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Agenda

Programa internacional de ATV del AVEPA-SEVC

Fecha: 17 y 18 de octubre Lugar: Feria de Barcelona (Recinto Montjuïc) Ponentes: Alberto Montoya, José Marín, Julie Dugmore, Luis Feo, Carin Smith, Sabrina van Santvoort y Raúl Pedregosa Precio: hasta el 30 de septiembre: ATV de socio: 248 €; ATV de no socio: 354 €; hasta el 15 de octubre: ATV de socio: 272 €; ATV de no socio: 373 €; durante el congreso: ATV de socio: 303 €; ATV de no socio: 415 €.

Para más información: AVEPA-SEVC secre@sevc.info l www.sevc.info

Forvet

Rehabilitación en pequeños animales para auxiliares veterinarios Fecha: 3 y 4 de octubre, 7 y 8 de noviembre y 12 y 13 de diciembre. Sesiones prácticas: se realizarán a partir del mes de enero de 2015 según la disponibilidad del servicio de Rehabilitación e Hidroterapia del Hospital Veterinario VETSIA (Leganés, Madrid) Lugar: Forvet. C/ Los Madrazo, nº 18. 2801, 4 Madrid Horario: viernes de 16:00 h a 20:00 h y sábados de 9:30 h a 14:00 h y de 15:00 h a 18:30 h

Cursos FPvet

El auxiliar veterinario, pieza fundamental para el éxito de una clínica. Taller de atención al público, gestión y manejo de documentos clínicos Fecha: 19 de septiembre Precio: 75 €+ IVA

Taller práctico de laboratorio para auxiliares veterinarios y estudiantes de veterinaria Fecha: 14 de noviembre Precio: 75 €+ IVA

Para más información: Formación Práctica Veterinaria Yolanda Penadés l Tel.: 913 452 515 l info@fpvet.com

Aproximación a la oncología veterinaria Fecha: 11 y 12 de octubre Lugar: Forvet Duración: 10 horas Horario: sábado de 16:00 h a 21:00 h y domingo de 9:30 h a 14:30 h Impartido por: Pablo Cigüenza del Ojo

Cuidados y primeros auxilios del perro y del gato Fecha: 18 y 19 de octubre Duración: 10 horas Horario: sábado de 16:00 h a 21:00 h y domingo de 9:30 h a 14:00 h Impartido por: Paola Rubio García

El paciente pediátrico en la clínica veterinaria Fecha: 15 y 16 de noviembre Duración: 10 horas Horario: sábado de 16:00 h a 21:00 h y domingo de 9:30 h a 14:00 h Impartido por: Paola Rubio García

Mundo felino: comportamiento, educación y manejo del gato Fecha: 22 y 23 de noviembre Duración: 10 horas Impartido por: Laura Sagarra Lacalle

Manejo de animales exóticos Fechas: 29 y 30 de noviembre Duración: 10 horas Impartido por: José Vicente González Fernández-Cid y Héctor Cabezas Terrados

Para más información: Forvet l Tel.: 913 693 971 / 679 188 787 l info@forvet.es l www.forvet.es

Enfermedad renal

en gatos

Uno de cada tres gatos mayores padece enfermedad renal crónica, una patología que puede llevar a la muerte del animal. El diagnóstico precoz nos permite instaurar un tratamiento temprano para lograr aumentar su esperanza de vida.

Maribel Solórzano Centro Veterinario Torrejón Torrejón de Ardoz Imágenes cedidas por la autora El número de gatos de edad avanzada afectados por enfermedad renal es muy elevado, y es uno de los motivos de consulta más frecuente en la clínica diaria. Si la enfermedad aparece de forma aguda, el gato recupera la funcionalidad renal en un breve periodo de tiempo, pero si se prolonga se produce la enfermedad renal crónica. En este caso los riñones pierden de manera irreversible su capacidad funcional y debemos controlar al gato de por vida. El grado de progresión varía de un animal a otro.

Fisiología del riñón

La unidad funcional del riñón se denomina nefrona y cuando el 70 % de estas unidades fallan se produce la enfermedad renal, por lo que a veces su diagnóstico se ve dificultado. El riñón del gato está adaptado a la producción de una orina muy concentrada que le permite vivir en ambientes escasos de agua. Esto hace que el riñón felino realice un trabajo de desgaste superior al de otras especies. Las principales funciones del riñón son: • Eliminación de desechos de la sangre. • Mantenimiento del volumen y composición de líquidos orgánicos (evitando la deshidratación).

¿Qué nos dice el análisis de orina?

• Mediremos la densidad de orina (preferiblemente con refractómetro, pues las tiras son poco fiables): un valor mayor o igual a 1.035 nos indica que el riñón mantiene la capacidad de concentración de orina. En concentraciones menores debemos evaluar la existencia de daño renal y descartar otras enfermedades como la diabetes melitus. • La presencia de proteína en orina (proteinuria) no es evaluable si coexiste infección del tracto urinario. Se utiliza el índice UPC (cociente proteína/creatinina en orina) como diagnóstico y control en el gato, y su valor debe ser inferior o igual a 0,4. • Producción de hormonas como la eritropoyetina, entre otras, que estimula la producción de glóbulos rojos en la médula ósea.

Sintomatología

Son signos inespecíficos que se producen por el aumento en sangre de las toxinas que se deberían haber eliminado por la orina y por la falta de producción de algunas hormonas. Este aumento de productos de desecho incrementa los niveles de urea y creatinina en la sangre, proceso que se denomina azotemia.

Los signos clínicos más destacados son: • Disminución del apetito. • Aumento de la producción de orina (poliuria). • Aumento del consumo de agua (polidipsia). • Pérdida de peso. • Letargia. • Deshidratación. • Pelaje pobre. • Halitosis. • Vómitos. En los casos más avanzados encontramos anemia, hipertensión y desviación ventral del cuello por disminución de los niveles de potasio en sangre y debilidad muscular.

Para el análisis es importante, siempre que sea posible, que el animal venga en ayunas y bien hidratado.

Diagnóstico

Es fundamental establecer un buen diagnóstico lo más precoz posible para poder instaurar el tratamiento adecuado de manera temprana.

Para ello es importante destacar las siguientes pautas que se deben seguir: • Observar la sintomatología (signos clínicos, exploración física, condición corporal, peso, etc.). • Realizar una analítica sanguínea que incluya, al menos, hemograma, urea, creatinina y fósforo. Para el análisis es importante, siempre que sea posible, que el animal venga en ayunas y bien hidratado. • El análisis de orina nos da mucha información de la funcionalidad renal (ver cuadro). En gatos geriátricos conviene realizar una medición de T4 en sangre para diagnosticar un posible hipertiroidismo que nos dificulte el diagnóstico de la enfermedad renal.

Pronóstico

En medicina veterinaria se utiliza la clasificación IRIS (ver tabla) que refleja el nivel de creatinina sérica y nos indica el estadio en el que se encuentra el gato enfermo. Cada estadio se divide en subestadios dependiendo de la proteinuria y de la presión arterial: Un UPC superior a 0,4 empeora el pronóstico. Una hipertensión superior a 16 mm/hg representa riesgo moderado, y mayor que 18, riesgo elevado. En algunos casos, la enfermedad renal se estabiliza en el estadío 2 o 3 y el animal fallece por otra causa. Otras veces, evoluciona a estadio 4 con un fatal desenlace. La pérdida de peso se produce por la disminución del consumo del alimentos, debido al aumento de las náuseas por el incremento de la urea que también puede producir úlceras en la mucosa oral. Igualmente para el gato disminuye la palatabilidad de las dietas.

Tratamiento

Siempre que sea posible es importante conocer el origen del daño renal para afinar en el tratamiento pero, desgraciadamente, esto no es así la mayoría de las ocasiones, y su etiología es desconocida. En un fallo renal podemos encontrar distintas causas que lo originen, como infecciones (pielonefritis), tumores (linfomas), toxinas, urolitiasis, intoxicación por anticongelante de coche (sabor dulce para los gatos), de origen genético (riñones poliquísticos), traumatismo

El gato con enfermedad renal presenta un pelaje pobre, está deshidratado y ha perdido mucho peso.

abdominal con fractura de pelvis o rotura vesical, insuficiencia cardiaca, shock, enfermedades infecciosas como PIF o FeLV, fármacos AINE en periodos de hipotensión (anestesia), etc. En los estadios 2 y 3 nos centramos en la dieta que evita la progresión de la enfermedad y la pérdida de nefronas funcionales. En los estadios 3 y 4 intentamos mejorar la calidad de vida del enfermo más que reducir la progresión de la enfermedad. Una vez diagnosticada la enfermedad se debe conocer el estadio IRIS (del I al IV) para instaurar el tratamiento adecuado y frenar, en la medida de lo posible, la progresión de la misma. Se debe realizar un seguimiento del enfermo en la clínica

Clasificación IRIS

Estadio Creatinina plasmática (mg/dl)

1 < 1,6

Comentarios

Sin azotemia.

2

3

4 1,6–2,8

2,9–5

> 5 Azotemia renal leve. Sin signos clínicos. Azotemia renal moderada. Probable presencia de varios signos clínicos.

Azotemia renal grave. de manera periódica para evaluarlo con analítica sanguínea (hemograma, creatinina, urea, fósforo) y de orina (densidad, UPC), así como realizar un chequeo del estado general corporal y el peso. Para controlar la deshidratación conviene suministrar la comida en lata y añadir sabores al agua de bebida para estimular el consumo de líquidos. Existen diferentes productos en el mercado para cambiar el sabor del agua o incluso se puede probar con alguna gelatina con sabor. También es útil el uso de fuentes de agua. En un principio, en la clínica administramos fluidos parenteralmente para rehidratar y controlar el equilibrio electrolítico. Frecuentemente aconsejamos administrar sueroterapia subcutánea en domicilio. El mantenimiento de la buena condición corporal nos va a resultar más difícil en estadios terminales.

Tratamiento dietético Un factor importante es suministrar la dieta renal al inicio de la enfermedad para acostumbrar al enfermo. No debemos forzarlo para no crear más aversión y estrés. Por ello es importante informar al respecto al dueño y advertirle que puede rechazar la comida si mezclamos la medicación en ella. El cambio a una dieta renal debe ser gradual. Puede ser necesario calentar previamente pequeñas cantidades de alimento para estimular su consumo. Es importante que los niveles de sodio en el alimento sean los adecuados.

Hay cierta controversia sobre los niveles adecuados de proteína en la dieta. Es muy importante que esto no reduzca la palatabilidad y, en cualquier caso, se recomiendan las proteínas de alta calidad. Igualmente, en los casos en los que la proteinuria es elevada conviene reducir su consumo. Se ha demostrado que es eficaz complementar la alimentación con ácidos grasos omega-3 (EPA, DHA). Añadir a la dieta quelantes del fósforo y reducir su consumo contribuye a evitar el avance de la enfermedad ya que disminuye la secrección de hormona paratiroidea y evita el hiperparatiroidismo secundario renal. Antioxidantes como las vitaminas E y C, la taurina y los betacarotenos para complementar la dieta han demostrado igualmente su eficacia en el tratamiento. Las vitaminas hidrosolubles como la vitamina B administradas como suplemento pueden estimular el apetito. Existen algunos medicamentos que podemos usar en ciertos estados avanzados de la enfermedad que nos pueden ayudar a aumentar el apetito como es la mirtazapina. A menudo es necesario colocar sondas de alimentación enteral (esofágica, nasogástrica). Los gatos con insuficiencia renal crónica pueden sufrir hipopotasemia por disminución del consumo de alimentos y aumento de la excreción urinaria. Los suplementos de potasio pueden proporcionar mejoría clínica y contribuir a aumentar el apetito pero no mejoran la funcionalidad renal. Están muy recomendados en casos de desequilibrio electrolítico con ventroflexión del cuello y debilidad muscular intensa. Los inhibidores de la enzima de conversión angiotensina (IECA) con su efecto vasodilatador ayudan en gran medida al control de la enfermedad. A menudo es importante tratar la anemia con eritropoyetina, así como con esteroides y hierro. Debemos proteger el estómago del daño que las toxinas urémicas producen en la mucosa gástrica del enfermo con medicamentos adecuados (famotidina, sucralfato, etc). A veces es recomendable tratar de manera específica la hipertensión.

Puntos clave del tratamiento

• Mantener la condición corporal. • Evitar la deshidratación. • Aliviar las manifestaciones del aumento de la urea en sangre y reducir el desequilibrio electrolítico. • Máximos beneficios y buena aceptación del gato de la dieta renal prescrita.

Papel del auxiliar en el control de la enfermedad

Es muy importante concienciar al dueño de que es una enfermedad crónica que requiere de su ayuda y paciencia y que no debe caer en la desesperación en los momentos en los que el gato se niega a colaborar. Debemos enseñar al propietario las mejores técnicas para estimular el consumo de alimento y de líquidos sin estresar al animal. Es muy importante entregar al propietario por escrito un resumen con la medicación que debe administrar. También haremos hincapié en la importancia del control del peso. Debemos realizar un seguimiento telefónico de cada caso recordando a cada propietario las pautas que debe seguir y la conveniencia de realizar controles analíticos en la clínica. Es muy aconsejable recomendar a los propietarios de gatos mayores de 9 años que realicen chequeos analíticos dada la importancia de la medicina preventiva, que puede contribuir a alargar y mejorar la vida de aquellos detectando la enfermedad de manera precoz.

Bibliografía

• Focus 2013

Proceedings state nice, France 2007

Elliot. Nova professional media 2004

Morgan 4 edición. Editorial Saunders. Elsevier

Couto tercera edicion.Editorial Intermedica.

Veterinary focus, patologías renales. N. 23.3 • La enfermedad renal del perro y el gato. Elliot y Brown. • State of the Art in Renal Disease in cats & dogs • Clínica de pequeños animales. Morgan. • Medicina interna pequeños animales. Nelson

Couto • www. Iris-kidney.com

El auxiliar en el servicio de Ortopedia y Traumatología

Sabemos de sobra que un veterinario que se dedique a trauma, sin su auxiliar, está literalmente cojo. Tanto en clínicas pequeñas como en hospitales, la figura de los ATV se ha vuelto imprescindible.

Juan José Martínez Galdames (veterinario) e Iraide Bilbao Castro (ATV) Centro Clínico Veterinario Indautxu, Bilbao (Vizcaya) Imágenes cedidas por los autores Las escuelas de formación, los cursos y los seminarios no suelen ser suficientes para lograr una perfecta simbiosis entre el veterinario y su auxiliar. Hace falta, además, que haya una buena relación, bailar al mismo ritmo, pensar antes qué hacer y hacerlo bien. Cada centro de trabajo tiene sus peculiaridades, sus métodos y sus manías. Nos tenemos que adaptar a ese trabajo en equipo, pequeño pero intenso en todos los aspectos, que nuestro centro, nuestro trabajo y cada caso concreto van a necesitar. Un auxiliar eficiente, con ilusión, ganas, e implicación, será el complemento ideal del veterinario y se traducirá en excelentes resultados.

La exploración

Si el cometido del auxiliar incluye también ayudar al traumatólogo en la consulta, es imprescindible saber manejar a los perros y gatos durante la exploración, sujetarlos adecuadamente sin estresarlos ni incomodarlos para que las respuestas sean correctas y ayuden en el diagnóstico. En las exploraciones en el suelo y en la marcha es importante el ritmo, los giros y las maniobras que pondrán de manifiesto signos y síntomas que pasarían desapercibidos encima de la mesa de exploración. Las maniobras típicas como abducción, aducción, flexión, extensión, rotación, etc., no deben ser bruscas ni violentas y, por citar alguna más específica como la maniobra de Campbell, el test de cajón o compresión tibial, han de ser coordinadas. En muchas ocasiones los pacientes no colaboran. Se mueven, se revuelven y no hay manera de llegar a nada. Hay que dominar todo lo referente a las sedaciones y anestesias rápidas. Bajo la supervisión de los responsables de anestesia, control del dolor y reanimación, el auxiliar planifica la sedación o anestesia en función de las pruebas que se vayan a realizar: debe saber de qué tiempo dispone el veterinario para esa visita, para ese diagnóstico. Ha de tener las ideas claras para casos muy concretos en tiempos mínimos.

Radiología

La Ortopedia y la Traumatología van incondicionalmente unidas a la Radiología. Gran parte de las cojeras necesitarán un diagnóstico radiológico. Así pues, el asistente ha de conocer perfectamente el funcionamiento del aparato de

Una coordinación perfecta

En principio, el paciente en la mesa de exploración, con sus propietarios delante, no colabora demasiado. Y además estos propietarios no saben, no quieren y/o no pueden sujetar a su mascota como es debido. En opinión del autor, está perfectamente contrastado que un buen auxiliar en el momento de la exploración, sustituyendo a los dueños que están presentes, hará que los resultados, casi siempre subjetivos, sean más concluyentes. El asistente sabe cómo el veterinario va a realizar la exploración, en qué orden, qué maniobras diagnósticas corresponde hacer en cada caso, y con su experiencia lo hará de la forma más lógica, más del gusto del veterinario y menos incómoda para el paciente. Por último, el veterinario contará con su opinión y con la interpretación que dé de las respuestas del paciente y los rangos de movimiento articular, puntos de dolor, inflamación, calor, tumefacción. El autor recuerda que su auxiliar “no sólo me ayuda, sino que opina, debate, valora y contrasta mis resultados. Y, en ocasiones me recuerda o insinúa algo que se me ha podido quedar por el camino”.

rayos X. No sólo el voltaje y miliamperaje por segundo que requiere cada zona concreta de la extremidad, sino las proyecciones en las que esa patología que estamos buscando van a ser puestas de manifiesto en las imágenes que hemos realizado. Cada región anatómica tiene sus connotaciones y cada patología, traumatismo, malformación, enfermedad ósea o articular, se reflejará en imágenes radiológicas. Quien manipule los animales en la sala de rayos X debe haber realizado el curso de técnico en radiología y deberá llevar constantemente un dosímetro para medir las radiaciones a la que diariamente está expuesto. Eso es hacer las cosas bien. A veces es imprescindible realizar artrocentesis y el auxiliar rasurará y lavará la zona de la punción. También tendrá que preparar agujas, jeringas, portas, etc., materiales fungibles que deben estar a la orden del día en la rutina del ATV.

A modo de ejemplo Si tras la consulta y exploración, el veterinario sospecha que la lesión puede estar en la cadera, el ATV se encargará de que el paciente llegue a la sala de rayos X en las mejores condiciones de inmovilidad y relajación para que se le puedan hacer radiografías de la pelvis en proyecciones ventrodorsal y laterolateral.

Un auxiliar eficiente, con ilusión, con ganas y con implicación será el complemento ideal del veterinario y su labor se traducirá en excelentes resultados.

Un auxiliar preparado sabe cómo suavizar el tema con los propietarios delante, cómo sujetar al paciente y mantener las posiciones idóneas en las diferentes exploraciones que va realizando el veterinario. Además, acabada esta primera fase, y si el caso lo requiere, se encargará de, en connivencia con un responsable de anestesia, dejar al paciente en las mejores condiciones

Figura 1. Vendaje cervical en un Pomerania operado de luxación e inestabilidad C3-C4.

Figura 2. Vendaje de Valpeau en un Galgo operado de fractura articular de hombro.

Figura 3a y 3b. Vendaje de Robert-Jones en el miembro posterior de un Shar-pei operado de ligamento cruzado.

Figura 4. Vendaje de Robert-Jones en el miembro anterior de un Spaniel operado de fractura de codo.

Ni que decir tiene que un auxiliar de trauma que se precie debe conocer a la perfección todo el instrumental, su nombre y para qué sirve, e intuir cuándo se va a necesitar.

para las tomas radiográficas. Hasta aquí el veterinario puede estar realizando otras tareas. Tras la observación de los resultados radiológicos, y si se considera que no hay que realizar ninguna radiografía más, de nuevo el auxiliar seguirá con el caso despertando como corresponda al paciente y controlándolo hasta que sea devuelto a sus propietarios o se continúe el protocolo si hubiese que prepararlo para una cirugía. Y en este caso, el auxiliar sabrá qué región y hasta dónde habrá que rasurar, cómo y cuánto lavar la zona quirúrgica y llamar al anestesista para que se encargue de la anestesia. También tendrá autoridad para recabar ayuda y delegar en otros auxiliares para que todo siga su ritmo en las mejores condiciones. Y si ha de entrar al quirófano, sabrá cómo colocar al paciente, cómo sujetarlo, etc.

Vendajes más habituales

Vendaje de Robert-Jones: inmoviliza tanto el miembro anterior como el posterior y su tamaño y dimensión variará dependiendo de la zona. Es imprescindible que llegue distalmente hasta el final de la extremidad, dejando a la vista la última falange del tercer y cuarto dedo a fin de comprobar día a día que no está demasiado apretado y comprometiendo la circulación. Lo peculiar del Robert-Jones son los estribos o tirantes de esparadrapo pegados directamente a la piel de proximal a distal y que vueltos de nuevo hacia arriba consiguen que el vendaje no se vaya cayendo. Vendaje de Velpeau: se trata de un cabestrillo que impide el apoyo de la extremidad anterior y mantiene sujeta su parte proximal. Está indicado en fracturas de escápula, de cavidad glenoidea, subluxaciones y luxaciones de hombro y fracturas de húmero. Vendaje de Ehmer: se trata de un cabestrillo que impide el apoyo de la extremidad posterior y mantiene sujeta la parte proximal de dicho miembro. Está indicado en fracturas de cadera, prótesis, fracturas de cabeza y cuello femoral, luxaciones coxofemorales y fracturas de fémur. Vendaje acolchado: se trata de un simple vendaje cuya finalidad es proteger y mantener limpia la parte distal de cualquier extremidad tras una intervención simple o tras la extracción de cuerpos extraños en las almohadillas. Vendaje de flexión del carpo y del tarso: inmoviliza la parte distal del carpo o del tarso impidiendo el apoyo de la extremidad. Vendaje de Hobbles: vendaje muy simple pero a la vez muy efectivo para evitar la abducción de los miembros posteriores. Está indicado en problemas de rodillas o tarsos en los que se requiere una limitación del movimiento.

Los vendajes

Les vamos a dar a los auxiliares la importancia que tienen (ver cuadro). No sólo van a poner vendajes, que deberán conocer con detalle (sus tipos, indicaciones y modificaciones) sino que deberán saber cómo ponerlos: no deberán estar ni muy flojos ni demasiado apretados. Se deberán colocar de distal a proximal y es conveniente, si se trata de una extremidad, que asomen ligeramente dos dedos para controlar la inflamación. Deberán ser lo más cómodos posible, primando

Figura 5a y 5b. Vendaje acolchado en la extremidad posterior de un perro por extracción de un cuerpo extraño de la almohadilla.

más el volumen que la rigidez. Hay que conocer los materiales, algodón o celulosa, y los diferentes tipos de vendas, simples, elásticas, antiadherentes, cohesivas, etc., que se colocarán con cuidado extremo. Lo mismo para las férulas. Hay una serie de vendajes con nombre propio como el de Robert-Jones, el de Valpeau o el de Ehmer. En situaciones especiales, cuando un caso interesante lo requiera, puede que haya que hacer fotos o una toma de vídeo. La cámara tendrá que estar localizada y con carga suficiente, y el auxiliar debe conocer a la perfección su funcionamiento. ¡Cuántas veces un fallo en estos pequeños detalles hace que no podamos conseguir unas imágenes impactantes o al menos significativas que queramos guardar¡ En sus manos están la planificación, la ejecución, el resultado inmediato y la vuelta a casa en las mejores condiciones, tanto si se trata de una simple consulta, una revisión, un diagnóstico complejo o una intervención quirúrgica. Si contamos ya con estas premisas, podemos seguir adelante. Ya tendremos mucho ganado.

Planificación

La planificación debe ser primordial. Rara vez “una trauma es urgente”. Por lo tanto, las prisas y las improvisaciones no tienen cabida. Todo ha de estar preparado. El auxiliar de trauma tiene que organizar el trabajo, no sólo ayudar en las intervenciones. ¿A qué hora llega el paciente? ¿De cuánto tiempo dispone el veterinario para operarlo? ¿Queda para después otra operación de trauma para esterilizar el motor, el material, etc.? Es posible que sea el veterinario el que reciba el caso y quien hable con los propietarios. Si está planificado, habrá habido una consulta previa y mil explicaciones, pero surgirán las mismas preguntas de nuevo y alguna duda más. Mientras él explica el tipo de intervención, los resultados que cabe esperar, cómo ha de ser el posoperatorio y cuándo debe ser la primera revisión tras la cirugía, el auxiliar puede recoger al paciente y empezar a preparar el caso concreto en las dependencias internas.

El material general, específico y los implantes han de estar ya preparados y a punto para ser utilizados en cuanto se requiera.

¿Estará en ayunas? ¿Habrá que darle un baño antes de la cirugía? ¿Hay radiografías o habrá que hacer alguna más? ¿Rasurado y lavado antiséptico? ¿Qué tipo de preanestesia y analgesia vamos a usar? ¿Cuál será la inducción anestésica y el mantenimiento? ¿En qué posición lo colocaremos en la mesa de quirófano? ¿Necesitará control de temperatura con manta o almohadilla térmica? ¿Medicaciones intraoperatorias? No cabe la improvisación... El material para la cirugía ortopédica debe estar siempre preparado, estéril y en su sitio. Los implantes a disposición. Aquí no vale improvisar. Ha de estar todo listo: el paciente en el quirófano, la anestesia controlada, la posición correcta y las medicaciones en marcha. Muchas veces el auxiliar de trauma es quien está junto al veterinario mientras se lava y es quien prepara la bata y los guantes y le ayuda a colocárselos.

Figura 7. Vendaje de Robert-Jones doble.

En ocasiones y dependiendo del tipo de intervención y del personal del centro, ayudará en la cirugía, por lo que tendrá que lavarse las manos y brazos como corresponde y ponerse la bata estéril, la mascarilla, el gorro y los guantes.

Ejecución

Ya en el quirófano dispondrá de los paños y vendas estériles, paños impermeables y antisépticos para tapar adecuadamente al paciente dejando solamente a la vista la región quirúrgica. El material general, específico y los implantes han de estar ya preparados y a punto para ser utilizados en cuanto se requiera, y durante la intervención hay que prestar la máxima atención a la propia cirugía, al tiempo y a los valores y constantes del paciente. Ni que decir tiene que un auxiliar de trauma que se precie debe conocer a la perfección todo el instrumental, su nombre, para qué sirve e intuir cuándo se va a necesitar. Se debe mantener ordenado en la mesa auxiliar para que con un simple movimiento llegue a su destino en las manos del cirujano o donde corresponda. Estas maniobras deben realizarse de una manera segura, rozando casi la brusquedad para que lleguen con precisión y sin titubeos. Debe estar al tanto de todos y cada uno de los implantes que tendremos a nuestra disposición porque sabemos que no siempre se acaban colocando los que en un principio se había previsto. En cuanto acabe la intervención, anotará los implantes que se han utilizado para reponerlos a la mayor brevedad posible.

Resultado inmediato

Tras la cirugía, el auxiliar debe plantearse varias preguntas: ¿Radiografías posoperatorias y en qué proyecciones? ¿Lavamos y secamos al paciente? ¿Apósito, vendaje simple o de Robert-Jones? ¿Control de analgesia, temperatura, desintubación y atención continuada hasta que despierte? ¿Antibióticos, antiinflamatorios, sueroterapia? ¿Con qué ritmo y frecuencia? ¿Llamamos a los propietarios explicando que el veterinario llamará de nuevo un rato después, diciéndoles que todo ha ido como tenía que ir, que estén tranquilos y que les mantendremos informados? ¿Enviaremos al paciente a su casa o se quedará hospitalizado? Un auxiliar eficiente es el complemento ideal para el traumatólogo. Es su mano derecha, su colaborador y hasta su confidente.

En cuanto acabe la intervención, anotará los implantes que se han utilizado para reponerlos a la mayor brevedad posible.

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