

Nuestra fragilidad y verdadera fortaleza
Acumulen tesoros en el cielo, donde ni las polillas ni el óxido los destruyen. Mt 6,20
por Blanca Primm
Aveces en la vida vemos cosas contradictorias. Una de ellas es cómo el ser humano cree que es invencible y hasta todo poderoso. El afán por el poder, por el placer y por el tener es algo que nos enceguece y olvidamos el horizonte para el cual hemos sido creados. Es muy triste ver cómo el mismo ser humano somete a otros seres humanos que tienen la misma dignidad y los usa como piezas o cosas. Esto se produce en muchos ámbitos, tanto económico, político y social, a mayor escala, pero también a menor escala. Estos mismos antivalores que vemos en el mundo y que son fáciles de distinguir porque traen miseria, injusticia y frustración también trastocan las pequeñas comunidades, y en especial amenazan la comunidad más importante e íntima que es la familia. Los medios de comunicación, las redes sociales, los “influencers” van impregnando con estos valores los cerebros de nuestros hijos anteponiendo la producción y riqueza sobre la dignidad y valor intrínseco, es decir en sí mismo, de las personas. Este valor no es cualquier valor, es el valor más grande que cada persona tiene y que le fue dado por Dios mismo, su dignidad de ser hechos a imagen y semejanza de Dios. Él lo quiso así. Sin embargo, la imagen que tenemos de que el ser humano es poderoso se contradice con la verdad de nuestra propia fragilidad, humana ya que nuestra existencia es inestable e incierta, corta y nuestra vida pasajera y rápida porque no podemos extender ni un día más de nuestra vida sin que Dios lo permita. Pero cómo entonces estamos viviendo esta corta vida. Corta porque ¿qué son 80 años frente a la eternidad? La muerte es una realidad inminente. Pero no la muerte eterna. Por eso me llamó la atención el pasaje de 1Timoteo 6,7-10 “Porque nosotros no hemos traído nada al mundo y nada podemos llevarnos de él. Mientras tengamos comida y vestido, estemos contentos con eso. Los que quieren enriquecerse caen en la tentación, en el lazo y en muchas codicias insensatas y perniciosas que hunden a los hombres en la ruina y en la perdición. Porque la raíz de todos los males es el afán de dinero, y algunos, por dejarse llevar de él, se extraviaron en la fe y se atormentaron con muchos sufrimientos”. Tomemos un tiempo para hacer un examen de conciencia y pensar en quién es nuestro Dios y dónde está nuestro corazón. ¿Cuál es el tesoro por el cual vivimos y trabajamos? ¿Qué es más importante, el “ser” o el “tener”, el amar o el usar a otros? Solo en Dios y en su plan de amor podremos encontrar la verdadera felicidad. Cultivemos nuestra relación con Dios sobre la posesión de bienes materiales. La verdadera riqueza reside en la fe, el amor y la justicia, más que en riquezas terrenales. No es posible servir a dos amos al mismo tiempo. Es necesario decidir dónde enfocar el corazón y el rumbo de la vida. ■
San Agustín: Interioridad, Comunidad y Amor para nuestras Comunidades
por Padre Antonio Lozán Pun Lay, O.S.A.
El 28 de agosto celebramos a San Agustín. En un contexto marcado por la migración, la búsqueda de identidad y los desafíos sociales, las enseñanzas de San Agustín de Hipona (siglo IV–V) surgen como una guía poderosa. Su énfasis en la interioridad como vía hacia la trascendencia ofrece raíces profundas para el fortalecimiento cultural y espiritual de nuestras comunidades en Estados Unidos y América Latina. El primer paso entonces sería revisar cómo va nuestra vida interior porque eso nos ayuda a revisar cómo va nuestra búsqueda de la verdad. San Agustín afirma: “No quieras derramarte fuera, entra dentro de ti mismo…” —una lla-

San Agustín: Imagen que se encuentra en el convento de Valladolid.
mada a la introspección como base de autenticidad y resiliencia ante la presión de asimilación. Existen organizaciones que organizan retiros y caminatas en la naturaleza donde las personas coSan Agustín continúa en la página 3
Apostolado Hispano Católico
Blanca Primm, directora
Rocio Melendez, asistente administrativa
Selene Mayorga, coordinadora de La Cosecha T 865-637-4769, F 865-584-7538
E-mail: lacosecha@dioknox.org www.dioknox.org, FB: lacosechaDOK

La Asunción de la Virgen por Luca Giordano: La Asunción de María es la glorificación de su cuerpo y alma en el cielo, anticipando la resurrección de todos los creyentes.
La Asunción de la Santísima
Virgen María
por Padre Jhon Mario Garcia
Hermanos y Hermanas en Cristo, cada año el 15 de agosto los cristianos católicos del mundo entero celebramos La Asunción de la Santísima Virgen María, una solemnidad bellísima en la que se conmemora la entrada gloriosa de María en el cielo en cuerpo y alma, al final de su vida terrenal. Podría decirse que es una de las más grandes festividades marianas, junto con la Inmaculada Concepción y la Anunciación. Comúnmente la fiesta de la Asunción de la Santísima Virgen María se confunde con la de la Ascensión de Nuestro Señor Jesús. Sin embargo, la diferencia es abismal, ya que mientras que Cristo Nuestro Señor, sube al cielo por su propio poder como Dios, la Santísima Virgen María es asunta, es decir llevada, por la gracia de Dios al cielo. La doctrina enseña que María, por su importante y única participación en la vida, muerte y resurrección de su Hijo, no sufrió la corrupción del cuerpo y fue llevada al cielo para participar plenamente en la gloria de su Hijo resucitado.
Es importante tener en cuenta que no podemos encontrar relatos directos de este hecho en las Sagradas Escrituras, no obstante, la Iglesia fundamenta esta verdad en la Tradición de los Apóstoles y en el desarrollo a través de los años de la reflexión teológica sobre la figura de la Virgen María. A lo largo de los siglos, los cristianos hemos creído que conforme a la naturaleza de la Virgen María como Madre del mismo Dios, no podía experimentar la descomposición de su cuerpo, ya que ella desde el principio fue inmaculada desde su concepción y completamente fiel a Dios.
Después de muchos años de flexión teológica y fieles a la tradición, esta creencia fue proclamada como dogma de fe por el Papa Pío XII el 1 de noviembre de 1950, mediante la consti -
tución apostólica Munificentissimus Deus. El dogma declara: La Inmaculada Madre de Dios, siempre Virgen María, terminado el curso de su vida terrenal, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria del cielo”. De esta manera, esta hermosa celebración es signo de esperanza para todos nosotros. María, nuestra Madre, siendo plenamente humana, ya participa de la gloria que todos los creyentes esperamos alcanzar al final de los tiempos. Ella es considerada la primera redimida y la primera en recibir la recompensa completa del cielo. En esta celebración también se resalta el valor del cuerpo humano y la vocación de todos nosotros como persona —alma y cuerpo— a la vida eterna. María, en su Asunción, se convierte en modelo y consuelo para el pueblo de Dios. El impacto de esta fiesta ha logrado que el 15 de agosto sea un día de precepto en muchos países, y suele celebrarse con procesiones, Misas solemnes, y diversas expresiones culturales y religiosas. En lugares como España, Italia, América Latina y Filipinas, la Asunción es una fecha profundamente arraigada en la religiosidad popular. Además, muchas iglesias, catedrales y parroquias están dedicadas a la Virgen Asunta. En el arte, la Asunción ha sido representada por artistas como Tiziano, Murillo y Rubens, mostrando a María siendo elevada al cielo, rodeada de ángeles y en actitud de alabanza. Mis queridos hermanos y hermanas, La Asunción de la Santísima Virgen María es un recordatorio del destino glorioso al que todos estamos llamados, y de la fidelidad de Dios hacia quienes, como María, viven con fe, humildad y amor. Celebrarla es renovar la esperanza cristiana en la vida eterna, para poder ver a la Santísima Virgen, como Reina del cielo, pero también como Madre cercana que intercede por sus hijos en la tierra. ■
Procedimiento de la Diócesis de Knoxville para reportar casos de abuso sexual
Cualquier persona que tenga conocimiento real o que tenga una causa razonable para sospechar de un incidente de abuso sexual debe reportarlo a las autoridades civiles apropiadas, y al Centro McNabb, nuevo coordinador de asistencia para víctimas de acoso sexual de la diócesis de Knoxville, al número de teléfono para denuncias (865) 321-9080. ■
por Magdiel Argueta
Recordar a una persona es muy fácil cuando ha dejado un legado enorme en nuestra vida, pero sobre todo cuando ese algo transforma vidas. Lo que no es fácil es dejar un legado imborrable. Sin embargo, hay un hombre que recientemente partió a la casa del Padre y que aprendió a escribir una historia en esta vida, una historia que ha llevado consigo no solo su propia vida, sino la vida de la Iglesia que Cristo fundó en Pedro. Hablo de Francisco: el Papa, el hombre, el amigo, el hermano, el argentino que conquistó corazones para Dios, pero especialmente corazones jóvenes.
Hoy quiero hablar de su última convocatoria a los jóvenes del mundo: el Jubileo de los Jóvenes, que convocó para este 2025 en Roma. El Papa Francisco invitó a celebrar del 28 de julio al 3 de agosto esta convocatoria reunirá a más de un millón de jóvenes de todo el mundo en la Ciudad Eterna, para un acontecimiento que solo sucede cada 25 años, exceptuando los jubileos extraordinarios.
La Pastoral Juvenil Hispana de nuestra diócesis, atendiendo a la realidad local, decidió celebrar el jubileo de los jóvenes de una manera similar: con una peregrinación, pero no a Roma, sino a lugares emblemáticos y santos ubicados en Washington D.C. Esta iniciativa nació de la necesidad de que nuestros jóvenes hispanos, especialmente aquellos que no podían viajar a Roma, vivieran este encuentro de manera simultánea con los jóvenes reunidos en la capital de la cristiandad. En el corazón de la peregrinación, cada joven llevó su propia historia y su motivo para decir “sí” a este viaje de fe. José Damián López, de Chattanooga, partió movido por una inquietud interior: quería experimentar en carne propia lo que significa una peregrinación. La emoción lo embargó cuando, frente a las reliquias de San Juan Pablo II, contempló sus vestiduras y su sangre. “Un gran santo de nuestra Iglesia Católica”, confesó. “Su voz… escucharla me da paz en el corazón. Él nos ve desde el cielo”.
Para Sandy, una joven adulta perteneciente a la Catedral, esta también era su primera expe-
riencia de peregrinación. “Yo estaba muy emocionada pues era mi primera vez y todo llenó mis expectativas. De lo único que me arrepiento es de no haber podido hacer algo así antes; ahora me encargaré de invitar a muchos jóvenes para que se acerquen al grupo juvenil”. Aunque confesó que por momentos se sintió “rara” por ser mayor, sigue estando dentro de la edad estipulada por la Pastoral Juvenil Hispana (18–35 años). Los testimonios son hermosos. Elvin Galicia, de St. Thomas en Lenoir City, compartió: “En mi caso, yo sentí que fue un llamado de Dios... inmediatamente dije que sí”. Para él no fue solamente un viaje más, sino una experiencia que marcó su vida. “No sabía nada sobre el viaje, pero… al estar en Washington me encantó ver al grupo de jóvenes, todos muy amables y serviciales, me encantó ver lo unidos que son”.
Jasaira Velásquez vivió en esta primera peregrinación la oportunidad de recibir la indulgencia plenaria. Lo que más la conmovió fue convivir con jóvenes que comparten las mismas metas hacia Dios y la profunda experiencia de la confesión: “Me llegó mucho, especialmente durante la penitencia”.
Para Chelcie Gallardo, no hubo un solo momento que destacar: “La verdad, todo… porque en todo momento aprendí nuevas cosas”.
Cristian Figueroa describió su vivencia como un reencuentro con Jesús, con su Iglesia y con la comunidad de los Santos, un viaje que le devolvió frescura y alegría en su fe.
Genaro buscaba descubrir más sobre la belleza de la catolicidad y en el camino encontró algo más: nuevos amigos que hicieron que la experiencia fuera aún más rica.
Para Eduardo, que vivía su primera peregrinación, lo más valioso fue ver cómo cada joven aportó su granito de arena para que el grupo se sintiera en confianza. “Me llevé aprendizajes e historias que no conocía”, expresó con gratitud.
Danny Galicia partió con el deseo de conocer más a Dios y convivir. Regresó con la certeza de haber vivido “una experiencia muy hermosa” que no dudará en recomendar.
Este peregrinaje no solo acercó
Roma vibró con la Fe Joven: Crónica del Jubileo de la Juventud
por Selene Mayorga
Roma se convirtió, del 28 de julio al 3 de agosto, en el punto central de la fe católica mundial al acoger el tan esperado Jubileo de la Juventud. Este gran evento, que congregó a cientos de miles de jóvenes que vienen de todos los rincones del planeta, fue una vibrante manifestación de esperanza, devoción y compromiso con los valores del Evangelio. Durante una semana intensa, la Ciudad Eterna resonó con cantos, oraciones, testimonios y una energía juvenil contagiosa, dejando una huella imborrable en los corazones de los participantes y en la historia reciente de la Iglesia Católica.
El Jubileo de la Juventud se planeó como un espacio de encuentro privilegiado entre los jóvenes y la Iglesia, una oportunidad para fortalecer su fe, discernir su vocación y renovar su compromiso para crear un mundo más justo y fraterno.
Según reportes de OSV News, la magnitud de la participación superó todas las expectativas. Desde las primeras horas del evento, las calles de Roma se vieron inundadas por peregrinos jóvenes, fácilmente identificables por sus banderas nacionales y sus vestimentas alegres. Uno de los momentos más esperados y emotivos del Jubileo fue la llegada y participación del Papa León XIV. Según Vatican News, este evento fue uno de los primeros grandes eventos del Papa León. Su presencia generó una ola de júbilo y entusiasmo entre los jóvenes, quienes lo recibieron con cantos y aplausos. Durante la vigilia de oración, celebrada en un ambiente de profunda espiritualidad, el Santo Padre dirigió un mensaje inspirador a la juventud, invitándolos a ser protagonistas de su fe y a no tener miedo de seguir los caminos que Dios les tiene preparados. El Papa León XIV expresó con profunda convicción este mensaje durante su homilía en la Misa de clausura el 3 de agosto en el campamento de Tor Vergata: "Queridos jóvenes, aspiren a cosas grandes, a la santidad, allí donde estén. No se conformen con menos. Solo así verán crecer cada día la luz del Evangelio en ustedes mismos y a su alrededor. La vida no es un simple acumular, sino que es mucho más que el simple éxito. Estar verdaderamente vivos es ser transformados desde el interior, es estar abiertos a la fuerza de Dios. Ustedes son el presente y el futuro de la Iglesia, y son la señal de que un mundo distinto es posible. Un mundo de fraternidad y amistad, donde los conflictos se afrontan con diálogo y no con las armas. Por ello, les exhorto a ser constructores de puentes, sembradores de espe-
a los jóvenes hispanos a lugares santos en Washington D.C., sino que fortaleció su identidad como discípulos de Cristo. Se llevaron recuerdos imborrables, amistades nuevas y una fe renovada. Porque el Jubileo de los Jóvenes no es un evento para llenar una agenda, es un encuentro con el Dios que llama, acompaña y envía. Durante la peregrinación tuvimos un regalo especial: el padre Dalton Reyes, sacerdote colombiano de New Jersey, nos invitó a unirnos a su Misa del sábado en la Basílica de la Inmaculada Concepción. En su homilía, nos ofreció un mensaje formativo y transformador acerca del jubileo, rescatando su historia desde el antiguo Israel hasta la vivencia actual de la Iglesia. El padre también bendijo nuestra cruz peregrina y a nuestros peregrinantes. Quise que nuestros Peregrinos de la Esperanza vivieran una experiencia única hospedándose en casas de familias. Agradecemos a la parroquia de San Bernardo y Nuestra Señora de Fátima, en la arquidiócesis de Washington, por haberse unido a nosotros y ser nuestros anfitriones, pero especialmente por habernos acogido como parte de su familia. Un agradecimiento especial a nuestros queridos amigos del grupo de jóvenes adultos Misioneros de Cristo, que trabajaron arduamente para que todo estu-viera bajo control. Esperamos recibirlos pronto en Knoxville: esta es su casa.
Para mí, como organizador de esta hermosa actividad, pero también como peregrino de esperanza, ha sido una experiencia que renueva el corazón. Porque para mí, “llamarse cristiano” es como estar enamorado de alguien —en este caso, de Jesús— y, cuando ves las cosas hermosas que Él puede hacer por medio de sus siervos, te enamoras más y renuevas el “sí” que un día le diste. Es un “sí” constante que no se cancela, porque eres plenamente feliz.
Estoy convencido de que el lugar donde uno es feliz es donde debe permanecer para siempre, especialmente si, estando allí, logras que otros también lo sean. Por eso, invito a todos los jóvenes adultos a unirse a este hermoso ministerio, donde no solo encontrarán un espacio para renovar su fe de una manera dinámica, sino también un lugar donde podrán forjar amistades con personas que comparten sus mismas metas y su mismo amor por Cristo. ■

a la
de la Inmaculada Concepción.




Jubileo de los Jóvenes El Papa León XIV inspiró a un millón de peregrinos a aspirar a la santidad y a no conformarse con menos, alentándolos a vivir con fe y valentía. La diversidad de naciones de los jóvenes llenó de color la celebración y actividades litúrgicas.
ranza y artesanos de paz. Que vuestras voces, vuestro entusiasmo y vuestros gritos por Jesucristo se escuchen hasta el fin del mundo.
Recordemos todos que no estamos hechos para una vida donde todo se da por hecho y es estático, sino para una existencia que se renueva constantemente a través del don de sí mismos en el amor. No intenten satisfacer sus corazones con imitaciones baratas.
¡Permanezcan unidos a Cristo, cultivando esa amistad a través de la oración, la adoración, la comunión, la confesión y la caridad!"
Las palabras del Papa conmovieron profundamente a los jóvenes, inspirándolos a vivir su fe con renovado vigor. Muchos de ellos compartieron sus testimonios de conversión y de encuentro personal con Cristo durante las catequesis y los momentos de oración. La diversidad de culturas y nacionalidades presentes en el Jubileo enriqueció aún más la experiencia, fomentando el diálogo intercultural y el sentido de pertenencia a una Iglesia universal. OSV News destacó la importancia de los temas abordados durante el Jubileo, que incluyeron la justicia social, el cuidado de la creación, la defensa de la vida y la promoción de la paz. Estos temas, centrales en la enseñanza de la Iglesia, fueron objeto de reflexión y debate entre los jóvenes, quienes manifestaron su deseo de involucrarse activamente en la construcción de un mundo más justo y humano. ■
