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El Proyecto de Reestructuración de Arquitectura

187. Los planteamientos que se describen en esta sección fueron tomados del proyecto de Reestructuración. Para la elaboración de este proyecto se integró el grupo técnico formado por los arquitectos José Asturias, Manuel Pinelo, Hermes Marroquín y Carlos Brichaux, así como, los estudiantes Silvia morales, Luis Fernando Pepió, Luis Estrada y Gilberto Castañeda. Se tuvo como asesores y colaboradores a los arquitectos Guillermo Gomar, Ricardo Alonso, Lionel Méndez y Roberto Morales, a los ingenieros Pablo Gutiérrez, Hugo Quan Ma, Rafael Santiago y Rony Sarmiento, al doctor Carlos González y a los licenciados Julio Hernández y Ricardo Castañeda. En el documento se resalta la asesoría permanente del Arq. Adolfo Lau y se menciona la colaboración estudiantil de Ana María López, María Eugenia Sueiras, Regina Rivera y Glenda Rodríguez. El 9 de agosto de 1972, el Grupo Técnico electo en asamblea General del Congreso de Reestructuración, haría entrega a los miembros del directorio el Proyecto de Reestructuración de la Facultad de Arquitectura.187

El documento incluyó los lineamientos que abarcaba el diagnóstico de los estudios de arquitectura, el plan de reestructuración que abarcaba los objetivos, la estructura de docencia, el currículo, el contenido y actividades de integración, así como criterios de evaluación. Comprendía también el esquema de organización y gobierno, y se discutían los aspectos sobre los recursos financieros para la restructuración y para darle seguimiento.

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El CRA se había concebido como una actividad diseñada para obtener, con la participación de estudiantes, catedráticos y profesionales de arquitectura y la participación también de otros sectores universitarios y nacionales, en diversas etapas de la programación de trabajo, los criterios que habrían de permitir y hacer efectiva la reforma.

Se estableció que la inscripción y participación sería obligatoria en todas las actividades que constituyeran el congreso, habida cuenta que el Consejo superior Universitario había acordado que la actividad académica de la facultad de arquitectura se transformaría en otras formas de docencia para efectuar la restructuración de la facultad.

La propuesta que se hacía sobre el currículum pretendía establecer un sistema flexible que permitiera a cada estudiante conformar un esquema particular según sus propias inclinaciones. Sin embargo, ante la responsabilidad que representaba entregar un título que autorizar el ejercicio de la profesión, se estableció un tronco común de conocimientos fundamentales. Según la selección de los conocimientos adicionales, dado por las disciplinas selectivas que hiciera cada estudiante, así sería la orientación que tendría su licenciatura.

Debido a las condiciones sociopolíticas del país se debía resolver los problemas con las tecnologías más justificadas y con los recursos más primitivos y, debido a que la tecnología sufre cambios continuos, se consideraba prudente pensar en un profesional altamente capacitado para resolver problemas nuevos. En el planteamiento se consideró que para la formación general se debía exigir un 35% del total de los conocimientos requeridos, para el análisis en un 25%, para el diseño en un 25% y para las tecnologías el 15%.

Del total de conocimientos requeridos se planteó para la formación general 35%, para el análisis 25%, para el diseño 25% y para las tecnologías 15%.

Figura 4.5. Portada del Proyecto de Reestructuración, producto del CRA, 1972.

En el documento se especifica que el currículum tendría una duración mínima de cinco años y que el número de cursos continuaría siendo el mismo en relación con una carrera de seis años, pero se había incrementado con otros cursos de tipo electivo, seminarios y materias optativas. Dentro de los cursos y la reducción de los años de la carrera, se había llegado a una concentración de 8 o 9 cursos promedios en la mayoría de los semestres. Sin embargo, se proponía que mediante una adecuada distribución del tiempo se lograría que cada estudiante no atendiera más allá de cinco materias fundamentales simultáneamente y que la carga académica no sobrepasara los 25 períodos semanales, con un margen de más o menos tres períodos en la mayoría de los casos.

Los aspectos de investigación serían tratados como una forma de docencia. Se buscaría que una parte de las cargas indicadas como estudio supervisado y estudio independiente pudiera realizarse como trabajos de investigación y desarrollo. Además, se tomaría especial énfasis en los trabajos específicamente programados como seminarios.

188. Este tema se trata con mayor profundidad más adelante en este mismo capítulo, en la sección El modelo de autogobierno. En cuanto a la evaluación se planteaba que sería objetiva y ponderada por factores, cuando fuera posible, según la naturaleza del conocimiento a evaluar. La autoevaluación sería aplicada en forma gradual enseñándose sus técnicas y limitándose según los criterios y estrategias establecidos. Las calificaciones en taller síntesis sería acumulativas y autónomas. La nota de promoción y los mecanismos de evaluación dada la naturaleza diversa de los métodos didácticos a aplicarse en las distintas asignaturas, sería motivo de estudio particular de parte de la junta evaluación docente y administrativa. En los casos que se consideraba necesario el examen final se recomendaba que la zona correspondiente fuera fijada por los catedráticos de cada asignatura de acuerdo con el grupo de estudiantes correspondientes. Resaltaban también que, en caso de existir zona y examen final, el estudiante que alcanzara el 80% de la zona fuera exonerado de presentar obligatoriamente examen final. Se recomendaba que la nota de promoción fuera de 60%.

De acuerdo con el documento el nuevo plan de estudios incluía mucha flexibilidad al estudiante para escoger su currículo según su interés principal y aspiraciones. Asimismo, el nuevo concepto educativo contemplaba una participación efectiva de todos los sectores la docencia en todos los niveles, que decididamente necesitaba un nuevo planteamiento en el sistema de gobierno, teniendo como imperativo pedagógico la paridad de la representación.

Se establecieron varias premisas dictadas por la Asamblea General del CRA: establecer la paridad en todos los niveles de dirección y administración de la unidad académica. Dar una mayor participación estudiantil en los organismos de decisión académica y administrativa. Resolver una nueva estructura académica que sirviera de base para una auténtica reforma de la Universidad de San Carlos. Esto último estaba establecido en la propuesta para un nuevo gobierno académico que incluía un Consejo de Facultad para coordinar todas las actividades y que estaría integrado por seis personas de representación paritaria entre estudiantes y profesionales. Un estudiante electo por Asamblea General de los estudiantes, un profesional elegido por el colegio de arquitectos, el resto de los profesionales y estudiantes serían elegidos por medio de un colegio elector de cada uno de los sectores.188

189. Proyecto de Reestructuración de Arquitectura. 1972. En el pronóstico que se incluyó se hicieron consideraciones de corte cuantitativo y cualitativo. En lo cuantitativo se hacía notar un aumento desproporcionado en relación con la capacidad financiera y académica. En 15 años se había pasado de una población de 60 estudiantes a 876 en ese momento. Se consideraba que el número de docentes ya era inadecuado, sobre todo para atender a los primeros años de la carrera, esto según se preveía, sería más crítico en el futuro y podía llegar a imposibilitar una enseñanza efectiva. A nivel cualitativo se sostenía:

El sistema educativo existente, responde a solicitudes cuantitativas no críticas que precedieron el estado actual. Es por ello, que en la actualidad se hacen más evidentes sus fallas y se acusan sus impropiedades. Ese, sin embargo, es tan sólo un hecho formal […] el currículum de estudios está radicado en una formulación teórica poco contemporánea, es decir, absoluta. La ausencia de cursos de moderna tecnología como la coordinación modular, la teoría de sistemas y el diseño sistematizado a la par de adecuadas técnicas de laboratorio para el estudio de materiales procesos de ventilación e iluminación; la ausencia, por otra parte de las disciplinas sociales, de análisis y conocimiento del hombre y la sociedad, como lo son la antropología, la sociología, la psicología y la economía; presenta la no-contemporaneidad del profesional actualmente formado y de consiguiente, su limitación como propiciador del desarrollo nacional, amén de su propia limitación lucrativa. Si las deficiencias científico-humanistas y la tecnología hacen precaria la praxis del profesional actualmente formado; la ausencia de cualquier interpretación crítico-histórica del entorno que lleva al actual desinterés por resolver y responder a las solicitudes de tal entorno por estudiantes ya graduados. Es decir, si ya en la actualidad existe un divorcio por “ineptum” entre la formación del estudiante y la realidad cultural y social, el futuro no hará sino aumentar tal diferencia. Aún más, si la cualificación docente es impropia se agrava el hecho ante la ausencia de cualquier norma aceptable de pedagogía en la impartida de tal docencia.189