
3 minute read
Dictan sentencia contra 27 personas por actos vandálicos durante protestas
Un total de 27 personas fueron sentenciadas por actos vandálicos durante las protestas registradas en el país debido a las acciones desarrolladas por la Procuraduría Pública Especializada en Delitos Contra el Orden Público, perteneciente al Ministerio del Interior (Mininter).
En el ejercicio de la defensa jurídica del Estado, dicha procuraduría logró que el Poder Judicial de Ica emita estos fallos por el delito de entorpecimiento al funcionamiento de los servicios públicos.
Advertisement
Estas personas fueron plenamente identificadas como autoras de la toma de carreteras en esta región sureña. Por ello, recibieron sentencias condenatorias por encima de los tres años de pena, y están obligados a pagar reparaciones civiles por un monto superior a los S/ 50,000.
En estos casos no se produjo la prisión efectiva de los sentenciados debido a que, ante las evidencias que los incriminan, se acogieron a la terminación anticipada, logrando así la obtención de sus sentencias sin mayores dilaciones.
Igualmente, la entidad adscrita al Mi- ninter consiguió que otros 22 manifestantes procesados por actos violentos en diferentes regiones del país reciban mandato de prisión preventiva, entre uno y 18 meses, mientras son investigados.
Las investigaciones que están en curso en estos 22 casos responden a sucesos ocurridos en Puno, Ucayali, Ica, Cusco y Arequipa. Vale destacar que la Procuraduría Pública ejecuta una labor preventiva en las diferentes ciudades del país afectadas por las protestas ciudadanas de los últimos meses, trabajando de la mano del Ministerio Público, el Poder Judicial (PJ) y la Policía Nacional del Perú (PNP).

Asimismo, realiza acciones para advertir, notificar y exhortar a los organizadores de las manifestaciones a no cometer delitos y respetar el orden público durante sus movilizaciones.
También tiene a su cargo realizar el levantamiento de los informes y proceder a la respectiva visualización de pruebas, con el objetivo de recomendar al representante de la Fiscalía la solicitud de prisión preventiva a quien corresponda.

El incanato nunca tuvo una bandera porque esa simbología nunca formó parte de los pueblos prehispánicos. La idea de una bandera y de los escudos de armas pasaron a formar parte de las tradiciones andinas –a través, principalmente, de las noblezas indígenas– mediante uno de los mestizajes más poderosos de la tierra impulsados en el Virreinato. Si alguna vez se estudiaran los mestizajes que se promovieron desde la cúspide del poder, la monarquía española estaría entre las primeras de la humanidad.
En el Perú se conoció la bandera del Virreinato –la famosa y legendaria Cruz de Borgoña– cuyos colores sirvieron de inspiración para la bandera roja y blanca que ha acompañado la construcción del Perú y la peruanidad. De alguna manera, con los colores nacionales se gestó la independencia, el largo y tortuoso proceso de “republicanización” de una sociedad virreinal, desigual y corporativa, que funcionaba y protegía al mundo indígena; y con esos colores nacionales se desarrollaron la guerra del Pacífico, la guerra con el Ecuador y la resistencia nacional frente al terror senderista. En otras palabras, la única bandera con la que se construyó la idea de Perú.
En el preciso momento en que la peruanidad y su bandera adquieren contornos claros y definidos, y cuando el mestizaje lo abarca todo, vienen unos pseudo intelectuales posmodernos y nos dicen que “los pueblos originarios” reclaman la conducción del Perú y allí está su bandera, la whipala, con los colores del arcoíris, con los colores de la conocida bandera gay a nivel planetario. Y el único argumento que nos proponen es la ocurrencia de un empresario radial del Cusco que, unas décadas atrás, confeccionó la colorida bandera y dijo que era la de Los Incas. No hay historiador ni académico que acepte esta brujería.
La idea del pueblo originario no es una tesis histórica ni antropológica. Es una tesis leninista, que busca fracturar la unidad del Perú para favorecer una nueva hegemonía panandina, con centro en La Paz; es decir, conducida por el dictador Evo Morales. ¿Por qué? Porque la gramática del aymara, del quechua, las formas organizativas de las comunidades campesinas, los vestidos andinos de hombres y mujeres y hasta la música y los huaynos, son productos de un intenso y poderoso mestizaje. Si vemos a los campesinos de Castilla veremos el mismo aire y vestimenta de nuestros hermanos andinos. La diferencia está en que unos son más blancos y otros más morenos.
La soberbia radical de las corrientes comunistas, progresistas y posmodernas, en Puno, los ha llevado a cometer un error fatal: impedir la veneración a la Virgen de la Candelaria. El mundo andino es tan mestizo que no se podría explicar sin el catolicismo, y en Puno hay tanto mestizaje que si se cancela el culto a la Virgen de la Candelaria la reacción que se viene es de pronóstico reservado.