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Pliego de condiciones

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San Roque 2022

San Roque 2022

PLIEGO DE CONDICIONES ECONÓMICO ADMINISTRATIVAS QUE HAN DE REGIR PARA LA LICITACIÓN DEL APROVECHAMIENTO, USO Y DISFRUTE DE LAS FIESTAS PATRONALES DE NUESTRA SEÑORA Y SAN ROQUE DEL AÑO 2022 DE LAS VISTAS DE LAS CASAS Nº, 2, 31 Y 32 DE LA PLAZA DEL COSO

Pliego de condiciones

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Es objeto de este contrato, el aprovechamiento, uso y disfrute de las vistas de las casas nº 2, 31 y 32 de la Plaza del Coso, propiedad del Ayuntamiento, durante las Fiestas Patronales de Ntra. Señora y San Roque del año 2022. Vistas frente al edificio desde la plaza, son las siguientes:

CASA Nº 2

VISTA Nº 1 · · · · · · · · · · 1º IZQUIERDA VISTA Nº 2 · · · · · · · · · · · · · 1º CENTRO VISTA Nº 3 · · · · · · · · · · · ·1º DERECHA VISTA Nº 4 · · · · · · · · · 2º IZQUIERDA VISTA Nº 5 · · · · · · · · · · · · ·2º CENTRO VISTA Nº 6 · · · · · · · · · · 2º DERECHA

CASA Nº 31

VISTA Nº 7 · · · · · · · · · · 1º IZQUIERDA VISTA Nº 8 · · · · · · · · · · · · 1º CENTRO VISTA Nº 9 · · · · · · · · · · ·1º DERECHA VISTA Nº 10 · · · · · · · · · 2º IZQUIERDA VISTA Nº 11 · · · · · · · · · · · ·2º CENTRO VISTA Nº 12 · · · · · · · · · · 2º DERECHA

CASA Nº 32

VISTA Nº 13 · · · · · · · · · 1º IZQUIERDA VISTA Nº 14 · · · · · · · · · 2º IZQUIERDA VISTA Nº 15 · · · · · · · · · · 2º DERECHA VISTA Nº 16 · · · · · · · · · · ·1º DERECHA

1. FORMA DE SUBASTA:

Se realizará mediante el procedimiento llamado de “Pujas a la llana”. Se fijará en el tipo-precio fijado en este Pliego de Condiciones y sólo se admitirán pujas de 25 €, o valor superior, comenzando por la vista nº 1 y por el orden arriba señalado.

2. TIPO DE LICITACIÓN:

Será para todas las vistas individuales de 500,00€ (QUINIENTOS EUROS). En ningún caso podrá adjudicarse una vista por un precio inferior al del tipo de licitación. Si alguna de las vistas quedara desierta, una vez finalizada la subasta se dará la opción de adjudicación al precio tipo de licitación fijado en 700,00€ a la primera persona que manifieste su interés en la misma.

3. FORMALIZACIÓN DEL

CONTRATO:

Tendrá lugar a continuación de la celebración de la subasta, previo pago de la cantidad que en la misma se determine.

4. FECHA DE LICITACIÓN:

Tendrá lugar el día 14 de Agosto de 2022 a las 13 horas, en el Salón de plenos del Ayuntamiento de Peñafiel, Plaza de España, 1.

Precios entradas de la empalizada

• Festival (día 15 de agosto) · · ·10,00 € • Concurso de Cortes; Quiebros y Saltos (día 16 de agosto) · · · · · · · · · ·10,00 € • Rejoneo (día 17 de agosto) · · · 15,00 € • Toreo Cómico (día 18 de agosto)10,00 €

La Iglesia barroca de Santa Clara: estudio de su proceso constructivo

Daniel Sanz Platero

Doctorando en Patrimonio Cultural por la Universidad de Valladolid

El convento de Santa Clara es uno de los edificios históricos más importantes y singulares -arquitectónicamente hablando- de nuestra villa. El presente estudio histórico-artístico tiene como objetivo documentar el proceso constructivo de su iglesia barroca, iniciado en 1695 y finalizado en torno a 1703. El origen del establecimiento de la orden franciscana en la villa tuvo lugar en plena Edad Media, mediante la fundación del convento de San Francisco, que hunde sus orígenes en el siglo XIII. Tras muchos años en los que la presencia franciscana fue única en la población, en el siglo XIV los Dominicos se asentaron en el antiguo Alcázar de Alfonso X, actual convento de San Pablo. Sin embargo, no serían las dos únicas órdenes principales que se afincarían en la población, pues en los primeros años del siglo XVII vienen a la villa las monjas clarisas para fundar y erigir un convento.

El interés particular por esta fundación partió de Isabel de la Cueva (†1618), dama castellana de la Casa de Alburquerque, segunda esposa del I duque de Osuna, Don Pedro Téllez-Girón (c. 1530-1590) y madrastra del I marqués de Peñafiel, Don Juan Téllez-Girón de Guzmán (1554-1600). La fundación de la orden conventual de Santa Clara se recoge mediante escritura notarial fechada en Cuéllar el 7 de octubre de 1606. Las primeras monjas establecidas procedieron de Villafrechós (Valladolid), señorío del propio marqués de Peñafiel, mientras unas casas cerca de la Plaza del Mercado fueron las escogidas para la primera ubicación del convento. La construcción del edificio comenzó después, con empuje lento y paso firme. La crisis económica y demográfica del siglo XVII afectó al proceso constructivo, hasta el punto de que incluso la piedra caliza tuvo que ser obtenida del revestimiento del antiguo convento de Santa María de Oreja, situado en el término municipal de Langayo (Valladolid). El rey Felipe III dispuso en 1618 que la piedra fuese aprovechada para tal propósito, trasladándose desde dicho cenobio hasta Peñafiel. En esta primera etapa se construye la primitiva iglesia conventual, los muros principales tanto del edificio como de la cerca conventual y el claustro del interior, cuyo proyecto se modificó después del planteamiento inicial, pues aún pueden observarse en la estructura los arranques para desarrollar un claustro con un mayor número de arcos por panda. El actual, sin desmerecer en demasía, es una construcción modesta y adaptada a la época en la que se construyó. En la capilla del convento, proyectada al efecto,

tenían derecho a descansar eternamente los miembros del marquesado de Peñafiel y casa de Osuna, patrones perpetuos de la fundación conventual, en donde podrían hacer colocación de sus armas donde quisieren. Cabe destacar en este sentido los dos escudos a ambos lados de la portada con tejaroz que mira a la plaza del mercado, con las armas de TéllezGirón, a la izquierda, y de los duques de Alburquerque, a la derecha.

La iglesia conventual y su traza

Con la aludida piedra del convento de Oreja se había elevado la primera capilla o iglesia conventual, para mayor decoro y ornato en la liturgia de las hermanas. Sin embargo, el templo quedó pronto pequeño tanto para la liturgia y orden conventual como para el tamaño del caserío. Se decidió realizar una nueva iglesia al estilo de la época, siguiendo las disposiciones del estilo barroco, seleccionando una planta centralizada como distribución principal del espacio de culto, formado por un octógono ligeramente alargado. Así se observa en otras edificaciones religiosas, tanto en los territorios de Valladolid como en templos, fundaciones monásticas y santuarios dispuestos en las diócesis vecinas. El día 18 de junio de 1695 marca el inicio de la tramitación burocrática con el fin de elevar el futuro templo. Ese día la abadesa María Antonia Díez Fernández y monjas del convento se concertaron con el maestro de obras Rodrigo Pérez de Villabiad, vecino del valle de Liendo. Dicha localización se encuentra en la Merindad de Trasmiera, comarca histórica situada al este de la provincia de Santander. El maestro de obras hizo la traza de la iglesia conventual con el coro, la sacristía y el camarín para la santa, estableciéndose todas las condiciones en una escritura notarial. En las líneas que siguen se analizarán todos los aspectos arquitectónicos aludidos en el concierto, que es muy rico en la descripción de todos los elementos constructivos. El manuscrito no cuenta con el dibujo anexo a las condiciones, aunque se menciona como realizado y existente al momento de establecer dichas disposiciones. Una vez que fue aprobada la traza por la abadesa y las monjas, se procedió a anunciar mediante pregón la obra. En origen tuvo un coste total de 46.000 reales de vellón. El maestro en el que se rematase la obra recibiría materiales como cal, arena, agua, piedra, madera para andamios, planchas y clavazón. Parte de la piedra de sillería sería conducida de Campaspero añadiéndose la todavía existente en el antiguo Convento de Oreja. Se hicieron dos bajas respecto a la cantidad original de 46.000 reales de vellón. La primera fue de 14.000 reales de vellón, a favor de Antonio de la Torre, maestro de cantería activo en la zona de Peñafiel, quien inició en 1691 las obras de la Ermita de Rubialejos en Pesquera de Duero. Otra nueva baja de 1000 reales de vellón se hizo sobre la primera, a favor del propio Rodrigo Pérez de Villabiad, el mismo día del remate de la obra, el 18 de julio de 1695, un mes después de

Firma del maestro de obras Rodrigo Pérez de Villabiad en 1695. Archivo Histórico Provincial de Valladolid.

otorgar la traza. Sabemos que el remate y posterior adjudicación tuvo lugar a las cinco de la tarde al escuchar las campanadas del reloj en el convento de San Francisco, como da fe el notario Ignacio García Madrigal. La ejecución de la obra quedó a favor del artífice Pérez de Villabiad por valor de 31.000 reales de vellón.

Esta traza y las respectivas condiciones son documentos esenciales para decidir y conocer cómo iba a ser la nueva iglesia proyectada. De las estipulaciones originales se respetó un 90 por ciento, de forma aproximada. Así sabemos que la construcción de los cimientos de la iglesia, sacristía y camarín se ejecutaron en primer término. Hubo que buscar tierra firme para después proceder con la construcción. No hay que olvidar que la proyección de la iglesia se elevaba directamente sobre el espacio donde estuvo la vieja capilla mayor del convento, aludida en las condiciones y los materiales existentes fueron reutilizados en la ejecución de la nueva iglesia. El documento de traza y condiciones establece que la iglesia sería de buena sillería, mampostería y buena mezcla de cal. La nomenclatura utilizada establece las dimensiones en pies castellanos (1 pie = 27,86 cm). La anchura de los muros de la iglesia se estableció en 7 pies de ancho (1,95 m) desde los cimientos, las paredes del presbiterio en 5 pies (1,39 m), las de la sacristía (obra desaparecida en la actualidad) en 4 pies (1,11 m) y la pared del coro hacia la construcción conventual en 6 pies (1,67 m). Desde la calle, se observa la unión entre los dos edificios y destaca la perfección de la talla de los sillares de la iglesia en contraposición con la mampostería conventual más antigua. Sobre los cimientos se elevaron los muros del octógono, por lo menos al nivel de la iglesia antigua, para mayor perfección arquitectónica. Las dimensiones de la nueva iglesia se estipularon según el contrato en 63 pies de largo (17,55 m) y 50 pies de ancho (13,93 m) abarcando el largo desde la reja del coro hasta la entrada del presbiterio; este último espacio se cubriría con arco triunfal de medio punto. La altura del templo desde el suelo hasta el nivel de cornisas debía ser de 48 pies de alto (13,37 m), mientras los arcos del coro alto y del arco triunfal del presbiterio presentarían ambos 20 pies de ancho (5,57 m).

En el interior, la planta dibuja un octógono alargado ligeramente. En cada vértice del octógono se colocarían pilastras y contrapilastras de estilo barroco, descritas en las condiciones, pero no en el dibujo, como se indica textualmente. Las pilastras debían tener 4 pies de ancho (1,11 m) contando en ambos lados con dos contrapilastras de pie y medio (0,41 m) y tenían que ser de estilo toscano. En realidad se rematan con capiteles en yeso de estilo corintio, con sus hojas de acanto por debajo de los caulículos. Asimismo, el contrato estipulaba que las pilastras tuviesen 34 pies de alto (9,47 m) y permanecieran vaciadas para colocar en ellas decoraciones en yeso, desde los capiteles hacia el registro inferior.

Con todo ello, el proyecto interno muestra la ejecución de cinco hornacinas de escasa altura para asentar los retablos laterales. Tendrían que comenzar a 4 pies desde el suelo (1,11m) y alcanzar los 14 pies de alto (3,90 m), 8 pies de ancho (2,22 m) y 2,5 pies hacia el interior (0,69 m). Otras obras menores son también descritas en las condiciones: el confesionario y el pasillo de acceso del

coro bajo a la iglesia debía localizarse hacia la clausura para la comunicación entre ambos espacios. Al lado del coro alto se dispuso la realización de una tribuna, ahora desaparecida, aunque es cierto que sobre el retablo de Santa Lucía hay una ventana con su reja, en donde la tradición oral indicaba que las monjas enfermas o de mayor edad escuchaban la misa.

Una vez que el tambor del octógono fuese levantado, sobre el perímetro y por encima de la cornisa interior, se dispuso abrir seis ventanas con sus correspondientes vidrieras. En las condiciones se describen con dimensiones de 4 pies de ancho (1,11 m) y 6 de alto (1,67 m). En el caso del presbiterio, aunque no estaba proyectada la traza del retablo mayor -al ser posterior-, debían de realizarse dos ventanas en ambos muros que conducen al espacio donde después se colocaría el altar mayor y su camarín, ahora utilizado como sacristía.

Cambio en la dirección de la obra

de Peñafiel, se concertaron en una nueva escritura pública para formalizar la postura que hicieron con una baja de 500 reales menos, respecto a los 16.000 en los que fue rematada la consecución de la obra en 1699. El precio final estipulado en la escritura fue de 11.289 reales. El cerramiento del espacio eclesial se llevó a cabo entre 1702 y 1703.

Mascarón en yeso representado en la bóveda de la iglesia.

Entre 1698 y 1699 la dirección de la obra cambia y se realiza un nuevo contrato de albañilería y carpintería para el cerramiento de la iglesia. Las condiciones fueron elaboradas por Pedro Portela, maestro de carpintería de Medina del Campo, quien hizo postura en 18.000 reales de vellón. Se había mancomunado con Matías de la Fuente, vecino de Peñafiel y postularon hacer una baja respecto a la cantidad inicial, después adjudicada a su favor por 16.000 reales. Sin embargo, Pedro Portela no acudió a ejecutar la obra por disconformidad a lo pactado y el 1 de diciembre de 1700, los maestros Celedonio de Moncalian, vecino del Valle de Trasmiera, lugar de Ambrosero, y Matías de la Fuente, vecino

La portada

Entre dos contrafuertes, el acceso al templo presenta una portada de factura clasicista con arco de medio punto, pilastras laterales y un segundo cuerpo en cuyo centro se encuentra una hornacina con escultura de Santa Clara rematada con frontón. Dicha portada no se describe en las condiciones de 1695 y puede pertenecer al período de Celedonio de Moncalian y Matías de la Fuente como directores de la obra. A los lados se colocaron dos escudos: el izquierdo corresponde a la casa de Osuna y concretamente al VI marqués de Peñafiel Francisco María de Paula Téllez-Girón y Benavides (1678-1716).

El derecho corresponde a su mujer María del Pilar y del Rosario Remigia Fernández de Velasco (c. 1678-1734), hija única del condestable Íñigo Melchor Fernández de Velasco (†1696), cuyas armas del Ducado de Frías se representan en la parte central, sin la bordura de compones castellanoleoneses. Ambos escudos están además sostenidos por ángeles, sobre cruz de calatrava y collar con la orden del Toisón de Oro. Otros dos contrafuertes, simétricos a los de la portada, se encuentran en la parte posterior del templo. Las puertas de madera se contrataron en 1702 y es probable que sean las mismas que actualmente luce la iglesia. Fueron realizadas por el artífice peñafielense Pedro Cuadrado, por valor de 400 reales, y no se descarta que ese maestro fuese el encargado de realizar el magnífico cancel del interior del templo.

La sacristía desaparecida

presentó distintos problemas a lo largo de su construcción. Al desaparecer dicha edificación, el camarín de la imagen titular del convento se convertirá en la sacristía del templo.

La espadaña y sus campanas

La construcción de la espadaña no está ideada en la traza original y debió de elevarse años después. Está separada de la iglesia y se alza sobre el muro del convento al septentrión, que actualmente mira hacia la plaza del mercado. Sobre la cornisa de la iglesia se elevó tiempo después otra modesta espadaña de ladrillo, que contuvo otra campana que las monjas claras tocaban en los entierros y en los oficios del convento. En la espadaña principal hay una campana de volteo, con yugo metálico, fundida en 1968 por la viuda de Perea en Miranda de Ebro. Se dedica: “el angel del señor

anunció a María. año de 1968”.

Fue proyectada en las condiciones y estuvo adosada al muro meridional del presbiterio. En origen contaba con 18 pies de alto (5 m) y sus muros de piedra se proyectaron al estilo de la iglesia. En el interior del templo no ha quedado ningún rastro visible, pero por la parte externa del templo, hacia el interior del convento, se muestran los restos de la puerta original, con uno de los dos arcos mencionados en la traza. Sobre esta línea se muestran mechinales en el muro por donde se apoyaron las distintas vigas de madera para cubrir este espacio con su correspondiente tejado. Se desconoce el trazado y dimensiones al no existir los cimientos originales y solo hay indicios de las marcas que dejó en la pared del templo. Quizás era un elemento ejecutado con materiales modestos que

El interior: las yeserías

Las condiciones de 1695 no contemplaban, a priori, el trabajo de yesería ni la ejecución de los bienes muebles interiores de la iglesia, por lo que tuvieron que adjudicarse tiempo después las distintas obras. Uno de los rasgos de mayor belleza de la iglesia es la magnífica cúpula de cascos que la cubre. En ella hay dispuestas delicadas yeserías que combinan las formas tradicionales, vegetales y/o geométricas, con la creación de distintas formas humanas, soldados, rostros acompañados con filigrana vegetal, máscaras o personajes con sombrero al puro estilo de indias, situados en la parte inferior de las pilastras. Sin ánimo de extenderme en la descripción pormenorizada de

la gran cantidad de decoraciones se puede indicar que son estilísticamente comparables con las encontradas en la capilla de la Soledad de la ciudad de Palencia y en la cabecera de la iglesia de Santa María de Carrión de los Condes, lugares ambos correspondientes a la diócesis de Palencia a la que perteneció Peñafiel hasta mediados del siglo XX. Más alejadas quedan las intervenciones de las yeserías pertenecientes al obispado de Osma, a los cuales pertenecen los ejemplos del Santuario de La Aguilera (Burgos) o el Hospital del Burgo de Osma. Entre las yeserías hay distintas pinturas con motivos religiosos y se destaca una Anunciación copia de la Anunzziata de Florencia que sigue el estilo del artífice italiano Alessandro Allori (1535-1607).

Firma del artífice Alonso del Manzano en 1703. Archivo Histórico Provincial de Valladolid.

Los cinco retablos

Los cinco retablos se encargaron al artífice vallisoletano Alonso del Manzano, quién cobró la cantidad total de 13.000 reales por su trabajo. El contrato se firmó el 14 de septiembre de 1703 en Valladolid. Tanto del retablo mayor como de los colaterales se conocen sus condiciones contractuales. En el retablo mayor se debían realizar dos puertas para acceder al camarín, cuatro repisas con sus correspondientes columnas, dos peanas para los santos colaterales, que habrían de ser “vno de nro padre sn Franico y el otro correspondiente”, que en este caso es San Pedro Regalado. Por su parte, en el ático se proyectó representar a La Encarnación. El remate del retablo debía de ocupar completamente el espacio de la bóveda de cañón con lunetos que presenta el presbiterio. En el medio se proyectó elevar una custodia, aunque de esta instalación no queda nada en absoluto y como evidencia de ello sólo resta un expositor para la custodia, elaborado en el siglo XIX, que se halla por encima del sagrario del retablo. En el centro se proyectó el espacio para colocar a la santa titular de la iglesia, con transparente por la parte trasera y acceso con escalera desde el camarín. Dicho transparente creó sensación en la época, como evidencia el retablo mayor proyectado en Quintanilla de Arriba, que tendría que seguir el mismo estilo de trasparente. En este espacio hay en la actualidad una escultura de Cristo crucificado datado en el siglo XVI. Aunque se desconoce el autor del relieve de la Anunciación, y de las tallas de San Francisco, y de San Pedro Regalado, sabemos que actúa en la escritura como fiador del artífice el escultor vallisoletano Antonio de la Peña, a quien podría atribuirse dicho trabajo, aunque se han atribuido también a Juan de Ávila.

Han desaparecido, además, dos elementos citados en las escrituras de los retablos: uno es el púlpito con su sombrero y otro, siguiendo testimonios orales, es el retablo que se situaba enfrente del cancel de la puerta de entrada, dedicado a la Inmaculada, cuya talla trasladaron al convento de clarisas de Valladolid las monjas que quedaron en el convento, hasta su cierre definitivo en los albores del tercer milenio. Dicha escultura, de notable valor, sigue el modelo de las elaboradas por el artífice Gregorio Fernández. Una vez que se instalan todos los retablos, se ejecutan las yeserías, las pinturas, las

tallas de madera y toda la obra quedó rematada, se abrió la iglesia al culto. Es el único edificio religioso peñafielense del cual se conocen sus artífices constructores en su totalidad. Aunque el tejado fue reparado en el año 2005 y en la intervención se respetaron las vigas de madera originales, la iglesia presenta una cantidad importante de grietas por el gran peso que soporta la cúpula con yeserías. Al parecer lo que ocurre es que dos de los lados del octógono que miran hacia el interior del convento (en el lado meridional) se han separado ligeramente del resto, ayudados por el talud exterior que presenta el templo. En ese lado fue donde estuvo proyectada la sacristía. Un cincho perimetral podría ser una solución eficaz para evitar que la iglesia se vaya abriendo por la gran cantidad de peso. En el interior, como mejoras necesarias se tiene que acometer una instalación eléctrica que no perjudique ni distorsione el espacio. Y las yeserías deberán ser limpiadas al igual que los retablos y los elementos interiores. Con estas acciones de conservación, podríamos seguir disfrutando muchos años más de uno de los enclaves arquitectónicos barrocos más importantes de nuestra villa, ahora felizmente documentado.

Con mis mejores deseos para todos, felices fiestas.

Fuentes documentales y Bibliografía:

Archivo Histórico Provincial de Valladolid, protocolos notariales 14300 y 14305. Álvaro Zamora, María Isabel; Ibáñez Fernández, Javier (2014): La compañía de Jesús y las artes. Nuevas perspectivas de Investigación. Zaragoza, Universidad. Carazo, Eduardo y Otxotorena, Juan Miguel (1994): Arquitecturas centralizadas. El espacio sacro de planta central: diez ejemplos en Castilla y León, Valladolid. Garabito Gregorio, Godofredo (2000): Peñafiel y su marquesado. Peñafiel, Excmo. Ayuntamiento. Martín González, Juan José (1967): Arquitectura barroca vallisoletana. Valladolid, Excma. Diputación provincial.

Ruiz Tejerina, Antonio (2013): La planta centralizada en Castilla y León en el Renacimiento y el Barroco. Tesis Doctoral. León, Universidad.

Valdivieso, Enrique (1975): Catálogo Monumental de la Provincia de Valladolid. Antiguo Partido Judicial de Peñafiel. Tomo VII. Valladolid, Excma. Diputación Provincial.

Peñafiel Fiestas de Nuestra Señora y San Roque 2022 Pinceladas sobre el patrimonio perdido en Peñafiel

Juan J. Moral Daza

Las noticias sobre la existencia de iglesias en Peñafiel dadas por las historias conocidas, siempre nos parecieron fabulosas debido a su gran número y a la falta de precisión sobre datos concretos de ellas. En este artículo se pretende dar luz sobre su existencia haciendo mención a datos demostrables existentes en el Archivo General Diocesano de Valladolid que fueron custodiados por el antiguo director del archivo Jonás Castro Toledo y que me fueron proporcionados, una vez transcritos, por Salvador Repiso Cobo. Dichos documentos me llegaron en los años ochenta y noventa del pasado siglo, datos que me fueron transcendentales para configurar un plano tardo medieval de Peñafiel, plano que publiqué ya en 1988 pero que he ido modificando a la luz de nuevos datos que van surgiendo.

En primer lugar relacionaré una serie de datos generales sobre las parroquias en orden cronológico.

1345 Censo de las parroquias del obispado de Palencia, mandado hacer por el Obispo D. Vasco (1344-1352).Archivo de la catedral de Palencia. Publicado por la institución Tello Téllez de Meneses, nº 7, 1951. Es la publicación con todas las parroquias más antigua conocida. En Peñafiel figuran 12 sin contar San Salvador de los Escapulados que no aparece en el censo al depender de Toledo y no de Palencia. Únicamente Carrión tenía también 12 parroquias.

1. Sanct Martyn (San Miguel) deve aver dos prestes, un subdiáchono, un gradero, que son con la media ración del cura tres raciones menos media tercia. 2. Sant Salvador (de Reoyo) deve aver dos prestes, un gradero, que son con la media ración del cura tres raciones menos tercia. 3. Santa Marina deve aver dos prestes, un gradero, que son con la media ración del cura tres raciones menos tercia. 4. Santa Olalla deve aver dos prestes, un subdiáchono, dos graderos, que son con la media ración del cura tres raciones e media sesma. 5. Sanct Andrés deve aver dos prestes, dos graderos, que son con la media ración del cura tres raciones menos sesma. 6. Sanct Estevan deve aver dos prestes, un subdiáchono, dos graderos, que son con la media ración del cura tres raciones menos sesma. 7. Sanct Estevan (repetición por error o posiblemente San Pedro) deve aver dos prestes, un subdiáchono, dos graderos, que son con la media ración del cura tres raciones e media sesma. 8. Sanct Juan deve aver un preste, dos graderos, que son con la media ración del cura dos raciones menos sesma. 9. Santa María la Pintada deve aver dos prestes, dos graderos, que son con la media ración del cura tres raciones menos sesma. 10.Santiago deve aver un preste, un gradero, que son con la media ración del cura dos raciones menos tercia. 11. Santa María de Media Villa deve aver tres prestes, un diáchono, dos subdiáchonos, tres graderos, que son con la media ración del cura cinco raciones. 12.Sanct Fruchoso deve aver un preste, un gradero, que son con la media ración del cura dos raciones menos tercia. Se deduce del número de beneficiados de cada parroquia la importancia de cada una. Lo mismo que el beneficio, raciones, que les corresponde. Podemos deducir su importancia que va desde Santa María con 10 beneficiados hasta Santiago y San Fructuoso con sólo 3. 1395 Carta de Pedro Fernández, canónigo de Palencia mandando se hagan arquetas para el Santísimo en aquellas iglesias que todavía no se hayan hecho (A.G.D.). Santa María de Mediavilla, San Salvador de los Escapulados, Santiago, Santa María la Pintada, San Juan, San Esteban, San Andrés, Santa Olalla, Santa Marina, San Miguel, San Salvador de Reoyo, San Frechoso. El orden en que suelen citar nos da idea de su situación, pues se suelen agrupar por proximidad. 1433 Se divide la villa en dos, “que en la villa ayan dos quadrilleros, uno de la mediavilla y otro de la mediavilla…” (A.G.D., actas del concejo y ayuntamiento, 10 de Octubre de 1433) En una mitad: Las collaciones (parroquias) de San Miguel, Santa Olalla, Santa Marina, Reoyo y la Aljama. En la otra mitad: Santa María, San Andrés, San Estevan, San Fruchoso, los Escapulados, la Pintada, San Juan y Sant Yago. Es importante observar que la primera mitad se sitúa al Sur y la segunda al Norte de la población. 1433 Se fija una línea en la falda del castillo para que no entre el ganado. Muy significativa para situar las iglesias que se nombran. Es la única vez que se nombra la iglesia de San Pedro, posiblemente ya no se efectuaría culto en ella. “E la cuesta se entienda desde la puerta de San Pedro por do va las caleras fasta la iglesia de San Pedro e desde la iglesia de San Pedro como van los alcaceres fasta la iglesia de San Andrés e desde la dicha iglesia como va fasia la iglesia de San Juan e desde la dicha iglesia como va el camino fasia la puerta de San Bonal…” (A.G.D.)

Es interesante también para deducir que la iglesia y puerta de la muralla estarían próximas, en la salida hacia Mélida. 1444 4 Junio. En un momento en que se teme ser asediados por las huestes del rey de Castilla, Juan II, en guerra con el infante Juan de Aragón, señor de Peñafiel, se prepara la defensa de la villa colocando guardias, velas, en la muralla y otros lugares. Distribución de las velas, guardias de dos hombres: En el castillo 11 de noche. A la puerta de San Pedro 1. Al azafranal del bachiller 1. A la puerta de San Miguel 1. A la casa de García González de Roa 1. Sobre la puerta del Monesterio 1. A Reoyo 1. Al corral de Alonso Dias Cerralvo 1. Al huerto del contador 1. A la puente 1. Al huerto de Tristán 1. A Sorribas 1. A San Lázaro 1. A la torre de Diego Gil 1. A San Bonal 1. A la torre de San Esteban 1. Rondas fuera de la villa 6 hombres. Para de día, guardas de puertas 6. (A.G.D.). Vemos como van situando las guardias a lo largo de la muralla desde la puerta de San Pedro, salida hacia Mélida, hasta la puerta de San Bonal (la Pintada), en el recorrido se observa que los solares adyacentes eran fundamentalmente huertos, dejando expedita la muralla. Es interesante señalar la guardia en la torre de San Esteban que no se encuentra en el recorrido amurallado, suponemos es debido a su posición estratégica pues desde ella se observa todo el territorio que va de Norte a Sur. 1463 Repartimiento que hace el ayuntamiento para reparar los cubos de las murallas. Se enumeran los vecinos agrupados por collaciones o parroquias: 1º Grupo de vecinos sin nombre de la parroquia. (puede ser San Miguel pues es habitual empezar por dicha parroquia). 2º Santa Olalla. 3º San Salvador de Reoyo y Santa Marina. 4º Santa María de Mediavilla. 5º San Salvador de los Escapulados. 6º Santa María la Pintada y San Juan. 7º San Andrés y San Esteban. (A.G.D.) Algunas de las parroquias ya no se las nombra o aparecen unidas a otra, posiblemente ya no estaban en uso. 1538 Padrón de pecheros de la villa de Peñafiel distribuido por parroquias: 1ª San Miguel. 2ª Santolalla. 3ª Santa Marina. 4ª Reoyo. 5ª Santa María. 6ª San Andrés. 7ª Santisteban. 8ª San Salvador. 9ª La Pintada. (A.G.D.) En esta época vemos que definitivamente hay cuatro parroquias menos. 1582 Constituciones Sinodales de Don Álvaro de Mendoza, obispo de Palencia. Personas que deben acudir al sínodo anual de Palencia, curas (párrocos) de Peñafiel, que son: Cura de San Salvador de Reoyo, de Santa María de Mediavilla y San Estevan, unidas. Cura de San Salvador de los Escapulados. Cura de Santa María la Pintada. Cura de San Andrés y San Ioan, unidas. Cura de Santa Olalla, de Santa Marina, de San Miguel, unidas. Vemos que de los 12 ó 13 curas (párrocos) sólo figuran 5 y que varias iglesias están unidas.

Se deduce aquí que las más importantes fueron Santa María de Mediavilla, San Salvador de los Escapulados, Santa María la Pintada, San Andrés y Santa Olalla, en las demás ya no hay culto. San Pedro, Santiago y San Fructuoso ya están abandonadas.

Datos particulares sobre algunas de ellas: San Juan

1556 Comisión del obispo de Palencia a los curas de San Salvador de los Escapulados y de Santa María ( de Mediavilla) para que investiguen la posibilidad de ceder la ermita de San Juan a la cofradía de la Santísima Trinidad y San Sebastián. Noticias: “ … la iglesia de San Juan fue unida a la de San Salvador de los Escapulados con todos sus clérigos, rentas y feligreses y que no quedó con rentas ni bien alguno, salvo con la ermita, cerrada ordinariamente…”, “… por ser como la dicha iglesia es toda de madera y no de bobeda” (A.G.D. Caja de S. Salvador) En la actualidad hay unos restos de muro en un edificio frente a la casa número 33 de la calle de San Juan que pudieran ser de la iglesia

San Miguel

1553 “ …y en este dicho hito se acabó de hitar la ribera del rio Duratón y de esta volvieron a San Miguel extramuros de la villa de Peñafiel”… “estando junto a San Miguel y encima del molino de Diego Aparicio, al principio de unas tapias…”(Cuadernillo del A.G.D.) 1712 Pleito entre Josep Daza y el reverendo padre Prior del convento de Dominicos. Varios testigos afirman que en el lugar que se encuentra la “Cruz de los Lagartos”, próxima a la puerta de la muralla llamada de San Miguel, se hallaba la antigua iglesia de San Miguel y que de dicho lugar sacaron piedras para reparar el azud del molino propiedad de Josep Daza y aparecieron sepulturas de la iglesia. En el pleito se acompaña un croquis de la zona donde aparece la cruz. (Archivo de la Chancillería de Valladolid)

Santiago

1503 Visita pastoral: “…la iglesia de Sta María tiene cargo de regir e administrar e reparar las ermitas de Santiago e Sant Frutuoso porque tienen sus bienes e porque las fallare mal reparadas…”(A.G.D. Cuadernillo de visita pastoral) 1594 “… mas que se reciben en cuenta doce reales de recoger el canto que se cayó de la iglesia de Santiago” (A.G.D. Libro de cuentas de Sta. María) 1600 “…gastose en recoger la piedra de Santiago doce reales”. (A.G.D.

Libro de cuentas de Sta. María) En los años 70 del siglo XX se derribó la casa Nº 11 de la actual calle de la Constitución y aparecieron tumbas, el propietario realizó alguna fotografía que posteriormente me dio una copia. Unos años después la casa colindante, nº 9, también se derriba para hacer una nueva, tuve la oportunidad de ver restos de huesos humanos y piedras, lajas y lápidas, que los albañiles habían tirado al borde del nuevo puente sobre el Duratón, sitio que se utilizaba a modo de escombrera.

San Fructuoso

1554 El cura rector, clérigos y parroquianos de la iglesia de Sta. María de Mediavilla, vista la decadencia de la ermita de San Fructuoso, aneja a dicha iglesia, que estaba fuera de la villa, donde se tenía el mercado y por razones indecorosas… que el sitio se vendiese al concejo de la villa con objeto de hacer en él alhóndiga. …”que está en lugar profano e indecente y junto a la mancebía” …”que cuando ay alguna mujer mala se van a ganar dineros junto allí, cave la dicha hermita …”(A.G.D. Peñafiel-villa) Hasta los años cuarenta del siglo XX se conservó el edificio de la Alhóndiga, en su lugar se edificó el edificio donde se situó el juzgado de Primera Instancia y dependencias sindicales.

Santa María la Pintada

En el Archivo General Diocesano de Valladolid se conserva el Libro de Fábrica de la Pintada de Peñafiel, con los datos hasta su hundimiento a finales del siglo XVIII. Hasta mediados del siglo XX permanecieron sus ruinas quedando algunos muros, según testimonios de los vecinos de la zona. En los años 40-50 del siglo XX se construyó la actual casa de la calle de la Pintada, ocupando el solar de la Iglesia.

Santa Marina

1549 “…tienen dejado en manos de Juan Picardo y de Pedro …, canteros que estaban presentes, la tasación y valor de la piedra de la torre de la iglesia de Santa Marina unida “ad inbicen” que pertenece a las dichas iglesias.”(A.H.P. de Valladolid) 1752 En el Catastro de Ensenada se hace referencia en varias ocasiones a bodegas y lagares en Santa Marina o en el pago de Santa Marina, se puede identificar alguna de las bodegas y una panera situadas actualmente en el lugar, calle y plazuela, que actualmente se denomina el Corralillo. En los años noventa del siglo XX se urbanizó la plazuela del Corralillo, para allanar el espacio se utilizó una excavadora que puso al descubierto varias tumbas y un sitio destinado a osario.

San Pedro

De los datos generales se deduce que estaba próxima a la puerta de muralla del mismo nombre. Se conservan pocos datos escritos, posiblemente fue una de las primeras en desaparecer al estar en una zona de las primeras que se despobló. En los años 80-90 del siglo XX con motivo de unas obras de conducción de aguas de los depósitos situados en el barrio de San Vicente, aparecieron tumbas junto a los depósitos. Tuve ocasión de ver los restos de huesos humanos en el entorno de la zanja realizada para la canalización.

San Andrés

1594 “…de cerrar la puerta de señor San Andrés de canto y yeso y mano doce rreales.”(A.G.D. Libro de cuentas de Santa María) 1600 “…gastose en cerrar la puerta de Sant Andrés docientos y treinta mrs.” (A.G.D. Libro de cuentas de Santa María) En los años 90 del siglo XX en un cortado del llamado primer paseo del castillo y en las proximidades del entonces hospital de la Santísima Trinidad, se descubrió un esqueleto semienterrado (solo se le veía el cráneo), estaba colocado en sentido E-O, mirando al levante. Se avisó a las autoridades pensando que el cadáver era reciente. Fui testigo personal del acontecimiento. Este lugar concuerda con la descripción de la situación de San Andrés dada en 1545. Estudio de Gramática. Hospital de la Santísima Trinidad Referente a la localización de la iglesia de San Andrés y el Estudio de Gramática tenemos dos documentos aclaratorios 1545 Carta venta para la villa de Peñafiel de las casas del Estudio: 31 marzo. “que son y están situadas entre las yglesias de Santisteban e Sant Andres…” 7 abril.“…unas casas que son en la dicha villa de Peñafiel en que el presente está el Estudio en surco por ambas partes las yglesias del señor Sant Andrés y de Santisteban…”(A.G.D.) 1556 Noticias de la Comisión del obispo de Palencia a los curas de San Salvador de los Escapulados y de Santa María (de Mediavilla) para que investiguen la posibilidad de ceder la ermita de San Juan a la cofradía de la Santísima Trinidad y San Sebastián: “Los clérigos y feligreses de San Salvador juntos en collación dicen que por cuanto en dicha villa había y hay un hospital que se llama de la Santísima Trinidad, extramuros de la villa al mercado della… el conde pide que se le conceda dicho hospital y a la cofradía le de la casa del Estudio y la ermita de San Juan, para que en el primero haga su hospital y la segunda sirva como lugar de juntas…”(A.G.D. Caja de S. Salvador) Luego el primitivo hospital se encontraba en el barrio del mercado, no se conoce el lugar exacto, y después de 1556 se traslada al lugar donde hoy encontramos sus restos en el Centro de Cultura. A su vez el Estudio encuentra nueva ubicación en la casa donde hoy se encuentra la Biblioteca Municipal, anteriormente teatro Infante don Juan Manuel.

El primer Ayuntamiento peñafielense y nuestros alcaldeses

Alberto García Lerma

Ahí estuvieron, esperando a Fernando VII “el deseado” a su regreso del “secuestro” al finalizar la Guerra de Independencia. Durante la ausencia del monarca de los reinos hispánicos hubo una invasión y mientras tanto desde Cádiz se reunieron las Cortes (Nobleza, clero y llanos). Estos señores portaban las ideas de un nuevo sistema, el Antiguo Régimen basado en el privilegio estaba obsoleto; ahora se creaba una sociedad de clases, de Ley escrita, de Estado, vasallos vs ciudadanos, etc. La Constitución concebía a la monarquía como el eje de un Estado con separación de poderes y que el gobierno le pertenecía a la nación.

Las altas esferas eclesiásticas apoyaban su nuevo papel, el cual debía dedicarse exclusivamente a los asuntos religiosos y no como señoríos feudales, al cambio el Estado tenía la obligación de sustentarlo. Se inventaba un nuevo concepto que era la propiedad privada, la nobleza perdía sus privilegios ancestrales pero respetaban sus posesiones. Esto no gustó a los hijosdalgo que ahora tenían que competir en igualdad de condiciones por los puestos de la administración y no como antes que algunos tenían reservados solo a su estamento. Ocupaban la mayor parte de la riqueza y estaban exentos de tributar, como un privilegio medieval. Respecto al pueblo llamo supuso ascender política y económicamente como a empleos que antes eran privativos de la nobleza. Existía la cuestión económica de los gremios; había que erradicarlos porque impedían las mejoras del comercio, controlaban tanto la fabricación y los precios que cualquier modificación era imposible; por tanto un estorbo a la economía.

¿Acaso el Monarca iba a permitir una Constitución que limitase su poder, prerrogativas, cediese gobierno, etc? Fernando VII derogó la Constitución de 1812 y persiguió a los liberales, muchas veces acusados de “afrancesados” por intentar las mejoras dentro de la invasión. Se volvió al absolutismo (18141820) hasta el pronunciamiento de Rafael de Riego (1820), que junto a otros levantamientos hizo que el Soberano firmase la Constitución.

Acordes al nuevo sistema político y social, se crearon las unidades básicas de administración que eran los llamados Ayuntamientos Constitucionales. De la noche a la mañana Peñafiel pasó de un concejo con cierta autonomía cedida, vasalla de su Señorío la Casa de Osuna que a su vez era vasalla del rey de Castilla; hacia un municipio del Reino de las Españas. El Corregidor José Branchat

y Alfonso perdía sus funciones con la Casa Osuna pero conservaba su potestad únicamente como tribunal de primera instancia del Partido.

El auténtico primer ayuntamiento de Peñafiel (1820) se formó con el alcalde Bernardo Gonzalez, los Regidores Manuel Burgueño, Anastasio Alonso, Gabino Alonso, Domingo Casado, Ramón Barroso et Benito Nuñez Gamarra, y el síndico Francisco Perotes. Desapareció la figura del alcalde hijodalgo y el alcalde del común, se añadía la elección de alcalde en primer voto y alcalde de segundo voto, cuyo segundo evolucionaría hacia la idea de teniente alcalde. El poder estaba en los alcaldes que aparte tenían la función de jueces. Los regidores con funciones de inspección y policía. Todos juntos en Ayuntamiento dirimían los asuntos locales junto al síndico que era el autorizado para controlar los dineros. Las rutinas eran su gobierno, la representación y asegurar los suministros básicos de la Villa. Salían a subasta pública los principales víveres que estaban gravados en beneficio del Ayuntamiento. Algunos ejemplos son: Alcabala del Viento, peso del cuero y travesaño: Impuesto que grava la venta de Trigo, cebada, centeno, avena, cáñamo o legumbres entre otros. Alcabala de cabezas de cerdo, tocino librado. Por ejemplo 5 reales por cada cerdo, 3r por cabra o 6 por cada cecina que principalmente se usaban para el salario del maestro de primeras letras don Bernardo Aguado; también cobran por venta de caballerías. La Alcabala del Aceite, por cada libra al por menor. Pescado mojado (fresco) y velas de sebo del 10%. Las heces: Grava las heces de las cubas de vino vendidas. Este impuesto iba directamente al salario del médico que designaba el municipio para la gente pobre. Un 10% a los aguardientes y licores. Géneros extranjeros: Cualquier producto, especialmente los fabricados fuera de la Villa se les imponía un 10%. Abasto de carnes: Se traen vacunos desde Galicia para este abasto y sin posibilidad de introducir otras.

Otros pagos iban directamente al monarca, que se convirtieron en la Hacienda Nacional como era la contaduría del vino, tabacos, la sal, etc. Otros pertenecían al Convento de San Juan y San Pablo que hasta las desamortizaciones tenían el derecho del portazgo de Peñafiel y el pontazgo de los puentes de Peñafiel del Duratón y Duero, e incluso el de Quintanilla.

Respecto a las fiestas, en fechas importantes se solía asar los corderos o lechazos en las pastelerías por eso existió un impuesto (1 real por animal). Normalmente el abasto de carnes tenía una cláusula para que trajese los seis novillos y otras tantas vacas para los encierros. Hay constancia hasta el siglo XX de toros lidiados y vacas emboladas.

Mientras en las Españas se evolucionaba al sistema constitucional, las potencias absolutistas no iban a permitir que se expandiese el sistema liberal por ello se formó la Santa Alianza. La única forma de restaurar a Fernando VII en una monarquía absolutista era enviando una expedición militar, la cual fue la llamada los Cien Mil Hijos de San Luis. Esta Guerra quedó lejos de Peñafiel pero su eco se sintió profundamente. Se puede hablar de dos bandos, por un lado los constitucionalistas que apoyan al creado Estado liberal y por otro lado los realistas que buscan volver

al Antiguo Régimen. En Peñafiel se formó una milicia realista y que detuvo al ayuntamiento y otros simpatizantes con el Estado Constitucional como lo fueron los comerciantes o las nuevas profesionales liberales. Fueron llevados a la ermita de San Vicente que se utilizó como prisión. Algunos consiguieron libertad provisional como el cirujano Bonifacio García para que atendiese a los enfermos locales.

Estos voluntarios realistas fueron un peligro en la comarca, actuaban con su autoridad, ejemplos desagradables existen en Castrillo, Pesquera, Peñafiel, etc. Se buscó a mala fe cualquier errata, contaduría o cuestiones de forma para enjuiciar a los regidores del ayuntamiento pero no se conserva documentación sobre los juicios. Una denuncia del escribano José Herizo atestigua la persecución social a los constitucionalistas y a sus familias:

“Braulina cuio apellido ignoro. muger de Francisco Martínez voluntario que se titula realista llevada de su genio insultante y atrevido al pasar una hija mía de tierna edad por su puerta a un recado casero, fue atropellada por aquella golpeada y maltratada con la voz de negra y renegra, dándola graves golpes en la cabeza de que se encuentra aturdida y enferma, y en la misma noche aprovechándose de la soledad de mi muger con sus cinco hijas fueron insultadas con terrible número de cantazos rompiendo las vidrieras, encerados y balcones que igualmente hicieron en otras varias casas, […] en la casa administrador de rentas reales la de don Manuel Burgueño y otras el regidor decano Don Baltasar Álbarez que se dice segundo comandante de los voluntarios realistas de esta Villa a la fuerza ha reunido una porción de estos, les ha comprometido y obligado a suscribirse para dar querella a dicha muger, suponiendo y fingiendo haber dicho al tiempo que salieron sus hijas mayores a socorrer y recoger a su hermana pequeña que llorando venia golpeada con las sensibles voces ``de ayuda que me ha matado´´ y muchos se habían metido voluntarios para robar […], como que se ocultaban en medio de la oscuridad de la noche para no ser conocidos […]” (AHPVA/ Protocolos/14425.3). En este clima militar, hay un despegue o protagonismo del Ejército. Peñafiel se convierte en un centro militar que durará hasta el final de las guerras carlistas. Aparecen nuevos personajes históricos como lo fue el Coronel Don José Darguínez caballero de la Orden de Carlos III de San Fernando o de San Hermenegildo, que residió en la localidad y amasó bastantes propiedades, incluso hoy se conserva la referencia de la “finca del Coronel” o la bodega histórica “del Coronel”.

La Década Ominosa fue un intento de volver atrás pero era imposible. Cierto que se restituyó en las funciones anteriores pero incluso la nobleza peñafielense se quejaba de que no se respetaba su privilegio en los cargos municipales, porque se nombraban a otros del común. Pese a la crisis que sufría la comarca, Peñafiel tuvo un pequeño hito económico que se extinguió con las guerras carlistas y fue la deslocalización industrial que benefició a Peñafiel. Existen acuerdos para que fueran traídos los tintes y algunos tejidos y en Peñafiel fueran teñidos y devueltos a Valladolid. Fue tan importante la artesanía o protoindustria textil que incluso había maquinaria moderna como el batán que

funcionaba en el molino de San Miguel. Hubo un episodio (agosto de 1831) que destaca por todo el salseo de la época. El protagonista fue Gerónimo Pascual, sargento de los voluntarios realistas y que se estaba lucrando con el contrabando, en parte aprovechando su posición de los beneficios del fuero militar. Una redada en su casa demostró un alijo de productos ilícitos, en ese momento no se encontraba en su morada. Por algún momento pensó que su vecina tuvo algo que ser y salió contra ella. Según la declaración de lo ocurrido:

“Pascual había salido de su casa y únicamente se hallaba en ella su muger y que habiendo llegado a corto rato a el Gerónimo noticias de lo ocurrido mui enfurecido y llevado de su carácter audaz, insultante y provocativo […] las más escandalosas expresiones e injurias y dirigiéndose con la palabra a la otorgante Doña Teresa Burgoa [...] la injurió en lo más delicado de su onor diciéndola por diversas veces que era una puta pública, que se lo haría bueno, que a cuantos hombres entraban en su casa, lo primero que hacia hera enseñarles las camas y tumbarse panza arriba en ellas que todo cuanto la misma Doña Teresa tenía lo había ganado panza arriba, […] con otras injurias que escandalizaron al numeroso concurso de gentes, que había en la calle, a cuyos insultos también contribuyó la mujer del sargento Pascual, Lorenza Cristóbal y aun llegó a tal la audacia de aquel que cogió una escopeta, y apunto desde su casa a la otorgante para tirarla un tipo y lo habría verificado, si algunas vecinas que […] habían pasado a su habitación, no le hubiesen contenido y cerrada las ventanas cuya arma posteriormente […]recogida por el precitado Señor Administrador de Rentas […] un religioso dominicano que accidentalmente se encontraba en esta Villa […] tuvo precisión de amonestar a el Pascual para que se contuviese sin que para tales insultos y otros iguales que profirió contra una hija soltera de la otorgante” (AHPVA/ Protocolos/14408.3). Pese a la represión, existieron algunos grupos disidentes que en secreto se organizaban para derrocar al sistema absolutista y volver al constitucional. La Comarca tuvo a personajes que se opusieron y realizaban acciones. Por ejemplo en la puerta del ayuntamiento de Canalejas apareció un libelo que decía “viva la constitución, muere el Rey y la religión, me cago en el alcalde”. La situación Peñafielense impedía la actuación clandestina por eso Castrillo de Duero fue vigilado e investigado porque allí se reunían personajes de la comarca y que eran connotados desafectos al absolutismo. Los cuales formaron sociedades secretas de las que hay más leyenda descontextualizada que realidad.

El diecinueve fue un siglo de constantes cambios políticos. La primera vez que los Peñafielenses gozaron del sufragio fue en 1869 y restablecido en 1890 pero de la España caciquil. Las primeras elecciones municipales auténticamente libres fueron en mayo de 1931. Sin embargo falta el voto femenino siendo el 3 de abril de 1979 la primera vez que votasen a la alcaldía. Otras barreras fueron superadas (1987) con Rosa María Aguado Ruiz como la primera mujer alcaldesa. Otras aun tendrán que esperar como inmigrantes de segunda generación, personas LGTBI o del pueblo gitano.

Mucho acierto para las alcaidas del futuro: Recuerden que pueden perder si

se enfrentan al pueblo como Fernando de Frutos en las fiestas de 1920; que si derrochan sea de su economía personal como Saturnino Álvarez, que jamás de los jamases acaben como Celestino Velasco, Isaías de P. Velasco y Manuel Lagunero y ante todo que gocen de la salud y longevidad de Antonio Morán. Un breve recuerdo de los personajes que ocuparon las alcaldías: 1820: Bernardo González. 1821: Antonio Carranza. 1822: Agustín Ramón Hejado. 1823: Benito Nuñez Gamarra. 1837: Julián Capdevila. 1838: Ruperto de la Puente. 1839: Andrés Alonso García. 1840 Julián Capdevila. 1841: Ruperto de la Puente. 1842: Baltasar Sobrino. 1843: Bonifacio García. 1844-45: Ramón Lubiano. 1846-47: Luciano Novo. 1848: Eleuterio Alonso. 1849: ¿? 1850: Plácido Álvarez. 1852-53: Pedro de la Torre. 1854: Andrés Alonso. 1855-56: Juan Velasco Cea. 1857: ¿? 1858: Tomás Mínguez. 1859-61: Ruperto de la Puente. 1862: ¿? 1863-66: Pedro Burgoa Álvarez. 1867: Eleuterio Alonso. 1868: Domingo Corcho. 1869-71: Dámaso Fernández de Velasco. 1872: Domingo Burgueño. 1873: Domingo Corcho. 1874: Francisco Novo. 1875-76: Inocencio García. 1877-79: Maximino Benito. 1880: Domingo García. 1881-83: Pedro Burgoa Álvarez. 1884-87: Domingo Burgueño Elipe. 1888-94: Saturnino Álvarez Lubiano. 1896-99: Fernando de Frutos Calleja. 1899-01: Francisco Novo Casado. 1902-05: Eustasio Sanz García. 1906-07: Francisco Javier Mínguez López de Ribera. 1908-09. Saturnino Álvarez Lubiano. 1910-14: Faustino García Molinero. 1914-16: Teófilo Burgueño Fernández de Velasco. 1916-17: Eustasio Sanz García. 1917: Manuel Lagunero Burgueño. 1917-19: Eustasio Sanz G. 1919-20: Eugenio Velasco Salinero. 1920-21: Florián Martín Esteban. 1921-23: Pedro Burgoa de Pedro. 1923: Benigno Velasco Novo. 1923-24: Enrique de la Villa de la Torre. 1924-27: Ángel Escribano Álvarez. 1928-30: Bernardo de Frutos Arévalo. 1930: Faustino del Campo Sobrino. 1930-31: Pedro Burgoa de Pedro. 1931-34: Celestino Velasco Salinero. 1934-36: Miguel Rico Moya. 1936: Celestino Velasco. Isaías de Pablo Velasco Rozas. Miguel Rico. 1936-40: Pedro Arranz Molinero. 1940-51: Mariano Calderón Arranz. 1951-56: Victoriano Lerma Rodríguez. 1956-67: Ángel Escribano de la Torre. 1967-74: Francisco Sanz Olmedo. 1974-79: Antonio Morán García. 1979-83: Santos Martín Marcos. 1983-87: Miguel Ángel Alonso Tombo. 1987-91: Rosa María Aguado Ruiz. 1991-95: Honorino Fernández Sanz. 1995-03: Félix Ángel Martín Diez. 2003-07: Agapito Hernández Negro. 2007-11: Félix Á. Martín. 2011-19: Roberto Díez González. 2019-20: Elías Arranz Martín. 2020-: Roberto Díez.

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