El Apuntador #61

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construcción que vincula ambas conjeturas metafísicas no como incidentes sino como objetivación constante. El cuerpo no tiene como forma de intuición única el espacio, cuando entra en juego la disputa del cuerpo con sus propias prerrogativas visuales, auditivas, táctiles y gustativas. Y, sin embargo, a pesar de todo eso, dice Borges, también cabe imaginarse si es posible prescindir de alguna de estas percepciones, por ejemplo, ‘que el género humano se abasteciera de realidades mediante la audición y el olfato’. Jorge Luis Borges plantea que no es un problema solo de percepciones, sino de cuáles son los sentidos que las ilustran. Entonces dice lo siguiente: “Imaginemos anuladas así las percepciones oculares, táctiles y gustativas y el espacio que ésas definen. Imaginemos también -crecimiento lógico- una más afinada percepción de lo que registran los sentidos restantes. La humanidad -tan afantasmada a nuestro parecer por esta catástrofeseguirá urdiendo su historia. La humanidad se olvidaría se olvidaría que hubo espacio. La vida, dentro de su no gravosa ceguera y su incorporeidad, sería tan apasionada y precisa como la nuestra. De esa humanidad hipotética (no menos abundosa de voluntades, de ternuras, de imprevisiones) no diré que estaría en la cáscara de nuez proverbial: afirmo que estaría fuera y ausente de todo espacio. De lo estruendosamente afirmado por Borges se desprende que el cuerpo (el ser humano) y sus percepciones, pueden seguir construyendo un tiempo histórico, con solo mantener intactos los sentidos del oído y el olfato. Desde esa supuesta ‘incorporeidad’, ya no es necesario el mundo porque ‘el espacio es un incidente en el tiempo y no una forma universal de intuición, como impuso Kant’. (La penúltima versión de la realidad. J. L. Borges) 1 J. L. Borges


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