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Qué cambió en mi vida?. Semblanzas: José Luis Guiñón
¿Qué cambió en mi vida?
José Luis Guiñón
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José Luis Guiñón: Catedrático y profesor de la Universidad Politécnica de Valencia, me comenta: — Podríamos decir que durante toda mi vida fui notando fallos de memoria, paulatinamente, reacciones lentas, sobre todo al final de mi etapa en activo. También recuerda cuando le pedían que hablara más fuerte porque no le oían. Con su experiencia acumulada de tantos años preparaba e impartía sus clases con seguridad, por eso cuando le ocurría alguna tarde un olvido en las clases recién estudiadas, empezó a preocuparse y a consultar a los médicos. Los dos últimos años fueron muy incómodos con cierta ansiedad ante la incertidumbre. El diagnóstico de párkinson le cayó como una piedra, fue demoledor y aún se decía a sí mismo que menos mal que no fue algo peor. Luego vino el aceptarlo y comunicarlo: — En una comida con los amigos —me dice J. Luis— les expliqué las características de mi comportamiento a causa de la enfermedad de Parkinson. José Luis ya estaba jubilado y vivía su vida como “alicaído” cuando por una casualidad, llegó a enterarse de la existencia de una asociación de enfermos de párkinson que se reunían en las instalaciones del Cauce del Turia, para hacer terapias relacionadas con el párkinson. — Fue un subidón —nos dice— y una suerte encontrar a esas personas que me dieron una gran acogida, lo que me produjo una impresión muy positiva. Él explica que este problema no le ha afectado especialmente en sus relaciones de amistad, tanto con sus amigos “de la calle” como con los senderistas, con los que van de excursión a menudo. Me confesó que era algo hipocondríaco pero que lo llevaba bien. A primera vista es serio, le gusta que se respeten las normas, los horarios y se interesa mucho por los demás. Personalmente, creo que ha hecho un gran esfuerzo por participar en actividades, como cantar, que no eran de su gusto. Muy atento con sus compañeros y las conversaciones por las redes y lo agradece explícitamente. Pide explicaciones hasta disipar las dudas. Yo lo calificaría como “escuchador” lo que le permite emitir juicios muy sensatos. Su apego a la vida y su alegría cuando saluda a un compañero, no los puede disimular, le traiciona su mirada como diciéndote gracias por venir, que bueno que podamos seguir juntos, aunque sea un poco cada semana. Ahora José Luis lleva un tiempo serio y pesaroso, pero no ha dejado de reunirse semanalmente con los compañeros en las terapias y en las actividades que el mismo organiza, paseando por Valencia, visitando exposiciones, edificios y terminando siempre en una comida de hermandad. Compañero, cada vez que nos encontramos se parece mucho a la felicidad. Muchas gracias, José Luis