LA AGONIA DE LA HIPERLUCIDEZ EN JORGE LUIS BORGES Y PRIMO LEVI
INTRODUCCIÓN
Se incurre prácticamente en obviedad si se remarca que cualquier autor literario de
envergadura y con tintes de
genialidad es asimismo, por definición, una fuente
inagotable de interpretaciones. Así sucede, sin duda, tanto con Primo Levi como con Jorge Luis Borges. Según la vocación del lector, al autor se lo llama desde múltiples lugares; no es aventurado pensar que esos sitios desde los cuales el texto es requerido para su decodificación son tantos como receptores sensibles él encuentre. En lo que atañe a este trabajo, es tal vez redundante el indicar que los alcances totales y todas las resonancias de las obras de
cualesquiera de los dos autores exce-
den con mucho el acotado estudio que se ha intentado: mencionando sólo dos aspectos, por ejemplo, entre muchos, cabe decir que, de P. Levi, no se ha abordado hasta agotarla la cuestión del serio compromiso de su escritura con un imperativo ético anterior a todo otro problema “textual”, el que podría perfectamente, en un fino análisis, mostrarse como motor del oficio literario fundamental del italiano, opacando otras consideraciones menos sustanciales. En cuanto a J. L. Borges, no se ha desmenuzado, por visibles razones de restricciones de espacio y tiempo para su tratamiento, el relativamente numeroso
catálogo de sus
obsesiones literarias y vitales; ellas excedieron con creces las que aquí se muestran, e incluyeron v. g. la eternidad, la infelicidad del amor no correspondido, la perduración de los hombres a través de sus actos heroicos, cierta devoción exótica por el orientalismo, etc. El presente trabajo se mueve dentro de la limitada superficie de contacto que podría detectarse en el área de dos facetas sensibles de la obra y la vida de cada uno de ellos: la función paradójica de la memoria y el esfuerzo, alternativamente exitoso y fallido, de transformarla en
texto legible.
Monólogos del Ser Incomprendido / pág.
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