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La renuncia del Consejo de Facultad

375. FARUSAC 474 2/1975 de 18 de junio. No existe en el acta ni en sus anexos, referencia directa que detalle el conflicto o defina los puntos acordados. 376. FARUSAC 475 4.6/1975 de 24 de junio. El accionar de cinco de los miembros del Consejo de Facultad era granítico y muchas veces no era congruente con la orientación o criterio del sexto miembro, el Decano, por lo que éste prefería tratar algunos temas en donde tenía mayor respaldo, en la Junta directiva.

En junio de 1975 explotó un problema en el Taller Síntesis. En el registro del acta no se detalla la situación, pero la Junta Directiva consideró que los elementos que había tenido a la vista permitían confirmar que existía una crisis a nivel docente, en el seno del Taller Síntesis que había llevado al claustro a dar por finalizado el semestre. Según se sugería, la responsabilidad era del Consejo de Facultad que había conocido este problema sin haberlo resuelto. Se objetaba que uno de sus miembros hubiera actuado como juez y parte, lo que había imposibilitado que el asunto llegara a una pronta resolución y que la petición no se resolviera en forma concreta de acuerdo con las exigencias institucionales y los intereses académicos.375

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El hecho y su tratamiento era un indicador de las diferencias entre la Junta Directiva y el Consejo de Facultad. Tanto es así que el problema expuesto por el Taller Síntesis, según se informó en la siguiente sesión de Junta Directiva, había sido resuelto por el Consejo de Facultad.376 Pero la problemática había hecho mella e incrementado las diferencias entre ambos órganos.

El enfrentamiento que existía entre los dos entes directivos aparentemente partía de que no se habían definido con claridad, hasta dónde llegaba el alcance de las acciones de cada uno. En ese contexto y debido a diferencias de criterios de cómo se orientaba la Facultad, mantenían un continuo ataque entre sí, para deslegitimar al otro. Se suponía que los integrantes de ambos organismos estaban comprometidos para impulsar los designios del CRA. Pero al parecer, el trasfondo era por las diferencias entre la JD y el CF sobre las visiones políticas.

La AEDA envió una nota a Junta Directiva de la Facultad en la que se especificaba que, entre el 23 y el 25 de julio de 1975, se había realizado una Asamblea General de Estudiantes para conocer y resolver la situación del Taller síntesis. Observaban que en realidad lo que se hizo fue «un

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377. FARUSAC 479 5.1 /1975 de 5 de agosto. Ver en Anexo nota de AEDA del 31 de julio de 1975.

378. FARUSAC 481 3.2 /1975 de 19 de agosto. Ver en Anexo de acta nota del presidente del Claustro, del 8 de agosto. 379. FARUSAC 483 4.9 /1975 de 26 de agosto. 380. FARUSAC 477 5.3/1975 de 29 de julio. Debe recordarse la paridad del Consejo de Facultad y que el único de los que había quedado, que tenía voz y voto dentro del Consejo Académico era el Decano. cuestionamiento marcadamente parcial a los representantes estudiantiles por no estar alineados a criterios sectarios, única manera en que se explica lo dicho y actuado por una fracción estudiantil; además de su negativa a una evaluación amplia y objetiva que tiene la oportunidad de un proceso legal y justo», resaltaban la actitud clara y consecuente con los «principios del CRA y con los intereses estudiantiles, intereses claros y que pretenden lograr una formación ideológica y política amplia y desde ningún punto sectaria y oscura».377

Las discrepancias llevarían a que, en medio de las acusaciones y ante la proximidad del CONEVAL, los miembros del Consejo de Facultad renunciaran. El 25 de julio, último día de la Asamblea de Estudiantes los tres representantes estudiantiles ante el CF, Sergio Duarte, Fernando Rodríguez y Luis Estrada, renunciaron.

El lunes 31, ante la Asamblea del Claustro renunciarían como representantes ante el Consejo de Facultad, los arquitectos Darío Menéndez y Miguel Ángel Santa Cruz. La renuncia planteaba varias razones, pero se resaltó el señalamiento sobre la hegemonía que quería mantener la Junta Directiva en las decisiones. El claustro aceptó la renuncia, pero dejó sentada la inconformidad por la actuación de los renunciantes.378

La Junta Directiva consideró «Que siendo el Consejo de Facultad un organismo de igual jerarquía que la Junta Directiva y siendo la situación creada muy delicada, debía ser tratada cuidadosamente ya que está implicada en ella el mantenimiento del principio de paridad alcanzado por nuestra Facultad ante la Universidad».379

La imposibilidad de continuar con el Consejo de Facultad inicialmente obstaculizó los trámites pendientes y ordinarios que eran tratados por ese organismo. A la Junta Directiva le preocupaba la interpretación que pudiera hacerse acerca de la renuncia. Por lo que acordó nombrar una comisión formada por las personas que consideraba más vinculadas con ese Consejo, los arquitectos Leonel Méndez, Gilberto Castañeda y Julio Fonseca, con el fin de que presentaran un informe amplio y objetivo sobre la gestión realizada por los dimitentes.380

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381. Comunicado: A la Comunidad de Arquitectura, del 24 de septiembre de 1975. Firmado por Arq. Miguel Ángel Santa Cruz, Arq. Darío Menéndez, Br. Sergio Duarte, Br. Fernando Rodríguez y Br. Luis Estrada. Anexo al Acta 492 del 5 de noviembre de 1975. Pero aparte de la preocupación por el impacto político, la renuncia representaría un respiro para la Junta Directiva que retomaría el control absoluto de la actividad académica y administrativa. Pronto se acostumbraría a subsistir sin este organismo y el Consejo de Facultad entraría en un receso total de sus actividades durante catorce meses hasta cuando, en medio de otra crisis y otras condiciones, se haría necesario volver a integrarlo.

A las dimisiones del CF se sumaría las renuncias que, por diversas razones, presentarían varios miembros estudiantes de la Coordinación Académica, entre ellos Wolfang Gómez, César Vera y Mario Sánchez. Lo que llevaría a que este organismo también dejara de funcionar.

Pero la renuncia tendría repercusiones y cumpliría objetivos políticos. El 24 de septiembre de 1975, los cinco renunciantes, publicaron un comunicado en el que denunciaban que las condiciones de la Facultad de Arquitectura se tornaban particularmente difíciles a medida que transcurría el tercer año de iniciado el proceso de reestructuración. Creían oportuno, luego de presentar su renuncia, manifestarse sobre los últimos hechos que habían vivido. Hicieron un amplio planteamiento de lo que los había llevado a esa decisión y sobre la situación que se vivía en la Facultad. 381

Afirmaban que el cambio de estructuras en la escuela respondía a un plan político que se fue trazando en el transcurso de la propia práctica de la restructuración. El primer tropiezo había sido la misma base jurídica de la Universidad de San Carlos y sus organismos burocráticos que impidieron un cambio radical en el gobierno de la Facultad. El hecho de que no se pudiera asumir el concepto de efectiva paridad de manera formal mediante el cogobierno, implicó la necesidad de qué las personas que participaran en los puestos de decisión fueran una garantía para que el proceso proporcionara desde sus inicios la paridad de hecho, asunto que solamente se lograría con la unificación de criterios dentro de un punto central de lucha: la consolidación de la reestructura.

El carácter discordante entre las relaciones de docencia en la Facultad de Arquitectura se seguía centrando en la contradicción estudiantecatedrático (condición que impedía dilucidar a corto plazo el autogobierno). De ahí la crítica a quienes «hoy detentan el poder», a su multiplicidad de calidades y funciones, y a su insistencia en generar división estudiantil.

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Recalcaban en la necesidad de atacar los problemas de fondo en un medio altamente contradictorio y las constantes actividades de algunos sectores facultativos tendientes a desvirtuar el sentido del proceso a través de enfrentar directamente a estudiantes y catedráticos.

Denunciar esa situación significaba esclarecer las implicaciones políticas que se presentaban en un momento coyuntural y que se manifestaba a través de posiciones claramente antagónicas. Se hablaba de intereses políticos y del surgimiento del concepto de paridad como contradicción manifiesta en el antagonismo entre los intereses profesionales y los estudiantiles. La paridad había servido como bandera política desde hacía tiempo para actividades que no tenían vinculación con los intereses facultativos ni mucho menos estudiantiles.

No se podía ocultar a la Comunidad de Arquitectura, afirmaban, que un sector de la escuela pretendía atribuirse el CRA como propiedad elitaria, controlada a través del aparato administrativo institucionalizado, que pretendía confundir el proceso de consolidación de la Reestructura con el de consolidación en el Poder.

Sostenían que el acaparamiento de poder se mostraba, cuando una misma persona era a la vez, representante del Consejo de Facultad ante el Claustro de Catedrático y del Claustro ante la Junta Directiva de AEDA, coordinador de la UTA y Catedrático de Taller Síntesis. Pero además pretendía tener atribuciones en la Asamblea General de los estudiantes con base en su calidad de exlíder estudiantil y miembro del Consejo Asesor de la Junta Directiva de AEDA.

También, sostenían que se hacía evidente cuando otro profesor era a la vez, representante Catedrático ante el CSU, Coordinador de Unidad, Catedrático y Vocal ante la Junta Directiva de la Facultad. A eso, agregaban, un Decano cuyos intereses y posición defendía aferradamente, nombrando catedráticos que respaldaran su postura personal, que alentaba el surgimiento de un grupo elitario de docentes entronados en la Unidad de Taller Síntesis y que, con el oportuno manejo de algunas circunstancias, había tratado de dividir y obstaculizar el movimiento estudiantil.

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Figura 9.1 El reino de la oportunidad, crítica a las autoridades de la Farusac. Ilustración de Ramiro García.

Sostenían que el clímax de esa lamentable situación se había mostrado en el enfrentamiento provocado entre un sector de catedráticos de Taller Síntesis y los representantes estudiantiles en una Asamblea General de Estudiantes cuyo objetivo era conocer el Problema de Taller. Pero en la reunión se solapó, con el pretexto de defender la representatividad estudiantil y la paridad, la arbitrariedad y oportunismo con que se manejaban los puestos en Taller, lo que, a la vez impidió evaluar objetivamente la actividad de esta área en el primer semestre.

Los exrepresentantes ante el Consejo de Facultad defendían que habían mantenido constantemente su posición en contra del elitismo, pese a que se obstaculizaba sistemáticamente su trabajo y efectividad. Denunciaban que se les había tratado de desprestigiar hasta el extremo de pretender marginarlos descaradamente en las labores que les tocaba desempeñar como docentes.

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Figura 9.2. La loba, crítica a las autoridades de la Farusac. Ilustración de Ramiro García.

382. Comunicado: A la Comunidad de Arquitectura, del 24 de septiembre de 1975. Firmado por Arq. Miguel Ángel Santa Cruz, Arq. Darío Menéndez, Br. Sergio Duarte, Br. Fernando Rodríguez y Br. Luis Estrada. Anexo al Acta 492 del 5 de noviembre de 1975. Finalmente, justificaban que por las condiciones mencionadas se habían visto obligados a presentar su formal renuncia con el objeto de realizar el proceso de consolidación de la Facultad, pero resaltaban que el Consejo no debía morir.

Esperaban que el documento fuera una constancia de los motivos de su renuncia y un señalamiento a la tendenciosa intención de un reducido sector, que había acaparado los puestos claves y que gozaba de impopularidad, de desvirtuar el trabajo que habían efectuado. Asimismo, hacían un llamado a la organización estudiantil a mantenerse unidos para defender sus intereses.382

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383. Declaración del Claustro de la Facultad de Arquitectura con relación al Volante aparecido bajo el nombre: “A la Comunidad de Arquitectura”, del 29 de septiembre de 1975. Firmado por el Arq. Francisco Méndez Dávila. Anexo al Acta 492 del 5 de noviembre de 1975. 384. Ídem. El comunicado fue publicado pocos días antes de iniciar el Primer Coneval. Era evidente que las connotaciones políticas serían utilizadas para la discusión de la problemática en el Congreso. El escrito generaría reacciones previas y durante el evento.

Cómo respuesta se publicó una Declaración del claustro de la Facultad de Arquitectura en que se exponía que el viernes 26 de septiembre en sesión general, el Claustro había conocido el documento aludido y dado oportunidad a los compañeros firmantes para que expusieran y ampliaran las razones de su publicación, pero no se hicieron presentes. No obstante, se resolvió rechazar categóricamente la actitud negativa y desorientadora que los exmiembros del Consejo de Facultad habían asumido en su escrito, en el cual, sin elementos objetivos se denigraba la integridad, idoneidad y seriedad del Claustro de catedráticos de la Facultad de Arquitectura. 383

También denunciaban ante la comunidad de Arquitectura que el comunicado contenía la deplorable e insidiosa intención de generar una situación antagónica entre estudiantes y profesores, asunto que el Claustro rechazaba «por ser falso; pues todos conocían el espíritu democrático que animaba a la Facultad». Consideraban que resultaba evidente el oportunismo y los fines desorientadores que la publicación de ese documento conllevaba ya que los firmantes lo habían hecho público y dirigido a un evento de trascendencia académica, el Primer Coneval.

Pretendían aclarar que los vocales catedráticos ante el Consejo de Facultad no presentaron su renuncia por las razones que aludían, algunas de estas fueron posteriores pues no existían en ese momento como hechos concretos y ni siquiera se podían presuponer. Por el contrario, por criterios éticos en la Asamblea se les solicitó que renunciaran antes que el claustro tuviera que verse obligado a tomar medidas de hecho, ya que su ineptitud ya no representaba los intereses de quienes los eligieron.

Como consecuencia el claustro había decidido nombrar una comisión para analizar la problemática y dar una respuesta a esas aseveraciones tendenciosas y solicitar a la Junta Directiva de la Facultad conociera la situación y aplicara, a los firmantes del documento mencionado, las sanciones correspondientes en el orden académico y docente.384

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385. Comunicado: Nuevamente a la Comunidad de Arquitectura, del 1 de octubre de 1975. Firmado por Arq. Miguel Ángel Santa Cruz, Arq. Darío Menéndez, Br. Sergio Duarte, Br. Fernando Rodríguez y Br. Luis Estrada. Anexo al Acta 492 del 5 de noviembre de 1975.

386. Nota de Junta Directiva del Claustro de Catedráticos de la Facultad de Arquitectura, dirigida a la Junta Directiva de la Facultad de Arquitectura, del 4 de noviembre de 1975.

387. FARUSAC 492 /1975 de 5 de noviembre. No se especifican las actas, ni su contenido. Las acusaciones de unos y otros siguieron. Los renunciantes publicaron “Nuevamente a la comunidad de Arquitectura”, en la que buscan aclarar «una serie de inexactitudes y falsedades que contenía la declaración emitida por un grupo de catedrático cuyos nombres aparecen representados por el presidente del Claustro». Afirmaban que de 75 catedráticos sólo 30 participaron en la toma de decisión por lo que exigían que se publicaran las firmas de los que estaban de acuerdo con esa declaración. Denunciaban que luego de emitir con la libertad que les asistía su opinión analizando los conflictos de la Facultad y los motivos de su reciente renuncia, resultaba que en nombre del claustro se les amenazaba con que la Junta Directiva de la Facultad conociera la situación y aplicara las sanciones a que se hicieran acreedores, después de qué en un párrafo anterior indicaran «que de todos es conocido el espíritu democrático que actualmente anima a la Facultad». Razonaban que «si los señores catedráticos que avalan la Declaración del Claustro sienten que “se denigra la integridad, idoneidad y seriedad del claustro…”, creemos que el estudiantado debería enjuiciar esas tres calidades en sus profesores y denunciar lo correspondiente para elevar realmente el nivel académico de la Facultad». Concluyeron que de ninguna manera estaban tratando de propiciar una división del movimiento estudiantil, sino que, ante el momento crucial que vivía la Facultad exhortaban a todos los estudiantes a presentar un frente unido para lograr erradicar los vicios politiqueros y crear un verdadero ambiente de formación política. 385

Pero el ataque continuó, la directiva del Claustro pidió la intervención de Junta Directiva en relación con el comunicado del 24 de septiembre. Plantearon una situación de rechazo y una iniciativa de acción “por los epítetos plagado de infundidos y tendenciosos contenidos en el volante mencionado” y dirigidos a miembros del Claustro en general, así como a profesionales que ocupan cargos específicos dentro de la Escuela.386

La nota no sería conocida en esa sesión. No obstante, se conocería un expediente sobre el Arq. Darío Menéndez que había sido asignada a una comisión específica que se trataría en próxima reunión, pero se solicitó al Coordinador Administrativo que, con base en las actas, procediera a enviarle una primera amonestación.387

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