Geografía medieval de Serrablo

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—la de Senegüé, la de Eresun y el Kastello Panfficu— y funda el monasterio de Cercitoll. Con estas conquistas, a principios del siglo x el antiguo territortum aragonense se halla perfectamente consolidado, fijando sus límites en el valle de Ansó por poniente y la ribera occidental del Gállego por el este. Es en el año 921 cuando el rey Sancho Garcés de Pamplona emprende la conquista del condado de Aragón. Empieza por lo que hoy se conoce como Cinco Villas (valle de Esca, Luesia, valle del Onsella, etc.) y avanza hacia el este. Los historiadores coinciden en que es en el año 922 cuando ocupa las tierras del condado aragonés. Entre el 923 y 924 sus ejércitos cruzan el allego y avanzan hacia Sobrarbe. El monarca pamplonés debe volver a defender sus tierras, invadidas por el ejército cordobés del emir Abd al-Rahmán III. Estas vías de penetración son usadas posteriormente por numerosos contingentes de emigrantes navarros que colonizarían importantes porciones de las tierras conquistadas en la mitad meridional de la comarca y fundarían nuevos núcleos de población. Restos del paso de estos colonos serian las necrópolis antropomorfas que se conservan o conservaban en Serrablo: Lasieso, Gésera, Nocito, Alavés, Ibirque y la del despoblado de Larrué12.

11 Véase el apartado 5.6, dedicado a este monasterio. 12 Todas estas necrópolis tienen en común el estar excavadas en afloramientos rocosos de arenisca (muy abundantes en la mitad meridional de la comarca) y orientadas en dirección E-W, con la cabeza del difunto dirigida hacia occidente. La de Lasieso, situada al sur de la población dentro de una propiedad privada, está formada por al menos 19 tumbas entre adultos y niños, en diferente estado de conservación. Fue excavada en 1975 por M.a Asunción Bielsa y Alberto del Castillo. La de Gésera, por su parte, está situada al norte de la población y junto a la iglesia. Está formada por 19 tumbas en bastante mal estado de conservación, aunque aparecen abundantes restos humanos. La de Nocito, al lado de la actual ermita de San Úrbez, al noreste de la población, está formada por ocho sepulturas, de las que tres aparecieron ocupadas cuando se excavó en 1976. Un interesante estudio paleopatológico de un individuo enterrado en esta necrópolis lo encontramos en el artículo de José D. SÁNCHEZ PÉREZ "Clínica arqueológica de un aragonés altomedieval", Serrablo, 76 (junio de 1990). Las otras tres necrópolis de las que tenemos noticia son la de Alavés, que estaba formada por al menos tres sepulturas que desaparecieron al hacer la actual carretera N-330 (tradición oral recogida en Lanave y Belarra); la de Ibirque, situada en la peña d'os Muertos, en la que según algunos habitantes de esta población se localizaban varias tumbas antropomorfas (hasta la fecha, pese a haber realizado varios viajes a la zona, no hemos podido corroborar esta información), y la última, con una sola tumba, se encontraba hasta principios de siglo, según la tradición oral, en el despoblado de Larrué (véase el apartado 4.8.7). 28


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