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Tras la Semana Santa no se hizo la calma

530. Siete Días en la USAC, 21 de abril de 1980.

531. Siete Días en la USAC, 21 de abril de 1980. La Semana Mayor había dado un respiro. Pero al renovarse las labores universitarias, también reinició la matanza. El 8 de abril fue asesinado el presidente de la Asociación de Estudiantes de Humanidades, Marco Antonio Urízar. El día siguiente fue el catedrático universitario y asesor de organizaciones campesinas, Johny Dahinten. El jueves 10 fue perseguido y acribillado el estudiante Mario Roberto Toledo. El viernes 11 fueron secuestrados el arquitecto Horacio Alberto Flores, coordinador del EPS de Arquitectura y el ingeniero Víctor Hugo Valdés, sus cadáveres se encontraron un día después, con evidencias de tortura y una nota que decía «así comenzaron y así terminaron los del EGP y PGT».530

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Marzo y abril dejarían un saldo trágico para la Universidad. El órgano informativo de la Universidad hizo un recuento de 24 universitarios que sufrieron la violencia en aquellos dos nefastos meses. 531

Este clima de violencia producía alarma y desconcierto en la población universitaria, generaba incertidumbre sobre las labores académicas y administrativas y pronto afectaría la cabeza del gobierno de la Universidad.

Las amenazas hacia el Rector y la persecución y asesinato de algunos de sus colaboradores cercanos harían que, a finales de abril, intempestivamente, Osorio dejara el país y solicitara al Decano más antiguo, el Lic. Leonel Carrillo Reevs, que se hiciera cargo de la rectoría e informara al CSU de la situación.

El 1 de mayo, fecha en que las organizaciones populares celebran el día del trabajo, varios universitarios y dirigentes sindicales fueron asesinados o secuestrados.

El 19 de mayo el profesor de la Facultad de Arquitectura, arquitecto Otto Diemek, fue asesinado. Este hecho tenía connotaciones distintas ya que la víctima era hijo del exjefe de la Policía Militar Ambulante el coronel

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532. Álvarez, 253. 533.Cazali, 419. Julio Oscar Diemeck. «…para algunos parece ser el inicio de una respuesta violenta de los sectores más radicales de la izquierda ante lo que ellos consideraban los agentes del enemigo. Si este fuera el caso tendríamos ya una muestra el proceso degenerativo al que el movimiento popular había llegado: hacer justicia con sus propias manos, utilizando para ello los mismos medios y mecanismos de los cuerpos represivos».532 Los asesinatos de estudiantes y profesores continuarían durante mayo y junio.

Otro crimen que indudablemente tenía como propósito amedrentar al personal administrativo fue el del licenciado Luis Felipe Mendizábal, director del Departamento del Registro y Estadística, ya que este no participaba en actividades políticas. El mensaje era que cualquier funcionario de la Universidad estaba expuesto a ser asesinado, por el simple hecho de trabajar en la institución.533

Como parte de las actividades intimidatorias contra la Universidad fue allanada la sede de la Facultad de Veterinaria por supuestos integrantes del Ejército Secreto Anticomunista que dejaron una nota con amenazas firmada por las siglas ESA.

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