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Las dificultades para implementar el PIA 76

El Plan fue captando de nuevo las diferencias y problemas que se habían acumulado a finales de 1975, que se relacionaban con el cogobierno, la visión para enfrentar la problemática social y la orientación de los procesos formativos. En poco tiempo se visualizarían una serie de inconvenientes y oposiciones para la ejecución del PIA. Se harían evidentes los intereses y las posiciones que se defendían por los distintos sectores.

La AEDA solicitó la suspensión de labores para realizar el “Seminario de evaluación” a partir del 20 de abril de 1976. La opinión de la comisión paritaria fue que el seminario debía realizarse, pero sin suspender la actividad académica, en especial, lo relativo a las prácticas dado la rapidez con la que estaba transformando la realidad a la que se trataba de responder. Sin embargo, la Junta Directiva, en contra de esa opinión, resolvió autorizar la suspensión de labores.

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La Comisión no quiso aceptar la responsabilidad de las consecuencias de tal decisión ya que argumentaba que se escaparía de su control. Esto, se sumó a otras diferencias que habían ido surgiendo, también se evaluó que era necesaria una mejor organización de la Comisión Paritaria para que respondiera a la nueva situación académica, por lo que la mayoría de los integrantes hicieron efectiva su renuncia a partir del 20 de abril. En ese momento ya eran notorios los desacuerdos e insatisfacciones, pero prevalecía el deseo de corregir las circunstancias que se estaban dando por lo que la mayoría se reintegraría a la nueva paritaria.

415. Seminario de evaluación del Plan de Integración Académica 1976, Informe Final de Resoluciones. Realizado del 20 al 22 de abril. Del 20 al 22 de abril se realizó el Seminario de Evaluación del Plan de Integración Académica 1976. Los temas que se abarcaron incluían la Docencia teórica, la Docencia en la práctica, el Plan de financiamiento, la vinculación con otras instituciones, la Comisión Paritaria y la calendarización, sobre los que se analizaron algunas deficiencias y se hicieron propuestas concretas. La Junta Directiva luego de la evaluación acordó aprobar lo que se refería a la docencia teórica y práctica y puso especial atención a la comisión paritaria. Sin embargo, decidió diferir la aprobación de temas de financiamiento, vinculación y calendarización. 415

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416. FARUSAC 518 5.4/1976 de 20 de julio. 417. Castañeda, 45. La coyuntura había favorecido la integración de la Comisión paritaria de docencia que, además de dirigir el PIA, se le asignarían las funciones de Coordinación Académica. También se nombraría una subcomisión constituida como un organismo técnico de consulta con capacidad de formular iniciativas, que podría ejecutar, previa resolución o sanción de Junta Directiva.

Transitoriamente, la Comisión Paritaria, cumpliría con las funciones de Coordinación académica en tanto se estudiaba y formulaban consultas al CSU para investir a este organismo de las atribuciones que le competían al Consejo de Facultad. La nueva comisión debería integrarse con un representante catedrático y uno estudiantil, electos en cada comisión paritaria de asentamiento. Esto presuponía la existencia de comisiones por asentamientos, pero en caso de que no existieran deberían integrarse. La Junta Directiva daría posesión a la Comisión Paritaria de docencia el 26 de julio.416

Pero no todos estaban de acuerdo con el papel que estaba jugando la Facultad ante la crisis. En algunos sectores del claustro y a nivel estudiantil, se generarían posturas adversas al criterio de continuar con el PIA. Lo interesante es que los opositores se congregaron en torno a dos posiciones político-ideológicas contradictorias.

Por un lado, un sector del estudiantado encabezado por el Grupo Tábano, que consideraba que la participación de la Facultad se convertiría en una colaboración inadmisible hacia el ejército ya que éste centralizaba y controlaba las acciones por medio del recién constituido Comité de Reconstrucción Nacional (CRN). Por el otro lado, se encontraba la posición de algunos miembros del claustro, que según Castañeda, partían de «concepciones poco desarrolladas con relación al compromiso social que empezaba a construirse o abiertamente conservadores y que se oponían y empezaban a sabotear el trabajo de campo».417

Pero las divergencias irían en aumento. Quienes sostenían el criterio de mantener la acción en el campo argumentaban que, la magnitud del daño causado por el sismo, la numerosa población involucrada y las contradicciones profundas que se manifestaban en el proceso, hacían muy

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418. FARUSAC 512 /1976 de 3 de junio. Ver nota en el anexo. difícil que se generara beneficios permanentes hacia el régimen, mas bien, la presencia de los universitarios contribuía a evitar el apropiamiento de un solo sector hacia el apoyo popular.

Los catedráticos que se oponían a continuar con el trabajo en el campo eran, en su mayoría los profesores de los cursos teóricos, en tanto que los del área práctica, en donde se habían congregado los propiciadores y simpatizantes del CRA, abogaban por continuar con las salidas.

A eso hay que agregar diversos sucesos que se presentaron en el proceso, como el denunciado por el coordinador del nivel inicial de taller síntesis, que hizo del conocimiento de la Junta Directiva la intimidación que sufrieron estudiantes y profesores de nivel inicial en los asentamientos de Jardines de la Asunción, por parte de un destacamento de la Policía Nacional que los acusó de realizar actividades subversivas, los intimidó e instó a retirarse. 418

Poco a poco se irían generando más argumentos para crear un ambiente poco favorable para continuar con las acciones en el campo y se generaría una batalla que alcanzaría niveles políticos además de los estrictamente académicos.

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