La violencia contra las mujeres como necropolítica
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Por Montserrat Sagot
a violencia contra las mujeres ha sido reconocida como un problema social de grandes dimensiones, producto de una organización social basada en la desigualdad. Es también una manifestación extrema de la discriminación, una violación flagrante a los derechos humanos, un problema de salud pública, de seguridad ciudadana y un instrumento letal para mantener la subordinación de las mujeres.
Montserrat Sagot es investigadora de la Universidad de Costa Rica y directora del Centro de Investigación de Estudios de la Mujer (CIEM) en esa casa de estudios.
La violencia contra las mujeres ha sido reconocida como un problema social de grandes dimensiones, producto de una organización social basada en la desigualdad. Es también una manifestación extrema de la discriminación, una violación flagrante a los derechos humanos, un problema de salud pública, de seguridad ciudadana y un instrumento letal para mantener la subordinación de las mujeres.
Se estima que en el mundo al menos una de cada tres mujeres ha sido golpeada, forzada a tener relaciones sexuales o maltratada de alguna forma en su vida. Una revisión de la literatura reciente con resultados de 36 países, indica que entre un 25% y un 60% de las mujeres han sufrido, al menos, un incidente de violencia física o sexual en el transcurso de sus vidas. De hecho, la agresión física es la causante directa del 50% de las muertes femeninas en el mundo (John Hopkins, 1999). Por otra parte, se estima que cerca del 70% de los homicidios de mujeres son cometidos por razones asociadas a su condición de género y por hombres cercanos. Es decir, la gran mayoría de los asesinatos de mujeres en el mundo son feminicidios. El concepto de feminicidio hace referencia al asesinato misógino de mujeres por parte de hombres de sus familias, por parejas o exparejas,
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