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Con el camino despejado

La batalla al interior de la Facultad replicaba las posiciones políticas que afectaban al país, los movimientos sociales se estaban convirtiendo en acompañantes de los procesos académicos. Las visiones ideológicas estaban claramente presentes y las prácticas de confrontación, presión y anulación del oponente se hicieron evidentes.

El apoyo político logrado para el bloque del CRA fue indiscutible. El soporte más fuerte había sido el Rector que, con la aprobación del CSU, había nombrado la Comisión de Dirección y Administración de la Facultad. Esta Comisión designaría a uno de los principales estrategas del CRA como Secretario de la Facultad. A eso se sumaría que el Decano en funciones que pronto estaría ocupando una silla dentro de la CDA con lo que incrementó su capacidad de influencia.

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Los estudiantes se habían adueñado del control de la Facultad y trabajaban por una revolución total dentro de la estructura facultativa y, sin el Decano conservador, sin los miembros de la Junta Directiva que lo respaldaban y sin los líderes del claustro que hacía continuos cuestionamientos al proceso, la posibilidad de accionar se había fortalecido. Para alcanzar el ansiado cambio no se tuvo contemplación hacia quienes no lo habían apoyado y mucho menos hacia quienes se opusieron. Se pondría especial atención en evitar que quedara cualquier vestigio de la anterior Facultad que pudiera amenazar el avance de la reestructura.

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Se prescindiría de todos los docentes de la época anterior para evitar cualquier oposición que pudiera quedar. En el caso de los catedráticos titulares, varios de ellos, al no concluir los trámites de permisos durante el proceso del CRA, dieron la oportunidad a sus adversarios para que los separaran de sus cargos. Esto no hubiera sido problema si se mantenían las mismas autoridades o afines, que podrían haber concluído los procesos. La misma asesoría declaró que el Consejo tenía la potestad de sancionar o no a los señalados, pero el mapa político de entonces era claro y los despidos eran inminentes.

La indignación que las destituciones ocasionaron llevó a renuncias adicionales de la mayoría de los Titulares que dejarían el escenario libre de oposiciones. El destino de la Facultad estaba sellado y la reestructura podría seguir su camino sin mayor obstáculo.

Luego de las distintas elecciones facultativas, se había alcanzado las condiciones esperadas para continuar con la reestructura. Pero, por más favorable que se pintara el panorama, por más planes que se hicieran, se enfrentarían nuevos obstáculos, se cometerían errores y se obtendrían desencantos no previstos. Pronto se constataría la sabiduría popular, no hay peor cuña que la del mismo palo.

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Figura 8.1 Mural: Los gorilas al zoológico, los hombres al poder. En Ciudad Universitaria, zona12. Diseñado por Arnoldo Ramírez Amaya. Archivo fotográfico de Oscar Eduardo Barillas.

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RETOMANDO EL RUMBO

349. Asociación de Investigación y Asuntos Sociales, Compendio de Historia de Guatemala (1944-2000). Guatemala: ASIES. 2004. 52. En 1973 el gobierno estadounidense de Nixon había jugado un papel preponderante en apoyo a la caída del gobierno chileno de Salvador Allende y la llegada de Augusto Pinochet al poder. Un año después, luego del escándalo de Watergate, Nixon sería obligado a dimitir y sería sustituido por Gerald Ford.

En un nuevo orden la administración Ford se uniría a 35 países para abordar el tema de los derechos humanos, reducir las tensiones de la guerra fría y firmar los Acuerdos de Helsinki y de esta manera mejorar las relaciones entre los gobiernos comunistas y occidente. Con estas acciones comenzaba a mostrarse un cambio en la política estadounidense que sería fortalecida con el gobierno sucesor.

El 30 de abril de 1975 se puso fin definitivo a una guerra que había tenido serias implicaciones políticas y sociales y generado un implacable desgaste al gobierno estadounidense. El desenlace de la guerra de Vietnam se interpretó como una derrota política y militar que afectaba la percepción del balance geopolítico. Algunos vieron la oportunidad de que distintos movimientos comunistas pudieran triunfar en el continente americano, entre ellos en Nicaragua, El Salvador y Guatemala, en donde se procuraba un reacomodamiento de la guerrilla y se advertían nuevas acciones para fortalecer la organización social.

En Guatemala, el presidente electo en 1974 había sido señalado de llegar al poder por medio de un fraude, por lo que necesitaba ganar legitimidad. El nuevo gobierno decidió abrir espacios a la oposición y al movimiento popular, los que serían aprovechados por diversos grupos sociales. Surgieron organizaciones como la Central Nacional de Trabajadores (CNT), la Federación de Trabajadores de Guatemala (FTG), el Comité Nacional de Unidad Sindical (CNUS). En una relativa libertad, los estudiantes de educación media fundaron una coordinadora y también, luego del asesinato de Robin García, un sector de estudiantes universitarios organizaría el combativo Frente Estudiantil Revolucionario Robin García (FERG). 349

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350. El primer ciclo había sido entre 1962 y 1967 y este segundo ciclo se había iniciado en 1973.

351. Figueroa, Guatemala: historia reciente, 295. 352. CSU 4/1975 de 2 de febrero.

353. Jorge Solares. “Conflictos de poder en la Universidad de San Carlos: Elección del actual Rector (1978-1982)”. Estudios Centroamericanos, San Salvador: EDUCA. (1978), 495

354. CSU 1, 7/1975 de 15 de enero.

355. CSU 29/1975 de 17 de marzo.

356. Luis Pedro Taracena. Reflexiones y vivencias dentro del movimiento estudiantil universitario guatemalteco. (Guatemala: Asociación de Estudiantes de Ciencia Política. USAC, 2000),18. Después de la derrota en los años sesenta la guerrilla había iniciado un proceso de reorganización y elaborado una nueva visión estratégica. Guatemala se encontraba en el segundo gran ciclo insurgente que surgió al final del gobierno de Arana Osorio y duraría hasta 1982.350 Durante este período se mostraría un creciente movimiento popular que había empezado con la huelga magisterial de 1973 y terminaría con la marcha de mineros en Ixtahuacán a finales de 1977.351

En medio de este proceso de reacomodo, el Rector, informó al CSU que el 23 de enero de 1975 la guardia nacional de la República de Nicaragua había allanado el recinto universitario “Rubén Darío” de la Universidad Nacional Autónoma de dicho país en un evidente acto de violación de la autonomía universitaria.352 Esto se identificaría posteriormente, como un preámbulo del fortalecimiento de la lucha armada en Nicaragua. La acción generaría reacciones de prevención del gobierno guatemalteco que afectarían a la Universidad nacional.

En la Universidad de San Carlos se fundarían nuevas escuelas. Según indica Jorge Solares, luego de una serie de conflictos «al no encontrar una solución a sus diferencias, y con el visto bueno del Rector, en 1975 los programas como Psicología, Historia y Ciencias de la Comunicación se convirtieron en escuelas, con una marcada independencia administrativa. En los años posteriores, estas escuelas se contarían entre las más militantes de la Universidad».353 El CSU aprobaría la creación de la Escuela de Trabajo Social354 y la Escuela de Ciencias de la Comunicación, que comenzarían a funcionar a partir de enero.355

Entre 1971 y 1976 las luchas estudiantiles giraban en torno a las demandas de autonomía para tener mayor capacidad de vincularse con el pueblo. Se impulsaba la consigna de democratización de la enseñanza a la que se añadió la necesidad de fortalecer la extensión universitaria, concebida tanto a nivel de diversificación educativa, como de expansión regional hacia los departamentos.356

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En la Facultad de Arquitectura, la mitad del decenio se estaba iniciando con un Decano electo, del que se esperaba un efectivo seguimiento y fortalecimiento de la transformación académico-administrativa. Se confiaba en que el proceso mantuviera las bases comunes con la organización social que se estaban fortificando tanto a nivel nacional como a lo interno de la Universidad.

Los artífices del CRA habían ido tejiendo el escenario político académico y colocando sus piezas en las posiciones claves para lograr el apoyo de las instancias necesarias y eliminar del escenario a la mayoría de los catedráticos y estudiantes antagonistas. Se aseguraron de estos cambios para impulsar un proyecto que rompió con los patrones universitarios tradicionales.

Los docentes opositores y los estudiantes que no comulgaban con el nuevo proyecto se habían separado de la USAC y habían logrado la creación de una nueva carrera de Arquitectura en una universidad privada a la que se trasladaron.

Los resultados de la lucha por la aprobación del CRA habían sido bastante fructíferos, pero en los siguientes meses se constataría que no era lo mismo impulsar aguerridamente un ideal y lograr que se aprobara un innovador proyecto, que implementarlo. La transformación se enfrentaría a una serie de obstáculos e intereses que obstaculizarían los propósitos iniciales.

En medio de este panorama surgirían organizaciones estudiantiles que vincularían el arte, la academia y la política y tendrían amplia participación en los hechos que se aproximaban.

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