Bessie Baker Professor of Nursing and Professor of Pediatrics Associate Dean for Research Affairs Chair, Duke Institutional Review Board Duke University Durham, North Carolina
David Wilson, MS, RNC-NIC (fallecido)
Staff
Children’s Hospital at Saint Francis Tulsa, Oklahoma
Cheryl C. Rodgers, PhD, RN, CPNP, CPON
Assistant Professor
Duke University School of Nursing
Durham, North Carolina
Índice de capítulos
Cubierta
Portada
Página de créditos
Colaboradores
Revisores
Dedicatoria
Prólogo
Herramientas especiales
Agradecimientos
Unidad 1: Los niños, sus familias y el profesional de enfermería
1: Perspectivas de la enfermería pediátrica
2: Influencias familiares, sociales, culturales y religiosas en el fomento de la salud infantil
Conceptos generales
Estructura y función familiar
Roles y relaciones familiares
Roles parentales
Paternidad
Situaciones especiales de paternidad
Influencias socioculturales en el niño y la familia
Influencias del entorno
Influencias socioculturales más amplias en el niño y la familia
Comprender las culturas en el encuentro sanitario
Creencias y prácticas en materia de salud
3: Influencias genéticas y del desarrollo en el fomento de la salud infantil
Crecimiento y desarrollo
Desarrollo de la personalidad y función cognitiva
Función del juego en el desarrollo
Valoración del desarrollo
Factores genéticos que influyen en el desarrollo
Unidad 2: Valoración del niño y de la familia
4: Comunicación y valoración física del niño y de la familia
Directrices para la comunicación y la entrevista
Comunicación con la familia
Anamnesis
Valoración nutricional
Abordajes generales para la exploración del niño
Exploración física
5: Valoración y tratamiento del dolor en los niños
Valoración del dolor
Valoración del dolor en poblaciones específicas
Tratamiento del dolor
Estados dolorosos frecuentes en niños
6: Enfermedades infecciosas y transmisibles de la infancia
Control de infecciones
Enfermedades transmisibles
Enfermedades intestinales parasitarias
Infecciones de la piel
Trastornos sistémicos relacionados con lesiones cutáneas
Unidad 3: Atención del recién nacido centrada en la familia
7: Fomento de la salud del recién nacido y la familia
Adaptación a la vida extrauterina
8: Problemas de salud de los recién nacidos
Lesiones obstétricas
Deformidades craneales
Problemas frecuentes del recién nacido
Atención de enfermería del recién nacido de alto riesgo y su familia
Alto riesgo relacionado con inmadurez
Alto riesgo relacionado con factores fisiológicos
Alto riesgo relacionado con procesos infecciosos
Alto riesgo relacionado con afecciones maternas
Evaluación y asesoramiento genético
Unidad 4: Atención del lactante centrada en la familia
9: Fomento de la salud del lactante y su familia
Fomento del crecimiento y desarrollo óptimo
Fomento de una salud óptima durante la lactancia
10: Problemas de salud de los lactantes
Desequilibrios nutricionales
Problemas de salud vinculados con la nutrición
Trastornos cutáneos
Problemas especiales de salud
Unidad 5: Atención del niño pequeño centrada en la familia
11: Fomento de la salud del niño pequeño y su familia
Fomento de un crecimiento y un desarrollo óptimos
Fomento de una salud óptima en el niño pequeño
12: Fomento de la salud del niño en edad preescolar y su familia
Fomento de un crecimiento y un desarrollo óptimos
13: Problemas de salud de los niños pequeños y los niños en edad preescolar
Problemas de sueño
Trastornos cutáneos por contacto con sustancias físicas o químicas
Trastornos cutáneos por contacto con animales
Lesiones térmicas
Ingesta de sustancias lesivas
Maltrato infantil
Unidad 6: Atención centrada en la familia para el niño en edad escolar y el adolescente
14: Fomento de la salud del niño en edad escolar y su familia
Fomento de un crecimiento y un desarrollo óptimos
15: Fomento de la salud del adolescente y su familia
Fomento de un crecimiento y un desarrollo óptimos
Fomento de una salud óptima durante la adolescencia
16: Problemas de salud de escolares y adolescentes
Problemas de salud de los escolares
Problemas de salud de los adolescentes
Unidad 7: Atención centrada en la familia del niño con necesidades especiales
17: Calidad de vida de los niños que viven con enfermedades crónicas o complejas
Enfoques en la atención a niños y familias que viven con o fallecen por enfermedades crónicas o complejas
Familia del niño con una enfermedad crónica o compleja
Niño con una enfermedad crónica o compleja
Atención de enfermería a la familia y al niño con una enfermedad crónica o compleja
Perspectivas sobre la atención de niños al final de su vida
Atención de enfermería del niño y su familia al final de la vida
18: Impacto de la discapacidad cognitiva o sensorial en el niño y su familia
Discapacidad cognitiva
Discapacidad sensorial
Discapacidad comunicativa
Unidad 8: Niño hospitalizado
19: Cuidados centrados en la familia del niño enfermo y hospitalizado
Factores estresantes de la hospitalización y reacciones de los niños
Factores estresantes y reacciones de la familia del niño hospitalizado
Cuidados de enfermería del niño hospitalizado
Atención de enfermería a la familia
Cuidado del niño y su familia en situaciones especiales del hospital
20: Variaciones de las intervenciones de enfermería con pacientes pediátricos
Conceptos generales relacionados con procedimientos pediátricos
Cuidado de la piel e higiene general
Seguridad
Posicionamiento para procedimientos
Obtención de muestras
Administración de medicamentos
Mantenimiento del equilibrio hídrico
Técnicas de alimentación por vías alternativas
Procedimientos relacionados con la eliminación
Procedimientos para mantener la función respiratoria
Unidad 9: Niño con problemas relacionados con la transferencia de oxígeno y nutrientes
21: Niño con disfunción respiratoria
Infecciones respiratorias
Infecciones del aparato respiratorio superior
Síndromes de crup
Infecciones de las vías respiratorias inferiores
Otras infecciones del aparato respiratorio
Disfunción pulmonar causada por irritantes no infecciosos
Disfunción respiratoria crónica
Urgencias respiratorias
22: Niño con disfunción digestiva
Distribución de los líquidos corporales
Trastornos digestivos
Trastornos inflamatorios
Trastornos hepáticos
Defectos estructurales
Trastornos obstructivos
Síndromes de malabsorción
Unidad 10: Niño con problemas relacionados con la producción y circulación de la sangre
23: Niño con disfunción cardiovascular
Disfunción cardiovascular
Cardiopatía congénita
Consecuencias clínicas de las cardiopatías congénitas
Atención de enfermería del niño con cardiopatía congénita y su familia
Trastornos cardiovasculares adquiridos
Trasplante cardíaco
Disfunción vascular
24: Niño con disfunción hematológica o inmunológica
Disfunción hematológica e inmunológica
Trastornos de los glóbulos rojos
Alteraciones en la hemostasia
Trastornos de deficiencia inmunológica
Abordaje tecnológico de trastornos hematológicos e inmunológicos
25: Niño con cáncer
Cáncer en niños
Abordaje de la atención de enfermería
Cánceres de la sangre y del sistema linfático
Tumores del sistema nervioso
Tumores óseos
Otros tumores sólidos
Supervivientes de cánceres infantiles
Unidad 11: Niño con alteración de los mecanismos reguladores
26: Niño con disfunción genitourinaria
Disfunción genitourinaria
Defectos externos del tracto genitourinario
Enfermedad glomerular
Otros trastornos renales
Insuficiencia renal
Control tecnológico de la insuficiencia renal
27: Niño con disfunción cerebral
Disfunción cerebral
Evaluación del estado neurológico
Niño con afectación cerebral
Traumatismo craneoencefálico
Infecciones intracraneales
Trastornos convulsivos
Malformaciones cerebrales
28: Niño con disfunción endocrina
Sistema endocrino
Trastornos de la función hipofisaria
Trastornos de la función tiroidea
Trastornos de la función paratiroidea
Hipoparatiroidismo
Trastornos de la función suprarrenal
Trastornos de la secreción de hormonas pancreáticas
Unidad 12: Niño con problema que interfiere en la
movilidad física
29: Niño con disfunción musculoesquelética o articular
Niño inmovilizado
Lesión traumática
Participación en deportes y lesión
Defectos congénitos y adquiridos
Defectos adquiridos
Infecciones de huesos y articulaciones
Artropatías
30: Niño con disfunción neuromuscular o muscular
Enfermedades neuromusculares o musculares congénitas
Enfermedades neuromusculares adquiridas
Respuestas para los estudios de caso con pensamiento crítico
Índice alfabético
Página de créditos
Avda. Josep Tarradellas, 20-30, 1.°, 08029, Barcelona, España
Hockenberry: Wong’s Essentials of Pediatric Nursing, tenth edition
This translation of Hockenberry: Wong’s Essentials of Pediatric Nursing, 10e, by Marilyn J. Hockenberry, David Wilson, and Cheryl C. Rodgers, was undertaken by Elsevier España, S.L.U., and is published by arrangement with Elsevier Inc.
Esta traducción de Hockenberry: Wong’s Essentials of Pediatric Nursing, 10.ª ed., de Marilyn J. Hockenberry, David Wilson y Cheryl C. Rodgers, ha sido llevada a cabo por Elsevier España, S L U , y se publica con el permiso de Elsevier Inc.
Wong. Enfermería pediátrica, 10.ª ed., de Marilyn J. Hockenberry, David Wilson y Cheryl C. Rodgers.
Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún
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Advertencia
Esta traducción ha sido llevada a cabo por Elsevier España, S.L.U., bajo su única responsabilidad. Facultativos e investigadores deben siempre contrastar con su propia experiencia y conocimientos el uso de cualquier información, método, compuesto o experimento descrito aquí. Los rápidos avances en medicina requieren que los diagnósticos y las dosis de fármacos recomendadas sean siempre verificados personalmente por el facultativo Con todo el alcance de la ley, ni Elsevier, ni los autores, los editores o los colaboradores asumen responsabilidad alguna por la traducción ni por los daños que pudieran ocasionarse a personas o propiedades por el uso de productos defectuosos o negligencia, o como consecuencia de la aplicación de métodos, productos, instrucciones o ideas contenidas en esta obra.
Revisores científicos:
Dra. Eva María Gabaldón Bravo
Profesora del área de Fundamentos de Enfermería
Coordinadora Académica del Grado en Enfermería
Facultad de Ciencias de la Salud. Universidad de Alicante
David Monasor Ortolá
Profesor del área de Enfermería Pediátrica
Facultad de Ciencias de la Salud. Universidad de Alicante
Dra. Ana Lucía Noreña Peña
Profesora del área de Enfermería Pediátrica
Facultad de Ciencias de la Salud. Universidad de Alicante
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— Le lieutenant de Ki… Kér… enfin, un nom breton dans ce genre-là !
— De Kéravan, peut-être ?
— Oui, mademoiselle, Kéravan, c’est bien ça ! Le pauvre jeune homme ! C’était un brave, mais il l’a payé cher !
— Comment cela ? Est-ce qu’il est… il est ?
— Mort ? S’il ne l’est pas à cette heure-ci, il n’en vaut guère mieux ! Le camarade dit qu’il a reçu un éclat d’obus dans la tête et un autre dans le côté… On ne sait pas s’il est mort ou vivant.
Diane se leva ; elle manquait d’air.
Elle essaya de marcher, ses oreilles bourdonnaient. Tout à coup ses jambes fléchirent et elle tomba à la renverse avec un cri étouffé.
— Victor ! Victor ! cria Rose, appelle vite la sœur des Anges. Mademoiselle vient de se trouver mal.
Une heure plus tard, Mlle de Trivières, transportée au château, voyant au pied de son lit la marquise en larmes, lui dit doucement :
— Maman, ne pleurez pas…, venez près de moi.
Voyez-vous, la vie est si triste que je voudrais mourir. Au ciel on ne doit plus souffrir !
— Diane, mon enfant adorée, que dis-tu ?
Si tu te sentais malade, pourquoi ne me l’as-tu pas dit plus tôt ?
La jeune fille secoua la tête tristement.
— Je ne me sens pas malade… J’ai de la peine.
— Je le sais, ma Dianette, toujours la même cause. Mais, mon Dieu ! qu’y faire ?
— Rose ne vous a pas dit ce qu’elle venait de m’apprendre, làbas, tout à l’heure ?
— Non, elle a dit seulement que vous parliez de la guerre et que tu t’étais trouvée mal tout à coup.
— Rose venait de dire qu’« il » a été blessé, mortellement blessé… Oh ! maman… je voudrais savoir.
— Nous le saurons, ma Dianette, je t’en supplie, reste calme ! Je vais faire rechercher où ce jeune homme a été soigné. Bon ami est à Paris, il s’informera… Je lui écris à l’instant…
— Vous ne me cacherez rien ?
— Non, à la condition que tu seras courageuse.
Tiens, voici ce bon docteur qui vient te voir.
Bonjour, docteur ! je vous attendais avec impatience.
Le vieux médecin de Vauclair, qui avait vu naître la jeune fille, comprit à demi-mot ce qu’on ne lui disait point.
De l’anémie, de la tension nerveuse, des points au cœur ; il prescrivit beaucoup de calme, une potion et des distractions.
Il partit en affirmant à la marquise qu’il ne voyait rien d’inquiétant dans l’état actuel de sa fille, mais que, cependant, il serait prudent de ne pas laisser se prolonger cette situation.
Mme de Trivières écrivit au général d’Antivy pour le prier instamment de faire toutes les recherches possibles afin de retrouver les traces du lieutenant de Kéravan.
Elle terminait en disant : « Et quand vous aurez retrouvé ce jeune homme, cet oiseau rare qui se permet de refuser deux millions et une fille comme la mienne, j’espère, général, que vous saurez lui faire entendre — si le pauvre garçon est toujours de ce monde ! — qu’il se doit au bonheur de cette enfant dont il s’est fait aimer… Hélas ! où est le temps où vous compariez Diane à certaine idole hindoue !… Elle souffre maintenant d’avoir le cœur trop sensible, oui, trop sensible !… Ma pauvre chérie, général, elle vous ferait pitié ! Prévenez-nous vite par un mot si vous avez des nouvelles. »
Dans la soirée, la malade reçut une autre visite qui lui fit du bien.
Ce fut celle du bon curé de Vauclair, qui venait, de lui-même, prendre des nouvelles, ayant appris l’indisposition de Diane par le médecin.
C’était un prêtre rustique dont la simplicité n’excluait point une grande finesse naturelle et une connaissance approfondie des âmes qu’il avait puisée dans son long sacerdoce.
Celle de cette jeune fille, qu’il avait jugée longtemps énigmatique, l’avait, depuis un an, rempli d’étonnement d’abord, puis d’une profonde admiration.
Pas à pas, il avait suivi son évolution, et il avait été heureux de constater dans cette âme pure, mais longtemps fermée à la charité, une floraison éclatante de vertus que la guerre avait fait éclore.
Suivant avec intérêt le développement de l’œuvre de la Biche-auBois, il s’en était institué l’aumônier volontaire et il n’était guère de jour où il ne passât y faire une petite visite.
Sa conversation fit le plus grand bien à Diane, qui passa une soirée et une nuit assez calmes.
Le lendemain, vers midi, Mme de Trivières reçut un télégramme ainsi conçu :
Jacques de Trivières était venu attendre sa mère et sa sœur à la sortie de la gare Montparnasse.
Très grand dans son costume de saint-cyrien, il s’était étonnamment fortifié durant son année d’école. Ses traits avaient pris une expression virile que complétaient son regard sérieux et sa fière tenue.
La génération des hommes très jeunes, au début du plus effroyable cataclysme qu’aura connu l’humanité, a été mûrie par les circonstances.
Les préoccupations qui s’agitent sous les fronts de vingt ans sont si différentes de celles que connurent leurs aînés, qu’on peut dire que cette époque aura vu des adolescents posséder le jugement et le tranquille courage des hommes faits, tandis que des jeunes hommes ont acquis l’expérience de vieillards.
En voyant paraître Diane auprès de sa mère, dans son costume de voyage en drap sombre qui accusait sa pâleur, Jacques fut frappé du changement qui s’était opéré en sa sœur depuis leur dernière rencontre.
Il s’en inquiéta, mais la jeune fille répondit hâtivement qu’elle n’était pas malade, qu’elle se portait très bien et s’informa de suite si, depuis sa sortie, le saint-cyrien avait revu leur tuteur.
Jacques l’avait manqué la veille, étant allé chez lui pendant que le général se présentait à l’hôtel de Trivières et demandait ces dames.
— Il n’a rien laissé pour nous ?
— Il a laissé dire qu’il reviendrait demain matin et a paru content d’apprendre que vous rentriez ce soir.
Après une nuit passée dans l’anxiété, Mlle de Trivières se leva avec la certitude que cette journée ne s’écoulerait point sans lui apporter la réponse qu’elle désirait et redoutait à la fois.
Vers dix heures, le général se fit annoncer. La marquise n’était pas encore sortie de sa chambre.
Diane descendit seule au salon.
Quand il la vit paraître, mince et blanche comme un lis, son visage torturé par la pensée intérieure qui brûlait comme une flamme dans ses yeux ardents, le vieillard lui trouva une physionomie tragique, un air de douleur résignée, dont la grâce touchante lui alla au cœur et le remplit de remords.
Pour un peu, il se fût pris pour un assassin en face de sa victime.
Il vint à elle, lui saisit les mains, mais elle ne le laissa pas parler.
— Vous savez… bon ami ?
— Oui, je l’ai retrouvé.
— Vivant ?
— Vivant !
Si le général avait encore douté des sentiments de sa pupille, il les eût compris à ce moment.
Il la conduisit à un fauteuil, car elle se soutenait avec peine.
Elle dit très bas et vite :
— Parlez ! parlez, bon ami ! Est-il gravement blessé ? où est-il ?
— Il est ici, à Paris. Oui, son état est très grave. Mais… Allons ! allons ! ma petite fille, fit l’excellent homme, en tapotant les cheveux de Diane qui pleurait sur son épaule, sois forte, que diable ! Comment pourrai-je te dire le reste, si tu…
— Le reste ? Ce n’est pas tout ?
Le général ne répondit pas.
Comme lorsqu’il était ému, il fit un tour dans le salon, les bras croisés derrière le dos, l’air sombre.
Enfin, il eut pitié des grands yeux qui renfonçaient leurs larmes pour l’interroger.
Il revint à la jeune fille, et lui prenant de nouveau les mains, il les serra avec force.
— Diane, mon enfant, puis-je compter que tu seras plus qu’une femme courageuse…, que tu auras la fermeté d’un homme ?…
Ses lèvres blanches articulèrent avec peine :
— Oui, bon ami !
— Eh bien ! va mettre un chapeau. Je t’emmène ; nous allons le voir !
Diane jeta un petit cri qui était presque de joie et retrouva des forces pour courir à la porte.
— Et maman ? dit-elle en se retournant.
— Je préfère que tu viennes seule d’abord ; ta mère viendra plus tard… si tu le désires.
L’auto roulait vers un quartier lointain de Paris : Cours-la-Reine, le long du fleuve tranquille, boulevard Saint-Germain, où Diane s’étonna de voir des gens à l’air paisible marcher, parler sans émoi, alors que son cœur, à elle, battait à lui faire mal.
Maintenant la rapide voiture montait la pente du boulevard SaintMichel jusqu’à une petite rue que Diane reconnut : la rue du Val-deGrâce, avec l’hôpital militaire de face, au fond.
Tandis qu’ils descendaient cette rue, le général, qui n’avait guère parlé pendant le trajet, dit, avec inquiétude, en regardant les yeux secs et brillants de sa pupille :
— Tu seras courageuse ? Tu sauras maîtriser tes nerfs ? Je l’ai vu hier. Je connais son état. Souviens-toi qu’il n’est pas hors de danger, et qu’une émotion trop violente le tuerait…
Diane baissa la tête sans répondre.
Le général ajouta :
— Ce que nous faisons-là était défendu… Il ne devrait voir absolumentpersonne !
Mais, à cause de toi, j’ai insisté auprès du médecin en chef. On nous permet d’entrer pour dix minutes seulement.
Ils descendirent devant la grille.
Diane se souvint de l’avoir franchie une autre fois au côté de l’officier, du héros, qui, peut-être à cette minute, agonisait derrière ces murs.
Déjà un an. Comme ses sentiments pour lui avaient changé !…
Mais non, il lui parut qu’elle l’avait toujours aimé ; elle ne se souvenait plus de rien de ce qui n’était pas lui.
Appuyée au bras de son tuteur, elle se laissa guider à travers les couloirs compliqués ; ils arrivèrent enfin devant une salle dont elle reconnut l’entrée.
C’était celle où Diane avait entrevu le malheureux Jacquet, le camarade d’Hervé.
Elle croyait comprendre la nature de son mal. Si on l’avait mis dans cette salle où l’on soignait les maladies de la face, c’est qu’il était défiguré.
C’était cela que bon ami redoutait pour elle ; pour cela qu’il lui recommandait du courage ! Ah ! qu’était-ce auprès de la douleur de le perdre pour toujours !
Qu’il vécût seulement !
Qu’importait la beauté de son visage si son cœur n’avait point changé !
Mais Hervé n’était pas dans cette salle.
Bon ami alla un peu plus loin. Il s’arrêta devant une petite porte vitrée recouverte à l’intérieur par un rideau blanc.
Là ils durent parlementer.
M. d’Antivy présenta à l’infirmier une carte d’admission écrite de la main du major-chef. L’infirmier s’inclina et tourna doucement le bouton de la porte.
Le général dit à voix basse :
— Veux-tu entrer seule ? Si tu le préfères, je t’attendrai.
— Peut-il me comprendre ? Me reconnaîtra-t-il ? demanda-t-elle.
— Oui, madame, répondit l’infirmier. Il n’y a que douze jours qu’il a été trépané ; il ne parle presque pas, mais il reconnaît ; il y voit un peu. Surtout, ne restez pas longtemps et appelez-moi si quelque choc n’allait pas.
Diane se tourna vers son tuteur :
— J’entre seule… Voulez-vous m’attendre ?
Le regard qu’elle jeta à son vieil ami était si beau d’espoir, de tendresse, de pitié, que ce dernier, pourtant bronzé par des mois de campagne, se détourna soudain vers la petite fenêtre ouvrant sur les jardins et ne put prendre sur lui de retourner la tête tout le temps que dura la visite.
Diane s’était glissée sans bruit dans la chambre presque obscure.
Le lit étroit, tout blanc, faisait tache au fond.
Elle s’en approcha en retenant son souffle.
Le silence l’oppressait et aussi la vue de ce long corps étendu, dont elle ne voyait que deux mains exsangues, aussi pâles que le drap, et le bas du visage immobile dont toute la partie élevée disparaissait sous des linges.
A voir cette immobilité, elle se crut en présence d’un cadavre.
Était-il vraiment mort ?
Le lui avait-on caché jusqu’à ce moment ?
Non… une telle cruauté ! Bon ami n’aurait pas fait cela !
Elle éprouvait le besoin de se rassurer et, n’osant appeler, elle toucha légèrement la main du blessé.
Il fit un mouvement. Elle respira.
Puis il se tourna un peu, très peu de son côté.
Alors, elle s’aperçut que la moitié seulement de la face était cachée par le pansement. Sauf dans le haut où le bandage faisait le tour de la tête et encerclait le front.
Il fixa sur la jeune fille son œil unique, fixe, qui paraissait sans pensée…
Cela dura un certain temps… Diane n’osait bouger.
Peu à peu, la fixité du regard se détendit, l’intelligence y reparut comme un rayon de clarté au-dessus d’une eau trouble et, sans étonnement, le blessé prononça son nom :
— Diane…
C’était la première fois qu’elle le lui entendait dire. Ce nom — son nom ! — dans sa bouche, à cette heure, elle le reçut comme l’aveu du plus brûlant amour…
Des larmes emplirent ses yeux pendant qu’elle parlait tout bas :
— C’est moi, Hervé, vous me reconnaissez ? Je suis venue…
— Diane !
— Je suis venue pour vous guérir et vous consoler… parce que… je vous aime !
Il ferma cet œil pitoyable où l’on entrevoyait, telles des ombres, se disputer la mort avec la vie…
Sa pauvre bouche disloquée essaya un sourire. Il pressa faiblement la petite main qui avait pris la sienne ; elle lui dit doucement :
— Je vous fatigue… Ne pensez pas !
— Je ne pense pas… Je suis heureux !
Une grosse larme coula le long de sa joue. Il tourna sa tête avec effort du côté opposé et dit d’une voix lente, embarrassée :
— Diane…, si vous voyiez ! Je n’ai plus… figure humaine !… Je suis hideux !
— Vous êtes, répondit-elle en se penchant au-dessus du lit, vous êtes celui qui m’aime… et que j’aime, le fiancé, l’époux que j’ai choisi !
— Je vous… ferais horreur !
— Non… Je ne désire qu’une seule chose : c’est que vous viviez, et que je puisse me dévouer à vous toujours.
Avant qu’elle ait eu le temps de prévoir son mouvement, il avait écarté le bandage et découvrait une affreuse plaie à peine cicatrisée partant du front, traversant la paupière droite et descendant sur la joue, du côté de l’oreille où elle finissait.
— Regardez !
Diane ne tressaillit pas ; elle regarda en face l’horrible cicatrice rouge, à peine fermée et, sans rien dire, elle se pencha davantage, elle appuya lentement ses lèvres sur la plaie…
En se relevant, elle répéta, les yeux rayonnants d’amour :
— Je vous aime, Hervé. C’est pour la France que vous avez souffert. Vous serez toujours, à mes yeux, le plus noble et le plus beau. Hervé, c’est moi qui vous le demande humblement : m’aimezvous ?
— Oui… Diane, je vous aime !
Le silence était très profond dans la petite chambre. Avant d’y entrer, le général toussa doucement, puis il s’approcha à petits pas.
Il ne savait trop, dans l’obscurité, de quel côté se tourner, quand la voix de sa pupille dit près de lui :
— Venez, bon ami, que je vous présente mon fiancé.
La guérison miraculeuse du lieutenant de Kéravan fut un étonnement pour le corps médical qui n’y comptait plus.
Les médecins l’attribuèrent à une nouvelle méthode qu’ils avaient expérimentée à cette époque. Nous croyons plus simplement que Diane et Hervé rééditèrent la jolie aventure de l’Amour médecin, ou que Dieu voulut conserver au monde une noble figure de héros.
On prétend que les Bretons ont la tête dure. Le fait est que le trépané s’en tira à peu de frais. La balafre qui lui barrait le visage n’intéressait pas directement l’œil droit. Il put bientôt l’ouvrir et y voir presque aussi bien que de l’autre. Enfin, la cicatrice elle-même, traitée par la nouvelle méthode qui fait revivre les tissus, ne servit
bientôt plus qu’à parer son mâle visage et à le marquer d’un souvenir glorieux.
Il arriva un moment où Diane retrouva complètement la physionomie grave et douce, le regard profond qu’elle aimait tant.
Trois mois après sa sortie de l’hôpital, le lieutenant de Kéravan et sa jeune femme partaient pour Vauclair, où ils allaient passer leur lune de miel et célébrer la Victoire.
Quinze jours plus tard, ils voyaient arriver la marquise de Trivières, qui déclarait ne plus pouvoir se passer de son gendre, Mme de Kéravan et sa fidèle Corentine, puis le général d’Antivy et son neveu Hubert de Louvigny, — le vrai ! — en congé de vingt jours. Il devait repartir avec les troupes d’occupation.
Ce dernier se jeta avec effusion dans les bras de son ami :
— Ai-je besoin, demanda Hervé, de te présenter à ma femme ?
— Nous nous connaissons déjà, dit Louvigny, mais notre connaissance date de loin.
— Pas tant que cela, plaisanta la jeune femme. Oubliez-vous, monsieur, qu’une certaine Rose Perrin vous écrivit une charmante lettre que vous avez dédaignée ?
— Me le pardonnez-vous, madame ? demanda le jeune homme, d’un ton malicieux.
Diane rougit, et souriant à son bien-aimé, elle répondit :
— Rose Perrin ne vous le pardonne pas…, mais Diane de Kéravan vous en remercie.
FIN
PARIS. — TYP. PLON-NOURRIT ET Cie , 8, RUE GARANCIÈRE. — 28525.
IL FAUT LIRE
GERMAINE ACREMANT
CES DAMES
AUX CHAPEAUX VERTS
Prix Nelly Lieutier de la Société des Gens de Lettres
* Roman en un volume in-16… 7 fr.
* Roman à mettre entre toutes les mains.
« Ravissant petit roman provincial, écrit d’un style clair et vivant, qui mérite d’être lu par toutes les jeunes filles. »
L’Intransigeant. LES TREIZE.
« Mme G. Acremant possède ce sentiment de la mesure, de la pondération, qualité essentiellement française, et qui donne à son récit ce parfait équilibre, cette harmonie, marques certaines d’une œuvre où domine le goût le plus sûr et le plus averti. »
LaRenaissance. MARC VARENNE.
« Mme Acremant, qui fait ses débuts dans la littérature, a su, avec un charme pénétrant, évoquer le train-train fait de mille petites choses de la vie provinciale. »
L’Avenir.
IL FAUT LIRE
ANDRÉ DUMAS
MA PETITE YVETTE
* Roman en un volume in-16… 7 fr.
* Roman à mettre entre toutes les mains.
« Rien de plus déchirant, de plus poignant que ces pages où André Dumas a jeté devant nous avec un tranquille courage son pauvre cœur d’homme sur qui la vie s’est férocement acharnée…
« Le premier, j’ai eu entre les mains le manuscrit de Ma petite Yvette et je me souviendrai toujours des larmes que m’arracha ce récit, cette confidence… »
LaRenaissancepolitique,littéraire,artistique. MARC VARENNE.
« Un livre pour tous les pères, pour toutes les mères… Un livre que liront avec des larmes tous ceux de nous, hommes de ce pays, toutes celles de vous, femmes de ce pays, qui, une heure, un jour, avez senti l’aile froide et méchante du monstre aveugle effleurer seulement le front de l’enfant endormi. »
LaVictoire. SÉBASTIEN-CHARLES LECONTE.
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ROSE PERRIN
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1.A. By reading or using any part of this Project Gutenberg™ electronic work, you indicate that you have read, understand, agree to and accept all the terms of this license and intellectual property (trademark/copyright) agreement. If you do not agree to abide by all the terms of this agreement, you must cease using and return or destroy all copies of Project Gutenberg™ electronic works in your possession. If you paid a fee for obtaining a copy of or access to a Project Gutenberg™ electronic work and you do not agree to be bound by the terms of this agreement, you may obtain a refund from the person or entity to whom you paid the fee as set forth in paragraph 1.E.8.
1.B. “Project Gutenberg” is a registered trademark. It may only be used on or associated in any way with an electronic work by people who agree to be bound by the terms of this agreement. There are a few things that you can do with most Project Gutenberg™ electronic works even without complying with the full terms of this agreement. See paragraph 1.C below. There are a lot of things you can do with Project Gutenberg™ electronic works if you follow the terms of this agreement and help preserve free future access to Project Gutenberg™ electronic works. See paragraph 1.E below.
1.C. The Project Gutenberg Literary Archive Foundation (“the Foundation” or PGLAF), owns a compilation copyright in the collection of Project Gutenberg™ electronic works. Nearly all the individual works in the collection are in the public domain in the United States. If an individual work is unprotected by copyright law in the United States and you are located in the United States, we do not claim a right to prevent you from copying, distributing, performing, displaying or creating derivative works based on the work as long as all references to Project Gutenberg are removed. Of course, we hope that you will support the Project Gutenberg™ mission of promoting free access to electronic works by freely sharing Project Gutenberg™ works in compliance with the terms of this agreement for keeping the Project Gutenberg™ name associated with the work. You can easily comply with the terms of this agreement by keeping this work in the same format with its attached full Project Gutenberg™ License when you share it without charge with others.
1.D. The copyright laws of the place where you are located also govern what you can do with this work. Copyright laws in most countries are in a constant state of change. If you are outside the United States, check the laws of your country in addition to the terms of this agreement before downloading, copying, displaying, performing, distributing or creating derivative works based on this work or any other Project Gutenberg™ work. The Foundation makes no representations concerning the copyright status of any work in any country other than the United States.
1.E. Unless you have removed all references to Project Gutenberg:
1.E.1. The following sentence, with active links to, or other immediate access to, the full Project Gutenberg™ License must appear prominently whenever any copy of a Project Gutenberg™ work (any work on which the phrase “Project Gutenberg” appears, or with which the phrase “Project Gutenberg” is associated) is accessed, displayed, performed, viewed, copied or distributed:
This eBook is for the use of anyone anywhere in the United States and most other parts of the world at no cost and with almost no restrictions whatsoever. You may copy it, give it away or re-use it under the terms of the Project Gutenberg License included with this eBook or online at www.gutenberg.org. If you are not located in the United States, you will have to check the laws of the country where you are located before using this eBook.
1.E.2. If an individual Project Gutenberg™ electronic work is derived from texts not protected by U.S. copyright law (does not contain a notice indicating that it is posted with permission of the copyright holder), the work can be copied and distributed to anyone in the United States without paying any fees or charges. If you are redistributing or providing access to a work with the phrase “Project Gutenberg” associated with or appearing on the work, you must comply either with the requirements of paragraphs 1.E.1 through 1.E.7 or obtain permission for the use of the work and the Project Gutenberg™ trademark as set forth in paragraphs 1.E.8 or 1.E.9.
1.E.3. If an individual Project Gutenberg™ electronic work is posted with the permission of the copyright holder, your use and distribution must comply with both paragraphs 1.E.1 through 1.E.7 and any additional terms imposed by the copyright holder. Additional terms will be linked to the Project Gutenberg™ License for all works posted with the permission of the copyright holder found at the beginning of this work.
1.E.4. Do not unlink or detach or remove the full Project Gutenberg™ License terms from this work, or any files containing a part of this work or any other work associated with Project Gutenberg™.
1.E.5. Do not copy, display, perform, distribute or redistribute this electronic work, or any part of this electronic work, without prominently displaying the sentence set forth in paragraph 1.E.1
with active links or immediate access to the full terms of the Project Gutenberg™ License.
1.E.6. You may convert to and distribute this work in any binary, compressed, marked up, nonproprietary or proprietary form, including any word processing or hypertext form. However, if you provide access to or distribute copies of a Project Gutenberg™ work in a format other than “Plain Vanilla ASCII” or other format used in the official version posted on the official Project Gutenberg™ website (www.gutenberg.org), you must, at no additional cost, fee or expense to the user, provide a copy, a means of exporting a copy, or a means of obtaining a copy upon request, of the work in its original “Plain Vanilla ASCII” or other form. Any alternate format must include the full Project Gutenberg™ License as specified in paragraph 1.E.1.
1.E.7. Do not charge a fee for access to, viewing, displaying, performing, copying or distributing any Project Gutenberg™ works unless you comply with paragraph 1.E.8 or 1.E.9.
1.E.8. You may charge a reasonable fee for copies of or providing access to or distributing Project Gutenberg™ electronic works provided that:
• You pay a royalty fee of 20% of the gross profits you derive from the use of Project Gutenberg™ works calculated using the method you already use to calculate your applicable taxes. The fee is owed to the owner of the Project Gutenberg™ trademark, but he has agreed to donate royalties under this paragraph to the Project Gutenberg Literary Archive Foundation. Royalty payments must be paid within 60 days following each date on which you prepare (or are legally required to prepare) your periodic tax returns. Royalty payments should be clearly marked as such and sent to the Project Gutenberg Literary Archive Foundation at the address specified in Section 4, “Information
about donations to the Project Gutenberg Literary Archive Foundation.”
• You provide a full refund of any money paid by a user who notifies you in writing (or by e-mail) within 30 days of receipt that s/he does not agree to the terms of the full Project Gutenberg™ License. You must require such a user to return or destroy all copies of the works possessed in a physical medium and discontinue all use of and all access to other copies of Project Gutenberg™ works.
• You provide, in accordance with paragraph 1.F.3, a full refund of any money paid for a work or a replacement copy, if a defect in the electronic work is discovered and reported to you within 90 days of receipt of the work.
• You comply with all other terms of this agreement for free distribution of Project Gutenberg™ works.
1.E.9. If you wish to charge a fee or distribute a Project Gutenberg™ electronic work or group of works on different terms than are set forth in this agreement, you must obtain permission in writing from the Project Gutenberg Literary Archive Foundation, the manager of the Project Gutenberg™ trademark. Contact the Foundation as set forth in Section 3 below.
1.F.
1.F.1. Project Gutenberg volunteers and employees expend considerable effort to identify, do copyright research on, transcribe and proofread works not protected by U.S. copyright law in creating the Project Gutenberg™ collection. Despite these efforts, Project Gutenberg™ electronic works, and the medium on which they may be stored, may contain “Defects,” such as, but not limited to, incomplete, inaccurate or corrupt data, transcription errors, a copyright or other intellectual property infringement, a defective or
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1.F.2. LIMITED WARRANTY, DISCLAIMER OF DAMAGES - Except for the “Right of Replacement or Refund” described in paragraph 1.F.3, the Project Gutenberg Literary Archive Foundation, the owner of the Project Gutenberg™ trademark, and any other party distributing a Project Gutenberg™ electronic work under this agreement, disclaim all liability to you for damages, costs and expenses, including legal fees. YOU AGREE THAT YOU HAVE NO REMEDIES FOR NEGLIGENCE, STRICT LIABILITY, BREACH OF WARRANTY OR BREACH OF CONTRACT EXCEPT THOSE PROVIDED IN PARAGRAPH
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1.F.3. LIMITED RIGHT OF REPLACEMENT OR REFUND - If you discover a defect in this electronic work within 90 days of receiving it, you can receive a refund of the money (if any) you paid for it by sending a written explanation to the person you received the work from. If you received the work on a physical medium, you must return the medium with your written explanation. The person or entity that provided you with the defective work may elect to provide a replacement copy in lieu of a refund. If you received the work electronically, the person or entity providing it to you may choose to give you a second opportunity to receive the work electronically in lieu of a refund. If the second copy is also defective, you may demand a refund in writing without further opportunities to fix the problem.
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Section 2. Information about the Mission of Project Gutenberg™
Project Gutenberg™ is synonymous with the free distribution of electronic works in formats readable by the widest variety of computers including obsolete, old, middle-aged and new computers. It exists because of the efforts of hundreds of volunteers and donations from people in all walks of life.
Volunteers and financial support to provide volunteers with the assistance they need are critical to reaching Project Gutenberg™’s goals and ensuring that the Project Gutenberg™ collection will
remain freely available for generations to come. In 2001, the Project Gutenberg Literary Archive Foundation was created to provide a secure and permanent future for Project Gutenberg™ and future generations. To learn more about the Project Gutenberg Literary Archive Foundation and how your efforts and donations can help, see Sections 3 and 4 and the Foundation information page at www.gutenberg.org.
Section 3. Information about the Project Gutenberg Literary Archive Foundation
The Project Gutenberg Literary Archive Foundation is a non-profit 501(c)(3) educational corporation organized under the laws of the state of Mississippi and granted tax exempt status by the Internal Revenue Service. The Foundation’s EIN or federal tax identification number is 64-6221541. Contributions to the Project Gutenberg Literary Archive Foundation are tax deductible to the full extent permitted by U.S. federal laws and your state’s laws.
The Foundation’s business office is located at 809 North 1500 West, Salt Lake City, UT 84116, (801) 596-1887. Email contact links and up to date contact information can be found at the Foundation’s website and official page at www.gutenberg.org/contact
Section 4. Information about Donations to the Project Gutenberg Literary Archive Foundation
Project Gutenberg™ depends upon and cannot survive without widespread public support and donations to carry out its mission of increasing the number of public domain and licensed works that can be freely distributed in machine-readable form accessible by the widest array of equipment including outdated equipment. Many
small donations ($1 to $5,000) are particularly important to maintaining tax exempt status with the IRS.
The Foundation is committed to complying with the laws regulating charities and charitable donations in all 50 states of the United States. Compliance requirements are not uniform and it takes a considerable effort, much paperwork and many fees to meet and keep up with these requirements. We do not solicit donations in locations where we have not received written confirmation of compliance. To SEND DONATIONS or determine the status of compliance for any particular state visit www.gutenberg.org/donate.
While we cannot and do not solicit contributions from states where we have not met the solicitation requirements, we know of no prohibition against accepting unsolicited donations from donors in such states who approach us with offers to donate.
International donations are gratefully accepted, but we cannot make any statements concerning tax treatment of donations received from outside the United States. U.S. laws alone swamp our small staff.
Please check the Project Gutenberg web pages for current donation methods and addresses. Donations are accepted in a number of other ways including checks, online payments and credit card donations. To donate, please visit: www.gutenberg.org/donate.
Section 5. General Information About Project Gutenberg™ electronic works
Professor Michael S. Hart was the originator of the Project Gutenberg™ concept of a library of electronic works that could be freely shared with anyone. For forty years, he produced and distributed Project Gutenberg™ eBooks with only a loose network of volunteer support.
Project Gutenberg™ eBooks are often created from several printed editions, all of which are confirmed as not protected by copyright in the U.S. unless a copyright notice is included. Thus, we do not necessarily keep eBooks in compliance with any particular paper edition.
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