Areito 17 de agosto, 2013

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Areíto

Zona de la Cultura y de las ideas

www.hoy.com.do Editor: Bavegado Diseño: Carla González SÁBADO 17.08.2013

Ínsula Mía, de Oscar Holguín Veras

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DOMINGO LIZ Maestro del arte que se marchó pero permanece como creador inolvidable CÓDIGO LABORAL Prudencia con la revisión La tendencia actual de los países del Primer Mundo es desarrollar políticas y estrategias en defensa de las empresas locales; la de enriquecer sus regulaciones laborales, y la de crear y mejorar la protección medioambiental. Página6

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Los letrados y la nación dominicana

TRUJILLO Su último Año Nuevo

La nación necesita de intelectuales que sirvan como pitonisas, voces agoreras, filtros ideológicos, reformulaciones de despliegues políticos en los que las clases dominantes manejen sus intereses frente al Estado haitiano.

“Pocos minutos transcurrieron antes de que Abbes García viniera a decirme, como en venganza y para ponerme en apuros: ‘OK, el Jefe quiere ver los artistas ¡Ahora!.. Tienen 5 minutos para comenzar”. Página 7

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HOY

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Sábado 17 de agosto de 2013

Zona Areíto Areito

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Salman Rushdie (Novelista anglo-hindú-paquistaní) Verdad es lo que la mayoría ve como verdad, pero la mayoría también puede cambiar de opinión a lo largo de la historia LA GUÍA

Leonardo Boff

¿Un Concilio de toda la cristiandad?

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emos celebrado los 50 años de la muerte del Papa Juan XXIII (1881-1963), seguramente el Papa más importante del siglo XX. A él se debe la renovación de la Iglesia Católica que intentó definir su lugar dentro del mundo moderno. El 25 de enero de 1959, sin avisar a nadie, declaró ante los cardenales estupefactos reunidos en la abadía benedictina de San Pablo Extramuros que iba a convocar un concilio ecuménico. Había hecho por su cuenta un juicio crítico sobre la situación del mundo y de la Iglesia y había percibido que estábamos ante una nueva fase histórica: la del mundo moderno, con su ciencia, su técnica, sus libertades y derechos. La Iglesia tenía que ubicarse positivamente dentro de esta realidad que surgía. La actitud que había hasta entonces era de desconfianza y condena. El Papa entendía que este comportamiento llevaba a la Iglesia al aislamiento y a un estancamiento que le hacía daño. Repitió el viejo dicho: vox temporis vox Dei (“la voz del tiempo es la voz de Dios”). Esto no significa, dijo, “que todo en el mundo tal como está sea la voz de Dios. Significa que todo porta un mensaje de Dios, bueno para que lo sigamos, malo para que lo cambiemos”. En efecto, el Concilio Vaticano II se realizó en Roma (1962-1965), el Papa lo abrió, pero murió antes de su finalización (1963). Su espíritu, sin embargo, marcó todo el evento, con consecuencias hasta nuestros días. Dos fueron sus lemas principales: aggiornamento y concilio pastoral. Aggiornamento es decir sí a lo nuevo, sí a la actualización de la Iglesia en su lenguaje, en su estructura y en su forma de presentarse al mundo. Concilio pastoral quería expresar una relación de apertura con la gente y con el mundo, de diálogo, de aceptación y de fraternidad. Así que nada de condena al modernismo y a la “Nouvelle Théologie” como se había hecho furiosamente antes. En lugar de doctrinas, diálogo, aprendizaje mutuo e intercambio. Tal vez esta afirmación de Juan XXIII resuma todo su espíritu: “La vida del cristiano no es una colección de antigüedades. No se trata de visitar un museo o una academia del pasado. Esto, sin duda puede ser útil —como lo es la visita a los monumentos antiguos— pero no es suficiente. Se vive para progresar, si bien sacando provecho de las prácticas y de las experiencias del pasado, para ir siempre más lejos en el camino que Nuestro Señor nos va mostrando”.

De hecho, el Concilio puso a la Iglesia en el mundo moderno, participando de sus avatares y sus logros. La Iglesia en América Latina pronto se dio cuenta de que no solo existía el mundo moderno, sino el submundo del cual poco se había hablado en el Concilio. En Medellín (1969) y en Puebla (1979) se vio que la misión de la Iglesia en este submundo hecho de pobreza y opresión debía ser de promoción de la justicia social y de liberación. Han pasado ya 50 años desde el Concilio. El mundo y el submundo cambiaron mucho. Han surgido nuevos desafíos: la globalización económico-financiera y la consecuente conciencia planetaria, la disolución del imperio soviético, las nuevas formas de comunicación social (internet, redes sociales y otras) que han unificado el mundo, la erosión de la biodiversidad, la percepción de los límites de la Tierra y la posibilidad de exterminio de la especie humana y con ella del proyecto planetario humano. Con las categorías del Concilio Vaticano II no podemos atender esta nueva realidad amenazante. Todo apunta a la necesidad de un nuevo Concilio ecuménico. Ahora no se trata de convocar solamente a los obispos de la Iglesia Católica. Ante los peligros que tenemos que enfrentar, todo el Cristianismo, con sus Iglesias, está siendo desafiado. Precisamos tomar en serio la alianza que el gran biólogo E. Wilson proponía entre las Iglesias y las religiones y la tecnociencia, si es que queremos salvar la vida del planeta. (cf. La creación, Salvemos la vida en la Tierra, 2006). ¿Cómo pueden contribuir estas fuerzas religiosas a que todavía tengamos futuro? La supervivencia de la vida en la Tierra es el supuesto de todo. Sin ella, se desvanecen todos los proyectos y todo pierde sentido. Los cristianos deberán olvidar sus diferencias y polémicas y unirse para esta misión salvadora. El Papa Francisco tiene la capacidad de convocar a la totalidad de las expresiones cristianas, a los hombres y a las mujeres, asesorados por personas de reconocido saber, incluso no religiosas, para identificar el tipo de colaboración que podemos ofrecer en la línea de una nueva conciencia de respeto, de veneración, de cuidado de todos los ecosistemas, de compasión, de solidaridad, de sobriedad compartida y de responsabilidad sin restricciones, pues todos somos interdependientes. Con su forma de ser y de pensar el Papa Francisco despierta en todos nosotros la razón cordial, sensible y espiritual. Unida a la razón intelectual, protegeremos y cuidaremos, cuidaremos y amaremos esta única Casa Común que el universo y Dios nos han legado. Sólo así garantizaremos nuestra continuidad sobre la Tierra.

LIBROS DIATRIBAS Este es el último (¿o el penúltimo?) libro del talentoso periodista y escritor José Báez Guerrero. Se trata de un libro extraño en el sentido de que no es común, porque como reconoce el autor revive viejas polémicas sostenidas por él con miembros de la tribu, “...y puede ser como tirarle piedras a un panal de avispas o despertar a un perro rabioso...” Es obvio que Báez

ENCOMIO DE LA PRENSA Este libro es algo así como el canon periodístico de José Báez Guerrero. Es el envés de “Diatribas” y está concebido como un antídoto. Los dos textos se complementan en el sentido de que muestran la visión que su autor, un veterano de la prensa, tiene del periodismo y los periodistas dominicanos. Los prólogos de los dos libros podrían convertirse, juntos, en un tercer libro de dos grandes ensayos periodísticos. El libro tiene 146 páginas.

CAMINANDO CON UN SANTO Luis R. Espinal retrata en este libro , “Caminando con un Santo”, la vida espiritual del padre jesuíta Benigno Juanes. Es una obra de amor, de afecto y de identificación con un religioso que influyó en su vida y lo ayudó a retomar el camino de la fe cristiana. Espinal se mueve entre saberes distintos como las finanzas, el Derecho y la teología.

Guerrero gusta de la polémica y que la considera consustancial al periodismo, sobre todo al periodismo de opinión. El texto es un manjar que los lectores disfrutarán. Tiene 368 páginas.

LOS LIBROS DE LA ISLA DESIERTA Siempre resulta ameno y nos llena de curiosidad saber las preferencias en las lecturas de la gente que se dedica al mundo de los libros, como autores y como lectores. Este texto de Carlos X. Ardavín Trabanco vuelve a este tópico y nos presenta los pareceres de 32 intelectuales dominicanos que nos dicen qué prefieren en caso de estar en una isla desierta.

REFORMA DEL ESTADO DOMINICANO (1996-2012) Por años, los dominicanos han estado reclamando cambios o reformas en el Estado. La doctora Amanda Castillo Levison, antropóloga con estudios sobre América Latina, narra en este libro su larga experiencia en tareas dirigidas a diseñar, promover y ejecutar una reforma estatal. El libro tiene 212 páginas.

LA HISTORIA/Fuente: Portal Bibliófilo Enmascarado

1932

NACIÓ EL 17 DE AGOSTO. Vidiadhar Surajprasad Naipaul, escritor británico nacido en Trinidad. Además de otros premios literarios, ha obtenido el premio Nobel en 2001. Su obra más popular es “Una casa para Mr.Biswas”.

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1953

NACIÓ EL 17 DE AGOSTO. Herta Müller, novelista, poetisa y ensayista rumano-alemana, galardonada con el Premio Nobel de Literatura de 2009. Es autora de libros como “El hombre es un gran faisán en el mundo”.

1918

NACIÓ EL 18 DE AGOSTO. Elsa Morante, una de las más importantes escritoras italianas de la segunda mitad del siglo XX. Sus novelas “Mentira y sortilegio” y “La isla de Arturo” ganaron el Premio Viareggio y el Premio Strega respectivamente.

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1850

FALLECIÓ EL 18 DE AGOSTO. Honoré de Balzac, novelista francés, el más importante de la primera mitad del siglo XIX, y el principal representante, de la llamada novela realista. Su obra más importante es “La Comedia humana”.

1936

MURIÓ EL 19 DE AGOSTO. Federico García Lorca, poeta y dramaturgo español, perteneciente a la Generación del 27, también conocido por su destreza en muchas otras artes. Es el poeta más influyente y popular de la literatura española del siglo XX. _

1862

NACIÓ EL 21 DE AGOSTO. Emilio Salgari, novelista italiano autor de famosos libros de aventuras para niños y adolescentes que han gozado siempre de gran éxito por el dinamismo de la acción evocadora de sugerentes ambientes. Entre sus obras están “Los tigres de Mompracem” o El corsario negro”.


SÉLVIDO CANDELARIA

Literatura

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HOY

Ínsula Mía, de Oscar Holguín-Veras Tabar

A

l enfrentarnos al texto Ínsula Mía, de Oscar Holguín-Veras Tabar, llegan intempestivamente ante nosotros, sin haber tenido la intención de pedir permiso siquiera, las voces de un granado grupo de poetas caribeños. He distinguido con toda claridad las de Domingo Moreno Jimenes, Manuel del Cabral, Luis Palés Matos, Franklin Mieses Burgos y Juan Sánchez Lamouth. Pareciera como si todos ellos fueron convocados al unísono para que transitaran los puentes esotéricos que indudablemente conectan sus producciones, y se atropellaron de pronto en este libro, ante nuestra asombrada capacidad de discernimiento. Y qué grata sorpresa nos ha causado esta inesperada compulsión estética. Porque, producto de la poca difusión de su obra, se podría pensar que el autor es uno más del grupo que ante el menor signo de inspiración se dispara a escribir versos sin tener una concepción muy clara de la poesía. Sin embargo, debemos reconocer que estamos frente a un texto singular, producto de la incuestionable madurez de este escritor cuyo esqueleto ha sido construido con el marfil del clasicismo y sus músculos elaborados con los más delicados tejidos de la sensibilidad artística, templados balanceadamente en las diferentes fraguas donde se han forjado los movimientos constructores de la historia literaria. No de otra forma se puede estructurar un discurso poético que, a pesar de lo sobrio, sea capaz de calar tan hondo en nuestra sensibilidad: Esta tarde me dibuja en la soledad de la palabra. Mis manos se abren y guarecen el silencio que silba en el verso. Laberinto trocado en eco, voces cansadas que abren huecos en los maduros arrozales, atesoran albricias. No es muy común que en estos días de estridencias y desgaires se nos trate de seducir con un lenguaje poético tan minimalista. Parecen tan simples estas construcciones que, antes de digerirlas, nos extraña el estremecimiento instantáneo que sentimos al enfrentar la poesía en un lugar tan inesperado. Y cuando digo aquí, poesía, me baso en la llana definición legada a nosotros por García Lorca: “Poesía es la unión de dos palabras que uno nunca supuso que pudieran juntarse, y que forman algo así como un misterio”. Lo mismo que hace el poeta a todo lo largo de esta elegía que algunas veces abandona los límites del clamor desesperado que debe caracterizarla para coquetear momentáneamente con el aliento pindárico de la oda. ¡Ay de mí! prisionero de sueños, inocente de la verdad que me pretérita de Olimpo sin dioses en esta Isla que me refleja. ¡Amada Ínsula!, ¿por qué se angustia mi corazón?, ¿quién escucha sus latidos?, ¿dónde se quiebra el canto húmedo que la arena guarece? Yo, en mi laberinto, mis ansias desparramo como un regurgitar de mariposas encendiendo senderos. Así nos encauza el trovador por el misterio, por las inusuales combinaciones de palabras para sumergirnos en el océano de sensaciones encontradas que sentiremos al navegar por este piélago de versos. En él nos iremos encontrando con las barcazas que otros capitanes del trópico agreste y seductor conducen por nuestras memorias estéticas. Como esta donde podemos reconocer, en el “mezzanine” de la popa, difuminada por los toques de originalidad que aportan las frescas imágenes, la figura patriarcal del postumismo: Y yo, bajando en yagua sobre el frescor del rocío, tiernamente depositado en tus promontorios de lunas y sinsabores. Mueres en ti, pulida jícara, como ala blanca atrapada en la noche. Y renaces en mí, en mi pateada piel, sustancia de pan y rosa. O esta, donde, en los contornos de una densa niebla que acompaña la embarcación se dibuja abstractamente el semblante del precursor de la poesía negroide caribeña, Palés Matos: Déjame hurgar en tu península, en la cercanía de esta costa de sal, en el oropel de picos que se deshacen en archipiélagos de deseos. El lirismo es un elemento que resalta en este poemario. Cuando las condiciones lo permiten, el poeta deja saber al mundo su

criterio sobre el fondo de su canto. ¡Y en qué forma! No es el meloso sentimiento lo que se externa, mucho menos la artificiosa especulación. Es la pureza de un razonamiento acerebral, íntimo, tan profundo como el misterio que lo produce. Tú, como yo, núbil gacela de aurora y rocío, anclada en el vértice de la caricia retardada, merecemos el silencio de un beso… Espero, desterrado en la sombra, calmar la sed de este instante que retengo en la melodía de la imagen, primavera por donde vuelves a penetrar… Mis pupilas arden, en tu vientre cansado se aposentan como luciérnagas en un techo combado de ilusiones… Otro logro a resaltar en esta creación literaria es la poderosa sustentación de la voz poética donde el autor hace malabares entre la primera, la segunda y la tercera persona (pasando inclusive por el desdoblamiento) para comunicar, sin rugosidades ni destiemples, un mensaje estético diáfano y preciso, gracias a la primorosa elaboración que de este logra, su afinada intuición. Con muy poco esfuerzo de parte del lector, se le puede notar al manejador de esta voz que, aunque formado en el contacto con la obra de los grandes (quién no), ha conseguido imponer sus propios parámetros de expresión y expresividad, estableciendo un estilo que lo identifica por encima de cualquier sombra que le siga. ¡Y tú que llegas!, extranjero en tu propia tierra, dibujado entre sombras y luces, pintando en tu ajada piel el infinito azul, rastro antojadizo de negritud. Este encuentro me descubre ave exánime en su vuelo, canto apagado en levedad de alas en elevación de luz. “La intuición es clave para captar el sentido de la obra de un poeta”, declara con autoridad el Dr. Bruno Rosario Candelier. Por ello, al hurgar en esta obra de Oscar, podremos captar sin mayores tropiezos el profundo sentimiento patriótico que subyace en su alma, el acendrado concepto del amor que manifiesta su espíritu y el gran sentido empático que se desprende de su ser. Con unas construcciones versales que mantienen un ritmo estable y una bien calibrada musicalidad, el cantor no solo embriaga con la

transmisión de la belleza física, sino que inunda el alma de su interlocutor con ese sentimiento que solo puede percibirse por medio de nuestros sentidos extrasensoriales, dándole una connotación metafísica al más concreto de los objetos o al más común de los conceptos. Ínsula mía, me descubro en el hondón de la existencia empapado de tu perfume… En la mansedumbre de la flor anida la espesura de la memoria, ahí, donde se recogen la sabia paciencia y tu sangrante imagen. Yo vago entre sus sombras y escollos, con el alma en deshaceres, arrastrado en insondables pastizales que afanan reverdecer. Según Antonio Gamoneda, “cuando hablamos del ritmo, estamos hablando de la esencialidad poética. El componente desencadenante del lenguaje poético es el ritmo”. Esta sentencia de un maestro de la poesía y, más aún, de un maestro que se ha dedicado a estudiar la poesía de otros maestros, le da el aldabonazo final a este poemario. Y es que, en esta producción, el movimiento cadencioso de las palabras, esa ondulación sistemática que arranca en la primera estrofa y termina, acompasada, en el último verso, se mantiene in crescendo ora para la organización física de las palabras ora para la exposición coherente de los conceptos. Pero callo y regreso al aroma donde el recuerdo anida… (poema III) Me basta un soplo suave en tus ojos de aguamar un lento suspiro, una palabra, si acaso… (poema XII) Deja que muera en ti, en el hervor de tus apagados ríos, en las olas glamorosas de tu núbil historia, en tu arena de azúcar clara… (poema XIX) Por todas estas consideraciones, nos regocijamos de haber tenido acceso privilegiado a esta inusual obra poética y alabamos la decisión del doctor Oscar Holguín-Veras Tabar de publicar este volumen para el solaz de los espíritus que ansían permanentemente ser sacudidos por la emoción sin tener que hacer sicodélicos recorridos lingüísticos o correr el riesgo de perder la razón tratando de descifrar los intrincados caminos de la abstracción neosurrealista. ¡Enhorabuena!

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CÁPSULAS GENEALÓGICAS www.idg.org.do/ Por Juan Espósito

Los Domínguez de Gurabo (3 de 3)

Encuentros

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Instituto Dominicano de Genealogía

MU- KIEN ADRIANA SANG

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María Concepción Domínguez Gómez, hija de José Ramón Domínguez y Ana Rosa Gómez, casó con Marcos Antonio Moreno, procedente de Santo Domingo. Su hija María Concepción Moreno Domínguez casó con el general Francisco Antonio (Toño) Jorge Domínguez y fueron los padres de Marcos Antonio Jorge Moreno, quien desempeñó las funciones de último ayudante militar de Trujillo y jefe de la Policía Nacional. Fueron abuelos de Francisco Antonio (Frank) Jorge Elías, exministro de Turismo; Marcos Augusto Jorge Elías, esposo de María Amalia León Cabral, directora de la Fundación Eduardo León Jimenes, y de la comunicadora Saskia Jorge, esposa de Amílcar Romero Portuondo, senador por la provincia Duarte. Otra hija, Ana Rosa Moreno Domínguez, fue la primera reina del carnaval de Santiago en 1908. Tres años más tarde casó con el diputado por Monte Cristi Darío Mañón, hijo natural no reconocido del presidente Jacinto de Castro y Juana Francisca Mañón. Darío y Ana Rosa fueron los padres de Erland Mañón Moreno, miembro del movimiento antitrujillista 14 de Junio, a su vez padre del dirigente político de izquierda Melvin Mañón Rossi. De otro lado, Josefa de los Santos Moreno Domínguez fue madre de los hermanos y guerrilleros constitucionalistas Rubén (Ruby) y Edmundo (Muny) Díaz Moreno, el primero muerto en combate junto a Manuel Aurelio Tavares Justo en Las Manaclas en el 1963, y el segundo muerto en un asalto fallido a la fortaleza de San Francisco de Macorís en el 1965. e) Telesfora Josefa de Jesús Domínguez Gómez casó con el Dr. Alejandro Llenas Julia, siendo ancestros del beisbolista Winston Llenas Dávila, las hermanas Benilda y Tirsa Llenas Amarante, reconocidas en el mundo de la gastronomía y la moda en la ciudad de Santiago, y del doctor José Omar Llenas Díaz. Su nieta María de Jesús Llenas Díaz casó con el estadounidense Lowell Shaurman Whipple Kirkpatrick, tronco de la familia Whipple. Es la madre del médico Lowell Whipple Llenas y abuela del economista Alejandro Fernández Whipple. La familia Llenas se vinculó a ramas de las familias Franco, Saleta, y Victoria. 1. Joaquín Domínguez de León: nació en 1825 y contrajo primeras nupcias con Anastasia Inoa Rodríguez en 1847. Ya viudo, casó el 23 de septiembre de 1870 con Teresa de Jesús Inoa Pérez, figurando como testigo de su unión el restaurador Teodoro Gómez. 2. Manuela Domínguez de León: nacida en 1816, casó con el general Rafael Gómez Méndez, siendo troncos de la familia Gómez de Gurabo y bisabuelos de la exprimera dama de la República Rosa Gómez Arias de Mejía y tatarabuelos del político santiagués Víctor Tomás Méndez Méndez. 3. María de la Concepción Domínguez de León: casó el 19 de mayo del 1870 con Francisco Antonio Abreu Veras, procedente de Sabana Grande, Santiago. 4. Sixto Domínguez de León: contando con treinta y dos años, casó el 14 de septiembre del 1869 con Bárbara Inoa Rodríguez, hija de Juan Inoa Pérez y Antonia Rodríguez Valerio y hermana de su concuñada Anastasia Inoa Rodríguez. 5. Tomasina Domínguez de León: casó con su primo hermano Domingo de León Fermín, hijo de Santiago de León Fernández y Manuela Fermín. Extensa y de renombre ha sido la descendencia de Sixto Domínguez y Jacinta de León, pues no sólo resultan ascendientes de los personajes y familias antes reseñados, sino que también son troncos de numerosos ramales de las familias Díaz, Fernández, Hernández, Méndez y Reyes de Gurabo.

Itinerario. Mi otra escritura. Un camino inexplorado y apasionante Dicen que soy una heroína. Otros afirman que mis hermanas Patria y María Teresa, lo hicieron por acompañarme. ¡Qué injusticia tan grande! Ellas fueron valientes, tan valientes como yo… He escuchado que soy un símbolo de la patria amada, que soy una mujer –mito que ha trascendido en el tiempo y en el espacio. Acepto ser mito si con ello ayudo a la juventud a forjar sus utopías. Asumo la responsabilidad de que mi nombre permanezca en la memoria colectiva si con esto volvemos a la búsqueda del bienestar social, de la verdadera libertad y la pureza de los sueños. Acepto el reto de ser una eterna mariposa, si de esta forma podemos volar con nuevos bríos por caminos de una verdadera transformaciónsocial ydeunaverdadera democracia.Recibo con humildad y con orgullo todos esos calificativos, olvidando la mujer que fui, llena de virtudes, defectos, angustias, dudas, certezas y temores, si sirve de emblema, símbolo e inspiración para seguir luchando… Valió la pena morir, hemos ganado libertad. Valió la pena el sacrificio, a pesar de los tropiezos, el mundo sigue su curso, se ha transformado, necesita sin embargo de nuevos cambios, y de justicia, mucha justicia. Valió la pena llorar, muchos encontraron la alegría. Pero las lágrimas no se han detenido en el mundo. Creo que sí, que valió la pena. Tal vez debieron dejarnos más tiempo para luchar. ¿Valió la pena? ¿Valió la pena morir para convertirnos en mito? ¿Valió la pena? Fragmento del monólogo ¡Yo soy Minerva! Quizás porque mi doble origen, en el que Oriente y Occidente entremezclan e interponen de manera activa, me coloca en una situaciónde especial sensibilidad. Tal vez porque mis ocho hermanos y yo, vimos y sufrimos con él, el gran esfuerzo de nuestros padres por abrirse espacio enuna sociedadtan cerraday difícil,como era, y es, Santiago. Nací un año en que la Oveja del 1955 iba por la mitad de su trayecto, un día 8 de septiembre, en el corazón deVirgo, elmismo díaen quenació mihermano PingJan cuatro años antes.Soy oveja yvirgo, expresiones simbólicas del horóscopo oriental y del occidental. Esa mezcla de oveja y virgo, diferentes en esencia, se evidencia la composición de mi doble y complementaria identidad. Soy hija deemigrantes pobres que salieronpor el mundo en búsqueda de mejor vida. Esta condición especial me ha convertido en una persona de especial sensibilidad con respeto a las peripecias y dramas que viven y padecen los hombres y mujeres que cruzan mares, llanos y montañas; parten, llegan y tratan de integrarse en tierras desconocidas que a fuerza de lágrimas y sufrimientos luchan por convertirlas en sus hogares. ¡Lo he dicho tantas veces! La humanidad se ha conformado con las rutas de los seresque vana todaspartes yllegan acualquier parte. Labúsqueda de mejorvida es elnorte de losseres que se sumergenen la aventura deemigrar, de reiniciarel camino de sus vidas para mejorar y lograr un mejor futuro. De donde vengo, fragmento Escribir, como decía José Luis Sampedro, en un hermosoy desgarradorlibro,Escribir esvivir,pues, decía,que era necesario considerar la escritura como el arte de vivir cada día. "Y si trato de vivir de un modo tan estrechamente vinculado a la creación es porque en mi caso escribir ha sido y sigue siendo una necesidad vital. Cuando digo que la vida y la obra están entremezcladas es porque hacer y hacerse son las dos caras de una misma moneda..." (José Luis Sampedro, entrevista del Taller de literatura de Caja Madrid)

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orque escribir es vivir, decidí dar riendas sueltas a la escritura no científica, no histórica. La oportunidad me llegó cuando el buen y querido amigo Rafael Ovalles me solicitó que escribiera un monólogo para teatro sobre Minerva Mirabal. Me sorprendió el pedido, pero asumí la solicitud como un reto. Investigué sobre la vida de la heroína, hice entrevistas, leí todo lo que se había escrito y nació el monólogo “¡Yo soy Minerva! Confesiones más allá de la vida y la muerte”. Antes de publicarlo quise, por respeto a la familia, que Minou y Dedé conocieran la obra. Me dieron su bendición. La obra fue puesta en escena en el año 2002, obteniendo en el 2003 el premio Casandra como Mejor Obra de Teatro y Edilí obtuvo el de Mejor Actriz. Paralelamente publiqué el libro que contenía todo el proceso de investigación y el monólogo literario in extenso. Más de una década después, la obra y el libro todavía tienen vigencia. Diversos colegios del país han montado la pieza teatral, o han tomado el libro como lectura obligada para sus alumnos. Ha sido llevada a Cleveland, Philadelfia y New York, y todavía se presenta en el país. El libro lleva más de 6 ediciones y todavía me siguen pidiendo ejemplares. Minerva me dio la oportunidad de abrir mi horizonte como escritora. Tanto es así que todavía quiero seguir escribiendo monólogos para teatro. Pero lo más interesante ha sido que los jóvenes han visto que la historia no tiene porqué ser aburrida, pero especialmente que la historia es parte de nuestras vidas. En febrero de 2007 presenté en el Barrio Chino el libro “De donde vengo”, que es una autobiografía existencia, un testimonio de una mujer dominicana producto de dos culturas. La presentación fue sui géneris. Se hizo en plena avenida Duarte, en el corazón del Barrio Chino. Solicité a los que me acompañaran que se vistieran de rojo, o que utilizaran una vestimenta china. Fue hermoso ver ese mar rojo que hicieron los amigos y familiares que acogieron el llamado. Escogí la fecha en la celebración del año nuevo del calendario lunar. Se adornó la tarima con globos rojos y dragones. Antes de iniciar el acto, los tambores anunciaron el baile de dragones y leones que anunciaban con sus movimientos la llegada del año del cerdo. El grupo Editorial Norma publicó la obra y Andrés L. Mateo me hizo el honor de escribir un hermoso prólogo. Estos libros abrieron las compuertas de mi tránsito hacia otra dimensión: la escritura de lo que siento. Sin abandonar mi condición de historiadora, porque es parte de mi ser, escribir desde los laberintos extraños e impredecibles del corazón ha sido una de las más gratas experiencias. El abrir esa compuerta supuso sorpresas. Algunos lectores, y amigos también, no lo han entendido. Pienso que este nuevo camino emprendido ha sido el fruto de mi crecimiento y madurez como mujer. Ha sido parte del aprendizaje de que la vida es algo más que conocimientos, y que la sabiduría no es información, sino saber vivir. Completa, a mi juicio, dos facetas de la existencia, razón y corazón. Nos vemos en la próxima. mu-kiensang@pucmm.edu.do sangbemukien@gmail.com @MuKienAdriana


Aporte

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LOS LETRADOS Y LA NACIÓN DOMINICANA

MIGUEL ÁNGEL FORNERÍN

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l de la nación es un relato construido por los letrados. Aunque se puede materializar en el territorio, distinguir en la lengua, o en la religión y en el origen ético, la nación no tiene una verdadera concreción. Lo que tenemos de ella son los discursos, las fuerzas y los operativos del Estado. El discurso de la nación es múltiple, ni ella tiene esencia ni la unidad la determina. La Historia como metrarrelato legitimador es un medio del que se vale la construcción nacionalista para reafirmarse, para legitimarse. La nación es una identidad que apela a la unidad, y muchas veces reniega la diversidad que la funda. El nacionalismo, por otra parte, es un discurso sobre la nación y es un accionar de clase, de ideologías y de poder. El nacionalista busca imponer el discurso de la unidad nacional por encima de los valores, de las clases, de los sujetos: el poder del nacionalismo es su propia operación y su deseo de dominio. Es por estas razones que el discurso nacionalista es diverso, variopinto y, muchas veces, misántropo. El nacionalismo y la política se encuentran como forma de dominación, de control del Estado, y también de intervención en toda producción simbólica. De ahí que sean la literatura y la Historia dominios letrados donde se despliega la ideología y las operaciones nacionalistas. En el caso de la República Dominicana, los discursos sobre la nación son cada vez más dignos de ser estudiados. Mirarlos es viajar en la Historia. El nacionalismo duartista que funda la República en 1844, como separación de Haití, es un proyecto hacia fuera y hacia adentro: hacia afuera para separarse económicamente y políticamente de sus vecinos del Este. Las clases hacendadas y comerciales del lado oriental aceptaron como un hecho a cumplir la invasiónhaitiana de 1822, que fue un hecho de fuerza de otra comunidad soñada. La acción hacia adentro la realizaba de la pequeña burguesía comercial contra el conservadurismo hatero. Se enfrentaron la modernidad política liberal y el tradicionalismo que no creía en que la media isla se podía mantener independiente sin la protección de una potencia extranjera. A esos era a quienes Duarte llamaba los enemigos de la patria. Fue también el Padre de la patria, el demócrata más radical. No realizó acciones contra Haití por razones de raza, lengua o religión, sino por el convencimiento de que Haití era una nación y la República que el fundara era otra. No veía posibilidad de fusión entre ambas. Por eso entendemos que Duarte es el fundador del nacionalismo dominicano. El primer nacionalismo, que no tenía como esencia ni la lengua ni la raza, sí la religión católica. Pues esta ya estaba en el juramento de los trinitarios. Todo nacionalismo antiimperialista y separatista con Haití es duartiano y fundacional. Luego de la independencia se fue acumulando otro nacionalismo dominicano que funda la idea de la República en contraposición de Haití y, a mi manera de ver, con un componente de diferencia racial y lingüística. Quien mejor perfila estas ideas es José Gabriel García. El llamado padre de la Historia recoge el culturalismo de su época para agregar al nacionalismo dominicano unas esencias problemáticas: la lengua y la raza. García fue de los que apoyaron la anexión y a Pedro Santana, como una forma de conservación por parte de la clase hatera del poder del Estadio, mediatizado por la presencia española. Fue el intento de conservar un poder desde una posición servil. García atacó a los héroes que se levantaron en el Cercado contra el dominio de España y los acusó de agentes haitianos. El nacionalismo que se destila en la historia de García, se instaura como un nacionalismo defensivo, racialista, hispanista y católico. La lengua, la raza, y el origen hispánico comienzan a funcionar como esencia de la nación dominicana. El problema es que esas construcciones es que invisibilizan la diversidad cultural, étnica, racial y religiosa en que se desarrolla en su carácter de comunidad mestiza la dominicanidad como relato diverso. Declara falsamente un país blanco y los eufemismos

JOSÉ GABRIEL GARCÍA

AMÉRICO LUGO

Manuel Arturo Peña Batlle

Joaquin Balaguer

parece llevar el vacío de la realidad: somos una comunidad mulata, pero nos llamamos blancos, “indios” o trigueños. El racialismo nos lleva al prejuicio de creernos lo que no somos, al bovarismo. El nacionalismo de Américo Lugo en la coyuntura de 1916, como reacción a la intervención estadounidense, era un nacionalismo como el de Duarte. De esta suerte era del de García Godoy, pero ya en este último el racialismo que propaló García había adquirido el biologicismo positivista de H. Spencer, de que el negro era una raza inferior y poco había aportado a la construcción de la nación. Para Américo Lugo, los dominicanos eran parte de una nación de tradición hispánica y retoma el arielismo que antepone las fuerzas de Ariel a la de Calibán, como una lucha entre los anglosajones y los latinos. Ese discurso es débil, ayudaba a plantear una diferenciación entre los invasores y los dominicanos. Y es problemático porque las clases dominantes tomarían el hispánico como una forma de separación de las élites con el pueblo negro y mulato. Y convertirá a Haití como el otro “negro” y hará invisible a los negros, a la negritud y a las tradiciones dominicanas de origen africano. Al final de su vida, Manuel Arturo Peña Batlle le da un vuelco al nacionalismo dominicano, él había tomado el nacionalismo fundacional de Duarte en la coyuntura de 1916-1924 como lo hizo Lugo y más tarde pasó a convertirse en un experto en temas de la frontera y estudia el origen de Haití en la isla de la Tortuga. También intenta estudiar el Estado haitiano en un libro inconcluso. Peña Batlle es parte del despliegue nacionalista que busca aminorar la presión contra Trujillo por “el exabrupto” de la masacre de 1937. Como defensor del trujillismo, toma

todo el referente cultural para construir otro nacionalismo defensivo, esta vez, no contra las invasiones militares haitianas, sino contra la penetración pacífica de braceros. La carta a Mañch y a la visita de Trujillo a España potencializan y describe esta deriva nacionalista que une territorio, lengua, raza y pasado hispánico como esencia de la nación y designa al haitiano individual y al Estado haitiano como enemigos de la patria. De ese discurso, que se construye con Peña Batlle como figura revisora más importante, viene el de Balaguer (La Isla al revés) y el de Luis Julián Pérez, así como otras revisiones más actuales. La nación necesita de intelectuales que sirvan como pitonisas, voces agoreras, filtros ideológicos, reformulaciones de despliegues políticos en los que las clases dominantes manejen sus intereses frente al Estado haitiano. Las apelaciones al pasado, a la raza, a la religión y a la lengua son discursos de oposición, formas de dominio en que las élites políticas buscan reforzar su poder. El problema de ese discurso es que se quiere vender como unitario, verdadero, como parte de la construcción de una comunidad soñada que es, en verdad, muy diversa. Frente a un Estado que hace de su desorden la manera más conveniente para su operación, es el intelectual quien llena con su discurso el vacío del nacionalismo de Estado.

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Sábado 17 de agosto de 2013

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HOY

Prudencia con la revisión del Código Laboral

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OFELIA BERRIDO

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l primer código laboral elaborado en República Dominicana fue el de 1951. Fue revisado y reelaborado en 1992 por una comisión tripartita dirigida por los expertos Rafael Alburquerque, Lupo Hernández Rueda y Ray Guevara. El mismo tiene el mérito de ser el primer código consensuado de América Latina y constituyó un avance de gran importancia en el orden legislativo. Respecto al tema, hace unos días leímos en la prensa nacional que se procedería a una nueva revisión: el asunto luce lógico, considerando que ya tiene veintiún años de existencia y que toda normativa debe actualizarse cada cierto tiempo para modernizarla. Confiamos que los resultados finales de las nuevas discusiones no vulneren los derechos adquiridos y que los cambios sean para beneficio mutuo de los empleados y empleadores. Este deseo surge del análisis de los siguientes puntos: primero, a nuestro país le ha costado mucho tiempo, dedicación y esfuerzo lograr jurisprudencias justas para todas las partes, incluyendo la defensa de los más vulnerables; segundo, existe un estado de insatisfacción social mundial por la crisis económica que afecta no solamente a Latinoamérica sino a Norteamérica y Europa. Estas vicisitudes han provocado un descontento que se ha venido expresando con movimientos sociales multiplicados por el moderno sistema de redes, y finalmente, es notorio el hecho de que esta inestabilidad económica y social ha cambiado la forma de actuar de países como el nuestro, tradicionalmente pacíficos. República Dominicana no es la misma de antes, su gente no piensa ni actúa igual; el carácter de la nación se ha envalentonado. Las cosas han cambiado y debe pensarse bien antes de tomar decisiones que quizás no sean las más prudentes o asertivas. Debemos tener pendiente que las leyes de este Código han surgido, entre otras cosas, para mantener la paz social a través del uso de la justicia y la humanidad. Los pueblos de Occidente se encuentran expuestos a una situación peculiar y la gente está confusa: quieren paz, pero a cada instante se sienten violentados por todos los frentes; el desempleo campea y los salarios de aquellos que trabajan se encuentran estáticos o aumentan poco, mientras, el costo de la vida aumenta; la violencia social se de-

sarrolla y la gente se siente desprotegida. Con todo ello, surge el miedo que despierta los más fuertes instintos de autoprotección. Ante esta situación todo es posible…. ¡Evitemos que nos afecte más de lo debido el caos global! Usemos los instrumentos precisos, respetemos las convenciones y los derechos de todas las partes. Uno de los argumentos que menciona la noticia como justificación de la revisión del Código es el hecho de que la disminución del gasto laboral podría aumentar la inversión extranjera y con ello aumentar la cantidad de empleos disponibles. Para entrar en esta materia recordemos que los salarios son costos de la mano de obra, y por tanto, son parte del costo de operaciones de las empresas; o lo que es lo mismo, forman parte de la inversión misma. En este orden, no olvidemos que la Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha creado reglas o estándares para evitar que las empresas, sobre todo las multinacionales, quieran cubrir cualquier desventaja competitiva en el mercado global disminuyendo el costo laboral. Estas leyes con soporte internacional buscan evitar que las multinacionales ejerzan el “dumping social”: término utilizado cuando se pagan salarios más bajos de lo aceptado con el simple objetivo de lograr mayores márgenes de ganancias. Por otro lado, en el documento de trabajo “Crecimiento y empleo en República Dominicana: Opciones para un crecimiento generador de empleos” realizado por U. Abdullaev y M. Estevao (2013) para el Fondo Monetario Internacional se hace notar el carácter divergente del desempeño reciente de nuestro país en materia de crecimiento, mostrando que el alto crecimiento del producto y los altos incrementos de la productividad se han concentrado en pocos sectores; además, hace hincapié en que los puestos de trabajo que se crean tienden a ser de baja calidad. Como puede verse, insistir en reclamar una revisión del Código que afecte de forma negativa el aspecto del costo laboral no es la ruta ideal hacia el crecimiento y desarrollo que necesita nuestro país. Sabemos que los sueldos y salarios dependen de la oferta y la demanda, de la antigüedad de los empleados, de las negociaciones colectivas, de la complejidad de los puestos y de las tendencias del mercado, entre otras variables de importancia, y todo eso está bien. Pero estamos a la expectativa de que no se pretenda revisar el Código de Tra-

bajo para facilitar la inversión con márgenes exagerados en base a salarios bajos. Esto solo origina una fuerza laboral débil, desmotivada y no comprometida. A corto o largo plazo bajará la productividad y la calidad de los productos se verá afectada. Debo aclarar, que no se desea que los salarios se conviertan en un alto porcentaje de la utilidad bruta de la empresa, evitando la rentabilidad. No, no se trata de que los salarios constituyan un porcentaje anómalo del beneficio bruto, es decir, que se transformen en algo exagerado e ilógico. Pero es importante hacer notar que es la productividad y no los salarios lo que generalmente influye en el costo. Lo que se quiere evitar es la llegada a nuestras playas de empresas inescrupulosas. Se busca impedir que se fomente de forma indebida la entrada al país de firmas internacionales o multinacionales que nos elijan como el lugar ideal para realizar sus inversiones por el hecho de que somos un país que carece de reglamentos que protejan a nuestros empleados, a nuestro medio ambiente y a las empresas locales. Se trata de buscar fórmulas donde todos salgan ganadores. La tendencia actual de los países del Primer Mundo es la de desarrollar políticas y estrategias en defensa de las empresas locales; la de enriquecer sus regulaciones laborales, y la de crear y mejorar la protección medioambiental. Estos tres renglones van de la mano con el progreso económico de un país. Nosotros no podemos volver atrás y eliminar logros que han costado tanto y que se encuentran convertidos en palabras de peso legal, por eso le pedimos a los encargados de este importante trabajo: ¡Prudencia con la revisión del Código Laboral! Somos un país que busca y lucha por afirmar el orden institucional a medida que crece… y queremos que cuando los inversionistas extranjeros evalúen los factores económicos, políticos, legales, culturales y estratégicos de la República Dominicana se decidan a favor de nuestro país. ¡Pero queremos inversión extranjera de calidad!: empresas éticas y socialmente responsables que sumen valor. ¡Qué vengan y se desarrollen a plenitud!, pero a cambio de empleos con compensaciones y beneficios justos, respeto a nuestro medio ambiente y a nuestra cultura y un trato digno a los hombres y mujeres que elijan sus empresas para trabajar.


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Sábado 17 de agosto de 2013

“Trujillo…su último Año Nuevo”

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FERNANDO CASADO

HOY

vanza discreto hacia Abbes. Lo ha ubicado, de pie, en un ángulo apartado del tumulto fiestero… no hay nadie a su alrededor… no es extraño.

Hiriente… el veneno salpica el rostro del maestro: “Llegó la medianoche y la multitud se arremolinó en torno a Rafael Trujillo y su familia para felicitar. Sin saberlo, estábamos compartiendo el último Año Nuevo del dictador y su familia en el país”. “Aún después de las felicitaciones y haber seguido la fiesta, nadie daba señal de tener conocimiento sobre el espectáculo nuestro. Hablando con Lilín Díaz, quien había sido designado ‘maestro de ceremonias’, traté en vano de persuadirlo para que fuera hasta donde estaba Johnny Abbes para informarle que estábamos ahí, desde las cinco de la tarde,… ¡Un 31 de diciembre! Lilín me evadió, argumentando que más bien al director de la orquesta era a quien le correspondía hacer el intento de presión en ese sentido”. “Largos minutos transcurrieron en este intercambio de ideas y declinaciones de responsabilidad. Tanto Lilín como yo sabíamos las implicaciones que sobrevendrían si el acto resultaba fallido. Finalmente, armado de valor, salí en busca del funesto coronel por entre toda la multitud. Allí estaba él, como siempre, ¡cigarrillo en mano! Para ser más funesto, vestido entero de negro”. —“Coronel, excúseme, el show de Radio Caribe está listo. Estamos allí detrás y no sabemos a qué hora podemos entrar. Nos han enviado desde las cinco de la tarde”, le dije sin reservas. “El coronel fumó… fumó otra vez, y revoloteando el cigarrillo en la boca con gestos anormales, me preguntó sarcástico ‘¿desde qué hora dijo usted que estaban ahí?’. Sin dudas ya sabía lo que venía, y lacónico contesté ‘desde las cinco señor’”. “Después de varias fumadas más, y nuevos gestos propios de personas anormales, tras del humo me disparó tan certero como desagradable ‘¿Qué le parece si yo le digo que ahora van a estar hasta las siete de la mañana?’”. “Me retiré indignado, pero no vencido aún. Todavía quedaba otra alternativa: Angelita Trujillo. Dispuesto a todo, fui hasta donde ella estaba y le conté la historia completa: sin comer ni beber nada desde las cinco, sin que se nos tomara en cuenta, la indecisión que tuvimos para hacer saber que allí estábamos, la respuesta del coronel… y una súplica para que nos resolviera esa situación”. “Pocos minutos transcurrieron antes de que Abbes García viniera a decirme, como en venganza y para ponerme en apuros: ‘OK, el Jefe quiere ver los artistas ¡AHORA!.. Tienen 5 minutos para comenzar’”. “Si quien esto lee piensa que montar en la tarima una banda de 20 músicos, correctamente afinados, con un orden estructurado para 5 artistas y sus respectivas canciones es imposible en solo CINCO minutos… tiene razón en pensarlo”. “Pero todo eso, y aún mucho más, había que hacer, sin alternativas, durante la Era de Trujillo”. (RS. Letra y Música). Desde el bullicio, Solano es una ola que se vuelca hacia nosotros. Su semblante luce pálido, alterado, inusualmente descompuesto: —“¿Qué pasó?, Fello”. —“C… este hombre me ha salío de atra’ pa’ lante”. Titubea intranquilo… al instante, se vuelve y retorna al tumulto de la fiesta. Su prisa delata el resquicio de una salida… Atrevido y riesgoso… Hay un Solano que no conocemos… Gustaba importunar el hogar de Nandy Rivas. Era más que su gracejo carismático y su inteligencia alegremente encendida. Confieso mi presencia interesada. Siempre decoraban su afectuosa “estampa familiar” con la delicia inolvidable de un “exclusivo” dulce casero. La alegría afectuosa de mamá Barbour, contrastante con la seriedad paternal de don Rivas, delataban su blanco mantel de familia antigua. Contrastante con el falsete estridente del tigueraje atrevido del talentoso “solmeño solitario”. Nandy, decididamente negado, se había

ocultado sin enterar la familia. Desafiaba la agresiva rudeza de aquella dictadura acorralada. El izquierdismo bronceaba la piel de su generación rebelde; de azoteas enfurecidas y que incendiara en llamas el asco repugnante de una vociferante Radio Caribe. Más que radicalismo ideológico, el pudor generacional transpiraba las grimas de las cárceles desnudas, el grito y la desesperación sin lágrimas o la sonrisa desafiante ante la tortura, decididos a amanecer de soles el salitre sollozante y el oscuro malecón apocalíptico. Rivas conocía desde travesuras y zambullidas en “La Playita”, los entuertos y cavernas del arrecife costero de aquella “Ciudad Nueva” de historia y personajes. Aquel barrio de decencia orgullosa, recostando un “matadero” de tripas a un mar domador de tiburones, dentelladas de arrecifes huracanados y vergas de bambúes pescando el horizonte. De nombres y apellidos que encanecieron el béisbol en el oleaje enmohecido del Memphis, mientras se ahogaba el mal tiempo de la vida. No eran secretos para la muchachada del “mondongo”… ni las cloacas que orinaban indiscretas la sonrisa rompiente de la costa…ni el hogar lluvioso de las golondrinas: --“Decidí… C… ejcondeme y no i’… no jod… Dede la’ cinco me metí en una cueva que hay en el farallón, por lo’ frente del Hotel Napolitano. Preferí pasa’ Año Nuevo ahí metío… tranquilo, mirando el mal, que i’ a cantaleteale a ese xxxxx… cuando sonaron lo’ cañonazo’ salí…. Pasaban de la’ doce cuando volví a casa”. Horacio descolgaba su tiempo, cuando sonó alarmado el teléfono. Una angustiada mamá Barbour indaga temerosa… El escalón de las horas cargadas de amarguras… aquella “ausencia” enferma de angustia tenebrosa… acobardada de impotente desesperación… —¿Horacio, miijo, tú sabe’ por dónde ej que anda Nandy? Ante la “sospechosa” tardanza, el SIM planta el drama en su puerta… Los “toques” irrespetuosos desbocan la intranquilidad… Su violencia no sabe sonreír. Horacio se lleva mil latidos de madre en el bolsillo amargo de la angustia. El silencio ha inventado una silueta punteando solitario una guitarra. La impotencia… detrás del de-

corado a cuadros de la chaqueta solmeña: —“Melliso, ¿lo’ Solmeño ‘tan completo?”. —“Oh ‘Ch’… mira, Rafael y Tito ‘tan ahí… pero Nandy no aparece… —“Mejol que apareca… polque fue la doña que me mandó a desile’… el Jefe quiere el chow ya…”. —“Pero yo toi’ aquí”. —“No, nono’… e’ losolmeño’”. —“…. ¡Cinco minutos para comenzar!”. Escucho el tono urgente de Solano… —“Fernando, corre… sal tú alante’… corre… sal….sal…”. Se lanza precipitadamente en la banqueta, suelta las palomas sobre el piano… y grita roncamente… —“Confundidos…Confundidos”. Pétalos y notas… la voz transita como si fuese ajena. Miro de reojo los atriles… —“Quizás… tú no me quieras tanto como yo a ti…”. Veo a Trujillo cercano al piano de Solano. Le habían ubicado junto a la orquesta. Más que disfrutar, luce un tolerante observador insensible. Noto la precipitación rebuscando partituras, la prisa comprometida tratando de ensamblar el acompañamiento en el camino. Me alcanza su abrazo tranquilo. Arribo al puerto… manejo una inclinación… y deserto… dejando abandonados los aplausos. Escapo, sin esperar testigos. Me sumerjo en el árbol apagado de la noche huérfana de villancicos y pesebres, buscando a tientas el camino de respeto a mi propia vida. Llego al caliche polvoriento de la Gómez, cercenada por el Aeropuerto. Comienzo a bajar acompañando el eco de mis pasos en medio del silencio chisporroteante de mi conciencia amordazada. Doblo y repaso los sueños dormidos de la Universidad y llego, al fin, al entorno del “Hispaniola”. Subo a un vehículo para regresar del drama… el momento más tranquilo de esa noche… Me siento junto a mí mismo… No estoy cansado… Mi cansancio, mis sueños… esperanzas… son otros. Horas hace que volaron las campanas… No volverá a escucharlas… No hay Navidad en el Infierno…

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Sábado 17 de agosto de 2013

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HOY

Domingo Liz maestro del arte que se marchó pero permanece como creador inolvidable

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DANILO DE LOS SANTOS/ MIEMBRO DE ADCA/AICA

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omingo Liz (Santo Domingo, 1931), mereció en el 2008 el Premio de Pintura de la Fundación Corripio, y en el 2012 el Premio Nacional de Artes Plásticas que otorga anualmente el Estado dominicano. Fue elegido a unanimidad por un jurado que tomó en consideración su trayectoria, su ardua labor artística y versificada y por la creación de imágenes paradigmáticas en las que resalta la identidad cultural. “Es el único artista plástico reconocido como maestro en dibujo, escultura y pintura”. Además, maestro de largo ejercicio docente en la Escuela Nacional de Artes Plásticas y en la Universidad Autónoma de Santo Domingo, resultando un orientador decisivo de jóvenes vocaciones y un teórico del pensamiento estético relacionado con la creación histórica de las artes dominicanas. El maestro Liz se vinculó a la primera generación de egresados de la Escuela Nacional de Bellas Artes, cuyos docentes -dominicanos y europeos- fueron encabezados por el escultor español Manolo Pascual. Además se vinculó al pintor moderno Jaime Colson, cuando este maestro dominicano retornó al país a inicio de la década 1950, ejerciendo una marcada influencia estética en el dogma clasicista, cubista y del neohumanismo, sustentado en la racialidad antillana, por consiguiente criolla, dominicana y mulata. Pese a la influencia estética colsoniana, revelada en contadas obras de tal nexo, Liz manifiesta una personal autonomía constatada en su obra pictórica más difundida: “Caballos”, oleo/tela del 1951; autonomía en las cromatizaciones y el tema que incluye un muchacho junto a tres jamelgos se completa con un horizonte paisajístico de árboles y montañas. A partir de la década 1950, prontamente Liz se desplaza como un dibujante también autónomo, creando un estilo escritural concentrado en términos de caligrafía filigrámica que de diversas maneras asumen la racialidad mulata en redondos niños, cabezas de mujeres y famélicos pescadores desnudos. Mas, al pintor y al dibujante infundido por la interioridad se suma el escultor Liz, encontrándose en nuestra historia del arte moderno a un creador potenciado con la excelencia en los tres campos o manifestaciones plásticas. Domingo Liz “nos hace pensar hacia adentro” –escribió Suro- preocupado por trabajar y desarrollar una idea que tenga como fin específico la creación de un espacio propio “(…) Para muchos críticos”. (…) es un caso singular no solamente en la escultura dominicana, sino latinoamericana (…) Liz tiene un concepto muy claro de la forma y del espacio (…) También cuando habla de arte, esa misma claridad les manifiesta. En este tenor lo que expresa Liz: Todo verdadero artista tiene que echar raíces profundas en su medio. Cuando el artista es sincero, aun en las más altas expresiones del arte abstracto se producen por una conjunción de la personalidad interna (su manera peculiar de percibir y concebir) y lo que queda es una percepción aguda y analítica de la naturaleza y la vida que le rodea. Desde sí mismo como habitante socializado en la ciudad capital del país, marítima y con emblemático río, Domingo Liz se sustrae a unas fuentes específicas de condición racial y entorno, interpretando con peculiar poética un discurso personal y, por extensión nacional de desahogo creativo, introspectivo y extropectivo en la espacialidad, formas y campos expresivos. Se da una estrecha relación inadvertida, pero que debemos ponderar entre sus dibujos, sus esculturas y sus pinturas, producidas las unas y las otras en diferentes fases. Pese a su abandono de la obra tridimensional como preferencia las interrelaciones se dan entre 1955-1975, con excepción de alguna escultura, en este caso la monumental obra que honra a los luchadores antitrujillistas caídos en aras de la libertad dominicana. Cuando sustentamos las relaciones entre

Domingo Liz

los tres campos expresivos que elevan la maestría de un artista que lleva consigo una vida interior austera, concentrada, profunda y vertical fuera de su placer por el logro de su trabajo, no es difícil descubrir vínculos entre las redondeces de sus sujetos bidimensionales y sus tridimensionales “orígenes”, o entre sus personajes alargados de los dibujos y sus tallas longitudinales. Incluso sus obras geométricas del 1958: “Cabeza” (bronce) y “Composición” (caoba) tienen relación con “Rostros” (mixta/papel s/f.), ejecutado en sepia sobre fondo rojo. Habrá que examinar el repertorio creativo de Domingo Liz para atar relaciones y sincronías en una producción ensanchadamente circular como las ondas de un Ozama, estremecidas sus aguas por algún lanzamiento. Frente a esta vía fluvial y situada su morada en la altura de una ladera frontal y distante, nuestro artista pluridisciplinario echaba la mirada constantemente, la cual se iba al otro lado donde estaba ubicada “La Ciénaga”, la barriada marginal, multihabitacional y poblada sin censo alguno, pero transfiriendo una alucinación que no dejó de ser azul en la dicción de un pintor en papel y telas donde el ludismo risueño y transparenciado había aclarado gamas que entendíamos como libre acopio de nuestra Bandera dominicana. En este caso citamos su producción expuesta como integrante del Grupo Proyecta, fundado en 1968, proclamando el principio del arte por el arte como único compromiso de la creación. La producción de Liz se extendió por más de 60 años de labor inagotable, e autoimpuesto por encima de otros quehaceres familiares, fraternales, militantes y de servicio docente. Artistas entrañable e iluminado, tal vez es imposible compendiar todo lo hecho como dibujante, escultor, pintor y teórico de escritura crítica. Cuando le fue comunicado el otorgamiento del Premio Nacional de Artes Plásticas 2012, su alegría fue de sol y sueño sin despedida. Físicamente se marchó el 14 de febrero 2013. Espiritualmente se quedó como artista inconfundible, creador interiorizador, maestro ejemplar en la plenitud de la edad donde su amor fructificó con extensión filiar obras admirables y antológicas. La celebración de la Bienal Nacional de Artes Visuales correspondiente al presente 2013 está dedicada a su memoria, conllevando una exposición que antologa sus obras pertenecientes a la colección estatal del Museo de Arte Moderno y de varios coleccionistas. Es una exposición de la memoria creativa del gran maestro que fue Domingo Liz y que seguirá siéndolo, aunque nos reservamos la duda de que alcanzará la justa dimensión histórica que debiera retratarle. El apresuramiento para organizar una muestra-homenaje es la razón de la duda metódica y ojalá nos equivocáramos.


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