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Areíto

Zona de la Cultura y de las ideas

www.hoy.com.do Editor: Bavegado Diseño: Carla González SÁBADO 28.09.2013

Cuando la corrupción y demás problemas son

“cultura” Pág 5

Una ‘paideia’ para la nación dominicana

En la República Dominicana, el pensamiento sobre la vida social en el interregno de 1900 a 1930 tuvo como imperativo pensar en una pedagogía de la civilidad. Página 3

Ya nunca será como antes

El eclipse de la figura del padre y la violencia en la sociedad

Pág 2

Thomas Carlyle dijo alguna vez que “el genio es el infinito arte de trabajar la paciencia”. Si bien el talento personal juega un papel fundamental en cualquier área del conocimiento humano, la labor constante e incansable es determinante. Página6

El ARTE EFÍMERO

Desde el ocaso de las vanguardias, el arte ha tenido que reinventarse a sí mismo sin tener que “matar al padre”, porque el padre ya está muerto. No quedaban más academias que derrumbar ni tradiciones que combatir. Página 7


HOY

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Sábado 28 de septiembre de 2013

Zona Areíto Areito

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Miguel Guerrero (Periodista y escritor) Bosch fue un incomprendido, pero su largo exilio lo distanció tanto del país que fue incapaz de entender a la sociedad que él intentó cambiar democráticamente LA GUÍA

Leonardo Boff

LIBROS

El eclipse de la figura del padre y la violencia en la sociedad

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s conocida la crisis de la figura paterna en la sociedad contemporánea. Por su función parental es el principal creador de límites para los hijos e hijas. Su eclipse ha provocado entre los jóvenes en las escuelas y en la sociedad un aumento de la violencia, que es precisamente la falta de consideración de límites. El debilitamiento de la figura del padre ha desestabilizado la familia. Los divorcios han aumentado de tal manera que ha surgido una verdadera sociedad de familias de divorciados. No sólo ha ocurrido el eclipse del padre, sino también la muerte social del padre. La ausencia del padre es, a todas luces, inaceptable. Desestructura a los hijos e hijas, borra el rumbo a la vida, debilita la voluntad de asumir un proyecto y conseguir una vida autónoma. Es urgente reinventar la figura del padre sobre otras bases. Para ello, en primer lugar es de importancia fundamental distinguir entre los modelos de padre y el principio antropológico de padre. Esta distinción, pasada por alto en muchas discusiones, incluso científicas, nos ayuda a evitar malentendidos y a rescatar el valor inalienable y permanente de la figura del padre. La tradición psicoanalítica dejó claro que el padre es el responsable de la primera y necesaria ruptura de la intimidad madre-hijo/hija y la introducción del hijo/hija en otro continente, el transpersonal de los hermanos/hermanas, abuelos, familiares y otras personas de la sociedad. En el orden transpersonal y social prevalece el orden y la disciplina, el derecho, el deber, la autoridad y los límites deben valer entre un grupo y otro. Aquí la gente trabaja, entra en conflictos y realiza proyectos de vida. Por esta razón, los hijos/as deben demostrar seguridad, valor y disposición a hacer sacrificios, ya sea para superar las dificultades o para lograr algún objetivo. El padre es el arquetipo y la encarnación simbólica de estas actitudes. Es el puente hacia el mundo social y transpersonal. El niño, al entrar en ese mundo nuevo, debe poder orientarse por alguien. Si le falta esta referencia, se siente inseguro, perdido, sin iniciativa. Es en este momento cuando se establece un proceso de importancia fundamental para la psique del niño con consecuencias para toda la vida: el reconocimiento de la autoridad y la aceptación de los límites, que se adquiere a través de la figura del padre. El niño viene de la experiencia de la madre, del regazo, de la satisfacción de sus deseos, del calor de la intimidad en el que todo es seguro, en una especie de paraíso original. Ahora, tiene que aprender algo nuevo: que este nuevo mundo no prolonga simplemente el de la madre; que en él hay conflictos y límites. Es el padre quien

conduce al niño a reconocer esta dimensión. Con su vida y su ejemplo, el padre aparece como portador de autoridad capaz de imponer límites y establecer responsabilidades. Es propio del padre enseñar al hijo/hija la importancia de estos límites y el valor de la autoridad, sin los cuales no ingresan en la sociedad sin traumas. En esta etapa, el hijo/hija se aleja de la madre, y puede incluso no querer obedecerla más, y se acerca al padre: busca ser amado por él y espera sus directrices para la vida. Es tarea del padre ayudar a superar esta tensión con la madre y recuperar la armonía con ella. Llevar a cabo esta verdadera pedagogía es incómodo. Si cada padre concreto no la asume está perjudicando fuertemente a su hijo/hija, tal vez de forma permanente. ¿Qué sucede cuando el padre está ausente en la familia o hay una familia solo materna? Los niños parecen mutilados, se muestran inseguros e incapaces de definir un proyecto de vida. Tienen dificultad para aceptar el principio de autoridad y la existencia de límites. Una cosa es este principio antropológico del padre, una estructura permanente, fundamental en el proceso de individuación de cada persona. Esta función personalizadora no está condenada a desaparecer. Ella seguirá siendo internalizada por los hijos e hijas durante todo el ciclo de vida, como una matriz en la formación de la personalidad sana. Ellos la reclaman. Otra cosa son los modelos histórico-sociales que encarnan el principio antropológico de padre. Estos son siempre cambiantes, distintos en los tiempos históricos y en las diferentes culturas. Pasan. Una cosa, por ejemplo, es la forma del padre patriarcal del mundo rural con fuertes rasgos machistas. Y otra cosa es el padre de la cultura urbana y burguesa que se comporta más como amigo que como padre y se exime de poner límites. Todo este proceso no es lineal. Es tenso y objetivamente difícil, pero imprescindible. Los padres deben estar coordinados, cada uno en su misión única, para actuar correctamente. Deben saber que puede haber avances y retrocesos, que pertenecen a la condición humana concreta, y son normales. También es importante reconocer que por todas partes surgen figuras concretas de padres que se enfrentan a estas crisis con éxito, viven con dignidad, trabajan, cumplen con sus deberes, muestran responsabilidad y determinación, y así cumplen con la función arquetípica y simbólica para con sus hijos e hijas. Es una función indispensable para que maduren e ingresen en la vida sin traumas hasta que se hagan padres y madres de sí mismos. Es la madurez.

ANUARIO 2012

REARMANDO LA UTOPIA Este libro, cuyo autor es el ya legendario luchador revolucionario Narciso Isa Conde, lleva como subtítulo “Del Neoliberalismo Global al Nuevo Socialismo Mundial”. Es un texto cabezón en el sentido de que rastrea, en 18 largos capítulos, los principales cambios registrados en la humanidad, sobre todo la política y económía, y propone un curso de acción hacia el socialismo. El libro tiene 497 páginas.

Este anuario corresponde al primer año de labores del Tribunal Constitucional de la República Dominicana. Un valioso documento de trabajo que consigna las actividades de esta Corte durante su primer año. Contiene el discurso inicial de su presidente, perfiles biográficos de sus integrantes, una relación de las sentencias, el texto de la Constitución de la República y la Ley 137-11. El Anuario es editado por Adriano Miguel Tejada. Tiene 682 páginas. _ ____________________________________________________________________________

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EL DR. ALCIDES GARCÍA LLUBERES Y SUS ARTÍCULOS PUBLICADOS EN EL PERIÓDICO PATRIA DE 1965

EL GOLPE DE ESTADO. HISTORIA DEL DERROCAMINETO DE JUAN BOSCH Hace rato que Miguel Guerrero traspasó la frontera de periodista a escritor. Sus trece libros así lo atestiguan, incluyendo este que narra la historia de uno de los acontecimientos políticos de mayor trascendencia en la era post Trujillo. En estos días cuando se cumplen los 50 años del golpe de Estado contra el profesor Juan Bosch, Guerrero nos regala la sexta edición de la que ha sido considerada la obra más completa, hasta ahora, sobre las circunstancias que rodearon la aniquilación del primer ensayo democrático después del ajusticiamiento del Tirano. Una obra minuciosamente documentada y adornada con una prosa periodística que permite su fácil comprensión. El libro, de 385 páginas, fue impreso en Editora Centenario.

Como en la vieja tradición periodística, el doctor Alcides García Lluberes escribió su obra histórica en los periódicos. Artículos de gran valor y rica documentación. Constancio Cassá recoge en este libro 13 de esos artículos. Una publicación del Archivo General de la Nación. _ ____________________________________________________________________________

HISTORIA DE CEVICOS El profesor Miguel Angel Díaz Herrera es oriundo de Cevicos, municipio al que dedica este libro. Una obra amplia, minuciosa, cuidada en sus detalles y de un alto valor histórico. De acuerdo a lo que expone el profesor Díaz Herrera, las contribuciones de Cevicos a la historia nacional son amplias y en algunos casos básicas. El libro fue publicado por el AGN.

LA HISTORIA

1803

NACIÓ EL 28 DE SEPTIEMBRE. Prosper Merimée, escritor, historiador y arqueólogo francés. Una de sus novelas más famosas es “Carmen”, en la que se basa la popular ópera del mismo nombre.

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1891

MURIÓ EL 28 DE SEPTIEMBRE. Herman Melville, escritor estadounidense, autor de la novela “Moby Dick”.

1864

1970

NACIÓ EL 29 DE SEPTIEMBRE. Miguel de Unamuno, filósofo y literato español, de la generación del 98, autor de obras como “Niebla” o “La tía Tula”.

FALLECIÓ EL 28 DE SEPTIEMBRE. John Dos Passos, novelista y periodista estadounidense. “Manhattan Transfer” fue la novela que le dio fama y relevancia mundial. _

1547

NACIÓ EL 29 DE SEPTIEMBRE. Miguel de Cervantes Saavedra. La fecha no está contrastada con seguridad, pero se cree que pudo ser ésta la de su nacimiento.

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1924

NACIÓ EL 30 DE SEPTIEMBRE. Truman Capote, escritor y periodista de investigación norteamericano. Autor de la obra “A sangre fría”, en la que relata la historia real del asesinato de toda una familia.


Aporte

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Sábado 28 de septiembre de 2013

HOY

Una ‘paideia’ para la nación dominicana

MIGUEL ÁNGEL FORNERÍN

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omo he dicho anteriormente, los letrados llenan con su discurso el vacío que deja el Estado. Es por esa razón que el aparato directivo de la sociedad necesita intelectuales, pensadores, voces agoreras que impulsen, en la fábrica de las ideas, un pensamiento que module las conductas del ser en sociedad. Todo esto es lo que conforma la argamasa de la coexistencia de una sociedad en la que discurso y prácticas se asocian a comunidad soñada, utopía, mundos imaginarios. Es en la literatura y, específicamente, en la ensayística en donde estos dispositivos pueden ser estudiados de manera más detenida. En la República Dominicana, el pensamiento sobre la vida social en el interregno de 1900 a 1930 tuvo como imperativo pensar en una pedagogía de la civilidad. Los letrados intentaron fundar los valores democráticos y republicanos, en la propuesta de una ‘paideia’ (en griego, “educación” o “formación”, a su vez de, país, “niño”). El término griego lo retomó el alemán Werner Wilhelm Jaeger en “‘Paideia’: Los ideales de la cultura griega”. Significativa es esta investigación porque en sus orígenes fue formulada en el mismo periodo en la Europa de entreguerras. Este trabajo descomunal, publicado por la Universidad Harvard, es una búsqueda del sentido de la educación en el mundo helénico. En la Grecia que aflora como cuna de la civilización occidental y la cúspide de todo origen del saber en este lado del mundo. En este libro se estudia la educación y se plantean ideas muy novedosas como el empleo de la educación para la forja de un carácter, para la construcción de una ciudadanía. En ella participaron obras que hoy son muy literarias y que no se estudian —generalmente— con los fines que hicieron que ellas se constituyeran en libros clásicos para su tiempo. Entre estas obras están “Ilíada” y “Odisea”, de Homero. Tres tópicos sobresalen en ellas: el honor, el valor y la honra. En la primera, el honor, la muerte de Patroclo, la encarnizada búsqueda de la honorabilidad de la oligarquía aquea y la lucha de Ulises por regresar a casa, como la de Penélope por mantener la honra de mujer, hilando y deshilando en su habitación, mientras los pretendientes abusaban del honor del huésped y su hijo Menelao se quejaba por la destrucción de su casa. Los dioses, con la mediación de Afrodita, no pueden olvidar los servicios del buen Odiseo y ordenan a la divina Calipso, que lo tenía secuestrado en una cueva, que deje que el héroe pueda encontrar su destino. La historia es larga e interesante, pero debemos volver a la isla del Caribidis. A la muerte de Ulises Heureaux, las distintas tribus políticas, fundadas en la forma de la economía del Santo Domingo decimonónico, se habían levantado e imposibilitaban la unidad del Estado (Bosch, Moya Pons). El discurso de la ‘paideia’ funciona como una especie de panacea social, lo único que pudiera cambiar las prácticas políticas a favor de la construcción de una nueva ciudadanía. Las propuestas son muy diversas, las lamentaciones muy dilatadas. Comentemos algunas. José Ramón López es uno de los ensayistas más importantes en la descripción de nuestros males, desde que publicara en El Porvenir de Puerto Plata una serie de artículos —posteriormente recopilados en “La alimentación y las razas”, (1896)—. Nadie había puesto a circular, en tan pocas páginas, tantas ideas (como vendría a decir Joaquín Balaguer tiempos después); de igual modo, Américo Lugo nos deja saber la estima que tuvo entre sus contemporáneos; la encuentra de la revista, Letras (1918), por otra parte, nos muestra, a su vez, que la obra de López es apreciada y él es considerado ya como uno de los ensayos más destacados de la literatura dominicana de principios de siglo XX (cabe en estos tiempos reconocer a Ramonina Brea y Andrés Blanco Díaz, quienes nos han dado una ponderación de su obra en importantes investigaciones). Para difundir una pedagogía social dominicanista, López plantea la construcción de cooperativas agrícolas (entiendo que ya las había esbozado E. M. de Hostos) con la novedad de realizar una separación entre el

Federico García Godoy

José Ramón López

Juan Bosch

Joaquín Balaguer

hombre bueno del campo y el “corrompido” de la ciudad. Ciudad y campo, el tema de “Facundo” como civilización y barbarie, se ponía en función cual propuesta de regeneración, de salto a la modernización. Otro letrado que propuso una ‘‘paideia’’ fue Francisco J. Peynado en su libro “Por la inmigración” (1913), pedía una colonización blanca, que debía encontrar a la llegada al país cuerpos saludables para el desarrollo de la República. De tal suerte que del cuerpo bello, fuerte y alimentado de López pasamos a la propuesta del cuerpo saludable y blanco de Francisco J. Peynado. Quien con más ahínco propuso la reforma educativa, y vio en ella una causal de la caída de la segunda República, fue Federico García Godoy en “El derrumbe” (1916). Aparece el deseo de transformación social, y de una práctica política que conformara la nueva polis. También las lamentaciones de la ciudad letrada, que había caído presa de las luchas civiles del Concho primo, quedaban dibujadas con un aliento lastimero en esta obra. Cuitas que constituían el corolario del esfuerzo más portentoso por darle una educación a las élites dominicanas para la construcción social, desde la década de 1870. La literatura dominicana prefigura la inestabilidad del Estado, el dominio de las ínsulas interiores, sobre un centro pensante y productor de signos y símbolos como era la capital. Son muchas las obras en que los letrados afanosamente buscaron presentar los remedios a los problemas de salud política. Si vamos a las más recientes, “Los carpinteros”, de Balaguer, o “Una vez un hombre” de José Enrique García. Pero no olvidemos “Cuentos puertoplateños”, todos los cuentos de la antología “Cuentos de política criolla”,

de Emilio Rodríguez Demorizi, las novelas “La sangre”, “Sangre solar”, de Cestero, y muchas de las obras de Damirón. Estas mismas preocupaciones se encuentran en “Baní o Engracia y Antoñita”, de Billini; la generación del treinta, por su parte, las aborda de otra manera en “La Mañosa” y en los cuentos de “Camino Real”, de Juan Bosch. El tema central de Bosch es buscar una nueva civilidad en un mundo rural que actuaba de forma díscola con el poder central. Los discursos de los letrados atrapados en la ciudad del Dictador están enlazado a ese pasado como el encuentro del hombre providencial que ha podido dominar las ínsulas interiores y plantea una nueva ciudadanía y hasta una nueva política de la civilidad que se encontrará en las clases de “Educación moral y cívica” que se brindaba en las escuelas, en la Cartilla de Trujillo y en los libros de modales como el de Carreño o de María Martínez. La ‘paideia’ social que los letrados conformaron, cual educación para la polis, quedó entrampada en el autoritarismo, que ya López había denunciado bajo Lilís y que plasmaría teóricamente en “La paz en la República Dominicana” (1914). La pedagogía social, una enseñanza para la vida en la ciudad, naufragó con el autoritarismo trujillista; el dominicano confundió el poder del dictador con el orden y hoy anhela una nueva ‘paideia’, que le ayude a afrontar los retos de una sociedad problemáticamente urbana.

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CÁPSULAS GENEALÓGICAS www.idg.org.do/ Por Víctor Arthur

Francisco Manuel de las Heras y Borrero in memoriam

E

l doctor Francisco Manuel de las Heras y Borrero, quien se desempeñaba como vice representante de la Unión Europea en Kampala, Uganda, fue miembro correspondiente del Instituto Dominicano de Genealogía desde 2003 y falleció en la ciudad de Sevilla, España, el pasado 30 de julio. Francisco Manuel nació el 2 de abril de 1951 en la ciudad mediterránea de Huelva en Andalucía, España. Pequeña ciudad, capital de la provincia que lleva su mismo nombre, Huelva aportó en 1492 un gran número de marineros para el gran acontecimiento histórico que constituyeron los viajes de Cristóbal Colón al continente americano. Sus padres fueron Manuel de las Heras y García de la Mata (n. 1907) y María de los Dolores Borrero Gómez, quienes procrearon una familia de tres hijos, Manuel (n. 1945), Jerónimo (n. 1949) y Francisco Manuel de las Heras y Borrero (n. 1951). El padre de Francisco Manuel falleció en Sevilla el 27 de noviembre de 1965 a los 58 años de edad. Hace precisamente 36 años y unos días, el 24 de septiembre de 1977, que Francisco Manuel casó con María Dolores Ojeda Gómez (Mary Loly), en Sevilla, España, con quien procreó a Mariola (Sevilla, 21 de junio de 1981) y Marisol (Sevilla, 12 de mayo de 1986) de las Heras Ojeda. Con las denominaciones de Hera, Heras, de Hera, de Heras, la Hera, las Heras, de la Hera, de las Heras, Lahera y Lasheras, este apellido, de origen castellano, se halla muy extendido por España. El apellido Borrero era realmente Bohr en Austria. Para la época de Carlos V, una familia pasó a España y castellanizó el apellido como Borrero. Tenían como oficio el de acuñadores de las monedas del rey. El apellido Borrero, que significa “ejecutor de la justicia”, aparece en la península ibérica mayormente en Huelva y Sevilla. Francisco Manuel estudió en la Universidad de Sevilla y se tituló como Licenciado en Derecho en 1973. Se diplomó en Genealogía, Heráldica y Nobiliaria en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas del Ministerio de Educación y Ciencias de España en 1974. Fue diplomado en Economía de la Empresa por la Universidad Politécnica de Madrid en 1974. Obtuvo en 1998 el título de Doctor en Derecho por la Universidad de Extremadura, defendiendo una tesis sobre la especificidad jurídica de la Orden de Malta. Desde 1987 fue funcionario de carrera de la Unión Europea, desempeñando diversos puestos en la Dirección General de Empleo y Asuntos Sociales de la Comisión Europea en Bruselas. Desde febrero de 2002 estuvo sirviendo en el Servicio Exterior de la Comisión Europea, llegando a ser Primer Consejero, Jefe de la Sección de Finanzas y Contratos de la Embajada-Delegación de la Comisión Europea en la República Dominicana, permaneciendo en el país unos cuatro años. Luego pasó a Caracas, Venezuela, donde estuvo por espacio de unos cinco años, con las mismas funciones que en Santo Domingo. Más tarde, pasó a Kampala, en el continente africano, donde contrajo la enfermedad de la malaria, que produjo su inesperada muerte en Sevilla, España. En su estadía en Santo Domingo publicó el libro “La Orden de Malta – Un ente soberano sin territorio”, en 2003. Se integró al grupo de genealogistas dominicanos, llegando a participar activamente en el Instituto Dominicano de Genealogía y fue Miembro Fundador de la Academia Dominicana de Heráldica y Genealogía en 2004. Al finalizar sus funciones en el país, fue condecorado en julio de 2007 con la Orden del Mérito de Duarte, Sánchez y Mella en el grado de Comendador. Descanse en paz. Instituto Dominicano de Genealogía

Encuentros

HOY

MU-KIEN ADRIANA SANG

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LECCIONES DE VIDA: NO, NO, NO A LA GUERRA “ES MEJOR GANAR SIN LUCHAR”, SUN TZU “La histeria belicista de un número considerable de ciudadanos estadounidenses no es ningún signo de conciencia ni de madurez. Tampoco lo es la mentalidad de apaciguamiento. El apaciguamiento frente a una potencia expansionista crea una bruma en la que ninguno de los oponentes sabe ya dónde se halla. Y de esta manera, el mundo resbala hacia la guerra...” Arthur Koestler, En busca de la utopía.

L

as palabras que inician esta reflexión fueron pronunciadas por Koestler en 1948 en una serie de conferencias en los Estados Unidos y parecería que fueron dichas ayer. Revolucionario “excomulgado” de la Unión Soviética por su posición crítica frente a los que se alzaron con el poder negando con sus hechos los postulados revolucionarios, se dedicó, una vez pudo salir de la cárcel, a combatir ese régimen desde una posición que el definía de “izquierda”. Se oponía, siendo un crítico de los soviéticos, a la lógica infernal que imponía al mundo la llamada Guerra Fría. Fue un activo militante del Comité Internacional de Rescate y Socorro, a fin de ayudar a los refugiados de los países totalitarios. Arthur Koestler trascendió al mundo no sólo por su reconocida solvencia intelectual, sino y sobre todo, por su singular historia. Sionista primero, militante y dirigente activo del Partido Comunista Soviético, opositor luego, que le valió su apresamiento una vez se pronunciara en contra de las atrocidades de sus antiguos compañeros; luchador en contra de las dictaduras comunistas, defensor de la democracia, y luego, aterrado intelectual que se aísla del mundo. Su sorprendente vida lo hizo convertirse en una de las personalidades más fascinantes del siglo XX. Nacido en Budapest en el seno de una familia judía, vivió sucesivamente en Austria, Alemania, Israel, España, Francia e Inglaterra. Opositor del régimen soviético estuvo preso largos años. Opositor de los regímenes dictatoriales fue condenado a muerte por Hitler y Franco, condenas de las que pudo librarse de forma milagrosa. Su años finales los dedicó a escribir y a combatir las dictaduras, principalmente las llamadas de izquierda. El Cero y el Infinito, una novela autobiográfica, es una de sus obras más conocidas. Una vida activa que culminó con su suicidio en 1983, cansado, quizás, de buscar utopías. Crítico como era, Koestler enfrentó las posiciones no sólo de los dos colosos enfrentados, los Estados Unidos y la antigua Unión Soviética, sino que trató de desmitificar el idealismo guerrerista de muchos jóvenes revolucionarios. Sin embargo, en la dicotomía de la época, Oriente versus Occidente, se alineó en contra de los soviéticos por considerar más nocivo este régimen que el representado por el Occidente capitalista encabezado por los Estados Unidos. Sus reflexiones tenían un tono agresivo. Explicable en las circunstancias en que fueron concebidas. Una de sus posiciones más interesantes fue su posición en torno a las falacias mortales de la guerra, las cuales, hoy, muchas décadas después tienen cierta vigencia en un mundo que vive al borde de una guerra. La dicotomía de entonces, Oriente versus Occidente, capitalismo versus socialismo, se llama en la actualidad, eso dicen algunos, los que mandan, civilización versus terrorismo. Como en los paquitos de mi infancia, indios contra vaqueros, buenos contra malos, unos contra otros, enfrentamientos antagónicos donde siempre los vencedores son los de un lado. Una vez más se utiliza la visión cartesiana de la filosofía para simplificar la vida y la historia. Tomé algunas de las falacias elaboradas por Koestler al calor de las circunstancias de su época. Seleccioné sólo aquellas que pudieran ayudarnos a reflexionar sobre este mundo convulso de hoy, en el cual, al igual que entonces, se utilizan falacias como verdades para ganar espacio y poder. LA FALACIA DEL EXAMEN DE CONCIENCIA. Decía Koestler que las grandes potencias eran incongruentes. Mientras defendían los derechos humanos en una parte, eran los principales violadores de esos preceptos. Francia, por ejemplo, había sido la madre de la revolución burguesa y sin embargo aplicaba el peor de los modelos esclavistas en la colonia francesa de Saint Domingue. Estados Unidos, proseguía, se oponía al uso de la cámara de gas de Hitler, y sin embargo segregaba a los negros. ¡Cuánta ironía, concluía

preocupado! Yo digo, lo mismo sucede hoy. Sólo puedo preguntarme ¿Quién posee el derecho de tener las armas de destrucción masiva? ¿Quién otorga el permiso? ¿Quién? LA FALACIA DE LA ECUACIÓN FALSA. Criticó a los que asumían una posición irracional en contra de cualquiera de los dos polos. Establecía una distinción. Al totalitarismo soviético, al cual llamaba lepra, mientras a la democracia imperfecta norteamericana la definía como la picadura de una pulga. A diferencia de Koestler, que en el laberinto de sus tragedias y dolores personales eligió ante la falsa ecuación, yo no quiero tener que verme en la encrucijada de tener que elegir. Asumo el Occidente como mi modus operandi y mi modus vivendi, porque en él han nacido mis raíces, porque a pesar de sus errores, y ahí coincido con Koestler, ha demostrado ser el sistema más duradero, no puedo dejar de reconocer la diversidad cultural y el derecho que tienen de vivir los seres que asumen y optan por sistemas y vidas diferentes. Los extremistas islámicos que consideran al Occidente como el infierno están tan equivocados como los que de este lado piensan lo mismo del desconocido mundo del Oriente Medio. LA FALACIA SENTIMENTAL. Koestler es duro, muy duro al definirla: “Durante años, escribía, estuvimos aliados con los rusos en la lucha contra el nazismo y ahora tenemos que separarnos, las raíces de nuestra antigua lealtad resultan difíciles de arrancar...” ¿cuál será el sentimiento que hoy debemos defender? ¿Democracia y libertad para algunos o democracia, libertad e igualdad para todos? LA FALACIA DE LA CAUSA PERFECTA. Dice Koestler que sólo “vale la pena luchar por una causa absolutamente perfecta. Y la búsqueda de esa causa perfecta se convierte en una excusa para adoptar una posición inmovilista. La historia no conoce causas perfectas ni situaciones en las que lo blanco se haya opuesto a lo negro...” Me pregunto hoy ¿cuál es la causa perfecta hoy? ¿El control del petróleo? ¿El peligro real, porque lo es, nadie puede negarlo, del terrorismo? ¿Una guerra de civilizaciones, como dijo Huttington? La falacia de la confusión entre los objetivos de corto y largo plazo, la cual, asegura, “es la falacia más peligrosa .” Define los objetivos de largo plazo como “la antiquísima lucha por la reforma, por la justicia social, por un sistema de gobierno más justo. Al hablar de objetivos a corto plazo me refiero a la necesidad de combatir una emergencia inmediata.” Me pregunto hoy, ¿cuál será el objetivo a corto plazo? ¿Osama Bin Laden? ¿Irak? ¿Irán? ¿Corea del Norte? ¿Todos juntos? ¿Para qué combatirlos? ¿Cómo y por qué? ¿Qué pretendemos entonces? ¿Un nuevo holocausto? ¿Acaso no fue suficiente con los judíos muertos durante la Segunda Guerra Mundial por el nefasto Hitler? ¿Acaso no fueron suficientes los muertos de Viet Nam? ¿Acaso no duelen los millones asesinados del dictador Stalin? Quiero un mundo de paz. Ya lo he dicho, no apoyo ni apoyaré nunca causas bélicas en el mundo. Estoy cansada de tener que escribir con tinta roja la historia de esta humanidad que no sacia su sed de sangre, muerte y destrucción. “Solo le pido a Dios que la guerra no me sea indiferente. Es un monstruo grande y pisa fuerte toda la pobre inocencia de la gente.” Gieco, Canción. sangbenmukien@gmail.com mu-kiensang@pucmm.edu.do @MuKienAdriana


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HOY

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Sábado 28 de septiembre de 2013

Doctor Wilfredo Lozano, sociólogo.

Doctor Francisco Domínguez Brito, Procurador General de la República.

Cuando la corrupción y demás problemas son

“cultura”

AMANDA CASTILLO

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on frecuencia escuchamos calificar de cultura cualquier problema social. Es como si todo aquel que no tenga respuesta o explicaciones objetivas ante el fracaso de las políticas públicas encontrara en la noción de cultura la posibilidad de explicar lo inexplicable, “culturizando” conductas disfuncionales de la sociedad. Al calificar de cultura: robar al Estado desde un puesto público, asesinar las parejas o abandonar los hijos. Lo que parece indicar que existe un discurso ideológico que se viene utilizando para postergar la solución de problemas sociales, en especial la corrupción, siendo dramática la desnaturalización del concepto, vaciado de su contenido semántico. Para la antropología, que ejerce la importante función de ayudarnos a comprendernos a nosotros y a nuestra cultura, la noción de cultura es central, junto a las comparaciones intensivas de muchas culturas diversas. Este concepto, claramente delineado por Edwin B. Tylor, primero en reconocerlo en “Primitive Culture,” vol. pp1 Boston 1874. “La cultura o civilización, es ese complejo conjunto que incluye creencias, conocimientos, arte, moral, ley, costumbres, y cualquier otras capacidades y hábitos adquiridos por el hombre en tanto que miembro de la sociedad”. Trabajado el término años después por el antropólogo Franz Boas, quien destacó que cada cultura era una entidad distinta con su propia historia única. Siendo a partir de las primeras décadas del siglo pasado cuando el concepto de cultura, una de las concepciones claves del pensamiento americano contemporáneo, queda más definido, al determinarse que la difusión de la cultura no es un proceso mecánico, igual para todos los aspectos de la cultura, se trata de un proceso complejo sujeto a muchas condiciones culturales, sociológicas y geográficas. El concepto de cultura evoluciona, ya que es producto de diversos pero particulares factores históricos. Entendiéndose por cul-

tura, en particular, el sistema de valores fundamentales de la sociedad. Lo que de manera alguna puede justificar el uso observado del concepto de cultura por ciertos políticos locales con la finalidad de “culturizar” los problemas sociales en especial la corrupción, al pretender que esta pase de ser de uno de los tantos elementos que convergen en nuestra cultura, a una cultura en sí misma, haciendo de una conducta (robar), que puede ser aprendida o corregida mediante la educación y la sanción inmediata, una especie de sistema imperecedero, no transformable a corto plazo, cuando se trata de la transgresión de normas establecidas para el buen compartimiento en sociedad. Hablar de “una cultura” para explicar conductas tiende a desnaturalizar los problemas sociales contribuyendo a desinformar, ya que el discurso “cultural” casi siempre se asocia a un esfuerzo pseudo-reflexivo de los medios de opinión cuando hablan sobre corrupción, acompañado de un velo argumentativo que tiende a justificar la corrupción, como destaca Wilfredo Lozano en La Razón Democrática pp 166, Santo Domingo 2013. Para el pueblo, el término viene matizado por una especie de fatalismo, que se ilustra con una de las alocuciones del procurador Francisco Domínguez Brito, quien al hablar de corrupción dice que: “hay que asumir la cultura del respeto a la ley”. ¿Quién debe asumirla? ¿Gobernados o gobernantes? Como si no hubiese nada que hacer en el presente para hacer cumplir las leyes , porque “el problema de la corrupción” es que “está enquistado en las prácticas culturales del quehacer socio-cultural del dominicano”, lo que equivale a decir que el dominicano es intrínsecamente corrupto. Decir que “la corrupción está enquistada en prácticas administrativas de la cosa pública” es asumir que toda la administración pública es corrupta, y modificar las prácticas pasa por un largo proceso, pues se trata de conductas aprendidas y transmitidas en la socialización, incluso, lo cual es falso, ya que la

conducta anticorrupción se basa en el ejemplo. Los antropólogos culturalistas, en el análisis de los sistemas sociales, tienden a acordar un peso decisivo a la socialización, por la cual los valores fundamentales de una sociedad se transmiten de una generación a otra. Sentando un precedente de moralidad. Pues la moralidad existe en las culturas universales. Ya lo había dicho M.J. Herskovits -Man and His work pp76, New York 1948que existen culturas universales, y que después de todo existe cierto grado de similitud formal entre las más diversas culturas, y destaca entre esas similitudes “la moralidad es una universal, como también lo es el goce de la belleza y lo son algunos símbolos de la verdad”. Y las formas que estos conceptos tomaran son producto de las experiencias históricas particular, y, cada sociedad los manifiesta diferente. ¿Qué nos ha pasado históricamente, que las prácticas morales de nuestra sociedad se han relajado al punto de resultar inexistentes? Pretendiendo un procurador que enfrentemos “el reto de poder transformarnos nosotros mismos (…) me refiero en primer orden a los administradores públicos y en segundo lugar a las condiciones”. Como si una nación fuese un grupo de crecimiento personal y no un conglomerado de seres humanos. ¿Dónde está el papel del Estado y los gobiernos? Incapaces de generar paradigmas de moralidad, educando al ciudadano hacia el bien común, y el respeto a las leyes para el buen vivir en sociedad, sancionando de manera eficaz. ¿Qué querría decirnos Domínguez Brito cuando hablaba de “asumir la cultura de respeto a la ley”? Cuando se trata de una conducta impuesta, permitida y transmitida mediante el ejemplo de la impunidad, brindada por una elite. Despojándonos de la sanción y la educación que generan en el hombre patrones de conducta éticos y morales. Parece olvidar que desde hace unos años los factores históricos y dirigencia política (lo que él llama “cultura de la impunidad” ) no permiten sancionar, errando entre una impunidad endémica a un “laissez faire” agravado, construyéndose una sociedad permisiva al borde del caos. La no aplicación de las leyes emerge como una estrategia política, pues la dirigencia necesita esos espacios de impunidad para enriquecerse. Esto no es una cultura, esto es una ideología orientada a hacer de la corrupción un asunto, esencialmente, del quehacer político. Lozano, ya citado, recuerda que “El discurso ‘culturalista’ pasa así a constituirse en una eficaz herramienta de la elite para justificar el problema y posponer las soluciones” lo que es parte de una expresión del ejercicio del poder, donde la impunidad permite a los dirigentes servirse del Estado mediante el patrimonialismo y la corrupción. Sin consecuencias. Eso no es cultura, eso es perversión política, para ello solo existe la sanción social y la cárcel.

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AREÍTO

Sábado 28 de septiembre de 2013

Literatura

HOY

Ya nunca será como antes T

OSIRIS VALLEJO

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homas Carlyle dijo alguna vez que “el genio es el infinito arte de trabajar la paciencia”. Si bien el talento personal juega un papel fundamental en cualquier área del conocimiento humano, la labor constante e incansable es determinante. Y cuando el talento y la paciencia coinciden en un mismo individuo, no podemos esperar menos que una auténtica obra de arte. A propósito de paciencia y talento, desde hace unos años ronda por los predios culturales latinoamericanos el nombre del escritor Rubén Sánchez Féliz, quien el año pasado obtuvo simultáneamente los premios Letras de Ultramar de novela, con Un cuarto lleno de anguilas y de cuento, con Ya nunca será como antes. Ya había obtenido el mismo Letras de Ultramar de novela en el 2010, por su obra Los muertos no sueñan, y poco antes varios premios Funglode en un mismo año. Quienes desconocen el proceso de formación como escritor de Sánchez Féliz seguramente habrán reaccionado con sorpresa por su virtual omnipresencia. Y, precisamente, en Ya nunca será como antes hallamos algunas claves de quién es, qué escribe y de qué fuentes literarias e intelectuales se nutre el escritor. Antes de emerger como el laureado autor en que se ha convertido, Sánchez Féliz ya tenía por lo menos una década nutriéndose intelectualmente y labrando minuciosamente su obra. Eso explica, en cierto modo, por qué sus narraciones tienen ese aire de paciente rigurosidad en que el autor opta por adentrarse en universos subyacentes de la literatura, lejos de los complacientes fuegos artificiales que exhibe la llamada literatura light. Ya nunca será como antes contiene diez cuentos breves en que se pone de manifiesto un estilo minimalista, de evidente rigurosidad sintáctica y profundidad conceptual. El libro inicia con un epígrafe del escritor estadounidense Raymond Carver, a quien algunos consideran el padre de la narrativa norteamericana contemporánea. El nombre de Raymond Carver puede serle extraño a mucha gente en el ámbito latinoamericano, o por lo menos del Caribe hispanohablante, pero para entender mejor a Rubén Sánchez y a otros artífices de la narrativa latinoamericana contemporánea, es preciso que sepamos qué tipo de narrador es Raymond Carver. Una característica esencial de la cuentística de Carver es el universo conceptual e ideológico (en su acepción etimológica) que subyace bajo la superficie de la narración de un hecho aparentemente cotidiano y trivial. Por supuesto, este recurso no es nuevo, sino que Carver, a su vez, sigue una tradición que pervive en clásicos como Guy de Maupassant y, especialmente, Antón Chejóv. Un elemento vinculante de la obra de esos autores (Carver incluido), es el requisito de que el lector no se conforme con lo que está a la vista. Y, tras este preámbulo necesario, regresamos a Rubén Sánchez Féliz. Si lees un cuento de Rubén Sánchez Féliz, y al terminarlo piensas que no ha pasado nada, léelo de nuevo. Tomemos como ejemplo el primer cuento, que es precisamente el que da título al libro: Ya nunca será como antes. Se trata de un hombre que tiene cierto conflicto con su esposa y, en el proceso, ese mismo hombre llega a un hospital para realizarse un procedimiento médico. El enfermero le pide que aporte nombre y datos de un familiar al cual llamar en caso de emergencia. Él le da el nombre de Carmen. “¿Qué parentesco tiene usted con Carmen?”, pregunta el enfermero; “Es la madre de mi hija”, responde nuestro personaje. El enfermero le dice que si se trata de su esposa. Él clarifica que no, que solo se trata de la madre de su hija. En tanto, los dos personajes intercambian algunas palabras sobre el libro La peste, de Albert Camus, que el protagonista ha traído consigo, y el paciente alude a una aparente correlación entre el conflicto que tiene con su mujer y cierta escena de La peste. Como no pretendo revelar aquí toda la

historia, me limito a señalar que después del procedimiento médico, el personaje sale del brazo con Carmen, a quien ya sí se conforma en reconocer como esposa y de quien, como he dicho, renegaba unas horas antes. Mientras sale del hospital, el protagonista se da cuenta de que ha olvidado el libro que estaba leyendo cuando llegó. Eso da pie a una breve reflexión del personaje que pone fin al cuento. El hecho esencial aquí es que, para quien haya entendido la narración, con esa reflexión final no termina el cuento, sino que apenas comienza. Claro, reconociendo la implícita multiplicidad de sentido de la gran literatura, cuando digo “haya entendido”, no apunto a una interpretación unívoca del texto. Lo relevante aquí es que hay algo que trasciende la conclusión del cuento. “Que otros se jacten de las páginas que han escrito; a mí me enorgullecen las que he leído”, decía Borges. Sánchez Féliz parece reconocer la validez de esa máxima. Además del vínculo de Sánchez Féliz con Raymond Carver (de quien se confiesa un lector recurrente) y otros escritores clásicos, se le conoce como un voraz lector del japonés Haruki Murakami, quien también produce una literatura que busca lectores inteligentes y activos. Las veces que hemos coincidido en tertulias y otros eventos, así como las conversaciones sobre temas literarios que hemos tenido, revelan su profunda preocupación por su propia formación intelectual. Otros podrán tener sus propias predilecciones, pero a mi juicio los cuentos mejor logrados de este libro son “Ya nunca será co-

mo antes”, “A esta hora todos duermen”, “Derecho al pataleo” y “Almas gemelas”. Aunque este último tal vez rompe con el recurso del universo subyacente al que me he referido, no deja de parecerme un texto interesante. Esos cuatro cuentos se caracterizan por un manejo cuidadoso de los temas, por un estado de tensión permanente en que el lector intuye que algo tiembla o se mueve bajo la superficie de cada frase. En fin, Ya nunca será como antes es un libro que merece ser leído por múltiples razones: la rigurosidad intelectual de su autor, la frescura y cohesión narrativa de los textos, y la impresión casi segura de que el lector incisivo no quedará decepcionado.


AREÍTO

HOY

Aporte

Sábado 28 de septiembre de 2013

PLINIO CHAHÍN

El ARTE EFÍMERO D esde el ocaso de las vanguardias, el arte ha tenido que reinventarse a sí mismo sin tener que “matar al padre”, porque el padre ya está muerto. No quedaban más academias que derrumbar ni tradiciones que combatir. El rey estaba desnudo y el posmodernismo no ha hecho otra cosa que evidenciarlo, porque los intentos por encontrarle nuevas vestimentas al arte —incluso recosiendo las viejas— sólo ha conseguido provocar mucho ruido mediático y pocas sorpresas. A lo largo de los últimos cincuenta años se ha ido contra la belleza, contra el objeto artístico, contra el museo, contra la galería y contra el valor mercantil del arte. Sin embargo, después de tanta negación, la creación insustancial —en el sentido literal y figurativo de la palabra— ha sido recuperada por el sistema, como podemos observar en estas imágenes, especialmente estas rocas, del artista Carl André, denominadas Stone Field, colocadas en un parque público de Hartford, Connectitut, de Estados Unidos de Norteamérica. Ni la apertura hacia el multiculturalismo, ni el derroche tecnológico, ni los movimientos contraculturales, ni la potencia de los media han conseguido hasta hoy sacar al arte del atolladero. Lo único cierto es que habría que volver a recuperar la lucidez, el sentido crítico e incluso, diría yo, el sentido común, sin temor a que le tachen a uno de conservador o reaccionario. Todos sabemos que la innovación en las artes exige forzar las fronteras de las normas estéticas y sociales, al reconfigurar lo que vemos y lo que sabemos (por ejemplo estas rocas se pueden utilizar para construir un sólido edificio, sin embargo, se exhiben como un acto gestual que busca romper los cánones establecidos, del arte contemporáneo. ¿Para qué pueden servir estas rocas sino para exhibirse como objeto en sí, y nada más?). Pero como sugiere Arthur C. Danto en su libro “El abuso de la belleza. La estética y el concepto de arte,…” la estética transgresora está ya agotándose…y ahora mismo ocupa su lugar, sólo como ocupante ilegal, el pseudovanguardismo de cierto tipo de artista… que únicamente busca llamar la atención”. Y así es como se confunde cada vez más lo auténticamente transgresor con la provocación gratuita y la nulidad legitimadas por un mercado enloquecido. Sirva de ejemplo el

valor astronómico que recibió Carl André por esta instalación. La suma ascendente a US$87,000.00 dólares. ¿Cómo es posible tal desatino? Estas rocas no son ni bellas ni feas, sino objetos dentro de un parque, que intentan parodiar el hecho artístico. La presencia estratégica de este tipo de instalaciones resulta bastante reveladora de dos síntomas que afectan al arte de nuestro tiempo: por una parte, la agonía de cierto concepto de la creación plástica, con la pérdida de su valor estético a favor de otros intereses, y, por otra parte, su radicalización hasta destruir su capacidad de comunicación. Estas instalaciones tienen sus precedentes en los “ready mades” (objetos encontrados) que Marcel Duchamp realizara a principios del siglo pasado (ver el “Urinario”, “Un ruido secreto”, entre otras), y que han propiciado, durante los últimos años, el desarrollo del llamado arte efímero, el cual busca la desacralización del arte a través de la “consagración del objeto”. En estos espacios se consume, en todos los sentidos del término “consumir”, una producción industrial de las obras y de las experiencias que desemboca, también, en la desaparición de la obra. Esta experiencia se extiende a los objetos del arte y a la naturaleza de la creación: el creador de obras es cada vez más productor de experiencias, ilusionista, mago, ingeniero de efectos, y los objetos pierden sus características artísticas establecidas. La mayor parte del arte contemporáneo se dedica exactamente a esto: “apropiarse de la banalidad, el despojo y la mediocridad como valor y como ideología”, se quejaba el sociólogo Jean Baudrillard, en su ensayo “El complot del arte”. A lo largo del siglo XX y principios de éste, la evolución del arte se ha caracterizado por rupturas sucesivas, reconstrucciones y transgresiones de los modelos que le han precedido, hasta poner en tela de juicio la propia práctica del artista. ¿A fuerza de cuestionar la tradición, habría llegado el arte al extremo de destruirse, en un proceso iniciado con la brecha abierta por Marcel Duchamp, que no ha dejado de acentuarse hasta la actualidad? La pregunta sobre el fin del arte no es nueva. Y se la planteó Hegel hace casi dos siglos cuando escribió: “El arte ya no proporciona esta satisfacción de las necesidades espirituales que en otros tiempos los pueblos buscaron y encontraron en sus manifestaciones. La hermosa época del arte griego así co-

mo la edad de oro de finales de la Edad Media ya han pasado…El arte ha perdido para nosotros su verdad y su vida”. Es cierto que el arte ha cambiado de significado conforme iba despojándose de todas las tradiciones. Pero si analizamos la obra que nos ocupa, parecería que se ha perdido el sentido del auténtico valor estético, sobre todo en el campo de las artes visuales. Algunos piensan que se ha tocado fondo y hablan de las imposturas de la creación actual, que consideran vacía de contenidos y manipulada por el mercado. Otros sostienen que la modernidad no es solamente hacer tabla rasa de todo lo anterior, sino un impulso para descubrir nuevos aspectos de la realidad. En ese contexto, uno se pregunta si el arte, en lugar de ir a remolque del mercado y de la tecnología para reproducir los aspectos más obtusos de la realidad, no debería ser un espacio para la reflexión y para el distanciamiento y, por qué no decirlo, también para la evasión. Después de tantos años de negarse a sí mismo o de confundirse con otras disciplinas, el arte quizás podría intentar su autonomía, convirtiéndose en ese lugar privilegiado desde el que podemos ver el mundo con una óptica distinta a la de la sociedad mercantilista e hipertecnológica en la que vivimos.

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AREÍTO

Sábado 28 de septiembre de 2013

Arte contemporáneo

HOY

¡En homenaje a Domingo Liz!

¡20 HOMBRES EN EL LABORATORIO!

Rafael De Lemos. Discusiones internas. Acrílica sobre tela.

Elvis Avilés. Sin título. Mixta sobre papel.

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AMABLE LÓPEZ MELÉNDEZ

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a noche del jueves 16 de agosto, en los espacios polivalentes del Laboratorio Evolutivo de Arte Contemporáneo, Iris Pérez y Rosalba Hernández dieron apertura a la exposición colectiva titulada “Hecho por Hombres”, compuesta por más de 30 obras, entre pinturas, esculturas, dibujos, collages, poligrafías y fotografías, realizadas por veinte artistas visuales dominicanos de distintas generaciones. “Invocados” por las proactivas y diligentes anfitrionas del LABEAC, los expositores han correspondido en el tiempo preciso del agradecimiento por los frutos de una vida y una trayectoria ejemplares, o más bien, ante la celebración del legado y la memoria de Domingo Liz (1931-2013) en el contexto de la XXVII Bienal Nacional de Artes Visuales. La remisión hacia ciertas opciones políticas y existenciales inminentes: “in-diferencia” de géneros y práctica de la fraternidad a través de la acción artística, subyacen en el propio título de la muestra, pero estas remisiones podrían resultar tan concretas y subjetivas como íntimamente pasionales y alucinantes en su enigmático trasiego de metáforas, insinuaciones, alusiones, signos y contenidos objetivos, como la misma efectividad de la selección de artistas y obras en beneficio del pleno equilibrio y el esplendor incontrastable del conjunto expositivo. Por la reveladora diversidad de opciones simbólicas y creativas y por los niveles depurados de síntesis expresiva que predominan en la mayoría de las obras, se impone registrar “Hecho por Hombres” como una de las exposiciones más importantes de la quinta edición del Circuito de Galerías de Santo Domingo, evento organizado por la Asociación de Galerías de Arte de la República Dominicana y cuya exitosa celebración se sostiene desde sus inicios (2008), mediante un amplio programa de exposiciones individuales y colectiva que se inauguran de manera simultánea el tercer jueves de cada mes desde mediados de agosto hasta finales de diciembre. Así, el pasado jueves 19 de septiembre, la AGA dejó inaugurado el Circuito de Galerías correspondiente al segundo mes de la temporada del 2013. En esta ocasión, ocho galerías y dos espacios culturales abrieron sus puertas de forma simultánea hasta las 10:30 de la noche para ofrecer un amplio programa de exposiciones y una serie de actividades que incluyeron un tour gratis en autobús, auspiciado por el Ministerio de Turismo, por diferentes espacios de Naco, Piantini, Evaristo Morales, Arroyo Hondo, Gazcue y Zona Colonial. Entre estos espacios, destacan Arawak Arte Contemporáneo, Arte Berri, Arte San Ramón, Galería Bodden, D’ Guillermo Galería, District & Co., Galería Shanell, Colegio Dominicano

Luis Reyes Guzmán. Member Only. Oleo sobre tela.

Clinton López. Toro Salvaje. Pintura sobre tela.

Domingo Liz. Sin título. Dibujo sobre papel, 2008.

Freddy Javier. Instrumentos. Mixta sobre papel.

de Artistas Plásticos y Laboratorio Evolutivo de Arte Contemporáneo. En los últimos cuatro años, el Laboratorio Evolutivo de Arte Contemporáneo se constituye en una de las plataformas independientes de mayor actividad y apertura en el circuito artístico y cultural metropolitano, acogiendo importantes proyectos asociados a las últimas bienales nacionales, a la Primera Trienal Internacional del Caribe (2010), a las últimas ediciones de Photoimagen y a diversas propuestas alternativas. Precisamente, al respecto nos edifica mucho mejor la artista y curadora Iris Pérez: “El calendario de exposiciones y actividades que hemos venido desarrollando está motivando el regreso del público amante de las artes a la Zona Colonial. Durante este año, he estado encargada de la curaduría de las ex-

hibiciones. Así es que cuando me llegó la invitación del Museo de Arte Moderno, me sentí más que dichosa al tener la oportunidad de contribuir con este merecido homenaje al maestro Domingo Liz, un ser extraordinario al que tuvimos la dicha de conocer y compartir con él”... Dos dibujos de una deliciosa simplicidad o economía formal, de la autoría de Manuel Montilla; una pintura y un collage admirables de Aquiles Azar; un reactivo y provocador tríptico en medios mixtos sobre papel de Juan Mayí; tres pinturas de rigurosa factura y extraordinaria capacidad imagética de Clinton López, Freddy Javier y Luis Reyes Guzmán; un dibujo de trazos, manchas, gestos, luces y juegos texturales como evocando un dorado territorio o un antiguo palimpsesto, de Elvis Avilés y dos imágenes fotográficas de un nivel estético definitivamente admirable y cuyo autor es Pedro Farías Nardi, brillan especialmente en el cuerpo expositivo de “Hecho por Hombres”. Asimismo, en una propuesta curatorial que apuesta a la vigencia de la obra sobre papel en la producción plástica y visual dominicana de la actualidad, aportes de notable capacidad de asombro y resistencia crítica, resultan los de José Almonte, Carlos Santos Durán, Rafael De Lemos, Jesús S. Núñez, José Ramia Guzmán, Alejandro Asencio, Santos Checo, Gustavo Domínguez, Miguel Valenzuela, José Sejo, Leonardo Durán, Elvin Díaz y Joan Jiménez. Como broche de oro, una “salita de honor está dedicada al Maestro Domingo Liz con un excelente dibujo, perteneciente a su última etapa productiva y a la colección de Mercedes Morales, compañera del artista homenajeado durante más de tres décadas; un fragmento de su ensayo titulado “Síntesis del Dibujo” y una fotografía en su taller tomada por su hijo Pablo Liz.


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