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Presentación del presidente del Jurado
PRESENTACIÓN
En esta 3ª edición del PREMIO ÁGUILAS DE RELATO BREVE no se me ocurre más que una palabra: consolidación. Cuando hace tres años iniciamos este proyecto, lo hicimos con ilusión, con la esperanza de que fuera a más, pero también con la prudencia necesaria en esos momentos. Ya el año pasado pudimos constatar el éxito de participación de unos relatos que venían desde todos los rincones de España, más de 500. Tres años después, volvemos a alcanzar esa cifra, con narraciones de estilos diversos, de temáticas también variadas, con inicios sorprendentes y finales inesperados.
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Esa consolidación se produce gracias a diversos factores. Sería complicado destacar uno solo, por lo que es necesario unirlos todos que, en su conjunto, fortalecen y engrandecen este certamen. Por una parte, las redes sociales, que ejercen de divulgador absoluto hacia toda nuestra geografía. Por otra, la labor de clubs de lectura, especialmente de gente mayor, que
son un semillero de participantes importante. Pero no hay que despreciar el trabajo de anónimos escribientes, personas desconocidas que, en la soledad de sus moradas, desarrollan aptitudes literarias nada despreciables. La calidad de las obras presentadas este año nos demuestra una vez más que la imaginación no tiene límites. Y otro dato importante. La participación de mujeres en este certamen también es muy destacable, llegando a la final un 30 % de relatos escritos por féminas. En cuanto a la edad, se constata una participación cada vez mayor de gente joven, aunque la media de edad esté en los 40 años.
Quiero recordar en esta edición al ganador del año pasado, el valenciano Fernando Ortega Andrés, con la obra “El claro de luna”. En su discurso en el hall del Auditorio Infanta Elena, confesó que se encontraba en una especie de “depresión literaria”, pues escribía y escribía y no encontraba recompensa a su trabajo. Ese esfuerzo le fue resarcido en Águilas y sus palabras fueron de agradecimiento a todos, en un alegato humanista muy destacable. Su relato desprende ese amor sin condiciones, esa ternura a veces dolorosa, entre pasional e irreflexiva, pero que conduce a lo más grande. “El claro de luna” no solamente es un relato de amor; es un canto a la sinceridad, a la sencillez, a las acciones desinteresadas, en definitiva, a una reconversión de nuestro mundo en algo más que la tecnología asfixiante que nos domina. Fernando Ortega ha sabido plasmar como nadie un sentimiento de apego a lo simple para lograr la felicidad.
Destacar también la magnífica actuación de la cantante Susana Sheiman que, en un escenario magnífico con el Castillo de Águilas al fondo y el mar a sus pies, amenizó una gala que volvió a brillar por su sencillez y su puesta en
escena. Un escenario que, como el premio, se ha reafirmado como el mejor para la entrega de los galardones.
Como en años anteriores, quiero agradecer el apoyo del Ayuntamiento de Águilas desde el inicio de este certamen, así como a los nueve miembros del jurado que han trabajado de manera incansable para seleccionar a los galardonados. Es de justicia, también, valorar el esfuerzo realizado por el secretario del jurado, Ramón Román, tanto en la recepción de las obras como en la preparación del acto de entrega de los premios.
Para acabar, creo que es imprescindible destacar que Águilas ha crecido con este Premio de Relato Breve. Primero porque estaba huérfana de literatura, una orfandad impuesta por las circunstancias y que tarde o temprano había que subsanar. Y lo ha hecho con humildad y prudencia, como se hacen las cosas que se quiere que lleguen a buen puerto. El camino es largo, pero estimulante. La participación ahuyenta los miedos primerizos. El relato tiene por delante un futuro prometedor y Águilas ha abierto las puertas a escritores de todo tipo para que puedan desarrollar sus aptitudes. Eso, creo yo, es lo más importante.
José Asensio Ramírez Presidente del Jurado