Conferencia DCM Dolorosas antiguas de Baeza y la Virgen de la Merced 2018

CONFERENCIA:

“La Virgen de la Merced. El Retorno de la Veneración a la Dolorosa de la Cofradía de la Expiración de Baeza, en el VIII Centenario de la Fundación de la Orden Mercedaria” Sábado 10 de Agosto de 2018

Conmemoración del VIII Centenario de la Fundación de la Orden de La Merced Solemne Bendición de la Casa de Hermandad de la Cofradía de la Expiración de Baeza Programa de Actos de la Solemne Bendición de María Santísima de la Merced y Piedad Casa de Hermandad. Calle de La Merced nº 28 BAEZA (Jaén) 21:00 horas.

DAMIÁN CRUZ MARTÍNEZ

Reverendo señor Arcipreste de Baeza D, Manuel Peláez Juárez, Hermana Mayor y miembros de la Junta de Gobierno de la Venerable y Antigua Cofradía del Santísimo Cristo de la Expiración, Señor de las Necesidades y María Santísima de la Merced y Piedad, queridos hermanos, queridos cofrades y amigos.

Muy honrado por este encargo con el que hoy bendecimos nuestra Casa de Hermandad, dentro del marco de los actos de la Solemne Bendición de Nuestra Madre y Señora María Santísima de la Merced y en el VIII Centenario de la Fundación de la Orden que vio nacer en Baeza a nuestra Congregación, tan sólo confío que no se haga esta charla demasiado aburrida o extensa. El asunto a tratar se me ha ido creciendo conforme recuperaba y analizaba datos del extenso trabajo que nos llevó a un grupo de jóvenes y de la mano del mejor de los maestros, Rafael Rodríguez-Moñino, a rebuscar palabra a palabra, línea a línea, legajo a legajo, libro a libro, los entresijos históricos de nuestras Hermandades y Cofradías de Penitencia, datos que dieron lugar a la publicación del más extenso y completo tratado histórico sobre la materia en nuestra ciudad.

Hablamos de un libro que sólo los acontecimientos cronológicos, el pasar del tiempo desde su edición, han podido superar en vigor, amén de unos pocos descubrimientos históricos, ojalá fuesen muchos más, que lo complementan sin desdecir casi nada de lo en la obra contenido.

Esta Conferencia, como su propio nombre indica, pretende esclarecer o sintetizar la historia de la veneración a la Virgen Dolorosa en la Cofradía de “La Expiración de Jesucristo Nuestro Redentor”. Aprovecharemos también para analizar la historia de las veneraciones marianas de las Hermandades baezanas fundadas con anterioridad a la Guerra Civil. La magnífica y fértil historia mariana dolorosa posterior a 1939 es de sobra conocida y emana en gran manera de la antigua, superada y engrandecida con nuevas veneraciones de hermandades que no la tuvieron en su origen, pero que hoy la han tomado con gran fuerza y admirable veneración.

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Es para nuestra Hermandad un honor poder llevar a cabo este acto justo hoy, 10 de Agosto de 2018, día en que se conmemora el VIII Centenario de la Fundación de la Orden de La Merced. Fue San Pedro Nolasco su primer fundador, un mercader que sentía un gran amor por la Virgen María. Fue Ella quien, en la madrugada del 2 de Agosto de 1218, se le apareció rodeada de Ángeles y de Santos y le dijo: “En voluntad de mi Santísimo Hijo y Mía fundes en el mundo una Orden que en mi honor deberá llamarse ORDEN DE LA VIRGEN MARÍA DE LA MERCED DE LA REDENCIÓN DE CAUTIVOS. El hábito será blanco en honor a mi pureza, en el pecho llevará una cruz roja en recuerdo de mi Hijo y el escudo del Rey al que sirves” Fue así como pocos días más tarde funda Nolasco la Orden de la Merced en el Hospital de Santa Eulalia, en Barcelona, con la participación del Rey Jaime I de Aragón y ante el obispo de la ciudad, Berenguer de Palou. La obra cuenta a partir de 1223 con el apoyo de San Raimundo de Peñafort, confesor de Nolasco y redactor de las Constituciones de la nueva Orden.

Por la confirmación del Papa Gregorio IX, el 17 de enero de 1235, la Iglesia testificó la acción del Espíritu Santo en la fundación de la Orden de la Merced; la ratificó en la práctica de la regla de San Agustín; le dio carácter universal incorporándola plenamente a su vida y sancionó su obra como misión en el pueblo de Dios (COM 1-2).

En Baeza se lleva a cabo una primera fundación de sede conventual de la Real y Militar Orden de la Merced alrededor de 1280. Según Ximena Jurado, esa primera sede se sitúa a los pies del Alcázar, en el lugar donde estuvo la ermita de San Bartolomé.

Encabeza el proyecto nada menos que San Pedro Pascual, quien fuera posteriormente Obispo de la Diócesis Jiennense, apresado en Granada y martirizado en el año 1300.

Como todos sabemos, una urna con las reliquias de este gran santo mercedario yace en el centro del Altar Mayor de la Catedral de Baeza.

Esta primera casa y fundación tuvieron de ser abandonadas tras una fuerte epidemia de peste sufrida en 1347. Al año siguiente intentaron los mercedarios recuperar la casa, aunque el Obispo Nicolás de Biedma les obligó a volver a dejarla al haber actuado sin su consentimiento. La Merced queda en suspenso de esta manera en Baeza hasta que en 1523 se consiguen nuevas licencias para fundar el nuevo convento, el cual se mantuvo hasta la Desamortización de Mendizábal de 1836. Nos encontramos ahora mismo en los terrenos que ocupó el cenobio mercedario que estaba situado en lo que hoy es la Calle de La Merced y ocupaba prácticamente toda la manzana. De aquel

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convento tan solo queda hoy lo que fue antigua portería, donde se encontraba y encuentra todavía la imagen del Señor de las Necesidades y es un enorme privilegio histórico que nuestra casa de hermandad, nuestra cofradía y uno de nuestros titulares ocupen hoy el mismo lugar que tuvieron cuando se fundó la Congregación Penitencial en 1603. En el libro “Aproximación a la historia eclesiástica de la ciudad de Baeza”, del Catedrático y Académico Rafael Rodríguez-Moñino, se pueden consultar datos muy curiosos sobre la intensa vida de este cenobio baezano.

Como hemos visto, desde la propia fundación de la Orden la veneración mariana es signo identificativo de su devocionario. Por donaciones testamentarias sabemos que el convento baezano contaba con una imagen de la Virgen de la Merced presidiendo el Altar Mayor de su Iglesia. Era muy posiblemente una talla de vestir a la que eran colocadas ropas y alhajas, lo que conocemos porque alguna vez incluso fueron objeto de robo sacrílego.

La fuerza de la Orden en Baeza fue muy importante en el siglo XVI, tanto por su vinculación con la nobleza de la ciudad como por el aprecio de que gozaba entre el pueblo llano. Es natural, pues, que la Virgen de la Merced tuviese devoción importante en la Ciudad. De hecho, cuando un grupo de nobles funda la Cofradía de la Expiración a principios del siglo XVII, la Hermandad establece estatutariamente la obligación de rendir culto a la imagen de la Virgen, junto a la del crucificado titular. En la redacción de sus primeras Reglas se dice literalmente: "habiéndonos juntado en el convento de Nuestra Señora de la Merced de esta ciudad de Baeza, en 30 días del mes de marzo de 1603, ordenamos de hacer e instituir una congregación, que se intitule la Expiración de Jesucristo Nuestro Redentor", para que "juntos y congregados en ella acudamos a las cosas del servicio de Dios Nuestro Señor y de su Bendita Madre la Virgen María, a quien suplicamos sea nuestra medianera e intercesora, para que Dios Nuestro Señor perdone nuestras culpas y nos conserve en su Amor y Gracia".

Pero hagamos un inciso en la historia de nuestra hermandad para recordar, en base a los datos documentales que conocemos, cual ha sido la fortaleza real de la devoción mariana de nuestras hermandades de penitencia desde aquellos pretéritos siglos. En esta historia hay dos fechas en las que las crisis políticas afectaron sobremanera a nuestras cofradías, la invasión francesa entre 1808 y 1814, y la Desamortización de Álvarez de Mendizábal en 1835-1836. Cien años después, de 1936 a 1939, durante la Guerra Civil Española se destruiría una gran parte del patrimonio religioso y cofrade atesorado durante siglos por nuestras Hermandades.

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Comencemos por ejemplo, por la decana de nuestras Cofradías de Penitencia, la Santa VERA CRUZ. Esta Hermandad tiene atestiguada la veneración a la Santísima Virgen desde sus Estatutos fundacionales. Ya se cita a la Madre de Dios en el preámbulo de dichos Estatutos de 1540, en copia de 1555, acudiendo a la intervención de la Virgen, en cita a San Bernardo, "en un sermón de la asunción de Nuestra Señora" Muy curioso es otro dato ya de 1630 donde se deja evidencia de la existencia de una imagen de Dolorosa, cuando en una partida de cuentas se dice que recibe 4 reales y medio el gran poeta conceptista y platero baezano, Alonso de Bonilla, por "soldar los remates de la corona de Nuestra Señora" En 1752, en cabildo de 2 de abril, en un acta relativa al mal estado de la CapillaErmita que la Hermandad poseía en San Francisco, se dice que uno de los hermanos expuso "el daño que está sufriendo la capilla, donde estaban colocadas las imágenes de Jesús Nazareno, el Señor Crucificado, Nuestra Señora y San Juan, con ocasión del hundimiento del tejado" En un inventario de 1758 aparecen reflejados enseres del ajuar de la entonces Virgen de los Dolores de la Vera Cruz: un manto de Nuestra Señora, de felpa negra, con 99 estrellas de plata, y un pañuelo de lienzo de dicha imagen.

1 corazón de plata de Nuestra señora, que pesa 10 onzas y media 1 corona con su cruz de plata de Nuestra Señora, que pesa 14 onzas y media…

Diez años más tarde, en 1768, se dio cuenta de que había “un devoto que quería contribuir con 300 reales para ayuda a un manto de terciopelo que se hiciese a Nuestra Señora de los Dolores, respecto a la notable falta que le hacía a esta sagrada imagen" Tras la desamortización de Mendizábal de 1836 encontramos también datos referidos a la Virgen. Uno de ellos, en 1873, cuando se agradeció a don Agustín Molinero “por su donativo... consistente en un vestido de seda, color negro, que ha de servir a Nuestra Señora de los Dolores.” En 1879, doña María del Carmen López donó un corazón y una espada para la Virgen de los Dolores. Poco después queda documentada la restauración de la Dolorosa junto con la del Señor. Fue restaurado el Nazareno en Barcelona, en 1892, por 400 reales y, al año siguiente, 1893 también fue enviada la Virgen a Barcelona, y su traslado, al regreso, supuso un gasto de 6 pesetas.

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En 1895 el “Abate Fária”, en su artículo para la Crónica Meridional de Almería publicado y comentado en el presente año en el Cuaderno Cofrade de “El Capirote”, describe así la procesión de la madrugada del Viernes Santo: “A las cinco de la mañana de este día salió de la iglesia del Sagrario la cofradía de Nuestro Padre Jesús de Nazareno, el de la Vera Cruz, el Santo Cristo de la Lanzada con el buen y el mal ladrón, María Santísima de los Dolores y el Evangelista San Juan, imágenes todas de gran mérito artístico, colocadas en sólidos y elegantísimos tronos, estilo sevillano, llevando cada uno más de doscientas luces formando caprichosas figuras del mejor gusto.”

Las primeras cuentas de la hermandad, ya en el siglo XX, aparecen tras un acta de 1927. Entre ellas los gastos por 6 túnicas "de palio", los "hermanos de trono", refresco a los "romanos", llevar la escalera en la procesión, los "hermanos de palio", 30 tulipas para el trono y honorarios de la Banda del Liceo, lo que supuso un total de cerca de 200 pesetas. Los "hermanos de trono" eran los de los pasos del Nazareno y la Virgen y los que portaban el palio tras el Señor. Ya en estas cuentas nada aparece relativo al crucificado de Las Gracias o La Lanzada.

En 1936 desaparecen la mayoría de los enseres y todas las imágenes de la Hermandad, que no recupera a su titular mariana hasta la llegada de la Virgen de la Aurora en 1982.

La Hermandad del CALVARIO, antes de su segregación de la Vera Cruz, contaba con idéntica devoción y veneración a la Virgen Dolorosa al ser el misterio titular de dicha Cofradía.

La imagen de la Virgen de los Dolores procesionaba tras dicho misterio que presidía el Cristo de las Gracias entre los dos ladrones.

Tras la segregación, en la nueva Cofradía de La Lanzada, no desaparece completamente la veneración a la Virgen ya que sus hermanos deciden situar dos imágenes, aunque de pequeño tamaño, de la Dolorosa y San Juan, en la parte delantera del paso, completando el misterio.

Todas las imágenes de esta cofradía fueron destruidas en 1936 y la veneración a la Dolorosa no se reinstauró hasta la llegada de la Virgen de la Amargura en 1989.

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La Cofradía de LA HUMILDAD DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO cuenta también con presencia de la imagen de la Dolorosa desde su fundación en 1563, como lo atestigua el capítulo 5 de sus estatutos que concreta lo que ha de realizarse en la procesión del Jueves Santo. Saldría el cortejo religioso del monasterio de la Santísima Trinidad, "a la una, después de mediodía, con sus túnicas blancas, capillas y cordones, y disciplinas los que son de sangre, y los de luz con sus candelas, para andar las siete iglesias en procesión y disciplina, las cuales serán las que el mayordomo y oficiales señalaren, y ande de manera que a las 5 de la tarde hayan vuelto al dicho monasterio, la cual dicha procesión se ha de hacer en reverencia de la Humildad que Nuestro Señor Jesucristo tuvo con sus discípulos después de haber cenado con ellos e humillarse para lavarles los pies... y que para esta procesión no haya excusa si no fuere con justo impedimento de mucha vejez o enfermedad o ausencia de esta ciudad". Los que no pudieren asistir debían dar una limosna para ayudar a los gastos de la cera. Habría que presentar también cédula de quién era cada uno (fíjense en la antigüedad que tiene en Baeza lo que hoy conocemos como papeleta de sitio), y aquel que no participase debería entregar 2 libras de cera. El orden de la procesión sería el siguiente: en la delantera un pendón con una cruz encima de la vara, que tendría pintado a uno y otro lado dos signos de la Pasión: el Lavatorio de los pies y una corona de espinas. En medio "de la dicha procesión ha de ir en unas andas Cristo coronado con la corona de espinas, hecho de bulto, el más devoto que pudiéremos hacer". El primer paso que encabezaba el cortejo era el del titular que no era otro que el de Jesús del Mandato, El Lavatorio. Al final del cortejo, otras andas con la imagen de Nuestra Señora.

En un Inventario del acta de la junta celebrada en 4 de junio de 1651 aparece la imagen de la Virgen junto a su ajuar: -"Una imagen de Nuestra Señora.

- Una basquiña de tafetán amarillo viejo para Nuestra Señora [y otra con ropa azul].

- Una camisa de Nuestra Señora.

- Un manto azul de Nuestra Señora.

- 2 tocas de Nuestra Señora.

- Una corona de lata de Nuestra Señora.

- Un pañizuelo que lleva Nuestra Señora en las manos el Miércoles Santo.

- 2 jubones de Nuestra Señora, uno azul, otro morado y blanco.”

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En otro Inventario de 1762 aparece el título de la Dolorosa de la Humildad al describir los enseres para el altar de la Virgen: - Altar de Nuestra Señora: "Imagen de Nuestra Señora de la Soledad; una basquiña y manto de felpa con 54 estrellas de plata; 2 tocas; un medio manto negro de encajes; unas enaguas de encajes; un tapapiés azul de seda con encajes negros; un pañito de lienzo para las manos".

Y siguen apareciendo gastos y referencias a la Virgen y su ajuar en los libros de cuentas desde 1785 hasta 1793.

Tras la Desamortización, la Hermandad redacta nuevos Estatutos, lo que realiza en 1865.

Antes de la Guerra Civil se mantenía al culto la Dolorosa, aunque había cambiado el título de Soledad por el de Virgen de los Dolores. En 1924 por ejemplo, figura en los programas de esta forma: “la Humildad saldrá el Jueves Santo a las 5 de la tarde, con San Juan Evangelista y Nuestra Señora de los Dolores.”

En 1936 se salva la imagen del Cristo de la Humildad, pero son destruidas la de la Virgen y la de San Juan. En 1945 procesiona de nuevo una imagen de Dolorosa junto al Ecce Homo, imagen de propiedad particular y que pasaría a la Hermandad del Rescate al adquirir la Humildad una en propiedad.

Como todos sabemos, la Cofradía de EL PASO se funda en el Convento de San Basilio en 1587 y tras serias desavenencias con los frailes carmelitas, decide trasladarse en 1610 al Convento de la Merced.

No obstante la posibilidad de que rindiese culto a la Virgen Dolorosa desde su fundación, no es hasta 1791 cuando aparecen datos firmes que atestigüen este hecho.

En un libro de cuentas de dicho año aparece que fueron adquiridos varios enseres: "una mesa... para poner en la iglesia la imagen de Jesús", "dos cabelleras que se han hecho para las imágenes de Jesús y San Juan; "unos manteles, cruz y candeleros para el altar de Jesús"; "un pañuelo para Nuestra Señora" y "unas bayetas para las andas" de la Virgen.

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Se asevera asimismo la presencia de la Virgen en la Cofradía en el Contencioso interpuesto por el padre comendador de la Merced en 14 de octubre de 1815. Exponen los frailes mercedarios ante el Real Consejo de Castilla que: "encontrándose en este convento las santas imágenes de Jesús, la Santísima Virgen y San Juan… bajo la hermandad de los comerciantes en lanas... con sus Constituciones, que se observaban con la más seria escrupulosidad... luego que acaeció la furiosa invasión de los enemigos, y despojada esta venerable comunidad de sus derechos y pertenencias, se trató de custodiar las santas imágenes en la parroquial de San Pablo... para obviar cualesquiera insulto que dichos iconoclastas pudieran haber dirigido contra dichas santas imágenes" El traslado a San Pablo se había realizado en 1810 y lo que pretenden los mercedarios es el retorno de las imágenes al convento, lo que no se logró luego de un largo pleito e imponiéndose la solidez demostrada en cuanto a la propiedad de la Hermandad sobre sus imágenes. Se finalizaba este proceso con un decreto eclesiástico, que testimonia y acredita la propiedad absoluta de la cofradía en cuanto a sus imágenes titulares. Quizás por ello la hermandad de la Expiración pocos años después se decidió a aclarar desde el principio y de forma rotunda la propiedad de su imagen titular en el momento de su traslado desde la Merced a San Pablo; en esta ocasión, sin distorsiones, dificultades ni incomodidades.

Algunos datos más, ya con la Hermandad en San Pablo son por ejemplo: El 19 de abril de 1824, en el cabildo de ese día se acuerda que el hermano mayor reúna todo el dinero recaudado por diversos señores "para que los invierta en un manto para la Virgen... que ha de ser de superior terciopelo con guarnición de oro fino y demás correspondiente". En 1825 se presentó por el hermano-comisionado don Felipe Martínez de Pinillos "la cuenta del costo del manto de la Virgen".

En 1835, pretende la Hermandad trasladarse de capilla en San Pablo: el hermano don Francisco Arévalo "hizo presente a la cofradía que siendo la capilla donde están hoy las imágenes de Nuestro Padre Jesús, la Santísima Virgen y señor San Juan muy estrecha, y que la capilla de la Virgen de las Angustias era más capaz, desde luego con el consentimiento del señor vice-prior podían trasladarse las dichas imágenes a la dicha capilla, reformando la capilla con poco costo y poniéndola con la mayor decencia.”

"El Paso" no había llevado a cabo la toma de posesión de la capilla en abril de 1835, pues el día 4 de ese mes, por el vice-prior de la parroquia manifestó no haberse verificado "la traslación de las imágenes de esta cofradía a la capilla de la Virgen de las Angustias, como se acordó en cabildo de 21 de abril de 1835, y siendo preciso que se

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acuerde nueva determinación por haber pretendido dicha capilla la cofradía de la Expiración para colocar sus imágenes en dicha capilla"; El Paso se durmió en los laureles y la Expiración se quedó la capilla ya que el año siguiente el Cristo de la Expiración estaba con toda seguridad en ella, pues se gastaron entonces 17 reales en "arreglar el camarín de Nuestra Señora de las Angustias para la colocación de Señor (el Cristo de la Expiración) en la forma que hoy se halla".

La procesión del Viernes Santo de la Hermandad de El Paso durante este periodo se iniciaba bien a las 6 de la mañana, bien a las 7, pero iniciándose con el sermón, como ocurrió en 1847, dicho sermón comenzó a las cinco y media de la mañana, y no haciéndose estación de penitencia si el tiempo amenazaba lluvia. Al cortejo procesional acudía en ocasiones la capilla de música de la catedral, "en 2 mitades, la una detrás de Jesús cantando el Miserere, y la otra detrás de la Virgen cantando el Stabat Mater".

En 1881 se tomó una decisión muy curiosa: "que tanto para estar en la iglesia como para ir en la procesión se variase, desde este año, la postura que viene llevando la Virgen, que en vez de ir con los brazos abiertos, vaya con ellos cruzados sobre el pecho" En 1895, de nuevo el artículo del “Abate Feria” nos describe singularmente la procesión de “El Paso” y deje constancia de la presencia de la Dolorosa en ella, de esta manera: “A las ocho salió de la parroquia de San Pablo la procesión llamada del Paso por el Nazareno que figura en ella, imagen de singular mérito artístico…, adornada de riquísima túnica y colocada en un suntuoso trono, acompañándole las imágenes de Nuestra Señora de la Amargura y el Evangelista San Juan. Recorre esta procesión las calles de San Pablo, San Francisco, San Andrés, Rojo, Corvera y Poblaciones, y al llegar a la Plaza de Alfonso XII, tiene lugar el encuentro del Divino Redentor con su Stma. Madre en la calle de la Amargura, la impresión del Sagrado Rostro en el lienzo que le presenta la Verónica y despedida para el Calvario. Describir esta ceremonia como se verifica en Baeza es tarea inútil, pues por mucho que se dijera no podría nunca llenarse el objeto de la descripción, pues no parece sino que al verla se presencia el Paso real del Calvario tal y como nos lo pinta la Sagrada Escritura. El acto es edificante y muy notable, por ser muy pocos los puntos donde se practica y por la precisión con que se ejecuta influyendo en los espectadores la mayor compunción, y recogimiento.”

De 1899 hay un "Manual de las Ordenanzas de la Ilustre y Venerable Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno y la Cruz de Santa Elena, arregladas a las costumbres y necesidades del día, tomadas de acuerdos de cabildos, desde mediados del siglo XVIII, con el fin de dar a Dios Nuestro Señor el culto debido con la ostentación y solemnidad

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posible". Este Manual contiene 10 artículos y me han parecido muy al caso traer algunos que nos ilustran datos relativos a la Virgen: En el capítulo 1º se dice que la cofradía "se compone de un número indeterminado de personas que se obligan voluntariamente a satisfacer todos los gastos que a la misma se originen, exceptuando al hermano que lleva el cargo de sacristán", quien por desempeñar la administración de la hermandad, "queda exento de pago". Junto al sacristán y con iguales exenciones están 10 hermanos que ejercen el oficio de sirvientes; a saber: el que "sirve el "paso" de Nuestro Padre Jesús/ el que sirve la mano derecha de la Santísima Virgen/ el que sirve la izquierda/ y el que sirve la cabeza/ el que sirve el cuadrante de dicha Señora/ el del cuadrante del apóstol San Juan/ el del cuadrante del palio/ y el del cuadrante de la Verónica". Es decir, estaban exentos de pago los capataces de todos los pasos y los hermanos que realizaban la ceremonia del encuentro.

El capítulo 7º trata de la procesión del Viernes Santo, tras finalizar el sermón. Su orden sería el siguiente: el gallardete, los niños cantando "esto se hace en remembranza de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo". Luego, el coro de bocinas; "los humildes con túnica y cruz"; una sección de música; "las escuadras del Señor del Rescate, convidadas, a quien se da la cera que necesita"; "los cofrades de Nuestro Padre Jesús, precedidos de sus criados, todos de túnicas"; "la sagrada imagen de Nuestro Padre Jesús"; "la escuadra del palio"; "el Apóstol San Juan"; "la cofradía del Santo Cristo de la Columna, que sirve a Nuestra Señora de la Compasión"; "la imagen de la Santísima Virgen"; una nueva "orquesta"; y la parroquia y las autoridades eclesiásticas y civiles. El itinerario seguido en este capítulo no cambia, prácticamente en nada, a lo marcado en las primeras Constituciones, incluyendo en él la visita a la Santa Iglesia Catedral. Al llegar a la plaza de la Leña se llevaba a cabo "la preciosa ceremonia de la Verónica y Encuentro de Nuestro Padre Jesús y su Santísima Madre, llamado vulgarmente "El Paso".

El último de los datos relevantes sobre la Dolorosa que vuelve a cambiar su título, ahora a Desamparados, lo encontramos el año 1900, relativo a los cabildos celebrados en 8 y 17 de abril. En el primero es presentado "un obsequio hecho por doña Carmen Martínez de Pinillos, consistente en un lujoso delantal de terciopelo negro, bordado en oro fino, para Nuestra Madre la Virgen de los Desamparados”. No es este delantal sino la extraordinaria saya que luce la Dolorosa cada Viernes Santo desde entonces y que por fortuna se conserva.

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La imagen de la Virgen continúa presente en los cultos y procesiones de la Hermandad hasta su desaparición, junto con las imágenes de San Juan y la Verónica, en 1936 y es la primera dolorosa en recuperarse tras la Guerra Civil, en 1943.

LA SANGRE Y LA FERVOSORA: Escasos son los documentos que mencionan a la imagen de la Dolorosa que hubo de poseer la Hermandad de La Sangre, si no desde sus comienzos a principios del siglo XVII, sí desde muy pronto.

Una poesía de Alonso de Bonilla, hermano que fue de esta Cofradía, en la que se menciona a la Virgen y que se atribuye compuso el poeta dedicándola a su Hermandad, es el primer dato de la existencia de una Dolorosa, aunque es un apunte que puede ser interpretado de diferentes formas.

No obstante, el poema es de tal calado que no me resisto a leerlo a este auditorio, ya que en él hay referencias pasionistas varias, a la Oración en el Huerto, los azotes de La Columna, el Calvario y la Lanzada, a la Sangre de Cristo, a su Expiración en la cruz, y a la Madre Dolorosa.

Dice así: Religioso claustral, si la pobreza imitar pretendéis de Dios humano.

Cristo no profesó pundonor vano gloria mortal ni temporal grandeza.

Advertir que en mortal naturaleza representó pobreza de gusano, pues no se escribe que su sacra mano fuese sitial de pecunial riqueza.

Mas dio su pobreza tal probanza que, desangrado en cruz, columna y huerto, cadáver ya, pendiente en el Calvario, el resto de su Sangre dio a una lanza, porque aún no quiso Dios, vivo ni muerto, ser de su sangre propia propietario.

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Mas que de arenas de dolor fecundo dio bramidos el mar desenfrenado; y de sus quicios fueron separados los montes con estruendo tremebundo.

Brotó la tierra con dolor profundo despojos de cadáveres helados; llovió el cielo temores y cuidados cuando expiró en la Cruz quien hizo el mundo.

Pero como la Reina Venerable que en el difunto dio virginal fruto tiene manto de sol por ser tan pura, privó de la luz al sol Dios inefable por darle en su viudez manto de luto a la que tiene el sol por vestidura.

No se tienen noticias ciertas de la Dolorosa de La Sangre hasta que en 1847 se encuentran escritos relativos a las imágenes que se encontraban en el ya extinguido Convento de la Trinidad Calzada y su necesario traslado a San Andrés por ruina de su iglesia. Por un comunicado del presbítero don José Camacho, sabemos que en la iglesia de dicho convento, "que sirvió de parroquia de San Marcos, que está ya también extinguida... y después desahuciada y mandada cerrar por ruinosa", se hallaban dos imágenes de Jesucristo Azotado, así como "un Señor de la Oración del Huerto y otro Crucificado, expuestos como las demás imágenes a encontrarse entre ruinas, y para que esto no suceda a 3 imágenes de Nuestra Señora las han trasladado a las casas de las camareras". Muy probablemente una de estas imágenes fuese la que pasó a ser titular mariana confirmada de La Sangre luego de su traslado a San Andrés tras la Desamortización de Mendizábal y la ruina del convento. Imagen que, como todos sabemos, en 1945, tras salvarse de los acontecimientos de 1936, daría pie a la fundación de la Cofradía de La Fervorosa. Lo que no podemos asegurar dada la escasez de documentación es que fuese la actual Fervorosa la imagen que pertenecía a La Sangre antes del siglo XIX, conociendo además que está documentada una imagen de la Virgen de los Dolores, con capilla propia, en el propio San Andrés antes del traslado allí de La Sangre. Tampoco es fácil asegurar, como hace Ortega Sagrista, que la Fervorosa estuvo originariamente vinculada a la Cofradía de La Expiración y que tras la crisis de esta Cofradía en el siglo XVIII pasó a la Trinidad. No hemos podido localizar documentos que demuestren estos datos si es que existen. Lo cierto es que la historia de la extraordinaria imagen de La Fervorosa sigue siendo un misterio. ¿Fue la Virgen de la Expiración en los

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“La Virgen de la Merced. El Retorno de la Veneración a la Dolorosa de la Cofradía de la Expiración de Baeza, en el VIII Centenario de la Fundación de la Orden Mercedaria” DAMIÁN CRUZ MARTÍNEZ

inicios de la hermandad en el siglo XVII? ¿Pasó a ser la Dolorosa de la Sangre en la Trinidad trasladada desde la Merced? o ¿era la Virgen de la Sangre desde el principio de su fundación? ¿Fue una de las tres imágenes marianas que salvaron las camareras tras la ruina del convento trinitario calzado y que se llevó a San Andrés tras el traslado del resto de imágenes de la Sangre? ¿Era la Dolorosa que se encontraba con capilla propia en San Andrés en el siglo XVIII? Sea como fuere, La Fervorosa fue venerada por la Cofradía de la Sangre desde 1847 y hasta la escisión de esta devoción mariana como institución independiente en 1945 y estos datos si están suficientemente probados y documentados.

Como el resto de imágenes de San Andrés, la Fervorosa se salvó del desastre de 1936 al tapiarse las puertas del templo por orden del entonces alcalde Manuel Acero, muy probablemente para preservar la imagen de la Virgen del Alcázar, patrona de Baeza, de la barbarie y la destrucción indiscriminada.

Desde la fundación de la Cofradía de la CAÍDA en 1698 la hermandad, que va a rendir culto a una imagen de Nazareno ya existente y con gran devoción en el Convento de Carmelitas Descalzos de San Basilio, asume también la veneración a la Virgen de los Dolores. De esta forma aparece en el artículo 8º de los estatutos fundacionales: Los Jueves y Viernes Santos uno de los hermanos se hará cargo del "culto y veneración de Jesús Nazareno de la Caída y de su Madre Santísima de los Dolores, cuyas dos imágenes se han de colocar en el monumento a los lados del arca del Santísimo Sacramento, en 2 tronos que para este fin se han fabricado, y en sus gradas pondrán el mayor número de luces que pudieren".

La repetida alusión a la Virgen de los Dolores nos conduce a la existencia de una advocación de Madre Dolorosa, que no siempre figuró como titular de la cofradía. Desde luego en nuestros exámenes de los fondos de archivos muy raras veces hemos encontrado testimonios documentales sobre Ella, si bien es cierto que en los inventarios que hemos hallado sobre la iglesia del Carmen, aparecen, en ocasiones, imágenes con este título, pero en uno de los altares de las naves de la iglesia, no junto al camarín del Señor. Por ejemplo, en 1723, Doña Mariana Mencía solicita que se digan misas por su alma en varias de las capillas del templo, y especialmente en la de la Virgen de los Dolores.

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Hay una curiosísima petición en 1777, por parte de la cofradía de Nuestra Señora de las Angustias, al rector de San Basilio, "sobre la restitución de la cabeza y manos de Nuestra Señora de los Dolores", que legó a dicha hermandad el presbítero y racionero de la iglesia de Jaén, don Juan de Céspedes Balpuente y Godoy (¿Es este Juan de Céspedes el mismo que figura como mayordomo del Hospital de la Concepción cuando se dona la actual imagen de La Soledad en 1756?). El pleito es largo y nos asalta la duda de si esta imagen de Dolorosa era la perteneciente a la cofradía de la Caída, u otra, cuya propiedad recaía sólo en la comunidad carmelitana. Dice Ortega Sagrista al respecto que aquella imagen, "una vez compuesta y vestida, los carmelitas la pusieron a la veneración pública en el altar de la mano derecha colateral de la capilla del colegio". Sea como fuere, en 1813, tras la caída de José Bonaparte, se reponen a la orden del Carmen Descalzo sus bienes y enseres; y dentro de la lista de estos, en escritura notarial ante don Juan Ramón Moreno y Alarcón, aparece el altar de Nuestra Señora de los Dolores.

Bien pudo haber varias imágenes de Virgen Dolorosa en el interior del templo carmelitano, aunque de cualquier forma, una de ellas pasó en 1842 a ser propiedad de la cofradía de la Expiración como veremos.

Sabemos por un inventario de 1906, de 13 de mayo, que entre las imágenes que aún existían en el templo del Carmen, ya casi en ruinas, se encontraba en el primer altar de la nave de la Epístola "una Dolorosa de regular tamaño". ¿Sería esta imagen la que perteneció a la cofradía de la Caída, y que fue dejada en el Carmen durante el XIX, sin culto particular alguno, cuando el Señor fue trasladado a Santa Catalina en 1836?

Poco más sabemos de la veneración a la Dolorosa de la Hermandad de La Caída salvo que desde su traslado a Santa Catalina y posteriormente a La Magdalena no existen datos de que se mantuviese ese culto ni de la presencia de ninguna imagen mariana en sus procesiones.

Salvada la imagen del excepcional Nazareno de Mora de la quema de 1936, la Cofradía es una de las primeras también en volver a recuperar la veneración mariana a la de su titular, lo que ocurre en 1963 con la llegada de la Virgen de Gracia y Esperanza.

Las primeras noticias que encontramos relativas a una imagen de la Virgen en la Cofradía del RESCATE son del año 1837 y parten de un inventario de bienes desamortizados del Convento de los Descalzos:

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"Inventario de las ropas entregadas al señor vicario juez eclesiástico de esta ciudad en casa del señor comisionado subalterno de Amortización de este partido, don Benito Tauste y Marín.

Está firmado en Baeza el 7 de noviembre de 1837 y en él se cita: "Una túnica de terciopelo encarnado o morado, bordada de realce en oro fino para el uso del Señor del Rescate que se venera en la iglesia del convento de Trinitarios Descalzos/ Un cordón de 3 ramales, con borlas, hilillos de oro fino y otro más corto sin borlas, también de oro fino, ambos de uso del Señor del Rescate/ Un manto de seda de fondo blanco, lista de galoncillo dorado, bordado de seda y forro de seda azul, al parecer de la Virgen".

En la reforma de Estatutos de 20 de febrero de 1916 no se menciona ninguna advocación mariana, sin embargo, en un acta de 1918 se dice: "que desde el 9 de enero de 1886 hasta la fecha se había dotado a la hermandad de una nueva farolera, de una gran reforma del alumbrado y de un trono para la Santísima Virgen de los Dolores…”

Escasos los datos como podemos ver, pero suficientes para conocer que la Cofradía procesionó y tuvo al culto a una dolorosa antes de 1936 desgraciadamente perdida junto al Señor y todos los bienes del templo Trinitario en los sucesos de la Guerra Civil.

Fuerte devoción parecía tener esa imagen en el seno de la Hermandad lo que llevó a la Cofradía a luchar muy pronto por reinstaurar su veneración, algo que logró en 1947 cuando tras diversos avatares y competencia con la Cofradía de la Humildad, de sobra conocidos, procesiona por vez primera la actual Virgen de la Trinidad, adquirida en propiedad hacia 1968 a su originaria propietaria la señora Valbona.

DESCENDIMIENTO y ANGUSTIAS: Por su propia definición, tanto la Piedad de Las Angustias como el misterio pasionista del Descendimiento contaron siempre con una imagen de la Virgen Dolorosa.

Ignoramos documentalmente, aunque es lógico que así fuese, si tras la fundación de la Hermandad de Las Tres Marías en 1893, escindida de la de Las Angustias, el Descendimiento adquirió imágenes de Cristo y Virgen que acompañasen al resto del misterio, dejando las que componían la Piedad como titulares de la Hermandad de Las Angustias. Si es seguro que ocurrió en 1895, ya que en el artículo publicado en La

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Crónica Meridional, sí que se menciona la presencia del paso de Las Angustias en la Procesión General.

De cualquier forma, la Dolorosa que formó parte del paso del Descendimiento, junto al resto de imágenes y también las de la Piedad de Las Angustias perecieron en la destrucción de 1936.

Las Angustias es la primera de las Cofradías con culto a una Virgen Dolorosa, si bien no exenta si no formando parte de un misterio como es el de la Piedad, en reponer su titular perdida, lo que ocurre entre 1940 y 1941.

El Descendimiento procesionaba desde 1928 un grupo procesional realizado en Olot que está documentado y que costó 879 pesetas, más el coste de traslado que fue de 438 y 12 pesetas más por colocarlo en San Pablo, donde tenía su sede la Cofradía hasta entonces. El paso seguía siendo portado por costaleros en esos años, 10 aparecen en las notas de gastos. En una nota contenida en el programa de Semana Santa de 1948 se dice que aquellas imágenes, las adquiridas en Olot, fueron destruidas durante la Guerra Civil. Ya en 1942, fecha en la que se reorganiza la Cofradía tras la Guerra, hay una partida de un pago: "18 de febrero: pagado a las Escuelas Profesionales Salesianas de Barcelona, según cheque, 7.000 pesetas". En las Escuelas Salesianas existía un gran taller de modelado del que muy probablemente saliese el misterio que procesionó la Hermandad hasta ser sustituido por el actual y que se conserva hoy aún en el Convento de San Antonio. Este misterio sólo cuenta con las imágenes de Cristo, la Virgen, San Juan, María Magdalena, Nicodemo y José de Arimatea. El nombre de Tres Marías a buen seguro proviene del paso que utilizaba la Hermandad de Las Angustias, antes de la escisión del Descendimiento, y que acompañaba a la Piedad tras la ceremonia del desenclavamiento. En ese paso figuraban, además de la Magdalena, María Cleofás y María Salomé, las Tres Marías, junto a San Juan y los Santos Varones.

De cualquier manera, el tamaño del nuevo misterio hizo que la hermandad se trasladase en 1943 al convento de San Antonio e incluso que modificase la puerta del templo para poder procesionar con mayor facilidad. Debido al excesivo peso de las nuevas imágenes se realiza también un paso para ser llevado a ruedas. Sea como fuere, el Descendimiento siempre ha mantenido el culto a su Dolorosa dentro del misterio, al igual que Las Angustias.

Como hemos comentado, ambos pasos procesionaron el Viernes Santo de 1895, el Descendimiento lo hacía junto a la Expiración, formando un único cortejo que

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encabezaba el crucificado, tras el que iba el Descendimiento y tras él la Virgen de la Expiración y San Juan. Las Angustias procesionaba un poco más tarde y sólo para incorporarse al desfile de la Procesión General del Santo Entierro.

Enlazamos ahora con la Hermandad del SANTO ENTIERRO, una de las más antiguas de Baeza y sobre la que se ha venido cometiendo uno de los grandes errores históricos arrastrados durante décadas y que fue documentado y corregido sin lugar a ninguna duda en el Libro de la Historia de nuestra Cofradías. La Hermandad del Santo Entierro se funda en el Convento de Santo Domingo el 3 de abril del año 1550, bajo el título de Cofradía de Nuestra Señora de La Soledad.

Absolutamente nada tiene que ver la actual cofradía de La Soledad ni con esa fecha ni con esa fundación como veremos más adelante.

El propio título de la Hermandad nos deja clara la veneración a la Virgen, que durante siglos incluso prevaleció sobre el Santo Entierro de Cristo o el Cristo Yacente.

En las cuentas de 1556, por ejemplo, se mencionan tanto enseres relativos a la Titular, la Virgen de la Soledad, como al Cristo Yacente: "un cajón grande para las ropas de Nuestra Señora"/ Cuatro libros de Cuentas/ "Un sepulcro de madera"/ 16 guizques/ Tres frontales/ "Un manto de seda negra para Nuestra Señora"/ Tres almohadas y un cabecero/ Varias almohadas más/ Tres velos de tafetán/ "Tres pares de manteles de lino para el altar".

De nuevo hay una entrega de cuentas al nuevo mayordomo en el año 1558 acompañadas de inventario, que comprendía las siguientes partidas, sorprendentes algunas de ellas: - "La imagen de Nuestro Señor Jesucristo en el Sepulcro".

- "Más el Cristo Resucitado".

- "El Calvario y el Santo Domingo".

- "La imagen de Nuestra Señora".

- "Las andas con sus fundas y escudos".

- "El tablero del Calvario con sus tornillos".

- "El lecho para el Cristo con sus arandelas".

- "Un arca para la ropa de Nuestra Señora".

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- Un velo de lienzo negro.

- Un manguil de seda para Nuestra Señora".

- "Un manto de paño y un manguil".

- "Una saya de paño negro".

- Un tocado.

- "Una capa y una bandera para el Resucitado".

- "Tres almohadas y 1 cabezuelo".

- Varias almohadas.

- "Un sudario para el Cristo".

- "Un estandarte de tafetán negro".

Así continuó la Cofradía con su sede en Santo Domingo, hasta el siglo XIX y la Desamortización de este convento baezano. Seguía celebrando la Hermandad oficialmente, antes de 1835, su estación penitencial, como consta en acta capitular del 10 de abril de 1827, donde el cabildo municipal acuerda asistir a las procesiones de Semana Santa. Entre ellas [sólo se celebraron 4 ese año] estaba la del Santo Entierro.

Sin embargo, Como para el resto de las cofradías de Pasión y Gloria de Baeza, las leyes desamortizadoras de 1835 y 1836 fueron desastrosas llevando a la Hermandad casi a la desaparición.

Fue entonces cuando perdió la cofradía la sede en la que siempre había permanecido, su capilla propia en la iglesia de Santo Domingo, para pasar al cercano convento de Santa María de Gracia, que también fue exclaustrado. Nos confirma este traslado una noticia, fechada en 1836. Se trata de un inventario de bienes desamortizados "que comprende la iglesia y sacristía del convento de dominicas de Santa María de Gracia, mandado suprimir por Real Decreto de 9 de marzo último". Entre los enseres incluidos en él están, en el altar sexto del templo, "Nuestra Señora de la Soledad y el Santo Sepulcro".

La Virgen cambió en esos años su denominación a Virgen de los Dolores, perdiendo el título que dio origen a la Hermandad, pero su presencia está plenamente documentada desde finales del siglo XIX, con el nacimiento de la Procesión General, y era trasladada junto con la urna del Cristo Yacente, desde Santa María de Gracia, para cerrar este magno desfile del Viernes Santo.

Reorganizada la Procesión General tras la contienda, y adquirida la nueva imagen del Cristo Yacente en 1962, cerraron el cortejo general del Viernes Santo, dependiendo

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de los años, la Fervorosa o la Virgen de la Soledad. El Santo Entierro no renueva su veneración mariana hasta 1990 con la llegada de la actual Virgen de los Dolores.

Enlazamos esto con la historia de la actual titular de la nueva Cofradía de LA SOLEDAD, que como hemos podido documentar en el artículo antes mencionado y publicado en el Cuaderno de El Capirote de este año sobre la Semana Santa de Baeza en 1895, procesionaba en solitario tras la Procesión General.

Aunque la Cofradía de la Soledad actual no se funda oficialmente hasta 1930, de la inscripción contenida en el bastidor de la imagen conocemos que la imagen a la que rinde culto fue donada "a la iglesia del hospital franciscano de Nuestra Señora de la Concepción por devoción de Francisco del Pozo, siendo cura de dicho templo don José López, y mayordomo don Juan de Céspedes, insigne de la Concepción, el día 8 de abril de 1756".

La imagen de la Soledad, antes con el título de Nuestra Señora de los Dolores, está incluida en un detalladísimo inventario de 1822, de los bienes y enseres del antiguo hospital de la Concepción; en él se dice que la Virgen poseía "un manto de terciopelo negro, bordado de hilo fino". En su altar, la imagen, llevaba puesto un velo de seda azul, y en el mismo lugar se hallaban las tallas de San Luis Gonzaga y San Estanislao de Kotska.

Tras la reorganización de la Cofradía de la Expiración en 1830 y al no poseer entonces imagen de Dolorosa la Hermandad, solicita ésta la imagen de Nuestra Señora de los Dolores del Hospital de la Concepción para la procesión del Viernes Santo, lo que es concedido entonces y se repite hasta que en 1842 nuestra cofradía adquiere otra imagen en propiedad como veremos. Sin embargo, la Soledad va a seguir procesionando en solitario tras la procesión general años después, acompañada incluso por representación de hermandades. No podemos saber si estas salidas procesionales se iniciaron inmediatamente después de 1842, tras dejar la imagen de salir con la Expiración. Sin embargo sí está ya documentada su presencia en 1895 en el comentado artículo del “Abate Feria”, que lo describe así: “Terminado el Santo Entierro y hora de las doce de la noche, salió de la iglesia de la Purísima Concepción María Santísima en su Soledad, acompañando todas las cofradías y solemnizando el acto una de las bandas municipales. Esta procesión fue presidida por el Excmo. e Iltmo. Ayuntamiento, en unión del Clero de la iglesia parroquial de San Pablo, con todas sus dependencias.”

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Seguiría la Soledad creciendo en su camino cofrade en los años siguientes como lo aseveran por ejemplo anotaciones en programas de Semana Santa de 1926 y 1927, en los que se dice que la imagen saldría el Viernes Santo a las 12 de la noche, de la iglesia de la Concepción, acompañada de las demás cofradías, tras haberse efectuado la General del Santo Entierro. En 1930, recibe estatutos oficiales y continúa su vida cofrade hasta 1936.

Salvada del desastre de la Guerra Civil, la Soledad, recupera pronto su salida procesional, saliendo tras la procesión general, algunas veces acompañando al Santo Entierro, cuando la general fue el Sábado, otras saliendo el Sábado Santo en solitario y finalmente recuperando su lugar y cerrando los desfiles del Viernes Santo de nuevo en solitario.

Fueron La Fervorosa y La Soledad, las únicas imágenes de Dolorosa salvadas del desastre de la Guerra Civil, todas las demás desaparecieron. Nuestras Hermandades fundadas antes de 1936 y que poseyeron titular dolorosa, recuperaron sus veneraciones marianas tras la Contienda a lo largo de un amplio periodo de tiempo.

Nunca poseyeron imagen de Dolorosa hasta fechas muy posteriores a 1939 las cofradías de la Oración en el Huerto, desde su segregación de la Sangre; el Lavatorio desde su segregación de la Humildad; la Columna, ni el Resucitado.

De las imágenes que nuestras penitenciales perdieron en la Guerra Civil, tan sólo faltan por recuperarse las del Misterio de “El Lavatorio” y la de la Dolorosa de la Cofradía de La Expiración, amén de algunas imágenes del apóstol San Juan al que numerosas penitenciales rendían culto, entre ellas también la de la Expiración.

Sobra decir que se perdieron también la inmensa mayoría de imágenes de nuestras cofradías de gloria, salvo la Virgen del Alcázar, y las veneradas en los numerosos retablos de parroquias y conventos, incluidas las de los titulares de la Hermandad de La Yedra.

Recuperemos ahora la historia de nuestra Cofradía de la Expiración.

En la descripción de su desfile procesional del Viernes Santo, contenida en el capítulo 17 de los Estatutos de 1603, se dice: "que vaya primeramente... nuestro prior, con un estandarte negro con una cruz morada de esquina a esquina, en el cual han de ir repartidos por dos cetros, los hermanos de disciplina, cruces y cera...; por medio de la

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procesión irán repartidas las Siete Palabras, las cuales han de llevar siete niños vestidos de blanco, en siete cetros altos, y en el fin del cetro un escudo con las Palabras pintadas o doradas...; luego irán los pasos que ordenare nuestra congregación; después de esto irá el Santo Crucifijo principal de nuestra congregación, que es la Expiración, al cual ha de seguir la imagen de Nuestra Señora, San Juan y la Magdalena y las otras dos Marías, todas estas figuras juntas en un paso, delante del cual irá la música de cantores, cantando el salmo de Miserere Mei Deus, y detrás del dicho paso irán los religiosos del dicho convento, con velas encendidas...".

Demuestra de nuevo la Hermandad su voluntad de dar protagonismo a la imagen de la Virgen, a la que acompañarían el resto de personajes mencionados, aunque en ningún lugar aparece el título de la imagen. Hay constancia por otros documentos posteriores de que, siguiendo la norma generalizada en Baeza por aquel entonces, sería conocida esta imagen como Virgen de los Dolores. ¿Sería esta talla de Nuestra Señora, como mantiene Ortega Sagrista, la actual Fervorosa?

Nuevos datos nos demuestran la devoción a la Virgen de la Merced precisamente cuando se reorganiza la Cofradía de la Expiración en 1830. Existía en el Convento una Hermandad titulada de La Esclavitud de Nuestra Señora de Las Mercedes, cofradía de gloria sin duda, dedicada a promover y rendir culto a la Virgen de la Merced. Son los hermanos de la Esclavitud quienes acuden al Prior de la Orden para reorganizar de su parte la Cofradía penitencial que por aquel entonces se hallaba inactiva. Fray Cristóbal Carmona entrega los Estatutos originales de 1603 y ese mismo año de 1830 se lleva a cabo con toda suntuosidad la procesión del Viernes Santo. En la crónica contenida en el Libro de Actas de 1830 se dice: "En la ciudad de Baeza en el día 20 del mes de marzo de 1830, estando en el real convento de Nuestra Madre y Señora de las Mercedes parte de los hermanos y cofrades de la que en dicho convento se haya sita con el título de la Esclavitud, a los ejercicios que practican por su instituto, don Juan Moreno Sánchez y don Francisco Briones Maroto, también cofrades, como se hallasen dispuestos a excitar en los fieles el aumento y mayor culto a Nuestro Señor y a su Bendita Madre en dicha iglesia, y teniendo a la vista las muchas necesidades que en los actuales tiempos se tocaban, de que traía origen casi el total olvido del que en el referido en otras épocas se tributaba, recordaron tener noticia de que en la repetida iglesia y por los años de 1603, se hallaba establecida una cofradía, o sea, congregación, titulada del Santísimo Cristo de la Expiración, la que en el sagrado día del Viernes Santo y hora de las 12 de su mañana, sacaba esta divina imagen en penitente procesión, la cual, ya por su falta de congregados, ya por las calamidades del

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tiempo, se había extinguido y casi olvidado su institución, de todo lo cual, haciendo a sus deudos y cofrades de la Esclavitud de Nuestra Señora de las Mercedes una manifestación verdadera de aquella congregación, su fin piadoso y consecuencias que pudiera traer su renovación, todo para honra y gloria de Nuestro Señor, podría acaso seguirse la común disposición a cooperar con sus misas y sanas intenciones: "De aquí el que nuestros dos cofrades lo pusiesen en ejercicio, dirigiéndose enseguida y dando de todo su pensamiento cuenta al R.P. predicador y comendador del referido convento fray Cristóbal Carmona, quien oída su idea dijo: ser cierto cuanto le habían manifestado y que en tiempos de sus antepasados salía del indicado su convento una devota procesión de penitencia, con el título arriba indicado y cuyos Estatutos se conservaban archivados y a su cuidado, los cuales manifestaría a los devotos que se prestaban a aquella solicitud, para su inteligencia y promoción de la idea, dando en su caso todo su consentimiento, como que a aquello le obligaba su ministerio y encargo de la casa. En este estado, ya con los Estatutos, los antedichos dos hermanos dan cuenta de sus intentos a sus amigos, deudos y demás cofrades de aquélla, quienes, ofreciéndose en un todo a sus propuestas y contando con otros varios devotos, abrieron una voluntaria suscripción, con cuyo fondo y ayudando todos con su trabajo, consejos y disposiciones, pudiesen poner en planta sus pensamientos.

"En efecto, en el inmediato día de Viernes Santo del citado año [2 de abril], dadas las disposiciones más oportunas y puesto al corriente cuanto se requería para la salida de las divinas imágenes del Señor, su Madre Santísima y San Juan, tuvieron todos el singular placer de ver realizados sus deseos con admiración y sorpresa del pueblo, que prestando una única vista, asistencia y devoción, no acababa de maravillarse considerando el objeto que los atañía y que ni uno de los presentes siquiera había visto otra procesión, aunque pocos eran los que de ella tenían noticia”.

Se menciona, pues, la presencia de la Dolorosa y de la imagen de San Juan, ambas íntimamente unidas a la Hermandad desde su Fundación. Sin embargo no eran estas tallas las que debió poseer la Congregación en sus inicios y que creemos que se debieron llegar a realizar, dado el poder adquisitivo de quienes las encargaron. Las imágenes del siglo XIX se mencionan entre las comisiones que se organizaron para llevar a buen puerto esta primera procesión en 1830 y fueron prestadas ante la inexistencia de las propias: "Para traer las imágenes de Nuestra Señora de los Dolores del Hospital de la Concepción y San Juan Evangelista de la Vera Cruz”.

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Con todo, demuestra la Cofradía su pertinaz vocación mariana, solicitando una imagen de Dolorosa al carecer de una propia. La que procesiona no es sino la actual Virgen de la Soledad, y lo estuvo haciendo hasta que La Expiración logra hacerse con la propiedad de otra imagen perteneciente al Convento del Carmen, en el año 1842. Años más tarde adquiriría la Hermandad una nueva imagen de San Juan, posiblemente en fecha posterior a 1848, así aparece, junto a la nueva Dolorosa, documentado en varios inventarios del siglo XIX, junto a sus andas y ropas. En el artículo ya mencionado del “Abate Faria” sobre la Semana Santa de 1895 aparecen de nuevo claramente reseñadas las imágenes de la Dolorosa y San Juan, participando en el Ejercicio de las Tres Horas, previo a la procesión del Viernes Santo, y la inclusión también de la imagen de San Juan entre los paso integrantes de la Procesión General. Figuran ambas imágenes flanqueando al Cristo de la Expiración en la conocida fotografía, atribuida a Domingo López y fechada alrededor de 1915. Por la descripción del artículo de 1895 bien pudiera haber sido tomada en el preparatorio para ese culto de las Tres Horas, o bien era así como figuraban las imágenes en la capilla de San Pablo. En esa fotografía, la imagen del Cristo aparece con un respaldo que sirve de fondo a la cruz y que vemos documentado ya en 1830: “El hermano Pedro Cayetano García ofreció 20 reales para ayuda a un sudario y respaldo para el Santo Cristo”. Recordemos que este tipo de respaldos era algo común en numerosas imágenes de crucificado. En Baeza lo utilizaba el Cristo de la Sangre, y hoy lo mantienen, por ejemplo, el Cristo de la Expiración de Jerez o el del Remedio de Ánimas de Córdoba, etc... En cuanto al sudario, en los inventarios aparecen varios y la Cofradía conserva el mejor de todos, donado en 1868; una verdadera joya de bordado con motivos eucarísticos.

La Imagen de la Virgen seguía ostentando el nombre común de Dolores. Sin embargo, y muy especialmente desde la reorganización de 1830, el nombre de Merced o Mercedes se va dejando entrever. Todo ello no era sino promovido por los nuevos hermanos, que procedían de La Esclavitud de Nuestra Señora de La Merced, hermandad a la que se otorgan honores como el que su representante fuese uno de los que portase el estandarte de La Expiración. He aquí una cita que sirve como ejemplo: “Que el guion se lleve en la procesión por el señor canónigo... como hermano protector de la Esclavitud de Nuestra Madre y Señora de la Merced, después por su hermano mayor, y por último por don Fernando Jimena y Quesada".

Por un acta de 1840 sabemos que las imágenes iban por entonces en tres pasos diferentes en la procesión, ya que se acordó nombrar "tres escuadras para las sagradas imágenes del Cristo de la Expiración, su Santísima Madre y San Juan". Las escuadras no eran otra cosa que los grupos de costaleros que portaban los pasos.

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En 1841 se inician las gestiones para adquirir una imagen de Dolorosa, centrando la Hermandad sus objetivos en una talla de la Iglesia del Carmen, del desaparecido Convento de San Basilio. En el Cabildo de 12 de abril de ese año se acuerda redactar un Memorial al vicario juez eclesiástico de Baeza, "solicitando la propiedad de la imagen de Nuestra Señora de los Dolores del Carmen, y que de su resultado se dé cuenta a la junta de gobierno, y ésta, por conducto del secretario, lo haga a la congregación en el primer cabildo general que se celebre". Al año siguiente ya se llevan a cabo las labores de traslado de la imagen de esta Virgen a San Pablo, de esta manera: "Que respecto a estar cedida la imagen de Nuestra Señora de los Dolores que fue del convento del Carmen a esta congregación, y se halla en la casa del hermano Pedro Cayetano García, que en la noche del viernes próximo y hora de costumbre se traiga procesionalmente a esta iglesia parroquial, a cuyo efecto los hermanos... cuidarán de hacer el competente convite, a fin de que esta traslación sea con la mayor solemnidad y devoción, y después se dispondrá sobre el señalamiento del sitio donde ha de colocarse dicha sagrada imagen".

La hermandad se fue haciendo de un amplio ajuar para las imágenes de vestir de la Virgen y San Juan que se encuentran detalladas en un inventario de fecha posterior a 1868, que nos aclara también las tonalidades y la sobriedad con la que se vestía la imagen mariana: “Ropas y efectos de Nuestra Señora de los Dolores - Un manto veludillo negro, un vestido de seda labrado, un refajo de seda encarnado y otro de gasa.

- Unas camisas, un delantal de tul bordado, dos tocas de lino, un pañuelo de lino blanco.

- Un manto de terciopelo negro con galón blanco, una estola de lo mismo con galón también blanco.

- Un vestido negro de raso con galón y lentejuelas blancas.

- Dos faldas con sus corpiños.

- Un delantal de veludillo con galón de plata.

- Unas enaguas blancas con guarnición de trafalgar [sic].

- Dos delantares, uno de tul bordado y el otro de tul guarnecido con lentejuelas.

- Dos tocas, una de tul y la otra de lino.

- Dos pañuelos con encajes, uno de hilo y el otro de lino.

- Dos corazones, uno con siete espadas y galón blanco, dos coronas, una de lata y la otra de metal dorado, un ramo de flores y una cinta de oro.

- Un paño de altar de holanda con encajes de hilo.

- Otro adamascado con encajes.

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- Otro de hilo con encaje, y dos cornialtares.

Ropas y efectos de San Juan Evangelista - Un vestido de percalina y capa de lo mismo.

- Otro de veludillo con galón de oro y capa de lo mismo.

- Una camisa de muselina vasta, otra de coco [sic], una diadema de cartón y otra de latón dorado (la de cartón forrada de papel plateado).

- Unas andas con los tornillos para fijar a San Juan, 4 guizques, 4 faroles y 1 estrella”.

Entre otros detalles, nos aporta este inventario dos que creemos de interés para esta conferencia. El primero la intención de adquirir una imagen de Dolorosa en propiedad desde los comienzos de la reorganización; el segundo que la Virgen vestía colores serios y que llevaba un corazón con siete espadas. Fue el negro el color elegido por los hermanos de la Expiración en 1830. De hecho, ya en un acta de 1832 se anotó un cargo de 120 reales por una "basquiña de terciopelo negro forrado, para hacer un manto a la imagen Dolorosa que se va a construir".

A la vista de algunas fotografías, anteriores a la Guerra Civil, de la procesión del Viernes Santo, nos hemos venido lamentando de que no aparezcan en ellas las imágenes de la Virgen y San Juan en ellas. La explicación nos viene clarificada en el texto de 1895 y se ve ratificada por datos de años posteriores, como 1924. El cortejo se organizaba por orden de Pasión, de manera que tras el paso del Cristo de la Expiración siempre figuraba el Descendimiento o Desenclavamiento. Varios años encabezó este cortejo del Viernes Santo la Cofradía de la Caída. La Virgen y San Juan figuraban cerrando dicha procesión, por lo que no llegan a aparecer en las fotografías que conocemos. Dice el texto de 1924 sobre la procesión: “salió la misma a las 4 de la tarde de la parroquia de San Pablo, tras el sermón de las Tres Horas; procesión que ese año estuvo compuesta por los siguientes "pasos" y cofradías: La Caída, Cristo de la Expiración, "Desenclavamiento", San Juan Evangelista y Nuestra Señora de los Dolores”.

En los desgraciados sucesos de 1936, las imágenes de la Virgen y San Juan son destruidas junto con gran parte de los bienes y obras de arte del templo de San Pablo, salvándose la excepcional imagen del Cristo de la Expiración junto con la del Nazareno de “El Paso” y el San José de siglo XVIII. Tras la Contienda, la Expiración es una de las primeras cofradías en volver a procesionar, pero no adquiere nuevas imágenes que sustituyan a las destruidas. Era la primera vez que la imperturbable voluntad de los hermanos de esta Cofradía de rendir culto a la imagen de la Virgen no se llevaba a cabo, lo cual, gracias a Dios y a la providencia va a ser resuelto en unas semanas.

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“La Virgen de la Merced. El Retorno de la Veneración a la Dolorosa de la Cofradía de la Expiración de Baeza, en el VIII Centenario de la Fundación de la Orden Mercedaria” DAMIÁN CRUZ MARTÍNEZ

Como hemos visto, el título de la Dolorosa de La Expiración nunca fue otro que el de Virgen de los Dolores, como la inmensa mayoría de imágenes marianas de Baeza, que ostentaron este nombre o el de Soledad. Las advocaciones marianas actuales son de fecha bastante reciente y vienen a llenar un hueco que en la mayoría de los casos se ha cubierto de manera adecuada y con criterios historicistas.

Tras la Desamortización de Mendizábal, parte de las imágenes y bienes del Convento de La Merced pasaron a la Parroquia de San Pablo. La Cofradía de la Expiración, y junto a ella la Esclavitud de Nuestra Señora de las Mercedes, al igual que había hecho antes la Hermandad de “El Paso”, fijaron su nueva sede en este templo.

Creemos que en dicho traslado a San Pablo fue incluida la talla de la Virgen de La Merced que presidía el Altar Mayor del cenobio exclaustrado, a la cual rendía culto la citada Hermandad de la Esclavitud. Pensamos igualmente que esta imagen de gloria fue destruida en 1936 y que, tras la contienda, los encargados de recuperar o reemplazar los bienes de la parroquia tuvieron en cuenta aquella imagen mercedaria. De ahí la actual presencia, en la primera capilla de la nave de la epístola, de una imagen de la Virgen de la Merced.

La recuperación de la veneración mariana de la Cofradía de la Expiración es ya un hecho reconocido y público. Se obtuvieron los permisos pertinentes en el Obispado y se ha encargado la escultura según boceto realizado por el escultor Antonio Parras Ruiz. La posibilidad de unir en esta imagen la veneración pasionista a la antigua Virgen de los Dolores y el título de la Merced constituye un objetivo absolutamente lícito y conveniente. No en balde, fueron los fieles devotos de la Esclavitud de la Virgen de la Merced quienes recuperaron la Hermandad de la Expiración en 1830. Además, eso renovaría el vínculo con la orden bajo cuyo amparo se fundó la Congregación.

La nueva Virgen de la Merced cumple pues todos los requisitos para recuperar tanto la devoción pasionista de la Hermandad, como la vertiente de gloria, como tributo a una de las veneraciones marianas más antiguas de la Ciudad. El próximo día 8 de Septiembre del presente 2018, tendrá lugar la Bendición de la nueva Dolorosa de la Hermandad de la Expiración. Han sido los componentes de la Banda de Cornetas y Tambores quienes van a hacer donación de la obra, al cumplirse su Trigésimo Aniversario Fundacional. Sin duda, no hay mayor regalo para la Hermandad, ni mejor forma de celebrar el VIII Centenario de la Fundación de la Orden de la Merced, cuya titular volverá a tener culto en Baeza, que recuperar la veneración mariana que nos fue

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“La Virgen de la Merced. El Retorno de la Veneración a la Dolorosa de la Cofradía de la Expiración de Baeza, en el VIII Centenario de la Fundación de la Orden Mercedaria” DAMIÁN CRUZ MARTÍNEZ

sustraída por la fuerza y que hoy recuperamos con el corazón henchido y cautivos de su amor.

Apasionante es sin duda la historia de nuestras Cofradías y Hermandades y emocionante este importantísimo apartado de la veneración a la Virgen Dolorosa dentro del devocionario mariano de Baeza. Recordar estas páginas justo en el año en que celebramos el IV Centenario del Juramento en defensa de la Inmaculada Concepción de la Virgen, por parte de la Universidad, y justo en plenos cultos a nuestra amantísima Patrona, la Virgen del Alcázar, refuerzan la realidad y la idea de que Baeza es una Ciudad que vive y ha vivido bajo el manto y la protección de la Virgen María. Baeza es Ciudad de María Santísima Reina Inmaculada.

Finalizo esta conferencia con la Oración Jubilar del VIII Centenario de la Fundación de la Orden de la Merced, que reza de esta manera: Madre de la Merced, que suscitaste en tu servidor Pedro Nolasco el deseo de imitar a Cristo Redentor, poniendo su vida al servicio de los más pobres de entre los pobres, los cautivos; al prepararnos a celebrar el Jubileo mercedario, te pedimos que eleves nuestras oraciones al Padre, fuente de misericordia, para que seamos capaces de contemplar la faz de tu Hijo en el rostro de los cautivos de hoy y ofrezcamos, alegremente, llenos del Espíritu Santo, nuestras vidas como moneda de rescate por nuestros hermanos que viven privados de libertad y sin esperanza en las nuevas periferias de la cautividad.

Amén.

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