MARGEN | NOVIEMBRE - DICIEMBRE 2020

El coronavirus apaga la mĂşsica

Tres artistas hablan del negocio

Mentes Brillantes

El primero en llegar

y el Ăşltimo en irse

Elus tanunce ribenduciam

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UN CAPATAZ DIGITAL

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El “big brother” llega a nuevos niveles e invade los hogares desde la perspectiva de la iniciativa privada

a pandemia llegó para revolucionar la vida de los seres humanos, uno de los aspectos más afectados fue el área laboral, en la que se abrió una forma que para algunos jefes era impensable: el home office o trabajo desde casa.

Si bien no es posible realizar home office en todas las áreas laborales, muchos escritorios fueron trasladados a las salas, comedores, habitaciones o estudios de las casas. Algunos se sintieron más cómodos, otros nada más sacaban la cuenta de cuánto de luz e internet podría significar y otros más decidieron que no era lo suyo dormir, comer y trabajar en el mismo lugar.

Sin embargo, la pandemia obligó y del lado de los jefes surgie-

Más de 10 mil compañías confían en Hubstaff ron dudas razonables: ¿estará trabajando las ocho horas?, ¿cuánto tiempo se dedica a comer?, ¿tendrá mucho tiempo muerto? Como en muchos casos, la tecnología ofreció la solución y surgió un software diseñado para espiar a los empleados que trabajaban en casa.

HUBSTAFF “Más de 10 mil compañías confían en Hubstaff”, indica la descripción de la aplicación que ofrece un registro de las horas de trabajo de una persona en cualquier lugar que se encuen-

tre, opera mediante el sistema GPS, que permite saber dónde se encuentra el colaborador en tiempo real y cuánto tiempo está en el lugar de trabajo.

La aplicación se ejecuta en segundo plano y registra el tiempo y ubicación de una persona, a la hora de un descanso se presiona detener y al regresar a la actividad laboral se inicia de nuevo. La App permite tener informes móviles en tiempo real para contabilizar las horas que se dedican a la actividad laboral.

Tiene una versión gratuita y también cuenta con una prueba sin costo. La versión de pago tiene un costo de alrededor de siete dólares al mes, diseñada para iOS y Android, así como para los sistemas Mac y Windows.

Alquimia del Éxito

Respeto: es para mí como una gran apertura a las ideas ajenas, el aceptar la individualidad en cada persona y quererla así, tal cual.

Amor: es el aceite de mis acciones y mis proyectos. Es la ilusión hecha realidad.

Libertad: el poder respirar con la conciencia tranquila, con las manos limpias y sin miedos en el corazón.

Justicia: quizá una de las cosas más difíciles de dar sin lastimar a otros, debería ser clara; es angustiante pensar en la justicia, en muchas maneras nos hacemos daño mutuamente.

Paz:

el regalo más grande que podemos tener, poder cerrar los ojos y vernos hacia adentro y sonreír; es poder abrir los ojos y ver a todos y suspirar tranquilamente.

Lealtad: antes que nada es ser fiel a nosotros mismos, poder expresarnos a favor de lo que y de quienes apreciamos, conocemos y queremos y defenderlos.

Tolerancia: el querer con respeto, con paciencia, con entendimiento. Pensar antes de actuar y que al hacerlo sea con razón y no con arrebatos.

Alquimia del Éxito

Vivir además en una isla tan pequeña como lo es Isla Mujeres, hace que la tolerancia, el respeto y la discreción sean parte de uno, conocer a tanta gente a diario y complacerla no es fácil, es un reto en cada momento, cada vez que alguien llega por una Margarita, a querer relajarse en el spa o a realizar su boda, momentos que se atesorarán toda su vida, es de gran

responsabilidad, María del Mar.

confiesa

Ser turistero en cualquiera de las ramas en las que se desarrolle uno es poder magnificar una experiencia para que perdure en el cliente. No es fácil, por lo que se debe hacer con cariño y convicción, prácticamente todo lo hago pensando ‘¡qué lindo que estoy haciendo esto!’”.

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NO SIGUE LAS TENDENCIAS “Casi todo mundo está trabajando cosas atemporales por la pandemia, cómodo, bonito, simple y usable en el tiempo, así es la moda ahora”.

Palabra de Mujer

Libertad creativa, mejor que la tendencia

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A Kika Rodríguez todos los días se le ocurre una idea, sobre todo los sábados. Se quiere comer el mundo desde ese rincón de Mérida, en la Avenida Colón, donde están su tienda, su taller y su casa con siete gatos y cojines hechos con mascadas de seda

u niñez, en Calkiní, Campeche, la pasó rodeada de muñecas a las que solía vestir con retazos de tela y pedazos de encaje que desechaba una tía suya que era modista. Recuerda que la tía acomodaba con mucha anticipación los vestidos de novia que hacía. En ese entonces Kika aún no imaginaba que terminaría haciendo lo mismo.

Era una niña inquieta y los vestidos de luto de un tipo de algodón antiguo muy bonito de su abuela, ella los cortaba para hacer “ombligueras” que la abuela odiaba.

Ya desde entonces se veía venir a la Kika ingeniosa y original que intervenía mucho las piezas y cosía a mano.

“Nunca pensé en ser diseñadora, luego me di cuenta lo que me gustaba, podía ser una carrera y me fui profesionalizando, desarrollando mi creatividad”, cuenta.

DETALLE Y DELICADEZA Solo hay que entrar en su tienda, “Tacita de té”, que es como un algodón de azúcar llena de magia, de libélulas doradas y flores que parecen volar sobre románticos vestidos, faldas de tul y crinolinas suspendidas en el aire, para entender el espíritu creativo de Kika, inclinado al detalle y la delicadeza.

En veinte años, cuenta que ha pasado por todo, desde arruinar un vestido hasta lidiar con clientes difíciles.“Una novia nos llamó un día antes de su boda para saber si ya estaba listo su vestido, pero no, se nos olvidó la fecha. No sólo no

hicimos su vestido, tampoco el de su mamá y el de su hermana. Trabajamos el resto del día y toda la noche para cumplir el trabajo, un vestido ya no recuerdo por qué, pero nunca llegó".

Al vestido de la mamá le hicimos un truco, pero se dio cuenta. La decepcioné, les hice pasar un mal rato esperando sus vestidos, porque aparte eran clientas, toda la vida les hice sus vestidos para eventos y graduaciones, confiaban en mí, lloré mucho después de eso, pero nunca me volvió a pasar, los vestidos ya salían de mi taller con dos semanas de anticipación”, relata mientras su gata “Rita” se pasea sobre la alfombra con su collar de tela que a todas luces le hizo su ama.

CADA ANATOMÍA, UN RETO Otro reto, cuenta, ha sido trabajar con personas con anatomías diferentes.“Aplico mucho la psicología con el cliente, con sus gustos y lo que le queda o no sin que se los diga. Tengo que convencerlos sin que se den cuenta, no les puedes decir que algo no les queda, aunque abiertamente hay quienes te piden que les digas si algo les queda o no, pero otros no se ven en el espejo, tienes que buscar la forma de que se vean bien. Ahora con los tapabocas no sabes si cuando se prueban algo se están riendo o están serios, si les gusta o no, es complicado”.

“Yo diseño para todo tipo de mujer, gorditas, flaquitas, mujeres que no tienen medidas, que tienen más cintura que busto o más cadera que cin

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