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La segunda purga y sus consecuencias

La crisis había llegado a su máximo nivel al hacerse público que un grupo de profesores auxiliares del Taller síntesis no sería contratado en 1977. Las decisiones de la Junta Directiva lograron cambiar la configuración de la base docente de la Facultad y eran apoyados por un sector docente que protestaba por la forma como se conducía la estructura docente. Se buscaba reducir el respetable nivel de influencia otorgado a profesores alumnos vinculados con el CRA que se habían vuelto en contra de las autoridades de ese momento.

Los afectados no cederían fácilmente. En anteriores oportunidades ese mismo grupo había tenido un amplio apoyo del CSU, pero las circunstancias y actores en ese momento eran distintos. Era claro que las aguas habían cambiado, ya no era el grupo que luchaba por que se aprobara un proyecto innovador que había logrado un sólido respaldo político. En ese momento la situación era otra, buscaban permanecer en el escenario, pero ya no contaban con la simpatía de las autoridades, ni con representación política que los respaldara.

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Al igual que cuando se había expulsado a los profesores opositores al CRA, los procedimientos realizados estaban amparados en las normas universitarias. Quizás si no hubiera existido el conflicto no se hubiera llegado a la decisión de erradicar a los antiguos aliados del CRA, pero el enfrentamiento había llegado a niveles que la administración de Méndez Dávila consideraría intolerables.

Paradójicamente la cuestionable estrategia, la purga, que fue usada años atrás para deshacerse de quienes no apoyaban el CRA, parecía repetirse. En el caso anterior fue en contra de profesionales de reconocida trayectoria. Ahora la purga, era en contra de estudiantes de los últimos años que ejercían docencia, con plazas de auxiliares de cátedra, que argumentaban su compromiso hacia los preceptos del CRA. En ambos casos había jugado un papel determinante quien ocupaba el decanato en ese momento.

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486. E. Aguirre, entrevista.

Se comenzó a comentar que había que rescatar a la facultad y decidimos apoyar para el decanato a Gilberto Castañeda, era más técnico, además era un buen administrador. Eduardo Aguirre

Para el bloque del CRA, fue difícil aceptar la situación que se había generado. La complejidad de la problemática facultativa había llegado a un punto en el que no se identificaban caminos viables para seguir con el modelo de transformación. Les tocó reconocer que no se había obtenido los resultados esperados, aceptar que parte de eso se debía a las capacidades y falta de experiencia de algunos de sus miembros, pero sostenían que gran parte de los resultados se debía a la falta de una definición de la acción facultativa por parte de las autoridades.

La percepción era que la anhelada implementación de la reestructuración de Arquitectura no había podido generar la transformación académica esperada y que tampoco había alcanzado el cambio estructural tan defendido en los inicios del proceso. Parecía que lo que en su momento había sido una gran victoria, un innovador modelo académico por el que se había luchado desde 1972, con la salida voluntaria de algunos que estaban en los puestos claves y la falta de contratación de los que impulsaban el proceso, todo se desmoronaba.

Luego de la cancelación de los contratos, la administración trataría de continuar con su gestión, pero también comprobaría que había perdido gran capacidad de acción. El último período presentaría diversidad de inconvenientes, acusaciones y hasta una huelga estudiantil. Se demandaba la realización del segundo Coneval, pero, a pesar de los ofrecimientos, ni siquiera llegaría a programarse. También se reclamaba la falta o retardo de las convocatorias a elecciones incluyendo la de Decano.

Según indica Eduardo Aguirre, se comenzó a comentar que había que rescatar a la facultad y decidimos apoyar para el decanato a Gilberto Castañeda, era más técnico, además era un buen administrador. 486 Se preparó un proyecto político con una visión más moderada, impulsada por los fundamentos iniciales del CRA que perseguiría retomar el rumbo. Esta propuesta logró el apoyo necesario y se presentó como única opción. Esta vez podría ser diferente, más estructurada y quizás ahora, sí podría lograrse con la participación de todos.

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Tabla: 12.2. Percepción sobre los resultados académicos del CRA

◊ De estar alejados de la realidad nacional nos fuimos al otro extremo como si hubiéramos estudiado para ser geógrafos, demógrafos, sociólogos y esto rompió el esquema que se había tratado de implantar. (Héctor Jiménez) ◊ Al no existir una teoría de la arquitectura el concepto no llegó a volverse común y presente en el pensamiento de la comunidad, algunos la entendían de diferente modo. (Gilberto Castañeda) ◊ La tendencia a nivel latinoamericano puso de moda estudios de sociólogos y antropólogos de izquierda intelectual y fueron los libros de texto que se utilizaron. (Héctor Jiménez) ◊ Es cierto que había excesos, demasiado conocimiento de la realidad nacional, debían hacer investigaciones socioeconómicas antes de realizar el proyecto. Los estudiantes se quejaban por la dificultad para graduarse. (Darío Menéndez)

◊ Se dejó por un lado el diseño. Se pasaron en la parte teórica y se olvidaron del diseño. Tergiversaron el CRA en el camino. (Glenda Rodríguez) ◊ Los famosos talleres integrales para que los nuevos aprendieran de los viejos fue tristemente una farsa porque académicamente era imposible y era inviable hacer esos trabajos masivamente como se quería. (Eduardo Aguirre) ◊ La integración vertical que buscaba la participación de todos los semestres en un sólo proyecto. Recuerdo el proyecto de Chinautla, pero lo considero un año perdido. (José Asturias) ◊ El CRA cambió a la facultad, no la hizo retroceder, pero no avanzó como debía haber avanzado. Dejó heridas profundas que hasta la fecha persisten. (Héctor Jiménez) ◊ Lástima que se dio una gran improvisación y cuando se llevó a programa de cursos se tergiversó totalmente el origen de las modificaciones y empezaron a dar cursos de sociología a morir y a descuidar los cursos de diseño. Pienso que ahí se perdió bastante. (Jorge Escobar) ◊ La falta de mesura en la balanza de cuánto pesa cada área para sacar un profesional que respondiera a lo que se pretendía. (Julio Fonseca) ◊ El gran pecado del CRA fue el mito de la paridad como la solución a la problemática académica y administrativa en la que se asumía que todo el mundo sabía un tema y aunque no lo supiera podía decidir sobre él. (José Asturias) ◊ Yo sentí que la facultad perdió mucho a raíz de los conflictos […] el movimiento estaba muy enfocado en cosas que no tenían nada que ver con el mejoramiento de la facultad. (Víctor Cohen) ◊ Los talleres que se volvieron diagnóstico de diagnósticos que paraban en nada. La gente salía a analizar y hacer diagnósticos, pero no sabía hacer otra cosa. (Eduardo Aguirre) ◊ Sería distinto en una escuela de sociología, psicología o filosofía. Por ejemplo, los doctores te diagnostican, pero te saben curar. Aquí aprendieron a diagnosticar, pero no sabían diseñar, ni a nivel urbano ni arquitectónico. (Eduardo Aguirre) ◊ Se quitaron elementos importantes como la relación de la arquitectura con las artes, se redujeron materias relacionadas con el dibujo y la expresión artísticas. (Fernando Salazar) ◊ La metodología era importante, pero creo que se volvió rígida. Y los profesores luego repetían y repetían. (Gilberto Castañeda) ◊ Como todo venía de la filosofía masiva sobre el tema ideológico, el pensum quebró la calidad académica de la Facultad de Arquitectura. (Eduardo Aguirre) ◊ En el CRA se perdió la oportunidad de ver modernizado los estudios de la facultad de arquitectura por dos razones: La polarización posterior del evento, la pérdida de catedráticos y los nuevos que llegaron que no tenían experiencia. (Héctor Jiménez)

Fuente: Comentarios obtenidos de entrevistas, según se identifica al final de cada párrafo.

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ESCENARIOS INCIERTOS

487. Historia de El Salvador, Tomo II, 215. Entre 1977 y 1979 se dieron varios cambios que afectaron el escenario político, social y académico. Entre ellos, la nueva presidencia de los Estados Unidos que inició a principios de 1977 y llegaba con variantes sustantivas en las políticas del gobierno que afectarían a Centroamérica. En Guatemala, en 1978, asumiría un gobierno militar de ultraderecha que evidenciaría su poca simpatía hacia la Universidad. Ese mismo año, llegaría a la Universidad un Rector relacionado con el partido comunista que, desde un principio, marcaría su oposición hacia el gobierno militar, posteriormente en 1979, asumiría un Decano de Arquitectura que intentaría levantar la bandera social del CRA.

A este panorama se sumarían dos sucesos dentro del istmo centroamericano, el triunfo de la revolución Sandinista en Nicaragua, en julio de 1979 y el golpe de Estado al presidente de El Salvador, general Carlos Humberto Romero, en octubre de ese mismo año. Ese golpe tenía condiciones particulares, había sido dado por un grupo de militares que redactaron una proclama con una de las más categóricas denuncias de las injusticias que se había conocido en El Salvador. La proclama de la Junta Militar se comprometía a detener la violencia, anunciaba medidas para lograr una distribución equitativa de la riqueza nacional, que incluían una reforma agraria, a la banca y al comercio exterior, que coincidían con las banderas de la izquierda.487

Todo matizaba desventajas para el gobierno militar en Guatemala y vaticinaba una consolidación de las fuerzas de izquierda en la región.

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488. Carlos Sabino, Guatemala la Historia silenciada (1944-1989). Tomo II, El dominó que no cayó. Guatemala: Grafiatec. 2018. 298.

489. ASIES. Compendio de Historia de Guatemala, 53. El nuevo presidente de los Estados Unidos, James Carter, sostenía que enfrentar al comunismo mundial y los movimientos subversivos latinoamericanos, con medios de lucha, no haría sino avivarlos. La política exterior de Carter se basaba en dos ejes: defender los derechos humanos en especial contra las acciones de los gobiernos del continente que más actividades represivas realizaban y, promover una serie de reformas que pretendían quitar la razón de ser de la insurgencia comunista. «Realizaba parte de su programa contra lo que el Departamento de Estado percibía como el dominio de una cerrada oligarquía insensible a los justos reclamos populares».488

El Departamento de Estado elaboró un informe en el que señalaba a Guatemala como uno de los países del continente americano en donde más se violaban los derechos humanos. Esto generó una fuerte presión sobre el gobierno guatemalteco. El general Laugerud García no estuvo dispuesto a aceptar los condicionamientos, por lo que renunció a la ayuda militar estadounidense y denunció la Doctrina Carter como una intervención. 489

Durante los primeros años del gobierno de Laugerud se había favorecido la apertura hacia la organización social y reducido los ataques contra los universitarios, pero la situación comenzó a cambiar en la última parte del período.

El 8 de junio de 1977 fue asesinado el licenciado Mario López Larrave cuando salía de su oficina y se dirigía a sus labores docentes en la Facultad de derecho. López Larrave había sido Decano de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales.

El CSU se pronunciaría indicando que el asesinato Mario López Larrave y el de otros ciudadanos y profesionales, habían sido grotescas maniobras,

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490. CSU 18/1977 de 8 de junio. 491. Ídem.

A veces pienso que nuestro ánimo disminuyó y la problemática del país consumió lo poco que aún nos quedaba. Luis Estrada

ya conocidas en los círculos políticos, que trataban de distraer la opinión pública de los problemas de fondo que afligían al pueblo, y además constituían expresiones sangrientas destinadas a aterrorizar a las fuerzas democráticas, que trataban de luchar por la libre expresión de sus ideas. 490

El CSU con un categórico planteamiento manifestó la posición que la Universidad mantendría durante los años siguientes. Hizo un llamado a los universitarios (profesores, estudiantes y profesionales), a todos los organismos y entidades representativas de tales sectores, a los trabajadores universitarios, a los obreros y campesinos del país, y en general a la ciudadanía, para que cerraran filas en defensa de sus derechos, y no se dejaran amedrentar por ese nuevo hecho sangriento que enlutaba a la institución y al pueblo guatemalteco. 491

Pero ese comunicado no evitaría nuevos hechos de sangre. Ese año serían asesinados los estudiantes Aníbal Caballeros y Robin García. El cuerpo de García sería descubierto el 4 de agosto de 1977, con heridas de bala y evidencias de haber sido salvajemente torturado. El nombre de este último sería utilizado para designar a una nueva agrupación universitaria, el Frente Estudiantil Robin García (FERG) que se relacionaría con el movimiento guerrillero. El FERG se vincularía con un radical colectivo estudiantil de Arquitectura, el grupo Tábano.

El 31 de marzo de 1978 asumiría como nuevo Rector, el Lic. Saúl Osorio, que continuaría con el acompañamiento de los movimientos sociales y debería afrontar las crecientes presiones del gobierno militar. En tanto que el 1 de julio asumiría como presidente de la República el general Romeo Lucas García, dando inicio a una gestión que sería cuestionada por las políticas de represión y violencia dirigidas a diversos sectores de la población.

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