Discurso ante la tumba de Marx

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Editorial Aurora

Caracas, 2023

Revisión y edición

Cristina Vargas B.

Diagramación

Alejandro Díaz M.

Diseño

Carolina Sandoval Q.

Portada

Monumento con busto de bronce en la tumba de Marx, en el cementerio de Highgate (Londres), del escultor comunista inglés Laurence Bradshaw, inaugurado en 1956.

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Hace 140 años, el 14 de marzo de 1883, en Londres, falleció Carlos Marx a un mes y medio de cumplir 65 años, pero la obra de su vida y los aportes que legó al movimiento revolucionario han trascendido la prueba del tiempo y continúan guiando a quienes genuinamente aspiran a la construcción de la sociedad comunista.

No había nadie mejor ni con más derecho para hablar en las exequias de Marx que su entrañable amigo y colaborador, Federico Engels, quien, en palabras de Lenin, después del genio de Tréveris «fue el más destacado sabio y maestro del proletariado contemporáneo de todo el mundo civilizado»i .

El discurso de Engels que estamos publicando, pronunciado en inglés, en el cementerio londinense de Highgate el 17 de marzo, lo tomamos del tercer volumen de las Obras escogidas de C. Marx y F. Engels en tres tomos (Editorial Progreso, Moscú, 1974)ii .

Finalmente, llamamos la atención del lector sobre algunos detalles formales que encontrará a lo largo del texto: las notas al pie de página que no sean del original, sino de la Editorial, están identificadas (N. de la Edit.), e insertamos puntuales acotaciones entre corchetes.

V.I.

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i Lenin, «Federico Engels» (1895), Obras escogidas de V.I. Lenin en tres tomos, tomo 1, Editorial Progreso, Moscú, 1981, p. 53. Traducido del alemán, del periódico Der Sozialdemokrat, Nº 13, del 22 de marzo de 1883.

El 14 de marzo, a las tres menos cuarto de la tarde, dejó de pensar el más grande pensador de nuestros días. Apenas lo dejamos dos minutos solo, y cuando volvimos, lo encontramos dormido suavemente en su sillón, pero para siempre. Es de todo punto imposible calcular lo que el proletariado militante de Europa y América y la ciencia histórica han perdido con este hombre. Muy pronto se dejará sentir el vacío que ha abierto la muerte de esta figura gigantesca.

Así como Darwin descubrió la ley del desarrollo de la naturaleza orgánica, Marx descubrió la ley del desarrollo de la historia humana: el hecho, tan sencillo, pero oculto hasta él bajo la maleza ideológica, de que el hombre necesita, en primer lugar, comer, beber, tener un techo y vestirse antes de poder hacer política, ciencia, arte, religión, etc.; que, por tanto, la producción de los medios de vida inmediatos, materiales, y por consiguiente, la correspondiente fase económica de desarrollo de un pueblo o de una época es la base a partir de la cual se han desarrollado las instituciones políticas, las concepciones jurídicas, las ideas artísticas e incluso las ideas religiosas de los hombres y con arreglo a la cual deben, por tanto, explicarse, y no al revés, como hasta entonces se había venido haciendo.

Pero no es esto sólo. Marx descubrió también la ley específica que mueve el actual modo de

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producción capitalista y la sociedad burguesa creada por él. El descubrimiento de la plusvalía iluminó de pronto estos problemas, mientras que todas las investigaciones anteriores, tanto las de los economistas burgueses como las de los críticos socialistas, habían vagado en las tinieblas.

Dos descubrimientos como éstos debían bastar para una vida. Quien tenga la suerte de hacer tan sólo un descubrimiento así, ya puede considerarse feliz. Pero no hubo un solo campo que Marx no sometiese a investigación –y estos campos fueron muchos y no se limitó a tocar de pasada ni uno solo–, incluyendo las matemáticas, en que no hiciese descubrimientos originales.

Tal era el hombre de ciencia. Pero esto no era, ni con mucho, la mitad del hombre. Para Marx, la ciencia era una fuerza histórica motriz, una fuerza revolucionaria. Por puro que fuese el goce que pudiera depararle un nuevo descubrimiento hecho en cualquier ciencia teórica y cuya aplicación práctica tal vez no podía preverse aún en modo alguno, era muy otro el goce que experimentaba cuando se trataba de un descubrimiento que ejercía inmediatamente una influencia revolucionadora en la industria y en el desarrollo histórico en general. Por eso seguía al detalle la marcha de los descubrimientos realizados en el campo de la electricidad, hasta los de Marcel Deprez1 en los últimos tiempos.

Pues Marx era, ante todo, un revolucionario.

1 1843-1918. Talentoso ingeniero e inventor francés, diseñó y desarrolló equipos de medición eléctrica y experimentó el transporte de energía eléctrica a largas distancias, cuyo primer intento exitoso cubrió 57 kilómetros (entre Miesbach y Múnich) en 1882, el año anterior a la muerte de Marx (N. de la Edit.)

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Cooperar, de este o del otro modo, al derrocamiento de la sociedad capitalista y de las instituciones políticas creadas por ella, contribuir a la emancipación del proletariado moderno, a quien él había infundido por primera vez la conciencia de su propia situación y de sus necesidades, la conciencia de las condiciones de su emancipación: tal era la verdadera misión de su vida. La lucha era su elemento. Y luchó con una pasión, una tenacidad y un éxito como pocos. Primera Rheinische Zeitung, 18422; Vorwärts3 de París, 1844; Deutsche-Brüsseler-Zeitung4, 1847; Neue Rheinische Zeitung5, 1848-1849; New-York Daily Tribune6 , 1852-1861, a todo lo cual hay que añadir un montón de folletos de lucha, y el trabajo en las organizaciones de París, Bruselas y Londres, hasta que, por último, nació como remate de todo, la gran Asociación Internacional de los Trabajadores7 ,

2 Rheinische Zeitung für Politik, Handel und Gewerbe («Periódico del Rin para cuestiones de política, comercio e industria»): diario que se publicó en Colonia del 1 de enero de 1842 al 31 de marzo de 1843. En abril de 1842, Marx comenzó a colaborar en él, y en octubre del mismo año pasó a ser uno de sus redactores; Engels colaboraba también en el periódico.

3 Vorwärts («Adelante»): periódico alemán que se publicó en París desde enero hasta diciembre de 1844 dos veces por semana. Colaboraban en él Marx y Engels.

4 Deutsche-Brüsseler-Zeitung («Periódico Alemán de Bruselas»): periódico fundado por los emigrados políticos alemanes en Bruselas; se publicó desde enero de 1847 hasta febrero de 1848. A partir de septiembre de 1847, Marx y Engels colaboraban permanentemente en él y ejercían una influencia directa en su orientación. Bajo la dirección de Marx y Engels, se hizo órgano de la Liga de los Comunistas.

5 Neue Rheinische Zeitung, («Nueva Gaceta Renana» o «Nuevo Periódico del Rin»): fundado por Marx y Engels en Colonia. Se publicó del 1 de junio de 1848 hasta el 19 de mayo de 1849. Véase Marx y la Nueva Gaceta Renana (1884), de F. Engels (N. de la Edit.)

6 New-York Daily Tribune («Tribuna diaria de Nueva York»: diario progresista burgués que se publicó de 1841 a 1924. Marx y Engels colaboraron en él desde agosto de 1851 hasta marzo de 1862.

7 Fundada el 28 de septiembre de 1864, en Londres. Marx fue electo miembro del Comité provisional y redactó los documentos programáticos: el «Manifiesto Inaugural» y los «Estatutos provisionales», aprobados por unanimidad el 1 de noviembre de 1864. Ésta, la Primera Internacional, se disolvió en 1876 (N. de la Edit.)

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que era, en verdad, una obra de la que su autor podía estar orgulloso, aunque no hubiese creado ninguna otra cosa.

Por eso, Marx era el hombre más odiado y más calumniado de su tiempo. Los gobiernos, lo mismo los absolutistas que los republicanos, le expulsaban. Los burgueses, lo mismo los conservadores que los ultrademócratas, competían a lanzar difamaciones contra él, Marx apartaba todo esto a un lado como si fueran telas de araña, no hacía caso de ello; sólo contestaba cuando la necesidad imperiosa lo exigía. Y ha muerto venerado, querido, llorado por millones de obreros de la causa revolucionaria, como él, diseminados por toda Europa y América, desde las minas de Siberia hasta California. Y puedo atreverme a decir que si pudo tener muchos adversarios, apenas tuvo un solo enemigo personal.

Su nombre vivirá a través de los siglos, y con él su obra.

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8 La Editorial Aurora valora altamente su opinión acerca del contenido, diseño y diagramación de la presente publicación. Igualmente, agradece cualquier otra sugerencia. editorialaurora1917@gmail.com

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