Al adentrarnos en este vía crucis nos daremos cuenta que, ninguno de los que acompañaron a Jesús en los momentos más duros de su Pasión, volvió a su casa tal como había llegado: ni los verdugos, ni los poderes que lo condenaron, ni la muchedumbre… ¡Nadie! Todos, de una u otra forma, tuvieron experiencias inexplicables, sentimientos desconocidos y emociones inesperadas.