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A propósito del 12 de octubre
sentidos
Y SIGNIFICADOS
A propósito del 12 de octubre…
ANTECEDENTES DEL NOMBRE CARABELA
Arrigo Coen Anitúa (†)
La primera documentación que en castellano se
tiene de la voz carabela es del Fuero de las leyes, más conocido como las Siete Partidas (por el número de libros que compone la obra), realizado por orden de Alfonso X de Castilla, a quien se nombró el Sabio.
El español toma el término del portugués carabela, derivado de un diminutivo del latín tardío carabus, “embarcación hecha de mimbres, forrada de cuero”, y éste a su vez proviene del griego karábos, ‘escarabajo’, ‘langosta (de mar)’, ‘bogavante’.
En las antiguas fuentes latinas del medievo se habla de cárabos, que son “chalupas al servicio de naves grandes”, o “pequeñas embarcaciones de dos cueros y medio, usadas en los mares de Irlanda”.
San Isidoro, en sus Etimologías, describe el carabus como “parva scapha, ex vimine facta, quae contecta crudo corio, genes navigii praebet, ‘pequeña barca, de mimbre hecha, que, forrada de crudo cuero, una especie de nave ofrece’ (nótese que se respetó el orden de las palabras según la sintaxis del latín tardío).
Tal descripción explica por qué se les dio el nombre de cárabos, es decir, ‘escarabajos’, a estas barcas: los forros de cuero seguían la forma de la armazón del mimbre, no en el sentido de la eslora (longitud del bote), sino del calado (de los bordes hacia la quilla); por lo que, vuelta quilla arriba, con la costura del acabado a todo lo largo de la quilla misma, la barca parecía un “escarabajo”.
Ya en el siglo XII un cronista de las Cruzadas (en 1177) cita los cárabos antes que las naves de carga. En los anales de España y Portugal, de los siglos XIV y XV, se habla de cárabos que transportaban 30 moros y hasta 60 caballos. Con todo, en las modernas hablas árabes, qarib sigue designando una embarcación pequeña.
El paso decisivo para signifi car ya la nave de porte considerable se dio al crear las formas femeninas cáraba y cárava que fi guran en textos castellanos del siglo XV como “navío grande usado en Levante”. (Este Levante es el Oriente, o sea el extremo asiático del Mediterráneo.)
De ahí los portugueses y los gallegos formaron el diminutivo carabela, para signifi car la nave del tipo que hoy conocemos como tal.
Este nombre, carabela, se documenta por primera vez en un escrito portugués de 1255, referido a una embarcación pesquera, y ya dijimos que en castellano el Rey Sabio, que reunía su rudimentaria armada en las costas de Galicia, catalogó las carabelas entre varios tipos de naves mayores.
Excepción hecha de esta cita alfonsina y otro par de menciones aisladas, toda la documentación que se tiene sobre carabela, anterior al primer viaje de Cristóbal Colón, se refi ere a Portugal; todavía a fi nes del siglo XV y en el XVI se le conocía en todo el mundo náutico como embarcación típicamente portuguesa.
Durante su larga estancia en Portugal, el descubridor de América se había familiarizado con este tipo de navíos; dominaba sus maniobras y por eso lo escogió para su primer e histórico viaje. En efecto, la carabela ofrecía excelentes condiciones marineras.
Fue así como la carabela cobró fama en todo el mundo, aun en la posteridad, pues el vocablo se difundió a los varios idiomas romances y a los germánicos, además del mozárabe carrabila y carrabilla, ‘navío para pasar caballos’. Pero que el punto de irradiación fueron tierras lusogalaicas o gallegoportuguesas lo confi rma el hecho de que en Portugal y en Galicia es donde el vocablo ha adquirido acepciones traslaticias más próximas al signifi cado primitivo de ‘armazón de mimbres’. En gallego, caravela o caravel nombran unas “cestas grandes para comestibles, que se llevan en la cabeza” y también “cestillo en que se llevan alimentos a los estudiantes pobres”.
Por lo demás, en griego kárabos, uno de lo numerosos casos que se dan en esta lengua de usar nombres de animales en la denominación de embarcaciones, sobrevive en Grecia, pues todavía se da como nombre de nave en el diminutivo karábi.

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