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Entre estira y encoge

186. Víctor Cohen, Vocal 3 de JD de 1970 a 1973, entrevista en Avendaño, 35.

Yo representaba a los profesionales Arquitectos de Guatemala, tenía que ser imparcial. Empezaba a haber conflictos filosóficos de lo que debía ser. Lo malo era la percepción de que se dejaba muy por el borde el concepto académico y se enfocaba más en el concepto político. Víctor Cohen.186

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Para mayo de 1972, a más de tres años de haber asumido, el equipo y proyecto de gestión del Decano había sido desarticulado. Sin sus principales colaboradores y en un ambiente de permanente confrontación se aferraba a sus aliados en una dividida Junta Directiva para continuar en la conducción de la Facultad. Era notorio que el bloque de la reestructura estaba limpiando la mesa para dar paso de manera más fluida, a la reforma académica y administrativa que se perseguía. Para ello había ido colocando representantes en puestos claves, tal el caso de los vocales 1, 4 y 5, y el representante estudiantil ante el CSU. También sus propuestas habían ido obteniendo el concurso de simpatizantes, lo cual favorecería el proceso que se esperaba implementar, especialmente en el Consejo, la administración central y por parte del mismo Rector.

Era perceptible que el Decano no era partidario de la reforma ni sería parte de una posible transformación. Se estaba impulsando un movimiento que no compartía y que denunciaba podría estar apoyado por intereses externos a la Facultad.

Así las cosas, el Decano presentó su renuncia. Además, a pesar de sus sospechas de intervenciones políticas en el proceso, expuso que con su dimisión daría mayor libertad al ímpetu de renovación de la juventud estudiantil. Los estudiantes lo acusaban de no presentar una renuncia irrevocable y de que su nota carecía de fundamentos. Le recriminaban las acusaciones veladas y contradictoriamente de tratar de abandonar el cargo cuando el trabajo le exigía la mayor responsabilidad.

De manera inexplicable para algunos, el Consejo instruyó al decano para que se reincorporara a sus labores. Con esto destapó una olla de grillos que ya no sería posible acallar y, ante presiones estudiantiles, haría acuerdos y contra acuerdos que dejarían muy malparado al organismo directivo y no cambiaría la situación.

Carlos Asensio Wunderlich, obtendría una fugaz y contradictoria victoria, no sólo no renunciaría, sino que, argumentando razones éticas, de dignidad y jurídicas, rechazaría terminantemente la exhortación a presentar su renuncia en ese momento. Reclamó al CSU y a los universitarios que hicieran el análisis justo sobre si los peligros a los que se enfrentaba la autonomía provenían del Decano o si estaba siendo provocada por otros factores a los cuales era absolutamente ajeno.

Las propuestas 118

LAS PROPUESTAS

La influencia de la revolución cubana, la llegada de Allende a la presidencia de Chile por vías democráticas, el debilitamiento de Estados Unidos en la guerra de Vietnam y las luchas revolucionarias que se estaban dando a lo interno de diversos países latinoamericanos, favorecían movimientos de izquierda que podían incidir en las estructuras políticas de la región y estimulaban las visiones idealistas de los jóvenes estudiantes que apuntaban a reformas, no sólo universitarias, también sociales.

Las tendencias de la época coincidían con la renacida visión de que las universidades públicas participaran más abiertamente en la solución de los problemas nacionales. Para avanzar en las transformaciones había muchas barreras por superar. La toma del poder de diversos gobiernos militares presentaba una seria oposición a las intenciones de los grupos revolucionarios. Esto marcaba las acciones de los gobiernos contra diversas universidades públicas, tal el caso de la Universidad de El Salvador y la misma Universidad de San Carlos de Guatemala.

En Guatemala las posiciones claramente encontradas entre el gobierno de derecha de Carlos Arana y la visión de izquierda de Cuevas del Cid, revelaban un tenso escenario. El gobierno universitario mostraba una clara disposición para hacer reformas que aportaran en la lucha y participación social de la universidad y el gobierno militar no tenía la remota intención de facilitárselo.

Los estudiantes de arquitectura habían tomado la vanguardia en la lucha académico-ideológica, en una clara alineación con la vinculación social y en contraposición con la arraigada visión que la carrera había tenido desde su fundación. El paulatino movimiento, se revelaba en medio de un cambio institucional por demás oportuno. Se había ido gestando con una serie de principios y condiciones que, finalmente, favorecerían la reestructuración.

Los hechos suscitados a partir de abril de 1972 habían convulsionado la esencia académica y administrativa de la Facultad. Varios de los fundadores habían sido cuestionados por un sector estudiantil. La concepción con que la Facultad había sido creada y se había desarrollado desde sus inicios era tildada de conservadora y elitista, estaba siendo juzgada con nuevos ojos, nuevos actores y en nuevos escenarios.

Figura 4.1. Grupos de trabajo, 1972. Zoemia Prado Barrascout, de corbata Ing. Antonio Contreras, Roberto Zuchinni. Hasta atrás Raul Anguiano. De espaldas Arq. Carlos Brichaux, y a su lado de traje, el Arq. de La Riva, atrás de negro y sin bigote el compañero Velázquez. Foto: Jorge Rousselin

Figura 4.2. Reuniones de trabajo, 1972. En la imagen de la izquierda, al centro, el Arq. Víctor Quan, en la siguiente imagen a la derecha, Carlos Martini y el Arq. Carlos Brichaux. Foto: Jorge Rousselin

La evaluación del Pensum 69 no se había realizado según lo ofrecido por las autoridades y, para sumar a esta situación académica, quienes conducían los departamentos académicos habían sido señalados por decisiones poco populares que los estudiantes rechazaron y por las que finalmente fueron obligados a renunciar. Esta situación también había llevado al Decano a presentar su malograda renuncia.

Con un Decano que se encontraba a disgusto y con las manos atadas y, gracias al posicionamiento de las distintas piezas político-académicas en diversas instancias, el proceso iría caminando, pero no estaría libre de oposiciones.

El bloque del CRA había superado los primeros obstáculos. El principal, integrar el directorio e impulsar el esperado Congreso y, para ello, además de la base estudiantil y de algunos docentes, contaba con el apoyo de varios miembros de la Junta Directiva, del Rector y de una consolidada participación de simpatizantes a lo interno de la administración central y del propio CSU.

A pesar de las confrontaciones, en especial, las surgidas a raíz de la frustrada renuncia del Decano, el bloque del CRA seguiría apuntalándose. Todas las discrepancias y acciones en contra no fueron lo suficientemente fuertes, para impedir los avances de un movimiento que se fue cocinando desde años atrás, a fuego lento. Para ese momento el proceso había encontrado su dinámica, los esfuerzos iniciales y sostenidos, así como el apoyo político logrado durante las distintas etapas estaban dando resultados concretos. (Ver Figuras 4.1 a 4.4)

En un inicio, los planteamientos fueron de carácter general y parecían contar con el apoyo de la mayoría, en especial el criterio de hacer cambios importantes en el currículum y actualizar la enseñanza. Pero conforme el congreso fue progresando se empezó a perfilar una corriente que sobrepasaba los planteamientos académicos, se había introducido la discusión política en cuanto al papel del arquitecto y la sociedad guatemalteca y la cuestión del gobierno académico. A pesar de esas grietas en los criterios sobre el paradigma, se fueron estableciendo acciones para afianzar la propuesta del nuevo Plan de Estudios.

Figura 4.3. Reunión resolutiva del CRA. Segunda fila: Jorge Solares, Gilberto Castañeda, en la misma línea tres escritorios atrás, el Lic. Hugo Recinos y detrás de él, Eduardo Aguirre, 1972. Archivo Fotográfico: Gilberto Castañeda.

La suspensión de actividades académicas iniciada en abril y reiniciada parcialmente, a finales de septiembre de 1972, permitió la realización del Congreso de Reestructura de Arquitectura. Durante el evento se generarían una serie de propuestas que modificarían sustantivamente la formación del arquitecto. Pero esto era el inicio, el movimiento del CRA continuaría con la batalla por mantener el control político y lograr el cambio académico.

Figura 4.4. Reunión resolutiva del CRA. En primer plano el Arq. Ricardo Alonso, en playera negra de perfil Domingo Valle. 1972. Archivo Fotográfico: Gilberto Castañeda.