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Quién es Yoni?

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Cada una de nosotras ha asignado un nombre especial a la parte más intrigante e íntima de nuestra anatomía, es decir, a nuestro sexo. Existen muchas denominaciones, desde las más poéticas hasta las más vulgares, que evolucionan con nuestra sociedad y con las aspiraciones de cada mujer.

Mientras participaba en un taller de tantra, oí por primera vez este término, del cual me enamoré de inmediato: «yoni». Dulce, delicado, exótico... Me sentí transportada a un nuevo espacio de exploración. ¡Por fi n

un nombre gentil, misterioso y respetuoso para describir esta parte de mi cuerpo!

Me gustaría aclarar ahora que el término yoni suele utilizarse en masculino, pero que será femenino en esta guía, por razones completamente lógicas y prácticas.

Después de algunas investigaciones, descubrí que la palabra yoni (del sánscrito, lengua ancestral indoeuropea) signifi caba mucho más que la parte exterior de mi sexo o mi vagina. Físicamente, se refi ere tanto al exterior (pubis o monte de Venus, uretra, labios, clítoris), como al interior (aparato genital que incluye el útero, la vagina, el suelo pélvico, los ovarios y las trompas de Falopio) del sexo femenino. ¡Al fi n una palabra para defi nir la totalidad de esta parte de nuestra anatomía!

Universalmente, la yoni es la base de nuestra fuerza creativa, nuestra energía femenina, el templo del conocimiento interno. Al movilizar ciertos recuerdos, traumas y energías almacenadas en esta parte del cuerpo, tendremos acceso a una liberación sin precedentes.

La yoni no es, por tanto, una parte del cuerpo como cualquier otra; partiendo de un enfoque antiguo, y sin embargo moderno, del sexo de las mujeres, abre un área más amplia de conocimiento en este campo.

«Es un espacio extraordinario. Cuanto más nos esforcemos por domesticarlo, más puertas abriremos, hacia fuera y hacia dentro, lo cual nos

da acceso a la inmensidad de la existencia», explica Aisha Sieburth, escritora, instructora avanzada de tao con certificación oficial de Mantak Chia y fundadora del Tao de la Vitalidad en Francia.

La buena noticia es que este conocimiento nunca se ha perdido. Continúa desde la noche de los tiempos, y ha estado presente en los cuerpos de nuestras mujeres. Como un tesoro, está oculto en nosotras, en un lugar que hemos olvidado cultivar, respetar y al que no sabemos cómo conectarnos para acceder a su verdadero secreto. ¡Ha llegado el momento de realizar las prácticas y los rituales que dan acceso a sus misterios! El conocimiento íntimo de nuestra yoni es para mí lo que nos permitirá resolver parte de la paradoja permanente que vivimos como mujeres. Llevamos en nosotras lo que buscamos deses-

peradamente fuera. Un viaje profundo por dentro de nosotras mismas nos guiará a una apertura luminosa y generosa hacia el exterior.

Te propongo que explores los secretos de tu yoni como una clave de acceso a la realización personal, a la salud íntima y a una vitalidad sin precedentes.

Breve lección de anatomía

Con el nombre no basta para entender inmediatamente el concepto. ¡Si has olvidado tus clases de anatomía, he aquí un pequeño resumen que será interesante tener en cuenta para la buena aplicación de las siguientes prácticas!

Cuando exploramos externamente nuestra yoni, lo primero que vemos es el monte de Venus, la parte más baja y central de nuestro vientre, donde se va formando en la pubertad uno de los primeros caracteres sexuales secundarios, un vello púbico más o menos tupido y sujeto a diversos cuidados y modas. Pero ¡volvamos a la anatomía!

Esta parte de nuestro cuerpo tiene forma de triángulo, ante el cual se sitúa el clítoris; allí se unen nuestros dos labios mayores, que ocultan a los labios menores, de una textura más delicada y sensible y que resultan afectados por la excitación sexual.

A continuación encontramos tres orificios: el de la orina (uretra), la vagina (cubierta parcialmente por el himen en las mujeres vírgenes) y el ano. La vagina nos conduce al punto G y al útero.

Los fluidos femeninos

Otro punto importante que mencionar en esta explicación es el relacionado con nuestros tres fluidos femeninos: el primero tiene la función de lubricar la vagina; el segundo se emite en el momento del orgasmo; el tercero, presente en las «mujeres fuente» o «mujeres manantial», según Jacques Salomé, es accesible para muchas de nosotras a través de la práctica. Los fluidos entonces brotan de nuestra yoni liberando emociones y recuerdos. José Toirán, especialista en este campo, lo explicará un poco a lo largo de este libro.

Después de haber participado de una sesión con José Toirán, en el Tao Garden, soy plenamente consciente de que el conocimiento de nuestro cuerpo, nuestros orgasmos, nuestros fluidos y nuestra fusión con la vida no tiene fin. Esta experiencia fue una de las más bellas de mi vida. Mi sabiduría interior me animó a realizarla.

Estoy nerviosa; mi cuerpo tiembla. Mientras estoy desnuda debajo de unas toallas blancas, José masajea mi cuerpo con aceite de coco. Me enseña a respirar con él. Sus dedos entran en mi vagina (con guantes de látex) y aprendo a empujar con el útero. Mientras él me guía, contengo el aliento y somos uno en la respiración. No hay nada sexual entre nosotros. Es como si me hiciera el amor a mí misma; me ofrezco este regalo y alguien me acompaña. Mi sexo se abre, el ritmo aumenta y llega el placer. La primavera se abre, el agua corre abundantemente desde mí. La fuente, la abundancia de la mujer, está presente. Me siento majestuosa, me siento como una diosa y para siempre transformada.

José Toirán, entrenado por Mantak Chia y experto en eyaculación femenina, afirma que todos somos capaces de eyacular, pero que es particularmente sanador para la mujer. Es una técnica que José enseña durante sus sesiones. También fue él quien, junto a un equipo de científicos, comenzó a investigar para explicar este fenómeno observado en las mujeres y darle más visibilidad y aceptación.

Ahora que empezamos a familiarizarnos con la yoni, veamos los aspectos que pueden ayudarnos a activar toda su energía, y la manera de

recuperar la confianza en nosotras mismas.