EL OBSERVADOR / Viernes 30 de septiembre de 2011
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Suplemento Empresas
Wilde: la maestranza calerana que exporta su experiencia Si hay una compañía en nuestra zona que puede jactarse de un desarrollo progresivo a través del tiempo, es la sociedad del clan Wilde Morrison: el patriarca inició el negocio como
Imponente y sencilla a la vez. Ésa es la primera sensación que da al pararse frente a la numeración 1161 de calle Caupolicán, en la zona céntrica de La Calera. Una entrada de puertas gigantes, que en la parte superior indica en su logo, de colores azul y amarillo, que se trata de la Maestranza Wilde. Desde la entrada, es posible visualizar un terreno repleto de maquinaria colosal, donde predominan los fierros. Sin embargo, al adentrarse en sus oficinas y diferentes espacios, es posible percatarse de la calidez de una verdadera familia, más que un lugar donde sólo hay fríos metales.
un taller, siendo actualmente lideres en el sector metalmecánico y minería Alonso Aranda Araya Óscar Wilde, el patriarca de la familia y fundador de la maestranza.
El sitio sigue pareciendo imponente, quizás más aún que por fuera. Desde la recepción, donde los adornos están caracterizados por elementos minimalistas, como una estructura de rocas y algunas copas deportivas. Pero siempre acompañado de un toque cercano y ameno, representado por cuadros con fotografías de celebraciones, con patrones y trabajadores, todos juntos. Grandes pilares metálicos sostienen el lugar y una escalera del mismo material pesado dirige al segundo piso. A la vez, sigue pareciendo sencillo, a pesar que ahí está la Gerencia, demostrando que los valores están puestos en otras cosas más importantes. EL PATRIARCA Para conocer la historia y la exitosa trayectoria de la Maestranza Wilde, conversamos con la gerente general Laura Wilde Morrison. Ella es hija del patriarca y fundador de la empresa familiar. Los inicios se remontan a 1956. Ese, Óscar Wilde Serrano, hijo de un alemán que llegó a La Calera a trabajar al Molino Schatt, fue desvinculado de la empresa Cemento Melón. Como compensación le dieron a elegir entre dinero o la entrega de una máquina. Visionario, el hombre prefirió aquello con lo que podría generar
Gran infraestructura y maquinaria La Maestranza Wilde, cuenta con instalaciones que superan los tres mil metros cuadrados en su planta principal, de calle Caupolicán 1161, equipada con maquinaria especializada en un taller completo de rectificado, torneado, fresado y soldadura. Además, en el kilómetro 110 de la Ruta 5 Norte, cuenta con talleres de fabricación de estructuras, donde cuenta con siete mil metros cuadrados de terreno, con todo el equipamiento para la fabricación de estructuras y el desarrollo de proyectos. Asimismo, posee equipos de levante, galpón de arenado y de pintura, como también dos depósitos de almacenamiento de piezas y equipos completos. Sin embargo, a pesar de contar con todos estos espacios, la gerente Laura Wilde señaló que quieren trasladar toda la maestranza a un nuevo terreno, donde estarían reunidas todas las dependencias de la empresa, en el kilómetro 96 de la Ruta 5.
El frontis de la Maestranza Wilde, imponente y sencilla a la vez.
más recursos: un pequeño torno. Con ese artefacto montó un taller de maquinado y rectificación de piezas, ubicado en calle Blanco con Caupolicán, al lado del lugar donde tenía su hogar, conformado con su mujer, Inés Morrison Stewart, una descendiente de ingleses que llegó a esta zona desde Punta Arenas; los hijos de ambos: Óscar, Laura, Rodolfo, Yessica, Ricardo y Carlos. Además, siempre estuvo muy cercano un hijo anterior al matrimonio, Omar Patricio Wilde Vásquez. A los pocos años, ya tenía importantes clientes de la ciudad, como la misma Compañía Cemento Melón y la Fundición Aceros Andes. Desde el inicio, todos los integrantes del clan participaban en el trabajo: la esposa lo hacía a la par con su marido y los pequeños se sentaban a jugar en culatas de automóviles, ayudando mientras se divertían. “Mi padre siempre nos enseñó el valor del trabajo, de ser sencillos y cercanos. El era un hombre con un gran corazón, de un espíritu social inmenso y eso lo trasmitió a todos sus hijos”, cuenta Laura Wilde. Ese carácter le imprime un sentido muy calerano a la empre-
sa. Quizás influyó en ello la educación que recibió Óscar Wilde Serrano, quien estudió en la Escuela de Alfabetización, conocida como “La Escuela del Sargento Pulgar”. CAUPOLICÁN 1161 En 1959, el patriarca compró parte del terreno donde se ubica actualmente la maestranza, en Caupolicán 1161. Un gran acierto en todo el trabajo realizado por Óscar Wilde fue crear, a principio de la década del setenta, un torno vertical, que le dio un gran auge, ya que, hasta ese momento, no había ninguna empresa que trabajara con ese tipo de máquina en todo la zona, lo que le permitió prestar servicios a las industrias de minería y de áridos. En esa misma época, comenzó un plan de inversiones, para la compra de equipos y maquinarias. Inicialmente, se
adquirieron e importaron tornos y fresas desde Italia. En esa fecha también el maquinado y reparación de bowls y mantles para la gran minería (chancadores de 5 y medio y 7 pies) que se exportaban a Perú y Canadá. La reparación y mantención de chancadores empezó en 1974, con los equipos de la Planta Cerro Negro. En 1978, se iniciaron las reparaciones de equipos neumáticos para perforación al interior de las minas. En 1979, se sumó la reparación, mantención y fabricación de piezas para equipos chancadores de 7 pies en Codelco, en su División Andina; y la Compañía Minera Disputada de Las Condes, en sus plantas de Los Bronces y El Soldado. Luego, siguieron las reparaciones de las tapas de los Sigue en página 12