Arte y silencio

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Al juego del silencio,

éste práctica entorno, tanto a la estética, como a la filosofía, y la practica del esoterismo7 -entre otros-; como al fenómeno de recepción lúdico propiciado en la experiencia de su espectador-; Y por medio de la cual inflinge y se autoinflinge, un muy particular modo de violencia, renegando de la labor de su naturaleza misma, al optar por evadir ésta cualidad característicamente propia. Finalmente, en ésta ponderación del silencio, encontramos el bastimento de lo que pretende erigirse en éste nuevo estado de conciencia, al proponernos un arte de absorción y dilucidación cuya particularidad y ejercicio de reflexión residiese en lo complejo, en lo“difícil”. En estas vertientes, entendidas como dinámicas de creación, observamos igualmente adscribirse la estética del informalismo de las maneras más diversas; Especialmente evidente nos resultará tanto ésta desaparición de la figura como la subsecuente dilución de la imagen tradicional (la exención de la mimesis visual en la obra artística, tras la oligarquía manifiesta de la misma en este medio); ya explícita en algunas de las más importantes obras del suprematismo, tales como “blanco sobre blanco” o el “cuadrado negro” de Kasimir Malévich; y del posteriormente desarrollado surrealismo, ya fuese absoluto o incluso verista; patente en la obra de René Magritte, “el espejo mágico” y “el uso de la palabra”. Más aún, al entender en sus orígenes a la plástica informalista como rechazo e incluso denuncia del esquema y del geometrismo imperante, en el arte pictórico de finales de la década de los cuarenta. Bajo esta luz, patente deviene ahora la adscripción del azar en los procesos configurativos de la obra de arte resultando ambos estrategias en pos del silenciamiento progresivo de las mismas. Es vasto el compendio de obras informales que prestan testimonial sobre estos fenómenos de inmersión en el azar y el vértigo propiciado por fhart, Lotter Konrad. Diccionario de estética. Barcelona. Grijalbo Mondadori. 1998. p.69.) Así mismo, a esta discursiva de la deconstrucción en el texto pictórico, Baudrillard contribuirá a su vez al proponerlo como “forma de escape” a las presuntas trampas de la representación: “por su deconstrucción interminable, donde La pintura no cesa de mirarse morir en los pedazos del espejo, sin prejuicio de recomponer algo después con sus restos; siempre en contradependencia de la significación perdida, siempre carentes de un reflejo o de una historia” Baudrillard Jean. El complot del arte. Ilusión y desilusión estéticas. Argentina. Amorrortu. 2007. p.43. 7 Habremos de recordar que en los orígenes del arte abstracto de nuestra modernidad última; un planteamiento común en la obra de sus primeros artífices residía en la labor espiritual (ya mencionada) del arte. No es de extrañar que en su mutismo -asaz acertijo, asaz vacío - se recurriera a la filosofía y planteamientos de cantidad de movimientos de corte esotérico emergentes en la época, entre ellos los mas destacados, y mencionables dada su patente influencia en la obra de algunos de los más importantes artistas de ésta vanguardia resultan tanto el movimiento teosófico (de Elena Blavatsky), y la antroposofía (de Rudolf Steiner).

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