El apuntador # 66 pdf

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No hay duda en esto, no me refiero al texto sino a la puesta en escena, quiero hablar de la puesta en escena, del ritmo escénico que ustedes deciden, en ese ir y venir del tiempo, no espero que me resuelva la anécdota, sino que sea una herramienta teatral que me va a llevar a algún lado, y no me lleva, porque siento que se desgasta esa mecánica. León: José María me va a joder, pero creo que él jugó con este boom de la fragmentariedad, se dijo “cómo que no podemos hacer una obra con siete clímax”, porque la repetición no es tan sencilla en la escena, dos escenas arrancan con un flash forward, y la escena seis termina con un flash back. La mejor de las intenciones que tuvo el dramaturgo fue salvar la anécdota. En esta experiencia he visto que hay dos tipos de espectadores: el inteligente me ha dicho la obra es demasiado larga por las repeticiones, y el otro que dice que es perfecto. Creo que tiene que ver con la velocidad de lectura. Ustedes tienen plena conciencia de que querían ese ritmo... Gonzalo Estupiñán: Entiendo en línea generales lo que te dejó inconforme, pero el texto es así, el rato de repetir intentamos que las acciones sean iguales, pero cuando me dices que esas repeticiones deberían llevar a otro lugar, ¿a otro sitio que no tenga nada que ver con el argumento? No, no esperaba que me cambie nada de la anécdota, sino que, en esa acción teatral pase algo, de pronto haya un aceleramiento del gesto, porque teatralmente la repetición genera expectación León: Soy consciente de que somos los actores que somos, y que estamos viviendo una maduración como actores en una línea estética que me gusta. Miriam está estrenándose y da cuenta de este ritmo. Ahora, yo soy consciente de que la obra va a generar otro tipo de relaciones entre nosotros y con el texto. Y también hay un proceso de maduración que no le pertenecen al director. Pero si le pertenece al director ciertas decisiones, relacionadas con este ritmo interno del que estamos hablando, siento que esta mujer -Ana- tiene la misma intensidad desde que aparece hasta que se va, me hacen falta matices y eso tiene que ver con el ritmo. Incluso la configuración del personaje, porque ella es muy joven y representa a una mujer madura, entonces vemos un cuerpo con una potencia y un ritmo que no encaja con el personaje. Además, hay una mecánica en los personajes y es que siempre entran de la misma manera, incluso las acciones cuando cogen las cosas, como espectadora sé que viene y empiezo a aburrirme. Recuerden que un personaje trae una historia en sí mismo. León: la peor enfermedad del actor, la peor, es la anticipación
 Lo que me preguntas es, cuáles son los modelos que construimos, los tipos y los arquetipos, y eso es interesante... cuando construyes un arquetipo quieres romperle al público el modelo que tiene del señor que tiene que estar vivo en cada tono de voz. No podemos caer en el públicotropismo, nos hacemos responsables de nuestra responsabilidad. Sabiendo que hay una parte de responsabilidad del actor a la hora de componer el personaje.


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