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EDICIÓN

LA HISTORIA DE CADA DÍA...

LA PROLONGADA SEQUÍA “YA VAMOS PARA 25 MESES”, ABRASA EL NORTE DE MÉXICO

SÁBADO 28 de junio de 2025 Año 7219 7207 I

SÁBADO 23 de marzo de 2024 Año 19 • No. 6833• Pachuca de Soto, Hidalgo México • $5.00 PESOS • SÍGUENOS EN: @diaplazajuarez • Diario Plaza Juárez • www.plazajuarez.mx •

Desmintiendo los análisis de la microbiota intestinal

LA RULETA: Emilia

Guerra: De la pulsión de muerte al estancamiento del imperio

El tema principal de esta semana fue la guerra, ese enfrentamiento bélico entre potencias que ponen en encrucijada a países que apenas y saben cómo solucionar sus problemas internos, que se debaten entre sequías, hambrunas y crimen organizado; de ello nos hablará más nuestro colaborador Luis Ángel Martínez.

Por otro lado, Dulce Campos nos presentará un escrito melancólico, donde los recuerdos nos mostrarán la historia de un amor sincero, de esos que naufragan en lo que pudo ser.

Y seguro todos hemos escuchado hablar sobre los Premios Nobel, esos que reconocen a personajes científicos, diplomáticos y culturales, y los cuales —como pasa en la mayoría de los premios internacionales— dejaron en el olvido a varias figuras latinoamericanas que habían logrado grandes cosas, por ello en esta edición les nombramos y recordamos.

Para no perder la costumbre, hablaremos de la emergencia climática que afecta el norte de México, especialmente en Chihuahua, donde la sequía ha provocado que los ganaderos dejen morir a sus animales por la falta de alimento.

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ÍN DI CE

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Pasatiempo

Nobel: Del testamento de un inventor al galardón más deseado

“Ya vamos para 25 meses”, la prolongada sequía abrasa el norte de México

Guerra: De la pulsión de muerte al estancamiento del imperio

COLUMNAS

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PEDAZOS DE VIDA: Hastío RELATOS DE VIDA: Fatalidades LA RULeTA: Emilia

Desmintiendo los análisis de la microbiota intestinal

LA PROLONGADA SEQUÍA “YA VAMOS PARA 25 MESES”, ABRASA EL NORTE DE MÉXICO

REDACCIÓN I

La intensa sequía que afecta al norte de México ha dejado una estampa desoladora: ganado muerto en el desierto, comunidades sin agua potable y campos agrícolas improductivos, lo que agrava una crisis que suma más de dos años de duración, según relatan habitantes y expertos a EFE.

Cerca de la frontera con Estados Unidos, el Valle de Juárez es uno de los puntos más afectados en el norte del estado de Chihuahua, donde las imágenes de animales muertos por la falta de alimento y agua son habituales, y la situación se repite en comunidades rurales del municipio de Guachochi en la Sierra Tarahumara, en el sur del mismo estado, que afrontan condiciones extremas.

“Estamos batallando muchísimo con el agua porque está muy seco. Los lugares donde había aguajes están completamente secos. La gente se limita a bañarse, lavar ropa. Se utiliza el agua solo para lo indispensable”, cuenta Javier Jaime Olguín, representante de esta localidad rural, quien sostiene que muchas familias caminan kilómetros para acceder al agua.

La sequía también ha hecho estragos en la agricultura, y se suma la devastación provocada por incendios forestales que han arrasado bosques en la región.

“La tierra está muy seca, no tiene humedad. Es muy difícil que dé buena cosecha de maíz o frijol”, explica Olguín.

Según expertos, el fenómeno, aunque característico del clima desértico del norte de México, ha alcanzado niveles críticos por su duración e intensidad.

“Ya vamos para 25 meses de persistencia de la sequía. Cuando hablamos de una sequía mayor, en realidad lo que estamos hablando es que cuando falta la lluvia empezamos a tener una serie de secuelas”, explica Adrián

Vázquez, coordinador del Centro de Ciencias Atmosféricas y Tecnologías

Verdes de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez.

El impacto se refleja en el suelo sin vegetación, los cuerpos de agua agotados y la aparición de tolvaneras cada vez más intensas.

ESCENAS APOCALÍPTICAS

El ganado, especialmente en manos de pequeños productores, ha sido otra de las principales víctimas.

“Muchos no pueden mantenerlo con alimento o alfalfa. No tienen recursos para exportarlo y, si lo dejan pastorear, no hay pasto suficiente para que sobreviva. Para muchos dejarlo morir se vuelve la única opción, aunque sea dolorosa”, advierte Vázquez.

Las presas y reservorios de agua también registran niveles bajos, lo que ha generado escenas “apocalípticas”, como las califica el experto.

Hacia el futuro, indica, el panorama no es alentador: “La tendencia es de calentamiento. En algún punto tendremos que decidir: ¿agua para la ciudad o para el campo? Es una discusión muy difícil”.

La emergencia climática en el norte de México amenaza con transformar permanentemente el ecosistema y el modo de vida de miles de personas en la zona.

Asimismo, la sequía ha tensado las relaciones entre los gobiernos de México y Estados Unidos en sus más de 3 mil kilómetros de frontera compartida, al generar dificultades para el cumplimiento del Tratado de la Distribución de Aguas Internacionales sellado entre los dos países en 1944.

La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, afirmó en abril que el país entregará agua “hasta donde se pueda” en función de “cuánta agua hay disponible”.

Casi siempre nos hacemos una pregunta que parece profunda: ¿Es el humano bueno o malo por naturaleza? La pregunta esconde una trampa conceptual, bueno y malo son conceptos artificiales que chocan en gran medida con la idea de naturaleza. El punto de este quiebre se esconde en los relativos e intrínsecamente humanos que son los conceptos morales. Cuando un par de lobos se pelean a muerte para decidir quién será el próxima alfa y el ganador elige la piedad sobre su rival, no lo hace desde la voluntad de ser bueno o misericordioso, lo hace porque sus instintos biológicos han puesto un límite a sus pulsiones para no reducir la población de su misma especie. Otro ejemplo similar, cuando un cheta deja vivir a una cría de antílope para poder comérselo cuando alcanza una etapa adulta, no lo actúa desde la máxima malicia y maquiavelismo, solo se trata de una estrategia, perfeccionada con la evolución, para la optimización de recursos. Los seres humanos son el único animal influenciado por las categorías de bien y mal. Categorías que cambian con el tiempo y nos llevan a diferentes lugares, de ese modo, más que un bueno o malo, deberíamos de tener en cuenta cuáles son nuestras tendencias y sobre todo cómo nos organizamos como sociedad. El escándalo y rumores sobre una tercera guerra mundial no han dejado de aparecer a lo largo de estas semanas. Los recientes conflictos entre EE.UU., Israel e Irán no han dejado de ser el tema que desate las alarmas por la probabilidad de que los conflictos particulares tomen una escalada global. Por un lado, el inicio del siglo XXI ha sido agitado en diferentes aspectos, la caída del muro de Berlín cerraba un paradigma que se veía interrumpido solo con eventos locales, como el EZLN. Pero llegó a un giro desestabilizador con los ataques terroristas del 11 de septiembre. Más de 20 años después, lo que parecía impensable y considerado de antaño, regresaría: la guerra. La histórica ocupación de Palestina, que ahora se manifiesta lentamente en un genocidio, de dos años, permitido por la comunidad internacional. La guerra entre Rusia y Ucrania lleva casi tres años en lo que ha sufrido un desgaste absoluto que va ahuyentando el financiamiento que obtiene Ucrania de Occidente. Además, se calienta en Asia el conflicto entre Pakistán y la India por el abastecimiento del agua y el terrorismo.

La entrada de USA e Irán al conflicto vivido entre Israel y Palestina ha generado revuelo y preocupación colectiva. El miedo por la escalada nuclear de estos conflictos inunda la angustia de muchas personas alrededor del globo. Por una parte, es curioso, pues se cumple la profecía del filósofo británico Mark Fisher, el fallecido autor mencionaba: “es más fácil imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo”. La crisis climática, la pandemia y ahora las escaladas bélicas nos permiten ayudarnos de las series de televisión, el cine, la música y los videojuegos para imaginar y “asimilar” las condiciones de vida de un apocalipsis bajo el mismo modo de vida. Desde estos conceptos Fisher explicaba como los medios legitiman ciertas formas de ver la realidad, no solo desde la parte de cómo estos modifican o influyen bajo la visión de ver a ciertos bandos como “buenos” o “malos”, también es un proceso que encierra las opciones de vida, desde las más tiernas historias hasta las grandes películas de acción limitan el mundo que vive las alternativas sobre la sociedad. Las películas no solo estigmatizan con terribles villanos medio-orientales y los grandes héroes americanos al estilo de “Rambo”. El modo de vida americano también sabe venderse como la única solución o forma de sobrevivir a las contingencias externas, tal como “el día de la independencia” hace ver. Para nadie es una sorpresa que las producciones occidentales tengan propaganda para la promoción de esta misma cultura. Sin embargo, este tipo de eventos, no solo usan la tecnología para la viralización en trends, memes, retos y reels, también tiene la posibilidad de sentar “verdades”

GUERRA: AL ESTANCAMIENTO

DE LA PULSIÓN DE MUERTE ESTANCAMIENTO DEL IMPERIO

sobre lo imposible que era mantener situaciones geopolíticas y justificar la necesidad de romper con la diplomacia. Los medios nos adaptan a la guerra, la vuelven algo natural, nos habitúan y aclimatan a convivir con ella y verla como una normalidad y una cuestión inevitable. Deberíamos preguntarnos sobre el por qué de la guerra. En 1932 Albert Einstein y Sigmund Freud discutirían sobre la probabilidad de liberar a la humanidad de ese destino, las conclusiones no son del todo alentadoras, pero son críticas sobre lo que hace falta para darle una visión solidaria al mundo. En el caso de Freud, se abre a discusión lo personal o no, que puede retraer la práctica de la guerra, siendo una parte de las costumbres humanas, tal vez, no como la idea de que el ser humano sea “malo por naturaleza”, sino que, en su personalidad, el humano, guarda pulsiones agresivas que, bajo determinados fenómenos sociales, es expresada con mayor intensidad. Esta pulsión es la pulsión de muerte, una tendencia autodestructiva para aminorar el sufrimiento y dolor, que en este caso intenta cerrar las tensiones culturales y sociales de manera catastrófica por las angustias que implica sobrevivir en estas dinámicas con la dominación geopolítica. Por parte del brillante físico la visión clara está sobre las dinámicas sociales, la falta de organizaciones legítimas y activas, la ausencia de aparatos que garanticen los derechos, pero, sobre todo, ve a la guerra como lo inevitable en un sistema obsesionado con la riqueza y acumulación que tarde o temprano se enfrenta al estancamiento. De ese modo el libro de estos personajes “¿Por qué la guerra?”, no es solo un ensayo histórico, sino un llamado a pensar el mal, la violencia y la condición humana desde un enfoque no moralista, sino estructural. Freud no da recetas, pero nos obliga a reconocer que la guerra nace tanto fuera como dentro de nosotros, y que la paz no es un estado natural, sino una conquista cultural siempre inestable. Mientras que Einstein recuerda con precisión el problema humanitario, legal y económico desde el cual se puede generar una barrera para la escalada de estos conflictos. La pregunta para muchos aún sigue siendo la misma, ¿deberíamos preocuparnos por una tercera guerra mundial? Hasta ahora las negociaciones entre la Casa Blanca, Israel y el Ayatolá han dado una suspensión general a este conflicto armado, sin embargo, las tensiones siguen ocurriendo bajo la mesa, pero tal vez es en ese caso que deberíamos dejar de preguntarnos por los bandos ganadores y las subtramas ideológicas que nos vienen a la mente cada vez que pensamos con mayor facilidad el fin del mundo a comparación del fin del capitalismo.

Somos seres que se codeterminan con su medio, lo modificamos y este nos modifica, es necesario empezar a ver soluciones más intrusivas en estos aspectos, en lugar de la adaptación a los horrores internacionales. Lo mejor que podemos llevarnos de estos autores es que, a pesar de lo complicados que resultan los tiempos venideros, de lo cambiantes y tensas que son las resoluciones internacionales, es cierto que nuestra naturaleza no es fría e inamovible, nuestro pasado no es sentencia. Podemos aspirar a un mundo mejor si nos organizamos, podemos brindarle un espacio y un lugar a nuestras propias tendencias menos favorables o impulsivas, en lugar que tomen los fallos de la hegemonía para expresarse y crecer, tal como se ha hecho con la discriminación, la explotación de diferentes poblaciones y ahora, últimamente, con la guerra. La guerra puede ser parte de nuestra naturaleza solo si así lo queremos, podemos usar otras opciones para tratar la escasez y la expansión si nuestras bases económicas adoptarán medidas internacionales y solidarias. Y, por otro lado, nuestras pulsiones encontrarían mejor alivio que la segregación con mejores espacios para reflexionar, soltarse emocionalmente y generar contacto y producción en comunidad.

I FOTOS: AGENCIA EFE

NOBEL: DEL TESTAMENTO GALARDÓN MÁS DESEADO DE UN INVENTOR AL

La invención de la dinamita dio a Alfred Nobel, químico sueco, fortuna y prestigio, pero también un oscuro dilema moral: su hallazgo, concebido para usos industriales y de ingeniería, había sido adoptado como instrumento bélico. Para “redimirse” de ese legado de destrucción, decidió legar su fortuna a una causa que premiara los mayores logros de la humanidad en cinco áreas: Física, Química, Medicina, Literatura y Paz. Así nació la idea de los Premios Nobel, recogida en su testamento de 1895.

Pero su voluntad no se cumplió sin obstáculos: la familia impugnó la herencia y las instituciones suecas recelaron del proyecto. Tras años de litigios se creó en Estocolmo, el 29 de junio de 1900, la Fundación Nobel, que desde entonces gestiona el capital y organiza los galardones, cuya primera entrega tuvo lugar el 10 de diciembre de 1901, aniversario de la muerte del inventor.

En 1968 se sumó un sexto galardón, el Nobel de Ciencias Económicas, financiado por el Banco Central de Suecia, que con el tiempo igualó en prestigio a los premios originales. Pero la chispa que encendió esta reflexión vital surgió décadas antes, en 1888, cuando un periódico francés publicó por error su necrológica bajo el cruel titular: “El mercader de la muerte ha muerto”, confundiéndolo con su hermano Ludvig. Aquel desliz reveló a Nobel la percepción pública de su figura, y marcó para siempre su conciencia.

Desde su creación, los Premios Nobel se consolidaron como el máximo reconocimiento mundial a la ciencia, las letras y la paz, premiando a nombres inmortales como Marie Curie, Albert Einstein, Ernest Hemingway, Martin Luther King o Nelson Mandela.

AUSENCIAS IMPERDONABLES

Pero este brillante palmarés esconde omisiones difíciles de justificar. La más célebre es la de Mahatma Gandhi, nunca galardonado pese a cinco nominaciones y su admirable trayectoria. Su exclusión sigue siendo uno de los mayores reproches a la historia del Nobel de la Paz.

A pesar de su prestigio y repercusión mundial, el Nobel de Literatura ha dejado fuera a autores fundamentales de la historia de la literatura, omisiones que hoy resultan difíciles de entender. Un premio que permitió que un descomunal autor como Leon Tolstói muriera en noviembre de 1910 sin el Nobel de Literatura, y que sí lo fuera -y el primero- un irrelevante escritor como Prudhomme, en 1901.

En español, Benito Pérez Galdós es otro ejemplo. Renovador de la novela realista en España, llegó a ser candidato firme al Nobel en varias ocasiones a principios del siglo XX, pero pesaron en su contra las intrigas académicas, los prejuicios europeos hacia la literatura española y hasta el escaso apoyo institucional de su país. Injustificable es la ausencia del argentino Jorge Luis Borges, uno de los escritores más influyentes del siglo XX. Su obra, que revolucionó el cuento, el ensayo y la poesía con una profundidad filosófica estuvo varias veces en las quinielas del Nobel pero nunca fue galardonado. Algunos biógrafos sostienen que influyó en su contra su ambigua relación con regímenes autoritarios o sus provocadoras declaraciones políticas, que pudieron incomodar a ciertos sectores de la Academia. Tampoco el mexicano Carlos Fuentes, uno de los representantes del “boom” latinoamericano junto a García Márquez, Vargas Llosa y Cortázar, consiguió finalmente el Nobel a pesar de su proyección internacional, algo que dejó una sensación de deuda con la literatura mexicana.

Tampoco faltó la crítica a retrasos incomprensibles, como fueron los casos de Saramago o Mario Vargas Llosa, premiados ambos solo después de décadas de trayectoria consolidada. Y en el extremo opuesto, decisiones polémicas, como la concesión del Nobel de Literatura en 2016 a Bob Dylan, al reconocer su obra como letrista de canciones sin ser autor con una vasta obra literaria “pura”.

Igualmente cuestionados fueron algunos Nobel de la Paz, otorgados a políticos controvertidos como Henry Kissinger o Barack Obama, decisiones percibidas por muchos como gestos políticos más que auténticos reconocimientos a una labor pacifista concreta y meritoria.

EL NOBEL HABLA ESPAÑOL

A pesar de las sombras, el ámbito hispanohablante ha tenido una presencia significativa en la historia de estos galardones, sobre todo en Literatura, Medicina y Paz. España y América Latina han aportado voces y descubrimientos decisivos que dejaron huella en la historia del Nobel.

En Literatura, España fue pionera con José Echegaray (1904), dramaturgo y político, seguido por Jacinto Benavente (1922). En 1956, el Nobel premió al poeta andaluz Juan Ramón Jiménez, autor de Platero y yo. En 1977 fue reconocido Vicente Aleixandre, miembro de la Generación del 27, y en 1989 el polémico narrador Camilo José Cela, innovador de la novela de posguerra.

En Medicina, el aragonés Santiago Ramón y Cajal (1906) recibió el Nobel por descubrir la estructura de las neuronas, considerado el padre de la neurociencia moderna. En 1959, el asturiano nacionalizado estadounidense Severo Ochoa fue galardonado por sus hallazgos

sobre la síntesis del ARN.

LOS NOBEL IBEROAMERICANOS

Literatura universal

La historia de los Nobel en América Latina comenzó a escribirse en 1945 con nombre de mujer: la chilena Gabriela Mistral, primera iberoamericana y primera autora en lengua española en alzarse con el galardón, gracias a una obra impregnada de humanismo y de honda preocupación social. Dos décadas después, en 1967, el Nobel viajó a Guatemala para reconocer en Miguel Ángel Asturias la fusión del realismo mágico con la denuncia de las injusticias de su tiempo.

En 1971, el premio regresó a Chile de la mano de Pablo Neruda, cuya poesía supo conjugar el susurro íntimo con el canto épico de alcance universal. Apenas una década más tarde, en 1982, el colombiano Gabriel García Márquez fue consagrado por su novela Cien años de soledad, obra fundacional del realismo mágico que no solo transformó la narrativa hispanoamericana, sino que cambió para siempre la literatura universal.

El viaje prosiguió en 1990 hacia México con Octavio Paz, cuya reflexión sobre la identidad y la modernidad de Hispanoamérica se convirtió en referencia ineludible. Y en 2010, el Nobel recayó en el Perú de Mario Vargas Llosa, premiado por su lúcida y valiente disección de la realidad política y social de Latinoamérica. Así, la literatura de estas tierras ha tejido una trama de voces dispares, pero unidas por la búsqueda de sentido en un mundo convulso. Nobel de la Paz

La estela de América Latina en la categoría de la Paz se inició en 1936 con el argentino Carlos Saavedra Lamas, artífice de la mediación que puso fin a la sangrienta guerra del Chaco entre Bolivia y Paraguay. Cuatro décadas después, en 1980, su compatriota Adolfo Pérez Esquivel fue distinguido por su resistencia pacífica frente a las dictaduras militares del Cono Sur.

En 1982, la causa del desarme nuclear en América Latina llevó al podio al mexicano Alfonso García Robles, cuyo empeño diplomático buscó librar a la región de la amenaza atómica. Y en 1987, el costarricense Óscar Arias Sánchez recibió el Nobel por su impulso decisivo al Plan de Paz de Esquipulas II, que sentó las bases para pacificar una Centroamérica desgarrada por guerras civiles.

La guatemalteca Rigoberta Menchú, símbolo de la lucha por los derechos indígenas

en un país roto por la violencia, fue reconocida en 1992. Cierra esta lista, hasta hoy, el colombiano Juan Manuel Santos, premiado en 2016 por el acuerdo de paz con las FARC, un galardón tan celebrado como cuestionado, reflejo de las heridas abiertas y de los anhelos de reconciliación de un continente herido.

Ciencia pionera

América Latina brilló con fuerza en la ciencia. En Medicina, el argentino Bernardo Houssay abrió nuevas fronteras en 1947 al descubrir el papel vital de las hormonas hipofisarias. En 1980, el venezolano Baruj Benacerraf desveló secretos clave del sistema inmunológico, y el argentino César Milstein, en 1984, revolucionó el diagnóstico médico con los anticuerpos monoclonales.

En Química, el argentino Luis Federico Leloir fue reconocido en 1970 por sus estudios sobre carbohidratos, esenciales para el metabolismo, mientras que el mexicano Mario Molina, en 1995, alertó al mundo sobre el daño de los gases industriales en la capa de ozono, impulsando una conciencia ambiental global.

Aun así, estos premios dibujan un mapa de ausencias y olvido que quedaron sin el reconocimiento que merecen. Más allá del prestigio y la solemnidad que los rodea, estos galardones también evidencian un canon parcial, donde el valor de una obra no siempre se traduce en reconocimiento institucional. Las omisiones, algunas clamorosas, otras invisibles hasta que el tiempo las vuelve evidentes. Su historia suma autores fundamentales que nunca fueron premiados, científicos cuyas contribuciones quedaron fuera por tensiones políticas o prejuicios ideológicos....

En muchos casos, y sin negar el valor de quienes han sido reconocidos, las decisiones del jurado responden más a una lógica de equilibrios geopolíticos o culturales que a una evaluación objetiva de la excelencia. En esa tensión —entre lo que se premia y lo que se olvida— reside la verdad más incómoda del Nobel: no es un espejo transparente del talento humano, sino una construcción cultural atravesada por sus propias limitaciones. Como reconoció el historiador y exsecretario de la Academia Sueca Peter Englund: “La Academia reconoce los errores cometidos y sabe que hay muchos autores que deberían haberlo recibido y se quedaron sin él. Y sí, la lista es muy larga. La Academia no es el Vaticano de la literatura. No somos infalibles y lo asumimos de forma muy consciente. La Academia no premia a los mejores, sino a los mejores entre los que el jurado ha leído, en el contexto de sus propios valores y de su tiempo”.

PEDAZOS DE VIDA

Hastío

El viaje

Sobre el ataúd, la fotografía de su padre. Los cuatro cirios permanecen prendidos, ya se ha rezado mucho y aún así los familiares no dejan de hacerlo. Desde que tiene recuerdo, él siempre procuró lo mejor para ellos, siempre buscó darles lo mejor, y ahora con la cara destrozada dentro de un ataúd, descansa de su última jornada laboral en un autobús. Fue ahí donde los pasajeros se resistieron a ser asaltados y lo lincharon.

Ícaro

Surcar el cielo en busca de la felicidad, encontrarla, para que luego te diga que se irá con otro hombre, que no se siente bien contigo y que encima se eche la culpa, así había sido el viaje y el surco en las tierras y cielos del amor. Ya no tenía sentido, como a Ícaro, con el fuego del sol se le habían derretido las alas. Su

cabeza se escuchó como mil veces el sonido de una muela quebrada con las pinzas del dentista. Las alas se habían quedado en lo alto, allá en la cima del puente vehicular.

Alivio

Tenía mucha hambre, había trabajado mucho, que no se había ido a tomar, que estaba hambriento, que le sirviera… Tantas cosas decía mientras le agarraba las nalgas a la angustiada mujer que tenía que soportar el aliento alcohólico del ebrio hombre que en plena madrugada quería que le sirvieran de cenar. El pants color rosa se fue humedeciendo conforme el calor del líquido escurría entre sus piernas, su cabello estaba enmarañado, no le había dado tiempo de peinarse, y junto a la estufa, en breve, quedaría el cuerpo de su hombre, el que pronto y tras el cuchillazo, ya no tendría hambre.

RELATOS DE VIDA

Fatalidades

Estaba harto de estar en su casa, el día había estado fatal, inició la mañana con retraso porque apagó la alarma y se alistó rápidamente para poder llegar a tiempo, y en esa apuración se le olvidó la cartera sobre el buró y solo contaba con 100 pesos, porque en la noche anterior los había dejado en el carro.

Al salir de prisa y meter velocidad al carro, se percató tarde de un cráter en la carretera y al no poder evitarlo cayó estrepitosamente, lo que provocó que la llanta se ponchara y tuvo que orillarse para hacer el cambio por la refacción, para luego continuar con su travesía.

Al llegar al trabajo, aunque describió la situación que tuvo con el carro, le indicaron que el retraso era muy grande y no podían hacer la justificación, por lo que le sería descontado el día, así que tenía la opción de retirarse del centro laboral.

Tratando de ser positivo, intentó atender los pendientes personales aprovechando que tenía el “tiempo libre”, pero al hacer la dichosa lista, recordó que no traía su cartera y para todas esas actividades necesitaba dinero, así que lo

mejor era regresar a casa y dedicarse a los quehaceres domésticos.

Una vez en casa, primero alistó la cama, después barrió, siguió con la trapeada y terminó lavando trastes, cuando estaba por concluir, se le resbaló su taza favorita de las manos y cayó al piso, haciéndose añicos.

Del coraje, y recordando la locura de día que había tenido, decidió salir a correr un rato para despejar su mente y tranquilizarse, al parecer lo estaba logrando, llevaba casi dos horas con el ejercicio, ya iba de regreso a casa, y a unos cuantos metros de llegar pisó la caca de un perro, para colmo fresca, y se resbaló para enseguida dar un azotón.

Se quedó tirado al menos unos 5 minutos, despotricando contra el mundo, dinámica que también le aligeró el enojo y justo cuando se estaba levantando, pasó una jauría y lo arrolló, cayendo encima de la caca que lo había tirado —¡Qué más quieres de mí! —gritó dirigiendo su mirada al cielo, se levantó y se fue a casa, y entre pena y enojo agradeció a Dios por el día, porque pudo haber sido peor.

LA RULETA

Emilia

—Daniela, ya tienes 34 años y aún no te has casado… Deberías dejar a tus perros y buscarte una pareja de verdad — me decía mi madre entre risas suaves, como si lo dijera sin peso. Pero cada palabra pesaba.

—No vayas a terminar como tu tía Emilia: sola, con gatos, sin nadie que la acompañe al final.

En cada comida familiar se repetía la historia. Reproches disfrazados de broma. Miradas que buscaban corregirme, enderezarme, empujarme hacia una vida que no era la mía.

Pero ahora, después del funeral de la tía, frente a su armario, algo cambió. Estábamos empacando sus cosas. Mi madre organizaba documentos; yo hojeaba libros, buscando si alguno tenía dedicatorias, notas, papeles escondidos. Uno delgado, cubierto de polvo, cayó al piso. De entre sus páginas resbaló un sobre hasta quedar frente a mis pies. Tenía una fecha escrita a mano, la tinta, apenas legible. No decía a quién iba dirigido. Lo abrí con cuidado. Y entonces lo supe. Emilia no estuvo sola. No del todo. Alguien la amó y fue amada. Tuvo una historia verdadera, una que quizá nadie más conozca, pero que ahora también ustedes sabrán: Actopan, Hidalgo, a 26 de marzo de 1995

Emilia:

Gracias por tu tiempo, por tu amor, por tu paciencia. Por cada oportunidad de despertar contigo y dormir en tus brazos. Han pasado seis meses desde nuestro primer café, desde aquella conversación que se volvió madrugada. Seis meses de conocernos sin prisa. De enamorarnos y de sabernos.

Y aun ahora, que elijo decir adiós, te amo. Y te tengo presente: con tus manos en mi rostro, robándome un beso. Y es eso lo que he decidido recordar.

Emilia, si algo puedo pedirte, es esto: recuérdanos así. En el suelo, hablando de todo y de nada. Riendo por cualquier cosa. Comiendo lo que fuera. Existiendo. No alargo esta despedida. Cada línea me quita algo. Y no es solo por el amor que se va. Es por la amistad que me sostuvo, la calma que encontré contigo,

DULCE AZUCENA CAMPOS ZAVALA

LOCUTORA Y CREADORA DE CONTENIDO DIGITAL. ENTRE 2018 Y 2022, IMPULSÓ LA AGENDA DE GÉNERO DESDE LA SECRETARÍA DE MUJERES DE MÁS POR HIDALGO. ACTIVISTA Y LUCHADORA SOCIAL. PACHUQUEÑA DE NACIMIENTO, CON RAÍCES HUASTECAS Y SERRANAS. DISIDENTE POLÍTICA Y RELIGIOSA. ESCRITORA POR PASIÓN, FEMINISTA POR DEUDA, DE IZQUIERDA POR CONVICCIÓN, TRABAJADORA POR NECESIDAD, MADRE POR ELECCIÓN, ESTUDIANTE DE DERECHO CON EL CORAZÓN AÚN EN LA CIENCIA POLÍTICA.

la vida que no va a ser. Un amor que ya no podrá alcanzarte, pero que tampoco va a herirte con su miedo. Me basta con saber que estás en mí: en mis gestos, en lo que pienso, en lo que creció cuando crecimos al mismo tiempo.

Por favor, recuérdame así.

No como en esa última conversación.

No como una persona rota, cansada, asustada.

Tú, que fuiste todo, mereces más que ese final.

Hoy, por fin, es momento de irme.

La despedida que tiembla.

Mañana volveremos a nuestras vidas. Fingiremos que esto no pasó.

Y al negarlo, también nos negaremos.

Pero no te olvidaré.

No importa si solo en el silencio existimos.

No importa si nuestro amor quedó en la oscuridad.

Aunque la vida nos separe, estás aquí.

Y si me dejas, hoy, solo por hoy, quiero quedarme en este recuerdo:

Mi mano sobre tu cuerpo, contando tus lunares como si pudiera guardar cada parte de ti.

Emilia, espérame.

En otra vida, en otro cuerpo.

Donde ya no tenga miedo de que nuestro amor no debe ser.

Soy siempre tuya.

Volví a meter la carta en el sobre. No dije nada. No era necesario. La casa ya estaba casi vacía, pero el aire seguía tibio. Como si alguien acabara de irse.

Desde el comedor, la voz de mi madre:

—¿Daniela? ¿Puedes pasarme otra caja?

No respondí.

Guardé el sobre en el bolsillo y cerré el libro. Quizá nadie más sepa lo que ocurrió. Quizá nadie más sepa que Emilia solo esperó… esperó este dulce final para continuar su historia de amor.

DESMINTIENDO LOS ANÁLISIS DE LA MICROBIOTA INTESTINAL

La Sociedad Mexicana de Microbiota (SoMeMi) hizo un llamado a reflexionar sobre el uso de las pruebas que prometen diagnosticar la salud digestiva a través del análisis de la microbiota intestinal y ofrecen recomendaciones personalizadas sin evidencia científica.

“La microbiota no se interpreta con una tabla de colores ni se trata con una app, requiere evidencia, contexto clínico y conocimiento médico. Por eso es fundamental fortalecer la educación e informar al consumidor con responsabilidad, para evitar decisiones basadas en promesas sin sustento científico”, advirtió Rodrigo Vázquez Frías, presidente de SoMeMi.

En un comunicado, el organismo señaló que estas pruebas, cuyo costo oscila entre los 5 mil 700 y los 13 mil pesos, se presentan como herramientas innovadoras para conocer desequilibrios bacterianos, pero alertó que no son herramientas clínicas válidas para dar un diagnóstico o definir tratamientos.

Esto, debido a que solo reflejan una muestra “parcial y atrasada del estado intestinal”, además de no estar regulados como herramientas médicas.

“De hecho, la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (FDA) los clasifica como pruebas de bienestar general, lo que significa que no han sido aprobados para emitir diagnósticos ni recomendaciones terapéuticas”, enfatizó la organización.

Advirtió que muchas de estas pruebas se comercializan sin supervisión médica y sus sugerencias dietéticas o de suplementación suelen basarse en interpretaciones que la ciencia aún no “respalda de forma concluyente”.

“Por eso, es fundamental fortalecer la educación e informar al consumidor con responsabilidad, para evitar decisiones basadas en promesas sin sustento

científico”, indicó Vázquez Frías.

El experto recordó que la microbiota intestinal está compuesta por más de 100 billones de microorganismos que habitan en el sistema digestivo y desempeñan funciones vitales, desde la digestión de fibras y producción de vitaminas, hasta la regulación del sistema inmune.

“De hecho, más del 90 por ciento de la serotonina, la llamada ‘hormona del bienestar’, se produce en el intestino”, aseveró.

Indicó que en México, el tema adquiere especial importancia debido a que la dieta de la población, la cual es alta en azúcares, grasas saturadas y alimentos ultraprocesados, aunado a la baja ingesta de fibra, ha contribuido al aumento de malestares digestivos e inflamatorios.

De acuerdo con la Secretaría de Salud, cerca del 80 por ciento de los casos de gastritis en el país están relacionados con la bacteria Helicobacter Pylori, un microorganismo que provoca inflamación crónica del estómago y altera el equilibrio de la microbiota intestinal.

Ante ello, Ana Teresa Abreu y Abreu, vicepresidenta de la SoMeMi, dijo que es importante entender la microbiota, lo que va más allá de aplicar una prueba.

“Es reconocer que llevamos dentro un sistema vivo que interactúa con nuestro cuerpo todos los días, y es importante aprender a cuidarlo con base en ciencia”, apuntó.

En el marco del Día Mundial de la Microbiota, que se conmemora el 27 de junio, la SoMeMi llamó a profesionales de la salud, investigadores y a la sociedad en general a explorar este campo con una mirada crítica, científica y responsable.

“La evidencia es clara, la microbiota intestinal juega un rol determinante no solo en la salud digestiva, sino también en procesos metabólicos, inmunológicos y neurológicos. Comprenderla a profundidad es una prioridad médica”, concluyeron los expertos.

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