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Nuevas contradicciones

La dimisión del presidente Nixon y la derrota sufrida en Vietnam habían cambiado notoriamente el escenario político y la percepción que se tenía sobre el país del norte. En Guatemala el presidente Laugerud había abierto espacios a la organización social, pero descuidaría la lucha contrainsurgente lo que crearía condiciones que no se habían dado y no se volverían a dar en un gobierno militar de esa época.

La tendencia internacional de respetar los derechos humanos y los giros de los gobiernos en distintas partes del orbe fueron generando un panorama que se veía alentador para los movimientos sociales y revolucionarios en los países en vías de desarrollo.

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En la Universidad se aprobaban nuevas escuelas que se identificarían como las más militantes dentro de los movimientos estudiantiles. La extensión universitaria estaba proliferando y los valores de solidaridad hacia las clases más necesitabas se volvían parte de la proyección universitaria.

Los gobiernos universitarios habían ido adquiriendo mayor consciencia de los postulados que orientaban el quehacer de la Universidad Nacional y mantenía un franco apoyo a los sectores estudiantiles y sociales. Emergían nuevos grupos estudiantiles que se identificaban con la causa sociales, algunos se vincularían con la acción revolucionaria. La música, el muralismo y la expresión artística en general, se hacían parte del escenario estudiantil como una muestra de reivindicación y crítica social de las juventudes universitarias.

En la Facultad de Arquitectura se pretendía consolidar el gobierno nacido de las entrañas del CRA y sus propulsores confiaban en que la transformación seguiría por el derrotero trazado. El nuevo decanato había empezado a accionar según lo esperado al convocar a la elección de los organismos paritarios que era una de las estrategias fundamentales emanadas del CRA. La integración del esperado modelo paritario fue relativamente sencilla, la coordinación académica y los comités de áreas, permitieron una mayor fluidez y comunicación en la participación de las decisiones académicoadministrativas. Pero comenzarían a surgir algunas diferencias entre los órganos de dirección y se irían revelando otros problemas que poco a poco se harían más intensos.

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371. R. Soria. Entrevista. 372. Ídem. El cambio total del plantel docente había provocado deficiencias notorias. El señalamiento de los propulsores de la transformación era que muchos de los nuevos docentes no compartían los fundamentos ideológicos del CRA debido a que no fueron parte de ese proceso, lo que no propiciaba la coherencia con el planteamiento original. Para resolver ese tema se había promovido la práctica docente de estudiantes de últimos años afines a la filosofía del CRA. Sin embargo, la falta de experiencia profesional y pedagógica, de algunos de los que ocupaban distintas posiciones docentes, estaba creando inconformidades. Ramiro Soria se refirió al respecto:

«Cometimos el enorme error de no estructurar adecuadamente la evaluación de los maestros. Se generó lo que he calificado como una estafa académica. Ese diálogo de sordos que se formaba cuando un estudiante calificaba bien a un maestro porque le había permitido ganar el curso, aunque no hubiera aprendido. Normalmente lo hacían maestros mal preparados con poca ética, que sencillamente, generaban un soborno al estudiante a cambio de estar bien calificados. Había catedráticos de diseño que nunca habían diseñado ni ejecutado una obra de arquitectura ni habían participado como auxiliares de un proyecto de arquitectura. Eso pasó muchas veces y decayó la calidad académica.371

Para Soria la inclusión de estos profesores era consecuencia de dos circunstancias, la primera fue que «al quedarnos sin catedráticos muchos tuvimos que asumir la responsabilidad de cubrir la docencia, porque no había profesores y la universidad no tenía la capacidad económica para traer profesores de fuera. La segunda porque varios de los que se habían enquistado en el grupo del CRA buscaron ubicarse como profesores para vivir con el salario de los maestros, aunque no estuvieran bien preparados». ¿por qué los eligieron? Bueno, puede ser por compadrazgos o por la actividad política estudiantil durante el CRA. Fue una forma equivocada, no tiene nada que ver la actividad estudiantil con la academia. Pero así se fueron ocupando varios puestos de docencia y muchos estudiantes comenzaron a ganar cursos sin tener los conocimientos, ni haberse preparado para ello: la estafa académica. 372

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Tabla: 8.3. Algunas críticas a los actores y el proceso

◊ El oportunismo nos dejó un mal sabor. (Víctor Cohen) ◊ Me di cuenta de que muchos de los dirigentes se aprovecharon del momento y las circunstancias. (Glenda Rodríguez) ◊ La selección de los maestros por compadrazgos, o por actividad política estudiantil. (Ramiro Soria) ◊ Lo dejaron en manos de gente que no tenía las condiciones. (Glenda Rodríguez) ◊ Hay que reconocer que a los docentes les faltaba experiencia. Desafortunadamente había improvisaciones. (Darío Menéndez) ◊ La cosa se radicalizó. Así como antes había una élite que no dejaba entrar a otros, se replicó a la inversa. (Julio Fonseca) ◊ Entre más poder tenían más abusivos se ponían, no se habían graduado, pero ellos mandaban en la facultad, mandaban a los profesores y mandaban a los graduados. (Eduardo Aguirre) ◊ Lionel tuvo la oportunidad de hacer mucho, pero se dejó llevar por asesores radicalizados. (Eduardo Aguirre) ◊ Un gran problema fue la improvisación de catedráticos. (Pedro Asturias) ◊ Había dirigentes sectarios que apañaban la posición del decano. La Facultad se volvió una apertura para los amigos. (Darío Menéndez) ◊ Fueron ocupando puestos de docencia que no merecían y muchos estudiantes comenzaron a ganar cursos sin tener los conocimientos, ni preparación. (Ramiro Soria) ◊ No se contaban con los profesores suficientes para echar a andar los nuevos cursos. Ante esta necesidad se decidió incorporar a estudiantes de últimos años de la carrera, para ocupar las plazas de maestros. (Jorge Cordón) ◊ Un enorme error fue no estructurar adecuadamente la evaluación de los maestros que creo firmemente deben ser evaluados constantemente Ahí se generó lo que yo he calificado como una estafa académica. (Ramiro Soria) ◊ Es típico de gente que asume el poder y no sabe lo que está haciendo. A la hora de la hora se perdieron. (Eduardo Aguirre) ◊ Como pasa en todo movimiento revolucionario no se logra llenar todas las expectativas con un modelo tan experimental. (Darío Menéndez)

Fuente: Comentarios obtenidos de entrevistados que se especifican al final de cada párrafo

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Conforme fue avanzando el proceso varios actores comenzaron a asumir que se pretendía un adoctrinamiento ideológico más que lograr la formación teórico-práctica que la carrera demandaba, en tanto que, para otros, todavía había que fortalecer la proyección social.

Los estudiantes que habían ingresado para aprender diseño y arquitectura se vieron envueltos en temas que si bien, se consideraban fundamentales en la estructura académica, restaban atención al eje central de la profesión. A eso se sumaba la gran cantidad de cursos que en gran parte eran trimestrales. Esto sería adversado hasta por los mismos docentes que se preocupaban por el escaso tiempo de dos períodos de 45 minutos en cada una de las ocho semanas del trimestre, lo que equivalía a 12 horas de docencia directa por curso, lo que no permitía cubrir los contenidos de la manera adecuada.

El diagnóstico elaborado para las unidades técnico académicas de la Universidad había puesto en evidencia que en la Facultad de Arquitectura se mantenían algunos de los aspectos criticados previo al CRA, tales como, el predominio de la clase magistral sobre otras formas de docencia, la jerarquía del profesor dentro de los distintos procesos académicos, la falta de integración entre docencia, investigación y extensión, la falta de actividades de proyección y vinculación social en los distintos ciclos de la carrera y la falta de una política definida para la investigación. Si bien se mantenía esfuerzos importantes estos eran aislados e inconexos, muchas veces repetitivos o contradictorios entre las asignaturas. A eso se sumaba el planteamiento respaldado por la Coordinación Académica sobre las hipótesis más importantes que marcaban: la situación de la sobrecarga académica en varios ciclos de la carrera, la existencia de prerrequisitos ficticios y la ubicación inadecuada de algunas asignaturas.

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Uno de los aportes más interesante en este período fue la propuesta de ordenamiento conceptual a la estructura de la carrera en la que se planteó la división de la unidad de Taller Síntesis en tres niveles: el inicial que trataría la arquitectura como fenómeno de comunicación; el medio que consideraría a la arquitectura como fenómeno constructivo y, el nivel de profundidad en el que la arquitectura se analizaba como realidad social.

La UTA-Arq. había sido una buena opción para comenzar a enfrentar las problemáticas académico-administrativas. Se tomaron decisiones aisladas para resolver de manera inmediata algunos problemas y se preparó una “Propuesta de redistribución curricular” para corregir las fallas encontradas. Se esperaba que en el Primer Coneval pudiera profundizarse sobre el reacondicionamiento del currículo y revisar la propuesta, de manera integral, para hacer los ajustes pertinentes.

Aunque no se estaban dando todos los resultados, se hacían esfuerzos por construir un panorama que fortaleciera el proceso de transformación iniciado en 1972 pero, muy pronto, el horizonte cambiaría.

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FISURAS EN EL NUEVO PARADIGMA

373. Castañeda, 43. 374. Ídem. Entre 1973 y 1975, se generó la sensación de estar “arando en el mar” y que en lugar de arquitectos se estaba formando “sociólogos”, lo que era contrario a la vocación y a la opción profesional hecha por los estudiantes al ingresar a la Facultad. Gilberto Castañeda. 373

Al principio de la implementación del Plan de reestructuración comenzó a notarse cierta insatisfacción de los estudiantes debido a la falta de alineación de la carrera hacia la práctica del diseño y la arquitectura. El esfuerzo principal del Taller Síntesis se había estado dirigiendo al trabajo en áreas populares de la capital, lo que demandaba experiencias y conocimientos para el diagnóstico de las necesidades en el campo urbano y arquitectónico útiles para generar diseños apropiados. De manera que la mayor parte del tiempo del semestre era absorbido por las etapas de investigación y análisis, por lo que el período para la fase de diseño se reducía y con esto se mermaba el desarrollo de la capacidad de plantear respuestas efectivas de diseño. «Los primeros años del proceso de restructuración dieron por resultado que -como la ironía estudiantil señalara- los cursos se aprobaran con la máquina de escribir y no con la mesa de dibujo, aludiendo a la sobrecarga de análisis socioeconómico».374

El Consejo de Facultad había sido concebido como un organismo paralelo a la Junta Directiva para decidir sobre aspectos académicos por lo que pretendía mantener un mismo nivel en la jerarquía institucional. Las confrontaciones estaban comprobando lo dicho durante la aprobación de la nueva organización sobre la inconveniencia de duplicar funciones y de dividir las líneas jerárquicas en un mismo nivel. Se abriría una disputa por delimitar y diferenciar las funciones entre el Consejo de Facultad y la Junta Directiva, una lucha de poder poco probable de superar de manera positiva, que traería lamentables consecuencias. A pesar de que el modelo había mantenido la figura del Decano en los dos organismos, había dificultad de tomar las decisiones colegiadamente. Los enfrentamientos entre ambos entes directivos eran cada vez mayores, cualquier situación o diferencia era aprovechada para disminuir la autoridad del otro.

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