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Adiรณs a la culpa La magia del perdรณn GERALD G. JAMPOLSKY con PATRICIA HOPKINS y el Dr. WILLIAM N. THETFORD

Prรณlogo de John Denver

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Índice

Prólogo de John Denver ............................................... 13 Agradecimientos ......................................................... 17

PRIMERA PARTE Introducción ............................................................... 21 Capítulo 1. Visión general ....................................... 29 Capítulo 2. Lo que solía creer antes ........................ 37 Capítulo 3. El ego y su sistema de creencias ............ 43 Capítulo 4. La atracción que el ego siente hacia la culpa ............................................................... 53 Capítulo 5. El sistema de creencias del amor ........... 63 Capítulo 6. Amar es escuchar ................................... 79 Capítulo 7. Un puente al cielo en la tierra .............. 101

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SEGUNDA PARTE Introducción ............................................................... 115 Lección 1. El perdón sana y pone fin al juego de la culpa .......................................................... 117 Lección 2. Elegir el amor me libera del miedo ......... 129 Lección 3. Hoy no volveré a hacerme daño ............. 141 Lección 4. No me veré como algo limitado . ............ 153 Lección 5. Que la paz sustituya a todos mis pensamientos de miedo ......................................... 165 Lección 6. Gracias a la visión sanada sé que no existe la muerte ............................................. 177 Lección 7. La manera de conservar el amor es darlo . ............................................................. 189 Lección 8. El perdón me libera del pasado................. 199 Lección 9. Solo puedo amar en el presente .............. 211 Lección 10. Ahora, libre del pasado, reclamo mi libertad ........................................................... 223 Lección 11. Solo mi propia condena me hiere ........... 235 Lección 12. Recibiré lo que ahora dé . ..................... 247 Lección 13. El perdón me ofrece todo lo que deseo . ........................................................... 259 Lección 14. En mi indefesión radica mi seguridad . ... 271 Epílogo ....................................................................... 283

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Prólogo

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o que más me gusta de Jerry Jampolsky

es su habilidad para articular emociones y para describir experiencias que todos hemos tenido de una manera que nos permite comprender nuestros propios problemas y tener más claro cómo funcionamos y quiénes y qué somos como seres humanos. Nos ayuda a entender por qué hacemos algunas de las cosas que hacemos. Para mí, leer los escritos de Jerry o hablar con él es un recordatorio constante de la manera en que yo mismo me relacionaba antes con ciertos sentimientos de aflicción o ciertas dificultades en mis relaciones; siempre me hace exclamar: «¡Claro! ¡Eso es lo que pasa!». Yo también soy estudiante de Un curso de milagros. He leído los libros de Jerry Amar es liberarse del miedo y Enseña solo amor, y ahora también el manuscrito de Adiós a la culpa. Estos libros han sido de un incalculable valor para mí, no solo para comprenderme a mí mismo, sino también a la hora de organizar, articular y expresar a los demás mis pensamientos sobre la vida y el mundo en el que vivimos. Y, lo que es aún más importante, Jerry apoya y refuerza mis propias ideas respecto a cómo crear un mundo de paz, un sueño que todos albergamos.

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En la reciente «década del yo»* ha habido una enorme cantidad de programas, centros de preparación, talleres y seminarios que nos han permitido poner la atención en nosotros mismos como individuos, así como emplear nuestra propia autoconsciencia y nuestras capacidades de expresión como herramientas de autoayuda que han contribuido a la expansión de la consciencia. Para muchos —incluido yo mismo— también ha supuesto un paso adelante en términos de comprensión y crecimiento espiritual. Lo que raramente se tenía en cuenta en los análisis, descripciones y críticas de la «década del yo» fue su posible impacto en el mundo en que vivimos y su potencial para afectar a la sociedad en su conjunto. Muchos hemos deseado que el mundo fuese distinto a como es y nos hemos preguntado en voz alta cómo podríamos materializar ese cambio y convertirlo así en un lugar mejor para todos. Yo soy de los que creen que no podemos cambiar directamente el mundo, sino que lo único que podemos hacer es cambiarnos a nosotros mismos para que, en el proceso, el mundo cambie y se vuelva distinto. Creo sinceramente que tenemos la capacidad de crear un mundo nuevo y mejor. En Un curso de milagros se nos dice que no podemos cambiar nuestra mentalidad modificando nuestro comportamiento, pero que lo que sí podemos hacer es modificar directamente nuestra mentalidad, nuestra forma de pensar. Y cuando alguien cambia realmente su mentalidad «produce un cambio en el instrumento más poderoso que jamás se le haya dado para cambiar». * Me decade en el original. Expresión acuñada por el autor americano Tom Wolfe en su ensayo The «Me» Decade and the Third Great Awakening y que hace referencia a la década de los setenta. (N. del T.)

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PRÓLOGO

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Vivimos en un mundo de conflicto y separación, un mundo de juicio y castigo en el que los culpables de nuestros problemas siempre son los demás, un mundo profundamente inestable. Al ir aprendiendo sobre la culpa y el miedo y sobre el poder que estos ejercen en nuestra vida y en nuestras relaciones, vamos teniendo más claro el efecto que causan en la sociedad y en el mundo en su conjunto. A medida que ahondamos en nuestra comprensión del poder del amor y el perdón, nos resulta cada vez más y más fácil elegir el entorno en el que queremos habitar. Cuando hacemos esta elección consciente, nos damos cuenta de que el espacio en el que vivimos cambia; comenzamos a experimentar la paz mental y la plenitud de corazón que Dios, en su infinito amor, pone a nuestra disposición. Estoy seguro de que las miles de personas de todas partes del mundo que aman a Jerry y cuyas vidas han mejorado sustancialmente gracias a su mensaje están esperando con ansia leer este nuevo libro suyo, pues se trata de un tesoro realmente especial. Empleando una prosa clara y hermosa, Jerry nos dice que la paz es una elección consciente, y que decirle «adiós a la culpa» es un paso de vital importancia a la hora de tomar dicha decisión. John Denver Windstar, Aspen (Colorado) noviembre de 1984

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Introducción

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stoy convencido de que el mayor desafío con el que nos

enfrentamos en la vida es el de sanar nuestras propias relaciones personales. El objetivo de este libro es mostrar cómo se pueden sanar las relaciones mediante el perdón, diciéndole «adiós a la culpa» y desprendiéndonos del miedo y de la tendencia a culpabilizar a los demás, que nos mantienen aislados y separados unos de otros. Dicho de un modo muy sencillo, podemos definir la culpa como el sentimiento de autocondena que experimentamos cuando hacemos algo que creemos que está mal, mientras que, por su parte, el miedo puede describirse como los sentimientos de ansiedad o agitación que nos embargan cuando percibimos un peligro del tipo que sea. En el contexto de este libro, la culpa y el miedo están íntimamente relacionados y con frecuencia se usan como sinónimos. El perdón implica soltar o abandonar el pasado. A menos que seamos capaces de perdonar a los demás por lo que pensamos que nos han hecho, no podremos tampoco perdonarnos a nosotros mismos para así experimentar la paz mental que tanto ansiamos. Aunque no fuese plenamente consciente de ello, durante casi toda mi vida he tenido muchas expectativas que deseaba

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fueran satisfechas por los demás. Quería que estas personas encajasen o se ajustasen a un molde de mi exclusiva invención. En cierto modo, lo que estaba haciendo era afirmar que el mundo sería un lugar maravilloso si todos se limitasen simplemente a hacer las cosas a mi manera. Aquellos que cumplían con esa premisa se convertían en mis amigos, pero a quienes no superaban el listón de mis expectativas no les permitía formar parte de mi entorno. Tal y como yo veía las cosas, siempre era la otra persona la que tenía que cambiar para que nuestra relación pudiese sanarse, pero nunca yo. Ciertamente, me resultó bastante sorprendente comprender que lo único que necesitaba ser sanado era mi propia mente, y que para sanar una relación tan solo tenía que liberarme de la culpa y de los miedos del pasado mediante el perdón. Cuando comencé a prestar atención a mis propias relaciones problemáticas y no sanadas y a investigar por qué no habían funcionado, me vino a la mente el término buscador. Creo que a muchos de nosotros se nos puede describir así, como buscadores. Ahora, al final de mi quinta década, al echar la vista atrás me doy cuenta de que mi vida ha estado caracterizada por una intensa búsqueda sin que supiese realmente qué era aquello que estaba buscando. A veces trataba de conseguir cosas como una buena salud, autoestima, dinero, posesiones materiales, prestigio, estatus social, reconocimiento profesional, seguridad para el futuro o amigos a los que pudiese amar y en los que pudiese confiar. A pesar de haber alcanzado un notable éxito en casi todos estos aspectos, en ningún momento llegué a experimentar la felicidad que en teoría deberían haberme proporcionado.

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INTRODUCCIÓN

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Nunca se me ocurrió que pudiese estar persiguiendo una meta incorrecta, o que al tratar de encontrar la felicidad fuera de mí, en realidad estaba buscando en el lugar equivocado. No era consciente en absoluto de que pudiera estar padeciendo un estado autoimpuesto de carencia espiritual, de que estaba sufriendo porque me estaba muriendo de hambre y de sed espirituales. (Ahora me doy cuenta de que esa condición de carencia espiritual no era en absoluto algo que solo yo padeciese, y de que todos buscamos algo constante y duradero que tan solo es posible hallar en nuestro propio interior). Estaba lejos de comprender que el amor, la alegría y la paz mental que trataba de alcanzar fuera de mí mismo ya estaban presentes en abundancia en mi propio interior; simplemente no podía ser consciente de ellos por el miedo que yo y solo yo me había creado. Jamás se me ocurrió pensar que tuviera miedo al amor. Es más, había llegado a convencerme de que era indigno tanto de amar como de ser amado, y que estaba destinado a estar solo y separado. Fue en 1975 cuando mi forma de ver el mundo comenzó a cambiar. Hasta entonces siempre me había considerado un ateo militante, y lo último en lo que estaba interesado —al menos de forma consciente— era en emprender una senda espiritual que llevase hacia Dios. Ese año alguien me habló de un conjunto de tres libros que constituían un curso de autoaprendizaje sobre la transformación espiritual titulado Un curso de milagros*. Mi oposición fue inmediata. No me gustaba nada el título, y tanto el tamaño como el peso de los libros (¡casi un kilo y medio!) me resultaban profundamente desalentadores y * Un curso de milagros (Foundation for Inner Peace, 1975).

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amenazadores. Sin embargo, tras leer la primera página tuve una experiencia repentina bastante impactante; me sobrevino un recuerdo instantáneo de Dios, un sentimiento de unidad con todos, y la convicción de que mi misión en la tierra era servir a Dios. Sin embargo, dada mi formación judía, me di cuenta de que a medida que iba avanzando en el curso iba sintiendo una resistencia cada vez mayor a su terminología cristiana. Yo había sido ateo la mayor parte de mi vida, por lo que no me sentía nada cómodo con la palabra «Dios», así que, en un intento por contrarrestar los temores y la ansiedad que me causaba la terminología espiritual, comencé a traducir mentalmente ese vocablo por «estado superior de conciencia». A nivel personal, fue toda una experiencia empezar a ser capaz de decirle adiós a la culpa y al miedo al aprender a aplicar los principios de Un curso de milagros de una forma eminentemente práctica en todos los aspectos de mi vida. Si bien hablaremos más ampliamente sobre el curso en el capítulo 1, me gustaría mencionar aquí algunos de sus conceptos fundamentales. Uno de sus axiomas básicos es que tan solo podemos experimentar dos emociones distintas: el amor, que es nuestro de forma natural y por derecho propio, y el miedo o la culpa, que es un invento de nuestra mente. (Tanto en el curso como en la presente obra, el miedo y la culpa son considerados como hermanos gemelos —ambos igualmente negativos— que se retroalimentan el uno al otro. Aunque ambos términos se emplean en el libro, la relación existente entre los dos conceptos es simbiótica: uno no puede existir sin el otro. La culpa refuerza el miedo y el miedo refuerza la culpa en un ciclo aparentemente interminable).

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INTRODUCCIÓN

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El objetivo del curso, así como de este libro, es ayudarnos a decidir qué emoción deseamos experimentar. En lugar de percibir a los demás como si nos estuviesen atacando, se nos anima a experimentar el amor eligiendo verles como personas amorosas o como seres que están pidiendo amor a gritos. A medida que he ido progresando en mi propio viaje espiritual he ido teniendo cada vez más claro que hay muchos caminos que conducen a Dios, y que Un curso de milagros no es más que el instrumento de crecimiento espiritual que yo he elegido. Si bien sus principios conceden una gran importancia a la idea de que el amor y el perdón son universales, resulta obvio que el curso no está dirigido (ni resultaría adecuado) para todo el mundo. Los tres conceptos clave de este libro y del curso en que se basa son que las relaciones pueden ser sanadas: 1. Cuando nos liberamos de la culpa y del miedo mediante el perdón, 2. Cuando nuestra única meta es la paz mental, y 3. Cuando aprendemos a escuchar a nuestra voz interior y a tomarla como guía para saber en qué dirección caminar y qué decisiones tomar. Desde que allá por 1975 comencé a recorrer mi camino espiritual, la gente me ha pedido muchas veces que compare la persona que ahora soy con la que era por aquel entonces. No me resulta sencillo hacerlo sin acentuar las distorsiones de mi ego, pero diría que aunque de vez en cuando sigo teniendo sentimientos de irritación, de depresión, de futilidad o desesperanza, ya no me aferro a ellos (tal y como solía hacer antes) durante esos interminables periodos de tiempo. Creo que aho-

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ra tengo más capacidad para responsabilizarme con mayor frecuencia de todo aquello que percibo y experimento, y creo que el sufrimiento y el dolor no tienen el más mínimo valor. Mi mayor obstáculo (y sospecho que también el de la mayoría de la gente cuando empieza a estar más despierta a nivel espiritual) es que sigo teniendo un yo personal, un ego, que siempre desea tomar el control, predecir lo que va a suceder y estar al cargo de las cosas. Este ego se resiste a entregarse; considera que la paz de Dios es su enemigo y el conflicto, su aliado. Sin embargo, también me doy cuenta de que cada vez estoy más satisfecho y contento con el simple hecho de ser, en lugar de estar constantemente interpretando mi propio comportamiento y el de los demás. Siento que mi objetivo consiste cada vez más en estar plenamente con todo aquel con quien me encuentre, y cada vez soy más consciente de la importancia de estar en paz, de abandonar todas mis necesidades personales a la voz del amor que oigo en mi interior y de experimentar la paz y el amor de Dios. Ahora estoy más dispuesto a elegir la paz en lugar del conflicto. Cuando me olvido de estos principios y me salgo de mi camino, me resulta útil recordar que mi propio ego podría compararse a una serie de televisión que no hace más que reponer una y otra vez viejos capítulos; ya los hemos visto antes, sabemos cómo empiezan y cómo terminan, pero nuestro ego sigue intentando crear la ilusión de que son totalmente nuevos. Estos programas suelen hablarnos de las necesidades insatisfechas que arrastramos del pasado y de los deseos fantasiosos que tenemos con respecto al futuro. Nos mantienen tan preocupados por el pasado y el futuro que no somos ca-

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INTRODUCCIÓN

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paces de despertar de nuestro estado de ensoñación y sentir la alegría que es posible descubrir en el momento presente. Esta serie televisiva ha sido escrita, dirigida, producida y protagonizada por nuestro ego, que luego se disocia de todos esos papeles. En la pantalla aparecen escenas de agresión, de asesinatos y de todo tipo de violencia, pero nuestro ego quiere que creamos que no somos más que meros observadores pasivos de toda esta violencia, y no sus autores. Sanar las relaciones tiene que ver con aprender a detener estas películas de terror que se proyectan en nuestra mente y que tan reales nos parecen. En este libro intento compartir lo que he aprendido en mi camino espiritual, así como hablar de algunas personas que he conocido y que han acabado convirtiéndose en mis maestros. La primera parte trata de los principios espirituales básicos a los que podemos recurrir para descubrir un modo diferente de ver el mundo, mientras que en la segunda se detalla cómo se pueden aplicar estas lecciones; primero comento dichos principios espirituales de la manera más simple y sucinta que puedo, y luego comparto uno o varios ejemplos sobre su aplicación práctica. Recordemos una vez más que las relaciones se sanan cuando permitimos que el perdón borre todos nuestros sentimientos de culpa y de temor y todos nuestros pensamientos de separación. A medida que vamos recorriendo juntos el viaje que propone este libro —y el de la vida—, seamos testigos unos de otros de este aprender a decirle «adiós a la culpa», a despertar a la presencia del amor de Dios y a nuestro estado natural de felicidad. Permitámonos reconocer que todos somos regalos de amor, tanto para nosotros mismos como para los demás.

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«Los que están libres de culpa no tienen miedo, pues están a salvo y reconocen su seguridad».

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Capítulo 1

Visión general

A

ntes que nada, me gustaría ofrecer

al lector un breve resumen de la filosofía de Un curso de milagros en la que se basa este libro. Dicho curso es un programa completo de autoestudio cuyo objetivo es la transformación personal y espiritual, y que incide especialmente en la necesidad y la importancia de confiar en nuestro propio guía interior en vez de buscar maestros o guías fuera de nosotros mismos. El curso está formado por un libro de texto que establece los conceptos en los que se basa este sistema de pensamiento; un libro de ejercicios o manual para el alumno, que contiene 365 lecciones (una para cada día del año) diseñadas para aplicar los principios del curso en la vida cotidiana; y un manual para el maestro, escrito en formato de preguntas y respuestas, cuyo objetivo es clarificar los términos y las dudas que pudieran surgir en el estudio del texto. No se trata de una religión sino de una enseñanza espiritual. Si bien emplea una terminología cristiana, su naturaleza es puramente ecuménica y universal. El curso afirma que «una teología universal es imposible, mientras que una experiencia universal no solo es posible sino necesaria». Pone el énfasis en la aplicación

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