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Published by Acción Latina
eltecolote.org Vol. 47 No. 13
June 29-July 12, 2017
Illustration: Mark Fiore/KQED
Homeless students face real often overlooked hardship Estudiantes enfrentan constantes e insospechadas adversidades
Kanani Cortez, Jakarta Kumasi-Nakuru, Eduardo Unisa and Renalyn Ejada The Warrior Post/El Tecolote
S
tudent homelessness isn’t always plainly visible, yet it is more widespread than one might think. It’s an issue that causes internal damage within the community, usually caused by gentrification (unaffordable housing), domestic violence, poverty and lack of attention to the problem itself. With the gentrification of South San Francisco—and the rest of Bay Area— more middle- and lower-class residents are being forced from their original living areas and, unable to afford the housing within the area, become homeless. These students often have to share housing with others; some even have to find primary nighttime residence at a public or private place. California has the largest population of homeless students in the country—twice the rate of as the national average. According to the California Homeless Youth Project, during the 2012-2013 school year, nearly 270,000 students experienced homelessness in California, representing 21 percent of the homeless students in the United States. One homeless South City student opened up about about her experience. In
addition to navigating the SAT’s, keeping up with classes, and building a resume for college, this student—who will be a senior next year—also worried about where she’d call home. The student—who requested anonymity—has been living in an RV parked behind her father’s workplace for the past year. Her father’s employer allows them to connect to the water and electricity. She said she’s grateful to have a roof over her head, but the space doesn’t always feel liveable. There’s no room for privacy, homework, or class projects. She also tries to keep her homelessness a secret from her peers, and has not asked for help from school staff to avoid judgements. There are many students in the South San Francisco Unified School District facing homelessness, but they mostly under the radar. And it’s important that school communities make an effort toward addressing these See HOMELESS, page 10
Kanani Cortez, Jakarta Kumasi-Nakuru, Eduardo Unisa y Renalyn Ejada The Warrior Post/ElTecolote
L
a falta de vivienda entre estudiantes no siempre es visible, pero es más común de lo que pudiera pensarse. Es un problema que causa daño en la comunidad, y que usualmente es provocado por el fenómeno de la gentrificación (vivienda no asequible), violencia doméstica, pobreza y falta de atención al problema mismo. Con el surgimiento de dicho fenómeno al Sur de San Francisco —y el resto del Área de la Bahía—, más residentes de clase media y baja están siendo forzados a abandonar sus áreas de vivienda originales y, ante la incapacidad de poder vivir dentro de esa zona, se quedan sin hogar. Estos estudiantes a menudo tienen que compartir la vivienda con otros; algunos incluso tienen que encontrar la residencia nocturna en un lugar público o privado.
La South San Francisco High School ofrece servicios a sus estudiantes sin hogar, aunque los docentes reconocen que usualmente es difícil identificar a quienes se encuentran en esa situación. South San Francisco High School offers services to its homeless students, but educators admit that it’s usually difficult to identify students who are homeless. Photo: Alexis Terrazas
California tiene la población más grande de estudiantes sin hogar en el país y dos veces la tasa del promedio nacional. Según el Proyecto de Jóvenes Sin Hogar de California, durante el año escolar 2012-2013, casi 270 mil estudiantes en el estado sufrieron indigencia, representando el 21 por ciento de los estudiantes indigentes a nivel nacional. Una estudiante sin hogar de South City compartió su experiencial además de navegar con el SAT (examen de selección), mantenerse al día con las clases, y la construcción de un curriculum vitae para la universidad, esta alumna —próxima a graduarse en un año— también está preocupada por saber a que llamará hogar. La estudiante —que solicitó permanecer en el anonimato— ha estado viviendo desde el año pasado en una RV estacionada detrás del lugar de trabajo de su padre. El empleador de su padre les permite acceder al servicio agua y electricidad. Ella dijo estar agradecida de tener un techo, aun cuando el espacio no siempre se sienta habitable: no hay lugar para tener privacidad, para hacer tareas o proyectos de clase. Ella también intenta mantener su estado de indigencia en secreto de sus compañeros, y no ha pedido ayuda al personal de la escuela a fin de evitar prejuicios. Hay muchos estudiantes en el Distrito Escolar Unificado del Sur de San Francisco que enfrentan la falta de vivienda, pero están bajo el radar. Y es importante que las comunidades escolares hagan un esfuerzo para atender sus necesidades. Una alumna sin hogar, en su primer año, habló de las luchas que ha enfrentado académicamente: “El segundo año fue uno de mis años difíciles, porque la mayoría de mis clases eran de alto rendimiento o nivel avanzado, y tuve que quedarme a menudo en Starbucks después de medianoche para hacer tareas y escritos escolares porque no tenía casa… bajó mi rendimiento y empecé a prestar menor atención”. Los estudiantes sin hogar son mucho más propensos al rezago escolar. Tanto los Vea INDIGENCIA, página 10
Esta edición es dedicada a Refugio y Elvira Nieto, padres de Alex Nieto. // This issue is dedicated to Refugio and Elvira Nieto, parents of Alex Nieto.