Full download La redención de david 1ª edition sarah rusell pdf docx

Page 1


La redención de David 1ª Edition Sarah Rusell

Visit to download the full and correct content document: https://ebookmass.com/product/la-redencion-de-david-1a-edition-sarah-rusell/

More products digital (pdf, epub, mobi) instant download maybe you interests ...

El amor está sobrevalorado 1ª Edition Sarah Rusell

https://ebookmass.com/product/el-amor-estasobrevalorado-1a-edition-sarah-rusell/

La salvación del Laird (2-Lairds de las Highlands) 1ª Edition Sarah Mcallen

https://ebookmass.com/product/la-salvacion-del-laird-2-lairds-delas-highlands-1a-edition-sarah-mcallen/

Montañeros, la saga completa (1-4 Los Mountain Completa) 1º Edition José De La Rosa

https://ebookmass.com/product/montaneros-la-sagacompleta-1-4-los-mountain-completa-1o-edition-jose-de-la-rosa/

La rendición de John (Heterocuriosos 1) (Spanish Edition) Ana Prego & Saga Heterocuriosos

https://ebookmass.com/product/la-rendicion-de-johnheterocuriosos-1-spanish-edition-ana-prego-saga-heterocuriosos/

RoomHates (1-Vida en la Casa de los Bros) Carmen Black

https://ebookmass.com/product/roomhates-1-vida-en-la-casa-de-losbros-carmen-black/

Biología. La unidad y la diversidad de la vida 13th Edition Cecie Starr

https://ebookmass.com/product/biologia-la-unidad-y-la-diversidadde-la-vida-13th-edition-cecie-starr/

La Casa De Las Cebollas 1ª Edition Vera Vega

https://ebookmass.com/product/la-casa-de-las-cebollas-1a-editionvera-vega/

Fondements de la comptabilité de gestion - Recueil de solutions 3rd Edition Ray Garrison

https://ebookmass.com/product/fondements-de-la-comptabilite-degestion-recueil-de-solutions-3rd-edition-ray-garrison/ u00a1Tu00f3mate un respiro! Mindfulness: El arte de mantener la calma en medio de la tempestad (Spanish Edition)

https://ebookmass.com/product/tomate-un-respiro-mindfulness-elarte-de-mantener-la-calma-en-medio-de-la-tempestad-spanishedition/

Primera edición.

La redención de David

©Sarah Rusell

©enero, 2024

Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser reproducida, ni en todo ni en parte, ni registrada en o transmitida por, un sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico, por fotocopia, o cualquier otro, sin el permiso previo por escrito del autor.

ÍNDICE

Capítulo 1

Capítulo 2

Capítulo 3

Capítulo 4

Capítulo 5

Capítulo 6

Capítulo 7

Capítulo 8

Capítulo 9

Capítulo 10

Capítulo 11

Capítulo 12

Capítulo 13

Capítulo 14

Capítulo 15

Capítulo 16

Capítulo 17

Capítulo 18

Capítulo 19

Capítulo 20

Capítulo 21

Capítulo 22

Capítulo 23

Capítulo 24

Capítulo 25

Capítulo 26

Capítulo 27

Capítulo 28

Capítulo 29

Capítulo 30

Capítulo 31

Capítulo 32

Capítulo 33

Capítulo 34

Capítulo 35

Epílogo

Capítulo 1

La vida nos solía poner a prueba más a menudo de lo que pudiéramos imaginar.

En mi caso, habían pasado ya dieciséis años del bache más duro que la vida podía ponerme en el camino…

Tenía apenas doce años cuando ocurrió, no era más que una niña en esos años en los que se acercaba la adolescencia, esos en los que la ayuda, la comprensión y la confianza de una madre, eran primordiales para toda futura mujer.

Mis padres, Greg y Esther, se conocieron en el trabajo cuando ella tenía veintidós años y él veinticuatro, dos jóvenes recién entrados en el Servicio de Inteligencia Británico, cada uno desempeñando sus propias funciones, pero que congeniaron al instante y se hicieron amigos.

Pero muchas veces, el día a día de dos personas lleva a un cariño que podría traspasar las barreras de la amistad, y fue lo que ocurrió.

Tras unos años de noviazgo prácticamente clandestino, porque no querían que en el trabajo lo supieran, llegué por sorpresa y eso dio paso a una formalización de ambos como pareja que los llevó a convertirse en marido y mujer, en la salud y en la enfermedad, en lo bueno y en lo malo, hasta que la muerte los separase.

Y esa llegó, para desgracia de todos, cuando yo contaba con doce años de vida.

Como agentes secretos mis padres desempeñaron una larga carrera en el servicio activo, misiones por todo el mundo les avalaban y en más de una ocasión fueron condecorados, hasta que algo salió mal, les hicieron una emboscada en una de esas misiones y mi madre resultó gravemente herida.

Falleció poco después en el hospital, por mucho que hicieron los médicos no pudieron salvarla, y mi padre, con cuarenta y dos años, se vio solo, cuidando de una hija casi adolescente.

Por suerte contábamos con Sonya, la mejor amiga de mi madre, también agente, que se pasaba por casa cada vez que yo entraba en una de esas crisis adolescentes para las que un padre no estaba preparado.

Primera menstruación, primera cita con un chico, primer baile de instituto, primer novio, primer desengaño, primera ruptura, consejos ante el sexo… Para todo lo que se os pudiera pasar por la cabeza, ahí estaba la tía Sonya, como siempre la había llamado.

Después de aquello mi padre dejó el servicio activo y se amoldó a un puesto en oficina, sentado ante un ordenador, coordinando a los agentes que

estuvieran a su mando y demás, alegando que no quería dejarme completamente sola, si a él le pasaba algo.

La tía Sonya en cambio siguió llevando a cabo esas misiones en las que siempre estuvieron juntos los tres, y aún hoy en día participaba en muchas de ellas.

No se me olvidaría jamás la cara de mi padre, cuando a mis dieciocho años, le dije que quería formar parte del Servicio de Inteligencia, al igual que él y mi madre.

En sus ojos pude ver que quería convencerme de lo contrario, que me olvidara de esa idea y buscara una carrera que me asegurara un futuro menos arriesgado, pero no lo hizo, no dijo aquello sino: “te apoyaré en todo lo que hagas”.

Ese día nos abrazamos y lloramos por primera vez tras la muerte de mi madre, dado que ambos, de un modo u otro, la recordamos en ese momento.

Habían pasado diez años de aquella decisión, y seguía estando convencida de que fue la mejor que tomé en mi vida.

Cuando entré en la academia conocí a Linet, una chica un par de años mayor que yo, pero de la que no me separé en ningún momento. Tanta fue la conexión que tuvimos y la amistad que forjamos, que no había manera de que nos pusieran con otro compañero en las misiones.

Estaríamos juntas guardándonos las espaldas la una a la otra hasta que nos llegara la hora.

Acabamos poniéndonos bajo las órdenes de Maxwell, que era el coordinador jefe de equipo, un hombre de total confianza de mi padre, pues a pesar de ser trece años menor que él, habían trabajado juntos en el pasado. La tía Sonya era nuestra acompañante en esas misiones y también contábamos con Sam, uno de los mejores agentes en activo.

Los cuatro formábamos un equipo de esos en los que se podía pasar desapercibido siendo una familia de lo más real. Ella era madre de Linet y mía, y él nuestro tío.

Habíamos estado a lo largo y ancho del mundo en diferentes misiones, y todas, sin excepción, habían sido resueltas con éxito.

Era viernes, acababa de entrar en la agencia y no tardé en ver a mi mejor amiga por allí con un café en la mano y las gafas de sol.

¿Otra noche sin dormir? pregunté con una sonrisa porque ya me sabía la respuesta.

Menuda semana me ha dado la vecina. Claro que, no me extraña soltó un silbidito . He visto esta mañana al hombre en cuestión y, nena, deja que te diga que los dioses del sexo sí existen. Con razón grita tanto. Por no hablar de los golpes del cabecero en la pared, si es que parece que los tengo en mi habitación.

Te dije que podías venirte a casa le pasé el brazo por los hombros.

¿Dónde crees que voy a pasar el fin de semana? Arqueó la ceja El hombre está para darle un repaso, que ganas me han dado de insinuarme esta mañana y que la deje colgada, si no fuera porque tenía una mala leche encima que no podía con ella.

Bueno, vas a tener tres días para poder dormir reí . Ya sabes que lo más raro que puede ocurrir en mi edificio, es que el gato de la señora Jones empiece a maullar.

Adoro a ese gato cuando llama a tu ventana para quedarse a dormir, y eso es mejor que tener una sinfonía de jadeos, gritos y gemidos acompañados de los golpes en la pared, te lo aseguro.

Buenos días, hijas mías dijo la tía Sonya y nos giramos para saludarla.

Buenos días, mamá respondimos y las tres sonreímos.

Maxwell me llamó anoche, nos espera a todos en su despacho comentó y asentimos para ir hacia el ascensor.

Cuando el jefe llamaba, era que teníamos una nueva misión esperándonos.

Al entrar encontramos allí a mi padre, lo que me hizo fruncir el ceño puesto que no asistía a nuestras reuniones.

Él, me dedicó una de sus sonrisas y me dio un abrazo cuando me acerqué, hacía un par de años que me había independizado y siempre que nos veíamos hacía lo mismo.

¿Qué haces aquí? le pregunté.

Me necesitaréis para esto.

¿Por qué?

Ahora lo sabrás, cariño me dio un beso en la frente y vi a Sonya cerrar la puerta al entrar.

Buenos días nos saludó Maxwell . Tenemos trabajo para el que debéis prepararos. Se trata del hijo de un antiguo conocido del Servicio de Inteligencia, al parecer ha seguido los pasos de su padre y de su abuelo.

¿De qué se trata? preguntó Sam.

Giovanni Vasilev Mancini contestó.

No me jodas murmuró Sam, suspirando mientras se dejaba caer hacia adelante en la silla donde estaba sentada, apoyando los codos en las rodillas.

¿Qué pasa con ese tío? curioseó Linet.

Giovanni Vasilev Mancini comenzó a decir mi madre . Treinta y dos años, hijo de Andrei Vasilev y Bianca Mancini, nieto de Giovani Mancini, uno de los mayores jefes de la mafia italiana que hubo en Estados Unidos. El viejo Mancini hizo negocios con Vasilev, que residía aquí en Londres, hace más de tres décadas, negocios que salieron mal y que le llevaron a

tener que resarcirle con un matrimonio concertado. Vasilev y la hija de Mancini se casaron hace treinta y tres años, uniendo así a dos fuertes mafias. Mancini falleció en extrañas circunstancias cuando su nieto tenía cinco años.

¿Se lo cargó el yerno? Porque a veces entre familias de la propia mafia no se suelen llevar muy bien dijo Linet.

Se sospechó de él, pero tenía coartada, estaba con su hijo en un partido de béisbol contestó Sam, que parecía saber toda la historia . Bianca Mancini también falleció, por lo que Andrei Vasilev se quedó como dueño y señor de todo, y su hijo sería algún día el heredero.

Pero, no entiendo, están en Estados Unidos, ¿no? Fruncí el ceño.

Sí, aunque Vasilev siguió haciendo negocios aquí y es un gran conocido nuestro. Tras la muerte de Mancini dejó aquí al mando a su primo, quien no supo gestionar bien el negocio familiar y acabó perdiendo no solo a sus hombres, sino el control de todo. Vasilev dio por perdido Londres y se encargó de gestionar sus trabajos en Estados Unidos, hasta que falleció el año pasado. Desde entonces su hijo Giovanni se ha hecho cargo de la familia, y está retomando contacto con los hombres que fueron fieles a su padre aquí en Londres para volver a levantar el negocio familiar respondió Maxwell.

O sea que, tenemos que indagar por dónde se mueve esa gente, ¿no?

No, Linet Maxwell negó con un gesto de cabeza . Dentro de dos semanas os vais a New York. Ya tenéis en vuestros despachos toda la

documentación y lo necesario para conocer a Giovanni Vasilev, sus rutinas, los lugares que frecuenta, la gente con la que se ve. Está haciendo negocios de venta de armas y explosivos a grupos de los más peligrosos, y por lo que creemos, uno de sus almacenes está aquí, pero a diferencia de su padre, no nos lo está poniendo fácil para encontrarlo.

Y ese es nuestro cometido, averiguar todo lo que podamos comentó Sam.

Exacto. Tengo gente trabajando aquí, pero os necesito a vosotros allí. Giovanni Vasilev es suspicaz y los agentes que teníamos en la ciudad estuvieron a punto de ser descubiertos. No sabemos si tiene comprada a la policía, cosa que es probable, pero necesito que vosotros estéis en esa zona dentro de dos semanas. En el informe encontraréis lo necesario, están preparando vuestras documentaciones, y si aceptáis un consejo, buscad trabajo en el club al que Giovanni acude todas las noches. Al parecer siempre están contratando gente y no os resultará difícil conseguir un puesto allí.

¿Tú formaste parte de la investigación del padre? le pregunté al mío, y asintió.

Por eso está aquí comentó Maxwell . Tu padre ya no forma parte del servicio activo, pero todo el mundo lo quiere allí con vosotros.

Miré a mi padre con los ojos muy abiertos, hacía tanto tiempo que no participaba en una misión, que me resultaba raro creer que fuera a hacerlo en esa.

Tranquila, Naomi me acarició la mejilla dedicándome una sonrisa . Todo estará bien.

Asentí, pero por muy buen agente que fuera mi padre, por mucho que los años de experiencia y entrenamiento no se le hubieran olvidado, hacía mucho que no estaba en una misión en activo.

Maxwell nos dijo que podíamos irnos y que, cualquier duda o consulta que tuviéramos, se la hiciéramos saber.

Sonya se quedó hablando con mi padre y con Sam, eran los más mayores y veteranos del equipo y entre ellos se encargarían de organizarlo todo.

Nena, qué emocionante dijo Linet, colgándose de mi brazo . Vamos a estar en una misión encubierta con el mismísimo Greg Campbell.

Quién nos lo iba a decir, ¿verdad? sonreí.

Oye, no te pongas triste, que tu padre es el mejor en lo que hace. Y sí, lleva mucho tiempo en un despacho, pero es el mejor para esta misión, de no serlo, Maxwell habría asignado a otro.

Lo sé, es solo que… suspiré.

Es normal si tienes miedo, pero no va a pasarnos nada a ninguno me abrazó . Entonces, ¿qué planes tenemos para el fin de semana?

¿Además de que duermas sin gemidos ni visiones de alguna escena porno? reí.

Sí, además de eso.

Podemos salir a cenar mañana y tomar una copa, después nos esperan dos semanas de lo más movidas.

Pues no se hable más, mañana, noche de chicas dijo haciéndome un guiño.

Capítulo 2

Llegué al bar donde había quedado con Linet diez minutos antes, por lo que me senté en una de las mesas a esperarla. Pedí un par de copas de vino blanco y los platos que más nos gustaban de aquel lugar, donde la especialidad era el pescado.

Mientras estaba allí vi entrar a varias parejas y grupos de amigos riendo, se notaba que era sábado y no había preocupaciones para nadie hasta el lunes.

Linet iba a pasar el fin de semana en casa conmigo, pero el día anterior había recibido la llamada de un conocido que estaba de paso en la ciudad y salió a cenar con él, de ahí que estuviera esperando que hiciera su aparición en vez de haber llegado juntas.

No tardé mucho en verla entrar y, cuando me vio, sonrió al tiempo que me saludaba con la mano.

¿Llevas mucho esperando, cariño? preguntó inclinándose para darme un par de besos.

No, tranquila sonreí . Ya he pedido.

Genial.

Bueno, ¿qué tal te fue anoche? curioseé, porque sabía que ese conocido suyo, en algún momento de su vida, había sido algo más.

Como siempre que nos vemos sonrió sonrojándose . Nos decimos lo mucho que nos queremos y lo importante que somos en la vida del otro, pero nada más suspiró.

¿Sigue casado?

Divorciado desde hace unos meses cogió su copa para dar un sorbo . Lo está pasando mal por la niña, dice que apenas la ve.

Haré un breve resumen de la historia que Linet tenía a sus espaldas con ese conocido suyo.

Se conocieron cuando ella tenía dieciocho años y él una década más, fue por él por quien entró en la academia, mantuvieron una relación durante casi seis años, en secreto para toda la agencia salvo para mí, y todo acabó cuando a él lo destinaron a una misión que marcaría un antes y un después en sus vidas.

De esa misión él regresó casado y siendo padre, algo que a Linet le partió el corazón, pero que aceptó dado que la mujer con la que él había formado una familia también era una década mayor que ella.

Pasó noches enteras llorando diciendo que había perdido al gran amor de su vida, pero lo acabó superando y cuando él dejó Londres para instalarse en París y formar parte del servicio de inteligencia de allí, al igual que su mujer, le dejó claro que nunca perderían el contacto porque la quería como a parte de su familia.

Al principio ella no quiso saber nada de él cuando venía a la ciudad, pero acabé convenciéndola de que no perdiera a ese hombre, que le mantuviera como el gran amigo que ambos sabían que sería.

Y sí, siempre que venía a Londres por trabajo o simplemente quería verla y hablar con ella, la llamaba y pasaban una noche juntos.

No había sexo, ni tan siquiera un beso, sencillamente cenaban, tomaban una copa y dormían juntos en el piso de Linet.

No se merece que ella le prohíba ver a la niña me dijo . Y lo peor es que se va a mudar a otro país suspiró . A ella la han destinado a Suiza, y se lleva a la niña.

¿Qué va a hacer él? pregunté.

Viajar cada dos fines de semana allí para estar con ella. Y me ha dicho que quiere volver aquí, quiere ser parte de la agencia de nuevo.

Eso es algo bueno, ¿no? Le verás más a menudo.

No, Naomi, aquello nuestro acabó. Si vuelve a Londres, no seremos más que dos viejos amigos que de vez en cuando se tomen una cerveza, pero nada más. Pasé página, y los dos sabemos que nos vamos a querer siempre, pero… no, podemos volver a ser lo que fuimos.

Le di un leve apretón en la mano y sonreímos al mirarnos. Dejamos el tema “amor fallido” a un lado y nos centramos en la cena y en hablar de la misión, esa para la que empezaríamos a prepararnos en un par de días. Había muchos datos que memorizar, nombres, caras que ver y que no podríamos olvidar, lugares donde el búlgaro pasaba más tiempo y esos cientos de contactos que tenía para hacer sus negocios.

Después de la cena fuimos en su coche hasta un bar de copas que había a orillas del Támesis, un lugar en el que solíamos pasar esas noches de desconexión dejándonos llevar por la música, y fue al entrar que nos quedamos las dos con la boca abierta al ver a algunas de nuestras compañeras de trabajo.

Y no, no fue porque no las hubiéramos visto antes por allí, sino por las pintas que tenían todas.

Nada hacía pensar a quien las viera que se trataba de cuatro mujeres del Servicio de Inteligencia Británico que, de lunes a viernes, acudían a sus puestos de trabajo con trajes de falda o pantalón y chaqueta de colores oscuros, no señor.

Esa noche iban las cuatro con pantalones ajustados y camisetas, y luciendo una diadema con un pene partido y colgando.

¡Chicas! Qué sorpresa veros por aquí esta noche dijo Diana, con una amplia sonrisa.

Pues no es la primera vez que venimos respondió Linet.

Lo sé, lo sé, pero escuché que teníais una nueva misión y supuse que estarías con eso.

Hasta el lunes, nada de trabajo dijo de nuevo Linet.

Efectivamente. ¿Queréis uniros a nosotras? señaló hacia donde estaban las otras tres, que sonrieron y nos enseñaron la botella de champán que cada una tenía en la mano.

¿Quién se casa? pregunté.

¿Casarse? No, cielo soltó una carcajada . Estamos celebrando la despedida de casada de Mindy. Su marido le ha estado poniendo los cuernos con una becaria y cuando se enteró, le pidió el divorcio.

Ah, ahora entiendo lo de los penes cortados asentí.

Es una metáfora de lo que no puede hacerle él susurró haciéndome un guiño . Vamos, hay mucho champán que beber y canciones que bailar dijo Diana cogiéndonos a Linet y a mí por el brazo para llevarnos donde estaban las demás.

Nos saludaron con abrazos y besos de lo más efusivos, nos dieron una botella de champán y levantaron las suyas para hacer un brindis.

Por mi reciente soltería dijo Mindy . ¡¡Vuelvo a estar en el mercado, hombres fieles del mundo!! gritó, y a pesar de lo fuerte que estaba la música, vi a varios hombres que había cerca nuestra que sonreían y la miraban bastante interesados.

Yo creo que esta noche igual hasta ligas rio Linet, al ver cómo esos hombres la miraban.

No, no, esta noche no dijo Mindy, al tiempo que negaba con la cabeza y movía el dedo índice dando así más énfasis a sus palabras . Esta noche es para mí, para beber, reír, bailar y disfrutar. Y recordar a mi ex, ese pedazo de miserable que no se atrevió en un año a decirme que estaba con otra.

¿Un año? preguntamos Linet y yo, al unísono.

Sí, un año. Un año siendo un cobarde mentiroso, dándome las excusas más absurdas para no tocarme en ese tiempo. Y yo no quería verlo, así de enamorada estaba de él se encogió de hombros . Pero se acabó, no más mentiras, no más cuernos, no más pensar en él. Ahora voy a pensar en mí, y solo en mí.

Claro que sí, preciosa dijo Alana, otra de las compañeras . Y si quieres probar cosas nuevas, tú sabes, me llamas a mí le hizo un guiño.

No descarto buscarme una novia, que tú eres mucho mi tipo rio Mindy y las demás con ella.

¿Quién quiere una ronda de chupitos de vodka? preguntó Selena, la cuarta en discordia.

Todas levantamos la mano, ella asintió y fue a pedirlos a la barra.

Aquellas mujeres formaban un buen equipo en el trabajo, siempre las destinaban juntas a las misiones y eran, al igual que Linet y yo, como hermanas, y se guardaban las espaldas las unas a las otras.

Esa noche la pasamos entre chupitos de vodka, copas de champán, risas y bailes, al mismo tiempo que Mindy gritaba una gran cantidad de calificativos hacia su futuro exmarido, y ninguno de ellos cariñoso, siendo sincera.

No fue hasta las cinco de la mañana que dimos por finalizada la noche y fuimos a una cafetería abierta las veinticuatro horas para tomar un desayuno post borrachera y anti resaca. Café, zumo, tortitas y gofres, una buena mezcla de vitaminas y azúcar para el organismo.

Cuando Linet y yo llegamos a mi casa, en un taxi, eso sí, dado que ninguna de las dos estaba plenamente capacitada para conducir en esos momentos, eran cerca de las siete de la mañana y nos fuimos directas a la cama.

¿Cómo fue el domingo? Pues… resacoso, sin ganas de movernos del sofá, y comiendo a base de pedidos en el restaurante chino y la pizzería que había a dos calles de mi casa.

No recordaba una resaca tan fuerte en toda mi vida, pero tampoco una noche tan divertida como la que habíamos pasado con nuestras cuatro compañeras.

Capítulo 3

Los días a partir del lunes que empezamos a empaparnos a conciencia sobre la vida de Giovanni Vasilev Mancini y todo cuanto le rodeaba, pasaron rápidos.

Linet, Sam, la tía Sonya, mi padre y yo, estuvimos cada día estudiándonos nuestra tapadera, así como buscando las opciones que tendríamos para permanecer lo más cerca posible del búlgaro.

Tenía un buen puñado de hombres a su mando, todos fieles a él, tanto como lo fueron a su padre y a su abuelo materno, por no hablar de la gran cantidad de guardaespaldas que llevaba cada vez que salía de la mansión en la que vivía.

Aunque llamar mansión a ese lugar era quedarse muy, pero que muy cortos.

Una gran casa en el centro del terreno, donde vivían él y algunos de sus hombres de mayor confianza y se reunía con sus contactos y clientes, rodeada de varios edificios en los que tenía instalados al resto de sus hombres.

Por no hablar de la armería subterránea que tenía en uno de esos edificios y que abarcaba gran parte de los terrenos.

Todos manteníamos nuestros verdaderos nombres, tan solo cambiaban los apellidos, y al igual que en las demás misiones, Sonya era nuestra madre, Sam su hermano menor, y en esta ocasión, mi padre tomaría el papel de hermano mayor de ambos.

No podían relacionar nuestras vidas reales con la tapadera, de modo que Maxwell propuso aquello, y todos lo vimos bien.

En cuanto a qué tipo de tapadera tendríamos, mi padre y Sonya serían agentes inmobiliarios en una inmobiliaria cerca de los lugares más frecuentados de Giovanni Vasilev.

¿Sam, Linet y yo? Esperábamos que nos contrataran en el bar de copas que más solía frecuentar, ese que sospechábamos que era suyo, pero que dirigía uno de sus subjefes a modo de poder blanquear dinero de las armas.

Nosotras teníamos una entrevista esa misma tarde como camareras, y Sam como vigilante de seguridad.

Llegamos a New York en la mañana del domingo, el día anterior, y tras instalarnos todos en un piso decente y que no llamaba en absoluto la atención, nos organizamos para realizar cada uno nuestro trabajo, siempre manteniéndonos a salvo en la medida de lo posible y sin que nuestra tapadera fuera descubierta.

Mi padre y Sonya trabajarían solo por las mañanas, de modo que durante las tardes mantendrían a Giovanni Vasilev vigilado en la distancia.

Nosotros nos encargaríamos de su seguimiento en cuanto nos confirmaran en el club el horario que tendríamos, ese que siempre sería de noche, ya que era cuando abría sus puertas.

Estaba terminando de ponerme los zapatos cuando llamaron a mi puerta y di paso.

Hija miré a mi padre y sonrió.

Si vienes a decirme que tenga cuidado y todo eso, no te molestes, que ya me sé la charla de memoria reí , Sonya nos las da en cada misión.

No es solo por eso, pero está bien, no te daré la charla contestó levantando ambas manos . Solo quería decirte que tu madre estaría orgullosa de ti dijo tras acercarse . Eres una buena agente, como lo era ella.

Gracias, papá.

Le abracé y dejé que el calor de su cuerpo me envolviera como cuando era una niña que lloraba la pérdida de su madre.

Me besó en la cabeza y frotó mi espalda en ese gesto tan paternal que tanto me gustaba de él.

Cuando nos separamos, ambos sonreímos y me dio un beso en la frente antes de salir de la habitación.

Sí, sabía que mi padre había ido para darme esa charla, pero no lo hizo, ya que era consciente de que yo la tenía grabada en mi memoria de todas las veces que Sonya las dijo antes.

Sam y Linet estaban esperándome en el salón, así que en cuanto me vieron, él cogió las llaves del coche y ella su bolso. Nos despedimos de mi padre y de la tía Sonya y salimos de la casa.

Acabábamos de entrar en el mes de julio y el sol de New York se agradecía, ese que daba luz y calor a los días, no como en Londres que, a pesar de ser verano, había muchos días que la ciudad estaba más gris.

Sam puso la radio de fondo mientras repasábamos el plan, lo que debía decir cada uno en la entrevista y la posibilidad de que alguno de nosotros no consiguiera el puesto, pero si aquel era el caso, contábamos con un plan B para estar lo más cerca posible de Giovanni Vasilev allá donde él fuera.

Al llegar al club Linet silbó, y no era para menos.

El edificio tenía cuatro plantas, toda la fachada era de cristal negro que impedía ver el interior y el nombre estaba sobre la puerta hecho en letras grandes de color plata.

Nos contratan, seguro dijo Sam caminando hacia la entrada , aquí debe haber mucho trabajo.

Abrió la puerta, entramos y fuimos hacia la barra en la que había un hombre de unos treinta años limpiando vasos y copas.

Hola saludé para llamar su atención.

Hola. ¿Venís para la entrevista? preguntó.

Si te decimos que somos inspectores de sanidad, no cuela, ¿verdad? respondió Linet.

No rio él.

Vale, al menos pinta de funcionarios públicos no tenemos rio ella.

Por ese pasillo, al fondo señaló hacia su derecha . Llamad a la tercera puerta de la izquierda, Kim os está esperando.

Asentimos y fuimos hacia donde nos había indicado, llamamos y la voz dulce y melódica de una mujer nos invitó a entrar.

Oh, hola sonrió. Era guapa, morena y con los ojos verdes, vestía un elegante traje de falda y chaqueta blanco acompañado de unos zapatos de tacón negros, y tenía el cabello recogido en una coleta alta . Debéis ser Sam, Linet y Naomi.

Sí respondimos al unísono.

Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.