaría culminada la actual pasión según Baeza.

Desde aquel día, la capilla de las Benditas Ánimas de nuestra S. I. Catedral se convertiría en el cenáculo baezano, donde el Cristo del Amor nos anima una y otra vez a celebrar el Santo Sacrificio de la misa en memoria suya. No es casualidad que el lugar definitivo donde quedara al culto la última cena de Cristo fuera en frente de la Capilla del Sagrario; a Dios por el amor.

50º Aniversario de los Hermanos Costaleros en la Hermandad de “El Paso” Hablamos de efemérides, pero bien podríamos hablar también de valentía, de gestas, y es que el mundo cofrade de Baeza puede presumir de tener una de las cuadrillas más antiguas de Andalucía de hermanos costaleros, ya que ahora hace 50 años desde que trece hermanos de “El Paso” se quitaran sus túnicas para llevar a Nuestra Señora de la Amargura, Consolación y Desamparados por diferencias con los costaleros asalariados en la mañana de Viernes Santo de 1967. Sin duda alguna es éste un motivo más que hace grande a nuestra Semana Santa y que, por lo tanto, debe ser celebrado por el “mundo de abajo”, pues estamos ante el inicio en Baeza de la figura del costalero “hermano”. A partir

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de ese año, los miembros de nuestras corporaciones recuperaron las trabajaderas para llevar a sus titulares, lo cual supuso un revulsivo en nuestra Semana Santa que se afianzó y tomó nuevo impulso años más tarde cuando se funda la hermandad de “Las Escuelas” en 1980. Ello condujo a la inmensa mayoría de hermandades a portar a las imágenes sobre los hombros de sus cofrades.

XXX ANIVERSARIO (1987 - 2017): - Primera Salida Procesional de la Cuadrilla de Hermanos Costaleros del Nazareno de la Vera Cruz (la recuperación de los costaleros tradicionales) - Primera Salida Procesional de los Hermanos Horquilleros de “La Fervorosa” A diferencia de la titular mariana de la Cofradía del Paso, que paradójicamente es de las pocas imágenes que en la actualidad ha vuelto a procesionar a ruedas, a pesar de que con Ella empezó el mundo del costalero en Baeza, los Foto: Isabel & Pedro Fotografía pasos del Nazareno de la Vera Cruz y las andas de “La Fervorosa” se han mantenido en la forma de ser llevados que comenzó por ahora hace 30 años. Sin duda alguna, estas cuadrillas han sabido mantener la devoción a sus titulares y transmitir este sentir a las generaciones venideras de sus Cofradías. Son las más veteranas en la actualidad, tras la del Señor de “El Paso”, imagen que nunca perdió el esfuerzo humano bajo sus andas y esperamos importantes y merecidísimas conmemoraciones de estos dos acontecimientos que fueron trascendentales para la Semana Santa de Baeza.

XXV Aniversario del Cuerpo de Horquilleras de María Santísima de la Trinidad (1992 - 2017) Llegaron los costaleros, los horquilleros y también las horquilleras y las costaleras. En este año 2017 celebraremos el 25º aniversario de la creación del cuerpo de horquilleras de María Santísima de la Trinidad. Ininterrumpidamente, cada mañana de Jueves Santo, hemos podido ver el volar de más de cien palomas trinitarias portando sobre sus hombros a la Estrella de la Mañana por las calles de Baeza. La fuerza y valentía de las mujeres trinitarias no es que sea más que notable en el seno de la Cofradía, sino que es además un sello de identidad. Cómo no recordar el esfuerzo de aquellas primeras horquilleras, cuando el

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frío de las madrugadas recorría las calles del barrio de los Descalzos y de San Andrés; cómo no recordar el movimiento de los rosarios que prendían de los varales del paso de palio cuando Baeza revivía su amanecer más bello. La creación de este cuerpo de horquilleras no solo supuso favorecer la inserción de la mujer en el mundo cofrade, sino que fue un estímulo para la Cofradía y una creciente veneración a la Virgen de la Trinidad. También supuso un hito memorable la restauración que llevara a cabo Antonio J. Dubé de Luque en Sevilla, así como las mejoras en su paso de palio: la adquisición de un trono, candelería y el fantástico palio que la cubre cada mañana de Jueves Santo.

XX Aniversario de la Cuadrilla de Costaleros del Misterio del Descendimiento de Cristo (1997 - 2017) Veinte años hace que la tarde del Viernes Santo viera transformar la manera de portar las imágenes de la Cofradía de “las tres Marías”, pasando el Misterio de las ruedas a los costaleros tradicionales baezanos, un hecho que también cambió por completo la forma de ser de la Cofradía. No solo se produjeron modificaciones en la forma de portar el paso, sino que además fue en dicho año cuando la juventud pasó a integrarse en la primera línea de la Hermandad, iniciándose entonces la realización de un nuevo grupo escultórico que, tras diversas dudas iniciales, tomaría forma definitiva de la gubia de Dubé Herdugo, una obra extraordinaria que hoy podemos disfrutar en la tarde del Viernes Santo mecida suavemente por su gran cuadrilla de hermanos.

XX Aniversario de la Cuadrilla de Costaleros de la Virgen de la Soledad (1997 - 2017) También la Cofradía de la Soledad protagonizo en aquel Viernes Santo de 1997 su primera salida a costaleras; valientes fueron las mujeres que tomaron las calles de Baeza en ese bello altar de plata que tiene el honor de portar a María en su Soledad, convirtiéndose en una nueva escuadra femenina bajo nuestros pasos que con los años se ha convertido como la mayoría en mixta. Gran esfuerzo hacen cada año estos costaleros y costaleras, cuando la noche se acentúa y el cansancio invade el cuerpo de los cofrades, que, a pesar del mismo, acompañan a María cuando desconsolada recorre las calles de Baeza.

Los cambios no paran de producirse en nuestras penitenciales, por lo que, antes de finalizar esta sección, es de rigor mencionar el décimo aniversario de la transformación del trono del Santísimo Cristo de la columna, el cual, hace ahora una década, abandonaba las andas de estilo malagueño para ser portado al modo tradicional baezano. Sin duda alguna fue un gran progreso para la tarde del Miércoles Santo que despertó el interés de los hermanos más jóvenes. Bien es cierto que dicho cambio duró poco, pues en estos últimos años hemos podido ver de nuevo una transformación en la forma de portar ese trono. ¿Y tú, cofrade? Sal del anonimato y trabaja por nuestra Semana Santa. Que no cese la ilusión por mejorar nuestro presente y, sobre todo, por ganar el futuro, para que cada año mejoremos muchas más cosas.

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Narváez Fotógrafo

El Archivo

por Sebastián Cabrera Checa LOS ESTATUTOS DE LA DESAPARECIDA COFRADÍA DE NUESTRO PADRE JESÚS DEL MANDATO (“EL LAVATORIO”) DE LA CIUDAD DE BAEZA. Una de las devociones que desde antiguo se veneraron en la ciudad de Baeza fue sin duda la del Señor del Mandato o Lavatorio. Por lo menos, así nos consta ya en el Preámbulo de las constituciones originales de la Cofradía de la Santa Humildad de Nuestro Señor Jesucristo desde su fundación en el año de 1563.

En esta cofradía, la de la Humildad, nacida bajo el carisma de la Orden Trinitaria Calzada, uno de los propósitos principales era el ensalzar la actitud de humildad de Jesucristo, cuando el Jueves Santo, antes de su Pasión, hizo el piadoso gesto de lavar los pies a cada uno de sus discípulos. Por ello, la penitencial baezana donde se instituye, además de rendir culto a su actual imagen titular —el magnífico Ecce-Homo del siglo XVI atribuido al genial Pablo de Rojas (que por fortuna ha llegado a nuestros días)— también tomó como referencia preferente esta escena contemplada en los Evangelios, que en el caso concreto de Baeza quedaba representada por la Imagen del Señor, arrodillado humildemente, lavando los pies a San Pedro, que aparece sentado. A ello se añadiría la imagen de la Santísima Virgen dolorosa o de la Soledad y la de algún otro santo ejemplar, según costumbre de la época. En cuanto a las imágenes antiguas del paso del Lavatorio, parece ser que ambas eran de candelero, no excesivamente notables de ejecución. Tenían una función eminentemente devocional. Al menos, eso es lo que se deduce de las fotografías que han llegado como testimonio gráfico a nuestros días. Ambas figuras, junto al resto de enseres de la hermandad, fueron destruidas durante la Guerra Civil. Se trata de la única Hermandad penitencial baezana que no se ha reorganizado tras la contienda.

No tratamos ahora de explicar los avatares que a través de la Historia han atravesado la cofradía y sus imágenes. Sobre esto, ya hay mucho hablado y mucho escrito. Donde realmente quisiéramos centrarnos en esta ocasión es en lo que realmente fue el punto de parti-

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da de una nueva cofradía en Baeza; en la escisión, como institución independiente de la Cofradía primigenia de la Humildad, del Grupo Escultórico del Lavatorio como Cofradía propia, que se llevó a cabo a finales del siglo XIX y que perduró hasta su destrucción, como hemos mencionado, durante los tristes sucesos acaecidos en el año de 1936.

Según lo publicado en el libro “Historia Documental de las Cofradías y Hermandades de Penitencia en la ciudad de Baeza” impreso en 1997 por la Asociación Cultural Baezana, fue el estudioso don Rafael Ortega y Sagrista quien, en una brillante conferencia sobre la Semana Santa de Baeza, nos pusiera sobre la pista de unos Estatutos que había encontrado, a través de sus minuciosas investigaciones, en el Archivo Histórico Diocesano de la Santa Iglesia Catedral de Jaén, y que eran relativos a la Cofradía de Nuestro Padre Jesús del Mandato de Baeza.

Dicha investigación me llamó poderosamente la atención, y así, cuando me fue posible, con objeto de intentar localizarlos y estudiarlos de manera conveniente, me encaminé al citado Archivo, situado en las galerías altas de la hermosísima Seo Giennense.

Tuve suerte, y a base de paciencia y de tiempo pude localizar por fin el expediente completo sobre el proceso de aprobación de los Estatutos de los que nos hablaba Ortega Sagrista. Por lo que pronto los fotocopié y los puse a disposición de mi querido maestro, don Rafael Rodríguez-Moñino Soriano, para que se incluyera la información pertinente en el citado libro de las cofradías baezanas, por estar por aquel entonces ya muy avanzado el proceso de recuperación de datos históricos y muy próxima también la fecha de su publicación definitiva.

Así, y para conocimiento general de los investigadores y cofrades interesados, es mi intención ahora hacer una transcripción de todo el proceso de aprobación de los citados Estatutos, por considerarlo muy interesante, con el fin de que quede constancia de cuáles

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fueron las pretensiones de unos piadosos hombres, que decidieron en su día emprender conjunta y decididamente un nuevo camino, siempre para mayor honra del Nombre de Jesucristo, nuestro Señor.

El expediente consta de 8 folios escritos a doble cara y se inicia con una carta-instancia dirigida al Ilustrísimo Señor Obispo de Jaén, cuyo contenido es el siguiente: “Los abajo firmantes vecinos de la ciudad de Baeza, a V.E.R. con el mayor respeto exponen; que deseando vivamente honrar y dar culto a Nuestro Divino Salvador Jesús, en el acto de lavar los pies a sus discípulos, tal y como se representa en un paso que se venera en la Iglesia Parroquial del Salvador de esta Ciudad, han creído que lo más conveniente para ello era congregarse en una Cofradía, para que de esta manera tuviesen sus deseos cumplidos efecto con las condiciones de estabilidad que tanto se recomiendan en esta clase de asuntos, y al efecto habiendo consultado entre sí, y con el acuerdo y parecer de personas de respetabilidad, han convenido formar los adjuntos Estatutos o Constituciones que respondan completamente a los deseos de todos los Asociados, y como para ello se necesita la aprobación de S. E. R. como Dignísimo Prelado de esta Diócesis.

Suplican a V. E. R. con el mayor respeto se digne otorgar su bendición al pensamiento que les ha congregado, aprobando los adjuntos Estatutos, si los haya en su superior criterio dignos de esta gracia, y concediendo del Tesoro de la Iglesia las gracias espirituales que sean de su agrado, para estimular la piedad y devoción de los exponentes, gracia por la que le vivirán por siempre reconocidos, y por ello pedimos y piden a Dios guarde su vida muchos años.

Baeza, diez y ocho de Mayo de mil ochocientos ochenta y dos”.

El escrito lo firman: El Mayordomo interino, D. Francisco Suárez; el Secretario interino, D. Manuel Segura Rubio, D. Manuel Ruiz, D. Antonio Mérida, D. Cipriano Mérida, D. Ricardo Castillo, D. Juan Manuel Valenzuela y Ruiz, D. José María Cejudo, D. Agustín Cejudo López, D. Manuel Godino, D. Francisco Poza, D. Leocadio Mérida, D. Diego de Gámez, D. Francisco Romero y D. Juan Antonio Cánovas.

Adjunto a la carta-instancia, se envía lo siguiente:

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Proyecto de Estatutos para la Cofradía de Nuestro Padre Jesús del Mandato.

Artículo 1.- Se establece en la Parroquia del Salvador de esta ciudad de Baeza, una Cofradía, bajo el título de Nuestro Padre Jesús del Mandato.

El Objetivo de la misma será dar culto a la Imagen existente en dicha Parroquia, que representa al salvador, en el acto de lavar los pies a sus discípulos, ayudarse mutuamente los asociados en sus necesidades espirituales y practicar las virtudes cristianas.

Artículo 2.- Para pertenecer a dicha Cofradía será necesario observar buenas conductas moral y religiosa, y no haber sido expulsado de ninguna de las otras existentes en esta ciudad. La admisión será a propuesta de cualquiera de los hermanos que componen la Junta de Gobierno, y con aprobación de la misma, dándose cuenta en el Cabildo general.

Artículo 3.- Para el régimen y gobierno de la expresada Cofradía, se nombrará un Mayordomo que desempeñará dicho cargo por espacio de tres años, a quien corresponderá todo lo perteneciente a la dirección de la misma, auxiliándose de la Junta de Gobierno, que constará de diez fiscales, cuatro de ellos nombrados por el hermano mayor, y los otros seis, por todos los hermanos que concurran a el Cabildo General, los cuales se nombrarán todos los años.

Habrá además un Secretario con voz y voto en la Junta de Gobierno, de cuyo cargo será llevar los libros, y la contabilidad, el cual será elegido por mayoría de estos en el Cabildo General, y dicho cargo lo desempeñará por espacio de tres años, en igual forma que el Hermano mayor.

Pasada la primera elección del Hermano Mayor, en las sucesivas no podrá recaer el nombramiento en individuo que no cuente por lo menos tres años de pertenecer a la Cofradía.

Artículo 4.- Formará también parte de la Junta de Gobierno, el Hermano mayor saliente por los tres años que esté en esta situación, auxiliando a el Mayordomo y sustituyéndolo en sus enfermedades y ausencias.

Artículo 5.- Todos los años se celebrará una solemne Fiesta el día 25 de Julio, festividad de Santiago Apóstol, con comunión general de todos los hermanos.

La Procesión solemne de la Cofradía se verificará previo licencia de las autoridades Eclesiástica y Civil, el Domingo de Ramos por la tarde, y será además obligatoria la asistencia de la Sagrada Imagen con su Escuadra a la Procesión general del Viernes Santo.

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Artículo 6.- Todo hermano satisfará a su entrada la cantidad de seis reales, y después por anualidades vencidas la de cuatro iden.

También se admitirán entradas dobles, de Matrimonio, que satisfarán la primera vez la suma de diez reales, y después por anualidades vencidas la de ocho respectivamente.

Artículo 7.- Cada hermano tendrá derecho a que se le asista por la Cofradía, con doce faroles y Música cuando se le administre el Santo Viático, siempre que se avise con la anticipación debida, y lo permita la hora.

Por su muerte tendrá derecho también a la asistencia del Gallardete, siendo de cuenta de la Cofradía satisfacer a la Parroquia en que falleciere, los derechos de entierro menor.

Artículo 8.- Todos los años el día de la fiesta por la tarde, al toque de campana, se celebrará un Cabildo general, en el que se rendirán las cuentas del Mayordomo, se procederá a el nombramiento de este cuando haya de verificarse, a la renovación de la Junta de Gobierno, y resolución de todos los demás asuntos que puedan interesar a la Cofradía.

Todos los hermanos tendrán voz y voto en dichos Cabildos, expondrán sus razones con orden y mesura procurándose el mejor acuerdo en todo, y caso de divergencia en los pareceres se adoptarán lo que resuelva la mayoría.

Artículo 9.- En la segunda Domínica de Cuaresma de cada un año, se celebrará también otro Cabildo Extraordinario para tratar lo referente a la Procesión y Fiesta, al cual solo tendrán derecho de asistir los individuos que pertenezcan a la Junta de Gobierno. Tanto éste, como el anterior, y los demás que por circunstancias extraordinarias hubieran de celebrarse, tendrían lugar previa citación en la Sacristía de la Parroquia antes citada, y bajo la presidencia del Párroco.

Artículo 10.- Será de cuenta del hermano mayor, y bajo su responsabilidad, la gestión económica de la Cofradía, procurando con el mayor celo su progresivo aumento.

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Artículo 11.- Al Secretario corresponde llevar los libros de entrada y salida de los hermanos, formar y autorizar las cuentas, con los datos y documentos que le facilite el Mayordomo, y redactar y extender las actas y acuerdos de los Cabildos, y Juntas generales, procurando que todo se haga con el mayor orden y claridad.

Artículo 12.- Los distintivos e insignias de los hermanos serán: Túnica morada, con el Escudo de plata o bordado, en el lado izquierdo, y cinturón azul, según el modelo que previamente se determinará.

Artículo 13.- En el primer Cabildo después de la constitución de la Cofradía, en que se nombren todos los demás oficios, se verificará el nombramiento de Camarera, de cuyo cargo será la custodia y conservación de las ropas y efectos pertenecientes a la Sagrada Imagen.

Artículo 14.- Quedan facultados los Cabildos generales o la Junta de Gobierno, según la gravedad del caso, para adoptar las resoluciones que crea conveniente en bien y utilidad de la Cofradía, en los casos no previstos en estas constituciones, y sus acuerdos con estos requisitos tendrán fuerza ejecutiva.

Artículo 15.- Convenidos y conformes todos los Cofrades fundadores en los precedentes artículos, se llevarán a la aprobación del Ilustrísimo Señor Obispo de esta Diócesis, y evaluado que sea este requisito se procederá a la erección de la Cofradía.

Baeza diez y ocho de Mayo de mil ochocientos ochenta y dos.

Dicho Proyecto de Estatutos viene firmado por el Mayordomo interino, D. Francisco Suárez; el Secretario interino, D. Manuel Segura Rubio; D. Francisco Poza, D. Leocadio Mérida y D. Antonio Mérida.

De esta manera se inician los trámites, y así, el día 25 de Mayo de 1882, se acuerda pasar al Sr. Fiscal del Tribunal Eclesiástico la documentación, para que revise los Estatutos “…y se sirva emitir el dictamen que a su juicio merezcan”. Fdo. El licenciado Fernández.

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El día 27 de Mayo de 1882, el licenciado Clemente, emite un informe al Sr. Obispo en el que dice: “…he visto los Estatutos formados para regir a la Cofradía de Ntro. Padre Jesús del Mandato… y nada encuentro en ellos que se oponga a la aprobación que interesan, excepto la circunstancia que expresa el artículo octavo de que la Junta general del día de la Fiesta sea a el toque de campana, que debe suprimirse; y a por que las juntas deben celebrarse previa citación de todos sus individuos, y también, porque el objeto de las campanas es para anunciar a los fieles las solemnidades y sagrados oficios de la Iglesia y no para objetos particulares, como lo es la reunión de una corporación en asuntos exclusivos de la misma, o sea, para su régimen interior”.

Cuatro días más tarde, el día 31 de Mayo de 1882, de nuevo el licenciado Fernández expide devolver los Estatutos “…por conducto del Sr. Cura Párroco… para que se modifiquen según el dictamen del Sr. Fiscal Eclesiástico poniendo dos copias literales iguales una en papel de sello undécimo y la otra en papel simple, y remitiéndolo todo incluso estos dos pliegos ya tramitados a la Secretaría de Cámara y a los fines que proceda”.

Y así lo hace con fecha 9 de Junio de 1882 el Secretario de Cámara y Gobierno del Obispado de Jaén, Sr. Don Francisco López.

Una vez llegó a Baeza la notificación, se rectificaron los Estatutos en su artículo 8 como se aconsejaba. Por lo que se redactaron de nuevo en hojas aparte. Aunque en esta ocasión, sólo los firmaron el Mayordomo interino, D. Francisco Suárez; el Secretario interino, D. Manuel Segura Rubio; y los Sres. D. Francisco Poza, D. Leocadio Mérida, y D. Antonio Mérida.

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Por fin, una vez rectificados y vueltos a enviar los Estatutos al Obispado, a finales del mes de Junio, concretamente el día 27 de Junio de 1882, se emite la resolución final de aprobación en la que se señala: “… y de conformidad con el dictamen del Sr. Fiscal de nuestro Tribunal Ecco. Aprobamos los presentes Estatutos por que se ha de regir y gobernar la Cofradía de Ntro. Padre Jesús del Mandato, establecida en la Iglesia Parroquial del Salvador de la ciudad de Baeza, mandando se cumplan y guarden fielmente en todas sus partes, y las condiciones siguientes:== 1ª. Que puesto que se habla de ingreso de mujeres en la Cofradía, estas, si bien gozarán de todos los privilegios de la misma, sin embargo no podrán de ninguna manera tomar parte en las Juntas ==.

2ª. Que si bien la Camarera que lo sea podrá custodiar las ropas de la Sagrada Imagen, esto se entiende sin perjuicio de que dado caso de ser alguna prenda de estas de algún valor considerable, así como respecto de alhajas de valor si las hubiere, se adopten precauciones especiales para su custodia, y esto a un caso necesario, con el beneplácito del Ilmo. y Rvdmo. Prelado de la Diócesis por tiempo que lo fuere.

Prometiéndonos del celo y piedad de sus asociados, promoverán los cultos religiosos para Mayor Gloria de Dios y bien espiritual de sus almas”.

Escrito que es firmado por el Ilmo. Sr. Muñoz, Gobernador Eclesiástico, y por don Juan Bta. Domínguez. Siendo Obispo de la Diócesis, D. Manuel María León González y Sánchez (1877-1896).

De esta manera, quedaba constituida como Cofradía independiente de la de la Humildad, la Cofradía del Lavatorio.

Fueron 54 años de nueva andadura, que de seguro estuvieron repletos, como es lógico, de momentos felices y de situaciones complicadas. Así hasta llegar al fatídico año de 1936, año del inicio de la Guerra Civil española, donde, lamentablemente, las benditas Imágenes del Señor y del Apóstol San Pedro fueron quemadas salvajemente, fruto de la incultura y de la incomprensión; desapareciendo de esta manera tan triste e injusta la Cofradía y todos sus enseres.

Para terminar, y como conclusión, señalaremos que, como se ha dicho, la Cofradía del Lavatorio sigue siendo la única cofradía penitencial que no ha llegado a reorganizarse en la Semana Santa de Baeza después de la Contienda Española. Nos consta que se ha intentado en más de una ocasión volverla a instituir, aunque sin éxito. Sea como fuere, creemos que recuperar un paso representando esta piadosa escena del Lavatorio de los pies no sería para la Semana Santa de Baeza sino un acto de justicia cofrade, que haría honor a la riquísima Historia devocional y cristiana de nuestra ciudad.

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La Pasión según

por Francisco Ruiz Jiménez

(Presidente de la Agrupación de Cofradías de Antequera) “CORRER LA VEGA” DICOTOMÍAS SOCIALES Y RITUAL EN LA SEMANA SANTA DE ANTEQUERA En numerosas ciudades y pueblos andaluces, la Semana Santa, más allá de su explícita dimensión religiosa, constituye un “hecho social total”, tal como definió esta categoría, hace ya casi un siglo, el antropólogo francés Marcel Mauss (Moreno Navarro, 2008). Reflejando directamente la estructura de la sociedad local que la celebra o, a veces, invirtiendo o incluso negando ésta en algunas o muchas de sus facetas (Moreno Navarro, 1999; 2006a), todas las dimensiones de la vida social –simbólica, identitaria, política, económica…– intervienen o se ven afectadas por la Semana Santa. Si no todos, una gran mayoría de los grupos sociales participa de una manera u otra en este fenómeno sociocultural, o al menos se define y sitúa explícitamente respecto a él. Casi nada y casi nadie permanece ajeno o indiferente al mismo. Es ésta una de las razones principales de que en Andalucía, contrariamente a lo que ocurre en la mayor parte de las regiones mediterráneas, incluidas las del Estado Español, la Semana Santa continúe siendo, en la época de la glocalización (Moreno Navarro, 2010), uno de los referentes de la identidad cultural (Moreno Navarro, 2000a; 2000b). Pocos lugares como Antequera donde esta afirmación esté más respaldada. La historia antequerana, desde casi el momento mismo de la conquista castellana hasta hoy, se ha reflejado en su Semana Santa. Y puede ser entendida a través del análisis de ésta, tanto en sus continuidades como en sus cambios (Moreno Navarro; Távora, 1989).

La sociedad antequerana, tras la conquista y recristianización, se construyó sobre un doble dualismo. Por una parte, familias nobles grandes propietarias de feraces tierras, que constituían la base de su poder económico y social, monopolizando los cargos claves del poder municipal; por otra, un alto número de trabajadores sin tierras, o con muy pocas, y sin ningún poder, al servicio de estos. Sólo en un periodo del siglo XIX en que proliferaron las industrias textiles se complejizó dicha dicotomía o fractura social, que sigue reflejándose en el urbanismo de la ciudad y en sus edificios. Pocas agrociudades como

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Antequera con más alta concentración de iglesias, conventos y palacios que contrastan con las modestas y blanquísimas casas del común de los vecinos.

Esta dicotomía de clases se tradujo, en los rituales y protagonismos de la Semana Santa, en elementos e incluso términos muy significativos y singularmente antequeranos. Por una parte, los hermanos mayores de insignia, con túnicas de terciopelo ricamente bordadas y la cara descubierta, con todo el poder sobre los tronos en los que desfilan las imágenes emblemáticas, y los campanilleros de lujo –niños con túnicas de larga cola bordada, que arrastra, y joyas en su cabeza–. Unos y otros pertenecientes a las más importantes familias.

Por otra, los hermanacos, portadores de los pesados tronos llevando las horquillas con que se ayudan para descansar en las paradas y utilizan como palanca para tomar impulso en el trabajoso discurrir por las cuestas urbanas. A aquellos les corresponde el mando, a estos la obediencia. Se repite en cada cofradía y se visibiliza en sus procesiones la estructura de poder y subalternidad que regía la sociedad local en todos los ámbitos, hasta la quiebra de las bases económicas de dicha estructura en los años sesenta del siglo XX. Pero no ha sido este dualismo –propietarios aristócratas versus campesinos sin tierra o con escasa propiedad–, traducido en hermanos mayores versus hermanacos en los rituales semanasanteros, el único presente en el devenir histórico de los casi seiscientos últimos años de una población varias veces milenaria. También, hasta entrado el siglo XX, persistió otra dicotomía: la existente entre dos conjuntos de familias poderosas enfrentadas permanentemente. Ambos proyectaban su rivalidad en todas las facetas de la vida social, entre las que se incluía, de forma muy principal, el ámbito religioso y ritual, arrastrando tras ellos a sus respectivas clientelas y sectores dependientes. Encabezados por Chacones y Narváez, que fueron los dos linajes principales de la ciudad desde su toma por el Infante don Fernando en 1410, todos cuantos poseían parcelas de poder se agruparon en uno y otro bando. Cada uno de ellos impulsó y protegió a concretas órdenes religiosas, a su vez en rivalidad –especialmente dominicos y franciscanos–, así como a las cofradías patrocinadas por éstas: las de “Arriba” y “Abajo”, enfrentadas desde su misma fundación a finales del siglo XVI.

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Estas dos dicotomías fueron los dos ejes imbricados a partir de los cuales se desarrolló la sociedad local y se constituyó su Semana Santa como “hecho social total”. Hoy, el poder local no está ya ocupado por Narváez y Chacones, Padillas, Manchas, Arreses, Zayas, Rojas, Arroyos, Santistébanes y demás componentes de las familias principales tradicionalmente enfrentadas (León Vargas, 2009), ni toda la población antequerana depende del trabajo que quieran o puedan darle los grandes propietarios de la tierra; pero los dualismos persisten, simbólica y ritualmente, tanto en la terminología como en la relación de poder y protagonismo dicotómico entre hermanos mayores y hermanacos, aunque actualmente la mayoría de estos últimos no estén en una posición de subalternidad directa respecto a aquellos en su cotidianidad, y aún menos para su subsistencia.

Se ha perdido ya en la memoria la rivalidad sectaria entre órdenes religiosas, pero todavía persiste el recuerdo, a veces actualizado, del enfrentamiento entre sebosos y cochineros, del “pique” entre la hermandad de Arriba y la hermandad de Abajo; o sea, entre la Sacramental, Pontificia, Real e Ilustre Archicofradía de la Santa Cruz en Jerusalén, Nuestro Padre Jesús Nazareno y Nuestra Señora del Socorro, por un lado, y la Pontificia y Real Archicofradía del Dulcísimo Nombre de Jesús y Nuestra Señora de la Paz, por otro.

Ambas cofradías con Vírgenes coronadas canónicamente hace poco más de veinte años y ambas procesionando la tarde-noche del viernes santo, sin duda el día más importante de la Semana Santa antequerana.

En el convento franciscano de Santa María de Jesús, en el Portichuelo, en la parte más alta de Antequera, se fundó en 1586 una cofradía del Dulce Nombre de Jesús a la que pocos años después, al establecerse en la ciudad los dominicos y construir, no lejos de ese lugar pero en cota inferior, la iglesia de Santo Domingo, pusieron estos pleito con base en el privilegio pontificio de que todas las cofradías de dicho título tenían que residir en sus iglesias. Un pleito que duraría casi dos décadas, entre 1598 y 1617, en el que los Narváez –descendientes del primer alcaide castellano– apoyaron con toda su influencia a los franciscanos y a la hermandad de Arriba, mientras que los Chacones –descendientes del primer alguacil mayor– lo hicieron a favor de los dominicos y la hermandad de Abajo. Fallado el pleito, en el que llegó a intervenir incluso el tribunal de la Rota, a favor de estos últimos, la hermandad de Arriba, privada del derecho a ostentar un título que fue confirmado en exclusiva a la de Abajo, adoptó el nombre de “Santa Cruz en Jerusalén y Jesús Nazareno”, acentuándose la rivalidad y competencia entre la una y la otra durante siglos, dividiendo la ciudad en dos bandos enfrentados, con emulación constante y choques de tal magni-

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tud que llevaron incluso a la prohibición de sus procesiones entre 1782 y 1837 (Luna García, 1950).

Entrado el siglo XX, la polarización entre la de Arriba y la de Abajo entra en crisis, pues el sistema de hermandades se abre y otras cofradías, ya existentes o refundadas, toman también su parte de protagonismo. Actualmente, nueve cofradías recorren las calles de Antequera del Domingo de Ramos al Viernes Santo, con imágenes que, en su mayor parte, proceden de los siglos XVI al XVIII. Permanecen, o se han recuperado, elementos que dotan a la Semana Santa antequerana de una indudable personalidad. Además de los ya citados hermanos mayores de insignia, campanilleros de lujo y hermanacos, existen hermanos tarjeteros, que portan cuadros o cornucopias con escenas de la pasión, y se siguen realizando las armadillas: desfiles previos a la procesión, tras los convites, de todos los componentes de los cortejos, con excepción de las imágenes. Son también peculiares los tronos antequeranos. No tienen patas y en las paradas se apoyan en las horquillas de los hermanacos. Subsisten en varios de ellos las antiguas peanas “de carrete”, de madera tallada y dorada. Los palios de las vírgenes, salvo alguna excepción, son de volúmenes rectos y carecen de velas, siendo la iluminación generalmente por candelabros o arbotantes laterales con luz de distintas fuentes. Proliferan flores y ángeles en el lugar que suele ocupar la candelería. Se mantiene la media luna de plata al pie de las Dolorosas.

Hay un palio, el del Socorro, con dieciséis varales o barras; otro, el de la Paz, lleva doce agrupados en las cuatro esquinas. También se ha recuperado el palio para un trono de Cristo, concretamente el del Nazareno de la Sangre, de la hermandad de los Estudiantes.

También destacan, como momentos de alta emocionalidad, los Encuentros de los tronos de las dos cofradías del jueves y, el viernes, de la de Arriba y la de Abajo. En el primer caso, se trata de la cofradía del Consuelo, de la parroquia de San Pedro, con la Virgen de este nombre –que va en el trono que pasa por ser el que más responde al “modelo sevillano” – junto con el Cristo de la Misericordia, y de la cofradía Servita del convento de Belén, con el Cristo amarrado a la columna, el Nazareno del Consuelo y la Virgen de los Dolores.

El viernes se encuentran los cuatro tronos de la hermandad de Abajo con los tres de la de Arriba en la plaza de San Sebastián.

Son estas cuatro hermandades las que “corren vegas”. Correr la vega es, sin duda alguna, el elemento que más identifica y singulariza a la Semana Santa de Antequera. Quienes están presentes por primera vez pueden tener la sensación de asistir a una especie de sanfermines a lo divino: los tronos, llevados casi en volandas por los hermanacos, ayudándose de sus horquillas que golpean con fuerza el suelo, suben a la carrera empinadas cuestas para

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llegar al entorno de sus templos mientras una multitud los precede, también corriendo, a la vez abriendo paso y dificultando la subida.

Para la carrera, el hermano mayor de insignia se despoja de sus pesados terciopelos, los hermanacos ajustan sus ropas y calzado, los músicos o piquetes militares interpretan marchas ligeras y tratan de despejar el camino. Se ponen en tensión todas las fuerzas. Durante las “vegas” se rompe el dualismo hermano mayor-hermanacos y se establece otra nueva polarización: la de cada trono –con hermanacos y hermanos mayores en gran medida fundidos– y el pueblo anónimo. Todos corren delante de la imagen.

Hacen vegas las dos cofradías del jueves, tras su encuentro: el Consuelo en la Cruz Blanca y la de los Dolores en la cuesta de Archidona, en los Cerrillos. También el viernes, tras el suyo, la de Abajo por la cuesta de la Paz y la de Arriba por las cuestas de Zapateros, Viento y Herradores, hasta el Portichuelo. Como suele suceder, existen varias versiones que tratan de explicar no solo el hecho, sino, sobre todo, su denominación. Una de ellas señala que las imágenes son conducidas a lugares altos de la población para desde ellos bendecir los campos –la vega– con el fin de que sigan siendo feraces. Así, el grito de “a la vega” sería una llamada a la bendición sagrada, y correr la vega sería una especie de rito propiciatorio de fertilidad.

Sin duda, desde la Cruz Blanca se divisan (o, mejor, se divisaban) las huertas. También desde los Cerrillos. Desde el entorno del Portichuelo –de la capilla-tribuna de la Virgen del Socorro– pueden verse los campos, desde la Peña de los Enamorados hasta casi las cercanías de El Torcal. Pero también existe la versión historicista. Según las crónicas que alimentan la leyenda, el día de la conquista, 16 de septiembre, los cristianos persiguieron a los moros hasta lo alto de la fortaleza, llevando con ellos una imagen de la Virgen. Los allí sitiados tuvieron que escapar por la vega, entregando la ciudad. Así, el grito de guerra para obligarles a huir, para echarlos “a la vega” –haciéndoles abandonar el castillo y escapar por los campos– se habría convertido en el grito de ánimo a los hermanacos para que sea posible culminar la procesión y procederse al encierro, devolviendo las imágenes a sus templos.

Si una u otra versión se ajusta más a la realidad histórica, o si ambas tienen su parte de verdad y su parte de mito, es poco importante. Lo que explica principalmente el que se sigan corriendo las vegas es que constituyen los momentos de clímax de los rituales semanasanteros antequeranos, hasta el punto de haberse convertido en uno de los referentes identitarios de la sociedad local. Un referente que supera, integrándolos, los diversos dualismos, pasados y actuales, a los que hemos hecho referencia.

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La Reliquia

por Ventura Salazar García EL “LIGNUM CRUCIS” DE SANTO TORIBIO DE LIÉBANA Si se pregunta por un santuario español famoso como destino masivo de peregrinación, la respuesta más probable aludirá a Compostela, en cuya Catedral, según una tradición milenaria, se custodian los restos mortales del Apóstol Santiago El Mayor. Desde el siglo XII, la Iglesia Católica reconoce su significado devocional y penitencial con la proclamación de un Jubileo in perpetuum, concretado en aquellas ocasiones en las que la festividad del Apóstol, 25 de julio, se celebra en domingo. El Año Santo o Jubilar adapta a la espiritualidad cristiana el “año sabático” de herencia judaica. Lejos de ser un atavismo del pasado, se trata de una práctica plenamente vigente que los últimos Pontífices han revalorizado sin reservas. Por descontado, nadie puede negar la excepcional trascendencia religiosa del enclave jacobeo, pero sí conviene precisar que dista de ser el único lugar de la Península Ibérica en gozar de tan alto rango. Aunque ensombrecido por la fama de Santiago, desde antiguo comparte también esa distinción el Monasterio de Santo Toribio de Liébana, en Cantabria. Ambos núcleos, unidos a Roma y Jerusalén, completaban históricamente el mapa de lugares santos de la Cristiandad. A ellos se han unido en fechas recientes la localidad murciana de Caravaca de la Cruz, el Santuario del Santísimo Cristo de la Vera Cruz en Urda (Toledo) y la Catedral de Valencia, donde se guarda la reliquia del Santo Cáliz.

Santo Toribio y Caravaca concuerdan en que sus reliquias devocionales responden a lo que se conoce mediante la expresión latina Lignum Crucis (literalmente: “madera de la cruz”); es decir, sendos fragmentos procedentes supuestamente de la cruz donde murió crucificado Nuestro Señor Jesucristo. En cambio, difieren en el procedimiento de fijación de sus Jubileos. De modo análogo al Compostelano, el Año Jubilar Lebaniego tiene una periodicidad variable, condicionada al hecho de que la festividad de Santo Toribio (16 de abril) caiga en domingo. Por su parte, el Año Santo Caravaqueño acontece de manera constante cada siete años, a contar a partir de 2003. En 2017 se da la feliz circunstancia, inédita hasta ahora, de coincidir el Año Jubilar tanto para Caravaca como para Liébana.

Por ese motivo, cualquiera de ellos habría merecido ser objeto de atención del artículo que

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regularmente la Asociación Cultural Tertulia Cofrade “El Capirote” dedica a una reliquia alusiva a la Pasión.

Finalmente, nos hemos inclinado por el Lignum Crucis lebaniego, que cuenta con una trayectoria jubilar más arraigada y, debido a su ubicación geográfica, cabe pensar que sea menos conocido para la mayoría de la comunidad cofrade baezana. No obstante, si Dios lo tiene a bien, esperamos poder dedicar nuestras páginas a la reliquia de Caravaca en una ocasión futura.

La fama Santo Toribio de Liébana se asienta básicamente sobre dos circunstancias. Por un lado, se supone que aquí fue donde San Beato, presumiblemente un monje de ascendencia mozárabe, escribió en la segunda mitad del siglo VIII sus famosos comentarios al Apocalipsis, que se difundieron por toda Europa en bellos códices ricamente miniados (los “beatos”) que hoy se admiran como una de las más altas cimas del arte medieval; por otro, alberga la reliquia del Lignum Crucis Estampa Lignum Crucis. Foto de la Red. más grande de las que se conservan en la actualidad.

Este santuario se encuentra al oeste de Cantabria, en pleno corazón de los Picos de Europa. La localidad más próxima al mismo es Potes, capital de la comarca de Liébana y principal vía de acceso, si bien el cenobio se halla administrativamente dentro del término municipal de Camaleño. Sus orígenes son sin duda muy antiguos, pero, precisamente por eso, a la hora de adentrarse en ellos se hace sumamente difícil deslindar la historia de la leyenda. Ciertos relatos piadosos, de los que se hizo eco el Papa León X al confirmar el Jubileo Perpetuo en 1513, atribuyen la fundación a su Titular, Santo Toribio de Astorga, a mediados del siglo V. Según otra versión, el fundador habría sido un santo homónimo, Toribio de Palencia (cuya festividad se celebra el 11 de noviembre), que vivió un siglo más tarde y que se retiró a los montes cántabros, en compañía de algunos fieles, para adoptar una vida monacal. Sin embargo, ambos supuestos resultan poco creíbles porque, además de carecer de apoyatura documental, chocan con un grave inconveniente: está firmemente atestiguado que la advocación inicial de este monasterio fue la de San Martín, mientras que la dedicación a Santo Toribio se introdujo bastante después, seguramente a raíz de la llegada a Liébana de la Santa Reliquia.

Los principales expertos en la materia, entre los que cabe señalar a Miguel Ángel García Guinea1, admiten generalmente que la fundación de esta abadía debe ser situada a mediados del siglo VIII, coincidiendo con los primeros años de la Reconquista. No hay plena certeza de la ocupación de Liébana por parte de las tropas musulmanas, la cual, en todo caso, debió ser efímera. Lo más probable es que, debido a su abrupta orografía, durante la expansión islámica permaneciese como “tierra de nadie”. Solamente tras la consolidación del reino asturiano, bajo Alfonso I, pudo ser habitada de manera estable por cristianos llegados de otras tierras, principalmente mozárabes desplazados desde el sur. A partir del año 741 dicho

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García Guinea, Miguel Ángel (1984). “El Monasterio de Santo Toribio de Liébana”. Ángel Castaño Félix (coord.), Monasterios de España: Liébana, Sobrado, Osera, Celanova, Silos, Miraflores. León: Everest, 27-86.

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monarca propició la proliferación de centros monásticos en el entorno, pues los mismos desempeñaban un papel económico y político crucial como núcleos vertebradores de la repoblación, en torno a los cuales se asentaban numerosos colonos que, a su vez, actuaban como vanguardia defensiva ante eventuales ataques sarracenos. Esa es la fecha más probable de la fundación de un cenobio benedictino próximo a la aldea de Turieno (pedanía de Camaleño que existe todavía) en honor a San Martín de Tours2. De él hay constancia fehaciente desde el año 828, y a lo largo del siglo IX es citado repetidas veces, siempre bajo la denominación de San Martín de Turieno. La documentación de aquella época adolece de cualquier mención a Santo Toribio o al Lignum Crucis. Únicamente en un documento de los Condes de Liébana, Alfonso y Justa, fechado en el año 925, se hace referencia al traslado del cuerpo del Santo Obispo a esta comarca. Ahora bien, existen fundadas sospechas de que tal documento sea una falsificación o, cuando menos, de que el pasaje Estampa Lignum Crucis. Foto de la Red. alusivo al santo fuese interpolado al texto original con posterioridad. Por eso, la primera noticia cierta de la nueva advocación data de 1125, cuando el monasterio es citado simultáneamente como de “San Martín o Santo Toribio Obispo”. Dicha expresión es común en los cartularios del siglo XII. En 1181 se funda una Cofradía con sede en el monasterio, inicialmente sin denominación específica, pero que posteriormente va a ser conocida como Cofradía de Santo Toribio, Cofradía de la Santísima Cruz o Cofradía de la Vera Cruz. Ello demuestra que el culto a dicho santo y a la reliquia con la que se le asocia se había consolidado ya en el siglo XII. A partir de entonces, las referencias a San Martín escasean, hasta que acabaron por omitirse.

Santo Toribio de Liébana ha sido siempre un convento relativamente modesto, especialmente si lo comparamos con la excepcional importancia devocional de la reliquia pasionista que atesora. Aunque el valor artístico de sus bienes muebles e inmuebles es indiscutible, también hay que reconocer que carece del esplendor de otras abadías que jalonan la geografía española: Silos, Guadalupe, Samos, Poblet, etc. De hecho, en los inicios de la reconquista hubo en la misma Liébana algunos monasterios más pujantes, como el de San Salvador de Villeña. Durante el siglo X, todavía con la denominación de San Martín de Turieno, vivió su período de máximo apogeo, coincidiendo con el gobierno del Abad Opila. Posteriormente entró en decadencia, pues, conforme avanzaba la Reconquista hacia el sur, la cornisa cantábrica perdía paulatinamente su inicial relevancia estratégica. Debido a ello, durante el reinado de Alfonso VIII, poco después de la fundación de la Cofradía Suele pensarse que el nombre inicial del monasterio vendría dado por el de la aldea aneja. Yo me atrevo a conjeturar lo contrario: inicialmente se fundaría la abadía y posteriormente la aldea, poblada con colonos sufragáneos de la misma. De acuerdo con eso, el término Turieno derivaría de Turenum, forma latina en acusativo del gentilicio de Tours, habitualmente aplicado a San Martín.

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antes referida, pasó a ser un priorato dependiente del establecimiento cluniacense de San Salvador de Oña, y, con este último, quedó anexionado en 1506 a la Congregación de San Benito el Real de Valladolid. Sucesivamente fue alternando períodos de cierto resurgir con otros de franco declive hasta llegar a las malhadadas leyes desamortizadoras, que provocaron la exclaustración forzosa de su comunidad benedictina y la venta mediante subasta pública de todos sus bienes. Se ponía fin, de manera ignominiosa, a un milenio largo de vida cenobítica.

Siguieron más de cien años de abandono y desatención que estuvieron a punto de arruinar por completo la fábrica. La situación se revirtió a partir de mediados del siglo XX. El 11 de agosto de 1953 fue declarado Monumento Nacional y se dieron los primeros pasos para iniciar su restauración a cargo de la Dirección General de Regiones Devastadas y Reparaciones, la cual se hizo efectiva entre 1957 y 1961. A decir de los expertos actuales, la restauración, aunque bienintencionada, se vio lastrada por lamentables desaciertos que modificaron sustancialmente la impronta origi- Ostensorio S.XVIII Lignum Crucis. Foto de la Red. nal del conjunto. Sea como fuere, gracias a esa intervención el santuario lebaniego volvió a estar en condiciones de desempeñar su función primigenia. La Orden de Frailes Menores ha tomado el relevo de la Regla de San Benito y, desde 1961, una comunidad franciscana formada generalmente por cuatro miembros reside de manera permanente en el convento. ¿Cómo llegó esta reliquia a su emplazamiento actual en los Picos de Europa? Difícil es precisarlo, ante la falta de vestigios fiables. Desde la Edad Media se tiene por cierto que fue traída a España por Santo Toribio de Astorga, lo cual cuenta con el apoyo (al menos indirecto) de algunas fuentes coetáneas, como la Crónica compuesta por San Hidacio de Chaves. Tales fuentes y la tradición secular permiten una reconstrucción verosímil de los acontecimientos, por más que no pueda garantizarse, ni mucho menos, su fidelidad histórica. De acuerdo con ello, Toribio sería un hispano procedente de la provincia romana de Gallaecia. Durante su juventud, en torno al año 430, peregrinó a Tierra Santa, donde gozó del afecto del Patriarca Juvenal de Jerusalén y ejerció durante un tiempo como sacristán del templo del Santo Sepulcro. Antes de regresar a Hispania, recibiría de Juvenal, como prueba de amistad y obsequio por los servicios prestados, un amplio fragmento de la Cruz de Cristo que había sido descubierta por Santa Elena en el año 326 y que se custodiaba precisamente en el citado templo jerosolimitano. Esa Reliquia lo acompañará durante toda su vida, y justifica que en ocasiones sea representado sujetando un trozo de madera entre sus manos. Se cree que en su viaje de regreso pasó por Roma, donde conocería al Papa León I Magno, con el que posteriormente mantendría una correspondencia que ha llegado

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parcialmente hasta nosotros. De vuelta a España, fue ordenado sacerdote y ejerció su labor pastoral en Tuy y en Astorga, diócesis esta última de la que fue nombrado Obispo en el año 444. Se le atribuye la convocatoria del Primer Concilio de Braga en el año 447, aunque no hay constancia de su celebración al no haberse conservado las actas. También es proverbial su encarnizada defensa de la ortodoxia católica frente a las herejías que la amenazaban durante el Bajo Imperio: priscilianismo, adopcionismo y maniqueísmo, principalmente. Sobre la fecha de su fallecimiento hay disparidad de opiniones. Algunos piensan que debió ocurrir en torno al año 456, coincidiendo con el saqueo de Astorga efectuado por las tropas visigodas de Teodorico II. Otros apuntan que logró escapar y refugiarse junto al monte Monsacro, en Asturias. Una vez pacificada la situación, regresaría a su sede asturicense, donde moriría en el 476.

Fue inhumado en Astorga (aunque no se sabe exactamente en qué lugar concreto) y su fama de santidad se extendió rápidamente por todo el noroeste de la Península Ibérica. Cabe pensar que el Lignum Crucis fue depositado junto a su tumba, al igual que otras reliquias menores que habría traído también de los Santos Lugares.

Se ignora la fecha del traslado de sus restos desde Astorga hasta San Martín de Turieno. García Guinea apunta la posibilidad de que tuviese lugar en el 868, cuando el Emir Mohamed I llegó hasta las puertas de Astorga. Aunque finalmente las tropas cristianas comandadas por el Rey Alfonso III pudieron salvar la ciudad, resulta lógico pensar que, en tan grave trance, se optase por trasladar los restos del Santo, junto con el Lignum Crucis, a un lugar más seguro, para evitar que fuesen profanados por los musulmanes. Por desgracia, volvemos a movernos en el terreno de la especulación, ante la falta de testimonios históricos. Ya hemos comentado que el documento de los condes Alfonso y Justa genera dudas. Los documentos del siglo XII nos hablan de una nueva advocación en honor a Santo Toribio y la fundación de una cofradía que, con el transcurrir del tiempo, acabó centrando su culto en la Santísima Cruz. Pero esto, por sí solo, no es garantía de la presencia de la Santa Reliquia en Liébana. Se dispone de dicha garantía solamente a partir de 1316, gracias a un inventario en el que se mencionan tanto el Lignum Crucis como la tumba de Santo Toribio, cubierta por una estatua yacente. Esta última existe todavía en la iglesia del monasterio, presidiendo el ábside cabecero del lado de la epístola, si bien no ha sido posible determinar hasta ahora si sigue albergando todavía los restos mortales del Obispo de Astorga.

Al menos, la campaña de excavaciones auspiciadas por el Museo de Prehistoria y Arqueología de Santander, entre 1964 y 1965, no pudo dar con ellos. Lo que sí puede afirmarse es que, desde entonces, el Lignum Crucis ha permanecido de manera ininterrumpida en este santuario,

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con excepción de ocasiones puntuales (por ejemplo, durante las obras de restauración). Durante el período en que el monasterio estuvo desocupado fueron los párrocos de Potes y la Cofradía de la Vera Cruz quienes la custodiaron y preservaron el culto de modo encomiable.

El Lignum Crucis se guarece regularmente en una espléndida capilla barroca, adosada en el lado norte del templo conventual. Fue sufragada a comienzos del siglo XVIII por Francisco de Otero y Cossío (o de Cossío y Otero, pues el orden de los apellidos varía según las fuentes), natural de Turieno y a la sazón Arzobispo de Bogotá. Preside la cabecera un tabernáculo dorado que, a modo de custodia, guarda el relicario en su primer cuerpo, protegido por una reja. El citado relicario es de plata sobredorada con paneles de cristal para posibilitar la visión de su contenido, amén de otros elementos de pedrería y orfebrería. Tiene forma de cruz latina con los brazos trilobulados y se apoya sobre una base de madera que permite mantenerlo erguido, a modo Portada libro Ecce Lignum Crucis 1959. de cruz de altar. En el pie de la cruz se abre una abertuFoto de la Red. ra rectangular que posibilita que los fieles puedan besar el madero. El Lignum Crucis ya era protegido por un relicario similar cuando Fray Prudencio de Sandoval viajó a Liébana a finales del siglo XVI en calidad de cronista de la Orden Benedictina. Hay dudas de si el relicario actual coincide con el que vio Sandoval, o bien se trata de una obra posterior, elaborada en Valladolid durante la segunda mitad del siglo XVII. En cualquier caso, con posterioridad ha sido modificado en diversas ocasiones, incluso en fechas relativamente recientes, lo que dificulta su catalogación artística. A decir de Sandoval, el relicario original había sido adquirido unos cincuenta años antes (es decir, a mediados de dicha centuria), con el fin de salvaguardar la reliquia de la rapacidad de muchos peregrinos que, llevados de una devoción incontrolada, le arrancaban astillas, hasta el punto de dañarla gravemente. Anteriormente constituía un único fragmento correspondiente al brazo izquierdo del patibulum (nombre latino del madero horizontal de la cruz, que se insertaba en el poste vertical o stipes), que fue serrado en dos para darle forma de cruz y acomodarlo a la forma del relicario. Se adoptó como punto de intersección el lugar donde se hallaba el agujero presuntamente horadado por el clavo que atravesó la mano izquierda de Jesucristo.

Tal y como ha llegado hasta hoy, la reliquia tiene una longitud de 635 milímetros en su segmento vertical y 393 en el horizontal. La anchura varía, según las zonas, entre los 39 y los 95 milímetros, mientras que el espesor, también variable, alcanza un máximo de 38 milímetros en su parte superior. Esto hace que sea, con gran diferencia, el Lignum Crucis de mayor tamaño del que tenemos constancia, tal como hemos apuntado más arriba. Baste indicar que el segundo en el orden de prelación sería el conservado en el Vaticano, que solo suma una altura de 558 milímetros. Además, conviene recordar que la reliquia original era incluso mayor, pues de ella se han extraído a lo largo de la historia numerosos fragmentos que fueron distribuidos incluso allende nuestras fronteras. Además de las astillas arrancadas por los peregrinos, aludidas por Sandoval, tuvieron lugar donaciones voluntarias, con los correspondientes certificados

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de autenticidad. Así ocurre con la reliquia que atesora la Cofradía de la Vera Cruz de Valladolid y la que se venera en la villa de Ontiñena (Huesca), entre otras.

En 1958, coincidiendo con las obras de restauración del monasterio, el Lignum Crucis lebaniego fue extraído de su emplazamiento habitual y analizado por el Instituto Forestal de Investigaciones y Experiencias. Gracias a ello pudo determinarse que la madera que conforma la reliquia procede de un ejemplar de ciprés mediterráneo (Cupressus Sempervirens L.). Esta especie de conífera es bastante común en toda Palestina, y lo era todavía más en vida de Jesús.

Asimismo, ofrece una madera de calidad, de uso común entre los carpinteros judíos de la época.

Por otro lado, su antigüedad se acomoda a la cronología de la Pasión. Tales datos se muestran compatibles con el acervo devocional, pero no los confirman de manera concluyente. Tras el estudio mencionado, la pieza volvió a ser depositada en su relicario y se renovaron los sellos, sin que haya vuelto a ser examinada ulteriormente.

Antes de terminar, debemos hacer una breve alusión a la proclamación del Año Santo Lebaniego, que tiene su arranque en la bula dictada el 23 de septiembre de 1512 por el Pontífice Julio II. La Santa Sede sancionaba de ese modo el fervor popular que suscitaba este santuario, que ya por entonces era destino de peregrinaciones masivas “desde tiempos inmemoriales”, según corroboraron los Jueces Apostólicos nombrados al efecto. Inicialmente, el período de validez del Jubileo se circunscribía a la festividad de Santo Toribio. En virtud de este acontecimiento, se habilitó un acceso al recinto como Puerta Santa o Puerta del Perdón. León X, mediante bula de 30 de diciembre de 1513, confirmó la disposición de su predecesor y alargó el período de concesión de indulgencia plenaria a la “Octava” (es decir, la festividad del Santo más los siete días siguientes). Existe una nueva confirmación del mismo Papa, el 10 de julio de 1515, así como concreciones adicionales mediante Breves Pontificios de Gregorio XIII, Urbano VIII y Clemente X. Finalmente, Su Santidad el Papa Pablo VI, de feliz memoria, amplió en 1967 la validez del Jubileo a todo el año natural. En este 2017 se conmemora el cincuentenario de tal decisión, así como el septuagésimo tercer Año Jubilar Lebaniego.

Como conclusión, hemos de insistir en que el alto reconocimiento oficial de que goza Santo Toribio de Liébana no garantiza la autenticidad histórica de su Lignum Crucis. Eso es algo sobre lo que la Iglesia no se pronuncia, pues es algo ante lo que hay que mostrar mucha cautela. Simplemente pone de manifiesto lo asentado de la devoción hacia dicha reliquia y otorga validez penitencial a las peregrinaciones que tengan como destino ese santuario. Nada más… y nada menos. Lo importante, en última instancia, es que por este medio los fieles vivan una experiencia de Fe que refuerce sus vínculos con Jesucristo Nuestro Señor, Aquel que murió en una cruz para redimirnos de nuestros pecados, venció a la muerte por medio de su Resurrección y está sentado a la diestra de Dios Padre. Amén.

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Foto: Javier Ruiz Olivera

Esencias Cofrades

por Sebastián Cabrera Checa.

LA CRUZ PARROQUIAL Con alma de madera, como lo fue el leño santo que tuvo la gracia de ser el elegido trono que sostuvo el cuerpo derrotado del Maestro: Jesucristo, Rey del Universo; vas recubierta de encajes de noble metal o de oropeles.

Has sido forjada a golpe de fuego y de martillo, para levantarte triunfante sobre nuestras cabezas miserables y explicarnos así que tras tu estela de paz y de concordia está el Camino.

Cristiana embajadora, que representas con dignidad notable a muchas gentes reunidas en particulares comunidades centenarias que se juntan dichosas y contentas entre muros cargados de historias penitentes, para celebrar consagrando el Pan que es Verdadera Comida y el Vino que es Verdadera Bebida.

Importante insignia de arte sacro, bruñida por manos artesanas, que con su sello peculiar manifiesta a qué templo pertenece la Cofradía que hace protestación de su fe, en el piadoso ejercicio de salir en procesión por las calles de pueblos y ciudades.

Típico ornamento hispano, por el cual se colocaba una cruz grande o pequeña en la punta de una pértiga alta, en la que se instalaba un cilíndrico artefacto acabado en forma de cono, sobre el que se instalaban unos aros de madera o metal, para cubrir parte de la vara y así colocar la manga: un adorno de tela rica de color según el tiempo litúrgico, o la manguilla o enagüilla, más pequeña y sin ese apara-

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Foto: Pando Barrero 1948

toso armazón, descolgada, a manera de faldilla. No solo constituían ambas hermosas obras de arte por su tela o sus bordados, sino que aportaban un empaque portentoso y una personalidad propia de un ritual característico y único.

Cruz alzada parroquial. Has quedado inmortalizada en fotografías de color sepia y blanco y negro, para recordarnos lo hermoso de tu estampa altiva, alumbrada por ciriales llevados por recordados sacristanes y monaguillos revestidos de sotana, sobrepelliz, roquete o dalmática.

Foto: Juan Miguel Salido

Has de seguir siendo esencia romántica, costumbrista e histórica, que vuelva a ejercer y retomar ese lugar preferente de antaño en nuestros cortejos procesionales de hoy día, pues no mereces como ahora, en la mayoría de los casos, quedarte en exposición permanente, tras los fríos cristales de una vitrina cargada de recuerdos de épocas pasadas, convirtiéndote por tanto, y tan sólo, en patrimonio precioso de nuestros museos y sacristías.

(Sirva el presente artículo como reivindicación del uso de las Cruces Parroquiales que se encuentran en los distintos templos de nuestra ciudad, para que acompañen a las distintas cofradías y hermandades, como Asociaciones Públicas que son de la Iglesia; y, cómo no, para que salgan también en la Magna Procesión del Corpus Christi.)

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Nuestra Memoria en imágenes

por Fernando Viedma Puche y Damián Cruz Martínez LA SEMANA SANTA DE BAEZA EN LA PRENSA DE LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO XX (III) (La Revista de Semana Santa de 1947) Publicamos, en esta tercera entrega, algunos recortes de prensa que nos siguen completando la historia de la recuperación de nuestras cofradías tras las pérdidas sufridas en la Guerra Civil.

Se trata en esta ocasión de la revista editada por la Federación de Cofradías en el año 1947, así como 4 artículos o notas de prensa, publicadas en la primavera de ese año, que nos relatan estrenos tan notables como el retablo realizado para la Capilla del Cristo de la Expiración, en la Iglesia de San Pablo, o los que llevaron a cabo las Hermandades de “La Fervorosa” o el Resucitado, en aquel año en el que la lluvia hizo acto de presencia el Jueves y Viernes Santo, desluciendo muchas de las procesiones de esos días.

En primer lugar, nos hacemos eco de dos breves relativos a la publicación que elaboraba la entonces Junta Pro-Semana Santa de Baeza. En el primer texto se insta a editar dicha revista con mayor antelación, ya que el público la venía recibiendo demasiado tarde. Además, se hace hincapié en que la publicación debía servir como propaganda, y así promocionar la Celebración Pasionista baezana en otras poblaciones. Curiosamente, en el segundo texto referente a este mismo tema ya se menciona el nuevo nombre que tendría la entidad promotora; aun dependiendo del Excmo. Ayuntamiento de la Ciudad, cuyo Alcalde

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era Presidente de la entidad, pasaría a denominarse “Federación de Cofradías”. Como podemos leer en el recorte de prensa, colaboraban en esta edición don Pedro Molina Aranda, secretario de la Federación de Cofradías, y don Luis López de Roda, Secretario de la Junta Local de Turismo. La queja a la que se hacía alusión en el primer texto, en cuanto a la tardanza en la edición de la publicación en años anteriores y el malestar que ello generaba, se hace evidente también en éste, ya que la Semana Santa de 1947 comenzó el Domingo de Ramos, día 30 de Marzo; el Viernes Santo fue 4 de Abril y la nota de prensa donde se hace eco de la nueva edición es del día 8 del mismo mes.

Hemos podido analizar un ejemplar de aquella publicación de 1947, algunas de cuyas páginas mostramos en este artículo. Si bien no era de los mejores que hemos podido conocer, sí nos incluye algunos datos históricos curiosos que quisiéramos resaltar.

La inmensa mayoría de revistas de aquellos años se imprimían en Baeza, normalmente en la conocida Imprenta Alhambra. Sin embargo, esta de 1947 se editó en Madrid, en Gráficas Sebastián.

Ignoramos el motivo, pero puede que ello tenga que ver con el retraso en llegar la publicación a Baeza o, al menos, a los redactores de las notas de prensa que aquí publicamos.

Es muy curioso que en su contenido se obvien los itinerarios de las procesiones, salvo algún detalle en las del Viernes por la tarde. Resumiendo el contenido meramente cofradiero, nos encontramos ante una Semana Santa con importante pompa y asistencia de autoridades a los cultos.

El Domingo de Ramos procesionaba, por la tarde, la Hermandad del Huerto; el Miserere era el Miércoles Santo, dirigido por el Maestro de la Poza en la Catedral; el Jueves Santo a las 12 salía el Rescate desde San Andrés, debido al estado de su anterior sede de Los Descalzos. Por la tarde hacía estación la Humildad, con el Cristo bajo palio, fijo en el trono, junto con la Dolorosa que años después se convirtió en La Virgen de la Trinidad del Rescate. La Sangre salía a las 7 y media de la tarde y “La Fervorosa” mucho después, a las 10 de la noche, ambas por separado. Según la nota de prensa del 9 de abril, Humildad y Salud (“La Sangre”) pudieron finalizar sus recorridos, lo que no ocurrió con “La Fervorosa”, que estrenaba una escolta de soldados romanos y que tuvo que suspender su procesión a medio camino. Según el mismo texto, volvió a salir esta Hermandad el Viernes. Ignoramos si desde el mismo templo de San Andrés o desde algún otro lugar donde se viera obligada a encerrarse el Jueves ya que se dice que varió el itinerario. Como vemos en las fotografías que adjuntamos, “La Fervorosa” había estrenado el año anterior nuevo trono de madera labrada con dos cuerpos y gran escudo en los centros. A este paso se le incorporó el primer palio que lució una Dolorosa en Baeza. Doce varales sencillos de metal sustentaban bambalinas de malla, bajo las cuales iluminaba a la Virgen una amplia candelería.

Sustituía este paso al anterior que utilizaba, formando parte aún de la Hermandad de la Sangre, un paso sencillo cuya fotografía adjuntamos junto a la del estrenado en 1946, y que en las actas de fundación de

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la nueva hermandad se describía así: Iba la Virgen… “sobre un antiquísimo trono de desecho, pintado de negro en sus fondos y de purpurina oro en sus molduras y pocos adornos, que para el alumbrado de la imagen sólo contaba con 4 tulipas en sus esquinas y 6 entre los laterales y frente de la plataforma... portando el trono unos costaleros... sin posibilidad de ver adecuadamente el exterior por las mirillas de los respiraderos, sin capataz de trono que les mandara... ni acompañamiento alguno de penitentes ni señoras [...] Y el aspecto ... era tan deplorable que la gente que presenciaba la procesión se marchaba al instante sin apenas contemplar el paso”.

Proseguimos el análisis de la revista de 1947 con el Viernes Santo, día en el que a las 5 de la mañana se llevaron a cabo “Divinos Oficios” en la Catedral, de donde saldría a continuación la Vera Cruz, penitencial que residía allí en esos años por encontrarse aún en obras el templo de Santa Cruz.

Otra importante curiosidad que podemos entresacar de este interesante folleto es que se alude a la procesión de Nuestro Padre Jesús Nazareno, “El Paso”, como “solemne procesión oficial, con asistencia del Excmo. Ayuntamiento y demás autoridades y acompañados por los guiones y escuadras de todas las cofradías…”. Esto era así a pesar de celebrarse en la noche del Viernes Santo la Procesión General, que, no obstante, también contaba con la presencia del Ayuntamiento y otras instituciones civiles y militares.

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Tras la Ceremonia de “El Paso”, a primera hora de la tarde del Viernes Santo, se realizaba un vía crucis por el centro de la Ciudad, con salida y entrada en San Pablo; tras él comienzan a procesionar, hasta reunirse, las cofradías del Descendimiento, La Caída y La Expiración. A las 9 de la noche lo hacía en solitario la Hermandad de Las Angustias, que prácticamente realizaba el itinerario justo para incorporarse a las 10, en San Andrés, a la Procesión General que desde allí se iniciaba. Un poco antes, a las 9 y media, salía el Santo Entierro desde el Convento de la Encarnación, y entendemos que la tarde-noche del Viernes Santo debía ser un ir y venir de hermandades buscando los aledaños de la calle de San Andrés, reuniéndose para la magna procesión.

No pudo ser en ese año de 1947, ya que el mal tiempo, como vemos en el recorte de prensa, hizo que se suspendiera la Procesión General y que no intentaran su salida ni Angustias ni Santo Entierro. Parece que tampoco lo hizo la Soledad, pero sí “La Fervorosa”, como hemos visto.

Muy importantes son también las noticias que nos aclara la revista sobre los Oficios del Sábado Santo, que se celebraban a las 9 de la mañana, y, especialmente, los cultos y procesión de la Hermandad del Resucitado el Domingo de Resurrección. En las fotografías que ilustran la publicación, pese a la escasa calidad en su impresión, se puede apreciar el riguroso orden de todos los desfiles procesionales; también el del Resucitado, en su transcurrir por la calle del Rojo. Por la mañana, previos a esta magnífica procesión, cuya fotografía muestra aún la primitiva imagen salvada del desastre de la Guerra Civil, había cultos con sermón, capilla y comunión general de hermanos.

La procesión se llevaba a cabo por la tarde, antes de la de la Virgen de la Cabeza y el Niño. Era este de 1947 un año de gran importancia para la Cofradía que procesionaba por vez primera el misterio de Amadeo Ruiz Olmos, que era ya portado sobre ruedas en un nuevo paso. Fue también el año en el que se fusionaron las hermandades del Resucitado y la Oración en el Huerto ante la precariedad que sufría esta última.

Igual que este paso del Resucitado que comentamos, ya procesionaban sobre chasis de ruedas varios más, entre ellos el nuevo paso de palio de “La Fervorosa”, el del Descendimiento, el de palio también del Ecce Homo de La Humildad o el del Nazareno de la Vera Cruz. Parecía esta de las ruedas una salida viable al gasto que suponían los costaleros asalariados, cuyo coste era poco asumible dada la precariedad económica en la que se encontraban las cofradías. También se conside-

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raba, desafortunadamente, una muestra de modernidad y con los años se instauró, como bien sabemos, en la inmensa mayoría de los tronos baezanos.

Finalizamos este análisis con una notas finales en las que aparecen las sobre-firmas del Alcalde-Presidente, el Secretario del Ayuntamiento, el Arcipreste y el Secretario de la Federación de Cofradías. Es muy de resaltar también que en aquellos años, y durante largo tiempo después, todos los desfiles procesionales debían pasar por el Ayuntamiento: “Es punto de parada o estación forzosa la puerta principal del Palacio Municipal”; de facto, una Carrera Oficial por el Pasaje del Cardenal Benavides. Se trata de un itinerario que volvió a ser oficial a mediados de los 90 y que, tras las obras en dicha calle, volvió a perderse, trasladándose a la calle de San Pablo, donde sigue en la actualidad. En aquella calle, también conocida como Prado de la Cárcel, se concentraba todo el cortejo de la Procesión General en la noche del Viernes Santo.

Se incluye también una nota que explica que “Habrá concurso de saetas y mantillas españolas durante toda la Semana Santa”.

Las expectativas de aquella Semana Santa eran grandes e importantes sus novedades, como queda explicado, a pesar de que el mal tiempo diera al traste con muchas de ellas. Sin embargo, quedó patente el gran esfuerzo que, a pocos años de la finalización de la Guerra Civil y con unas condiciones socio-económicas muy difíciles, comenzaba a dar sus frutos en lo que fue el resurgir de la Semana Santa de Baeza. Otra muestra de ello se contempla en el cuarto y último artículo que comentamos, el cual se refiere a la restauración de la Capilla e inauguración del nuevo retablo de la Cofradía de la Expiración.

La capilla actual de esta hermandad en San Pablo no es otra que la antigua de la cofradía de las Ánimas Benditas del Purgatorio. Conserva de aquella la estructura arquitectónica, la cripta y una lápida de mármol negro con incrustaciones, dedicada a D. Blas García Ortiz, presbítero, comisario que fue del Santo Oficio de la Inquisición de Córdoba, y cuyo cuerpo fue enterrado allí en 1702. A esta Capilla fue conducida la Cofradía en tiempo que desconocemos, ya que, tras su traslado desde el Convento de La Merced en 1836, la imagen fue inicialmente depositada en otra pequeña capilla de la nave de la epístola.

Fue en junta general de enero de 1946 cuando se pidió un voto de confianza por parte del presidente de la Expiración “para restaurar la capilla de nuestro Cristo”. Con ello se contribuía directamente a la restauración del templo, que tan dañado quedó con motivo de los sucesos de la guerra.

Las obras quedaron terminadas en este año de 1947, siendo inauguradas en acto solemne. Este acto de inauguración de la nueva capilla, como consta en el artículo fechado el 12 de Marzo, se llevó a cabo el día 16 de ese mismo mes. Era párroco de San Pablo el reverendo Muñoz Martínez, que ofició como celebrante en el culto previo. Actuó en la inauguración “la orquesta de la capilla que

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dirige el notable profesor don Francisco de la Poza Robles” y un coro de cantantes baezanos. Era hermano mayor entonces D. Javier Gámez Ballester.

La intervención en la capilla consistió en la restauración de la parte arquitectónica de muros y bóveda, la elaboración de un nuevo suelo de tarima de madera y la realización de un nuevo retablo que, a pesar de su sencillez y estar realizado con maderas de escasa calidad, lució magníficamente hasta que se desmontó en la nueva reforma que llevó a cabo la Hermandad entre 1984 y 1985. Se ensalza la obra merecidamente en el texto del artículo y se hace hincapié en que fue realizada por “reputados artífices baezanos”. Trabajaron en ella varios carpinteros y la parte de talla más fina corrió a cargo de otro diferente, sin que se mencionen los nombres de ninguno de ellos.

El retablo estaba separado del fondo de la capilla más de un metro y era de tres naves. En las laterales, sobre puertas que llevaban al interior donde se guardaban enseres de la hermandad, había hornacinas flanqueadas de sencillas columnas, con las imágenes de San Judas Tadeo y Santa Lucía. Estas imágenes se encuentran ahora en la actual capilla de Ánimas, contigua a la de la Hermandad de Las Angustias. En el centro, un gran arco de medio punto sustentaba la capilla central, de tal amplitud que permitía que entrase el histórico paso de nogal, con el Cristo montado, hasta la mitad, de manera que la parte que quedaba fuera servía a modo de mesa de altar. Posteriormente, se colocaron un fondo de tela de damasco color dorado y unos ganchos para colocar la imagen, ya sin el paso, y se incorporó una nueva mesa de altar. Sobre el arco central, un frontón con el escudo de la Merced culminaba el retablo.

No era una gran obra y, por supuesto, no pretendía sustituir a los magníficos retablos perdidos en 1936, pero en aquellos años supuso todo un logro. Según nos relata el articulista, fueron los mismos artífices quienes realizaron este retablo y el trono nuevo de “La Fervorosa”.

Comenzaban las hermandades, los templos, la Semana Santa en general, a recuperarse de las terribles pérdidas y saqueos de la Guerra Civil. Con un enorme tesón, con el imprescindible apoyo institucional y el generoso trabajo de muchos baezanos, nuestra Celebración Pasionista recobraba poco a poco la importancia que tuvo en anteriores épocas. Mucho tiempo ha pasado y hoy hemos superado cualquier expectativa imaginable en aquellos años. Sin embargo, debemos valorar enormemente el esfuerzo que, generación tras generación, se ha derrochado y se sigue derrochando para conservar una de nuestras tradiciones más importantes, así como la Fe y las devociones en las que está sustentada.

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Premios de Semana Santa “Ovación de Gala” de la Tertulia Cofrade “El Capirote” En el Aula de Cultura “Maestro Juan de Ávila” del Excmo. Ayuntamiento de Baeza, magnífico local que visitábamos por primera vez, el pasado Viernes 9 de Diciembre de 2016, pocas horas después de la conmemoración de la festividad de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María, nuestra Madre y abogada, El Capirote congregó a los cofrades y pueblo de Baeza a la Ceremonia de Entrega de los Premios de Semana Santa “Ovación de Gala de 2016”.

De acuerdo con el Acta de nuestra Asociación, elaborada tras el recuento de los votos que los socios emitieron en la Convocatoria de los Premios, quedaron establecidos los siguientes galardonados:

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Foto: Javier Ruiz Olivera

El Premio “Ovación de Gala 2016” en la categoría de “Mejor Desfile Procesional” volvió a recaer en la Cofradía del Santísimo Cristo de la Misericordia, María Santísima Madre de Dios en su Pura, Limpia e Inmaculada Concepción y San Juan de Ávila.

Foto: Juan Miguel Salido

De todos son conocidos los cambios que esta Hermandad llevó a cabo hace unos años; unas modificaciones que afectaron radicalmente a la propia institución penitencial, a sus hermanos, a su impronta procesional, a su manera de portar el paso del Cristo, etc. El esfuerzo y la convicción de los miembros de la Cofradía y el resultado obtenido, mucho más allá incluso del desfile procesional de cada Lunes Santo, impactó también en todos los ámbitos cofrades baezanos y llenó de admiración a propios y extraños. No obstante, podría haber parecido flor de un día, ya que lo más complicado para nuestras hermandades en general no es obtener un gran logro, sino mantenerlo a lo largo del tiempo, haciendo que forme parte de la riqueza y el patrimonio cofradiero de la Ciudad y de la propia hermandad. Ese es sin duda uno de los grandes méritos que llevan a la Congregación Penitencial de “Las Escuelas”, como se la conoce popularmente, a volver a lograr el apoyo mayoritario de los socios de la Tertulia, en este premio en el que se ponen en valor los aspectos del rito puramente procesional. Aun así, quisimos destacar en este acto, y reiteramos aquí, un hecho evidente que hemos constatado los cofrades de Baeza en estos últimos años, como es una notable mejoría en los desfiles procesionales de todas las hermandades. De ahí también que la votación de este año, y auguramos que ocurrirá en los próximos de igual manera, haya sido muy apretada.

Baeza, su ciudadanía y, sobre todo, los cofrades y las Juntas de Gobierno, se esfuerzan denodadamente en mejorar en todos los aspectos que conforman la ejemplaridad que debe definir un cortejo penitencial. Este esfuerzo repercute en no menor medida, antes al contrario, en sus cultos internos y en los diversos actos cofrades que convierten la Cuaresma de nuestra ciudad en una gran fiesta piadosa rebosante de devoción, de arte y de refinado gusto en el ritual. Nuestro más sincero reconocimiento, pues, a todas las Hermandades de Baeza, y todo nuestro ánimo para que continúen en esta senda, que nos hace mejores a todos para Mayor Gloria de Dios Nuestro Señor.

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Recibió el Premio el Hermano Mayor de la Cofradía, D. José Luis Méndez Rus, que agradeció a los socios su decisión y dedicó el premio a todos los componentes de la Hermandad, desde los monaguillos a los nazarenos, pasando por los acólitos, costaleros y capataces; y, por supuesto, a sus compañeros en la Junta de Gobierno.

Sin duda, la categoría más compleja y obviamente la más ajustada en las votaciones es la que intenta valorar los resultados del esfuerzo costalero. Muchas veces ese enorme derroche de fervor, el trabajo regalado bajo las trabajaderas o los varales a las imágenes de nuestra veneración, no encuentra el resultado esperado de cara al público. Baeza ha cambiado mucho en este aspecto en las últimas décadas y los cofrades a pie de calle son perfectamente conscientes del gran esfuerzo que portar cada paso conlleva; pero, al mismo tiempo, son cada vez más capaces de valorar y admirar cuando esa voluntad conjunta y solidaria se convierte en verdadero arte, cuando “la carga” se transforma en movimiento cuasi perfecto, dotando a nuestras imágenes de un aliento vital que nos emociona y nos regocija al mismo tiempo. Nos hace incluso sentirnos orgullosos del afán de superación de cada cuadrilla.

Cuando existe la conjunción perfecta entre el esfuerzo costalero, la estructura de la parihuela, la música o incluso el silencio, y todos esos cientos de detalles que se aúnan en cada paso de nuestra Semana Santa, es cuando verdaderamente somos capaces de apreciar en todo su valor la enorme importancia del amor

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Foto: Juan Miguel Salido

El Premio “Ovación de Gala 2016” en la categoría de “Mejor Escuadra de Costaleros u Horquilleros” fue concedido a la Cuadrilla del Paso de Palio de María Stma. de la Esperanza y Caridad, de la Hermandad de “La Borriquilla”.

que esos hombres y mujeres entregan a sus queridas y veneradas imágenes. Y eso, que lo vemos y sentimos cada Semana Santa y cada uno de sus días por nuestras calles, para los socios de El Capirote tuvo su mayor expresión en el paso de palio de la Virgen de la Esperanza y Caridad, en la mañana del Domingo de Ramos de 2016. La armonía perfecta en los movimientos, ahora sí, tras la modificación de la altura de la parihuela, la conjunción y compás con la música, las vibrantes “levantás” y el comedido trabajo de capataces y contraguías convirtió el transcurrir del palio de malla que cubre a la Reina gloriosa del Domingo de Ramos en un verdadero alarde de gusto y buen hacer.

Nuestra Felicitación a los hermanos de la Cuadrilla, a sus capataces y contraguías y a la Junta de Gobierno por hacerlo posible.

Recibió el Premio, de manos del Presidente de “El Capirote”, el Capataz del paso de la Virgen de la Esperanza y Caridad, D. José Luis Pérez Galán.

El Premio “Ovación de Gala 2016” en la categoría de “Mejor Detalle o Acontecimiento de la Semana Santa” a la Cofradía de la Sagrada Oración de Nuestro Señor Jesucristo en el Huerto de los Olivos y María Stma. del Rosario en sus Misterios Dolorosos, por la primera procesión del Señor de la Oración luciendo el nuevo juego de brazos y manos abiertas.

Desde “El Capirote” siempre hemos defendido y defenderemos que hay que tener sumo cuidado con las restauraciones o reformas de las imágenes, especialmente si cuentan con antigüedad y valor artístico. En el caso de la imagen del Señor del Huerto era prácticamente imposible una restauración académica debido al estado de deterioro en el que se encontraba el soporte original que

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servía de cuerpo a la imagen y que, al no estar tallado, no contaba con excesivo valor artístico, aunque sí testimonial dada la antigüedad de la talla.

La decisión de la hermandad no podía ser otra que la de encargar un nuevo cuerpo que, de camino, ofreciera no sólo el sustento adecuado a las partes talladas de la imagen original, es decir, la cabeza, las manos y los pies, sino que tuviese ya forma humanizada, algo que el anterior, como decimos, no tenía. Las manos y los pies eran también bastante toscos, propios del taller de Zayas donde seguramente se hicieron en el siglo XVII, como consta documentalmente, por lo que se optó por realizar unos semejantes, pero más acordes a la fineza del labrado del rostro del Señor.

Foto: Javier Ruiz Olivera

La decisión de elaborar un segundo par de brazos para poder alternar las manos en su concepción primigenia, entrelazadas, y otras abiertas, fue del todo original y, a la vista de los resultados, algo que otorga a la imagen una nueva vitalidad, al tiempo que una realidad artística añadida a la originaria.

El pasado Domingo de Ramos procesionaba el Señor del Huerto por primera vez con los brazos abiertos implorando al Padre: “Señor aparta de mi este Cáliz. Pero no se haga mi voluntad sino la tuya” y los socios de “El Capirote” han considerado este hecho como el acontecimiento más destacado de la pasada Semana Santa.

Recibió el Premio el hasta hace poco tiempo Hermano Mayor de la Cofradía de la Oración del Huerto, D. Juan Jesús García Espinar, quien agradeció a los socios su reconocimiento, al tiempo que se mostraba feliz y orgulloso de la gran acogida que esta reforma de la imagen del Señor ha tenido entre la ciudadanía.

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Foto: Francisco J. Salido

Las Angustias

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Foto: Juan Miguel Salido

Foto: Francisco J. Salido

Colaboraciones

por Carlos José Megías Garrido LA ENTRONIZACIÓN SOLEMNE DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS EN BAEZA1 Antes de entrar en profundidad en el tema, quisiera hacer una breve introducción sobre el origen de la devoción al Deífico Corazón de Jesús en la ciudad de Baeza.

Con anterioridad a Santa Margarita María de Alacoque, precursora del amor al Sagrado Corazón de Jesús, el Doctor de la Iglesia Universal y fundador de la Universidad Biaciense, San Juan de Ávila, escribe bellísimas expresiones que suponen devoción y culto al Sacratísimo Corazón: «Miradle su Sacratísimo Corazón, tan lleno de amor para con todos, que excedía tanto a lo que de fuera padecía, cuanto excede el cielo a la tierra».

Con posterioridad, la Congregación de San Felipe Neri, que dirigía el Seminario Conciliar, potenciaría dicha devoción. En torno al año 1720, tras la unión del Palacio de Jabalquinto con el edificio de dicho Seminario a través de una majestuosa escalera, es el propio Rey Felipe V quien patrocina la obra de decoración e insta a representar, en ambos lados de la subida de la escalera, sendos Corazones de Jesús y de María, rematados con coronas reales. Ahora bien, es el Padre Jesuita Pedro de Salazar, durante su estancia en nuestra ciudad como replicante en la Universidad, quien predica la primera novena al Sagrado Corazón, en torno al año 1750. Asimismo, el propio Pedro de Salazar es el que decide costear la decoración para el culto público a los Sagrados Corazones de Jesús y de María del Retablo del Sagrario, en la Catedral de Baeza. En 1767, con la expulsión de los Jesuitas de España y de nuestra ciudad, la devoción Cordiocristiana sufre un retroceso, al punto de desaparecer.

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Del libro de Carlos J. Megías Garrido: Orígenes de la Devoción al Sagrado Corazón de Jesús en Baeza, su evolución histórica (1720–1931). Úbeda: Parroquia de San Nicolás de Bari, 2016.

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A mediados del Siglo XIX, la Madre Gaona (Basilia Gaona), superiora del convento de Santa María Magdalena de Baeza, y Doña Estefanía de Arellano recogen el relevo del Padre Jesuita Pedro de Salazar e instituyen en dicho Convento La Guardia de Honor, y el Apostolado de Oración, obras centradas en la glorificación reparadora del Divino Corazón y en la conversión de los pecadores. Es en este momento de la historia de Baeza cuando se organiza la primera novena al Sagrado Corazón de Jesús dentro de los cultos realizados en dicho convento; novena que a día de hoy todavía perdura.

Figuras de la talla de la Sierva de Dios Sor Enriqueta María de la Cruz, nuestra Venerable Sor Mónica Toda de Jesús y el Padre Eugenio Cantera, estos últimos fundadores del Grupo de Víctimas del Sagrado Corazón de Jesús, siempre estarán muy ligadas a la devoción Cordiocristiana en nuestra ciudad.

Hasta aquí, un breve repaso de lo que ha supuesto dicha devoción a lo largo de nuestra Historia.

LA ENTRONIZACIÓN SOLEMNE DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS EN BAEZA En junio de 1927 se constituye en Baeza una Junta de Señoras para la Entronización del Sagrado Corazón de Jesús. Dicha institución estaba presidida por Dña. Carmen Garrido de Arredondo, y formada su Junta por Dña.

Rosario Acuña, Dña. Carmen García de Carvajal, Dña. María V. Garrido de Santías, Dña.

Elena de Gómez viuda de Rubín, Dña. Mª Santías de Garrido y la Señorita Dña. Elisa Gómez Selles. Esta Junta de Señoras estaba erigida canónicamente en la Santa Iglesia Catedral, bajo el visto bueno del Doctor D. Anastasio Simón, Arcipreste de la misma.

Para hacer la entronización, se decide llevar a cabo una campaña, casa por casa, solicitando firmas y donativos para la erección de un monumento al Sagrado Corazón de Jesús. El 7 de noviembre de 1927 la Junta de Señoras hace entrega al Ayuntamiento de un escrito donde se expresa el deseo de entronizar al Divino Redentor, y se adjuntan al mismo las firmas obtenidas (un total de 3.900, sólo de señoras de nuestra ciudad). Accede el Ayuntamiento a la petición de la Junta, con la salvedad del lugar elegido para la ubicación del monumento. En un principio, se solicitó la Fuente de la Estrella, en el Paseo de Alfonso XII, sustituyendo la estrella que corona el obelisco por un pedestal donde iría la Sagrada Imagen, de 1,5 m. de alta. Finalmente se decidió que se colocaría «en el centro del espacio que circunda la travesía de la Carretera de Jaén y la calle de Ramón y Cajal [hoy día calle Barreras], los Portales Mercaderes y Tundidores, la Fuente de la Estrella»; es

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decir, junto a la Torre de los Aliatares. Para la ejecución de la obra intervino la comisión de ornato del Ayuntamiento, que ofreció el asesoramiento del arquitecto municipal D. Enrique Moreno Callejón, auxiliado por el maestro de obras D. Juan Jurado Cejudo.

En lo referente al aspecto monetario, la Corporación Municipal colaboró con una subvención de 1.000 pts. y otras 250 pts. más para construir la cimentación. El resto del pago se realizó con lo obtenido en la suscripción popular.

El Monumento estaba formado por un pedestal de base tronco-piramidal, en mármol blanco, todo de estilo modernista, coronado por la espléndida figura en bronce del Sagrado Corazón de Jesús, a cuyos pies aparecían cuatro cabezas de ángeles querubines. En la base aparecía una inscripción que rezaba: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida», y la fecha en caracteres romanos: «XXVIII-X-MCMXXVII». Rodeando todo el Monumento, y a modo de jardín, había una verja de hierro que aún hoy día se puede apreciar colocada en la valla de los jardines de la Iglesia de San Pablo.

La inauguración y bendición del Monumento se realizó con una misa solemne, presidida por D. Anastasio Simón, Arcipreste de la Santa Iglesia Catedral de Baeza, el último domingo de Octubre, día 28, del año 1928, festividad de Cristo Rey del Universo. En dicho acto, la Presidenta de la Junta de Señoras, Dña. Carmen Garrido Tauste, hizo entrega del Monumento al Alcalde de la ciudad, D. Antonio Garrido Robles, con las siguientes palabras: «Excma. Corporación Municipal, esperamos que al haceros cargo de tan artístico y valioso donativo, que por nuestro conducto el pueblo os entrega, sabréis conservarlo, custodiarlo, y defenderlo, si preciso fuera, como el mejor tesoro de la ciudad»; a cuyas palabras contestó el Alcalde: «Interpretando los sentimientos de este católico vecindario, ofrecemos cuidar y conservar el Monumento como si de las más legítimas glorias de Baeza se tratara».

LA DESTRUCCIÓN SACRÍLEGA DEL MONUMENTO AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS (LA MANO DE DIOS) Con la proclamación de la 2ª República en Baeza, el 12 de Abril de 1931, la situación hacia los católicos y sus instituciones se hace muy difícil e incompatible con los gobernantes de nuestra ciudad. En el Pleno municipal del 21 de agosto de dicho año, el Alcalde Presidente, D. Manuel Acero, expuso que «deseaba someter a la consideración y resolución del concejo el problema de gran significación que en la ciudad había creado

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el establecimiento o creación en la vía pública de un Monumento al Sagrado Corazón de Jesús, que representa impunidad, una manifestación de tendencia política, de potencia combativa, fácilmente expuesta al choque violento con otras ideologías, que pudiera tener consecuencias lamentables. Que en previsión de tales peligros, estimaba procedente y oportuno interesar de la Corporación, se sirva acordar el desplazamiento del expresado Monumento, y que en atención a las normas de consideración y cortesía debidas a las Señoras que constituyen la Junta de aquél, se invite a que procedan a desmontar y trasladar la estatua a un templo o lugar adecuado», siendo aprobada la moción por unanimidad del Pleno.

Tras varias negativas a ejecutar lo tratado en el Pleno por parte de la Junta de Señoras, que en su día organizó la Entronización al Sagrado Corazón de Jesús (no olvidemos que dicho acto se hizo el 28 de Octubre de 1928, tres años antes, por lo que la Junta ya se había disuelto), paralelamente comienza a enrarecerse el ambiente entre los concejales que formaban la Corporación Municipal. El Pleno del 4 de Septiembre fue el detonante que desencadenó los acontecimientos que llevaron a la destrucción del Monumento al Divino Corazón, a raíz de una interpelación realizada por el concejal monárquico, Sr. Garrido Tauste, sobre la situación con dicha Junta.

En la madrugada del 4 al 5 de Septiembre de 1931, un grupo de individuos que osciló entre los 9 y 18, armados con palos y sogas, entre las 2 y las 3 de la madrugada, procedieron a destruir de forma sacrílega el Monumento al Sagrado Corazón de Jesús. Los hechos acaecidos tuvieron una gran repercusión provincial y nacional, apareciendo reflejados en varios diarios. En el Diario Católico «El Siglo Futuro», en su número 17240 de fecha 9 de septiembre, se dice:

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«Otro Poncio… de la soberanía popular.

El día 5, por orden del Alcalde de Baeza, se presentaron a las tres de la madrugada 18 individuos del Centro Socialista en la Plaza de la ciudad y con palos y sogas derribaron la imagen del Sagrado Corazón, monumento erigido por suscripción popular. ¡Qué valientes! ¡Y qué populares!

De noche como ladrones, cuando el pueblo dormía, cometieron el infame atentado, para no exponerse a las iras de Pueblo ultrajado en sus sentidos más hondos. Los católicos han enviado al Gobierno una enérgica protesta. ¡Ah, Señor Maura, las derechas siguen dormidas, pero los republicanos salvajes las van a despertar!».

Con posterioridad a estos acontecimientos, la Sagrada Imagen fue llevada a rastras al antiguo y próximo Hospital de la Concepción, cuyo acto generó lo que en un principio supuso una leyenda urbana, pero que tras mi investigación resultó ser real. Tras tirar bárbaramente la Imagen, uno de los participantes se orinó sacrílegamente sobre Ella.

Cuando la llevaron al Hospital, otro de ellos, a la pregunta de la monja de la Caridad (Sor Victoria) que atendía la puerta: «¿Qué traen aquí?», contestó: «¡un herido sin sangre!».

Pues bien, el personaje que dijo «¡un herido sin sangre!», guardia municipal, murió en la noche del 15 al 16 de octubre; al participar en la detención de un delincuente, éste le asestó un navajazo en la región lateral del cuello, llegando al Hospital desangrado. Por otro lado, el que se orinó en la Sagrada Imagen, falleció (según la versión popular, «reventó») el 16 de septiembre por habérsele petrificado el caño de la orina; según el acta de defunción, de una tuberculosis intestinal.

Definitivamente, la Sagrada Imagen fue depositada en la sede canónica de la Junta de Señoras, la Santa Iglesia Catedral de Baeza. Posteriormente fue requisada el 15 de marzo de 1938 por parte de la Comisión de la Subsecretaría de Armamento y Munición de la Fábrica nº 6, junto con otros objetos de bronce, para ser fundida. El bronce fue reutilizado en la fabricación de munición.

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