Spirou y fantasio integral 01 Preview

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LOS COMIENZOS DE UN DIBUJANTE

ESTE VOLUMEN CONTIENE LAS SIGUIENTES HISTORIAS EN SU ORDEN DE CREACIÓN: EL TANQUE (1946), LA CASA PREFABRICADA (1946), UN FARMACÉUTICO ESPABILADO (1946), LA SEÑORA MAYOR (1946), LA VISITA DE SAN NICOLÁS (1946), LA HERENCIA (1946), SPIROU EN LA PLAYA (1947), RADAR EL ROBOT (1947), LOS PLANOS DEL ROBOT (1948), SPIROU SUBE AL RING (1948), SPIROU MONTA A CABALLO (1949), SPIROU Y LOS PIGMEOS (1949), LOS SOMBREROS NEGROS (1950) y MISTERIO EN LA FRONTERA (1950). ALGUNAS DE ESTAS HISTORIAS SE PUBLICARON INICIALMENTE EN LOS ÁLBUMES CUYAS PORTADAS APARECEN SOBRE ESTAS LÍNEAS. OTRAS SON INÉDITAS.

Todas las aventuras de Spirou y Fantasio que dibujó André Franquin, por primera vez publicadas en su orden cronológico de creación, complementadas con documentos desconocidos y páginas inéditas.

978-84-16507-52-8

29,50

9 788416 507528 BIC: FX



¡No iréis a publicar eso! «Eso» eran las obras de juventud de André Franquin. Y era evidente que no quería volver a verlas. En su modestia, no creía que la lectura de los primeros pasos de un dibujante, fuera cual fuera este, pudiera tener algún interés. Menos aún los suyos. Pero al descubrir esos «pecados de juventud» —como se los llegó a llamar en un momento dado— uno encuentra que tienen su encanto. En ellos se ve la despreocupación de la juventud, de una época donde se trabajaba al día para una revista, sin pararse a pensar en construir una obra. Donde uno divertía a su niño interior diciéndose que, quizá, también divertiría a los pequeños lectores. Eso produjo historias ligeras, frescas, alegres, llenas de sorpresas, donde aquí y allí se detecta el germen de una obra en proceso de encontrarse. Su publicación por primera vez en orden cronológico según su aparición en la revista permite ver cómo se construyó poco a poco esa obra, al filo de los relatos.


Los comienzos de un dibujante «En mi familia nos reíamos poco», recuerda Franquin evocando una infancia que presenta bastante lúgubre. ¿Fue esa la razón por la que dedicó su vida a hacer reír a los niños? En todo caso, fue huyendo del aburrimiento por lo que se zambulló muy pronto en la piscina de la historieta. André Franquin no tenía muy buen recuerdo de sus años de infancia. Ni la vida familiar ni la escolar parecieron dejar en él imágenes indelebles. Así que se evadía de ellas. Y encontró dos modos excelentes de hacerlo. El primero fue la lectura de historietas. En Europa, el medio aún estaba en sus primeros balbuceos, por lo que devoraba las historias que llegaban de Estados Unidos y se publicaban en revistas como Mickey, Robinson, Hop-là, Le Petit XXe, L’Os à Moelle. El segundo fue el dibujo. Como todos los niños, dibujaba. En casa. En la escuela. Por placer. O a petición de sus amigos.

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Et Franquin créa la gaffe, entretiens avec Numa Sadoul. Distri BD. Schlirf, 1986.

© Franquin & Cie S.A.

El primer dibujo conocido del joven André Franquin, realizado a la edad de 5 años y fotografiado a petición de su padre. En la composición puede identificarse un perro, unas flores y un jarrón.

¿Su primer dibujo conocido? Hecho con tiza en una pizarra que un tío tuvo la buena idea de regalarle. Y el señor Franquin padre se quedó admirado por una de sus composiciones. Hasta el punto de correr con la pizarra en busca de un fotógrafo que la inmortalizara. («Fue la única vez que demostró alguna clarividencia acerca de mis aspiraciones gráficas», ironizaba él1). El buen hombre tuvo la feliz iniciativa de escribir la fecha y el nombre del autor, lo cual nos permite mostraros aquel primer dibujo de André Franquin, fechado el 4 de febrero de 1929. Acababa de cumplir cinco años.


Publicado a los once años Había nacido el 3 de enero de 1924, en Etterbeek, un barrio de Bruselas. La casa familiar era una auténtica arca de Noé. Sus padres cuidaban como podían de los pájaros heridos del barrio, criaban en el jardín a un erizo y una ardilla y les costaba echar a los ratones que acudían a comer en los comederos de sus protegidos. Su padre amaestraba a más de doscientas cotorras en sus pajareras. ¿Cómo no inspirarse en ese entorno animal? El pequeño Franquin dibujaba a los animales y hacía chistes con los accidentes familiares. Una pasión que, en 1935, le proporcionaría su primera (y modesta) gloria.

Autorretrato de un Franquin colegial a principios de los años treinta, tal y como se imaginaría a sí mismo cincuenta años más tarde, en 1984.

© Franquin & Cie S.A.

© Franquin & Cie S.A.

Aquel año había tenido lugar la Exposición Internacional de Bruselas. Y Franquin fue a verla y tomó apuntes del natural. Por aquel entonces, la revista La nation belge dedicaba un espacio a la obra de sus pequeños lectores en su sección «juvenil». André Franquin aprovechó la ocasión. Envió a la redacción algunos dibujos acompañados de comentarios. Pequeños reportajes ilustrados. Para su gran alegría, en la edición del 4 de agosto de 1935 descubrió publicado el primero de ellos: un indio entre tipis. Hemos encontrado una copia de la página. En la leyenda del pie reza: «André Franquin, de once años y medio, ha dibujado un indio». Ahí está la prueba: el padre del Marsupilami y de Gaston Elgafe publicó por primera vez a la edad de once años.

Primeros dibujos publicados de Franquin. La revista La Nation Belge pidió a sus jóvenes lectores reportajes o dibujos sobre la Exposición Internacional de Bruselas, que publicarían en el dominical. André Franquin fue considerado por la redactora de la sección como «el más diligente de los participantes del concurso».


«¡Tú serás agrónomo, hijo mío!»

Dos cubiertas de Franquin para la revista Le Moustique. Nótese que Spirou es botones en el «Moustic Hotel» y que Fantasio es periodista en... ¡Le moustique!

© Franquin & Cie S.A.

Su madre y algunos vecinos lo apoyan a escondidas en sus deseos de dibujar, mientras su padre mantiene la ambición de convertirlo en ingeniero agrónomo. Pero, en 1942, al acabar la escuela, cuando llega el momento de elegir un camino en los estudios secundarios, cede e inscribe al joven André Franquin en la escuela de arte Saint-Luc. Pero no para hacer historieta, no. En aquella época nadie imagina que alguien pueda ganarse la vida con eso. Para aprender dibujo «serio»: técnica del color, dibujo al carboncillo, copia de escayolas, de modelos vivos... y desnudos masculinos. El establecimiento es católico, ¡y ni se concibe que pueda llegar a ser mixto! Además de cursos hagiográficos para componer escenas religiosas acorde a las normas establecidas. Algo que no gusta mucho a Franquin. «Los ‘hermanitos’ se dieron cuenta de que lo mío no era la pintura al fresco o el arte religioso», recuerda3. «Me encargaron ilustrar las Fábulas de La Fontaine. Así que yo me quedaba en un rincón, ilustrando, y para entonces ya hacía dibujitos cómicos».

© Franquin & Cie S.A.

«Tiene gracia, nunca me pregunté lo que sería de mayor», dijo2. «Yo vivía como un vegetal, sin pensar en la edad adulta. Sentía vagamente que acabaría ganándome la vida con un lápiz, pero no creo que tuviera la vocación intensa de quien se siente empujado por su arte. Era más vegetativo, más fatalista. En la familia habrían preferido que fuese agrónomo. Yo oponía una inercia de tortuga a tan ambiciosos anhelos, y hubo indignada frustración el día en que se dieron cuenta de que yo no estaba hecho para las ciencias agrícolas».

2 Entrevista a André Franquin por Yvan Delporte, en Gaston Lagaffe Tomo 1, Rombaldi-Dupuis, 1984. 3 Et Franquin créa la gaffe, entretiens avec Numa Sadoul. Distri BD. Schlirf, 1986.


Encuentros fructíferos

© Franquin & Cie S.A.

En Saint-Luc conoce al dibujante Eddy Paape, cuatro años mayor que él. Al acabar los estudios, trabaja en un estudio de dibujos animados —el estudio CBA—, donde necesitan gente. Lleva a André Franquin. «Saint-Luc cerró provisionalmente cuando las V1 alemanas empezaron a caer sobre Bruselas», decía Franquin4. «No volví porque empezaba a aburrirme muchísimo. ¡El dibujo animado vino en mi rescate! Tampoco estuve allí mucho tiempo, ya que las producciones americanas volvían con fuerza a Europa y el Studio CBA se fue a paseo...».5 Pero ese breve periodo le permite tener otro encuentro. Con otros dos jóvenes dibujantes que, cada uno a su manera, dejarían huella en la historia de la historieta. «Hacía poco que Morris trabajaba allí como entintador-silueteador», comenta Franquin. «Luego aparecería Pierre Culliford (Peyo) para ocuparse de las aguadas. Yo era animador, algo aberrante, dado que nadie me había explicado nada y yo no era lo bastante listo como para comprender solo la cuestión de las 12-24 imágenes por segundo. ¡Las únicas animaciones que hice se desarrollaban a velocidad de vértigo! »Peyo era el más joven del equipo. Morris y yo teníamos exactamente la misma edad, pero él ya tenía experiencia profesional al trabajar también para la editorial Dupuis. Hacía chistes y dibujos para Le Moustique, una de sus revistas. Como en Spirou buscaban dibujantes, preguntaron a Morris y este lógicamente pensó en el grupo de amigos que se había quedado repentinamente sin trabajo al cerrarse el estudio CBA. Fue así como, primero yo, y luego Paape y más tarde Peyo, acabamos todos en Dupuis». Había nacido un trío. Solo faltaba un cuarto para formar lo que la historia recordaría con el nombre de «La banda de los cuatro», los cuatro fundadores de la escuela de Marcinelle*, que marcarían de forma duradera a la revista Spirou. Franquin, Peyo, Morris y... Jijé. 4-5 Et Franquin créa la gaffe, entretiens avec Numa Sadoul. Distri BD. Schlirf, 1986.

Primer dibujo de Franquin publicado en la *N. del T.: Llamada así porque la redacción de la revista SPIROU estaba en el municipio de Marcinelle. Suele caracterizarse revista SPIROU, del 22 de noviembre de 1945. por un dibujo caricaturesco, con personajes de nariz grande y bocadillos redondos. La contraposición vendría a ser la «EsIlustraba un episodio de «L’Aile Rouge» cuela de Bruselas», más centrada en la línea clara y cuyo principal exponente es el Tintín de Hergé. [Ala Roja], un folletín de Xavier Snoeck.

En 1944, pese a la escasez de papel que impedía la salida de la revista Spirou —los alemanes confiscaban el papel para su propaganda—, la editorial Dupuis publicó un «Almanaque» con las páginas destinadas originalmente a la revista. El éxito fue tal que se reeditó al año siguiente. Franquin fue llamado como refuerzo para los trabajos de publicidad. El médico: —Es usted neurasténico, hipocondriaco y atrabiliario. ¡Voy a prescribirle un Almanaque Spirou 47.

—Papá, Simone no quiere prestarme el almanaque de Spirou... —¡Oh! ¡Qué niña más mala! Mira, voy a comprar el Almanaque de 1947, y tú serás el primero que lo lea.

© Franquin & Cie S.A.

—Siempre encuentra una excusa para confiscarme el Almanaque Spirou 47.


El cuarto hombre Durante los años cuarenta, la revista Spirou se alimenta con la mano maestra de un superdotado del dibujo. Excelente en todos los estilos —historieta de humor o realista, pintura, croquis—, capaz de continuar una serie americana interrumpida por la guerra sin que el lector se dé cuenta del cambio, rebosante de ideas y de energía, dotado de una capacidad de trabajo extraordinaria, se convierte en el hombre para todo de Dupuis. Se llama Joseph Gillain, pero firma Jijé. Es quien retomaría Spirou en 1943, cuando Robert Velter, el creador del personaje, no puede entregar sus páginas debido a la Ocupación. Enseguida añade a la serie una pizca de fantasía con Fantasio. Creador de Trinet et Trinette y de Jean Valhardi, también firma sorprendentes biografías en historieta (Don Bosco, Cristóbal Colón) que gozan de gran éxito. Es a su casa a donde el editor envía a los jóvenes talentos, para que los juzgue. «Franquin y Morris se pasaron por mi casa en Overijse, donde yo vivía entonces —contaba Jijé6—. Morris ya destacaba entonces por su inmutable forma de vestir, con su pajarita y eso. Cuando vino, se dirigió al jardinero, que vestía mono de trabajo y zuecos, y estaba ocupado en vaciar la fosa séptica. Ese jardinero, ¡era yo! ¡El pobre Morris se puso colorado! Luego vino André. Era muy tímido, pero ya tenía grandes proyectos. El caso es que los contrataron siguiendo mi consejo». En esta época, Franquin conoce también a Jean-Jacques Schellens, dinámico redactor de la revista de los scouts Plein-jeu. Es allí donde publica en 1945 sus primeros dibujos profesionales. «Queríamos dar a los scouts una imagen menos bienpensante, más irreverente, y Franquin lo consiguió enseguida», explicaría el responsable de la revista7. Hasta 1948 colabora de forma episódica en la revista, realizando luego varias ilustraciones para calendarios del movimiento. 6 Entrevista a Jijé por Jean-Maurice Dehousse, Jacques Hansenne y André Leborne. HOP, no 40, 1986. 7 Entrevista a Jean-Jacques Schellens por Yvan Delporte, en Spirou et Fantasio Tomo 1, Rombaldi-Dupuis, 1985.


Retrato hecho por Franquin en 1943, de una joven vecina, Liliane, que en 1950 se convertiría en su esposa.

¡Prueba superada!

© Franquin & Cie S.A.

El editor Charles Dupuis ve enseguida el enorme potencial del joven candidato. Le propone ni más ni menos que... ocuparse del personaje de Spirou, que Jijé ha empezado a abandonar. «Había visto un ejemplar de Spirou justo antes de la guerra, debido a la gran publicidad que se hacía de ello —admite8—. Pero había encontrado la revista muy mala al lado de las que ya leía yo: mal dibujada, demasiado grande, con un papel desagradable; resumiendo, ¡ni me había gustado ni me había quedado con ganas de seguir leyéndola! Y cuando Dupuis me propuso retomar la historieta de Gillain, la descubrí en los resúmenes que me mostró entonces. Es curioso, pero ¡empecé a hacer Spirou sin conocer el trabajo de mis predecesores! Hasta mucho después no descubrí lo que dibujó Rob-Vel y ni siquiera entonces lo leí todo. ¡Y tampoco todos los Spirou de Gillain! En aquella época no sabía absolutamente nada del personaje y no sentí ni la más elemental curiosidad por saber lo que se había hecho con él». Franquin empieza con una historia corta, que la editorial Dupuis publica en el Almanaque de 1947: El tanque. La prueba es un éxito. Se convierte en el dibujante titular de Spirou. Pero aún tiene que encontrar su propio camino. Al principio, se amolda al personaje de Jijé, improvisando las historias sobre la marcha, a medida que las va haciendo, sin distanciarse del estilo de su predecesor. Poco a poco, su personalidad gráfica se va imponiendo. Hay una evolución muy clara entre las diferentes historias que se recopilan en este primer volumen. ¡Qué diferencia hay entre El tanque y Misterio en la frontera! Las primeras páginas pertenecen a un joven autor que aún no se ha encontrado. En las últimas, su estilo ha madurado. Hay cuatro años entre las dos historias. El gran Franquin ya está listo para despegar. Lo hará de verdad en su siguiente álbum: Hay un brujo en Champignac. Pero esa es otra historia. 8 Et Franquin créa la gaffe, entretiens avec Numa Sadoul. Distri BD. Schlirf, 1986.


© Franquin & Cie S.A.

Tres de los dibujos que hizo Franquin para la revista de los scouts católicos de Bélgica. «¿Boy-scout yo? ¿Estás de broma? Conseguí escapar a todo: al coro, al equipo de futbol, al ejército y, sí, también me escapé de los boy-scouts». 10 10 Entrevista a André Franquin por Yvan Delporte, en Gaston Lagaffe Tomo 1, Rombaldi-Dupuis, 1985.

El primer «Spirou» de Franquin Es en el almanaque de SPIROU de 1947 donde aparece la primera historia de Spirou y Fantasio dibujada por Franquin en 1946: El tanque. «Hice ese tanque, un poco inspirado por la Liberación, que estaba cercana, por así decirlo... —recuerda Franquin—. No tenía ninguna relación con el Spirou que Gillain seguía dibujando en la revista; era algo hecho “al margen”, una prueba, nada más. El tanque tuvo cierto éxito entre los editores. Hasta el punto que Gillain me pasó por completo el testigo inmediatamente después, y en medio de una historia empezada».9 9 Et Franquin créa la gaffe, entretiens avec Numa Sadoul. Distri BD. Schlirf, 1986.

Spirou tal y como lo dibujó Franquin en el momento de sustituir a Jijé. Con sus propios comentarios.


EL TANQUE ¡Hace un día espléndido, querido Fantasio!

¿Vamos al bosque a respirar naturaleza?

Ligeras, prácticas, poder llevar tres en bolsillo...

¡Granadas del ejército americano para niño y niña! ¡Compren! ¡Nunca fallar!

¡C'mon, damas y caballeros!

¿Qué pasa ahí?

Cuánta calma. Pero…

Potentes y de fácil manejar. ¿Ver ese árbol?

Y ahora un minueto...

¡Ooh, qué mal!

espera... ¡Igual encontramos alguna ganga!

¡Mientras no quieran venderme un jeep!

¡Oh! ¡Fíjate en eso, Spirou!

¡Papá! ¡Yo quiero una granada!

¡Espléndido! ¡Formidable!

¡Es magnífico!

11

¡Hm! Creo que haríamos bien en irnos...

¡Ha debido viajar lo suyo!


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