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Prefacio

Hace mucho tiempo, en la antigua China, los emperadores instauraron harenes de mujeres encargadas de velar por el placer de todos ellos. Una de las prácticas indispensables era el dominio del huevo de jade.

Cada mujer tenía que insertar en su vagina un huevo de jade y hacer ejercicios. Cuando ya estaba preparada, debía someterse a una prueba que consistía en atar un hilo de oro al huevo, unir uno de los extremos a un trono pesado, y a continuación tirar de él hasta romperlo usando sus músculos vaginales. De esta manera, la mujer demostraba la fuerza que había desarrollado.

Una vez alcanzado este punto de control, la concubina resultaba lo sufi cientemente fuerte como para presionar a voluntad el pene del emperador dentro de la vagina. Lo hacía por placer, pero también para evitar que el emperador pasara su «punto de no retorno». Sin emisión del esperma, se evitaba el embarazo.

Esto lo aprendí de mi maestro de taoísmo, quien también me enseñó en detalle cómo usar esta antigua práctica de los palacios imperiales para mejorar la salud y el placer de las mujeres y los hombres.

Después de años de experiencia docente y comentarios positivos de mis alumnos, me alegra saber que este valioso conocimiento se está transmitiendo ahora a un gran número de personas.

Lilou transmite esta información vital y útil a todas aquellas mujeres afortunadas que se atrevan a experimentar y descubrir las maravillas que ofrece la práctica del huevo yoni.

La atención se centra en la buena salud y el buen chi. Mantak Chia