Documentación
Comisión de Publicaciones de la Junta de Cofradías de Cuenca
Coordinación
Antonio Abarca Contreras
Diseño y Maquetación
La Red Creativa
Junta de Cofradías de Semana Santa de Cuenca
Fotografía de Portada
Sara Ayllón
Agradecimientos
Edita A las Juntas de Diputación de las Vbles. Hdades. de Semana Santa y a los autores de los artículos y las fotografías
Imprime
Editorial Mic
Depósito Legal: CU-510/2008
Saludas Institucionales 7 Entrevistas
12 José María Albareda. Cartelista Por Berta López
24 Julián Recuenco. Pregonero Por Carlos Julián Martínez Soria
Visiones de la Semana Santa
106 Miriam Melero Poyatos David Serrano Gismero Ignacio Blanco Opinión
34 La Semana Santa de Cuenca se presenta en Roma por la Comisión Ejecutiva de la JdC
50 A lfonso Saura. Cartelista de la Semana Santa de 1950 por Águeda Lucas
56 El Bautismo hace nuevas todas las cosas por Juan Ignacio Cantero de Julián
60 Tres golpes suenan en nuestros corazones por Jaime Martínez Fuentes
64 Juntos como hermanos por José María Alcázar Aranda
68 Cristo de los Alfareros por Juan Carlos Muñoz del Olmo
70 Días de Pasión por Félix Herráiz García
72 La Semana Santa de Cuenca se une a la Asociación Nacional de Semana Santa y Ciudades Patrimonio de la Humanidad por Berta López
76 La Semana Santa en Jerusalén por Rafael Torres Muelas
80 In Memoriam. José Javier Muñoz Pérez: El Páter por Rafael Redondo Moya
88 El balcón del cielo por José Manuel Alarcón Sepúlveda
96 Museo de la Semana Santa. 16 años en el foco cultural por Berta López
Hablan las Hermandades
112 100 años de oración por Carlos Martínez Górriz
116 Un retablo para el Bautismo por la Junta de Diputación de la Muy Ilustre y Venerable Hermandad del Bautismo de Nuestro Señor Jesucristo
124 Turbas Generación por Javier Viñuelas Torres
128 Peregrinación a Roma por J. Pedro Jiménez Araque
134 Pregón juvenil de la Semana Santa de Cuenca 2023. Orgullo Nazareno por Víctoria Bascuñana Villalba
142 De la traición a la victoria. Concierto de marchas a cargo de la Banda de Música de las Cigarreras de Sevilla por José Julián Espada Ramos
Investigación
148 Santa María Magdalena. Apóstol. Testigo. Legado por Berta López
158 L a indumentaria de la mujer Verónica por Eduardo Ortega García
166 La Semana Santa de Cuenca en 1927 por Enrique Valero Moscardó
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Fotografía: Sara Ayllón
Presidente de la Junta de Cofradías
Jorge Sánchez Albendea
Una vez más tienes en tus manos la revista Cuenca Nazarena, con lo que quiero, en primer lugar, agradecerte tu fidelidad un año más y aprovechar para reconocer a todas las personas que hacen posible las publicaciones oficiales de la Junta de Cofradías, su esfuerzo y el magnífico resultado conseguido.
Todo ello bajo la batuta del Sr. Vicepresidente de la institución D. Antonio Abarca Contreras.
Calificábamos de sobresaliente la pasada edición de la Pasión conquense. Posiblemente una de las más brillantes de los últimos años. Y fueron muchos los factores que lo hicieron posible: masiva participación; orden y seriedad de todas las Hermandades a lo largo de sus desfi les procesionales; ausencia absoluta de incidentes; cumplimiento de horarios; magnifica organización, interna y externa; y máxima colaboración en todo momento.
Pero ya estamos próximos a abrir nuevamente los portones de San Andrés para que saliendo de ellos aparezca nuevamente jubilosa y anunciadora nuestra querida Hermandad de la Borriquilla. Una nueva Semana Santa que llega llena de retos, pues lejos de caer en la autocomplacencia, debemos seguir creciendo en un doble sentido: por un lado, y principalmente, reafi rmándonos nuevamente por las calles de Cuenca en lo que somos y en lo que representamos, una manifestación pública de fe, que debemos contagiar a todos aquellos que quieran escuchar nuestro mensaje, que no es otro que el de Nuestro Señor Jesucristo. Y por otro lado, manteniendo la belleza de nuestros desfi les, potenciando, cada edición más, aquellos detalles que nos son propios, porque lo difícil no es llegar a tener una gran Semana Santa, lo realmente complicado es no caer en la rutina o la costumbre de un rito que se repite al llegar cada nueva primavera.
Padre Jesús de El Salvador, tocando el tambor y haciendo sonar el clarín, colaborando en todo momento con la Hermandad y cumpliendo las indicaciones que desde las Turbas de Cuenca se les dan. La segunda campaña se dirige a resaltar las características propias de cada desfi le procesional así como a potenciar nuestras señas de identidad: devoción, sobriedad, silencio y orden procesional.
Este año será también el que vea nacer el remodelado Museo Nazareno. Un espacio que no te dejará indiferente. El proyecto nace, principalmente, de la experiencia acumulada durante estos años y la necesidad de mostrar nuestra Semana Santa con un discurso museístico acorde a las tendencias actuales. Ojalá todo salga como está diseñado y podamos, a la mayor brevedad posible, ver culminado este proyecto en el que tanto esfuerzo e ilusión estamos poniendo.
Es cierto que todos los actos que se realizan en torno a la Semana Santa resultan de gran esplendor y cuentan con un masivo seguimiento. Algo que es realmente importante, pues nos proyectan y sirven para potenciar nuestra imagen. Pero es ahora cuando debemos volver a llenar las calles de interminables fi las de nazarenos. La Semana Santa de Cuenca es de todos y la hacemos entre todos. Por ello quiero agradecer a tantos nazarenos anónimos su labor sincera y callada y, cómo no, rendir homenaje a todas las Juntas de Diputación de nuestras Hermandades, por su incansable trabajo en favor del bien común. Como siempre me gusta decir: sois vosotros los sólidos pilares que sustentan la gran Semana Santa de Cuenca.
Desde la Junta de Cofradías se trabaja intensamente durante todo el año para tener todo preparado y así ir adaptándonos a los nuevos tiempos sin por ello perder nuestra esencia. Y así, dentro de la tendencia en actualizar y acomodar nuestros desfi les procesionales que vamos viviendo en la última década, la Procesión del Lunes Santo adelantará una hora su salida. Es decir, a las 21:30 horas el Santísimo Cristo de la Vera Cruz partirá desde la Catedral en su recorrido penitencial.
Como estarás viendo y escuchando, ya sea por redes sociales, prensa, televisión o radio, son dos las campañas de sensibilización que estamos lanzando. Una de ellas dirigida a los participantes en la Procesión Camino del Calvario. Es evidente que, poco a poco, aquellos que no saben interpretar el rito de las Turbas se van quedando en clara minoría y eso es una gran noticia. Tenemos que seguir en esta línea. Por ello insistimos en el mensaje: Los turbos acompañan a Nuestro
Gracias a todos y cada uno de los miembros de la Junta de Diputación de la Junta de Cofradías por el sacrificio constante a lo largo del año, por vuestras aportaciones e ilusión y, cómo no, por el apoyo que siempre me mostráis.
El mayor y más grande de los reconocimientos debe ser para mi Comisión Ejecutiva, pues son ejemplo de entrega a los demás, de labor callada y constante a lo largo del año, sin descanso y siempre con ilusión.
Y la mayor de las gratitudes para Marta, Jesús, Jorge y Rut, mi familia, que siguen permitiéndome cumplir el honor de continuar al frente de la Junta de Cofradías.
Creo que debemos sentirnos satisfechos por todo lo logrado, tenemos un presente que requiere de toda nuestra dedicación y un futuro lleno de retos por alcanzar. Comencemos juntos, hoy mismo, este camino que nos debe llevar a concluir con otra gran Semana Santa de Cuenca.
¡Feliz Pascua de Resurrección!
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Fotografía: Diego Castillejo
Saluda
Arana
Delegado Episcopal en la Junta de Cofradías
Joaquín Ruiz Requena
Nos vamos acercando poco a poco a la celebración de la Semana Santa, Misterio central de nuestra fe: Pasión, Muerte y Resurrección de nuestro Señor Jesucristo.
Siempre antiguo y siempre nuevo, como la fe que hemos recibido. No cambia el contenido de la fe, pero sí cambian los tiempos, nuevos, en los que vivimos y los desafíos actuales que se nos presentan al vivir nuestra fe desde la comunidad nazarena, y cambian también los modos en los que transmitimos esa fe, para hacerla comprensible, experimentable, transmisible al hombre de hoy.
Hoy vivimos unos tiempos que son un auténtico desafío para nuestra comunidad nazarena, con sus luces y con sus sombras. Tiempos que nos llevan a vivir con autenticidad nuestra vocación cristiana dentro de la comunidad nazarena. Tiempos que nos llevan a vivir con autenticidad nuestros desfi les procesionales como expresión pública del culto que tributamos a Dios, como expresión de nuestro ser cristiano.
Y es bueno volver a los orígenes, a aquello que hizo surgir los desfi les procesionales, a expresar públicamente la fe, con la belleza de las imágenes sagradas que procesionan, con la música de las marchas procesionales que acompañan, con el silencio exterior con el que se realizan estas procesiones. No volvemos a los orígenes para quedarnos en formas anquilosadas en el tiempo que sólo guardan formas exteriores vacías de contenido, sino para no perder la identidad de aquella expresión de la fe que dio origen a los desfi les procesionales.
Salir acompañando a nuestras sagradas imágenes durante la Semana Santa es manifestar públicamente lo que respondemos en cada celebración de la Eucaristía después de la Consagración: “Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección, ven Señor Jesús”.
Que esta Semana Santa sea para todos y cada uno de los que participamos en ella, sea desfi lando en las fi las, sea llevando algunos enseres o portando las imágenes, o contemplando el desfi le procesional desde las aceras, un momento para contemplar el Misterio de este Dios que se hace hombre, que da la vida por cada uno de nosotros para traernos la Salvación y renovar nuestra vocación de discípulos que quieren seguir al Maestro haciendo presente su mensaje del Evangelio.
Feliz Semana Santa.
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“Las manos de la Soledad me han ayudado a aportar un punto de vista inédito en mi Cartel de Semana Santa”
Entrevista al cartelista de la Semana Santa 2024
Por Berta López
En el estudio de José María Albareda (San Clemente, 1960) se remansa de una forma peculiar la luz. Por la cristalera de acceso no se filtra el sol de la mañana porque, por su orientación, no llega. Y sin embargo, al entrar sorprende una luminosidad propia, como ajena al mundo que la rodea. Un remanso propio de luz. Mientras el Cartelista de la Semana Santa de Cuenca 2024 atiende una llamada, suena Radio Clásica en un reproductor pulcro y bien cuidado, sobre el que un cartel interpela al usuario a mantenerlo así. ‘Echa un vistazo’, dice, invitando a la periodista, quizá sin saberlo, a curiosear en las entrañas mismas de su arte. Si la cara es – como se dice – el espejo del alma, bien podría decirse en términos estrictamente artísticos que el estudio es el reflejo de la mente y el corazón del artista.
El de José María está dividido en tres partes. La propia, la compartida con el también pintor Rubén Fernández Santos y una parte póstuma que es casi un homenaje al grabador Agustín Rubio López, fallecido un año antes de la pandemia y con quien José María compartía una larga amistad, además de talento y pasión por el arte.
Entrevista
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Fotografía: Águeda Lucas
“Al ver las manos de la Soledad supe que debían ser el motivo central”
La zona del estudio que pertenece a José María se abre ante los ojos ajenos acorde a su manera de entender el arte y su peculiar forma de orden dentro del ‘desastre’. Allí presiden, en la pared, el cuadro en el que pintó a su madre; otro, legado de Agustín, en el que se representa el paseo de árboles que tantas veces recorrieron juntos de chiquillos en el pueblo, también su última paleta. En el caballete, la obra en la que nuestro Cartelista trabaja actualmente y que representa a su hija. Más allá, dos bocetos a lápiz dibujados por su hija mayor, quien ha seguido en el arte los pasos del padre, pero con el estilo propio de quien se sabe no pintora, sino dibujante.
‘Este es mi rincón de paz’, dice José María refiriéndose a su estudio como lugar físico y tangible, pero también al intangible que es su arte. ‘Cuando necesito tranquilidad o alejarme de lo que está pasando, como en los días previos a la presentación del Cartel, que estaba muy nervioso, vengo aquí. A mis óleos, a mis cuadros, al olor del aguarrás’. A José María le brilla la mirada de una manera particular cuando habla de arte y de aquellos a quienes admira, con un brillo que trasciende el cristal de las gafas a través de las que mira
el mundo. Un brillo palpable: el de quien ama lo que hace y encuentra gusto en transmitirlo. Un brillo que se transmite en cada respuesta de esta entrevista y hace de ella un remanso de luz.
En tu exposición sobre el Cartel, dijiste que habías empezado a trabajar en un modelo que tenías cuando fuiste elegido Cartelista pero que, de repente, te diste cuenta de que lo único que habías hecho era reproducir una realidad, pero no revelar ninguna verdad. ¿Cómo llegas a esa conclusión? ¿Cómo se da uno cuenta de que lo que está haciendo no es lo que quiere hacer? ¿Cómo llegas a la idea del Cartel?
Pues... como muchas cosas del mundo artístico. Por mi experiencia, hay momentos en que tienes una revelación. Es una especie de epifanía. Cuando me nombraron tenía una idea bastante aproximada porque tenía [en mente] unas imágenes en las que pensaba enfocar el Cartel. Cuando fui a ver la imagen [de Ntra. Sra. de la Soledad de San Agustín] ya tenía un eje central y una composición con estas imágenes previas, por eso la idea no eran las manos, sino una parte de
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Fotografía: Enrique Martínez Gil
la cara [de la Soledad] a partir de la que hacer una especie de composición. Sin embargo, en un momento determinado me di cuenta de que esta composición previa que tenía era más un cuadro que un cartel, que era una narración de imágenes pero que no transmitía directamente algo. Ya venía yo pensando que el Cartel debía ser más cartel, más directo. Y cuando vi las manos, las dudas que tenía desaparecieron porque en ese momento me di cuenta de que eran esas manos lo que tenía que hacer. Después de meses de trabajo, de dibujar, de encajar, de hacer una mancha, de esperar que secara para seguir trabajando… porque lo tenía ya prácticamente acabado, al ver las manos de la Soledad supe que debían ser el motivo central.
Hasta el momento de la epifanía, como autor ¿sentías ya inquietud? ¿Eras consciente de no estar haciendo lo que querías hacer? ¿Uno siente zozobra cuando se da cuenta de que obra e idea no van por el mismo camino?
Sí, sí. Es algo que hace tiempo ya que me pasa con cuadros e incluso a veces me arrepiento. Mi amigo Agustín me lo decía muchas veces, que hay momentos en que un cuadro en el que
llevas trabajando meses, incluso a veces cuadros que tengo desde hace años, de repente ves que no funcionan. Ves que el cuadro está acabado, puede que incluso te emocionara en su momento, pero hay un punto en el que ves que no. Que no funciona. Cuando esto sucede, mi reacción es descartar la obra entera. Otras veces he tenido miedo de hacerlo, pero ese miedo me ha servido en este caso para darme cuenta de que como autor puedes sentir un apego especial por algo en lo que estás trabajando y dedicado y obsesivo, y que en un momento determinado, a nivel artístico no te funcione y tengas que cambiarlo. Eso fue lo que me pasó con la primera idea del Cartel: me di cuenta de que no era eso lo que quería. Y lo descarté.
Digamos que seguiste tu instinto. Lo que te decían las tripas.
Sí, sí, sí. Es puro instinto. Es una especie de revelación, que no sabes ni tú mismo. Hay momentos, cuando vengo aquí al estudio, en que hay cuadros en los que estoy meses trabajando y de repente veo que no y los desecho y ya está. Eso funciona a veces para bien y a veces para mal.
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“La simbología e importancia de las manos en la religión es un mundo”
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Lucass
Águeda
En este punto, llegamos a la iglesia de El Salvador… y aparecen las manos de Nuestra Señora de la Soledad de San Agustín. ¿Cómo las ves? ¿Desde dónde? ¿En qué ángulo?
¿Cómo, siendo que tu idea era incluir el rostro de la imagen, de repente no ves otra cosa que sus manos?
Hacía las fotos desde abajo, pero la imagen estaba muy alta y tuve que buscar la manera de acercarme. Había en la capilla un reclinatorio que me sirvió para acercarme un poco más a la cara de la imagen. Y me acerqué tanto que lo que más cerca tenía eran las manos. Empecé a ver las sombras y ese gesto tan contenido me entusiasmó. Fue ahí cuando me di cuenta. Pensé ‘esto es. Éste es el motivo. Está aquí’. Me sorprendió cómo algo que transmite tanta fuerza puede ser tan sencillo. A raíz de que hice las fotos a las manos empecé a hacer bocetos en el estudio y a jugar con la idea de la composición, con cómo podía componer solo con las manos. Con la idea central ya de trabajar a partir de las manos solamente.
¿De qué fecha estamos hablando? Aproximadamente a principios de diciembre fue cuando hice las primeras fotos. La otra obra ya la tenía prácticamente acabada, porque había que tenerla para Navidad, así que f ue unas semanas antes de la fecha. He trabajado más rápido en esta segunda idea porque tenía claro por dónde tenía que ir. En la primera idea fue un trabajo de composición mucho más lento y laborioso en el que fui probando con imágenes y motivos, quitando y poniendo para que la composición no se desequilibrara. En la idea final tuve claro que debía trabajar solo con el concepto de las manos y fue mucho más rápido.
¿Cómo cambia la forma de trabajar cuando pasas de una idea con la que no estás muy convencido, pero piensas que puede funcionar, a cuando experimentas esa epifanía y tienes una idea clara de lo que quieres hacer?
Cambia mucho y, como te decía, es mucho más rápido. Incluso con una técnica como el óleo. Elegí el óleo porque es la técnica por excelencia, desde Velázquez y antes Van Dyck, que son los primeros que lo utilizaron como técnica esencial para pintar retratos al óleo, y porque es la que mejor representa y transmite la piel humana. El óleo funciona por transparencias: su base es aceite, de modo que vas superponiendo capas y sacas los distintos tonos. El acrílico no te saca esa cantidad de posibilidades. En el proceso he tenido que esperar a que secara una parte para poner una veladura, esperar a que secara de nuevo para poner otra… Trabajar a base de capas.
Y una vez terminado el Cartel, viene la fase de trasladar el óleo a una imagen digital. ¿Cómo ha sido este proceso? A nivel técnico, el proceso de pasar la obra al óleo a soporte digital, a cartel, me provocó un sentimiento de angustia (risas). Son mundos distintos, yo no lo sabía. Domino mi terreno, pero el de la imprenta, el de pasar la obra a otro soporte, lo desconocía. Ten en cuenta, por ejemplo, que yo trabajo con tres tipos de rojo: un rojo cadmio, un carmín y otro tono de rojo de la marca Van Gogh que me gusta y que solo tiene esa marca. Con esos tres tonos saco la gama
de rojos que voy buscando. Pues al llegar a la imprenta, me dijeron que ellos trabajaban con un único tono de rojo carmín, de los tres primarios. Claro, a la hora de adaptarlo tuve que estar con ellos y olvidarme del cuadro que tenía en la cabeza, como me dijeron. ‘Tienes que pensar que tu Cartel va a ser con estos colores, no con los del cuadro original’. Aparte lo hemos pasado primero por una fotografía, que ya es otro proceso; el proceso de retoque de imagen y pasarla a un archivo… Es un proceso que desconocía y con el que me he tenido que poner al día, porque es otro mundo. Eso sí, ha quedado muy bien y estoy muy contento con el resultado, que ha sido muy satisfactorio. Por eso, quiero dar las gracias tanto a Emilio Palacios y el equipo de La Red Creativa, como a Carlos Llobregat, el fotógrafo que hizo la fotografía que es hoy el Cartel, por su profesionalidad y el despliegue técnico para que quedase lo más fiel posible al óleo original y a Jesús Caballero por su tipografía. Lo han trabajado muy bien, tanto ellos como en la imprenta de Tarancón y en Madrid. En todo el proceso he estado con gente muy competente, muy profesional, del fotógrafo al impresor. Me he sentido muy cómodo trabajando con ellos.
Ésta es la parte final, pero hasta llegar aquí, las manos han guiado el proceso. Dijiste en la presentación del Cartel que las manos ‘generan espacios y, cuando se cierran, crean un centro de culto’. Me gustaría que profundizases sobre esta idea y esta forma tan original de dotar de significado a las manos de las Vírgenes de nuestra Semana Santa.
Primero fue la visión casi estética, de impacto. Luego, una vez que me fui documentando y leyendo, me di cuenta de que la simbología e importancia de las manos en la religión es un mundo. Hay un contenido espiritual y simbólico tremendo, las manos del sacerdote tienen una gran importancia en el rito y en el culto. Y por supuesto a nivel emocional también. Conforme me he ido documentando me iba alegrando de haber elegido este tema [como motivo para el Cartel] porque me iba dando cuenta de que en realidad suponía abrir un campo a muchas interpretaciones y siempre desde el punto de vista emotivo. Esa parte me ha interesado mucho. De hecho, las manos transmiten emociones: en la presentación del Cartel hubo gente que me lo iba diciendo conforme me saludaba, que había dado en el clavo. Todo eso me ha ido confirmando la emoción que transmiten las manos.
Las manos son además un tema que no había sido tratado anteriormente en la cartelería de la Semana Santa de Cuenca.
En mi proceso de documentación, cuando ya decidí que éste era el tema, me di cuenta de que no hay prácticamente carteles de Semana Santa en los que el motivo central sean las manos, por lo que me alegré de haberlo escogido. Sí que encontré, en un cartel de alguno de los pueblos de Sevilla, unas manos, pero de una manera diferente y es fotografía, es otra visión distinta, no tan cercana como la que he escogido yo. Me alegré al saber que iba a hacer algo novedoso.
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“Las manos están marcando que detrás está un sufrimiento, la Madre que ha perdido al Hijo”
En la presentación del Cartel dijiste que ‘el artista debe aportar un punto de vista inédito’. ¿Cómo se consigue esto en una Semana Santa tan ampliamente representada como la de Cuenca?
Al comprobar que el tema de las manos no se había tratado me alegré, como te decía, pero también me suponía un riesgo, porque hacer algo novedoso también te expone al ‘¿Y esto es lo que ha hecho?’. Tal vez lo que la gente esperaba del Cartel es algo como la otra versión y pensé que quizá al ver la sencillez de éste pensarían… ‘¿Unas manos y ya está?’. Pero cuando vi las posibilidades, me di cuenta de que era la forma de dar mi punto de vista, un punto de vista distinto a lo que se ha hecho.
Además, es una obra polisémica, porque quienes conocemos las manos de la Soledad de San Agustín las reconocemos y, a quienes no las conocen, les transmite igual. Contemplando el Cartel pueden llegar a evocar a su Virgen, sin necesidad de que las manos pertenezcan a una advocación concreta. Es una imagen reconocible que, en tu Cartel, se universaliza. Claro. Esto también es algo que me pregunté, sobre todo en el momento en que estaba en el proceso de cambiar de la primera idea de Cartel a la que finalmente ha sido. Hice una especie de sondeo, por llamarlo de alguna manera, entre personas que son expertas en Semana Santa y que tienen un criterio valioso. Hablo de Javier Hevia, de Antonio [Abarca]… Me interesaba disipar la duda de si se podía identificar que eran unas manos de una imagen muy representativa de la Semana Santa de Cuenca. Me confirmaron que sí, que se reconocía que eran de Cuenca y que un nazareno de Cuenca, un conquense, sabría de quién son. Ahí ya me quedé tranquilo y me confirmó que iba en el buen camino. Este proceso, con algunas personas más entre las que estuvo mi hija mayor, que está estudiando Bellas Artes, lo repetí para confirmar si estaba tomando una buena decisión cambiando de la primera a la segunda idea de Cartel. Lo que me dijeron todas las personas a las que mostré ambos es que la primera idea era muy buena composición, bien encajada, pero la segunda era la que le llegaba al corazón. Es algo que se les veía en los ojos enseguida. Fueron las reacciones de la gente al ver el Cartel las que me confirmaron que estaba en el buen camino y que es una obra que llega nada más verla. Eso me abrió los ojos.
Es una imagen que no solo llega, sino que tiene un magnetismo muy potente: una imagen a la que no puedes quitarle los ojos de encima. Y esto es algo que no siempre sucede. Hay una anécdota muy curiosa del día de la presentación: mientras explicabas el Cartel, buena parte del público tenía la mirada puesta en tu obra y no en ti. Esto da una idea de la potencia que tiene la imagen que has diseñado. Lo estaba viendo. Imaginaba que era así.
Llama mucho la atención la fuerza que tienen dos manos de las que prácticamente no vemos nada más: sabes q ue el resto está ahí, pero lo tienes que imaginar. Y aún así, o precisamente por ser así, es un Cartel que invita a no apartar la mirada, que te interpela directamente como espectador. Eso tampoco es fácil de conseguir y menos en una ciudad como Cuenca, en la que el nazareno ama y defiende su Cartel hasta las últimas consecuencias pero es también muy exigente con la obra que se le presenta para representar su Semana Santa. Sí, sí, sí. Ésa es la parte que también me ha interesado destacar, cómo las manos son una especie de paso a lo que hay detrás. Las manos están marcando que detrás está un sufrimiento, la Madre que ha perdido al Hijo; cómo, en esas manos, hay un contenido que no está presente. Por eso cuando v i el poema de Valente, cuya poesía me encanta, supe que era el título para el Cartel. Es lo que mejor refleja, como título, lo que he querido decir: una manos tras las que hay un sufrimiento terrible, el de la pérdida de un hijo, y también el vacío que existe en esta pérdida, el vacío tanto artístico –representado en el negro que enmarca las manos – como el vacío personal y emocional que supone para alguien haber perdido a una persona querida.
Escuchándote, pienso en el Cartel como una obra polisémica, pues representa incluso lo que pasa después de l a Muerte, la propia Resurrección. Si la Resurrección es la inmensidad, la plenitud de la fe y de la misión divina, la Ascensión posterior puede interpretarse como el vacío físico, el terrenal, ese momento en que el Señor sube al Padre y, pese a que María, los primeros discípulos, quienes le habían conocido, sabían que le tendrían siempre, físicamente se quedaban sin Él. Pienso que tu Cartel expresa la v ivencia completa del camino de María y, a través de ella, el camino de Jesús y nuestra vivencia como nazarenos. Pienso, sin ningún afán de adulación, simplemente analizando el profundo significado de la obra, que has conseguido que las manos de Nuestra Señora de la Soledad de San Agustín simbolicen toda una fe. Eso es conseguir mucho.
Ésa ha sido la idea. Y al documentarme he ido viendo que las manos son la forma más directa de expresar. En un momento determinado las manos imploran, suplican. Porque la Virgen es una madre. Una madre a quien le han quitado a su hijo y que además su Hijo es Dios, por lo que tiene un gran sufrimiento contenido. Es una madre que está implorando, que comprende la situación porque durante todos estos años Jesús le ha ido repitiendo lo que iba a pasar, pero aún así, siente un gran sufrimiento. Lo que debió sentir, pese a saber que iba a pasar, pienso que tiene que ser lo más terrible del mundo.
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Fotografía: Enrique Martínez Gil
‘El Cartel tiene que sugerir más que mostrar y tiene que generar misterio. Ser algo diferente’. Es una de las enseñanzas que dejaste en tu intervención en la presentación del Cartel. ¿Qué debe tener, para ti, un cartel de Semana Santa para ser bueno?
Eso es muy difícil (risas). Ahí me has pillado (risas). He de decir que el cartel no es un campo que haya trabajado mucho, por eso para mí ha sido un reto y dudé, porque estoy acostumbrado a pinturas, a cuadros, a otro tipo de técnicas. En mi campo tengo experiencia y me siento cómodo, aunque a veces me frustre y me den ganas de tirarlo todo, como a todos los pintores. El cartel ha sido algo diferente para mí. Lo que he tenido siempre claro es que un cartel tiene que transmitir. Por eso dije en la presentación que el cartel es otra cosa y que la primera versión no lo era, porque funcionaba como cuadro pero no como cartel. De hecho, la forma de transmitir de un cartel es muy reconocible. Para funcionar como cartel, pienso que tiene que ser directo, impactante, que en un momento te transmita y que el mensaje que transmita represente la Semana Santa de la ciudad.
¿Tiene la cartelería conquense de Semana Santa algún rasgo común que la defina?
Lo que he encontrado en mi proceso de documentación es que es muy variada. En otras ciudades es más homogénea, sigue más una línea. Lo que me gusta de la cartelería de Cuenca es que ha dado cada uno una visión distinta y eso me ha sorprendido. Me parece muy interesante que cada uno haya dado su enfoque, que puede gustar más o menos, pero es muy valioso. Y una curiosidad que he encontrado documentándome es que el autor de los primeros carteles fue maestro mío en los años 60 en San Clemente, Julián Martínez Pérez, que era fotógrafo.
Cuando uno mira en su interior para saber cómo representaría la Semana Santa de Cuenca… ¿Qué encuentra? Más allá del sentimiento, el fervor, la emoción... ¿con qué se queda el Cartelista cuando hablamos de nuestra Semana Santa?
Yo vengo de San Clemente, donde he vivido mucho mi Semana Santa. He sido nazareno, portador del Cristo… Y además desde niño. Tengo fotos con mi tío de la mano en la primera cofradía. Mi padre y sus amigos fundaron la co -
fradía del Cristo después de la guerra y yo he salido con la t única y la tulipa de mi padre, con el mismo capuz de mi padre, que murió cuando yo era adolescente y ésa era una forma de hacerle un homenaje. He vivido la Semana Santa desde dentro y de una forma muy directa. Cuando vengo a Cuenca ya la veo desde un punto de vista más externo. Y para mí hay momentos que no me canso de vivir desde que estoy aquí. En concreto hay dos: el momento en que entra Nuestra Señora de la Soledad de San Agustín a la Plaza Mayor llena y se calla todo el mundo me pone la carne de gallina no siendo de aquí, así que imagino que la gente que lo lleva viendo desde niño debe sentir una emoción indescriptible. A mí me emociona. Y el momento de las turbas en el miserere… Son momentos en los que incluso alguien que no es de aquí no puede dejar de sentir una emoción inmensa, porque ves que hay algo que se te escapa. Esto desde el pu nto de vista emotivo, pero es que desde el estético, la Semana Santa de Cuenca es una maravilla. Ver los pasos en los a rcos del ayuntamiento y luego con la Catedral de fondo… Es cierto que cada ciudad tendrá sus características, pero no sé qué ciudad puede igualar en esto a Cuenca, porque son momentos indescriptibles. O subir la cuesta y ver la curva de la Audiencia con El Salvador al fondo. Hay momentos en Cuenca que tienen un poder estético y artístico increíble. Aparte de la calidad de las imágenes, que son muy buenas, tanto las de Marco Pérez como las de Coullaut, en las que me he centrado más por el Cartel. Pero Marco Pérez hizo aquí una labor extraordinaria y sus imágenes tienen mucha presencia.
¿Cómo te gustaría que se recordase tu Cartel?
En pintura, siempre me asombra cómo una materia, colores con una serie de pigmentos y con un aglutinante, de repente trascienden. En un momento determinado, esa materia inerte cobra vida y transmite sentimientos. Ésa es la idea que me gustaría que quedara: cómo unos colores, unas manchas, un encaje de unas manos, de repente genera emoción.
Y la última. Con el Cartel que no fue… ¿Qué has hecho? (El Cartelista sonríe, como si llevara toda la entrevista esperando la pregunta) Lo tengo aquí, en el estudio. Todavía no he decidido qué hacer con él. Lo decidiré más adelante, cuando haya pasado todo esto. Te lo iré contando.
Fotografía: Enrique Martínez Gil
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“Lo que más nos caracteriza, yo creo, es el escenario, las calles empinadas, estrechas”
Entrevista al pregonero de la Semana Santa 2024
Por Carlos Julián Martínez Soria
Julián Recuenco (Cuenca, 1964), personalidad sobradamente conocida –y reconocida– en el mundo cofrade, dentro y fuera de nuestra ciudad, es una persona culta, preparada, amigable y, sobre todo, buena persona. Hace muchos años que nos conocemos, y me honro en contar con su amistad y saber, siempre con la mano tendida y una sonrisa iluminando su rostro.
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Fotografía: Águeda Lucas
Me siento feliz. Este año es una Semana Santa especial
Julián, han transcurrido ya unos cuantos meses desde que te llamaran por teléfono y te dieran la noticia de tu elección como Pregonero de la Semana Santa de Cuenca de 2024. ¿Cuál es tu primera reacción, tras la llamada?
Pues la primera, de orgullo, y a continuación –muy seguido– responsabilidad.
Pero en realidad, dime, ¿estabas a la espera de la llamada o no querías estar demasiado pendiente? Porque reconozco que, de alguna manera, es algo casi inevitable…
Era una sensación ambivalente. Por un lado, no quería estar pendiente, pero por supuesto sabía que en ese momento estaba dándose la votación, y que se estaba decidiendo ser o no ser pregonero –que como sabes, en Cuenca, los que somos nazarenos, es un orgullo y una responsabilidad– y, aunque no lo quieras reconocer, efectivamente, piensas que cuando llaman, normalmente es para decir que sí. En mi caso fue el vicepresidente, Antonio Abarca, con quien además nos une una amistad, al ser los dos hermanos del Huerto de San Antón, que además era una de las hermandades que me había presentado, junto con la Cena.
Es que has trabajado mucho sobre la Semana Santa, Julián… (risas)
Pues han sido seis libros de monografías de hermandades, y además dos libros aparte más genéricos: en total, ocho
libros de Semana Santa entre los que han sido publicados en papel y los que han sido publicados vía digital, que han sido dos.
Luego voy a volver al tema publicaciones, pero ahora –que han transcurrido unos meses desde la llamada telefónica, y pasada esta primera impresión– con todas las sensaciones más sedimentadas ¿cómo te sientes?
Pues me siento feliz, ¡tú lo sabes! Este año es una Semana Santa especial. Independientemente de que luego, cuando llega este tiempo, estamos muchas veces pendientes de la situación atmosférica, de cómo será el tiempo este año… Pero en esta ocasión hay un algo especial, que será el Viernes de Dolores, y conforme pasa el tiempo, el orgullo es mayor y la responsabilidad, también. Se va acercando el momento de estar allí, en el estrado del Auditorio, y vas viendo que va llegando el día.
Julián, y aunque quizás sea muy pronto, porque no sé si lo tienes ya escrito, o casi rematado… ¿En qué estado actual de redacción tienes el pregón? ¿Tienes ya unas líneas maestras del pregón trazadas? ¿Más o menos claro lo que vas a contar y cómo lo vas a contar?
Sí, lo que es el esquema está hecho. El desarrollo, yo creo que no se cerrará del todo hasta, a lo mejor, no sé si un día antes, unos días antes… o incluso ¡unas horas antes! (de nuevo, la sonrisa ilumina la mirada de nuestro pregonero)
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Fotografía: Lola Pineda
Porque además soy de los que normalmente, releo mucho las cosas, y hasta que no se publica –si es un tema que se vaya a publicar o si es una conferencia, hasta que se pronuncie– no lo cierro del todo, porque posiblemente haya modificaciones hasta el mismo Viernes de Dolores. Intentaré por la mañana relajarme, subir pronto a las Angustias para cumplir con la tradición lo antes posible, y tener la tarde libre para reflexionar un poco más en el pregón.
¿Y tiene muchas líneas o bloques temáticos?
Sí, efectivamente, digamos que podría tener tres bloques con una pequeña introducción, y un pequeño final.
Familia, recuerdos, historias, vivencias personales, cuestiones profesionales tocantes a la Investigación… ¡Todo junto! (más risas) Efectivamente, un poco de todo eso. Una de las cosas que sí he reflexionado es por qué me han elegido a mí como pregonero, y a partir de ahí lo he elaborado. Pero aunque la investigación es importante para mí, no he considerado hacer el pregón como una conferencia. No se trata de eso.
Antes ya hemos hablado algo de tu labor investigadora. Has escrito libros genéricos y de creación literaria (novelas, poesía, narraciones cortas), has participado en congresos con ponencias y comunicaciones, eres doctor
en Historia Moderna por la UNED, o sea, posees una vida muy activa en la investigación y en la divulgación. Sí, así es. Precisamente el trabajo previo a lo que antiguamente era la tesina, fue luego el libro Ilustración y Cofradías en siglo XVIII, que publicó la Junta de Cofradías en el año 2001.
Si tuvieras que elegir de entre todos los libros que has escrito, uno al que le tienes especial cariño, recuerdo o agradecimiento… ¿Cuál sería, de los que has publicado? Si hablamos concretamente de Semana Santa, diría Ilustración y Cofradías, porque fue de lo primero que escribí, y porque además es un libro genérico que no es de una hermandad en concreto, sino sobre la Semana Santa en su conjunto. Y en cuanto a las monografías de hermandades, me pasa que conforme voy observando ahora con el paso del tiempo todos los libros, creo que al que más cariño le tengo es al de la Oración del Huerto del Jueves, porque fue de los primeros y además es de mi hermandad familiar, (¡Una de mis hermandades familiares!). También el libro de la Cena, aunque este es algo diferente: fue una coordinación. Pero tengo que reconocer que conforme he ido evolucionando en el tiempo, y veo ahora estos libros, me doy cuenta de cómo ha ido cambiando mi perspectiva investigadora a través de la experiencia de las últimas publicaciones.
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Fotografía: Águeda Lucas
Ahora estoy muy volcado con la divulgación, sobre todo con el blog que hago de Historia
¿De cuántas hermandes eres, Julián?
¡Tardo menos en decir de las que no soy! (risas de nuevo) Hablando de libros, muchas veces me he terminado haciendo de esas hermandades de las que he escrito su historia, y al final se lo acababa explicando a las directivas de estas hermandades, porque hay muchas en las que no podría salir, por estar ya vinculado en ese mismo día con mis hermandades familiares de toda la vida. Soy hermano, desde los cinco meses, del huerto de San Antón, y luego también de la Soledad de San Agustín por tradición familiar. Y posteriormente, con el tiempo y por actividad dentro de la hermandad, y porque he sido directivo, sigo manteniéndome muy activo en la Santa Cena. También estuve un tiempo en la directiva de la Borriquilla, donde sigo participando junto con toda mi familia: mi hija ahora es bancera de la Virgen (aquí asoma en la mirada de Julián un brillo de orgullo y emoción, en el ambiente distendido de esta conversación).
Está claro, Julián, que en lo referido a la Semana Santa de Cuenca, “has tocado todos los palillos”: hermano de tulipa, directivo, bancero en varios pasos…
Además puedo decir una cosa de la que poca gente puede presumir, y es que el primer año que saqué el Huerto fue cuando tenía 17 años, ¡y lo hice por turno de antigüedad! También la Cena me ha correspondido sacarla por turno, pero este caso era más habitual.
Un día que te guste mucho de Semana Santa, ¿cuál día dirías?
Complicado seleccionar… ¡No sabría decir! Porque hay tantos… pero bueno: para ver, las Turbas me gustan muchísimo, aunque no he salido nunca por razones obvias –cuando he salido en la procesión, he desfilado en mi hermandad de la Soledad. También me gusta mucho el Viernes Santo por la noche, la salida de la procesión de la Catedral. ¡Son tantos momentos!
Si tuvieras que elegir un sitio para ver una procesión ¿cuál nos recomendarías?
Pues con mi familia, hemos vivido muchos años en la calle Calderón de la Barca, así que desde el cuarto de estar de mi casa se veía toda la bajada de las cocheras de la Audiencia, y luego pasaban por delante de mis balcones. Y ahora mismo, un sitio que me gusta mucho, con alguna procesión en concreto, es la calle de San Pedro… El Bautismo, por ejemplo, es una procesión muy personal en ese sentido de intimidad. El Miércoles Santo esa misma calle también: llevo unos cuantos años que no disfruto tanto en ese recorrido, porque
me gusta estar con mis hermanos de la Cena, acompañándolos en ese momento en la Catedral, a la hora de la salida, que también es un lugar privilegiado para contemplar la Plaza Mayor.
Debajo del palo, ¿de qué hombro eres: el izquierdo o el derecho? ¿Cuál te gusta más? ¿Cuál es tu sitio?
Pues nunca he tenido problemas con eso, y siempre he sacado los pasos con ambos. Normalmente el Huerto siempre lo saco con el hombro derecho, con lo cual la Cena, le toca al hombro izquierdo (risas de nuevo) Y luego vas alternando la parte delantera con la trasera, según sea la subida o la bajada. Excepto en la Cena, que como llevo algunos años sin poderla sacar por razones de salud, de fuerza física… pero siempre he sido de ir del abarcón para delante.
Volviendo al pregón, Julián, y con la investigación, ¿cómo ves la investigación sobre la Semana Santa de Cuenca hoy en día?
Bueno, pues hoy –como tú también sabes– se ha avanzado mucho, a raíz de los trabajos de varios investigadores, pero bajo mi punto de vista tengo la impresión de que últimamente hay un poquito de parón. Cuando nosotros empezamos estaba el libro de Antonio Pérez Valero, y había dos o tres libros más con algo menos de información, pero que te podían dar algunas pistas. Luego las publicaciones de Pedro Miguel Ibáñez dieron mucha fuerza a este tipo de investigación sobre la Semana Santa. Y últimamente están saliendo algunos investigadores jóvenes que también están haciendo cosas interesantes. Yo lo que también echo en falta es que hay muchos congresos, a nivel nacional, y la gente sale poco de nuestro entorno… Nosotros lo hemos comentado algunas veces: recuerda aquel congreso juntos, en Almería, ¡que estábamos de Cuenca los dos solos! Yo que me he movido en algunos congresos, he coincidido con Israel (Pérez Calleja) y Pablo Cortijo, pero poco más, no hay muchas más personas saliendo fuera de Cuenca, y es una buena manera de difundir la investigación. Ahora se está yendo de nuevo hacia la Literatura, se están haciendo cosas muy buenas con respecto a la creación.
En efecto Julián, tú, aparte de la investigación, también te has dedicado a la creación literaria y a la divulgación del conocimiento…
Ahora estoy muy volcado con la divulgación, sobre todo con el blog que hago de Historia e Historia de Cuenca, historia general con comentarios de algunos libros de historia (y que yo les recomiendo: LA CASA DE CLIO (julianrecuenco. blogspot.com))
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Sobre el pregón ¿puedes decirme alguno, de los que hayas presenciado o leído, que te haya gustado especialmente?
Bueno, por supuesto he leído muchos pregones, pero en este tiempo –desde que fui nombrado Pregonero– no he querido leer ninguno, porque no quería que me pudieran influir de alguna manera, sin darme cuenta. Por supuesto tengo en el recuerdo algunos de los que siempre hemos hablado: el de José Miguel Carretero, el de Rafael Pérez Rodríguez o el de Amalio Blanco Abarca. También, aparte de los que he leído, llevo muchos años yendo a oírlos en San Miguel, entonces, ahora en el Teatro Auditorio. Pero no expresamente, aunque sí que ahora te puedo adelantar –porque cuando salga esto editado ya habrá sido el acto de presentación del cartel y el cartelista junto al pregonero en el Auditorio–, que aprovechando que la Junta iba a rendir homenaje al que fue pregonero y consiliario, José Javier Pérez Muñoz, y que falleció el año pasado, quería unirme a ese homenaje, y qué mejor forma de hacerlo que citar unas palabras suyas extraídas de su pregón, que lo he estado repasando y fue muy bonito.
Si pudieras dedicarle el pregón a alguien, Julián ¿a quién se lo dedicarías?
Pues por supuesto, a mis padres, a mi mujer y a mi hija, que me está siguiendo los pasos, ¡y a mis abuelos!, que me hicieron de las dos hermandades familiares.
¿Cómo te gustaría que fuese recordado tu pregón en el futuro?
¡Pues no lo sé!… ¡Un pregón que en ningún momento se hizo largo! (Aquí ambos estallamos en risas)
Pero tú ya has pregonado otras fiestas… He pregonado las de San Mateo y las del barrio de San Fernando, y luego las fiestas de Navalón. Y en lo tocante a este género, hice el pregón de Semana Santa de la Casa de Castilla-La Mancha en Madrid. Todas son emotivas, y diferentes. Fue muy alucinante el pregón de San Mateo, por su carácter festivo: desde el balcón, toda la gente está disfrutando, y esperando que suene el petardo para iniciar las fiestas. En este sentido, el de Semana Santa será muy diferente, tras sonar la banda de música con el San Juan.
¿Qué elemento destacarías como singular y característico de la Semana Santa de Cuenca, que nos diferencia con respecto a otras celebraciones similares?
Esto es difícil: yo diría que el escenario. Porque las tallas son preciosas, pero hay otras ciudades que también tienen tallas preciosas, tanto históricas como de después de la Guerra. Hay ciudades que también tienen imágenes de Marco Pérez, y en otros sitios como Murcia tienen Salcillos; Gregorio Fernández en Valladolid; en Andalucía todos los maestros del barroco andaluz… pero lo que más nos caracteriza, yo creo, es el escenario, las calles empinadas, estrechas. Ya se ha dicho, y ya es un hito común, eso de que en Cuenca la anchura la ponen las curvas de la calle del Peso, y la altura la ponen los arcos del Ayuntamiento.
Si pudieras ¿qué quitarías y qué añadirías a las celebraciones de la Semana Santa de Cuenca?
Yo pienso que no quitaría nada. Poner, pondría un poco más de seriedad en el desfile, sobre todo en algunos desfiles; y
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cuando digo seriedad no me refiero ya a que haya que estar en continuo silencio, sino algo así como “formalidad” en el vestido. ¡Haría desaparecer las zapatillas deportivas blancas y de colores!
Algunas preguntas rápidas, y típicas: ¿Auditorio o San Miguel?
San Miguel era un sitio precioso, pero con muchos problemas: la accesibilidad, sobre todo para la gente mayor o personas impedidas de alguna forma… otro problema allí era la falta de espacio. Todo esto se ha resuelto en el Teatro Auditorio.
A estas alturas de la entrevista, igual ya casi me lo has respondido: ¿Cuál es esa imagen de Semana Santa que, cuando la ves, sientes que te está mirando y que te emociona en lo más íntimo?
Uno es el Yacente. Y el Huerto, por lo que conlleva de carga emocional.
Una marcha procesional que escuchas cuando te pones a escribir y te inspira.
Por supuesto, por lo que representa para la Semana Santa de Cuenca, el San Juan, que es el himno de nuestra Semana, y luego aparte, pues muchas, y cada etapa tiene la suya. Durante una época fue La madrugada , de la que recuerdo que una de las primeras veces que la escuché fue en Salamanca, en la iglesia de la Clerecía, en un congreso, con la banda de la Guardia Real dirigida por Abel Moreno, uno de esos momentos que no se olvidan.
En otra época de mi vida también ha sido Caridad del Guadalquivir… Ahora, cualquiera de las marchas con las que nos acompaña la Banda de Música de Cuenca el Domingo de Ramos.
Para terminar, Julián, alguna cosa que quieras contar especialmente a todos los que estén leyendo estas palabras…
Pues ya que me das la oportunidad, sí que quiero traer al presente el tema de las imágenes que se atribuyen todavía en Cuenca a la mano de José Rabasa, cuestión en la que ya en muchos sitios se está buscando la verdadera autoría, porque –como ya adelantó el especialista Antonio Bonet, que también conoces–, Rabasa no puso nunca en su vida una mano en una gubia: era un marchante, un intermediario que cuando recibía un encargo, a su vez encargaba a un escultor que hiciera esa imagen. Entonces, tenemos tres imágenes en Cuenca atribuidas a este vendedor: la talla de María Magdalena, la Virgen del Amparo, y aunque no sale en Semana Santa, nuestra querida Virgen de las Angustias, del santuario. Y en este caso concreto, estoy casi convencido de que la autoría es de otro escultor valenciano, Enrique Galarza, por el parecido estilístico que tiene con otras imágenes suyas, bien reconocidas.
Como se lee, Julián: maestro, genio y figura. La mayor fortuna para tu Pregón. ¡Gracias!
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Por
la Comisión Ejecutiva de la JdC
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La Semana Santa de Cuenca vivió los días 8 y 9 de marzo de 2023 un hecho histórico: presentarse por primera vez en uno de los enclaves católicos por excelencia, Roma. Una doble visita institucional en la que se dieron a conocer las señas de identidad de nuestra Pasión, en una audiencia con el Papa Francisco y en un acto oficial en la Embajada de España ante la Santa Sede.
La labor de divulgación de la Semana Santa de Cuenca fuera de la ciudad ha sido una inquietud histórica de la Junta de Cofradías, que ha ido sumando herramientas y recursos para llevarla a cabo. Así, a las apariciones en prensa nacional e internacional, la asistencia a Fitur y congresos nazarenos y la difusión en redes sociales, se sumaron en el año 2016 los actos institucionales en ciudades emblemáticas. Tras llevar nuestra Semana de Pasión hasta Madrid, Sevilla, Cartagena o
Huesca, en 2023 la Junta de Cofradías decidió ir un paso más allá en esa tarea divulgadora y llevar a Cuenca y su Semana Santa hasta dos de los centros de referencia de la cristiandad: El Vaticano y Roma.
Para ello, una delegación de la máxima institución nazarena encabezada por el presidente, Jorge Sánchez Albendea, y la Comisión Ejecutiva, y acompañada por el obispo de la Diócesis, monseñor José María Yanguas, y por los representantes de la M. I. V. H. del Stmo. Cristo de la Salud (El Descendimiento), Rubén Collado, y de la V. H. de la Cruz Desnuda de Jerusalén, Enrique Sanz, se desplazó hasta la capital italiana con el objetivo de mostrar lo mejor que tenemos: nuestro ADN nazareno y nuestra Semana Santa de Interés Turístico Internacional, representada en una Ciudad Patrimonio de la Humanidad.
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Una suma de voluntades, un objetivo común
Presentar la Semana Santa de Cuenca en Roma no fue empresa sencilla. La planificación de la visita institucional requirió de la suma de muchas voluntades y también de varios meses de trabajo por parte de la Presidencia y la Comisión Ejecutiva de la Junta de Cofradías, apoyada por el Gabinete de Comunicación y por un amplio grupo de personas tanto en Cuenca como en Roma.
Para tomar parte en la audiencia con el Papa Francisco, el papel intercesor del obispo de la Diócesis, monseñor José María Yanguas, fue fundamental. También fue pieza clave nuestro Pregonero de la Semana Santa de Cuenca 2022, Antonio Pelayo, quien además intercedió para la presentación en la Embajada de España ante la Santa Sede, de la que ejerce como asesor religioso. “Una visita como ésta, con todo lo que significa para la Semana Santa de nuestra ciudad, necesita de los esfuerzos y voluntades de muchas personas para hacerse realidad y es justo que se reconozca su labor” considera el presidente de la JdC, Jorge Sánchez Albendea.
Durante las semanas previas a la visita institucional se envió a Roma, a requerimiento tanto del Vaticano como de la Embajada, documentación acreditativa de la importancia de nuestra Semana Santa tanto en la ciudad como fuera de ella. Se transmitió que se trata de una celebración capital que vertebra la vida de la ciudad en todos los aspectos: social, económico, religioso, cultural, turístico e incluso gastronómico.
“Hemos perdido la cuenta de la cantidad de requerimientos, documentos y material que enviamos para preparar la visita, o del tiempo que dedicamos a diseñar los
actos. Fueron momentos de mucho trabajo, con plazos muy cortos, pero el esfuerzo mereció la pena. Siempre tuvimos presente que el esfuerzo era por nuestra Semana Santa” recuerda Sánchez Albendea. El día en que finalmente se obtuvo luz verde para ambas citas “fue un día muy feliz, por lo que suponía para nuestra Pasión y también por culminar con buen resultado tantos meses de trabajo”.
La delegación partió de Madrid hacia Roma el 7 de marzo, con las maletas llenas de Semana Santa. Curiosamente, el piloto de aquel vuelo fue el propio representante de la V. H. de la Cruz Desnuda de Jerusalén, Enrique Sanz, quien tuvo el detalle de promocionar la Pasión conquense y saludar afectuosamente a los nazarenos de Cuenca al dirigirse al pasaje. En aras de informar puntualmente a la comunidad nazarena y de visibilizar el viaje institucional, el desarrollo del mismo pudo seguirse a través de las redes sociales oficiales y la web de la institución, que ofrecieron contenido audiovisual de los principales momentos y actividades.
Audiencia con el Papa Francisco
La primera gran cita tuvo lugar el 8 de marzo, día en que la Comisión Ejecutiva de la Junta de Cofradías, acompañada por monseñor Yanguas y por el sacerdote y periodista Antonio Pelayo, participó en la Audiencia General del Papa Francisco, en la Plaza de San Pedro. Comenzó puntual a las 9 de la mañana. Durante la misma, Su Santidad reflexionó sobre el Amor de Dios y recalcó que es “para todos, no para un grupo: para todos”. Además, incidió muy especialmente
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en la evangelización como un servicio, aseverando que “quien se llame evangelizador, pero no tenga el corazón abierto al servicio, no es evangelizador”.
E l Papa quiso tener además una mención especial hacia las mujeres presentes en la Audiencia, al coincidir con el Día Internacional de la Mujer. También las bendijo muy especialmente, a rrancando los aplausos de los asistentes. La Audiencia finalizaba con el canto del Padrenuestro en latín y la bendición general.
A l término de la misma y en un ambiente de unidad, los representantes de nuestra Semana Santa pudieron compartir unos m inutos con el Santo Padre, encuentro en el que el presidente de la institución le hizo entrega de la Medalla de Plata de la Junta de Cofradías.
En el encuentro, el Papa Francisco recibió también el primer ejemplar de las Publicaciones Oficiales de la JdC para la Semana Santa 2023 – “Lo mejor que tenemos” dijo el presidente de la JdC en la entrega –, el Cartel y un CD de marchas procesionales. El Papa se mostró en todo muy cercano y afectuoso con los representantes de los nazarenos de Cuenca, a quienes saludó y dio la mano uno por uno, y también con monseñor Yanguas, a quien le une un fuerte vínculo desde su etapa de obispo pues, como desveló ante la Comisión Ejecutiva, fue en parte gracias a las gestiones de monseñor Yanguas que finalmente estuvo en disposición de alcanzar el Papado.
El presidente de la Junta de Cofradías invitó al Santo Padre a conocer nuestra Semana Santa y a vivirla en Cuenca, algo en lo que el Papa mostró mucho interés pese a su delicado estado de salud y su movilidad reducida. También manifestó especial
interés por nuestra música procesional al recibir el CD con marchas de nuestra Pasión. Y es que la música, ya se sabe, es una estupenda forma de llegar al corazón. “Es histórico que el Papa haya podido conocer de primera mano nuestra Semana Santa, en un ambiente de unidad, con todos los asistentes unidos en una misma fe” valoraba Sánchez Albendea al término del encuentro con el Papa.
L a cercanía del Vaticano y del Santo Padre con las celebraciones de Semana Santa es grande. Entre otras citas, en 2021 el Papa Francisco recibió en Audiencia General al alcalde de Valladolid y el cardenal arzobispo de la archidiócesis vallisoletana durante el viaje a Roma en que promocionaron su Semana de Pasión; también departió en audiencia general con la directiva de la Agrupación de Cofradías de Málaga por su centenario f undacional.
La primera jornada de trabajo en Roma concluyó con una visita de la delegación nazarena conquense a los Museos Vaticanos y la Basílica de San Pedro, que fue posible gracias al trabajo, gestiones y generosidad del representante de la V. H. de la Cruz Desnuda de Jerusalén, Enrique Sanz. Invitados por el cardenal Fernando Vergez, presidente de la Gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano y presidente de la Comisión Pontificia para el Estado de la Ciudad del Vaticano, los representantes de la Semana Santa de Cuenca conocieron de primera mano los puntos más emblemáticos tanto de la Basílica como de los Museos Vaticanos, incluida la Capilla Sixtina, en una visita especial en la que ejerció como guía el director de Seguridad del complejo museístico, Marco Muzi.
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P resentación en la Embajada
“La Semana Santa de Cuenca no es cosa de poco. Es tan bonita… La Semana Santa en general y la de Cuenca. La de Cuenca es una maravilla. Es una maravilla”. Con estas palabras recibía la embajadora española ante la Santa Sede, Isabel Celaa, a la Comisión Ejecutiva de la Junta de Cofradías en el Palacio de España el 9 de marzo de 2023, para la presentación de la Semana Santa de Cuenca en este lugar emblemático, por lo que representa para los católicos y por ser la embajada más antigua del mundo. Fue la segunda gran cita del viaje institucional.
Tras el histórico encuentro con el Papa Francisco del día anterior, la Pasión conquense vivía otra jornada para el recuerdo. La presentación, a la que asistió más de un centenar
de personas entre autoridades eclesiásticas, personalidades civiles de la sociedad italiana, turoperadores y medios de comunicación, contó con la presencia de los eminentísimos cardenales Berges y Re; del nuncio del Papa en Ecuador, el conquense monseñor Andrés Carrascosa; monseñor Fernández; el príncipe y la princesa de Massimo; la princesa Ruspoli; la condesa Federici y la condesa del Melle, entre otros. Por parte de los medios, asistieron Cope, ABC, La Razón, La Sexta, Agencia Efe y Antena 3.
Presentó el acto el periodista, sacerdote y Pregonero de la Semana Santa de Cuenca de 2022, Antonio Pelayo. La jornada concluyó con un vino español a base de productos típicos de Cuenca y gastronomía relacionada con la Semana Santa.
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Discurso de Isabel Celaa, embajadora española
“Me van a permitir empezar con una pincelada de ambiente de uno de mis escritores favoritos, que es Manuel Vicent, que dice así en su percepción del camino a Cuenca: Cabalgando su propio paisaje sobre un espolón de piedra entre dos ríos, Cuenca tiene un alma secreta, muy profunda, pese a ser una ciudad alta, arriscada. Su paisaje está abajo. Sus raíces son caballos rocosos que la llevan volando por los acantilados sin quebrar su inmovilidad. He viajado a Cuenca una vez más. Sucede con todas las ciudades arraigadas en la historia: el viajero no las descubre hasta que no se sorprende a sí mismo por la espalda
perdido en sus calles, sentado en un banco, tomando una cerveza. Encontrar el alma escondida de Cuenca era la apuesta. En Cuenca, la naturaleza tiene la misma presencia que la historia”.
A sí inició su intervención Isabel Celaa, embajadora española ante la Santa Sede y anfitriona del acto. Las palabras de este escritor mediterráneo, uno de los favoritos de la embajadora, según dijo, sirvieron para ambientar a los asistentes y transportarlos a Cuenca, su geografía, su patrimonio natural, arquitectónico y cultural, sus costumbres y su manera de entender la vida.
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En su discurso, en español e italiano, Celaa demostró gran conocimiento de Cuenca – de la que hizo una breve y concisa glosa histórica – y su Semana Santa, así como expresó con especial sensibilidad la importancia que la Pasión y la religiosidad popular tienen para Cuenca y sus gentes en particular, y para los españoles en general.
“Ustedes saben que España atesora fiestas de larga tradición, que debido a su singularidad han despertado siempre la curiosidad de propios y extraños. La Semana Santa es una de ellas y es la más importante del calendario. La que más expresa el sentido de la devoción popular”, aseveró.
“La Semana Santa española sitúa la fe en la plaza pública. Suscita la emoción de todos y con ella, la devoción que a muchos conmueve y aglutina, construyendo un escenario muy excepcional, tanto para creyentes como para no creyentes” continuó la embajadora, quien recordó que fue el Concilio de Trento el que autorizó el uso de las imágenes “para persuadir, conmover y catequizar a los fieles” como forma de “trabajar en la Contrarreforma, tratar de neutralizar la reforma luterana que contaba con la difusión de la imprenta”, y resumió la evolución de las celebraciones de Semana Santa desde entonces a la actualidad, auspiciadas en sus orígenes por el nacimiento de la imaginería y el apoyo de las hermandades y cofradías nacidas en el seno de los gremios. “En los territorios hispánicos se desarrolló una cultura centrada en la Pasión de Jesucristo” añadió.
Sobre la Semana Santa de Cuenca la embajadora, asesorada por Antonio Pelayo, afirmó que “es un movimiento ciudadano” que en Cuenca “es especial, porque de los 55.000 habitantes que hoy tiene la ciudad, 30.000 son cofrades, un fenómeno que supera toda comparación con otras ciudades y que tiene su explicación en la profunda tradición familiar: apenas nace un niño o una niña, después de bautizado, se le inscribe como miembro de la cofradía a la que pertenecen ya abuelos y padres. Esto hace que la pertenencia a una cofradía se convierta en un signo de identidad y acompañe al crecimiento de la persona”.
Celaa explicó a los presentes que “en muchas de las casas se guardan y cuidan las túnicas nazarenas, los capuces y los báculos de cada cofradía, que forman parte de las tradiciones familiares”. La embajadora quiso mencionar especialmente la procesión de Camino del Calvario como una de las singularidades de la Semana Santa de Cuenca, una tradición, dijo “muy antigua” y “uno de los aspectos más originales del Viernes Santo conquense”.
Finalizó la embajadora con las palabras del gran pintor universal Benjamín Palencia, gran conocedor de los c ampos de Castilla y de Cuenca, para quien “Cuenca no era otra cosa sino el trasfondo de aquellos cuadros de Da Vinci. Y si nos fijamos en la Virgen de las Rocas de Leonardo, podremos ver Cuenca”. La máxima responsable de la Embajada se mostró en todo momento cercana y afectuosa con los nazarenos de Cuenca, compartiendo con ellos momentos de gran emoción.
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Discurso de mons. José María Yanguas, obispo de la Diócesis
En su turno de palabra inmediatamente posterior a la bienvenida y apertura del acto por parte de la embajadora, el obispo de la Diócesis de Cuenca, monseñor José María Yanguas, puso de manifiesto la importancia de nuestra Pasión afirmando que “París tiene la Torre Eiffel. Bruselas, el Atomium. Londres, el Big Ben. Cuenca tiene la Semana Santa”. Monseñor desglosó para los presentes otros momentos clave de la vida de la ciudad, como la SMR o San Mateo, dejando patente en su discurso, certero y conciso, que la Semana Santa es la celebración más especial y la que mueve verdaderamente el corazón de la ciudad.
“Cuenca es más que una ciudad: es una ciudad con alma” afirmó, para añadir que “con pocos trazos se pinta el rostro de Cuenca”.
Y a la perfección lo dibujó, recordando algunos de los emblemas arquitectónicos y patrimoniales de la ciudad, como las Casas Colgadas – los primeros rascacielos de la historia y seña de identidad conquense –, o esa combinación de cultura y naturaleza que es única en Cuenca. “Asombra cuando uno llega a Cuenca conocer la larga tradición de artistas de todo tipo que tiene la ciudad: desde Coll, el gran humorista, hasta alfareros, pintores, escultores… Probablemente la mejor imaginería religiosa después de la guerra española es la de Marco Pérez, magnífica imaginería” expresó, dibujando así otro de los rasgos de la ciudad.
“Junto a eso tenemos un alma laica, festiva y llena de jolgorio y juventud en las fiestas de San Mateo y sus famosa vaquilla” quiso recordar también monseñor, quien explicó brevemente para los presentes en qué consiste nuestra segunda gran celebración anual.
“Pero sin duda, la Semana Santa de Cuenca es la seña de identidad” sentenció monseñor Yanguas, quien tuvo también mención especial para la Semana de Música Religiosa, contraparte cultural de la Semana Santa. “Siempre me ha sorprendido el espíritu con que se vive la Semana Santa de Cuenca y me ha parecido un misterio que no sé muy bien descifrar” aseguró, recordando muy especialmente “la tradición, la familia, los ritos, la historia de la ciudad, el componente religioso”, aspectos sin los que la Semana Santa conquense no sería lo que es. Y sobre todo, el sentimiento y la emoción que provoca en los nazarenos de Cuenca su Semana Santa, que llevan a monseñor a preguntarse cada año qué pasa por el corazón de la persona que se emociona profundamente con la Pasión: “Sobre todo recuerdo las miradas de personas hechas y derechas, mirando el paso de la Virgen o del Señor, con los ojos llorosos. Yo me pregunto qué pasa en el corazón de esa persona, qué hay en el corazón de esa persona, qué la mueve, qué experimenta, qué sensación. Para mí sigue siendo un misterio”.
Monseñor concentró pues en tres las características del alma de Cuenca: sus Casas Colgadas, esa mezcla de cultura y naturaleza y ese alma religiosa que se revela sobre todo en su forma de e xpresar, representar y vivir la Semana Santa, que es quizá “lo definitivo de Cuenca” consideró. “La religiosidad popular es un medio evangelizador” reconoció monseñor, citando una de las primeras encíclicas del Papa Francisco, en la que pide alentar y promover esa religiosidad popular. “Dice el Papa que es una legítima expresión de la fe, de ser Iglesia y de ser misionero”. Una fe que se expresa en Cuenca y muy especialmente en el transcurso de su Semana Santa, una de las tres señas de identidad con que la describió monseñor Yanguas.
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Discurso de Jorge Sánchez, presidente de la JdC
El presidente de la Junta de Cofradías, Jorge Sánchez Albendea, quiso dedicar su turno de palabra a agradecer a todas las personas que hicieron posible la presentación de la Semana Santa de Cuenca en Roma, con mención especial para la embajadora y personal de la Embajada “por creer desde el primer día que Cuenca y su Semana Santa tenían cabida en este espacio”, así como para Antonio Pelayo, quien acompañó a la delegación de nazarenos en su periplo por la capital italiana “y sin cuya complicidad, esto no hubiera sido posible”. También para los medios de comunicación, divulgadores “del mensaje que transmitimos”.
“Venimos desde Cuenca” explicó Sánchez Albendea, una “pequeña ciudad castellana de la península ibérica. Nuestra ciudad, que queremos que sea también la vuestra, es uno de los principales conjuntos monumentales de España, con una gran proyección internacional que fuera declarada Patrimonio de la Humanidad por al UNESCO en el año 1996” recordó Sánchez Albendea, quien describió a Cuenca y su Semana Santa como el binomio perfecto – “la una no se puede entender sin la otra”, aseguró – y tuvo palabras para las facetas monumental y cultural de la ciudad. “Ciudad colgada, como sus a famadas Casas, entre dos hoces: la del Júcar y la del Huécar. Labrada sobre piedras milenarias. Ensalzada por escritores, por poetas, por periodistas como Ortega y Gasset, Miguel de Unamuno, Camilo José Cela, González Ruano, Federico Muelas, Mario Vargas Llosa” relató el presidente.
Citó además en su discurso al escritor romano Arturo Peirot, quien visitó Cuenca invitado por Saura y concluyó que “su Semana Santa me pareció impresionante. Pero ante todo, Cuenca en general me impresionó y quedé maravillado en mi visita a la parte antigua”. El presidente destacó la labor de difusión de la Semana de Pasión que se está llevando a cabo fuera de nuestras fronteras “para dar sentido a nuestro carácter de internacional”. Finalizó invitando a la embajadora a visitar Cuenca en Semana Santa y haciendo
extensible esta invitación a todos los presentes: “Cuenca os espera. Estáis todos invitados a compartir con los nazarenos de Cuenca la Semana de Pasión más hermosa y auténtica que jamás hayáis visto. Y que es posible gracias al esfuerzo de muchas personas y al apoyo multitudinario de toda una ciudad que cuida un legado centenario que queremos dejar intacto a generaciones venideras. En definitiva, hoy os mostramos nuestro gran tesoro y os abrimos nuestro corazón, pues el corazón tiene razones que la razón no entiende” concluyó, parafraseando al matemático y físico Blaise Pascal.
A través de los ojos del nazareno
La última parte del acto de presentación contó con la proyección del spot promocional de la Semana Santa conquense de este año, obra de Sebastián Martín, así como con la intervención de la directora de Comunicación y Prensa de la JdC, Berta López, quien llevó a los asistentes en un viaje nazareno de seis siglos de historia en el que destacó el carácter polifacético de nuestra Semana Santa, desde la música a la imaginería, sin olvidar el aspecto emocional y el de la fe.
“Decía monseñor Yanguas que no sabe qué pasa dentro del corazón del nazareno cuando mira a nuestras Sagradas Imágenes y llora. Y decía nuestro presidente, Jorge Sánchez Albendea, que hemos venido a Roma para abrirles nuestro corazón. Me gustaría que esta tarde no escucharan mi voz, sino la voz de los nazarenos de Cuenca, a quienes represento”, comenzó la responsable de Comunicación, para citar seguidamente una frase de Donoso Cortés que representa el sentir nazareno en Cuenca: “Hay que unirse. No para estar juntos, sino para hacer algo juntos”. Esta frase “define la esencia de la Semana Santa de Cuenca como si el filósofo la hubiera pensado para ella. Unirse para hacer algo juntos. Y algo grande. Unirnos en una misma fe, iguales bajo el capuz, caminando junto al Señor. Esa es la esencia de nuestra Semana Santa. Es nuestra forma de vivir” destacó, para hilvanar a partir de esa unidad nazarena su relato.
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“¿Saben? No hay una sola forma de explicar nuestra Semana Santa” aseveró López. “Podemos hacerlo desde el punto de vista de la Historia, porque nuestra representación de la Pasión hunde sus raíces en los tiempos como las hunde en la tierra el grano de mostaza de la parábola: seis siglos de fe compartida nos han traído hasta aquí. Seis siglos nos han hecho ser lo que somos. Desde hace 43 años, Declarada de Interés Turístico Internacional. Desde hace 27 [años], nuestras procesiones desfilan por unas calles que son Patrimonio de la Humanidad”.
Contó la responsable de Comunicación la Semana Santa de Cuenca “también en cifras. Ya saben que a los periodistas nos encantan. Decir que vivimos nuestra fe agrupados en 33 hermandades o mejor: que enseñamos a nuestros niños a contar la edad de Cristo en hermandades. Que ponemos en escena 43 imágenes, que contamos en estricta cronología bíblica la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor como si hubiera sucedido en Cuenca y lo hacemos en 10 procesiones, que nos vestimos cada primavera unos 30.000 nazarenos. Que 8 son los templos que nos sirven como punto de partida y de llegada y 20 las calles por las que, cuando vengan a Cuenca en Semana Santa, podrán ver pasar nuestros desfiles procesionales. Que el Viernes Santo vivirán junto a nosotros 20 horas ininterrumpidas de procesión”.
“Podríamos contar en nombres nuestra Semana Santa” dijo López, para recordar a algunos de nuestros nombres más insignes, los que con su talento, dedicación y sensibilidad han contribuido a hacer nuestra Semana Santa como es hoy: “Hablar de Luis Marco Pérez, Federico CoullautValera, Leonardo Martínez Bueno, José Capuz… Todos ellos grandes imagineros que ayudaron a recuperar nuestra Semana Santa en los años 50, después de la contienda civil, y contribuyeron a que sea tal y como es hoy. Podríamos avanzar en el tiempo y hablar de Dubé de Luque, Vicente Marín, Francisco Javier López del Espino, a quien pertenece nuestra última talla procesional: Nuestra Señora de los
Dolores y las Santas Marías. Podríamos detener nuestros ojos en las andas y recordar la figura de dos ebanistas clave para nuestra Semana Santa: los hermanos Pérez del Moral. O podríamos mencionar a Saura, Zóbel, Torner, a Federico Muelas, a Rafael Caballero Bonald, a monseñor Carlos A migo o a nuestro muy querido Antonio Pelayo. Todos ellos ha n contribuido a hacer grande nuestra Semana Santa hablando de ella, pregonándola o diseñando su Cartel. Y si nuestra Pasión suena como lo hace, es también gracias a nombres como Aurelio Cabañas o los hermanos López Calvo, entre otros que han puesto en partitura nuestra Pasión”.
Pero, sobre todo, contó nuestra Semana Santa “como la contamos los nazarenos”. Y así, dijo de ella “que Cuenca en Semana Santa es templo sin pared, que es catequesis procesional, que es la Escritura hecha madera. Que se vuelve durante nueve días la ciudad gigantesco corazón y que al golpe de horquilla, late. Que vivimos, trabajamos, esperamos un año para un instante. Que la Pasión en Cuenca es u na constante y es de Domingo de Ramos a Domingo de Resurrección cuando alcanza su máxima expresión. Que somos todos nazarenos y miramos en una misma dirección: la que señala San Juan no bien raya el sol el Viernes Santo”.
“Si tienen la fortuna de elegir Cuenca en esos días en que la ciudad viste túnica y capuz y se echa a la calle en pos del Señor, han de hacerlo dispuestos a dejarse sorprender, emocionar, conquistar” invitó la directora de Comunicación de la institución. “Han de hacerlo dispuestos a sumarse a esa tradición que hoy les presentamos y que a la ciudad une. Que a la ciudad vuelve una sola cosa: penitente. Peregrina. Nazarena”. Porque en Semana Santa, evocó López, “Cuenca es dos ciudades en una: la que cualquiera a simple vista ve y la que los nazarenos sentimos despertar cuando el Nisán llega”. Así, para poder verla “como nosotros la vemos, les invito a mirarla como la miran nuestros ojos: a través del capuz, aunque puesto no lo llevemos”.
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“Y así”, dijo, “empezarán por percibir que, en un momento indeterminado de este tiempo de Cuaresma, en Cuenca nuestras calles ya no son calles: son recorrido procesional”.
“ Igual que florece nuestro Árbol del Amor cada primavera, un árbol que verán en nuestra emblemática curva de la Audiencia, en Cuenca florecen balcones, ventanas y rejas de palmas y ramos de olivo esperando su Domingo. Vestidas con reposteros que muestran los colores de nuestras hermandades, esos que llevamos en el corazón de nacimiento. Si miran con nuestros ojos podrán sentir que que pocas cosas hacen en Cuenca más ilusión que descubrir el Domingo de Ramos al primer nazareno vestido con su túnica blanca y granate de Hosanna subir por las escalerillas del Gallo hasta San Andrés. Porque en ese momento, cuando vengan y lo vean, sabrán que la espera ha terminado. Que la Semana Santa está aquí. Que el redoble está a punto de sonar. Y que todo, por fin, comienza. Y entonces… escucharán tres golpes. Tres. Tres que abrirán San Andrés para el Señor sobre borriquilla porque, cuando vengan a Cuenca en Domingo de Ramos y Hosanna querrán volver a ser niños por bautizarse de anda. Subirán a Los Oblatos y guardarán sus oídos el recuerdo de ese sonido que hacen las palmas y ramos cuando las agitan los niños. Y sabrán que en Cuenca para el Señor alfombramos el camino con todas las devociones que al nacer aprendimos”.
“Cuenca, en Semana Santa, está hecha del amor de esas madres que lloran al ver a sus hijos vestir tulipa, túnica y capuz. De ventanas que abren al filo del Peso y nazarenos que un día fueron y que hoy ya no visten túnica… pero se santiguan tras tocar desde su ventana el madero
del Santísimo Cristo de la Vera Cruz. Es escuchar hablar a nuestra Cruz Vera por boca de sus hermanos y predicar en Lunes Santo por la fe que profesamos. En Cuenca hasta nuestro obispo le presta a Cristo su voz por recordar las Siete Palabras que en la Cruz pronunció”.
“En Cuenca, la Semana Santa también es Perdón. Si en Martes Santo deciden acompañarnos escucharán trompetas heráldicas anunciar al Señor y querrán seguir al Bautista rumbo a la Plaza Mayor. ¿No querrían ustedes ver concha que a Cristo bautiza? ¿Ser agua que se desliza por quedar limpios también? Desarmarán su capuz por hacer hoy penitencia y seguir al Medinaceli por las curvas de la Audiencia. Recibirán de las lágrimas el don como lo recibió María Magdalena. Querrán ser velas votivas que nuestra Esperanza iluminan.
“En Cuenca, la Semana Santa es Silencio y lo es sobre todo el Miércoles Santo. ¿No querrían acaso ustedes ser de la Cena testigos, mientras parte Cristo el pan y en Miércoles Santo abre la Catedral sus postigos? Verán nuestra Plaza Mayor vuelta Huerto de Olivos, verán bailar al Señor mientras lo llevan prendido. Oirán al gallo cantar, llorarán la Negación sabiendo que Pedro al Señor en la Cruz no lo negó. Cuenca conmueve sus piedras al contemplar Ecce-Homo. Cuenca conmueve su alma y ustedes, con nosotros. Y así, harán amargo camino con la Madre y su discípulo. Y así, empezarán a sentirse un poquito nazarenos y empezarán a saber cuál es el sentir nuestro”.
“Si vienen dispuestos a dejarse conquistar y a formar parte de esto que es tan nuestro, de esta forma de vivir que hemos elegido, entonces… Verán hacerse madera el Jueves Santo la Pasión según San Juan en nuestra procesión de Paz y Caridad. Y, si vienen este año, sabrán que los ojos
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vueltos al cielo del Santísimo Cristo de Ecce Homo de San Gil llevan mirando nuestras nubes 75 años y, cuando los vean, nunca podrán olvidarlos. Porque cuando sientan que sus manos extendidas sobre el pecho abrazan su alma también, serán nazarenos de Cuenca. Y podrán decirlo bien. Solo así… Cuando hayan descendido desde la Plaza Mayor hecha Calvario con nosotros, de nuevo hasta la Virgen de la Luz. Cuando hayan cruzado con nosotros el puente de San Antón. Solo cuando hayan visto caer al Señor y le hayan ofrecido la mano como el niño que le acompaña. Solo cuando vean caminar a Nuestro Padre Jesús Nazareno del Puente podrán comprender que en Cuenca solo vivimos para seguir al Señor. Solo cuando hayan rezado el rosario con nuestra Soledad comprenderán que, de madrugada, empieza a reverberar la ciudad. Que es entonces cuando la burla se hace ruido de tambor. Que es cuando brama Cuenca por acompañar al Señor”.
“Solo así sentirán temblar nuestro corazón y el suyo al mismo tiempo el Viernes Santo. Solo cuando escuchen clarines destemplados comprenderán que hay muchas formas, muchas formas de transmitir el amor, que hay muchas formas de fe. Y que en Cuenca, una de ellas es recordar cómo el pueblo burlaba al Señor, llorando por dentro y sabiendo que en realidad lo amó”.
“Comprenderán entonces que predican las Escrituras a golpe de horquilla los banceros de En el Calvario bajo el sol del mediodía. Y así, mientras cae la tarde, verán volverse Cuenca de Monte Calvario y a hombro de bancero la verán bajar rezando rosario de Cristos por Carretería. Verán venir a la Madre con el Hijo Muerto y llorar sus Angustias en tránsito eterno. Y querrán unirse a Ella y a sus miles de hermanos por si la pudieran así consolar”.
“Al anochecer del día en Cuenca más largo, harán silencio con nosotros para acompañar al cortejo fúnebre del Santo Entierro, por la ciudad que nunca duerme en Semana Santa. Tal vez quieran entonces en Sábado Santo acompañarnos y hacer Duelo con la Madre en sus Dolores. Tal vez quieran ser como María Magdalena y María Salomé y subir con nosotros, mientras atardece. Justo entonces, en el silencio que entre dos luces crece, pasarán con nosotros de nuevo por San Andrés. Y casi sin saber por qué, sentirán que de esperanza se les llena el corazón… porque tras las puertas de esa iglesia, aguarda la Resurrección”.
“Si hay un momento en Cuenca para reencontrarse, ése es la Semana Santa. Porque en ese tiempo, las familias se reúnen, vuelven quienes se marcharon, se llenan nuestras conversaciones de recuerdos. Y entre todos los encuentros uno; entre todas las miradas, una: la del Señor Resucitado frente a la Virgen del Amparo con la que culmina nuestra Semana Santa el Domingo de Resurrección. Cuando uno ha visto a la Madre, la mirada de sus banceros y banceras, y la mirada de Cristo y la de sus banceros y banceras enfrentarse y por fin encontrarse después de ocho días en nuestra Plaza de la Hispanidad… sabe que ha encontrado en Cuenca lo que ha venido a buscar”.
En ese recorrido a través de los ojos del nazareno, los asistentes imaginaron cada uno de los momentos clave de nuestras procesiones, la emoción de quienes se estrenan y de quienes se despiden, el recuerdo a quienes desfilan en procesión eterna. Pudieron visualizar, a través de sus palabras, ese rito que no por repetido se marchita. Ese rito que no se agota, al contrario: se renueva en Cuenca cada primavera.
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Y todo, para llegar a ese momento en que uno se convierte sin saber cómo en nazareno de Cuenca, aunque no haya vestido hábito ni haya encendido jamás una t ulipa: “¿Saben? Si llegan con nosotros hasta el Domingo de Resurrección sabrán que es la última procesión y, para entonces... Cuando hayan visto pasar al Señor por nuestras calles y a nosotros se hayan unido, no serán ya capaces de vivir sin volver a sentir lo que con nosotros han sentido.
No querrán ya vivir sin acompañar de nuevo al Señor por las calles de nuestra Cuenca. Porque sentirán, como nosotros, que en el mismo momento en que se cierran para todo un año las puertas de San Andrés, inicio y final de todo lo que hemos vivido, antes incluso de marcharse de Cuenca… Ya querrán volver a nuestras calles otra vez y que vuelva a ser Semana Santa. Porque entonces ya añorarán el reverberar del golpe de horquilla, el resplandor de las tulipas que el camino del Señor i lumina, la ciudad que era corazón de piedra y ahora, inanimada pero serena, aguarda que vuelvan a sus calles”.
Porque, como auguró Berta López, “si vienen en Semana Santa a Cuenca serán, para siempre, uno de los nuestros. Y comprenderán por qué la Semana Santa de Cuenca es mucho más que seis siglos de historia, más que 43 años [declarada] de Interés Turístico Internacional, más que todos los nombres que la han engrandecido con su trabajo, su talento y su generosidad. Comprenderán que la Semana Santa de Cuenca es más allá de nueve días, más de diez procesiones, mucho más que sus 30.000 nazarenos. Es incluso más que nuestro Museo de Semana Santa, que es vanguardia de los museos nazarenos internacionales. Porque, cuando sean uno de los nuestros comprenderán que la Semana Santa es la forma de vivir que hemos elegido. Que es un milagro que todos los años y cada año sucede. Y que es la tradición que une a la ciudad”.
Las palabras dieron paso a los aplausos y al intercambio de presentes final, tras el que los asistentes tuvieron t iempo de degustar producto de la gastronomía típica y nazarena conquense, mientras que los representantes de la Semana Santa atendían a los medios de comunicación.
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Repercusión de la visita institucional a Roma
La repercusión inmediata de la visita institucional a Roma se materializó, además de en amplios reportajes en prensa local y regional, en las redes sociales de varias embajadas ante la Santa Sede de países latinoamericanos, en las de la propia Embajada y en medios romanos cercanos al Vaticano y la Embajada, así como en un completo reportaje sobre la presentación publicado en La Razón. También en una mayor presencia de la Semana Santa de Cuenca en medios de comunicación, durante la celebración de las procesiones.
Así, a la excelente cobertura local y regional que los medios de Cuenca y Castilla-La Mancha vienen realizando todos los años, así como a la cobertura por parte de las agencias Efe y Europa Press, se sumaron este año varias conexiones en el especial de Viernes Santo de Radio Nacional, en concreto durante Camino del Calvario, así como dos conexiones en La mañana de la 1, también el Viernes Santo durante la procesión de la madrugada.
Destacó muy especialmente la retransmisión a través del canal internacional de noticias CNN, que ofreció
i mágenes en conexiones puntuales a través de sus canales (entre ellos CNN, CNN Internacional, CNN en español, CNN Chile y CNN US) y de sus más de 5.000 cadenas afiliadas en todo el mundo. Para hacer posible la retransmisión en el conglomerado internacional de medios, CNN I nternational Newsource y la Junta de Cofradías llegaron a un acuerdo de cesión de imágenes para su emisión en las plataformas del canal, por la que CNN utilizó la señal de la retransmisión en streaming de las procesiones que la JdC hizo en su canal de youtube.
La repercusión a largo plazo “la veremos con el tiempo”, valora desde la JdC su presidente. “Roma fue el punto de inflexión para continuar divulgando nuestra Semana Santa y nos demostró que nuestra Pasión tiene interés y despierta la curiosidad de cuantos oyen hablar de ella. Desde entonces hemos continuado trabajando en una línea más internacional, por la que pretendemos abrir también la promoción de nuestra Semana Santa a otros países con una fuerte tradición católica y con los que tenemos intereses y sentir comunes”.
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Fotografía: Águeda
El cartel de Semana Santa, al final es una obra pública, que todo el mundo puede contemplar y de la que todo el mundo puede opinar o dar su visión
CARTELISTA DE LA SEMANA SANTA DE 1950
Por Águeda Lucas
Pronto se cumplirán 75 años del cartel de Alfonso Saura, que en 1950 resultó ganador del concurso propuesto por la Junta de Cofradías de Cuenca. Cuando se escribe esta entrevista el autor es el cartelista vivo más longevo de la Pasión conquense.
En una calurosa tarde de julio de 2023 Javier Chaler y yo, bien acompañados, compartimos una emotiva tarde con el artista Alfonso Saura y su esposa, Josefina Llácer (Fina) en su casa de Altea, un acogedor remanso de una paz adquirida con el tiempo. Además de hablar sobre la Semana Santa de Cuenca y de su cartel, ganador del concurso de 1950, recordamos “buenos tiempos”, como dice Alfonso y un atardecer cerca del mar que nos habló de muchas cosas y trajo hasta la orilla recuerdos que parecían lejanos.
Alfonso Saura Llorens nació en Alcoy, (Alicante) en 1929. En el momento en que se escribe esta entrevista (enero 2024) es el cartelista vivo más longevo de la Semana Santa de Cuenca. Durante su vida se ha dedicado principalmente a la pintura, ha experimentado con otras disciplinas como la escultura y la cerámica, entre otras. Además tuvo años dedicados a la docencia, pero la abandonó por seguir sus instintos y sus sueños.
Aunque los recuerdos de esa época (1950) parecen estar borrosos en la mente de Alfonso, a medida que conversábamos muchos de ellos empezaron a abrirse paso entre la nebulosa más oscura para volverse más luminosos y cálidos.
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Usted es el cartelista vivo más antiguo de la Semana Santa de Cuenca, ¿cómo se siente?
En la memoria de mi disco duro la historia de mi vida de aquella época es materialmente imposible, sí que hay flashes de ese momento. Recuerdo a María Victoria de Luz, era condiscípula nuestra. Éramos muy buenos amigos, teníamos un grupo magnífico. Cuando llegué a Madrid a estudiar había que ganarse la v ida porque en aquella época no era tan fácil pagar los estudios, sobre todo en mi familia, que era humilde. Así que me puse a trabajar. ¿Habéis visto los grandes carteles que hay en la Gran Vía de Madrid anunciando las películas? Yo estuve tres años en un taller que se encargaba de hacerlos y allí es donde aprendí a usar esa técnica del cartel.
A partir de ese momento yo estaba muy ocupado con ello y estudiando y un día me dijo María Victoria que por qué no me presentaba al concurso para el cartel de la Semana Santa de Cuenca. Ella me dijo que era de Cuenca, cosa que yo ya sabía, y que debía animarme, que nunca se sabía. Entonces hice un par de bocetos, se los enseñé… y finalmente hice el cartel. Yo no podía llevarlo a Cuenca así que fue ella quien, aprovechando un viaje a Cuenca, lo presentó. Cuando supe que había ganado le escribí un documento en el que la autorizaba a cobrar el premio, que fue por un importe de 3.985 pesetas, una cantidad que, con el tiempo, me he dado cuenta de que era muy alta para la época.
Antes de hacer ese cartel, ¿conocía Cuenca?
No había estado antes. Me inspiré en Cuenca con todo lo que se había escrito sobre ella, con todo lo que se había hablado, me documenté así. Para hacer el cartel pensé cómo podía llevarlo a cabo de tal forma que fuera una representación de la Semana Santa. En mi cartel hay seis velas encendidas y una séptima apagada, eso era el principio encendido y el final que se acaba. Con Cristo a un lado viendo las velas, que es la procesión; y la Catedral, que es la representación del poder cristiano. H ice eso, se lo di a María Victoria y estuve esperando a ver qué pasaba.
La Catedral que dibujó no es exactamente la de Cuenca… Sé que no. Me fijé en un dibujo de un libro de Cuenca de la Biblioteca Nacional de Madrid y entonces la puse como elemento religioso de la Semana Santa, pero está el Cristo que es el que cuenta toda la historia de la iglesia: está Cristo y están los cristianos representados en las velas. Esa fue la interpretación, pero estoy haciendo un esfuerzo para recordar, hace muchos años, aquello fue en 1950 y yo tengo 94 años.
Por tanto, su cartel va a cumplir dentro de poco el 75 aniversario y es raro que el autor pueda contarlo. ¿Qué supuso e se hecho, que resultara ganador del concurso del cartel de Semana Santa, para usted y para su familia? Recuerdo una anécdota del telegrama que me llegó y vino mi padre corriendo gritando “¡Alfonso, Alfonso, has sido premiado!”. Para mi padre aquello fue… se enteró todo Alcoy y porque no tenía más sitios donde decirlo (risas), fue apoteósico. Y para mí digamos que fue un estímulo más para mi trabajo, para mi ilusión de seguir siendo pintor porque no era fácil. Mi padre me decía, “pero Alfonso ¿tú sabes lo que estás pidiendo?¿Tú sabes lo mal que lo pasan los pintores?”. En aquella época un pintor era un bohemio, la pintura era la bohemia de la época. Pero yo le dije que quería probar y trabajando como podía, estudiando, aprobando bien todo… fui saliendo adelante.
El tiempo que estuve estudiando Bellas Artes fue una de las épocas más bonitas de mi vida porque no tienes problemas mentales, estás en lo tuyo, en tus profesores, en tus alumnos, en tus amigos, haces de todo… Yo por ejemplo jugaba al rugby con el equipo de Bellas Artes y hasta quedamos campeones. Era una época feliz: pintura, deporte, carteles de la Gran Vía…
Uno de los momentos más bonitos de los carteles de la Gran Vía fue cuando yo ya empecé a tener una cierta experiencia pintando y me dijeron: “Hoy, como ya sabes bastante, vas a hacer algo especial: vas a pintar un Óscar”. Y era un Óscar que medía 4 o 5 metros porque los carteles eran enormes. Yo era feliz yendo a hacer eso y aprendí muchísimo con ellos, que eran tres artistas: Brihuega, Bravo y Salgado.
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Fotografías: Águeda Lucas
Uno de ellos, Salgado, era un gran pintor, pero tenía siempre una mano en el bolsillo y nunca la sacaba y descubrí que era porque la tenía con cinco dedos pero pequeñitos y debía darle vergüenza. Después, cuando yo estuve en la Academia de España en Roma pintando me lo encontré porque estuvo un año haciendo un curso allí. Con todo esto que contaba quiero decir que Madrid fue un momento maravilloso en el que todo era bonito y pasaron muchas cosas.
Usted hace el cartel en 1950 y después, con el paso de los años, han sido cartelistas personas como Zóbel, Cruz Novillo, Saura… ¿Qué le parece formar parte de esa lista?
E so para mí es… yo estoy como flotando. Ser uno de ellos es uno de esos honores que uno no espera en la vida. Conforme avanzas y vas entrando en años ves que cada vez pintas menos y cuando ya no pintas y piensas que estás en el olvido… (silencio) Esto es una especie de resurrección. He resucitado de cosas que tenía completamente perdidas. Ahora me encuentro con vosotros, que me estáis abriendo la memoria a épocas que yo tenía olvidadas por completo.
Con el paso de los años, ¿usted finalmente conoció Cuenca? No, íbamos a ir una vez que nuestro hijo Alfonso (Saura Llácer), que era director de orquesta, iba a participar en una Semana de Música Religiosa. Recuerdo la anécdota que me contó de ver músicos con sus instrumentos subiendo las cuestas y que cuando llegaban a donde tenían que tocar estaban agotados.
Si usted tuviera que volver a hacer el cartel de la Semana Santa de Cuenca…
Pues no sé cómo lo haría ahora la verdad. El concepto que se tenía entonces era uno y el de ahora es diferente. Yo digo que el pintor ha de tener una evolución, esa evolución es evidente que tiene que perdurar en la memoria del pintor. Yo empecé pintando de una manera y acabé pintando de otra. Es porque he considerado que la monotonía del pintor es lo que mata al pintor
Usted empezó siendo muy academicista, con estilo Renacentista. Empecé haciendo realismo, como se hacía en la época, pero hubo evoluciones. Cada tres o cuatro años rompía con todo y empezaba de nuevo y eso era lo que más me hacía disfrutar de ser artista. En mi mente estaba que había que ir evolucionando y cambiando. He pintado simbólico, figurativo, surrealista…
¿Con qué pintor o artista se identifica más?
He bebido mucho de los renacentistas. Basándome en el Renacimiento he desarrollado mi propia pintura porque los renacentistas eran unos surrealistas increíbles, todos. Era puro surrealismo, ellos contaban historias con sus cuadros y eso era lo que más me atraía de esta gente. Después, cuando ya empiezas a evolucionar por ti mismo, te das cuenta de que hay pintores como Antonio López, es el sumun de la pintura, no se puede pedir más.
Pero la historia se va transformando según avanzan los tiempos. Mis viajes, porque he viajado mucho y sobre todo en autostop, me han servido para transformarme. Cuando me dieron la beca para ir a Roma me fui haciendo autostop desde Alcoy, tardé una semana. Y aprovechando estos viajes cuando paraba en una ciudad importante la primera visita era indudablemente a los museos. Ahí entraba de lo que estaba bebiendo, en lo que me estaba inspirando y, cuando cogía el pincel y el lienzo, me volcaba sobre eso. Y luego siempre he pensado que el cuadro lo acaba el espectador.
Esta frase la ha repetido usted en varias ocasiones, que la última pincelada del cuadro la da el espectador… Cuando acabas el cuadro y lo guardas al final no te acuerdas de él y cuando llega el cliente o en una exposición es cuando empiezas a darte cuenta de si sí o no. El tiempo que el espectador se para delante del cuadro es lo que te valora esa obra. Yo lo observaba en mis exposiciones cuando pasaba la gente. Lo mismo sucede con el cartel de Semana Santa, al final es una obra pública, que todo el mundo puede contemplar y de la que todo el mundo puede opinar o dar su visión.
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¿Por qué firmó el cartel que presentó al concurso de la Semana Santa de Cuenca como ‘Saura Yusk’?
E se es el gran misterio que yo mismo tengo. El cartel se firmaba después y seguramente lo firmó María Victoria de Luz, pero no lo sé. Es complicado… Queda todo en una nebulosa que no sabemos.
¿Ha visto algún cartel de Semana Santa de años posteriores al suyo?
Claro que sí. Algunos me han convencido más que otros. Yo no digo que mi cartel sea el mejor, por supuesto que no, pero creo que te daba qué pensar: por qué una de las velas estaba apagada, por ejemplo. Era un poco simbólico, pero realista. Yo estoy orgulloso.
¿Su etapa en Roma le influyó notablemente en sus obras?
Muchísimo. Desde Roma viajé a Florencia, a Venecia… a muchos sitios. Todo me influyó. Más tarde viajé a Austria, Alemania y todo eso suponía ver un museo detrás de otro, pero c asi siempre visitaba las salas renacentistas. Disfrutaba de la técnica, de la manera de pintar, era tan maravillosa que parecía imposible que una mano llegase a pintar eso. La belleza de esos cuadros me volvía loco, la gran aventura de mi vida cuando viajaba era visitar los museos y ver las obras renacentistas. Y no te digo cuando estuve en Bélgica, que fui a Gante y vi obras de Van Eyck o cuando vi cosas de El Bosco… Me he inspirado mucho en él.
¿Hay alguna obra suya de la que se sienta especialmente orgulloso?
Personalmente no. Sí hay gente que me dice que la obra que tiene mía es la mejor que he pintado, pero yo no sabría decirte. Sé que he hecho cosas importantes no solo en pintura, sino también en escultura. He hecho grandes murales con Fina (su mujer) y hemos hecho maravillas. Toda nuestra historia empieza cuando nos casamos y nos fuimos de viaje de novios en Vespa a Roma. Esa es nuestra gran aventura. Ella empezó a ver cerámica y llegamos a Faenza, que tenía un instituto de Arte para Cerámica, que es internacional y ella decidió que quería ser ceramista…
Ha habido una colaboración entre ambos: yo como pintor me he volcado en el barro y ella lo llenaba de colores y de esmaltes, era su técnica, que era maravillosa, tiene fórmulas increíbles y es una pena que se pierdan porque la cerámica hoy en día ya no tiene el valor que tenía hacer años.
¿Actualmente ya no pinta?
Yo estoy ya aparcado, no en el desguace, pero sí aparcado. Ya no pinto, en casa de vez en cuando hago algún dibujito, pero nada.
¿No lo echa de menos?
He de confesar que no. Hemos tenido en esta familia un trauma con nuestro hijo. Hace unos años murió de cáncer. Todo este proceso duró seis años y desde ese momento dejé de pintar y me dediqué a cuidar a mi hijo, no pinté más. Ni cerámica mi mujer, solo nos dedicábamos a nuestro hijo porque por fortuna podíamos hacerlo. Pero desde entonces no he vuelto a pintar y ese es un proceso más de la vida, que te lleva por caminos totalmente inesperados. No creas que echo de menos pintar, sí que sigo viendo pintura, uso internet para ver obras. Así ha sido la evolución de nuestras vidas. Me recreo de cuando en cuando y miro algún cuadro mío y digo “no está mal”.
Si ahora pudiera decirle algo a su Alfonso de cuando tenía 20 años ¿qué le diría?
Sigue el camino que llevabas, no te pares, sigue hasta el final. El destino te lleva por caminos completamente impensados, no pienses en ello, deja que el destino te vaya llevando y te vaya transportando por donde él quiera. El pasado no existe, tampoco el futuro, solo existe el presente. Mañana esto habrá sido pasado, así entiendo yo la vida.
Tengo 94 años (momento en que se hace la entrevista), vinimos a Altea dejando la Cátedra que teníamos los dos en la E scuela de Artes y Oficios de Valencia. Como no nos gustaba la enseñanza abandonamos aquello y al director no le hizo mucha gracia. Compramos una casita en el pueblo antiguo de Altea y la transformamos en estudio, y montamos una galería de arte que funcionó muy bien. Yo tenía la intuición de que Altea tenía que parecerse a un montón de pueblos de la costa francesa que hemos visitado y que eran parecidos. Aquello estaba en plena evolución. Altea estaba muerta cuando llegamos nosotros y a partir de ese momento nosotros descubrimos que podía ser algo más y tuvimos la gran suerte de que funcionó y pudimos ir sobreviviendo 5 años así. Y luego nos hicimos un chalet con dos estudios (de pintura y de cerámica) para mi mujer y para mí. Después, cuando ya éramos más mayores decidimos buscar algo más cómodo. Hemos hecho muchas aventuras en nuestra vida, ha sido una vida intensa, lo hemos pasado muy bien.
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Fotografía: Julio Palencia Fotografía: El Objetivo de Andrea
Por Juan Ignacio Cantero de Julián
La edad no importa... la experiencia es un grado... ser joven es cuestión de actitud... Frases hechas que en el caso de la Muy Ilustre y Venerable Hermandad del Bautismo de Nuestro Señor Jesucristo ni son inamovibles, ni sirven para explicar el desarrollo personal y colectivo de la hermandad.
Una hermandad que con poco más de un tercio de siglo, se ha hecho a sí misma experimentando un crecimiento exponencial como pocas, y con una forma de ver y entender la Semana Santa personal y única, que la han llevado a parecer muy vetusta, cuando apenas acaba de nacer.
Y es que el Bautismo está constantemente en la Universidad. Una hermandad en continua formación donde cada día es un examen y cada Martes Santo una nueva graduación de banceros, hermanos y nazarenos, que no necesitan de títulos para ser excelentes.
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De Diego Jiménez 27, salió una de las mejores promociones. Seis estudiantes de derecho que hicieron de la palabra ley y conjugaron artículos, títulos y fundamentos para constituir un sueño académico, nazareno y conquense.
Una hermandad joven y donde los jóvenes encuentran su sitio, porque no hay mayor ilusión que sentir que las estructuras se adaptan a ti, y no tú a las estructuras. En el Bautismo hay mayores que son eternamente jóvenes, y jóvenes que se sienten completamente experimentados para afrontar el peso de la responsabilidad y la grandeza de los proyectos. El Bautismo crece porque sabe que es necesario crecer y, aunque madura, se siente en un País de Nunca Jamás donde ser mayor no es una opción, pero a la vez es necesario aprender a aceptar que el tiempo pasa. Creatividad con responsabilidad. Fantasía con madurez. Acción con Memoria. Juventud con desenvoltura. Bautismo con Cuenca.
Una hermandad que, con muy poco, es capaz de hacer mucho. Donde cada hermano es extensión del otro y donde se transmite el conocimiento como en el ágora. De muchos a muchos. Una hermandad valiente que supo modificar lo que no funcionaba, potenciar lo que era positivo, dejar atrás la carga para poder seguir adelante y llegar a buen puerto, y superarse a sí misma con pasos pequeños y mentalidad grande. Una hermandad donde el proceso de enseñanza-aprendizaje se vive y donde se pasa bien, se pasa la vida y se pasa el testigo.
Una hermandad que entiende que la fe y la oración son la razón de ser de la celebración, pero que hunde sus raíces, sus sistemas y sus acciones en la religiosidad popular. Una hermandad que, pese a no ser tradicional, se enclava y se adosa a la más pura tradición. Una hermandad que, pese
a no ser “de familias”, se erige en fraternidad y armonía y se constituye en una familia dumasiana de todos para uno y uno para todos. Y Julián, Gallén, Esperanza, Juana, Eduardo, Paco, Marcos, Antonio, Javi y Eva como cabezas de familia han gestionado el patrimonio y el progreso contando siempre con los suyos, con los nuestros, con todos.
E n el Bautismo hay personas que entienden que la muerte forma parte de la vida, y que para la resurrección hace falta preparar el espíritu, haciendo nuevas todas las cosas. Y así no se pierde ninguna idea, ningún proyecto, ninguna persona, ni ningún camino, porque la semilla que se siembra, deja paso a un nuevo fruto en la simiente. En el Bautismo el legado es presente, el presente es futuro y el futuro, se construye en el día a día.
El Bautismo es un desfile de campanillas, una plaza mayor rendida a una marcha que se extiende en un motete tan í ntimo y tan personal, que los oblatos se convierten en un Jordán de piedra y el Bautismo se hace comunión entre la pasión y la ciudad, entre fe y tradición, entre lo antiguo y lo nuevo. El Bautismo se hace sin prisa para poner los corazones latiendo a todo frenesí como quien se enamora de un concepto inalcanzable y abstracto que solo puede entenderse en el mundo platónico de las ideas.
E l Bautismo llama la atención de locales y visitantes y hace sentir a todos como en casa. Cuida el desfile, cuida los detalles, cuida la presentación y cuida de su gente. El Bautismo no es fruto de la casualidad y sí de la causalidad del t rabajo constante y dedicado, para hacer de su seno, lugar al que venir y donde siempre se puede regresar.
En 1990 se abrieron los cielos a la vez que las puertas de la iglesia de San Pedro y, en solo una década, audacia
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y osadía para dejar a Antonio Dubé de Luque abrir los corazones en canal con dos imágenes que hoy, a sístoles y diástoles, palpitan en el pecho y son las hijas amadas de la hermandad, pero también de la ciudad, en las que nos complacemos.
Tallas sobre andas y andando, andando… se fue desandando el camino recorrido para llegar de nuevo a Dubé y su concepción de un misterio completo, un Bautismo en toda su plenitud. 15 años después, Sevilla se hizo Córdoba y Cuenca se llenó de arte y excelencia. Del escultor sevillano, al tallista cordobés. José Carlos Rubio moldeó el barroco hecho a medida de los conquenses, bautizando a Jesús de un soporte para subir a los cielos de Casas Colgadas y de sueños todavía por vivir.
No han pasado ni diez años, y la hermandad ha vuelto a sumar un tesoro a su patrimonio, que ya parece infinito. Empezó en San Pedro, y con San Pedro se ha de discernir, como vicario de Cristo en la Tierra y portero del Reino de los Cielos. Y ahora, para orar hay abierto un portal cuyas llaves residen en el apóstol y al final de todas las cosas, y como siempre, en un principio fue el Bautismo.
La cuadratura de un círculo que, en el caso de esta hermandad, cada vez tiene más aristas. Porque no hay fin para esta gente cuyos principios son siempre mejorar, reinventarse y buscar la perfección. Hoy el paso está compuesto para salir a la calle, la capilla está ornamentada para el culto en la iglesia. Mañana… habrá que arreglar las nubes para que despeje el firmamento y poder procesionar entre las estrellas.
Una hermandad eternamente joven y para todos, un nuevo tesoro patrimonial para Cuenca, un retablo para el Bautismo…
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Fotografía: Enrique Martínez Gil
Por
Jaime Martínez Fuentes
Domingo florar de trajes relucientes en su primera hora de la mañana.
Latidos de sangre acelerándose a la velocidad del segundero de las manecillas del reloj; palmas y olivos ondeando al viento, que se saludan al verse de nuevo. Grupos de amigos que se vuelven a reencontrar, con saludos nerviosos que rompen con lo establecido, y abrazos que arropan el calor de toda una ciudad.
Tres golpes: Pasión… Devoción… y Tradición...
Un sonido destaca por encima del resto. Un sonido con lenguaje propio. Un sonido singular, que se hace eco entre el resto.
Viento musical que inicia un silencio sepulcral guiado de un estruendo al compás de las baquetas que redoblan sobre sus parches de gala. Paso firme, con la cruz de guía al frente. Las puertas del templo se abren y…
¡Nueve y media de la mañana! Otro día que pasa y sigo atrapado en ese mismo sueño.
Ya es, por suerte, un día menos para poder soñar despierto.
La Semana Santa de Cuenca, nuestra Semana Santa, es un sueño. Un sueño en el que, de domingo a domingo, todos y cada uno de ellos se hacen realidad.
Sueños de una ciudad que se une por el amor de sus tradiciones. Cuenca, ciudad medieval iluminada por las tulipas que brillan desde lo alto del cielo de todos aquellos que la vieron crecer. Luz que desprenden desde abajo, miles de ojos bañados en las lágrimas de su pasión. Calles que lloran el dolor de una Madre, y que a su vez, arropan en su camino, al Hijo de Dios en su Calvario.
Puertas que, al abrirse en la hora de su llegada, detienen los corazones de los que esperan ansiosos tras ellas. Volutas de humo subiendo al cielo que van dejando a su paso a romas de sacrificio y ofrendas. Burlas de una madrugada que silencian el llanto de los yunques al ser golpeados. Golpes de horquillas que van al son de las partituras. Sudarios vacíos que dejan desnudas a sus cruces; y miles de colores inundan la ciudad, con la esperanza de poder verle resucitar.
Cuenca y su Semana Santa son palmas y olivos alegres de ver entrando a su salvador por los arcos de la Plaza Mayor. Al caer la noche, es la oscuridad de un Lunes Santo donde sus Siete Palabras se hacen eco en nuestros corazones. Donde el Perdón es guiado por el profeta que, alzando su dedo al cielo entre la multitud, nos indica la llegada del Mesías. Concha de agua bendita que elimina el pecado del hombre. Manos de un Cautivo, esclavo en su penitencia.
Un río de capuces blancos se hace paso entre sus hoces en el Silencio del Miércoles Santo. Es un baile de olivos que entre saetas lo traicionan, y una Amargura, producto del desengaño del alma llegando al pecado como u n veneno que arrasa con los valores más sublimes, como el amor. Toque de campana, que anuncia Reo de Muerte para el Rey de los Judíos, que es juzgado en su puente de Paz y Caridad. Soledades en el Calvario. Muchedumbre de gente confusa que empuja a la turba hacia el amanecer. Rostro de sangre tras sus caídas, cargando con su destino a hombros. Él es alzado hacia lo más alto del Monte Calvario, atado y clavado en su Santa Cruz.
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E spejos del alma en su última expiración, y que lo descienden sin vida a brazos de su Madre. Cuenca llora con Ella. Bienaventurados los que lloran, frente a la cruz de nuestra Soledad, que recibirán la consolación en su Santo Entierro. A paso fúnebre, es mecido con sutil delicadeza camino al sepulcro. Tres Marías en su inmensa tristeza y dolor, velan en silencio el luto, que invita a la reflexión de su esperanza. Al tercer día, el Encuentro más esperado cambia de color, del negro al verde. Palomas alzan su vuelo, desde el fondo de la muerte hacia el Reino de los Cielos, donde Él hace brotar la vida. Y es entonces, cuando Cuenca, en su Pascua comienza a contar de nuevo los días que quedan para volver a vivir.
Mientras tanto sigamos soñando…
Tiempo de penitencia en el que cada uno cargamos con nuestra propia cruz. Cruz coronada con espinas de nuestros pecados, donde esos tres golpes que retumban en el portón de cada iglesia, son los tres clavos de la sentencia.
Cuenca se viste del siglo XII, y una estrella de ocho puntas, se posa encima del cáliz. El cáliz del Santo Grial que sujeta en su mano María Magdalena, reflejando en él, lágrimas de su esperanza que le acompaña tras ella en su andadura.
Mientras Cuenca duerme, y tras la última cena, Getsemaní reza su oración. Entre olivos, un beso lo delató. Una espada de doble filo lo negó hasta en tres ocasiones. ¨He aquí el hombre¨ presentado maltrecho ante su pueblo. Flagelado y amarrado, fue coronado, y al grito de ¨Salve, Rey de los Judíos¨, lo cubrieron con un manto y una caña. Ecce-Homo que suda copiosamente, sudor con paños que reflejan su rostro. Palios en sus soledades protegen el camino hostil de su hijo Nazareno hacia el Calvario. Lloran los clarines, y palma al viento del Evangelista, Cuenca se despierta en su Madrugada. En lo alto del Gólgota, el marfil inexorablemente se vuelve agonía. La sangre es convertida en agua, que se derrama por su costado al ser traspasado. Mirada perdida en su último aliento. Blancas telas descienden su cuerpo inerte. Por tu cara de pena, Madre, Cuenca llora contigo. Solemne noche de Viernes Santo. La cruz contempla desnuda el sacramentado cuerpo yacente de su portador. Ante ella un rezo desconsolado le da su último adiós. Cuenca queda huérfana, y el duelo es interrumpido por el ruido grande y desapacible de sus matracas. Sábado de Pasión, nexo entre la Muerte y la Resurrección.
A la Gloria del Resucitado en su ascensión, Cuenca lo despide volviendo a la vida.
Los templos cierran sus puertas, y las calles están desiertas. Horquillas mudas... partituras afónicas… banzos vacíos… inciensos apagados… y tulipas al cielo.
Tan solo tres golpes hacen falta para hacernos soñar de nuevo.
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Fotografía: Sara Ayllón
Por José María Alcázar Aranda Párroco de San Fernando
Hace poco más de tres años el Papa Francisco publicaba la Carta Encíclica Fratelli tutti (“todos hermanos”).
El título nos resulta familiar, apetecible y sugerente, ¡todos hermanos! , aunque espero no nos resulte extraño, más siendo cristianos o formando parte de alguna de las hermandades de nuestra querida Semana Santa.
En el núm. 8 de la Fratelli tutti (FT) nos dice el Papa: soñemos como una única humanidad, como caminantes de la misma carne humana, como hijos de esta misma tierra que nos cobija a todos, cada uno con la riqueza de su fe o de sus convicciones, cada uno con su propia voz, todos hermanos.
¡TODOS HERMANOS!
En el libro de los Hechos de los Apóstoles se nos narra que los primeros cristianos, los primeros hermanos, perseveraban en la enseñanza de los apóstoles, en la comunión, en la fracción del pan y en las oraciones. Todo el mundo estaba impresionado y los apóstoles hacían muchos prodigios y signos. Los creyentes vivían todos unidos y tenían todo en común; vendían posesiones y bienes y los repartían entre todos, según la necesidad de cada uno. Con perseverancia acudían a diario al templo con un mismo espíritu, partían el pan en las casas y tomaban el alimento con alegría y sencillez de corazón; alababan a Dios y eran bien vistos de todo el pueblo; y día tras día el Señor iba agregando a los que se iban salvando. (Hechos 2, 42-47).
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Fotografía: Sara Ayllón
¡TODOS HERMANOS!
Desde Cáritas Diocesana de Cuenca, seguimos tejiendo redes para esta Casa Común, lo hacemos desde nuestra fe y desde nuestro sentir vital de no poder caminar en otra dirección, porque nuestros hermanos más empobrecidos nos necesitan y te necesitan. Somos personas con una espiritualidad a lo que está unido nuestro gran compromiso social. Por ello, apelamos a vuestra solidaridad en este tiempo tan importante para los cristianos y os pedimos que continuemos construyendo, día a día, una comunidad que sueña y quiere vivir como hermanos.
¡TODOS HERMANOS!
Sabemos que la vida de las distintas Hermandades y de la Junta de Cofradías de la Semana Santa de Cuenca no se reduce a sacar pasos en Semana Santa, sino que desarrollan una amplísima labor social, organizando campañas con la intención de obtener recursos y destinarlo a Entidades que desarrollan labores sociales, entre ellas nuestra Cáritas Diocesana de Cuenca. Es un tiempo propicio para sembrar el bien con vistas a la cosecha. “Dios sigue derramando en la humanidad semillas de bien” (FT, 54), como hijos suyos que somos, debemos promocionar ese camino y sembrar para el bien de los demás.
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¡TODOS HERMANOS!
El Papa Francisco en la FT nos invita a leer y reflexionar la parábola del Buen Samaritano. Una parábola dirigida a todas las personas: «Un maestro de la Ley se levantó y le preguntó a Jesús para ponerlo a prueba: “Maestro, ¿qué debo hacer para heredar la vida eterna?”. Jesús le preguntó a su vez: “Qué está escrito en la Ley?, ¿qué lees en ella?”. Él le respondió: “Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente, y al prójimo como a ti mismo”. Entonces Jesús le dijo: “Has respondido bien; pero ahora practícalo y vivirás”. El maestro de la Ley, queriendo justificarse, le volvió a preguntar: “¿Quién es mi prójimo?”. Jesús tomó la palabra y dijo: “Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de unos ladrones, quienes, después de despojarlo de todo y herirlo, se fueron, dejándolo por muerto. Por casualidad, un sacerdote bajaba por el mismo camino, lo vio, dio un rodeo y pasó de largo. Igual hizo un levita, que llegó al mismo lugar, dio un rodeo y pasó de largo. En cambio, un samaritano, que iba de viaje, llegó a donde estaba el hombre herido y, al verlo, se conmovió profundamente, se acercó y le vendó sus heridas, curándolas con aceite y vino. Después lo cargó sobre su propia cabalgadura, lo llevó a un albergue y se quedó cuidándolo.
A la mañana siguiente le dio al dueño del albergue dos monedas de plata y le dijo: ‘Cuídalo, y, si gastas de más, te lo pagaré a mi regreso’. ¿Cuál de estos tres te parece que se comportó como prójimo del hombre que cayó en manos de los ladrones?” El maestro de la Ley respondió: “El que lo trató con misericordia”. Entonces Jesús le dijo: “Tienes que ir y hacer lo mismo» (Lc 10,25-37).
¡TODOS HERMANOS!
Vio al herido, pero pasó de largo. (Lc 10,31). El sacerdote y el levita que pasan de largo pueden haber tenido buenas razones religiosas para no ayudar. El sacerdote y el levita en la parábola se habrían sentido “justificados” en lo que habían hecho. Como cristianos, ¿estamos dispuestos a ir más allá de lo convencional? A veces, nuestra miopía puede impedirnos ver lo que se nos revela en la vida y en el testimonio de tantos hermanos. Esta parábola de Jesús no sólo nos desafía a hacer el bien, sino también a ampliar nuestra visión. El buen samaritano es muchas veces quien menos esperamos.
¡TODOS HERMANOS!
Se acercó a él, le vendó las heridas poniendo aceite y vino sobre ellas (Lc 10,34). El buen samaritano hizo lo que pudo según sus posibilidades; incluso fue más allá prometiendo hacerse cargo de sus cuidados. Cuando vemos el mundo a través de los ojos del samaritano, cada situación puede ser una oportunidad para ayudar a los necesitados. Aquí es donde se manifiesta el amor. El ejemplo del buen samaritano nos lleva a preguntarnos cómo responder al prójimo. ¿Qué estamos dispuestos a dar para contribuir al proyecto de Dios de sanar este mundo roto?
¡TODOS HERMANOS!
Al final de la parábola, Jesús le preguntó al maestro de la ley: ¿Cuál de estos tres hombres te parece que fue el prójimo? (Lc 10,36). El maestro de la ley respondió «el que tuvo compasión de él». A menudo descubrimos prójimos en las personas más inespe -
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Fotografía: Sara Ayllón
radas, incluso aquellas cuyo nombre u orígenes nos resultan difíciles de pronunciar. Jesús nos desafía a través de esta parábola a ver la importancia de nuestra vocación de hijos de Dios, h ijos de un mismo Padre; nos desafía a reflexionar sobre cómo vivimos nuestras vidas, no solo en términos de si hacemos el bien o no, sino si, como el sacerdote y el levita, estamos descuidando actuar con misericordia.
¡TODOS HERMANOS!
Con estas palabras, vete y haz tú lo mismo (Lc 10,37), Jesús nos envía a cada uno de nosotros, y a cada una de nuestras comunidades parroquiales, hermandades, familias, a vivir el mandamiento del amor. Somos enviados a ser «otros Cristos», acercándonos a la humanidad sufriente con compasión y misericordia, siendo fuente de amor y de esperanza para las personas que más lo necesitan. Al igual que hizo el buen samaritano con el hombre herido, nosotros podemos elegir cultivar una cultura de la proximidad y la bondad, una cultura del encuentro donde podemos hacer algo por nuestros hermanos, sobre todo por nuestros hermanos que atraviesan una situación más desfavorable. ¿Cómo interpela mi vida la invitación de Jesús: «Vete y haz tú lo mismo»? ¿Qué consecuencias tiene esta llamada de Cristo? ¿Cómo podemos dar juntos testimonio del amor de Dios en la caridad?
¡TODOS HERMANOS!
Sin duda alguna, las Hermandades de la Semana Santa de Cuenca, sois muy importantes para lograr la meta de la
transfiguración personal y eclesial de las que nos habla el Papa. Una transformación que tiene su modelo en Jesús, el Buen Samaritano. Jesús que vivía cerca de las personas más empobrecidas y ellos eran sus preferidos. Esas personas que, en muchos casos, somos nosotros mismos, familiares, amigos o nuestros hermanos que tenemos cerca o un poco más lejos, en los países más empobrecidos como el Congo o Benín, pero no por ello, nos es ajeno su dolor y su pobreza.
¡TODOS HERMANOS!
Desde Cáritas Diocesana de Cuenca os animamos a construir este acto de amor para ayudar a los demás. Una iniciativa preciosa que pondrá a nuestra sentida Semana Santa en u n lugar privilegiado y donde las Hermandades podremos visibilizar la importancia de nuestra fe. Esta idea se puede traducir, por ejemplo, apoyando un proyecto de personas en situación de sin hogar, las personas más vulnerables y empobrecidas porque, muchas veces, están tan cerca que no las vemos, o “creando un manto o una corona solidaria”. Juntos, no nos cansaremos de hacer bien el bien y trabajaremos para crear una comunidad más justa. Juntos hemos de seguir a Jesús. Juntos, como Iglesia peregrina, caminamos de la mano de los que el Señor nos ha puesto a nuestro lado, nuestros compañeros de viaje. Juntos construimos espacios de esperanza, día a día en una comunidad que sueña por un mundo mejor, más humano y fraterno, porque esto es la base de la Casa Común. Gritemos juntos …
¡TODOS HERMANOS!
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Por Juan Carlos Muñoz del Olmo Secretario y Hermano Honorífico de la I. V. H. La Negación de San Pedro
“Alfarero, oficio noble y bizarro entre todos el primero, pues en la industria del barro, Dios fue el primer alfarero y el hombre el primer cacharro”. Esta popular y conocida quintilla se ha recitado durante siglos en las cunas de los alfareros y ceramistas de la zona de las ollerías del río Júcar, extendiéndose a las orillas del río Huécar y del río Moscas.
La alfarería es una de las actividades más antiguas de la civilización. Un factor principal del moldeado de la vida de Jeremías fue su flexibilidad, es decir, su disposición para someterse a los mandamientos de Dios, como el barro. En algún momento de los más de cuarenta años de ministerio de Jeremías, el Señor le mandó visitar la casa de un alfarero en Jerusalén (véase Jeremías 18:1–2) . Allí observó cómo éste trabajaba, haciendo girar una rueda con el pie mientras con las manos daba forma a un pedazo de barro húmedo situado en una rueda elevada. El alfarero descubrió una imperfección en la vasija que estaba haciendo y a Jeremías le llamó la atención que el alfarero deshiciera la vasija y volviera a empezar a darle forma (véase Jeremías 18:3–4) . Entonces, el Señor hizo una pregunta retórica: “¿No podré yo hacer de vosotros como este alfarero, oh casa de Israel?” (Jeremías 18:6).
Tal es la distinción de este noble oficio que, en diferentes zonas de la geografía española, se tiene advocación al “Cristo de los Alfareros”, tanto en la insular, como es el caso de Palma de Mallorca en la Iglesia de la Trinidad o de Sa Gerrería , donde la venerada imagen se encuentra a la entrada de la capilla de San Nicolás de Tolentino o “Siete Capillas”, o como en la peninsular en Sevilla o Talavera de la Reina, donde encontramos una hermandad de las Santas Justa y Rufina, alfareras sevillanas, mártires del siglo IV, patronas de Sevilla y de los alfareros.
Este es nuestro punto de partida, cuando Tomás Bux se propuso homenajear a este oficio noble y bizarro con una monumental obra bautizada como el “Cristo de los Alfareros”, dedicada a todos los artesanos del barro amparados bajo su protección y para que se conmemorase su día, cada
19 de julio, en honor de las Santas Justa y Rufina, hermanas nacidas en la ciudad española de Sevilla.
El Cristo es una monumental obra de este prestigioso escultor cerámico y reconocido Maestro Artesano conquense, realizada en barro cocido con acabado final en terracota. E s un Cristo crucificado sobre cruz morada, con unas dimensiones de 180 x 130 cm.
E l autor recoge al Cristo Nazareno crucificado pronunciado las palabras “Eli Eli Elí Lama Sabactani” , cuando un velo de sangre cubrió Su Rostro sencillo cual lívido mustio, deformado por los golpes de los soldados que azotaron a Cristo Jesús.
Es una obra donada por Tomás Bux a la Iglesia de San Pedro a petición del entonces párroco, D. Francisco Medina, con la única condición de que este Cristo se ubicase en la capilla que alberga el conjunto procesional de “La Negación de San Pedro”, al ser el artista miembro destacado y f undador de la Cofradía.
Se instaló el 28 de febrero de 2015 y se bendijo unos días después de ese mismo año, el 8 de marzo, por el párroco D. Francisco Medina durante el transcurso de la Solemne Función Religiosa Anual que celebra la Ilustre y Venerable Hermandad en honor a su titular.
Uno de los momentos más emotivos del acto fue cuando Paco Medina abrazó al artista dándole la enhorabuena a rropado por la ovación de los asistentes. En palabras de Medina, “el Cristo de Bux es una bella obra contemporánea de acertada expresividad, donde el artista plasma el sufrimiento de Cristo en la cruz”.
Así es querido y recordado, Paco Medina. Tomás puede sorprendernos con innovaciones, pero sus esculturas tienen la impronta del artista, ese halo inconfundible que a uno le hace expresar: “...es de Bux”. Ya te lo he pedido varias veces, amigo Tomás: sigue hurgando con tus dedos en el barro. Me hermana a ti mi corazón nazareno, tus sentimientos, que son míos, nuestros… Dales forma, permítenos ver lo que llevamos dentro manifestado en arcilla.
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Fotografía: Gregorio Cubillo
Por Félix Herráiz García
La Semana Santa de Cuenca la vive toda la ciudad, toda es calvario, dolor, lágrima, silencio, miserere… y alegría de resurrección. Decía Ortega y Gasset: “Los hombres no vemos con los ojos sino a través de ellos”. Queriendo decir que a través de la mirada proyectamos sobre los demás y la realidad lo que llevamos dentro. Vemos lo que ya somos, cual la experiencia que desde niños tenemos de la Semana Santa hace que sintamos un amor que la transfigura. De alguna manera, las mujeres se convierten en “verónicas” acuciadas por compasión hacia el que sufre, el Galileo; y los hombres en “cirineos” al querer compartir la cruz de Cristo. Viviendo todos espiritualmente “Días de Pasión” escenificados por nuestras peculiares callejas tortuosas, “Vías Dolorosas” por las que camina el Señor entre sombras y fulgor de hachones y cirios guarecidos en el cristal de tulipas, luminarias oscilantes en manos orantes nazarenas.
“Días de Pasión” que culminan en la noche del Viernes Santo. Después de contemplar en la Plaza Mayor el entierro de Cristo en un mutismo sepulcral, (alguien dijo que el silencio es el grito más fuerte), la procesión se despeña calle abajo y a la altura de la iglesia de san Felipe Neri brota un grito desgarrador, el Miserere, que recorre como un escalofrío la geografía compungida de la ciudad. Su eco ancestral se multiplica por las dos hoces sobre las que se levanta y balancea la ciudad antigua, mientras los ojos se vidrian de lágrimas y el corazón de perdón.
Un coro canta el miserere en latín…
Miserere mei, Deus, secundum magnam misericordiam tuam et secundum multitudinem miserationum tuarom. dele iniquitatem meam (…)..
Que traducido dice:
¡Oh Dios, apiádate de mí! según tu gran misericordia y según tu inagotable compasión, borra mi iniquidad (…)
“Tú, Cristo, con tu muerte has dado finalidad humana al Universo y fuiste muerte de la muerte al fin”.
(Miguel de Unamuno)
Hileras de conquenses, verónicas y cirineos, acuden entristecidos por todos los caminos hasta la Ermita de las A ngustias para compartir el dolor de la Virgen, su pésame. El silencio acompaña la plazuela que antecede a la iglesia, solo se escuchan pisadas penitentes sobre la piedra y el sonido perenne y cristalino de la fuente que hace hablar al agua: ¿Reza?, ¿Llora?, ¿Salmodia un canto…?
Paso a la ermita. La Virgen, enlutada, preside la parte superior del altar. Impresiona la Madre, nuestra Madre
María:
Y ¿cuál hombre no llorara, si a la Madre contemplara de Cristo, en tanto dolor?
Abajo, expuesto a la veneración y al beso de los fieles, el Hijo muerto, entre la luz oscilante de dos hachones que, junto al silencio profundo del recinto, realzan el dramatismo de Dios muerto:
Y que, por mi Cristo amado, mi corazón abrasado más viva en él que conmigo.
Bajamos. El Júcar recoge en sus aguas oscurecidas la luna de Nisán y se rocía de tenues lamparillas amarillas que como ofrendas caen de las luces altas, tristes, penitentes de la ciudad colgada de la hoz sumida en aflicción. Río hondo, corre en silencio, en mudez, en duelo. Río que “tiempos ha” portaste sobre tus aguas, cual nazareno, maderas de la serranía, y que hoy sellas en tu lámina acuosa la Pasión de Cristo y de una ciudad que la vive:
Júcar, ayer llevaste como Jesús, a hombros, la maderada, y al ganchero, cirineo sobre el agua.
Hoy reflejas con amor la faz de una Cuenca dolorida, en tus verónicas aguas.
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Por Berta López
La Semana Santa de Cuenca es, desde octubre del año pasado, miembro fundacional de la Asociación Nacional de Semana Santa y Ciudades Patrimonio de la Humanidad, constituida en el transcurso del I Congreso Nacional de Hermandades y Cofradías de Semana Santa y Ciudades Patrimonio de la Humanidad, celebrado en Úbeda (Jaén).
Del 27 al 29 de octubre, una delegación de la Comisión Ejecutiva de la Junta de Cofradías compuesta por el presidente, Jorge Sánchez Albendea; el vicepresidente, Antonio Abarca; el tesorero, Rodrigo Merchante; y la contadora, M.ª Carmen Alonso; se desplazó hasta la ciudad jiennense para participar en los actos derivados del congreso y de la constitución de la Asociación. La delegación nazarena conquense contó también con la asistencia de Jaime Martínez Fuentes, secretario de la Asociación Cultural del Descendimiento, así como de Rafael Martínez, también miembro de la M. I. V. H. del San-
tísimo Cristo de la Salud - El Descendimiento -, y con la presencia de dos integrantes de la Junta Regidora de Las Turbas de Cuenca, Javier Viñuelas y Jesús Aguilar.
Impulsado por el Grupo de Ciudades Patrimonio de la Humanidad de España (que celebró en 2023 su 30ª Aniversario fundacional) y organizado en colaboración con el Ayuntamiento de Úbeda y la Unión de Cofradías de Semana Santa de Úbeda, el Congreso contó con la colaboración del Ministerio de Cultura (a través de la Dirección General de Patrimonio Cultural y Bellas Artes), entre otras instituciones. El objetivo principal tanto del Congreso como de la f undación de la Asociación es diseñar estrategias conjuntas de promoción turística para las representaciones de la Pasión que se desarrollan en las 15 Ciudades Patrimonio de la Humanidad españolas. Mérida será la sede de la II edición, en el presente año.
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Constitución de la Asociación Nacional
El acto de constitución y firma del acta fundacional tuvo lugar el 28 de octubre y contó con la participación del presidente de la JdC, Jorge Sánchez Albendea. La primera Junta Directiva de la Asociación quedó constituida de la siguiente manera: Úbeda ostenta la Presidencia en tanto que promotora de la Asociación y organizadora del Congreso, con Alcalá de Henares y Ávila en la Vicepresidencia y la Secretaría respectivamente. Cuenca, con el resto de Semana Santas, forma parte del pleno de la Asociación como miembro fundacional. El Congreso contó con la única ausencia de Santiago de Compostela. Según se establece en los estatutos, el mandato tiene una duración de dos años, siguiendo orden alfabético. En la primera asamblea tras la constitución se acordó celebrar una reunión telemática anual de seguimiento, sin contar con las que sean necesarias una vez se empiecen a materializar los primeros proyectos conjuntos.
Sánchez Albendea declaró volver de Úbeda “con sensaciones muy positivas, ya que la Asociación es un proyecto sólido que tiene el objetivo claro de utilizar la unión de las Semana Santas en Ciudades Patrimonio para mejorar nuestra promoción y difusión y hacerlo mediante iniciativas conjuntas de calidad. En la firma del acta fundacional hubo mucha ilusión por parte de todos los presidentes y presidentas de las juntas y agrupaciones de hermandades, pero también mucho compromiso, que es al final lo que verdaderamente hará que el proyecto tenga continuidad y relevancia a partir de ahora” recalcó.
El presidente destacó la relevancia de esta iniciativa para estrechar lazos con otras Semana Santas nacionales con gran tradición y adhesión en el tejido social de sus ciudades, así como para reforzar la difusión tanto de nuestra Semana Santa como de la propia ciudad de Cuenca a través de ella. La JdC desempeña esta labor desde hace décadas, habiéndose visto incrementada especialmente en la ú ltima. Para Sánchez Albendea, una estrategia conjunta de promoción “es clave para llegar con más solvencia y peso a mercados turísticos nuevos, sobre todo internacionales”, así como para abrir nuevos targets de visitante “acordes con los valores de nuestra Semana Santa y de la propia ciudad. No olvidemos que hablamos de una celebración religiosa y que los católicos en todo el mundo se cuentan por millones. Llegar a ellos, especialmente a los católicos de habla hispana, es objetivo de la Junta de Cofradías y acciones como este Congreso y la creación de la Asociación que vertebrará las acciones de promoción, entre otras cosas, son pasos en esa dirección”. “Esta Comisión Ejecutiva siempre ha creído en la necesidad de exportar nuestra Semana Santa fuera, en todos sus aspectos” añadió.
Sánchez Albendea destacó también la importancia del apoyo institucional, así como del Grupo de Ciudades Patrimonio cuya marca, reconocible y reconocida en el mundo, i mpulsará la promoción: “Este apoyo supondrá el acceso directo al Ministerio de Cultura, que por cierto se ha volcado especialmente en esta iniciativa, con mención especial al ministro, Miquel Iceta”, así como “a nuevas vías de
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financiación y ayudas asociadas a las Ciudades Patrimonio, a acciones y proyectos de promoción turística de calidad, conservación del patrimonio, acciones culturales y similares, y a los recursos con que cuenta el Grupo de Ciudades Patrimonio” añadía.
“El acceso a financiación, contactos y proyectos conjuntos será muy importante, no solo a nivel promocional, sino t ambién para conservación del patrimonio nazareno y siempre pensando en que las acciones que pongamos en marcha por esta nueva vía reviertan en las hermandades y en toda la ciudad” precisó el presidente de la JdC, quien destacó además la implicación “de los alcaldes y alcaldesas de las Ciudades Patrimonio, en representación de sus Ayuntamientos; su apoyo y compromiso desde el principio han sido también fundamentales para que el proyecto salga adelante”.
Participación en el Congreso
La delegación de la Comisión Ejecutiva participó en la jornada de ponencias del sábado 28 de octubre, centrada en la singularidad de la Semana Santa en las Ciudades Patrimonio, así como en el programa religioso y cultural asociado a la cita. En la sesión de trabajo se abordaron cuestiones de máximo interés y actualidad como la necesidad de diseñar y construir un proyecto turístico común, la accesibilidad en sentido amplio, la riqueza plástica de la imaginería procesional como recurso turístico, las señas de identidad de la representación de la Pasión en el siglo XXI, el papel de los medios de comunicación o las problemáticas que pueden tener soluciones conjuntas.
Precisamente mejorar la accesibilidad es uno de los objetivos de la institución nazarena, de ahí que fuera una de las ponencias destacadas por la Ejecutiva. “En una ciudad como Cuenca, en la que el 80% de los recorridos procesionales cuentan con accesibilidad limitada o, cuanto menos, complicada para personas con diversidad funcional, conocer cómo las asociaciones y colectivos están trabajando en otras ciudades para acercar la Semana de Pasión a los fieles con diversidad es muy importante. Y la Junta de Cofradías debe trabajar para mejorar en accesibilidad en todos los sentidos, no solo en cuanto a movilidad propiamente dicha” expresaba Sánchez Albendea.
El presidente fue además ponente en la mesa debate sobre problemas comunes y soluciones conjuntas de las Semana Santas en las ciudades patrimoniales. La mesa contó con la participación de los presidentes de las 15 juntas, agrupaciones, uniones y asociaciones, así como con la del delegado de Hermandades y Cofradías de la Diócesis de Jaén. Moderó el vicepresidente de la Unión Local de Cofradías de Úbeda, Juan Moreno. En su intervención, Sánchez Albendea destacó que “en la Semana Santa tenemos la responsabilidad y la oportunidad de acercar la fe a las nuevas generaciones. La Semana Santa de Cuenca no se entiende sin la fe”. El presidente e xplicó para ello la profusa actividad que se desarrolla tanto desde la institución como desde las propias hermandades a lo largo de todo el año, con el objetivo de mantener activos los lazos nazarenos entre hermanos, favorecer el relevo generacional y atraer al nazareno a la Iglesia.
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Por Rafael Torres Muelas
La historia evangélica cuenta que en la antigua ciudad de Jerusalén vivió y murió Jesucristo. Allí sufrió lo que hoy conocemos como Vía Crucis, recorriendo el camino que le llevó a l Gólgota donde fue crucificado, dando origen a la conmemoración de la Semana Santa.
Un sinnúmero de peregrinos acude a Tierra Santa durante la semana más trascendente del anuario cristiano, bien por pisar las huellas del que se declaró: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí”, o bien por conocer una ciudad cardinal en la historia de la Humanidad y que es centro, en esos días de Pascua, para las tres principales religiones monoteístas, con sus diferentes celebraciones.
Evocando en la memoria la historia de Jesucristo, encontramos un domingo de los primeros años de la década de los 30 del primer siglo: Jesús de Nazaret, el Mesías, entra triunfal a Jerusalén el domingo previo a la Pascua judía, dando así comienzo a una serie de días marcados por acontecimientos sagrados, que luego serán unidos bajo la denominación de “Semana Santa”.
Jerusalén es una ciudad simbólica para conmemorar los últimos días de vida de Jesús. Trozo estimable de suelo evangélico, sus ermitas mantienen vivo el respeto misericordioso a Jesús, delimitado allí donde ocurrieron los hechos más reveladores de nuestra salvación.
Los días centrales de la Semana Santa en Jerusalén son Domingo de Ramos, Viernes Santo, Sábado Santo y la culminación el Domingo de Resurrección o de Pascua. Tanto las comunidades católicas como ortodoxas efectúan celebraciones similares, naturalmente con diferencias en los rituales litúrgicos y en las fechas.
El Domingo de Ramos Jesús vuelve a hacer su entrada triunfal en Jerusalén montado en un pollino, aclamado con ramos de olivo y hojas de palma. Miles de cristianos participan en la procesión de las palmas al Monte de los Olivos. En su recorrido participan gentes de todas las naciones; pasan por la iglesia de Santa Ana, la Puerta de San Esteban, la Ciudad Vieja y la Vía Dolorosa, armonizando cantos religiosos en todos los idiomas.
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El Miércoles Santo es la convocatoria en el Santo Sepulcro, porque el rito establece que en este día se exhibe y venera la columna a la que Jesús fue atado mientras era azotado.
En el Jueves Santo, la Iglesia de Jerusalén entra, junto con la del mundo entero, en el Triduo Pascual. En la mañana del Jueves Santo, el Patriarca Latino de Jerusalén celebra a primera hora, frente al Edículo del Santo Sepulcro, la bendición especial de los Sagrados Óleos para catecúmenos, sacerdotes y enfermos. Al final de la liturgia, lava los pies de 12 feligreses. La tradición sitúa estos acontecimientos en el salón del Cenáculo, ubicado en el Monte Sión, que se abre a los fieles de forma excepcional para que visiten el lugar donde se instituyó el sacramento de la Eucaristía.
Llegada la noche, a partir de las 21:00 horas, peregrinos y cristianos locales participan durante una hora de meditación en el Huerto de Getsemaní. A este acto le sigue una procesión con cirios encendidos hacia la iglesia de San Pedro en Gallicantu (que significa “Canto del Gallo” en conmemoración de la triple negación de Simón Pedro a Jesús), que según la tradición es el lugar en el que Jesús pasó la noche después de ser a rrestado.
En el amanecer del Viernes Santo se desarrollan diferentes procesiones a lo largo de la llamada Vía Dolorosa, rememoran-
do la Pasión del Señor y la Crucifixión en el Calvario. Entrada la noche, se celebra en Jerusalén el “Santo Entierro” con una procesión en la iglesia del Santo Sepulcro para representar el entierro de Jesucristo tras su Muerte.
En la mañana del Sábado Santo se lleva a cabo, en la Basílica del Santo Sepulcro, la misa de la Vigilia de Pascua, un evento único en el mundo. Con la amanecida, la Ciudad Vieja celebra la Resurrección de Cristo. La iglesia Madre de Jerusalén es la primera en la que resuena el Pregón Pascual, un viejo y bello himno que canta la Victoria del Señor sobre la muerte y el pecado.
Tras la Vigilia de los latinos, también los griegos ortodoxos celebran sus propios ritos, como la ceremonia del “Fuego Santo”. Todo se desarrolla en la Basílica del Santo Sepulcro, conocida por los griegos ortodoxos como iglesia de la Anástasis, que acoge todo el espacio que rodea la tumba de Cristo.
Suena feliz el órgano. Doblan las campanas a gloria bendita y el pueblo canta. Resulta muy extraño celebrar en las primeras horas de la mañana una vigilia que en el resto del mundo se reserva para las horas vespertinas del Sábado Santo y que termina en la noche que lleva al domingo. Se leen las siete lecturas y los siete salmos del Antiguo Testamento. El Evangelio de Pascua se proclama antes de la entrada en la tumba vacía.
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Como al día siguiente, Domingo de Resurrección por la mañana, cuando una nube de incienso saluda al Patriarca de Jerusalén de los latinos que celebra la Misa Pontificia, para después dirigir la solemne procesión alrededor del Edículo.
Cuando llega la tarde se celebran también servicios religiosos en el Jardín de la Tumba, lugar en el que los cristianos a nglicanos sitúan el nicho de Jesucristo.
La Tumba del Jardín es una sepultura donde los cristianos evangélicos y las denominaciones protestantes creen que Jesucristo fue enterrado y de donde resucitó. Eventos clave de la fe cristiana, por lo que es considerado uno de los lugares más destacados de Jerusalén.
Por la noche, en la Basílica del Santo Sepulcro hay un momento verdaderamente único, porque en ningún otro país del mundo tiene lugar tal rito. Dos frailes quitan la corona de espinas y clavos de la imagen que representa a Cristo en la Cruz y a continuación colocan el Sudario. Seguidamente, el Custodio de Tierra Santa lo rocía con aceites e incienso y conduce la procesión hasta el Sepulcro para hacer la representación de la Muerte del Señor.
E l Domingo de Resurrección es el día grande de la Pascua en todo el mundo. La luz de Cristo que ha resucitado glorioso ilumina todas las cosas. En Jerusalén se llevan a cabo celebra-
ciones y misas con lectura del Evangelio en varias lenguas, así como una procesión hasta la iglesia del Santo Sepulcro.
Lunes de Pascua: Emaús - El Qubeibeh. A lo largo de la mañana se celebran diversas misas por distintos puntos de la ciudad de Jerusalén. Frailes y peregrinos, conforme marca la tradición, caminan unos 30 kilómetros hacia Emaús para rememorar el camino que hicieron los dos discípulos de Emaús, Cleofás y Simeón, y donde, según la Biblia, se les apareció Jesucristo Resucitado.
Con este artículo he pretendido dar a conocer la primera Semana Santa que se originó en el mundo y en un lugar que la mayoría de las personas coinciden en llamar “santo”: Jerusalén. Este preciso lugar en el que se halla el inicio de todo.
Miles de cristianos llegados de todos los rincones del mundo reviven y recuerdan la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo, ocurrida sobre aquellas mismas piedras hace más de dos mil años, dando paso al origen del resto de Semanas Santas de todo el mundo, entre las que también se encuentra la que celebramos en la ciudad de Cuenca.
Este año, sin embargo, la situación de conflicto bélico en la que se encuentran los Santos Lugares reduce mucho la posibilidad de que pueda llegar a celebrarse.
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Fotografía: Luis Miguel Caballero
Por Rafael Redondo Moya
Dice la letra de una sevillana muy conocida que: “Algo se muere en alma cuando un amigo se va”. El pasado 19 de mayo nos dejaba nuestro amigo José Javier, amigo del alma para los que así lo queríamos.
Se fue un amigo, un gran amigo de muchos hombres y mujeres de Cuenca, del Campichuelo, de Ribatajada, parroquia de S. Pedro y Santiago, Villar de Olalla, Valdetórtola, L as Pedroñeras y Beteta, donde ejerció su ministerio sacerdotal y sobre todo amigo del mundo nazareno conquense.
Conocí a José Javier hace treinta y tres años en la iglesia de San Pedro cuando todavía era diácono, aun-
que ese mismo año se ordenaría sacerdote. Era Sábado Santo, acudí pronto a la iglesia con mi amigo Rafa Pérez a recoger horquillas, almohadillas y demás enseres del desfile procesional de la Hermandad del Santísimo Ecce-Homo de San Miguel. Allí se encontraba él junto a su familia ordenando bancos, barriendo, preparando la iglesia para la vigilia. Lo recuerdo como si fuera hoy mismo. Sus palabras fueron: “Soy el diácono José Javier. Ya sé que sois de la Hermandad del Ecce-Homo, ¿podéis ayudarme a colocar bancos?” . A partir de aquel día nos unió una profunda amistad.
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Posteriormente, por mandato del entonces párroco de S. Pedro, D. José Antonio Navarro Saugar, fue nombrado encargado de nuestra hermandad. Decía entonces: “Soy consiliario sin papel amarillo, sin nombramiento del obispo” . Siendo efectiva su designación como consiliario con la llegada de D. Ramón del Hoyo a la diócesis de Cuenca, aproximadamente siete u ocho años después.
A José Javier no le importaba colaborar en cualquier cosa que le propusiéramos. Recuerdo que dos a ños fue bancero, pero no quedó muy contento. Su consuelo es que había hecho penitencia llevando en hombros al Señor.
Su gran objetivo siempre fue la unidad en la hermandad y que estuviera viva todo el año. En vísperas de Navidad se celebraba una misa; cantábamos villancicos junto al belén de la iglesia y después celebrábamos u na cena en hermandad. El ideólogo de todo era él.
No era solo consiliario, era un miembro más de la directiva para trabajar. Y, además de su parcela, ayudaba en el día a día de la cofradía y siempre haciendo c atequesis.
Fue con su llegada a Villar de Olalla, -dónde yo había montado mi taller un mes antes-, cuando nuestra amistad se consolidó. Pasábamos mucho tiempo juntos: comidas, almuerzos, tertulias… Hablábamos de todo, pero su conversación estrella era la Semana Santa y, sobre todo, nuestra hermandad.
José Javier tenía vena militar. No pudo ingresar en la Academia de Zaragoza pero sí lo hizo en el semi-
nario de Cuenca. Siendo de Valencia vino a formarse como sacerdote a nuestra ciudad, ya que su familia paterna era de nuestra provincia. Sus lemas eran: orden, l impieza, seriedad y puntualidad. Siendo sabido por todos los lugares por donde pasó, incluido la Junta de Cofradías.
Su huella nazarena la dejó muy impregnada en Villar de Olalla en los quince años que allí estuvo, a la vez que en Valdetórtola. Andas, banzos, horquillas, almohadillas… que las hermandades de Cuenca desechaban, él las intentaba reparar.
Siempre me decía: “No se tira nada, todo se puede aprovechar”. Igual lo podías ver en la puerta de mi pequeño taller pintando banzos o en el yunque reparando horquillas. Tras montar los pasos en la iglesia del pueblo me avisaba: “Ya hemos hecho la puesta en andas en Villar de Olalla”.
Fueron ocho años los que yo tuve el taller en Villar de Olalla. Ocho años vividos intensamente con él. Llenaría páginas y páginas de anécdotas. Su obra cumbre f ueron las puertas de la iglesia, que realizó Javier Barrios y el que suscribe, y que fueron sufragadas en su tot alidad por las gentes del pueblo.
Se marchó de Villar de Olalla. Pero no por ello perdimos la amistad. Al contrario. Nos veíamos casi todas las semanas, en el pueblo o en Cuenca, en la Junta de Cofradías, con la hermandad o con amigos comunes. Si pasaba más de unos días sin vernos nos llamábamos por teléfono para tratar de coincidir.
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Fotografías: Luis Miguel Caballero
Su labor en la Junta de Cofradías fue algo más que la encomendada como Delegado Episcopal. Él siempre estuvo presente en todos los actos, reuniones, celebraciones…. Era uno más de la Comisión Ejecutiva con voz, voto y compromiso. Sí, con voz, porque opinaba en voz alta y nunca se escondía. Había quien creía que se excedía en sus competencias, pero le gustaba “mojarse y meterse en todos los charcos”. Durante el tiempo que estuvo en el cargo trabajó, y mucho, por y para nuestra Semana Santa. Jamás dejó de hacerlo. Todos los que convivimos con él en la Junta de Cofradías lo sabíamos y siempre nos hacía reflexionar que lo mejor era aplicar el sentido común y trabajar en la misma dirección: “Hagamos grande nuestra Semana Santa” , comentaba.
Quería que saliera siempre todo bien. Una de sus grandes preocupaciones era que sus compañeros de las diferentes parroquias acogieran bien a sus hermandades. Por ello en sus primeros años como Delegado Episcopal tuvo que lidiar de lo lindo para que sotanas y túnicas tuvieran una relación cordial.
Su marcha a Las Pedroñeras por mandato fue muy dura. Tuvo que dejar Villar de Olalla, donde llevaba quince años, y la Junta de Cofradías, donde siempre dijo que todavía le había quedado mucho por hacer. Otra legislatura al menos hubiera necesitado, apuntaba, para realizar cosas inacabadas, nuevas ideas que le rondaban en la mente y mucho por evangelizar. Pero no hubo más remedio que dejarlo. Tres años en Pedroñeras de trabajo duro, donde en años anteriores había dos sacerdotes. Pero él tuvo que atenderlo en solitario. Pueblo grande y con mucho trabajo, tanto, que tardó un año y veintisiete días en arreglar el archivo parroquial y poner todo al día. Orden y limpieza, sus máximas. Allí, en tan corto plazo de t iempo, también encontró amigos que tampoco lo olvidarán. Desde Pedroñeras también atendía a la hermandad del Ecce-Homo. No todo lo bien que él quisiera, pero ahí estaba. Nunca dejó de hacerlo. Aunque llegara con la hora justa.
Posteriormente, fue trasladado a Beteta, a la sierra, un clima de montaña que le agradaba. Seis pueblos pequeños a los que iba a celebrar sus misas. Gente de avanzada edad a los que les intentaba sacar una sonrisa en sus homilías; fiestas populares con pocos feligreses; en fin… conviviendo con sus gentes a cualquier hora del día.
A sí era José Javier Muñoz Pérez, sacerdote de Valencia. “El Valenciano”, como le apodaban muchos de sus compañeros. Pero conquense como el primero. Él siempre comentaba: “Soy de donde habito y donde estoy empadronado” . Nazareno, GRAN NAZARENO, y no solo por su altura, sino por su gran corazón. Si leemos su pregón, seguro que lo entenderemos y llegaremos a la conclusión de que amaba Cuenca profundamente, a su Semana Santa y a sus amigos, entre los cuales me encuentro y orgullo de ello siento.
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José Javier era claro y contundente. Decía lo que pensaba sin esconderse y fuese cual fuese el lugar: en el ambón en sus homilías, en juntas, tertulias… criticado en ocasiones por ello. Él relató en diversas ocasiones que se hizo cura para evangelizar y para llevar la palabra de Dios costase lo que costase; que tenía que acercarse a la gente en varios escenarios, ya fuese la iglesia, la calle o el bar: “Si ellos no vienen, iré yo” . Y vaya que si lo hizo. De ese modo surgió la misa de las peñas en Villar de Olalla con un grupo musical; o la misa de S. Isidro encima de un remolque en Las Pedroñeras; o la misa de la patrona de Beteta en su ermita en obras… Era el momento de evangelizar sin importar ni cómo ni dónde. Celebró varios bautizos y matrimonios de nazarenos que se forjaron en la Junta de Cofradías y en las cenas de fin de curso nazareno que celebrábamos en mi taller ya en Cuenca. Recuerdo una anécdota que me dejó una huella muy profunda cuando nos dirigíamos de viaje hacia Sevilla con su coche, hace aproximadamente catorce años. Al incorporarnos a la autopista nos encontramos un accidente. Paró el coche en el arcén, bajó a preguntar y volvió. Cogió del maletero el breviario y la estola, y marchó hacia el lugar del suceso. Allí le dio la extremaunción a un motorista que al poco tiempo falleció. Cuando subió para continuar la ruta, y nos puso al corriente de lo ocurrido, no supimos qué decir. Así era José Javier, sacerdote las veinticuatro horas del día por lo que pudiera ocurrir.
Te fuiste y me queda en el recuerdo el haber podido estar contigo unas horas antes. No estabas bien, pero pudimos hablar y preparar el futuro que finalmente no llegó.
Te fuiste querido amigo, y me piden desde la Junta de Cofradías que escriba este artículo. Y muy agradecido de hacerlo estoy. Amigo de tus muchos amigos, que no puedo enumerar porque me faltaría espacio. La pandemia y la soledad te hicieron daño, como a todos, aunque más agravado en tu persona.
Tus últimos días nos marcaron mucho a todos los que los vivimos de cerca. Pero lo llevábamos como a ti te hubiera gustado: todos unidos acompañando a tu familia y viviéndolo momento a momento, siempre aferrados a ese hilo de esperanza.
Ahora descansas junto al Señor. A la sombra de nuestro Ecce-Homo de San Miguel y bajo el manto de la Virgen. Ya participas de blanco y granate en la procesión eterna, escuchando el sonido de las horquillas y los melódicos acordes de las marchas en el silencio del sueño eterno.
Tus amigos, la familia que tú elegiste te queremos y siempre estarás en nuestra memoria.
Amigo, José Javier, sacerdote y nazareno.
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Por José Manuel Alarcón Sepúlveda
Abandonado el ancho espacio de la Plaza Mayor y su contenido bullicio, ese murmullo de conversaciones tan habitual en amplios escenarios urbanos que sin embargo resulta casi doloroso en la tarde noche soñada, el Paso avanza y el empedrado entre las aceras se estrecha, allí donde banceros y hermanos de tulipa casi se confunden, en el comienzo de la calle Alfonso VIII.
Unos metros más y vuelve el silencio, retorna el penitente a escuchar sólo su alma entre suaves sonidos de
procesión que conoce desde que la memoria alcanza, y en los viejos balcones revestidos de morado espera toda una vida, la de Rosario y Lorenzo; sobre la madera del banzo suena el discreto golpe de la horquilla del puntal que detiene el Paso. Frente a frente, su mirada apenas puede contener la emoción desbordada, la oración mil veces repetida y siempre nueva de quien se sabe al final del camino, ante su Jesús del alma. La Hermandad entera reza con ellos.
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Abundantes son los recuerdos que tengo de Lorenzo Carretero Almagro y Rosario Portero García, admirado, querido e inseparable matrimonio, en la tierra y en el cielo, mas si tuviese que elegir uno sería este que acabo de esbozar en el arranque del escrito, vivido desde mi puesto de bancero, cuando ante su casa deteníamos la venerada Imagen del Nazareno de San Antón, que para ellos siempre fue esencia de su espiritualidad, entraña de lo más querido, y sus ojos nos hablaban de todo lo vivido, de millares de visitas a su altar para cuidarlo y embellecer su culto diario, de tantos desvelos y trabajos compartidos, de lo que no volverá y jamás se olvidará. Mucho agradecí la invitación que recibí desde la Junta de Cofradías para escribir en Cuenca Nazarena sobre Rosario Portero García, quien marchó a la Casa del Padre el 23 de octubre de 2023, pero al buscar en mi memoria y en mi afecto no podía separar a quienes Dios había unido, a nuestra hermana y a su esposo Lorenzo, al que despedimos el último día de enero de 2022, cuando el número de aquel año de esta revista tenía preparada su edición. Por esa razón no se recogió en esta publicación, que anualmente refleja todo lo que es im-
portante para nuestra Semana Santa, ningún artículo u obituario que glosase la figura de alguien que tanto contribuyó a Cuenca y a su celebración más querida. Y entendí que debía hablar de ellos, juntos también en este humilde homenaje, que quiere ser testimonio de admiración y gratitud.
Lorenzo Carretero Almagro nació en el seno de una familia de larga y honda vinculación a la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno - del Puente - y, por añadidura, a la Archicofradía de Paz y Caridad, de la que contaba nuestro hermano con orgullo que su padre fue Presidente hasta el mismo día de su muerte. La devoción heredada, plasmada en su incorporación a las listas de la cofradía tras tomar la primera comunión, según antigua costumbre ya casi olvidada, creció en él y se hizo propia y firme. También quiso Dios que, siendo niño, su curiosidad e inquietud por la Semana Santa le llevase ante la Sagrada Imagen del Santísimo Cristo de la Agonía en el momento en el que retiraban el embalaje con el que se la protegió en su viaje desde el estudio de CoullautValera hasta esa Cuenca que la contemplaba por vez primera; y supo Lorenzo que a partir de aquel día le seguiría.
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Fotografía: Jesús Morón
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Rosario Portero García vino al mundo en Villanueva de los Escuderos, localidad situada a poco más de tres leguas de la ciudad, en la mitad del camino que lleva a las tierras de la comarca de la Obispalía, recorrido en muchas ocasiones por quien esto escribe en amable ruta ciclista, en la última de las cuales quise adentrarme y perderme por su pueblo, imaginando a aquella niña de ojos azules y vivos jugando en calles y plazas, en los duros tiempos que sucedieron a la triste y cruel guerra; o tal vez ayudando en casa, cuando la vida empezaba y todo estaba por venir.
Fue en junio de 1961 cuando unieron sus vidas para siempre.
Muy pronto, apenas dos meses más tarde, fallecía la madre de Lorenzo, que era la camarera del Santísimo Cristo de las Misericordias, y propusieron a Rosario que fuese ella quien ocupase el puesto, aceptando nuestra hermana la designación de buen grado, con lo que iniciaba su servicio apenas recién casada para encargarse del cuidado de la Sagrada Imagen durante más de cincuenta años. Poco más tarde, en 1964, comenzó a ejercer las mismas funciones para Nuestro Padre Jesús Nazareno – del Puente -, primero sin tener aún el nombramiento oficial, pero cumpliendo con las obligaciones y el cometido que a la titular le resultaba imposible por su estado de salud; más tarde investida formalmente como camarera.
Puedo imaginar aquellos años, de juventud y crianza de los hijos con los que Dios bendijo al matrimonio, las frecuentes visitas al templo mariano y sanantonero para cuidar por
el decoro del Cristo y de Jesús, limpiando con mimo, cambiando sabanillas, ordenando y embelleciendo espontáneas ofrendas florales depositadas por anónimos devotos, musitando alguna oración que día tras día, año tras año, se contarán por millares, en tantas horas de intimidad espiritual y trabajo bien hecho.
Con el respaldo incondicional de su esposa, Lorenzo hizo crecer su implicación e iniciativa en sus hermandades y en la Archicofradía, como lo había visto en los que le precedieron, en prueba de fe y devoción, de ilusión descollante por su Semana Santa, y después de largos años portando a Nuestro Padre Jesús Nazareno – del Puente – y al Santísimo Cristo de la Agonía, a cuyos pies ofrendó siempre singular fortaleza física, fue nombrado capataz de banceros, labor en la que dejó honda huella y recuerdo imborrable en los dos Pasos.
También comenzó a participar en labores directivas, que culminaron con su nombramiento como secretario de la Hermandad del Nazareno del Puente. Fue en 1982, década en la que nuestro hermano encabezó una Junta de Diputación que trabajó sin descanso y con una idea muy clara de lo que querían conseguir, de cuál era el rumbo que debía tomar la Cofradía, proponiendo y obteniendo el respaldo de la Junta General para introducir cambios que no solo marcaron una época, sino que han llegado hasta nuestros días como muestras de la identidad de la Hermandad, que tan bien captaron Lorenzo y su directiva. La sobriedad de las capas moradas, las magníficas andas de su Titular que fueron diseñadas por Francisco León
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Fotografía: Archivo familiar
Meler, como también lo hizo con los bellos estandartes de cabecera, el retablo de Jesús que trazó Fernando Barja Noguerol… La Hermandad, que ya era numerosa, creció aún más, y de la fuerza que imprimieron a la devoción hacia el Nazareno era muestra la creciente pujanza de la subasta de banzos y enseres, que año tras año veía superadas las cantidades en las que se adjudicaban.
Mucho tuvo que ver en ello el desempeño por Lorenzo del puesto de capataz de banceros de Nuestro Padre Jesús Nazareno, desde el que impulsó una forma elegante y penitencial de portarlo, con paso corto y recorriendo largos trechos entre paradas, expresando el sentimiento de la Hermandad hacia su Titular, plegaria de horquillas que no necesita palabras. Aquella manera de desfilar quedó enraizada en la Cofradía pues de su esencia nació, soñada por su inolvidable capataz, liderando con carisma y autoridad a sus incondicionales banceros. La maestría de nuestro hermano en el puesto estuvo igualmente al frente del Paso del Santísimo Cristo de la Agonía, amor de infancia con el que se comprometió para toda la vida, y también disfrutó la Hermandad de la Santa Cena de su pericia. A lcanzó Lorenzo el cargo más señalado en sus hermandades del Jueves y Viernes Santo, el de Hermano Mayor por r iguroso turno de antigüedad en la pertenencia, fue distinguido como Hermano Honorario en la Hermandad del Cristo y nombrado Vocal Perpetuo en la de Jesús. Y de forma muy especial valoraba el haber sido Presidente de la Archicofradía de Paz y Caridad, pues a su devoción por el Santísimo Cristo de
las Misericordias y a su entrega por la procesión de Jueves Santo, se sumaba el hecho, que antes apuntaba y que él recordaba con emoción, de que su padre desempeñó ese cargo hasta el mismo momento en que Dios lo llamó a su lado.
Tan fructífera trayectoria no hubiera sido posible sin el sólido apoyo de Rosario, al que no es aventurado suponer que sumó también su consejo; mujer fuerte y discreta, de inteligencia tan viva como su afecto, que además siguió dedicando mucho tiempo de más de media vida a mantener hermosas las Sagradas Imágenes cuyo cuidado tenía encomendado, lo que no solo supone callado trabajo en el templo, visitas a floristerías y tintorerías, sino también largas horas de labor en c asa, confeccionando ropa de altar, manteniendo espléndidas las gualdrapas o solucionando cualquier contratiempo que requiera de manos expertas y amorosas.
Pasaron los años, y mientras Lorenzo iba cediendo el testigo de sus responsabilidades, depositándolo siempre en buenas manos, Rosario seguía ejerciendo con la misma ilusión que al principio las tareas de su puesto de camarera del Santísimo Cristo de las Misericordias y de Nuestro Padre Jesús Nazareno – del Puente -, sin olvidar tampoco su dedicación a la pequeña imagen de San Antonio de Padua, que recibe culto en la hornacina de la iglesia de la Virgen de la Luz que se sitúa entre el pú lpito y el retablo de Jesús, en el lateral del Evangelio. Constante fue su trabajo, ejercido desde la humildad y la firmeza de su fe, imborrable su recuerdo que siempre será presente en el templo antonero, junto al viejo puente del Canto.
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Fotografía: Jesús Morón
La semblanza no sería completa sin rememorar la profunda devoción de nuestros hermanos hacia la Virgen de las Angustias, ante cuya Imagen del santuario elevaron innumerables plegarias, después de caminar la senda que hasta la recoleta ermita llega bajo el roquedal del Júcar. Y así, cuando la Madre con su Hijo en brazos recibió el amor de su pueblo por las calles de Cuenca y de Sisante, en sendas procesiones que subrayaron la celebración del Año Santo Jubilar del año 2000 y que vieron desfilar también a la venerada y portentosa Imagen del Padre Jesús Nazareno sisanteño, volvió Lorenzo a tomar el cetro de capataz. Quien esto escribe lo recuerda bien, pues tuve el honor de ser bancero bajo su mando en aquella atardecida en la parte baja de nuestra ciudad, nada menos que bajo el bendito peso de Nuestra Señora, con el privilegio añadido de ser dirigido por un querido hermano, respetadísimo y admirado, que
feliz al frente de su Virgen, revestido con morado terciopelo, una vez más, casi postrera, ejerció su magisterio.
Seguía la vida, avanzaba la edad y con ella mermaban las facultades físicas, hasta que subir al altar de Jesús se tornó en un imposible para Lorenzo, y Rosario, privada de la solícita ayuda de su esposo y consciente de las limitaciones que los años le imponían también a ella, decidió con naturalidad y sencillez dejar el puesto. El relevo tuvo lugar en inolvidable Junta General, en la que recogió el inmenso cariño y el reconocimiento de los hermanos que llenaban la sala que, cuando se le hizo entrega de una instantánea enmarcada de Nuestro Padre Jesús Nazareno fechada en los años en los que ella empezó a cuidar de la Sagrada Imagen, le tributaron una cerrada, interminable y emocionante ovación, que aún resuena en mi memoria. Fue el 14 de febrero de 2009.
Cuenca Nazarena 94 Opinión Fotografía: El Liberal de CLM
Continuó atendiendo con mimo al Santísimo Cristo de las Misericordias, y al superar los cincuenta años como camarera de la talla que preside el Jueves Santo, la Archicofradía de Paz y Caridad le tributó un cálido y entrañable homenaje al término de la Solemne Función Religiosa celebrada el 6 de mayo de 2012.
De lo que más tarde vino, después de aquella fatal caída de Lorenzo, nunca podré olvidar la entrega de Rosario, cómo volcó sus días en cuidarlo, aceptando con fe tan dura etapa, sintiéndose afortunada porque aún lo tenía a su lado, como ella misma contaba. Culminación de una historia de amor después de una vida juntos que ya es eternidad.
Nos queda su memoria, que se hace presente en tantos momentos y lugares, en los que su ausencia es silencio y nostalgia, recuerdo de un tiempo único que ya pasó, pero
también gratitud por haberles conocido, por las muestras de afecto que de ellos hemos recibido, de un matrimonio que desde la humildad y el trabajo tanto contribuyó a Cuenca y a su Semana Santa. Ellos son nuestros mayores, espejo en el que mirarnos, camino seguro donde no cabe el orgullo ni la búsqueda del halago, sólo la fe y el esfuerzo ilusionado… compartido.
Sé que están en el cielo, porque allí van las personas buenas, las que amaron y fueron amadas, juntos desde aquel lejano día en que unieron sus vidas para siempre.
Y cuando el seco golpe sobre el banzo ordene parar frente a su casa de Alfonso VIII, una oración se elevará hacia lo alto, por Lorenzo y por Rosario, que asomados al balcón de las estrellas, ante el mismo Dios rogarán por nosotros.
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Por Berta López
El 10 de Mayo de 2007 abrió sus puertas el Museo de Semana Santa, un sueño largamente anhelado por la comunidad nazarena conquense, vanguardia museística y tecnológica en su momento y el espacio físico en el que materializar eso que los conquenses vivimos todo el año: nuestra Semana de Pasión. Nuestra tradición, devoción y fe. Junto a la exposición permanente, formada por más de 150 piezas de valor a rtístico y sentimental, el Museo se concibió desde el inicio como una puerta abierta a la actividad cultural de las hermandades y también de la ciudad.
U bicado geográficamente como avanzadilla del eje expositivo clásico, concentrado en torno a la Plaza Mayor, en sus 16 años de funcionamiento el Museo se ha consagrado como espacio cultural de altura en el que han mostrado su obra tanto artistas consagrados como noveles – siendo la apuesta por los nuevos talentos una constante – y cuya programación no se ha circunscrito necesariamente al tema nazareno o religioso, sino que ha estado siempre abierta a explorar otras realidades.
Desde mayo de 2007 hasta agosto de 2023, las salas de exposiciones temporales del Museo han acogido 90 exposiciones, entre las que destacan las dos ediciones de ‘Cuenca, Arte en la Pasión’, ‘Joyas de la Pasión’, ‘La Pasión Contemplada’, ‘Capvz, profano y sacro’, ‘El Purgatorio de Dalí’, ‘La Semana Santa de Tofiño’ o la muestra homenaje a Goliardo. Más de una docena de hermandades han enriquecido la actividad del Museo con sus exposiciones y más de un centenar de autores
han pasado por sus muros. Ha sido además sede de PhotoEspaña y de Ingráfica.
Junto con la actividad expositiva, el Museo se ha consolidado como recurso cultural en el más amplio sentido, acogiendo presentaciones, conferencias y actividades novedosas como el primer ‘escape room’ nazareno. También citas recurrentes, como el rastrillo nazareno de Manos Unidas y la Ruta de los Belenes, así como la extinta Escuela Nazarena, que se celebró en el Museo de 2009 a 2019. Todas ellas han conseguido reunir durante estos años a más de 100.000 participantes.
Primeras exposiciones
La actividad en las salas temporales dio comienzo el 23 de junio de 2007 con la exposición que recogía las fotografías que se presentaron al V Concurso de fotografía de Semana Santa Ciudad de Málaga. Curiosamente, fue esta exposición la que dio el empujón final para que la Junta de Cofradías convocase su propio certamen, como ha recordado su principal valedor, el presidente de la institución, Jorge Sánchez Albendea, en alguna ocasión. Se completó aquel primer año de vida del Museo nazareno con dos exposiciones más: la que conmemoraba el 50 Aniversario de la Coronación de Ntra. Sra. de las Angustias (del Santuario), consistente en un recorrido por la historia y patrimonio de la Hermandad, y ‘El Misterio en la Navidad’, muestra de nacimientos del mundo, parte de la colección particular de Joaquín Culebras.
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En 2008, la programación del Museo contó con tres exposiciones: la muestra colectiva ‘Visiones de Semana Santa’, pr imera en su género acogida por el Museo, compuesta por 42 cuadros de diferentes técnicas y donados por los artistas participantes para los fondos del Museo; ‘Pedro Mercedes. Navidad íntima’, con obras del genial y tristemente desaparecido ceramista conquense dedicadas al misterio del Nacimiento del Señor; y la muestra ‘El fin de los días’, de Jordi Ribes, que formó parte de la primera edición de Ingráfica, festival de Grabado Contemporáneo Ciudad de Cuenca del que el Museo de Semana Santa f ue sede desde su origen, en una clara intención de apoyar y promocionar la creación artística conquense.
2009: el punto de inflexión
El año 2009 supuso un punto de inflexión dentro de la actividad expositiva del Museo: el programa crece y pasa de 3 a 8 exposiciones que cubren prácticamente todo el año, muestra de la consolidación del Museo como parte del eje cultural de la ciudad y como facilitador de la actividad cultural y artística de las propias hermandades. Así, el Museo acoge por primera vez en febrero de 2009 una exposición organizada por una hermandad, ‘Cien años de Azul y Blanco’, conmemorativa del Centenario de la R. I. V. H. de Nuestra Señora de la Amargura con San Juan Apóstol. En abril será la V. H. de la Santa Cena la que conmemore su X XV Aniversario con una exposición en el Museo de Semana Santa, entre otros actos y cultos, de la que se recuerda especialmente la presencia de la talla de Jesús del paso procesional.
2009 fue también el año en que el Museo se convirtió en sede de PhotoEspaña, en concreto dentro del programa OpenPhoto y con la muestra ‘Reconstrucción’ de Losif Király, y en el que repitió como sede de Ingráfica con la muestra ‘ Planta Baja’ del artista Michael Wegerer. El año expositivo contó también con las muestras de las dos primeras ediciones del Premio de Fotografía ‘Semana Santa de Cuenca’, convocado por la Junta de Cofradías, y con la exposición ‘Objetivos Nazarenos’, de Enrique Martínez Gil (Cartelista de nuestra Semana Santa en 2022), una selección de fotografías de nuestra Semana Santa publicadas en su libro Pasión por Cuenca
Mención especial en este año para la exposición ‘El Purgatorio de Dalí’, basada en la Divina Comedia y ofrecida por Florencio de la Fuente Sanz (propietario de la obra) y que constituye la primera exposición en Cuenca del genio del surrealismo. En esta muestra, los conquenses pudieron descubrir la obra de Dante Aligheri estudiada a fondo y plasmada gráficamente por Salvador Dalí.
2010 y la consolidación del programa
A partir de 2010 el programa expositivo se consolida en las 5-6 exposiciones anuales, con recurrencia de la muestra anual del concurso fotográfico y la navideña relacionada con el belenismo y el misterio del Nacimiento de Cristo, especialmente desde la primera edición de la Ruta de los Belenes, de la que el Museo forma parte desde el principio. Así, en 2010
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el Museo acoge la exposición por el 150 Aniversario de la V. H. del Stmo. Ecce-Homo de San Miguel; ‘Dolorosas’, un recorrido fotográfico por la Pasión que abarca desde finales del X IX y explora las diferentes formas de vivirla en los distintos territorios; y ‘Mis Belenes’, selección de la colección de Pilar Castellanos. Además, vuelve a ser sede de PhotoEspaña con la muestra ‘Unfinished Houses’, de Konrad Pustola: fotografías de gran formato que muestran las consecuencias de la recesión económica en Polonia durante los años 90. Tres de las cinco exposiciones acogidas por el Museo en 2011 fueron de temática nazarena. Así, a la muestra del IV Premio de Fotografía se sumaron ‘ Pirograbados. Retratos de Semana Santa’ con 18 obras en base de poliuretano, de José Andrés Sevilla Grande; y ‘Vía Crucis’, ofrecida por Florencio de la Fuente Sanz y consistente en 15 xilografías de u n Vía Crucis, obra del artista Louis Jou. El Museo acogió también la muestra fotográfica de Luis del Castillo dedicada a su visión personal de la noche, y ‘Belenes del Mundo’, segunda exposición a partir de la colección belenística de Pilar Castellanos.
En 2012, las salas temporales del Museo vieron pasar por sus paredes el 25 Aniversario de la M. I. V. H. del Bautismo de Ntro. Señor Jesucristo, las mejores instantáneas del V Premio de Fotografía de la JdC y ‘Detalles de un Nacimiento’, exposición de pirograbados de José Andrés Sevilla Grande, que volvía al Museo en este caso con una muestra asociada a la II Edición de la Ruta de los Belenes. Mención especial
en 2012 para la exposición fotográfica ‘La Semana Santa de Tofiño’, uno de los grandes fotógrafos de nuestro tiempo; a través de su colección de fotografía descubrimos una visión diferente de nuestra Pasión.
Seis fueron las exposiciones que acogió el Museo en 2013, todas ellas de gran carga tanto artística como emocional. Abrió el año la exposición homenaje dedicada a los Hermanos Pérez del Moral, figuras clave en la recuperación de nuestra Semana Santa tras la Guerra Civil. La muestra, promovida por la M. A. I. V. H. de Ntro. Padre Jesús Nazareno – del Puente –, la V. H. del Stmo. Cristo de la Luz y la Junta de Cofradías, contó con las antiguas andas del Jesús del Puente como pieza central y se pudo contemplar en San Andrés, que actúa en ocasiones – y cuando el formato de las obras así lo requiere – como sala de exposiciones complementaria al Museo.
E n 2013 el escultor conquense Tomás Bux llevó hasta el Museo de Semana Santa su ‘Sentimiento y barro’, con obra inédita; Juan Pedro Huerta, Cartelista de nuestra Pasión en ese año, mostró su visión de la ciudad en ‘Cuenca’, una colección de dibujos en tinta china y tablas con la reja típica de Cuenca que encerraban sitios mágicos de nuestra ciudad; la muy querida y ya desaparecida pintora y escritora conquense Leonor Culebras llenó con su arte y ‘Buscando esa pincelada…’ las paredes del Museo con un fin solidario; y en Navidad, Arturo García Patiño expuso una colección de dioramas de temática belenística coincidiendo con la III Ruta de los Belenes. El año se completó con la muestra del VI Premio de Fotografía.
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La primera gran exposición
Expositivamente hablando, 2014 fue sin duda el año de ‘Cuenca, Arte en la Pasión’, la primera gran exposición y acción planteada expresamente para atraer visitantes al Museo durante la Cuaresma conquense. Marcaría el camino del devenir expositivo posterior. Poco a poco y con trabajo, esfuerzo y v isión, se iba perfilando el papel que el Museo de Semana Santa debía tener en la vida cultural, religiosa y social de la ciudad. ‘Cuenca, Arte en la Pasión’ fue la muestra más importante hasta ese momento, por la relación de participantes y por el valor de la obra seleccionada, también en cuanto a volumen de visitas. Piezas de Fernando Zóbel, Miguel Zapata, Fausto Culebras, Tomás Bux, Miguel Ángel Moset, o Víctor de la Vega, entre otros, formaron parte de una muestra histórica, récord de visitas en ese momento y todavía en el recuerdo de los conquenses.
Completaron el año la exposición ‘Dos pasos… Un objetivo’, con imágenes de Vicente López Tofiño (que volvía al Museo tras su exposición en solitario de 2012) y Miguel Ángel Sintes Puertas, dos de los grandes nombres de la fotografía nacional; la muestra colectiva del VII Premio de Fotografía de la JdC y la segunda muestra belenística de Arturo García Patiño, asociada a la Ruta de los Belenes.
Dejando a un lado las exposiciones, el otro gran hito del año en el Museo fue la inauguración del ‘Espacio Marco Pérez’, dedicado a la vida y la obra civil y religiosa del
imaginero conquense Luis Marco Pérez, pieza clave en la recuperación de la Semana Santa de Cuenca tras la guerra civil y artífice también en buena medida del estilo artístico y estético de nuestra Pasión, en tanto en cuanto suyas son casi una veintena de las tallas que desfilan actualmente en nuestras procesiones.
En 2015, el Museo acoge otra exposición homenaje de gran calado: la que las hermandades de San Juan Bautista y el Stmo. Cristo de la Luz organizaron sobre Óscar Pinar, uno de nuestros grandes pintores (desaparecido en 2017) y embajadores, a partir de obras del autor y otras particulares. El V Centenario del Nacimiento de Santa Teresa de Jesús tuvo también su reflejo en la vida cultural conquense a través de la exposición ‘No os pido más que le miréis’, organizada por las Madres Carmelitas de la capital conquense con obra pictórica, escultórica y reliquias de la santa. Aunque sin duda la pieza central de la muestra fue la talla del Stmo. Ecce-Homo de San Miguel, cedida por la Hermandad durante 23 días en recuerdo de los 23 años que las Madres la custodiaron en su antiguo convento.
La exposición de pintura en arpillera de Fernando Gómez ‘Pajarón’; la muestra de acuarelas ‘Paisaje a tres’ de Anaís García Burgos, José Miguel González y Jacques Villares Castillo; el VIII Premio de Fotografía y la colección particular de belenes de Rafael Pérez Caballero, muestra asociada a la Ruta de los Belenes, completaron el programa anual.
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Zóbel en el Museo de Semana Santa
Tres hitos marcaron el devenir expositivo del Museo en 2016: la elección de Fernando Zóbel como cartelista y la muestra que la JdC dedicó a su obra relacionada con la espiritualidad, la religiosidad y la Semana Santa, el IV Centenario de la procesión Camino del Calvario y el homenaje al fotógrafo conquense Carlos Jiménez.
La exposición ‘Gentes y gestos’, dedicada a Fernando Zóbel, se encuadró en el marco de las celebraciones por el 50 a niversario del Museo de Arte Abstracto Español y mostró una serie de dibujos del gran pintor de la vanguardia conquense. La muestra por el IV Centenario de Camino del Calvario t uvo carácter solidario a beneficio de Manos Unidas y Cáritas Cuenca; participaron pintores como Zóbel, Moset, El Manchas, Javier Barrios o Emilio Morales, y fotógrafos como Luis M iguel Caballero, Julio Palencia o Luis Moya. ‘Pasión en el Recuerdo’ rindió homenaje a Carlos Jiménez, fotógrafo muy vinculado a nuestra Semana Santa, a través de una selección de instantáneas tomadas por él, que van de finales de los 80 y principios de los años 90 a una época más reciente.
El Museo acogió además ‘Testigos del tiempo’, una original muestra de ventanas restauradas por Angelino Malavia – algunas de ellas con hasta 200 años de antigüedad – con diversas técnicas y materiales y el objetivo de transformarlas en obras de arte. La muestra del IX Premio de Fotografía llegó puntual a su cita con el Museo Nazareno y en Navidad, Rafael
Pérez Caballero preparó una segunda edición de la muestra de su colección de belenes.
El año 2017 abrió con la muestra ‘75 años de historia’, una exposición conjunta de la V. H. del Prendimiento de Jesús, la R. I. V. H. de Nuestra Señora de la Amargura con San Juan Apóstol y la Archicofradía de Paz y Caridad para conmemorar el 75º Aniversario de sus tallas titulares, toda vez que en este año las imágenes del Beso de Judas, San Juan y la Virgen y el Santísimo Cristo de las Misericordias cumplían 75 años de su llegada a Cuenca. ‘Jueves y Viernes Santo Cuenca 1968’ llevó hasta el Museo de Semana Santa una colección de imágenes del fotógrafo conquense Daniel Cubillo, un documento gráfico de gran valor para conocer cómo era la Semana de Pasión en la ciudad en aquellos años.
‘Capvz profano y sacro’ fue la gran aportación de la M. A. V. H. de Ntro. Padre Jesús Nazareno – del Puente – a la memoria de la figura del gran imaginero, autor de la talla actual de Ntro. Padre Jesús Nazareno del Puente, y a la vida cultural de la ciudad. La muestra, que expuso en el Museo de Semana Santa una colección de alrededor de una veintena de piezas (cedidas por particulares) de imaginería de Capuz en formato pequeño, tanto religiosa como profana, documentación relacionada con el imaginero y su trabajo y otros materiales, fue además la primera que salió del Museo nazareno para visitar otro espacio expositivo, en concreto el Museo Azul de Semana Santa de Lorca (Murcia).
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El año se completó con la selección de las mejores imágenes presentadas al X Premio de Fotografía ‘Semana Santa de C uenca’ convocado por la JdC y con la muestra asociada a la Ruta de los Belenes, en este caso perteneciente a la colección particular de belenes de Ángel Gómez Martínez.
E n septiembre de 2017, la Junta de Diputación de la Junta de Cofradías decidía por votación convocar un concurso para la elección del Cartelista para la Semana Santa del año siguiente. Así, en 2018 el Museo acogió en sus salas temporales una muestra hasta el momento inédita: la de los carteles presentados al concurso para anunciar la Pasión de ese a ño. Tres fueron las exposiciones nacidas de concursos que el Museo acogió en este año: a la de carteles se sumaron la del Concurso fotográfico por el 75º Aniversario del Stmo. Cristo de la Luz y la del XI Premio convocado por la JdC.
También en ese año expuso en el Museo el colectivo de fotógrafos nazarenos conquenses La Santa Torrija en una muestra compuesta por 40 fotografías de gran formato, principalmente instantáneas de nuestra Semana Santa, pero también de otros momentos importantes, como las puestas en a ndas o los instantes previos a las salidas procesionales. En 2018 tuvo lugar la exposición homenaje póstumo al artista Goliardo, con una selección de fotografías, publicaciones y serigrafías de su autoría. El año cerró con el belén monumental de la Ruta.
Cuando el 18 de enero de 2019 los fotógrafos conquenses
Andrea Sáiz y Roberto Nieva inauguraron la exposición fotográfica ‘ Sempiterno’, una colección de 22 fotografías de detalles y momentos especiales de nuestra Semana Santa, poco i maginaron que estarían abriendo el último año de actividad normal del Museo hasta el momento. Ese año, que volvió a contar con un amplio programa de 7 exposiciones, se completó con la muestra benéfica de pintura abstracta ‘Trazos de Pa sión’ de Diego Forriol; la exposición fotográfica ‘Hay otra Semana Santa’, segunda de Enrique Martínez Gil; la muestra conmemorativa del 75º Aniversario del Stmo. Cristo de la Luz; la exposición de fotografía documental y matérica
FYSIKÓ, de Alberto Rubio Terrazas, en beneficio de la ONG KUBUKA; la muestra del XII Premio de Fotografía de la JdC y el Belén monumental.
Volver después de una pandemia
La actividad del Museo desde el año 2020 ha estado marcada por la pandemia y, más recientemente, por el cierre para su remodelación integral. Eso sí, se ha trabajado para mantener la actividad con calidad y toda la regularidad que ha sido posible, pese a que las circunstancias obligaran a reducir el programa de exposiciones. Desde 2020 y hasta agosto de 2023, el Museo acogió un total de 14 muestras a pesar de los cierres, restricciones y demás medidas pandémicas y de funcionamiento.
Curiosamente, también este último periodo ha sido el que ha contado con cuatro de las grandes apuestas del Patronato del Museo y de la Junta de Cofradías: la segunda edición de la exitosa ‘Arte en la Pasión’ (2021) y las exposiciones ‘19412020: 80 años de Semana Santa de Cuenca’ (2021) ‘Joyas de la Pasión’ (2022) y ‘La Pasión Contemplada’ (2023), estas dos últimas en colaboración con la Diócesis de Cuenca y comisariadas por José Manuel Martínez Cenzano. Todas ellas han llevado hasta el Museo piezas de gran valor artístico e histórico y han contribuido a acercar a autores y obras al gran público, gracias a la colaboración público-privada y la implicación y compromiso de todas las instituciones, entidades y personas que las han hecho posibles.
El 2020 comenzó con la muestra artesana ‘Entre dos mundos’, de Paola Andrea Gracia y Marcela Quijano. En febrero, el Museo acogió ‘Miradas’, muestra colectiva de la Asociación de fotógrafos de Cuenca (AFOCU) y la última de ese tiempo que dejó atrás la pandemia. Después vendría el COVID y sus confinamientos, de modo que la actividad prevista hubo de interrumpirse y la programación, de suspenderse. En las pocas semanas posteriores a marzo de 2020 en que el Museo pudo abrir, se mostró una retrospectiva fotográfica del Premio convocado por la JdC, desde 2008 y hasta 2019.
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En 2021 la protagonista en el Museo fue sin duda ‘Arte en la Pasión II’, compuesta por obras de dieciocho artistas: Vicente Carducho, Miguel Ángel Moset, Francesco Solimena, Manolo Millares, Miguel Zapata, Fausto Culebras, Luis Marco Pérez, Emilio Morales, Hermanos Blasi, José María Albareda, Nicolás M. Sahuquillo, Luis del Castillo, José Luis Martínez, Carlos Codes, El Manchas, Mateo de la Vega, Alberto Romero y Vicente Tofiño. También lo fue la maravillosa exposición ‘1941-2020: 80 años de Semana Santa de Cuenca’, en la que se pudieron contemplar por primera vez reunidos en un mismo espacio físico todos los carteles que han anunciado nuestra Pasión. Ubicada en San Andrés como espacio expositivo anexo al Museo nazareno, la muestra se completó con un montaje audiovisual dedicado a todos los pregoneros y pregoneras que había tenido hasta ese momento nuestra semana más emblemática. También este año y como forma de llenar el hueco que dejó la ausencia de procesiones por segundo año consecutivo y a causa de la pandemia, la Junta de Cofradías en colaboración con el Museo trajo a la Catedral de Cuenca la magna exposición ‘Procesión 2021: Homenaje a la Semana Santa de España’.
En septiembre se inauguró ‘Elogio de la luz’, de la pintora y fotógrafa conquense Irene Clozn. En octubre se puso en marcha el proyecto cultural audiovisual ‘ La Poética de la Semana Santa en el Museo’, una iniciativa coral financiada por la Junta de Cofradías y desarrollada por un nutrido equipo de colaboradores con el objetivo de ampliar el contenido museístico con la incorporación de la síntesis de la poesía, las imágenes y la música que ha generado nuestra Semana Santa. Diciembre concluyó con el belén monumental de la Ruta, recuperada tras un año de ausencia por la pandemia. Cabe destacar que en este año el Museo fue además escenario del primer ‘escape room’ dedicado a la Semana Santa de Cuenca, actividad que fue todo un éxito.
La exposición inicial de 2022 estuvo dedicada al 125 aniversario fundacional de la Banda de Municipal de Música de Cuenca, que tuvo lugar en 2020. La pandemia obligó a
posponer la muestra prevista para aquel momento y, finalmente, los conquenses pudieron visitarla en el Museo dos años más tarde. Maribel Gil, del obrador DeChocolate y su ‘Pasión de Chocolate’ pusieron la nota original en las salas temporales del Museo, que en Cuaresma acogió la aclamada ‘Joyas de la Pasión’, compuesta por piezas de arte sacro de la Diócesis recuperadas por el Centro de Conservación y Restauración de la Diputación Provincial. ‘Amor y fervor’, con piezas del artista horcajeño Ángel Mariscal Llanos; la exposición conmemorativa por el 75º Aniversario de la talla de Ntra. Sra. de la Soledad de San Agustín; la muestra del XIII Premio de Fotografía – que se volvió a celebrar en 2022 tras dos años de suspensión por la pandemia – y la Ruta de los Belenes completaron el programa.
En 2023 y con el proyecto de renovación en el horizonte, el Museo centró su actividad en los meses que van de enero a agosto, pues en septiembre cerraba sus puertas para la remodelación integral de su contenido museístico y expositivo. La muestra más relevante del año fue ‘La Pasión Contemplada’, segunda edición de Joyas de la Pasión, que creció en número de obras y contó con piezas de la Catedral Primada de Toledo, la Catedral de Cuenca, el Ayuntamiento de Cuenca, el Convento de San Juan de los Reyes (Toledo), el Convento de la Purísima Concepción (Toledo), el Convento de San Pedro de las RR. MM. Justinianas (Cuenca), el Convento de las RR. MM. Concepcionistas Franciscanas (Cuenca), el Convento de las RR. MM. Carmelitas Descalzas (Cuenca), la Fundación Polo (Cuenca) y la Fundación Antonio Pérez (Cuenca). El año empezó con la muestra ‘Viernes Santo en Cuenca’, del fotógrafo conquense Ángel Jiménez, y finalizó con el belén monumental de la Ruta.
16 años, 90 exposiciones, más de un centenar de autores, más de 150.000 visitantes...
Es el sustrato en el que enraizar la nueva etapa de un Museo que nació para dar respuesta a un anhelo de la comunidad nazarena y se ha ganado por derecho propio un lugar en el mapa cultural de la ciudad.
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Miriam Melero Poyatos
David Serrano Gismero
Ignacio Blanco
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Cámara: Olympus E-520
Objetivo: 42 mm · Diafragma: f/5.6 · Exposición: 1/80 · ISO: 100
Miriam Melero Poyatos
Fotografía realizada durante la procesión infantil 2023. La procesión que precede al inicio de la Semana Santa. Con esta foto me gustaría mostrar que la Semana Santa no solo se vive debajo de unas andas o debajo de un capuz, también se vive con la música. Representa las lágrimas de emoción de saber que llega un nuevo comienzo, una nueva Semana Santa y con ella una nueva ilusión.
Una nueva semana repleta de nervios y emociones a flor de piel, de sentimientos que nos evocan momentos pasados pero sobre todo que nos recuerdan a personas. Él es el encargado de dar el primer toque de trompeta para dar el inicio a nuestra Semana Santa, porque ¿qué sería una Semana Santa sin música?
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Cámara: Sony Alpha 7R IV
Objetivo: Sony FE 4/24-105 G OSS · Datos EXIF: F 7,1 – 1/80 – ISO 3200
David Serrano Gismero
La fotografía elegida la he titulado “Cuenca, Arte y Pasión”, ya que, a través de la misma estampa, muestro al espectador la imagen de la espectacular talla del Cristo Yacente obra del imaginero Luis Marco Pérez y la majestuosa obra maestra del Arco de Jamete, que forma parte de la Catedral de Cuenca.
Cuenca es una ciudad llena de historia y patrimonio y sin duda, su Semana Santa es una celebración única, que combina la devoción religiosa y el arte. Por todo ello, en mi fotografía he querido conjugar nuestra Semana Santa, Declarada de Interés Turístico Internacional en una Ciudad Patrimonio de la Humanidad.
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Cámara: Canon EOS 70D
Apertura diafragma: f/9 · Tiempo de exposición: 1/200 s · ISO: 320· Distancia focal: 250 mm
Ignacio Blanco
Esta foto es del Domingo de Ramos de 2022, la primera procesión que hubo tras el parón provocado por la pandemia. Todo el encuadre lo ocupan la imagen de Jesús entrando en Jerusalén y una niña que observa de cerca la talla de Marco Pérez.
El color granate del manto de Jesús y del repostero es el que predomina en la imagen. A pesar de la ausencia de desfiles durante dos años, la Semana Santa regresó en todo su esplendor, y continúa causando esa fascinación que los nazarenos sentimos desde niños.
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Hablan las Hermandades
Fotografía: Ignacio Blanco
Por Carlos Martínez Górriz
Secretario V. H. de Jesús Orando en el Huerto (San Esteban)
Fue un 2 de diciembre de 1923 cuando un grupo de conquenses se reunió para crear una hermandad en torno al Misterio de la agonía de Jesús en el Huerto de Getsemaní. Instituida por 92 cofrades y ejerciendo como hermano mayor provisional don Salustiano García y como secretario don Julián Sáiz, fundan esta hermandad en una reunión en la iglesia parroquial de san Esteban creando para el régimen y gobierno de dicha hermandad las oportunas constituciones, las cuales se elevan al Obispado.
Este órgano debía dictaminar si se podía constituir al haber ya una hermandad del mismo nombre y Misterio de la Pasión. Este hecho finalmente no sería de relevancia al desfilar cada una en distinto día de la Semana Santa, por lo que los estatutos fueron definitivamente aprobados, tras oportuno informe del fiscal d iocesano, por el obispo y beato mártir Cruz Laplana Laguna.
Desde este momento es cuando el paso de Jesús Orando en el Huerto va a salir ya como hermandad propia, pero llevaba saliendo desde 1905, año de la creación de la procesión del Silencio, perteneciendo a la hermandad del Prendimiento de Jesús. En los primeros años de la procesión saldría el paso del Huerto de San Antón, hasta que en 1908 llega la nueva imagen de Manuel Moreno Sastre, encargada por Mariano Catalina. Esta imagen que desfiló primero con el Prendimiento y luego a partir de 1923 con su propia hermandad sería destruida en la guerra civil.
Tras la guerra vinieron años muy duros. Con prácticamente todos los enseres y documentación perdidos en la contienda civil, consiguieron reconstruir la hermandad por la ilusión de un grupo de hermanos y del secretario don Francisco Jiménez, trabajador incansable y gran artífice el resurgir de la cofradía.
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El nuevo grupo escultórico de don Luis Marco Pérez llegaría en 1941 y desfilaría por primera vez en 1942, siendo solamente las imágenes de Jesús y el ángel las que formaban dicho grupo y que terminaría completándose con los tres apóstoles durmientes en 1954.
En 1971 presenta la dimisión como secretario, por motivo de edad don Francisco Jiménez, aprobándose en la hermandad nombrarlo secretario honorario de la hermandad, reconocimiento merecidísimo por ser el gran impulsor de la misma tras la guerra y sacar adelante una hermandad con apenas recursos económicos y con las lista de hermanos bastante escasa.
Lo sustituyó don Luis Villanueva, otro de los personajes muy recordados y queridos en la historia de esta hermandad. En la década de los setenta empieza la evolución de la hermandad, notándose un crecimiento de hermanos año tras año y sin parar hasta el día hoy, año de nuestro centenario. Poco podían imaginar aquellos 92 hermanos fundadores que un siglo después la lista de registro general de hermanos cuenta con más de 1500 hermanos y que sería una de las hermandades con más participación de toda la Semana Santa de Cuenca.
100 años de historia no se pueden resumir en 3 o 4 páginas, evolución del paso, imágenes, andas, restauraciones, conciertos, hermanamientos, anécdotas… Se requieren muchas más páginas, por eso hemos editado una revista conmemorativa de la efeméride para todos los hermanos, donde se explica todo detalladamente.
Siempre hemos sido una hermandad humilde y sencilla y aunque económicamente y en número de hermanos no tiene nada que ver la actualidad con lo que vivieron nuestros antecesores, no podemos ni debemos perder esa esencia nunca. Y eso se lo debemos a ellos, los que funda-
ron, reconstruyeron y forjaron la hermandad que tenemos a d ía de hoy.
En 3 o 4 páginas tampoco podríamos reconocer a todos ellos pero sí me gustaría nombrar a algunos hermanos que han sido parte de la historia. De los citados secretarios, Don Francisco y Don Luis tuvieron a gente de confianza que trabajaron incansablemente como Antonio González, Leopoldo Bascuñana, Roque Martínez, Ángel Llandres, José López y Félix Calzada, quien realizó un gran trabajo junto a Luis Villanueva en los años 80. Familias Aguilar, González Miranzo con Félix y su hermano Alberto a la cabeza, De los Santos, Lerines, Moyanos, Sáiz Descalzo, Sarria, Sáiz, Abarca, Calvo, Hernansanz, Herráiz, Perea, Pérez Castellanos, Santacruz, Culebras, Lozano, Cañas, Velasco, Barriga Polo, Calleja, Hidalgo, Cortés, Fernández, Alarcón… no podría nombrar a todos, siempre se me olvidarían apellidos que en cuanto los vemos relacionamos rápidamente con el Huerto.
Ramón Gómez, Javier Escribano, Rafael Torres y Jesús Córdoba, secretarios desde que lo dejara Luis Villanueva en 1990. Cambio informático, creación del Concierto del Huerto, restauraciones, ayuda social… gran trabajo realizado estos últimos años. No solo ellos, sin sus juntas directivas no hubieran podido realizar esa labor. Fernando Cuesta será recordado como representante de la Junta de Cofradías, muchos años de gran oficio. Pepe Villalba, Ángel Martínez, Luis Herráiz, Antonio Armero, Pedro Romero, Tomás Pinos, Javier Page, Ignacio Blanco, María José López, Samuel Calvo, David Sáiz… Directivos durante años, pero sobre todo nazarenos.
El día 2 de diciembre de 2023 se celebró el primer acto de la celebración de la fundación de nuestra hermandad hace 100 años. De todo el programa que se está preparando para su conmemoración quizá sea el más importante de to -
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dos por ser el día exacto de su fundación 100 años después. Desde un primer momento se pensó que la mejor manera de recordar y celebrar esta efeméride tenía que ser con la santa misa con función religiosa en nuestra sede canónica por ser el lugar donde se fundó y recibe culto nuestro paso todo el año. También teníamos claro que para amenizar y dar brillantez al acto, cursar invitación a nuestra hermana la Banda de música de Cuenca, quién mejor que ella, que nos acompaña desde hace tantos años en la procesión y en nuestro concierto. Invitación que aceptaron sus miembros para satisfacción de todos. Muchas gracias por participar en un día tan importante para nosotros.
Desde que llegamos a la iglesia para la celebración de la santa misa, ya se podía palpar el ambiente de celebración y emoción en la cara de todos los hermanos, que abarrotaron la iglesia de san Esteban. Se calcula que más de 500 personas asistieron a la eucaristía, entre hermanos, Junta de Cofradías, con su presidente presente, alcalde de la ciudad y demás autoridades, representantes de hermandades de la Semana Santa de Cuenca, nuestros hermanos del Huerto de san Antón con directiva y hermanos mayores, la hermandad de san Isidro de Abajo y nazarenos en general que quisieron estar con nosotros.
La función fue oficiada por nuestro capellán y párroco de San Esteban, don Antonio Fernández a las 18 horas, en una misa extraordinaria para la ocasión. En el presbiterio estaba nuestra sagrada imagen y también las de San Isidro y su esposa santa María de la Cabeza, que abandonaron su lugar habitual de la ermita de san Antonio para volver, excepcionalmente para esta celebración, al que fue su lugar de culto durante años. Hecho histórico y que damos las gracias por querer acompañarnos dada la vinculación existente entre ambas hermandades.
El libro de difuntos tampoco podía faltar en un día de tantos recuerdos de todos los hermanos que fundaron y trabajaron por esta hermandad, por este motivo se llevó y se colocó a los pies de Jesús en nuestro paso.
Fue el primero de varios actos, homenajes y más sorpresas que tenía preparada la hermandad. En enero salió a la c alle la edición de la revista Centenario, una publicación de 100 páginas para regalar a todos los hermanos. En febrero se bendijo un azulejo realizado expresamente para la ocasión y que se colocó en el local propiedad de la hermandad. También se estrenó el día de la función religiosa un motete realizado por el hermano P. J. García Hidalgo dedicado y regalado al Huerto.
No podía faltar un homenaje al laureado imaginero escultor de nuestro paso, don Luis Marco Pérez, con la colocación de un monumento encargado al escultor José Luis Martínez, a los pies de su tumba.
El tradicional concierto del Huerto en San Esteban este año será más emocionante y espectacular, si cabe, que otros años. Participará, como siempre y no puede ser de otra manera, nuestra hermana la Banda de Música de Cuenca, pero estarán acompañados de la Banda de Trompetas y Tambores de la Junta de Cofradías, primera vez que actúan dos bandas en nuestro concierto y en el cual habrá algún estreno musical dedicado a la hermandad por su celebración.
L a clausura de los actos conmemorativos será el día 19 de mayo en la misa junto a nuestros hermanos del Huerto de San Antón pero habrá alguna sorpresa más hasta que llegue ese día.
Disfrutad con emoción, ilusión y devoción toda la programación preparada y dedicádselo especialmente a aquellos 92 hermanos que se juntaron aquel 2 de diciembre de 1923.
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Por la Junta de Diputación de la Muy Ilustre y Venerable Hermandad del Bautismo de Nuestro Señor Jesucristo
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Las buenas obras, como los buenos vinos, maduran durante años para conseguir la calidad deseada. La historia de u n retablo para el misterio del Bautismo de Nuestro Señor Jesucristo comienza con el primer boceto, realizado por el arquitecto D. Rubén Amigo Álvaro, quien diseña un primer diseño de retablo para las imágenes (2005) siendo secretario D. Antonio F. López Garrido, que no se llevó a cabo, pues se venía pagando el préstamo para la ejecución del nuevo misterio de la hermandad, realizado por D. Antonio J. Dubé de Luque.
En 2010, con una nueva directiva, esta vez encabezada por D. Francisco Javier de Llaguno Sahuquillo, se retoma la idea de la ejecución de un retablo y la mejora de la capilla. El único boceto que se prepara (que se quedó en boceto, sin presentación formal) contempla la ejecución de un retablo de un solo
c uerpo con ático, flanqueado por columnas con un leve giro y utilizando la mesa existente como banco del mismo. De porte clásico, no se recreaba en adornos habida cuenta de la situación económica de la hermandad tras terminar de acometer el préstamo de la ejecución del nuevo misterio, si bien contemplaba en el rompimiento de la gloria un sobrerrelieve que completaba el pasaje evangélico de San Mateo 3, 16-17. Todo el conjunto, y salvando las distancias, está inspirado en la calle central del cuerpo principal del Retablo de San Juan Bautista sito en la iglesia de la Anunciación de Sevilla, realizado por Juan Martínez Montañés en 1620 y que sirvió de modelo al imaginero Antonio Dubé de Luque para la hechura del misterio del Bautismo de Nuestro Señor Jesucristo.
No obstante, el hombre propone y Dios dispone…
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Tras la efeméride del 25 Aniversario de la fundación de la hermandad en 2014 se retomó la propuesta de retablo (al suspenderse la procesión en 2013, como casi todas las procesiones de ese año, se pospusieron todas las iniciativas) una vez preparadas las finanzas de la hermandad para acometer un gran proyecto. Pero nuevamente se tuvo que aparcar el proyecto del retablo al tener aprobado en Junta General desde 2008 u n diseño de Antonio J. Dubé de Luque para unas nuevas andas que completasen el misterio durante su desfile procesional “que se ejecutarían en el momento que la hermandad lo pudiese acometer”, priorizando la ejecución de las andas. Se organizó una comisión al efecto para ver la viabilidad de dicho proyecto del que, transcurrido tanto tiempo, y en el caso de seguir sin ser viable, retomar la realización del retablo y aparcar definitivamente la hechura de las nuevas andas.
Así, en la Junta General celebrada el Domingo de Resurrección de 2015, la comisión presentó sus conclusiones, con d istintos proyectos que abarcaban desde una reforma de las andas, las diseñadas por Dubé, otro diseño de andas de otro taller, siendo todos los proyectos viables al tener pactado con los distintos tallistas y ebanistas al objeto de acometer dicha ejecución en plazos. La soberanía de la hermandad se incli-
nó nuevamente por el proyecto de Dubé, en el que hasta la actualidad se han invertido cerca de 75.000 € incluyendo los numerosos donativos recibidos. En consecuencia, se tuvo que posponer el proyecto del retablo, al tener la hermandad que obtener un préstamo para acometer la primera fase de las mismas. O no…
E l 1 de octubre de 2016, la Junta General de la Real, Antiquísima, Ilustre y Venerable Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno de “El Salvador”, decide la ejecución de un nuevo retablo para su titular, aprobando en la siguiente Junta General, celebrada el 9 de abril de 2017, la donación del existente a la Muy Ilustre y Venerable Hermandad del Bautismo de Nuestro Señor Jesucristo, tras la petición de esta, quedando reflejado en documento de donación de 25 de mayo de 2017. Supuso entonces, esta donación, la adaptación de este retablo para albergar a las Sagradas Imágenes en la capilla bautismal de San Pedro, actuación que se valoró positivamente y se aceptó por la hermandad.
Dicho retablo es de estilo neobarroco con posibles tintes modernistas, a tenor de la ejecución de detalles como la desproporción existente de los capiteles con respecto a las columnas, la rocalla empleada en muchos casetones, la falta de simetría en
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los fustes salomónicos de las columnas, etc. Data de mediados del siglo XX y fue ejecutado por el taller de ebanistería de Apolonio Pérez y Cecilio Hidalgo, siendo colocado en la capilla de la iglesia de El Salvador el 29 de agosto de 1949. Se trata de una tallada en madera de pino, dorada y policromada en tintas planas verdes (zonas de sotobanco, banco y fondos de pilastras y pilares) y ocres (fondos casetones de banco y sotobanco), exhibiendo en su origen tres calles desiguales, ubicando al titular de la cofradía del Nazareno en la central y unas rocallas de ornato en las laterales. En altura se resuelve con sotobanco, pequeño banco, cuerpo central con entablamento corrido sobre los capiteles y ático, generando en la calle central del cuerpo un baldaquino, con unas dimensiones totales de 3,76 m. de ancho, 5,22 m. de alto y 1,65 m de profundidad.
La adaptación del proyecto supuso una modificación y enriquecimiento del diseño original, pero sin perder la idea principal de reconstruir el pasaje del evangelio sobre el Bautismo de Nuestro Señor Jesucristo. No obstante, las dimensiones del retablo impedían su montaje con el mismo diseño original, por un lado, la altura de la capilla es de 4,80 metros, inferior al retablo, y por otro, la disposición del misterio del Bautismo requería de una anchura superior a la destinada originalmente en
el templete o baldaquino del retablo. Así se preparó un primer diseño que abría el espacio central eliminando el baldaquino, y para no exceder la anchura total suprimía las calles laterales. Y con las piezas sobrantes se procedería a preparar otro retablo para el misterio fundacional de la hermandad, ubicado en la actualidad en la iglesia parroquial de San Román Mártir.
En 2018 y ya con la actual secretaria, Dña. Eva Díez Cruz, se realiza una primera intervención utilizando piezas del retablo recibido por parte de D. José Carlos Rubio Valverde, t allista que ejecutó las andas con las que se realiza el desfile procesional de nuestras Sagradas Imágenes en Martes Santo, así como el nuevo retablo de la R. A. I. V. Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno de “El Salvador”. Si bien en un principio se iba a desmontar parte del baldaquino y el penacho que lo coronaba para servir el primero de peana para las Sagradas Imágenes y el segundo de ático, al final solo se intervino en el penacho, de tal manera que se ubicó a modo de ático de retablo.
Si bien en un principio estas piezas no contaban para el diseño original, tras su transformación, se vio la oportunidad de utilizarlo, por lo que se modificó para integrarlas y de paso reducir las dimensiones.
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La pieza intervenida no sólo se desmontó y se colocó, ya que se ejecutó el escudo de la hermandad que corona el penacho flanqueado por 2 angelitos donados. Del mismo modo, y a l ser una pieza independiente se ajustó a la altura prevista del diseño definitivo, al objeto de que sirviera como replanteo de la volumetría del retablo a tamaño real.
Como para todas las hermandades y la sociedad en general, la pandemia supuso una paralización administrativa casi a todos los niveles. Tras esta compleja situación, y ya con una adaptación y restauración del retablo casi definitivo, en junio de 2021, parte de la directiva visitó el taller nuevamente de D. José Carlos Rubio Valverde. Tras esta visita y teniendo ya una importante aproximación, se ultima el diseño del retablo.
Así, la configuración final del retablo mantiene la heterodoxia propia del retablo original, pero manteniendo las partes propias de un retablo barroco, esto es, banco, cuerpo y ático. De calle única, el banco se desarrolla en dos alturas distintas, empleando la altura original en los laterales (columnas, pilastras y aletones), y otro más bajo para alojar la peana y a los titulares. En la parte central, se adelanta a modo de mesa el plano del retablo, siendo el punto más adelantado del mismo. Así, el frontal se plantea decorado con cartelas, siendo la central un medallón con la inscripción “HIC EST FILIVS MEVS DILECTVS” (“Este es mi Hijo, mi predilecto”; Mt 3, 17), acompañándose los laterales con relieve con un frontal de altar realizado a partir de pastillajes-casetones de bajo relieve dorados sobre un fondo dorado mate con motivos vegetales al estilo del resto del retablo, incluyendo en su centro d istintos anagramas de las virtudes teologales (Fe, Esperanza y Caridad), completándose con el anagrama de la Gracia de Dios, simbologías que representan las virtudes y gracias que
se reciben con el Bautismo. Tanto el banco central como la peana son desmontables para facilitar los distintos cultos de la hermandad. Con esta geometría se le dota de mayor dinamismo y complejidad al forzar entrantes y salientes de manera i ndependiente en las distintas alturas, incluyendo un leve giro en las columnas con respecto al plano del conjunto.
El cuerpo central, que mantiene la calle única de la composición, está presidido por un cuadro, que alberga una escena con Dios Padre en su gloria, enviando al Espíritu Santo sobre su hijo con un fondo recogiendo el “skyline” de la ciudad de Cuenca. Dicho cuadro sirve de fondo escénico para acoger al misterio titular de la hermandad, formando el conjunto, pintura y escultura, lo descrito en el Evangelio de San Mateo 3, 13-17. La escena central es flanqueada a ambos lados por pilastras con voluta en su parte superior y las columnas salomónicas marcan la terminación del retablo, salvo por los aletones traseros que rematan la composición. La columna de orden salomónico es una de las protagonistas en la composición, decorada con emparrados, guirnaldas de flores y frutas del paraíso, rematada con un capitel formado por volutas y hojas de acanto.
El ático culmina el desarrollo en altura de la calle principal, generando un dosel para avanzar el penacho del ático donde se ubica el escudo de la Cofradía flanqueado por ángeles, diferenciando dos planos en el ático, uno central sobre el dosel (penacho) y otro que lo envuelve por su parte trasera flanqueadas en sus extremos por las cartelas con escudos de Cuenca y del Cardenal Gil de Albornoz. Como se ha comentado, en el penacho se incluyen tallas decorativas realizadas por separado y luego insertadas, claveteadas sobre los elementos arquitectónicos consiguiéndose mayor realce del conjunto.
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Una vez más, la Providencia del Señor se dirigió a esta sencilla hermandad, pues tras aprobar la Junta General de abril de 2022 la ejecución del retablo, estudiando la Junta de Diputación la manera de financiar y acometer económicamente el proyecto, el Consorcio publica unas ayudas para la restauración y rehabilitación de bienes inmuebles y muebles para edificios de singular interés, entre los que se encuentra la Iglesia de San Pedro. Gracias a estas ayudas se pudo acometer el proyecto.
Así, y una vez elegida la mejor oferta económico-artística, los trabajos de restauración del retablo comenzaron el 4 de noviembre de 2022 en el taller de D. José Carlos Rubio Valverde, con la separación de piezas al objeto de ir configurando la nueva geometría del retablo, se detectan una gran cantidad de clavos empleados para las uniones de las distintas piezas, no solo en la mazonería, sino también en las piezas de componentes del retablo, como las uniones de los capiteles con las columnas.
Tras este paso previo se procede a la limpieza por acumulación de suciedad junto con el propio envejecimiento de los materiales que componen los estratos metálicos, que formaban pátinas de envejecimiento, aportando un notable oscurecimiento a las superficies y ocultando el brillo del estrato metálico, lo que provocaba una alteración de la estética general de la obra. Detectada una restauración previa, también se procedió a retallar piezas perdidas para devolver a su estado original la geometría de dichas piezas.
Asimismo, el conjunto presentaba agrietamientos en el soporte debido a los propios movimientos de la madera, provocados por cambios de humedad y temperatura. Este es el caso de las columnas, donde habían aparecido grietas en la madera, causadas por los movimientos del soporte lígneo.
Una vez subsanados los deterioros detectados en las piezas existentes, se procedió a ensamblar las piezas existentes para
formar la nueva geometría, debiéndose ejecutar piezas nuevas con el mismo dibujo a fin de conformar un todo único.
A la hora del montaje, teniendo en cuenta lo voluminoso de algunas piezas aun cuando estructuralmente funciona de manera autoportante, se planificó un arriostramiento en la parte superior con el fin de evitar cabeceos e inestabilidades. Se procedió a la división en un total de 19 piezas para su transporte y montaje y el arriostramiento metálico a modo de cabeza de caballo invertida, tal y como se detallan a continuación:
• L as piezas 1-5 forman el banco, incluyendo el avance de mesa y peana.
• L as piezas 6-15 forman el cuerpo central incluyendo las ménsulas, columnas y techo del dosel.
• Las piezas 16-19 forman el ático.
El montaje de las mencionadas piezas comenzó el 26 de septiembre de 2023, terminándose al día siguiente, siendo firmada la última pieza por el autor y el restaurador.
E l retablo fue bendecido por el Excmo. y Rvdmo. Mons. D. José María Yanguas Sanz, Obispo de esta diócesis de Cuenca el 30 del mismo mes tras el rezo de vísperas.
Con su bendición, la Muy Ilustre y Venerable Hermandad del Bautismo de Nuestro Señor Jesucristo cierra un círculo que empezó a delinearse en 2005, y que en 2023 se ha convertido en una realidad con la consecución del retablo para ensalzar más la devoción si cabe a las imágenes durante su reposo en su capilla de la iglesia de San Pedro.
La actividad de la hermandad no cesa y, una vez renovado el espacio de oración, toca trabajar en seguir elevando el desfile procesional al máximo exponente. El siguiente paso se dará con la conclusión de las andas del paso incorporando las piezas de orfebrería de las hornacinas, de plata de ley, quedando pendiente los evangelistas y faroles definitivos. El límite de la hermandad, solo Dios lo sabe…
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Fotografías: Enrique Martínez Gil
Por Javier Viñuelas Torres
Representante de Las Turbas en la Junta de Cofradías
Este año se cumple el décimo aniversario de la inauguración del Monumento a Las Turbas realizado por el escultor del hierro, nazareno y turbo, José Luis Martínez Gómez.
Aquí me gustaría mostrar un poema escrito por Miguel Romero, Cronista Oficial de Cuenca, nazareno y turbo, dedicado a José Luis que se podrá leer en el Memorial que editamos este 2024, como una parte del texto que Miguel nos ha regalado para la ocasión.
“Imaginero del fuego, soñador de la forja y seductor del hierro.
Ante el yunque, gimes cuando el macho pilón golpea porque sientes ese alarido del hierro que, como nazareno, creas”
Miguel Romero
Este Monumento, que fue costeado por el entonces llamado Grupo Turbas, se encuentra en la plazuela entre Palafox y la calle San Juan. Sitio icónico donde antiguamente se concentraban los clarines para recibir con una atronadora clariná al Jesús Nazareno en los primeros pasos en su ascensión al “Gólgota de Cuenca”.
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Actualmente, este lugar se ha convertido en un punto donde cada madrugada del Viernes Santo conquense se concentran cientos de turbos alrededor del Monumento y donde se continúan escuchando esas estremecedoras clarinás que reciben a las imágenes de Nuestro Padre Jesús Nazareno y de La Caída en la primeras cuestas en su subida hacia la Plaza Mayor. Normalmente, este momento suele coincidir con el despuntar del día. Ese punto donde el frío se hace patente de tal forma que casi no te deja hacer sonar el clarín. Es el comienzo de la subida al Calvario donde Jesús será crucificado. Esa turba ingente interpreta “La Burla”, burla ejecutada a golpe de broncos tambores y de hirientes clarines que hielan aún más la fría mañana. No me resisto a incluir una parte de otro poema de Miguel Romero, lo podrán leer completo en nuestro Memorial.
“Tenue es la luz de la amanecida, cuando rasga el soliloquio de la noche y entre el bullicio, sempiterno en ese viernes, la clariná del turbo rompe esa hora, la misma hora en que Jesús reencontrará el camino del Calvario…”
Miguel Romero
Es en este mismo punto, donde también todos los años, junto a este Monumento, nos reunimos un puñado de turbos para hacer un sentido Homenaje a los turbos fallecidos. Aquellos que aunque físicamente ya no se encuentran con nosotros, su espíritu permanece a nuestro lado acompañándonos, y a los que recordaremos siempre. Acto sencillo, con un fondo musical de un cuarteto de cuerda y unas palabras dedicadas a aquellos que desde arriba seguirán tocando su clarín o tambor cada Viernes Santo. Una oración dirigida por nuestro consiliario y la ofrenda de un ramo de flores que es prendido en el Monumento, que para esta ocasión se encuentra cubierto por un gran lazo de luto en el que se hallan cosidos los escudos de todas las hermandades de nuestra Semana Santa. Acto sencillo y humilde, pero cargado de una gran emoción y sentimiento.
El Monumento lleva el titulo de Turbas Generación, en el que José Luis ha querido reflejar las diferentes generaciones de turbos que participan en la procesión Camino del Calvario, desde los mayores a los niños y, cómo no, a la mujer. La mujer que tanto ha hecho y está haciendo por mejorar las Turbas. Esa unión entre todas las generaciones de turbos hace que el futuro lo podamos ver con mejor perspectiva. Muchas familias participan reuniendo hasta t res generaciones: abuelos, hijos y nietos. Si somos capaces de transmitir el verdadero sentimiento de la turba a las nuevas generaciones llevaremos mucho ganado de cara al futuro.
Como ya comenté al principio, este año el Memorial que publicamos estará dedicado a este décimo aniversario del Monumento, con entrevistas, documentación, fotos del proyecto, un artículo elaborado por Miguel Romero, donde se repasa minuciosamente al escultor, su obra y la cronología del proyecto. El proyecto de escultura fue encargado y ejecutado por la anterior Junta Regidora que estaba presidida por Carlos García Campos. Queremos agradecer a esa Junta, en nombre de todos los turbos, el esfuerzo que realizaron para sacar adelante el proyecto, y el esfuerzo que supuso para las arcas de Las Turbas que quedaron exhaustas.
Solo nos queda esperar que llegue el Viernes Santo. Que podamos ver abrirse las puertas de El Salvador y que salga majestuoso nuestro Jesús con la Cruz ayudado por el Cirineo camino de ese Calvario. Será recibido, como siempre, por esa primera y sonora clariná, seguida del incesante toque de tambor. En ese momento el Camino del Calvario habrá comenzado. Y cuando l legue al Monumento lanzaremos nuestras clarinás recordando a todos los que anteriormente fueron turbos y que ya no se encuentran con nosotros, y le pediremos a Él que nos perdone.
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Fotografía: Enrique Martínez Gil
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Por J. Pedro Jiménez Araque
Representante del Jesús Nazareno de El Salvador.
Era un deseo anhelado por esta Hermandad en general y la Junta de Diputación de la misma en particular, el poder realizar una peregrinación a la Ciudad Eterna y por supuesto poder visitar a SS el Papa en la ciudad de El Vaticano.
Todo esto, después de tiempo de trabajo y dedicación, se pudo llevar a cabo el pasado mes de octubre, en concreto el día veinticuatro se iniciaba esta gran aventura para sesenta y tres miembros de la Hermandad de El Jesús, acompañados como guía espiritual por el párroco de la iglesia de la Paz, D. Alberto Carnicero, el cual muy amablemente se puso a nuestra disposición desde el primer momento que fue llamado para acompañarnos, debido a la dificultad de nuestro Consiliario por motivos laborales.
A las cuatro treinta horas, salimos de la estación de autobuses con destino al aeropuerto de Madrid-Barajas para embarcarnos en el avión que nos trasladaría a Roma. Dicha travesía la realizaríamos con dos buenos pilotos y mejores conquenses, Enrique Sanz y Luis Palop, los cuales nos hicieron las dos horas de viaje muy agradables. Todo un lujo el poder haber estado en las manos de estos amigos.
La llegada a Roma se produjo sobre las once quince horas, realizando el traslado al hotel donde nos alojaríamos durante toda la estancia.
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A las quince treinta horas teníamos nuestra primera misa en tierras romanas, en concreto en la iglesia de San Ignacio de Loyola, de estilo barroco, construida en el Siglo XVI y dedicada al fundador de la compañía de Jesús. Esta primera eucaristía se dedicó a la ciudad que nos acogió, así como a todas las personas que por un motivo u otro se desplazan a la misma. Esta fue oficiada en el Altar Mayor, con gran emoción entre todos los hermanos, comentando al terminar el gran privilegio que supuso la celebración de la Santa Misa en ese Templo.
Nada más salir y cuando nos dirigíamos a visitar el Panteón de Agripa, se desató una gran tormenta que nos hizo dispersarnos a todos los hermanos en diversas partes donde guarecernos de la abundante lluvia. Dado el cansancio acumulado y la necesidad de madrugar al día siguiente para visitar a Su Santidad nos recogimos a buena hora.
A las siete menos cuarto del día veinticinco teníamos que estar todos preparados para desayunar, ya que la recogida del autobús que nos iba a trasladar al Vaticano estaba concertada a las siete treinta horas.
Con la emoción contenida por parte de todos los hermanos por el día tan significativo que nos esperaba, nos dirigimos hacia la casa de San Pedro. Una vez allí y después de aguantar durante bastante tiempo las largas colas, por fin accedimos a la Plaza de San Pedro, con la impresionante columnata de Bernini. El Hermano Mayor D. Rafael Valera, el Secretario D. Miguel Ortí y la Vocal Dª Verónica Jiménez se trasladaron a la zona cercana al Santo Padre a fin de hacerle entrega de unos obsequios representativos de la Hermandad, así como el Sudario que llevará nuestro Paso Jesús Caído y la Verónica en el próximo desfile procesional, para que fuera bendecido.
El resto del grupo, aguardamos escuchando las palabras del Papa Francisco y recibiendo la bendición para todos los asistentes y las familias, haciendo referencia a
todos los allí congregados de habla española y saludando a los peregrinos llegados desde nuestro país.
Tuvimos, asimismo la oportunidad y fue un gran honor el poder visitar al Cardenal D. Julián Herranz, paisano nuestro, el cual recibió en su domicilio particular a l Hermano Mayor saliente, al párroco y hermanas, así como al que suscribe en estas líneas. El encuentro fue muy enriquecedor y entrañable por sus pausadas y sabias palabras, mandando un afectuoso saludo a toda la Hermandad. Tanto a su Eminencia como a su Secretario se le hizo entrega de varios obsequios, los cuales agradeció con mucho cariño.
Ya al medio día y encontrándonos todos juntos, los comentarios y experiencias acumulados a lo largo de la mañana fueron puestas de manifiesto por todos los hermanos, pero sobre todo escuchábamos con gran atención lo que nos contaba el Hermano Mayor, que fue el que más cerca estuvo de SS.
Antes de abandonar el Vaticano nos hicimos varias fotografías para inmortalizar tan magno acontecimiento.
El día siguiente nos depararía más emociones y vivencias. Era el día de la visita a las Basílicas Mayores, siendo un día propicio para reflexionar sobre la Pasión de Nuestro Padre Jesús.
Una vez dentro de la Basílica de Santa María la Mayor, la guía nos fue explicando la historia de la misma, debiéndose su ubicación a que fue la misma Virgen María quien señaló el lugar exacto donde quería que se construyera. A esta Basílica volveríamos después de comer para celebrar la Santa Misa.
Desde allí nos trasladamos a la Escalera Santa, la cual cuenta con veintiocho escalones, pudiéndose subir los mismos únicamente de rodillas. En esta Escalera, trasladada desde Jerusalén a Roma por Santa Elena, fue donde nuestro Señor derramó su sangre, mientras era presentado a Poncio Pilato. Esta Escalera fue subida por varios hermanos, resultando una experiencia única para los mismos.
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Ya terminando la jornada matutina, visitamos la Basílica de la Santa Cruz de Jerusalén, donde se encuentran f ragmentos de la Santa Cruz, parte de la cruz de uno de los ladrones, trozos de la corona de espinas, algunos clavos, la esponja empapada en vinagre y la reliquia de la tabla con el mensaje, en hebreo, griego y latín de “Jesús Nazareno Rey de los judíos” ordenado poner por Pilato en la terminación de la Cruz de Cristo.
Ese día tuvimos una comida de Hermandad y posteriormente a la misma nos trasladamos nuevamente a Santa María la Mayor para celebrar la Eucaristía.
Por la tarde, se tuvo tiempo libre para que cada cual pudiera visitar los lugares o zonas de la ciudad que más le interesara, optando una gran parte del grupo por visitar la zona del Coliseo y alrededores.
Ya traspasado el ecuador del viaje, nos desplazamos nuevamente en autobús a las Catacumbas de San Calixto, a las afueras de la ciudad, donde nada más llegar celebramos la Santa Misa correspondiente, meditando por todos aquellos valientes que defendieron con su vida la verdad sobre la i njusticia y murieron por Cristo. En estos cementerios subterráneos, fueron enterrados decenas de mártires, dieciséis Papas y una cantidad ingente de cristianos.
La visita a las catacumbas fue muy impactante, al ver y caminar por todos esos laberintos y tumbas excavadas en
la tierra, siendo una experiencia realmente sorprendente el poder comprobar las vicisitudes que los cristianos tuvieron que soportar en aquellos tiempos.
Una vez efectuada la visita a las catacumbas y sin tiempo que perder, nos trasladamos a la Basílica de San Pablo E xtramuros, la más grande de Roma, después de la de San Pedro. En esta Basílica se encuentran pintados en lienzos los Papas desde San Pedro hasta la actualidad en grandes medallones que recorren el Templo. Como dato curioso se comenta que una vez que todos los medallones se encuentren completos, la ciudad de Roma desaparecerá, esperemos que no se cumpla.
L a agenda en este día era apretadísima. Sin tiempo que perder nos trasladamos a San Pietro in Vincoli, donde se encuentra el Moisés de Miguel Ángel, una de las obras maestras del arte del siglo XVI, donde la anatomía y la expresión del rostro es toda una muestra de solemnidad y f uror contenido.
La comida tuvo que realizarse presurosamente, ya que a las dieciséis veinte horas esperaba el autobús a las treinta y siete personas que íbamos a visitar los Museos Vaticanos esa tarde. Asimismo, y esa misma tarde, el Santo Padre iba a celebrar una misa para pedir por la Paz en el mundo. A dicha Eucaristía asistirían varios hermanos, los cuales tuvieron la oportunidad y fortuna de ver a SS de cerca. Todo un
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privilegio que los afortunados pudieron disfrutar. Como he mencionado anteriormente, el día estaba repleto de actos y acontecimientos. Con el tiempo únicamente disponible para una ducha rápida, a las veintiuna horas estábamos convocados para una cena de Hermandad. El buen ambiente, buen humor y espíritu de Hermandad entre todos los asistentes fue la tónica dominante.
Con el buen sabor de boca de haber disfrutado de un día lleno de emociones, nos fuimos al hotel a fin de afrontar el último día que nos quedaba en la Ciudad Eterna. Empezamos con la cita en la iglesia de Santa María de las Victorias, la cual fue fundada en 1605 como capilla dedicada a San Pablo, donde celebramos la última m isa en Roma. En la misma pudimos reflexionar sobre todo lo vivido en esos días tan especiales para la vida de un cristiano. Al final, cantamos “El Miserere” con especial emoción y dejando impronta de nuestra Semana Santa en ciudad tan importante.
A las dieciséis treinta horas fuimos recogidos por el autobús para trasladarnos al aeropuerto romano, donde nos embarcaríamos con destino a Madrid.
Una vez en nuestra ciudad, la despedida entre los hermanos se produjo de manera calurosa y afectiva, anhelando los momentos vividos en estos días fuera de nuestras fronteras.
Quiero terminar el presente relato haciendo mención a las palabras que nuestro Secretario dijo en la iglesia de Santa María de las Victorias:
“En esta peregrinación, hemos tenido la oportunidad de caminar en los pasos de los santos y mártires, de contemplar maravillas d e arte sacro y de experimentar la riqueza espiritual de la Iglesia. Hemos rezado ante las tumbas de los apóstoles Pedro y Pablo, hemos experimentado la comunión universal de la fe al unirnos con hermanos de todo el mundo. Hemos sentido la presencia de Dios en cada paso que hemos dado y en cada oración que ofrecimos.
Durante esta peregrinación, hemos experimentado momentos de alegría y de reflexión profunda. Hemos fortalecido nuestra fe, hemos encontrado consuelo en los momentos de dificultad y hemos compartido la fraternidad con nuestros hermanos. A través de esta experiencia, hemos sentido el amor y la misericordia de Dios en nuestras vidas de una manera renovada. Pedimos a Dios que nos ayude a llevar el espíritu de esta peregrinación a nuestras vidas diarias, para que podamos ser testigos vivos de la fe, la esperanza y el amor que hemos experimentado en esta tierra santa. Oremos para que la gracia que hemos recibido en esta peregrinación nos fortalezca en nuestra vida cotidiana y nos ayude a ser fieles seguidores de Cristo. Que nuestra fe se renueve y crezca, y que podamos compartir la luz de Cristo con aquellos que encontramos en nuestro camino”. Este deseo, lo compartimos con todos los Nazarenos de Cuenca.
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Pregón Juvenil de la Semana Santa de Cuenca 2023 de la Vble. Hdad. de Ntra. Sra. de la Soledad (del Puente)
Por Victoria Bascuñana Villalba
Cierra los ojos, dame tu mano. Déjame contarte todas las razones por las que para mí es un orgullo y un privilegio ser conquense y Hermana de la Venerable Hermandad de la Soledad del Puente desde mi nacimiento, al igual que lo son mis padres, mi hermana, mis tíos y mis abuelos y al igual que lo serán en un futuro mis hijos y mis nietos.
Para mí es inmensamente especial compartirlo con vosotros. Cerrad los ojos, abrid el alma y podréis sentir mi corazón latir al ritmo de las horquillas, porque es Semana Santa.
Cada mañana, al despertar, miro al cielo y doy gracias al destino por ser y vivir en la ciudad que vivo... Cuenca, ciudad misteriosa, dramática, romántica, mágica, fantástica, exaltada, inexplicable, sorprendente. Cuenca, ciudad del cáliz y la estrella, escenario antiquísimo de la Historia.
Cuenca, tierra enamorada, que llevas en el cuerpo y en el alma la pasión y muerte de Cristo, sentida hasta los huesos. Pasión hecha paisaje en el cerro que levanta sus manos; en el río que murmura oraciones; en las rocas que dan golpes de pecho; en la estática procesión de los chopos, en el llanto resinoso de los pinos; en las casas ensimismadas, agolpadas y suicidas; en esa sinfonía de color de túnicas y c apuces; en esas marchas procesionales, viejas y solemnes; en ese silencio sobrecogedor y contemplativo de las gentes.
La Semana Santa de nuestra ciudad no es una exhibición de formas y ritos, es una ocasión especial; es una manifestación de nuestro cristianismo que desborda lo que guardamos en lo más hondo de nuestra a lma. Las procesiones ordenadas y sentidas son actitud de vida. Es el momento en que la ciudad se transforma en un templo vivo, en el más espléndido y sublime escenario perfecto, donde no hay protagonistas individuales; sino que todos renuncian a su propia identidad para integrarse entre túnicas y capuces.
L a gente de nuestra ciudad sabe que el Salvador cargó sobre sus hombros el desgarro de todos, por eso siente la pasión de Cristo como expresión de su propio dolor y sabe que Cristo asume en su propia carne el dolor de su pueblo.
Son miles de nazarenos y nazarenas los que salen a la calle para acompañar a nuestros pasos. Miles de velas derraman su cera en miles de tulipas como corazones ardientes por nuestra Semana más grande.
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La ciudad sale a la calle, puebla los balcones y barandas de la noche; se hace oídos para escuchar su silencio, el traqueteo de la horquilla, el ritmo de los varales, el rezo de los nazarenos. ¡Oh! Cuenca mía, oye cómo crujen los portones de los templos que se abren para ti, se abren de par en par dejando paso al amor de Dios que se echa a la calle a unir su dolor con el de sus hermanos los hombres.
Dame tu mano, acompáñame al balcón para ver las cruces blancas que ya están puestas en el cerro de la Majestad. I nhala el aroma que envuelve a la ciudad en estos días, incienso, cera, canela… Pon oído, ya se oye el tambor y la corneta. Comienza la Semana Santa.
Domingo de Ramos; acompañamos a Jesús en su entrada triunfal en esta Jerusalén viviente nuestra de empinadas c alles. Tres golpes de aldaba abren el corazón nazareno conquense. Cuenca escucha y alaba al Maestro, hierve la ciudad de entusiasmo. Un río de palmas y de ramos de olivo que se agitan al compás del Hosanna cruzan el puente, son los latidos del alma, mientras impecables banceros con túnica
blanca llevan a “Jesús en La Borriquilla” y a “Nuestra Señora de la Esperanza” buscando la altura. Este día siempre me trae a la mente momentos de mi infancia, esa alegría inocente, donde siempre estrenábamos algo y donde llevaba orgullosa una palma todo el camino, hasta la bendición del obispo; palma que luego ataba un año entero en el balcón de mi casa y que seguiré haciendo año tras año.
Silencio, austeridad, es el momento adecuado para la reflexión espiritual. Sólo el bronce de una campana rompe la calma, mientras el aire se convierte en incienso entre los latines del Coro Alonso Lobo. El sonido rítmico de los roncos tambores acalla los latidos de mi corazón. Ya llegas en t u Cruz Señor, inspiras serenidad envuelta en melancolía.
“Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”. El Lunes Santo nos regala palabras de amor y perdón. Señor, Tú sigues caminando acompañado de tu negro cortejo mientras yo me retiro en silencio.
La torre puntiaguda y nazarena de El Salvador, marca el lugar, las ocho de la tarde es la hora, se inicia la procesión
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Fotografía: Álex
del Perdón en el Martes Santo. Capuces blancos de silencio caminan con devoción y orgullo portando a San Juan Bautista. Se lee la tragedia en la mirada de aquel que viese el cielo abierto sobre el Jordán, de color verde, como la cruz latina lobulada que portan sobre el pecho sus nazarenos. Y detrás, María Magdalena, solitaria, melancólica, que mira hacia un punto indefinido del horizonte. Porta en su mano un esenciero con el perfume de nardo usado para ungir a Cristo, siempre leal junto a la Madre al pie de la Cruz, lloraste su muerte, lo acompañaste al sepulcro y fuiste testigo de la Resurrección, veo en ti a la mujer nazarena de Cuenca. Unos metros más arriba espera una multitud de personas agolpadas ante las puertas cerradas de la iglesia de San Andrés. Una explosión de júbilo se produce al aparecer la Reina del Martes Santo, la señora del Perdón, María Santísima de la Esperanza, que sale a iluminar las calles de Cuenca. Una madre que sigue amorosamente los pasos de su Hijo condenado a un cruel castigo, con el corazón dolorido y las manos implorantes. Despacio van los banceros
y con las horquillas mudas dejando que María nos abrace con su dulce mirada de amor.
Tus manos cruzadas son el abrazo que consuela mi dolor y tu mirada es mi esperanza, Medinaceli del Perdón. Fervor, temblor y velas sembrando de cera y oración el frío, y largo camino que siguen los pies descalzos pidiendo compasión.
Un río de nazarenos llena la calle, nace el Jordán en la Plaza Mayor, el Señor de rodillas está recibiendo el agua del perdón, pero somos nosotros los que necesitamos el agua de la nueva vida, necesitamos su amor.
El Miércoles Santo en Cuenca sólo se oye el murmullo, sinfonías de nuestros ríos, el crepitar de la cera en las tulipas o el compás rítmico de las horquillas… porque Cuenca enmudece. Las siluetas de nuestras hoces, las crestas, salientes caprichosos de nuestra Cuenca se han puesto capuz.
E l sol se ha puesto y la oscuridad se cierne sobre el hollado pavimento mientras los pasos han salido ya de los templos.
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Cuenca Nazarena 138 Hablan las Hermandades Fotografía: Álex Simón
La gente se agolpa en las aceras para contemplarlos, esperando a que surja en silencio por el lado de Mangana, la señora que año tras año ha visto desfilar ante ella las imágenes de la tragedia, es la luna de Cuenca, testigo inmemorial de tales acontecimientos. La calma es total, pero ella sabe que algo va a pasar. La robusta mesa está servida, los hermanos te acompañan en la Santa Cena, Maestro.
Cuarenta y ocho banceros, un solo corazón. La plaza en sus arcos, tiembla de fervor. Horas son de rezos y no de dormitar. Sudor de sangre y miedo humano humedecen su cuerpo sudoroso. El aire mueve los olivos de Getsemaní, esos olivos que te cobijan Señor mientras un ángel que parece volar reconforta tu oración.
Judas irrumpe en escena y con un beso es entregado el Hijo del Hombre. El final ha comenzado y Cuenca se estremece.
L a espada se levanta y brilla como un rayo de luna herida, Pedro defiende la batalla perdida. Ya está Cristo preso acusado de blasfemo; está solo, los suyos lo han abandonado. Allá en nuestras hoces, el gallo canta y el apóstol derrama ácidas lágrimas por su traición profetizada. A golpe seco de horquilla ha bajado San Pedro. Y Cuenca se arrodilla viendo llegar al Ecce-Homo. Se oirán crujir las andas por el peso. Pero no es la madera en sí lo que pesa. Es la angustia de Cristo. Lleva puestas las espinas recién cortadas de los árboles al borde del camino. Va indefenso. La luna baña su cuerpo. No se puede olvidar esa figura abrumada por el peso de una condena injusta. Y detrás, siempre detrás, María acompañada de San Juan Apóstol sigue con paso quedo el penoso deambular de su Hijo por Cuenca. Ayer fue Esperanza, hoy es Amargura, mañana será Soledad.
E l silencio de este Miércoles Santo enamora, un río sin fin de tulipas llena mi alma de devoción. La luna cansada se retira, la procesión ha terminado y las calles quedan desiertas.
Y llega el día en que mi alma está colmada de Semana Santa.
Pasada la hora nona cuando el sol brilla con toda su fuerza, el triduo de cruces blancas en la Majestad preside de manera inicial el acontecimiento procesional que se va a desarrollar. Paz y Caridad. Palabras y hechos de Jueves Santo.
E s la tarde del Júcar, el puente llora sembrando sus aguas de rezo y fervor. Envidiado por el arcoíris por mostrar en su reflejo los colores procesionales presentes en un mar de túnicas, capuces y vaporosas capas.
Campana de ajusticiados proclama el comienzo de la procesión de pasión. Abiertas de par en par las puertas del templo de Luz, en la penumbra interior se adivina el balanceo del Cristo de las Misericordias cumpliendo con su fi nalidad.
Cambiando el blanco de la luna por rojo de sol y fuego, un cáliz, consuelo y caricia en la Oración del Huerto.
Enmudecerán pájaros y campanas a tu paso Señor, ya que tu espalda desgarrada destroza nuestro corazón. Los golpes llenan la tarde de heridas. Una columna, un látigo, un injusto dolor. Más por cada golpe, cien besos conquenses en el pie del Amarrado.
Corona de espinas cruel, cetro de caña. Cristo en su inmensa soledad, sufriendo la burla del populacho está. Reflejo de sangre en el Júcar, donde la caña sufre, reza y llora.
Custodiado por soldados romanos portadores de fascies, tu mirada busca al cielo, Ecce Homo de San Gil, igual que los chopos buscan la altura. Aprietas contra el pecho todo el dolor humano con tus manos divinas, esas mismas que quiero que abracen mis días, que abracen mi alma.
“Una pobre mujer compadecida de ver a Cristo en tan horrible duelo, llorosa y triste desplegó el pañuelo para enjugar Su Faz descolorida…”. La compasión se llama Verónica, su corazón de mujer sintió piedad y encontró el rostro de Dios. Bienaventurada es porque dio y recibió misericordia. Y con ella, las mujeres de Cuenca: amor y súplica, suavidad y rezo; paño de lágrimas y sudor en La caída.
Cirineo ayúdale con su cruz, con nuestra cruz, la de cada uno, con todas las cruces del mundo.
Con elegante calma cruzas el puente Señor de la túnica rasgada. Abraza la madera como si fuera mi alma.
Cierra los ojos, dame la mano, ¿sientes mi corazón latir? Ha llegado el momento. Con la respiración paralizada, acomodo mi capuz y una lágrima se desliza por mi mejilla al verla aparecer. Luego el Himno. Busco su mirada para pedirle que me deje acompañarla en su dolor. Madre de sufrimiento y dolor que llenas de luto el puente en esta tarde de pasión. Negro capuz portan tus cofrades que no soportan verte llorar y te guardan entre flores regadas por tus lágrimas. Caminas con el grito ahogado a ritmo de “Dolor y llanto” y cobijas tu pena bajo el oscuro palio que se mece hasta rozar la hiedra. Cuando la tarde se convierte en noche y el redoble del tambor se hace eterno; cuando las trompetas gritan su dolor, tiemblo, rezo y lloro y entonces comprendo por qué te tengo tanto amor. Este año caminaré detrás de ti, muy cerquita, entraremos en la Plaza Mayor despacito, por la senda que te abren las tulipas entre el gentío. “Mi Soledad del Puente, levanto mi alma a tu paso, con los dolores que expío, mi Soledad del Puente, déjame que, por tu Hijo, llore y espere contigo”.
Las horas pasan. Atento, porque Cuenca demostrará el sentimiento eterno de piedad por Cristo. Todo está preparado para la noche más larga de Cuenca.
E lla, en su cielo tenebroso, permanece atenta y espera con impaciencia a que el primer clarinazo dé la salida hacia la muerte. La turba exige al Reo. Rotundos estruendos braman sus ecos, rebotando de hoz a hoz, de río a río y hacen v ibrar a toda la ciudad. Cuenca se asomará en la madrugada a los balcones al oír los primeros tambores de rabia contenida y bajará a la calle para estar con Cristo, para presenciar el amanecer angustioso y la inmensa tragedia de Su Pasión, para contrarrestar con sus plegarias la barbarie.
Mangana anuncia el inicio del Camino del Calvario. Se abre el gran portón del templo con un chirrido ahogado por el aullido de los clarines destemplados. Un alud de palillos baten alzados y repican al cruzar “El Jesús” el dintel de El Salvador. Hay un hálito divino en la efigie del nazareno, que el dolor ha humanizado hasta lo sublime. En cada esquina clarines de llanto que contagian.
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Cristo con la cruz a cuestas ayudado por el Cirineo se abre paso con dificultad entre la multitud. Una mujer limpia el sudor de la faz tumefacta del Redentor en el momento en que abrumado por el peso del madero cae al suelo. Y detrás queda San Juan cuya palma es mecida por el viento y su túnica parece mover la nube y los ángeles que le acompañan.
Y por fin María sola, aunque una larga fila de nazarenos la custodie. Las horquillas enmudecidas respetan el intenso dolor que la atraviesa. El palio que la resguarda la protege de los improperios del gentío. Escucha. Suena el yunque y el martillo en la herrería de Alonso de Ojeda:
” ¡OH SOLEDAD!
LA MADRUGÁ TU AMARGURA ACOGERÁ
SOLA EN TU LLANTO NO ESTARÁS
EL FUEGO Y LLAMA ALIVIARÁN
MARTILLO Y YUNQUE TE ACOMPAÑARÁN
¡OH SOLEDAD!”
La luna se ha ocultado, ya ha visto bastante, no puede soportarlo más.
Mira, Cuenca está completa, un río de túnicas en las calles y numeroso público en las aceras. Camino del calvario de mi ciudad, emoción de este pueblo nazareno, que se hace notar en el silencio sobrecogedor. Adéntrate en la turba conmigo. Cierra los ojos, escucha, siente cómo el corazón de miles de personas late al unísono y como el sobrecogedor canto del Miserere inunda tu alma, canto roto por el rugir de la muchedumbre.
La mañana del viernes restalla de color. El sol, en un intento de aliviar la profunda tristeza que embarga a Cuenca, luce con mayor intensidad.
La cruz se iza sobre el Gólgota mientras que Cristo inundado de dolores perdona a los que le están martirizando. María, en llanto silencioso, acompañada de la desesperación de la Magdalena, permanece al pie del madero… El i nstante fatal se acerca, Cristo entra en la agonía, se despide de Su Madre y del discípulo amado, poco después una lanza atravesará su pecho. Todo ha acabado.
E l sol se estrella contra la cruz haciéndola parecer de cristal, reflejando en el cielo la pasión y muerte de Jesucristo. Cristo de los Espejos: reflejo de Padre, reflejo de su pueblo. Es llevado en vilo por las calles empinadas sobre los anchos hombros de los valientes conquenses. Las primeras capas negras hacen acto de presencia. Cristo ha muerto, no queda más que descenderlo y depositar su cuerpo inerte ante los pies de la madre.
Duelen los clavos y las espinas al ser arrancadas. Cuenca no puede, apenada, soportar en silencio tanto dolor.
E l rojo y el amarillo se van difuminando en el aire de la tarde de Cuenca; en su lugar, morado y negro luto. El sufrimiento de María se convierte en Angustia, en su regazo sostiene al Hijo muerto. No está sola, Cuenca entera la acompaña.
Por unas horas las calles de la cuidad se vacían. Silencio mortal. Más tarde, la luna vuelve para acudir al Santo En-
tierro, su resplandor se refleja en una cruz desnuda y solitaria. Queda el fantasmal abrazo del sudario. Y al pie, junto a la piedra, la humana calavera. Siente como una emoción intensa contrae tu semblante al paso de Jesús Yacente, llevado a enterrar a hombros, con amorosa y humana sencillez, sin más luz que el lento llamear de cuatro hachones. Finalmente María, de riguroso negro, reza sola delante de la cruz. Ni u n solo ruido perturba su oración, hasta las horquillas han callado. No hay mayor dolor. Soledad de la Cruz. Soledad de muerte.
Sin darnos cuenta llegamos a El Salvador donde los caballeros capitulares preparan el rito. El estruendo de la madrugada es ahora grito silencioso y quietud en las aceras. La música de la banda calla. Queda la oscuridad.
La luna permanece estática, inmóvil, ante la devota romería de los conquenses hasta la escondida ermita para dar el pésame y acompañar a la Madre, “A ti, de lágrimas llena, siempre unida a tu dolor, Cuenca entera te consagra, rosa a rosa, el corazón”.
Sábado de duelo, sábado de dolor. Acompañemos a Nuestra señora de los Dolores y a las Santas Marías. “Banceros del duelo” meced a la “Madre Desolada” a ritmo de esa música de cámara.
“Y fueron las santas mujeres al Sepulcro y lo encontraron vacío”. ¡Despierta!, el sol ha madrugado para iluminar la mañana. Arroja sus rayos sobre los tejados de Cuenca y acaricia las torres de sus iglesias donde sus campanas resuenan alegres, repican gloria, saltan y brincan con algarabía de nube en nube anunciando la buena noticia: ¡Ha Resucitado!
E l aire fresco de la Hoz enfría las mejillas de la Virgen del Amparo que camina presurosa al compás de las aguas de nuestro Huécar, ansiosa de ver a su Hijo. En la encrucijada de la Constitución llega el Encuentro. Entre aplausos y a leteos de palomas cae el negro manto de luto. Y los pasos son bailados en un abrazo.
Se escuchan las últimas marchas procesionales. Mi corazón se queda en las puertas de San Andrés.
Ya no quedan palabras en mi boca ni aliento en el pecho, solo queda temblor en las entrañas y amor en el corazón.
Sólo unos días quedan para que el corazón nazareno que todos llevamos dentro vuelva a latir. Después de un sueño de meses va a despertar con fuerza la mañana de Ramos, cuando oigamos el primer redoble de tambor en la Plaza de San Andrés. Y vestiremos otra vez las túnicas, y nos cubriremos con capuces. Y caminaremos otro año más al lado de nuestros Cristos, para aliviar su sufrimiento. Y acompañaremos a nuestras Vírgenes, para enjugar sus lágrimas. Y compartiremos horas de procesión junto a la familia en la acera, o junto a nuestros hermanos bajo un banzo. Y rezaremos a nuestro paso siempre. Y el sol deslumbrará en las andas y en los varales. Y las estrellas serán miles de tulipas encendidas para gloria de nuestro Señor. Y mis ojos se llenarán de lágrimas como todos los años porque ya es Semana Santa.
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Hermandades
Simón
Fotografía: Álex
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Por José Julián Espada Ramos
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Hablan las Hermandades
Fotografía:
David Lorente
Con este lema, la hermandad de El Prendimiento inicia los actos con motivo del CXX aniversario de su fundación. Traición del apóstol Judas Iscariote a Jesucristo, que viene reflejado en tres de los cuatro evangelios: Mt 26, 48 «El traidor les había dado esta contraseña: Al que yo bese, ese es: prendedlo» ; Mc 14, 44: «Al que yo besare, ese es: prendedlo y conducidlo bien sujeto» ; y Lc 22,48: «Judas, ¿con un beso entregas al hijo del hombre?» Victoria de Jesucristo sobre la muerte. María Santísima de la Victoria es la advocación mariana de la Hermandad hispalense establecida canónicamente en la Capilla de la Fábrica de Tabacos de la ciudad de Sevilla, tras cuyo paso de palio desfila la Banda de Música de las Cigarreras, y a su vez, recibe su nombre.
¿Cómo nace el concierto?
La idea de este concierto surge a finales del año 2022 en el seno de la Junta de Diputación. El fin no era otro que el de aumentar el patrimonio musical pasionístico de nuestra ciudad y no simplemente estrenando marchas de encargo, o dedicadas a la hermandad, es decir, un concierto al uso, sino que se configura en modo de certamen retomando una idea que ya hacía tiempo se había guardado en el baúl y que, por primera vez, organiza una hermandad. Así, la calidad de las obras está garantizada, toda vez que pasarían por un proceso de selección y adjudicación a través de un Jurado escogido con experiencia.
Una vez concebida la idea, había que ir atando cabos. Para ello se contó con la colaboración de músicos de la ciudad, los
cuales aportaron, entre otras, varias pautas importantes para desarrollar las bases, de manera que tuviera éxito garantizado a priori: el premio, que tenía que ser cuantioso a fin de poder atraer al mayor número de compositores; la difusión por toda la geografía nacional a través de conservatorios, escuelas de música y agrupaciones musicales; y por último, y quizá lo más importante, la banda que interpretaría las marchas debía ser una de renombre en el panorama cofrade nacional.
Dicho y hecho. La Junta de Diputación del mes de diciembre de 2022 elaboró un dossier con los pasos a seguir para llevar a cabo este Certamen y la Junta General celebrada el 1 de abril de 2023 dio el visto bueno a este proyecto, depositando su confianza en la Junta de Diputación para que continuara con los trámites. La idea estaba clara: la banda pensada fue la Banda de Música de las Cigarreras de Sevilla, que a fecha de hoy, es la que más renombre en el mundo cofrade a nivel nacional podría sonar en Cuenca.
El 19 de febrero de 2023, componentes de la Junta de Diputación se trasladan a Hellín, donde la banda de Las Cigarreras dio un concierto. Esta fue la primera toma de contacto, y desde esa fecha fueron numerosas conversaciones, tertulias y encuentros entre ambas partes. A principios de mayo, una representación de la Hermandad se reunió con los representantes de la banda en Sevilla para ultimar detalles y condiciones. El primer fin de semana de junio, una delegación de la Hermandad bajó a Sevilla, cerrando el acuerdo con la banda el sábado 3 de junio.
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¿Por qué esa banda?
Como comentaba, esta agrupación es la puntera en este tipo de género musical, no en vano tiene en su repertorio 180 marchas de procesión y desfilan todos y cada uno de los días desde el Viernes de Dolores hasta el Domingo de Resurrección en la Semana Santa sevillana. Así las cosas, interpretan una media de más de 70 marchas por desfile.
En los pasos de palio, donde se ubican este tipo de formaciones musicales, Las Cigarreras desfila tras los siguientes: la Virgen del Socorro de la hermandad del Amor, Nuestra Señora del Rosario de San Pablo o la Virgen de los Desamparados de San Esteban, la Virgen del Buen Fin de la Lanzada, la Virgen de la Victoria de las Cigarreras, Nuestra Señora de la Esperanza de Triana y la Virgen de la Aurora. Tienen una media de 150 “chicotás” (desplazamiento de un paso procesional desde que se levanta hasta que se arría), de las cuales 130 son con marchas. Hagan la cuenta. De marchas de Semana Santa saben un rato.
La relación de la hermandad con Sevilla no es de ahora, no en vano entre los días 27 de enero al 6 de febrero de 2006 el paso completo de El Prendimiento quedó expuesto en la Catedral Metropolitana de la capital hispalense, participando en Munarco (Muestra Nacional de Arte Cofrade), que en su X edición convocó a hermandades de toda la geografía nacional y que fue además portada en el diario ABC.
De igual forma, el vínculo del “Judas” con la música es estrecho. Así las cosas, en 1947 la corporación incorporó en su censo a la totalidad de los componentes de la Banda Municipal de Música de Cuenca, y en su representación es nombrado hermano mayor el músico Patricio Zamora en nombre del resto de componentes de la banda. Por otro lado, el 24 de marzo 1985 la Asociación Musical ‘la Concepción’ de Horcajo de Santiago es nombrada Hermana Mayor Honoraria.
Entre las marchas dedicadas a la hermandad se encuentran: E l Prendimiento, de Julián López Calvo, Beso traidor de Nicolás Cabañas Palomo, Salve Maestro… y lo besó de Casimiro Mejía Montalbo, 30 denarios de Juan Carlos Aguilar Arias.
Presentación del Concierto
La Cofradía que preside la procesión del Miércoles Santo inició sus actos conmemorativos del 120 aniversario de su fundación con la presentación a bombo y platillo, nunca mejor d icho, en el Centro Cultural Aguirre de nuestra ciudad el pasado 12 de enero del concierto para el Certamen Nacional de Composición de Marchas de Semana Santa y su cartel conmemorativo.
El acto fue presentado por el periodista y escritor conquense Juan Ignacio Cantero, autor a su vez del guion de un emotivo audiovisual promocional del concierto, con imágenes de Zoom 3000, y que contó con la presencia de la Junta de Diputación de la hermandad al completo encabezada por su secretaria, Irene García; del presidente de la Junta de Cofradías, Jorge Sánchez Albendea; del presidente de ‘Las Cigarreras’, José María Gutiérrez; del director de la banda, José Manuel Toscano; así como del alcalde, Darío Dolz; la delegada de la Junta en Cuenca, Marian López; y la diputada provincial y concejal de Cultura, Marian Martínez.
El aforo se completó y estaba deseoso de contemplar la obra de la hermana del Beso de Judas, Ana Martínez, así como el logo del 120 aniversario, obra de Ignacio Monleón, hijo. Durante los años 2024 y 2025 se van a celebrar una serie de actos culturales y religiosos que van a poner a la hermandad a la vanguardia de la actividad semanasantera conquense.
La jornada del viernes 12 de enero terminó con un vino español en un conocido establecimiento de la ciudad, donde nos intercambiamos pareceres, inquietudes, anécdotas y chascarrillos capillitas.
El sábado 13 de enero se inició la jornada con un desayuno y una visita a San Esteban, sede canónica de El Prendimiento, en donde admiraron además del paso del Beso de Judas, los otros grandes grupos escultóricos que allí reciben culto: Huerto de San Esteban, Exaltación y Descendimiento. A continuación Gonzalo Marín, párroco de El Salvador, nos recibía a las puertas de la iglesia más nazarena de la ciudad,
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Cuenca
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Fotografías: David Lorente
al ser en la que más pasos y hermandades reciben culto, y nos expuso brevemente peculiaridades del templo haciendo estación en todas las capillas, admirando las obras allí depositadas. Finalizada la visita, subimos hasta la sede del Museo de Semana Santa y de la Junta de Cofradías, donde el vicepresidente de la institución nos mostró la sede institucional.
Posteriormente, hicimos un alto en el camino compartiendo mesa y mantel en el mejor restaurante de la ciudad, continuando la visita a la Santa Iglesia Catedral Basílica, donde la hermana Miriam San Julián nos deleitó con sus informaciones del monumento más importante de nuestra ciudad. La jornada iba llegando a su fin, no sin antes visitar el barrio del Castillo donde quedaron impresionados con las vistas, terminando la jornada con una cena – a la que asistió la Junta de Diputación en pleno – en un conocido restaurante nazareno.
Deliberación y finalistas del Certamen Tal y como rezan las bases, de las 34 obras presentadas se seleccionaron 5 cuyas partituras fueron enviadas a la Banda de L as Cigarreras para su interpretación en el concierto. El Jurado ha estado compuesto por don Antonio Sendra Cebolla, que fue director de la Unidad de Música de la Guardia Real de la Casa de S.M. el Rey; José Manuel Toscano Pérez, director de la Banda de Las Cigarreras; Juan Carlos Aguilar Arias, d irector de la Banda Municipal de Cuenca; Juan Carlos G. Carrasco, director de la Asociación Musical ‘La Concepción’ de Horcajo de Santiago; y Óscar Contreras Lorente, profesor del Conservatorio de Música de Cuenca.
Tras un debate de más de dos horas, el jurado seleccionó las marchas que pasaron a la final, que son las siguientes: Lacrimae Ludae de Isaías Ibañez Lay (Yecla, Murcia); Procesión en Cuenca, de Antonio Ignacio Gil Vargas (Bollullos de la Mitación, Sevilla); Spiritus, de Azael Tormo Muñoz (Manuel, Valencia); Por treinta monedas, de Antonio González Écija (Lucena, Córdoba); y Venerablemente, de Francisco José Martínez Gallego (Torrente, Valencia).
El concierto
Y por fin, el concierto. Ante un Auditorio que colgó el cartel de completo a las pocas horas de ponerse a la venta las localidades, y presentado por el sevillano Mario Daza y por Leo Cortijo, la Banda de Música de las Cigarreras interpretó magníficamente un concierto de los que pasarán a la historia. En la primera parte se interpretaron la marcha El Prendimiento, de Julián López Calvo, y las cinco finalistas que antes he mencionado. Tras la interpretación, el jurado se reunió en una de las dependencias del Teatro Auditorio y, tras la deliberación, el secretario del mismo procede a dar lectura del acta número dos, que resuelve de la manera siguiente: Primer premio, dotado con 2.500 €, para la obra Venerablemente de Francisco José Martínez Gallego; segundo premio, dotado con 1.200 €, para la obra Lacrimae Ludae de Elías Ibáñez Lay; y tercer premio, dotado con 600 €, para la obra Spiritus de Azael Tormo Muñoz.
Es en la segunda parte cuando se interpretan marchas como Nuestro Padre Jesús, de Emilio Cebrián; la Madrugá, de Abel Moreno; Mi Amargura, de Víctor Ferrer Castillo; Siempre la Esperanza de J. J. Espinosa de los Monteros y, como colofón y sorpresa de la noche, el estreno de la marcha De la Traición a la Victoria que Las Cigarreras ha regalado a la Hermandad por su especial efeméride.
Largos minutos de aplausos cerraron el acto que encantó a los presentes, tomando nota la hermandad organizadora de su continuidad en el tiempo y esperando conocer el resto de actos que nos tiene preparados para la conmemoración del CXX aniversario de su fundación.
Me tomo la libertad desde estas líneas de agradecer personalmente a los miembros de la Junta de Diputación, muy especialmente a Ignacio Monleón, Pablo J. López, Pedro Culebras e I rene García, por la labor que están llevando en esta hermandad, a la que pertenezco desde cuna, por habernos hecho disfrutar de este acto y de los que nos esperan; a los componentes de la Banda por su entrega, pasión y trabajo gracias al que disfrutamos de un concierto sublime y de unas melodías magníficamente interpretadas que difícilmente olvidaremos.
GRACIAS.
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Fotografía: Sara Ayllón
Por Berta López
‘Él me llamó María… Y dijo que era suya. Me redimió ’. Con esta frase, perteneciente al segundo capítulo de la primera temporada de The Chosen, la serie sobre la vida de Jesús que se ha convertido en un fenómeno de masas en la comunidad católica mundial, María Magdalena explica a un admirado Nicodemo cómo Jesús ha expulsado de ella a los demonios que la estaban destruyendo y la ha convertido en una mujer nueva. Una mujer que vuelve a nacer ‘del espíritu’ como pedía Jesús, según el Evangelio de Juan (3:1-5). Y elige, en su nueva vida, seguirlo a Él. Sin condiciones ni preguntas. En pos del rastro del Amor.
El 16 de junio de 2016 la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos publicó un decreto por el cual se elevaba la memoria de Santa María Magdalena al grado de fiesta en el Calendario romano general, por expreso deseo del Papa Francisco. Ya en 1988 y dentro de su Papado, San Juan Pablo II se había referido a ella como apóstol de apóstoles, por haber sido la primera testigo de la Resurrección del Señor; lo hizo en la carta Mulieris Dignitatem en la que ahonda en la dignidad de la mujer y su vocación, con especial mención a la relación desarrollada por Jesús con las mujeres y a su papel como promotor y garante de la igualdad entre hombres y mujeres:
Es algo universalmente admitido —incluso por parte de quienes se ponen en actitud crítica ante el mensaje cristiano—que Cristo fue ante sus contemporáneos el promotor de la verdadera dignidad de la mujer y de la vocación correspondiente a esta dignidad. A veces esto provocaba estupor, sorpresa, incluso llegaba hasta el límite del escándalo. «Se sorprendían de que hablara con una mujer» (Jn 4, 27) porque este comportamiento era diverso del de los israelitas de su tiempo. Es más, «se sorprendían» los mismos discípulos de Cristo 1 .
1. Carta Apostólica Mulieris Dignitatem del Sumo Pontífice Juan Pablo II sobre la dignidad y la vocación de la mujer con ocasión del Año Mariano (1988). Título V: Jesucristo. Apartado 12: “Se sorprendían de que hablara con una mujer”
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Cuenca Nazarena 150 Investigación
Fotografía: Sara Ayllón
La carta destaca además la fidelidad de María Magdalena y en general de las mujeres a Jesús en los momentos de mayor dificultad (Pasión y Muerte), fidelidad que estuvo, en palabras de San Juan Pablo II, incluso por encima de la de los propios apóstoles:
De los apóstoles sólo Juan permaneció fiel; las mujeres eran muchas. No sólo estaba la Madre de Cristo y «la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena» (Jn 19, 25), sino que «había allí muchas mujeres mirando desde lejos, aquellas que habían seguido a Jesús desde Galilea para servirle» (Mt 27, 55). Como podemos ver, en ésta que fue la prueba más dura de la fe y de la fidelidad las mujeres se mostraron más fuertes que los apóstoles; en los momentos de peligro aquellas que «aman mucho» logran vencer el miedo. Antes de esto habían estado las mujeres en la vía dolorosa, «que se dolían y se lamentaban por él» (Lc 23, 27) 2
Y sobre María Magdalena como primera testigo de la Resurrección y sobre su apostolado:
Desde el principio de la misión de Cristo, la mujer demuestra hacia él y hacia su misterio una sensibilidad especial, que corresponde a una característica de su femineidad. Hay que decir también que esto encuentra una confirmación particular en relación con el misterio pascual; no sólo en el momento de la crucifixión sino también el día de la resurrección. Las mujeres son las primeras en llegar al sepulcro. Son las primeras que lo encuentran vacío. Son las primeras que oyen: «No está aquí, ha resucitado como lo había anunciado» (Mt 28, 6). Son las primeras en abrazarle los pies (cf. Mt 28, 9). Son igualmente las primeras en ser llamadas a anunciar esta verdad a los apóstoles (cf. Mt 28, 1-10; Lc 24, 8-11). El Evangelio de Juan (cf. también Mc 16, 9) pone de relieve el papel especial de María de Magdala. Es la primera que encuentra a Cristo resucitado. Al principio lo confunde con el guardián del jardín; lo reconoce solamente cuando él la llama por su nombre: «Jesús le dice: “María”. Ella se vuelve y le dice en hebreo: “Rabbuní” —que quiere decir: “Maestro”—. Dícele Jesús: “No me toques, que todavía no he subido al Padre. Pero vete donde mis hermanos y diles: Subo a mi Padre y vuestro Padre, a mi Dios y vuestro Dios”. Fue María Magdalena y dijo a los discípulos que había visto al Señor y que había dicho estas palabras» (Jn 20, 16-18).
Por esto ha sido llamada «la apóstol de los apóstoles»[38]. Antes que los apóstoles, María de Magdala fue testigo ocular de Cristo resucitado, y por esta razón fue también
la primera en dar testimonio de él ante los apóstoles. Este acontecimiento, en cierto sentido, corona todo lo que se ha dicho anteriormente sobre el hecho de que Jesús confiaba a las mujeres las verdades divinas, lo mismo que a los hombres. Puede decirse que de esta manera se han cumplido las palabras del Profeta: «Yo derramaré mi espíritu en toda carne. Vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán» (Jl 3, 1). Al cumplirse los cincuenta días de la resurrección de Cristo, estas palabras encuentran una vez más confirmación en el cenáculo de Jerusalén, con la venida del Espíritu Santo, el Paráclito (cf. Act 2, 17) 3 .
La figura de María Magdalena y su consideración dentro de la doctrina católica ha evolucionado con el tiempo. A la imagen de mujer que pecó y amó mucho se suman la de penitente, la de testigo, la de apóstol, la de fidelidad y fortaleza en su acompañamiento de Nuestro Señor hasta la Muerte (y una Muerte de Cruz). Sin embargo, poco es lo que se sabe de ella y ni siquiera lo poco que se sabe es siempre claro, pues además a la figura de María Magdalena se superponen en ocasiones en las Escrituras las de otras mujeres también con el nombre de María, lo que vuelve confusa su historia y nos lleva a preguntarnos:
¿Quién fue María Magdalena? ¿Qué podemos aprender de ella hoy? ¿Cuál es su legado?
María Magdalena en los Evangelios
Si tomamos como referencia los Evangelios Canónicos, María Magdalena es nombrada por todos los evangelistas y aparece referenciada en cinco hechos. Quizá el más importante sea aquel en el que concuerdan los cuatro evangelistas y que no es otro que el que convierte a María Magdalena en la primera testigo de la Resurrección del Señor (Mateo 28:1-10; Marcos 16:1-11; Lucas 24:1-10; Juan 20:1-18). Por el Evangelio de Juan sabemos además que Jesús Resucitado se apareció a María Magdalena en una ocasión, en el bellísimo pasaje en el que ella se lo encuentra a las puertas del sepulcro vacío y lo confunde con el hortelano antes de darse cuenta, por sus palabras, de que es Jesús (Juan 20:10). También referencia esta aparición, en un pasaje menos completo, Marcos (16:9-10).
Por el Evangelio de Lucas conocemos de María Magdalena que recibió uno de los milagros curativos de Jesucristo, pues expulsó de ella siete demonios, y que desde este momento seguía al Señor junto con otro grupo de mujeres que habían sido también curadas de enfermedades y espíritus malignos (Lucas 8:1-2). Sabemos además que se convirtió en colaboradora y benefactora de Jesús y los suyos, pues les proporcionó alojamiento y provisiones mientras predicaban por Galilea.
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2. Carta Apostólica Mulieris Dignitatem del Sumo Pontífice Juan Pablo II sobre la dignidad y la vocación de la mujer con ocasión del Año Mariano (1988). Título V: Jesucristo. Apartado 15: Guardianas del mensaje evangélico.
3. Carta Apostólica Mulieris Dignitatem del Sumo Pontífice Juan Pablo II sobre la dignidad y la vocación de la mujer con ocasión del Año Mariano (1988). Título V: Jesucristo. Apartado 16: Las primeras testigos de la Resurrección.
Coinciden en afirmar los evangelistas Marcos, Mateo y Juan en su relato de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús que María Magdalena estuvo presente en la Crucifixión y Muerte del Señor (Mateo 27:56; Marcos 15:40; Juan 19:25), hecho que el evangelista Lucas, sin embargo, no menciona directamente, pues habla en general de ‘la multitud de mujeres que lloraban y hacían lamentación por él’ (23:27) y de que ‘todos sus conocidos, y las mujeres que le habían seguido desde Galilea, estaban lejos mirando estas cosas’ (23:49). Por lo que cuentan en sus Evangelios Mateo (27:61) y Marcos (15:47) sabemos además que también estuvo presente en el entierro de Jesús, acompañando en su dolor a María, Madre de Dios. Lucas hace referencia a las mujeres que seguían a Jesús (23:55) sin mencionar expresamente a María Magdalena.
Estas apariciones de María Magdalena son las únicas que se pueden considerar como inequívocamente pertenecientes a la de Magdala. Sin embargo, otras referencias femeninas en los Evangelios han llevado (y llevan) a confusión ya desde la Edad Media, pues unos autores identifican a todas con María Magdalena y otros no. Se trata especialmente de tres personajes que han sido considerados o no como el mismo, dependiendo de unos u otros autores, dando lugar al problema de las Tres Marías : María de Betania (es decir, María la hermana de Lázaro; Juan 11:1 y Juan 12:3), la mujer adúltera a la que el Señor salva de la lapidación (Juan 8:3-11) y la mujer que unge los pies de Jesús con perfume en casa del fariseo (Lucas 7:36-50). Tradicionalmente, también se ha identificado a María Magdalena con María Egipcíaca, lo que ha contribuido a difuminar más la figura de la de Magdala en el ideario popular.
Iconografía de un testimonio:
así ve la cultura a María Magdalena
La Cruz, la calavera y el esenciero (o vaso de perfume o aceite) son los atributos con los que se suele representar a María Magdalena. Pese a la escasa información que tenemos sobre ella, la de la Magdalena es desde antiguo una figura inspiradora, de ahí que artistas de todas las disciplinas y todas las épocas hayan puesto especial empeño en representarla.
Si hablamos de pintura, solo en el Museo del Prado hay casi 200 obras sobre la figura de María Magdalena, de pintores tan interesantes como Tiziano, Van der Weyden (María Magdalena aparece en su famosísimo cuadro del Descendimiento), Murillo, Madrazo… En algunas de las obras es la protagonista absoluta, mientras que en otras aparece en escenas de la Vida, Muerte y Resurrección de Jesús, acompañando a la Virgen (e incluso se ha especulado con su presencia en la Santa Cena de Leonardo Da Vinci, al poseer uno de los personajes del cuadro un rostro afeminado que algunos expertos han querido identificar con el de María Magdalena). A lo largo de los siglos la han pintado Caravaggio, José de Ribera ‘El Españoleto’, Veronese, Rubens…
En escultura – y dejando a un lado las tallas religiosas presentes en iglesias y en pasos de Semana Santa – l a imagen más icónica es la de la Magdalena penitente, entre cuyas representaciones escultóricas destacan la de Donatello, ubicada en el Museo dell´ Opera del Duomo (Florencia); la de Antonio Cánova ( Museo del Louvre, París); o la de Pedro de Mena, ubicada en el Museo Nacional de Escultura (Valladolid). También lo es la Magdalena tallada por Gregor Erhart y que se puede contemplar en el Museo del Louvre (París).
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Investigación
En la literatura, las obras que tienen como referencia a María Magdalena se cuentan por cientos, entre ensayos sobre su figura y papel en la Vida, Muerte y Resurrección de Jesucristo, novelas, tesis, relatos, poemas… Una búsqueda rápida en cualquier librería online arroja centenares de títulos, t anto de ficción como ensayos sobre la figura de la santa. Por mencionar solo algunos: María Magdalena. Icono del discipulado, de Antonio Pavía (Ed. San Pablo, 2014), María Magdalena: descubriendo la mujer del corazón del cristianismo, de Cynthia Bourgeault (Obelisco, 2019), Qué se sabe de... María Magdalena, de Carmen Bernabé Ubieta (Editorial Verbo Divino, 2020), El Códice de María Magdalena, de José Manuel Pedrós (Olelibros, 2020), o las recientes Yo, María Magdalena. Discípula de Jesús, de Gloria Ladislao (Edibesa, 2023) y María de Magdala. Resucitó de veras mi amor y mi esperanza, de M.ª Teresa Álvarez (La esfera de los libros, 2023). Incluso se conserva un manuscrito considerado el evangelio de María Magdalena, del que apenas quedan dos fragmentos griegos del siglo III y otro, más extenso, en copto, del siglo V.
También el cine, la televisión y el teatro cuentan con sus propias referencias a la primera testigo del Señor, tanto por su aparición en películas y obras teatrales sobre la vida de Jesús – en este sentido, una de las representaciones más llamativas de María Magdalena en el cine fue la de la cantante y actriz española Carmen Sevilla, en la película Rey de Reyes (1961); mientras que también lo fue la interpretación de Mónica Bellucci en la cinta L a Pasión de Cristo de Mel Gibson (2004) –como por las cintas y obras monográficas sobre su figura, ya sea en modo documental o como película tradicional.
En el cine (donde se han rodado al menos una veintena de títulos en los que aparece el personaje de la de Magdala) la última de ellas, María Magdalena – con la actriz Rooney Mara en el papel de la de Magdala – se estrenó en 2018. En el teatro, La Pasión según María Magdalena y Yo, María Magdalena son dos de las producciones más recientes.
En televisión, es especialmente relevante el papel de María Magdalena en The Chosen, la aclamada serie sobre la vida de Jesús contada a través de las personas que le conocieron, convivieron con él y le siguieron. Interpretada por Elizabeth Tabish, muestra el carácter de la santa, su compleja relación con Jesús y el resto de los apóstoles y las mujeres que lo acompañaban, incidiendo en su humanidad y en el compromiso y trabajo diarios para ser esa mujer nueva que dejó atrás el nombre de Lilith para renacer como María. Ofrecida en España por Acontraplus, The Chosen acumula más de 600 millones de visualizaciones de episodios y más de 10 millones de seguidores en redes sociales y es una serie financiada íntegramente a través de micromecenazgo. Como curiosidad, María Magdalena protagoniza los carteles promocionales de la segunda temporada.
En la música, más allá de la aparición estelar en el exitoso musical Jesucristo Superstar, a María Magdalena le han cantado desde Juan Pardo hasta la alemana Sandra Ann Lauer (quizá la canción más famosa sobre la de Magdala). En forma de canción, María Magdalena ha pasado incluso por el Festival de Eurovisión en dos ocasiones: en 1993 con Tony Wegas representando a Austria y en 1999 con Doris Dragovic representando a Croacia.
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María Magdalena en la Semana Santa de Cuenca
En la Semana Santa de Cuenca contemporánea, María Magdalena aparece representada en seis tallas (tres de ellas de vestir) y desfila en tres días diferentes: Martes Santo, Viernes Santo y Sábado de Gloria. El Viernes Santo es el día en que más aparece: cuatro veces en la procesión de En el Calvario, formando parte de los conjuntos escultóricos de La Exaltación, La L anzada, El Descendimiento y El Descendido. Además, el paso del Stmo. Cristo de la Agonía contó durante unos años con una talla de María Magdalena arrodillada a los pies de la cruz; fue retirada en 1964 y estuvo expuesta en la antigua sede de la JdC. Actualmente se encuentra en la sede que la V. H. del Stmo. Cristo de la Agonía tiene en el edificio de Solera, perteneciente a la institución nazarena.
La única talla individual de María Magdalena en nuestra Semana Santa llegó a Cuenca a través del marchante valenciano José Rabasa, en 1954; se desconoce su autoría concreta. Además, seis imagineros con nombre y apellidos han gubiado a la santa para Cuenca: José Quixal y Vellet para el antiguo paso del Descendimiento (1902) desaparecido en la guerra civil, Luis Marco Pérez en el conjunto escultórico actual del Descendimiento (1945) y en el de La Exaltación (1951), Federico Coullaut-Valera para el paso del Stmo. Cristo de la Agonía (1946), Leonardo Martínez Bueno en el paso de La Lanzada (1954), Vicente Marín en el conjunto de El Descendido (1998) y el más reciente, Francisco Javier López del Espino para el paso de Ntra. Sra. de los Dolores y las Santas Marías (2018). Entre la documentación consultada para este artículo, no se ha hallado suficiente evidencia de otras tallas de la Magdalena previas a la guerra en pasos como el de la Exaltación, por ejemplo, pues en sus actas y documentos fundacionales no se precisan las figuras concretas que componían el conjunto. La talla más antigua de María Magdalena de cuantas desfilan actualmente en nuestra Pasión es la que se puede contemplar en El Descendimiento.
Dicho todo esto, la representación actual de la Magdalena en Cuenca nos habla de una mujer que es tres veces testimonio: de Perdón el Martes Santo, de la Pasión y Muerte del Señor el Viernes Santo y de la Resurrección (de manera simbólica al estar presente en la Vigilia Pascual de la Catedral) el Sábado de Gloria.
El hecho de encontrarnos a María Magdalena al pie de la cruz en tres ocasiones en el Viernes Santo conquense nos habla también de su fidelidad al Señor: después de María y de San Juan Evangelista, la de María Magdalena es la figura que más veces aparece acompañando al Señor en la Crucifixión. María Magdalena: Por sus obras la conoceréis Puede que de María Magdalena apenas sepamos que se la llamaba así en referencia a Magdala, su lugar de origen (una localidad ubicada en la costa occidental de lago de Tiberíades, cerca de Cafarnaúm), que aparece en contadas ocasiones en los Evangelios (aunque cuando lo hace es en cinco momentos cruciales de la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor) o que en las Sagradas Escrituras se recogen solo unas pocas frases que haya dicho con su propia voz.
Sin embargo, en María Magdalena es más importante la obra que la palabra. Por eso, quizá para comprender la magnitud de su legado y la importancia de su figura a través de los siglos, lo único que necesitamos es saber que María Magdalena eligió. Eligió volver a nacer ‘del espíritu’, como pedía Jesús. Eligió transformar su vida al escucharlo. Eligió seguirlo sin cuestionar su voluntad: seguirlo como Él pedía. Eligió acompañarle i ncluso – sobre todo – en la adversidad de la Cruz. Eligió ser su Testigo. Eligió, con su ejemplo, difundir las enseñanzas de Jesús. Eligió ser instrumento de Su Amor.
Y esa es, sin duda, la mejor herencia que María Magdalena nos podía dejar: su ejemplo a seguir. Su valor al elegir. Su eterno legado de fe.
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Fotografía: Ignacio Blanco
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Fotografía: Sara Ayllón
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Fotografía:
Julio Palencia
Por Eduardo Ortega García
Este 2024 se estrenará en procesión el proyecto de cambio de indumentaria para la imagen de la Verónica de la Hermandad de Ntro. Padre Jesús Nazareno de “El Salvador”. Este propósito aúna dos cuestiones inherentes a la Semana Santa. En primer lugar, la figura de la mujer que limpió el rostro de Jesús en pleno camino al Calvario: La Verónica. Un personaje en la tradición católica que, si bien no aparece en la Biblia, no concebimos el Vía Crucis sin su imagen. Y, en segundo lugar, el arte de vestir una talla religiosa, el origen y el porqué. La Verónica no aparece como tal en la Biblia, pero sí la conocemos gracias a una gran tradición misericordiosa en la Pasión de Cristo. Leyenda de lo que en aquel tiempo aconteció durante el camino al Calvario acerca de una mujer que secó el sudor y la sangre del rostro de Jesús quedando éste impregnado en el sudario. Este vero-icon, en latín y griego, “verdadera imagen” de Cristo, se habría transmudado en el nombre de Verónica. Esta figura aparece durante la Edad Media y su posterior popularización a partir del siglo XV hace que aumente su devoción con el paso del tiempo hasta incorporarla al relato de la Pasión.
“Y l e seguía una gran multitud del pueblo, y de mujeres que lloraban y hacían lamentación por él. Mas Jesús, volviéndose hacia e llas, les dijo: Hijas de Jerusalém, no lloréis por mí, sino llorad por vosotras mismas y por vuestros hijos.” Lc 23 (27,28)
Lucas, relatando el Vía Crucis, se refiere a ella en su Evangelio de forma implícita como una figura que nos sirve teológicamente para algo que el evangelista quiere expresar en sus escrituras. Allá por el final del siglo I, entre los años 70 y 100 d.C. empieza a expandirse el Evangelio de San Lucas por las primeras comunidades cristianas conformadas actualmente por Israel y Palestina. De esta forma, la devoción a la mujer piadosa de Jerusalén iría en aumento hasta nuestros días.
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El arte de vestir una talla forma parte de las artes efímeras, ya que se considera una acción artística transitoria. Cuando estamos delante de la imagen de una Virgen presentada con saya, manto y tocado tenemos frente a nosotros toda una obra de arte. Y como todo arte, éste ha ido evolucionando con el paso del tiempo según las escuelas y tendencias estilísticas.
Ya desde principios del siglo XV la corte se convirtió en el epicentro de la moda. Muchas familias reales europeas competían entre sí con sus vestimentas como símbolo de poder.
Entre los siglos XVI y XVII, los Austrias defendieron el “estilo español” cuyo protagonista era el color negro por lo que crearon tendencia en otros ámbitos más allá del mundo de la moda. El hecho que aquí nos interesa tiene lugar a finales del siglo XVI cuando la reina Isabel de Valois, esposa de Felipe II, encarga al insigne artista Gaspar Becerra la que sería la primera talla de candelero realizada en España con advocación a Nuestra Señora de la Soledad. Esta talla fue vestida de luto como una viuda de la corte de los Austrias en el siglo XVI y este estilo creó tendencia. Es por esto por lo que las Dolorosas inicialmente se vestían en el estilo de los Habsburgo. Pocos cambios aparecerán hasta bien entrado el siglo XIX, cuando aparecen los ternos y ropajes tal y como los conocemos hoy en día: saya, manto y aparece el tocado, en referencia al schebisim judío.
La ya mencionada Virgen de la Soledad se creó exprofeso para ser vestida convirtiéndose así en un punto de partida para con las vestiduras de nuestras imágenes de Semana Santa actuales.
Por todo lo acontecido, el Renacimiento ha sido el período artístico del cuál han sido tomadas numerosas referencias a la hora de plantear una buena base documental dedicada a la realización de la nueva indumentaria para la imagen de la Verónica.
Diversos aspectos de la moda de la época se han tomado para la hechura de este proyecto teniendo en cuenta que, en el inicio del Renacimiento, España se encuentra en su apogeo económico y social y, a su vez, impone su moda. Distinguida por su austera riqueza y por su predilección por una silueta femenina de una rigidez artificialmente diseñada.
De 1483 a 1515, las mujeres podían elegir entre la corriente francesa o la italiana. Los vestidos a la italiana tienen las mangas cortadas en dos partes, dejando ver la camisa entre ellas. Los franceses siempre llevan la sobreveste sobre la cota, escote cuadrado y mangas acampanadas. Las faldas van forradas y la de arriba se abre sobre la de abajo.
Entre 1514 y 1547 las mujeres europeas comienzan a usar, por influencia española, el verdugado conocido más tarde como miriñaque y posteriormente como crinolina para darle forma a las faldas. Aparece el marlotte, un manto de tres cuartos abierto por delante y con dos grandes pliegues por detrás.
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Anguissola, Sofonisba. Isabel de Valois sosteniendo un retrato de Felipe II. 1561-1565. Museo del Prado.
Alonso Sánchez Coello. La infanta Isabel Clara Eugenia y Magdalena Ruiz. 1585 – 1588. Museo del Prado.
Durante los años comprendidos entre 1547 y 1560 triunfa la influencia española que impone los trajes oscuros e incluso negros. Pero estos trajes van “trazados” es decir, adornados con líneas paralelas de pasamanería de oro y seda. Las mujeres vestían con un cuerpo de cota dividido en cuerpo y falda. El cuerpo con un cuello alto y recto, de donde sale la gorguera, cuello blanco encañonado que Catalina de Médicis trajo de Italia. Por otra parte, la cota se convierte en una especie de enaguas que se unen al cuerpo y aparecen por delante, a través de la abertura triangular del vestido de encima. Al final del reinado de Enrique II aparecen las mangas jamón, abombadas a la altura del hombro y ceñidas en las muñecas, por donde sobresalen unos puños encañonados.
La época que abarca desde el año 1560 hasta 1574 es poco relevante para con la moda femenina. El vestido exterior podría estar abierto por delante sobre la cota, que tiene hendiduras para dejar pasar la rica tela que cubre el verdugado. O también, un amplio vestido cerrado con mangas ja món, pechera transparente y gorguera hasta el mentón.
Durante 1589 y finales de 1610 hay un periodo de transición de la moda del siglo XVI, de la que perduran algunos elementos de la vestimenta como la gorguera. Las mangas son voluminosas y con varios abombamientos sucesivos. También se ven algunas abiertas y colgantes, dejando al descubierto las mangas de la cota que están debajo.
Si bien es importante destacar para este nuevo proyecto el intervalo del 1610 al 1622 donde el busto y las mangas se siguen adornando con voluminosas cuchilladas. Pero el poco agraciado verdugado con forma de tambor comienza a ser reemplazado por una especie de campana, sobre la que las burguesas recogen los lados de la sobrefalda para mostrar el bello tejido y los adornos de la falda de debajo, que recibe el nombre de bribona. Se mantiene la costumbre de llevar dos faldas, una sobre otra. Un gran cuello de encaje o de soldado calado y para 1625 los largos corpiños puntiagudos habían sido prácticamente relevados por el talle natural.
Como se había mencionado al inicio, el otro aspecto central de este artículo, y por supuesto, para este proyecto, es hacer una reflexión sobre la iconografía de la Santa pese a su complejidad ya que no aparece en las Sagradas Escrituras. Por ello, se ha hecho un compendio previo de referencias artísticas en torno a la Historia del Arte. Son numerosos los artistas como el Greco, Zurbarán, Bernardo Strozzi, Mattia Preti, o Juan de Borgoña los que han dedicado numerosas obras a la imagen de la Verónica.
Podemos encontrar referencias pictóricas desde los primeros flamencos, durante el Renacimiento, y, sobre todo, en el Barroco. Todos ellos coinciden en el atributo más importante de la santa, el paño que sostiene con el rostro de Cristo.
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La Verónica, de Bernardo Strozzi, 1620-1625.
Escultura de Francesco Mochi, 1632, en una de las pilastras de la cúpula de la basílica de San Pedro del Vaticano
En cuanto a las vestiduras de las obras pictóricas más importantes podemos encontrar una gran diversidad de tejidos, colores y texturas. Generalmente la efigie de la bondad aparece velada con un sudario, una prenda de vestir que las mujeres orientales usaban especialmente para viajar o salir a la calle y, en ocasiones, cubría todo el cuerpo a manera de manto.
En las pinturas podemos ver los colores utilizados para la ropa de la santa, empleando desde pigmentos terrosos y rúbeos pasando por combinaciones de prendas enlutadas, hasta tonalidades muy saturadas y frías como lo son los azules o verdes.
Estos son algunos ejemplos de diferentes representaciones que han servido para llegar a una serie de conclusiones para la elaboración del proyecto.
En concreto, la talla de la Verónica conforma el grupo escultórico de “La Caída/Nuestro Padre Jesús y la Verónica” 1945-1946. De madera policromada a tamaño natural.
Este paso tiene una composición aparentemente sencilla, está integrado por la figura agachada de Cristo con la cruz a cuestas y la de la Verónica. Sustituye a un grupo anterior que había sido donado por Mariano Catalina el 19 de marzo de 1904 y que se perdió en la Guerra Civil. En 1945, la Hermanad de Nuestro Padre Jesús Nazareno del Salvador encargó a Luis Marco Pérez las imágenes, que ya desfilaron por vez primera en la procesión de “Camino del Calvario” del Viernes Santo de 1945. En 1958 se encarga a las Madres Benedictinas un vestido para la Verónica, que desaparece según ha contado su camarera.
En 1985 se da paso a la restauración del paso de La Caída realizada por los hermanos Pérez del Moral, construyéndole a la Verónica un cuerpo del que carecía, que une el busto con las piernas. Las Monjas del Santísimo, le confeccionaron una nueva túnica que exclusivamente se muestra en procesión en una ocasión debido a la sencillez y baja calidad de los tejidos utilizados.
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La Verónica con la Santa Faz, de El Greco, 1580
Santa Verónica, de Roberto Campin, 1410
Finalmente se le encarga un diseño al artista conquense Luis Roibal. Un conjunto de una calidad superior compuesto por un vestido completo en tejido de damasco de hilo de oro y manto en terciopelo negro con ligeros bordados. Este conjunto quedaría instituido como el “de procesión”.
Por motivos encadenados a un incendio este conjunto se deterioró y tras varios años de propuestas de cambio, el nuevo proyecto de atavío para la Imagen ha sido realizado para esta Semana Santa de 2024.
Con soberana dedicación podemos decir que el taller ha elaborado este proyecto durante varios meses. El incremento de ajuar para con la Hermandad consta de un nuevo vestido del más puro estilo renacentista compuesto por un corpiño ceñido al talle natural ligeramente apuntado y una falda tableada, ambos elaborados en seda natural color tostado y piezas procedentes de una capa pluvial bordada en oro y sedas con brocados de Lyon de finales del siglo XIX. Encaje fruncido en la zona del cuello haciendo referencia a la gorguera y puñetas de encaje ambos de Bruselas en técnica de punto de aguja del s. XIX (c.1870-90). También ha sido remplazado el manto negro que lucía por uno nuevo en terciopelo de algodón verde que se completará para el siguiente año 2025 con el bordado en hilo de plata.
De esta manera quedaría reservado el bordado en oro para el Cristo como símbolo de majestuosidad y mayor protagonismo frente a la Verónica. El motivo por bordar se ha diseñado expresamente para esta ocasión tomando la rejería de la Catedral como fuente de creatividad. Un bordado sencillo perimetral sin distraer la armonía del conjunto. Este manto o capa tiene la posibilidad de usarse a modo de chaleco como en años anteriores o como un vestido aparte, recordando al verdugado de la época.
Unas mangas acuchilladas desmontables en el mismo terciopelo con amplia bocamanga culminan todo el ropaje exterior. Para el interior se ha confeccionado una enagua blanca en brocado de seda. Tejido empleado también como forro y vistas para el resto de las piezas que ha sido adquirido en la prestigiosa sastrería Gammarelli de Roma fundada en 1798. Para mayor detalle y realce se ha integrado al conjunto pasamanería de plata de origen francés e italiano del siglo XIX. Por último, como colofón al conjunto, estrenará un velo de plata, de origen egipcio, de Assuit de los años 20/40 del pasado siglo.
Este trabajo verá la luz el 29 de marzo de este 2024 gracias a la labor de un gran equipo conformado por tres personas que comparten, viven y sienten el mundo de la alta costura.
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Pascual. Archivo de la Hermandad. Entre 1945-1950
La procesión del Calvario atravesando la concurrida parte moderna de la ciudad de Cuenca en 1927. El Cristo de la Luz todavía desfi laba sin las imágenes de la Virgen, San Juan y Longinos, que serían incorporadas en 1930. El Descendimiento con su hermandad se aprecia bien al fondo de la imagen. Una magnífica escena de nuestra antigua Semana Santa.
Fotografía: Colecc. E. Valero
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Investigación
La Semana Santa de Cuenca en
Por Enrique Valero Moscardó
Lic. Humanidades e Historia
Textos: Serrano del Cid, G. Olarieta, Valeriano Martínez, Inocente García y Carrillo, José Pérez Madero, La Voz de Cuenca, El Día de Cuenca, Programa de Semana Santa de 1927 (Cámara de Comercio de Cuenca), El Centro de Cuenca, La Voz de Cuenca, La Voz de Teruel y Enrique Valero.
Fotografías: Rafael Campos, Emilio Díaz, ABC, Blanco y Negro y colección E. Valero.
Colaboración: Hemeroteca Nacional España, Archivo Histórico de España, ABC, Cuenca Nazarena, Biblioteca Pública Fermín Caballero de Cuenca, Antonio Garrote, Junta de Cofradías de Cuenca y Enrique Valero García.
Industriosa y progresiva ciudad, así era Cuenca en 1927, año de gran modernización y construcciones simbólicas. Las gentes de toda la provincia querían visitar su capital, el gran centro con nuevos edificios y comercios, distintos productos, herramientas, moda, negocios, descanso, ocio…
Las inversiones y las aspiraciones edilicias a buen ritmo: Instituto de Higiene Provincial, parques, monumentos, accesos al ferrocarril, alumbrado, saneamientos, taxímetros, Correos, Auto-Tranvía ¡de la Ventilla a la Plaza Mayor!, Banco de España, Plaza de Toros, Teatro, Cinemas, Mercado Central, ¡doscientos comercios!… y todo se repartía entre La Carretería y calles adyacentes. Durante la Semana Santa de 1927 se inauguró una de las obras más emblemáticas, el Gran Hotel, que hoy, denominado Iberia, todavía perdura y causa admiración. Lástima que a muchas otras viejas construcciones les llegara la hora de la piqueta concejil, hundir en vez de arreglar y conservar. Pero, del mismo modo, la prensa criticaba dicha prosperidad, detonaba una fuerte presencia de subsistencias, faltas de ayudas sociales económicas, desarrollo cultural, analfabetismo, sanidad, desempleo alarmante, etc.
A continuación, volveremos de lleno a la Semana Santa de 1927. Aquel año la Cámara de Comercio reeditó su lujoso programa de 1926, esta vez ampliado con ocho páginas comerciales. Más difundido, creativo y especial fue el editado por La Voz de Cuenca en formato de gran periódico con fotografías del gran Rafael Campos y textos de Inocente García. Incluir en las páginas que siguen dos reproducciones reducidas de aquel especial parecía necesario.
Fue otro año de avances, mayor organización, difusión, hermandades, procesiones mejoradas, música, magníficas crónicas, expectación y público, lo comprobamos en las antiguas fotografías.
Cuenca revivió otra de aquellas Semana Santas, fue notable y mantuvo el sentido único para el que fue creada desde sus orígenes.
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Cuenca, cuaresma de 1927
28 de marzo de 1927. Fanales para el paso de La Oración
La Venerable Hermandad de Jesús Orando en el Huerto abre una suscripción popular para la adquisición de cuatro fanales eléctricos, los cuales, salvo causas de fuerza mayor, han de lucir en la procesión del Miércoles Santo, los hermanos de la misma, como es natural ya han contribuido para tal fin. Total recaudado al momento: 78,25 pesetas. 1
30 de marzo. Gran Hotel
El próximo día 13 de abril abrirá sus puertas el moderno Gran Hotel, contiene todos los requisitos indispensables en un hotel de primer orden para sus clientes y favorecedores.
31 de marzo. Las Bellezas de Cuenca
Para fomentar, en la generación del mañana, el amor a la patria chica, el Ayuntamiento ha tomado el acuerdo de editar un folleto sobre C uenca publicado por el señor Martínez Kleiser en ABC. Será repartido entre los niños de todas las escuelas nacionales de la provincia.
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Cuenca
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Nazarena
1. El Día. 28 de marzo de 1927
Inédita fotografía, tomada en 1927 en la calle Fray Luis de León (o del Agua). Nos ilustra aquella vida cotidiana de finales de los años veinte, todavía sin autos, gente típica, comercios con anuncios de madera pintada, carros… y el fantástico edificio del mercado, demolido años después para realizar otro más moderno, la torre del Salvador, ermita del Socorro…
Fotografía: Colecc. E. Valero
Banceros de la Hdad. del Prendimiento (Beso de Judas) con sus nuevas túnicas.
3 de abril. Nazarenos, orden.
Cuenca, sola, sin amparos exteriores, se enorgullece con razón de haber creado una Semana Santa que sorprende y cautiva al forastero. Es indudable que de año en año se agregan mejoras importantes. Todo eso indica constancia y, por ello, hay que marcar puntos de perfección. Los hermanos no deben levantarse nunca el antifaz en el curso de la procesión, admitimos la excepción en favor de los que llevan los banzos, se debe evitar que se vislumbren los pantalones por debajo de la túnica, llevando, el que pueda, medias y zapatos. Tampoco es prudente que vuelvan la imagen a quien se les antoje, ese honor solo es aplicable a los cofrades enfermos. Y, sobre todo guarden el mayor orden, señores nazarenos, porque la Semana Santa de este año es coincidente con el progreso de la ciudad y hay que dejar bien puesto el pabellón ante los forasteros. 2
4 de abril. Estrenos
En el año actual estrenará el paso del Huerto de San Esteban cuatro grupos de bombas eléctricas de gran visualidad. La Soledad del Puente lucirá manto y corona nuevos y la cofradía del Prendimiento, o Beso de Judas, estrenará doce túnicas para los hermanos que lleven el paso.
8 de abril. La Música en la Semana Santa
La banda municipal interpretará las siguientes marchas fúnebres en las procesiones de este año: “A la memoria del maestro Bretón”, por M. San Miguel. “España a sus héroes”, por P. Beneyto. “El Entierro”, por A. Bustelo. “En la muerte de Jesús”, por J. Ortiz, organista d e nuestra catedral. “San Juan”, por N. Cabañas, director de la banda, dedicada a la Hermandad de San Juan.“ La Oración”, por C.P. L aporta. “Marcha fúnebre” Beethoven (A petición). 3
13 de abril. El Miserere de Pradas
Con motivo de haber acordado las Hermandades de Semana Santa que no se permitan otros cantos que el tradicional “Miserere” de P radas me determino a hacer un pequeño historial de este organista de nuestra catedral con algunos de sus extravagantes actos en que los músicos encuentran la filosofía de la composición. Santiago Pradas aprendió órgano en el colegio de San José de esta ciudad. A los 17 obtuvo la plaza de organista de Salamanca, que no aceptó porque según dijo: -“eso no era vivir en no viendo el Cerro Socorro y las peñas de San Antón”. Alcanzó gran renombre en Europa con sus composiciones, siendo autor del Miserere que lleva su nombre. Llevada por otro conquense a Montpellier y luego a Paris mereció grandes elogios. Cuentasé que para componerlo, que en la capilla Real de Londres mereció de la reina Victoria y toda la corte el calificativo de “Gran Miserere de Pradas, se dirigió a su profesor de latín don Marcelino
Los Programas
Virgen de la Soledad del Puente en 1927. Una de las pocas fotografías que se han conservado del antiguo paso. Podemos contemplar a la Virgen en sus andas, con su nuevo manto y corona, preparada por su hermandad para la procesión del Jueves Santo de aquel año. Fotografía: Colecc. E. Valero
Magno y le dijo: -“Quiero componer un miserere que dé el golpe y esto depende de Ud. Sírvase en estudiar la letra y penetrarse en su sentido, si es posible, tanto como lo estaría David al dirigir a Dios este salmo, y cuando Vd. me avise, vendré, y delante de un crucifijo lo interpretaré como si fuese el mismo David. A Pradas no se le podía invitar para que la gente lo oyera, era extravagante y dejaba a la gente esperándole para oficiar funciones religiosas, dejando en ridículo a curas y párrocos. Muchas veces tenían que engañarlo y entonces interpretaba verdaderas maravillas de música religiosa o profana. También, con sólo escuchar la música de la banda francesa cuando entraron en Cuenca, la reinterpretó mejorándola dejando atónitos a todos los soldados del regimiento francés nº. 75. Como memoria al insigne músico de Cuenca transcribo estas líneas, en honor al compositor de este Miserere sublime, interpretado en nuestras procesiones. 4
En 1927 la Cámara de Comercio reeditó el magnífico programa de 1926 (confundido siempre con el de 1925). Ocho páginas más de anuncios y una fotografía del Instituto Provincial de Higiene en el interior lo diferenciaban. El día 10 de abril el periódico La Voz de Cuenca editó otro fantástico especial de Semana Santa, con fotografías de Rafael Campos y textos de Inocente García. De fácil adquisición fue, indudablemente, el programa más difundido, el cual reproducimos a continuación en dos páginas, reducido y a la m ejor calidad posible.
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2. Serrano del Cid. El Día de Cuenca. 3/04/1927
3. El Día de Cuenca, 8 /4/1927
4. El Día de Cuenca 13/4/27
Rafael Campos (Cuenca)
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Semana Santa de Cuenca 1927
(V. Martínez Pérez. La Voz de Teruel.13/4/1927)
La nota característica de las procesiones la constituye la absorción total de la vida de la ciudad, y las preocupaciones de sus vecinos, que durante estos días no saben, no quieren entender de nada que no tenga directa relación con las cosas de esta Semana grande. Esta obsesión hace que todos los cofrades y no cofrades contribuyan a dar más esplendor a estos actos, los primeros formando en las procesiones, tomando parte activa, y los segundos, componiendo una orla preciada, por calles y balcones que completa la hermosura del cuadro.
Miércoles Santo
La ciudad ofrece el aspecto de una gran urbe. Los trenes y automóviles llegan abarrotados de gente. Todos los pueblos de la provincia vertieron en la capital parte de sus moradores. Los hoteles, fondas, casas de viajeros y posadas, se encuentran totalmente ocupados. Por las anchas calles de la Cuenca nueva, discurre abigarrado público, endomingado y pletórico de satisfacción. Todo es ir y venir de gentes. La amplia y moderna calle de Carretería, artería principal de comercio y orgullo legítimo d e esta ciudad tan discutida, presenta una estampa realmente bella... anochece…
Espléndida iluminación luce en las calles de Mariano Catalina y Calderón de la Barca. Las campanas parroquiales de San Esteban, anuncian la salida de la Procesión del Silencio, primera que se exhibe en esta semana de pasión. En la Plaza de la Infanta Paz, aparecen los “pasos” iluminados con profusión de luces, entre una multitud de co -
frades portadores de tulipas con cirios. Integran esta procesión primera: La Oración del Huerto, El Beso de Judas, Jesús en el Pretorio, La Negación de San Pedro, Jesús antes Anás y La Virgen de la Amargura con San Juan apóstol. Desde las ocho de la noche, el visitante debe contemplar el paso de este cortejo fúnebre, en el trozo recto de Carretería que principia en la plaza de la Infanta Paz y termina en la de Cánovas. El efecto que en su alma causará la presencia de tal espectáculo, jamás se extinguirá.
Una muchedumbre apretujada en aceras y balcones, claridades polícromas de bengalas e iluminación profusa; dos largas hileras de luces, a lo l argo de la calle; por el centro, seis grandes grupos luminosos, en los que se destacan otras tantas esculturas. La comitiva discurre pausadamente a los acordes de una sentida marcha de Chopin. Simula todo, una escalinata soberbia, luminosa que llega hasta el cielo. Esta procesión es la más moderna de cuantas se celebran en Cuenca en estos días. Es de una importancia digna de señalar, la escultura de Jesús ante Anás, procedente d e la antigua parroquia de San Miguel. Avalora esta obra el prestigio de su antigüedad. La Oración del Huerto, es también digna de contemplación. Escultura moderna, gran acierto de Moreno Sastre.
E n esta noche singular, noche de primavera temprana, el poeta, el soñador, el turista, toda persona ávida de emociones estéticas, debe escuchar d esde las plazuelas silentes de San Andrés, El Carmen, La Merced, etc., los lacrimosos acordes del miserere clásico conquense, que subyuga el es -
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En 1927 la Hermandad de la Oración del Huerto del Miércoles fue la primera en estrenar las “Bombas eléctricas con fanales en su paso”. La bella fotografía ilustra aquel momento.
Fotografía:: Blanco y Negro
píritu e incita a la oración. El placer espiritual que, en estas plazuelas medievales, se disfruta en esta noche, es merecedor, por sí solo, de una visita a la ciudad del cáliz y la estrella.
Jueves Santo (J. Pérez Madero.1927)
Día de una grandeza incomparable, de visitas a Jesús Sacramentado. La mañana trascurre agradable y casi a media tarde, contemplando aquí un grupo de bellas, allí un ramillete; hasta que sale la procesión de Paz y Caridad, que se compone de seis imágenes y el Cristo de la Misericordia, acompañadas de sus respectivas hermandades que visten túnica morada y escarlata con capuz blanco, escarlata, morado y negro. La procesión desfila majestuosa. Al pasar junto a nosotros el Cristo de la Misericordia sentimos un escalofrío espeluznante. Así meditando llegan a nosotros los doloridos sonidos del clásico miserere y es cuando el corazón se acongoja y vuelve a llorar. Y como la noche es de insomnio, cada pecho exhala un suspiro que se pierde al oído, con el redoblar de los tambores, pero que atraviesa las filas infranqueables de los nazarenos para llegar a su destino. La procesión avanza entre lágrimas y sollozos, la caída de la tarde e mpieza a iniciarse y el sol llega a su ocaso. Y, otra vez la noche enlutada, como haciendo honor al espectáculo, nos cobija bajo su manto, pero esta noche ya sabemos gozar con el dolor; todo nuestro anhelo es admirar una vez más la belleza de la ordenada y solemne procesión en este santo día, que amaneció brillante y acaba en noche lúgubre, silenciosa, como un misterio.
Viernes Santo
Apenas si hemos podido reposar el cansancio del jueves, cuando somos desvelados por el ruido de tambores y clarines.
Las tinieblas de la noche se disipan a los destellos del astro rey que, en su carrera vertiginosa, parece que quiere convencerse de la realidad del triste espectáculo que el día anterior tuvo que abandonar. Es el amanecer de un día abrileño.
Cristo es conducido por sus enemigos al monte Calvario, llevando sobre el hombro una pesada cruz, donde horas después ha de exhalar el último suspiro a las voces de “¡¡Padre mío perdónalos que no saben lo que hacen!!”. A corta distancia, le sigue San Juan indicándole a la madre de Jesús el camino del Calvario. Esto nos representa la procesión llamada “Camino del Calvario”.
La hermandad de Jesús del Salvador no regatea ante los tradicionales gastos de ese día y esta es la causa de que pasemos un rato ligeramente alegre siguiendo al grupo de tambores y clarines que visten de nazareno con capuz caído y caminan delante de la procesión al toque de la clásica y añeja marcha estridente y mofadora, pero el austero carácter de los que forman esta banda da la sensación de una antigua costumbre inspirada en las mofas y jolgorios judíos, pues a distancia prudencial de este breve jolgorio, lentamente, la procesión desfila solemne y ordenada. A medida que avanza el día, el espíritu se obsesiona ante el recuerdo del terrible crimen del Gólgota…
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Imagen del paso del Jesús de las Seis, escoltado por los romanos en la Procesión Camino del Calvario.
(Fotografía: Emilio Diaz
En duro esfuerzo camino de la Plaza Mayor, impresionante visión del paso de la Exaltación en la curva del Escardillo, La inédita imagen nos instruye acerca de la denominada “carrera”; imaginamos el tiempo que los banceros, paso y hermandad debían cubrir para realizar la procesión
En el Calvario
Pensamos frente al Cristo de la Expiación, que desfila en la esplendorosa procesión de las diez de la mañana denominada “En el Calvario”, y que no desmerece en orden, lucidez y valor artístico con las anteriores ya por su marcha majestuosa, ya por la bonita combinación de colores de las túnicas de los nazarenos; ya por las esculturas de los pasos, pero es la más penosa para los espectadores y cofrades; tanto por lo que representa en sí, como por la hora en que desfila en su largo trayecto bajo un sol abrasador; pero no obstante la gente se precipita en carreras para repetir incansablemente este desfile de la misma forma que en las procesiones anteriores, hasta que esta hace su entrada.
Santo Entierro
Dos horas después, y una vez terminado el mandato de la iglesia del Salvador, tiene lugar el entierro de Cristo. A este acto asisten las autoridades civiles y militares, clero, todas las hermandades, heraldos,
Fotografía: Colecc. particular
caballeros del Santo Sepulcro, niñas con los emblemas de la pasión y demás elementos integrantes; esta es la procesión más lujosa y delicada y al mismo tiempo la más austera, pues no tiene otro lenitivo para el alma entristecida que el esplendor y la belleza. La afluencia de gente que la contempla y acompaña es imponente; los guardias se ven precisados a contener en todas las bocacalles el tumulto arrollador que quiere formar parte de la triste comitiva, como si se tratara de la conducción de un cadáver a su última morada; pero un cadáver cuya víctima es el Hijo de Dios. Una vez terminado el fúnebre cortejo y bajo el eco del constante miserere nos dirigimos a rendirle culto a la Madre del finado, la Virgen de las Angustias, que en su lejana ermita nos espera enlutada y melancólica.
Quien ha visto una vez las procesiones de la Semana Santa de Cuenca, ha quedado invitado para siempre.
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En esta entrañable fotografía vemos al conocido y popular Julián “Botes”, uno de los doce niños de la antigua Semana Santa de Cuenca preparado para la procesión del Santo Entierro.
“…lucían hermosas cabelleras y ricas túnicas moradas, ceñían sus sienes con coronas de espinas, cubrían sus pies con sandalias y llevaban en sus manos los atributos de la Pasión”.
(Foto: Colec.: A. Garrote)
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