LULI

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luli Mireya Viacava-Raab Alejandra Viacava




Ese domingo Luli se levantó temprano. Corrió hasta la cocina y vio a sus papás tomando el desayuno. -Buenos días Luli - dijo su mamá. -Buenos días - respondió Luli y de un salto se subió a su silla. Mientras comían una rica tostada con queso, Luli preguntó: -Mamá ¿hoy podemos jugar? -Más tarde porque ahora tengo que levantar la mesa, lavar platos, tender las camas…




Luli se acercó a su papá y le preguntó: -Entonces papá, ¿me lees un cuento? -Después hijita, hoy tengo que lavar el auto. Luli se acercó a la ventana y dijo: -Entonces esperaré.


Cuando vio que su mamá había terminado de secar platos y estirar camas, Luli corrió y le preguntó: -¿Y ahora podemos jugar? -Ahora, lo que es ahora, no puedo. Pongo en orden los cajones, coso un botón y después jugamos. Luli se acercó otra vez a la ventana y vio que su papá había terminado de lavar el auto. Salió corriendo de la casa y dijo: -¡Ahora papá leemos el cuento! -Más tarde Luli… tengo que arreglar la aspiradora.



Y Luli, desilusionada, se sentó a esperar cuando vio pasar a su mamá con una canasta llena de ropa. -Mamá ¿te ayudo? -No Luli, cuelgo estas cosas en dos minutos y… ¡Después jugamos! -Sí, después que barra el salón, pero antes tengo que planchar algunas cosi…. – y la mamá de Luli desapareció entre sábanas y broches de la ropa.



Luli ya no se acercó a la ventana, ni esperó más. Corrió a buscar la escoba y mientras el papá prendía y apagaba la aspiradora y la mamá planchaba apurada pañuelos y medias de la lana, Luli barrió, plumereó, sacudió el polvo de los cuadros y acomodó los almohadones de los sillones.



Era muy tarde cuando los papás de Luli entraron al salón. ¡Todo estaba reluciente, tan reluciente que los papás giraban como trompos atraídos por los reflejos! Luli, orgullosa de su trabajo, los invitó a sentarse frente a la chimenea. -¿Un vaso de agua? – preguntó Luli al verlos tan cansados. -¿Y si te cuento una historia? – le preguntó su papá hamacándose en la mecedora. -¡Sí! – gritó Luli Y el papá empezó: -“Había una vez, en una casita del fondo del bosque, una ardillita que le gustaba jugar, jugar y escuchar lindas historias todo el día. Se llamaba…. – dijo su papá. ¡-La conozco! ¡La conozco! ¡Se llama Luli como yo!– se rió Luli y de un brinco abrazó a su papá para poder seguir la historia meciéndose en sus brazos.






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