MOISÉS Y EL ÉXODO. ASPECTOS ARQUEOLÓGICOS
de otra manera, está basado en hechos reales (no es ficción). La tradición sobre el éxodo se sustenta en un hecho histórico (o varios sincronizados) experimentado por el pueblo como acontecimiento salvador y recordado como el suceso constitutivo que dio principio a su existencia como pueblo. Sin embargo, la comprobación exacta de los hechos ocurridos escapa a una búsqueda historiográfica moderna preocupada por el detalle, los hechos brutos y la sucesión cronológica. Los descubrimientos arqueológicos no vienen a confirmar literalmente el texto bíblico, sino a iluminarlo y proporcionar un contexto plausible a los acontecimientos.
PRESENCIA DE SEMITAS EN EGIPTO: LOS HICSOS Es imposible dar fecha a la entrada de grupos semitas en Egipto, pues el fenómeno migratorio desde Canaán era algo normal desde tiempos antiguos. El país de las pirámides ejercía un gran poder de atracción como lugar de resguardo en momentos en que la sequía, el hambre o la guerra hacían la vida insoportable en los lugares de origen. Hay buenas razones para creer que, en tiempos de hambruna en Canaán –como los descritos
en la narración bíblica–, tanto los pastores como los agricultores marcharan a Egipto para disfrutar de su fertilidad segura. La mayoría de los nómadas y pastores semitas entraron en Egipto de forma pacífica y escalonada. Habría que descartar una llegada masiva y en pocos años. Algunos entraron como comerciantes libres, otros se infiltraron en tiempos de hambre para huir de la sequía, otros llegaron como conquistadores con los hicsos o como prisioneros de guerra. La presencia de semitas o aamu (“asiáticos”) –que así los llamaban los egipcios– en la tierra de Goshen, en el delta oriental del Nilo, es algo que se puede constatar desde los primeros faraones de la dinastía XII. Lo podemos ver de un modo gráfico en las pinturas de la tumba de Khnumhotep II,
en Beni Hasam. El fresco, situado en el tercer registro de la pared norte, presenta una procesión de extranjeros: ocho hombres, cuatro mujeres, tres niños y dos burros caminando hacia la derecha, guiados por dos funcionarios egipcios, en dirección a una figura de pie de Khnumhotep II de un tamaño mayor. El color de la piel, la ropa multicolor, las sandalias y los peinados de los extranjeros se distinguen perfectamente de la de los dos egipcios del resto de la caravana. Esta pintura mural atestiguaría la presencia en Egipto de clanes nómadas semitas en el segundo milenio a.C. En algunos documentos egipcios encontramos también referencias a esta presencia de semitas en Egipto. Así, por ejemplo, tenemos la llamada Instrucción de Merikare: un viejo
El fresco de la tumba de Khnumhotep II, en Beni Hasam, presenta una procesión de extranjeros que atestiguaría la presencia en Egipto de clanes nómadas semitas
Nº105 | RESEÑA BÍBLICA 15