La economía monopolista no cancela la ley del valor, sino que la confirma mediante el descenso de la tasa de ganancia y de la tasa asociada de acumulación –que baja también para el capital monopolista- y mediante la intervención gubernamental en la economía que esto requiere. Pero estas intervenciones van en contra de los límites determinados por las relaciones de producción capitalistas, y sirven únicamente como posibilidades temporales. Cuando estas posibilidades se agotan, la tendencia capitalista a la crisis se vuelve a manifestar y ofrece una vez más la posibilidad de una transformación revolucionaria del sistema capitalista. Por lo tanto, el carácter monopolista estatal del capitalismo actual no plantea al proletariado otras tareas que las que enfrenta bajo cualquier otra forma de capitalismo: la abolición de la relación capitalista mediante la eliminación del trabajo asalariado en una sociedad sin clases. -Paul Mattick