El Apuntador # 4

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Una orquídea en medio de la nada

Alfonso Espinosa Andrade

La historia de la relación del teatro local con la sociedad y con el estado en las últimas décadas ofrece dos capítulos bien distintos. El que corresponde al Estado es, pasado el impulso de Difusión Cultural del Banco Central en los primeros años 80, una libreta casi en blanco. Casi, pues en la última página los municipios grandes salvan los muebles de sus ciudades grandes al comienzo del nuevo siglo apelando a los Festivales.

El juego entre teatro y sociedad, por su parte, viene marcado por la curiosidad de la comunidad, que aprecia y aplaude al teatro como espacio de solaz y encuentro. Y es evidente que el teatro dona al asistente un toque de “cultura”. Luego ya no bastó con ser culto: en medida de lo posible había que ser, además, intelectual. Cultos e intelectuales reclamaron por algo más vanguardista. Allí el teatro se desplazó de la estampa quiteña de Albán Gómez y el teatro poético declamativo de Tobar hacia lenguajes más “experimentales”. Y la estampa se volvió cacho político que se cuenta del mismo modo en el mismo parque cambiando el nombre del presidente. Muertos inevitablemente los padres, los hijos experimentadores quedaron a cargo de las tablas. Y se ha vivido del experimento. Por algo será que Malayerba no tiene taller, espacio de producción continua y más o menos metódica y más o menos repetitiva, sino laboratorio, sitio de investigación y riguroso registro de procesos y descubrimientos. Y por algo el Festival Escenario organizado por el Municipio de Quito y revivido por Tragaluz es de Teatro Experimental. Y con el teatro experimental están más o menos felices los intelectuales y la gente culta. Y relativamente desconcertado el público en general.

Tenemos una escena teatral donde los clásicos han sido exiliados a la república del teatro escolar y colegial. Salvo felices milagros, la gente ha escuchado profundamente enternecida como el niño de sus ojos destroza a Molliere, a Shakespeare, a Chéjov. Luego, eso es el teatro. Y no esos trampolines raros y esos textos que no se entienden y esas historias sin chullitas ni bandidos.

Editorial

Por supuesto, no es pensable que los grupos experimentales se lancen a hacer montajes naturalistas y didácticos. La distorsión es que el teatro experimental deba correr con la responsabilidad de ser el único teatro funcionando con nivel profesional.

Un “sistema teatral” más o menos sano debería tener una esfera fuerte de teatro convencional, de buena calidad y difusión masiva. Y también un ámbito de teatro comercial, de rápido consumo: espectáculos que movilicen a la empresa privada hacia la actividad escénica y que se abran como alternativas dignas de ocupación temporal para teatreros y teatreras. En contraste con esos espacios se configura un teatro experimental de apertura y ofrecimiento, un teatro que renuncia a las certezas y quiere reinventar el mundo. Y el teatro.

Caso contrario, el gesto experimental, del lenguaje poético y complejo, de cuerpos trabajados para descotidianizarse y de voces reconstruidas, resulta un discurso solitario, condenado a que cada vez sean menos los cultos y menos los intelectuales que lo sostengan y aplaudan, por la mera razón de que en la dictadura de la estupidez esas son especies en extinción. El arte experimental, que trabaja sobre los límites del cuerpo o del lenguaje, es una orquídea rara, solitaria y única, que necesita un tronco vivo del cual sostenerse. Un árbol que nadie se ha acordado de sembrar.

COLABORADORES

El Apuntador es un boletín de divulgación de las artes escénicas contemporáneas en el Ecuador

Distribución gratuita

Tirada 1000 ejemplares

Directora: Genoveva Mora Toral

Colaboran en esta edición

Cristian Cortez: Dramaturgo, escritor

Alfonso Espinosa: Periodista, edición d libros, diseñador gráfico

Isidro Luna: Escritor, Dramaturgo, Investigador

Gabriela Ponce: Escritora y directora de teatro, profesora de Artes escénicas en la Universidad San Francisco de Quito

Diseño: Carlos Zamora

Foto de portada: Afiche de Crossing Dancing across Borders Frente de Danza Independiente

Edición Febrero 2005

CRÍTICA

DENTRO DE LA CARACOLA

Alfonso Espinosa Andrade

Ximena Ferrín abrió su año 2005 en la Casa Malayerba, con una temporada de La niña de las caracolas, un monólogo que forma ya parte del repertorio de la actriz.

La anécdota, la historia simple es la de la niña que quiere ver el mundo, que cree que de verdad al otro lado de la pared hay cosas mejores que la casa de la madre, que el colegio de monjas y que el patio del recreo. La joven que sale escapando de la madre Más importante, la niña conoce la vida, y no le toca cita en un buen día. Abuso, dolor, una pérdida que va vaciándola, dejándola sola con su pena, su preñez y su soledad. Luego viene la muerte, no la propia, sino la de esa continuidad suya que era el hijo esperado. Nada es fruto de una maldad contra la cual escupir, es solo una mala racha.

El trabajo de actriz de Ferrín tiene sus mejores momentos en la caracterización de la madre. Un personaje sólido, soportado en un discurso

corporal claro, franco y en el desarrollo de un texto consistente. El personaje de la madre es lugar para el amargor y el egoísmo, escenario de un permanente ajuste de cuentas sobre lo que debieran ser dones las caricias, las horas junto a la cuna, junto al vientre inmenso, lleno.

Sobre el montaje, la escena del ajedrez, más allá de una intención interesante, termina siendo obvia y, por el tamaño de las figuras, no logra una fluidez escénica. No es un momento dramático decisivo y queda casi colgado. Seguro que Ferrín o Guido Navarro, director de la obra pueden meterle cabeza y hallar una solución mejor.

La metáfora de la caracola casa, casa vaciada, madre vaciada no es desarrollada escénicamente. Resuena desde el título de la obra o desde el programa de mano. El juego final de la caracola como refugio, lugar de paz, rendija abierta al infinito sonido del mar, pudiera irse construyendo desde antes en la pieza que, por otra parte, resulta placentera de ver y de apreciar en su delicadeza y en su dolor.

DE CABALLEROS Y PRINCESAS

Genoveva Mora

Caras de felicidad, entusiasmo, comentarios, un chupete que se cae, preguntas, uno que otro llanto, y más… es el ingrediente principal de un público que ya nos quisiéramos en el teatro para adultos. Aquí los pequeños entran a la fiesta, se instalan en este mundo otro y se vuelven parte de la magia del teatro. Lo curioso es que los acompañantes adultos se contagian de la espontaneidad y sin darse cuenta participan y se ríen a plenitud en ese espacio en el que los adultos no se ven, porque están “llevando” a los chiquitos a que pasen un buen rato.

Comienza la función, el titiritero abre su maleta y presenta a los personajes de manera didáctica y entretenida para que los peques se ubiquen con la historia. El texto de Villafañe está construido con fragmentos en verso que se repiten a lo largo de la representación y tienen la función de recalcar en las características y acciones de los personajes.

Daniel Alcoleas y América Paz y Miño interpretan esta divertida pieza, dirigida por Patricio Guzmán y adaptada del cuento “El caballero de la mano de fuego” de el escritor argentino.

Es una fábula de teatro y títeres bien contada, que alterna constantemente con el público. Tiene además una característica

Daniel Alcoleas y América Paz y Miño

interesante y es que en medio del juego muestran a los chicos cómo se hace teatro, cómo un personaje se transforma en otro; la princesa sale con frecuencia de su rol y habla desde la voz de actriz, asumiendo su posición de mujer capaz de enfrentar la vida y resolver problemas sin la ayuda de los “príncipes”, podríamos decir que es un cuento feminista porque los machos no salen muy bien que digamos. Además la princesa se lleva la corona por este detalle y por su actuación, puesto que el rey, titiritero, a pesar de su entusiasmo y dotes actorales tuvo problemas notorios con su voz (quizá de tanto llamar a la cautiva) lo cierto es que transmitía cierta angustia y provocaba aclarar la garganta, o tomarse una de esas bebida que los chiquitos tenían por allí.

De caballeros, princesas y risas es un puesta en escena que no solamente entretiene sino que está lograda en cuanto a lo espacial, la acción no se centra tan solo en el del teatrino sino que sus personajes ocupan el resto de el escenario, tampoco se queda en las voces de los títeres, alternan con personajes de carne y hueso que cumplen un papel de interactividad con los espectadores y los muñecos. Es una obra para niños, nada simplista, hay conciencia de que los pequeños son capaces de involucrarse y seguir la convención impuesta desde el escenario.

LA CALLE DE LOS FANTASMAS

Gabriela Ponce

En la calle de los fantasmas, el miedo es vencido por la sagacidad de Juancito, personaje ingenuo, enamoradizo, cobarde e ingenioso, que asume el desafío de salvar a su amada María, la que se desmaya cada que aparece alguno de los fantasmas que la andan molestando. Esta es una obra que desde la sencillez nos cuenta la historia de dos enamorados envueltos en fantasmales episodios.

De la mano de María Elena López y Roberto Sánchez, los títeres cobran vida y son capaces de enfrentarse a los fantasmas del tío, del sobrino y al diablo mismo. Caen en la trampa que les han tendido sus vecinos, pero salen de ella con astucia, y la ayuda del público que no deja de participar en la obra.

Con un lenguaje directo y simple, con la energía que emanan los titiriteros y que los niñ@s reciben con entusiasmo, con la fantasía que recoge la puesta en escena y que da cuenta de un trabajo bien hecho en el que no se escapa detalle alguno, los títeres nos cuentan hacen vivir la historia escrita por el gran titiritero argentino Javier Villafañe.

La obra cumple con el objetivo de divertir a los pequeños, de acercarles a la comprensión de un lenguaje estético, además dice de un proceso en el que el grupo Ojo de Agua en la búsqueda de un lenguaje propio, muestra un trabajo de calidad.

EL VIEJO BRUNO

Primer festival de teatro infantil

Maritza Poveda

Hemos pasado de las utopías a las realidades, se han materializado los sueños, el compromiso y trabajo incansable han conseguido respuestas, hemos ido subiendo uno a uno los escalones; los logros alcanzados nos permitirán seguir adelante, ¡qué maravilloso es no estar solos y constatar que hay otros que comparten nuestro proyecto!

Hoy por hoy Ambato cuenta ya con un Nacional de Teatro y el Internacional de Teatro Infantil; se ha convertido en una plaza importante para el desarrollo del arte, y que bien que estos nuevos procesos estén encabezados por jóvenes emprendedores amantes del teatro que no ven fronteras y salvan numerosos obstáculos para realizar sus ideales.

El Grupo Cultural Autonomía Sintáctica conjuntamente con el H. Consejo provincial de Tungurahua presentaron el Primer Festival Internacional de Teatro Infantil, “El Viejo Bruno”, apoyado además por algunas entidades públicas y privadas, constatando de este modo que no estamos solos, que hay más gente interesada en el quehacer cultural.

El Festival Internacional se realizó del 23 al 30 de enero en el Auditorio del H. Consejo Provincial, a las 19:00 y en la mañana a las 10:00, también se realizaron funciones para las escuelas de la ciudad y se extendió hasta los cantones de la provincia.

Otro de los logros de este evento fueron las sala llenas, lo cual deja mucha alegría tanto a los organizadores como a los artistas que participaron, grupos de calidad como: Malakate, Diente de Leche, Teatro Bacanal, Luna Sol, Cactus Azul, Teatrazo Teatro, Entre Comillas, Entretelones, todos estos de Ecuador, TU-VOS de Chile y Eslabón Perdido de Colombia, quienes pasaron por los escenarios de nuestra ciudad consiguiendo sonrisas y carcajadas de chicos y a grandes.

Estamos seguros que la iniciativa de los grupos ambateños no quedará allí, sino que sobrepasarán fronteras para que Ambato se mantenga como la capital nacional e internacional del Arte y la Cultura.

ICONOS DEL ALMA

Genoveva Mora

Wilson Pico en Iconos del alma, hace una vez más hincapié en aquello de que la teatro y danza son artes del cuerpo, acentúa la afirmación de que el cuerpo está donde esta la mente del intérprete, y si esta ser pierde, el cuerpo también.

Pico no es un bailarín de la exuberancia, en sus actuaciones no hay un alarde de espectacularidad, su trabajo no se centra en el nivel óntico, va un paso más allá, nos traslada al ser de la representación, plantea preguntas y conmina a reflexionar sobre la condición humana. Todo esto sustentado en una dramaturgia que se convierte en una estética

Wilson Pico

provocadora, construida en imágenes muy bellas como en la coreografía de “el papero” (el título es mío), la obra se llama Luno creciente, donde hay un texto que se construye con la luz, la música y el cuerpo.

La escenografía es un paisaje poético creado con papas que se convierten en colchón, en compañía, en objetos que cobran significado cuando las esparcen en el lugar, metáfora de la siembra y la multiplicación de sensaciones.

Cuando el espacio se ilumina con la luz roja estamos frente a un ser que se cuestiona acerca de su dignidad, de su presencia en el mundo. Los tonos azules, en cambio, nos trasladan a una atmósfera de limpieza, de paz complementada con movimientos cadenciosos que dan cuenta de otro estado del alma. En esta danza no se cuenta nada, se bailan las vivencias interiores de un hombre ordinario, que a los ojos del coreógrafo se transforman en un poema hablado desde el cuerpo. Un poema que en su última estrofa cambia abruptamente de ritmo y nos saca del ensueño, como si de pronto se revelara contra sí mismo y nos despertara también, pero sin ningún miramiento.

La novia (segunda coreografía de la noche),sí es una danza que narra la historia de una mujer, de miles de mujeres que visten y sueñan, se emocionan, entristecen, se estrellan contra sus propios sueños, su realidad; se preguntan incansablemente sobre su estado de prometida incondicional.

En un escenario vacío solamente cuenta el personaje, alumbrado casi todo el tiempo por una luz blanca que por momentos contrasta con la oscuridad del tiempo y en otras acompaña la pureza de las experiencias.

Menos poética, quizá más humana, es una novia que no exhibe imagen, comparte su precaria belleza, su efímera felicidad. El vestido gastado es el símbolo de vivir, no precisamente de la derrota o infelicidad sino tan solo un retrato del paso del tiempo. Cuenta en esta coreografía, como en muchos trabajos de Pico, la energía que impone a sus movimientos, es un cuerpo que se sitúa donde está la mente, su mirada conecta con el espectador y lo traslada al mundo de su creación.

OLIVIA, SUSURROS, NANA, TALINA Y EL BICHO

Genoveva Mora

El lenguaje de la danza puede ser altamente subjetivo y su recepción igual, sobre todo cuando se trata de temas abstractos, pero hay una condición que es imperativa y es que la coreografía tenga una cierta estructura y conecte al espectador con su propuesta.

En este último montaje de Terry Araujo tropezamos con algunas dificultades a la hora de descifrar la danza porque a pesar del estupendo trabajo de las bailarinas que deleitaron, pero que, desafortunadamente, por la carencia de articulación entre su lenguaje y la propuesta, su actuación se convirtió en casi puro exhibicionismo técnico.

Lo complejo del trabajo artístico es precisamente, en el caso de la danza trabajar con lo abstracto, hacerlo en un lenguaje que no es el del espectador y por ello la necesidad de evidenciarlo.

La escenografía sugiere un bosque, un lugar un tanto indefinido que puede leerse como el espacio incierto del alma donde deambulan se encuentran y desencuentran esas cuatro criaturas, y…el bicho.

Aparecen al inicio cuatro mujeres ataviadas con una vestimenta que asemeja un esqueleto muy bello, que luego se lo quitan y se van transformando en mujeres vestidas de gala, dos parejas en blanco y negro que asumirán cierto carácter. Las de negro, más agresivas y las de blanco que se muestran, la una seductora y valiente, en tanto que la otra mantendrá a lo largo de la representación un rol de inocencia y simpleza que llega a cansar y no se entiende porqué ese papel.

La dramaturgia tiene que estar presente también en la danza y no solamente como un recurso literario, sino como acción escénica, objetiva y subjetiva. En esta puesta no se alcanza a percibirla, se queda en la acción, no se articula significativamente el lenguaje no verbal, tampoco se logra dar sentido a las frases pronunciadas que como una especie de leimotiv son repetidas por las bailarinas: “hay niños que lloran por las calles…” o, “he llegado al punto en el que la ficción es un personaje…”

¿Y el bicho? Viste parecido a las de negro, o ellas se asemejan a él. Aparece y asusta a la ya asustadiza muchacha de blanco, y… nada más. Quizá si el bicho no aparecía, nos dejaba más espacio para imaginar que “eso” era lo que movía a los personajes en ese mundo incoherente y nunca resuelto de sus mentes, quizá ahí podríamos haber entendido mejor esa falta de atrevimiento en las parejas, que por momentos sugieren una relación homosexual pero inmediatamente se pierden en el eufemismo de la violencia.

En fin trabajo difícil, abstracto pero con un gran haber a su favor, muy buenas bailarinas: Valeria Andrade, Sofía Calderón, Fernanda García y Viviana Sánchez.

BAILANDO MAS ALLA DE LAS FRONTERAS

Ernesto Ortiz, coreógrafo y bailarín del Frente de Danza Independiente, ha sido invitado a presentar su trabajo en el Festival Internacional de Danza CROSING, Dancing across borders. Festival que incluye representantes de Turquía, Chile, México y USA.

Mismaras y Nada personal son las obras seleccionadas para el evento, contarán además, con la interpretación de Lucía Cisneros, Esteban Donoso Ana María Pálys de Ecuador y Luella Davis de Estados Unidos.

Esteban Donoso, joven coreógrafo del Frente, también presentará su pieza Mácula, acompañado por Cisneros, Pálys y Ortiz.

Sus presentaciones se realizarán del 18 al 20 de febrero. Estamos seguros de que la delegación aportará lo mejor de su experiencia y técnica en un evento que permite mostrar las creaciones de gente joven y comprometida con esta manifestación artística, la danza.

Ernesto Ortiz

RETRATOS

Monólogo de Gonzalo Samper. Dirigido por Leonardo Ramos

Las luces no se apagan (no es obligación), pero sí llama la atención del espectador ya que su espacio es el iluminado y en menor escala el del actor, de modo que crea expectativa. Aparece el personaje envuelto en un tela, de donde emerge un clown, empieza su mimo, respira fuertemente, limpia un vidrio; su estómago le juega una mala pasada, se aparta hacia un rincón y recoge su “creación”, le mima, le habla…le apesta. Decide seguir su labor de vendedor. Fin del primer monólogo. Y nos quedamos también con la primera pregunta, ¿por qué lo de la luz en la sala? ¿Un clown? No, no es un clown, es un señor disfrazado de payaso que pasó por el escenario, que luego se presenta e informa que esa fue una introducción.

Comienza el monólogo, basado en un texto de Juan Radrigán, adaptado al lenguaje coloquial ecuatoriano, más puntualmente a la jerga marginal. Es la voz de un hombre solitario que le habla a “otro” de su amigo, el hombre bueno y sensible, la figura que equilibraba su desequilibrada vida. Una voz que cuenta su desventurada historia y al final nos sorprende con su confesión de asesino. Aquí, Samper, da cuenta de buena dicción, pone de manifiesto su potencial como actor, pero desafortunadamente se queda ahí, se pierde toda la caracterización del personaje, y es que no hay un trabajo de dramaturgia, la puesta en escena es pobre, la iluminación es desastrosa, el personaje permanece en la penumbra y a pesar de las salidas de humor que tiene el monólogo, terminamos por aburrirnos de no ver al actor, extrañamos su gesto, su voz no es suficiente para mantener la atención de un texto plano y lineal.

El tercer retrato es más poético, de hecho está basado en un poema, pero tampoco a aquí aparece el actor, está escondido debajo de una tela que simboliza su cárcel, su encierro, su espera interminable. El recurso se revierte y logra un efecto de bloqueo entre el actor y el espectador. Si la intención era contagiar de angustia… lo lograron.

Preguntamos desde la butaca, ¿dónde está el actor, dónde la dramaturgia, dónde la puesta en escena?

Eficiencia

La cara del 2005

Valerio Cesio

En 1905 Picasso iniciaba su fase rosa al son de La Viuda Alegre de Léhar, y del otro lado del océano se inauguraba la primera sala de cine (con entrada a 5 centavos de dolar). Mata Hari debutaba como bailarina en el Museo Guimet de Paris y Fokine estrenaba su primer coreografía. Ese año es también apuntado como el de la creación de la primera versión de “La muerte del Cisne” (la segunda y mas conocida es la de 1907), Fokine coloca en el cuerpo de Pavlova la semilla de la modernidad. El ballet jamás sería el mismo.

Bregando y buscando una nueva danza Loie Füller, Isadora Duncan, Maud Allan y Ruth St. Denis ocupaban los escenarios, era el curioso parto de la danza moderna. El arte jamás sería el mismo.

Un siglo después, el quinto año de la centuria también amenaza ser marcante. En la temporada 2005 comenzó a cobrar visibilidad uno de los posibles adjetivos adjudicables al año en curso: Eficiencia,o sea capacidad para lograr un efecto determinado .

Eficiencia como la del Nederlands Dans Theater, que terminó el año con sus tres formaciones (NDT 1, NDT 2 y NDT 3) en una temporada de Jubileo bajo el título de “Three Dimensions of Dance”; y ya en la primera semana de Febrero su Main Company estrenó un programa mixto con una obra del Canadiense André Gingras y otra del italiano Jacopo Godani; ambos de lenguaje enérgico y de riesgo. Actualmente ya están ensayando dos estrenos para Abril; uno de Kylián y otro del connotado binomio Lightfoot/ León.

Mientras tanto el NDT 2, estrena en la última semana de Febrero “Moods & Moves”, que reune al coreógrafo residente Paul Lightfoot en co-autoría con su esposa Sol León y otro de Gustavo Ramirez Sansano.

La eficiencia también está en foco en la contemporaneidad Parisina, que nunca pierde el norte. El flamante teatro del Centre National de la Danse que comenzó el año con la polémica producción de l'enfant terrible de la

posmodernidad francesa, Jérôme Bel, y aún en Enero su compañía residente a cargo del promisor Rachid Ouramdane, presentó con éxito “À l'oeil nu”. Una nueva Consagración de la Primavera de Katarzyna Kozyra. Un coloquio internacional: TransFormes y un ciclo de filmes experimentales completaron la programación del primer mes del año. Febrero abrió con un programa mosaico del Ballet de l' Opéra National de Lyon, que en la orilla de su segunda década de actividad muestra piezas maestras de Jiri Kyliàn, Trisha Brown, Mats Ek, William Forsythe, Nacho Duato y Ohad Naharin; un programa definitivamente fuera de cualquier sospecha. Durante el resto de Febrero el CND de Paris también ofrece las últimas obras de Gang Peng, Thomas Lebrun, Dominique Boivin y Pascale Houbin. Como si no bastara con esto, también se inaugura un Seminario (que durará hasta Junio) llamado “Danse et divertissement” en co-producción con el Collège International de Philosophie.

Hardware y Software de la nueva danza se reformulan cada vez más rápido en la búsqueda de mecanismos para estimular la eficiencia de los teatros y compañías, de los coreógrafos y bailarines. Este tal vez sea uno de los primeros rasgos visibles de la danza del siglo XXI, y porqué no, la cara de este 2005. Ojalá la danza nunca más sea la misma.

Teatro ecuatoriano en la Gran Manzana

Cristian Cortez

En Manhattan al norte, en el Red Carpet Theather, un grupo de hispano hablantes presentan "El espíritu Burlón", pieza clave del inglés Noel Coward, con adaptación de José (Pipo) Martínez Queirolo. Más al centro, en la 42 y octava, a pocos metros de Times Square, tres actores bajo sendos vestidos negros ensayan Con gusto a muerte de Jorge Dávila Vásquez, mientras que off Broadway en The Produrcer's Club Theather, se presenta Souflé de Rosas. ¿Qué tienen estos tres montajes en común? Han sido escritos, actuados, producidos o dirigidos por ecuatorianos.

Es paradójico que en la meca del espectáculo, el teatro en español reciba tan poco apoyo. La situación de los compatriotas teatristas en Nueva York no dista mucho que la de nuestro país. Las obras son autofinanciadas por los mismos grupos, quienes se ingenian para encontrar, hasta en basureros, los elementos de escenografía y utilería. Sin embargo, no desisten y en medio del empeño para ganarse la vida, se dedican también al teatro. Ellos en su mayoría recibieron formación en Ecuador, como es el caso de Cecil Villar, quien ya era una leyenda del teatro cómico ecuatoriano. Franco Galecio, dramaturgo, director y presentador artístico. Edison Carrera, actor, director, escenógrafo y vestuariasta. El cuencano Wiliam Saquicela, director, ganador varias veces del premio ACE como mejor

actor. Iván Argudo, Gloria Ospina, Sonia Villar, entre otros.Títulos como: ¿Será virgen mi marido?, No me toques más el timbre, Santa Lorena de Bucay ... han visto la luz en la escena newyorkina. Obras que, debo decirlo, en su mayoría son del tipo comedia-vodevil-light, y pese a que no ser propuestas vanguardistas, divierten mucho al público hispano y sobre todo, ecuatoriano. A pocos metros en Broadway hay que comprar una entrada con meses de anticipación; paradójicamente, lograr una sala llena para el teatro hispano, es casi un milagro.

No es secreto, el tipo de teatro ecuatoriano que se representa en NYC ya se extinguió en nuestro medio, su época dorada fueron los ochenta, específicamente en Guayaquil. ¿Qué hace que después de 20 años sobreviva en la gran manzana?. Ha sido un género teatral subestimado por muchos de nosotros, considerado "fácil", menor, etc.; pero persiste, tiene su valor y sobre todo- es nuestro. No es casualidad que en el 2005 los actores ecuatorianos hayan arrasado con las nominaciones al premio ACE (Asociación de Cronistas del Espectáculo.

ÚLTIMA LLAMADA

ZERO NO ZERO estrena sala d teatro con capacidad para 50 personas, ubicada en el tercer piso del edificio de los Espejos de la Casa de la Cultura, y su acceso es por la puerta que conduce a la Sala Demetrio Aguilera Malta.

El Patio de Comedias invita al taller El cuerpo y la alegría para personas desde los 18 años de edad, instructor Luis Alberto Rodriguez formado en la escuela de grupos como El Local, TEC, Candelaria de Colombia entre otros El instructor Galo Saltos brindará clases de tango de salón los martes y jueves de 18:30 a 20: 30. El costos por inscripción individual es de $30.00y de 53 por parejas que comprende 4 semanas, 8 horas de clase.

Curso de danza Árabe dictado por Betina Narváez instructora y bailarina, duración indefinida. Se realizara en las instalaciones del patio de comedias los días miércoles de 5 a 9 pm y los sábados de 9 a 11am de acuerdo al número de de inscritos minio 6 personas valor mensual $25.00 individual y por pareja $45.00.

Inicia el 26 de enero

Taller para niños entre 8 y 13 años dictados por la actriz ecuatoriana Mabel Cabrera Torres. ————————————————————————————————————

Teatro Nacional Sucre Invita a cantantes académicos nacionales y extranjeros a la conformación de del reparto de solistas de la producción Cosi fan tutte (así lo hacen todas) de Wolfgang Amadeus Mozart. A presentarse en gira nacional durante el mes de mayo del 2005. Las audiciones se realizarán previa cita , los días 4,5y 6 de febrero 2005 .

EL Taller Un pie sobre las tablas es la convocatoria del teatro Arawa.

Profesores Juan Coba, Marcelo Leyton, Aníbal Páez

Información 2511572

Contraelviento teatro anuncia que están abiertas las inscripciones del taller permanente de formación actoral Escuela de teatro danza , Profesor

Patricio Vallejo Aristizábal .

Informes 2456686/099174558

Se atenderá desde las 10hasta las 6 de lunes a viernes, inicio de clases 14 de febrero

Taller de iniciación teatral dirigido por Teatro para zurdos de la Universidad del Azuay .

Profesores: Silvana C.Tapia , actriz y directora de teatro para zurdos, Mabel Petroff actriz profesional .

Inicio:Lunes 14 de febrero

Lugar:Auditorio de la Universidad de la Azuay

Duración: 3 semanas

Horario De lunes a viernes de 3:30 a 17:30pm

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